Urgencias y Emergencias

Abordaje de las lesiones por “degloving”

o desguantamiento
Paula Hernanz Lópeza,*, Pilar Moreno Canoa, Marina Ordóñez Rengelb y María Paz López Aguadoc
aMedicina Familiar y Comunitaria. Centro de Salud La Chopera. Dirección Asistencial Norte. Alcobendas. Madrid. España.
bResidente de 4.º año de Medicina Familiar y Comunitaria. Centro de Salud La Chopera. Dirección Asistencial Norte. Alcobendas. Madrid. España.
cEnfermera. Centro de Salud La Chopera. Dirección Asistencial Norte. Alcobendas. Madrid. España.

*Correo electrónico: paulahernanz@gmail.com

Puntos para una lectura rápida

● La lesión de tipo desguantamiento o “degloving” consiste el estado neurovascular, explorando la sensibilidad y el

en una pérdida completa de las coberturas cutánea y
subcutánea de una localización anatómica.
● Las causas más comunes son accidentes de tráfico,
accidentes industriales y las lesiones por avulsión
por anillos en los dedos.
● La clasificación original de las lesiones por avulsión por
anillo fue desarrollada por Urbaniak e incluye tres clases:
circulación adecuada (I), circulación inadecuada (II) y
desintegración/amputación completa (III).
● El manejo inicial por parte del médico de atención primaria
es importante para asegurar una recuperación oportuna y
minimizar la morbilidad a largo plazo.
relleno capilar, y la función motora, comprobando el rango
de movimiento tanto activo como pasivo de la articulación.
Si existe disponibilidad, podemos hacer un estudio
radiográfico inicial.
● El manejo inicial en atención primaria consiste en
la estabilización del paciente y hemostasia si existe
hemorragia activa. A continuación, realizaremos lavado
de la herida con solución salina y colocaremos el dedo
o piel desguantada envuelta en una gasa empapada en
solución salina. Si existe una parte amputada, tras colocar
la gasa, debemos envolverla en una bolsa de plástico
sellada e introducirla en una segunda bolsa llena de hielo.
Valorar proporcionar analgesia y profilaxis antitetánica si
precisa.

● El primer paso en todas las lesiones de las manos es
realizar una historia completa y un examen físico.
Debemos investigar el mecanismo de la lesión, el tiempo
de evolución, la edad, los antecedentes médicos, si es
la mano dominante, el estado vacunal contra el tétanos
y la ocupación del paciente.
● En la exploración física debemos realizar una inspección
minuciosa comparando con la mano ilesa. Debemos evaluar
● Finalmente, debemos derivar al paciente a urgencias
hospitalarias para valoración por un cirujano de mano y
tratamiento quirúrgico definitivo.
● La microcirugía es superior a cualquier método de
reconstrucción desde un punto de vista funcional y estético.
En lesiones graves puede plantearse la reimplantación e
incluso la amputación definitiva.

Palabras clave: “Degloving” • Desguantamiento • Avulsión • Desintegración • Anillo • Amputación • Reimplantación.

P resentamos el caso de una mujer de 78 años con antece-

dentes personales de dislipidemia, epilepsia, osteoporo-
sis y artrosis, que consulta por una herida en el 4.º dedo de la
mano derecha hace 20 minutos tras engancharse dos anillos
en una ventana que estaba limpiando.
A la exploración física, la paciente se encuentra hemodi-
námicamente estable. Presenta herida con pérdida de sustan-
cia en la piel de la falange proximal del 4.º dedo de la mano
derecha, que deja al descubierto tejido celular subcutáneo.
Aparentemente no se ve afectación ósea ni tendinosa y tam-
poco existe hemorragia activa. Presenta movilidad conserva-
da de la articulación metacarpofalángica, así como adecuada
sensibilidad del pulpejo, coloración, temperatura y relleno
vascular. Se realiza cura con suero salino fisiológico y ven-

FMC. 2019;26(6):333-7 333

Descargado para johanna maestre sandoval (johanna.maestre@unisimon.edu.co) en Simon Bolivar University de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 29, 2020.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
Hernanz López P et al. Abordaje de las lesiones por “degloving” o desguantamiento
Figura 1. “Degloving” IIb en la cara dorsal del 4.º dedo de la mano
derecha.
daje, y se deriva al servicio de urgencias del hospital de refe-
rencia. En el hospital retiran los anillos y diagnostican la le-
sión como “degloving tipo IIb con lesión cutánea
circunferencial de 4.º dedo de mano derecha” (figs. 1 y 2).
Ingresa en el servicio de cirugía plástica donde realizan boca
de pez en pulpejo y colocación de gasa empapada en solu-
ción con suero y heparina. Posteriormente, acude al centro
de salud para realizar curas por enfermería durante 4 sema-
nas; la lesión se resuelve de forma satisfactoria sin secuelas
funcionales ni estéticas (figs. 3 y 4).
La lesión de tipo desguantamiento o “degloving” consiste
en una pérdida completa de las coberturas cutánea y subcu-
tánea de una localización anatómica. La avulsión de la piel
de la mano o de los dedos suele ocurrir cuando la mano es
atrapada por una fuerza y se ejerce una tracción a velocidad
baja. Las causas más comunes son accidentes de tráfico, ac-
cidentes industriales con cintas transportadoras o máquinas
de rodillos y las lesiones por avulsión de anillos en los de-
dos. Cuando una persona lleva un anillo y la mano se mueve
rápidamente en una dirección determinada, si el anillo se ve
atrapado por una fuerza de frenado repentino, se produce
una lesión por avulsión o “degloving”. Este mecanismo pue-
de producir desde una lesión de partes blandas circunferen-
cial, que solo necesita atención adecuada de la herida, hasta
la amputación total del dedo. En medio existe un amplio es-
pectro de lesiones. Las lesiones por avulsión por anillo ocu-
rren con más frecuencia en el dedo anular1-3. Se han publi-
cado múltiples esquemas de clasificación de las lesiones por
avulsión por anillo. La clasificación original fue desarrollada
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Figura 2. “Degloving” II en la cara palmar del 4.º dedo de la mano
derecha.
por Urbaniak e incluye tres clases: circulación adecuada (I),
circulación inadecuada (II) y desintegración/amputación
completa (III). La diferenciación de la clase III es esencial
porque, aunque una amputación completa puede ser revascu-
larizada y restaurada la viabilidad, el potencial para la fun-
ción es limitado. En las lesiones por desintegración, existe la
posibilidad de una función útil, pero la revascularización no
es fácil o puede no ser posible. Kay expandió la clasificación
al dividir las lesiones de clase II en IIa (solo circulación ar-
terial inadecuada) y IIb (solo circulación venosa alterada),
clase III (circulación arterial y venosa inadecuada, fractura o
lesión articular) y crear una lesión de clase IV (amputación
completa)2,3,6.
Los médicos de atención primaria debemos saber cómo
actuar ante estas lesiones traumáticas agudas de la mano. La
evaluación y el manejo adecuados de estas lesiones es esen-
cial para prevenir una morbilidad sustancial a largo plazo. El
diagnóstico precoz de las lesiones que requieren derivación
urgente a un cirujano de mano es fundamental. El reconoci-
miento tardío o el manejo inadecuado de las lesiones en las
manos pueden tener consecuencias a largo plazo para la cali-
dad de vida, la función y la productividad laboral de los pa-
cientes. El primer paso en todas las lesiones de las manos es
realizar una historia completa y un examen físico (fig. 5).
Los elementos importantes sobre los que debemos investigar
incluyen el mecanismo de la lesión, hora exacta en la que
ocurrió el hecho traumático, edad, antecedentes médicos, si
es la mano dominante, si está vacunado contra el tétanos y la
ocupación del paciente. El examen físico debe hacerse de
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Abordaje inicial en atención primaria de las lesiones

por “degloving” o desguantamiento

Historia clínica
Mecanismo de lesión
Tiempo de lesión
Antecedentes médicos
Edad
Estado de la vacuna del tétanos
Mano dominante
Ocupación del paciente

Examen físico
Inspección minuciosa
Comparación con la mano sana
Relleno capilar y sensibilidad
Rango de movimiento activo y pasivo
Inestabilidad articular

Figura 3. “Degloving” IIb en 4.º dedo tras corrección quirúrgica y Manejo inicial
curas. Estabilización
Hemostasia
Lavar herida con suero salino y cubrir con gasa
Conservación de la parte amputada si existe
Reducción de fracturas y luxaciones
Analgesia
Profilaxis antitetánica

Derivación a urgencias hospitalarias

Tratamiento quirúrgico definitivo
por cirujano de manos

Figura 5. Algoritmo de actuación.

una inspección minuciosa comparando siempre con la mano

Figura 4. Resultado final de la herida tras finalizar las curas.
la manera más estéril posible. Debe valorarse la ubicación,
tamaño y profundidad de la herida, así como la extensión de
la piel perdida y la lesión de estructuras profundas. Los teji-
dos deben evaluarse de manera ordenada, empezando por la
circulación y la piel y luego procediendo a los huesos, ten-
dones y nervios. Durante el examen físico, se debe realizar
ilesa. Debemos evaluar el estado neurovascular explorando
la sensibilidad y el relleno capilar. También debemos reali-
zar una exploración de la función motora, comprobando el
rango de movimiento tanto activo como pasivo de la articu-
lación y realizar una evaluación independiente de los tendo-
nes y los ligamentos. Si existe disponibilidad, podemos ha-
cer un estudio radiográfico inicial con proyecciones
anteroposterior, lateral y oblicua para descartar fracturas,
dislocaciones y cuerpos extraños4-6.
El manejo inicial en atención primaria consiste en la esta-
bilización del paciente si existen lesiones graves. Cuando
existe hemorragia activa en el dedo desguantado, debemos
conseguir la hemostasia, que se suele lograr con presión di-
recta local en la mayoría de los casos. A continuación, debe-
mos realizar el lavado de la herida con solución salina nor-
mal, arrastrando todos los residuos o cuerpos extraños que

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encontremos. Se debe colocar el dedo o piel desguantada en-
vuelta en una gasa empapada en solución salina. Si existe
una parte amputada, tras envolverla con una gasa empapada
en suero salino, la meteremos en una bolsa de plástico sella-
da y a continuación la introduciremos en una segunda bolsa
que contiene hielo. Esto mantiene la humedad con enfria-
miento, pero sin riesgo de congelación ni daños mayores.
Posteriormente, si existiesen fracturas o luxaciones, realiza-
ríamos reducción e inmovilización de las mismas. Además,
deberíamos proporcionar analgesia al paciente y profilaxis
antitetánica si precisa. Finalmente, debemos derivar al pa-
ciente a urgencias hospitalarias para valoración por un ciru-
jano de mano y tratamiento quirúrgico definitivo4-6.
La avulsión del dedo es una lesión rara y grave. Las lesio-
nes causadas al dedo por el uso de un anillo, por la avulsión
de los tejidos blandos cuando se tira con fuerza del anillo,
pueden causar un amplio espectro de daños que van desde una
simple lesión de tejidos blandos hasta una amputación trau-
mática. Las lesiones por avulsión en anillo han sido un desafío
clásico para los cirujanos de manos y a menudo representan
un reto técnico. Al determinar el tratamiento se requiere equi-
librar la estética y la función. La microcirugía reconstructiva
contemporánea ha revolucionado el tratamiento de las lesio-
nes de clase II. Sin embargo, las lesiones de clase III todavía
provocan discusiones sobre cuándo reimplantar y cuándo am-
putar. La escasez de bibliografía sobre lesiones por avulsión
en anillo refleja la rareza de la lesión. De la literatura científi-
ca existente, es probable que haya un sesgo de publicación da-
do que es más probable que se publique una serie de reim-
plantes exitosos que una serie de casos que terminen en
amputaciones. Los ensayos de control aleatorios no son facti-
bles debido a las consideraciones éticas y culturales que se
utilizan al considerar la reimplantación. Sin embargo, la agru-
pación de datos de series de casos proporciona cierta informa-
ción sobre posibles estrategias exitosas2-7.
Las lesiones por avulsión de clase I, según la clasifica-
ción de Urbaniak, son aquellas que tienen una perfusión
adecuada. Además de la pérdida circunferencial de la piel
en una extensión variable, estas lesiones pueden involucrar
el flexor y el aparato extensor, el sistema de polea flexora y
la placa volar, entre otras estructuras. Representan el 9,4%
de las lesiones por avulsión en anillo en la bibliografía; sin
embargo, es probable que esto sea una representación insu-
ficiente de la incidencia de lesiones de clase I, dado un po-
sible sesgo de publicación de lesiones de grado más alto.
El tratamiento implica la evaluación de la herida y el trata-
miento estándar de las lesiones de tejidos blandos. Por de-
finición, no se requiere revascularización y normalmente se
resuelven con una excelente función de la mano. Una de
las limitaciones de la clasificación de Urbaniak es que no
tiene en cuenta el grado de lesión de los tejidos blandos.
Casi todas las series de casos informan sobre pacientes con
avulsiones cutáneas y estructuras más profundas intactas, y
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esto es casi seguro que contribuye a los excelentes resulta-
dos publicados. En la literatura especializada faltan datos
sobre grupos de pacientes con lesiones más extensas de te-
jidos blandos, pero con un estado vascular intacto. Es pro-
bable que estas lesiones sean poco frecuentes, ya que una
mayor lesión de los tejidos blandos suele correlacionarse
con insuficiencia vascular2-7.
Las lesiones de clase II según la clasificación de Urbaniak
se definen como aquellas con circulación inadecuada. La in-
tervención microquirúrgica es el tratamiento de elección.
Las tasas de complicación y fracaso después del tratamiento
microquirúrgico de las lesiones de clase II son bajas. Se han
descrito varios principios y técnicas microquirúrgicas para
tratar estas lesiones y aumentar las probabilidades de revas-
cularización exitosa. Otra estrategia exitosa para las lesiones
difíciles de clase II cuando se cuestiona la idoneidad del teji-
do es el uso de colgajos venosos. Por lo general, estos se ob-
tienen del antebrazo dorsal y contienen piel, tejido subcutá-
neo y largos segmentos de venas. Además de proporcionar
venas de un calibre adecuado que se pueden usar para la in-
terposición arterial o venosa, los colgajos también propor-
cionan un parche de piel vascularizada saludable que puede
ser muy útil para los defectos cutáneos que se encuentran
con frecuencia. Una tercera opción que se ha utilizado con
excelentes resultados consiste en transferir paquetes neuro-
vasculares de un dedo adyacente. Los resultados de las lesio-
nes por avulsión en anillo de clase II son buenos, aunque
peores que las lesiones de clase I. La reparación microqui-
rúrgica de las lesiones de clase II es comúnmente factible y,
por lo general, debe intentarse. Aunque la amputación pri-
maria para lesiones de clase II no se discute ampliamente en
la literatura, ciertamente tiene un papel para algunas de estas
lesiones. Esta decisión debe ser tomada por un cirujano ex-
perimentado después de una discusión exhaustiva con el pa-
ciente2-7.
Urbaniak describió las lesiones de clase III como una des-
guantación completa o una amputación completa. Clásica-
mente, un dedo amputado o una pérdida extensa de tejido
blando se habrían considerado indicaciones para una ampu-
tación completa. Hoy, sin embargo, con el refinamiento de
las técnicas de revascularización microquirúrgica, la capaci-
dad de preservar un dedo después de una lesión de clase III
ha mejorado enormemente. Encontramos una tasa de super-
vivencia del 84,1% al agrupar los datos de las lesiones de
clase III. Si bien es probable que este número sea inflado,
secundario a un sesgo de publicación, grandes series de pa-
cientes muestran un resultado similar. Determinar el trata-
miento para las lesiones de clase III sigue siendo controver-
tido. Hay muchos factores que deben tenerse en cuenta con
las lesiones por avulsión en anillo avanzado. La literatura es-
pecializada ha descrito numerosos casos de reimplantación
exitosa de lesiones por avulsión en anillo de alto grado. Una
revisión de la literatura especificó que las lesiones de la

avulsión del anillo distal son más susceptibles a la reimplan-
tación pero que, en general, las lesiones de clase III tienen
resultados más pobres. Con el desarrollo de la microcirugía,
las opciones se han vuelto más complicadas. En la mayoría
de las series, los pacientes cuyos dedos fueron rescatados
mediante reimplantación tuvieron resultados satisfactorios.
Es importante participar en el proceso de toma de decisiones
compartidas con los pacientes para determinar las estrategias
de tratamiento. Con esto en mente, los factores anatómicos y
específicos del paciente deben evaluarse para determinar si
la reimplantación es apropiada. La anatomía única y espe-
cializada del pulpejo de los dedos es un componente indis-
pensable en el desempeño de funciones críticas como la sen-
sibilidad, la manipulación fina y el agarre. Como tal, es
importante estar familiarizado con las opciones de trata-
miento disponibles para este tipo de lesiones, con el fin de
proporcionar el mejor resultado funcional y estético para los
pacientes2-7.
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Por último, se debe insistir en la prevención de estas le-
siones, especialmente en ocupaciones que involucran el tra-
bajo manual, recomendando retirar los anillos del dedo antes
de trabajar4.
Bibliografía
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