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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN CRISTÓBAL DE HUAMANGA

DIRECCIÓN UNIVERSITARIA DE ESTUDIOS GENERALES


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TIPOS DE CONOCIMIENTO
a) Conocimiento mitológico
La historia humana en su largo recorrido ha marcado los hitos de la racionalización de las creencias,
entendidos como la descripción empírica de las percepciones de los seres humanos, sobre hechos
que los afectan, pero que no llegaban a comprender.

• Origen y desarrollo del mito


El mito se origina en hechos maravillosos y sorprendentes, y congrega a un grupo de personas
testigo del hecho extraordinario.
Su estructuración implica que alguien del grupo congregado codifique el significado que las
personas atribuyen al hecho, que lo dogmatice y dé una serie de normas dentro del marco del
hecho sobre el cual se debe realizar el recuerdo o culto.
Su institucionalización, en torno a la nueva fe codificada, la organizan los seguidores, creando
estructuras sociales o políticas que los convierte en grupo de poder.
Los mitos siguen generándose, incluso los conocimientos científicos podemos convertirlos en mitos,
cuando sacralizamos o dogmatizamos, sin permitir su desarrollo o negación para ser superados.
Consecuentemente, muchos de nuestros actos cotidianos están guiados por conocimientos
mitológicos.
Es en este momento que el “conocimiento mitológico” cobra sentido, porque es aquel al que se
accedió como primera forma de interpretación del mundo, que no es “malo” en sí, al pervivir y
saciar nuestra hambre de racionalidad, la cual debe estar orientada a conocimientos cada vez más
complejos.
El mito posee su modo particular de valorar y categorizar el orden del
mundo, la naturaleza de lo real, es decir, da sentido a la existencia
colectiva o individual. Morin (1986) afirma que “parece claro que el mito
entreteje no solo el tejido social, sino también el tejido que llamamos real”
(p. 175). Agrega que:
El conocimiento en el relato mítico es como un desdoblamiento de lo que
ocurre en el mundo inmediato, proyectándolo en otro mundo (el del mito),
construido con una lógica propia. En su estructuración, el mito obedece a una
polilógica y al mismo tiempo hay principios organizadores supremos que
gobiernan esa polilógica, y son los paradigmas (p. 160).
Así, los mitos no pueden ser explicados más allá de la fe de las personas; pero es el
impulsor permanente para el avance de las ciencias en sus diferentes ramas y, como metodología,
está permanentemente en las explicaciones científicas de hechos, objetos y procesos
que estudiamos; por ello, podemos decir que la discusión entre la certeza o falsedad del mito
no ha perdido aún su actualidad ni la perderá, ya que el mito es inherente a la cultura. No solo
pertenece al pasado, es esencial al hombre. Casi podría afirmarse que el mito nos hace humanos,
porque desempeña una función existencial permanente en la vida de las personas y de la sociedad.
Es parte de nuestra humanidad la generación continua de mitos, que no solo interpreta lo
inexplicable, además influye en nuestras formas de organizarnos y de vivir.

El mito representa la forma de vida, que no podemos destruir, ya que expresa los avatares de una
existencia que se da en permanente enfrentamiento con lo nuevo, con lo imposible y lo desconocido.
Sobre el particular, Stevenhagen (2001, p. 7) señala que:
Los relatos étnicos (la ideología detrás de los saberes ancestrales), ya sea
transmitidos de generación en generación o desarrollados en algún
momento para cumplir con objetivos particulares, constituyen instrumentos
poderosos para reinterpretar la historia, ofrecer la base legítima de las
ideologías étnicas, justificar las actividades políticas étnicas y movilizar a
las clientelas étnicas hacia metas definidas. Al mismo tiempo, satisfacen la
necesidad de pertenencia e identidad que los individuos solo pueden
colmar mediante una acción colectiva y comunitaria.
En cambio, Eliade (1974) nos dice: “Los mitos son parte del ser humano y es imposible no
hallarlos en cualquier situación existencial del hombre en el cosmos” (p. 25); lo que explica
que pertenecen a la substancia de la vida espiritual, que pueden encubrir, mutarse,
degradarse, pero no extirparse. Los mitos se degradan y los símbolos se secularizan y, como todo
hecho humano, desaparecen. Sin el mito estaríamos limitados a la “causa-efecto” sin poder
expresar toda la rica significación humana. El mismo autor señala que “el mito es una narración
de acontecimientos sucedidos, en un tiempo primordial, ‘verdadero’ y
‘real’; pues las hazañas de héroes o dioses, que cuenta, se convierten en ejemplares para modelar
el tiempo humano ordinario” (p. 18). Para Lévi- Strauss (1968), “el valor intrínseco atribuido al mito
proviene de que estos acontecimientos, que se suponen ocurridos en un momento del tiempo,
forman también una estructura permanente que se refiere simultáneamente al pasado, al
presente y al futuro” (p. 189).
Althusser (1970) señala que los mitos, como parte inmanente de la ideología represiva del
Estado, son cierto número de realidades que se presentan de modo inmediato al observador, en
forma de instituciones especializadas y diferenciadas: religiosas, escolares, familiares, jurídicas,
gremiales, políticas, culturales, entre otras.
• Características del mito
A continuación, mencionaremos algunas características del mito:
− Funciona mayormente a través de la ideología, en detrimento del uso coercitivo de la fuerza.
− Puede permanecer en el ámbito de lo privado; son relativamente “autónomos” y no son
exclusivos del Estado, aunque se vean influenciados por su posición ideológica.
− Nos transmite mensajes sobre las profundidades de lo humano, de la sociedad, de sus
miedos y esperanzas, de sus nostalgias e interrogantes. Todo ello, a través de relaciones
simbólicas y analogías entre historia y leyenda, metáforas y símbolos, espacio y tiempo.
− Describe objetos y personas a través de imágenes y de símbolos.
− Tanto la comprensión como la explicación es cultural y no racional.
− Otorga un consuelo objetivo de vida; quiere decir, es un asidero existencial.
− Genera identidad entre sus seguidores y esa es su real utilidad.
− Justifica políticas y actitudes grupales, sociales y nacionales. Son “tan reales” que
parecieran hechos objetivos.
− Solo la fe justifica la existencia de los mitos.
− Su origen está en los hechos maravillosos y sorprendentes que causan en el hombre
asombro; por ello, no se puede demostrar.
− Todos los aspectos importantes de la vida no son ajenos al mito, en tanto que responden
a las preguntas básicas de la existencia humana.
En términos generales, el conocimiento mitológico es una forma de percibir la realidad, que
no puede ser explicada; sin embargo, muchas de las prácticas que generan son eficaces
en la vida de las personas; por ejemplo, la ritualidad en la llamada medicina folclórica,
donde la ciencia tiene un campo vasto para la investigación.

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