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ARGUMENTACIÓN RETORICA

Retórica es el arte de hablar o escribir de forma elegante y con corrección con el fin de


deleitar, conmover o persuadir. Desde la Antigüedad ha sido un elemento esencial del
discurso, con el objetivo de convencer o refutar. Para Aristóteles, el arte de la retórica
era como un árbol con diferentes ramificaciones que debía ser cultivado. 

A la fecha, la retórica sigue siendo importante, igual que entonces, como una técnica
discursiva con las que intentamos que quienes nos escuchan se adhieran a nuestras
tesis. Por supuesto, esa importancia queda manifiesta para conseguir la eficacia del
discurso jurídico. 

Es la argumentación que implica dar cuenta y razón de algo a alguien o ante alguien, y
que en la mayoría de los casos tiene lugar en el curso de una conversación o de una
interacción discursiva entre dos o más agentes
tiene mucho que ver con la comprensión, el diálogo y la interpretación, y con el
enfoque que hace énfasis en los procesos de inducción de creencias, acciones o
actitudes del destinatario. 

Las funciones retóricas del discurso jurídico

El discurso jurídico procesal no tiene como objetivo fundamental demostrar la verdad


desde la lógica y sus técnicas, sino que busca fundamentalmente llegar al juez, y se
construye desde tres funciones retóricas por excelencia: convencer, persuadir y
cautivar. 

En su argumento, compara el fin de la lógica formal con el de la argumentación jurídica


retórica. La primera busca demostrar que un razonamiento es válido y la acción se
acaba en el mismo acto: “Una vez demostrada la conclusión, se agota el fin”. 

Por el contrario, en la argumentación jurídica retórica, una vez demostrada la premisa,


sigue lo más importante, la adhesión del auditorio a esa premisa: “Si moviliza al
auditorio, es válido; si no lo hace, es un argumento débil”. O, lo que es lo mismo, si
conseguimos que el juez se adhiera a nuestras premisas y, sobre todo, lo exprese de
manera manifiesta al dictar sentencia favorable. 
Convencer, persuadir y cautivar

 Convencer es proponer razones verdaderas al auditorio judicial para su


convencimiento. Para ello utilizamos el lenguaje deductivo, es decir,
proponemos una verdad, una premisa legal, y deducimos de ella una
conclusión deductiva en la que se establece la responsabilidad u obligación o
no de un sujeto de derecho.
 Persuadir es ofrecer verdades probables. Se persuade porque se puede
generalizar una experiencia por medio de la repetición y esta se ofrece como
verdad.
 Cautivar es construir un discurso que demuestre la identidad entre los
sentimientos del hablante y los del auditorio. La verdad de la seducción es que
se construye una relación de pertinencia entre nuestros sentimientos y valores
como abogados y los del auditorio.

Convencer construye razones derivadas de la verdad de la premisa para demostrar


esa verdad. La persuasión construye convicciones derivadas de las premisas
particulares para demostrar su verdad. Cautivar construye emociones derivadas de las
emociones del auditorio y las ofrece como verdad.

ARGUMENTACION LOGICA

La argumentación lógica se basa en los principios lógicos del razonamiento humano.


El argumento lógico por excelencia es el silogismo. El silogismo es un razonamiento
compuesto por dos premisas (Los hombres son mortales; Sócrates es un hombre) y
una conclusión que se deduce de las premisas (luego Sócrates es mortal).

Por lo tanto, la relación entre lógica y argumentación es una relación estructural:


la lógica ofrece los formatos que hay que seguir para asegurar la verdad de las
conclusiones de todo argumento posible (podría decirse que es una relación de
corrección).

La finalidad básica que tiene una argumentación es la demostración y persuasión.


Para la primera se utilizan los argumentos racionales, que se fundamentan en los
hechos. Para la segunda se utilizan los argumentos afectivos.

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