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Diana Guerrero y Roberto Alrt

Los buscadores de la irrealidad. El político. (1972)

Como ha señalado parte de la crítica, los personajes de Los siete locos y Los lanzallamas
van en busca de sentido de vida. El Astrólogo, sugiere entonces Guerrero, es el eslabón
entre los sujetos arltianos y su felicidad: a través de sus discursos políticos envalentonados
y esperanzadores, mas nunca suaves ni querendones, logra llenar de sentido la existencia de
los integrantes de la Logia. Sin embargo, y he aquí lo importante, lo interesante del
Astrólogo es que logra sus cometidos, a saber, atraer adeptos, estafar a Barsut y huir,
mediante la mentira: “La teoría política sólo incluye la etapa destructiva, de la eficacia es el
único criterio de acción. La sociedad secreta se regirá, entonces, por la mentira” (802). Ni
los personajes ni el lector saben a ciencia cierta si la predica del Astrólogo es real o, al
menos, verosímil; no parece ser el caso, pues el discurso del Lezin no sólo no se materializa
sino que además no fue coherente nunca (hay en él fascismo, comunismo, anarquismo,
populismo). De ahí que las comedias y las mentiras sean los únicos medios por los que el
discurso del Astrólogo tenga eco. En realidad, la acción nunca aparece; es decir, el proyecto
político, aquel que daría caminos de sentido a los integrantes de la Sociedad, se queda en
meras palabras: las mentiras y los misticismos son un paliativo temporal.

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