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INTRODUCCION AL MODULO

La docencia de la Creatividad Empresarial en la


universidad
En las últimas dos décadas, a raíz del cambio de modelo económico, los gobiernos de los países
latinoamericanos han enfatizado en la implementación de estrategias que le permitan a una parte de la
población generar opciones de desarrollo personal y profesional distintas a la de conseguir un empleo.

Una de dichas estrategias ha sido la de incluir, en los currículos de muchas carreras profesionales y
programas de postgrado, asignaturas o créditos relacionados con el Espíritu Empresarial, la Creación de
Empresas y la Creatividad Empresarial, entre otras.

Tradicionalmente se ha pensado que son los estudiantes y profesionales de las ciencias económicas y
administrativas quienes deben liderar los procesos de creación de empresas, pero se ha demostrado que
los empresarios son empresarios porque han desarrollado unos valores especiales y no porque hayan
estudiado una determinada carrera.
En el campo académico, una proporción importante de universidades en Latinoamérica se ha dedicado a la
enseñanza de la parte técnica de cada profesión y ha dejado de lado una inmensa gama de opciones
adicionales que podría permitirle al estudiante desarrollar otras competencias, ser menos “cuadriculado” y
un poco menos lógico y racional, para proyectarse como un ser soñador y rebelde, capaz de ver varias
opciones para detectar, solucionar y responder ante los múltiples retos y problemas que se presentan en la
vida diaria.

Muchos de los textos que hablan sobre creatividad se centran en el desarrollo de una temática enfocada a
tratar este tema desde una perspectiva teórica, lo que a menudo no es una herramienta útil para desarrollar
la creatividad en las empresas. Gran cantidad de docentes y facilitadores de asignaturas y créditos de
Creatividad Empresarial, que posiblemente carecen de creatividad, enfocan sus esfuerzos pedagógicos
hacia la enseñanza del concepto de creatividad, cómo se generan las ideas, cómo es el proceso creativo,
cuáles son las técnicas para el desarrollo de la creatividad y qué es un plan de negocios, entre otros temas,
y olvidan que lo importante en realidad no es dominar esta información sino desarrollar la Creatividad.

Adicionalmente, los procesos pedagógicos para la enseñanza de la Creatividad Empresarial en muchas


universidades latinoamericanas han sido guiados por docentes con escaso conocimiento del tema y
posiblemente poca o nula experiencia en procesos de creación y diseño de nuevos productos y servicios o
solución de problemas al interior de las organizaciones, al igual que la mayoría de sus estudiantes.
Por ello, antes de involucrar al estudiante en la generación de proyectos de Creatividad Empresarial
propiamente dichos, es necesario lograr que los futuros profesionales comprendan que la creatividad es
desarrollable y que pueden ser capaces de ampliar las posibilidades de su pensamiento para afrontar las
situaciones que a diario se presentan, desde una perspectiva flexible en la que puedan identificar varias
posibilidades, múltiples respuestas, diferentes puntos de vista, distintos efectos y consecuencias y,
especialmente, que les permita visualizar el proceso creativo como algo que está totalmente a su alcance y
que en cualquier época de su vida puede convertirse en una herramienta fundamental para su éxito
personal y profesional.

Finalmente quiero expresar que en mi concepto las asignaturas relacionadas con Creatividad Empresarial
no deben centrarse inicialmente en la creación de una empresa, el diseño de un nuevo producto o servicio,
la elaboración de un plan de negocio o la participación en una feria o concurso de emprendedores. Ello
conlleva en la mayoría de los casos a que los estudiantes elaboren repetidamente los mismos proyectos y
productos relacionados con dulces, artesanías, vinos, productos lácteos, embutidos, fotocopiadoras,
transcripciones, etc.

Antes de emprender esta tarea de enfrentar a los estudiantes con las diversas opciones que le brinda el
sector empresarial (que van mucho más allá del diseño de nuevos productos y servicios) hay que tratar de
flexibilizar su forma de pensar a través de diversos instrumentos y ejercicios que los mismos profesores
podemos diseñar, aunque ello requiere previamente que los facilitadores hayamos hecho lo propio con
nuestra forma de pensar.

*Economista. Docente de Planta de la Universidad del Quindío (Armenia, Colombia). Autor del libro
Creatividad Empresarial en la Universidad, una Propuesta Metodológica (2006).
PEDAGOGIA EMPRESARIAL
Cuando estudiaba en la Normal, me enseñaron que la Pedagogía es una ciencia normativa que estudia cómo se realizan los
fenómenos educativos y cómo deben realizarse, adquiriendo de esta forma un encargo filosófico: la formación integral del
ser humano, entendido éste en toda su grandeza.

Con este concepto íbamos a las aulas, pensábamos en formar un ser humano con principios morales, cívicos, éticos… estas
eran las pretensiones de la educación hasta antes de la llegada de la pedagogía empresarial.
La pedagogía empresarial, señala Sacristán (1982), «ofrece con especial énfasis a los profesores una visión utilitaria y
eficientita, equiparando la factoría con la escuela. El peligro de adoptar las metáforas industriales del mundo de la gestión
empresarial es que se impone a la educación soluciones técnicas a los dilemas morales.»[i]

La pedagogía empresarial se orienta a desarrollar en los estudiantes las competencias fijadas por la empresa para el
desempeño de un puesto con máxima efectividad y con ahorro de tiempo y recursos, trastocando los antiguos ideales de las
escuelas de formar seres humanos.

La pedagogía empresarial se sustenta en los paradigmas del taylorismo y el fordismo que representan formas de dirigir y
organizar la empresa y la producción de una manera «científica», degradando al trabajador a la categoría de un instrumento
más del proceso productivo.

Señala Andere (2013:60) «… la forma de pensar en la educación era, y aún es, lineal: los niños van a la escuela para ser
empleados y empleables por la industria»; «la escuela está al servicio de la industria y del desarrollo económico». «Los
estudiantes son preparados para realizar tareas fácilmente previsibles y permanentes: estibar, contar, soldar, ensamblar,
inyectar. Son tareas de aprendizaje relativamente sencillas aunque algunas de ellas requieran de mucho tiempo y esfuerzo
físico.»[ii]

Estas son las bases de la «sociedad del conocimiento» que enarbola el nuevo paradigma de mente-factura propio del nuevo
estilo de “gestión participativa” de la empresa moderna, basada en diversos enfoques de la «calidad total», por ejemplo: el
agrupamiento óptimo de tareas, aptitudes múltiples y amplias, y puestos intercambiables: ¡el hombre es como un chip de
múltiples funciones!
En la pedagogía empresarial «time es money», el tiempo es fundamental para bajar los costos de toda operación,
el training (entrenamiento) cobra especial importancia y se reduce a enseñar destrezas para que el trabajador realice mejor
su tarea, con el mínimo costo y en el menor tiempo posible. Bajo esta óptica no es ni siquiera imaginable cómo alcanzaría
estas metas un maestro de educación especial que trabaja con el amor como método y herramienta para entrar en el corazón
de sus niños (y de los papás de los niños).

Algunos objetivos de la pedagogía empresarial que se han ido incorporando a la Educación Media Superior y
Superior, son: El desarrollo de competencias empresariales como la competitividad, y la responsabilidad calculada en
costos financieros; la orientación de los estudiantes para que emprendan el trabajo por cuenta propia como opción
profesional, utilizando términos como emprendedurismo, microempresario, incubadoras, excelencia, perfección, etc. el
mensaje es disminuir las aspiraciones de ser empleado con prestaciones de ley y derecho a sindicalizarse, lo moderno es
convertirse en socio o microempresario, así se trate de la venta de periódicos en las esquinas o de «asociado» de un
departamento en las grandes transnacionales.

En las escuelas primarias y secundarias, se fomenta cada vez más las competencias de gestión empresarial como la solución
de problemas, la planificación, la toma de decisiones y el afincamiento de responsabilidades calculadas en dinero o en
tiempo. También se trabajan las competencias de comunicación lineal como trabajar en red y mantener el mínimo de
contacto personal, sustituyendo cualquier trabajo humano que pueda realizar con ventajas un software gratuito.

Las competencias son otro traslado reciente de la empresa a la escuela, y se caracterizan porque no requieren de la disciplina
del largo y severo aprendizaje que incluye la formación cultural -del ser- y la profesional -del hacer- propios de la pedagogía
clásica. En la pedagogía empresarial lo único que se requiere aprender es la que dicta la organización racional del trabajo,
auxiliada por el cronómetro. El maestro de escuela, en esta concepción, no requiere de grandes conocimientos filosóficos,
psicológicos, culturales y humanísticos, sólo necesita unas cuantas competencias específicas y disciplinares, saber ejecutar
un número pequeño de operaciones y repetirlas durante la jornada, sin perder tiempo.
En la «sociedad del conocimiento» (perla de la corona) la educación es el tránsito de la manufactura a la mentefactura, un
término utilizado para indicar que estamos en la «economía del conocimiento», y que la era post-industrial basada en
la manufactura ha sido sustituida en la «era informacional» por la mentefactura como el valor agregado que toda sociedad
productiva requiere para ser competitiva.
En esta óptica, la empresa es nombrada ya como «sistema de aprendizaje», hoy se dice de manera metafórica que las
organizaciones «aprenden» y que se convierten en «organizaciones inteligentes».
A partir de la década de los años ochenta, las tendencias internacionales y las exigencias de los grandes patrocinadores de la
educación, impusieron condiciones acotadas por la pedagogía empresarial a los países recipiendarios de sus empréstitos y
donativos y el mundo occidental empezó a transitar por esta ruta, y México no fue la excepción.
Latapí (1996:125, 126) señala: Se ha puesto de moda la «excelencia» como ideal educativo;… la defienden fanáticamente
los «yuppies» de las universidades privadas (y no pocos de las públicas) que, con insoportable complacencia, presumen el
exclusivismo académico de sus instituciones. Se sienten ya en la cumbre, superiores a los demás; sus maestros les inculcan,
con sesgos racistas, que son «una nueva casta de mexicanos»; son ganadores predestinados a salvar a México de su
mediocridad ancestral. Instalados en su credo meritocrático, se creen distintos, excelentes.[iii]
«… hoy se predica una excelencia perversa: se transfiere a la educación, con asombrosa superficialidad, un concepto
empresarial de «calidad total», el cual puede ser una técnica exitosa para producir más tornillos por hora y venderlos a quien
los necesite ( y a quien no también), pero no es ni puede ser una filosofía el desarrollo humano.
Bajo este lema… la escuela se convierte en fábrica eficiente, al alumno se le enseña a no tolerarse fallas, y los diplomas
pregonan el individualismo de la competitividad. Algo peor: se confunde información con conocimiento y conocimiento con
sabiduría.
¿Qué queda entonces del gozo de aprender, de la lectura reposada que descubre en la literatura la grandeza y la miseria de
los hombres, qué queda del asombro ante nuestros riesgos, del acercamiento a lo heroico, de la aceptación de lo
inexplicable? ¿Qué queda de la conciencia de nuestra inconmensurable ignorancia, principio de toda sabiduría?
Don Pablo ¡Cómo nos hace falta!
ividales@att.net.mx

[i] Sacristán (1982) La pedagogía por objetivos: obsesión por la eficiencia. Madrid: Morata.
[ii] Andere (2013) La escuela rota. Sistema y política en contra del aprendizaje en México. México: Siglo XXI.
[iii] Latapí (1996:125-126) Tiempo educativo mexicano. Tomo II. México: UAA-UNAM.

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