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EL SIMBOLISMO MASONICO *

FRANCISCO ARIZA

La Masonería es una institución iniciática y esotérica que revela su enseñanza a


través de determinados códigos basados fundamentalmente en el simbolismo
constructivo. Esto se debe a que la Masonería actual es en gran parte heredera
de los antiguos gremios de constructores, y aunque hoy en día los masones ya no
construyamos edificios, sin embargo ese simbolismo sigue estando vigente, entre
otras razones porque es consubstancial a la Orden Masónica y constituye sus
señas de identidad y su razón misma de ser, como veremos a continuación. 

Ante todo los símbolos masónicos se refieren a un conjunto de ideas relacionadas


directamente con el conocimiento de la Cosmogonía, y por tanto del hombre, pues
éste es un cosmos en pequeño, un microcosmos, por decirlo en lenguaje hermético.
Precisamente los antiguos constructores consideraban al Cosmos como su modelo
simbólico por excelencia, y para levantar sus edificios imitaban las estructuras
de ese modelo, reveladas sobre todo a través de las formas geométricas, entre
las que destacan el círculo y el cuadrado, símbolos respectivos del cielo y la
tierra. Esas formas y estructuras simbólicas siempre responden a unos arquetipos
universales, a unos principios que son coetáneos con cualquier tiempo o
circunstancia histórica o personal. 

No importa, como decíamos, que los masones de hoy no levantemos edificios. Lo


realmente importante es que esos mismos principios o ideas los podemos conocer a
través de los símbolos que decoran nuestros templos, el más importante de los
cuales es justamente el que se refiere a quien es verdaderamente el Autor de
cuyo Pensamiento surge la Gran Obra de la Creación, conocido en la Masonería con
el nombre de Gran Arquitecto del Universo, y en otras tradiciones, como por
ejemplo la hindú, como el "Espíritu de la Construcción Universal". El Gran
Arquitecto del Universo es el Principio Supremo, la verdadera clave de bóveda o
piedra angular del Templo masónico. Es bajo la influencia de ese Principio que
los masones realizamos nuestros trabajos dentro de la Logia, unos trabajos en
los que junto al estudio de los símbolos está la práctica del rito, gracias a la
cual la propia Logia se torna un espacio significativo análogo a la misma
estructura del Cosmos. Como más tarde veremos, el simbolismo de la Logia también
es uno de los temas de meditación a los que nuestra Orden concede una
importancia muy relevante. 

Y ya que hablamos del Gran Arquitecto, creemos que es conveniente señalar que en
la Masonería éste no tiene ningún tipo de connotación religiosa. Y no puede
tenerla porque la Masonería no es una religión, como pueda serlo la católica o
cualquiera otra, sino una organización iniciática que entrega al hombre los
medios y los conocimientos necesarios para su perfeccionamiento como ser humano.
No olvidemos que la Masonería es una Ciencia y un Arte, y su Principio Supremo
se manifiesta como la Inteligencia que organiza el Cosmos, el Templo Universal,
de acuerdo al plan ideal concebido en su Sabiduría, que como se dice en el Libro
de la Ley Sagrada "todo lo hizo en número, peso y medida". Esto nada tiene que
ver con un dios religioso al que se tenga que "adorar", como si se tratara de
algo que está fuera del hombre. Como dice a este respecto R. Guénon en un
artículo titulado "La Ortodoxia Masónica", perteneciente al volumen II de
Estudios sobre la Franc-Masonería y el Compañerazgo: "El símbolo del Gran
Arquitecto del Universo no es la expresión de un dogma, y que si se comprende
como debe serlo, puede ser aceptado por todos los Masones, sin distinción de
opiniones filosóficas, porque esto no implica por su parte el reconocimiento de
la existencia de un Dios cualquiera". No es, por tanto la adscripción a un
"dogma" lo que se pide a quien entra por primera vez en el templo masónico, pues
de los símbolos allí presentes no se desprende ninguna enseñanza de ese tipo. No
se trata de "creer" en el símbolo, sino de comprenderlo, pues en la medida en
que lo comprendemos y nos penetramos de su significado profundo seremos uno con
la idea que lo conforma. El masón toma al símbolo como vehículo de Conocimiento
y no como un objeto de "culto", pues sabe que no hay que confundir al símbolo
con lo que éste simboliza. 

Pero el hecho de que la Masonería no sea una religión no impide que existan
masones que en su vida privada, y en el ejercicio de su libertad, practiquen un
credo religioso determinado, o bien que no practiquen ninguno. Esto a la
Masonería no ha de importarle, pues esas creencias, ya sean religiosas o de
cualquier otro tipo (filosóficas, científicas, políticas, etc.) han de dejarse,
junto con los metales, en la puerta del Templo. Como dice el propio Guénon en
otro artículo titulado "La Gnosis y la Franc-Masonería", ésta "debe ser pura y
simplemente la Masonería. Cada uno de sus miembros al entrar en el Templo, debe
despojarse de su personalidad profana y hacer abstracción de cuanto sea extraño
a los principios fundamentales de la Masonería, principios a cuyo alrededor
todos debieran unirse para trabajar en común en la Gran Obra de la Construcción
universal".1 

Por decirlo de alguna manera, lo único que la Masonería "exige" a sus miembros
es una voluntad firme en el "desbastado" y "pulimento" de la piedra bruta, que
como dicen algunos rituales "es un producto grosero de la Naturaleza, que el
Arte de la Masonería debe pulir y transformar". Ese desbastado y pulimento es
justamente el símbolo del trabajo del masón consigo mismo, lo cual lleva a cabo
con las primeras herramientas que la Orden le ofrece tras recibir el influjo
espiritual en el rito de iniciación: el mazo y el cincel, símbolos respectivos
de la voluntad y la recta intención. La obra de regeneración no puede llevarse a
cabo sin una voluntad firme y perseverante que la desee, es decir sin una fuerza
interior que influya y transmita su poder creativo a la "materia informe" de la
psique desordenada y caótica, simbolizada por la piedra bruta. Pero esa fuerza
interior necesita ser dirigida y orientada por la inteligencia, o mejor, por el
"rigor intelectual", que "distingue" aquello que en el ser es conforme a la
realidad esencial de su naturaleza (lo que ese ser es en sí mismo), de lo que no
son sino sus añadidos superfluos e ilusorios. Así pues, con el cincel de la
inteligencia, impulsado por el mazo de la voluntad, el aprendiz va limando y
corrigiendo las aristas y asperezas de su piedra bruta, separando lo "espeso de
lo sutil", el "caos" del "orden", lo "profano" de lo "sagrado", operación
alquímica que ha de convertirse en un rito cotidiano, en un ejercicio de cada
momento, pues dicha separación constituye la premisa fundamental a cumplir en
las primeras etapas del proceso iniciático, hasta que con paciencia y
perseverancia alcance ese perfeccionamiento de que hablábamos anteriormente,
ejemplificado en la piedra cúbica y tallada. 

La iniciación, o vía en el Conocimiento, despierta en el hombre sus cualidades


innatas, que permanecen "dormidas" o "replegadas" en su estado ordinario,
asimilado por ello al "sueño" y a lo potencial. La influencia de la iniciación
no añade nada que el hombre no posea ya y no forme parte de su propia esencia.
En este sentido, estamos totalmente de acuerdo con Arturo Reghini cuando dice
que ese perfeccionamiento "está ligado al conocimiento y al reconocimiento de la
naturaleza humana y sus posibilidades inherentes. Es necesario realizar el
antiguo precepto del oráculo de Delfos: conócete a ti mismo. Es necesario buscar
en sí mismo el misterio del ser, considerar la vida humana, sus funciones, sus
límites y la posibilidad de sobrepasarlos, de intervenir activamente en su
curso, no abandonarlo a la deriva, en descubrir y en despertar los gérmenes
latentes, los sentidos y los poderes todavía desconocidos, dormidos y ocultos.
Es necesario, en fin, realizar una obra de edificación espiritual, una
transmutación, alcanzar la virtud y el conocimiento para que el miserable gusano
que repta por la tierra se transforme en gloriosa mariposa volando libremente
hacia la justicia". Para lograr ese fin el mismo Reghini nos dice que no existe
otro medio que "el trabajo masónico basado y sostenido por la iniciación
simbólica, es decir conferida y obtenida a través de la inteligencia de los
símbolos masónicos familiares, a imagen de la obra de arte que se realiza con
los instrumentos del oficio".2 

La expresión "Conócete a ti mismo" debería figurar también en el frontispicio de


los templos masónicos. En verdad, nada hay más importante para el hombre que
conocer su verdadera identidad, saber quien hay detrás de esa máscara a la que
llamamos "personalidad", y que la Masonería identifica con los metales del
hombre viejo, "sumergido, como dicen los rituales, en las más profundas
tinieblas". 

Como estamos viendo, la idea de transmutación tiene mucho que ver con el proceso
alquímico, y de hecho el "Arte Real" masónico, desarrollado a través de los tres
grados de aprendiz, compañero y maestro, es idéntico a la "Gran Obra" de la
Alquimia, por lo que puede hacerse una transposición totalmente coherente entre
el simbolismo alquímico y el simbolismo constructivo y arquitectónico. La piedra
bruta de la Masonería es, en este sentido, lo mismo que la "materia prima" de la
Alquimia: tanto en una como en otra están contenidas de manera potencial o
virtual todas las posibilidades que conducen al hombre hacia su regeneración,
posibilidades que, en el caso del aprendiz masón, comenzarán a desarrollarse y a
crecer gracias a la influencia espiritual o intelectual (pues ambos conceptos
expresan lo mismo) transmitida a través de los símbolos y ritos de la Orden. 

El símbolo y el rito 
Vayamos a ver, pues, algunos de esos símbolos que constituyen, junto a los
ritos, el patrimonio vivo y el verdadero tesoro de la Tradición Masónica. En
aras de una mayor claridad, podemos clasificarlos de la siguiente manera: en
símbolos geométricos y visuales; en símbolos sonoros y vocales; y por último en
símbolos en movimiento, que no son otros que los ritos. 

Sobre la importancia de los símbolos geométricos y visuales en la Masonería


baste con recordar que antiguamente se identificaba a ésta con la propia
Geometría, lo cual es perfectamente lógico pues esta última encuentra su
aplicación natural en la arquitectura. En efecto, la palabra geometría deriva de
Gea (tierra) y metrón (medida), es decir "medida de la tierra", lo que desde
luego tiene mucho que ver con el oficio de constructor en cuanto que éste
delimita un espacio con el fin de realizar su obra. 

Por otro lado, el simbolismo geométrico es, al igual que el numérico, una de las
herencias más importantes que la Masonería ha recibido de la tradición
pitagórica. Hay que recordar que las cofradías medievales de constructores
procedían directamente de los colegios artesanales de la antigua Roma, y que
éstos habían recibido gran parte de sus conocimientos sobre geometría
directamente de los pitagóricos. Una filiación jamás interrumpida existiría
entonces entre la Orden masónica y la pitagórica, hasta el punto de que muchos
masones han visto en la Masonería una adaptación del Pitagorismo a los tiempos
actuales. Lo cierto es que en las leyendas masónicas Pitágoras figura, junto al
dios Hermes, como uno de los fundadores míticos de la Orden. En efecto, en esas
leyendas tanto Pitágoras como Hermes son los que encuentran las dos columnas
(asimiladas posteriormente a las columnas J. y B. del templo masónico) donde se
grabó todo el saber que remontaba a los orígenes mismos de la humanidad, y entre
las que se encontraban las artes y ciencias de la Cosmogonía. Como dice a este
respecto Federico González en el artículo "Tradición Hermética y Masonería",
aparecido en el mismo Nº 13-14 de SYMBOLOS, esas dos columnas "configuran los
dos grandes afluentes sapienciales que nutrirán la Orden: el hermetismo que
asegurará la protección del dios a través de la Filosofía, es decir del
Conocimiento, y el pitagorismo que dará los elementos aritméticos y geométricos
necesarios que reclama el simbolismo constructivo; se debe considerar que ambas
corrientes son directa o indirectamente de origen egipcio. Igualmente que esas
dos columnas son las piernas de la Madre Logia, por las que es parido el
Neófito, es decir por la sabiduría de Hermes, el gran iniciador, y por Pitágoras
el instructor gnóstico." Podríamos entonces decir que la Masonería es la
confluencia natural de esas dos corrientes constitutivas de la Tradición
Unánime, y que en ella son sólo una, conformando su identidad y su ser. 

Volviendo al simbolismo geométrico, debemos considerar dentro de éste a las


propias herramientas o útiles. Concretamente hablamos del nivel, la plomada, la
escuadra y el compás. Todas ellas están relacionadas directamente con las formas
geométricas fundamentales. Por ejemplo, la plomada es claramente un símbolo de
la vertical, y el nivel de la horizontal. En el simbolismo constructivo ambas
son indisociables y se necesitan mutuamente, pues la verticalidad del edificio,
es decir su perpendicularidad, le viene dada por la perfecta nivelación del
mismo. Y a su vez esa nivelación es la resultante de un equilibrio que se
consigue gracias a la presencia constante de un eje vertical, que señala el
"justo medio" que impide cualquier desnivelación La plomada y el nivel
representan entonces los dos ejes de coordenadas que posibilitan el
levantamiento armonioso de toda la construcción. 

Lo mismo ocurre con la escuadra, que se forma por la unión de una vertical y una
horizontal. Con esta herramienta también construimos la figura del cuadrado, e
igualmente la cruz si unimos dos escuadras por sus vértices respectivos. Ambas
figuras son inseparables de la idea de cuaternario; así: los cuatro elementos,
los cuatro puntos cardinales, las cuatro estaciones, los cuatro períodos
cíclicos de la humanidad, las cuatro fases de la luna, los cuatro períodos de la
vida humana, etc., es decir todo lo relacionado con la tierra y lo terrestre. En
realidad la escuadra es un ángulo recto, y ella está destinada a "escuadrar" la
piedra durante su proceso de pulimento, después de haber sido trabajada por el
mazo y el cincel. Recordemos, en fin, que en latín escuadra se dice "norma",
indicando así la idea de orden, o de "encuadre" que hace posible el orden,
especialmente el del pensamiento, que se hace uno con la Inteligencia que
refleja, la cual está simbolizada por el compás. 

En cuanto a este último es obvia su relación con el círculo y con todas las
figuras que tienden a la circularidad. Pero las formas circulares siempre son
generadas a partir de un centro previo, que es precisamente el que señala uno de
los dos brazos del compás, aquel que permanece inmóvil mientras el otro gira a
su alrededor. El centro de la circunferencia sería, pues, una imagen simbólica
del Principio, y la circunferencia misma, una imagen a su vez de la
multiplicidad de la manifestación, surgida o generada por la irradiación de ese
Principio, que permanece no obstante inmutable mientras todo gira, cambia y muta
a su alrededor. Por eso el compás es uno de los símbolos que se asocian
directamente con la actividad creadora del Gran Arquitecto, como lo testimonian
numerosos grabados donde se le representa con un compás en la mano trazando el
plano de su obra, es decir del cosmos. 

Otras dos figuras geométricas importantes son el Delta Luminoso (de forma
triangular) y la Estrella de cinco puntas o Estrella flamígera, símbolos
respectivos del Gran Arquitecto y del hombre plenamente regenerado que ha
retornado al centro de sí mismo. Se da la circunstancia de que tanto el Delta
como la Estrella flamígera son de origen pitagórico, pues están íntimamente
relacionados con la Tetraktys (que tiene también forma triangular), y con el
Pentalfa o Estrella pentagramática respectivamente, signo distintivo este último
de la cofradía pitagórica. 

Entre el segundo grupo de símbolos, los sonoros y vocales, encontramos las


"palabras sagradas" y las "palabras de paso", así como las leyendas relatadas en
los distintos grados. Todo ello forma parte de la enseñanza oral de la
Masonería, que se complementa perfectamente con la enseñanza visual propia del
simbolismo geométrico. Las "palabras sagradas" se denominan así porque
representan diferentes nombres del Gran Arquitecto. Cada grado masónico está
signado y tiene su propia palabra sagrada. El significado de esa palabra da
sentido y orienta los trabajos rituales y simbólicos que se desarrollan en cada
uno de esos grados. Por eso es tan importante para el masón conocer ese
significado, pues para él será un punto de referencia axial constante y
permanente que le guiará a lo largo de todo su proceso iniciático. 

No menos importantes son las "palabras de paso", así llamadas porque ellas
permiten "pasar" de un grado a otro, lo que las relaciona directamente con la
simbólica de pasaje o de tránsito, común a todas las tradiciones iniciáticas. La
expresión "estar en posesión de la palabra de paso" quiere decir que el masón ha
culminado una etapa dentro de su proceso de Conocimiento, que ha progresado en
las "vías que le han sido trazadas" desde antiguo por su tradición, y que por
tanto está preparado interiormente para recibir el "aumento de su salario". 

Y por último están los símbolos en movimiento, que como dijimos no son otros que
los ritos. El rito pone en práctica la idea que el símbolo expresa. Representa
el desarrollo y la vivencia de esa idea, es decir de hacerla efectiva mediante
su permanente reiteración. De nada serviría comprender lo que el símbolo
manifiesta si después esa comprensión no se vive como una realidad
verdaderamente transformadora. Por eso mismo es tan importante el rito dentro de
la Masonería, pues sin esa constante vivificación de los símbolos los trabajos
que se hacen en la logia carecerían de toda "fuerza y vigor", convirtiéndose en
meras alegorías cuando no en actos puramente mecánicos. En este sentido la
meditación, la concentración y el trabajo sobre los símbolos constituyen también
una forma del rito, pues el fin último de éste es generar un estado apto para la
comprensión de las realidades superiores vehiculadas por los símbolos. Se diría,
pues, que el rito, realizado en estas condiciones, es una "meditación en
acción", y esto puede hacerse tanto en el interior de la Logia, como en el
mundo, que es la logia universal. 

Podríamos entonces decir que la Masonería es ella misma un rito, de ahí que
también se denomine "la Orden", como sinónimo del propio orden cósmico. Por esto
mismo, en la Logia masónica (imagen simbólica de ese orden) todo se cumple según
el rito, y todos los gestos y signos rituales realizados en el interior de la
misma han de ser considerados como lo que son: vehículos transmisores de la
enseñanza simbólica y de su influencia regeneradora. Verdaderamente no hay mayor
rito que la búsqueda del Conocimiento, pues en ella el hombre encuentra el
fundamento mismo de su existencia. Esa búsqueda es un "acto consciente", y todo
lo que a partir de entonces es realizado, experimentado y vivido durante su
desarrollo pasa a ser significativo, a tener un sentido que nos "orienta" en el
laberinto de este mundo perecedero y nos impulsa hacia el encuentro de nuestro
verdadero ser y origen. 

La Logia, imagen del mundo 


Hablaremos ahora del simbolismo de la Logia, y lo primero que llama nuestra
atención es la propia palabra Logia, prácticamente idéntica a Logos, que
significa justamente la Palabra o el Verbo con que el Gran Arquitecto crea el
mundo o cosmos. Igualmente, Logia, si no etimológicamente sí al menos en su
sentido simbólico, es idéntica a la palabra sánscrita loka, que quiere decir
"mundo", "lugar", y por extensión "cosmos". Por otro lado, también se da una
identidad entre Logia, Logos y el griego lyke, que significa "luz". Asimismo la
loggia es un término técnico de origen italiano utilizado en arquitectura para
designar una galería techada y abierta, compuesta por arquerías apoyadas sobre
columnas y situadas generalmente en las partes elevadas de los edificios, como
es el caso por ejemplo de los "paraísos" de los teatros. 

Aquí tenemos, resumido, lo que distingue ante todo a la Logia masónica, que como
dicen los antiguos rituales "es un lugar muy iluminado y muy regular", tal cual
es el cosmos salido del Logos creador o Espíritu de la Construcción Universal.
La luz es pues sinónimo de cosmos, mientras que la oscuridad o las tinieblas se
asimilan al "caos" anterior al cosmos. Las tinieblas en que se encuentra la
Logia antes de la apertura de los trabajos simbolizan justamente ese "caos"
precósmico, y la apertura misma vendría a representar la gradual "iluminación"
de esas tinieblas. En realidad la apertura de la Logia es un rito cosmogónico
que los masones realizamos constantemente, y si se estudia detenidamente la
simbólica de ese rito se verá con claridad que se trata de un verdadero rito de
fundación o de creación de un espacio y un tiempo significativos análogos a la
propia estructura del cosmos. La descripción simbólica de la Logia reproduce
precisamente esa estructura: 

¿Cuál es la forma de tu Logia? 

Un rectángulo. 

¿En qué sentido se orientan sus lados largos? 

De Oriente a Occidente. 

¿Y sus lados anchos? 

De Mediodía a Septentrión. 

¿Y su altura? 

De la superficie de la tierra hasta los cielos (el Cénit). 

¿Y su profundidad? 

De la superficie hasta el centro de la tierra (el Nadir). 

¿Qué significan estas direcciones? 

Que la Masonería es Universal. 


Podemos observar que esas direcciones conforman una cruz tridimensional, cuyos
ejes de coordenadas largo, ancho, alto y bajo conformarían la estructura interna
de la Logia, a imagen misma del cosmos. Ese rectángulo es en realidad un doble
cuadrado, que se orienta horizontalmente de Oriente a Occidente según sus lados
largos y de Mediodía a Septentrión según sus lados anchos. Es a partir del
centro del rectángulo que la Logia se orienta verticalmente hacia lo más alto de
los cielos (el Cénit) y hacia lo más profundo de la tierra (el Nadir),
adquiriendo así su verdadera dimensión universal. A esa altura y a esa
profundidad se refiere la conocida expresión: "en la Logia de San Juan se elevan
templos a la virtud y se cavan mazmorras para el vicio". 

Esa estructura vertical también aparece proyectada en el plano base de la Logia,


que está dividida en tres partes bien diferenciadas, a imagen misma del Templo
de Salomón, prototipo del templo masónico. El cielo está representado por el
hemiciclo situado a Oriente, que tiene forma semicircular, y que recibe, al
igual que en el templo de Salomón, el nombre de Debir. A él se asciende por tres
peldaños o gradas, que se refieren a la idea de elevación gradual y jerarquizada
a otros planos o niveles superiores de realidad. La tierra está simbolizada por
el Hikal, que es todo el espacio restante de la Logia hasta las dos columnas J.
y B., las cuales soportan el "pórtico de la entrada", asimilado a lo que en el
templo de Salomón se denominaba el ulam. Se dice que el "pórtico de la entrada"
no está ni dentro ni fuera de la Logia. Es, pues, un lugar de tránsito, o de
pasaje, que el masón debe atravesar viniendo de las tinieblas del mundo profano,
el cual es propiamente el mundo inferior. 

Esa misma idea de elevación señalada por las tres gradas que conducen al Debir,
la encontramos también en el altar o ara, proveniente del latín altare, cuya
raíz, altus, significa lugar alto o elevado. En muchas culturas tradicionales
los altares (como los templos) se erigían en la sumidad de las montañas, o de
las pirámides escalonadas, como en el caso de las civilizaciones precolombinas,
o de los zigurats babilónicos, por poner sólo dos ejemplos. El altar está
situado en el centro mismo de la Logia, y en torno a él nos desplazamos y
efectuamos nuestros ritos. Es por tanto el "punto geométrico" o "corazón" de la
Logia, y por él pasa simbólicamente la plomada del Gran Arquitecto que une el
cielo con la tierra. También se llama "Altar de los juramentos" porque sobre él
realizamos los compromisos y "alianzas" que contraemos con la Orden y el
Espíritu que la vivifica. Ese juramento se cumple en presencia de las "Tres
Grandes Luces" de la Masonería, el Libro de la Ley Sagrada, el Compás y la
Escuadra, los cuales se disponen precisamente sobre el altar. En casi todas las
Logias ese Libro no es otro que la Biblia, pero ésta también puede ser
sustituida por cualquiera de los libros sapienciales de la humanidad, lo cual es
una muestra más del carácter verdaderamente universal de la Masonería. Lo
realmente importante es que en ese Libro se recoja la voz de la Sabiduría
Perenne, cuya esencia está por encima de las formas particulares que ésta pueda
adoptar para manifestarse. Lo mismo podemos decir del compás y la escuadra,
herramientas cuyo simbolismo, como ya vimos, está ligado directamente con la
idea de una Cosmogonía siempre viva y actual. 

Volviendo de nuevo al Oriente, sobre la pared del fondo encontramos el Delta


luminoso con el Tetragrama o nombre inefable del Gran Arquitecto en el centro.
Como ya dijimos este Delta es un triángulo con el vértice hacia arriba, figura
que expresa la realidad de los principios universales, a la vez que es la
primera estructura prototípica que se expresa en todos los planos de la
manifestación como una fuerza que crea, otra que conserva y una tercera que
destruye, o mejor, transforma. Estas tres ideas-fuerza surgen de un Principio
único, que queda simbolizada en el Delta por un solo ojo que a veces sustituye
al Tetragrama, pero que viene a referirse al mismo sentido de presencia
inmutable de la deidad en el seno mismo de la manifestación. Además, la
manifestación, desde su realidad más sutil hasta la más densa y material, está
simbolizada por las cuatro letras que componen el Tetragrama: Iod, He, Vau, He,
correspondiéndose cada una de ellas con los cuatro niveles o mundos que
constituyen la existencia universal, y que son los mismos que se encuentran en
el Arbol de la Vida cabalístico. En este nombre del Gran Arquitecto queda pues
resumida la obra de la creación, y su conocimiento se vincula directamente con
la búsqueda de la "Palabra Perdida". 

Pero la Logia no es sólo una estructura estática -como tampoco lo es el


universo- sino dinámica también, pudiendo ser visualizada como una rueda, imagen
de la "rueda del cosmos" o Rota Mundi. Esto está expresamente indicado por las
doce columnas o pilares que enmarcan el recinto de la Logia, y que equivalen a
los doce signos zodiacales. Cinco de estas columnas están situadas a
Septentrión, cinco más a Mediodía, y las dos restantes (las columnas Jakin y
Boaz) a Occidente, justo en el pórtico de la entrada. 

Diremos que el zodíaco (que quiere decir precisamente "rueda de la vida") es


como el marco del universo visible, y su movimiento cíclico, unido al de los
planetas y demás constelaciones, influye en el cambio alternativo de las
estaciones y en el mantenimiento y renovación de la vida del cosmos y del
hombre. De esto se deduce que la Masonería no desconoce la antigua ciencia de la
astrología, que junto a la alquimia revela también los misterios del cielo y de
la tierra. 

Las columnas Jakin y Boaz se vinculan especialmente con la simbólica de los dos
solsticios, y por tanto con las dos fases ascendente-descendente del ciclo
anual. Ellas se asimilan, pues, a los dos San Juan, el Bautista y el
Evangelista, y a los dos rostros del dios romano Jano, y en consecuencia a la
"puerta de los hombres" y la "puerta de los dioses", respectivamente. Estas son
las puertas zodiacales de Cáncer y Capricornio, que corresponden a la entrada
del verano y del invierno, es decir el descenso y el ascenso de la luz solar.
Las puertas solsticiales cumplen un papel muy importante dentro del proceso
iniciático, que, no debe olvidarse, reproduce exactamente las etapas del
desarrollo cosmogónico. 

Para los pitagóricos, por la puerta de Cáncer las almas penetran en el "antro de
las ninfas", que es lo mismo que la caverna platónica, otra imagen del mundo.
Allí el masón, atravesando las dos columnas como si fuese parido por ellas,
comienza a recorrer su viaje horizontal o terrestre, hasta llegar al centro de
sí mismo, al altar de su corazón, en donde se abre otra puerta, la de
Capricornio, a través de la cual inicia otro viaje, esta vez vertical y celeste
hacia la cúpula y la clave de bóveda que corona los misterios de la cosmogonía,
dando acceso así a los estados metafísicos e incondicionados. Es decir, que el
hombre "entra por una puerta y sale por otra, y en el ínterin -signado por el
espacio y el tiempo- tiene la oportunidad de reconocerse y escapar de esa
condición por la identificación con otros estados del ser universal, que puede
vivenciar por medio de la conciencia individual -semejante a la conciencia
universal- y que constituyen la posibilidad de la regeneración particular -y
también de la universal-, siempre, claro está, tomando como soporte la
generación y la creación en el espacio y el tiempo".3 Este mismo proceso puede
verse también en la mitología de gran número de héroes y dioses solares, como es
el caso de Osiris, Quetzalcóatl, Mitra, Cristo y el propio maestro Hiram. 

En el centro de la Logia se extiende el "pavimento mosaico", tapiz de cuadros


blancos y negros exactamente iguales que los del tablero de ajedrez, cuyos
orígenes son también simbólicos y sagrados como el de la mayoría de los juegos.
El pavimento mosaico es, sin duda, un símbolo de la manifestación que,
efectivamente está determinada por la lucha y delicado equilibrio que entre sí
sostienen las energías positivas, masculinas y centrífugas (yang, luminosas) y
las energías negativas, femeninas y centrípetas (yin, oscuras), expresadas
también en la alternancia de los ritmos y ciclos de la naturaleza y el cosmos.
Esas mismas energías están representadas por el Sol y la Luna, que en la Logia
se encuentran presidiendo el Oriente, a uno y otro lado del Delta luminoso. 

Recordaremos que el color blanco simboliza las energías celestes, y el color


negro las terrestres. Las primeras se oponen a las segundas, y viceversa, al
mismo tiempo que se complementan y conjugan (atraídas como los polos positivo y
negativo de un imán), determinando en su perpetua interacción el desarrollo y la
propia estructura de la vida cósmica y humana. Esa estructura se genera
igualmente por la confluencia de un eje vertical -celeste- y otro horizontal
-terrestre- (ejemplificados en el pavimento por las líneas transversales y
longitudinales), conformando un tejido o trama cruciforme, un cuadriculado, en
fin, que refleja las tensiones y equilibrios a que está sometido el orden de la
creación. Asimismo, también puede equipararse la vertical al tiempo y la
horizontal al espacio (el primero activo con respecto al segundo, al que moldea
permanentemente), es decir, a las dos coordenadas que establecen el "encuadre"
que permite la existencia de nuestro mundo y de todas las cosas en él incluidas.
La idea de ese orden está ya implícito en el significado de la palabra
'mosaico', que deriva del griego museion, literalmente "templo de las musas",
expresión ésta que conviene perfectamente a la Logia masónica, en donde como
estamos viendo cada una de sus partes y la totalidad de su conjunto constituyen
una síntesis simbólica de la armonía universal. 

En medio mismo del pavimento mosaico se dispone el "cuadro de la Logia", que es


un esquema sintético de todo el templo masónico, además de constituir un soporte
simbólico para la meditación y la concentración. En efecto, el cuadro de la
Logia, al contener en su interior el diseño de los símbolos más significativos e
importantes, deviene por ello un vehículo de la influencia espiritual en la
Masonería. 

Antiguamente el cuadro de la Logia se trazaba directamente sobre el suelo antes


de iniciar los trabajos, y era borrado cuando dichos trabajos tocaban a su fin.
Esto da la medida de la importancia que tenía dicho cuadro en los ritos
cosmogónicos de los constructores, pues en verdad el trazado de los diferentes
símbolos constituía en sí mismo un rito destinado a "atraer" y hacer presente en
el espacio significativo de la Logia las ideas-fuerza contenidas en esos mismos
símbolos, y que después se plasmarían en la edificación. Aunque hoy en día en
los talleres masónicos ya no se tenga la costumbre de dibujar el cuadro de la
Logia, sin embargo la influencia de esos símbolos continúa estando presente,
hasta el punto de que sin la presencia del cuadro los trabajos no pueden
abrirse. En cualquier caso, el trazado del cuadro de la Logia es un ejercicio
ritual de meditación y concentración en los símbolos que el masón podría
practicar siempre que lo deseara. 

Y por último mencionar que alrededor del pavimento de mosaico y del cuadro de la
Logia se encuentran los tres pilares de la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza.
Los pilares son también las "Tres Pequeñas Luces" de la Masonería, y a las que
no habría que confundir con las "Tres Grandes Luces" ya mencionadas. Diremos que
en algunas Logias los tres pilares están consagrados a la diosa Minerva (la
Sabiduría), a Hércules (la Fuerza) y a Venus (la Belleza). 
Los pilares son encendidos durante la apertura de los trabajos y apagados
instantes antes de su clausura, lo cual lleva a pensar que, y al igual que
ocurre con el cuadro de Logia, estos pilares desempeñan un papel de suma
importancia en lo que se refiere al desarrollo del ritual masónico en cualquiera
de sus grados. En este sentido recordaremos que el significativo nombre de
"estrellas" con el que también se conocen a los tres pilares alude sin duda al
carácter celeste que se desprende de su simbólica, pues es claro que se tratan
de las "ideas" rectoras que han de presidir los trabajos masónicos, pues como se
dicen en los rituales "la Sabiduría concibe, la Fuerza ejecuta y la Belleza
adorna". 

Atendiendo a lo que se menciona a este respecto durante el ritual de apertura


esas estrellas deben "hacerse visibles" a fin de que esos trabajos sean
"iluminados" y se desarrollen en armonía con los planes del Gran Arquitecto.
Como dijimos más arriba, la penumbra en que está sumida la Logia antes del
alumbrado de los pilares ejemplifican las "tinieblas" primigenias que
precedieron la formación del orden cósmico, de lo que se deduce que la
iluminación de la Logia vendría a representar un símbolo más de la acción del
Fiat Lux, o ¡Hágase la Luz!, cosmogónico emanado de la Palabra o Verbo creador. 

Considerados desde el punto de vista microcósmico, estos tres principios también


representan tres cualidades o estados del alma humana, los que vividos en el
interior de la conciencia hacen posible su transmutación y contribuyen, por
tanto, a la edificación del templo espiritual, del cual el templo material es la
figuración simbólica. Precisamente los tres pilares se vinculan respectivamente
con el Venerable Maestro, el Primer Vigilante y el Segundo Vigilante, es decir
con los tres principales oficiales de la Logia (llamados las "tres luces"),
aquellos que se encargan de dirigir y "ordenar" los trabajos que en ella se
realizan. Son estos tres oficiales los que encienden o iluminan los pilares (y
también los que los apagan durante la clausura), pronunciando al mismo tiempo
que esto se cumple, las invocaciones claramente alusivas a la construcción del
templo interior y del templo exterior. 

En el Rito Escocés Antiguo y Aceptado esas invocaciones son las siguientes: 

¡Que la Sabiduría del Gran Arquitecto presida la construcción de nuestro


edificio! 

¡Que la Fuerza lo sostenga! 

¡Que la Belleza lo adorne! 

No es entonces casual que sea precisamente alrededor de este cuadro y de los


tres pilares donde tiene lugar el rito de la "cadena de unión", en el que se
invoca la potencia creadora e iluminadora del Gran Arquitecto, e implícitamente
también la de todos los hermanos y hermanas esparcidos por la faz de la Tierra,
sin olvidarnos de los antepasados que han pasado al Oriente Eterno y que
contribuyeron con su esfuerzo, sacrificio y entrega a la Verdad y al
Conocimiento a la edificación de la Gran Obra Universal. Y esta invocación
vertical se realiza mediante la unión encadenada y fraterna de todas las fuerzas
vivas presentes en la Logia, es decir de todos los componentes de la misma, que
establecen así una comunicación sutil entre sus respectivas individualidades,
sirviendo como soporte para la manifestación de la influencia espiritual. 
Como se dice en el libro Símbolo, Rito, Iniciación. La Cosmogonía Masónica, cap.
33, y con esto ya terminamos, la cadena de unión "constituye un círculo mágico
perfecto de concentración de vibraciones, un dínamo generador, no únicamente
capaz de transmitir su fuerza a cada uno de los integrantes sino la de emanar a
otros espacios visibles e invisibles; una forma activa de la invocación y
también un encantamiento de protección para todos aquellos que tienen la gracia
de participar en los misterios del Arte Sagrado, los llamados guardianes del
Templo de la sabiduría salomónica, imagen de todos los templos, los que como
parte de sus funciones deben saber estrechar sus filas y trabajar de modo
armónico, tendiente a la perfección".  

NOTAS

*
Conferencia pronunciada en una Logia de Buenos Aires, República Argentina, el 7
de Diciembre de 2000. Francisco Ariza es colaborador de  SYMBOLOS: Arte -
Cultura - Gnosis, codirector del  Centro de Estudios de Simbología de Barcelona
y director de la Revista telemática  El Taller. 

1
  Artículo traducido en el Nº 13-14 de la revista SYMBOLOS, págs. 192-195.

2
Consideraciones sobre el ritual del Aprendiz Franc-masón. Ed. Arché Milano. 

3
Federico González,  La Rueda. Una imagen simbólica del cosmos, cap. VII.

La Gran Logia Operativa Latina y Americana es una Federación de Talleres de


Europa y América, vinculados con la Tradición, donde se enseña el uso de los
útiles para comenzar el trabajo de pulir la Piedra bruta y acercarla a una forma
apropiada en consonancia con su Destino. Se llama Operativa por el siguiente
hecho: los masones sabemos que nuestro origen, aunque inmemorial, se basa de
modo inmediato en el trabajo de los constructores y artesanos de la Edad Media,
que produjeron las innumerables construcciones del románico en toda Europa y
posteriormente el asombro del gótico manifestado en centenares de catedrales y
edificaciones de esas épocas. Esto se extendió hasta mediados del siglo XVII
donde paulatinamente la Orden fue tomando un carácter más especulativo y las
Guildas comenzaron a aceptar de forma numerosa a miembros que no eran artesanos
pasando a ser cuantitativamente más éstos que aquéllos. En ese siglo y comienzos
del posterior la Masonería se vió directamente relacionada con la Alquimia, la
Tradición Hermética y el movimiento Rosa Cruz, pensamientos e ideas que hicieron
que quienes las enunciaban se relacionaran a su vez directa o indirectamente con
la Masonería, o que los masones se reclamaran como herederos de ellas. Esta
transformación, con el tiempo hizo a los masones mucho más especuladores que
artesanos, de acuerdo con el racionalismo imperante en la época. En 1723 se
proclamaron las primeras Constituciones llamadas de Anderson; en ellas se
modificaron varios de los Old Charges (Antiguos Deberes) y se dio una apertura,
si así pudiera decirse, a la libertad religiosa de los masones y aún al
planteamiento ideológico de la Masonería que por aquél entonces era cristiano y
más específicamente católico. Esto llevó a que muchos católicos renegaran de
estas Constituciones que no eran aceptadas al comienzo sino por cuatro Logias de
Londres, aunque de hecho posteriormente, ya en 1813, se unificaron los Antiguos
maestros que no las habían aceptado (por ejemplo por la cercenación del Tercer
Grado) con los nuevos, unificándose así el quehacer masónico y conservándose los
ritos ancestrales resumidos ahora en los tres Grados simbólicos: Aprendiz,
Compañero y Maestro, dando lugar en esa fecha a la constitución de la Gran Logia
Unida de Inglaterra. Es así como desembocamos en el siglo XIX donde la Masonería
es casi exclusivamente especulativa y donde las ideas de progreso indefinido,
laicización, etc., son sustentadas por la gran mayoría de los miembros de las
Logias, los cuales también tienden hacia el poder político, lo social (las obras
de caridad por ejemplo) y lo económico; sin embargo la transmisión de la
Iniciación masónica se ha prolongado hasta hoy, mediante estas adaptaciones al
mundo histórico, sin perder lo esencial, en medio de las vicisitudes del siglo
XX, reviviéndose una y otra vez los Antiguos Usos y Costumbres provenientes de
un tiempo inmemorial. 

Para distinguirnos de las Logias exclusivamente llamadas especulativas es que


hemos adoptado el término Operativa. Esto se debe, por otra parte, a la realidad
práctica de los trabajos emprendidos por los Talleres de la Gran Logia Operativa
Latina y Americana, y aunque hoy no sea nuestro Oficio aplicado directamente a
labores manuales sí lo es en cuanto estos utensilios son ahora intelectuales y
nos ayudan, cuando no socorren, en el camino del Conocimiento. Ellos son
fundamentalmente los símbolos, y la Vía Simbólica -en cuanto ella conforma una
serie de enseñanzas y aprendizajes- como mediadora entre los distintos planos de
la realidad. Igualmente el rito, tan importante en Masonería, y que es un
conjunto de simbolismos en movimiento.

Nuestra Obediencia, constituida en 1992, que tiene su sede en los Valles de


Barcelona, trabaja con el Rito Escocés Antiguo y Aceptado así como las
diferentes Logias que la constituyen y que en un principio eran en su mayoría
separadas de otras Obediencias y por lo tanto "salvajes" (es decir, trabajaban
"bajo los Auspicios de la Bóveda Celeste"). La Gran Logia Operativa Latina y
Americana federa tanto Talleres masculinos como femeninos y mixtos y admite la
posibilidad universal del Conocimiento iniciático para hombres y mujeres de toda
raza o credo sin exclusión.

Bajo el lema masónico "Libertad, Igualdad, Fraternidad" nos dirigimos a todos


nuestros Hermanos, teniendo siempre presente que cualquier tipo de actividad
debe efectuarse como es costumbre dentro de las estructuras democráticas, el
pensamiento liberal y los derechos humanos.

PONENCIA PRESENTADA ANTE LA CONVENCION INTERNACIONAL MASONICA "MEXICO 82"A. L.


G. D. G. A. D. U.FEDERICO GONZALEZ - FERNANDO TREJOS

Muy Ven. y QQ. HH. todos: 

Debemos comenzar esta ponencia haciendo un expreso reconocimiento a los


organizadores de esta Convención Internacional Masónica "México 82" cuya loable
labor ha hecho posible el que tantos hermanos de diversos confines del planeta
se encuentren reunidos, todos en uno, preguntándose y respondiéndose una vez
más, qué es la Masonería, cuál su filosofía y cómo enfocar su acción en el mundo
moderno. Magnífica oportunidad nos brinda el destino de recibir las valiosas
luces de los hermanos mayores, la cual deberemos aprovechar para reunir nuestras
fuerzas -que se acrecientan por el hecho de encontrarnos juntos- poniéndolas al
servicio del entendimiento y empleándolas enérgicamente en el cumplimiento de
los altos y nobles ideales que nuestra organización se impuso desde sus
orígenes. Se nos presenta la bella ocasión de dialogar y meditar sobre las bases
en que se funda nuestro templo universal; de discernir acerca de cómo sumarnos a
la Gran Obra o Arte Real produciendo dentro de nosotros la transmutación interna
mediante el paciente e ininterrumpido pulimento de nuestra piedra; y de renovar
la decisión de abocarnos con todo vigor en el cumplimiento de nuestro deber,
asumiendo valientemente la inmensa responsabilidad de construir y construir en
estos difíciles momentos en que el hombre pareciera estar poniendo la mayor
parte de sus recursos en función de la destrucción; y de atraer luz y más luz
para ponerla al servicio de una humanidad que aparenta haber perdido su Norte y
estar sumiéndose en las tinieblas del materialismo, la pérdida del espíritu y el
olvido de los principios y valores verdaderos. 

Queremos hacer especial énfasis en el tema de los tres primeros grados


denominados simbólicos o de San Juan, y llamar la atención acerca de la
trascendental importancia del simbolismo que constituye los fundamentos mismos
de toda nuestra institución. 

Esto no quiere decir que lo consideremos como un fin en sí mismo. El símbolo es


la representación sensible de una idea o de una fuerza que detrás de él se
oculta. Es el instrumento a través del cual las ideas llegan a manifestarse, y a
la vez el más apropiado vehículo, que si conducimos adecuadamente, nos llevará
precisamente a su comprensión y a la identidad con la energía que detrás de él
se oculta. Vela su contenido a quienes no están capacitados para ver; pero lo
revela a los que están dispuestos a ver más allá de las simples apariencias de
las cosas y a desentrañar su significado. Es por lo tanto sólo un medio y no una
finalidad. 

Una vez más debemos meditar en el profundo sentido que encierran nuestros
templos, ritos e instrumentos de trabajo. 

Se nos ha enseñado que todo lo que se manifiesta en el cielo y en la tierra son


símbolos diseñados por el G. A. D. U. para que conozcamos sus planos y sus leyes
y nos identifiquemos con su armonía. Se dice que el Cosmos entero es el símbolo
de un ser invisible que en él se oculta; y que nuestros templos, construidos de
acuerdo al modelo del Universo, nos permiten conocerlo e identificarnos con él.
También se nos muestra que el hombre es un templo; un pequeño universo que
contiene dentro de sí todas las posibilidades del Ser; un microcosmos creado a
imagen y semejanza del macrocosmos, y que como éste es un símbolo de ese
espíritu invisible que está en todo y que no es otra cosa que la esencia y la
suprema identidad. Existe por lo tanto una clara relación analógica Hombre-
Templo-Universo, y es por eso que conociendo la significación de nuestras logias
y buscando la interpretación verdadera del Cosmos y sus leyes, estamos
practicando el arte supremo de conocernos a nosotros mismos para llegar así al
centro de nuestro ser. 

Desearíamos hacer ahora un vehemente llamado a los hermanos para que tomemos
conciencia de la necesidad de preservar nuestro simbolismo y conservar así la
pureza de nuestra tradición y nuestros ritos. Si analizamos la historia de la
Orden, nos daremos cuenta de que esto es lo que la ha distinguido desde su
fundación y lo que ha permitido su unidad a través de los siglos. Queremos
insistir en la necesidad de que nos sigamos ocupando en el estudio y la
meditación del significado de nuestros instrumentos de trabajo, sin los cuales
la Obra no sería posible. Debemos poner todo nuestro esfuerzo en desentrañar el
profundo misterio de nuestros signos y palabras secretas; y hacerlo no movidos
por un vano deseo de incrementar la erudición, ni como un mero medio de
satisfacer la curiosidad, ni conformándonos con la sola teoría. Nuestro
simbolismo no es sólo teórico y especulativo -aspecto que no estamos por cierto
desdeñando- sino que fundamentalmente es práctico y operativo. El símbolo actúa
en el interior de la conciencia de los que se abren a él, produciendo el orden y
la comprensión; y los masones debemos actuar, guiados por esos signos
misteriosos, que son nada más ni nada menos que los planos del Gran Arquitecto,
que habrán de orientarnos constantemente durante todo el proceso de nuestra
construcción interna, sirviéndonos también de apoyo firme en todas las acciones
externas que debamos emprender al poner nuestra ciencia al servicio de la
humanidad. 

Dice el I Ching: "Las circunstancias son difíciles. La tarea es grande y llena


de responsabilidad. Se trata nada menos que de conducir al mundo para sacarlo de
la confusión y hacerlo volver al orden. Sin embargo es una tarea que promete
éxito puesto que hay una meta capaz de reunir las fuerzas divergentes". ¿No
podría ser considerada ésta una verdadera meditación masónica? Nuestra
obligación es hacer retornar el orden y no podríamos cumplirla si no hubiéramos
obtenido previamente la armonía interna a la que los símbolos conducen. La labor
que nos corresponde es buscar una meta suprema y común en aras de la cual
pondremos toda nuestra fuerza unida, anteponiéndola siempre a todo tipo de
interés personal. Nuestra tarea es la lucha incesante por la unión y por la
paz. 

Como bien lo dice el Q. H. Eugen Lennhoff en su libro Los Masones ante la


Historia: "El trabajo a que la Masonería se ha de dedicar es el de la paz
interior y exterior. Si la Masonería quiere crear una unión, podrá ser un poder,
pero no un poder mundial de características políticas o eclesiásticas, sino un
poder moral cuya unidad se base en la común posesión de un mismo profundo
simbolismo, un poder moral que sabría hacer frente al egoísmo sin límites, un
centro de fuerzas que irradie las ideas humanitarias, que tanta falta hacen hoy,
y la voluntad para una moral suprema en las luchas políticas, religiosas y
sociales". 

Tendríamos que ser insensibles para no apreciar la belleza de nuestros rituales


y símbolos. Cuán hermoso e impresionante resulta cada vez que nos disponemos a
entrar al venerado templo. Ceñirnos el mandil que nos recuerda que nos
preparamos para el trabajo, interior y exterior, y que estamos listos a poner
"manos a la obra"; tocar la puerta de la manera que acostumbramos, pidiendo luz
a sabiendas de que la recibiremos; atravesar el umbral que separa al mundo
ordinario de aquel otro sagrado y verdadero en el que se respira otro tiempo y
se experimenta la existencia de un espacio diferente donde reinan el orden, la
unidad y el amor en contraposición al caos y la multiplicidad de la vida
profana; experimentar la fuerza de esa Unidad metafísica, invisible e
indestructible, simbolizada por nuestra misteriosa letra "G", que nos recuerda
la presencia del G\A\D\U\, único y verdadero guía de todos nuestros trabajos;
realizar nuestra marcha y encontrarnos entre las dos columnas, que simbolizan la
dualidad de todo lo manifestado y nos recuerdan nuestro permanente deber de unir
los contrarios y encontrar el equilibrio entre la vida y la muerte y entre la
construcción y la destrucción. Es allí donde recordamos aquel "segundo
nacimiento" que se nos otorgó en forma virtual y que debemos hacer efectivo en
el curso de nuestra carrera; es también entre columnas desde donde saludamos a
las tres luces de nuestro taller y expresamos simbólicamente que estamos
dispuestos a dar la vida antes de traicionar nuestros deberes. Y ahí mismo
reforzamos la Fe en nuestros ideales supremos -no la fe ciega del dogmatismo,
sino aquella de ojos abiertos a la que llegamos por el entendimiento y que nos
sirve constantemente de motor; también nuestra Esperanza en realizarlos -la cual
se ve avalada por el esfuerzo común de los hermanos; y el Amor a un Ser Supremo
que se expande hacia la naturaleza y sus leyes, y particularmente hacia los QQ.
HH. que lo irradian a la humanidad. 

Cuando vemos las tres luces sobre el Ara, nos evocan la triunidad de la esencia,
la sustancia y la forma; del espíritu, el alma y el cuerpo. Allí están presentes
el Libro, la Escuadra y el Compás. Ese Libro Sagrado de la Ley, símbolo viviente
de la tradición, que nos enseña primero a deletrear, luego a leer y finalmente a
escribir en el Libro de la Vida; la Escuadra que nos señala la tierra y la
materia, nos muestra la rectitud horizontal y vertical y nos hace ver los
límites de nuestra existencia temporal; y el Compás que nos pone al contacto con
el cielo y el espíritu, y nos señala la posibilidad de lo ilimitado, de la
inmortalidad y de lo eterno. Este simbolismo nos recuerda también la función
intermediaria del hombre entre el cielo y la tierra y a reconocer que "así como
es arriba, también es abajo". El Ara es el centro de nuestro templo que nos
evoca el centro del Ser y el corazón del hombre. Es el corazón "pensante" en el
que se aloja la fuerza sutil del intelecto puro y el sentimiento noble del amor.
Sin esa idea de centro no nos sería posible concebir el concepto de Unidad, ni
realizar ningún tipo de construcción, pues todas las energías se verían
dispersas en la multiplicidad. 

Debemos meditar, una y otra vez, en el significado de la forma cuadrangular de


nuestra logia; de los cuatro puntos cardinales del espacio y su unión con las
cuatro estaciones del tiempo cíclico; de los cuadriculados que decoran nuestro
suelo; y de los cuatro inolvidables viajes que a ciegas tuvimos que emprender:
aquel recorrido subterráneo que realizamos buscando la caverna donde por primera
vez vimos la luz, y aquellas tres pruebas a que fuimos sometidos atravesando los
otros tres elementos, el aire, el agua y el fuego. 

No podríamos ignorar la inmensa fuerza que contiene nuestra estrella flamígera


de cinco puntas que significa al hombre realizado y perfecto, que contiene la
quintaesencia del Ser. 

¿Os imagináis qué sería de nuestra Orden si no hubiera existido el poder


unificador del simbolismo? Algunas logias gremiales quizás se habrían convertido
en modernos sindicatos obreros; otras serían ya organizaciones empresariales,
sectas religiosas o partidos políticos; y no faltarían las que hubieran devenido
en meros clubes de beneficencia o sociales. Es decir, nuestra venerable
institución habría desaparecido como tal perdiéndose en la multiplicidad de lo
profano. 

Siendo uno de nuestros principios la libertad de pensamiento, es lógico que


encontremos divergencias entre los puntos de vista filosóficos, religiosos o
políticos de los distintos miembros de nuestra Asociación; pero nos encontramos
unidos gracias a los símbolos y ritos que nos caracterizan, nos enseñan y nos
alimentan. Y, siendo uno de los supremos ideales el de la unión, ¿cómo no
defender, resguardar y transmitir aquellos instrumentos que nos unen? 

Sí, QQ. y Ven. HH. ha llegado el momento de incrementar la lucha por la unidad.
En primer lugar es necesario que hagamos un ferviente llamado a todos los
verdaderos masones, para que dejemos de lado todos los intereses personales
divisionistas, y nos aboquemos todos juntos al cumplimiento de nuestros sagrados
deberes que juramos ejecutar, en estos momentos de transición, tan difíciles
para esta humanidad en su conjunto. Y en segundo lugar es ahora urgente, más que
nunca, que pongamos la fuerza de la inteligencia al servicio de la unión de los
pueblos y de la obtención de la paz. Como bien dicen los estatutos de la
Masonería Holandesa, idea que ha acogido tradicionalmente el pensamiento
masónico, la Orden "explora los sentimientos comunes a todos los seres humanos
para unir a las naciones, y persigue el objeto de destruir los prejuicios,
fuente de la enemistad entre los pueblos". 

Creemos que no hay otra institución, actualmente, aparte de la Masonería, que


sea capaz de lograr tan altos como difíciles ideales. Debemos mantener viva la
esperanza de que la semilla sembrada por nuestros antecesores, cuyo brote ha
sido tan vigoroso, finalmente dará los frutos recompensando así tanto esfuerzo
común al que debemos sumarnos decididamente, sin titubear. 

Observemos cómo los grandes iniciados de todos los tiempos y lugares han escrito
las páginas más importantes de la historia. Veamos cómo los más brillantes
acontecimientos de los últimos siglos han sido ejecutados por hermanos,
iniciados también en los antiguos misterios, gracias al influjo espiritual del
pensamiento masónico. 

Es tal la fuerza que la Masonería encierra, que incluso ha tenido enorme


influencia en las asociaciones que nacieron para ser nuestras enemigas y
detractoras. 

El H. Lennhoff, en su libro ya citado, se pregunta: "¿Cómo es que desafiando


todas las persecuciones, los masones aumentan constantemente en la mayoría de
los países?" y contesta: "La respuesta es sencilla: consiste únicamente en la
fuerza infinita del pensamiento masónico dimanante del espíritu de sus símbolos,
que nada tienen que ver con las cuestiones políticas, sino que propenden
exclusivamente a lo espiritual". Y sigue: "Esta afirmación quizá parezca
extraña; pero los hechos la corroboran. El misterio tan apasionadamente infamado
de la Masonería, no se basa en acciones misteriosas mantenidas en secreto, ni
tampoco en una poderosa organización mundial con fines de lucro, sino en que el
masón sirve a una idea abstracta que, enseñada por medio de símbolos, arraiga en
la profundidad de la conciencia de los miles de millares que saben comprenderla.
Es la comprensión vívida del misterio de la confraternidad". Y continúa nuestro
H. alabando "la admirable idea que entusiasma a los espíritus selectos y que
podría facultar a la Masonería para, en el presente caos espiritual, ser un
potente y decisivo elemento de redención de nuestro conturbado mundo". 

Ese inmenso influjo, que cada uno de nosotros ha recibido por la iniciación,
debe ser dirigido hacia la obtención del orden interno que se reflejará en el
mundo que nos rodea. Los masones sabemos que es a través del lenguaje simbólico
-el más adecuado a la naturaleza humana- que hallaremos, cada uno en el interior
de la conciencia, ese centro radiante de nuestro Yo; la Unidad metafísica que no
es otra cosa que la identidad con el G. A. D. U. y que será lo único que podrá
asegurarnos nuestra morada en el Eterno Oriente. Asimismo sólo por medio de la
irradiación de ese centro, y también a través de los símbolos que lo
representan, sería posible lograr el entendimiento, la paz y la unión entre los
hombres. 

Pero volviendo a nuestro tema del universalismo masónico en general y de la


tradición y el simbolismo en particular, cabe preguntarnos: ¿Cuál es el origen
de nuestra Orden? ¿De dónde provienen esos símbolos dotados de tal poder? 

Se nos dice que la Masonería, como organización visible, nació en 1717, y que
sus mismos fundadores le asignaron orígenes de la especie humana, remontándola
al Illo tempore, mítico y sagrado, que todas las civilizaciones recuerdan como
una Edad de Oro o un Paraíso en el que los principios de Libertad, Igualdad y
Fraternidad eran la realidad cotidiana, y el hombre, en aquel entonces
identificado con los dioses, vivía en permanente contacto con la Verdad. Dicen
que cuando el hombre perdió ese estado por razón de la "caída", esa Verdad se
ocultó en el interior de la caverna y se transmitió por tradición en los centros
de iniciación en los misterios con los que tantas veces se ha relacionado a
nuestra Orden. Los antiguos entonces realizaban sus ritos con el objeto de
recuperar ese "otro tiempo" perdido y de revivificar perennemente los mitos. 

Es cierto que se carece de elementos históricos que permitan demostrar


empíricamente nuestros orígenes, aunque algunas logias están trabajando con
excelentes frutos en ello; pero lo verdaderamente importante radica en observar
en nuestros ritos, cómo se expresan esos mismos mitos, vivificándose en la
figura solar del Ven\ Maestro y en el simbolismo planetario de los dignatarios
de la Logia. 

También es verdad que sí podemos encontrar múltiples signos masónicos en los


restos de antiguas civilizaciones de muy variados tiempos históricos y lugares
geográficos. El universalismo del símbolo es el que otorga la universalidad a la
Orden. 

La leyenda de Hiram, que como todos conocemos constituye la clave del simbolismo
masónico, es idéntica en sus elementos esenciales al mito de Osiris a quien los
sacerdotes de Egipto rendían culto; se le ha comparado igualmente con los
misterios de Eleusis, que utilizando el simbolismo temporal de los equinoccios y
los solsticios, representaban -como lo hace también el cristianismo- el sagrado
drama de la muerte y la resurrección. Algunos han visto elementos masónicos en
el simbolismo de la construcción del Arca de Noé; se ha comparado a nuestros
ritos con el culto que se rendía en Persia a Mitra, en los que existía la idea
de los grados, un simbolismo análogo, normas de amor fraternal, igualdad,
discreción y tolerancia y en los que también era representado el drama de la
resurrección. Otros hermanos han dicho poéticamente que la Masonería bebe de las
fuentes de la sabiduría eterna expresada por los grandes maestros de todos los
tiempos. Hermes Trismegisto -que es el Toth egipcio o Mercurio romano- da su
nombre a muchas de las logias; y por cierto los libros llamados herméticos, que
se atribuyen a esa tradición, han sido repetidas veces considerados como libros
masónicos. De la Escuela de Pitágoras hereda el conocimiento del sentido
cualitativo de los números y sus relaciones simbólicas con la geometría -que
utilizamos para los planos de la construcción-, con la música y con la
astronomía. Se nos ha relacionado con ella, con otros pitagóricos como Sócrates
y Platón, así como con las escuelas neoplatónicas posteriores, en especial las
del Renacimiento que igualmente utilizaban el sistema de los tres grados. No han
faltado quienes han visto los antecedentes de la Masonería en la escuela judía
de los Esenios, de quienes habríamos obtenido el simbolismo de las palabras
cabalísticas que utilizamos; y respetables hermanos han comparado las etapas de
nuestro trabajo de "pulir la piedra en bruto" con los simbolismos alquímicos de
las fases de la transmutación interna. 

Podemos en todo caso afirmar con seguridad que las altas metas y aspiraciones
que nos unen son esencialmente las mismas que reunieron a los hombres, desde
tiempos antiguos, en secretas comunidades de carácter cultural, iniciático y
constructivo; y que los constructores del Templo de Jerusalén, así como los
Collegia Fabrorum de los romanos, poseían secretos de la construcción que
pasaron posteriormente a los gremios de canteros y constructores. A pocos
historiadores cabe duda de que estos gremios son nuestros antecedentes más
directos. Y son muchos los que observan la inmensa influencia que ejercieron en
nuestra Orden, el simbolismo de los cruzados, "Guardianes de Tierra Santa", y,
fundamentalmente, las órdenes de caballería, entre las que cabe destacar la de
los Templarios, que también dan su nombre a tantas logias. 

Hemos hecho mención de la tradición, porque reconocemos que los secretos, las
ideas y los símbolos que guarda nuestra Orden han sido transmitidos y recibidos
"de boca a oído" a través de los tiempos, conservándose intactos hasta hoy. Mal
haríamos si pretendiéramos cambiarla y perder la pureza de nuestros ritos o
modificar la perfección de nuestros signos. Por el contrario, se nos dice que es
una de nuestras principales obligaciones, la de conservar la pureza de esa
tradición que es la que aporta el influjo espiritual y la fuerza necesaria para
que nuestra construcción no se derrumbe, y que debemos defenderla como
guerreros, pues es nuestro verdadero tesoro que guardamos oculto. 

Pero no se piense que cuando decimos "tradición" nos estamos refiriendo a


ciertas costumbres anticuadas, que a veces se han tomado como dogma, y que lejos
de coadyuvar a la revivificación de la Orden podrían más bien anquilosarla. Nos
referimos a aquellas normas de carácter puramente formal, que nuestros
antecesores habrán tenido seguramente válidas razones para formular, dadas las
condiciones imperantes en su tiempo y que no son las que se dan en este momento.
Un ejemplo típico de esta clase de normas es la que impide a la mujer el ingreso
a nuestros templos, lo cual está totalmente reñido con las circunstancias
actuales, en una sociedad en la que las mujeres están participando, junto con
los varones, en todos los ámbitos de la vida. Masonería también es iniciación y
rito; y podríamos recordar iniciaciones femeninas a lo largo de la historia y la
intervención de las mujeres en la celebración de muchos ritos precursores de los
nuestros. Si no fuéramos capaces de modificar este tipo de usos, estaríamos
confundiendo la esencia con la forma. Tradición es la conservación de lo
esencial dentro de la libertad de combinar las formas. Es esto lo que nos hace
artistas, buscadores también de la fuerza, la belleza y la sabiduría. ¿Y qué
mejor símbolo que la mujer, para representar la fuerza sutil de la inteligencia,
la gracia y el encanto de la belleza? ¿No son acaso también femeninas la
Sabiduría, la Ciencia, la Justicia y la Templanza? 

Creemos que debemos abrir los brazos a nuestras queridas hermanas y evitar que
siga siendo motivo de desunión en la fraternidad el hecho de que en el ejercicio
de nuestra libertad nos organicemos, según las circunstancias, en logias
masculinas o femeninas, y que compartamos hombres y mujeres masones, la
realización de la magna Obra que nos ha sido encomendada. 

Igualmente queremos señalar que nuestra venerable asociación no podría ser jamás
considerada como una secta, pues sus ideales universales y su amplitud de miras
son diametralmente opuestos al ánimo sectario; ni siquiera como una sociedad
secreta, pues carece de los elementos definitorios de la misma; pero sí ha sido
tradicionalmente definida como una organización esotérica, pues busca el
significado interno de sus símbolos y los de la naturaleza. Recordemos que la
palabra "esotérico" deriva del griego esoterikós que quiere decir "lo interno"
-lo que se encuentra oculto, lo secreto-. Se la relaciona con los arcanos, los
misterios y lo milagroso; y evoca lo que se halla más allá de las apariencias
sensibles, a lo que se llega, según opinión de muchos, precisamente a través de
la comprensión del símbolo, su influjo y su significado. Es eso precisamente lo
que le ha dado esa fuerza sutil y mágica que es la que hará posible que la
altísima meta para la que fue fundada sea finalmente coronada y cumplida a
cabalidad. Es ese respeto al misterio el que nos infunde el santo temor de
revelar nuestros signos de reconocimiento y las formas rituales que nos
caracterizan, y el que nos coloca siempre ante la presencia de un profundo
secreto, al que se define como inviolable por su propia naturaleza. 
Pero esto no podría querer decir que nos debamos ocultar en nuestras logias para
guardar en forma egoísta la fuerza y el conocimiento que nuestra organización
nos otorga; por el contrario, sabemos que también deberemos osar y salir a la
luz -como siempre lo hicieron los verdaderos masones- poniendo al servicio de la
humanidad nuestro arte de construir; esto nos obliga a participar activamente en
la construcción de un mundo nuevo, lo cual implica una grandísima
responsabilidad que se ve aumentada por el hecho de encontrarnos ante un medio
caótico que está dirigiendo casi toda su fuerza, sus recursos y su aparente
inteligencia, hacia la destrucción, la guerra y la contaminación, lo que ha
llegado a tal extremo que amenaza seriamente la existencia de la especie humana
y la vida del planeta, como todos sabemos. 

No podríamos concluir este trabajo sin recordar, aunque sea someramente, algunos
elementos del simbolismo constructivo que es el que de un modo particular nos
distingue y que es el que deberemos utilizar en la construcción de aquella nueva
humanidad. Acordémonos de que los símbolos zodiacales y planetarios que decoran
nuestros templos nos hacen ver la necesidad de investigar los misterios de la
cosmogonía, para comprender así los secretos del Universo, que nos permitirán
edificar de un modo armónico y nos enseñarán la identidad del cielo y la tierra
-el espíritu y la materia-. Sólo así podremos realizar nuestra construcción en
la tierra, tomando como modelo -así hizo Hiram, el arquitecto- a la Jerusalén
celeste. Unicamente de este modo podría ser posible el restablecimiento de la
armonía, la unión y la paz. 

Se nos dice que aunque ascendamos a grados superiores siempre seguiremos


contando con el martillo y el cincel del aprendiz, y que la labor de seguir
tallando y perfeccionando la piedra tosca es constante y permanente. Ese mallete
o martillo, símbolo de la fuerza -en especial la sutil de la inteligencia y el
amor- con el que golpeamos nuestro cincel para arrancarnos la falsa idea de
nuestra "personalidad" y su secuela de prejuicios y lograr la belleza de la
Obra. Esa paleta de albañil que se usa para la terminación de los detalles y que
nosotros utilizamos para el perfeccionamiento de la enseñanza y la instrucción;
con ella corregimos y encubrimos las imperfecciones de nuestros hermanos, pero
jamás la empleamos en disimular o justificar las propias. Aquel nivel con el que
logramos encontrar el equilibrio en nuestra vida temporal y que junto con la
línea horizontal de la escuadra nos marca la línea recta con que debemos
emprender nuestras acciones en el mundo. Y fundamentalmente aquella plomada que
nos permite colocar la escuadra en su perfecta perpendicularidad con el nivel y
que nos enseña a emprender y continuar el camino vertical ascendente de nuestro
crecimiento interior. 

Vigoricemos ahora, QQ. HH., nuestra inefable cadena de unión. Si formamos parte
de ella de un modo real y efectivo, y constituimos un verdadero eslabón de esa
cadena misteriosa, asumamos plenamente la responsabilidad de que esta no se
debilite por nuestros vicios e imperfecciones y recordemos constantemente que un
sólo eslabón frágil sería capaz de romperla. 

Permitidnos repetir el llamamiento que nos hemos atrevido a haceros en esta


solemne ocasión: que tomemos conciencia de la importancia de conservar intacta
la tradición verdadera y de preservar y respetar los símbolos y los ritos que
están vivos y por lo tanto perpetuamente nos enseñan haciendo posible nuestra
unión; que incrementemos el esfuerzo que nos permitirá lograr el crecimiento
interno y el perfeccionamiento individual; y que continuemos con toda nuestra
fuerza, todos en uno, y guiados por Amor, la tarea comenzada por nuestros
antecesores de construir un mundo nuevo y verdadero, cuyo modelo es la ciudad
celeste, tarea que se verá coronada cuando pongamos la piedra de toque y
logremos finalmente el restablecimiento de la Unidad y de la Paz. 

Que no tengamos que lamentar el no haber cumplido con nuestro sagrado deber. 

Que asumamos seriamente y sin titubeos, la inmensa responsabilidad que nos toca
en la lucha contra el caos imperante, y hagamos así posible el restablecimiento
del orden interno y externo, aunque cuantitativamente nuestro esfuerzo pase
inadvertido. 

Y que jamás nos avergoncemos, muy QQ. y Ven. HH. de ofrecer todos nuestros
trabajos A La Gloria Del Gran Arquitecto Del Universo. 

DIALOGO ENTRE SIMON Y FELIPE, c. 1740

Este catecismo se halla contenido en el mismo Ms. que The Whole Institution of
Masonry, 1724 [La Institución Completa de la Masonería]. Se ha constatado que
figura en él un nombre y dirección casi ilegibles: "Mr John Page . . . Nº
5 . . . Bristol", y estuvo recientemente en posesión del fallecido Hno. [Lister]
Salisbury. Recibiendo la copia mecanografiada del Hno. Cramphorn, después de
haber entregado este libro a la imprenta, tuvimos que escoger inmediatamente
entre incluir el Diálogo en este volumen, mientras aún había oportunidad de
hacerlo, u omitirlo e intentar en lugar de ello localizar el Manuscrito e
investigar su historia y autenticidad, en vistas a su posterior publicación. El
Diálogo es similar en varios puntos a los otros primeros catecismos masónicos,
si bien no se parece demasiado a ninguno en particular, y prima facie no hay
razón para pensar que sea una trampa o una falsificación. Decidimos de acuerdo a
ello publicarlo aquí para información del lector. Tan pronto como sea posible,
esperamos que a esta publicación preliminar siga un estudio más detallado en A.
Q. C. [Ars Quatuor Coronatorum]. 

Como el Diálogo no está fechado y actualmente no disponemos del original para su


examen, tenemos que remitirnos enteramente a evidencias internas del texto para
fechar el documento. Este consiste en dos partes; la primera es una secuencia de
preguntas y respuestas, que contiene de hecho tres secciones. La segunda
consiste en un número de notas o comentarios sobre ciertas respuestas. Aparte
del juramento, todas las respuestas son cortas y de tal manera que un masón
podría aprenderlas de memoria. La primera parte, por lo tanto, consiste
aparentemente en un test de preguntas y respuestas, más bien que en una
ceremonia de admisión. En este aspecto se parece a los catecismos de antes de
1731. Algunas de las preguntas y respuestas tienen más afinidad con el Masonry
Dissected de Prichard, de 1730, [ver aquí pág. 290] que con cualquier otro
catecismo conocido. Esto plantea el problema de si el Diálogo está parcialmente
basado en Prichard, en cuyo caso es necesariamente posterior a 1730, o si
procede de un ritual más antiguo, que en parte habría servido como modelo para
Prichard. En vista de la vaguedad de las semejanzas y de las muchas y llamativas
diferencias, estamos dispuestos a pensar que ninguno de los dos catecismos se
basó en el otro, y que las preguntas y respuestas del Diálogo pueden
perfectamente bien ser anteriores a 1730. Por su carácter pertenecen desde luego
al grupo de primeros catecismos publicado en este volumen. 

La fecha probable de las notas o comentarios, que constituye la segunda parte


del documento, es un asunto distinto. La "Regulación del Dr Desaguliers",
mencionada en la primera nota, se refiere presumiblemente a la medida tomada en
la Gran Logia el 28 de agosto de 1730 por sugestión del Dr. Desaguliers. Esto
haría del otoño de este año la fecha más temprana en la que podrían haber sido
escritos los comentarios. Por otro lado, el uso de los términos 'Viejos Masones'
y 'Nuevos Masones', con el mismo significado que las expresiones más usuales,
'Antiguos Masones' y 'Masones Modernos', sugiere que los comentarios fueron
escritos antes de que los términos 'Antiguo' y 'Moderno' quedaran bien
establecidos. Lo cual habría sido con seguridad antes de 1764, año en que fue
publicada la segunda edición de Ahiman Rezon, (el Libro de las Constituciones de
la Gran Logia de los Antiguos) que contenía el bien conocido ataque a los
'Modernos', y no sería improbable que lo hubieran sido antes de 1756, que fue
cuando apareció la primera edición de Ahiman Rezon, habiendo sido establecida la
Gran Logia de los 'Antiguos' en 1751. Así, estamos dispuestos a pensar que los
comentarios fueron compuestos, y el Diálogo puesto por escrito, en alguna fecha
entre 1730 y 1750, aunque el catecismo propiamente dicho puede muy bien haber
sido copiado de uno en uso antes de 1730. Provisionalmente, por tanto, sugerimos
como fecha del documento circa 1740, fecha que puede exigir revisión a la luz de
un examen del manuscrito original, cuando éste sea hallado y si es que lo es. 

La transcripción que publicamos se ha preparado a partir de la copia


mecanografiada del Hno. Cramphorn. Hasta donde sabemos, el catecismo no ha sido
publicado antes. 
 
 

DIALOGO ENTRE SIMON, UN MASON DE CIUDAD,   Y FELIPE, UN MASON QUE ESTA DE VIAJE

 
S. - Señor, acabo de recibir, incluido en una carta, un pedazo de Papel con esta
forma; por favor, ¿qué queréis decir con ello? 

F. - Soy un Extranjero, Busco compañía, Y el haber oído que erais un Hermano


Masón me ha dado la audacia de convocaros. 

S. - Y vos, ¿sois Masón? 

F. - (a). Lo soy (así soy considerado por todos los Compañeros y Hermanos) 

S. - Y ¿cómo sabré que sois un Masón? 

F. - (b). Por las Palabras, Signos, Toques y Puntos de mi Entrada. 

S. - Y ¿cuál es la Palabra de un Masón? 

F. - (c). La palabra es Recta. 

S. - Si es Recta dádmela Rectamente. 

F. - La Deletrearé con vos, si os place. 

S. - Dadme la primera Letra y yo os daré la segunda. 


F. - B. 

S. - O. 

F. - A. 

S. - Z. 

F. - La Palabra (d) es pues BOAZ, pero como vos sois un Desconocido para mí,
como yo lo soy para vos, y en buena Prudencia no hemos de contestar [así] a las
Tres preguntas propuestas, para que de ningún modo seamos engañados por un
Impostor, os pregunto yo, ¿Qué son [los] Signos? 

S. - Los Signos (e) son todos [o "todas las"] Escuadras, Angulos y


Perpendiculares. 

F. - Y ¿qué son [los] Toques? 

S. - (f)Todos [los] Fraternales agarres en la mano mediante los cuales los


Hermanos se reconocen uno al otro.  

F. - Y ¿cuáles son [los] puntos de vuestra Admisión? 

S. - Guardar y Ocultar los Secretos (g) del Masón. 

F. - ¿Cómo fuisteis recibido Masón? 

S. - Por (h) Tres golpes en la Puerta, el último a doble distancia de tiempo del
primero y mucho más grande. 

F. - ¿Cuál fue la primera pregunta que os hizo el Maestro cuando vuestra


admisión? 

S. - Si había sido por mi propia y libre voluntad que había ido hasta allí para
ser hecho Masón. Yo respondí SÍ. 

F. - ¿Qué visteis antes de ser hecho Masón? 

S. - Nada que yo entendiera. 

F. - ¿Qué visteis después de ello? 


S. - Tres grandes Luces. 

F. - ¿Cómo las llamáis? 

S. - El Sol, La Luna y el Maestro (i). 

F. - ¿Cómo Rigen y Gobiernan? 

S. - El Sol el Día, la Luna la Noche, el Maestro la Logia. 

F. - ¿Dónde estaba vuestro Maestro? 

S. - En el Este. 

F. - ¿Por qué en el Este? 

S. - Para esperar la salida del Sol y poner a los Hombres a su Trabajo. 

F. - ¿Dónde estaban los vigilantes? 

S. - En el Oeste. 

F. - ¿Por qué en el Oeste? 

S. - Para esperar la Puesta del Sol y descargar a los Hombres de Su Tarea. 

F. - ¿Dónde estaban los Compañeros de Oficio? 

S. - En el Sur. 

F. - ¿Por qué en el Sur? 

S. - Para recibir e Instruir a todo Hermano forastero. 

F. - ¿Dónde estaban los Aprendices aceptados? 

S. - En el Norte, para Guardar y Ocultar y servir al Maestro. 

F. - Decís que visteis tres grandes Luces, ¿no visteis ninguna otra Luz? 

S. - Sí, una muy superior al Sol o a la Luna. 


F. - ¿Cuál era? 

S. - La Luz del Evangelio. 

F. - ¿Por qué fuisteis hecho Masón? 

S. - A causa [o: "por amor"] de la Letra G. (k). 

F. - ¿Qué significa ésta? 

S. - GEOMETRIA. 

F. - ¿Por qué GEOMETRIA? 

S. - Porque ella es la Raíz y el fundamento de todas las Artes y Ciencias. 

F. - Y os ruego me digáis ¿cuánto dinero tenías en vuestro bolsillo cuando


fuisteis hecho Franc Masón? 

S. - Ninguno en absoluto. 

F. - Y ¿cómo fuisteis hecho Masón? 

S. - Ni Desnudo ni Vestido, ni De Pie ni Tendido, ni De Rodillas ni De Pie, ni


Descalzo ni Calzado, sino en debida forma. 

F. - ¿Cómo es esta Forma? 

S. - Sobre mi rodilla doblada y descubierta con un Compás abierto en escuadra


hacia mi Pecho. Y entonces y allí presté el sagrado y solemne Juramento de un
Masón. 

F. - Repetid vuestros Juramentos. 

S. - Juro y Declaro Solemnemente ante Dios y esta Venerable Reunión que Guardaré
o Escucharé ["Heal or Hear"], Ocultaré y nunca revelaré, los Secretos o lo
Secreto [o "el Silencio"] de un Masón o de la Masonería que me han sido
revelados hasta ahora, o que puedan serlo ahora o en el futuro, a ningún Hombre,
Mujer o Niño; ni tampoco los imprimiré, estamparé o Grabaré sobre ninguna cosa
Movible o Inmovible o de cualquier otra manera. Por la cual puedan ser
descubiertos los secretos de un Masón o de la Masonería. Bajo la Pena de [que]
mi Corazón [sea] arrancado de mi Pecho izquierdo, mi Lengua del abrigo de mi
boca, mi Garganta cortada, [y] mi Cuerpo vuelto pedazos por caballos Salvajes,
enterrado en las Arenas del Mar donde la Marea fluye en 24 horas, tomado y
quemado hasta las Cenizas y llevado a donde soplan los cuatro vientos para que
así no queden más Recuerdos de mí. QUE DIOS ME AYUDE. Entonces el Primer
VIGILANTE me puso un mandil Blanco con estas palabras: "Os revisto el Emblema
del Masón, más Antiguo y Honorable que [el de] los Caballeros de la Jarretera". 

F. - Estoy satisfecho, sois Masón según la Repetición de vuestro Juramento. Si


gustáis podeis hacerme las Preguntas que considereis oportunas. 

S. - Os pregunto, ¿dónde se tenía vuestra Logia?. 

F. - En el Valle de Josafat donde no llega el Cloqueo de una Gallina, el Cacareo


de un Gallo, [ni] el ladrido de un Perro. 

S. - ¿Qué altura tenía vuestra Logia? 

F. - Tan alta como los Cielos y tan baja como la Tierra (m). 

S. - ¿Cuántos Pilares tenía vuestra Logia? 

F. - Tres. 

S. - ¿Cómo los llamábais? 

F. - Belleza (n) Fuerza Y Sabiduría. 

S. - ¿Qué representan? 

F. - Belleza para Adornar, Fuerza para Sostener, y Sabiduría para Idear. 

S. - ¿De qué Logia sois? 

F. - De la Muy Venerable ["Right Worshipful"] Logia de S. Juan. 

S. - ¿Cuántos Signos tiene un Franc Masón? 

F. - Cinco. 

S. - ¿Cómo los llamáis? 

F. - PEDESTAL-MANUAL-PECTORAL-GUTURAL-ORAL. 

Traducción: J. M. R.
 

[NOTAS: del propio manuscrito]

( a )
"Así soy considerado por todos los Compañeros y Hermanos". Este es el modo en
que los Viejos Masones responden a esta pregunta. Pero los Nuevos Masones bajo
la Regulación de J. T. Desaguliers responden solamente "LO SOY".

( b )
"Por [las] Palabras, Signos, Toques y Puntos de mi Entrada". ¡Cómo difieren los
Viejos y los Nuevos Masones!. Los Nuevos Masones responden "Por [los] Signos,
Toques y Puntos de mi Admisión". 

( c )
La Palabra es Recta [o "Derecha"]. Esta respuesta es bastante Sutil. La Palabra
de un Masón es BOAZ. Pero ellos responden que la palabra es Recta ["Right"] y
que Deletrearán la Palabra con vos, etc. Es para protegerse contra Impostores
que los engañen. Además, los Franc Masones hacen uso de la Palabra Derecha tan a
menudo como pueden, con Alguna introducción en la conversación, porque todo lo
que ellos hacen es derecho, como su "rodilla Derecha doblada", su "mano Derecha
sobre la Biblia", etc.

( d )
"La palabra es pues BOAZ". Esta es la palabra de un Masón, la cual está tomada
del 7º Cap. de Reyes I, versículo 21º: "Y erigió las Columnas en el Pórtico del
Templo. Y erigió la Columna de la derecha y la llamó Jakin, y erigió la Columna
de la izquierda y la llamó Boaz" [La cita corresponde más aproximadamente a II
Cro. 3, 17]. Este verso se lee después de que habéis jurado. Y a menudo el
Capítulo entero.

( e )
Aquí los Nuevos Masones dicen la Palabra "Todo[s]" ["All"], y res-ponden
solamente "Escuadras, Angulos y Perpendiculares".

( f )
"Todos los Fraternales Agarres en la mano?". Lo cual ocurre cuando al daros un
apretón de manos presionan el Nudillo del primer dedo de vuestra mano Derecha al
que llaman la columna Boaz. Si ha pasado [a] Compañero del Oficio o Vigilante,
él presiona con su Pulgar el nudillo del siguiente dedo largo, el cual es
llamado JAKIN, la Columna de la derecha -pues Jakin es la palabra de un
Vigilante.

( g )
Guardar y Ocultar esta parte del Antiguo Juramento, pero los Nuevos Masones lo
[responden?] señalando a su pecho Izquierdo con su Dedo.

( h )
Por tres Golpes solemnes en la Puerta, el último a doble distancia de Tiempo y
mucho más grande. Ante la puerta por la que sois admitidos se halla un Aprendiz
Aceptado con una espada desenvainada, para guardarla contra los infiltrados
["droppers"], como ellos los llaman, y que éstos no Espíen. Pues en esto son muy
Cautelosos y la Pregunta que se hace frecuentemente es "¿Está Cubierta ["Tiled"]
la Casa?". Si se está a salvo de la escucha, la respuesta es: "Está Cubierta".
Si no lo está, o alguna Persona de la Reunión no es Masón: "DESCUBIERTA". El
Aprendiz más Reciente os toma por la mano y llama tres veces a la Puerta. El
Maestro pregunta quién es. Y el Aprendiz responde: "Uno que tiene el deseo de
ser hecho Masón". El Maestro replica: "Hacedle entrar". N. B.: La razón de esos
tres Golpes no es conocida por los Aprendices sino por el Maestro, y procede de
HIRAM, Gran Maestro en el TEMPLO DE SALOMON, quien fue asesinado por sus tres
Aprendices y muerto por el tercer Golpe, que le dió el último Aprendiz, y ello
porque no quiso descubrirles los secretos.

( i )
El Sol, La Luna y el Maestro son tres grandes velas en grandes Candeleros de
madera esculpidos en todos los Ordenes y situados en forma Triangular sobre la
Logia. La Logia, como la representada aquí, se hace comúnmente con cinta blanca
clavada al Suelo; alrededor, como veis, las letras E para el Este, S para el
Sur, etc., hechas en Plata delgada o Estaño muy delgado. Y del mismo modo que
[está] la letra G en lo alto, en las Logias que se constituyen ahora hay un
Cuadrante, una Escuadra, un Compás y una Plomada colocados en lo alto de la
Logia. Los Oficiales de la Logia permanecen en pie en sus lugares respectivos
formando una Escuadra con su pie derecho en contacto con el Izquierdo, su mano
izquierda colgando en línea perpendicular y su mano Derecha sobre su pecho
izquierdo formando una Escuadra con sus Dedos y su Pulgar, con sus Mandiles
puestos, y unos Guantes a su derecha. Esta es la Postura y el gran signo que
haría cualquier Masón desde lo alto de una Casa, y se llama la Postura de un
Masón.

( k )
Podéis Observar por qué la G está situada en el medio de la Logia.

( l )
NINGUNO EN ABSOLUTO. Es ésta una Pregunta muy hábil para descubrir a un
Impostor, porque os despojan de todo Metal que llevéis encima, como vuestro
dinero, las Hebillas de vuestros Zapatos, etc., y dan esta razón para ello: Que
en la construcción del Templo no se oyó nada de Metal. De acuerdo al 6º Cap., I
Reyes, 7º versículo: "Y cuando se construyó la Casa se hizo de Piedra que había
sido preparada antes de llevarla hasta allí. De este modo no se oyó ningún
martillo, Hacha ni herramienta de Hierro en la Casa mientras ésta se hallaba en
Construcción."

( m )
Tan baja como la Tierra, tan alta como los Cielos, porque todas las Logias se
tenían antiguamente a Campo abierto.

( n )
"Belleza, Fuerza y Sabiduría". Estas tres cosas son necesarias en todas las
grandes Construcciones. 

***** feli 1 grafico


***** feli 2 grafico

EL MANUSCRITO WILKINSON, c. 1727

(D. KNOOP, G. P. JONES Y D. HAMER)


INTRODUCCION

Procedencia Directa del Manuscrito. En Marzo de 1946, el Hno. B.A. Swinden de


Northampton atrajo nuestra atención hacia este manuscrito perteneciente al Hno.
Harold Wilkinson de la Logia de Pomfret, nº 360, de la misma ciudad, quien lo
encontró entre los documentos de su difunto padre, el Hno. Samuel Blaze
Wilkinson (1851-1931) del 69 de Billing Road, Northampton. El Hº. Wilkinson
consintió amablemente en entregarnos el manuscrito para su examen y
reproducción, y nos autorizó a enviarlo al Dr. B. Schofield del departamento de
MSS [manuscritos] del British Museum para ser examinado más detalladamente.
Después de haber devuelto el manuscrito a Northampton, éste fue donado por el
Hno. Wilkinson a la Biblioteca Masónica de dicha localidad. 

Desgraciadamente, el Hno. Wilkinson no tiene información alguna sobre la


historia del documento y desconoce cómo llegó a manos de su padre, quien, en su
día, fue un incondicional de la Logia de Pomfret y un destacado miembro del
Gremio, [Royal] Arch, Mark [Mason], K[night] T[emplar] y Rosa Cruz. Su interés
en la vertiente histórica de la masonería es evidente a juzgar por el hecho de
estar en posesión de este documento que hemos designado con el nombre de
Manuscrito Wilkinson, y por un pequeño cuaderno de notas que contenía copias de
lo que parecen ser versiones relativamente tempranas (anteriores a 1813 -?) de
1) la "First Degree Lecture" [Enseñanza del Primer Grado] y 2) la "Traditional
History" [Historia Tradicional]. El Hno. Wilkinson no sabe nada acerca de la
familia de su abuelo; y en cuanto a la de su abuela, tres de ellos eran masones
canteros y solamente uno, que era ingeniero, fue franc-masón. Los orígenes de su
familia parecen hallarse en Clipsham, Rutland, aunque por lo menos tres de sus
miembros vinieron a Northampton y estuvieron vinculados con las canteras de
Harlestone, que se hallan a una o dos millas de distancia de su actual término
municipal. El ingeniero francmasón mencionado anteriormente, que vivió en
Wellingborough, aparentemente mostró muy poco interés en el Gremio. Parece ser
que Samuel Blaze Wilkinson vivió toda su vida en Northampton. La Logia de
Pomfret no fue legitimizada hasta 1819; sin embargo existía una Logia en el
George, Northampton, constituida el 16 de Enero de 1730 como la nº 62,1 e
incorrectamente numerada como la 602 en La Masonería Disecada [ver aquí ] de
Prichard del mes de Octubre de 1730. En 1740 se convirtió en la nº 64 y
desapareció el 29 de Noviembre de 1754.3 Aunque el Manuscrito Wilkinson parece
representar un ritual anterior al de Prichard, no hay ninguna evidencia de que
se practicase en alguna Logia de Northampton. Tampoco se puede dar por cierto,
por razones que expondremos posteriormente, que el documento fuese escrito en
una fecha tan temprana como 1730. 

Tipo de Papel y Formato. El papel, que es de formato oficio, 12 7/8" x 7 7/8",


está hecho a mano, es de buena calidad, y presenta la marca de agua VRYHEYT y
las letras GR con una corona encima, como contramarca. Más adelante nos
referiremos a estas marcas, y las tomaremos como referencia para el análisis de
la antigüedad del papel. Tres hojas sueltas de esas características fueron
dobladas por la mitad para formar un librillo de seis medias hojas o doce
páginas. Posteriormente las dos hojas exteriores o se desgastaron mucho o fueron
arrancadas del pliego: la contramarca aparece a lo largo de la doblez original
de dichas hojas y sus dos mitades se corresponden perfectamente, prueba de que
cada par de medias hojas formaba originariamente una sola. 

La primera media hoja, que constituye lo que describimos como páginas i y ii,
estaba originalmente en blanco por ambas caras, con excepción de lo que parece
ser una marca masónica - LL-, algo parecido a dos V invertidas colocadas una
junto a la otra y que aparece en la parte superior de la página i, realizada al
parecer con la misma tinta y estilo de escritura que el texto. Posiblemente
fuera la marca del escriba que copió el documento. En una época más reciente, se
añadieron bajo la marca las palabras "Antiguo Ritual" en lápiz, y en tinta y a
plumilla "S. B. Wilkinson|69, Billing Road,|Northampton". Cada media hoja fue
grabada con un membrete en relieve que exhibía esta dirección: 69, BILLING
ROAD,|NORTHAMPTON, visible en la reproducción fotográfica de la página i y
apenas discernible en la de las demás hojas; fue colocado de manera que no
afectara al texto. Muy cerca del membrete en relieve, o a veces superpuesta,
aparece la firma "S. B. Wilkinson" en las páginas 1, 3, 5, 7 y 9. 

Quien escribió consideró la primera página de texto como página 1 del


manuscrito: no la numeró pero comenzó en su anverso con el número "2". Tenemos
así la secuencia: 

p.i: en blanco, excepto por la "marca" y las adiciones posteriores. 


p.ii: en blanco. 
p.1: comienza el texto, sin numerar por quien escribe. 
p.2: continúa el texto, numerada con el 2. 
p.3: =  id.  3. 
p.4: =  id. 4. 
p.5: =  id. 5. 
p.6: =  id. 6. 
p.7: =  id. 7. 
p.8: = id., sin numerar por quien escribe. 
p.9: = id., sin numerar por quien escribe. 
p.10: = id., sin numerar por quien escribe.
En un tiempo, estas hojas estuvieron unidas por tres pequeños clips de alambre
en forma de pera. El pequeño agujero redondo que aparece como una marca negra en
la reproducción fotográfica de las páginas i, ii, 1, 2, 9 y 10 fue causado
-según nos informa el Hno. Swinden- por un clip oxidado que al ser extraído se
llevó con él parte de las páginas. Las marcas realizadas por los dos clips
restantes pueden apreciarse en la reproducción fotográfica de la página 10. En
algún momento, las hojas fueron dobladas horizontalmente en tres partes y las
marcas de estos dobleces son visibles en la reproducción fotográfica de la
página i. 

Ortografía y Manuscrito del Texto. Sus características principales son: 

(a) El uso de la s larga, como en la Pregunta 1.

(b) El signo & es generalmente lo mismo que la x de cola larga del escriba, como
en las respuestas 2 y 3; ocasionalmente aparece una forma moderna, como en las
respuestas 8 y 28, la salutación (13), y el juramento (23). 

(c) La antigua e se usa con frecuencia, como se ve en las respuestas 1, 2 y 3. 

(d) La I y la J mayúsculas se escriben ambas como I. 

(e) La forma I'll [futuro, 1ª persona singular] aparentemente se escribe como


I'le. Probablemente esto sea una peculiaridad personal del escriba y no una
falta de ortografía. Comparable al levele que aparece en lugar de levell [nivel]
en la P. 48 y en la R. 49. 

(f) El uso ocasional de terminaciones en -ick. 

(g) El hecho de doblar, en ocasiones, consonantes simples al final de las


palabras: sett [adoquín], Jewell [joya], Urnell [piedra blanca de grano fino],
Levell [nivel]. 
(h) El uso ocasional de yt por that [forma demostrativa], yr por your [forma
posesiva] y shod por should [forma subjuntiva]. 

(i) Uso indiscriminado de mayúsculas en los sustantivos y a veces en los


verbos. 

(j) Las formas verbales finalizadas en -ed están escritas con todas sus letras y
no con la forma -'d, con dos excepciones: introduc'd ["introducido"] en la
Pregunta 24 y until'd ["descubierta"] en la P. 76. 

(k) Una puntuación muy pobre: los interrogantes, los puntos al final de las
respuestas, y los apóstrofes indicadores de posesión son frecuentemente
omitidos.

El tipo de escritura, según nuestra opinión, pertenece al período comprendido


entre 1700 y 1820, sin embargo el uso de papel oficio hecho a mano (suponiendo
que no provenga de antiguos stocks) lo ubica casi con seguridad dentro del siglo
dieciocho. Lo confirman los usos mencionados en los anteriores puntos a, b, c,
d, f, g, y h, más frecuentes en el siglo dieciocho que en el XIX. Por otro lado,
el casi constante uso de -ed en lugar de -'d en los tiempos verbales pasados y
en los participios, parece apuntar a la segunda mitad del siglo dieciocho más
que a la primera. 

Marca y Contramarca. La marca de agua "VRYHEYT" de nuestro documento apunta


tanto al origen holandés del papel como a su elaboración por parte de artesanos
franceses, libres imitadores del papel holandés y sus membretes. El hecho de que
en nuestras hojas no figure ni el nombre de su manufacturador ni sus iniciales
ni ninguna otra marca, nos hace pensar que no es papel holandés sino su
imitación francesa. El uso de la contra-marca GR con la Corona demuestra que el
papel fue elaborado exclusivamente para el mercado inglés. 

En Watermarks in Paper in the XVII and XVIII Centuries [Marcas de Agua en Papel
en los siglos XVII y XVIII] de W.A. Churchill, se reproducen aproximadamente
treinta ejemplos de la marca VRYHEYT. En los primeros ejemplos, que datan del
año 1654 al 1720, el León, la Lanza y los Siete Dardos, así como la base con la
palabra VRYHEYT, se hallan rodeados por una especie de guirnalda. En los
últimos, que datan del año 1704 a c. 1813, el León, la Lanza, etc, se hallan
dentro de un círculo coronado que exhibe el lema Pro Patria ejusque Libertate.
Nuestro ejemplar, obviamente pertenece a este segundo grupo. Un examen detallado
de este grupo muestra: 

(I) que en algunos ejemplares la base que contiene la palabra VRYHEYT está
trazada con líneas simples y en otros con líneas dobles, como en nuestro caso. 

(II) que en la mayoría de los casos la lanza o báculo finaliza en un punto. En


tres de los ejemplares que aparecen en la obra de Churchill finaliza, como en el
nuestro, en lo que podría ser descrito como una Cruz de San Andrés, X. Todos los
ejemplos de Churchill con base de doble línea pertenecen al período de 1746 a
1813, y sus tres ejemplos con el báculo finalizando en una Cruz de San Andrés se
ubican entre 1762 y 1813. 

Era frecuente que los manufactureros de papel holandeses o franceses, al


elaborarlo para el mercado británico, usaran la Cifra Real Británica como
contramarca. En nuestro caso, dicha clave es GR, que estuvo en vigor durante los
cuatro Georges (1714-1830). El único ejemplo que da Churchill de una marca
VRYHEYT con una GR coronada como contramarca es un manuscrito fechado en 1785,
aunque es muy posible que se fabricara papel con esta marca y contramarca antes
de dicho año. 
Relación con otros Catecismos. El Ms. Wilkinson está más estrechamente
relacionado con el "Enter'd 'Prentice's Degree" [Grado de Aprendiz Aceptado] de
La Masonería Disecada de Prichard, publicada en Octubre de 1730, que cualquier
otra versión anteriormente conocida de los primeros catecismos masónicos,
incluido Un Diálogo entre Simón y Felipe [ver aquí pág. 239] del año 17254[-
1740], cuya afinidad con la primera parte de La Masonería Disecada señalamos en
nuestro escrito sobre el Diálogo en A.Q.C. LVII. El orden de las preguntas y las
respuestas en el Manuscrito Wilkinson y en Prichard es diferente. Además, el Ms.
Wilkinson contiene alrededor de una docena de preguntas y respuestas que no se
hallan en Prichard, y a la inversa, éste, en la Parte I, contiene
aproximadamente una veintena de preguntas y respuestas de las que no se
encuentra equivalencia en nuestro manuscrito. Hay unas sesenta y cinco preguntas
y respuestas más o menos iguales en los dos catecismos, aunque algunas veces
difieren en la forma de construir las primeras y en la esencia exacta de las
segundas. Estas cuestiones se verán en detalle en la transcripción del Ms.
Wilkinson que mostraremos en columnas paralelas junto con el "Enter'd
'Prentice's Degree" de La Masonería Disecada. Por el momento debemos
conformarnos con decir que no consideramos nuestro documento simplemente como
una versión anterior y corta de la primera parte de Prichard. Tampoco creemos
que el ritual de Primer Grado de Prichard se derive directamente del descrito en
nuestro manuscrito; sin embargo, ambos proceden, aunque por líneas diferentes,
de un ancestro común, y el que refleja nuestro documento es algo anterior al de
Prichard. Este último se publicó en Octubre de 1730 y el descrito en el primero
parece ser más reciente que el expresado en The Grand Mystery of Free-Masons
Discover'd5 de 1724 [El Gran Misterio de la Francmasonería al Descubierto], así
pues nos inclinamos a fechar el modo de trabajo descrito en el Ms. Wilkinson
alrededor del año 1727. 

Fecha del Manuscrito. Aunque las evidencias internas sugieren que el ritual que
representa nuestro documento pertenece al año 1727, esto no quiere decir que la
fecha del manuscrito sea la misma. Debemos tener en mente la posibilidad de que
pueda ser una copia tanto anterior como posterior a 1730, de un manuscrito
previo a dicha fecha, y no un catecismo escrito de memoria. En dos casos, P. 31
y P. 62, se omite una palabra esencial; en otros dos casos, R. 32 y R. 65, se
repite una palabra. Ambas erratas sugieren errores de copia. Por otro lado, la
separación de dos preguntas y respuestas, la 62 y la 73, sobre los secretos de
un masón, y la omisión de una pregunta y su respectiva respuesta relacionadas
con la llave de dichos secretos, de lo cual la P. y R. 73 es la ampliación,
sugieren o un relato memorizado, o una copia de una versión defectuosa escrita
anteriormente. El hecho de que algunas preguntas y respuestas no aparezcan en un
orden muy lógico también sugiere de algún modo la idea de un relato memorizado.
La cuestión es, ¿cuándo fue copiado? o, si es un original, ¿cuándo fue
escrito?. 

La respuesta dependerá, por lo menos en parte, del propósito para el cual fue
copiado o escrito el documento: (I) podría ser una copia de anticuario del siglo
dieciocho, de un catecismo de principios de siglo; o (II) una copia realizada
por algún masón cuya atención fue cautivada por un documento antiguo que llegó a
sus manos; o (III) un aide mémoire de algún masón, posiblemente elaborado por
otro masón más experto para ayudar a su menos experimentado hermano. 

(I) Si el documento sirvió al primer propósito, tanto se podría esperar que: a)


fuese escrito en un libro corriente, como las versiones Drinkwater y Huddleston
de los Old Charges [Antiguos Deberes] y otros dos catecismos: Institution of
Free Masons [Institución de los Francmasones] y el Ms. [Manuscrito] Essex; como
que: b) fuera cuidadosa y rigurosamente copiado en un rollo por un escriba
eficaz, como el Ms. Chesham, o en un pequeño libro de tapas de cuero como el Ms.
Woodford y el Ms. Supreme Council. Nuestro documento, con sus páginas perdidas y
sus diversas correcciones, no encaja en ninguna de estas condiciones. Tampoco se
trata de seis hojas del centro de un libro normal, puesto que en ese caso, el
recorte necesario para el encuadernado del libro hubiera hecho que las tres
hojas formato oficio fueran más pequeñas de lo que son en realidad. 

(II) Las consideraciones que hemos expuesto anteriormente no se podrían aplicar


al caso de una copia realizada por alguien interesado en un documento antiguo
llegado a sus manos, tal como hizo J. L. Higsom en 1852 cuando copió una versión
de los Old Charges, conocida ahora como el Ms. Wren;6 o como hizo el Hno. Fred
T. Cramphorn hacia 1930 al copiar a máquina Un Diálogo entre Simón y Felipe,
cuando el Hno. Lister Salisbury le pasó el manuscrito original, del cual no hay
indicio desde de su muerte. La trascripción que figura en nuestro Early Masonic
Catechisms [Primeros catecismos masónicos] se obtuvo de la copia escrita a
máquina del Hno. Cramphorn. De forma parecida, la transcripción del documento
que ahora reproducimos en forma de facsímil podría ser una copia, realizada en
la segunda mitad del siglo dieciocho, de un original escrito varias décadas
antes.

(III) Tres características del Ms. Wilkinson, a saber:

a) la doblez horizontal en tres partes (aunque no muy fuerte a juzgar por las
marcas, visibles únicamente en la página i de la reproducción fotográfica e
invisibles en las demás); 

b) las condiciones de desgaste de las dos hojas exteriores a lo largo de las


dobleces que representaban originariamente la mitad de las hojas cuando fueron
dobladas para formar un librillo;  

c) la decoloración de las páginas exteriores, i y 10, claramente apreciable en


las reproducciones fotográficas; 
  sugieren que el documento debía haber sido muy usado, posiblemente porque
sirvió como aide mémoire a algún masón. Si hubiese estado siempre doblado
horizontalmente en tres partes, solamente dos terceras partes de la página
frontal presentarían un deterioro evidente de los colores; así pues suponemos
que se guardaba habitualmente desdoblado, a veces con la página i arriba y otras
veces con la 10, en algún lugar expuesto al polvo, como sería el caso en la
mayoría de cómodas. La introducción y extracción frecuente de los papeles de su
cajón podría explicar el ocasional deterioro y desgaste que presenta nuestro
manuscrito, en cuyo caso no hay discusión posible sobre la idea de que sirviera
como aide mémoire de un masón. De las tres utilidades que se le pueden haber
dado al documento, nos contentamos, por las razones indicadas anteriormente, con
decir que el documento no es una copia de un antiguo manual masónico elaborada
especialmente por o para algún anticuario del siglo dieciocho. Luego nos quedan
dos posibilidades, y por ello proponemos encarar el problema de fechar el
documento, en primer lugar, en base a la hipótesis de que fuera aide mémoire de
algún masón; y en segundo, en base a la hipótesis de que fuera una copia hecha
por alguien que tuvo acceso a un documento más antiguo, el cual cautivó su
atención. 

 (I) La primera hipótesis parece conducir a una fecha relativamente temprana,


puesto que nos resulta difícil creer que el modo de trabajo descrito en nuestro
manuscrito se practicara hasta mucho después de la aparición del librillo de
Prichard en Octubre de 1730, aunque en aquella década, y posiblemente también en
la de los 40, podían haber habido logias fuera del área de Londres en las que La
Masonería Disecada no fuera conocida, o donde masones locales incondicionales no
vieran con buenos ojos las tareas de modificación o revisión del ritual. Por
otro lado, no se puede pasar por alto el hecho de que nuestro documento muestra
diversos indicios de haber sido usado durante algún tiempo después de haber sido
copiado o escrito, y presumiblemente data de alguna época anterior a la
sustitución del ritual que representa por otro más actual en la localidad con la
cual está relacionado. 

En vista de estas evidencias un tanto conflictivas, no hay conclusión definitiva


en relación a la fecha del manuscrito -siempre suponiendo que se utilizara como
aide mémoire de algún masón. Lo único que parece bastante cierto es que el
trabajo que se describe en el Ms. Wilkinson, a juzgar por su estado de
evolución, representa un ritual original de una fecha posterior a 1724 y
anterior a 1730, aunque siempre cabe la posibilidad de que una vez establecido
en una localidad determinada tuviera una relativa estabilidad y continuara
siendo usado de forma más o menos inalterada durante un determinado número de
años a partir de 1730. El hecho de que la impresión en tres ediciones oficiales,
más una pirateada, y por lo menos la reimpresión en un periódico de La Masonería
Disecada aparecieran dentro de la primera quincena de su publicación el 20 de
Octubre de 1730; de que aparecieran ocho ediciones en Londres en la década
siguiente; y de que el librillo fuera reimpreso más de ocho veces en Inglaterra
y Escocia en la década de los 407 es una prueba generalmente aceptada de que
Prichard ejerció una gran influencia en el ritual masónico durante una década, o
posiblemente dos décadas, y no solamente durante algunos meses a partir de su
aparición. Así, no parece probable que el trabajo descrito en el Ms. Wilkinson
se utilizara de una forma inalterada mucho tiempo después de 1740, si tan
siquiera llegó a esa época. Como el Ms. Wilkinson, a juzgar por su estado, fue
escrito algunos años antes de que dejara de servir como aide mémoire -siempre
suponiendo que realmente fuese dedicado a este uso-, hay que presumir que fue
escrito entre 1730 y 1740. 

Puesto que esta fecha no es compatible con la relativamente concreta evidencia


de datado suministrada por la marca del papel y la ortografía del texto, excepto
en la suposición de que a) el casi constante uso en nuestro documento de la
terminación -ed en lugar de -'d en los tiempos pasados y los participios de los
verbos fuera debido a una pedantería del escriba; y b) la relativamente tardía
aparición de nuestra particular variedad de la marca VRYHEYT en el libro de
Churchill fuese debido a que su colección de ejemplares estaba incompleta,
creemos que la fecha aproximada de 1730 a 1740, aunque no es imposible, tampoco
es muy probable. 

 (II) En la segunda hipótesis, a saber, la de que el documento es una copia de


un manual de principios del siglo dieciocho realizada por alguien que tuvo
acceso a un antiguo manuscrito y se interesó por él, el problema de la fecha
depende enteramente de las evidencias externas, como el tipo de escritura, la
ortografía del texto, y la marca y contramarca del papel. En cuanto al tipo de
escritura, coincidimos con la opinión del Dr. B. Schofield del Departamento de
MSS. del British Museum, de que el documento está realizado en una escritura
típica del siglo dieciocho. Tal como ya hemos apuntado anteriormente, ciertas
características de la ortografía pertenecen más a la segunda mitad de dicho
siglo que a la primera. Asimismo, como ya hemos mencionado, aunque las
variaciones de la marca VRYHEYT se encuentran en papeles que datan de la segunda
mitad del siglo diecisiete y en todos los del dieciocho, los ejemplares que
presentan un círculo terminado en una corona tan sólo se realizaron en el siglo
dieciocho, y los ejemplos de la marca VRYHEYT más elaborada, como la de nuestro
documento, han sido ubicados por Churchill solamente entre los años 1762 y c.
1813 aproximadamente. A la vista de estas consideraciones -suponiendo ahora que
el Ms. Wilkinson fuese una copia de un manuscrito más antiguo hecha por algún
masón interesado en él- deberíamos ubicar la fecha del documento entre 1750 y
1790. 
Nuestras conclusiones en relación a la fecha del manuscrito han de ser
necesariamente muy poco definidas, puesto que no sabemos con certeza si el
documento era (a) un aide mémoire, o (b) una copia hecha por alguien que
encontró un documento antiguo que le interesó. En el primer caso, la fecha más
probable es entre 1730 y 1740 aproximadamente; y en el segundo entre 1750 y
1790. Estas incertezas en relación con la fecha del documento no afectan en
ningún modo nuestra opinión en relación a la época del ritual que se describe en
nuestro documento, el cual, como ya hemos indicado anteriormente, consideramos
perteneciente al período 1724-1730. 

Tratamiento del Texto. ? En nuestra transcripción impresa ? el Ms. Wilkinson


puede ser cotejado con la primera parte de La Masonería Disecada de Prichard. El
orden de las preguntas y las respuestas de este último está readaptado para
hacerlas corresponder, en la medida de lo posible, con las de nuestro documento.
Hemos introducido espacios en blanco en ambos textos en los casos donde una
pregunta o respuesta de un texto no hallara su equivalente en el otro. Para
facilitar referencias, y para mostrar el diferente orden de las preguntas en los
dos manuales, insertamos en ambos textos números dentro de paréntesis ante las
preguntas, manteniendo así el orden numérico original de estas. [ ? ] No hay
espacios en blanco o números en el original del Ms. Wilkinson. Asimismo, tampoco
hay espacios en blanco ni numeración de las preguntas en el original de La
Masonería Disecada de Prichard. 

[En la traducción castellana se han respetado las mayúsculas iniciales y en un


noventa por ciento la puntuación; en el Ms. Wilkinson las preguntas no llevan
signos de interrogación; y tanto en éstas como en las respuestas abunda el signo
"&" en lugar de comas, puntos y la conjunción.] 

 TEXTOS DEL MS. WILKINSON Y DE LA PRIMERA PARTE DE "LA MASONERIA DISECADA"

NOTAS

1
Lane, Masonic Records [Documentos Masónicos] 55.

2
E.M.C. [Early Masonic Catechisms], 173; Lane, Handy Book to the Lists of Lodges
[Manual de Listados de las Logias], 179.

3
Lane, Masonic Records, 55.

4
Ver nuestra Réplica a los Comentarios en nuestro artículo de A.Q.C. LVII.

5
Reimpreso en E.M.C., 76.
6
Para más detalles sobre estos Mss. ver nuestra Handlist of Masonic Documents
[Lista de Documentos Masónicos].

7
Thorp, Bibliography of Masonic Catechisms [Bibliografía de Catecismos
Masónicos], 15-16; E.M.C., 157.

LA MASONERIA DISECADA  de S. Prichard, 1730

LA MASONERIA DISECADA: Una Auténtica y Universal Descripción De todas sus Ramas


desde el Origen hasta el Presente. Tal como es transmitida en las Logias
Regularmente Constituidas tanto en la Ciudad como en el Campo, de Acuerdo a los
Distintos Grados de Admisión. Ofreciendo una Versión Imparcial del Procedimiento
Regular de Iniciación de sus Nuevos Miembros en los Tres Grados de la Masonería,
esto es, I. Aprendiz Recibido, II. Compañero del Oficio, III. Maestro. A lo que
se añade la Justificación del Autor hecha por él mismo. Tercera Edición. Por
Samuel Prichard, Miembro reciente de una Logia Constituida. Londres: Impreso
para J. Wilford, en Las Tres Flores de Lis, detrás de la Casa-Capítulo cerca de
St. Paul. 1730. (Precio 6d.) 

Samuel Prichard Juró: Que la Copia anexa es una Copia Fiel y Auténtica en todos
sus Pormenores. 

Jur' 13. Die Oct. 1730. coram me, R. Hopkins. 

Sam. Prichard.
 

A la Muy Venerable y Honorable Fraternidad de Masones Libres y Aceptados. 

Hermanos y Compañeros, 

Si las Páginas siguientes, escritas sin Parcialidad, logran el Aplauso universal


para una Sociedad tan digna, no dudo que el Carácter general de ésta se
difundirá y será apreciado por la Parte Civilizada de la Humanidad que aún
subsiste: Lo que, espero, proporcionará entera Satisfacción a todos los Amantes
de la Verdad, y yo seguiré siendo, con toda humilde Sumisión, el Más Obediente y
Humilde Servidor de la Fraternidad, 

Sam. Prichard.
 

La Masonería Disecada

La Institución original de la Masonería consistía en la Fundación de las Artes y


Ciencias Liberales; pero más especialmente de la Quinta, es decir, de la
Geometría. Era durante la Construcción de la Torre de Babel cuando el Arte y
Misterio de la Masonería se dio a conocer por vez primera, y desde allí fue
transmitido por Euclides, un digno y excelente Matemático de los Egipcios, quien
lo comunicó a Hiram, el Maestro Masón vinculado a la Construcción del Templo de
Salomón en Jerusalén, donde había un excelente y experto Masón que era el jefe
bajo su Gran Maestre Hiram, el nombre del cual era Mannon Grecus, quien enseñó
el Arte de la Masonería a un Carolos Marcil en Francia, el cual fué después de
ello elegido Rey de Francia, y desde allí fué llevado a Inglaterra en Tiempo del
Rey Athelstone, quien ordenó que hubiera una Asamblea cada Año en York, lo que
fué su primera Introducción en Inglaterra, y los Masones eran hechos de la
Manera que sigue. 

Tunc unus ex Senioribus teneat Librum, ut illi vel ille ponant vel ponat Manus
supra Librum; tum Praecepta debeant legi. Es decir, Mientras uno de los Antiguos
sostenía el Libro, él o ellos ponían sus Manos sobre el Libro, mientras el
Maestro1 había de leer las Leyes o Deberes. 

Estos Deberes eran: Que debían ser veraces el uno con el otro sin Excepción, y
que estarían obligados a aliviar la Indigencia de sus Hermanos y Compañeros, o a
darles trabajo y compensarlos adecuadamente. 

Pero en estos últimos Días la Masonería no está compuesta de Artesanos, como


ocurría en su primer Estado, cuando [sólo] unas pocas Preguntas Catequéticas
eran necesarias para declarar a un Hombre suficientemente cualificado para ser
un Masón Operativo. 

Los Términos Masonería Libre y Aceptada (como ahora es) no se habían oído hasta
hace pocos Años; no se había oído de Logias Constituidas o Comunicados
Trimestrales hasta 1691, cuando Lores y Duques, Abogados y Grandes Comerciantes,
y otros Profesionales menores, sin exceptuar a los Porteros, fueron admitidos en
este Misterio o no Misterio; los primeros eran recibidos gracias a un muy grande
Desembolso, los segundos por una Tarifa moderada, y los últimos mediante el
Desembolso de seis o siete Chelines, por los cuales recibían aquella Insignia de
Honor, que (según ellos dicen) es más antigua y más honorable que la Estrella y
la Jarretera, Antigüedad que se cuenta, de acuerdo a las Reglas de la Masonería
tal como las entrega su Tradición, incluso desde Adán, lo que dejaré a la
consideración del cándido Lector. 

De los Masones Aceptados surgieron los Masones Auténticos,2 de ambos los


Gormogones, cuyo Origen su Gran Maestre el Volgi deduce de los Chinos, y cuyos
Escritos, si es que se les da crédito, mantienen la Hipótesis de los Pre-
Adanitas, debiendo ser en consecuencia más antiguos que la Masonería. 

La Sociedad más libre y abierta es la del Gran Kaihebar, que consiste en una
selecta Compañía de Gente Responsable, cuyo principal Discurso es el
concerniente al Comercio y los Negocios, y a la promoción de la Amistad mutua
sin Coerción o Restricción. 

Pero si después de su Admisión en los Secretos de la Masonería, a algún nuevo


Hermano le desagradaran sus Procederes, y después de haber reflexionado consigo
mismo sobre lo fácilmente que ha sido engatusado para sacarle el Dinero, declina
la Fraternidad o se autoexcluye del Registro de Desembolsos Trimestrales de la
Logia y de los Comunicados Trimestrales, a pesar de que ha sido admitido
legalmente en una Logia Constituida y Regular, le será denegado el Privilegio
(como Hermano Visitante) de conocer el Misterio por el cual ya había pagado, lo
que es una manifiesta Contradicción de acuerdo a la Institución misma de la
Masonería, tal como se verá de modo evidente por el siguiente Tratado. 
 
Grado de Aprendiz Aceptado
P. - ¿DE dónde venís? 

R. - De la Sagrada Logia de S. Juan. 

P. - ¿Qué Recomendaciones traéis de allí? 

R. - Las Recomendaciones que traigo de los Muy Venerables Hermanos y Compañeros


de la Muy Venerable y Sagrada Logia de S. Juan de donde provengo, y que os
Saludan triplemente de todo corazón. 

P. - ¿Qué habéis venido a hacer aquí? 

R. - No a hacer mi propia Voluntad, 


Sino a subyugar continuamente mi Pasión; 
A poner en obra las Reglas de la Masonería, 
Y hacer así un Progreso diario. 

P. - ¿Sois un Masón? 

R. - Así soy recibido y Aceptado entre [los] Hermanos y Compañeros. 

P. - ¿Cómo podría saber que sois un Masón? 

R. - Por Signos y Toques y Puntos perfectos de mi Entrada. 

P. - ¿Qué son [los] Signos? 

R. - Todos [o "todas las"] Escuadras, Angulos y Perpendiculares. 

P. - ¿Qué son [los] Toques? 

R. - Ciertos Agarres Regulares y Fraternos. 

Exam. - Dadme los Puntos de vuestra Entrada. 

R. - Dadme el primero, y yo os daré el segundo. 

Exam. - Yo lo Saludo. 

R. - Yo lo Oculto.3 
Exam. - ¿Qué es lo que Ocultáis? 

R. - Todos los Secretos y lo Secreto de los Masones y la Masonería, excepto a un


Verdadero y Legítimo Hermano después del debido Examen, o en una Logia justa y
venerable de Hermanos y Compañeros, bien reunida. 

P. - ¿Dónde fuisteis hecho un Masón? 

R. - En una Logia Justa y Perfecta. 

P. - ¿Qué constituye a una Logia Justa y Perfecta? 

R. - Siete o más. 

P. - ¿En qué consisten? 

R. - Un Maestro, dos Vigilantes, dos Compañeros del Oficio y dos Aprendices


Aceptados. 

P. - ¿Qué constituye a una Logia? 

R. - Cinco. 

P. - ¿En qué consisten? 

R. - Un Maestro, dos Vigilantes, un Compañero del Oficio, un Aprendiz Aceptado. 

P. - ¿Quién os condujo a la Logia? 

R. - Un Aprendiz Aceptado. 

P. - ¿Cómo os condujo? 

R. - Ni desnudo ni vestido, ni descalzo ni calzado, privado de todo Metal y en


una Postura correcta. 

P. - ¿Cómo lograsteis [vuestra] Admisión? 

R. - Por tres grandes Golpes. 

P. - ¿Quién os recibió? 
R. - Un Segundo Vigilante. 

P. - ¿Cómo dispuso de vos? 

R. - Me llevó hasta la Parte Nordeste de la Logia, y me trajo de regreso


nuevamente al Oeste y me entregó al Primer Vigilante. 

P. - ¿Qué hizo con vos el Primer Vigilante? 

R. - Me presentó, y me enseñó cómo subir (mediante tres Gradas) ["Steps"] hasta


el Maestro. 

P. - ¿Qué hizo el Maestro con vos? 

R. - Me hizo un Masón. 

P. - ¿Cómo os hizo un Masón? 

R. - Con mi Rodilla descubierta y doblada y mi Cuerpo dentro de la Escuadra, el


Compás extendido hasta mi Pecho Izquierdo desnudo, mi Mano Derecha desnuda sobre
la Santa Biblia; allí tomé el Compromiso (o Juramento) de un Masón. 

P. - ¿Podéis repetir ese Compromiso? 

R. - Me Esforzaré en ello. (Lo cual es como sigue.) 

Por este Acto Voto y Juro solemnemente en Presencia de Dios Todopoderoso y de


esta Muy Venerable Asamblea, que guardaré ["hail"] y Ocultaré, y nunca Revelaré
los Secretos o lo Secreto de los Masones o la Masonería, que puedan serme
Revelados; excepto a un Verdadero y Legítimo Hermano, después de un debido
Examen, o en una Justa y Venerable Logia de Hermanos y Compañeros bien reunida. 

Y además Prometo y Voto, que no los Escribiré, Imprimiré, Marcaré, Esculpiré o


Grabaré, o haré que sean Escritos, Impresos, Marcados, Esculpidos o Grabados en
Madera o Piedra, de modo que la Impresión o el Carácter Visible de una Letra
pueda aparecer, y sean [así] obtenidos ilegítimamente. 

Todo ello bajo una Pena no menor que tener mi Garganta cortada, mi Lengua
extraída del Paladar, mi Corazón arrancado de bajo mi Pecho Izquierdo, para ser
enterrados bajo las Arenas del Mar, a la Distancia de un Cable de la Orilla,
donde la Marea baja y sube dos veces en 24 Horas, mi Cuerpo quemado hasta las
Cenizas, mis Cenizas esparcidas sobre la Faz de la Tierra para que no haya más
Recuerdo de mí entre los Masones. 

Que Dios me ayude. 

P. - ¿Qué Forma tiene la Logia? 


R. - Un Cuadrado largo [= un doble Cuadrado]. 

P. - ¿Cuán largo? 

R. - De Este a Oeste. 

P. - ¿Cuán ancho? 

R. - De Norte a Sur. 

P. - ¿Cuán alta [es]? 

R. - Innumerables Pulgadas, Pies y Yardas, tan alta como los Cielos. 

P. - ¿Cuán profunda? 

R. - Hasta el Centro de la Tierra 

P. - ¿Dónde se ubica la Logia? 

R. - Sobre Tierra Sagrada, en la Colina más alta o en el Valle más profundo, o


en el Valle de Josafat, o en cualquier otro Lugar secreto. 

P. - ¿Cómo está situada? 

R. - Debidamente Este y Oeste. 

P. - ¿Por qué así? 

R. - Porque todas las Iglesias y Capillas así lo están o deben estarlo. 

P. - ¿Qué sostiene [a] una Logia? 

R. - Tres grandes Pilares. 

P. - ¿Cómo se denominan? 

R. - Sabiduría, Fuerza y Belleza 

P. - ¿Por qué así? 


R. - Sabiduría para inventar, Fuerza para sostener, y Belleza para adornar. 

P. - ¿Qué Cubierta tenéis para la Logia? 

R. - Un Dosel de nubes de diversos Colores (o las Nubes). 

P. - ¿Tenéis algún Equipamiento en vuestra Logia? 

R. - Sí. 

P. - ¿Cuál es? 

R. - [El] Pavimento Mosaico, [la] Estrella Flamígera y [el] Festón Dentelado.4 

P. - ¿Qué son? 

R. - [El] Pavimento Mosaico el Suelo de la Logia, [la] Estrella Flamígera el


Centro, y [el] Festón Dentelado la Orla que la rodea. 

P. - ¿Cuál es el otro Equipamiento de vuestra Logia? 

R. - [la] Biblia, [el] Compás y [la] Escuadra. 

P. - ¿A quién pertenecen propiamente? 

R. - [La] Biblia a Dios, [el] Compás al Maestro y [la] Escuadra al Compañero del
Oficio. 

P. - ¿Tenéis Joyas en la Logia? 

R. - Sí. 

P. - ¿Cuántas? 

R. - Seis. Tres Movibles y tres Inamovibles. 

P. - ¿Cuáles son las Joyas Movibles? 

R. - [la] Escuadra, [el] Nivel y la Plomada. 

P. - ¿Cuáles son sus Usos? 


R. - [la] Escuadra para poner Hileras Verdaderas y Rectas, [el] Nivel para
comprobar todas las Horizontales, y la Plomada para comprobar todas las
Verticales. 

P. - ¿Cuáles son las Joyas Inamovibles? 

R. - [La] Pizarra de Trazar, [el] Sillar Rústico, y [la] Piedra Desbastada.5 

P. - ¿Cuáles son sus Usos? 

R. - [La] Pizarra de Trazar para que el Maestro dibuje sus Planos sobre ella,
[el] Sillar Rústico para que el Compañero pruebe sus Utiles sobre él, y la
Piedra Desbastada para que el Aprendiz Aceptado aprenda a trabajar sobre ella. 

P. - ¿Hay alguna Luz en vuestra Logia? 

R. - Sí, Tres. 

P. - ¿Qué representan? 

R. - [el] Sol, [la] Luna y [el] Maestro Masón. 

N.B.: Estas Luces son tres grandes Velas colocadas en altos Candeleros. 

P. - ¿Por qué [es] así? 

R. - [El] Sol para gobernar el Día, [la] Luna la Noche, y [el] Maestro Masón su
Logia. 

P. - ¿Tenéis Luces fijas en vuestra Logia? 

R. - Sí. 

P. - ¿Cuántas? 

R. - Tres. 

N.B.: Estas Luces fijas son Tres Ventanas, que se supone (aunque vanamente) hay
en toda Habitación donde se reúne una Logia, pero más propiamente son los cuatro
Puntos Cardinales según las antiguas Reglas de la Masonería. 

P. - ¿Cómo están situadas? 


R. - Este, Sur y Oeste. 

P. - ¿Cuáles son sus Utilidades? 

R. - Iluminar al Hombre hacia, en y desde su Trabajo. 

P. - ¿Por qué no hay Luces en el Norte? 

R. - Porque el Sol no arroja Rayos desde allí. 

P. - ¿Dónde se sitúa vuestro Maestro? 

R. - En el Este. 

P. - ¿Por qué razón? 

R. - Así como el Sol sale por el Este y abre el Día, así el Maestro se sitúa en
el Este (con su Mano Derecha sobre su Pecho Izquierdo como un Signo, y la
Escuadra [colgando] alrededor de su Cuello) para abrir la Logia y poner a sus
Hombres al Trabajo. 

P. - ¿Dónde se sitúan vuestros Vigilantes? 

R. - En el Oeste. 

P. - ¿Cuál es su Deber? 

R. - Así como el Sol se pone por el Oeste para cerrar el Día, así los Vigilantes
se sitúan en el Oeste (con su Mano Derecha sobre su Pecho Izquierdo como Signo,
y el Nivel y la Plomada alrededor de sus Cuellos) para cerrar la Logia y
descargar a los Hombres de su Labor, pagando sus Salarios. 

P. - ¿Dónde se sitúa el Aprendiz Aceptado más Antiguo? 

R. - En el Sur. 

P. - ¿Cuál es su Deber? 

R. - Escuchar y recibir Instrucciones y dar la bienvenida a los Hermanos


foráneos. 

P. - ¿Dónde se sitúa el Aprendiz Aceptado más Reciente? 


R. - En el Norte. 

P. - ¿Cuál es su Deber? 

R. - Mantener alejados a todos los Cowans e Infiltrados ["Eves-droppers"]. 

P. - Si un Cowan (o un Espía) es atrapado, ¿Cómo ha de ser castigado? 

R. - Colocándole bajo los Aleros de las Casas (en Tiempo de lluvia) hasta que el
Agua entre por sus Hombros y desborde de sus Zapatos. 

P. - ¿Qué son los Secretos de un Masón? 

R. - Signos, Toques y diversas Palabras. 

P. - ¿Dónde guardáis esos Secretos? 

R. - Bajo mi Pecho Izquierdo. 

P. - ¿Tenéis alguna Llave para esos Secretos? 

R. - Sí. 

P. - ¿Dónde la guardáis? 

R. - En una Caja de Hueso Hueso que no abre ni cierra más que con Claves de
Marfil. 

P. - ¿Cuelga o yace?7 

R. - Cuelga. 

P. - ¿De qué cuelga? 

R. - de una Línea-de-Arrastre [o un "Cordel de Estopa": "Tow-Line"] de 9


Pulgadas o un Palmo. 

P. - ¿De qué Metal es? 

R. - De ninguna clase de Metal en absoluto; sin embargo una Lengua de buen


Hablar es tan buena tras la Espalda de un Hermano como ante su Rostro. 
N.B.: La Llave es la Lengua, la Caja de Hueso Hueso los Dientes, la Línea-de-
Arrastre el Paladar.8 

P. - ¿Cuántos Principios hay en Masonería? 

R. - Cuatro. 

P. - ¿Cuáles son? 

R. - [el] Punto, [la] Línea, [la] Superficie y [el] Sólido. 

P. - Explicadlos. 

R. - [El] Punto, el Centro (alrededor del cual el Maestro no puede errar); [la]
Línea, Longitud sin Anchura; [la] Superficie, Longitud y Anchura; [el] Sólido
comprende la totalidad. 

P. - ¿Cuántos Signos-Principios? 

R. - Cuatro. 

P. - ¿Cuáles son? 

R. - Gutural, Pectoral, Manual, Pedestal. 

P. - Explicadlos. 

R. - [el] Gutural la Garganta, [el] Pectoral el Pecho, [el] Manual la Mano; [el]
Pedestal los Pies. 

P. - ¿Qué aprendéis siendo un Gentilhombre Masón? 

R. - Secreto, Moralidad y Buen compañerismo 

P. - ¿Qué aprendéis siendo un Masón Operativo? 

R. - Color, Escuadra, Moldear-Piedra,9 poner un Nivel y elevar una


Perpendicular. 

P. - ¿Habéis visto hoy a vuestro Maestro? 


R. - Sí. 

P. - ¿Cómo iba Vestido? 

R. - Con una Chaqueta Amarilla y un Par de Calzas Azules. 

N.B.: La Chaqueta Amarilla es el Compás, y las Calzas Azules las Puntas de


Acero. 

P. - ¿Durante cuánto tiempo servís a vuestro Maestro? 

R. - Desde el Lunes por la Mañana hasta el Sábado por la Noche. 

P. - ¿Cómo le servís? 

R. - Con [la] Tiza, [el] Carbón y [el] Plato de Barro. 

P. - ¿Qué significan? 

R. - Libertad, Fervor y Celo. 

Ex. - Dadme el Signo de Aprendiz Aceptado. 

Resp. - Extendiendo los Cuatro Dedos de la Mano Derecha y pasándolos a través de


su Garganta; es el Signo, y demanda un Toque. 

N.B.: Un Toque es juntando la Yema del Pulgar de la Mano Derecha con el primer
Nudillo del dedo Indice de la Mano Derecha del Hermano que pide una Palabra. 

P. - Dadme la Palabra 

R. - La deletrearé con Vos 

Exam. - BOAZ (N.B.: el Exam. dice B, Resp. O, Exam. A, Resp. Z, es decir Boaz)
Dadme otra. 

Resp. - JAKIN (N.B.: Boaz y Jakín eran dos Columnas en el Atrio de Salomón. I
Reyes, cap. VII, vers. 21) 

P. - ¿Qué edad tenéis? 

R. - Menos de Siete.(Indicando que no ha pasado [a] Maestro) 


P. - ¿Para qué es el Día? 

R. - Para Ver en él. 

P. - ¿Para qué es la Noche? 

R. - Para Oir. 

P. - ¿Cómo sopla el Viento? 

R. - Debidamente Este y Oeste. 

P. - ¿Qué Hora es? ["What's a Clock?"] 

R. - las Doce en Punto ["High Twelve"] 


 
 

Fin de la Parte de Aprendiz Aceptado   

  Grado de Compañero del Oficio


P. - ¿Sois Compañero del Oficio? 

R. - Lo soy. 

P. - ¿Por qué fuisteis hecho Compañero del Oficio? 

R. - Por amor de la Letra G. 

P. - ¿Qué significa esa G? 

R. - Geometría, o la quinta Ciencia. 

P. - ¿Habéis viajado alguna vez? 

R. - Sí. Este y Oeste. 

P. - ¿Habéis trabajado alguna vez? 

R. - Sí, en la Construcción del Templo. 

P. - ¿Dónde recibíais vuestros Salarios? 


R. - En la Cámara del medio. 

P. - ¿Cómo llegasteis a la Cámara del medio? 

R. - A través del Atrio. 

P. - Al pasar a través del Atrio, ¿qué visteis? 

R. - Dos grandes Columnas. 

P. - ¿Cómo se llaman? 

<R. - J. B., es decir, Jakin y Boaz.> 

<P. - ¿Qué altura tienen?> 

<R. - Dieciocho Codos.> 

<P. - ¿Qué Circunferencia?> 

<R. - Doce Codos.> 

<P. - ¿Con qué estaban adornadas?> 

<R. - Con dos Capiteles.> 

<P. - ¿Qué altura tenían los Capiteles?> 

<R. - Cinco Codos.> 

<P. - ¿Con qué estaban adornados?> 

<R. - Con Red y Granadas.> <<Véase I Reyes, Cap. 7.>> 

P. - ¿Cómo llegasteis a la Cámara del medio?

R. - Por una Escalera en espiral ["a winding Pair of Stairs"]. 

P. - ¿Cúantos [?]? 

R. - Siete o más. 
P. - ¿Por qué Siete o más? 

R. - Porque Siete o más hacen una Logia Justa y Perfecta. 

P. - Cuando llegasteis a la Puerta de la Cámara del medio, ¿qué visteis? 

R. - Un Vigilante. 

P. - ¿Qué pidió de vos? 

R. - Tres Cosas. 

P. - ¿Qué eran? 

R. - [Un] Signo, [un] Toque, y una Palabra. 

N.B.: El Signo es colocando la Mano Derecha en el Pecho Izquierdo, el Toque es


dando vuestra Mano Derecha a la Persona que lo pide, presionando con la Yema de
vuestro Pulgar sobre el primer Nudillo del dedo Medio, y la Palabra es Jakin. 

P. - ¿Cuán alta era la Puerta de la Cámara del medio? 

R. - Tan alta que un Cowan no podría alcanzar a clavar un Alfiler. 

P. - Cuando llegasteis hasta el medio, ¿qué visteis? 

R. - La Imagen ["Resemblance"] de la Letra G. 

P. - ¿A Quién simboliza esa G? 

R. - A Uno que es más grande que vos. 

P. - ¿Quién es más grande que yo, que soy un Masón Libre y Aceptado, el Maestro
de una Logia? 

R. - El Gran Arquitecto e Inventor ["Contriver"] del Universo, o Aquél que fué


elevado hasta la cúspide del Pináculo del Sagrado Templo. 

P. - ¿Sabéis recitar la Letra G? 

R. - Haré el Intento.
 

El Recitado de la Letra G
El que responde. - En medio del Templo de Salomón permanece ["stands"] una G, 
Una Letra clara para que todos la lean y vean, 
Pero pocos hay que entiendan 
Qué quiere decir esa Letra G. 

El examinador. - Amigo mío, si a esta Fraternidad 


Pretendéis pertenecer, 
Podéis inmediata y exactamente decir 
Qué significa esa Letra G. 

Resp. - Mediante las Ciencias salen a la Luz 


Cuerpos de diversas Clases, 
Que aparecen a perfecta Vista; 
Pero nadie salvo [los] Varones conocerá mi Pensamiento. 

Exam. - Los Rectos lo harán. 

Resp. - Si [son] Venerables. 

Exam. - Recto y Venerable yo soy a la vez, 


Para Pediros ["Hail"] tengo Autoridad, 
Que sin dilación me [lo] deis a conocer, 
De modo que os pueda entender. 

Resp. - Por Letras Cuatro y Ciencia Cinco 


Esta G rectamente permanece, 
En debido Arte y Proporción, 
Tenéis vuestra Respuesta, Amigo. 
N.B.: Cuatro Letras son Boaz.10 Quinta Ciencia Geometría. 

Exam. - Amigo mío, respondéis bien, 


Si los Rectos y Libres Principios descubrís, 
Cambiaré vuestro Nombre de Amigo, 
Y de aquí en adelante os llamaré Hermano. 

Resp. - Las Ciencias bien están compuestas 


De Verso de noble Estructura, 
Un Punto, Una Línea, y un Exterior; 
Pero un Sólido es el último. 

Exam. - Que la buena Acogida de Dios11 sea para con esta nuestra feliz Reunión. 

Resp. - Y para con todos los Rectos y Venerables Hermanos y Compañeros. 

Exam. - De la Recta, Venerable y Sagrada Logia de S. Juan. 


Resp. - De donde vengo. 

Exam. - Se os Saluda, se os saluda, se os saluda tres veces, de todo corazón,


anhelando vuestro Nombre. 

Resp. - Timothy Ridicule. 

Exam. - Bienvenido, Hermano, por la Gracia de Dios. 

N.B.: La Razón por la que se Denominan a sí mismos de la Sagrada Logia de S.


Juan, es, porque él fue el Pre-cursor de nuestro Salvador, y puso la primera
Línea Paralela al Evangelio (otros afirman, que nuestro Salvador mismo fue
aceptado como Franc-Masón mientras estaba en la Carne) pero cuán ridículo y
profano parece esto, lo dejo a la consideración de los Lectores juiciosos. 
 
 

Fin de la Parte de Compañero del Oficio.   

El Grado de Maestro
P. - ¿Sois un Maestro Masón? 

R. - Lo soy; ponedme a prueba, comprobadme, refutadme si podéis. 

P. - ¿Dónde fuisteis aprobado ["pass'd"] Maestro? 

R. - En una Perfecta Logia de Maestros. 

P. - ¿Qué constituye una Perfecta Logia de Maestros? 

R. - Tres. 

P. - ¿Cómo llegasteis a ser aprobado Maestro? 

R. - Por la ayuda de Dios, la Escuadra y mi propia Industria. 

P. - ¿Cómo fuisteis aprobado Maestro? 

R. - [Pasando] De la Escuadra al Compás. 

Ex. - Presumo que habéis sido un Aprendiz Aceptado. 

R. - He visto Jakin y Boaz; 

Fui hecho un Maestro Masón [eso es lo] más raro, 


Con [el] Diamante, [el] Sillar y la Escuadra.12 

Ex. -Si pretendéis ser un Maestro Masón, 

Exactamente habéis de comprender la Regla de Tres. 

Y *M. B. os hará libre: * Macbenah. 

Y [todo] aquello que deseéis en Masonería, 

En esta Logia os será mostrado. 

R. - Excelente Masonería [es la que] comprendo; 

Las llaves de todas las Logias están a mi Disposición. 

Ex. - Sois un heroico Compañero; ¿de dónde venís? 

R. - Del Este. 

Ex. - ¿A dónde vais? 

R. - Al Oeste. 

Ex. - ¿Qué vais a hacer allí? 

R. - A buscar lo que fue perdido y ahora se ha encontrado. 

Ex. - ¿Qué es lo que fue perdido y ahora se ha encontrado? 

R. - La Palabra del Maestro Masón. 

Ex. - ¿Cómo se perdió? 

R. - Por Tres Grandes Golpes, o la Muerte de nuestro Maestro Hiram. 

Ex. - ¿Cómo llegó a su Muerte? 

R. - En la Construcción del Templo de Salomón era Maestro Masón, y a las 12 en


punto del Mediodía, cuando los Hombres habían ido a refrescarse, vino, como era
su Costumbre habitual, a inspeccionar los Trabajos, y cuando hubo entrado en el
Templo, había allí Tres Rufianes, que se supone eran Tres Compañeros del Oficio,
que se habían plantado en las Tres Entradas del Templo, y cuando fué a salir,
uno exigió de él la Palabra de Maestro, y él contestó que no la recibió de esa
manera, pero que el Tiempo y un poco de Paciencia le conducirían a ella: Aquél,
no satisfecho con esa Respuesta, le dió un Golpe,13 que le hizo tambalear; fué a
la otra Puerta, donde siendo abordado de la misma manera y dando la misma
Respuesta, recibió un Golpe más grande, y en la tercera su Quietus. 

Ex. - ¿Con qué lo mataron los Rufianes? 

R. - Con un Mazo de Colocación, una Herramienta de Colocación, y una Maza de


Acabado [o: de Ajuste].14 

Ex. - ¿Cómo dispusieron de él? 

R. - Lo llevaron afuera junto a la Puerta Oeste del Templo, y lo ocultaron bajo


algunos Escombros hasta [que fueron] las 12 en Punto de nuevo. 

Ex. - ¿Qué Hora era esa? 

R. - Las 12 en Punto de la Noche, mientras los Hombres se hallaban en Reposo. 

Ex. - ¿Cómo dispusieron de él después? 

R. - Lo transportaron a la Cresta ["Brow"] de la Colina, donde hicieron una


Sepultura decente y lo enterraron. 

Ex. - ¿Cuándo se le perdió? 

R. - El mismo Día. 

Ex. - ¿Cuándo se le encontró? 

R. - Quince Días después. 

Ex. - ¿Quién le encontró? 

R. - Quince Amantes Hermanos, por Orden del Rey Salomón, salieron por la Puerta
Oeste del Templo, y se separaron a Derecha e Izquierda sin sobrepasar la
distancia en la que pudieran oírse uno a otro cuando se dieran Aviso; y
acordaron que si no hallaban la Palabra en él o cerca de él, la primera Palabra
[pronunciada] sería [a partir de entonces] la Palabra de Maestro; uno de los
Hermanos, más fatigado que el resto, se sentó para reposar, y asiendo un
Arbusto, que se desprendió fácilmente, y percibiendo que la Tierra había sido
removida, Llamó ["Hail'd"] a sus Hermanos, y prosiguiendo todos su Búsqueda le
encontraron enterrado decentemente en una admirable Fosa [de] 6 Pies Este, 6
Oeste, y 6 Pies [en] Perpendicular, cuya Cubierta era Musgo y Césped verdes, lo
cual les sorprendió; y su respuesta fue, Muscus Domus Dei Gratia, lo que, de
acuerdo a la Masonería, es, Gracias sean [dadas] a Dios, nuestro Maestro ha
logrado una Casa de Musgo: Entonces lo cubrieron minuciosamente, y como ulterior
Ornamento colocaron un Retoño de Acacia15 en la Cabecera de su Sepultura, y
fueron y dieron cuenta al Rey Salomón. 

Ex. - ¿Qué dijo el Rey Salomón a todo ello? 

R. - Respecto a él ordenó que fuera levantado y enterrado decentemente, y que 15


Compañeros del Oficio con Guantes y Mandiles blancos atendieran su Funeral (lo
cual es obligado realizar entre los Masones hasta el día de Hoy.) 

Ex. - ¿Cómo fué levantado Hiram? 

R. - Como lo son todos los demás Masones, cuando reciben la Palabra de Maestro. 

Ex. - ¿Cómo es ello? 

R. - Por los Cinco Puntos del Compañerazgo.16 

Ex. - ¿Cuáles son? 

R. - Mano con Mano, Pie con Pie, Mejilla con Mejilla, Rodilla con Rodilla, y
Mano en la Espalda. 

N.B.: Cuando Hiram fue levantado, lo tomaron por los Indices, y la Piel se
soltó, lo que se llama el Deslizamiento; el tender la Mano Derecha y colocar el
Dedo medio en la Muñeca, abrazando con el Indice y el Cuarto [dedo] los Lados de
ésta, se llama el Agarre ["Gripe"], y el Signo es colocando el Pulgar de la Mano
Derecha contra el Pecho Izquierdo, extendiendo los Dedos. 

Ex. - ¿Cómo se llama a un Maestro Masón? 

R. - Acacia es mi Nombre, y vengo de una Justa y Perfecta Logia. 

Ex. - ¿Dónde fué enterrado Hiram? 

R. - En el Sanctum Sanctorum. 

Ex. - ¿Cómo fue introducido? 

R. - Por la Puerta Oeste del Templo. 

Ex. - ¿Cuáles son las Joyas del Maestro [o "Maestras": "Master-Jewels"]? 


R. - El Atrio, la Buhardilla y el Pavimento Cuadriculado. 

P. - Explicadlas. 

R. - El Atrio [es] la Entrada al Sanctum Sanctorum, la Buhardilla las Ventanas o


Luces de su interior, el Pavimento Cuadriculado el Solado del Terreno. 

Ex. - Dadme la Palabra de Maestro. 

R. - Se la susurra en el Oído, y sostenido por los Cinco Puntos del Compañerazgo


antes mencionados, dice Macbenah, que significa El Constructor ha sido alcanzado
["is smitten"]. 

N.B.: Si algunos Masones están en su Trabajo, y albergáis el deseo de distinguir


a un Masón Aceptado del resto, tomad un Trozo de Piedra y preguntadle a qué
huele, él responderá inmediatamente, ni a Cobre, ni a Hierro, ni a Acero, sino a
un Masón; luego, al preguntarle qué edad tiene, responderá que Siete años y más
["above seven"], lo cual indica que ha pasado [a] Maestro. 
 

Fin de la Parte del Maestro.   

Justificación que de sí mismo hace el Autor a causa de la Parte perjudicada de


la Humanidad.

De todas los Abusos que han aparecido entre el Género Humano, ninguno es tan
ridículo como el Misterio de la Masonería, el cual ha divertido al Mundo, y
originado distintas Interpretaciones; esas Pretensiones de Secreto, ineficaces,
han sido reveladas (aunque no perfectamente), y el gran Artículo, a saber, el
Compromiso, ha sido impreso varias Veces en Diarios públicos, siendo por
completo auténtico el del Daily Journal del Sábado 22 de Agosto de 1730, que
coincide en su Veracidad con el entregado en este Folleto; y consecuentemente,
cuando el Compromiso de Silencio es anulado, el Secreto antedicho deviene sin
Efecto, y debe ser completamente extinguido. 

Cuando algunos Masones Operativos (aunque de acuerdo al pulido Modo de


Expresión, Masones Aceptados) hicieron una Visita desde la primera y más antigua
Logia constituida (según el Libro de Logias en Londres) a una conocida Logia de
esta Ciudad, les fue negada la Entrada porque su antigua Logia se había
trasladado a otra Casa, cosa que requiere, -aunque contradictoriamente con este
gran Misterio- otra Constitución, a un Coste no menor de dos Guineas, con una
elegante Fiesta, bajo la Denominación de ser dedicada a usos Caritativos, lo
cual si es aplicado así, recibirá grandes Encomios para un Propósito tan digno,
pero mucho se duda de ello, y es más razonable pensar que serán destinadas a la
formación de otro Sistema de Masonería, hallándose la vieja Fábrica tan
arruinada, que, a menos que sea reparada por algún oculto Misterio, pronto será
aniquilada. 

Yo fui inducido a publicar este maravilloso Secreto para Bien público, a


Requerimiento de diversos Masones, y espero que dará entera Satisfacción, y que
tendrá su deseado Efecto impidiendo que tantas Personas crédulas sean
arrastradas a una Sociedad tan perniciosa. 
 
 
 

FINIS.

Lista de logias regulares según su antigüedad y constitución   


1. Las Armas del Rey en St. Paul's Church-yard, 1er. y 3er. Lunes de cada Mes.
Constituida en 1691. 

2. La Rosa y el Búfalo contra Furnival's Inn en Holborn, 1er. Miércoles. 1712. 

3. La Taberna del Cuerno en Westminster, 3er. Viernes. 

4. El Cisne en Hampstead, 1er. y 3er. Sábado. 17 de En. 1722. 

5. Los Tres Cisnes en el Poultry, 2º Miércoles. 11 de Julio, 1721. 

6. El Café de Tom en Clare-street cerca de Clare-market, 2º y 4º Jueves. 19 de


En. 1722. 

7. La Copa en Queen-street, Cheapside, 2º y 4º Martes. 28 de En. 1722. 

8. La Taberna del Diablo en Temple-bar, 2º Jueves. 25 de Abril, 1722. 

9. El Tonel en Noble-street, 1er. y 3er. Miércoles. Mayo 1722. 

10. El León y el Escudo en Brewer-street, último Martes. 25 de Nov. 1722. 

11. La cabeza de Reina en Knaves-acre, 1er. y 3er. Miércoles. 27 de Feb. 1722-


3. 

12. Los Tres Toneles en Swithin's-alley, 1er. Jueves. 27 de Mar. 1723. 

13. El Ancora en Dutchy-lane, 2º Viernes y último Lunes. 28 de Mar. 1723. 

14. La cabeza de Reina en Great Queen-street, 1er. y 3er. Lunes. 27 de Mar.


1723. 

15. La cabeza de Toro en Southwark, 2º Lunes. 1 de Abril 1723. 

16. El León Rojo en Tottenham-court Road, 3er. Lunes. 3 de Abril 1723. 


17. El Búfalo y la Jarretera en Bloomsbury, 1er. y 2er. Lunes, 1723. 

18. La Corona y el Cojín en Ludgate-hill, 1er. Miércoles. 12 de Junio 1723. 

19. El Dragón Verde en Snow-hill, 1er. y 3er. Lunes, 1723. 

20. El Delfín en Tower-street, 3er. Miércoles. 12 de Junio 1723. 

21. La cabeza de Pony en Prince-street, Drury-lane, 2º y último Martes. 4 de Ag.


1723. 

22. El Barco en Fish-street hill, 1er. Viernes. 11 de Sept. 1724. 

23. La Media Luna en Cheapside, 2º y 3er. Martes. 11 de Sept. 1723. 

24. La Corona afuera de Cripplegate, 2º y 4º Viernes. 

25. La Mitra en Greenwich, último Sábado. 24 de Dic. 1723. 

26. Las Armas del Rey en el Strand, 4º Martes. 25 de Mar. 1724. 

27. La Corona y el Cetro en St. Martin's-lane, 2º y último Lunes. 27 de Mar.


1724. 

28. La cabeza de Reina en la Ciudad de Bath, último Jueves. 

29. La cabeza de Reina en la Ciudad de Norwich. 

30. El Cisne en la Ciudad de Chichester, 3er. Viernes. 

31. El Toro Pío en Northgate-street en la Ciudad de Chester. 

32. El Castillo y el Halcón en Watergate-street en la Ciudad de Chester, 1er.


Jueves. 

33. La cabeza de Pony en Carmarthen, en Gales del Sur. 

34. Las Armas de India del Este en Gosport, Hampshire, 2º Jueves a las 3. 

35. El Angel en Congleton, Cheshire. 

36. Los Tres Toneles en Wood-street, 1er. y 3er. Jueves. Julio 1724. 
37. El Cisne en Tottenham High cross, 2º y 4º Sábado. 22 En. 1725. 

38. El Cisne y la Copa en Finch-lane, 2º y último Miércoles. Feb. 1725. 

39. La cabeza de [San] Pablo en Ludgate-street, 2º y 4º Lunes. Abril 1725. 

40. La Vid en Holborn, 1er. Lunes. 10 de Mayo 1725. 

41. La cabeza de Henrique VIII, en St. Andrew's-street cerca de las Siete


Esferas, 4º Lunes. 

42. La Rosa en Mary-la-Bone, 1er. Lunes en Invierno, y 1er. y 3er. Lunes en el


Verano. 25 de Mayo 1725. 

43. El Cisne en Grafton-street St. Ann's Soho, 1er. y último Miércoles. Sept.
1725. 

44. El Ciervo Blanco afuera de Bishopsgate, 1er. Martes. 19 de En. 1726. 

45. El Café de la Montaña en Grosvenor-street cerca de Hanover-square, 1er.


Miércoles. 12 de En. 1727. 

46. Las Tres Coronas en Stoke Newington, 1er. Sábado. 9 de Ag. 1727. 

47. La cabeza de Rey en Salford cerca de Manchester, 1er. Lunes. 

48. El Castillo en Holborn, 2º y último Miércoles. 31 de En. 1727-8. 

49. Las Tres Flores de Lis en St. Bernard-street en Madrid, 1er. Domingo. 

50. El Fardo de Lana en Warwick, 1º y 3er. Viernes. 22 de Abril 1728. 

51. El Café de Bishopsgate, 1er. y 3er. Miércoles. 1728. 

52. La Rosa y la Corona en Greek-street Soho, 1er. y 3er. Viernes. 1728. 

53. El León Blanco en Richmond, 1er. y 3er. Sábado a las 12 del Mediodía. 

54. La Corona y el Ancora en Shorts-gardens, 1er. y 3er. Jueves. 


55. La cabeza de la Reina Isabel en Pitfield-street en Hoxton, 1er. y 3er.
Lunes. 

56. La Corona en el Corn-market en Oxford, cada Jueves. 8 de Ag. 1729. 

57. Los Tres Toneles en Scarsborough, 1er. Miércoles. 27 de Ag. 1729. 

58. Los Tres Toneles en Billingsgate, 2º y 4º Jueves. 24 de En. 1730. 

59. Las Armas del Rey en Cateton-street, 1er. y 3er. Viernes. 24 de En. 1730. 

60. [San] Jorge en Northampton, 1er. Sábado. 16 de En. 1730. 

61. Príncipe Guillermo en Charing-cross, 2º y 4º Lunes. 26 de Feb. 1730. 

62. El Oso en Butcher-row, 1er. y 3er. Viernes. 6 de Mar. 1730. 

63. La Colina de S. Roque, cerca de Chichester en Sussex, una vez al Año, es


decir el Martes de la Semana de Pascua. Bajo el Reinado de Julio César. 

64. El León Rojo en la Ciudad de Canterbury, 1er. y 3er. Martes. 3 de Abril


1730. 

65. El Café de Dick en Gravel-street en Hatton-garden, último Jueves. 16 de


Abril 1730. 

66. Las Puntas ["Spikes"] Doradas en Hampstead, 2º y 4º Sábado. 28 de Abril


1730. 

67. La cabeza de Rey en Fleetstreet, 2º y 4º Viernes. 22 de Mayo 1730. 

Traducción y notas: J. M. R.

NOTAS

1
Es evidente que en la frase latina no aparece "Maestro", pero así traduce
Prichard.

2
"Real Masons": designa uno de los grupos contemporáneos.

3
Respectivamente "I Hail it". "I Conceal it". "Hail" tiene también el sentido
antiguo de "pertenecer a" según algunos autores; y asimismo uno muy distinto, el
del "granizar" en una tormenta atmosférica. También el de "jalar".

4
"Indented Tarsel".

5
"Trasel Board, Rough Ashler, and Broach'd Thurnel". = Puede que Thurnel sea
corrupción de Ornel, o Urnel, que designa un tipo de piedra de construcción
blanca y blanda; broached significa trabajada con un cincel o un hacha de
escariar (The Early Mas Cat. 1963, p. 241).

6
Originalmente en ambos documentos: Jewels.

7
"?or does it lie?".

8
Sería más bien la boca misma, por sus dos mandíbulas, de la cual los dientes
constituyen las "Claves de Marfil"; la "Línea de Arrastre" puede ser también la
distancia al corazón, sede simbólica tradicional de la Inteligencia.

9
Mould-stone también puede significar "Piedra prototipo", en cuanto pieza a
reproducir.

10
Las cuatro letras son cuatro gammas (G). Ver R. Guénon, "La letra G y el
svástica", cap. XVII de Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada. Eudeba,
Bs. As.

11
"God's good Greeting be to this?". A señalarse las tres G con las que comienza
la frase inglesa, las cuales resaltan en el conjunto sonoro original, y que
podrían verse como correspondiendo a tres planos o aspectos unidos en la
situación polar de la letra G, susceptible de una transposición a lo
inmanifestado por lo que ella simboliza.

12
En A Mason's Examination [Examen de un Masón], publicado sin título en 1723, el
conocimiento de la Piedra Sillar, el Diamante y la Escuadra caracterizan al
Compañero; el de la Parte del Maestro se indica por la Palabra Sagrada.

13
Blow: significa también soplo (de viento).

14
"A Setting Maul, Setting Tool and Setting Beadle".
15
En el The Concise Oxford dictionary of English etymology, Oxford University
Press, New York 1992, aparecen, "acacia": s. XIV, procedente del latín y éste
del griego akakía (que puede traducirse como "sin maldad": a-kakos), y "cassia",
que es la que figura aquí: del inglés antiguo y medieval, naturalizada en el s.
XVI, del latín y éste del griego kasíâ, y éste del hebreo kesi'âh (arbusto que
se parece al cinamomo, significando el femenino kâsa': quitar, o sacar, una
cubierta o envoltura). En el Webster's New Collegiate Dictionary, Springfield,
Mas. 1958, donde aparecen ambas con la procedencia citada, "acacia" designa
"originalmente un arbusto espinoso hallado en Egipto". De distintas variedades
del género se extraen la goma arábiga y cierta medicina. Según Bernard J. Jones,
la Acacia vera, variedad espinosa de Egipto, es la verdadera acacia masónica,
distinguiéndose por la forma de las ramas y sobre todo la disposición de sus
hojas (Freemason's Guide and Compendium, p. 490.). El Arca, la Mesa y el Altar
de los Holocaustos, así como la tablazón del Tabernáculo eran de acacia (Exodo,
25-27).

16
Traducimos "Compañerazgo" ("Fellowship"), sin confundirlo con la organización
francesa.

LA HERMANDAD DE LAS COSTURERAS LIBRES, 1724

Este documento fué incluido asimismo, con el comentario que le antecede, en


Early Masonic Catechisms, en un apartado denominado "Posibles Réplicas". El
interés de La Hermandad de las Costureras Libres radica en su fecha, que prueba
que desde la misma época de la primera publicación de las constituciones de
Anderson, es decir, contemporáneamente a la creación de la Masonería
Especulativa, existían ya Logias femeninas. De hecho, algunos autores opinan que
-tal como en la masonería masculina- estas logias tienen antecedentes operativos
medioevales y algunos de los antiguos catecismos y documentos masónicos (Old
Charges) no hacen distinciones entre género masculino y femenino, al decir de
ciertos investigadores que apoyan la idea de la antigüedad de las logias
femeninas. En todo caso llama la atención que en este documento difamatorio,
tanto de la masonería, como de la mujer, no sólo se hayan escogido a las labores
de aguja como sostén de una iniciación masónica, lo cual es tradicional (ver
aquí  "La Masonería y el arte del bordado", Mª A. Díaz), sino también algún
lenguaje y cita de personajes bíblicos significativos, lo cual denota una pizca
de conocimiento sobre la Orden. Publicamos este documento con la intención de
señalar las dificultades que han tenido las mujeres masonas, no sólo fuera sino
incluso dentro de la Masonería. Este texto, de connotaciones machistas, es, en
el mejor de los casos, ambiguo, y considera al sexo femenino de una manera dual,
no pudiendo ser la mujer, según él, mas que o una "honesta y respetable"
costurera o una prostituta; fuera de esto podría representar una llamada de
atención a los peligros implícitos en una logia femenina, o sea a la relación y
los negocios propios de las mujeres por lo que tienen de más superficial que, al
compartirse, se duplica. F. G.

  LA HERMANDAD DE LAS COSTURERAS LIBRES, 1724

Esta ridícula comparación entre la Hermandad de los Francmasones y la Hermandad


de las Costureras Libres fue publicada en forma de carta anónima en el Read's
Weekly Journal, el 25 de Enero de 1723/4. Fue ocasionada, muy posiblemente, por
la aparición del catecismo The Grand Mystery of Free-Masons Discover'd (El Gran
Misterio de los Francmasones al Descubierto), cuya venta fue anunciada para el
10 de Enero de 1723/4, aunque, en nuestra opinión (ver Introducción, p. 14)
difícilmente puede ser considerada como una réplica; es más bien una sátira
sobre la francmasonería y la mujer. No tenemos conocimiento de que haya sido
reeditada de nuevo. La reimpresión que aquí ofrecemos proviene de una copia del
Read's Weekly Journal que se halla en el British Museum. [D. Knoop, G. P. Jones,
y D. Hamer]
 

SEÑOR, Ha habido un gran Alboroto, últimamente, en relación con una antigua


Fraternidad de Hombres, que se autodenominan Franc Masones. El Mundo está en
Discusión sobre cuál es el Cemento que, tan rápida y lealmente, les une unos a
otros, y sobre cuáles son los grandes Secretos que pretenden tener en su
Posesión, a diferencia del resto de la Humanidad.

Me pregunto si Alguien ha tenido alguna Noticia hasta ahora de cierta notable


Hermandad de Mujeres, famosa en todas las Edades, y cuyos caminos se pierden en
la más remota antigüedad. Me refiero a la Hermandad de las Costureras Libres.

Si puedo tomarme la Libertad de reservarme para mí mismo el sentido de las


Palabras, sin que éstas puedan ser tergiversadas por cualquier Bromista en el
Sentido que le plazca, emprenderé aquí la tarea de ofreceros una breve
Explicación sobre esta poderosa y nutrida Sociedad, que creo sería más adecuado
designar con el Nombre de Hermandad de la Legión.

No existía la Costura, cuando Eva, la Gran Señora (Abuela), inventó la Aguja


para coser juntas las Hojas de Higuera, que ocultaron su propia Desnudez y la de
su Marido. En el transcurso del Tiempo, sus Descendientes Femeninas lograron por
medio del Arte de la Costura que aquello que fue diseñado solamente para cubrir
la Desnudez, se convirtiera en un verdadero Ornamento.Entonces, empezaron a usar
no sólo la Aguja, sino también el Alfiler, el Punzón de sastre, el Hilo, el
Dedal y otros muchos Instrumentos, con lo que la ahorradora e industriosa
Hermandad Femenina obtuvo grandes Beneficios además de Renombre. Sin embargo,
como en todas las Vocaciones y Profesiones legítimas, hay algunas personas tan
codiciosas y rapaces dentro del Gremio, que moverían Cielo y Tierra para
satisfacer su vicioso y voraz Apetito, y esto fue lo que sucedió en esta honesta
y respetable Corporación de Costureras. No contentas con que su habilidad en la
Labor de Aguja les proporcionase un digno Medio de Vida, algunas de entre ellas
quisieron añadir una nueva Rama a su Oficio, una cierta Ocupación para sacarse
algún Dinero extra, lo cual fue una gran Humillación para aquellas que
detestaban cualquier tipo de Práctica destructiva aunque ésta pudiera ser fuente
de Emolumentos y Beneficios. Esto dió origen a Roces y Disputas que, con el
tiempo, terminaron dividiendo la Hermandad. Aquellas que estaban a favor de la
nueva ocupación y que la unieron con el Arte de la Costurera, se separaron, y
desde entonces se Denominaron las Costureras Libres.

Su Antigüedad. La Hermandad de las Costureras Libres establece que este Cisma se


produjo en Fecha muy antigua, y dicen que Dalila fue una de las primeras en dar
Renombre a su Sociedad, cuando esta se hallaba en su Infancia. Como se
enorgullecen de haber mantenido siempre una llana y justa relación con los Franc
Masones, su tradición habla sobre diversos y agradables encuentros entre esta
misma Dalila y Sansón, a quien consideraban Gran Maestre de esta Fraternidad; y
se jactan de que en aquellos Días la nueva ocupación se hallase en su Cumbre, en
su más alto Nivel de Gloria.
Sus Heroínas.Conservan un Listado completo de sus Heroínas, como ellas las
llaman, Susana sería de ese Número, y le atribuyen la Autoría de cierto Apotegma
que, siendo aceptado como Principio primordial por la Hermandad, pasó a ser una
Máxima común entre ellas, a saber, "Gusta Gustar". Cuentan con relatos sobre las
Amazonas, Safo, Lais, la Papisa Juana, la Reina Cristina, todas ellas Costureras
Libres aceptadas; y reconocen que un gran Número de Monjas de clausura de todas
partes del mundo son admitidas en secreto en su Hermandad.

Su Religión. En cuanto a su Religión, son, en este momento, buenas Católicas y


por diversos motivos profesan un gran afecto por la Santa Sede de Roma: porque
esa Religión deja a la gente en un Estado Natural, porque una de las Hermanas
tuvo una vez el honor de ocupar la Silla Papal, y porque su Santidad protege y
exhorta su profesión. Dicen que el Colegio de Cardenales al completo habla bien
de ellas, que tanto el Clero Regular como el Secular recibe sus Confesiones, y
que les otorgan Indulgencias plenarias de forma gratuita. Todo ello gracias a su
Ingenuidad y Docilidad.

Su Política. En este terreno se identifican totalmente con la Doctrina de la


Obediencia Pasiva y la No Resistencia, aunque detestan y abominan el verdadero
Nombre, así como también a un Simulador.

Sus Conocimientos. Podrían muy bien ser llamadas Filó-Matas, siendo como son
Amantes de las Matemáticas y Deseosas como están de ellas. Están increíblemente
versadas en Táctica. Incluso a Fidias le resultaría difícil superar la
Estatuaria de muchas de las Hermanas, puesto que trabajan para la Vida. Tienen
un profundo vínculo con los Francmasones, y con todos aquellos trabajadores de
la Piedra, habiéndose jactado algunas de ellas de que nunca la Fraternidad de
los Francmasones hubiese erigido tantos Edificios, si la Hermandad de las
Costureras no se hubiese comprometido a Abastecerlos y Poblarlos.

Sus Principios. Sostienen que cada Hermana debe guardar únicamente sus propios
secretos; que su Logia se halla dondequiera que convenga; que las palabras meum
y tuum son destructivas para la Sociedad de Libres Costureras; que una Comunidad
de Bienes es su primum mobile, del mismo modo en que la salus populi es la lex
suprema en el Estado; que aquellas que ganen Oro pueden lucirlo; que las Mujeres
fueron hechas para los Hombres; y finalmente, que su dernier resort,* su mayor
Poder y Fuerza, reside en sus Traseros.

Su Modo de Acción. Como hace ya mucho que la Aguja se ha convertido en la


Herramienta más insignificante para las Costureras Libres, la Hermandad la ha
substituido generosamente por sus Lisonjas y Seducciones, y otras mil Intrigas e
Inventos Estratégicos; por lo que puede decirse que superan incluso al propio
Farrar en Maneras y Medios.

Su Admisión. Admiten en su Hermandad a toda aquella que conozca la Preeminencia


de las dos Palabras siguientes, que son para ellas Cábala o Embrujo:
Inoportunidad y Oportunidad.

Sus Deportes. Son Amantes Apasionadas de un Juego llamado Reír y yacer que,
siendo un Pasatiempo laborioso, y acompañado de un gran Derroche de Licores,
hace de ellas generalmente una Raza de corta vida; y, excepto a alguna que otra,
antes les llega la putrefacción que la muerte. Traducción: Gloria Roca
NOTA

*
Sic en el original. (N. ed.)

EL ORIGEN DE LA MASONERIA ESPECULATIVA

DOUGLAS KNOOP

Método de aproximación. Las primeras ceremonias masónicas. Las circunstancias en


Escocia, Inglaterra e Irlanda. Naturaleza de los cambios: 1, Historia y Deberes;
2, el Deber para los nuevos Hermanos; 3, la ceremonia de Instalación; 4, la
eliminación de las muecas; 5, dibujando la logia; 6, la oración de apertura; 7,
el sistema de tres grados. El lugar de los cambios. Lugares y fechas de estos.
Los autores de los cambios. Conclusión. 

Método de aproximación. En este artículo,1 no se intenta discutir el origen de


la Masonería: doy por sentado que no se va a tratar de las costumbres y
prácticas de los masones operativos. Tampoco tengo nuevos hechos que presentar a
los Hermanos; lo más que puedo reivindicar es el enfoque de los hechos
establecidos desde un ángulo algo diferente al acostumbrado. Ha sido lo usual el
tratar la historia de la Masonería en Inglaterra, Escocia e Irlanda mediante un
desarrollo separado en cada país; pero estoy convencido de que esos desarrollos
no pueden ser plena o correctamente entendidos de manera aislada. Es conveniente
y deseable, en efecto, disponer de los diferentes informes del surgimiento y
expansión de la organización masónica local y central de cada país; pero es
necesario guardarse del error de pensar que a finales del siglo diecisiete y
principios del dieciocho, cuando la Masonería aceptada o especulativa se
desarrollaba a partir de las instituciones operativas, se estaba llevando a cabo
un proceso completamente independiente en cada uno de los tres reinos. Si este
hubiera sido el caso, tendríamos no uno, sino tres sistemas de Masonería
especulativa. Es necesario, por tanto, considerar como un solo todo la evolución
del modo de trabajo masónico en ese periodo, y coordinar los hechos inciertos,
sin tener en cuenta si conciernen en primera instancia a Inglaterra, Escocia o
Irlanda. 
 

LAS PRIMERAS CEREMONIAS MASONICAS

En mi "Prestonian lecture" sobre la "Mason Word",2 en mi "Pure Ancient Masonry"


(Ars Quatuor Coronatorum, lIII), y en A Short History of Freemasonry to 1730 (en
colaboración con G. P. Jones) he tratado brevemente la evidencia de que se
dispone con respecto a las primeras ceremonias masónicas. Aquí, por tanto, sólo
he de resumir esa información: a) En Inglaterra, con seguridad desde 1560, se
leía una versión del manuscrito Constitutions of Masonry al candidato, el cual
tenía que jurar guardar los Deberes. Como estos últimos iban dirigidos a los
maestros y compañeros, presumo que el candidato era admitido en la Fraternidad
como un compañero o miembro de la Compañía de Masones. b) En Escocia, con
certeza desde 1598, la Palabra Sagrada, con todo lo que ella implicaba, era
comunicada a los candidatos en dos ceremonias. Mediante la primera el candidato
era admitido como aprendiz aceptado, después de haber servido durante siete años
como aprendiz de obra; por la segunda era admitido como compañero, después de
haber servido por un periodo como aprendiz aceptado. c) En Escocia, comenzando
en la segunda mitad del siglo diecisiete, se leía al candidato una versión del
Ms. Constitutions of Masonry, copiada directa o indirectamente de algún original
inglés, al mismo tiempo que se le comunicaban los secretos de aprendiz aceptado
ligados con la Palabra Sagrada. d) En Escocia, donde ya en 1600 eran admitidos
masones no operativos o gentilhombres en logias operativas, no era infrecuente
que se combinaran las dos ceremonias de admisión en beneficio de varios
candidatos, quienes podían así ser recibidos como aprendices aceptados y como
compañeros en una sola y misma ocasión. e) No hay evidencia, hasta donde he
podido comprobar, de que los operativos ingleses hicieran uso de modos secretos
de reconocimiento, e incluso hay algún fundamento para pensar que por lo general
no existía en este país ningún sistema semejante, parecido a la institución
escocesa de la Palabra Sagrada. Es posible, sin embargo, que la Palabra Sagrada
escocesa se hallara en uso entre los operativos del extremo norte de Inglaterra.
f) Hay evidencias que sugieren que, a finales del siglo diecisiete y principios
del dieciocho, masones ingleses no operativos o especulativos, que se reunían en
logias de masones aceptados, hacían uso de signos y toques, y de otros métodos
de reconocimiento, que serían probablemente los mismos que aquellos vinculados
en Escocia con la Palabra Sagrada. lo más probable es que los masones ingleses
no operativos o aceptados derivaran su masonería (directa o indirectamente) de
Escocia. g) los Deberes Generales y Singulares del Ms. Constitutions of Masonry
contenían varios preceptos morales, además de numerosas regulaciones de la
profesión, pero no parece que en ellos se haya querido velar la moralidad en
alegoría, o ilustrarla mediante símbolos. Además, toda la información disponible
referida a las frases y prácticas vinculadas con la comunicación de la Palabra
Sagrada, sugiere que, aparte de la moralidad implicada por la sacralidad e
inviolabilidad de un juramento, la Palabra Sagrada no tenía que ver con lo
moral, y que el simbolismo entraba en una pequeña parte o en ninguna en
cualquier ceremonia vinculada con ella. 
 

LAS CIRCUNSTANCIAS EN ESCOCIA, INGLATERRA E IRLANDA

El principal objeto de este ensayo es considerar los primeros pasos por los que,
la algo confusa historia de la industria de la construcción, las regulaciones
del oficio y los preceptos morales del Ms. Constitutions of Masonry, junto con
los en ocasiones toscos usos y frases asociados con la comunicación de la
Palabra Sagrada, fueron finalmente tan modificados y elaborados como para llegar
a justificar la afirmación de que la Francmasonería es un peculiar sistema de
moral, velado en alegorías e ilustrado por símbolos. Para formarse una opinión
acerca de cuándo y dónde fueron introducidos los cambios fundamentales en las
prácticas masónicas que acabarían transformando el entero carácter de las
ceremonias, deben examinarse brevemente las circunstancias que prevalecían en
Inglaterra, Escocia e Irlanda a finales del siglo diecisiete y principios del
dieciocho. Podemos comenzar con Escocia, pues aparentemente es de este país que
la masonería aceptada o especulativa obtuvo los fundamentos sobre los que sería
erigida finalmente la superestructura especulativa. 

Escocia. En la Escocia de esa época, masones no operativos o gentilhombres se


incorporaron a las antiguas logias operativas, las cuales regulaban los asuntos
masónicos locales, al menos en aquello que no era gobernado por corporaciones
del oficio. la autoridad de cada logia en particular, aparte de algunas
limitaciones impuestas por la existencia de una corporación local de oficios de
la construcción, estaba sujeta en algunos casos a la supervisión de una logia
vecina más importante, y en todos al control central ejercido por un oficial
real conocido como el Vigilante General y Principal Maestro de Obras. Aunque el
número de miembros no operativos pudiera superar al de operativos, como era el
caso de la logia de Aberdeen en 1670, no parece sin embargo que se hallaran en
situación material de transformar el carácter de las prácticas ligadas con la
comunicación de la Palabra Sagrada, que era una institución operativa
generalizada en el país. Puede que en el curso de los años la Palabra fuera
modificada, y se le hicieran añadidos, aunque sería imposible asegurar que ello
hubiera sido resultado de una influencia no operativa, pero tanto las
modificaciones como las adiciones, hasta donde uno puede decir, no alteraron de
manera fundamental el carácter de las prácticas. El hecho de que cuando el Dr.
Desaguliers, Gran Maestre inglés, visitara la logia operativa de Edimburgo en
1721 fuera hallado "debidamente cualificado en todos los puntos de la masonería"
y recibido como un hermano sugiere poderosamente que las antiguas prácticas
habían sido adoptadas por los masones aceptados ingleses, y que, al menos hasta
ese año, no habían estado sujetas mas que a pequeños cambios. 

Murray Lyon, al referirse a esa visita, afirma que no tiene "ninguna duda en
atribuir a la reunión que el co-inventor y pionero del sistema tuvo con la logia
de Edimburgo en agosto de 1721, el conocimiento y la subsiguiente adopción, por
parte de Escocia, de la Masonería simbólica inglesa". El que Escocia importara
algo más tarde de Inglaterra su masonería especulativa o simbólica es
probablemente cierto; pero hasta qué punto, si ocurrió así, fue Desaguliers
responsable del establecimiento de ese sistema, y de la introducción de los
distintos cambios, es otro asunto, que debemos examinar a continuación. Aquí
puedo recordar a los Hermanos que no fue sino hasta 1736, quince años después de
la visita de Desaguliers a la logia de Edimburgo, que se formó la Gran logia de
Escocia según el modelo inglés. A consecuencia de ello la masonería no operativa
de ese país quedaba sujeta a un nuevo control central, que, sin embargo, no fue
universalmente aceptado hasta casi finales del siglo diecinueve. Es posible,
desde luego, que el modo de trabajo especulativo inglés, en tanto que distinto
de la organización especulativa inglesa, hubiera sido introducido en Escocia
antes de 1736, aunque no tengo conocimiento de ningún acta de logia que sugiera
que esto fue así. lo que es más probable es que no fuera sino hasta después de
la formación de la Gran logia de Escocia en 1736, cuando alrededor de esa fecha
se hicieron en las ceremonias inglesas modificaciones parecidas, que estas
fueran introducidas en las logias escocesas. Esto explica probablemente por qué
Escocia no adoptó la ceremonia de instalación del Maestro de la Logia,
abandonada antes de 1736 por las logias dependientes de la Gran Logia de
Inglaterra. Esta ceremonia formaba parte del modo de trabajo de la Gran Logia de
los Antiguos, pero no se convirtió en práctica general en Inglaterra sino hasta
después de la unión de las dos Grandes Logias en 1813. No se adoptó en Escocia
antes de mil ochocientos setenta y pico. A la luz de la evidencia que tenemos,
parece prácticamente seguro que la transformación del trabajo operativo en
especulativo no se originó en Escocia, y es probablemente cierto que la
influencia escocesa en ese desarrollo fue o poca o ninguna. 

Inglaterra. No parece que en Inglaterra, en el siglo diecisiete y principios del


dieciocho los masones no operativos o gentilhombres se afiliaran a logias
operativas, como en Escocia; en las memorias de las antiguas logias operativas
de Swalwell y Alnwick no hay huella de la admisión de miembros no operativos
antes de 1732 y 1748 respectivamente. De otro lado, algunos masones operativos
eran miembros de logias de aceptados, en Londres, Chester y York; y, de acuerdo
a los Nuevos Artículos de las versiones del Ms. Constitutions que pertenecen a
la familia Roberts,3 debía estar presente por lo menos un hombre del oficio en
la recepción de un francmasón. 

Hay evidencia que demuestra que algunos masones de oficio eran también masones
aceptados; pero puede presumirse que la ceremonia mediante la cual eran
recibidos como tales era diferente a cualquier otra en uso para su admisión en
una logia inglesa operativa. Por otra parte, no hay ninguna prueba que sugiera
que las asociaciones de masones aceptados estaban sujetas en algún aspecto al
control de una organización de operativos. Si algún tipo de control existió, fue
ejercido por masones aceptados, tanto antes como después de 1717, año en que fue
establecida la Gran Logia. Se deduce de ello que los masones aceptados de
Inglaterra, al hallarse más libres respecto al control operativo que los de
Escocia, tuvieron un mayor poder para introducir innovaciones y elaborar el
ritual tradicional. Además, si supusiéramos que la condición esencial de
libertad respecto al control operativo había existido antes de 1717, resultaría
que las innovaciones podrían haberse introducido tan fácilmente en 1707, como en
1697, o 1727. 

Irlanda. Al considerar la situación en la Irlanda de la misma época, se añade, a


la inseguridad que ya existe con respecto a la fecha o fechas de los cambios
fundamentales en masonería, una incertidumbre más, referida al lugar o lugares
en que esos cambios fueron originados. Los hechos que conocemos relacionados con
la masonería en la Irlanda de antes de 1730 son muy pocos desgraciadamente; la
mayor parte de ellos los debemos a las investigaciones de Chetwode Crawley en la
última década del siglo diecinueve, complementadas con las más recientes de los
Hnos. Lepper y Crossle. No parece que los operativos irlandeses se hayan
asociado en logias "territoriales" como hicieron los escoceses; pero, de vez en
cuando, masones ingleses trabajaron en Irlanda, y pudieron haber introducido un
conocimiento de sus usos y prácticas entre los canteros de ese país, de quienes,
a su debido tiempo, los gentilhombres irlandeses pueden haber obtenido su
conocimiento del Oficio. Ciertamente, el Hno. Lepper hace hincapié en el hecho
de que durante algunos años antes de 1688, que es cuando aparece la primera
huella de una logia de masones aceptados en el Trinity College de Dublín, en
dicho Colegio se hallaban en marcha un buen número de trabajos de construcción.
Si en Irlanda los no operativos o aceptados hubieran pertenecido a logias de
operativos como en Escocia, sería razonable suponer que era de éstos que habían
obtenido su conocimiento de la masonería, pero de hecho no aparece que hayan
pertenecido a esas logias. la magra evidencia de que disponemos señala a masones
no operativos o aceptados reuniéndose en logias de masones aceptados, como en
Inglaterra. Tanto la logia de francmasones del Trinity College de Dublín,
aludida en la lista de 1688, como la que se hallaba presente en Doneraile House
en 1712 -asumiendo que el episodio de la Hon. Elizabeth Saint-Leger y la logia
de la que se supone oyó por casualidad, no es puramente mítico por lo que
concierne a la logia-, fueron ambas, hasta donde uno puede decir, logias de
masones aceptados, según el modelo inglés. Así pues, en vista de las estrechas
conexiones literarias, intelectuales y sociales entre Dublín e Inglaterra en ese
periodo, me parece más probable que aquella masonería adoptada o aceptada
respecto a la cual el Dr. Robert Plot afirmaba, escribiendo en 1686, que se
hallaba más o menos diseminada por toda la nación había llegado a Irlanda de una
manera similar a como lo hizo a diversas partes de Inglaterra. Si ello fue así,
ocurrió bajo un control menos efectivo aún que cualquiera que hubiera podido
existir en Inglaterra antes de 1717, proporcionando en consecuencia mayores
oportunidades todavía para la introducción de cambios fundamentales en el modo
de trabajo. 

Nos acercamos ahora al problema central de este artículo, a saber, una


investigación sobre qué cambios fueron introducidos en el trabajo masónico circa
1700, al menos hasta donde puede seguírseles la pista, así como a los tres
problemas vinculados estrechamente con el anterior: cuándo se hicieron esos
cambios, dónde se hicieron, y quién los hizo. 
 

NATURALEZA DE LOS CAMBIOS

1. De acuerdo con la antigua práctica operativa, la leyenda o historia de la


construcción, y los deberes o regulaciones que gobiernan el oficio de masón
-como los contenidos en el Ms. Constitutions of Masonry- se leían al candidato,
quien había de jurar sobre la Biblia cumplir los Deberes. Se introdujeron tres
modificaciones a esta práctica: a) la historia de la masonería fue editada y
ampliamente revisada por Anderson en sus Constituciones de 1723, en las cuales
se deja caer que esta nueva versión de la historia era para "ser leída en la
admisión de un Nuevo Hermano", presumiblemente en lugar de la antigua. b) los
deberes fueron "resumidos" por Anderson en esas Constituciones, siendo
reemplazados los Deberes Generales y Singulares del Ms. Constitutions por "los
Deberes de un Francmasón", que eran para "ser leídos en la recepción de Nuevos
Hermanos", presumiblemente en lugar de aquéllos. c) la antigua instrucción del
Ms. Constitutions of Masonry referida a la administración al candidato del
juramento de observancia de los deberes, fue omitida a partir de las
Constituciones de 1723. 

Estas Constituciones de Anderson contenían una Aprobación de la Gran Logia, y


también una Orden, firmadas por el Gran Maestre y el Gran Maestre Diputado para
la publicación del libro. Sin embargo, la cuestión de la confirmación de las
Regulaciones Generales "hasta donde sean consecuentes con las Antiguas Leyes de
la Masonería" fue planteada en la Reunión Anual de la Gran logia el 24 de Junio
de 1723, sin duda por la razón técnica de que la Aprobación y la Orden de
publicación sólo habían sido aprobadas en Sesión Trimestral. El que la primera
fuera solicitada para las Constituciones en general, o bien para las
Regulaciones Generales en particular, no aparece con claridad en las actas de la
Gran Logia. En realidad, no se otorgó ninguna confirmación; en su lugar se
aprobó una resolución de que "no está en poder de ninguna persona o Grupo de
personas efectuar ninguna Alteración o Innovación en el Cuerpo de la Masonería
sin obtener primero el consentimiento de la Gran logia Anual," resolución que
según puede observarse reclamaba para la Gran logia poderes más amplios que los
que se piden ahora. De las actas de procedimiento de la Gran Logia Anual se
desprende que las Constituciones de Anderson no contaron con una entera
aprobación ni siquiera en la Gran Logia. Fuera encontraron una buena dosis de
hostilidad. la versión histórica de Anderson fue atacada en el panfleto Briscoe
de 1724, y se hizo burla de ella en An Ode to the Grand Khaibar, de 1726;
asimismo el autor fue ridiculizado en los escritos de los Gormogones. la tensión
que se produjo en la Gran logia a raíz de "las Antiguas leyes de la Masonería"
ha sido utilizada a veces para deducir que fueron los masones de oficio los que
en primer lugar se opusieron a las innovaciones de Anderson, pero el
acaloramiento con el que muchos masones de hoy en día resisten los intentos de
apartarlos de las prácticas establecidas o del ritual me inclina a pensar que la
oposición a Anderson no procedía necesariamente de aquéllos. 

2. Al cabo de unos pocos años de la publicación de las Constituciones de


Anderson de 1723, hizo su aparición una revisión distinta de los deberes del
Constitutions of Masonry: se la encuentra en primer lugar en el Pocket Companion
for Free-Masons de Smith, publicado en londres en diciembre de 1734. El Pocket
Companion contiene lo que se describe como "Un Breve Deber para darse a los
nuevos Hermanos", el cual no guarda relación con el Deber de Aprendiz contenido
en algunas versiones del Ms. Constitutions que es de carácter definitivamente
operativo. Coincide en muchos aspectos con los "Deberes de un Francmasón" de
Anderson, pero incluye asimismo temas enteramente distintos. Para mostrar la
relación entre estos últimos, publico aquí completo el "Breve Deber para los
nuevos Hermanos", junto a pasajes paralelos de los "Deberes de un Francmasón" de
Anderson. 
 

Deberes para los nuevos Hermanos


Deberes de un Franc-Masón

Sois admitido ahora por el unánime consentimiento de nuestra Logia, como


Compañero de nuestra más Antigua y Honorable Sociedad; Antigua, porque ha
subsistido desde Tiempos inmemoriales, y Honorable, porque tiende en todas sus
Particularidades a cambiar a un Hombre de tal manera que no sea ya sino conforme
a sus gloriosos Preceptos. Los mayores Monarcas de todas las Edades, tanto de
Asia y Africa como de Europa, han sido promotores del Arte Real; y muchos de
ellos han presidido sobre los Masones como Grandes-Maestres en sus respectivos
Territorios, considerando que no lesionaba sus Dignidades Imperiales el ponerse
al mismo nivel que sus Hermanos en Masonería, ni el actuar como lo hicieron. 
  
El gran Arquitecto del Mundo es nuestro Supremo Maestro, y la infalible Regla
que nos ha dado, es aquella según la cual Trabajamos.

Las Disputas Religiosas jamás están permitidas en la Logia; pues como Masones,
sólo seguimos la Religión universal, o Religión de la Naturaleza. Este es el
Cemento que une a Hombres de los más diferentes Principios en un solo Vínculo
sagrado, y junta a aquellos que se hallaban a la mayor distancia uno del otro. 
(P. 54.) Ningún Enfrentamiento o Disputa privados ha de entrar por la Puerta de
la Logia, mucho menos cualquier Discusión sobre Religión, Nacionalidades, o
Política. (P. 50.) Un Masón está obligado, por su Cualidad, a obedecer la Ley
moral ? ya que no hay otro expediente que le obligue sino la Religión en la que
todos los Hombres están de acuerdo ? gracias a la cual la Masonería se convierte
en el Centro de la Unión, y en el Medio de conciliar una verdadera Amistad entre
Personas que han de permanecer en una perpetua Distancia.

Hay tres Grandes Deberes generales que los Masones deben inculcar siempre, a
saber, para con Dios, para con nuestros Prójimos, y para con Nosotros mismos. 
Para con Dios, no mencionando nunca su Nombre si no es con el Temor Reverencial
que conviene a una criatura profesar a su Creador, y considerándolo siempre como
el Sum(m)um Bonum para deleitarnos con el cual hemos venido al Mundo; y de
acuerdo a esta Perspectiva regular todas nuestras Búsquedas. 
  
Para con nuestros Prójimos, obrando según la Escuadra, o actuando como nos
gustaría que hicieran con nosotros.

Para con Nosotros mismos, evitando toda Intemperancia y Excesos, a causa de los
cuales pudiéramos volvernos incapaces de continuar nuestra Obra, o fuéramos
llevados a una Conducta indigna de nuestra loable Profesión; manteniéndonos
siempre en los debidos Límites, y libres de toda Corrupción.
(P. 54.) Pueden deleitarse con inocente Alegría, tratándose unos a otros de
acuerdo a su Capacidad, pero evitando el Exceso.

En el Estado, un MASON ha de conducirse como Súbdito pacífico y respetuoso,


amoldándose de buena gana al Gobierno bajo el cual vive.
(P. 50.) Un Masón es un Súbdito pacífico de los Poderes Civiles, dondequiera que
resida o trabaje.

Debe a sus Superiores una justa Deferencia, y de sus Inferiores antes ha de


recibir Honor con cierta Reluctancia, que pretenderlo a la fuerza.
(P. 52.) Estas Normas y Reguladores, supremos y subordinados,? son para ser
obedecidos en los Puestos respectivos? con toda Humildad, Reverencia, Amor, y
Presteza.

Ha de ser un Hombre de Benevolencia y Caridad, que no toma asiento satisfecho


mientras sus Semejantes, pero mucho más sus Hermanos, se hallan en Necesidad,
cuando es que está en su Poder (sin perjuicio para sí mismo o su Familia)
ayudarles.
(P. 55.) Si descubrís que es un verdadero y genuino Hermano, debéis respetarlo
de acuerdo a ello; y si se halla en necesidad, debéis socorrerlo si podéis,?
Pero no estáis obligado a ir más allá de vuestra Capacidad.

En la Logia, ha de permanecer con todo el debido Decoro, para que, de ninguna


manera, por falta de ello la Belleza y la Armonía lleguen a ser turbadas o
rotas. 

Ha de ser obediente al Maestro y a los Oficiales que la presiden, y aplicarse él


mismo de cerca a los Asuntos de la Masonería, para que pueda llegar pronto a ser
un Experto en ellos, tanto para su propio Crédito, como para el de la Logia.

(P. 53.) No debéis constituir Juntas privadas, o mantener Conversaciones


separadas, antes de Salir de donde el Maestro, tampoco hablar de nada
impertinente o fuera de lugar, ni interrumpir al Maestro o a los Vigilantes, o a
cualquier Hermano que esté dirigiéndose al Maestro: Tampoco conduciros de manera
ridícula o risible en tanto que la Logia está comprometida en lo que es serio y
solemne; ni usar ningún Lenguaje inconveniente bajo ningún Pretexto; sino
cumplir la debida Reverencia a vuestro Maestro, Vigilantes, y Compañeros, y
considerarlos con la debida veneración.

No debe negligir sus necesarias ocupaciones a causa de la Masonería, ni


involucrarse en Disputas con aquellos que por Ignorancia puedan hablar mal de
ella, o ridiculizarla.  

Ha de ser un Amante de las Artes y las Ciencias, y aprovechar todas las


Oportunidades de perfeccionarse en ellas.  

Si recomienda a un Amigo el hacerse Masón, debe asegurarse de que [éste] sea


como él cree ha de ser para conformarse a las obligaciones antedichas, no vaya a
ser que por su Mala conducta la Logia haya de sufrir en algún Momento una
Acusación. Nada puede causar más disgusto a todos los fieles Masones, que ver a
cualquiera de sus Hermanos profanar o traspasar las sagradas Leyes de su Orden,
y llegar a desear no haberlo admitido nunca.

3. Una Posdata a las Constituciones de 1723 contiene la manera de constituir una


nueva logia, incluyendo la instalación del nuevo Maestro. Hasta donde yo sé, es
la referencia más antigua acerca de ello, y es posible que esta doble ceremonia,
que se halla descrita con algún detalle, representara una considerable
elaboración de una práctica ya existente, y asimismo puede haber sido
completamente nueva. Como es el único informe oficial que poseemos de una
ceremonia masónica tal como era practicada en el año 1722, lo publico entero,
con las itálicas y mayúsculas del original 
 

Una Nueva Logia, para evitar diversas Irregularidades, debe ser constituida
solemnemente por el Gran-Maestre, acompañado de su Diputado y Vigilantes; o, en
Ausencia del Gran-Maestre, el Diputado actuará por Merced de éste, y designará
algún Maestro de Logia para que le asista; o en caso de que el Diputado esté
ausente, el Gran-Maestre deberá llamar a algún Maestro de Logia para que actúe
como Diputado pro tempore. 

Si los Candidatos, el nuevo Maestro y los Vigilantes, son todavía Compañeros, el


GRAN-MAESTRE debe inquirir a su Diputado si los ha examinado, y si ha hallado
que el Candidato a Maestro está bien experimentado en la noble Ciencia y el Arte
real, y debidamente instruido en nuestros Misterios, etc. 

Y respondiendo afirmativamente el Diputado, tomará éste (por Orden del Gran-


Maestre) al Candidato de entre sus Compañeros, y lo presentará al Gran-Maestre;
diciendo, Muy venerable GRAN-MAESTRE, los Hermanos aquí presentes desean ser
constituidos en una nueva Logia; y presento a este mi digno Hermano para que sea
su Maestro, el cual sé que es de buena Moral y gran Experiencia, genuino y digno
de confianza, y un amante de la Fraternidad toda, dondequiera que esta se halle
dispersa sobre la Faz de la Tierra. 

Entonces el GRAN-MAESTRE, situando al Candidato a su Mano izquierda, habiendo


requerido y obtenido el unánime Consentimiento de todos los Hermanos, dirá:
Constituyo y conformo a estos buenos Hermanos en una nueva Logia, y os designo
su Maestro, no dudando de vuestra Capacidad y Cuidado para preservar el Cemento
de la Logia, etc. con algunas otras Expresiones que son adecuadas y usuales para
esta Ocasión, pero que no lo son para ser escritas.  

A continuación el Diputado recitará los Deberes de un Maestro, y el GRAN-MAESTRE


interrogará al Candidato, diciendo, ¿Os sometéis a estos Deberes, tal como han
hecho los Maestros en todas las Edades? Y expresando el CANDIDATO su cordial
Sumisión a ellos, el Gran-Maestre, mediante ciertas Ceremonias significativas y
antiguos Usos, lo instalará, y le obsequiará las Constituciones, el Libro de
Logia, y los Instrumentos de su Oficio, no todos juntos, sino uno después de
otro; y después de cada uno de ellos, el Gran-Maestre, o su Diputado, recitarán
el Deber breve y esencial que conviene a lo que se entrega. 

Después de ello, los Miembros de esta nueva Logia, inclinándose a la vez ante el
Gran-Maestre, le darán sus Respetuosas Gracias, e inmediatamente harán su
Homenaje a su nuevo Maestro, expresando su Promesa de Sujeción y Obediencia a él
mediante la Congratulación acostumbrada. 

El Diputado y los Grandes-Vigilantes, y cualquier otro Hermano presente, que no


sean Miembros de esta nueva Logia, felicitarán seguidamente al nuevo Maestro; y
él manifestará su Reconocimiento primero al GRAN-MAESTRE, y a continuación al
resto en su Orden. 

Entonces el Gran-Maestre pedirá al nuevo Maestro que comience inmediatamente el


Ejercicio de su Oficio, escogiendo sus Vigilantes: Y el NUEVO MAESTRO llamando a
dos Compañeros, los presentará al Gran-Maestre para su Aprobación, y a la nueva
Logia para su Consentimiento. Y habiendo sido otorgado esto, 
El primero o el segundo GRAN-VIGILANTE, o algún Hermano por él, recitará los
Deberes de los Vigilantes; y siendo solemnemente interrogados los Candidatos por
el nuevo Maestro, expresarán su Sumisión a ellos. 

Realizado lo cual el NUEVO MAESTRO, obsequiándoles con los Instrumentos de su


Oficio, los instalará, en la Forma debida, en sus correspondientes Puestos; y
los Hermanos de esta nueva Logia manifestarán su Obediencia a los nuevos
Vigilantes mediante la usual Congratulación.

Esta descripción de la Ceremonia de instalación contiene la primera alusión que


conozco a "los Deberes de un Maestro" (posiblemente el prototipo de los Deberes
que ahora se imprimen al comienzo del Libro de las Constituciones), a "los
Deberes de los Vigilantes" (posiblemente el prototipo de lo que se llama ahora
De los Vigilantes), y al "Deber breve y esencial que conviene a cada cosa que se
muestra," el cual acompañaba la presentación de cada uno de los instrumentos del
oficio (precursor, posiblemente, de la práctica de filosofar sobre las
herramientas cuando estas son presentadas a los Candidatos). 

4. La impresión general que deja en la mente del lector la descripción de


Anderson de la Ceremonia de Instalación es de dignidad en los procedimientos,
algo muy diferente de las ceremonias descritas en los primeros catecismos
masónicos, con sus "mil posturas y muecas ridículas" para espantar al
candidato.4 El esfuerzo por eliminarlas y mantener la dignidad en los procederes
fue probablemente uno de los cambios introducidos por la recién formada Gran
Logia, y se refleja en uno de los reglamentos adoptados (bajo recomendación del
Dr. Desaguliers) por la logia constituida en el Maid's Head, Norwich, en mayo de
1724, que dice: "Que no se gaste ninguna broma ridícula a nadie cuando sea
admitido." 

5. Un anuncio en un periódico de 1726, citado por Henry Sadler, hace referencia


a las "innovaciones" introducidas últimamente "por el Doctor [probablemente
Desaguliers] y algún otro de los Modernos", las que parece ser consistían
principalmente en la sustitución del antiguo método del "dibujado de la logia"
con tiza y carboncillo por un sistema con cinta y clavos, que a su vez fue
suplantado por el paño del suelo y el cuadro de logia. 

6. Un primer ejemplo de la modificación del ritual masónico lo proporciona "Una


Oración para ser dicha en la apertura de una Logia, o en la constitución de un
Hermano", impresa en las Constituciones de Pennell, publicadas en Dublín en
1730, oración que no se halla en las Constituciones de Anderson de 1723, a pesar
de que estas fueron seguidas de cerca por Pennell en otros aspectos. Con objeto
de mostrar la evolución en el ritual, incluyo la Oración de Pennell junto a "Una
Plegaria antes de la Tenida" incluida en la Carta Masónica de la Logia de
Aberdeen, de 1670. 
 

Constituciones de Pennell, 1730


Manuscrito Aberdeen de 1670

 
SEÑOR DIOS, El MAS Santo y Glorioso, tú, gran Arquitecto del Cielo y de la
Tierra, que eres el Dador de todo buen Don y Gracia; y que has prometido que
cuando dos o tres estuvieran reunidos en tu Nombre, tú estarías en medio de
ellos; en tu Nombre estamos reunidos, muy humildemente te rogamos que nos
bendigas en todas nuestras Empresas, que nos des tu Espíritu Santo, para que
ilumine nuestras Mentes con Sabiduría e Inteligencia, para que podamos
conocerte, y servirte rectamente, para que todo lo que Hagamos pueda ser para tu
Gloria, y para la Salvación de nuestras Almas. 

Para ser añadido  


en una Recepción.: 
Y te pedimos, OH SEÑOR DIOS, que bendigas nuestra presente Empresa y concedas
que este, nuestro nuevo Hermano, pueda dedicar su Vida a tu Servicio, y ser un
verdadero y fiel Hermano entre nosotros, y le invistas de Divina Sabiduría, para
que pueda ser, con los secretos de la Masonería, capaz de acceder a los
Misterios Divinos y Cristianos. 

Te lo rogamos humildemente en el Nombre y por el amor de JESUCRISTO nuestro


SEÑOR y SALVADOR. 

AMEN
El: Poder del padre del cielo con la sabiduría del hijo glorioso, y la gracia y
bondad del espíritu santo que son tres personas en un solo dios, sea con
nosotros en nuestro comienzo y nos de gracia para conducirnos de modo que
podamos vivir en aquella bienaventuranza que no tendrá nunca fin: Amen: 

7. Otro tema en el que Pennell no siguió a Anderson plantea un punto aún más
interesante, a saber, la introducción del sistema de tres grados. La diferencia
en la redacción del primer parágrafo del Cuarto Deber de un Franc-Masón,
titulado "De los Maestros, Vigilantes, Compañeros y Aprendices," es muy
sugerente. Publico los pasajes relevantes de Pennell y de Anderson uno al lado
del otro. 
 

Constituciones de Pennell, 1730 


Constituciones de Anderson, 1723

Y ningún Maestro deberá tomar un Aprendiz a no ser que tenga suficiente Empleo
para él, y a no ser que este sea un perfecto Joven, que no tenga Lisiadura o
Defecto en su Cuerpo, que lo haga incapaz de aprender el Arte, de servir a su
Señor, de ser hecho un Hermano, y un Compañero del Oficio, y a su debido tiempo
un Maestro; y de que una vez cualificado pueda alcanzar el Honor de ser
Vigilante, y luego Maestro de una Logia? 
  que ningún Maestro deberá tomar un Aprendiz, a menos que tenga suficiente
empleo para él, y a menos que éste sea un perfecto Joven, que no tenga Lisiadura
o Defecto en su Cuerpo, que pueda volverle incapaz de aprender el Arte, o de
servir al Señor de su Maestro, y de ser hecho un Hermano, y luego un Compañero
del Oficio a su debido tiempo, aunque haya servido por un Término de Años según
ordene la Costumbre del País; y debe descender de Padres honestos; para que así,
cuando por otra parte se halle cualificado, pueda alcanzar el Honor de ser el
VIGILANTE, y luego el Maestro de la Logia? 

Si no fuera por la coma, la frase de Pennell: "hecho un Hermano, y un Compañero


del Oficio," podría implicar que "Hermano" y "Compañero del Oficio" eran una
sola y la misma cosa. Sin embargo, esta posible interpretación es eliminada por
el parágrafo siguiente, que dice: 

Ningún Hermano puede ser un Maestro, Vigilante o Diácono de una Logia, hasta que
haya aprobado la Parte de Compañero del Oficio: 

el cual muestra claramente que Pennell consideraba "un Hermano" y "un Compañero
del Oficio" como dos categorías distintas. Se deduce de ello, pues, que Pennell
tenía en mente tres grados, a saber: los de 1) Hermano (=Aprendiz Aceptado), 2)
Compañero del Oficio y 3) Maestro, mientras que Anderson se refiere sólo a los
dos grados de la práctica operativa Escocesa, esto es: 1) Hermano (=Aprendiz
Aceptado) y 2) Compañero del Oficio. Esto sugiere la posibilidad de que entre la
publicación de las Constituciones de Anderson en 1723 y la edición de Pennell de
1730 hubiera sido introducido un cambio, y al mismo tiempo la de que ese cambio
se originara en Irlanda, dos cuestiones a las que he de referirme más
ampliamente a continuación. 
 

EL LUGAR DE LOS CAMBIOS

Después de haber intentado mostrar que Inglaterra e Irlanda ofrecían mayores


oportunidades que Escocia para una transformación fundamental de la masonería
operativa en especulativa, debo examinar ahora más de cerca la información de
que disponemos sobre lo que podría llamarse la atmósfera masónica en aquellos
países. Puede que de este modo sea posible determinar qué tipo de cambios, si es
que los hubo, podría esperarse que se produjeran en cada uno. Para este
análisis, me baso ampliamente en los trabajos pioneros de Henry Sadler y
Chetwode Crawley. 

En Inglaterra, la masonería aceptada o especulativa de 1717 en adelante, parece


haberse desarrollado como una institución relativamente próspera, si es que no
aristocrática, que otorgaba mayor peso a la sociabilidad y al banquete que al
trabajo ceremonial. La tensión aparecida en ocasión de la Fiesta Anual, cuando
las Regulaciones Generales de la Gran Logia, y el alegato de Lawrence Dermott,
de que "cerca del año 1717 algunos alegres camaradas que habían obtenido el
grado de un arte (aunque muy enmohecido) resolvieron formar una Logia para ellos
mismos", pueden ser tomados quizá como indicaciones de esas tendencias. Si la
apreciación de más arriba es correcta, en los primeros días posteriores a 1717
las logias particulares que se hallaban bajo la Gran Logia eran probablemente
poco más que sociedades de convivencia. Dos indicativos de su negligencia
respecto a las ceremonias los proporcionan: la dificultad, mencionada por el Dr.
William Stukeley, de encontrar suficientes miembros para realizar la ceremonia
en 1721, cuando fue hecho masón, y el hecho indudable de que las logias bajo la
primera Gran Logia dejaron muy pronto de realizar la ceremonia de instalación
del Maestro, si es que alguna vez la hicieron. Dos de los cambios que
previamente hemos enumerado, a saber, el intento de suprimir las muecas y el
substituir con el uso de cinta y clavos la antigua práctica del dibujado de la
logia con tiza y carbón, parecerían concordar con lo que se conoce acerca del
desarrollo de la masonería bajo la primera Gran Logia. La presencia de un
elemento aristocrático y rico tendería a desarrollar una cierta formalidad y
dignidad en los procedimientos; el uso de la tiza y el carbón para trazar la
logia, y su borrado posterior con balde y estropajo por parte del último
aprendiz aceptado, dejarían de ser adecuados cuando el suelo de la sala de la
logia ya no fuera de piedra, sino que se hallara cubierto de alfombra, como fue
probablemente el caso de las logias más prósperas. 

En Irlanda, a comienzos del siglo dieciocho, la francmasonería fue al parecer


una institución menos aristocrática que en Inglaterra, otorgándosele más
importancia al trabajo y a la universalidad del Oficio, y menos al refrigerio y
a la posición social de los miembros. Posiblemente sería correcto afirmar que
había más interés intelectual en la masonería en Irlanda que en Inglaterra bajo
la primera Gran Logia. Es ciertamente notable que las dos réplicas al The Grand
Mystery of Free-Masonry Discovered (Londres, 1724), una a modo de sátira, A
Letter from the Grand Mistress of the Female Free-Masons (Dublín, 1724), y la
otra en forma de defensa, The Free-Masons Vindication, emanaran ambas de
Irlanda. Todas las evidencias a nuestro alcance señalan a los masones
irlandeses, y a aquellos masones en Inglaterra pertenecientes a las logias
sujetas a la Gran Logia de los Antiguos, estrechamente vinculada con la
masonería irlandesa, como a firmes defensores de las prácticas masónicas
establecidas desde antiguo y fuertes opositores a cambios e innovaciones en el
ritual. 

Hasta 1730, o incluso algo más tarde, las masonerías inglesa e irlandesa parecen
haber sido prácticamente idénticas. En 1725-26 Sir Thomas Prendergast, Bart.,
fue al mismo tiempo Segundo Gran Vigilante de Inglaterra y Primer Gran Vigilante
de Irlanda; otros prominentes masones irlandeses, como el Hon. James O'Brien y
Springett Penn, Gran Maestre y Gran Maestre Diputado de la Gran Logia de Munster
en 1726-27 y 1727-28, eran miembros de logias londinenses; Lord Kingston, un
distinguido masón irlandés, fue Gran Maestre de Inglaterra en 1729 y Gran
Maestre de Irlanda en 1730. Este año vio también la publicación en Dublín de las
Constitutions of the Free-Masons de Pennell, que seguían muy de cerca las
Constituciones de Anderson de 1723. Después de 1730 la situación es menos clara.
En 1735 apareció en Dublín una edición irlandesa del Pocket Companion for Free-
Masons de Smith (publicado en Londres en 1734), que contenía incluso una
Aprobación de la Gran Logia de Irlanda, cosa que parece implicar que las
masonerías inglesa e irlandesa eran en gran parte la misma aún en 1735. No
obstante, algunas actas de 1730 de la primera Gran Logia se prestan, tales como
son, a la interpretación de que se hicieron algunos cambios en ese año, aunque
cuando estos fueron anulados, y las antiguas prácticas restauradas, en 1809, en
el acta de la Gran Logia se hace referencia a cambios introducidos en o
alrededor de 1739. Así pues, la fecha exacta de las innovaciones que finalmente
condujeron a la ruptura de relaciones por un largo período entre la primera Gran
Logia y la Gran Logia de Irlanda, sigue siendo incierta, pero probablemente no
nos equivocamos afirmando que esos cambios se originaron en la década 1730-40.
Los cambios particulares, sin embargo, quedan fuera de este artículo. 

A la luz de lo que he llamado la atmósfera masónica de Inglaterra e Irlanda a


comienzos del siglo dieciocho, hemos de preguntarnos ahora dónde se originaron
los distintos cambios de los que hay vestigios en la evolución de la masonería
operativa en especulativa. De los siete cambios arriba reseñados, tres, hasta
donde se puede deducir, aparecen definitivamente vinculados con la primera Gran
Logia de Londres, a saber: la revisión de la Historia y los Deberes, tal como se
publicó en las Constituciones de Anderson de 1723; la substitución con cinta y
clavos del antiguo método de trazado de la logia con tiza y carbón, y el intento
de realzar la dignidad de los procedimientos mediante la eliminación de la
chanza. Puede observarse que ninguno de estos cambios tienen que ver
directamente con el ritual, en cuyo cumplimiento la primera Gran Logia y sus
logias subordinadas fueron al parecer algo tibias, y a cuya preservación
inalterada la masonería irlandesa dio tan grande importancia. Los otros cuatro
cambios o elaboraciones conciernen muy definitivamente al ritual. A pesar de
eso, fueron indudablemente aceptados por la Gran Logia de Irlanda, y en tres de
los cuatro casos hay incluso motivos para pensar que posiblemente pudieron haber
sido originados en este país. 

La nueva Oración de Apertura fue publicada por vez primera, hasta donde se sabe,
en las Constituciones de John Pennell de 1730, y ciertamente esto da a pensar
que se originara en Irlanda. El Deber para los nuevos Hermanos, hasta donde
tengo noticia, lo fue en la edición londinense de Smith del A Pocket Companion
for Free-Masons, publicada en diciembre de 1734, pero la edición irlandesa de la
primavera siguiente contiene una Aprobación de la Gran Logia de Irlanda, que
sigue inmediatamente al Deber Particular, y que podría considerarse como más
especialmente dedicada a este. Además, hay quien ha sostenido que William Smith
era masón irlandés, y se afirma también que posiblemente era él el escritor de
los Deberes en cuestión. Si ambas hipótesis son acertadas, el origen irlandés
del Deber para los nuevos Hermanos se halla claramente señalado. La referencia
más temprana que se conoce referida a tres grados distintos en la masonería,
cada uno con sus propios secretos, se halló en el Ms. Trinity College, Dublín,
1711, un documento que formaba parte de la colección de papeles de Sir Thomas
Molyneux (1661-1733), famoso doctor y científico de esa ciudad, quien, según la
opinión del Dr. J. Gilbart Smyly, bibliotecario del Trinity College,
posiblemente lo habría escrito. Así pues, a menos que aparezca alguna evidencia
en contrario, parecería que tenemos un caso en el que prima facie habríamos de
atribuir el desarrollo del sistema de tres grados a los masones irlandeses. La
innovación restante, de acuerdo a la comparación con la práctica operativa -la
ceremonia de constitución de una nueva logia y de instalación del maestro de una
logia- fue descrita en primer lugar en las Constituciones de Anderson de 1723,
así que no sería ilógico atribuir su origen a los masones vinculados a la
primera Gran Logia, si es que no al propio Anderson. 

De este modo, nos encontramos por el momento ante la conclusión un poco


sorprendente de que los masones irlandeses, que aborrecían las innovaciones,
fueron posiblemente los responsables de tres cambios importantes en el ritual, y
de que los masones ingleses vinculados con la primera Gran Logia, que procuraban
la reducción y simplificación de las ceremonias masónicas, fueron probablemente
los responsables de una nueva y elaborada ceremonia. Estas conclusiones
provisionales resultan totalmente incompatibles con las apreciaciones de Henry
Sadler y Chetwode Crawley así como también con el carácter de las masonerías
inglesa e irlandesa del siglo dieciocho. Si aceptamos las apreciaciones de
éstos, y carezco de fundamento para refutarlas, debemos reexaminar la situación
con respecto al origen de estos cambios en particular para ver si es que al
menos no podemos encontrar explicaciones que estén más en armonía con el probado
carácter de las masonerías contemporáneas inglesa e irlandesa. Al buscar
explicaciones así, se plantea inmediatamente la cuestión de las fechas en las
que fueron introducidos esos cambios. El problema de dónde se hicieron por
primera vez está mezclado inextricablemente con el de cuándo, y sugiero examinar
ambos a la vez. 
 

LUGARES Y FECHAS DE LOS CAMBIOS

La Ceremonia de Instalación. Anderson afirma en sus Constituciones de 1723 que


la Manera de Constituir una Nueva Logia, incluyendo la instalación del Maestro,
está "de acuerdo con los antiguos usos de los masones," afirmación que fue
recibida con una duda considerable; Vibert, por ejemplo, se refiere al
"inevitable cliché ? que aquí es incluso más inapropiado que recurrente." Para
hacer justicia a Anderson ha de recordarse que la Logia de Kilwinning había
constituido logias filiales sin duda alguna en el último cuarto del siglo
diecisiete, de manera que siempre es posible que hubiesen existido allí
'antiguos usos' asociados con prácticas semejantes. No obstante, es a la
ceremonia de instalación del Maestro de una logia a la que quiero referirme más
en particular, pues las instalaciones de nuevos Maestros tienen que haber sido
más frecuentes que las constituciones de nuevas logias. Si Anderson y sus
amigos, como el Dr. Desaguliers y George Payne, hubieran sido los responsables
de la creación de la nueva ceremonia, sería poco probable que fuera abandonada
tan pronto por las logias subordinadas a la primera Gran Logia. Pero todavía
sería menos probable que Laurence Dermott y la Gran Logia de los Antiguos, que
se enorgullecían de su adherencia a los usos establecidos desde antiguo, se
mostraran tan entusiastas con respecto a una ceremonia inventada por los que
despectivamente designaban como los Modernos. Sin duda alguna, la adoptaron
porque fue aprobada por la Gran Logia de Irlanda, la cual, habiendo sido
instituida dentro de los dos años siguientes a la publicación de las
Constituciones de Anderson de 1723, difícilmente habría sido engañada por la
aseveración de éste respecto a los "antiguos usos", a no ser que tuviera motivos
para creer que la ceremonia había existido antes de la época de Anderson. 

En lo concerniente al "deber breve y esencial" con que se acompañaba la


presentación de cada uno de los instrumentos del oficio de Maestro, no es
imposible que la práctica de filosofar sobre las herramientas de trabajo del
masón hubiera sido introducida en una fecha anterior por masones aceptados, pues
el uso de herramientas por los Francmasones es referido por Randle Holme IIIº en
un pasaje muy conocido de su Academie of Armory publicado en 1688: "No puedo
sino venerar a la Confraternidad de los Masones, debido a su antigüedad, y más
siendo miembro de esta sociedad llamada Franc-Masones; en el trato con ellos he
observado el uso de varias herramientas que cito,5 algunas de las cuales he
visto portar en escudos de armas." Desgraciadamente no explica 'el uso' que
hacían los francmasones de las 'herramientas'. 

La expresión de Anderson: "de acuerdo a los antiguos usos de los masones" no


tiene por qué implicar necesariamente "procedentes de los operativos"; la
práctica podría haber sido originada entre los masones aceptados del siglo
diecisiete y aún así no sería deshonesto describirla como "de acuerdo a los
antiguos usos". 

El Deber para los nuevos Hermanos. Las claras y estrechas relaciones entre este
Deber, tal como se encuentra publicado en el Pocket Companion, y Los Deberes de
un Franc-Masón de Anderson ya han sido señaladas. Si dicho Deber estuviera
basado en Anderson, no podría haber sido puesto a punto sino hasta después de
1723, y en ese caso los masones irlandeses lo habrían aceptado a pesar de un
origen tan reciente. Sin embargo, no hay nada que demuestre positivamente que
este Deber se basó en el de Anderson; me parece igualmente posible que fuera
Anderson quien tuviera este ante sí cuando preparaba sus Deberes de un Franc-
Masón. En apoyo de esta consideración, podría atenderse al hecho de que el Deber
para los nuevos Hermanos comienza: "Sois ahora admitido por unánime
consentimiento de nuestra Logia, como Compañero de nuestra Antigua y Venerable
Sociedad," una afirmación que sin duda alguna habría sido cierta en una logia de
masones aceptados del siglo diecisiete, quienes hasta donde uno puede decir
parece que admitían a candidatos directamente como Compañeros, pero que no
correspondería a la práctica implicada en las obras de Anderson o Pennell, de
acuerdo a las cuales los candidatos eran recibidos en su primera admisión como
Aprendices (Aceptados). 

La Oración de Apertura. Si bien no aparecen vestigios de la forma ampliada de la


Oración de Apertura antes de 1730, en que fue publicada en las Constituciones de
Pennell, no por ello se deduce necesariamente que su composición hubiera sido
reciente. Podía perfectamente haber existido cuando Anderson preparaba sus
Constituciones, pero este, en tanto que religioso escocés, puede que no haya
querido publicar la oración en forma completa. En vista de su carácter
claramente cristiano, parece probable que esta oración haya sido compuesta en el
tiempo en que la Masonería tenía todavía una base Trinitaria. Sería difícil
entender cómo la forma ampliada de la Oración de Apertura podría haber sido
escrita como parte del ritual una vez que hubo aparecido el primer deber de
Anderson, "Respecto a Dios y la Religión," el cual substituía Cristianismo por
Teísmo, o una vez que había sido preparada la revisión de Pennell de ese deber,
que hacía a la Masonería enteramente no-sectaria. Asumiendo que probablemente
tuvo su origen antes de 1723, no veo razón para que no se la debiéramos a un
masón o masones de finales del siglo diecisiete, periodo en el que, según Plot,
la costumbre de admitir gente en la Sociedad de Francmasones estaba difundida
más o menos por toda la nación. 

El Sistema de Tres Grados. A pesar de que no hay huellas del sistema de tres
grados, como esquema completo en tres ceremonias separadas, antes de 1725 o
1730, podría haber una pequeña duda sobre si los cambios preliminares, mediante
los que el conocimiento esotérico repartido originalmente entre dos categorías
de masones operativos llegó a ser dividido en tres categorías de masones
aceptados, tuvieron lugar en una fecha anterior. Que ello ya había ocurrido en
1711 puede deducirse del siguiente pasaje del Ms. Trinity College, Dublín: 

El signo de los maestros es columna vertebral, la palabra Matchpin. El signo del


compañero de oficio es nudillos y oquedad [entre éstos], la palabra Jackquin. El
signo del Aprendiz Aceptado es oquedad, la palabra es Boaz o su hueco. Presiona
al Maestro cerca de la columna vertebral, pon tu rodilla entre las suyas, y di
Matchpin. Presiona al compañero de oficio en [los] nudillos, y [en la] oquedad,
y di Jackquin; presiona al aprendiz aceptado en [la] oquedad y di Boaz, o su
hueco. 

El Ms. Trinity College, Dublín, parece haber sido el aide mémoire de un masón, y
el pasaje citado da la impresión de ser un intento de poner por escrito una
información que ha sido transmitida previamente de modo oral, probablemente a
través de una larga cadena de masones aceptados. Si esta impresión es correcta,
la división tripartita del conocimiento esotérico puede ser considerablemente
anterior a 1711, sin embargo debe subrayarse que esta división no implica
necesariamente tres ceremonias: no hay razón para que no hubieran podido
comunicarse a un masón aceptado tres conjuntos de secretos en su admisión, de la
misma manera que en Escocia los masones gentilhombres eran admitidos Aprendices
Aceptados y Compañeros del Oficio en una sola y misma ocasión. 

Nuestro problema inmediato es considerar si esta triple división del


conocimiento esotérico masónico, introducida por masones aceptados en lugar de
la división en dos practicada por los masones operativos de Escocia, se originó
en Irlanda en alguna fecha previa a 1711, o si surgió entre los masones
aceptados de Inglaterra en una fecha todavía anterior, siendo transmitida de
Inglaterra a Irlanda ya sea cuando se introdujo por primera vez la masonería
aceptada en Dublín antes de 1688, o cuando fue reintroducida antes de 1711,
suponiendo que se hubiera extinguido después de aquel año. A no ser que los
masones aceptados irlandeses de circa 1700 fueran muy diferentes en su actitud
respecto a las costumbres masónicas que sus sucesores de circa 1725, me parece
muy inverosímil que los masones irlandeses originaran la triple división del
conocimiento esotérico; me inclino a pensar, pues, que fue introducida en
Irlanda desde Inglaterra. A juzgar por Plot, la década 1680-89 fue un activo
periodo en la masonería aceptada, mientras que no existen indicaciones
semejantes respecto a la primera década del siglo dieciocho. Las probabilidades,
por lo tanto, parecen estar a favor de que la división ternaria de los secretos
masónicos haya sido originada por masones ingleses aceptados a finales del siglo
diecisiete, antes que a comienzos del dieciocho. 
  

LOS AUTORES DE LOS CAMBIOS

Nuestro problema final es considerar quiénes hicieron por vez primera los
cambios que hemos detectado. Como anteriormente mencionamos, Murray Lyon ha
descrito a Desaguliers como "el co-inventor y pionero del sistema" de la
masonería simbólica, otorgándole presumiblemente al Dr. James Anderson el
restante papel de liderazgo. Este pronunciamiento, sin embargo, me parece
contrario al peso de la evidencia de que disponemos, que apunta a que la
evolución de la masonería operativa en especulativa fue un proceso gradual, y no
una súbita revolución llevada a cabo por uno o dos hombres. Tal como lo veo, el
proceso probablemente comenzó ya en la segunda mitad del siglo diecisiete, y
ciertamente estaba muy lejos de haberse completado en 1735. Hasta donde sabemos,
la primera Gran Logia no estaba muy interesada en cuestiones de ritual, ni
interfería generalmente en esas materias, siendo excepciones los cambios
introducidos en 1730 y pico y rescindidos en 1809. Al igual que las prácticas
asociadas con la comunicación de la Palabra Sagrada a los masones operativos de
Escocia parecen haber ido cambiando gradualmente durante los siglos dieciséis y
diecisiete, como resultado de distintas adiciones y modificaciones, así los
masones aceptados de Inglaterra erigieron gradualmente durante los siglos
diecisiete y dieciocho una considerable superestructura de enseñanzas morales
sobre los fundamentos proporcionados por los usos y frases un poco crudos
conectados con la comunicación de aquella Palabra. En ningún caso fueron
repentinos los cambios, y en ningún caso puede decirse que fuera alguna persona
en particular la responsable de su introducción. 

Conclusión. Los argumentos aportados en este artículo pueden resumirse diciendo


que cuando se coordinan las evidencias inglesas e irlandesas relacionadas con la
masonería de comienzos del siglo dieciocho, el balance de probabilidades parece
estar a favor de la opinión de que distintos e importantes cambios en el modo de
trabajo masónico, cuyas huellas sólo pueden seguirse exactamente en la tercera
década del siglo dieciocho, fueron originados en realidad en un periodo
anterior, muy probablemente en la década de 1680-89, o incluso algo antes. En
apoyo de esta conclusión provisional, puede considerarse el hecho de que ya en
1688 la práctica de los operativos de auxiliar a los hermanos en desgracia había
sido al parecer adoptada por los masones aceptados de Inglaterra y de Irlanda, a
juzgar por la afirmación de Aubrey en 1686 de que "cuando uno de ellos se
arruina, la fraternidad debe socorrerle," y por la referencia en la lista de
Dublín de 1688 a la ayuda dada a un mermado hermano por la Fraternidad de
Francmasones que se hallaba en el Trinity College y sus alrededores. La única
referencia a la Caridad contenida en el Ms. Constitutions es el deber de recibir
y sostener a los masones foráneos, proporcionándoles trabajo durante al menos
una quincena, o bien dándoles dinero para llegar a la siguiente logia. Por otro
lado, los Estatutos de 1670 de la Logia de Aberdeen contienen regulaciones
acerca de la Caja Masónica. Si la Asistencia había sido adoptada como uno de los
Grandes Principios de la masonería aceptada de 1688, como parecería haber sido
el caso, no sería extraño que algún tipo de alocución acerca de la Caridad
hubiera sido introducida en la ceremonia de aceptación por esa fecha, para
complementar cualquier referencia a la misma que pudiera hallarse incluida en
los reglamentos de logia. Si esta conjetura es correcta, otro cambio más habría
sido introducido en el trabajo masónico circa 1680. El que considerables
modificaciones del modo de trabajo operativo hayan sido efectuadas probablemente
por masones aceptados alrededor de 1686 lo sugiere también la declaración de
Aubrey de que "la manera de su Adopción es muy formal," observación que no se
aplicaría muy adecuadamente a las en cierto modo crudas costumbres y frases
vinculadas en la Escocia del siglo diecisiete con la comunicación de la Palabra
Sagrada. Así pues, tomando todo en cuenta, parecería que hay razonablemente
buenos fundamentos para pensar que algunos de los importantes cambios
introducidos por los masones aceptados en las antiguas ceremonias operativas ya
existían en las últimas décadas del siglo diecisiete, treinta años o más antes
de la fecha que comúnmente se supone. Traducción: J. M. R.
 

NOTAS
1
En la preparación de este ensayo, que es para ser comunicado muy en breve a la
logia Quatuor Coronati, he contado con el auxilio de sugerencias y críticas muy
provechosas de mis colegas, G. P. Jones y Douglas Hamer. Estoy también en deuda
con el Sr. H. M. McKechnie, Secretario de la Manchester University Press, que
muy amablemente lo ha preparado para la imprenta. Debo agradecer también a mi
colega, A. G. Pool, por leer las galeradas, y al Hno. J. Heron Lepper por
enviarme muy afablemente varios comentarios. Como, en general, él está de
acuerdo con mis conclusiones, no he querido incorporar sus observaciones, sino
dejar que presente su parecer ante los Hermanos cuando el documento sea leído en
logia.

2
Traducimos en todo el texto 'Mason Word' por 'Palabra Sagrada', su
correspondiente en otros Ritos no ingleses [N. de T.]

3
Grupo de manuscritos entre los llamados "Old Charges"; el original de este se
considera debió escribirse después de 1663 [N. de T.].

4
En A Mason's Examination, de 1723 (incluido en The Early Masonic Catechisms, ver
aquí  ) puede leerse: "Después de lo cual, ha de contemplar mil diferentes
Posturas y Muecas, todas las cuales debe imitar exactamente" [N. de T.].

5
En el manuscrito de los capítulos 14-22 del Tercer libro de The Academie of
Armory (B. M. Harl. Ms. 2033, publicado por el Roxburghe Club en 1905), Randle
Holme trata sobre las herramientas de varios oficios, pero las de los masones no
aparecen incluidas.

LOS DISCURSOS DE ANDREW M. RAMSAY(1736 - 1737)

Andrew Michael Ramsay nació en 1686 en Ayr, Escocia, y murió en Saint-Germain-


en-Laye, Francia, en 1743.  

Fué preceptor de grandes familias: Wemyss, Sassenage, Estuardo (Roma, 1724),


Château-Thierry, Bouillon. Hecho Caballero de S. Láza-ro por el duque de
Orleáns, regente de Francia y Gran Maestre de esa Orden, en 1723. Escritor, es
autor entre otras obras de The Philosophical principles of natural and revealed
religion unfolded in geometrical order, 1748. Gran Orador de la Orden en
Francia, su Discurso, del que ofrecemos las dos versiones, es un testimonio muy
conocido -famoso- sobre el pensamiento esotérico presente en los "altos grados"
del "Escocismo", discurso al que se ha llegado a atribuir el origen de éstos, y
no sólo el ser expresión de una corriente ya existente. El primero fue
pronunciado en la logia parisina Saint Thomas nº 1, la primera logia fundada en
Francia, en 1725, por nobles ingleses, dos de los cuales serían, después del
duque de Wharton, los primeros Grandes Maestres de la Masonería en dicho país.
El segundo ante una asamblea general de la Orden francesa. De acuerdo al
Diccionario de D. Ligou, "es sobre todo el Discurso de Ramsay el que hace de él
una de las columnas de la Masonería francesa."  
Ambas versiones han sido publicadas por P. Négrier en su libro Textes fondateurs
de la Tradition maçonnique (ver aquí pág. 397).  

[Hay que señalar con respecto al término "dogmas" que aparece en el escrito, que
en el lenguaje del s. XVIII esta palabra debe interpretarse como "creencias" o
experiencias de orden intelectual-espiritual]. 
 

"1736 Discurso del Señor caballero de Ramsay pronunciado en la logia de San Juan
el 26 de Dic.

Señores,  

El noble entusiasmo que ustedes demuestran para ingresar en la antigua y muy


ilustre Orden de los francmasones es una prueba evidente de que ya poseen todas
las cualidades necesarias para convertirse en sus miembros. Estas cualidades son
la filantropía, el secreto inviolable y el gusto por las bellas artes.  

Licurgo, Solón, Numa y todos los demás legisladores políticos no lograron que
sus instituciones llegaran a ser duraderas: por muy sabias que hayan sido sus
leyes, no han podido extenderse a todos los países y perdurar a través de los
siglos. Puesto que se fundamentaban en las victorias y las conquistas, en la
violencia militar y en el dominio de un pueblo sobre otro, no han podido llegar
a ser universales ni adaptarse al gusto, al genio y a los intereses de todas las
naciones. No se basaban en la filantropía: el falso amor por una parcela de
hombres, quienes habitan una pequeña región del universo que se llama patria,
destruía en todas estas repúblicas guerreras el amor por la humanidad en
general. Los hombres, fundamentalmente, no se diferencian por las lenguas que
hablan, las ropas que visten o los rincones de este hormiguero que habitan. El
mundo entero no es más que una gran república, en la cual cada nación es una
familia y cada individuo un niño. Señores, nuestra sociedad se estableció para
hacer revivir y propagar las antiguas máximas tomadas de la naturaleza del ser
humano. Queremos reunir a todos los hombres de gusto sublime y de humor
agradable mediante el amor por las bellas artes, donde la ambición se vuelve una
virtud y el sentimiento de benevolencia por la cofradía es el mismo que se tiene
por todo el género humano, donde todas las naciones pueden obtener conocimientos
sólidos y donde los súbditos de todos los reinos pueden cooperar sin celos,
vivir sin discordia, y amarse mutuamente. Sin renunciar a sus principios,
desterramos de nuestras leyes todas las disputas que pueden alterar la
tranquilidad del espíritu, la delicadeza de las costumbres, los sentimientos
afectuosos, la alegría legítima, y aquella armonía absoluta que sólo se
encuentra en la eliminación de todos los excesos indebidos y de todas las
pasiones discordantes.  

Asimismo tenemos nuestros misterios: son signos que representan nuestra ciencia,
jeroglíficos muy antiguos y palabras que se tomaron de nuestro arte; todos ellos
componen un lenguaje algunas veces mudo y otras muy elocuente para comunicarse a
grandes distancias, y para reconocer a nuestros hermanos sin importar su lengua
o país. En un primer momento, a los que ingresan nada más se les da a conocer el
sentido literal. Es sólo a los adeptos que se les revela el sentido sublime y
simbólico de nuestros misterios. Es así como los orientales, los egipcios, los
griegos y los sabios de todas las naciones ocultaban sus dogmas por medio de
figuras, símbolos y jeroglíficos. A menudo, el sentido literal de nuestras
leyes, de nuestros ritos y de nuestros secretos sólo ofrece a la razón un
sinnúmero de palabras ininteligibles; sin embargo, los iniciados encuentran en
ellos un manjar exquisito que alimenta, que eleva, y que le recuerda al espíritu
las verdades más sublimes. Ha sucedido con nosotros lo que casi nunca ha
sucedido con otra sociedad. Nuestras logias se han instaurado hace mucho tiempo
y se difunden hoy por todas las naciones civilizadas del mundo; sin embargo,
entre tan numerosa multitud de hombres ningún hermano jamás ha traicionado
nuestro secreto. Desde el momento en que comienzan a formar parte de nuestra
cofradía, las personas más frívolas, las más indiscretas y las menos instruidas
aprenden a guardar para sí mismas esta gran ciencia: entonces, parecen
transformarse y convertirse en hombres nuevos, impenetrables y penetrantes al
mismo tiempo. Si alguien rompiera los juramentos que nos unen, no tenemos
ninguna ley penal excepto el remordimiento de conciencia y la exclusión de
nuestra sociedad, según las siguientes palabras de Horacio:  

Est et fideli tuta silentio  


Merces: vetabo, qui Cereris sacrum  
Vulgarit arcanae, sub isdem  
Sit trabibus, fragilemve mecum  
Solvat phaselum. 

Horacio, antiguamente, fue orador de una gran logia establecida en Roma por
Augusto, mientras Mecenas y Agripa eran sus vigilantes. Las mejores odas de este
poeta son himnos que compuso para que se cantaran en nuestras orgías. Sí,
señores, las famosas fiestas de Ceres en Eleusis, de las cuales habla Horacio,
así como las de Minerva en Atenas y las de Isis en Egipto no eran otra cosa que
logias de nuestros iniciados, donde se celebraban nuestros misterios con las
comidas y las libaciones pero sin los excesos, los desenfrenos y sin la
intemperancia en que cayeron los paganos, después de haber abandonado la
sabiduría de nuestros principios y la pureza de nuestras máximas.  

El gusto por las artes liberales es la tercera cualidad que se requiere para
entrar en nuestra Orden, la perfección de este gusto es la esencia, el fin y el
objeto de nuestra unión. De todas las ciencias matemáticas, la de la
Arquitectura, ya sea civil, naval o militar es, sin duda, la más útil y la más
antigua. Es a través de ella que nos defendemos contra las injurias del aire,
contra la inestabilidad de las olas y sobre todo contra el furor de otros
hombres.  

Es por medio de nuestro arte que los mortales han encontrado el secreto de
construir casas y urbes con el propósito de reunir las grandes sociedades; el
secreto de recorrer los océanos para llevar de uno a otro hemisferio las
riquezas de la tierra y de los mares y en fin el secreto de construir murallas y
máquinas contra un enemigo más terrible que los elementos y los animales, quiero
decir contra el hombre mismo que no es más que una bestia feroz, a menos que su
naturaleza sea templada con la dulzura, la paz y la filantropía de las máximas
que reinan en nuestra sociedad.  

Tales son, señores, las cualidades que se requieren en nuestra Orden de la cual
revelaremos ahora, en pocas palabras, el origen y la historia.  

Nuestra ciencia es tan antigua como el género humano, pero no se debe confundir
la historia general del arte con la historia particular de nuestra sociedad. Han
existido en todos los países y en todos los siglos arquitectos, pero todos estos
arquitectos no eran francmasones iniciados en nuestros misterios. Cada familia,
cada república y cada imperio cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos
tiene su fábula y su verdad, su leyenda y su historia, su ficción y su realidad.
La diferencia que hay entre nuestras tradiciones y aquellas de todas las demás
sociedades humanas es que las nuestras están fundadas en los anales del pueblo
más antiguo del universo, el único que hoy conserva el mismo nombre que tenía
antiguamente, que no se confunde con las otras naciones aunque esté disperso por
todas partes y en fin, el único que ha conservado sus libros antiguos, al
contrario de casi todos los demás pueblos en los que éstos se han perdido. Por
lo tanto, he aquí lo que he podido recopilar sobre nuestro origen en los
antiquísimos archivos de nuestra Orden, en las actas del Parlamento de
Inglaterra que hablan frecuentemente de nuestros privilegios, y en la
jurisdicción actual de un país que ha sido el centro de nuestra ciencia arcana
desde el siglo décimo. Señores, dígnense prestar más atención; hermanos
vigilantes protejan la logia, aparten de este lugar la vulgaridad profana.
Procul oh procul este profani, odi profanum vulgus et arceo, favete linguis.  

El gusto supremo por el orden, la simetría y la proyección sólo pueden ser


inspirados por el Gran Geómetra, arquitecto del Universo, cuyas ideas eternas
son los modelos de la belleza verdadera. Además, vemos en los anales sagrados
del legislador de los judíos que Dios mismo fue el que enseñó al restaurador del
género humano las proporciones de la construcción flotante que tenía como
función preservar durante el diluvio los animales de todas las especies para que
repoblaran nuestro globo, cuando saliera del seno de las aguas. Por
consiguiente, Noé debe ser considerado como el autor y el inventor de la
arquitectura naval así como el primer gran maestro de nuestra Orden.  

La ciencia arcana fue trasmitida por medio de una tradición oral desde Noé hasta
Abraham y los patriarcas, el último de los cuales llevó nuestro arte sublime a
Egipto. Fue José quien dió a los egipcios la primera idea para la construcción
de los laberintos, de las pirámides y de los obeliscos que se han admirado en
todas las épocas. Es por esta tradición patriarcal que nuestras leyes y nuestras
máximas se difundieron en Asia, Egipto, Grecia y entre todos los Gentiles; sin
embargo, rápidamente nuestros misterios fueron alterados, degradados, deformados
y mezclados con supersticiones y la ciencia secreta sólo se conservó pura entre
el pueblo de Dios.  

Moisés, inspirado por el Altísimo, hizo construir en el desierto un templo móvil


de acuerdo con el modelo que se le había revelado en una visión celeste en la
cumbre de la montaña sagrada, prueba evidente de que las leyes de nuestro arte
se observan en el mundo invisible donde todo es armonía, orden y proporción.
Este tabernáculo ambulante, copia del palacio invisible del Altísimo, que es el
mundo superior, se convirtió después en modelo del famoso templo de Salomón el
más sabio de los reyes y de los mortales. Este edificio soberbio sostenido por
mil quinientas columnas de mármol de Paros, con más de dos mil ventanas, con
capacidad para cuatrocientas mil personas, fue construido en siete años por más
de tres mil príncipes o maestros masones que tenían por jefe a Hiram-Abif gran
maestro de la logia de Tiro, a quién Salomón confió todos nuestros misterios.
Fue el primer mártir de nuestra Orden? su fidelidad se debe conservar? su
ilustre sacrificio. Después de su muerte, el rey Salomón escribió en
jeroglíficos nuestro estatuto, nuestras máximas y nuestros misterios, y este
libro antiguo es el código original de nuestra Orden.  

Después de la destrucción del primer templo y el cautiverio de la nación


escogida, el ungido del Señor, el gran Ciro que se había iniciado en todos
nuestros misterios designó a Zorobabel como gran maestro de la logia de
Jerusalén, y le ordenó poner los cimientos del segundo templo donde fue
depositado el misterioso Libro de Salomón. Durante doce siglos este Libro se
conservó en el templo de los israelitas, pero después de la destrucción del
segundo templo y la dispersión de este pueblo durante el imperio de Tito, el
antiguo libro se extravió hasta el tiempo de las cruzadas, cuando se encontró
parte de él después de la toma de Jerusalén. Se descifró este código sagrado y
sin penetrar en el espíritu sublime de todos los jeroglíficos que se
encontraron, se resucitó nuestra antigua Orden de la cual Noé, Abraham, los
patriarcas, Moisés, Salomón y Ciro habían sido los primeros grandes maestros. He
ahí, señores, nuestras antiguas tradiciones. He aquí ahora nuestra verdadera
historia.  

Desde los tiempos de las guerras santas en Palestina, varios príncipes, señores
y artistas se unieron, hicieron voto de restablecer los templos de los
cristianos en Tierra santa, se comprometieron por medio de un juramento a
emplear su ciencia y sus bienes para devolver la arquitectura a su primitiva
constitución, rescataron todos los antiguos signos y las palabras misteriosas de
Salomón, para distinguirse de los infieles y reconocerse mutuamente... (y
decidieron) unirse íntimamente con.... Desde entonces y después, nuestras logias
llevaron el nombre de logias de San Juan en todos los países. Esta unión se hizo
a imitación de los israelitas cuando construyeron el segundo templo. Mientras
unos usaban la paleta y el compás, los otros los defendían con la espada y el
escudo.  

Después de los grandes reveses de las guerras sagradas, la decadencia de las


armadas cristianas, y el triunfo de Bendocdor Sultán de Egipto durante la octava
y última cruzada, el hijo de Enrique III de Inglaterra, el gran príncipe
Eduardo, viendo que ya no había seguridad para sus hermanos masones en Tierra
santa quiso que todos lo acompañaran cuando las tropas cristianas se retiraron y
esta colonia de adeptos se estableció así en Inglaterra. Puesto que este
príncipe estaba dotado de todas las cualidades del espíritu y del corazón que
forman a los héroes, amó las bellas artes y sobre todo nuestra gran ciencia.
Estando en el trono, se declaró gran maestro de la Orden, le otorgó varios
privilegios y franquicias, y desde entonces los miembros de nuestra cofradía
tomaron el nombre de francmasones.  

Desde esta época Gran Bretaña se convirtió en la sede de la ciencia arcana, en


la conservadora de nuestros dogmas y en la depositaria de todos nuestros
secretos. Desde las islas británicas la antigua ciencia comienza a pasar a
Francia. La nación más espiritual de Europa se convertirá en el centro de la
Orden y derramará en nuestros estatutos las gracias, la delicadeza y el buen
gusto, cualidades esenciales en una Orden cuya base es la sabiduría, la fuerza y
la belleza del genio. Es en nuestras logias que en lo sucesivo los franceses
verán, sin viajar, como en una pintura sintetizada, las características de todas
las naciones y es aquí donde los extranjeros aprenderán por experiencia que
Francia es la verdadera patria de todos los pueblos. 

"Discurso pronunciado en la Recepción de losFrancmasones por el Señor de


Ramsay,Gran Orador de la Orden [1737]   
Señores, el noble entusiasmo que ustedes demuestran para ingresar en la antigua
y muy ilustre Orden de los francmasones es una prueba evidente de que ya poseen
todas las cualidades necesarias para formar parte de ella. Estas cualidades son
la filantropía prudente, la moral pura, el secreto inviolable y el gusto por las
bellas artes.  

Licurgo, Solón, Numa y todos los demás legisladores políticos no lograron que
sus instituciones perduraran; por muy sabias que hayan sido sus leyes, no han
podido extenderse a todos los países ni adaptarse al gusto, al genio y a los
intereses de todas las naciones. En efecto, no se fundamentaban en la
filantropía. El amor por la patria mal entendido y llevado al exceso destruía a
menudo en todas estas repúblicas guerreras el amor por la humanidad en general.
Los hombres, fundamentalmente, no se diferencian por las lenguas que hablan, las
ropas que llevan, los países que habitan ni por las dignidades de las que están
investidos. El mundo entero no es más que una gran república, en la cual cada
nación es una familia y cada individuo un niño. Nuestra sociedad se estableció
para hacer revivir y para propagar las antiguas máximas tomadas de la naturaleza
del hombre. Queremos reunir a todos los hombres de mente preclara y de humor
agradable no sólo mediante el amor por las bellas artes, sino además mediante
los grandes principios de la virtud; en ellos, el interés por la confraternidad
se vuelve interés por todo el género humano, por su medio todas las naciones
pueden obtener conocimientos sólidos y todos los súbditos de los diferentes
reinos pueden cooperar sin celos, vivir sin discordia y quererse mutuamente sin
renunciar a su patria.  

Nuestros ancestros, los Cruzados, procedentes de todos los lugares de la


cristiandad y reunidos en Tierra santa, quisieron de esta forma agrupar a los
súbditos de todas las naciones en una sola confraternidad. Qué no le debemos a
estos hombres superiores quienes, sin intereses vulgares y sin escuchar el deseo
natural de dominar, imaginaron una institución cuyo único fin es reunir las
mentes y los corazones con el propósito de que sean mejores. Y, sin ir contra
los deberes que los diferentes estados exigen, formar con el tiempo una nación
espiritual en la cual se creará un pueblo nuevo que, al tener características de
muchas naciones, las cimentará todas, por así decirlo, con los vínculos de la
virtud y de la ciencia.  

La sana moral es el segundo requisito de nuestra sociedad. Las Ordenes


religiosas se establecieron para que los hombres llegaran a ser cristianos
perfectos; las Ordenes militares para inspirar el amor por la gloria noble; la
Orden de los francmasones se estableció para formar hombres y hombres amables,
buenos ciudadanos y buenos súbditos, inviolables en sus promesas, fieles
adoradores del Dios de la amistad, más amantes de la virtud que de las
recompensas.  

Polliciti servare fidem, sanctumque vereri  


Numen amicitiae, mores, non munera amare. 

Sin embargo, no nos limitamos a las virtudes puramente civiles. Tenemos entre
nosotros tres categorías de hermanos: principiantes o aprendices, compañeros o
profesos, maestros o perfectos. A los primeros les damos a conocer las virtudes
morales y filantrópicas, a los segundos las virtudes heroicas; a los últimos las
virtudes sobrehumanas y divinas. De manera que nuestra institución encierra toda
la filosofía de los sentimientos y toda la teología del corazón. Es por esta
razón que uno de nuestros venerables hermanos, en una oda llena de noble
entusiasmo, dijo:  

Francmasones, ilustre Gran Maestro  


Reciban mis primeros arrebatos  
En mi corazón la orden los hace nacer;  
¡Feliz! si nobles esfuerzos  
Me hacen merecedor de la estima de ustedes,  
Me elevan a lo sublime verdadero  
A la primera verdad  
A la esencia pura y divina  
Del alma celeste origen  
Fuente de vida y de claridad.

 Puesto que una filosofía severa, solitaria, triste y misantrópica les quita a
los hombres el gusto por las virtudes, nuestros ancestros los Cruzados quisieron
que ésta resultara amable con el atractivo de los placeres inocentes, de una
música agradable, de un gozo puro y de una alegría moderada. Nuestros
sentimientos no son lo que el mundo profano y el vulgo ignorante se imaginan.
Todos los vicios del corazón y del espíritu están desterrados, así como la
irreligión y el libertinaje, la incredulidad y el desenfreno.  

Es con este espíritu que uno de nuestros poetas dice:  

Seguimos hoy senderos poco recorridos  


Nos esforzamos por construir y todas nuestras  
construcciones 
Son o cárceles para los vicios  
O templos para las virtudes.

 Nuestras cenas se parecen a los virtuosos banquetes de Horacio en los cuales


uno se sustentaba de todo lo que podía iluminar el espíritu, perfeccionar el
corazón e inspirar el gusto por lo verdadero, lo bueno y lo bello: 

O! noctes, coenaeque Deum...  


Sermo oritur non de regnis domibusve alienis;  
...sed quod magis ad nos  
Pertinet, et nescire malum est, agitamus; utrumne  
Divitiis homines, an sint virtute beati;  
Quidve ad amicitias usus rectumve trahat nos  
Et quae sit natura boni, summumque quid ejus.

Aquí el amor por todos los anhelos se fortifica. Desterramos de nuestras logias
toda disputa que podría alterar la tranquilidad del espíritu, la dulzura de las
costumbres, los sentimientos de amistad y la armonía perfecta que tan sólo se
encuentra en la eliminación de todos los excesos indebidos y de todas las
pasiones discordantes.  

Por lo tanto, las obligaciones que la Orden les impone son: proteger a los
hermanos por medio de la autoridad, esclarecerlos con sus conocimientos,
edificarlos con las virtudes que ustedes poseen, socorrerlos en sus necesidades,
sacrificar todo resentimiento personal y buscar todo lo que puede contribuir a
la paz, a la concordia y a la unión de la sociedad.  

Tenemos secretos: son signos figurativos y palabras sagradas que constituyen un


lenguaje a veces mudo y a veces muy elocuente, con el fin de transmitirlo a
grandes distancias y reconocer a nuestros hermanos sin importar su lengua o
país. Eran, aparentemente, palabras de guerra que los Cruzados se intercambiaban
para protegerse de las sorpresas de los Sarracenos, que a menudo se infiltraban
disfrazados para traicionarlos y asesinarlos. Estos signos y estas palabras nos
recuerdan un aspecto de nuestra ciencia, una virtud moral o un misterio de la
fe.  

Ocurrió con nosotros lo que muy difícilmente ha sucedido con otra sociedad.  

Nuestras logias se han constituido y se difunden hoy en todas las naciones


civilizadas y sin embargo, a pesar de tanta multitud de hombres, nunca ningún
hermano ha traicionado nuestros secretos. Las personas más frívolas, las más
indiscretas y las menos instruidas a guardar silencio, aprenden esta gran
ciencia tan pronto como entran en nuestra sociedad. ¡ Tan grande es el poder que
la idea de unión fraterna tiene sobre los espíritus! Este secreto inviolable
contribuye de forma poderosa a vincular los súbditos de todos los países y a
volver fácil y mutua la comunicación de las buenas acciones. Encontramos muchos
ejemplos de lo anterior en los Anales de nuestra Orden: nuestros hermanos que
viajaban a diferentes países de Europa, al encontrarse en una necesidad, se
dieron a conocer a nuestras logias y enseguida fueron colmados de toda la ayuda
necesaria. Incluso en la época de las guerras más sangrientas, algunos ilustres
prisioneros encontraron hermanos donde no creían encontrar más que enemigos. Si
alguien rompiera las promesas solemnes que nos vinculan, ustedes saben señores,
que las penas más grandes son el remordimiento de la conciencia, la vergüenza
por su perfidia y la exclusión de nuestra sociedad según las bellas palabras de
Horacio: 

Est et fideli tuta silentio  


Merces; vetabo qui Cereris sacrum  
Vulgarit arcanae, sub isdem  
Sit trabibus, fragilemve mecum  
Solvat phaselum...

Sí señores, las famosas fiestas de Ceres en Eleusis, de las que habla Horacio,
así como aquellas de Isis en Egipto, de Minerva en Atenas, de Urania entre los
Fenicios y de Diana en Escitia tenían relación con nuestras solemnidades. En
estas fiestas se celebraban misterios donde se podían encontrar muchos vestigios
de la antigua religión de Noé y de los patriarcas; luego se cerraban con
banquetes y libaciones, pero sin los excesos, los desenfrenos y la intemperancia
en que cayeron poco a poco los paganos. Admitir personas de uno y otro sexo en
las asambleas nocturnas, oponiéndose así a la primitiva institución, fue la
causa de todas las infamias. Es para prevenir semejantes abusos que las mujeres
están excluidas de nuestra Orden. No es que somos injustos por considerar el
sexo como incapaz de mantener un secreto, sino que su presencia podría alterar
ligeramente la pureza de nuestras máximas y de nuestras costumbres:  
 

Si el sexo está desterrado, que no haya alarma  


No es un ultraje a su fidelidad  
Sino que tememos que al entrar el amor con sus encantos  
Produzca el olvido de la fraternidad.  
Los nombres de hermano y amigo serían débiles armas  
Para proteger los corazones contra la rivalidad.  
 

La cuarta cualidad que se requiere para entrar en nuestra Orden es el gusto por
las ciencias útiles y por las artes liberales de todo género; así la Orden exige
de cada uno de ustedes contribuir con su protección, su liberalidad o su trabajo
a una gran obra para la cual ninguna Academia y ninguna universidad pueden ser
suficientes, porque todas las sociedades particulares, al estar compuestas de
una cantidad muy pequeña de hombres, no pueden abarcar con su trabajo un
objetivo tan inmenso. Todos los Grandes Maestros de Alemania, de Inglaterra, de
Italia y de toda Europa exhortan a todos los eruditos y a todos los artistas de
la confraternidad a unirse con el fin de proveer la documentación para un
Diccionario universal de todas las artes liberales y de todas las ciencias
útiles, con la única excepción de la teología y la política. Ya se ha comenzado
la obra en Londres; pero con la unión de nuestros hermanos se podrá llevar a su
perfección en pocos años. En ella se explicará no sólo el vocablo técnico y su
etimología, sino que se presentará también la historia de la ciencia y del arte,
sus grandes principios y la manera de trabajar con ellos. De este modo se
reunirán las inteligencias de todas las naciones en una única obra, que será
como un depósito general, y una biblioteca universal de todo lo bello, grande,
luminoso, sólido y útil que existe en todas las ciencias naturales y en todas
las artes nobles. Esta obra aumentará cada siglo, a medida que aumenten los
conocimientos; es así como se difundirá una noble emulación en el gusto por las
Bellas letras y por las Bellas artes en toda Europa.  

El nombre de francmasones no debe por lo tanto ser tomado en sentido literal,


vulgar y material, como si nuestros instructores hubieran sido simples
trabajadores de la piedra o del mármol, o simplemente genios curiosos que
querían perfeccionar las artes. No sólo eran hábiles arquitectos que querían
consagrar sus talentos y sus bienes a la construcción de los templos exteriores,
sino también príncipes religiosos y guerreros que querían iluminar, edificar y
proteger los templos vivos del Altísimo. Es lo que seguidamente daré a conocer
desarrollando para ustedes el origen y la historia de la Orden.  

Toda familia, toda república y todo imperio cuyo origen se pierde en la noche de
los tiempos tiene su fábula y tiene su verdad, su leyenda y su historia, su
ficción y su realidad. Algunos consideran que nuestra institución se remonta al
tiempo de Salomón, de Moisés, de los patriarcas, de Noé mismo. Otros pretenden
que nuestro fundador fue Enoc, el nieto del Protoplasta que construyó la primera
ciudad y la llamó con su nombre. Mencioné brevemente este origen fabuloso antes
de llegar a nuestra historia verdadera. He aquí, por lo tanto, lo que he podido
recoger en los muy antiguos Anales de la historia de Gran Bretaña, en las actas
del Parlamento de Inglaterra, que hablan a menudo de nuestros privilegios, y en
la tradición viva de la nación británica que, desde el siglo once, ha sido el
centro y la sede de nuestra confraternidad.  

Desde la época de las guerras santas en Palestina, muchos príncipes, señores y


ciudadanos se unieron, hicieron voto de restablecer los templos de los
cristianos en Tierra santa y, por medio de un juramento, se comprometieron a
emplear sus talentos y sus bienes para devolver la arquitectura a su
constitución primitiva. Adaptaron de común acuerdo varios antiguos signos,
palabras simbólicas tomadas del fondo de la religión, para diferenciarse de los
infieles y reconocerse con respecto a los Sarracenos. Estos signos y estas
palabras sólo se comunicaban a los que prometían solemnemente, incluso con
frecuencia a los pies del altar, no revelarlos nunca. Esta promesa sagrada ya no
era entonces un juramento execrable, como se cuenta, sino un vínculo respetable
para unir a los hombres de todas las naciones en una misma confraternidad.
Tiempo después, nuestra Orden se unió íntimamente con los caballeros de San Juan
de Jerusalén. Desde entonces nuestras logias llevaron el nombre de las logias de
San Juan en todos los países.1 Esta unión se llevó a cabo a imitación de los
israelitas cuando construyeron el segundo templo, mientras trabajaban con una
mano con la llana y el mortero, llevaban en la otra la espada y el escudo
(Esdras cap. IV, v. 16).  

Nuestra Orden por consiguiente no se debe considerar como una renovación de las
bacanales y una fuente de excesivo derroche, de libertinaje desenfrenado y de
intemperancia escandalosa, sino como una Orden moral, instituida por nuestros
ancestros en Tierra santa para hacer recordar las verdades más sublimes, en
medio de los inocentes placeres de la sociedad.  

Los reyes, los principes y los señores, regresando de Palestina a sus países,
establecieron diferentes logias. Desde la época de las últimas cruzadas ya se
observa la fundación de muchas de ellas en Alemania, Italia, España, Francia y
de allí en Escocia, a causa de la íntima alianza que hubo entonces entre estas
dos naciones.  

Jacobo Lord Estuardo de Escocia fue Gran Maestro de una logia que se estableció
en Kilwinning en el oeste de Escocia en el año 1286, poco tiempo después de la
muerte de Alejandro III rey de Escocia, y un año antes de que Jean Baliol
subiera al trono. Este señor escocés inició en su logia a los condes de
Gloucester y de Ulster, señores inglés e irlandés.  
Poco a poco nuestras logias, nuestras fiestas y nuestras solemnidades fueron
descuidadas en la mayoría de los países en los que se habían establecido. Esta
es la razón del silencio de los historiadores de casi todos los reinos con
respecto a nuestra Orden, a excepción de los historiadores de Gran Bretaña. Sin
embargo, éstas se conservaron con todo su esplendor entre los escoceses, a los
que nuestros reyes confiaron durante muchos siglos la custodia de su sagrada
persona. Después de los deplorables reveses de las cruzadas, la decadencia de
las armadas cristianas y el triunfo de Bendocdar Sultán de Egipto, durante la
octava y última cruzada, el hijo de Enrique III de Inglaterra, el gran príncipe
Eduardo, viendo que ya no había seguridad para sus hermanos en Tierra santa los
hizo regresar a todos cuando las tropas cristianas se retiraron, y fue así como
se estableció en Inglaterra esta colonia de hermanos. Puesto que este príncipe
estaba dotado de todas las cualidades del corazón y del espíritu que forman a
los héroes, amó las bellas artes, se declaró protector de nuestra Orden, le
otorgó muchos privilegios y franquicias y desde entonces los miembros de esta
confraternidad tomaron el nombre de francmasones.  

Desde este momento Gran Bretaña se volvió la sede de nuestra ciencia, la


conservadora de nuestras leyes y la depositaria de nuestros secretos. Las
fatales discordias de religión que inflamaron y desgarraron Europa en el siglo
dieciséis hicieron que nuestra Orden se desviara de la grandeza y nobleza de su
origen. Se cambiaron, se disfrazaron o se suprimieron muchos de nuestros ritos y
costumbres que eran contrarios a los prejuicios de la época. Es así como muchos
de nuestros hermanos olvidaron, al igual que los judíos antiguos, el espíritu de
nuestra ley y sólo conservaron su letra y su apariencia exterior. Nuestro Gran
Maestro, cuyas cualidades respetables superan aún su nacimiento distinguido,
quiere regresar todo a su constitución inicial, en un país en que la religión y
el Estado no pueden más que favorecer nuestras leyes.  

Desde las islas británicas, la antigua ciencia comienza a pasar a Francia otra
vez bajo el reino del más amable de los reyes, cuya humanidad es el alma de
todas las virtudes, con la intervención de un Mentor que ha realizado todo lo
fabuloso que se había imaginado. En este momento feliz en que el amor por la paz
se vuelve la virtud de los héroes, la nación más espiritual de Europa llegará a
ser el centro de la Orden; derramará sobre nuestras obras, nuestros estatutos y
nuestras costumbres, las gracias, la delicadeza y el buen gusto, cualidades
esenciales en una Orden cuya base es la sabiduría, la fuerza y la belleza del
genio. Es en nuestras logias futuras, como en escuelas públicas, donde los
franceses verán, sin viajar, las características de todas las naciones y es en
estas mismas logias donde los extranjeros aprenderán por experiencia que Francia
es la verdadera patria de todos los pueblos. Patria gentis humanae.  

Traducción: Nadia Citon y Jamileth Brenes

NOTA

1
Como se sabe, el tema de los dos S. Juan es mucho más profundo: corresponden al
simbolismo de Jano entre los romanos (a sus dos rostros visibles), vinculado con
los dos solsticios en el año y las dos columnas en la logia, norte y sur, puntos
extremos del sol que señalan las dos puertas de la caverna iniciática. (N.
Ed.). 
EL ARA Y SU SALUDO RITUAL

Como todos los hermanos sabemos, el Ara es el altar de nuestro taller que es
también nuestro templo y por lo tanto una imagen del cosmos. En el centro de ese
espacio, entre la puerta y el Oriente y las columnas del Norte y del Sur se
encuentra nuestro altar iluminado por las luces de la Sabiduría, la Fuerza y la
Belleza. Esta piedra o ara, por marcar el centro, señala también el eje del
taller, es decir, la posibilidad de comunicación alto-bajo, ascendente-
descendente, entre la tierra y el cielo que en forma simbólica está representado
en el techo. Y es a través del rito de nuestros estudios y trabajos, de nuestras
ceremonias y gestos invariables que esta comunicación se reactiva y se hace en
nosotros, los que nos ponemos entonces en condición de poder recibir los
efluvios de lo alto, las inspiraciones emanadas del Gran Arquitecto del
Universo, las que constituyen todo Conocimiento y Sabiduría. Es pues el Ara el
punto más importante del templo, a partir del cual, se organiza toda la Logia y
los trabajos que en ella se realizan. Es el símbolo de lo invisible por
excelencia, que él expresa formal y sensiblemente, y a él mira simultáneamente
toda la Logia, tanto el Oriente como los otros puntos cardinales. La escuadra y
el compás se hallan sobre él simbolizando la unión entre la tierra (la escuadra,
el cuadrángulo) y el cielo (el compás, el círculo) ya que él manifiesta el
"axis" en el que se conjugan las polaridades. 

Ya sabemos que nuestra Logia, al simbolizar el cosmos, simboliza tanto el macro


como el microcosmos puesto que éste es una miniatura de aquél, por lo que el
taller es también una imagen de nuestro templo interno y el ara, por ser su
punto central, corresponde en el ser humano a su corazón, lugar donde se recibe
la palabra y la sabiduría divina -testificadas por el Libro Sagrado que reposa
en nuestro altar- lugar de transformaciones y de realización. Hacia esta
transmutación están orientados nuestros esfuerzos; lo que es lo mismo que pulir
la piedra en bruto, o ir ascendiendo escalonadamente los estadios sucesivos del
Conocimiento, que se corresponde con los grados de nuestra Orden. Esta
posibilidad de ascenso y superación está siempre presente en el pecho de cada
aprendiz, compañero o maestro, que en virtud de haber recibido la iniciación se
halla especialmente cualificado para efectivizar estos símbolos, para hacerlos
una realidad interna que vaya actuando en nosotros al ser evocados por la
meditación, el estudio y la reiteración ritual. 

Queremos recordar también para finalizar, que el Ara es el lugar en el que


efectuamos nuestros juramentos, como manifestación visible de una energía
invisible y trascendente. Sobre ella, como imagen del centro espiritual, y en lo
hondo de nuestro corazón, es que hemos aceptado nuestros compromisos internos y
hemos prometido cumplirlos, llevarlos a cabo. Esto podría parecer ridículo a
aquél que ignorase todo sobre el simbolismo o no hubiera podido salir
verdaderamente del mundo profano. Pero no lo es para los masones, los que al
comprender el símbolo y el rito en el interior de su corazón, los efectivizan,
al vivenciarlos. Por ese motivo es que son tan importantes los gestos rituales,
ya que por medio de ellos se renuevan las posibilidades que contienen, pues
expresan con exactitud una cosmogonía en movimiento, un cosmodrama, aunque se
ignore esta circunstancia. Sin embargo, es obvio comprender que cada vez que
pasamos junto al Ara y lo saludamos, no sólo estamos dando una muestra de
respeto al símbolo en cuestión y a todo aquello que llevamos dicho acerca de lo
que él representa, sino que además renovamos ritualmente nuestros compromisos y
promesas masónicas, volviendo a religarnos con ellas precisamente en el lugar de
la recepción de las emanaciones del Gran Arquitecto del Universo, lo cual
constituye un perenne recordatorio de nuestra auténtica calidad masónica. 
Y nos preguntamos, ya para finalizar, ¿acaso no es a esa identificación a la que
conduce el caminar "por las vías que nos han sido trazadas" a las que alude el
ritual de apertura? ¿Y no son en el fondo esas "vías trazadas" la propia
herencia tradicional cuyo origen está en aquel gesto primigenio, y a la que
tenemos que actualizar transmitiéndola en el ciclo histórico que nos toca
vivir? 
 
 

DOS TEMAS MASÓNICOS

"Con alegría" 
Queridos hermanos, deseamos recalcar las palabras que se repiten al final de
nuestras tenidas para tratar de evitar cualquier riesgo de equivocación sobre
alguna de las características de los verdaderos masones, en lo que toca a
nuestra Orden. Por lo que creo debemos comenzar recordando que la Logia es una
imagen del cosmos, y los ritos y gestos que allí se efectúan son una recreación
perfectamente ordenada de la cosmogonía, tal cual se presenta al ser humano
inteligente. Sin embargo, todo masón operativo sabe que a su vez, el orden
cosmogónico es una imagen de lo metafísico -y de allí lo del secreto masónico-,
a lo que se ha de aspirar en cuerpo, alma y espíritu; por eso, la necesidad y el
sentido de distintos grados de realización y conocimiento entre los Hijos de la
Viuda. Se debe comprender entonces que esta aspiración hacia lo más alto -aéreo
e inaprensible- es opuesta a la pretensión hacia lo bajo- terrícola y
fosilizado, y por lo tanto constituye algo más parecido a una disolución que a
una coagulación. 

En verdad todo este mundo que nos ha tocado vivir existe para dejarlo, porque es
una imagen ilusoria de la realidad, lo que se advierte en el ascenso por los
grados, o mundos, que estos simbolizan, donde las cosas son cada vez más ciertas
cuanto más extrañas se nos presentan. Pero para llegar a ello hay que arribar
primero a ser Maestro u Hombre Verdadero, y recomenzar posteriormente la
ascensión por los grados simbólicos, íntimamente relacionados con lo
supracósmico, tomando como punto de partida el cosmos, o logos, del cual deriva
el nombre de nuestro taller. Lo que es perfectamente lógico en cuanto se piensa
que los símbolos, los ritos y los mitos existen como mensajeros de otras
realidades, y nunca para aferramos, con tanta obstinación como mediocridad, a
ellos. 

Algunos hermanos aún no pueden comprender estos conceptos -y otros, acaso, no


los comprendan nunca-, pero deben enterarse de asuntos siempre presentes desde
la época operativa en la Masonería, donde los ritos simbólicos e iniciáticos no
podrían jamás resolverse en el simple hecho de construir edificios, aunque estos
fueran bellísimos templos. 

Es lamentable, pero hay personas que ven en la solemnidad un valor en sí mismo,


o algo que deben repetir como si fuera el auténtico rito, y en ese sentido son
los análogos -inversos- de los que no advierten que todo acto es solemne per se
y entonces se dedican a correrías y pillaje. Entre el tonto solemne y el pícaro
sinvergüenza no hay una gran distancia desde un punto de vista un poco más
elevado; y ambos conforman la ignorancia del medio con la que no pueden sino
autoidentificarse. Es más, el tonto solemne y el pícaro sinvergüenza pueden ser
una misma persona. Pero no nos interesa en este momento ningún pillo, que son
pocos en las logias y que casi inmediatamente son desenmascarados por sus
hermanos, y sí nos preocupa que el ritual, que es uno solo con la Logia, pueda
ser transpuesto por nosotros fuera con una impostación cuasi religiosa y
literal, totalmente enemiga del auténtico Conocimiento, del Símbolo, que es
verdaderamente el trabajo al que ha de dedicarse cualquier masón. Lo cual, por
su literalidad, pueda también dañar a la propia Orden en el mundo profano con
autotítulo de vocero "oficial". La dignidad es propia de todo masón en cuanto es
propia de cualquier Iniciado u Hombre Verdadero; no se necesita por lo tanto
impostar la voz, ni tratar de "superar" ningún gesto, ya de por sí solemne.
Tampoco se ha de caer en el ridículo de pretender sobrepasar a sus hermanos en
sabiduría, o de ser tan infantil como para creer que se ha "progresado" en
detrimento de otros, lo que indicaría una absoluta falta de seriedad. Con el
maestrazgo se acabó la juventud aunque se esté en los 20 años, porque recién
allí se comenzará a emprender el camino hacia lo supracósmico. Quedarse por lo
tanto en conceptos literales y actitudes solemnes es a veces un daño irreparable
para cada quien por sí mismo, como para todos aquellos que comparten nuestros
trabajos y que han ido a la Orden buscando lo que ella es, y no a grandes
"sabios" tan engolados como superficiales. Cuando en la masonería operativa los
obreros terminaban sus trabajos y los gestos necesarios a su labor, colgaban en
el taller su mandil y desde luego no repetían esos gestos en su casa ni con sus
amigos en la sala húmeda; donde todos eran hombres libres; tampoco los domingos,
o en las innumerables fiestas calendáricas, o en la calle, donde no corresponden
esas ropas y actitudes, puesto que el rito de la cotidianidad es perfectamente
suficiente y andan sobrando posturas de este tipo. 

Por eso al terminar nuestros trabajos repetimos en respuesta a una pregunta la


frase "con alegría", la que nunca debería olvidar un auténtico masón. 

Así, pues, deberíamos prevenirnos y ponernos a cubierto de lo formal -que, sin


embargo, es lo que nos ha dado nada menos que la forma- confundiéndolo, o peor
aún imaginándolo superior a lo a-formal que es el fin de la aspiración y la
esperanza. ¡Con alegría!

Biblia, c.1250

 
Cadena de unión 
Como todos conocéis, al final de nuestras tenidas finalizamos el rito con la
llamada Cadena de Unión. Esta cadena que nos une a todos, desde el Venerable a
los nuevos aprendices tiene, entre otros, dos significados que desearíamos
destacar en este momento. 

En primer lugar, es una imagen en el plano de la cadena vertical que entronca


con los orígenes de nuestra Orden y asegura una transmisión regular, a través de
los iniciados de todos los tiempos, con el Gran Arquitecto Universal. Esto se
produce por medio de nuestros símbolos, ritos y mitos que no son sino
manifestaciones prototípicas de arquetipos permanentes que, hoy como ayer, están
presentes en el plan y la estructura cósmica. 

En segundo término, y como su nombre lo indica, significa la unión efectiva y


real de los integrantes de la Logia en una nueva entidad que rechaza las
individualidades para integrarlas en un organismo unitario de energía y alcance
mayor por sus propias características transpersonales, conformando así un
colectivo cuya fuerza es más grande que la suma de los elementos individuales,
como bien lo sabéis por propia experiencia, pues ya habéis participado en su
composición. Haciendo la salvedad que esta cadena fraterna no sólo se refiere a
nuestra Logia, o a nuestras obligaciones con toda la hermandad masónica, sino a
la humanidad en general, y en particular a la totalidad de los iniciados que
hubieran conocido el camino del conocimiento por otras vías diferentes a la
nuestra. 
Debemos recordar sin embargo que cuando comienza a formarse, esta cadena está
incompleta y hay un vacío en ella, un eslabón que aún no ha sido cerrado, por lo
que el Venerable Maestro pregunta: "queridos hermanos, Maestro de Ceremonias
¿Por qué está rota la cadena?" 

Y el Maestro de Ceremonias responde: 

"Por nuestras imperfecciones Venerable Maestro". 

Entonces el Venerable Maestro vuelve a preguntar: "¿Cómo podemos cerrarla?" 

Y el Maestro de Ceremonias contesta: 

"Con las palabras sagradas de Sabiduría, Fuerza y Belleza. Uno para todos y
todos para uno, repetidas tres veces". 

"Cerradla, querido hermano", ordena el Venerable, y mientras el Maestro de


Ceremonias lo realiza los integrantes de la Logia pronuncian tres veces las
palabras sagradas, sus brazos derechos sobre los izquierdos y engarzando los
dedos con los de los lados, constituyendo un círculo mágico perfecto de
concentración de vibraciones, un dínamo generador, no únicamente capaz de
transmitir su fuerza a cada uno de los integrantes, sino la de emanar a otros
espacios visibles e invisibles; una forma activa de la invocación y también un
encantamiento de protección para todos aquellos que tienen la gracia de
participar en los misterios del Arte Sagrado, los llamados guardianes del Templo
de la sabiduría salomónica, imagen de todos los templos, los que como parte de
sus funciones deben saber estrechar sus filas y trabajar de modo armónico,
tendiente a la perfección.

EXPERIENCIA DE UN VIAJE

La mirada, que es un gesto inteligente, al iluminar un entorno, habitualmente


nos ubica de alguna manera en ese tejido de relaciones. Tal vez por eso, cuando
vestido -o desnudo- de un modo aparentemente extraño, fui privado de la visión
exterior y desorientado tras un recorrido casi laberíntico, me hallé en una
situación bastante nueva para mí, seguramente igual de virginal que lo fuera de
desconocida. 

Parece que a todo esto contribuyó el largo rato transcurrido en la Cámara de


Reflexión, donde fui objeto de la visita de variados personajes y actitudes,
desde los graciosos a los trágicos, la mayoría conocidos de los tiempos
profanos, que aburridos, acabaron por dejarme a solas conmigo mismo, al menos
por ese día. 

Así me encontré en un espacio del que desconocía los límites y en el que ni


siquiera el sostén de mi guía, aun siendo tan fraternal, me parecía familiar.
Cuando oí los golpes violentos de éste y la respuesta del interior, me sobrecogí
al pensar que podía profanar unos trabajos que por su naturaleza eran sagrados,
pero volví en mí al recordar que nadie puede hacer el trabajo por uno mismo y
que cualquier ayuda vendría de Aquél en quien creo desde antes de tener uso de
razón. 

Y tengo que decir que incapaz tal vez de precisar individualidades y por lo
tanto de juzgar, o mejor, incapaz de separar el símbolo de lo Simbolizado, tuve
la certeza de que era la propia Inteligencia Universal, aquella que sólo
entiende de lo Uno, la que me hablaba y con ella todos los masones que habían
realizado o realizarán ese Conocimiento en la medida que sea, asimilándose a
Ella, haciéndose unos con Ella. 

Fue también como el reconocimiento de una herencia que le pertenece a uno y que
es más suya -y uno es más eso- que todo lo aprendido desde afuera. Y no me
refiero sólo a la afinidad con una forma particular de la Tradición, o de la
Transmisión y Recepción del Conocimiento, cosa completamente secundaria y que no
excede del plano individual, sino a ese Conocimiento trascendente que, al
revelarse en uno, puede redimirlo de un mundo que no tiene su fin en sí mismo.
Porque es evidente que ese punto geométrico donde se reúnen los Hijos de la
Viuda, no se refiere sólo a un lugar geográfico, que podría cambiar cada día, o
a una comunidad de intereses sociales o morales para lo cual ya existen otros
órganos e instituciones que no son ni tienen por qué ser iniciáticos. Siendo el
lugar del trabajo ritual, es decir conforme al orden sagrado del cosmos, trabajo
de transmutación y transformación, su propio centro es supraespacial y
supratemporal, y en él las cosas y los seres ya son uno de toda eternidad, antes
de toda sucesión, como el punto contiene en sí toda la cualidad del espacio, que
no es sino el despliegue de todas sus posibilidades de expresión.

EMBLEMAS DE LOS 33 GRADOS DEL RITO ESCOCES ANTIGUO Y ACEPTADO

Ofrecemos aquí la serie de los escudos de los 33 Grados Masónicos de nuestro


Rito. Los bellísimos grabados que ilustran este tema están tomados de la obra de
erudición Manuel Maçonnique du Rite Écossais Ancien et Accepté de Roger Bongard
(Dervy Livres, París, 1979). Se hace la advertencia de que estos emblemas no son
los Cuadros de Logia respectivos. Para entrar a la serie sucesiva pulse 

1.Aprendiz  2. Compañero  3. Maestro  4. Maestro Secreto  5. Maestro Perfecto 


6. Secretario Intimo  7. Preboste y Juez  8. Intendente de las Construcciones 
9. Maestro Elegido de los Nueve  10. Maestro Elegido de los Quince  11. Sublime
Caballero Elegido  12. Gran Maestro Arquitecto  13. Arco Real  14. Gran Escocés
de la Bóveda Sagrada  15. Caballero de Oriente o de la Espada  16. Príncipe de
Jerusalén  17. Caballero de Oriente y de Occidente  18. Soberano Príncipe Rosa-
Cruz  19. Gran Pontífice o Sublime Escocés  20. Venerable Gran Maestro de todas
las Logias  21. Noaquita o Caballero Prusiano  22. Hacha Real o Príncipe del
Líbano  23. Jefe del Tabernáculo  24. Príncipe del Tabernáculo  25. Caballero de
la Serpiente de Bronce  26. Príncipe de Misericordia  27. Soberano Comendador
del Templo  28. Caballero del Sol, Príncipe Adepto  29. Gran Escocés de San
Andrés  30. Gran Elegido Caballero Kadosh  31. Gran Inquisidor, Soberano
Comendador  32. Sublime Príncipe del Real Secreto  33. Soberano Gran Inspector
General

VETERA INSTITUTA ET FUNDAMENTA ORDINIS

ORDEN REAL DE HEREDOM DE KILWINNING

Item 1. Acerca del nombre de la Orden Real de Heredom de Kilwinning 


El propio nombre de la Orden Real incluye una serie de significados muy poco
conocidos que, cuando son develados, muestran aspectos ocultos de la historia,
de la tradición y de la filiación de la misma. 

La palabra "Heredom" ha despertado el interés y la curiosidad de muchos


estudiosos y se han formulado distintos tipos de interpretaciones sobre su
significado, algunas certeras y otras totalmente equivocadas. 

El Hno.*. René Guénon se ha referido largamente al significado de la palabra


"Heredom" en distintas oportunidades. 

Lo primero en considerar es que las distintas acepciones de dicha palabra


provienen todas de la raíz formada por las consonantes "HRDM". Al igual que en
hebreo y en árabe, los significados que adquiere dicha raíz varía según las
distintas vocales que se interpolen entre sus consonantes. 

De esta manera, se podrían establecer, entre otros, los siguientes


significados: 

1) HeiRDoM, palabra inglesa que significa "herencia" o "heredero". 

2) HieRos DoMos, palabra mixta - griega y latina - que significa "casa sagrada"
lo cual es equivalente a "templo". 

3) HaRoDiM, palabra trasliterada del hebreo que designaba a los Supervisores y


Superintendentes de los Trabajos durante la construcción del Templo de Salomón
(Reyes II) o sea a los Oficiales superiores de una Logia. Por otra parte, es
necesario recordar que la localidad escocesa de Kilwinning es famosa tanto por
su primitiva abadía, de influencia céltico- culdea, como por su antigua Logia
operativa, la más antigua de la que se tenga registro escrito. 

De esta manera, combinando los anteriores significados, tendríamos las


siguientes acepciones: 

1) Orden Real de la "Herencia" o "Herederos" de la abadía y/o Logia de


Kilwinning. 

2) Orden Real del Templo (casa sagrada, abadía) de Kilwinning (construída por su
Logia). 
3) Orden Real de los Oficiales superiores de la Logia de Kilwinning. Como se
apreciará, todas estas acepciones, lejos de ser excluyentes, son perfectamente
complementarias y remarcan los aspectos cristiano-templarios y masónicos de la
Orden Real. 

Item 2. Acerca de las cuatro piedras angulares de la antigua Masonería de


Heredom 
La Orden Real de Heredom de Kilwinning es heredera de las antiguas cofradías
medievales reunidas en torno a la abadía de Kilwinning (1140 D.C. - Escocia).
Esta abadía albergaba a los Oficiales, Maestros de Obra y Arquitectos que
trabajaban para los monjes tyronneses de San Winning quienes eran depositarios
de la espiritualidad cristiano-céltica de la Iglesia Culdea. Posteriormente, la
Logia operativa de dicha abadía fue unida a la Orden de los Caballeros de San
Andrés del Cardo, continuadora del Templarismo en Escocia desde el siglo XIV,
que fuera fundada por el rey Robert the Bruce, luego de la batalla de Bannock-
Burn (24 de Junio de 1314), para proteger a los Templarios que se habían
refugiado de las persecuciones en el Mull de Kintyre y lo habían ayudada
decisivamente en dicha batalla. 

La filiación iniciática de la Orden Real de Heredom de Kilwinning reúne cuatro


corrientes del esoterismo tradicional de Occidente que constituyen las cuatro
Piedras Angulares que sostienen el edificio de la misma. Ellas son: 

1) La salomónica, transmisora de la leyenda de la construcción del Templo de


Salomón. 

2) La pitagórica, transmisora del conocimiento de la Geometría Sagrada. 

3) La hermética, transmisora del Arte Real, alquímico y constructivo. 

4) La templaria, transmisora de la Vía Caballeresca por medio de los Altos


Grados escoceses pertenecientes a la Casa de Estuardo y a las Logias "Jacobitas"
La Orden Real practica lo que, en el siglo XVIII, se denominaba Early Grand
Scottish Rite (Gran Rito Escocés Primitivo) en sus Logias y Capítulos, herederos
directos de las cuatro corrientes antedichas. 

Item 3. Acerca de los Principios Doctrinarios y Tradicionales de la Orden Real 


Ante el caos y la confusión mental propios del fin del ciclo de la actual
humanidad es necesario exponer clara y sencillamente ciertos hitos o "Land-
Marks" doctrinales para orientar los estudios de los Hermanos y de los
eventuales Candidatos. 

Todas nuestras actividades se basan, en forma exclusiva y excluyente, en el


Esoterismo Tradicional tal como fuera expuesto en lengua francesa por el Hno.*.
René Guénon. De ninguna manera consideramos que este autor haya tenido ideas
propias u "originales" sino que, muy por el contrario, su inmenso y decisivo
mérito es haber explicitado, en una lengua moderna, las auténticas doctrinas y
métodos de la Tradición Primordial y de las tradiciones particulares vivientes
en la actualidad de ella derivadas. Considerando que una tradición particular
viviente es la que posee, hoy en día, representantes legítimos y cualificados
que demuestren una continuidad ininterrumpida, una cadena iniciática de hombres
- vivos y de carne y hueso - que la ligue a su origen, necesariamente
sobrehumano, muy pocas son, entonces, las que han sobrevivido hasta hoy. 
Por lo tanto, son tradiciones particulares legítimas y vivientes: Hinduísmo,
Budismo, Taoísmo, Judaísmo, Cristianismo, Islam y la Masonería (esta última es
una iniciación artesanal cuyo origen remonta a los comienzos de la civilización
y a las primeras fundaciones de ciudades y no debe confundirse con la desviación
llamada "Masonería Especulativa" inventada en Londres en 1717.) 

Así, son tradiciones particulares extinguidas definitivamente e imposibles de


revivir: la Nórdica, la Greco-Latina, la Egipcia, la Céltico-Druídica y la
Chamánica en todas sus formas supersticiosas actuales. Sin hablar de una
supuesta "Tradición Atlante" contra la cual se debe alertar claramente pues es
necesario recordar el carácter nefasto y luciferiano de la Atlántida, hundida en
el océano como castigo divino, por la acción de su sacerdocio desviado y de la
subversión de sus guerreros... 

Habiendo centrado nuestra actividad exclusivamente en el Esoterismo Tradicional


quedan automáticamente fuera de nuestros objetivos las siguientes tendencias,
prácticas y escuelas: teosofismo, misticismo, ocultismo, magia, espiritismo,
cultos afro-brasileños, control mental, etc. 

En síntesis: el Esoterismo Tradicional, con su Doctrina y métodos particulares,


aspira a restaurar al hombre y a la naturaleza en su perfección originaria para
poder - desde ese punto central de la existencia - acceder al conocimiento de
los estados superiores del Ser por medio de la verdadera inteligencia: la
Inteligencia del Corazón... 

Item 4. Acerca de la Historia de la antigua Masonería de Heredom 


La Orden Real de Heredom de Kilwinning es heredera de muy antiguas filiaciones
iniciáticas y posee el privilegio de haber recibido los ritos y tradiciones del
Templarismo refugiado en el Mull de Kintyre para escapar a las persecuciones.
Luego de destruída la Orden de los Templarios en la mayor parte de los países de
Europa, los Caballeros refugiados en Escocia fueron protegidos y organizados en
la Orden de San Andrés del Cardo, fundada para ellos por el rey Robert the Bruce
luego de la batalla de Bannock-Burn (24 de Junio de 1314) para premiar su
decisiva acción en dicha batalla que selló la independencia de Escocia.
Posteriormente, se les unieron las Logias Operativas dependientes de la Abadía
de Kilwinning perteneciente a los monjes tyronnenses. El destino de la Orden
quedó indisolublemente unido a la Casa de Estuardo durante la Gran Maestría
hereditaria detentada por el clan Saint-Clair (Sinclair) de Rosslyn (ortografía
antigua: Roslin) siendo el núcleo principal de la llamada "Masonería Jacobita".
La Capilla de Rosslyn, cerca de Edimburgo, es un mudo testigo pétreo del antiguo
esplendor de la auténtica Masonería Escocesa - necesariamente Jacobita - en la
cual se fundían los restos de la Massenie du Saint-Graal, los vestigios del
Templarismo secreto, las Logias Operativas y el naciente Rosacrucianismo. 

Luego de la caída de la Casa de Estuardo - que arrastró consigo al clan de los


Sinclair de Rosslyn - la Masonería Jacobita fue perseguida sin piedad por la
dinastía usurpadora de los tronos de Escocia e Inglaterra entrando en las
tinieblas de la Historia. Sin embargo, su influencia oculta se hizo sentir
inequívocamente durante el alzamiento de los masones escoceses, irlandeses y del
norte de Inglaterra nucleados en la llamada Gran Logia de los "Antients",
sostenida por los duques de Atholl, bajo la conducción del ilustre masón
Laurence Dermott. Estos masones tradicionales, denominados "Antiguos", se
opusieron durante más de sesenta años a los masones "Modernos" seguidores de la
desviación promovida por el pastor Anderson, Payne y Désaguliers. 
A lo largo de toda su obra, René Guénon se ha ocupado extensamente de la
Masonería de Heredom o Masonería Escocesa Jacobita. Así, por ejemplo, en su
libro El Esoterismo de Dante, estudia la Orden Real de Escocia y sus dos Altos
Grados llamados respectivamente "Heredom" y "Rossy+Cross"; en los Etudes sur la
Franc-Maconnerie et le Compagnonnnage aparece el famoso artículo titulado
justamente "Heredom" donde, entre otras acepciones, dicha palabra es relacionada
con la voz inglesa "heirdom" (herencia) y el propio Guénon declara que se trata
de la "herencia" de los Templarios. En su libro Símbolos Fundamentales de la
Ciencia Sagrada, en el Capítulo "El Jabalí y la Osa", en una de sus
acostumbradas alusiones dichas como al pasar pero plenas de significado, Guénon
señala la homonimia entre "Caledonia" (antiguo nombre de Escocia) y el mítico
bosque de "Calidon" y que, en consecuencia, la Escocia histórica habría podido
albergar, hasta una época muy avanzada, un centro espiritual derivado
directamente de la Tradición Primordial y dependiente de la Ultima Thule...
Además, etimológicamente "Shetland" significa textualmente "Tierra de Shet, es
decir, "Tierra de la Estabilidad". 

También debemos recordar que, luego de la expulsión de Adán y Eva del Paraíso
Terrenal, se le permitió a su hijo Shet retornar al Edén para recuperar el Santo
Grial... 

Por otra parte, debemos recordar que la primitiva Abadía de Kilwinning fue
construída por monjes provenientes del antiquísimo monasterio de Icolm-Kil,
situado en la isla escocesa de Iona, perteneciente a la misteriosa Iglesia
Culdea, representantes de una corriente evangelizadora pre-romana y céltica
derivada directamente del primitivo Cristianismo oriental. Ante estos hechos, no
se puede sino evocar las figura de José de Arimatea y Nicodemo, portadores del
Santo Grial de Jerusalem a las Islas Británicas... 

Para finalizar, se debe consignar lo que ya es un secreto a voces dentro de las


organizaciones tradicionales del Esoterismo occidental: la Masonería Jacobita
fue una "cobertura" de las corrientes ocultas del Templarismo subsistentes en
Escocia utilizada para corregir la desviación representada por la Masonería
Especulativa desde sus propios orígenes. Se trataba de sanar el cisma de Londres
de 1717 por medio de la superposición a la Masonería "del Oficio", de varios
Altos Grados que transmitían ciertas iniciaciones caballerescas a las cuales, en
virtud de las relaciones de Escocia (Caledonia) con la Ultima Thule y con el
Templarismo superviviente dentro de la Casa de Estuardo, les conviene
perfectamente el nombre genérico de "Masonería Escocesa". De más está decir que
lo antedicho se refiere propiamente al Templarismo Masónico escocés de los
siglos XIV al XVII y que poco tiene que ver con el llamado Rito Escocés Antiguo
y Aceptado el cual, a pesar de su nombre, es una creación tardía del año 1804. 

Item 6. Acerca del sello crístico de la Orden Real de Heredom de Kilwinning 


Ante la posibilidad de que algunos HHnos.*. - especialmente de otras Obediencias
- planteen preguntas acerca de nuestras ceremonias, juramentos y consagraciones,
de carácter eminentemente cristiano, en conocimiento de la poca o mala
información existente sobre la Orden Real y en previsión de la casi segura
calificación de carencia de "universalidad" es que se puntualiza lo siguiente: 
 

Aquellos que instituyeron la Orden Real de Heredom de Kilwinning, como


representantes legítimos del Templarismo Masónico escocés, jamás concibieron a
la misma como ajena al Cristianismo pues ello significaría abjurar de sus
remotos orígenes.

El mensaje de Cristo es universal y dicho carácter se pone de manifiesto por la


ofrenda de los tres Reyes Magos en la Nochebuena: oro, incienso y mirra que
representan el triple poder real, sacerdotal y profético de Jesucristo. Por su
cualidad sacerdotal "según el Orden de Melki-Tsedek", Jesús une indisolublemente
al Cristianismo con la Tradición Primordial Paradisíaca, tal como lo señalara
oportunamente el Hno.*. René Guénon.

Otro de los motivos de la extrema firmeza del mantenimiento del sello crístico
de la Masonería de Heredom fue el enfrentamiento a la severa descristianización
de los rituales operativos originales en que incurrieron los oportunistas que
organizaron la Gran Logia de Londres, lo cual impulsó una decidida defensa de la
Tradición.

Recordemos el testimonio del ilustre Hno.*. Joseph de Maistre, Gran Profeso del
Rito Escocés Rectificado, quien en una carta al duque de Brunswick-Luneburg,
fechada en 1782, hace referencia al "Cristianismo Primitivo" y afirma que "la
verdadera religión tiene mucho más de 18 siglos" y que "ella nació el día en que
nacieron los días..."

Es en esa universalidad y en ese estado del espíritu que la Orden Real realiza,
más allá del paso de los siglos, el plan del Gran Arquitecto del Universo. 

Si bien la Orden Real posee, desde su origen un sello crístico y templario, ello
no obsta para recibir en su seno Candidatos de otras tradiciones regulares bajo
las siguientes condiciones generales: 

1) Estar debidamente calificados física, psíquica y espiritualmente. 

2) Estar informado y aceptar expresamente el sello crístico antedicho como marca


indeleble de la Orden Real sin que ello los obligue a ningún tipo de
conversión. 
  Obviamente, quedan descalificados los ateos y los participantes en todas las
formas restantes de la disolución pseudo-espiritual moderna. 

La Orden Real no realiza actividad confesional ni política de ningún tipo


reservando tales prácticas al exclusivo dominio individual. 

Item 7. Acerca de lo que es y lo que no es la antigua Masonería de Heredom 


La Orden Real de Heredom de Kilwinning representa la forma primitiva de la
Masonería Escocesa Jacobita y constituye una Orden de Caballería tributaria del
Templarismo asentada sobre una filiación masónica. 

Su existencia es muy anterior a la aparición de los dos grandes Ritos llamados


"escoceses" los cuales fueron constituídos muy posteriormente, a saber: 
. el Rito Escocés Rectificado, organizado en el Convento de Wilhelmsbad en
1782. 

. el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, organizado en Charleston en 1804. 


  La Masonería Escocesa Jacobita desapareció de la historia profana luego de la
sangrienta batalla de Culloden-Moor (1746) donde fuera derrotada militarmente,
en forma definitiva, la legítima Casa de los Estuardo. 

A consecuencia de la masacre de Culloden sir Charles Ratcliffe, lord de Derwent-


Water y Gran Maestre de la Masonería Escocesa Jacobita, junto con otros
prominentes HHnos.*., fue decapitado al hacha en la Torre de Londres el 8 de
Diciembre de 1746. 

Años más tarde, los restos de la dispersa Masonería Jacobita se sumaron a la


sublevación de los Masones Antiguos (Grand Lodge of Atholl) dirigida por el
ilustre Hno.*. Laurence Dermott (1752) quien, liderando a masones irlandeses,
escoceses y del norte de Inglaterra, se enfrentó duramente con la desviación
moderna representada por la Grand Lodge of London (1717) creada por el pastor
James Anderson. 

En nuestros días, la Orden Real de Heredom de Kilwinning ha restaurado no solo


el espíritu operativo del Arte Real sino que además - en estricta observancia de
las recomendaciones y críticas hechas por el Hno.*. René Guénon a lo largo de
toda su obra - ha rectificado también las formas y rituales en uso en total
concordancia con los inmutables principios tradicionales de la Masonería
Operativa anteriores a la desviación moderna de 1717. Por lo tanto, se han
"arrojado entre los escombros" todas las ilegítimas incrustaciones ideológicas,
sociales, políticas, moralistas, sentimentales, etc. que lograra infiltrar la
profanación especulativa de los "Modernos". 

Además, la Orden Real ha conservado vivientes las tradiciones, Usos, Costumbres


y Rituales de la antigua Masonería Operativa que han llegado hasta nosotros. Por
lo tanto, su carta constitutiva no son las Constitutions redactadas por el
pastor Anderson sino los Antiguos Deberes (Old Charges) de los Operativos, más
específicamente el llamado Manuscrito "Iñigo Jones"(v.gr. "The Antient
Constitution of Accepted Masons the Free and Accepted Masons.",1607). 

Por todo lo antedicho, la antigua Masonería de Heredom es: 

. Una Orden esotérica tradicional de Occidente perteneciente a la Iniciación


Obrera y Artesanal que ha recibido en custodia la herencia (Heredom=Heirdom) de
filiaciones caballerescas y sacerdotales. Como toda Orden esotérica auténtica
posee un origen supra-humano de donde proviene su influencia espiritual que se
transmite por medio de una cadena ininterrumpida de iniciados. Derivada de la
antigua Masonería Operativa y del Templarismo Jacobita escocés, recibe en sus
Logias, con las adaptaciones necesarias, a hombres y mujeres debidamente
calificados en igualdad de deberes y derechos.
Consecuentemente, la antigua Masonería de Heredom no es: 
. Una sociedad civil con fines profanos tales como el progresismo, el
humanitarismo, el laicismo, el liberalismo, etc. y todas las restantes
ideologías de la filosofía occidental moderna. 

. Un sistema especial de moralidad aunque esté "velado por alegorías e ilustrado


por símbolos." 
. Una religión, ni mucho menos un substituto de ellas. 

. Una secta religiosa de cualquier confesión que sea. 

. Una sociedad secreta, generadora de conspiraciones y complots. 

. Un medio de ascenso social en la sociedad profana. 

. Un centro de actividad política, más o menos exclusivo. 


 
  A pesar de todo lo antedicho, la Orden Real de ninguna manera resigna los
deberes de la Fraternidad Masónica y reconoce como HHnos.*. y HHnas.*. A
iniciados en otras Obediencias aunque no profesen nuestros mismos "Land-Marks"
(mojones) recibiéndolos en nuestros Trabajos como visitantes previo Retejado. 

Por otra parte, conociendo la situación de libertad restringida a que se


encuentran sometidos los Hermanos miembros de las modernas Obediencias
especulativas por medio del falaz concepto de la "regularidad" administrativa
derivada de la desviación andersoniana de 1717, no necesitamos reciprocidad de
su parte sino que abrimos las puertas de nuestras Logias para que puedan conocer
la Masonería Tradicional restaurada en sus verdaderos Principios. De esta manera
creemos cumplir con el precepto masónico de "Reunir lo disperso y difundir la
Luz..." 

Item 8. Acerca del acuerdo sobre los verdaderos Principios de la Masonería


Tradicional según lo expuesto por el Hno.*. René Guénon 

La aparición de la Masonería Moderna o Especulativa en 1717, con la organización


de la Gran Logia de Londres como resultado de las maniobras del pastor Anderson,
asentó un grave golpe a la tradición masónica. Esta desviación moderna generó,
años más tarde, la gran sublevación de los masones operativos liderados por el
eminente Hno.*. Laurence Dermott, que constituyó la Gran Logia de los "Antients"
para preservar las Antiguas Costumbres tradicionales. 

Es innegable que la fuente de la Tradición Masónica radica en la Masonería


Operativa anterior a 1717 y que la Gran Logia de Londres era cismática e
irregular "ab initio". Esta clarificación necesaria - pero muy poco difundida -
coloca a la cuestión de la regularidad masónica en su verdadera perspectiva: la
aparición de la Masonería Moderna o Especulativa es una subversión del orden
tradicional originada en la intrusión profana de la política como nefasta
consecuencia de las guerras dinásticas y religiosas ocurridas en las Islas
Británicas. 

Por lo tanto, toda la Masonería Especulativa es irregular desde su origen, tanto


en su vertiente "anglo-sajona" orientada hacia el moralismo protestante como en
su vertiente derivada "latina", desviada con respecto a la desviación
originaria, autotitulada progresista, liberal o laicista. 

El ilustre Hno.*. René Guénon fue un verdadero Maestro Operativo "en todos los
Grados" siendo el primero en arrojar Luz sobre esta cuestión colocando el debate
en sus verdaderos términos: los criterios de verdad sobre la Tradición Masónica
deben buscarse en la Masonería Antigua anterior a 1717 y constituyen el único
camino para poner "Ordo ab Chao" en la des-orientación reinante. 

Item 9. Acerca de los "Land-Marks" (mojones) de la Franc-Masonería Tradicional: 

1) El Todopoderoso, bajo su aspecto de Gran Arquitecto del Universo, es el


Principio metafísico y espiritual que permite la manifestación de la
Construcción Universal y de la correspondiente iniciación masónica en este
mundo. 

2) La iniciación de los constructores (masones) posee un origen supra-humano,


por lo tanto se encuentra fuera de la Historia y no es el resultado de la
invención de los hombres. 

3) La Filiación de la cadena iniciática de la Franc-Masonería está encarnada en


los Maestros Masones reunidos en Logia, su Doctrina está expuesta en el
simbolismo del Templo y su Método de Realización Espiritual consiste en la
invocación ritual del Nombre del Gran Arquitecto del Universo. 

4) La Franc-Masonería - que es Geometría - implica necesariamente la práctica de


una Ciencia Operativa espiritual y material que se asienta sobre un Arte
figurativo y geométrico, expresado a través del lenguaje mudo de los símbolos. 

5) El Libro de las Sagradas Escrituras (V.L.S.), el Compás y la Escuadra son las


Tres Grandes Luces de la Franc-Masonería y simbolizan, respectivamente, la
Revelación del Todopoderoso, el Cielo y la Tierra, y deben presidir, en forma
central, toda Tenida regular. 

6) La "fons et origo" de la regularidad masónica reside en los Antiguos Deberes


(Old Charges) de la Masonería Operativa, tanto en su aspecto espiritual como
material. 

7) La autoridad y el poder de la Franc-Masonería reside en los Maestros Masones


quienes fundan las Logias y poseen la capacidad de transmitir la iniciación
masónica. El Mallete es el símbolo del ejercicio de la autoridad y el poder
masónicos. 

8) La Logia es el punto de unión natural y regular de los Masones para realizar


sus Trabajos. 

9) Las Logias de los Altos Grados de Perfección están dirigidas por tres Grandes
Maestros Masones que representan respectivamente al rey Salomón, al rey Hiram de
Tiro y a Hiram Abbi, el constructor. Las Logias de los Grados Simbólicos están
dirigidas por un Venerable Maestro de Logia, un Primer Guardián y un Segundo
Guardián. 

10) Antes de comenzar sus Trabajos, las Logias deben verificar la seguridad de
la Tenida y la cualidad masónica de todos los presentes. 

11) Los Masones desconocidos que soliciten Trabajo deben ser probados por medio
del Retejado, el cual implica el perfecto conocimiento de los Modos de
Reconocimiento secretos. 
12) Los Maestros de una Logia ya establecida, ante el pedido formal de al menos
tres (3) Maestros debidamente cualificados y comprobada solvencia material,
puede extenderles un ejemplar de uno de los Antiguos Deberes (Old Charges) para
regularizar la elevación de Columnas de una nueva Logia constituyéndose la
primera en Logia-Madre de la segunda. 
  13) El mandil, junto con los guantes, es la "vestimenta del MMasón", 

Y su uso en Tenida es indispensable. 

14) Todo Candidato a la iniciación masónica debe ser un individuo sano, libre y
de buenas costumbres. 
  Item 10. Cronología del Templarismo Escocés y de la Orden Real de Heredom de
Kilwinning: 

- año 1112: Hughes de Payens, fundador de la Orden del Temple, visita Tierra
Santa con una carta de presentación del conde Henri de Champagne para Balduino,
el rey de Jerusalem. 

- año 1113: Nace San Bernardo de Claixvaux (1090-1153) cerca de Martiney, donde
Hughes de Payens era el señor feudal y cuyo título lo había obtenido del tío de
San Bernardo, el conde de Champagne. En 1113 se hace monje en la Orden del
Císter en el monasterio de Citeaux, una pequeña villa al sur de Dijon. 

- año 1115: San Bernardo se convierte en el abad del monasterio de Clairvaux.


Bajo su regla el monasterio se transformó en el más prominente de la Orden del
Císter. Su elocuente prédica y ciertos hechos que fueron calificados como
milagros atraen a numerosos peregrinos. Entre 1130 y 1153 se fundan más de 90
monasterios bajo los auspicios del de Clairvaux y la influencia de San Bernardo
en la Iglesia se acrecienta en toda Europa. 

- año 1118: Se funda la Orden del Temple para proteger las rutas de peregrinaje
a Tierra Santa., por iniciativa de Hughes de Payens. El rey Balduino II les
otorga terrenos en el sitio donde se encontraba el Templo de Salomón para que
establezcan allí sus cuarteles. De este hecho proviene el nombre de Templarios;
su señor secular era el conde de Champagne y el maestro espiritual era San
Bernardo quien fundó 350 conventos.  

- año 1120: Auge de la Casa de Champagne.  

- año 1128: Hughes de Payens visita Escocia. El cuartel general de los


Templarios escoceses se establece en Balantrodoch, en tierras de los Saint-Clair
(Sinclair), por un legado del rey David I que fue confirmado reiteradamente por
sucesivos reyes de Escocia. 

- año 1129: Se reúne el Concilio de Troyes bajo la guía de San Bernardo. 

- año 1136: Creación de la abadía cisterciense de Melrose (Escocia). 


- año 1137: Fundación de una Logia de Masones Operativos para trabajar en la
abadía de Melrose, con asiento en St.John Lane (Newstead). 

- año 1140: Fundación de la abadía de Newbattle, en Midlothian (Escocia), a


cuatro millas de Balantrodoch. 

- año 1147: El papa Eugenio III autoriza el uso de la cruz de gules sobre las
capas blancas de los Templarios. 

- año 1153: Muerte de San Bernardo, que se conmemora el 20 de Agosto. 

- año 1154: La autoridad soberana del Gran Maestro de los Templarios es


reconocida por Luis VII de Francia. 

- año 1187: Cae Jerusalem y se pierde para los cristianos. 

- año 1203, 6 de Abril: Saqueo de Constantinopla. Importantes reliquias caen en


manos de los Templarios incluyendo el Mandylion (Santo Sudario). Los nobles de
las islas Orkney (Orcadas) y las familias templarias de Escocia, incluyendo los
Sinclair, se unen a las Cruzadas. 

- año 1265: Los Templarios establecen la ley del oro y la plata para el peso de
las monedas a través de toda Europa. Aún hoy la cruz templaria puede verse en la
acuñación británica utilizada como prueba de marca. 

- año 1274: Nace Robert the Bruce, futuro rey y libertador de Escocia. Fundador
de las Ordenes de San Andrés del Cardo y de Heredom de Kilwinning. 

- año 1291: Con la caída de San Juan de Acre, los Templarios se encuentran
alejados de Tierra Santa y sin el apoyo del papa y de los reyes europeos. 

- año 1297: Batalla del puente de Stirling. Las milicias escocesas al mando de
William Wallace derrota a las fuerzas inglesas muy superiores. Declina la Casa
de Champagne. 

- año 1298: Batalla de Falkirk. El Preceptor templario inglés Brian le Jay muere
a manos de los arqueros escoceses mientras luchaba a favor del rey inglés
Eduardo I, lo cual constituía una flagrante violación de la Regla del Temple. La
traición de algunos señores escoceses hace que William Wallace y su milicias
sean derrotados. 

- año 1303: En la poco conocida batalla de Roslin 8.000 escoceses derrotan a


30.000 ingleses en tres combates en el mismo día al triple comando de sir Simon
Fraser, Sinclair de Rosslyn y Red Comyn. En ese momento, Robert the Bruce se
encontraba en Irlanda. 
- año 1306, 27 de Marzo: Robert the Bruce es coronado rey de Escocia en Scone.
Sobre la auténtica Piedra del Destino la cual fue llevada por el abad de Scone,
tradicional custodio de la misma. 

- año 1307, 12 de Octubre: Naves templarias, al mando del Almirante de la flota,


parte a medianoche del puerto de La Rochelle. 

- año 1307, 13 de Octubre: Durante la madrugada del llamado "Viernes Negro" se


produce el sorpresivo arresto del Gran Maestro Jacques de Molay y de los
caballeros franceses a manos de Felipe el Hermoso. 

- año 1310, 12 de Mayo: 54 Templarios son ejecutados en la hoguera. En total 115


Caballeros del Templo son ejecutados en Francia de este modo sin real evidencia
de culpabilidad. 

- año 1311: Adam of Middleton, Preceptor templario de Escocia, es recibido por


el obispo Lamberton de St. Andrews quien le otorga protección para la Orden. 

- año 1312, 3 de Abril: En base a cargos no comprobados la Orden del Templo es


disuelta por decreto papal en Vienne, cerca de Lyon, por Clemente V bajo presión
de Felipe el Hermoso. Los Templarios sufren una cruel persecución en Europa
continental pero no en Escocia donde los Caballeros que huían de Francia
encontraban refugio bajo el rey Robert the Bruce, por entonces excomulgado,
quien les daba la bienvenida a un país dividido y bajo entredicho. 

- año 1314, 18 de Marzo: El Gran Maestre Jacques de Molay y el Preceptor de


Normandía Godofredo de Charnay son ejecutados en la hoguera, en un islote del
río Sena. 

- año 1314, 24 de Junio: Los Caballeros Templarios luchan junto a Robert the
Bruce en la batalla de Bannock-Burn, solsticio de verano en el Hemisferio Norte
y festividad de San Juan. Para recompensarlos, el rey Robert the Bruce funda las
Ordenes de San Andrés del Cardo y de Heredom (posteriormente llamada "de
Kilwinning") y les otorga tierras en Argylshire, cerca de la abadía de Sadell.
Parte de la flota templaria se unió a la flota de los Señores de las Islas y la
otra parte se integró a la flota del norte perteneciente al clan Sinclair.
Balantrodoch, cuartel general de los Templarios escoceses, pasa nuevamente bajo
la protección del clan Sinclair de Rosslyn. 

- año 1320: Firma de la Declaración de Arbroath, fuertemente influenciada por el


Templarismo, por medio de la cual Escocia corta con la servidumbre a Inglaterra.
El clan Sinclair es signatario de dicha Declaración de Independencia. 

- año 1328, Febrero: Los Escoceses y los reyes de Inglaterra firman el Tratado
de Edimburgo en cual se reconoce la soberanía escocesa. Posteriormente, es
ratificado por el Tratado de Northampton, en Octubre de 1328. 

- año 1329: Muere Robert the Bruce y es enterrado en la abadía de Dunferline


utilizando un Ritual templario. 
- año 1329: Un grupo de caballeros escoceses y algunos Templarios, al comando de
sir James Douglas, toma el corazón de Bruce para llevarlo a Tierra Santa.
Previamente, hacen un peregrinaje a Santiago de Compostela y toman parte en la
primera gran batalla exitosa contra los moros en Teba (Calatrava). De este hecho
surge el nombre de "Brave Heart" (Corazón Valiente) cuando sir Douglas lanza la
cajita de plata, en la cual se encontraba el corazón de Bruce, contra las líneas
moras y exclama: "Vé, Corazón Valiente, que nosotros te seguiremos!" De
veintidós caballeros solo sobrevivieron cuatro. Dos Sinclairs de Rosslyn
murieron junto con los Douglas. Sir Hay regresó a Escocia con el corazón de
Bruce acompañado por un Douglas sobreviviente; luego, el apellido fue convertido
en Lockhart.  

- año 1331: Henry de Saint-Clair, quien luchara en la batalla de Bannock-Burn,


es enterrado en Rosslyn como Gran Maestro Templario. 

- año 1333: Batalla de Halidon Hill. El caballero templario Adam de Vipont es


capturado por Eduardo III y la reliquia de la Santa Cruz (Holy Rood) se pierde
para los escoceses y es guardada en la catedral de Durham. 

- año 1333, 26 de Julio: Un grupo de Templarios franceses, exiliados en Escocia,


retorna en secreto a Francia.. Se reúnen en la Sala de Honor de la Comandancia
Templaria de Montfort-sur-Argens y reorganizan el Supremo Consejo de los
Hermanos Mayores de la Rosa+Cruz (Freres Ainés de la Rose+Croix). 

- año 1334: David II, rey de Escocia exiliado en la corte francesa, crea la
"Guarde d'Ecosse" (Scots Guard) como guardia personal de los reyes de Francia,
en virtud de la fidelidad escocesa. Eran los tiempos en que había dos reyes de
Escocia: David, el segundo de los hijos de Bruce y Alexander Comyn quien había
jurado lealtad al rey inglés Eduardo III. Se instituye la alianza (Auld
Alliance) entre Francia y Escocia. El Templarismo se mantiene en secreto en las
principales casas de la nobleza escocesa: el linaje de los Bruce se convierte en
heredero de la Orden del Templo y sus tradiciones. 

- año 1398: El conde Henry Sinclair viaja desde las islas Orkney (Orcadas) a
Nova Scotia utilizando cartas marinas y naves que pertenecieron a la flota
templaria. A su muerte es enterrado como Gran Maestre del Temple. que 

- año 1431: El conde William Sinclair es iniciado como Caballero en las Ordenes
del Vellocino de Oro y de Santiago de la Espada (Compostela), donde dos de sus
tíos-abuelos habían viajado con el corazón del rey Robert the Bruce. 

- año 1445: El conde William Sinclair comienza a construir la Capilla de Rosslyn


para perpetuar allí ciertas tradiciones secretas pertenecientes al Templarismo
masónico escocés. La Capilla fue construída según el Cánon Aureo y constituye un
verdadero Libro de Piedra que contiene la memoria de la Herencia
(Heredom=Heirdom) Templaria escocesa. La Orden del Temple nunca fue proscripta
en Escocia: sus tierras fueron administradas por los Hospitalarios de San Juan
de Jerusalem pero nunca pasó a ellos la propiedad de las mismas. Se crea la
principalidad de Drem. La Guarde d'Ecosse todavía recluta sus miembros en los
clanes templarios escoceses. 
- año 1640: El último Gran Maestre y administrador James Sandilands disuelve,
para beneficio particular, la heredad de las tierras que usufructuaban los
Hospitalarios con el permiso de Mary, reina de los escoceses. 

- año 1650: Luego del entierro del conde William Sinclair, muerto en la batalla
de Dunbar, la bóveda de la Capilla de Rosslyn es sellada. 

- año 1688: Establecimiento de la primera Logia de la Masonería Jacobita en


Francia, durante el reinado de Carlos II. 

- año 1689, 27 de Julio: James Grahame of Claverhouse, vizconde de Dundee, muere


en la batalla de Killiecrankie portando la Gran Cruz de la Orden del Temple
escocesa. 

- año 1705: Se redactan nuevos Estatutos Generales y Carta de Elección de la


Orden en el Convento General realizado en Versailles, con protección de la
corona francesa. 

- año 1738: El Discurso del caballero-masón escocés Andrew Ramsay es leído en


las Logias francesas donde aparece la célebre frase: "Nuestros ancestros, los
Cruzados..." 

- año 1742: Lord Kilmarnock, el Caballero de la Pluma Roja (Eques a Penna Rubra)
y otros exiliados Jacobitas y templarios inician al barón Karl von Hund en los
ritos del Templarismo masónico de la Herencia (Heredom) Escocesa. Los Superiores
Incógnitos son mencionados como los Maestros Secretos de los Jacobitas y
protectores de la Herencia Templaria escocesa. El clan Sinclair juega un rol
predominante en la custodia de la tradición del Templarismo Masónico escocés. 

- año 1745, 24 de Septiembre: El príncipe Charles-Edward (Stuart), Señor del


Temple, ofrece una velada para la Caballería escocesa de la Herencia Templaria
en el palacio real de Holy Rood (Santa Cruz), hecho registrado en una carta del
duque de Perth a lord Ogilvie. 

- año 1746, 16 de Abril: Los ejércitos de la Escocia Jacobita son derrotados en


terrible batalla de Culloden-Moor. Se produce una sangrienta masacre y
persecución que no perdona a niños, ancianos ni mujeres de las aldeas vecinas.
La Masonería Templaria Escocesa de Heredom es diezmada y sus Grandes Maestros
son ejecutados. 

- año 1746, 8 de Diciembre: Sir Charles Radclyffe, lord de Derwent-Water, y Gran


Maestro de la Masonería Jacobita de la Herencia Templaria, es decapitado en la
Torre de Londres luego de ser tomado prisionero en la batalla de Culloden. 

- año 1747, 15 de Abril: Charles-Edward Stuart, el Joven Pretendiente al trono,


funda en la ciudad francesa de Arras el llamado Capítulo Primordial de la
Rosa+Cruz de Heredom bajo el título de "Ecosse Jacobite". De este modo, la
Masonería Templaria de Heredom ya no es exclusivamente escocesa de sangre y se
extiende por toda Francia y desde allí al resto del mundo. 
- año 1754: Cónclave en el Colegio de los Jesuitas de Clermont (Francia) donde
se reúnen tanto padres de la Compañía como los sobrevivientes del Templarismo
Escocés y de la Masonería de Heredom. De allí surge el efímero Rito Masónico de
Clermont que posteriormente dará origen a diversas Obediencias Masónicas también
desaparecidas. 

- año 1760: Reorganización secreta de la Masonería Templaria de Heredom, en


Edimburgo. 

- año 11786, 1ro. de Mayo: La Gran Logia Real, de Edimburgo, otorga una Carta-
Patente para Francia a nombre de Monsieur Jean Matheus como Gran Maestro, con
sede en Rouen.  

- año 1790: La Orden Real de Heredom de Kilwinning es establecida en Santo


Domingo (Centroamérica). El Gran Maestre es Achille Huet de Lachelle. 

- año 1796: En Escocia, Alexander Deuchar se convierte en heredero de una línea


del legado templario-jacobita. 

- año 1797: Achille Huet de Lachelle arriba a Estados Unidos y otorga Cartas-
Patentes a los Capítulos Rosa+Cruz de Heredom titulados "The Triple Union" y
"Les Amis Choisis" y a la Logia "L'Union Francaise". 

- año 1806, 25 de Octubre: Jean-Jacques Regis de Cambaceres, archiduque del


Imperio y autor del Código Civil napoleónico, asume como Gran Maestro para
Francia de la Orden Real de Heredom de Kilwinning. Su hijo Antoine (1801-1871)
fue abogado y fue inducido por el patriota Juan Larrea a radicarse en la
Argentina. Iniciado como masón en Francia, se incorporó a la Logia "Concordia"
en el año 1853. Tuvo dos hijos argentinos: Antonino C. (1833-1888) y Eugenio
(1843-1888), ambos fueron masones iniciados en la Logia argentina "Unión del
Plata" Nro. 1. El primero desempeñó diversos cargos públicos en la naciente
ciudad de La Plata. 

- año 1807, Enero: Alexander Deuchar reúne un cónclave templario en Edimburgo. 

- año 1807: Claude-Antoine Thory es instalado como Ilustre Maestro del Capítulo
"Rose+Croix du Chois" de la Orden Real de Heredom de Kilwinning, en la ciudad de
París. 

- año 1808, 28 de Marzo: El abad Clovet pronuncia una oración fúnebre para los
mártires de la Orden del Temple en la iglesia de Saint-Paul, en París. 

- año 1810: Alexander Deuchar se convierte en Gran Maestre de la Militia Templi


Scotia y heredero del linaje estuardista del Templarismo. Conservó este cargo
hasta 1835. 

- Durante los siglos XIX y XX el Templarismo Masónico escocés se expandió por


todo el mundo con distinta suerte. No siempre fue utilizado el mismo nombre para
perpetuar las filiaciones iniciáticas por lo cual es extremadamente complejo
seguir la trama de la formación de los Capítulos Rosa+Cruces de Heredom de
Kilwinning en los distintos Ritos y Obediencias Masónicas conocidas. Sin
embargo, todo Capítulo Rosa+Cruz regularmente establecido es un continuador de
la Orden de Heredom a condición de observar estrictamente los Rituales
originales (siglo XVIII) y las Antiguas Costumbres. 

- años 1985/90: En Buenos Aires se realizan los Trabajos preparatorios para


levantar Columnas de la Orden de Heredom. 

- año 1992: Establecimiento del Gran Capítulo para Sudamérica de la Orden Real
de Heredom de Kilwinning. 

Item 11. Acerca de la leyenda tradicional del Monte Heredom: 

Según la leyenda tradicional de la antigua Masonería de Heredom, la sede


originaria de la Orden se encontraba en un castillo medieval edificado en la
cima del Monte Heredom, el cual se encontraba situado en el cuadrante Nor-Este
de Escocia. Dado que tal nombre no se encontraba registrado en la planimetría
moderna de Escocia, inmediatamente la crítica positivista colocó dicha tradición
oral en el reino de lo fantástico y lo dudoso. Sin embargo, la interpretación
tradicional afirma que ésta no sería la primera vez que alguna zona, accidente
geográfico o ciudad poseen un nombre público y uno o dos nombres secretos; dos
de estos ejemplos serían la ciudad de Roma que poseía - y posee - tres nombres,
uno público y dos secretos y también el Monte Abiegnus de la tradición
rosacruciana poseía un emplazamiento secreto pues exteriormente era conocido
públicamente por su nombre profano.  

Esta cuestión, evidentemente, solo puede resolverse separando los planos de la


Geografía Sagrada de la geografía profana y en el plano de la primera debemos
recordar que el Hno.*. René Guénon apuntaba que la beata Ana Catalina Emmerick,
en sus visiones y revelaciones, ubicaba a la misteriosa Montaña de los Profetas
también en el cuadrante Nor-Este del mundo...  

Pero, qué significa cuando la geografía profana comienza a reabsorberse en la


Geografía Sagrada? En efecto, recientes estudios arqueológicos realizados en las
inmediaciones de la ciudad escocesa de Kilwinning, en el cuadrante Nor-Este de
la misma, en tierras del condado de Irvine, han mostrado las ruinas de una
antigua iglesia fortificada edificada en la cima de una elevación cuyas laderas
han sido suavizadas por el tiempo. Hoy en día, dicha elevación del terreno se
encuentra cubierta por el llamado Bosque de Benslee. El contorno de dicho monte,
visto desde arriba, muestra una cruz céltica perfecta o sea una cruz de brazos
iguales inscripta en un círculo con los restos de la iglesia en el centro
determinado por la intersección de ambos brazos de la cruz. Esta disposición
pudo descubrirse estudiando un antiguo mapa levantado por el general Roy (CIRCA
1750-55) a pedido del duque de Cumberlad, el carnicero de Culloden, luego de la
Rebelión Jacobita de 1746. El Hno.*. René Guénon ya había alertado por lo
inequívoco de ciertos signos, entre los cuales se encuentra la reaparición de
vestigios de épocas que se suponían desaparecidas...  

Las anteriores Instrucciones fueron dadas en la cima del Monte Heredom, en el


Valle de la ciudad de Buenos Aires (Argentina), entre el 24 de Junio de 5995
V.*. L.*., Festividad de San Juan de Invierno en el Hemisferio Sur y el 8 de
Diciembre de 6000 V.*. L.*., aniversario de la ejecución en la Torre de Londres
del Gran Maestro de la Masonería Jacobita sir Charles Radcliffe, lord de
Derwent-Water. 
TRADICION HERMETICA Y MASONERIA

FEDERICO GONZALEZ

En el antiguo manuscrito masónico Cooke, (circa 1.400) de la Biblioteca


Británica, se lee en los párrafos 281-326 que toda la sabiduría antediluviana
fue escrita en dos grandes columnas. Después del diluvio de Noé, una de ellas
fue descubierta por Pitágoras, la otra por Hermes el Filósofo, los cuales se
dedicaron a enseñar los textos allí grabados. Esto se encuentra en perfecta
concordancia con lo atestiguado por una leyenda egipcia, de la que ya daba
cuenta Manethon -según el mismo Cooke- vinculada también con Hermes. 

Es obvio que esas columnas, u obeliscos, asimilados a los pilares J. y B. son


las que sostienen el templo masónico -y a la vez permiten el acceso al mismo- y
configuran los dos grandes afluentes sapienciales que nutrirán la Orden: el
hermetismo que asegurará la protección del dios a través de la Filosofía, es
decir del Conocimiento, y el pitagorismo que dará los elementos aritméticos y
geométricos necesarios, que reclama el simbolismo constructivo; se debe
considerar que ambas corrientes son directa o indirectamente de origen egipcio.
Igualmente que esas dos columnas son las piernas de la Madre logia, por las que
es parido el Neófito, es decir por la sabiduría de Hermes, el gran iniciador, y
por Pitágoras el instructor gnóstico. 

De hecho, en la más antigua Constitución Masónica editada, la de Roberts


publicada en Inglaterra en 1722 (por lo tanto anterior a la de Anderson), pero
que no es sino la codificación de antiguos usos y costumbres operativos que
derivan del Medioevo, y que serán desarrollados posteriormente en la Masonería
especulativa, se menciona específicamente a Hermes, en la parte llamada
"Historia de los Francmasones". En efecto, allí aparece en la genealogía
masónica con ese nombre y también con el de Gran Hermarmes, hijo de Sem y nieto
de Noé, que después del diluvio encontró las ya mencionadas columnas de piedra
donde se hallaba inscrita la sabiduría antediluviana (atlántica) y lee
(descifra) en una de ellas lo que luego enseñará a los hombres. El otro pilar,
como se ha mencionado, fue interpretado por Pitágoras en cuanto padre de la
Aritmética y la Geometría, elementos esenciales en la estructura de la logia, y
por lo tanto ambos personajes conforman, como hemos visto, el "alma mater" de la
Orden, en particular en su aspecto operativo, ligado a las Artes liberales. 

En el manuscrito Grand Lodge nº 1 (1583) sólo subsiste la columna de Hermes,


reencontrada por "el Gran Hermarines" (a quien se hace descendiente de Sem) "que
fue llamado más tarde Hermes, el padre de la sabiduría". Nótese que Pitágoras no
figura ya como el intérprete de la otra columna. En el manuscrito Dumfries nº 4
(c. 1710) también aparece, como "el gran Hermorian", "que fue llamado 'el padre
de la sabiduría' ", pero, en este caso, se ha rectificado su origen de acuerdo
al texto bíblico que lo hace descendiente de Cam y no de Sem, por intermedio de
Kush; como dice J.-F. Var en La franc-maçonnerie: documents fondateurs, Ed.
L'Herne, p. 207, n. 33: "Ahora bien, en el Génesis (10, 6-8), Kush es el hijo de
Cam y no de Sem. El redactor del Dumfries ha rectificado consecuentemente la
filiación. Al mismo tiempo, esta filiación resulta ser la que la Escritura da de
Nemrod. De aquí la asimilación de Hermes con Nemrod, contrariamente a otras
versiones que hacen de ellos dos personajes distintos." 
Así lo destaca también el manuscrito que se ha llamado Regius descubierto por
Haliwell en el Museo Británico en 1840 al que reproduce J. G. Findel en la
Historia General de la Francmasonería (1861), en su extensa primera parte que
trata de los orígenes hasta 1717, aunque en él no se incluye a Pitágoras como el
hermeneuta que junto a Hermes descifra los misterios que heredarán los masones,
sino a Euclides, al que se lo hace hijo de Abraham; a este respecto debe
recordarse que el teorema del triángulo rectángulo de Pitágoras fue enunciado en
la proposición cuarenta y siete de Euclides. 

El mismo Findel refiriéndose a la cantidad de elementos gnósticos y operativos


que constituyen la Masonería y concretamente ocupándose de los canteros alemanes
afirma: "Si la conformidad que resulta entre el organismo social, los usos y las
enseñanzas de la Francmasonería y los de las compañías de masones de la Edad
Media ya indica la existencia de relaciones históricas entre estas diversas
instituciones, los resultados de las investigaciones hechas en los arcanos de la
historia y el concurso de una multitud de circunstancias irrecusables establecen
de modo positivo que la Sociedad de los Francmasones desciende, directa e
inmediatamente, de aquellas compañías de masones de la Edad Media." Y agrega:
"la historia de la Francmasonería y de la Sociedad de los Masones está por ello
mismo íntimamente unida a la de las corporaciones de masones y a la historia del
arte de construir en la Edad Media; es, pues, indispensable dirigir una rápida
ojeada sobre esta historia para llegar a la que nos ocupa." 

lo interesante de estas referencias provenientes de Alemania es que su Historia


General? es considerada como la primera historia (en el sentido moderno del
término) de la Masonería, y desde el comienzo el autor establece que: "la
historia de la Francmasonería, lo mismo que la historia del mundo, tiene su base
en la tradición".1 Por lo que resulta obvio que los Antiguos Usos y Costumbres,
los símbolos y los ritos y los secretos del oficio, se han transmitido sin
solución de continuidad desde fechas muy remotas -y desde luego en las
corporaciones medioevales- y el paso de lo operativo a lo especulativo no ha
sido sino la adaptación de verdades trascendentes a nuevas circunstancias
cíclicas, haciendo notar que el término operativo no sólo se refiere al trabajo
físico o de construcción, proyección o planeamiento material y profesional de
las obras, sino también a la posibilidad de que la Masonería opere en el
iniciado el Conocimiento, por medio de los útiles que proporciona la Ciencia
Sagrada, sus símbolos y ritos. Precisamente esto es lo que procura la Masonería
como Organización Iniciática y lo confirma la continuidad del paso tradicional
que hace que igualmente pueda encontrarse en la Masonería especulativa, de modo
reflejo, la virtud operativa y la comunicación con la logia Celeste, es decir la
recepción de sus efluvios que son los que garantizan cualquier iniciación
verdadera, máxime cuando las enseñanzas son emanadas del dios Hermes y del sabio
Pitágoras.2 De todas maneras tanto la una como la otra son las ramas de un
tronco común que toma a los Old Charges (Antiguos Deberes) como modelo; de éstos
se han encontrado numerosísimos fragmentos y manuscritos en forma de rollo desde
el siglo XIV en diversas bibliotecas.3 

En cuanto a Hermes -no mencionado en las constituciones de Anderson-, en


particular el Hermes Trismegisto griego (el Thot egipcio), es una figura tan
familiar a la Masonería de los más distintos ritos y obediencias como podría
serlo para los alquimistas, forjadores de la inmensa literatura puesta bajo su
patronazgo. No sólo el Hermetismo es el tema de abundantes planchas y libros
masónicos, e innumerables logias se llaman Hermes, sino que existen ritos y
grados que llevan su nombre. Así hay un Rito llamado los discípulos de Hermes;
otro el Rito Hermético de la logia Madre Escocesa de Aviñón (que no es la de Dom
Pernety), Filósofo de Hermes es el título de un Grado cuyo catecismo se
encuentra en los archivos de la "logia de los amigos reunidos de San luis",
Hermes Trismegisto es otro grado arcaico del que nos da cuenta Ragón, Caballero
Hermético es una jerarquía contenida en un manuscrito atribuido al hermano
Peuvret donde también se habla de otro denominado Tesoro Hermético que
corresponde al grado 148 de la nomenclatura llamada de la Universidad, en donde
existen otros como Filósofo Aprendiz Hermético, Intérprete Hermético, Gran
Canciller Hermético, Gran Teósofo Hermético (correspondiente al grado 140), El
Gran Hermes, etc. Igualmente en el Rito de Memphis el grado 40 de la serie
Filosófica se apela Sublime Filósofo Hermético, y el grado 77 (9ª serie) del
Capítulo Metropolitano es nombrado Masón Hermético. 

No faltan tampoco en la actualidad en revistas y diccionarios masónicos


referencias directas a la Filosofía Hermética y al Corpus Hermeticum,4 donde
ésta se encuentra fijada, sino que incluyen analogías con la terminología
alquímica; he aquí un sólo ejemplo tomado del Dictionnaire de la franc-
maçonnerie de D. Ligou (pág. 571): "Citaremos una interpretación hermética de
algunos términos utilizados en el vocabulario masónico: Azufre (Venerable),
Mercurio (1er Vigilante), Sal (2º Vigilante), Fuego (Orador), Aire (Secretario),
Agua (Hospitalario), Tierra (Tesorero). Se encuentran aquí los tres principios y
los cuatro elementos de los alquimistas."  

Por lo que Hermes y el Hermetismo son una referencia habitual en la Masonería,


como lo es también Pitágoras y la geometría. Por otra parte ambas corrientes
históricas de pensamiento derivan a través de Grecia, Roma y Alejandría, del
Egipto más remoto y por su intermedio de la Atlántida y la Hiperbórea, como en
última instancia acontece con toda Organización Iniciática, capaz de religar al
hombre con su Origen. Y va de suyo que esta impresionante genealogía en la cual
están comprendidos los dioses, los sabios (sacerdotes) y los reyes (tanto de
Tiro e Israel, como de Escocia: la realeza no desdeñaba la construcción y el rey
era un maestro operativo más) conforma un ámbito sagrado, un espacio interior
construido de silencio, lugar donde se efectivizan todas las virtualidades y así
puede reflejarse el Ser Universal de modo especular. la logia masónica, como se
sabe, es una imagen visible de la logia Invisible, como el logos es el
despliegue de la Triunidad de los Principios. 

La influencia del dios Hermes, y las ideas del sabio Pitágoras no han
desaparecido totalmente de este mundo crepuscular que habitamos, de hecho son
todo lo que queda de él -no olvidemos que los alquimistas equiparan a Jesús con
el Mercurio Solar-, en Occidente al menos. Por otra parte ni siquiera pudiera
ser el mundo sin ellos, tanto en el aspecto de las energías perpetuamente
regeneradoras atribuidas a Hermes y su Filosofía, como el de las ideas-fuerza
pitagóricas, sin cuyo orden numérico (y geométrico) hoy no es posible la menor
operación. 

La deidad es inmanente en cada ser, y los Hijos de la Viuda, los hijos de la


luz, la re-conocen en el interior de su propia logia, hecha a imagen y semejanza
del Cosmos. La raíz H. R. M. es común a los nombres Hermes e Hiram y este último
forma con Salomón un paredro donde se aúnan la sabiduría y la posibilidad (la
doctrina y el método), señalándose a la Tradición (Cábala) hebrea, en la que
nació Jesús, como la vehiculadora de esta revelación sapiencial, real, y
artística (artesanal), que constituye la Ciencia Sagrada, la que es aprendida y
enseñada por símbolos y ritos en la logia, "libro" cifrado que los Maestros
decodifican hoy, tal cual lo hicieran sus antepasados en el tiempo mítico,
puesto que la Masonería no otorga el Conocimiento en sí sino que muestra los
símbolos e indica las vías para acceder a él, con la bendición de los ritos
ancestrales, que actúan como transmisores mediáticos de ese Conocimiento.5 
O sea, que la actualización de la posibilidad, es decir, el Ser, la comprobación
de que todo está vivo, de que el Presente es Eterno, la simultaneidad del
Tiempo, la idea de Triunidad del Unico y Solo, conforman un Conocimiento al que
los masones arriban por la propia experiencia que proporciona un aprendizaje
gradual y jerarquizado. 

El Maestro Constructor lleva su logia interior a todas partes, él mismo es eso,


una miniatura del Cosmos, diseñada por el Gran Arquitecto del Universo. Pero la
obra está inacabada, se necesita que pula (con Ciencia y Arte) su piedra bruta
tal cual cinceló el Creador su Obra. los números y las figuras geométricas
simbolizan conceptos metafísicos y ontológicos que también representan
realidades humanas concretas e inmediatas, tan necesarias como las actividades
fisiológicas, y de allí en más cualesquiera otras. El número establece idea de
escala, de proporción, y relación; asimismo de ritmo, medida y armonía, ya que
son ellos los canales que tiende la Unidad hacia la indefinitud numérica, hacia
los cuatro puntos del horizonte matemático y la multiplicidad. 

Es obvio que Pitágoras -o Tales de Mileto- no "inventó" nada, sino que reconoció
en la serie decimal, que retorna a su Origen (10 = 1 + 0 = 1), una escala
natural, una accésis, que le permitiera al ser humano completar la Obra y
transmutar así en el Hombre Verdadero, paradigma de todo Iniciado, ubicado en la
Cámara del Medio, entre la escuadra y el compás.6 No ha habido Tradición que no
haya desarrollado un sistema numeral que le sirviese como método de
conocimiento, en perfecta correspondencia con las pautas creacionales.
Recordemos que el techo de la logia está decorado por los astros, los Regentes,
que gobiernan las esferas celestes y establecen los intervalos y las medidas de
la Armonía Universal. 

Sin embargo los masones no han dejado nunca de reconocer la frase evangélica:
"En la casa de mi Padre hay muchas moradas" (Juan 14, 2), pues aunque saben que
ellos tienen abierto un sendero ante sí que los conducirá a su Padre, no niegan
otros caminos ni se oponen a ninguna vía, ya que piensan que las estructuras
invisibles son las mismas, prototipos válidos para todo tiempo y lugar, pese a
la adaptación constante de distintas formas aptas para diferentes
individualidades, la mayor parte de las veces determinadas por los ciclos
temporales -tal cual podría ser ejemplificado por cualquier organismo vivo,
entre ellos el ser humano y sus modificaciones y adaptaciones a lo largo de los
años-, ciclos a los cuales tampoco la Masonería es ajena, como se comprueba en
su paulatina transformación concretada finalmente en el siglo XVIII. Y es por
esa misma comprensión de sus posibilidades metafísicas e iniciáticas que la
Masonería reconoce otras Tradiciones, y también deja abierto el ejercicio de
cualquier creencia religiosa, o pseudorreligiosa, entre sus miembros, muchos de
los cuales concilian su proceso de Conocimiento, léase Iniciación, con la
práctica de preceptos y ceremonias religiosas exotéricas y legales, que piensan
podrían enriquecer su pasaje -y el de otros- por este mundo. No hay por lo tanto
conflicto entre Masonería y Religión, siempre que no traten de mezclarse los
conceptos, o se pretenda -como ya ha sucedido- que determinados fundamentalistas
(religiosos o no) intenten copar las logias para su provecho personal. De hecho,
numerosos hermetistas, pitagóricos y masones han sido, y son, cristianos
cumplidos, o grandes cabalistas, y todos ellos han tenido a los símbolos como
sus maestros. la Iglesia Católica jamás ha condenado al Hermetismo, ni a
Euclides -heredero de la ciencia geométrica pitagórica, y maestro de los
masones- pero sí ha tenido problemas con la Masonería desde el siglo XVIII al
punto de condenarla y excomulgar a sus miembros. Sin embargo se ha ido
produciendo en los últimos tiempos un paulatino acercamiento entre ambas
instituciones, salpicado aquí y allá por incomprensiones e interferencias,
muchas veces interesadas. Según José A. Ferrer Benimelli, S. J., la revista la
Civilittà Cattolica de Roma aparecida desde 1852 y que ha dado seguimiento al
tema de la Masonería hasta nuestros días marca en su evolución este proceso de
acercamiento o al menos de respeto mutuo. Efectivamente los primeros artículos
son violentos y condenatorios, hay un período de transición, y los de los
últimos años, bastante conciliatorios y abiertos al diálogo.7 

Son numerosos los masones católicos, muchos de ellos franceses, que han
intentado desde hace años conciliar ambas instituciones y levantar la
excomunión; sin embargo hay muchos otros autores masónicos que integran
completamente a la Tradición Hermética con su Orden sin necesidad de un
exoterismo religioso, tal el caso de Oswald Wirth, director durante muchos años
de la revista le Symbolisme y reconocido masón que ha escrito sobre los Símbolos
de la Tradición Hermética y los símbolos masónicos, El Simbolismo Hermético en
sus relaciones con la Alquimia y la Masonería, Saros, Bs. As. 1958 (ver aquí
pág. 394), mostrando muchos aspectos de su identidad de Origen; en cuanto a
masones que han publicado en los últimos años, tanto sobre los distintos grados
como acerca de los Números, desearíamos citar en primer lugar a Raoul Berteaux,
dentro de un nutrido grupo que ha tratado ampliamente la Aritmosofía, de base
pitagórica.8 

Hermes, al que se le adjudica la enseñanza de todas las ciencias, ha gozado de


sumo prestigio a lo largo de distintos períodos de la historia de la cultura de
Occidente. Esto ha sido así entre los alquimistas y los llamados filósofos
herméticos, y estas mismas ideas se han manifestado en la Orden de los Hermanos
Rosacruces, influencias todas que ha recogido la Masonería al punto que puede
considerársela como un depósito de la sabiduría pitagórica y su transmisora en
los últimos siglos, así como una receptora de los Principios Alquímicos, y
también de las ideas Rosacruces,9 lo cual es evidente cuando a simple vista
comprobamos que uno de los más altos grados en el Rito Escocés Antiguo y
Aceptado, el 18, se denomina precisamente Príncipe Rosacruz. Igualmente
analogías y conexiones con las Ordenes de Caballería son reclamadas por algunos
masones, concretamente con la Orden del Temple. Hay muchos indicios históricos
que mostrarían estas simientes, también tradiciones y ritos, especialmente una
de las palabras de pase en el grado 33, pero quedan bastante disminuidos cuando
se recuerda que los templarios eran a la vez monjes y soldados (aunque grandes
constructores medioevales), lo que no guarda relación aparente con la Masonería,
en donde, por otra parte, sí se destaca una influencia bien clara de lo hebraico
que ya señalamos en el caso de Salomón y la Construcción del Templo, y se ve
confirmada por la sencilla comprobación de que casi todas las palabras de pase y
grado, secretos sagrados, se pronuncian en hebreo.10 

En el Diccionario Enciclopédico de la Masonería (Ed. del Valle de México, México


D. F.), tal vez el más conocido en castellano, bajo el título "Hermes"
encontramos la entrada correspondiente, donde puede apreciarse la importancia
atribuida al Corpus Hermeticum que, en algunas logias sudamericanas ocupa el
lugar de la Biblia como libro sagrado. Es conocida la relación de Hermes con el
silencio, y se suele llamar hermético a aquello que se encuentra perfectamente
cerrado, o sellado. El silencio asimismo es propio de la Masonería y también de
los pitagóricos que pasaban cinco años cultivándolo. 

Elías Ashmole es también un buen punto de confluencia entre el Hermetismo y la


Masonería. Este extraordinario personaje nacido en lichfield, Inglaterra, en
1617, parece haber desempeñado un papel importante en la transición entre la
antigua Masonería anterior a Anderson-Desaguliers y su proyección histórica
posterior, encaminada a rescatar la mayor parte del mensaje espiritual-
intelectual, es decir gnóstico (en el sentido etimológico del término), de las
auténticas organizaciones iniciáticas, entre ellas la Masonería y la Orden de la
Jarretera. Fue recibido en la logia de Warrington el 16-10-1646, aunque según su
diario, no concurrió sino hasta muchos años después a su segunda tenida. Sin
embargo, no debe llamarnos la atención este comportamiento en una individualidad
como la suya, producto del ambiente de la época, donde el culto del secreto y el
misterio era habitual por razones obvias de seguridad y de prudencia. En 1650
publica su Fasciculus Chemicus bajo el nombre anagramático de James Hasolle; se
trata de la traducción de textos latinos de Alquimia (entre ellos de Jean
d'Espagnet), con su introducción. En 1652 edita el Theatrum Chemicum
Britannicum, una colección de textos alquímicos ingleses en verso, que reúne
muchas de las más importantes piezas producidas en ese país, y seis años después
The Way to Bliss, a la par que trabaja en búsquedas documentales literarias como
historiador, y desarrolla su actividad de anticuario reuniendo en un museo toda
clase de "curiosidades" y "rarezas" relacionadas con la arqueología y la
etnología, como igualmente colecciones de Historia Natural, incluidas todo tipo
de especies minerales, botánicas y zoológicas. En realidad este último fue el
objetivo científico del museo (en donde incluso se realizaron los primeros
experimentos químicos en Inglaterra), que hoy es visitado en sus magníficas
instalaciones de Oxford, más como Museo de Arte que como institución precursora
de la ciencia y auxiliar de la Universidad. la vida de Ashmole ha estado muy
unida a la de Oxford, y los fondos de sus donaciones de objetos y manuscritos a
la institución de su nombre (en donde también se encuentran sus diarios
redactados en un sistema cifrado y que contienen numerosas notas sobre la
Masonería)11 han sido importantísimos para esa ciudad, dado su prestigio
universitario. En Oxford y también en londres Ashmole tuvo un destacadísimo
papel; hijo de su época, se entregó a la ciencia natural y experimental como una
forma de la magia de las transmutaciones, tal cual numerosos filósofos
herméticos. En ese sentido trató con Astrólogos, Alquimistas, Matemáticos y todo
tipo de sabios y dignatarios de la época, junto con los cuales formará la Royal
Society de londres y la Philosophical Society de Oxford. Sus numerosos amigos y
compañeros de toda una vida son nombres de muchísimo relieve, muchos de ellos
ligados a la Masonería en sus más altos grados, como Christopher Wren, o a la
investigación y ejercicio de las Artes liberales y la Ciencia Sagrada, que
conformaron un conjunto de personalidades de un papel fundamental en su tiempo,
concretamente en la difusión y práctica de la Tradición Hermética y en la
relación de esta con la Masonería. Como ha dicho René Guénon al referirse al
papel de Ashmole: "Pensamos, incluso, que se buscó en el siglo XVII,
reconstituir a este respecto una tradición de la que ya una gran parte se había
perdido". En esta extraordinaria labor brilla el nombre de E. Ashmole en dos
aspectos: como uno de los reconstructores de la Masonería en cuanto a la
relación de esta con las órdenes de Caballería y las corporaciones de
constructores, e igualmente como punto de confluencia con la Tradición
Hermética. El mismo Ashmole se llamaba hijo de Mercurio (Mercuriophilus
Anglicus), y su obra más importante, la ya mencionada The Way to Bliss, 1658,
recoge sus estudios en Filosofía Hermética, según indica en su introducción al
lector. 

Asimismo debe señalarse que algunos autores hacen mucha cuestión sobre ciertos
temas relacionados con el catolicismo y el protestantismo en el proceso del paso
de la Masonería operativa a la especulativa. De hecho se suele simplificar el
asunto diciendo que las corporaciones operativas eran católicas y los
especulativos posteriores protestantes. Desde luego que desde el punto de vista
histórico estos hechos pueden ser más o menos "reales", pues la Orden, como toda
institución, está sujeta a determinados vaivenes cíclicos que tienen
manifestaciones sociales, políticas, económicas, etc. Pero desde el punto de
vista de la Masonería como organización iniciática, ella no está sujeta al
devenir, motivo por el cual subsistirá hasta que finalice el ciclo.12 En
realidad, la Tradición Hermética (y Hermes mismo) ha sufrido innumerables
adaptaciones a través del tiempo, aunque jamás ha dejado de expresarse, y es
obvio que esta Tradición, como los fundamentos de la Masonería, identificada con
la Ciencia de Construir, es anterior al Cristianismo, aunque ha convivido con él
durante veinte siglos y hasta ha producido hermetistas cristianos y cristianos
herméticos (entre estos últimos, dignatarios del más alto nivel, papas
incluidos), lo que no obsta para que esa Tradición tenga antecedentes claramente
paganos, relacionados con las escuelas de misterios, o como hoy se las denomina,
religiones mistéricas; por lo tanto podría aseverarse que el hermetismo tiene
una vertiente pagana y otra cristiana. En este sentido debemos aclarar que la
palabra pagano suena a nuestros oídos acostumbrados a lo más superficial de las
religiones abrahámicas a maldito, ilegal, bastardo, o por lo menos a un nebuloso
pecado. También a ignorancia atribuida al atraso de pueblos que se desconocen, y
que ni siquiera interesan. Se suele entender a lo pagano como algo reñido con la
opinión civilizada, sumamente primitivo, o que está en contra del cristianismo,
o de la religión, y por lo tanto fuera de todo orden. En suma, el paganismo está
eliminado previamente por censura interior como algo un poco repugnante, antes
de que nos enteremos que, en realidad, sólo se trata de la sabiduría de
indefinidos pueblos tradicionales que han poblado este mundo antes -y durante-
los sólo veinte siglos que caracterizan a la llamada Civilización
contemporánea.13 

Suponemos que desde este último punto de vista, casi oficialmente ecuménico, no
hay nada injurioso en compartir el pensamiento pagano, como bien lo han visto
desde los Padres de la Iglesia hasta numerosos sabios, sacerdotes y pastores
contemporáneos.14 

En verdad para el Hermetismo, anterior históricamente al Cristianismo, existe


una Cosmogonía Perenne, manifestada por su filosofía y sus escritos, como para
el masón -religioso o no- lo está en sus símbolos y ritos. 

Respecto a la relación entre los Francmasones y las corporaciones de


constructores y artesanos existen tres grandes testimonios bastante citados como
fuentes documentales sobre la práctica de la construcción en el medioevo.15
Nicolá Coldstream las recoge en su libro sobre las artesanías en la Edad
Media,16 donde rechaza la idea de la filiación "fantasmal" de la Francmasonería
con los constructores y artesanos medioevales, (su sencilla tesis es que los
masones eran obreros y no gente de gabinete) aunque paradójicamente su estudio
lo confirma de distintas maneras; así nos dice refiriéndose al tema: "Se trata
del documento, redactado por el abad Suger, que relata la construcción del nuevo
coro de la abadía de Saint-Denis; del manuscrito, fechado circa 1200, del monje
Gervais de Canterbury, sobre el incendio y la reparación de la catedral de
Canterbury, y del Album de Villard de Honnecourt, conjunto de dibujos y de
planos de edificios, molduras y tornos elevadores. De los tres, el texto de
Suger nos informa más acerca del hombre y la decoración de su iglesia que sobre
el edificio, aunque haga, al pasar, algunas alusiones preciosas sobre su
construcción. El examen atento del Album de Villard de Honnecourt nos permite
dudar seriamente de que éste haya construido alguna vez iglesias y de que haya
tenido algún conocimiento de arquitectura; en cuanto a sus dibujos, si bien son
interesantes, no serían sin embargo los de un arquitecto o los del taller de un
masón. El texto de Gervais, por el contrario, es el único documento medioeval
que describe un equipo de masones trabajando; proporciona numerosas
informaciones sobre la práctica de los masones y algunos métodos de
construcción." 

Nos interesa especialmente la referencia al Album de Villard de Honnecourt.


Efectivamente, no es la primera vez que se señalan ciertas características sobre
el hecho de que este cuaderno no es un manual de tecnología aplicada, sino
completamente otra cosa, mucho más ligada con los planteos de la Filosofía
Hermética que se anotan para uso de los maestros de obras.17 Y el hecho de que
exista un documento de este tipo (más bien de gabinete que otra cosa) es una
prueba de que la especulación sobre el simbolismo y el lenguaje hermético en su
versión cristiana ya tenían cultores a principios del siglo XIII, que ve nacer
entre otras las catedrales de Chartres y Reims. 

Mucho se ha escrito sobre este tema y queda abierto el debate; el investigador


sacará sus propias conclusiones, pero no podrá ignorar la Tradición oral, y su
filiación universal con el Simbolismo Constructivo, que tanto puede manifestarse
en el Extremo Oriente, como en Egipto o Mesoamérica; en los "collegia fabrorum"
romanos, o en las corporaciones medioevales, a las que se suele considerar
-haciendo abstracción de cualquier referencia iniciática o ligada a los
Francmasones- como cerradas y al mismo tiempo depositarias de conocimientos
relativos al "oficio", que se transmitían por símbolos y términos de un lenguaje
cifrado. 

No obstante debe hacerse la salvedad de que la influencia de la Filosofía


Hermética, por un lado, y por otro la de las corporaciones de constructores
cristianos (y algunas más ya mencionadas como la de la Orden del Temple), es
desigual en los distintos Ritos, donde sobre un fondo común, se advierten
algunas filiaciones inclinadas hacia uno u otro aspecto. No podemos tratar aquí
el complejo y larguísimo asunto de la diversidad de los Ritos masónicos, pero sí
podemos señalar su existencia, e igualmente la de distintos aspectos de la
Ciencia Sagrada que provocan en algunos mayor o menor simpatía. Ya que siendo
una sola la Masonería, como es una sola la Construcción Cósmica, y por lo tanto
el Simbolismo Constructivo, las interpenetraciones de distintas influencias, sus
oposiciones y conjunciones, forman parte del juego de desequilibrios y
adaptaciones a las que se ve abocado el legado masónico, vehiculado por la
civilización judeocristiana. Esto ha sido así también en el pasado y explica el
paso de la Masonería operativa a la especulativa como ya hemos dicho, hecho que
fue gradual, al extremo que ciertas logias "operativas" (anteriores a 1717)
tenían elementos "especulativos" y que muchas logias "especulativas" (actuales),
son propiamente operativas. Incluso hay documentos que atestiguan la
coexistencia de ambas, tema que ha sido expresamente llamado por distintos
autores Masonería de transición.18 

En efecto, después de la publicación de las Constituciones de Anderson un grupo


muy numeroso de masones, escoceses, irlandeses y de otros lugares de Inglaterra
deciden desvincularse de la Gran Logia fundada en Londres (y que comenzó con
solo cuatro logias), siendo en parte sus diferencias relativas a ciertas
alteraciones de sentido -incluso rituales- de las que no son ajenas las
distinciones religiosas, e incluso crean una especie de Federación de la Antigua
Masonería, la que después de unas decenas de años comenzará nuevamente a tener
relaciones con los ingleses, pero manteniendo sus puntos de vista tradicionales
más relacionados con lo operativo o iniciático que con lo especulativo o
alegórico; a esto debe sumarse los problemas de sucesión al trono de Inglaterra,
pretendido por el escocés y católico Jacobo, que contaba con muchos partidarios,
no sólo en las islas sino en todo el continente.19 

En todo caso esta situación de la diversidad de Ritos se reproduce en los


distintos grados, que varían en número, nombre y condición, según las distintas
formas masónicas. Este tema es de interés pero nos parece prioritario recordar
que esos grados (así sea en número de tres, siete, nueve, o más,) representan
etapas en el Proceso de Conocimiento, o Iniciación, y que esos pasos -o estados-
en Masonería son sintetizados y designados con los nombres de Aprendiz,
Compañero y Maestro, en correspondencia con los tres mundos: físico, psíquico y
espiritual. Estos tres grandes grados, contienen sintéticamente en sí todos los
grados, los cuales la mayor parte de las veces no son sino especificaciones o
prolongaciones de ellos. Pero está claro que la división es jerárquica y se
efectúa dentro de un orden ritual que corresponde simbólicamente a estas etapas
en la Iniciación o Via del Conocimiento. Aún así no hay un poder central que
agrupe a toda la Masonería, a pesar de que hay Grandes logias enormemente
poderosas con un pasado tradicional, y las distintas Obediencias y Ritos
mantienen una actitud de mutuo respeto, en cuanto son vástagos de un árbol
común. 

Esta especie de independencia, si así pudiera decirse, también es clara en cada


logia, donde se efectivizan o no los símbolos, y se practican o no los ritos
prescriptos. la Unidad masónica se produce fundamentalmente en el Taller,
proyección del Cosmos, con libertad de la Obediencia a que éste pertenece. 

Nos resta mencionar que estos tres grados conforman lo que se llama la Masonería
Azul o Simbólica. Por encima de ellos se encuentran los Altos Grados, sistema de
jerarquías que no es considerado en ciertas Obediencias ni aceptado por
determinados Ritos. Cabe saber también que al pasar de un grado a otro, recién
comienza a realizarse el grado obtenido; así al recibir un Compañero el grado de
Maestro, es que empieza la iniciación en ese grado. Asimismo que los grados son
permanentes y jamás se pierden los adquiridos en una carrera masónica normal. 

Nos falta mencionar un poco más a la Alquimia como influencia presente en la


Orden Masónica. Ya hemos señalado que Azufre, Mercurio y Sal, los principios
alquímicos, se encuentran directamente incorporados, desde los primeros grados. 

La Alquimia tiene en común con la Masonería el desarrollo interior, tendiente a


la Perfección, que tanto los alquimistas consideraban el objetivo de sus afanes
(ya que la Naturaleza no había finalizado su Obra que el Artista o Adepto debía
completar), como los masones los fines últimos de la Masonería, que incluyen la
muerte y consecuente regeneración a otro nivel, o estado de conciencia. 

De otro lado, se suele decir entre los amigos de la Filosofía Hermético-


Alquímica que el último gran Alquimista (y escritor sobre estos temas) fue
Ireneo Filaleteo en el siglo XVII. Esto es bastante exacto desde una
perspectiva, sólo que no se advierte con toda claridad que a partir de esa fecha
no se interrumpe esta Tradición hasta el presente, sino que se transforma, y
muchísimas de sus enseñanzas y símbolos pasan a la Masonería, como transmisora
del Arte Real y la Ciencia Sagrada, tanto en los tres grados básicos como en la
jerarquía de los altos grados. Según René Guénon estos altos grados son una
prolongación del estudio y meditación sobre los símbolos y ritos (a una parte de
ellos los llaman filosóficos)20 nacidos del interés de muchos masones por
desarrollar y hacer efectivas las posibilidades otorgadas por la Iniciación; por
ese motivo la utilidad práctica de estos grados es indudable y constituyen la
jerarquización que corona el proceso de Conocimiento, teniendo en cuenta siempre
el carácter iniciático de la organización, como nos lo advierte el autor, que
también nos pone en guardia sobre el peligro de que estos grados se dediquen a
problemas sociales o políticos, mutables por naturaleza, y por lo tanto alejados
de los cimientos del Templo masónico, construido en piedra. (Ver "René Guénon":
artículo "Los Altos Grados"). 

En el simbolismo masónico -al igual que en el Alquímico- el sol y la luna juegan


un papel fundamental y se los encuentra en lugares tan esenciales como en los
cuadros y la decoración de las logias (ubicados en su Oriente). Desde luego que
se trata de los principios activo y pasivo, que también se corresponden a las
columnas Jakín y Boaz, las que de este modo señalan la oposición de estas
energías, al mismo tiempo que su conjunción en un eje invisible del que tiende
la plomada el Gran Arquitecto del Universo. Sin dejar de darle primacía a este
significado general, debe también tenerse en cuenta la realidad de estos astros,
ya que existe un calendario masónico cuyos dos puntos extremos constituyen -como
en casi todas las Tradiciones-, los solsticios de verano e invierno,
festividades de los dos San Juan, que marcan los puntos límites del sol en su
recorrido, señalando también los puntos intermedios correspondientes a los
equinoccios en la rueda temporal, y nos introducen en la doctrina de los ritmos
y los ciclos. Por otra parte existe una preeminencia entre estas luminarias, ya
que la luna resplandece gracias a la luz solar, concepto que no es ajeno a la
Tradición Hermética -y a la Cábala- puesto que ambas son utilizadas de manera
generalizada para indicar grados de Conocimiento, o etapas en el recorrido
iniciático. Jean Tourniac en el prólogo al conocido Tuileur de Vuillaume21
apunta refiriéndose a los ciclos la asimilación del paredro simbólico luna-sol
al del simbolismo solar y el polar. Esta asociación que posee indefinidas vías
de desarrollo, podría igualmente relacionarse con dos aspectos de la Masonería
encarnados en las figuras míticas de Salomón (solar) y Pitágoras (polar), los
cuales a su vez -y esto no lo dice Tourniac- guardarían alguna analogía con los
grados simbólicos (Masonería Azul) y los Altos Grados, o al menos, supuestamente
esto es lo que pretendieron aquellos que fueron instituyendo estos últimos. 

La literatura sobre la Masonería, o las investigaciones históricas sobre la


Orden, suelen incluir a los autores, medios y escritos antimasónicos -tan
confuso es el panorama acerca de sus orígenes y fines- habiéndose creado una
serie de "leyendas" paralelas, lo que provoca que a ciertos investigadores les
cueste cruzar una especie de frontera "maldita" e invisible que obedece a las
"leyendas negras" acerca de la Masonería -como las divulgadas por leo Taxil en
Francia-, muchas de ellas originadas en el catolicismo. Otro tipo de críticas,
no referidas a su contenido espiritual, se funda en la actuación política y
económica de algunas logias que utilizando la estructura masónica, y
aprovechándose de la independencia de los Talleres, han profitado de ese modo de
la Orden y del público, proyectando una imagen distorsionada de la Masonería.
Hay que reconocer que esto ha sido así en ocasiones, aunque simultáneamente es
lo que sucede desde hace años con todas las instituciones, cuya descomposición
es evidente. En algunas sociedades la Orden goza aún del prestigio que tuvo en
el pasado, y en ciertos países su fuerza espiritual, como gestora de grandes
empresas ha dejado huellas claras, que hoy son seguidas. A veces hay masones que
aún no conocen la Masonería, o creen que es otra cosa -más concreta y material-,
pero todos ellos tienen claro su lema: libertad, Igualdad, Fraternidad, y
cumplen su Rito de acuerdo a sus Antiguos Usos y Costumbres. Si no hubiera sido
por la coherencia y el contenido espiritual-intelectual, que los símbolos y los
ritos manifiestan, la Masonería sería un absurdo más y, en todo caso, no hubiera
llegado hasta nuestros días. 

Otra cosa que habría que señalar es la curiosidad por saber cuál es el grado
real de Conocimiento que tiene tal o cual masón, o en general, este o aquel
Iniciado; pero eso ¿a quién interesa? ¿qué importancia tiene y ante quién? 

Esa pregunta, cómo es lógico, no cabe en los límites de una investigación


histórica basada en la documentación, y por lo tanto es muy difícil establecer
orígenes claros y secuencias lógicas en un tema que no lo es, aunque se intente
forzarlo. Uno de estos investigadores, el ya citado J. A. Ferrer Benimelli que
tiene más de veinte interesantes obras publicadas sobre Masonería, -y que ignora
sistemáticamente a Hermes-, nos informa: "Bernardin, en su obra Notas para
servir a la historia de la Masonería en Nancy hasta 1805, tras compulsar
doscientas seis obras que trataban de los orígenes de la Masonería, encontró
treinta y nueve opiniones diversas, algunas tan originales como las que hacen
descender la Masonería de los primeros cristianos o del mismo Jesucristo, de
Zoroastro, de los Magos o de los Jesuitas; por no citar las teorías más
conocidas -las llamadas 'clásicas'-, que remontan la Francmasonería a los
Templarios, a los Rosa-Cruz o a los judíos" y agrega en nota: "De estos treinta
y nueve autores, veintiocho han atribuido los orígenes de la F. M. a los
albañiles constructores del período gótico; veinte autores se pierden en la
antigüedad más lejana; dieciocho los sitúan en Egipto; quince se remontan a la
Creación, mencionando la existencia de una logia masónica en el Paraíso
Terrenal; doce, a los Templarios; once, a Inglaterra; diez, a los primeros
cristianos o al mismo Jesucristo; nueve, a la antigua Roma; siete, a los
primitivos Rosa-Cruz; seis, a Escocia; otros seis, a los judíos, o a la India;
cinco, a los partidarios de los Estuardos; otros cinco, a los jesuitas; cuatro,
a los druidas; tres, a Francia; el mismo número lo atribuyen: a los
escandinavos, a los constructores del templo de Salomón, y a los sobrevivientes
del diluvio; dos, a la sociedad 'Nueva Atlántida', de Bacon, y a la pretendida
Torre de Wilwinning [Kilwinning]. Finalmente, a Suecia, China, Japón, Viena,
Venecia, a los Magos, a Caldea, a la orden de los Esenios, a los Maniqueos, a
los que trabajaron en la Torre de Babel y, por último, uno que afirma que
existía la F. M. antes de la creación del mundo."22 

Escudo de Armas del Capítulo de los Rosa Cruz de Heredom de Kilwinning, París
1776

Análogo en cuanto a la confusión de los orígenes, es lo que acontece en la


Tradición Hermética, con el mito de Hermes y Hermes Trismegisto, -y con todo
mito u origen- y por cierto con el Corpus Hermeticum, libros que, como hemos
visto anteriormente,23 condensan y recuerdan el saber de esa Tradición. En
efecto, Jean-Pierre Mahé, un estudioso que -junto con el P. J. A. Festugière- ha
dedicado su vida al estudio de estos textos cree que los fragmentos en armenio
de esta literatura proceden del siglo primero anterior a esta era y que las
versiones posteriores conservadas en griego, latín y copto, se desprenden de
ellas siendo su contenido netamente pagano, fuera de influencias gnósticas y
cristianas que con cierta liberalidad se le han atribuido. Es interesante
observar cómo este estudioso a lo largo de su trabajo más importante al respecto
Hermès en Haute-Egypte24 donde coteja distintas versiones del Corpus entre sí,
con otros manuscritos encontrados en Nag-Hammadi y con autores de la antigüedad,
etc. llega a la conclusión de que todos ellos están emparentados, que proceden
de una única fuente, e incluso tienen un tono, un aire, un talante común, que
también se manifiesta en su estilo, opinión que compartimos. Pero este saber,
propio del Corpus,25 que Mahé ve como solemne, repetitivo, contradictorio y
sentencioso, en suma como mala literatura (¿qué es buena literatura y quién está
en capacidad de definirla y con respecto a qué?), nos parece difícil de apreciar
con parámetros lógicos por más esfuerzo y trabajo que se ponga en ello y pese a
la valiosísima contribución que supone el establecimiento de estos textos, su
traducción y comentario, aunque están reiteradamente vistos desde una
perspectiva totalmente ajena a la que los textos poseen. De ahí el peligro de
acercarse a cosas de un orden determinado con medios que, por su naturaleza, no
son los que corresponden, ya que ellos mismos están conformados por series de
condicionamientos pertenecientes al mundo profano, que aún una asombrosa
erudición no sabe esconder, pues aparecen aquí y allá en la literalidad de los
planteos, el infantilismo de las concepciones, la desproporción abismal entre el
sentido sapiencial-emocional del texto y la lectura "universitaria", es decir,
profana que se hace del mismo.26 No se debe tratar a una sociedad iniciática por
sus acciones humanitarias o altruistas exclusivamente, pues se corre el peligro
de desvirtuar la auténtica razón de su existencia. 

Otro asunto más o menos utilizado como crítica, tanto de la Masonería como del
Hermetismo, es su carácter pretendidamente sincrético. En primer lugar nos
parece condenable el abuso que se hace de esta palabra, que equivale para
algunos a una descalificación. El Cristianismo, el Islam, el Budismo, la
Antigüedad Grecorromana, innumerables Tradiciones arcaicas, incluso la
Civilización Egipcia y la China, podrían hoy ser juzgadas como "sincréticas" a
la luz de los documentos más antiguos y sin mencionar la idea de una Tradición
Unánime, más allá de esta o aquella forma. En efecto, el término ha estado en
boga en una época en que la investigación antropológica y la Historia de las
Religiones estaban en pañales, y se creía en la "pureza", tanto de ciertas
culturas -concepto peligrosísimo, además, capaz de derivar en el error de las
razas- como religiones. Desgraciadamente este término ha seguido usándose, y es
utilizado por algunos como un arma esgrimida para condenar aquello que imaginan
no les conviene, o escapa a sus simplificaciones elementales. Muy cerca está la
Historia de la Iglesia, sus Concilios y la formación de sus Dogmas, su Teología,
la Historia de los Papas, etc., para que, en todo caso, la Cristiandad pudiera
reprocharle a la Tradición Hermética y a la Masonería, algo en este sentido, y
lo dicho podría ser generalizado a otras religiones e influencias espirituales
que componen la Cultura de Occidente. Son innumerables las corrientes que han
conformado esta Civilización, la mayor parte de las cuales, de un modo o de
otro, coexisten con nosotros mismos, y debemos dar gracias a Dios, en nombre de
nuestra cultura, porque estas interrelaciones naturales que se transvasan con
las migraciones humanas de un pueblo y su lengua a otro, han existido desde
siempre, pese al ácido reproche de sincretismo, emanado de supuestas autoridades
basadas en imaginarias estructuras caducas. 

En definitiva, que los diversos componentes de la Masonería, no obstan para que


esta adaptación de la Ciencia Sagrada, de la Filosofía Perenne, sea totalmente
Tradicional, sino más bien prueban lo contrario en cuanto se consideran en sus
doctrinas, es decir: en sí. 

Final

NOTAS

1
El mismo Findel en el Anexo de su Historia publica el primer documento de que
disponemos, fechado en 1419, sobre los canteros alemanes.

2
"Nos parece indiscutible que ambos aspectos operativo y especulativo han estado
siempre reunidos en las corporaciones de la Edad Media, que empleaban por otra
parte expresiones tan netamente herméticas como la de 'Gran Obra', con
aplicaciones diversas, pero siempre analógicamente correspondientes entre
ellas." R. Guénon, Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage T. II,
cap. "A propos des signes corporatives et de leur sens originel" ( ver
traducción). Ed. Traditionnelles, París 1986.

3
Enciclopedia Británica. Artículo 'Freemasonry', edic. 1947.

4
Ver Claude Tannery "le Corpus Hermeticum (Introduction, pour des dévéloppements
ultérieurs, à l'hermétisme et la maçonnerie)"; nº 12 revista Villard de
Honnecourt, París 1986. las referencias a Hermes y a la Tradición hermético-
alquímica en la literatura masónica son abundantísimas como ya hemos dicho; ni
qué decir a Pitágoras, tema que es tratado en otro estudio de este mismo nº de
V. de H.: Thomas Efthymiou, "Pythagore et sa présence dans la Franc-maçonnerie".
5
Ver E. Mazet "Eléments de mystique juïve et chrétienne dans la franc-maçonnerie
de transition (VIe-VIIe s.)"; nº 16, 2ª serie, igualmente de la revista Travaux
de la loge nationale de recherches Villard de Honnecourt. El autor ha publicado
en ésta, que edita los trabajos de la logia de estudios del mismo nombre,
adscripta a la Grande Loge Nationale Française, otras colaboraciones igualmente
interesantes sobre aspectos documentales de la Masonería. En verdad, esta
revista junto con la Ars Quatuor Coronatorum, también órgano difusor de una
logia de estudios homónima, (Quatuor Coronati lodge) y que desde 1886 lleva ya
más de 80 volúmenes publicados en Inglaterra, son las mejores fuentes que pueden
hallarse para el estudio integral de la Masonería.

6
Es conocida la importancia de la Tetraktys pitagórica en cualquier tipo de
conocimiento metafísico y cosmogónico. Por otra parte la relación de las
armonías musicales respecto a los números, en particular con la escala de los
siete primeros, es también un tema pitagórico que la Masonería y el Corpus
Hermeticum recogen en forma de grados y toques de reconocimiento ligados con las
esferas planetarias y los Regentes que las gobiernan. Habría que agregar los
distintos teoremas geométricos pitagóricos, conociéndose la importancia que para
la Masonería y la ciencia y arte de construir poseen; sólo bastaría señalar
entre ellos el del triángulo rectángulo, posteriormente enunciado por Euclides,
otro de los ancestros masónicos, como ya mencionamos. En 1570 John Dee, conocido
mago isabelino y notable matemático que jugara un papel tan importante en el
Hermetismo inglés -y en el europeo- publicó un famoso prólogo a los Elementos de
Geometría de Euclides. Como es sabido las enseñanzas de Dee fueron retomadas por
Robert Fludd que editó en 1619 su Utriusque Cosmi Historia y por su intermedio,
concatenadamente, lo hicieron los futuros integrantes de la masonería
especulativa.

7
J. A. Ferrer Benimelli, Bibliografía de la Masonería. Fundación Universitaria
Española. Madrid 1978, pág. 112. Este sacerdote jesuita que ha dado impulso a
los estudios masónicos en lengua castellana -al punto de que algunos autores
sobre masonería como J. A. Vaca de Osma (La Masonería y el Poder) se llegan a
preguntar si verdaderamente no es miembro de la Orden- tiene, sin embargo, una
idea escasa sobre ella, tomándola como una sociedad filantrópica y
espiritualista, no otorgándole ninguna categoría iniciática, término que jamás
emplea y que parece incluso desconocer en su verdadera dimensión.

8
La Symbolique au Grade d'Apprenti, La Symbolique au Grade de Compagnon, La
Symbolique au Grade de Maître, Edimaf, París 1986, íd, y 1990; La Symbolique des
Nombres, íd. 1984. También queremos destacar aquí los libros ampliamente
conocidos en castellano firmados por Magister (Aldo Lavagnini): Manual del
Aprendiz, del Compañero, del Maestro, del Gran Elegido, etc. De hecho, todos los
manuales masónicos tienen menciones aritmético-geométricas.

9
Desde 1824 Thomas de Quincey destacaba en un periódico londinense la conjunción
de la Masonería con el Rosicrucianismo como un tema conocido.

10
La genealogía masónica es también bíblica, aunque se combine con la Egipcia.
Debe recordarse la relación de Israel con Egipto en la época de Moisés y aún el
simbolismo de Egipto en los evangelios cristianos. Según el libro I de los
Reyes, 3-1, hay una filiación directa entre el Rey Salomón y Egipto, ya que éste
era yerno del Faraón, su vecino.

11
"The few notes on his conexion with Freemasonry which Ashmole has left are
landmarks in the sparsely documented history of the craft in the seventeenth
century". C. H. Josten, Elias Ashmole. Ashmolean Museum and Museum of The
History of Sciences, Oxford 1985. Estos diarios han sido publicados bajo el
título: Elias Ashmole, His Autobiographical and Historical Notes, his
Correspondence and other Contemporary Sources relating to his life and Work.
Introd. C. H. Josten, 5 vol. Deny, 1967.

12
De acuerdo a los cambios que demandan los ciclos y los ritmos, a los que no
puede sustraerse ninguna Tradición u Organización, por iniciática que sea, y que
marcan las distintas fases y formas en que se expresa la Cosmogonía Perenne, y
por lo tanto también señalan las adaptaciones históricas a la misma.

13
Según Geoffrey de Monmouth en Historia de los Reyes de Britania (1135-39), una
de las primeras crónicas escritas sobre la Historia de Inglaterra, los isleños
proceden de los troyanos que llegaron a sus costas, pasando antes por Francia,
desde Grecia, donde permanecían los descendientes de los que sobrevivieron a la
famosa guerra.

14
Algo análogo en cuanto sospecha de herético, defectuoso, o falso, sucede con los
sistemas, o religiones, de Oriente. Con la salvedad de que estas últimas gozan
en los medios occidentales de un mayor prestigio generalizado, aunque estos a
veces no logran evitar el desdén, o la fobia, por el hecho de ser politeístas,
otro término que en boca de algunos parecería ser un insulto.

15
Es obvio el crecimiento de la Masonería con el nacimiento de los burgos y la
cultura de las ciudades, que siempre han necesitado constructores para su
efectivización, por lo que no es difícil inferir que cuanta ciudad más o menos
importante de Europa, así como la construcción de castillos, fortificaciones,
conventos y palacios, fué realizada por arquitectos, directores de obra y
albañiles masones, sin contar los carpinteros y ebanistas, vidrieros, escultores
y pintores, todos ellos iniciados en los secretos de su oficio. Esto se advierte
claramente en la época moderna (y tiene que ver también con el paso de lo
operativo a lo especulativo), en relación con el incendio de la ciudad de
Londres -que incluyó la catedral de S. Pablo- y que debió ser totalmente
reconstruida por mano especializada dirigida por el arquitecto Christopher Wren,
masón de alta jerarquía en la Orden y de reconocido renombre, que debió efectuar
esta gigantesca labor en el menor tiempo posible. El incendio de Londres es un
tema fundamental en la historia de Inglaterra y en la Masonería en general. Su
reconstrucción, efectuada por masones, es un símbolo cíclico relacionado con la
perennidad de la Ciencia Sagrada que, manifestándose por doquier, se ha
expresado en una ciudad tan mágica, como es el caso de la capital inglesa.

16
Medieval Craftsmen, Masons and Sculptors. British Museum, 1991.

17
Cf. Villard de Honnecourt, Cuaderno, siglo XIII. Presentado y comentado por
Alain Erlande-Brandenburg, Régine Pernoud, Jean Gimpel, Roland Bechman. Ed.
Akal, Madrid 1991.

18
Es importante hacer constar, desde los comienzos, la presencia de militares en
todas las logias. Esto llegó a ser tan así que incluso algunas de ellas fueron
exclusivamente castrenses, tanto las que se organizaron en bases militares, como
las que funcionaban en buques, ya fuese en alta mar o puertos.

19
Como se sabe, una corriente numerosa de masones liga especialmente con el Origen
Templario, Escocés y Jacobita de la Orden, para lo cual exhiben numerosos
testimonios y hechos por demás probables. Eso sin que esta corriente niegue la
herencia Pitagórica, Hermética y Platónica, y tampoco la de las corporaciones de
constructores, los rosacruces y la influencia judía dada por el mito de Hiram y
la construcción del Templo de Salomón. Michael Baigent y Richard Leigh, en su
libro The Temple and the Lodge (Londres 1989) apoyando la validez de este origen
que desarrollan en su obra desde el medioevo al siglo XVIII afirman: pág. 187,
"Ella [la Masonería] tenía sus raíces en familias y asociaciones vinculadas por
el antiguo juramento de fidelidad a los Estuardo y a la monarquía Estuardo. (?)
Jacobo I, un rey escocés que era él mismo masón." En la obra de Robert Kirk, The
Secret Common-Wealth, ("La Comunidad Secreta". Madrid, Siruela 1993) escrita en
1692, acerca de "Las costumbres más notables del Pueblo de Escocia", este
erudito historiador del más antiguo "folklore" escocés y la cultura celta, anota
en el acápite "Singularidades de Escocia", y como característica de ese reino a:
"La palabra masónica, de la que, aunque algunos haya que hagan misterio de ella,
no ocultaré lo poco que sé. Es como una tradición rabínica, a guisa de
comentario respecto a Jakín y Boaz, las dos columnas erectas del Templo de
Salomón, a la que viene a añadirse algún signo secreto, que pasa de mano en
mano, gracias al cual ellos se reconocen y familiarizan entre sí."

20
Los demás se consideran, en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado: "de perfección",
"capitulares" y "administrativos".

21
Vuillaume, le Tuileur. Ed. du Rocher, Mónaco 1990, reimpresión del de 1830.
Manual masónico que contiene los siguientes Ritos practicados en Francia:
Escocés Antiguo y Aceptado, Francés, de la Masonería de Adopción, y Egipcio o de
Misraím. Ver aquí pág. 385.

22
José A. Ferrer Benimelli, la Masonería Española en el siglo XVIII. Siglo XXI de
España Editores, Madrid 1986.

23
"Los Libros Herméticos". SYMBOLOS Nº 11-12, Guatemala 1996. (Reproducido en
página del autor ).
24
Les Presses de l'Université Laval, Quebec 1978-1982. 2 vol.

25
Y que es común al resto de la literatura hermética, incluida la Alquimia.

26
El discurso del Corpus es efectivamente reiterativo y se repiten ciertos axiomas
o máximas en un tono que conlleva una cierta solemnidad, un "estilo" para ser
identificado entre otros tonos, y también porque se le imprime una cadencia
musical, que a la par que fija la memoria, es un agente "invocador".

TRADICION HERMETICA Y MASONERIA

FEDERICO GONZALEZ
(final)

En efecto, las corporaciones de constructores medioevales le han dado la


estructura a la Masonería, incluso los tres grados iniciáticos, y su simbólica
fundamental vinculada con el Arte de Construir. Esta influencia deriva, o al
menos tiene antecedentes en los Collegia o Scholae romanos, vinculados a las
Religiones de Misterios, las que a su vez lo hacen con Egipto, como ya hemos
dicho. Por otra parte en la Alejandría greco-egipcia, de los primeros siglos
anteriores y posteriores al cristianismo, vuelve a producirse un resurgimiento
tanto de las religiones mistéricas, que aún subsistían, como de los estudios
neoplatónicos, pitagóricos y teúrgicos-gnósticos, que desembocan en una
corriente donde la Tradición Hermética vehiculará estas energías hasta el
Renacimiento -en que volverán a florecer-, pasando por la Edad Media, donde
revistieron formas cristianas, lo que no fue difícil dada la identidad de ambas
tradiciones en cuanto a sus orígenes y fines. Es precisamente en la Edad Media
-cuando se construyeron en toda Europa miles de templos, castillos, y ciudades
enteras, tanto en estilo románico como gótico, por medio de estas asociaciones
gremiales, incorporadas a la ciudad medioeval como elementos constitutivos de su
orden- donde se asienta la gnosis Hermética, por intermedio de Pitágoras y la
Aritmosofía, es decir el sentido verdadero de los números, las proporciones, la
orientación, los ciclos, etc., o sea: los misterios de la Cosmogonía, los
secretos del oficio, manifestados por la Filosofía de los Padres de la Iglesia y
Dionisio Areopagita, entre otros, y sobre todo, sin duda, por el Evangelio
Cristiano, San Pablo, y el fondo tradicional mitológico, religioso y agrícola de
las culturas anteriores al cristianismo.27

Todas estas influencias espirituales, o intelectuales, pasan directamente a la


Masonería como se encuentra documentado en manuscritos alemanes e ingleses y es
sobre esta estructura que se van agregando los otros elementos que hemos
mencionado. Así la Alquimia se integra a este pensamiento puesto que ella no es
sino una expresión o adaptación más de este saber tradicional y los mismos
Adeptos se cobijan bajo la filiación Hermética y su patronazgo. lo mismo vale
decir de los Rosacruces, herederos del pensamiento hermético e históricamente
relacionados con ellos y la Masonería. También por sus raíces medioevales ha de
buscarse la asociación de la Orden con otras Ordenes constructoras y de
caballería.
Joyas masónicas
Grabado de E. Curtis, sin fecha. Impreso en 1801

En cuanto al elemento judío, nos asombraría que no estuviera presente en una


Orden iniciática nacida en Europa, pues junto con el cristianismo, que deriva de
él, éste ha vehiculado los elementos diversos que hoy llamamos Occidente, en
donde se destaca la figura del sabio, rey y constructor, encarnada por Salomón.
En efecto, el simbolismo del templo masónico es fundamental en masonería y se lo
reconoce como el modelo y el depósito de toda ciencia, opinión compartida por
los sabios; así en el manuscrito de Isaac Newton titulado "The original of
religions" se dice: "De manera que era propósito de la primera institución de la
religión verdadera en Egipto poner a la humanidad, mediante la estructura de los
antiguos templos, el estudio de la estructura del mundo como el verdadero Templo
del gran Dios al que adoraban?".28

La Masonería es, según todo esto, el resultado feliz de la relación y síntesis


entre distintas formas de acceder al Conocimiento, y la unicidad que esas formas
proclaman. Pero está claro que tamaña empresa no ha sido la obra de algunas
personas, o el conjunto de acciones individuales encaminadas a lograr esa
síntesis, pese al agradecimiento que merecen variadas personalidades en ese
sentido. la Masonería es -y seguirá siendo- un depósito de Sabiduría Tradicional
que otorga el Conocimiento a aquellos que son capaces de recibirlo, y al que
generosamente ha expandido de modo espiritual -la logia es un condensador de
energías-, y divulgado culturalmente mediante los escritos y la participación de
sus miembros en distintas instituciones, sin hablar de leyes públicas, obras
sociales, o de beneficencia. A esto debe sumarse la perenne dignificación del
trabajo, verdadero objeto de culto de su disciplina y el instrumento de
conocimiento de un Masón y por lo tanto actividad humana por naturaleza.

Señalaremos que cualesquiera sean los orígenes masónicos ellos apuntan una y
otra vez hacia los artesanos y constructores medioevales y no a los sacerdotes y
nobles de la época. Se sabe que los rangos eran muy fijos en la Edad Media y que
incluían básicamente cuatro categorías de decreciente importancia: a) la
Iglesia, el Papado y el clero como sabiduría, b) la reyecía y la nobleza,
particularmente en su aspecto militar, c) los administrativos, comerciantes y
profesionales (artistas y artesanos), y d) el campesinado, dedicado al servicio
y la producción.29

La Masonería debe considerarse como originada en este tercer estamento de


acuerdo a las leyes cíclicas, aunque sus historias míticas incluyan reyes
constructores y sabios arquitectos, y en el siglo XVIII estuviera constituida
por la nobleza y en el XIX gozara decididamente del apoyo de una burguesía que
ya era el poder; también es significativa la incorporación de la Alquimia (Via
Regia), junto con la inclusión de la Filosofía Hermética como componente de la
sabiduría sacerdotal.

La doctrina de los ciclos nos indica que en sucesión indeterminada se encadenan


éstos, unos con otros, pero que cada uno posee una organización prototípica
cuaternaria común, que se desarrolla en un orden invariable, por lo que
determinado elemento constitutivo del ciclo predomina sobre los restantes, lo
cual es obvio en la cuaternidad de las edades del hombre: niñez, juventud,
madurez y ancianidad. Con la historia sucede lo mismo, y cada uno de los
componentes cuaternarios de la sociedad, ha de tener un período de supremacía
sobre los otros. Así ha sido claro en la Historia de Occidente la pérdida de
poder de la Iglesia a favor de la nobleza y de ésta a la burguesía, para
terminar en las masas proletarias que hoy detentan gran parte del poder, no
obstante la confusión reinante en este aspecto que las contradice al extremo de
que una misma familia, o idéntico medio social, engendra un filósofo o un patán,
a un hombre noble o a una bestia.

De cualquier manera la Tradición Hindú también acredita en esta división en


Castas (que nada tiene que ver con las "clases sociales"), que por otra parte se
encuentra presente en las culturas más arcaicas, las que son fijadas por el
Destino, ya que las determina el nacimiento, aunque como hemos visto en la época
actual los estamentos están tan mezclados que su validez se desintegra ya que la
humanidad se encuentra en el último estado de un período de disolución que, como
se sabe, es llamado Kali Yuga.

Desde el punto de vista histórico nace la Masonería en una época donde las
corporaciones de artesanos pasaban a ser instituciones de poder y el
profesionalismo de sus integrantes ocupaba una función en el encuadre del
Estado. Esta influencia es pareja a la pérdida de importancia de la Iglesia, y
de la Monarquía, y se corresponde con la creciente preponderancia de la
burguesía formada por profesionales, mercaderes y administrativos, en siglos
posteriores. Y esta determinación que hace a los ciclos históricos y a las
castas marcará de algún modo a los masones (pese a las pretensiones mundanas de
algunos), que en líneas generales pertenecen a estos estamentos sociales
profesionales y comerciales, a los que también protege el dios Mercurio.
Poniendo de relieve que para la ya mencionada Tradición Hindú son los kshatriyas
y particularmente los vaishyas (casta que igualmente puede acceder a la
liberación como la de los sabios y los guerreros) quienes podrían equipararse
con los estamentos sociológicos e históricos de la Masonería, relacionada
igualmente con Noé (y su barca), es decir como depositaria de la antiquísima
Ciencia Sagrada, emanada de la Tradición Hermética.30 

Para finalizar apuntaremos que incluso la Masonería medioeval es nómade, o mejor


seminómade, y los constructores de catedrales, castillos, o burgos, viajaban de
una a otra área según sus necesidades, relacionadas con sus movimientos tal cual
las tribus van cambiando de parajes de acuerdo igualmente a las suyas. En un
momento determinado estos constructores se asientan en distintas ciudades y
fundan gremios de diversos oficios, ya que la ciudad ha crecido y se desarrolla
conjuntamente con ellos; son ahora por lo tanto un personal sedentario, y así
asentados, ofrecen de una u otra manera sus conocimientos indispensables para
toda labor ordenada y civilizadora. Como vemos, es posible también relacionar a
la Masonería en su evolución con las distintas etapas mediante las cuales se
genera la cultura, básicamente asentada en las ciudades. Abel ha dejado el paso
a Caín y los constructores cambian su forma de actuar, conformando el sólido
modelo de las ciudades, y finalmente del estado. Caín ha matado a Abel, pero
gracias a su sacrificio el constructor puede pasar a través del rígido camino de
las formas, a la esencia no formal, que sin embargo las contiene de modo
potencial. El constructor entonces realiza por medio de una industria
contingente un negocio eminentemente metafísico y trascendente.

Es interesante destacar que Caín -como se sabe, antepasado de los masones- fue
condenado por YHVH a ser un vagabundo errante sobre la tierra para purgar el
crimen cometido contra su hermano Abel. Empero cuando construía una ciudad su
esposa dio a luz a su hijo Henoc (apelativo que aparece en el Antiguo Testamento
como el del hijo de Caín y el del quinto hijo de Set)31 cuyo nombre se hizo
extensivo a la villa. Esto último (Génesis 4, 9 a 18) viene a confirmar lo dicho
precedentemente con respecto al hecho del vagabundeo permanente y la ulterior
fijación de una familia, que se proyecta en una casa y posteriormente en una
ciudad, o civilización.
Creemos que este tipo de simbólica relacionada con fenómenos cósmicos, o
cíclicos, está en la raíz del asunto del paso de la masonería operativa a la
especulativa, o sea de la adecuación a nuevos modos de expresión de la Ciencia
Sagrada en relación con los devaneos del pensamiento humano.32 De todas maneras
este es un hecho que siempre se produce en cualquier transformación donde algo
se pierde y algo se regenera; hay quienes prefieren lamentar aquello que se ha
perdido, otros se regocijan en el hecho de que la doctrina haya sobrevivido, más
allá de pleitos más o menos políticos (Hannover-Estuardo) o formas del
cristianismo (iglesias reformadas-sometidas a Roma). En este último caso la
vigencia de las reformas emprendidas por los "modernos" universaliza a la
Masonería al abrírseles las puertas a judíos (1732) e islámicos (1738), de modo
ecuménico en detrimento de una ortodoxia provinciana pretendida por determinados
agentes del poder eclesiástico. Y si muchos masones -entre los que nos
incluimos- rechazan el poder de Roma, no lo hacen en cuanto miembros de la
Orden, sino exclusivamente en cuanto cristianos, comprometidos con los textos
evangélicos y por lo tanto también con el Antiguo Testamento, en detrimento de
la nueva teología de la liberación.

Y si bien la Masonería, como hemos visto reiteradamente, tiene sus orígenes en


los canteros de piedras medioevales, y por lo tanto en las rigideces religiosas
de las concepciones de ese tiempo, no debe olvidarse que desde esa época hasta
el siglo XVIII, donde toma su forma especulativa, estos constructores han vivido
inmersos en un nuevo mundo, el del Renacimiento, inspirado en el Corpus
Hermeticum, el Pitagorismo (también los Himnos Orficos y los Oráculos Caldeos) y
sobre todo en Platón, los neoplatónicos y Proclo, lo cual se ve reflejado en sus
palacios, iglesias, jardines y torres, arquitectura interior, ingenios mecánicos
y otras maravillas de magia natural y experimentación científicas y artísticas
(pinturas, esculturas, orfebrería y mueblería) que tuvieron su origen en la
Academia de los Medicis, dirigida por Marsilio Ficino, cuya influencia se
extendió en toda Europa por casi tres siglos, y que por cierto estuvo presente
en la Inglaterra Isabelina y sus sucesores, y que desemboca no casualmente, y
sólo para nombrar un ejemplo, en la traducción del Corpus Hermeticum por Sir
Walter Scott, maestro masón, en la misma época que las logias inglesas irrumpen
con fuerza en la Historia moderna.

Los distintos Ritos y Obediencias, pese a su heterogeneidad, tienen en común al


Gran Arquitecto del Universo, y un oficio compartido: el Arte y la Ciencia de
Construir, que reconocen en el Símbolo su expresión más cabal. En cierta forma
esta diversidad podría compararse a las distintas "gnosis" de los primeros
siglos de nuestra era, incluso la cristiana, cuyo fin último era obviamente el
mismo, pese a las distintas malversaciones en las que puede verse involucrada
cualquier asociación.

Esta "atomización" de las Logias es, de hecho, la forma que ha tomado


históricamente la Masonería para multiplicarse, y no nos debe sorprender
entonces que éste o aquel Taller cargue las tintas sobre uno u otro aspecto de
los símbolos, o los orígenes de la Orden, según se sientan más o menos
identificados con ellos. Lo mismo aquellos más relacionados emocionalmente con
determinada Religión, o con conceptos humanistas de diferente tipo.33

Todas esas ideas, o mejor, la convergencia y ejecución de estas corrientes


masónicas, hoy también pueden tener lugar en un ámbito más amplio que el de los
talleres, donde muchas veces cuestiones meramente personales de simpatías y
antipatías, o problemas sociales o económicos y políticos pudieran crear
tensiones y aun abismos entre sus integrantes. Esto podría encontrar una
solución, como de hecho ya ocurre, en ciertas logias de estudios masónicos,
formadas por maestros de distintos talleres, como sucede en otras partes; estas
logias que se reúnen una o dos veces al año durante los solsticios,
celebrándolos, son de trabajos estrictamente doctrinarios e históricos sobre los
símbolos, ritos y antecedentes iniciáticos de la Orden, sin dejarse afectar por
las diversas influencias que corren entre los diferentes talleres; como ya se ha
dicho son logias de Maestros que ya han sido Oficiales o Venerables de distintas
logias y que han probado por numerosas circunstancias y a lo largo de los años
su pertenencia a los orígenes, usos y costumbres y deberes de la Orden.

Poniendo punto final a este somero panorama queremos destacar la importancia que
ha tenido la Masonería -y por su intermedio la Tradición Hermética- en la
independencia y organización de las repúblicas americanas (de Norte, Centro y
Sur), donde pueden destacarse entre otras las figuras de Francisco de Miranda,
Simón Bolívar, Jorge Washington, José de San Martín, Antonio José de Sucre, José
Martí, Miguel Hidalgo,34 etc., no sólo fundadores de países, constituciones,
legislaciones e instituciones sino de ciudades, tal el caso de la ciudad de
Washington DC., capital de Estados Unidos que lleva el nombre de su fundador y
de la Ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires, fundada por el maestro
masón Dardo Rocha.35 Debe señalarse que lo anteriormente mencionado se hizo en
base al ordenamiento de esos pueblos promoviendo la cultura, la educación, el
arte y las buenas maneras en países donde primaban la desorganización y la
violencia, cumpliendo desde luego la Masonería una función civilizadora que
subsiste de distinta forma hasta nuestros días, ya que América, sus
instituciones y forma de vida, ha nacido históricamente bajo su signo.
 

George Washington colocando la primera piedra del Congreso de los Estados


Unidos. 18 de septiembre de 1793, por J. Melins

Plano de la ciudad de La Plata

NOTAS

27
Como curiosidad observaremos que sólo la Orden del Temple, dentro del primer
siglo a partir de su constitución (1128), construyó 80 catedrales, 60 abadías y
9000 encomiendas.

28
Isaac Newton, El Templo de Salomón. Introd. de J. M. Sánchez Ron, p. XXIX.
Traducción y estudio filológico C. Moreno. Ed. Debate/CSIC, Madrid 1996. (Ver
aquí reseña ).

29
De hecho la vinculación entre la Masonería y los estamentos del poder se
encuentra señalada desde los albores de la Orden, incluso en sus mitos, en su
relación con los distintos reinos europeos, príncipes y nobles, y posteriormente
con los medios económicos y políticos caracterizados por la incorporación de una
creciente burguesía con mando e influencia en la sociedad moderna. Ver los
siguientes listado y  anexo. 
En Inglaterra: los reyes Athelstan y Edwin (s. X), Eduardo III (1327-1377) que
favoreció la institución poderosamente, protector de las logias y de las artes y
ciencias. Jacobo I de Inglaterra (y VI de Escocia), hijo de María Estuardo. De
la casa de los Windsor: Jorge IV, (1762-1830), Guillermo IV (1765-1837), Ernesto
Augusto, duque de Cumberland y rey de Hanover (1771-1851), Jorge V de Hanover
(1819-1878), Eduardo VII (1841-1910), Jorge VI (1895-1952), y también Federico
Luis, príncipe de Gales (1707-51), Guillermo Augusto, duque de Cumberland (1721-
65), Eduardo Augusto, duque de York (1739-67), Guillermo Enrique, duque de
Gloucester (1743-1805), Enrique Federico, duque de Cumberland (1745-90),
Federico Augusto, duque de York (1763-1827), Eduardo Augusto, duque de Kent
(1767-1820), Augusto Federico, duque de Sussex (1773-1843), Arturo, duque de
Connaught (1850-1942), Leopoldo, duque de Albany (1853-1884), Alberto Víctor,
duque de Clarence (1864-1892), príncipe Arturo de Connaught (1883-1938), Eduardo
VIII, último duque de Windsor (1894-1972), Jorge, duque de Kent (1902-1942),
hasta los actuales príncipe Felipe, duque de Edimburgo, y Eduardo, duque de Kent
(1935). 

En Escocia Robert Bruce, y después de él todos los reyes Estuardo, así como las
familias nobles de las que emanaba la guardia real escocesa: Hamilton,
Montgomery, Seton, Sinclair y los propios Estuardo. De los anteriores hay que
destacar a William Sinclair, Conde de Orkney y Caithness, Gran Almirante de
Escocia en 1436, asimismo constructor, nombrado en 1441 por Jacobo II patrón y
protector de los masones escoceses; función hereditaria hasta 1736, en que el W.
Sinclair de entonces (Saint-Clair) renunció por no poder ocuparse, siendo
elegido primer Gran Maestre de Escocia por votación unánime de los
representantes de las 33 Logias. En 1600 y 1630 aparecen como "patronos",
"protectores" y "jueces" en las Cartas firmadas por la asamblea de Logias
escocesas, signada esta última asimismo por William Shaw (Estatutos Schaw)
Maestro de Obra y Vigilante General (Supervisor de las obras del Rey, Jacobo I
de Inglaterra y VI de Escocia). Todavía en 1812-13 uno de sus descendientes, el
segundo conde James, que sería lord presidente del Consejo en 1834, fue Gran
Maestre de Escocia. En Alemania,Austria y Prusia: Federico II de Prusia, el
Grande, "una de las mayores figuras del siglo XVIII", rey en 1740, iniciado dos
años antes sin que lo supiera su padre, y junto con él el príncipe de Lippe
Bückerburg y el conde de Warteuslebem; sus tres hermanos, Guillermo, Enrique y
Fernando. Federico Guillermo II, sobrino y sucesor, vinculado con los
Rosacruces; Federico-Guillermo III; Guillermo I, rey de Prusia (1861) y
emperador de Alemania (1871-88); Federico III, Gran Maestre en 1860, iniciado
como el anterior por su padre en una logia especial formada por dignatarios de
las tres Obediencias berlinesas; tomó el título de "Gran Protector de la
Masonería" al subir su padre al trono. A ellos hay que sumar otros miembros de
las ramas colaterales de esta Casa de Hohenzollern (Brandenburgo Ansbach, B.
Bayreuth, y B Schwedt; y la Casa de Brunswick). En Austria, Francisco duque de
Lorena y gran duque de Toscana (más tarde emperador) iniciado en 1731, esposo de
Mª Teresa; el conde Kaunitz, canciller de la emperatriz y los consejeros de su
corte: la primera logia (1742) fue creada por el conde del Imperio A. J.
Hoditsch y el conde F. de Glossa a instancias del arzobispo de Breslau, conde
Schaffgotsch, masón él mismo y a pesar de la bula de Clemente XII (In eminenti,
1738); en un año había iniciado a 56 miembros de las más grandes familias nobles
de la propia Austria y otras. Los landgraves (luego grandes duques) reinantes de
Hesse, Luis VIII, IX y X, y el gran duque Luis II (s. XVIII y XIX). A todos
ellos hay que sumar los pertenecientes a otras casas reales de Europa,
incluyendo Noruega y Suecia. En Francia: Los Grandes Maestres hasta la época
napoleónica: el duque de Antin, par de Francia, 1738-43; el príncipe de Borbón-
Condé, conde de Clermont, 1743-71; el duque de Chartres, después de Orléans,
príncipe de sangre, 1771-93, y Roettiers de Montaleau, 1795-1804, Gran Venerable
de la Masonería francesa. Asimismo los príncipes: de Condé, duque de Borbón; de
Conti, príncipe de sangre; de Rohan; de Pignatelly, maestro de las logias de
Nápoles; de Saint-Maurice; los duques: de Choiseul-Praslin, de Choiseul-
Stainville, de Luynes, de Lauzun; el duque Segismundo de Montmorency-Luxemburgo,
administrador especial de la Orden (Gran Oriente y Gran Logia de Francia) de
1771 a 1789, de gran memoria como noble y masón. En Bélgica: Court de Gebelin se
destaca por la importancia internacional que adquirió en Masonería; también fue
miembro del gobierno de la monarquía belga que tuvo a Leopoldo I como su primer
rey, quien era masón, así como otros miembros de esta familia. 

Al personal de Francia debemos agregar también los más altos dignatarios del
Imperio Napoleónico, comenzando por el propio Napoleón y por su delegado el
príncipe J.-Jacques Regis de Cambacérès, duque de Parma, Gran Maestro del Gran
Oriente (1806-15) y Gran Comendador del Supremo Consejo del Rito Escocés bajo el
Imperio, así como de otros tres Ritos; a su vez, al menos 17 de los 25
mariscales del Primer Imperio eran masones. Todo ello sin contar los medios
económicos y políticos de la burguesía y el peso intelectual de los nobles de
nuevo cuño y los intelectuales que reemplazaban a la nobleza. Ejemplo de ello:
Voltaire, Montesquieu, Condorcet (enciclopedista), La Rochefoucault
posteriormente, Gérard de Nerval(?), etc. los sabios La Cépède, Lalande,
Montgolfier, encabezando una generación que incluía a inventores, médicos,
pintores y músicos, y todo tipo de investigadores, la mayor parte hoy olvidados
pero que contribuyeron en su momento al desarrollo de la cultura actual,
miembros muchos ellos de la Academia y el Liceo Franceses, de la Academia de las
Ciencias y de la de las Artes etc. etc. Lo mismo en los países antes mencionados
y sus figuras intelectuales, científicas (especialmente en Inglaterra),
políticas y económicas hasta entrado el siglo XX. En las capitales y en
provincias las autoridades eran masónicas y aún hoy existen enteras familias
masónicas que han recibido con orgullo esta herencia. 

Anexo

 
Nobles: Inglaterra: Grandes Maestres -es decir, sin contar los demás que
formaron parte de la Orden a partir sobre todo del s. XVII): conde de Bedford,
G. Maestre del Norte (York), 1567; conde de Pembroke, 1618 (época en que
entraron "personas eminentes, sabias y ricas": Dicc. Encicl. de la Mª.); conde
de St. Alban 1663; de Rivers, 1666; de Dalkeith, 1724; de Inchingin, 1724; lord
Colerane, 1727, que constituyó una logia en Madrid; vizc. Kingston, 1729, Gran
Maestre de Irlanda en 1731; lord Lovel, luego conde de Leicester, que recibió en
1731 a quien luego sería el emperador Francisco I de Alemania; lord vizc.
Montagu, 1732; conde de Strathmove, 1733; de Crawford, 1734; de London, 1736; de
Darnleg, 1737, que recibió al príncipe Federico de Gales; lord Carnarvon, 1738;
marqués de Carnarvon, 1754, durante cuyo mandato se fundaron 49 logias; lord
Aberdour, 1758-63; lord Blaney, 1764, (71 logias); entre este año y 1767 (duque
de Beaufort) se recibieron masones los duques de Gloucester, Cumberland y York
(1765); en 1772 el duque de Athol era Gran Maestre de la Gran Logia de los
Antiguos, y en 1773 y 1778-79 de Escocia; asimismo el duque de Manchester, c.
1780; el duque de Cumberland y el conde de Effingham, 1782. A ellos hay que
sumar el Duque de Wharton, Gran Maestre de Inglaterra (1722) y asimismo de
Francia (1728), fundador de la primera logia en Madrid (1728); lord Derwenwater,
Gran Maestre en Francia (1736-37); introductores junto a otros de la Masonería
especulativa en ese país. Irlanda: Grandes Maestres: vizcondes Kingston, 1731;
Kingsland, 1732; vizc. lord Mountjoy, 1738; de Donneraile, 1740; barón de
Tullamore, 1741; vizc. Alleau, 1744; lord Kingsborough, que murió en la cárcel a
causa de prisión por deudas después de haber costeado la primer gran edición de
los códices precolombinos. Escocia: después de W. Saint-Clair, 1736, el conde de
Cromarty, 1737; condes: de Kintore, luego G. M. de Inglaterra; de Morton, 1739;
de Leven, 1741; de Killmarnock; de Wemyss, 1743; lord Essquin, 1749; conde de
Englenton, 1750; lord Aberdour, 1755-56; condes: de Galloway 1757-58; de Leven,
1759-60; de Elgin, 1761-62; de Kellie, 1763-64; lord Provist, 1765-66; conde de
Dalhousie, 1767-68; el general J. A. Oughton, 1769-70; conde de Dumfries, 1771-
72; el duque de Athol, 1773 y 1778-79; barón Forbes, 1776-77; condes: de
Balcanas, 1780-81; de Buchan, 1782-83. Otros nobles que aparecen en Francia en
las obras citadas: príncipes: Sapiéha (polonés), Kavauski; Galitzin; Bozotowski;
condes: de Buzençois; de Balbi; Stroganoff; de Saisseval; de Launay; vizconde Le
Veneur; marqueses: de La Fayette, muy vinculado con Washington y la
Independencia norteamericana, de Saisseval, d'Arcambal; de Saint-Simón, de
Lusignan; de Hautoy; de Gouy d'Arcy. Citamos del libro de Le Forestier,
Maçonnerie féminine et Loges académiques (ver aquí reseña) algunos nombres que
encabezan un conjunto de alrededor de 200 miembros y hermanos visitantes según
las actas de la logia parisina San Juan del Candor, constituida en 1775 y a la
que estaba vinculada una logia de adopción, de los cuales sólo siete no eran
nobles, la mayoría de estos últimos con título y sirviendo en el ejército:
"Vizconde de Espinchal, coronel de dragones; conde de la Châtre, coronel de
regimiento; caballero de Fitz-James, coronel del regimiento de Berwick; conde de
Rieux, coronel de caballería; conde de Saint-Maime, coronel del regimiento del
Soissonais-Infantería; barón de Salis, inspector de la infantería; conde de
Barbançon, coronel de Orléans-Infantería; barón de Béthune, mariscal de campo de
caballería; conde de Bouffiers-Rouvel, coronel de Royal-Cravatte; conde Máximo
de Puységur, capitán de la Legión Corsa; vizconde de Puységur, capitán de los
bajeles del Rey; condes de Vauban, de Seuil, de Chatenoy, Duleau, D'Ambly, de
Roquelaure, de Vassy, etc. etc. capitanes en distintos regimientos, a los que se
añaden otros veintisiete condes, y el resto de vizcondes, marqueses, barones y
caballeros, sin ser esta la única logia militar (a destacar la San Luis al
Oriente del regimiento del Rey: tras instalarse de nuevo en Nancy, dos años
después tenía doscientos veintiséis miembros). 

Del mismo libro citamos a nobles francesas, pertenecientes a logias de adopción:


la duquesa de Borbón, que recibió en 1776 el título de Gran Maestra de todas las
Logias de Adopción de Francia: en la tenida "el duque de Chartres presidía los
trabajos; seiscientas personas estaban presentes, entre las hermanas se
destacaban la duquesa de Chartres, la princesa de Lamballe, las duquesas de
Luynes y de Brancas, la condesa de Caylus, la vizcondesa de Tavannes, las
marquesas de Clermont y de Sabran. Terminados los trabajos masónicos, la
asistencia descendió a los jardines brillantemente iluminados, donde
divertimentos mezclados con música y canto precedieron a un fuego de artificio
cuya obra principal representaba el Templo de la Amistad y de la Virtud. Hubo a
continuación banquete y baile y la fiesta terminó con una recaudación para fines
de beneficencia" (pág. 87). Otras damas de la nobleza, pertenecientes a logias
vinculadas a las masculinas del mismo nombre: la Gran Inspectora marquesa de
Villervaudey, las condesas de Durfort, Janey; marquesas de Felletan, de
Germigney, de Molan; baronesa de Glanc (Logia Sincérité de Besançon); duquesa de
Cossé-Brissac, condesas de Caumont, de Saint-Pierre de Pontcarré, baronesa de
Beaumont (San Luis de Dieppe); en la Logia la Perfecta Amistad de Toulouse
"particularmente elegante y aristocrática" las marquesas de Crouzet, de
Rességuier, de Montlaur, vizcondesa de Rochemaure, baronesa de Panetier, Mmes.
de Saint-Victor, de Mahieu, de Rochefort, de Lacroix, etc. etc. además de las
Oficiales de la Logia, siendo la mayoría de ellas esposas de los miembros de la
Logia masculina; la duquesa de Harcourt, condesas de Blagny, de Briqueville, de
Faudoas, de Lestre, de Brassac, de Beaufort, vizcondesa de Mathan, marquesas de
Briqueville, de Bouthillier, de Molans (Logia militar San Luis en Caen); la
baronesa de Viomesnil, Gran Inspectora, princesa de Horns, vizcondesa de
Nédonchelle, condesas de la Valette, de Pestalozzi, de Marguerye, du Petit-
Thouars, de Messey, marquesa de Balivières(Logia San Luis en Nancy). Otras
logias de adopción: La Verdadera Virtud en Annonay, La Perfecta Unión en Rennes,
La Concordia en Rochefort, Les Neuf S?urs en Toul, Philadelphes en Narbona, la
muy importante San Juan del Candor en París, etc.

30
Ver  "Los Libros Herméticos".
31
El Henoc hijo de Caín es ancestro del primero que trabaja los metales, bronce y
hierro: Tubalcaín, bien conocido en la Masonería. Hiram-Abi, hijo de Israel y de
Tiro, el Maestro Hiram de los masones, es artesano del bronce y el hierro, pero
asimismo del oro y la plata, la piedra y la madera, los tejidos y el grabado (II
Crónicas 2, 13). El Henoc quinto hijo de Set es el que "desapareció, porque Dios
se lo llevó" (Génesis 5, 24). El padre de Tubalcaín, Lamec, también aparece en
la descendencia de Set, y en ella es padre de Noé (Gén. 5, 24).

32
Por otra parte se debe aclarar que la primera versión de las Constituciones de
Anderson estaba incompleta y sólo había dos grados iniciáticos. A esta omisión
tan extraña vino a sumarse la supresión de la masonería del Royal Arch,
teniéndose sólo en cuenta la masonería de la escuadra (square masonry) sin ser
coronada por la masonería del compás, siendo ambos útiles, como se sabe,
símbolos respectivos de la tierra y el cielo. A ello se opusieron las Logias
auténticamente operativas que rechazando este error pasaron a defender las
Antiguas Constituciones, encabezadas en 1725 por la Gran Logia de York, o en
1751 por la Gran Logia de los Antiguos, que sólo aceptaron reunirse con la Gran
Logia de Londres, (la de los modernos, para los que Anderson había escrito sus
Constituciones) en 1813, después que estos aceptaron incluir en su seno lo que
había sido desde tiempo inmemorial la Tradición de la Orden; de ese modo se
reconstituyó la herencia anterior en la forma que ha llegado hasta hoy. Este
tipo de equívocos ha hecho que algunos autores masónicos sospechen de ciertos
aspectos de la labor del pastor Anderson, que parecería haber querido desviar
los objetivos y orígenes de la Masonería, aunque debe decirse en su descargo,
que en otros documentos masónicos históricamente válidos igualmente sólo
aparecen los grados de aprendiz y compañero. En todo caso, si hubo una intención
de este tipo ella no prevaleció y las Constituciones de Anderson fueron rehechas
y se impuso la Tradición. Desde otro punto de vista, cualquier adaptación a los
tiempos modernos de una Antigua Tradición, necesita una profunda adecuación que
sólo el tiempo y otros muchos factores, aún de signo contrario, promueven. La
Iglesia de Roma podría ser un modelo casi camaleónico de adaptación: de la
escolástica a la teología de la liberación, de la sofía a la ciencia moderna, de
lo sagrado a lo religioso. Y agregar que la Masonería, como Institución
Iniciática ha sobrevivido a católicos y protestantes.

33
Como bien dice el refrán, "Nadie recibe las herencias con beneficio de
inventario".

34
En Estados Unidos los nombres ligados a la futura U.S.A. son numerosísimos tanto
por su calidad como por su cantidad; los nombres de: George Washington, Benjamín
Franklin, Thomas Jefferson (según F. M. Hunter, Research Lodge of Oregon, 1952),
James Madison, son obvios para todos aquellos que han estudiado la historia de
este país y su inmensa repercusión en el resto de América latina y el mundo;
téngase en cuenta la importancia que tuvo la independencia y la organización
política de U.S.A. para la independencia y la organización hispanoamericana;
tanto los primeros presidentes norteamericanos como los latinos fueron masones.
Hay dudas sobre la pertenencia a la Orden de Adams, igualmente una figura
importantísima de América del Norte; hay que sumar a Alexander Hamilton aunque
no fue presidente (muy influyente su libro El Federalista), y asimismo a Monroe,
Andrew Jackson, Polk, Buchanan, Andrew Johnson, Garfield, Theodore Roosevelt,
Taft, Harding, Franklin D. Roosevelt, hasta llegar a Truman y el fin de la 2ª
Guerra Mundial. 
Políticos y Libertadores: Simón Bolívar (Venezuela, Colombia, Bolivia), José de
S. Martín (Chile y Perú), Antonio J. de Sucre (Ecuador), José Martí (Cuba),
Francisco de Miranda (que inició a Bolívar, O'Higgins y S. Martín en la logia
Gran Reunión Americana que él había constituido en Inglaterra), Hnos. O'Higgins,
Carlos de Alvear, Bermúdez, Undarreta, A. Páez, O'Connor, D. Jiménez, J. M. de
Alemán, Arizmendi, J. Tadeo Moragas, Rodríguez Peña, Pueyrredón, Maceo, M.
Gómez, Grales. A. Valero, D. de Tristán, etc. Presidentes: Argentina: Justo J.
de Urquiza, Bartolomé Mitre, historiador y Gran Maestre, Santiago Derqui,
Domingo F. Sarmiento, quien hizo la reforma y plantó los pilares del desarrollo
educativo, que fue asimismo G. Maestre del Gran Oriente. Brasil: José Bonifacio
de Andrade, Fco. José Cardoso, Luis A. Vieira da Silva, Joaquín de Macedo
Soares, Eusebio de Queiroz (abolió la esclavitud), Manuel Dodere de Fonseca
(República, 1889). Colombia: León Echeverría, Gral. Mosquera, Fco. de Paula
Santander, Gral. A. Nariño. Venezuela: Diego B. Urbaneja (vicepres. del país en
1847-48, presidente del Gran Oriente Nacional Colombiano y de la Gran Logia de
Colombia establecidos en Caracas en 1824, perteneciendo al primero los
principales artífices civiles y militares de la independencia de Colombia,
Venezuela, Ecuador, Panamá, todos 33º); Antonio Páez, José Tadeo Moragas, José
Gregorio Moragas, (fin de la esclavitud); Antonio Guzmán Blanco, Joaquín Crespo,
Andueza Palacio, grandes Maestres. Perú: José Rufino Echenique (1852), Miguel
San Román. México: Miguel Hidalgo, Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria,
Guadalupe Gómez Pedraza, Javier Echevarria, Nicolás Bravo, Benito Juárez,
Melchor Ocampo, Sebastián Tejada, Porfirio Díaz, Francisco Madero, etc. muchos
de ellos Grandes Maestres.

35
En las ciudades americanas grandes, medianas, y aún pequeñas, el edificio de la
logia masónica ocupa siempre un lugar destacado.

RITUALES DE LA LOGIA THEBAHNOTA A LA EDICION

René Guénon fue afiliado a la Logia Thébah, de la Gran Logia de Francia, hacia
1910, asistiendo hasta probablemente 1912. Según indica J. Baylot (Planète Plus,
1970) durante su estancia en ella leyó un trazado cuyo frontispicio era "La
Enseñanza Iniciática" (publicado más tarde en Le Symbolisme, enero de 1913),
cuyo contenido sería desarrollado en su libro Aperçus sur l'Initiation. 

Dice Denys Roman (René Guénon et les destins de la Franc-Maçonnerie) que R.


Guénon apreciaba especialmente esta versión entre las demás del Rito Escocés
Antiguo y Aceptado seguidas por entonces en Francia; asimismo, que procede de un
Ritual escocés del Primer Imperio, del cual no conservó, entre otros elementos,
la circulación de la Palabra de Paso en la Apertura ni la "marcha laberíntica"
del Candidato antes de su introducción en el Templo, pero sí la presencia de los
"Diáconos", que ya no se hallan en las formas actuales del R. E. A. A. 

La traducción se ha hecho sobre la edición de Archè, Milano 1983. Entre los


documentos que acompañan, para su consideración y comparación, el procedente de
U .S. A. (Ancient York Rite) recoge elementos que figuran en antiguos documentos
como algunos de los citados en las notas. Se incluye del Rito Escocés
Rectificado lo más generalmente destacable por sus diferencias o su
complementarismo con el R. E. A. A. 

Tal como dice el trabajo comunitario  "A propósito de la Masonería", publicado


en la revista Vers la Tradition, y traducido en el No. 5 de la revista SYMBOLOS,
la Masonería está eclatée (= fragmentada y "radiada" o expandida en forma
luminosa) en las diversas Obediencias y los diversos Ritos. Pero todo ello se
incluye sin embargo en la idea de un Rito Masónico, expresión del cósmico u
orden universal, en el que las diferencias se absorben en la Unidad originaria,
a la que manifiestan en los distintos Grados y los diferentes Ritos, sean cuales
sean las características específicas, los cuales se hallan siempre entre la
Escuadra y el Compás de la Iniciación Masónica, cuyo origen, centro y fin es el
Principio, designado, y especialmente en el Primer Grado, como "El Gran
Arquitecto del Universo". Por lo demás la fórmula masónica "difundir la luz y
reunir lo disperso" no se refiere nunca a un añadido de partes, sino a una
síntesis de la que ellas emanan y a la que expresa cada una según su manera.
Esto, que se refiere a la reconstitución o reintegración de la Unidad
principial, también se expresa en la Unidad y transparencia del Rito Masónico. 

Los textos incluidos en los  Anexos corresponden a colecciones particulares


excepto aquéllos de los que se indica la fuente. 

Traducción y notas: Francisco Ariza y José Manuel Río


  

   LISTA DE ABREVIATURAS
Gr\ A\ del\ U\- Gran Arquitecto del Universo. 

Ven\ - Venerable (jefe de la Logia). 

Ven\ M\ - Venerable Maestro. 

M\ Q\ H\ - Muy Querido Hermano. 

M\ Q \ V\ - Muy Querido Venerable. 

1er. Vig\ - Primer Vigilante. 

2o. Vig\ - Segundo Vigilante. 

H\ Hosp\ - Hermano Hospitalario. 

H\ Sec\ - Hermano Secretario. 

H\ M\ de Cer\ - Hermano Maestro de Ceremonias. 

H\ Or\ - Hermano Orador. 

H\ Ter\ - Hermano Terrible. 

H\ Tes\ - Hermano Tesorero. 


Apr\ M\ - Aprendiz Masón. 

Col\ - Columnas. 

Gr\ L\ - Gran Logia. 

Pl\ - Plancha. 

Prof\ - Profano. 

R\ L\ - Respetable Logia. 

T\ - Templo. 

R\ E\ A\ A\ - Rito Escocés Antiguo y Aceptado. 

A \ Y \ R \ - Ancient York Rite. 

R\ E \ R \ - Rito Escocés Rectificado.  

APERTURA DE LOS TRABAJOS (de que rito?????)

VEN\ - M\ Q\ H\ 1er. Vig\ , ¿cuál es el primer deber de un Vig\ en Logia? 

1er. VIG\ - Asegurarse si el Templo está cubierto1. 

VEN\ - Asegúrate de ello, H\ . 

(El H\ Guardatemplo hace su oficio y da cuenta al 1er. Vig\ ). 

1er. VIG\ - M\ Q\ V\ , el Templo está cubierto. 

VEN\ - ¿Cuál es el segundo deber de un vigilante en L\ ? 

1er. VIG\ - Asegurarse si todos los Hermanos que la componen son Masones. 

VEN\ - Aseguraos pues, HH\ 1er. y 2o. Vig\ , cada uno sobre vuestra columna y
dadme los resultados. En pie y a la orden, HH\ , cara al este2. 
2o.VIG\ - H\ 1er. Vig\ , todos los hermanos que componen la columna del norte
son Masones. 

1er. VIG\ - VEN\ M\ , los miembros que están sobre las columnas del norte y del
sur3 son Masones4. 

VEN\ (da un golpe y dice:) - M\ Q\ H\ 2o. Diácono5 ¿ cuál es tu lugar en


Logia?. 

2o. DIAC\ - A la derecha del 1er. Vig\ , si consiente permitirlo. 

VEN\ - ¿Por qué, hermano? 

2o. DIAC\ - Para llevar sus órdenes al 2o. Vig\ y vigilar que todos los hermanos
estén decentemente sobre las columnas.6 

VEN\ - ¿Dónde está el 1er. Diácono? 

1er. DIAC\ - Detrás o a la derecha del Ven\ , si consiente permitirlo. 

VEN\ - ¿Por qué M\ Q\ H\ 1er. Diác\ ? 

1er. DIAC\ - Para llevar sus órdenes al 1er. Vig\ y a todos los dignatarios, a
fin de que los trabajos sean más prontamente ejecutados7. 

VEN\ - ¿Dónde está el 2o. Vig\ ? 

2o. VIG\ - Al sur. 

VEN\ - ¿Por qué, M\ Q\ H\ 2o. Vig\ , ocupas este lugar? 

2o. VIG\ - Para mejor observar el sol en su meridiano, enviar los obreros al
trabajo y llamarlos del trabajo a la recreación, a fin de que el VEN\ obtenga
honor y gloria.8 

VEN\ - ¿Dónde está el 1er. Vig\ ? 

1er. VIG\ - Al oeste. 

VEN\ - ¿Por qué, M\ Q\ H\ 1er. Vig\ , ocupas este lugar? 

1er. VIG\ - Como el sol se oculta en el oeste para cerrar el día, así el 1er.
Vig\ está allí para abrir y cerrar9 la L\ , pagar a los obreros y despedirlos
contentos y satisfechos. 
VEN\ - ¿Dónde está el VEN\ ? 

1er. VIG\ - Al este. 

VEN\ - ¿Por qué, H\ ? 

1er. VIG\ - Como el sol se eleva por el este para comenzar su carrera, y abrir
el día, así el VEN\ está allí para abrir la L\ , dirigirla en sus trabajos y
esclarecerla con sus luces10. 

VEN\ - ¿A qué hora los aprendices Masones acostumbran a abrir sus trabajos? 

1er. VIG\ - A mediodía, V\ M\ . 

VEN\ - ¿Qué hora es, H\ 2o. Vig\ ? 

2o. VIG\ - Mediodía en punto11, V\ M\ . 

(El Ven\ da entonces "3" golpes de mallete a igual distancia... seguidamente se


vuelve hacia el 1er. Diácono, a quien le da la palabra sagrada susurrándosela al
oído: el 1er. Diácono la lleva al 1er. Vig\ , que la envía a través de su
Diácono al 2o. Vig\ , el cual, después de haberla recibido12, da un golpe de
mallete y dice:) 

VEN\ Todo es justo y perfecto13. 

(El VEN\ se quita su sombrero14 y dice:) 

A la gloria del Gr\ A\ del U\ , en el Nombre y bajo los Auspicios de la Gr\ L\


de Francia, declaro los trabajos abiertos en el Grado de aprendiz en la R\ L\
constituida al Oriente de París con el no. 347 y el título distintivo de
Thebah. 

A mi, HH\ , por el Signo, la Batería simple y la aclamación: 

¡Huzzé! ¡Huzzé! ¡Huzzé! 15 

  

Tomad asiento, HH\ ,16 H\ SECR\ . dadnos lectura de la pl\ trazada de nuestros
últimos trabajos. 

(Acabada la lectura el Ven\ golpea y los Vig\ repiten). 


VEN\ - H\ 1er. y 2o. Vig\ , anunciad sobre vuestras columnas que si algunos HH\
tienen observaciones que hacer, la palabra le será dada. 

(Si no hay intervenciones o una vez finalizadas éstas:) 

(Los Vig\ dan un golpe; el primero dice:) 

1er. VIG\ - Ven\ , el silencio reina sobre una y otra columna. 

VEN\ - H\ Or\ , solicito tus conclusiones sobre la adopción de la pl\ trazada de


nuestros últimos trabajos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . HH\ Servíos
sancionar las conclusiones del H\ Or\ según la forma acostumbrada. 

VEN\ - H\ M\ de Cer\ , trasladaos al atrio del T\ para aseguraros si hay HH\


visitadores. 

(El M\ de Cer\ va y vuelve a dar cuenta entre los dos Vig\ Dispone sobre el
altar los certificados de los HH\ visitadores, y regresa a hacerles compañía.
Después de su verificación, el VEN\ dice:) 

VEN\ - H\ Guardatemplo, anunciad al M\ de Cer\ que puede presentar a los HH\


visitadores. 

(El M\ de Cer\ golpea, los Vig\ lo anuncian). 

VEN\ - Dadles entrada al Templo: ¡en pie y a la orden, H\ H\ ! 

(Recepción de las delegaciones).17 

RECEPCION DE UN APRENDIZ

VEN \ - H \ Exp \ , ve a asegurarte de si el profano ha hecho su testamento.18 

(El Exp \ trae el testamento al VEN \ quien hace le sea dada lectura en voz alta
por el H \ Or \ ; el VEN \ pregunta seguidamente al H \ Tes \ si está
satisfecho). 

TES \ - Estoy satisfecho. 

VEN \ - H \ Exp \ , vuelve hasta el profano, prepáralo y condúcelo a la puerta


del T \ ante el H \ M \ de Cer \ . 
(El Exp \ le venda los ojos, le despoja de sus metales, le deja en camisa desde
la cabeza hasta la cintura, el pecho izquierdo al descubierto, la rodilla
derecha desnuda y el pie izquierdo en zapatilla19. El M \ de Cer \ , habiendo
recibido a los neófitos [o al neófito] da un gran golpe en la puerta del T \ .
Los dos VVig \ lo repiten alternativamente y el primero dice:) 

1er. VIG \ - ¡VEN \ , a la puerta del T \ llaman profanamente! 

VEN \ - Ved quién es, H \ , ¿quién es el temerario que osa turbar nuestros
solemnes Trabajos? 

H \ G \ T \ - ¿Quién es el audaz que viene a forzar la entrada del T\ ? 

H \ M \ de Cer \ - ¡Es un profano que pide ser admitido entre nosotros! 

VEN \ - ¿Cómo ha osado esperarlo? 

H \ M \ de Cer \ - Porque es libre y de buenas costumbres. 

VEN \ - Puesto que es libre20 y de buenas costumbres, pídele su nombre, el lugar


de su nacimiento, su edad, en qué religión ha nacido, su calidad civil y su
morada actual. 

Después que han sido dadas todas estas informaciones, el Ven\ dice: 

VEN \ - ¡Haz entrar al neófito!21 

(Mientras entra, el H \ Terrible le pone la punta de su espada sobre el pecho


izquierdo y se la hace sentir). 

VEN \ - ¿Qué sentís? ¿qué véis? ¡señor! 

PROF \ - ... 

VEN \ - Este arma, cuya punta sentís, es la imagen del remordimiento que
desgarraría vuestro corazón si alguna vez llegáis a ser perjuro contra la
sociedad en la que deseáis tener la ventura de entrar. La ceguera, en la cual os
encontráis, simboliza el estado en que se halla sumido todo hombre que no conoce
los senderos de la virtud, en los cuales vais a comenzar a caminar. 

P \ - ¿Qué pedís, señor? 

PROF \ - Pido ser recibido masón. 


P \ - ¿Es por vuestra propia voluntad, sin ninguna coacción, ni sugestión, que
os presentáis? 

R \ - Sí, señor. 

VEN \ - Reflexionad bien, señor, sobre la petición que hacéis; vais a pasar por
pruebas terribles que exigen toda la firmeza de la que puede ser susceptible el
carácter más decidido. 

- ¿Estáis plenamente decidido a sufrirlas? ¿Sentís el valor de arrostrar todos


los peligros a los cuales vuestra indiscreción podría exponeros? 

R \ - Sí, señor. 

VEN \ - Profano, ¿en quién ponéis vuestra confianza? 

R \ - ... 

VEN \ - Señor, antes de que esta asamblea, de la que no soy sino el órgano,
consienta admitiros a las pruebas, debe sondear vuestro corazón interrogando a
vuestro pensamiento sobre los primeros principios de moral. ¿Qué entendéis por
la palabra LIBERTAD? 

R \ - ... 

VEN \ - La LIBERTAD, es la capacidad de hacer o no hacer, según la determinación


de la voluntad. Es para cada cual la facultad de hacer todo lo que no es
contrario a la moral y a la libertad de otros. Es el derecho de aprovechar de
las ventajas garantizadas por la ley a los demás ciudadanos y de participar
mediante el voto en la confección de la Ley22 que debe ser respetada por todos. 

VEN \ - ¿Qué es la MORAL? 

R \ - ... 

VEN \ - La Moral es una ciencia que reposa sobre la razón humana23. Es la ley
natural, inmutable y universal, que rige a todos los seres inteligentes y
libres. Es la conciencia científicamente explicada: ¡ciencia admirable! que nos
enseña nuestros deberes mediante el uso razonado de nuestros derechos. Se dirige
a los más puros sentimientos del corazón, para asegurar el triunfo de la razón y
la virtud. 

VEN \ - ¿Qué es la Virtud? 

R \ - ... 
VEN \ - La palabra VIRTUD, según su etimología24, quiere decir FUERZA; Fuerza de
hacer el bien absoluto. Es el cumplimiento de los deberes. Es la virtud pública
cuando se dedica a la Patria, al Estado, a la Sociedad; es Virtud privada,
cuando no se ejerce como una proeza, sino desinteresadamente en favor de los
individuos; es Virtud doméstica en los deberes cumplidos para con la familia. En
una palabra, la VIRTUD, en todo el alcance de su expresión, no retrocede ni ante
los sacrificios, ni incluso ante la muerte cuando se trata de un deber a
cumplir. 

VEN \ - ¿Qué es el Vicio?25 

R \ - ... 

VEN \ - El Vicio es toda concesión hecha al interés y a la pasión, a costa del


deber. Es la satisfacción de las malas inclinaciones del hombre: espejo engañoso
que muestra bajo los más dulces aspectos los disfrutes impuros: obstáculo
odioso, pero seductor, puesto ante la virtud a la que trata de pervertir:
peligro contra el que hay que armarse de todas las fuerzas de la Razón, de toda
la energía del carácter y al que se accede a destruir mediante el cuadro de los
goces tan puros y dulces que da al hombre una vida de sabiduría y de virtud. 

Pausa... 

Es para poner un freno saludable a nuestras pasiones, al impulso de la codicia;


es para elevarnos por encima de los viles intereses que atormentan al tropel
profano que nos reunimos en nuestros Templos. Trabajamos sin interrupción en
nuestro mejoramiento, acostumbramos nuestro espíritu a no entregarse sino a
grandes afecciones, a no concebir más que ideas de gloria y de virtud; sólo
reglando así sus inclinaciones y costumbres26, se llega a dar a la propia alma
ese justo equilibrio que constituye la sabiduría, es decir la ciencia de la
vida. 

Pero este trabajo es penoso y exige muchos sacrificios a los cuales habréis de
resolveros si sois admitido entre nosotros. Habéis de tomar la firme resolución
de trabajar sin tregua en vuestro perfeccionamiento moral... 

P \ - ¿Persistís en el deseo de haceros recibir Masón? 

R \ - Sí, señor. 

VEN \ - Señor, toda sociedad tiene sus leyes y todo asociado deberes que
cumplir, y como sería imprudente imponerse obligaciones antes de conocerlas, es
de la sabiduría de esta asamblea deciros cuáles serán vuestros deberes. 

El primero será un silencio absoluto sobre todo lo que hayáis podido oir y
descubrir entre nosotros, así como sobre todo lo que oiréis, veréis o sabréis
después. 

El segundo de vuestros deberes, y que hace que la Masonería sea el más sagrado
de los lazos, aun cuando no fuese la más noble, formidable y respetable de las
instituciones: este deber, que procede de la esencia de nuestro ser, es el de
combatir las pasiones que deshonran al hombre y lo vuelven tan desgraciado;
practicar las virtudes más dulces y bienhechoras; socorrer al hermano, prevenir
sus necesidades, aliviar su infortunio; asistirle con los propios consejos y las
propias luces... Habida cuenta de que lo que en un profano sería una rara
cualidad, no es en un Masón sino el cumplimiento de sus deberes. 

Cada ocasión de ser útil de la que no aprovecha es una infidelidad, cada socorro
que rehúsa a su Hermano es un perjurio: y si la tierna y consoladora amistad
tiene también su culto en nuestros templos, es menos porque es un sentimiento
que porque, siendo un deber, puede llegar a ser en ellos una virtud. 

El tercero de vuestros deberes, cuya obligación no contraeréis sino después de


haber sido recibido Masón, será el de conformaros en todo a los estatutos
generales de la Orden y a las leyes particulares de esta Logia y someteros a
todo lo que sea regularmente prescrito en nombre de esta respetable asamblea en
la cual solicitáis el favor de ser admitido. 

Ahora que conocéis los principales deberes de un Masón, ¿sentís la fuerza y


tenéis la resolución inquebrantable27 de ponerlos en práctica? 

R \ - Sí, señor. 

VEN \ - Antes de ir más lejos, exigimos de vos un juramento de honor, pero este
juramento debe ser hecho con una copa sagrada. Si sois sincero, podréis beber
con confianza, pero si la falsedad y el disimulo acompañan vuestra promesa, no
juréis... 

Alejad más bien esta copa y temed el efecto pronto y terrible de este
brebaje.28 

P \ - ¿Consentís en jurar? 

R \ - Sí, señor. 

VEN \ - Haced que este aspirante se aproxime al altar. 

(El M \ de Cer \ lo conduce al pie de las gradas del altar). 

VEN \ - Hermano sacrificador, presentad a este aspirante la copa sagrada tan


fatal para los perjuros. 

............. ¡Bebed! 

Repetid conmigo vuestra obligación: me comprometo al silencio más absoluto sobre


todo tipo de pruebas a las que mi ánimo sea entregado. Si he de falsear mi
juramento y faltar a mis deberes; si tan sólo la curiosidad me conduce aquí,
consiento en que la dulzura de esta bebida se vuelva amargura y su efecto
saludable vuelva contra mí como veneno sutil...... ¡Bebed! 

(El VEN \ da un gran golpe repetido por los VVig \ y dice:) 

VEN \ - ¿Qué veo, señor? ¡Percibo en vos alguna alteración! ¿Desmentirá vuestra
conciencia lo que asegura vuestra boca? La dulzura de este brebaje ¿no se habrá
convertido ya en amargura? 

¡Alejad al profano! 

(Se le conduce y se le hace sentar entre los VVig\ ). 

VEN \ - Señor, si habéis tenido intención de engañarnos, el mal aún tiene


remedio para vos: todavía os es posible retiraros. Descarto sin embargo la
afligente idea de que alguna vez lleguéis a ser indigno de la opinión que de vos
hemos concebido: pero no puedo callároslo por más tiempo: para entrar en nuestra
sociedad y para asegurarnos de la realidad de vuestra vocación, os quedan
grandes pruebas que sufrir. 

Sin duda habéis oído hablar en el mundo profano, del rigor de estas pruebas;
pero cualquiera que sea la idea que os hayáis formado de ellas, las que os
esperan todavía la sobrepasan. Pensad en ello, señor, el momento se acerca; y
una vez comprometido en las pruebas, no seréis ya dueño de sustraeros a ellas...
Si no sentís la fuerza de soportarlas, pedid retiraros, aún hay tiempo. 

... ¿Persistís? 

R \ - Sí, señor. 

VEN \ - ¿Habéis reflexionado bien, señor, sobre las consecuencias de vuestro


paso? Os advierto por última vez de que, aunque todas nuestras pruebas sean
misteriosas y emblemáticas, no son por ello menos terribles, y tales que muchos
han sucumbido a ellas. Sed pues vos mismo quien diga que no continúa ...
¿Queréis volver al mundo profano o persistís en haceros recibir Masón? 

R \ - Sí, señor, persisto. 

(El VEN \ da un golpe de mallete repetido por los Vig\ y dice:) 

VEN \ - H\ Terrible, aduéñate de este profano y hazle hacer su primer viaje.


Esfuérzate en devolverlo sin accidente. 

(En este primer viaje, el conductor da tres golpes sobre el hombro del 2o. Vig \
que se levanta y dice: ¿Quién va?)29 

H \ Ter \ - ¡Es un profano que pide ser recibido Masón!. 


2o. VIG \ - Cómo ha osado esperarlo? 

H \ Ter \ - ¡Porque es libre y de buenas costumbres! 

2o. VIG \ - Puesto que es así, que pase. 

(Se le lleva de nuevo entre los dos VVig\ ) 

(El 2o. Vig \ golpea y dice:) 

2o. VIG \ - Ven \ M \ , el primer viaje ha terminado. 

VEN \ - ¡Y bien! señor, ¿cómo encontráis este primer viaje? 

R \ - ... 

VEN \ - Señor, nuestras pruebas, como os he dicho, son misteriosas y


emblemáticas; ¿qué habéis observado en este viaje? ¿qué reflexiones morales os
ha hecho hacer?, en fin, ¿bajo qué emblemas se ha presentado a la imaginación? 

R \ - ... 

VEN \ - Este primer viaje30, señor, es el emblema de la vida humana: el tumulto


de las pasiones, el choque de los diversos intereses, la dificultad de las
empresas, los obstáculos que bajo vuestros pasos multiplican vuestros
adversarios empeñados en rechazaros, todo eso está figurado por el ruido y el
estrépito que han golpeado vuestros oídos y por la desigualdad de la ruta que
habéis recorrido... ¿Queréis afrontar los azares de un segundo viaje? 

R \ - Sí, señor. 

(En el curso de este segundo viaje, se detienen ante el primer Vig \ que se
levanta y dice: ¿Quién va?) 

H \ Ter \ - ¡Es un profano que pide ser recibido Masón! 

1er. VIG \ - ¿Cómo ha osado esperarlo? 

H \ Ter \ - !Porque es libre y de buenas costumbres! 

1er. VIG \ - Puesto que es así, que pase y sea purificado por el agua. 
El 1er. Vig \ golpea y dice: 

1er. VIG \ - VEN \ M \ , el segundo viaje ha terminado. 

VEN \ - ¿Qué reflexiones os ha sugerido este nuevo viaje simbólico? 

R \ - ... 

VEN \ - Habéis vencido muchas dificultades; es un feliz presagio para la


continuación de vuestras pruebas. Estas, de las que habéis salido, no son nada
en comparación con las que os quedan por sufrir; debéis reunir, en este momento,
todas las fuerzas de vuestra alma, si es que no están ya agotadas. Si, contra lo
que espero, llegárais a sucumbir en este terrible y peligroso viaje, gemiríamos
por vuestra suerte, compadeceríamos vuestro infortunio y lamentaríamos
sinceramente que tanto celo, tanta constancia, no hubiesen tenido más éxito. 

Hacedle hacer el tercer viaje. 

(Se hacen las mismas ceremonias que en los otros viajes; se detiene, esta vez,
ante el VEN \ y se hacen las preguntas siguientes:) 

VEN \ - ¿Quién va? 

H \ Ter \ - ¡Es un profano que pide ser recibido Masón!. 

VEN \ - ¿Cómo ha osado esperarlo? 

H \ Ter \ - Porque es libre y de buenas costumbres. 

VEN \ - Puesto que es así, que pase por las llamas purificadoras a fin de que no
quede ya en él nada de profano. 

1er. VIG \ - VEN \ M \ , el tercer viaje ha terminado. 

VEN \ - Señor, las llamas que os han rodeado han acabado la primera parte de
vuestras pruebas: que pueda vuestro corazón abrasarse de amor por vuestros
semejantes, que pueda la caridad presidir en el futuro vuestras palabras y
acciones. No olvidéis jamás este precepto de moral: "No hagas a otro lo que no
quisieras que te fuera hecho". Penetráos también de este pobre precepto que la
Masonería cree deber añadirle: 

"Haz a los otros todo el bien que quisieras que te hicieran a ti mismo". 

Señor, nunca podría alabar demasiado el ánimo que habéis mostrado hasta el
momento; pero que no os abandone: no habéis llegado todavía al término de
vuestros trabajos: los que habéis de realizar, aunque de otro género, no son
sino más difíciles. 

La Orden en la que solicitáis el favor de entrar podrá tal vez exigir de vos que
derraméis hasta la última gota de vuestra sangre; si sentís el valor de
ofreceros en holocausto, debéis darle esa seguridad de un modo otro que mediante
promesas verbales: es por vuestra propia sangre vertida hoy que deben ser
selladas todas vuestras promesas.31 

¿Consentís en ello? 

R \ - ... 

VEN \ - ¿En qué parte del cuerpo consentís que se os abra la vena? 

R \ - ... 

VEN \ - H \ Cirujano, cumple tu deber; proporciona, sin embargo, la amplitud del


sacrificio al estado de fuerza en que se halla este aspirante: por lo demás, la
Logia se remite a tu sabiduría y tu prudencia. 

H \ TER \ - ¡Gracia, VEN \ , la sangre humana es demasiado preciosa para


derramarla así! 

VEN \ - Cada paso que habéis dado en la carrera emprendida ha sido señalado por
el éxito y aún no habéis llegado al fin de vuestras pruebas. Todo profano que se
hace recibir masón deja de pertenecerse: pertenece a un orden que está extendido
por todas las partes del globo. Y para que la Masonería facilite al Masón el ser
reconocido como tal, en cualquier lugar al que lleve sus pasos y cualquiera sea
la diferencia de lenguas, existe en todas las Logias del universo, un sello
cargado de caracteres jeroglíficos conocido sólo por los verdaderos Masones, el
cual, después de haber sido enrojecido al fuego y aplicado sobre el cuerpo,
imprime en él una marca imborrable. ¿Consentís en recibir esta impronta gloriosa
y poder decir mostrándola: 

YO TAMBIEN SOY MASON? 

R \ - ... 

(Se sopla una vela y se le aplica el extremo caliente sobre el brazo). 

VEN \ - He aquí, señor, el momento de poner en práctica el segundo de vuestros


deberes. Tenemos, en esta Logia, masones desgraciados, viudas y huérfanos que
asistimos diariamente; voy a designar junto a vos a un H \ a quien diréis en voz
baja lo que destináis al alivio de estos infortunados: porque es necesario que
sepáis que los actos de beneficencia de los masones, no siendo actos de
ostentación y vanidad, propios tanto a enorgullecer al que da, como a humillar
al que recibe, deben ser siempre sepultados en el secreto.32 
H \ Hosp \ , cumple tu oficio y dame cuenta en voz baja...33 

No esperaba menos, señor, de vuestro buen corazón; la Resp \ L \ , por


intermedio mío, os testimonia todo su reconocimiento; podéis contar con el de
los desdichados cuya suerte vais a contribuir a suavizar. Pronto recogeréis el
premio de vuestra firmeza en las pruebas y de los sentimientos de piedad y
beneficencia que acabáis de manifestar. 

H \ M \ de Cer \ , devuelve el candidato al H \ 1er. \ VIG \ a fin de que le


enseñe a dar su primer paso en el ángulo de un cuadrado largo34 y después le
harás llegar hasta el altar de los juramentos para prestar el suyo. 

(El VEN \ golpea y dice:) 

VEN \ - En pie y al orden, HH \ , el nuevo iniciado va a prestar el juramento


temible. Repetid conmigo vuestro deber solemne. 

JURAMENTO

Juro y prometo por mi libre voluntad, en presencia del G \ A \ del U \ y de esta


respetable asamblea de masones35, solemne y sinceramente, no revelar jamás
ninguno de los misterios de la F \ M \ que van a serme confiados, excepto a un
buen y legítimo H \ , o en una L \ regularmente constituida; no escribirlos
jamás, trazarlos, grabarlos ni burilarlos, ni formar ningún carácter por el que
estos secretos pudieran ser desvelados, bajo pena de que se me corte la
garganta, se me arranque la lengua y sea enterrado en la arena del mar, a fin de
que el flujo y el reflujo me lleven a un eterno olvido36. 

(El H \ M \ de Cer \ conduce de nuevo al candidato hasta el pórtico. Se


extinguen las luces; se sitúa a la entrada del Oriente dos llamas fúnebres, una
a cada lado; un H \ con el cabello despeinado y revuelto, se tiende en medio,
rostro a tierra, como si estuviera muerto. 

Todos los HH \ están de pie, armados de espadas desnudas y vueltas hacia el


candidato, al que se hace entrar. 

El VEN \ da tres golpes de mallete; al tercero, se retira la venda al


recipiendario y el VEN \ dice:) 

Estas claridades pálidas y lúgubres son los fuegos sombríos que deben alumbrar
la venganza que reservamos a los viles que perjuran. Estas espadas, dirigidas
contra vos, están sostenidas por otros tantos enemigos irreconciliables prestos
a hundirlas en vuestro pecho, si alguna vez fuerais lo bastante desgraciado como
para violar vuestros juramentos. 

(El VEN \ golpea para que se ponga de nuevo la venda al recipiendario). 


VEN \ - En cualquier lugar de la tierra en que osarais refugiaros, nadie podría
serviros de asilo: llevaríais con vos el signo de vuestro crimen. El rumor de
vuestra reprobación os habría precedido con la rapidez del relámpago.
Encontraríais allí Mas \ enemigos del perjuro y os aguardaría el castigo más
terrible. 

(Se vuelven a encender todas las luces del Templo de manera que la brillantez de
la Logia haga contraste con la obscuridad precedente; Los HH \ permanecen
armados de espadas, pero con la punta hacia abajo, aunque siempre dirigida hacia
el candidato). 

VEN \ - H\ 1er. VIG \ , tú sobre quien reposa una de las columnas de este
Templo, ahora que el coraje y la entrega de este aspirante le han hecho salir
victorioso de este largo combate entre el hombre profano y el hombre masón, ¿le
juzgas digno de ser admitido entre nosotros? 

1er. VIG \ - Sí, Ven \ M\ . 

VEN \ - ¿Qué pides para él? 

1er. VIG \ - ¡La Gran Luz!37 

VEN \ - ¡Que la luz le sea dada a mi tercer golpe de mallete! 

(Todos los HH \ deben tener la punta de sus espadas dirigidas a sus pies y el
rostro sereno y amigable). 

VEN \ (con dulzura). - Que el aparato de estas espadas deje de atemorizaros38.


No están ya dirigidas contra vos... Hemos recibido vuestros juramentos... Los
creemos sinceros... El día feliz de la confianza y la amistad se ha levantado al
fin para vos... No veáis ya en nosotros mas que HH \, amigos que habéis
conquistado, y que están dispuestos a volar en vuestro socorro, a servirse de
sus espadas para la defensa de vuestra vida y vuestro honor. 

(El VEN \ golpea, todos los HH \ dejan sus espadas y permanecen de pie y a la
orden). 

VEN \ - H \ M \ de Cer\ , conduce a este nuevo amigo al Oriente para que renueve
su promesa. 

¿Os adherís enteramente a vuestro primer juramento? ¿Confirmáis sinceramente y


sin restricciones el juramento que habéis prestado? Jurad además, obedecer
fielmente a los jefes de nuestra Orden en todo lo que os ordenen que sea
conforme y no contrario a nuestras leyes. 

R \ - Si, señor, lo juro. 


VEN \ (sosteniendo con la mano izquierda la espada tendida sobre la cabeza del
recipiendario y el mallete en la derecha, dispuesto a golpear sobre la hoja)39. 

A la G \ del G \ A \ del U \ , en el nombre y bajo los auspicios de la G \ L \


de Francia, en virtud de los poderes que me han sido conferidos por esta R \ L \
os creo, recibo y constituyo Aprendiz Masón, primer grado del R \ E \ A \ y A \
y miembro de la R \ L\ , constituida al Oriente de París bajo el no. 347 y el
título distintivo de Thebah . 

El VEN \ da tres golpes iguales con su mallete sobre la hoja de la espada,


poniéndola ligeramente sobre la cabeza del recipiendario y dice: 

Hermano, porque, de ahora en adelante, no recibiréis ya otro calificativo entre


nosotros, acercaos y recibid de mí, en nombre de todos mis Hermanos, el primer
beso fraternal. 

(Después de haberle dado el beso, el VEN \ le ciñe un mandil de piel blanca


diciéndole:) 

Llevad este mandil: es el símbolo del trabajo; os da el derecho de sentaros


entre nosotros y no debéis presentaros nunca en L \ sin estar revestido de él;
tendréis su baveta levantada. 

(Le entrega unos guantes blancos de hombre). 

Recibid estos guantes que os ofrecen vuestros HH \ : no manchéis jamás su


blancura sumergiendo vuestras manos en las aguas cenagosas del vicio. Las manos
de un Masón deben siempre permanecer puras. 

(Le entrega unos guantes blancos de mujer). 

Las mujeres no son admitidas a nuestros misterios, sin embargo las respetamos,
las honramos; estos guantes están destinados, no a la que podáis amar más, sino
a la que tenga más derechos a vuestra estima y respeto. 

H \ , los Masones, para reconocerse entre ellos, tienen signos, una palabra y un
toque. 

Hay dos signos: el de orden y el de reconocimiento. 

El signo de orden se hace así: estando de pie, llevar plana la mano derecha bajo
la garganta, los cuatro dedos juntos y el pulgar separado formando escuadra, el
brazo izquierdo colgando; este signo os recuerda el juramento que habéis hecho y
el castigo que está ligado a su criminal infracción. 

El signo de reconocimiento: estando al orden, retirar la mano horizontalmente


hacia el hombro derecho y dejarla caer a lo largo del cuerpo, el brazo estirado,
lo que describe una escuadra. 
El toque es así. Tomar la mano derecha de aquél a quien se quiere darse a
conocer, presionar ligeramente con la uña del pulgar la primera falange de su
índice, dar mediante un movimiento invisible tres golpes iguales: es la petición
de la palabra sagrada. La palabra sagrada es Jakin. Debéis dar la palabra
sagrada al guardián del Templo cada vez que entréis en él.40 

En el R \ E \ A \ y A \ , el aprendiz no tiene palabra de paso. 

Como Ap \ M \ , el primer grado del Rito, vuestra edad es de tres años. 

Id ahora, H \ , a haceros reconocer como Ap \ M \ del R \ E \ A \ y A \ por el


1er y por el 2o. VIG \ con la ayuda de los signos, palabra y toque que acabo de
enseñaros; ellos terminarán vuestra instrucción en este grado. 

H \ M \ de Cer \ , conducid a nuestro nuevo H \ al 1er. y al 2o. VIG \ . 

(Cuando el nuevo iniciado se ha hecho reconocer por los VVIG \ , el primero


dice:) 

1er. VIG \ - VEN \ M\ , - las palabras, signos y toques del nuevo H\ son justos
y perfectos. 

(El neófito va entonces a vestirse. Al volver a entrar en L \ , el H \ M \ de


Cer \ le enseña a llamar como Ap \ , le hace hacer la marcha, le conduce hasta
la piedra bruta y le hace realizar su primer trabajo de aprendiz). 

VEN \ - H \ M \ de Cer \ , conduce a este H \ entre las dos columnas. M \ Q \


H \ , este es para ti un día de favor y gracia. Toma lugar a la cabeza de la
columna del Norte; es la que ocuparás en este grado; merece por tu asiduidad a
nuestros trabajos, y por la práctica de las virtudes Mas \ cuya obligación te
has impuesto y de las que los HH \ te darán el primer ejemplo; merece, digo, el
penetrar más adelante en nuestros misterios y recibir el favor que la L \ no
rehusa jamás a los que saben hacerse dignos de ello. 

(El VEN \ golpea y dice:) 

VEN \ - En pie y al orden, hermanos: 

"En el nombre de la G \ L \ de Francia, en virtud de los poderes que me han sido


conferidos por esta R \ L \ , proclamo al H \ que véis entre columnas, Ap \ M \
y, en esta calidad, miembro de la R \ L \ 347 constituida al Oriente de París,
bajo el título distintivo de Thebah. 

Os invito a reconocerle a partir de ahora como H \ , a prestarle socorro y


asistencia en toda ocasión, bien persuadido de que, por su parte, no olvidará
jamás cumplir las obligaciones que acaba de contraer para con vosotros. 
HH \ 1er. y 2o. VVIG \ , prevenid a los HH \ que están en vuestras columnas como
yo prevengo a los que se hallan en el Este, de que vamos a celebrar por una
triple batería, la feliz adquisición que acaba de hacer la Mas \ y esta Resp \ L
\ en particular, y que les ruego, a este efecto, que se unan a vos y a mí. 

1er. VIG \ - H \ 2o. VIG \ , HH \ que decoráis la columna del Sur, el VEN \ os
invita a uniros a él para celebrar la feliz adquisición que acaba de hacer la
Mas \ y esta Resp \ L \ en particular, en la persona del H \ ... 

VEN \ - ¡A mí HH \ , por el signo, la batería y la aclamación! . . . ¡Huzzé! . .


. ¡Huzzé! ¡Huzzé! . . . ¡Huzzé! ¡Huzzé! ¡Huzzé! ¡Libertad, Igualdad,
Fraternidad! 

(El M \ de Cer \ , que ha permanecido cerca del nuevo iniciado, le hace cubrir
la batería). 

VEN \ - H \ M \ de Cer \ , conducid a nuestro nuevo H \ a la cabeza de la


columna de los AApp \ , donde le está reservado hoy el primer lugar; en
adelante, se colocará según su orden de admisión. ¡Tomad asiento, HH \ ! 

¡El H \ Or \ tiene la palabra! 

CLAUSURA DE LOS TRABAJOS

El VEN\ (después de haber golpeado). - HH\ 1er. y 2o. Vig\ , pedid a los HH\ que
componen41 vuestras columnas si tienen alguna proposición que presentar en
interés de la Orden en general o de este taller en particular. 

(Si no hay respuesta:) 

Voy a hacer circular el saco de proposiciones al mismo tiempo que el tronco de


beneficencia.42 

H\ M\ de CER\ y H\ HOSP\ , cumplid con vuestros oficios. 

(Cuando han finalizado, se sitúan entre las dos col\ y el 1er. VIG\ los
anuncia). 

VEN\ (Después de haber golpeado). - ¿Alguno de entre vosotros, HH\ , reclama el


saco de proposiciones o el tronco de beneficencia?43 

(Si nadie reclama). - En este caso, HH\ acercaos al Oriente44. 

(El VEN\ lee las prop\ , si ha lugar, y anuncia el contenido del tronco del
Hosp\ (después golpea y dice:)45 
H\ 2o. DIACONO, ¿Cuál es tu lugar en Log\ ? 

2o. DIACONO - A la derecha del 1er. Vig\ , si él lo permite. 

VEN\ ¿Por qué, H\ ? 

2o. DIACONO - Para llevar sus órdenes al segundo Vig\ y vigilar que los HH\
estén decentemente sobre las Col\ . 

VEN\ - ¿Dónde está el 1er. Diácono? 

1er. DIACONO - Detrás o a la derecha del VEN\ , si él lo permite. 

VEN\ - ¿Por qué, H\ ? 

1er. DIACONO - Para llevar sus órdenes al 1er. Vig\ y a todos los oficiales
dignatarios, a fin de que los trabajos sean más prontamente ejecutados. 

VEN\ - ¿Dónde está el 2o. Vig\ ?46 

2o. VIG\ - Al Sur. 

VEN\ - ¿Por qué, H\ ? 

2o. VIG\ - Para mejor observar el sol en su meridiano, enviar a los obreros del
trabajo a la recreación, llamarlos de la recreación al trabajo, a fin de que el
VEN\ reciba honor y gloria. 

VEN\ - ¿Dónde está el 1er. Vig\ ? 

1er. Vig\ - Al Oeste. 

VEN\ - ¿Por qué, H\ ? 

1er. VIG\ - Como el sol se oculta al Oeste para cerrar la carrera del día,
también el 1er. Vig\ está allí para cerrar la L\ , pagar a los obreros y
despedirlos contentos y satisfechos. 

VEN\ - ¿Los obreros están contentos y satisfechos? 

1er. VIG\ - Ellos lo testimonian sobre una y otra Col\ , VEN\ M\ 
VEN\ - En pie y a la orden, HH\ . 

A la gloria del G\ A\ del U\ , en el nombre y bajo los auspicios de la G\ L\ de


FR \ , declaro los trabajos en el grado de Apr\ Mas\ cerrados en la Resp\ L\
constituida al Oriente de París con el no. 347 y el título distintivo de
Thebah. 

A mí, HH\ , por el signo, la batería simple y la aclamación. 

Juremos guardar silencio y retirémonos en paz. 

ANEXOS

NOTAS

1
Hemos traducido couvreur por "guardatemplo" para ceñirnos al uso común entre las
logias de habla hispana. El término quiere decir "pizarrero" o "tejador", y
también "plomero". Es el cubridor del Templo, de la caverna iniciática, el que
lo guarda y protege, y tiene la función de "guardián del umbral", estando su
puesto en la Logia justamente en el pórtico de entrada a la misma y su atributo
es una espada. Respecto a su función según el A\Y\R\: ver comienzo Anexo  A y su
nota a. 

En el R\E\R\ el deber "de un buen masón y principalmente de un H\ Vig\ es


"asegurarse de que la Logia está bien cubierta, los profanos alejados
-literalmente 'descartados'-, las avenidas guardadas y todo está en orden". Las
"avenidas guardadas" remiten a la idea de ciudad sagrada, cuyo centro o corazón
es el Templo mismo. Asimismo podrían considerarse, en un aspecto, como una
emanación horizontal de "las vías que nos han sido trazadas" (R\E\A\A\),
apareciendo como la herencia tradicional recibida de los antepasados que conduce
a dicho Centro, donde aquellas se "verticalizan" por la apertura a lo metafísico
y adquieren sus verdaderas dimensiones o cualidades originales, es decir
universales. 

Sobre el "cubrir" y "proteger" ver R. Guénon: "Luz o la morada de inmortalidad",


cap. VI de El Rey del Mundo (Ed. Fidelidad, Bs. As. 1985): los términos que
designan al Cielo tienen primitivamente el mismo significado: "lo que está
oculto, cubierto, velado, silencioso, secreto".

2
R\E\A\A\: "cara al Oriente", que es el lugar de donde procede la Luz, la cual,
considerada como un símbolo del Espíritu y de la Inteligencia universal, ha de
iluminar, esto es hacer inteligibles -reflejando lo que el orden cósmico
simboliza- la apertura y todos los trabajos de la Logia masónica. El rito de
Apertura es, en sí mismo, un símbolo del desarrollo o proceso cosmogónico,
surgido del "caos" primordial gracias a la acción del Fiat Lux (ver R. Guénon:
"Sobre dos divisas iniciáticas", cap. XLVI de Apreciaciones sobre la Iniciación.
Ed. CS, Bs. As. 1993). Dicho proceso es el que reproduce el rito de la
Iniciación o Recepción, como se verá más adelante, y es plenamente expreso en el
momento de la Recepción en el A\Y\R\(ver  Anexo). La vinculación del simbolismo
polar con el solar se halla presente de varios modos, a pesar de las variantes,
en el ritual de los tres Grados; además, en la arquitectura de la Logia. (R 
nota 44)

3
Este y oeste, norte y sur se llaman en otras formas del R\E\A\A\ Oriente y
Occidente, Septentrión y Mediodía. Pero estas dos últimas, y la primera de ellas
sobre todo -Septem triones: "Siete bueyes" u Osa Mayor, correspondiendo la
segunda al Meridiano o Cénit solar-, se refieren de entrada más al cielo y menos
a los cuadrantes de la superficie de la Tierra.

4
Aunque aquí no aparece, este es el momento, en el R\E\A\A\, en que después de
"haber hecho visibles las Estrellas" al encender los Pilares simbólicos de la
"Sabiduría", la "Fuerza" y la "Belleza", a partir de la luz del Ara (Venerable:
"¡Que la Sabiduría presida la construcción de nuestro Edificio!", 1er Vig\:
"¡Que la Fuerza lo sostenga!", 2o. Vig\: "¡Que la Belleza lo adorne!") el
Venerable Maestro ordena al H\Exp\ la apertura del "Libro de la Ley Sagrada" y
la aparición de las "Tres Grandes Luces", y a continuación el "desenrolle",
"despliegue" o "trazado" del "Cuadro de Logia", síntesis simbólica y visual del
Grado. Una vez extendido el Cuadro, comienzan las preguntas a los Oficiales:
"H\2o.. Vig\, ¿Qué edad tenéis?"; "¿Cuál es vuestro sitio en la Logia?". 

El trazado del "Cuadro de Logia", que ha sido considerado como imagen de la


"Tierra sagrada" (Denys Roman) destaca en el Rito Emulación, donde su trazado
tiene un desarrollo especialmente geométrico, que se acompaña con la descripción
simbólica de la Logia. Ver aquí págs. 49-50, donde se recoge parte de este
texto. La ubicación del Cuadro de Logia según el R\E\A\A\, corresponde, según la
analogía templo-cuerpo humano, al centro del pavimento de aquél y al ombligo
(omphalos) de éste, mientras que al Ara corresponde siempre el corazón, del
templo y del hombre.

5
Las "joyas" de los Diáconos son -al menos actualmente en algunas Logias
inglesas- dos figuras aladas (casco y pies) de Hermes-Mercurio, que portan el
Caduceo en la mano izquierda y cuyo índice de la mano derecha señala un punto
situado en la vertical de su cabeza, en un caso más alto que en el otro. Su
atributo en Logia son sendos bastones o varas de viajero o de maestro de
ceremonias. La correspondencia con el papel de mensajero, instructor y guía de
esta Deidad se hace evidente en el rol que cumplen los Diáconos, especialmente
durante la Recepción.

6
A\Y\R\: "Llevar órdenes desde el Primer Vigilante en el oeste al Segundo
Vigilante en el sur y a cualquier otro lugar en la Logia, según él indique, y
ver que la Logia está cubierta."

7
A\Y\R\: "Llevar órdenes desde el Venerable Maestro en el este al Primer
Vigilante en el oeste y a cualquier otro lugar en la Logia, según él indique;
introducir y vestir a todos los hermanos visitantes; recibir y conducir a los
candidatos."
8
En otras formas del R\E\A\A\ se dice: "a fin de que obtengan provecho y
alegría".

9
R\E\A\A\: "para ayudar al Ven\ a cerrar la L\, pagar a los obreros, y asegurarse
de que estén satisfechos". 

A\Y\R\: "Asistir al Venerable Maestro al abrir y cerrar su Logia, pagar a los


obreros sus salarios, si alguno se debe, y ver que ninguno se vaya insatisfecho,
si está en mi poder prevenirlo, siendo la armonía la fuerza de todas las
instituciones, y más especialmente de esta nuestra".

10
La Logia masónica es descrita como una imagen del mundo, trazada por el
recorrido del sol, que ordena y engendra así el espacio y el tiempo, trazando la
forma cósmica, lo que ya ha comenzado separando la luz de las tinieblas.
"Logia", que procede de Logos, es igual al termino sánscrito loka: mundo, plano
o universo, y así figura, curiosamente, en una Instrucción de Aprendiz
perteneciente a la Gran Logia Valle de México.

11
En el R\E\R\ es "mediodía en punto" cuando ya se han abierto los trabajos. El
francés plein (midi plein) indica claramente la plenitud de la luz solar que
ocurre cuando el sol se halla en lo alto del cielo, lo que corresponde también a
una "detención" aparente. Este punto señalado del día corresponde al Solsticio
de Verano en el año, así como la medianoche al de Invierno, y ambos extremos del
ciclo anual, a la "Puerta de los Hombres" y a la "Puerta de los Dioses", a las
que se refieren las de la "caverna", tanto "macrocósmica" como "microcósmica",
siendo la segunda abertura, gracias al "tercer nacimiento", por la que se sale
efectivamente de la caverna cósmica. Ver R. Guénon, Símbolos Fundamentales de la
Ciencia Sagrada (Eudeba, Bs. As. 1988), cap. XXXV: "Las Puertas Solsticiales", y
en general los incluidos en el apartado "Simbolismo de la forma cósmica". Por
otra parte, la vertical de esos dos puntos, que divide al ciclo en dos y lo une
en sus extremos, señala simbólicamente el eje de un presente, entre el pasado y
el futuro, imagen del no-tiempo principial. 

Los trabajos masónicos se cumplen de Mediodía a Medianoche "en punto",


describiendo así el arco descendente de la luz solar, desde su cénit (mediodía),
hasta su nadir (medianoche). Esto también tendría que ver, aunque no
exclusivamente, con la antigua expresión operativa según la cual la Logia
masónica está "en la más alta de las colinas y en el más profundo de los
valles". Ver asimismo "A propósito de la Masonería", trabajo comunitario
aparecido en Vers la Tradition y  publicado en el No. 5 de SYMBOLOS, en donde el
trabajo masónico aparece como un remontar al origen, a la Edad de Oro, o estado
Primordial del hombre y del mundo.

12
La comunicación de la Palabra Sagrada que une al Ven\ y los dos VVig\ es un
hecho análogo a la reunión de las tres varas, de proporciones respectivas 3, 4 y
5, con las que los Tres Grandes Maestros de una Logia operativa forman el
triángulo rectángulo pitagórico, reunión sin la cual no pueden abrirse los
trabajos en dicha Logia. Ver R. Guénon, Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le
Compagnonnage, T. II (Ed. Traditionnelles, París 1986): "Parole perdue et mots
substitués"(traducción  castellana en El Taller, Revista de Estudios Masónicos).
En otras formas del R\E\A\A\ esta unión se produce por la luz (o fuego) que el
Ven\ toma del Ara y da a los VVig\ que la reciben al pie del Oriente, para
encender las "Estrellas" de los Pilares que rodean el Cuadro de Logia y
conforman asimismo un triángulo rectángulo. El cuarto ángulo, donde no hay
Pilar, corresponde al Nordeste.

13
R\E\A\A\: "Puesto que es la hora, tenemos la edad, y que todo es conforme al
rito, HH\1er y 2º VVig\, informad a los HH\ que decoran vuestras Columnas, como
yo lo hago a los de Oriente, que voy a abrir los trabajos de esta Respetable
Logia".

14
Escribe Denys Roman (René Guénon et les destins de la Franc-Maçonnerie, p. 182;
Ed. de l'?uvre, Paris 1982) que Guénon señaló al respecto "que el Venerable no
debería descubrirse cuando pronuncia el nombre del Gran Arquitecto del
Universo", y que si debe permanecer siempre cubierto es "porque se considera que
trabaja siempre en el grado de Maestro, y que teniendo este último grado un
carácter hebreo señalado [propiamente 'salomónico' dice Guénon en otra parte]
todo debe hacerse con la cabeza cubierta".

15
Algunos consideran que esta aclamación se traduciría por "¡Viva el Rey!", otros
que está ligada a la idea de "Fuerza" y por ello mismo a la de "Vida". Ver Jules
Boucher: La Symbolique Maçonnique, pp. 345-346; Dervy-Livres, Paris 1983. En el
R\E\R\ la aclamación es: "¡Vivat! ¡Vivat! ¡Semper vivat!". Según el Tuileur de
Vuillaume (1830; Du Rocher, Mónaco 1990), en el Rito Francés o Moderno es:
"¡Vivat! ¡vivat! ¡et in aeternum vivat!".

16
En el documento The Three Distinct Knocks (1760), una vez sentados los HH\
comienza la instrucción (preguntas y respuestas rituales) del Grado (Villard de
Honnecourt, No. 13, p. 111. Neuilly-sur-Seine, France, 1983.

17
Cuando se trata de un H\ o HH\ Visitantes, se establece el siguiente diálogo,
muy parecido al del R\E\A\A\, que citamos del documento Masonry Dissected
(1730), cuya versión, que traducimos de la ofrecida por V. de Honnecourt en su
No. 8, es más antigua y completa (ver aquí traducción directa del  documento
completo): "- ¿De dónde venís? - De la Santa Logia de San Juan; - ¿Qué
recomendaciones traéis? - Las recomendaciones de los justos y respetables
hermanos y Compañeros, de la justa, respetable y Santa Logia de San Juan, de
donde vengo, y que os saludan por tres veces de buen corazón; - ¿Qué venís a
hacer aquí? - No vengo a hacer mi propia voluntad, sino a someter mi pasión,
poner en práctica las reglas de la Masonería, y haciendo esto progresar cada
día". Los dos San Juan corresponden a los dos rostros visibles de Jano, patrón
de los collegia fabrorum romanos y Dios de la Iniciación en los Misterios. Ver
R. Guénon: "El simbolismo solsticial de Jano", cap. XXXVII de Símbolos
Fundamentales... y "Solve et Coagula", cap. VI de La Gran Tríada (Obelisco,
Barcelona 1986.

18
Se dice también su "testamento filosófico". R\E\A\A\: El profano se halla en la
"Cámara de Reflexión", donde ha sido conducido después de haber obtenido los
"escrutinios" o "aplomaciones" favorables, y se le ha comunicado que va a sufrir
"lo que los antiguos llamaban la Prueba de la Tierra". Conducido "en tinieblas"
y "despojado de los metales". (Ver R. Guénon: "La caverna y el laberinto", cap.
XXIX de Símbolos Fundamentales... y "De las pruebas iniciáticas" y "De la muerte
iniciática", caps. XXV y XXVI de Apreciaciones... La "Cámara de Reflexión" se
halla situada simbólicamente en el "interior de la tierra". Si se la considera
situada en la vertical misma del templo, correspondería a la cripta. La
simbólica alquímica y hermética -claramente presente en los símbolos de esta
"Cámara" o "Gabinete"- no se halla en el A\Y\R\ y creemos que es así en general
en los Rituales ingleses, por así indicarlos.

19
R\E\A\A\: "Ni desnudo ni vestido pero en un estado decente, privado del uso de
la vista y despojado de todo metal".

20
O que "es nacido de mujer libre" como se dice en alguno de los antiguos
documentos.

21
"Neófito" quiere decir "nuevo nacido" (Tuileur de Vuillaume), y también "nueva
planta". En otros rituales se le llama Neófito sólo después del juramento que ha
realizado ante las "Tres Grandes Luces", aunque no las vea, siendo antes
"Candidato", "Postulante" y "Recipiendario". En el Tuileur citado se insiste en
que las denominaciones correctas son: "Candidato", "Recipiendario" cuando ha
sido admitido a las pruebas, y "Neófito" cuando ha recibido la "Luz".

22
Se trata, este último punto, no ya de un "revestido" o "recubrimiento" moral de
unos Principios en unas aplicaciones particulares, sino de una intrusión
completa de valores "democráticos", es decir cuantitativos, que se concretan en
la Revolución Francesa (aunque vienen de mucho antes) y van estableciéndose a lo
largo de todo el S. XIX hasta llegar a ser en apariencia un objeto de "culto"
cuasi religioso y en realidad un instrumento de lo profano, constituyendo de
hecho uno de sus "dogmas". Todo ello es "política" moderna, carente de
verdaderos Principios -trascendentes- y no tiene nada que ver con lo sagrado y
mucho menos con lo iniciático, hallándose sujeta a los vaivenes del tiempo y a
las modas de pensamiento, siendo que precisamente se trata de acceder a la "No-
Acción" del Principio. Lo cual no quiere decir que la idea de justicia y
equilibrio sea ajena a la Masonería, y quizá sea sintomático que ésta no pueda
existir en regímenes autoritarios, tal vez por lo que se refiere a la noción de
Libertad, primera de su divisa. Por lo demás es evidente que lo mayor no puede
ser producido por lo menor, sino al contrario. El poder verdadero no emana de
los individuos como tales ni de su cantidad, sino de quien ha trazado la Ley
misma del Cosmos, y a ella están sometidos todos los seres, por su propia
naturaleza, independientemente de su traducción en las formas de una sociedad
"tradicional", que es también una expresión simbólica, y que lleva implícitas
las posibilidades de enseñanza y realización. Ver R. Guénon, La Crisis del Mundo
Moderno (Obelisco, Barcelona 1982) y Etudes sur l'Hindouisme: cap. "Sanâtana
Dharma" (Ed. Traditionnelles, París 1989). La Ley corresponde a la Escuadra, de
ahí su importancia en el Grado de Aprendiz. Precisamente, la Libertad (del Ser)
corresponde a la "liberación" de la "Ley", que en definitiva es la de la
manifestación, lo que no puede hacerse sino de acuerdo a la Ley misma, que es la
propia del Logos. Ver R. Guénon: "Noción metafísica de la libertad", últ. cap.
de Los estados múltiples del Ser (Obelisco, Barcelona 1987).
23
Podría considerarse aquí a la "Ratio", la misma que Robert Fludd coloca, en la
escala simbólica que une tierra y cielo, inmediatamente debajo del
"Intellectus", aunque considerando aquí un campo restringido dentro del
conocimiento distintivo y reflejo que es su ámbito. Hacemos mención de un
grabado, de su obra Utriusque cosmii Historia, T. II, que se halla reproducido
en el No. 6 de SYMBOLOS (pág. 174). También las palabras de Virgilio a Dante al
final del Canto 27 del "Purgatorio".

24
Por la raíz vir. Esta cualidad no es exclusivamente "masculina", de ahí por
ejemplo que se llame incluso a Atenea -o Minerva- "Diosa viril"; la cual es por
cierto patrona de las artes de la guerra, de las ciencias y los oficios.

25
Los temas de estas preguntas y respuestas, que señalan y trazan temas de
meditación, contienen evidentemente un sentido moral -y hay también, en efecto,
una moral masónica, que es una expresión en su orden de esa misma Ley
"arquitectónica", p. ej.: "no ofendas a tu H\, alabarlo aún menos"- pero éste no
es exclusivo. Podrían observarse como una versión "exotérica y 'moralizada' " de
símbolos de otro orden, tal y como R. Guénon lo expresa con respecto al "mito de
Hércules entre la Virtud y el Vicio". Ver "El simbolismo solsticial de Jano",
cap. XXXVII de Símbolos Fundamentales.... La mención del cuadro o "encuadre",
como imagen de la fijación de un "orden" es análoga a la del establecimiento de
límites para una construcción, así como a la "separación" alquímica y se
complementa con la de ritmo.

26
Debe destacarse la noción de "ritmo" implícita aquí, siendo la Regla una de las
Herramientas del Aprendiz, la medida simbólica de la cual es de "24 pulgadas",
según señala R. Guénon en Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage T
II (pág. 179), quien indica en el mismo lugar que la división simbólica correcta
de esa medida es en dos partes iguales. 

27
La "fuerza" estaría en correspondencia con la tierra y la materia prima, y la
"resolución", o huella de la "Voluntad del Cielo" con el Azufre alquímico. Ver
R. Guénon, "El 'Azufre', el 'Mercurio' y la 'Sal' ", cap. XII de La Gran
Tríada. 

28
Dentro de los ritos de tránsito o pasaje del mundo profano al sagrado, que
constituyen la primera parte de la recepción masónica, el que se menciona en
estos momentos conserva una notable significación simbólica, comenzando por la
denominación misma de "copa sagrada" dada a la que también se llama "de la
amargura" o "de las libaciones", con la que se va a prestar el juramento.
Asimismo es muy significativa la alusión al Hermano "sacrificador", pues lo que
en verdad se está ritualizando es la muerte, abandono o despojamiento de la
ilusoria personalidad profana, lo cual, en efecto, conlleva un "sacrificio" por
parte del aspirante, esto es, un "acto" o "hacer sagrado" (sacrum facere). Por
otro lado, no es menos interesante advertir el carácter alquímico de la
ceremonia, por la alusión más adelante al "veneno sutil" en que se "convierte"
el "efecto saludable", y ciertamente, al contrario de lo que se afirma en el
Dictionnaire de la Franc-Maçonnerie de D. Ligou, esto no constituye solamente
una "lección" sino exactamente una "enseñanza iniciática" como es propio de lo
que verdaderamente es un símbolo (ver  "De la enseñanza iniciática", cap. XXXI
de Apreciaciones..., trad. en SYMBOLOS No. 4). Alquímicamente la "ciencia de los
venenos" es también la "ciencia de los remedios". Es interesante la cita de J.-
M. Ragon (aunque la ceremonia sea distinta) que aparece en La Symbolique
Maçonnique de J. Boucher, págs. 50-51: "Hermano, el brebaje que os ha sido dado
es, por su amargura, un emblema de las aflicciones de la vida y de los
obstáculos que preceden a la Iniciación o descubrimiento de la verdad. Que sea
para vos un brebaje del Leteo o de olvido con respecto a las falsas máximas
extraídas de entre los profanos. El segundo brebaje es puro; lo habéis
encontrado más dulce. Que sea un brebaje de Mnemósine o de la memoria para las
lecciones que recibiréis de la sabiduría" (Cours Philosophique et interprétatif
des Initiations anciennes et modernes, 1841). 

29
En otras versiones, hecho el silencio al golpe de mallete del Oriente, el Vig\
coloca sin más su mallete sobre el pecho del Recipiendario hasta que le deja
pasar.

30
Este viaje está expresamente designado, en otros rituales del R\E\A\A\, como la
"prueba del Aire", tal como aquí los dos siguientes constituyen la "prueba del
Agua" y "del Fuego", respectivamente, y se considera a la estancia en la "Cámara
de reflexión" como la "prueba de la Tierra". Queremos recordar que la palabra
"elemento" se refiere, en el contexto de las pruebas iniciáticas, a la idea de
"simplicidad". Dichas pruebas purificadoras no tienen otra función que la de
conducir al alma a un completo estado de "virginidad" o de "materia prima" que
la haga susceptible de recibir la "luz iniciática" o "influencia espiritual".
Ver René Guénon: "De las pruebas iniciáticas" y "Sobre dos divisas iniciáticas",
caps. XXV y XLVI de Apreciaciones... 

31
La "prueba de la sangre", tal cual aquí se muestra y que representa el último
acto sacrificial del aspirante previo al juramento iniciático es una práctica
nacida en la Masonería francesa del S. XIX, habiendo casi desaparecido
actualmente. En otras formas del R\E\A\A\ sólo se halla la primera pregunta. En
el R\E\R\ se produce en el mismo momento del Juramento, cuando al tercer golpe
sobre el compás su punta (la otra está sostenida por el Candidato con su mano
izquierda, como en el Rito anterior) presiona el pecho del Recipiendario y se
produce la efusión de un líquido que imita la sangre. A pesar de que algunos
autores han señalado -tal vez demasiado alegremente- el carácter un tanto
"teatral" de esta parte de la recepción (ver al respecto Ibid., cap. XXVIII: "El
simbolismo del teatro"), hemos de reconocer sin embargo el valor simbólico que
la sangre conservaba en los antiguos ritos iniciáticos de numerosas tradiciones.
Entendemos que aquí se trata de establecer un pacto "consanguíneo" con la propia
Masonería, del símbolo de la entrega o donación de la vida (puesto que la sangre
es el vehículo del alma vital) a lo que ella representa, como expresión del
Principio Divino que la alienta, y en el que no hay acepción de personas, lo que
señala el carácter axial del sacrificio. Como se dice en el Evangelio, "Quien
quiera salvar su vida [su alma] la perderá" (Mateo XVI-25). Ver también Ibid.,
cap. XLVII: "Verbum, Lux et Vita". Así como: "El 'éter en el corazón' ", "La
idea de centro en las tradiciones antiguas", "El grano de mostaza", caps. LXXIV,
VIII y LXXIII de Símbolos Fundamentales. 

32
Cf. Mateo, VI-3. 
33
Entre los Oficiales que componen una Logia masónica, el H\ Hospitalario encarna
la virtud de la Caridad, como lo testimonia el corazón que figura en la joya de
su collar (en el R\E\R\ es un corazón inflamado). Es el depositario del "Tronco
de la Viuda" o "de Beneficencia" destinado a socorrer las necesidades
pecuniarias de los miembros de la Logia y de sus familias impedidos por motivos
de salud o de otra índole. Él es asimismo el lazo que la Logia mantiene con los
HH\ enfermos que no pueden asistir a los Trabajos. Transcribimos lo siguiente,
perteneciente al A\Y\R\: 

Después de haber sido revestido con el mandil y devuelto al Este ante el V. M.,
éste le dice: "H. Gabe (ver nota c Anexo), de acuerdo a una antigua costumbre,
adoptada entre los masones, es necesario que se os solicite donéis alguna cosa
de tipo o naturaleza metálica, no por su valor intrínseco, sino para que pueda
ser depositado entre las reliquias en los archivos de esta Logia, como un
recuerdo de cuando habéis sido hecho masón. Cualquier cosa, Hermano, que podáis
tener con vos, de naturaleza metálica, será recibida agradecidamente: un botón,
un alfiler, una pieza de cinco o diez centavos, o cualquier cosa, Hermano mío".
El candidato observa que no lleva nada sobre sí, que se encuentra totalmente
desprovisto, pues su conductor lo había despojado de todo antes de entrar en la
Logia. Tal vez solicite poder ir donde se hallan sus ropas para poder
contribuir, lo que el V. M. rechaza, desde luego. Después de algunos momentos de
suspenso éste dice: - H. Gabe, sois en verdad un objeto de caridad: Casi
desnudo, sin un centavo, ni siquiera un botón o alfiler que ofrecer a esta
Logia. Permitid, Hermano mío, que esto tenga un último efecto sobre vuestra
mente y vuestra conciencia; y recordad, si alguna vez véis a un amigo, pero más
especialmente a un Hermano, en una condición semejante de desamparo, que debéis
contribuir tan liberalmente a su sostén y socorro, como sus necesidades parezcan
exigir y vuestra capacidad os permita, sin ninguna ofensa material para vos o
vuestra familia". Después de esto el candidato es "devuelto al lugar de donde
vino e investido de lo que antes había sido desvestido" antes de volver a la
Logia y ser colocado en el Nordeste, punto cardinal donde era depositada
antiguamente la primera piedra de la construcción. Se trata del simbolismo del
despojamiento, imagen de la dependencia de todo ser con respecto al Principio,
representado en el espacio sagrado de la Logia, vinculado asimismo con el
simbolismo de la caridad en tanto que ésta corresponde al "vértice superior del
triángulo iniciático". Se añade en nota, en el Duncan's Ritual: "El Maestro,
asistido por el 1er Vig., (que ha revestido al Neófito con el mandil y le ha
enseñado cómo se lleva) deposita la primera piedra de ángulo de una bella
fábrica" (el subrayado se halla así en el texto). Ver R. Guénon: "La piedra
angular", "Lapsit Exillis", "El-Arkàn", caps. XLIII a XLV de Símbolos
Fundamentales...

34
Se trata de la primera enseñanza en el simbolismo constructivo que recibe el
candidato. Es el "paso ritual" en ángulo o en escuadra con que el Masón ha de
entrar siempre en el Templo. El "cuadrado largo" es, en efecto, la forma que
tiene la Logia masónica. Como se dice en uno de los antiguos rituales
conservados, The Three Distinct Knocks: (El 1er V. ) "me enseñó a dar un paso
(step) sobre el primer grado (o escalón: step) de un cuadrado largo (of a right
angle oblong square)". Ver V. de Honnecourt, No. 13, pp. 113-114. 

35
Aunque aquí no se señale, el solemne juramento se presta ante las "Tres Grandes
Luces" de la Masonería, que son el Libro de la Ley Sagrada, la Escuadra y el
Compás. Esto ocurre invariablemente en todos los Ritos masónicos sin excepción,
testimoniando así el papel verdaderamente "central" que en todos ellos poseen
las "Grandes Luces", en cuanto que sintetizan la esencia misma de la Masonería.
Ver p. 126 del No. 10 de V. de Honnecourt. La presencia de dichas "Luces"
constituye un verdadero Landmark. 

36
El A\Y\R\ y el ritual The Three Distinct Knocks son tal vez más explícitos a
este respecto, pues en ellos se dice "tener la garganta cortada y la lengua
arrancada desde la raíz". Ver R. Guénon: "Las raíces de las plantas", cap. LXII
de Símbolos Fundamentales.... Se trata, en cualquier caso, de la privación del
habla y con ella de la articulación de la palabra y su poder generativo, en el
que se participa también mediante la palabra sagrada (aunque sea "deletreada"
por el Aprendiz), fundamental en la transmisión oral y en el reconocimiento por
la Orden, por los Misterios que ésta representa, y por lo tanto en el ámbito de
la realización iniciática. Por otro lado, la idea del "despedazamiento" o
"desmembramiento" del recipiendario (en el documento The Masonry Dissected se
incluye "el corazón arrancado del seno izquierdo y el cuerpo reducido a cenizas
dispersadas en la superficie de la Tierra") es común en diversas iniciaciones,
como por ejemplo las chamánicas, aunque no se visualicen como "penas" o
"castigos" (a los que por otra parte corresponde el rito de la penitencia, como
forma de "reunión de lo disperso"), pero sí como sufrimiento, desgarramiento y
muerte, ya se refieran a la tortura ritual o a la acción directa de los Dioses o
de los espíritus intermediarios. Todo esto supone una muerte simbólica, es decir
la posibilidad de una "liberación", siempre que el "viaje por los infiernos" se
cumpla por un "mandato" u orden celeste (lo propio en definitiva de la
Iniciación en todas sus formas), en cuyo caso podrá reflejar un hecho
arquetípico, con toda la fuerza que esto implica y la posibilidad de un "nuevo
nacimiento". Ver R. Guénon, Símbolos Fundamentales..., cap. XLVI: "Reunir lo
disperso", y también La Divina Comedia, Infierno, canto II: antes y después de
"Hay en el Cielo una dama gentil". Asimismo, el mar es entendido aquí como el
dominio de las "aguas inferiores", o mundo sublunar, del que sólo se puede
escapar recuperando la memoria de lo sagrado o verdaderamente real. En The Three
Distinct Knocks se precisa en el juramento: "a la distancia de un cable de la
orilla"; si este cable es un lazo, el lazo iniciático por su vinculación con el
"cable-tow" (ver Anexo A y su nota e ), el camino puede ser recorrido de nuevo,
mediante la "rectificación". Ver también R. Guénon, "Ligaduras y nudos", cap.
LXVIII de Símbolos Fundamentales... 

37
Por esta designación se señala aquí que se trata, no de la luz sensible, sino de
la inteligible, espiritual o pneumática, de la que aquella es un símbolo. Ver R.
Guénon: "Verbum, Lux et Vita", ya citado. Y asimismo la  recepción en el
A\Y\R\. 

38
Esas espadas son asimismo rayos que apuntan al corazón. 

39
Se considera a veces, en el conjunto espada-mallete, a la primera como símbolo
de la autoridad espiritual y al segundo como símbolo del poder temporal, los
cuales el Ven\M\ reúne en el cumplimiento de sus funciones rituales. Esto en
cuanto se los observa como complementarios por el hecho de que se conjugan en la
recepción según el R\E\A\A\, que no es el único pero tal vez el que más ha
recogido la herencia de las iniciaciones caballerescas (ver el muy interesante
artículo de Denys Roman en Vers la Tradition No. 56, "Remarques sur quelques
symboles maçonniques, II") donde se concluye en la casi segura sustitución de la
paleta por la espada flamígera, imagen esta última análoga a la de la serpiente
como símbolo del Verbo. La conexión de lo 'caballeresco' con lo 'artesanal' se
manifiesta en la comunidad de símbolos de la heráldica de ambos, gracias sobre
todo al simbolismo hermético presente en los blasones guerreros y de oficio, los
que se vinculan en la identidad de la "Gran Obra" con el "Arte Real". Por otra
parte, el mallete simboliza en sí mismo un doble poder y es asimilado como otras
armas de doble filo -la espada, el hacha, el martillo- al rayo (Ver R. Guénon:
Símbolos Fundamentales..., caps. XXV y XXVI: "Las 'piedras del rayo'" y "Las
armas simbólicas"). Tal vez es por el uso inadecuado de una espada recta en
lugar de una flamígera, que se pierde de vista el simbolismo de ésta, siendo que
en realidad espada y mallete son símbolos de un poder "único en su esencia y
doble en su manifestación de apariencia contraria" (Ibid. y asimismo La Gran
Tríada, cap. VI: "Solve et coagula"). 

40
Por la instrucción en los secretos del Grado, el Neófito es incorporado en el
oficio, lo que se complementa con la entrega de las herramientas simbólicas.
Siendo los signos Escuadras, Niveles y Plomadas (o "ángulos rectos,
horizontales, y perpendiculares") es introducido en la posibilidad de la
Construcción del Templo o regeneración espiritual. El trabajo del Aprendiz
consiste, según la Instrucción ritual de Primer Grado del R\E\A\A\, en
"desbastar la Piedra Bruta, a fin de despojarla de sus asperezas y acercarla a
una forma en consonancia con su destino". Ver R. Guénon: Apreciaciones..., cap.
XXXI:  "De la enseñanza iniciática". 

41
En otras formas del R\E\A\A\ se utiliza la expresión "que decoran vuestras
Columnas". El término "columna" tiene en Masonería un rico sentido simbólico,
referido a la idea de la verticalidad del eje en torno al cual se levanta la
construcción del Templo. La expresión "Levantamiento de Columnas" se refiere a
la creación de una Logia, a su instauración o instalación, llamada también
"Encendido de Luces", al mismo tiempo que el "Abatimiento de Columnas"
corresponde a su disolución. Se puede decir que el masón -el iniciado- es
asimismo una "columna". Ver R. Guénon, Símbolos Fundamentales..., caps.
incluidos en el apartado "Simbolismo axial y de pasaje". 

42
En lugar de "Tronco de Beneficencia" también se dice "Tronco de la Viuda",
expresión mucho más masónica en cuanto a su uso tradicional.

43
En otros Rituales del R\E\A\A\ el "Saco de Proposiciones" no se ofrece a la
reclamación por un H\, quedando "bajo mallete" en manos del V\M\, aunque este
puede dar a conocer en ese mismo momento el "frontispicio" de las "planchas
grabadas" o "buriladas" -o "trazadas" como es el caso- que contenga, si lo
considera oportuno. Asimismo en otros casos es el H\Or\ el que cuenta o en todo
caso da fe de las "medallas profanas" contenidas en el Saco o Tronco de
Beneficencia, siendo anotadas por el Secr\ y recogidas por el Hosp\. 

44
También se dice "subid a Oriente" pues este se halla elevado con respecto al
suelo del Templo, sea por tres o por siete escalones. Cf. nota 2. 

45
Aquí se da, en otras formas del R\E\A\A\, la realización de la "Cadena de
Unión", después del anuncio de que "los trabajos del día han terminado": - "HH\,
los trabajos de hoy han acabado, tenemos derecho al descanso. Siguiendo la
antigua costumbre no queda sino cerrar nuestros secretos en lugar seguro y
sagrado (se lleva la mano derecha a su corazón) y unirnos en Fraternidad. En pie
HH\, formemos la Cadena de Unión, quitaos los guantes". La cadena se forma: "el
brazo derecho sobre el izquierdo, pies en escuadra, manos desnudas [que se unen
como eslabones], entre todos los HH\ presentes, alrededor del Cuadro de la
Logia". La posición de los brazos y manos reproduce los lazos de la "cadena" que
rodea la Logia bajo la bóveda estrellada. "Todos observan un instante de
recogimiento". Este es el momento en que según las costumbres se realiza una
oración o invocación (que se refiere normalmente a la Luz -iniciática- que ha
regido los Trabajos y que debe estar también presente "fuera" del Templo,
"permaneciendo sin embargo oculta a las miradas profanas"). La cadena se rompe
después de sacudir los brazos tres veces y todos vuelven a sus lugares. Los
HH\toman asiento a la orden del V\M\. Ver :  "Dos temas masónicos: 'Con alegría'
y 'Cadena de Unión' ", cap. 33 de Símbolo, Rito, Iniciación (Siete Maestros
Masones. Obelisco, Barcelona 1992) así como R. Guénon: "La 'Cadena de Unión' "
cap. LXV de Símbolos Fundamentales... 

46
En otras versiones del R\E\A\A\, en lugar de esta pregunta el V\M\ se dirige al
2o. Vig\: "¿Dónde reciben su salario los Aprendices masones?". Y más adelante,
cuando el 1er Vig\ contesta que es "Medianoche en punto", siendo la "hora de
despedirlos", se procede al cierre de los Trabajos de la Logia. Se cierra el
"Libro de la Ley Sagrada" (y con él desaparecen las "Tres Grandes Luces"), se
borra, recoge o enrolla el "Cuadro de Logia" y se extinguen las "Luces
pequeñas": ¡Que la Paz reine sobre la Tierra! ¡Que el Amor reine entre los
hombres! ¡Que la Alegría esté en los corazones!". Con ellas se apagan las luces
de la Logia y finalmente el Delta luminoso. 

LA SIMBOLICA DE LA FRANC-MASONERIA

FRANCISCO ARIZA  

Introducción 
En esta revista dedicada a la simbólica universal, no podían faltar algunas
reflexiones sobre el importante simbolismo de la Masonería, la cual representa,
junto a la tradición Hermética-Alquímica, la única vía iniciática no religiosa
que pervive todavía en Europa y su área cultural de influencia. Y esto es así a
pesar de que en la actualidad bastantes masones no conocen, o al menos conocen
de forma muy limitada, el carácter simbólico e iniciático de su Orden. Algunos
llegan incluso a negar ese aspecto esencial de la misma, creyendo que ésta sólo
persigue fines sociales y filantrópicos. Incluso hay otros que sólo ven en la
riqueza simbólica de la Masonería una fuente inagotable en donde alimentar sus
propias fantasías "ocultistas", tan de moda hoy día. Sin duda, esta suplantación
de los verdaderos fines de la Masonería y, por consiguiente, la infiltración de
las "ideas" profanas, sólo podía suceder en una época que, como la nuestra, vive
sumida en la más profunda oscuridad intelectual y espiritual como nunca se había
conocido hasta ahora. 

Debemos aclarar que aquí se va a hablar de la Masonería tradicional, es decir,


de aquélla que mantiene vivos y permanentes, a través de los símbolos, los ritos
y los mitos los lazos con las realidades cosmogónicas y metafísicas emanadas de
la Gran Tradición Primordial, de la que la Masonería es (en verdad) una
ramificación. A nuestro entender, y considerada de esta manera, la Masonería, al
igual que cualquier otra organización tradicional, ofrece al hombre caído e
ignorante los elementos necesarios para llevar a cabo su propia regeneración y
evolución espiritual. 
La estructura simbólica y ritual de la Masonería reconoce numerosas herencias
procedentes de las diversas tradiciones que se han ido sucediendo en Occidente
durante al menos los últimos dos mil años. Y este hecho, lejos de aparecer como
un mero sincretismo, revela en esta Tradición una vitalidad y una capacidad de
síntesis y de adaptación doctrinal que le ha valido el nombre de "arca
tradicional de los símbolos". Todas esas herencias se han ido integrando con el
transcurso del tiempo en el universo simbólico de la Masonería, amoldándose a su
propia idiosincrasia particular. Procediendo de una tradición de constructores,
no debe resultar extraño que la Masonería cumpla con la función de arca
receptora, pues precisamente la construcción o edificación no tiene otra función
que la de poner "a cubierto" o "al abrigo" de la intemperie o inclemencia del
tiempo; pero, análogamente, cuando la construcción se entiende como algo sagrado
-y este es el caso-está claro que ésta no hace sino proteger, y separar, del
mundo profano (las tinieblas exteriores) todo aquello que corresponde al dominio
estrictamente espiritual y metafísico. Por otro lado, este es precisamente el
papel de los símbolos que aluden a las ideas de receptividad y concentración,
como la misma arca, la copa, la caverna o el templo. 

Siendo, como hemos dicho, una vía iniciática de orígenes artesanales, la


Masonería ha tenido una especial sensibilidad hacia todas las corrientes
tradicionales con las que ha entrado en contacto. Así, de entre esas corrientes
merecen destacarse, además del Hermetismo, las que proceden del Cristianismo,
del Judaísmo y de la antigua tradición greco-romana, y más concretamente del
Pitagorismo. También podríamos mencionar a la todavía más antigua tradición
egipcia, sobre todo en lo que se refiere a los símbolos cosmogónicos
relacionados con la construcción, pues, como es sabido, el antiguo Egipto es en
realidad uno de los centros sagrados de donde surgió gran parte del saber que
contribuyó a conformar, con su influencia sobre los filósofos griegos, la
concepción del mundo propia de la cultura occidental. De todas formas, la
herencia egipcia se transmite a la Masonería a través fundamentalmente de la
Alquimia hermética y del Pitagorismo. 

Sin embargo, de esto que decimos no debe concluirse que la Masonería sea el
"resultado" de la confluencia de todas esas tradiciones. Si así fuera, la
Masonería vendría a ser una especie de collage o museo arqueológico donde
tendrían cabida todas las reliquias del pasado encontradas aquí y allá, y
catalogadas según la antigüedad respectiva de cada una de ellas. Evidentemente
no queremos decir eso cuando hablamos de la herencia multisecular recibida por
la Masonería. Cada tradición es legitimada y conformada por una "revelación" de
orden divino acaecida, valga la paradoja, en un tiempo mítico, a-histórico y a-
temporal.1 

Dicha revelación es "única" para cada forma tradicional, que se constituye a


partir de ella dándole su "sello" o "marca" particular, su estructura, y por
tanto una función y un destino que cumplir en el escenario del tiempo de la
historia. Otra cosa es que, por las circunstancias que fueren, una tradición
reciba de otra (u otras) determinadas influencias por contacto o similitud, lo
que muchas veces ha sido inevitable y hasta necesario. Pero de ninguna manera
quiere esto decir que una tradición se "transforme" en otra, pues, como ocurre
con cualquier ser vivo, cada una comprende un nacimiento, un desarrollo, una
madurez, y finalmente una muerte. Aquello que se ha dado en llamar la "Unidad
Trascendente de las Tradiciones", es bien distinto a una simple "uniformidad".
Significa, fundamentalmente, que todas y cada una de ellas procede de una fuente
única (la Tradición Primordial), que se manifiesta no en la forma o ropaje que
puedan adoptar por circunstancias de tiempo y de lugar, sino precisamente en lo
que constituye la "sabiduría perenne" contenida en el núcleo más interno y
central de cada tradición. Lo que ocurre con respecto a la Masonería es que ésta
no posee un carácter religioso, lo cual ha hecho posible su adaptación a todas
las tradiciones, religiosas o no, con las que se ha relacionado a lo largo de la
historia. Su simbólica iniciática, referida al arte de la construcción, entre
otras cosas le ha servido de cobertura protectora, al mismo tiempo que le ha
permitido amoldarse a cualquier "dogma" religioso o exotérico sin entrar en
conflicto con él. 

Un ejemplo de esto lo tenemos en las relaciones que durante toda la Edad Media
occidental mantuvo la Masonería con el poder eclesiástico y con las diversas
organizaciones iniciáticas del esoterismo cristiano. Por otro lado, si la
Masonería, con ese espíritu de fraternidad y tolerancia que le caracteriza, no
hubiera acogido en su seno esas diversas herencias, con toda seguridad éstas se
habrían perdido definitivamente. Y es posiblemente esa capacidad receptora la
que ha contribuido a fomentar esa ilusión de sincretismo que erróneamente
algunos le adjudican. Empero, es todo lo contrario, pues la Masonería al "reunir
lo disperso" no ha hecho sino conservar en sus estructuras simbólico-rituálicas
la "memoria" de esas múltiples herencias, cumpliendo con ello un papel
"totalizador" que tiene su razón de ser (y una razón de ser profunda) en este
final de ciclo que estamos viviendo. En este sentido, y al igual que en el
"arca" de Noé fueron encerradas, para que no perecieran, todas las "especies"
que debían ser conservadas durante el cataclismo intermedio entre dos periodos
cíclicos; el "arca" masónica también acoge todo lo que de válido debe
conservarse hasta que a su vez el ciclo presente finalice, y que constituirá los
"gérmenes" espirituales que se desarrollarán durante el transcurso del ciclo
futuro. Precisamente, esta función recapituladora asumida por la Masonería
tradicional hace pensar que ésta subsistirá hasta la consumación del ciclo, lo
que por otro lado, y como señala un autor masón, "... está expresado
simbólicamente por la fórmula ritual según la cual la Logia de San Juan está en
el valle de Josafat", que, añadimos, es donde simbólicamente tendrá lugar lo que
en el Cristianismo se denomina el "Juicio Final"2. En el mismo sentido, también
se dice que la Logia masónica permanece "... en la más alta de las montañas y en
el más profundo de los valles", aludiendo con ello al comienzo del ciclo (cuando
el Paraiso se encontraba en la cima de la montaña del Purgatorio) y a su final
(cuando la Verdad del conocimiento, representada por el estado edénico,
"replegándose" en sí misma se ha hecho invisible a la mayoría de los hombres,
ocultándose en el "mundo subterráneo"). Habría que decir, para completar esta
simbólica cíclica, que el valle se corresponde con la caverna, la cual al estar
en el interior de la montaña se sitúa por ello sobre un mismo eje que conecta la
cúspide de la una con la base de la otra, uniendo de esta manera lo más "alto"
(el principio) con lo más "bajo" (el final). 

El Creador como geómetra y arquitecto

 
Dicho esto, que creemos ha sido necesario para aclarar ciertas confusiones que
existen en torno a la Masonería, intentaremos explicar a continuación algunas de
esas herencias simbólicas que esta Orden ha recibido de otras formas
tradicionales, aún vigentes o ya desaparecidas. Del Hermetismo la Masonería
recoge, en parte, la riqueza de la simbólica alquímica, que incluye las
enseñanzas y vivencias de los procesos de transmutación psicológica que llevan
del estado profano a la realización espiritual El simbolismo de los elementos,
relacionados con las energías purificadoras de la naturaleza, es de suma
importancia en el rito de la iniciación masónica. En este sentido, la "Cámara de
Reflexión" masónica viene a ser lo mismo, y cumple idéntica función simbólica
que el athanor hermético: un espacio cerrado e íntimo donde se producen los
cambios de estados regenerativos ejemplificados por la gradual "sutilización" de
la materia densa y caótica del compost alquímico. Igualmente, los diversos
objetos simbólicos que se encuentran en la "Cámara de Reflexión" son casi todos
de origen alquímico y hermético, como por ejemplo las tres copas conteniendo
azufre, mercurio y sal, sin olvidar las siglas V.I.T.R.I.O.L.3, y la banderola
con las palabras "Vigilancia y Perseverancia", las cuales aluden al estado de
vigilia permanente y paciencia de que debe armarse el alquimista en sus
operaciones. Por otro lado, existen interesantísimas analogías entre el proceso
de transmutación de la "materia caótica" alquímica y el desbastado de la "piedra
bruta" en la Masonería, por lo que puede hacerse una trasposición totalmente
coherente entre el simbolismo alquímico y el simbolismo constructivo y
arquitectónico. Asimismo, la iniciación hermético-alquímica está presente por
igual en los tres grados masónicos de aprendiz, compañero y maestro, que
reproducen las tres etapas de la "Gran Obra", las que incluyen una muerte, un
renacimiento y una resurrección, respectivamente. En fin, las leyes herméticas
de las correspondencias y analogías entre el macro y el microcosmos están
resumidas y sintetizadas en el esquema general del templo o Logia masónica,
verdadera imagen simbólica del mundo. 

Cuadro de Logia. Grado compañero

Si la Tradición hermética ha dejado la impronta de su huella en la Masonería,


la del Pitagorismo no es desde luego menos importante, y hasta podríamos decir
que es, junto al judeo-cristianismo, una de las más significativas, hasta el
punto que no es posible comprender lo que es la Masonería sin esa referencia
pitagórica. En efecto, numerosos símbolos masónicos denotan su procedencia
pitagórica, o en todo caso muestran una identidad palpable con algunos de los
símbolos más importantes de la cofradía fundada por el maestro de Samos. Tal es,
por ejemplo, la conocida "estrella pentagramática" o pentalfa, de suma
importancia en la simbólica del grado de compañero (donde recibe el nombre de
"estrella flameante"), y que los pitagóricos consideraban como su signo de
reconocimiento y un emblema del hombre plenamente regenerado. 

Pero es en la aritmética sagrada, es decir en la simbólica de los números en su


vertiente cosmogónica y metafísica, donde se observa más claramente esa
presencia del pitagorismo en la Masonería. Ambas tradiciones ponen el acento en
el sentido cualitativo de los números, por lo demás estrechamente vinculado al
simbolismo geométrico, el que a su vez está directamente relacionado con la
construcción del templo exterior y del templo interior. En este sentido, debe
señalarse que en el frontón de la Academia de Atenas Platón hizo grabar una
inscripción que rezaba: "Que nadie entre aquí si no es geómetra", sentencia que
unánimemente se atribuye a los pitagóricos, y que podría estar grabada
perfectamente en el pórtico de entrada a la Logia masónica. Asimismo la Unidad o
Mónada divina estaba simbolizada entre los pitagóricos por Apolo, el dios
geómetra primordial que mediante la "ley invariable del número", que extrae de
los acordes musicales de su lira, establece el modelo o prototipo por el que se
rige la armonía de la vida universal. ¿Y no es, en el fondo, el Gran Arquitecto
masónico, que con la escuadra y el compás determina la estructura y los límites
del cielo y de la tierra, lo mismo que el Apolo pitagórico? 

En lo que se refiere al Cristianismo, es indudable que de él proceden numerosos


e importantes elementos doctrinales integrados en la simbólica y el ritual
masónicos. Desde luego esta integración se vió favorecida por la convivencia que
durante prácticamente todo el Medioevo mantuvieron los gremios de constructores
con las órdenes monásticas y de caballería, especialmente los templarios.
Cuestionar o desconocer este aspecto cristiano tanto de la antigua como de la
actual Masonería, es privar a ésta de una parte esencial de su propia identidad
tradicional, además de demostrar con ello una ignorancia completa sobre el
esoterismo cristiano, que es precisamente el que en gran medida ha recogido la
Orden masónica. Sólo un dato, por lo demás sumamente significativo: los santos
patrones y protectores de la Masonería son los dos San Juan, el Bautista y el
Evangelista, y como ya se ha dicho la Logia es denominada "Logia de San Juan". 
A la presencia hermética, pitagórica y cristiana, habría que añadir la de la
tradición judía, surgida del tronco de Abraham al igual que el Cristianismo y el
Islam. La tradición hebrea ha transmitido a la Masonería fundamentalmente los
misterios relativos a las "palabras de paso" y a las "palabras sagradas", todas
ellas procedentes del Antiguo Testamento, si bien es verdad que también se
encuentran palabras y nombres sagrados de origen cristiano, concretamente en los
que se denominan los "altos grados" masónicos. En cierto modo, en la Masonería
confluyen la Antigua Alianza y la Nueva Alianza, lo que conforma el judeo-
cristianismo, el cual se constituyó en una sola tradición durante los periodos
más florecientes de la Edad Media. No es ninguna exageración afirmar que esa
constitución fue posible gracias a la propia Masonería operativa, que en este
sentido desempeñó una auténtica labor de "puente", y muy especialmente en lo que
se refiere al ámbito de la construcción y la arquitectura. 

Como más adelante tendremos ocasión de señalar, las palabras de paso y las
palabras sagradas se relacionan con la búsqueda de la "Palabra perdida",
búsqueda que concentra en gran parte el trabajo de investigación simbólica del
masón. Igualmente la concepción simbólica de la Logia -como el templo
cristiano-, está basada en el diseño geométrico del templo de Jerusalén (o de
Salomón), y el arquitecto que dirigió las obras de dicho templo, el maestro
Hiram, pasa por ser uno de los míticos y legendarios fundadores de la
Masonería.4 

Después de este cuadro general en el que muy someramente hemos apuntado, a


nuestro juicio, las más significativas influencias tradicionales presentes en la
Masonería, vamos a ver a continuación, sobre el plano de la historia, de qué
forma esas influencias penetraron y se convirtieron en parte constitutiva de
esta tradición. Y si bien aquí no tratamos específicamente de historia de la
Masonería, pensamos que traer a la memoria ciertos hechos históricos tal vez
podría hacernos comprender más en profundidad algunos símbolos masónicos que, en
efecto, se fraguaron a la luz de esas múltiples herencias. Por lo demás, la
historia es también una simbólica sagrada ligada al devenir cíclico y al destino
de los hombres y las civilizaciones. 

Una historia simbólica 


Debemos situarnos, pues, en esa época crucial de la historia de Europa y
Occidente que indudablemente fue la Edad Media. Allí encontramos a los gremios,
o agrupaciones de constructores conocidos como los free-masons o franc-masones,
que al estar exentos del impuesto de franquicia podían viajar y desplazarse
libremente por todos los países de la cristiandad. De esa libertad de movimiento
les venía dado, en parte, el nombre de "franc-masones", que quiere decir
"albañiles, o constructores, libres". Decimos "en parte", porque, como muy
acertadamente escribe Christian Jacq: "El franc-masón es el escultor de la
piedra franca, es decir, de la piedra que puede ser tallada y esculpida... El
'masón franco' es sobre todo el artesano más hábil y más competente, el hombre
que es libre de espíritu y que se libera de la materia por su arte... En
numerosos textos medievales, el franc-masón es opuesto al simple albañil, que no
conocía la utilización práctica y esotérica del compás, la escuadra y la regla".
Así, pues, esos "masones francos" poseían sus misterios iniciáticos, y sus
técnicas del oficio, relacionadas con la construcción, expresaban en el orden
concreto de las cosas la realización efectiva de esos misterios. 

En gran medida, esas técnicas los masones operativos las habían heredado
directamente de los Collegia Fabrorum romanos, es decir, de las agrupaciones de
constructores y artesanos cuyos orígenes se remontaban al legendario rey Numa.
Al igual que ocurrió con la Masonería, Los Collegia Fabrorum también recogieron
la herencia simbólica de tradiciones desaparecidas, la más notable de las cuales
fue la tradición Etrusca, cuya cosmología pasó al Imperio Romano por el conducto
de esos colegios. Es interesante resaltar que los Collegia Fabrorum veneraban
muy especialmente al dios Jano Bifronte, llamado así porque poseía dos rostros,
uno que miraba a la izquierda (a Occidente, el lado de la oscuridad), y otro a
la derecha (a Oriente, el lado de la luz), abarcando de esta manera el mundo
entero. Si bien el simbolismo perteneciente a esta divinidad romana es bastante
complejo, no obstante se sabe con seguridad que estaba relacionada con los
misterios iniciáticos, concretamente con los ritos de "pasaje" o de "tránsito".
En la Masonería operativa medieval esos mismos atributos pasaron a formar parte
de los dos San Juan, cuyo nombre es idéntico al de Jano. Más, a través de los
Collegia romanos, la Masonería recibió (entre otras fuentes de procedencia
diversa) la cosmología de los pitagóricos, basada, como ya se ha mencionado, en
las correspondencias simbólicas de los números y la geometría, ciencias y artes
sagradas que precisamente tienen en la arquitectura sus aplicaciones más
perfectas. Entre los personajes conocidos que facilitaron esa labor de
transmisión de la cosmología pitagórica (y también platónica) al Medioevo,
merece destacarse, en el siglo VII, a Boecio, llamado el "último de los romanos"
y autor de la Consolación de la Filosofía. Los estudios de Boecio sobre
astronomía, geometría, aritmética y música, fueron realmente decisivos para el
enriquecimiento de las "siete artes liberales", divididas en el trivium y el
cuadrivium, de suma importancia en las enseñanzas de la masonería operativa. Por
otro lado, la filosofía de Boecio influyó notoriamente en la literatura y el
pensamiento esotérico de la Masonería tradicional de los siglos XVIII y XIX, por
ejemplo en autores como Louis Claude de Saint Martin y José de Maistre. 

Siguiendo con este orden de ideas, existió una leyenda difundida entre los
masones de habla inglesa, según la cual un tal Peter Grower, originario de
Grecia, trajo a los países anglosajones determinados conocimientos relativos al
arte de la construcción. Algunos autores, entre ellos René Guénon, afirman que
este personaje, Peter Grower, no era sino el mismo Pitágoras, o mejor dicho, la
ciencia de los números y la geometría que a través de los pitagóricos se
introdujeron en las islas británicas, al mismo tiempo que en todo el continente.
En el mundo de la Tradición muchas veces los nombres de las personas, bien
históricas o legendarias, designan, más que a esos personajes mismos, a los
conocimientos que ellos vehicularon y que con frecuencia se transmitieron por el
conducto de las escuelas o cofradías que fundaron. Es lo que en cierto modo
ocurre también con el matemático griego Euclides, que es mencionado en los
"Antiguos Deberes" -Old Charges-, los cuales representan una serie de documentos
y escritos de la Masonería operativa donde fueron plasmados algunos eventos
relacionados con la historia sagrada de la Orden masónica. En uno de esos
documentos, el manuscrito Regius, se hace alusión a Euclides como el "padre" de
la geometría, recalcándose que ésta no designa sino a la propia Masonería. En
otros manuscritos se dice que el mismo Euclides fue discípulo de Abraham, lo que
desde el punto de vista de la cronología histórica es un verdadero sin sentido,
pues como se sabe Euclides vivió en Egipto durante el siglo III a. C., y Abraham
dos mil años antes, aproximadamente. Pero, teniendo en cuenta que se trata de
historia sagrada, y no simplemente profana, lo que en verdad se quiere
significar con esta leyenda es que Euclides fue el discípulo que recibió el
saber que el Patriarca encarnaba, y que no era otro que el monoteísmo hebraico
en su expresión cosmogónica y metafisica.5 

Resumiendo, en realidad todo esto alude a una transmisión de carácter sagrado


efectuada de la tradición judía a la Orden masónica, lo que equivale a una
auténtica "paternidad espiritual". 
Sea como fuere, el legado de la cosmología greco-romana unida a la
espiritualidad cristiana, dio como resultado la creación de la catedral gótica,
edificada por los gremios de constructores. Una catedral, o un monasterio, es un
compendio de sabiduría; en ella, grabada en la piedra, se plasman todas las
ciencias y todas las artes, así como los diferentes episodios bíblicos que
conforman la historia de la tradición judeo-cristiana. Allí aparecen los
diversos reinos de la naturaleza, el mineral, el vegetal, el animal y el humano,
lo mismo que las jerarquías angélicas que circundan el trono donde mora la
deidad. Todo ello convierte la catedral en un libro de imágenes y símbolos
herméticos reveladores de la estructura sutil y espiritual del cosmos. Esas
columnas que se elevan verticalmente hacia otro espacio, uniendo la parte
inferior (la tierra) a la superior (el cielo), esos arcos y bóvedas que semejan
cristalizaciones de los movimientos circulares generados por los astros, esa luz
solar que al penetrar a través del colorido polícromo de los vitrales se
transforma en un fuego sutil que todo lo inunda; todo ello, decimos, nos permite
reconocer la existencia de un espacio y un tiempo sagrados y significativos.
Este conjunto de equilibrios, módulos y formas armoniosas (que por reflejar la
Belleza de la inteligencia divina se constituye en "resplandor de lo verdadero",
como diría Platón) se genera a partir de un punto central, que a su vez es el
"trazo" de un eje vertical invisible, pero cuya presencia es omnipresente en
todo el templo. Este punto central no es otro que el "nudo vital" que cohesiona
el edificio entero, y donde confluye y se expande, como si de una respiración se
tratara, toda la estructura del mismo. Dicho "nudo vital" era bien conocido por
los maestros de obra, que veían su reflejo en el ombligo, sede simbólica del
"centro vital" del templo-cuerpo humano. Esa estructura del cosmos-catedral,
imperceptible a los sentidos ordinarios, se percibe no obstante, gracias a la
intuición intelectual y a las formas visibles del cielo y la tierra, que están
simbolizadas por la bóveda y la base cuadrangular o rectangular,
respectivamente. De ahí que la Masonería conciba el cosmos como una obra
arquitectónica, y la divinidad, como el Gran Arquitecto del Universo, también
llamado Espíritu de la Construcción Universal en otras tradiciones. 

La plomada, imagen del  equilibrio y la verticalidad

 
Cerca de las catedrales en construcción se encontraban los talleres o logias,
en los que se trazaban y diseñaban los planos, se repartían los cargos, se
hablaba de los detalles de la obra, y en definitiva se celebraban los ritos y
ceremonias de iniciación. Estos talleres eran auténticos centros de enseñanza
tradicional donde, además de las técnicas del oficio, se impartían los
conocimientos cosmogónicos. Realmente en los talleres masónicos se conjugaban el
arte y la ciencia, la práctica y la teoría, siguiendo así el famoso adagio
escolástico según el cual la "ciencia sin el arte no es nada". 

Cada Logia o taller estaba bajo la autoridad de un maestro arquitecto, que tenía
a sus órdenes los oficiales compañeros (divididos en subgrados y funciones), que
a su vez vigilaban y dirigían los trabajos de los aprendices. Esta estructura
ternaria y jerarquizada de aprendiz, compañero y maestro se encuentra con los
mismos o diferentes nombres unánimemente repartida en todas las organizaciones
iniciáticas y esotéricas, pues dicha jerarquía expresa un modelo del proceso
iniciático íntegro, que reproduce exactamente el desarrollo cosmogónico de las
"tinieblas a la luz", del "caos al orden". 

Uno de los pocos testimonios que se han conservado de los diseños realizados por
los masones operativos es el álbum del arquitecto francés Villard de Honnecourt,
al cual pertenece también el trazado de un laberinto, que por su forma es
idéntico al de todos los laberintos iniciáticos: una serie de repliegues
concéntricos que conducen, después de un largo recorrido que comienza en la
periferia, al centro mismo del laberinto, o punto de contacto con el eje
vertical por donde se produce la comunicación con los estados superiores y la
"salida" definitiva del cosmos, es decir de los limites determinados por el
tiempo -y su devenir cíclico- y el espacio. 

Junto a los masones operativos encontramos a los sabios alquimistas y


astrólogos, perfectos conocedores de las ciencias de la naturaleza aplicadas
como símbolos vivos del proceso iniciático y regenerador. Ellos dotaron la
catedral de numerosos símbolos basados en las correspondencias y analogías entre
el macro y el microcosmos, el cielo y la tierra, la divinidad y el hombre,
considerándose los legítimos herederos de la ciencia sagrada de Hermes
Trismegisto. La "piedra bruta" que los masones pulían y tallaban con destino a
la construcción, representaba, como ya hemos dicho, lo mismo que la "materia
caótica" de los alquimistas: una imagen de la substancia plástica indiferenciada
en la que están contenidas, en estado no desarrollado y potencial todas las
posibilidades de manifestación de un mundo o de un ser. La piedra estaba viva,
no era simple materia inerte, y al mismo tiempo su dureza y estabilidad
simbolizaban la inmutabilidad y firmeza del Espíritu. En todo esto, un hecho no
debe pasar inadvertido; los alquimistas tenían como santo patrón a Santiago el
Mayor, el que junto a San Juan Evangelista (patrón de los masones) y San Pedro
(fundador de la Iglesia), asistió a los misterios de la Transfiguración de
Cristo en el Monte Tabor. A partir de entonces un "lazo" fundamentado en un
"Secreto" debía unir, por encima de las diferencias formales, a todos aquéllos
que estaban bajo la protección de esos santos cristianos, una muestra de lo cual
fueron las fraternales relaciones que se vivían durante las edificaciones de las
iglesias-catedrales. Esa confraternidad entre alquimistas y masones debía
perdurar aún hasta bien entrado el siglo XVIII. 

La libertad de movimiento de que gozaban los masones francos, facilitaría los


intercambios de conocimientos con otros gremios artesanales, entre los que
destaca el llamado Compañerazgo, que agrupaba diversos oficios (entre ellos los
talladores de piedra y escultores), y que, al igual que los masones, tenían sus
grados y secretos de iniciación. Asimismo, esos intercambios se dieron con las
diversas órdenes monásticas y caballerescas. No hay que hacer, pues, un excesivo
esfuerzo de imaginación para formarse una idea del clima espiritual que se
respiraba en aquella fecunda y luminosa época. Aquí sí que habría que decir, sin
temor a exagerar, que el saber no tenía fronteras. Y es más, la cordial
convivencia habida entre las organizaciones iniciáticas y esotéricas, y aquéllas
de carácter religioso y exotérico, testimoniaba el vigor y la salud de la
tradición. 

Los caballeros templarios, esos monjes guerreros que eran también constructores
y cuyas reglas fueron inspiradas por San Bernardo, mantenían bajo su protección
numerosas logias masónicas. Y esto no debe pasar inadvertido, pues cuando esta
organización del esoterismo cristiano desapareció como tal en circunstancias
sangrientas (debido a la confabulación del siniestro rey francés Felipe el
Hermoso y del Papa Clemente V), esas mismas logias, sobre todo las de Inglaterra
y Escocia, acogieron en su seno a muchos de los templarios supervivientes, los
cuales traían consigo ciertos conocimientos iniciáticos de su Orden que
acabarían por integrarse definitivamente en la estructura simbólica y ritual de
la Masonería. Digamos que de entre esas logias merece ser destacada la Gran
Logia Real de Edimburgo, fundada por el rey Robert Bruce, que se opuso a aquella
abolición combatiendo junto a los templarios. Resulta por lo menos significativo
que la fecha de constitución de la Orden Real de Escocia sea la de 1314 (año en
que se abolió el Temple), y que ésta tuviera como Logia Madre a la Orden Heredom
de Kilwinning, algunos de cuyos rituales eran de inspiración templaria. Y esta
palabra, heredom, significa "herencia", que no es otra que la recibida por los
templarios. Desde luego no existen documentos escritos que atestigüen la
realidad de esa herencia simbólica, aun siendo evidente que la hubo. Por
tratarse de transferencias sagradas éstas tienen lugar primeramente en el plano
estrictamente espiritual y metafísico, concretándose en el ámbito humano por
mediación de individualidades (poco importa en este caso que sean conocidas o
anónimas) que las realizan de manera efectiva. 

Un hilo sutil y luminoso une el mundo superior al inferior, y el inferior al


superior, y el mantenimiento de esa comunicación es una de las principales
funciones que siempre han tenido las organizaciones tradicionales e iniciáticas.
Recordemos, en este sentido, que la palabra "tradición" procede del latín
tradere, que significa "transmitir" -y por extensión herencia-, y transmisión de
una verdad, volvemos a repetir, que se remonta a los orígenes mismos de la
humanidad, y que todas las civilizaciones han considerado como la fuente de su
saber y cultura. Esencialmente los templarios transmitieron a la Masonería la
idea de la edificación del templo espiritual "que no es hecho por manos de
hombre" según el mensaje evangélico. Dicha idea quedó plasmada con la creación
de ciertos altos grados, complementarios a la maestría, de procedencia
tempIaria. Uno de los más notables, por su riqueza simbólica, es el grado de
Royal Arch del Rito Inglés de Emulación. 

La Orden del Temple (o del Templo), en su núcleo más interno era de esencia
johánnica (lo mismo que la Masonería), pues se inspiraba en los misterios
contenidos en el Evangelio y el Apocalipsis de San Juan. Asimismo los
"Caballeros de Cristo" tenían como una de sus principales misiones la protección
del Santo Sepulcro y el mantenimiento de las relaciones con la "Tierra Santa",
es decir con el "Centro Supremo" o "Centro del Mundo". Con la desaparición del
Temple, la Masonería tradicional (y aquí recalcamos lo de "tradicional"), al
igual que la Orden hermética de la Rosa-Cruz, seguiría manteniendo para
Occidente los vínculos con esa "Tierra Santa", también llamada en otras culturas
"Tierra de los Inmortales" o "Tierra de los Bienaventurados". 

Durante el Renacimiento la misma ausencia de documentos escritos encontramos en


las relaciones que mantuvo el hermetismo cristiano y alquímico con la Masonería.
Gracias a la recuperación de la filosofía platónica impulsada en Italia por
Marsilio Ficino y Pico de la Mirándola, en esa época se asiste a un nuevo
resurgimiento de la tradición y del saber hermético, en el que hay que incluir
la Magia Natural y la Cábala cristiana. 

Libros como De Harmonia Mundi de Francesco Giorgi, La Cábala Denudata de J.


Reuchlin, La Mónada Hieroglífica de John Dee, y la Filosofía Oculta de Cornelio
Agripa, entre tantos otros, ejercieron una gran influencia en los círculos
herméticos de toda Europa. En todo esto hay algo importante a señalar: debido a
la confraternidad que se dio en el Medioevo entre las agrupaciones herméticas y
los gremios de constructores, era perfectamente normal que en una época como el
Renacimiento -en donde el soporte de una civilización tradicional estaba ya
bastante debilitado- esos vinculos se fortalecieran con el fin de salvaguardar
los valores de la tradición y la doctrina.

2ª Parte

 
NOTAS

1
Aludiendo a esa primordialidad, algunos textos masónicos de la Edad Media
remontan la Masonería a los orígenes mismos de la presente humanidad, cuando se
dice que: "Adán fue el primer iniciado masón y el Paraíso la primera Gran
Logia". Parafraseando lo que al respecto se menciona en algunos rituales
ingleses, el simbolismo masónico existe from immemorial time, es decir, desde
tiempo inmemorial.

2
Denys Roman, René Guénon et les destins de la Franc-Maçonnerie.

3
Visita Interiora Terrae, Rectificando Invenies Occultum Lapidem ("Visita el
interior de la Tierra, rectificando descubrirás la Piedra oculta").

4
Es interesante comprobar que las raíces de los nombres de Hiram y Hermes, HRM,
son idénticas, lo que nos lleva a suponer que existe entre ambos una misma
función tradicional, o una misma energía espiritual adaptada a dos formas
tradicionales ligadas a la revelación de los misterios cosmogónicos.

5
El monoteísmo hebraico se constituye a partir de la confluencia entre la
tradición abrahámica surgida de Caldea (Abraham era oriundo de la Ur caldea) y
una corriente directamente vinculada con la Tradición Primordial. En la Biblia
esta conjunción está simbolizada por el encuentro acaecido entre Abraham y
Melquisedeq, "sacerdote del Altísimo y rey de Salem" representante de esa
corriente primordial.

LA SIMBOLICA DE LA FRANC-MASONERIA

FRANCISCO ARIZA

2ª Parte  

Llegamos así a la primera mitad del siglo XVII, donde asistimos al surgimiento
del movimiento hermético-cristiano que se ha dado en llamar el "iluminismo
rosacruz". Este movimiento, que concedía una importancia especial a la
invocación de los nombres divinos hebreos y cristianos, así como a las analogías
y correspondencias entre los tres mundos o planos de la manifestación universal,
corporal, anímico y espiritual, debía ser decisivo para la gestación de la
Masonería especulativa. Los rosacrucianos, entre los que se encontraban
auténticos hombres de conocimiento de la talla de Robert Fludd, Michel Maier y
Juan Valentín Andreae (autor de Las Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz),
eran, por así decir, el brazo exterior y visible de la enigmática "Orden de la
Rosa-Cruz", de la que tomaron el nombre. Esta sociedad hermética estaba
compuesta por doce miembros (número primordial) que permanecieron siempre en el
más completo anonimato, justificado por las condiciones, cada más vez más
adversas, provocadas por el poder ejercido de forma autoritaria por la mayor
parte de la nobleza y del dogmatismo inquisitorial. Este "Colegio Invisible de
la Rosa-Cruz", como igualmente se le denominaba, heredó gracias a organizaciones
filo-templarias como la Fede Santa a la que perteneció Dante, lo esencial de la
simbólica del Temple. 

Durante los primeros años del siglo XVII el movimiento rosacruciano extendió las
ideas herméticas por diversos Estados y Principados de centro Europa,
especialmente en Bohemia y en el Alto y Bajo Palatinado, fomentando un
floreciente pero breve período en que se intentó perpetuar la cultura
tradicional de Occidente. Sin embargo, todo quedó truncado cuando el movimiento
rosacruciano fue cruentamente disuelto -como en el caso de los templarios-
durante la "guerra de los Treinta Años", acontecimiento éste que supuso que la
"Orden de la Rosa-Cruz", inspiradora de ese movimiento, desapareciera de Europa
buscando refugio en Asia.1 

Caben aquí destacar dos cosas; primera: el aspecto cruento que tomó la
persecución de los templarios y los rosacrucianos, aspecto que ha sido una
característica bastante frecuente en Occidente durante mucho tiempo, lo cual ha
de entenderse, ante todo, como la expresión de un gesto verdaderamente
sacrificial estrechamente ligado con los mitos solares, y que Cristo mismo
ejemplificó con su pasión y muerte en la cruz. Asimismo, toda acción sacrificial
conlleva una muerte ritual seguida de un renacimiento o resurrección (el sol
repite este acto cada día cuando desaparece por Occidente y vuelve a aparecer
por Oriente), lo que debe ser visualizado a diversos niveles de lectura,
incluido el que se refiere al destino colectivo de todo un pueblo y al de las
organizaciones iniciáticas y tradicionales. Segunda: la desaparición de los
Rosa-Cruces ocurrió exactamente 333 años después de la destrucción de la Orden
del Temple (1314-1647). 

Esta cifra, 333, es un número cíclico, pues la suma de sus dígitos da nueve, que
es el símbolo numérico de la circunferencia, la que a su vez simboliza un ciclo
completo y cerrado. Digamos, en este sentido, que el correcto conocimiento de la
teoría de los ciclos es imprescindible para comprender el desarrollo histórico
al que se circunscribe la vida de los pueblos y las civilizaciones, situando ese
desarrollo en sus justas relaciones analógicas con los grandes ciclos cósmicos,
relaciones que representan la expresión simbólica de dichos ciclos en el plano
horizontal del mundo. Así, pues, con la "guerra de los Treinta Años" finaliza un
ciclo y comienza otro: precisamente aquél que desembocaría en la era de
subversión de los valores tradicionales y sagrados que constituye el mundo
moderno. En efecto, con la desaparición de los Rosa-Cruces se acabaría de romper
el lazo que unía Occidente al "Centro Supremo", es decir, a la Tradición
Primordial de los orígenes. 

Siendo esto así, no obstante las cosas también pueden considerarse de otro modo,
y atendiendo a lo que en este sentido dice un autor masón "... Asia no designa
sino el Oriente, donde está situada desde siempre la Logia del masón''.2 Desde
luego siendo verdad que el "Colegio Invisible de la Rosa-Cruz" se ocultara en el
Oriente físico, ello no invalida de ninguna manera que también lo hiciera en el
Oriente simbólico y espiritual. Volvemos a repetir que los acontecimientos
históricos, como todas las cosas, son siempre simbólicos, manifestando a nivel
sensible las realidades espirituales. El orden metafísico y el natural no se
niegan sino que se complementan, coadyuvando de esta manera a la realización de
la armonía universal, teniendo siempre en cuenta, eso sí, una preeminencia
jerárquica del primero sobre el segundo, y no confundiéndolos. 

Al finalizar la guerra de los Treinta Años, y durante ella, muchos rosacrucianos


abandonaron el continente instalándose en Inglaterra y Escocia, siguiendo el
camino que tres siglos antes emprendieron los templarios, y buscando, como
éstos, refugio en las logias de los "hermanos franc-masones". Ni qué decir que
estas relaciones tuvieron sus consecuencias en el simbolismo y rituales
masónicos, sobre todo en algunos símbolos y ritos donde se ve claramente la
inspiración hermética y rosacruz. Por aquella época (siglo XVII) el carácter
operativo de la Masonería prácticamente había desaparecido, y con él la pérdida
de las técnicas rituálicas propias del oficio de constructor y los conocimientos
simbólicos a ellas vinculados, los cuales quedaron en posesión de reducidos
grupos masónicos que en vista de las condiciones adversas que se estaban
presentando optaron por pasar al anonimato. Sin embargo, pensamos que esa
pérdida quedó compensada en parte por la influencia revitalizadora que la
Masonería estaba recibiendo de las diversas sociedades herméticas y de algunas
de las órdenes de caballería iniciática que perduraban, o se fueron creando,
desde el final del Medioevo El simbolismo arquitectónico ligado a los misterios
de la cosmogonía seguiría vigente, pues constituye la seña de identidad de la
tradición masónica; pero a partir de entonces ese simbolismo ya sólo se
aplicaría en la edificación del templo interior. Es decir, que había casi
desaparecido la "forma", pero no el espíritu, el núcleo, la esencia. 

Es cierto, por otro lado, que la admisión indiscriminada de personas que no


tenían, ni les interesaban, los más mínimos conocimientos sobre qué era
verdaderamente el simbolismo y la iniciación, fue creando paralelamente las
condiciones que conllevaron a la gestación de una Masonería privada de su
dimensión espiritual, que es ciertamente la que conocen la gran mayoría de
nuestros contemporáneos. Todo y así, durante el siglo XVIII y principios del
XIX, todas aquellas influencias tradicionales que se recibieron durante años
fueron realmente decisivas para la estructuración definitiva de los "sistemas" o
Ritos más importantes de la Masonería especulativa, y entre los que destacan por
su carácter tradicional, el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, el Rito Escocés
Rectificado y el Rito de Emulación. 

Este breve recorrido por el tiempo nos ha permitido comprobar cómo la Masonería
ha intervenido en los hechos más significativos de la historia de Occidente,
ayudando a tejer (muchas veces de forma pasiva y receptiva, es verdad, pero así
tenía que ser por razones que se nos escapan) la trama sutil de la misma durante
los últimos setecientos años. 

Síntesis simbólica de la Orden.

Símbolos y Ritos 
Como tradición sagrada que es, la riqueza simbólica de la Masonería promueve en
el hombre la búsqueda del conocimiento de sí mismo, a la par que le ofrece los
medios y los métodos para acceder a él, los cuales fundamentalmente se expresan
como una didáctica que facilita el despertar de la conciencia, a la que
restituye el recuerdo de su dimensión universal. Esta enseñanza se clasifica de;
la siguiente manera en: a) símbolos visuales y gráficos; b) símbolos sonoros y
vocales; y c) símbolos gestuales o ritos. 

Entre los primeros se encuentran los de diseño geométrico, cuya diversificación


es bien extensa, y de hecho a la Masonería se la suele identificar con la misma
geometría, palabra derivada de Gea (tierra) y metrón (medida), es decir "medida
de la tierra", lo que desde luego se relaciona con el oficio de constructor (y
de agrimensor) en cuanto que éste delimita un espacio con el fin de realizar una
obra arquitectónica. Entre los símbolos gráficos y visuales destacaremos el
llamado "cuadro de la Logia" que es ya de por sí una síntesis simbólica de la
Logia, y que de alguna manera resume la enseñanza iniciática contenida en cada
uno de los tres primeros grados masónicos. Como todo símbolo que alude a las
ideas de "encuadre" o "enmarque", el cuadro de la Logia protege una serie de
elementos de carácter sagrado destinados a la meditación y contemplación. En
esto es semejante a los mandalas o yantras de las tradiciones hindú y budista,
modelos simbólicos que diseñan una imagen geométrica del universo. Son, por
tanto, verdaderos soportes de meditación adecuados para generar en el hombre una
visión y un conocimiento de su propia estructura interior, reflejada en la
estructura del mundo. Hemos dicho que cada uno de los cuadros de Logia resume o
sintetiza la enseñanza del grado al que pertenece, y esto es cierto en la medida
en que en él se encuentran los símbolos visuales y gráficos más significativos e
importantes. Se trata de las propias herramientas como son el mazo y el cincel,
el nivel y la plomada, la regla de veinticuatro divisiones, el compás y la
escuadra. También hallamos el símbolo de la Delta, la estrella pentagramática,
el sol y la luna, la piedra bruta, la piedra cúbica y la piedra cúbica en punta,
el pavimento mosaico, el frontispicio del templo con las dos columnas Jakin y
Boaz destacadas a uno y otro lado de la puerta de entrada a la Logia, etc. De
alguno de estos símbolos trataremos. 

Entre el segundo grupo de símbolos, los sonoros y vocales, encontramos las


"palabras sagradas" y las "palabras de paso" (todas de origen hebreo y
cristiano) y las leyendas de los distintos grados iniciáticos. Las palabras
sagradas se relacionan directamente con lo que en Masonería se llama la
"búsqueda de la Palabra perdida", que constituye el verdadero Nombre del Dios
inefable, y cuya reconstitución equivale a "reunir lo disperso", es decir
armonizar los distintos elementos del ser en la unidad de su principio divino o
supraindividual. Todas las "palabras sagradas" que se dan desde el primero hasta
el último grado, podrían visualizarse como una escala ordenada y jerarquizada
que conduce a la "Palabra de Vida", que no es otra que el verbo interior
luminoso y regenerativo propiciador del nacimiento espiritual. En este sentido
la vocalización de las palabras sagradas en la Masonería recuerda, en ciertos
aspectos, las técnicas de pronunciación de los mantras, en uso entre las
tradiciones hindú y budista. Como se ha repetido en diversas ocasiones, los
mantras son sílabas y palabras de poder, generadoras de vibraciones sutiles que
confieren la iluminación iniciática al transmitir la potencia del verbo divino
inmanente en la propia realidad de la vida cósmica y humana. Las "palabras de
paso" están estrechamente vinculadas a las "palabras sagradas". Como su propia
definición indica las palabras de paso aluden al simbolismo de pasaje o de
tránsito, es decir que contienen una clave (o llave) que abre la puerta a un
espacio y tiempo interior sagrado y cualitativo. Hemos de decir que cada una de
las palabras y letras de las lenguas sagradas tienen su propio valor numérico, y
todo junto, palabras y números, conforman la "ciencia de los nombres", de por sí
un código simbólico que expresa las diferentes lecturas de la realidad en los
distintos niveles y planos en que se manifiesta. En cuanto a las leyendas de los
grados hay que ver en ellas como una especie de historia sagrada de la Masonería
que permanentemente restituye el recuerdo y la memoria del tiempo mítico de los
orígenes. Son relatos ejemplares, modelos a seguir por el iniciado y a través de
los cuales éste se identifica con las hazañas y vivencias de sus antepasados,
reactualizándolas en el tiempo presente, que de esta manera adquiere su
verdadera cualidad. 

Y el tercer grupo de símbolos alude, como se ha dicho, a los ritos. Y esta


palabra, "rito", es idéntica fonética y etimológicamente al sánscrito rita, que
significa orden. El rito sería, pues, la repetición de un gesto o acto ordenado.
En realidad el rito iniciático (también religioso) es el símbolo mismo en acción
ejecutado conforme a una idea o arquetipo, y a su vez el símbolo es la fijación
de un rito primordial, tal cual el "gesto" del Gran Arquitecto creando el mundo.
Si el trabajo con los símbolos gráficos y geométricos se basa fundamentalmente
en la concentración y en los estudios de carácter intelectual, los ritos son una
serie de gestos y posturas corporales que "fijan" en el plano psicosomático del
ser la energía-fuerza que precisamente el símbolo geométrico vehicula. Estos
gestos rituales masónicos son semejantes a los mudras hindúes y budistas, que a
través de ciertas posturas y gestos manuales describen un lenguaje sagrado
articulado por una cadencia rítmica que es en sí una "música visual". Esta misma
relación símbolo-rito se puede extender también a los propiamente sonoros y
vocales; todo ello expresa una unidad de pensamiento y acción que debe
encarnarse en la realidad cotidiana y diaria, pues obviamente de nada serviría
meditar en la energía salutífera del símbolos después ésta no se lleva a la
práctica de una manera ordenada y consciente. Asimismo, el rito se cumple y
desarrolla tanto en el tiempo como en el espacio; en el tiempo porque los
trabajos masónicos se realizan desde mediodía en punto (cénit solar) hasta
medianoche en punto (cénit polar); y en el espacio porque dichos trabajos se
hacen siguiendo la dirección de los cuatro puntos cardinales, es decir de
Oriente a Occidente y de Mediodía a Septentrión. En todo esto se reconoce una
estructura circular y cruciforme que abarca conjuntamente el orden del
macrocosmos y del microcosmos, religados ambos por la recreación de un gesto o
rito común. 

Ahora bien, estas tres categorías de símbolos masónicos (que por cierto se
encuentran en todas las tradiciones) están ordenadas por la ley cualitativa del
número, ya que tanto si se diseña una figura geométrica, se vocaliza un nombre
divino, o se ejecuta un gesto ritual, no se está sino manifestando un ritmo
interior que al exteriorizarse y plasmarse en la realidad concreta de las cosas,
toma necesariamente una estructura numérica. A este respecto, dice José de
Maistre en su libro Las veladas de San Petersburgo: "El Creador nos ha dado el
número, y por el número es como se nos manifiesta, así como por el número el
hombre se evidencia a su semejante; quitad el número y quitaréis las artes, las
ciencias, la palabra y por consiguiente la inteligencia. Volvedle, y
reaparecerán con él sus dos hijas celestiales, la armonía y la hermosura: el
grito se convertirá en canto; el estrépito, en música; el salto, en danza; la
fuerza se llamará dinámica, y los rasgos, figuras". 

La Logia, imagen del mundo 


En primer lugar prestemos atención al sentido etimológico de la palabra Logia:
ésta deriva de Logos, que es el Verbo o Palabra, que emitida en el mundo lo
rescata de las tinieblas y el caos, creando así la posibilidad de la
manifestación y del orden universal. Igualmente, "Logia", si no etimológicamente
sí en cuanto a su sentido simbólico, es idéntica a la palabra sánscrita loka,
que quiere decir "mundo", "lugar", y por extensión "cosmos". Por otro lado,
también se da una identidad entre Logia, Logos y el griego lyke, que significa
"luz".

Aquí tenemos, resumido, lo que distingue ante todo la Logia masónica: un


espacio iluminado, pero iluminado interiormente gracias a la influencia
espiritual transmitida por la iniciación. De ahí que la Logia se asimile a la
"caverna iniciática", término que se utiliza en diversas tradiciones para
designar lo más central y oculto del cosmos su corazón mismo. Como la caverna
iniciática, o el athanor hermético, la Logia permanece protegida y a cubierto
del mundo profano y de las "tinieblas exteriores"; que jamás penetrarán en ella
porque en realidad se encuentra situada en otro plano. Expliquémonos, no se
trata de un "lugar" en sentido literal, sino más bien de la conciencia interna
donde habita el misterio del alma humana. Evidentemente existe una Logia
concreta y física, que puede estar situada en cualquier calle de cualquier
ciudad de cualquier nación, y que puede cambiar de ubicación tantas veces como
se quiera. Lo importante es que el templo exterior simboliza con imágenes
mnemotécnicas y evocadoras nuestro propio espacio y tiempo interior. Más allá de
las apariencias debe penetrarse en lo que éstas velan y ocultan, pues de lo que
realmente se trata es de conocer el "Templo que no está hecho por manos de
hombre", según dijimos anteriormente. 

La forma de la Logia es la de un cuadrado largo o rectángulo, cuya longitud es


el doble de su anchura. En la tridimensión sería un paralelepípedo, figura
geométrica que para Platón daba las proporciones y relaciones armónicas del
universo. En efecto, en la Logia masónica se dan una multitud de
correspondencias simbólicas que tejen un conjunto perfectamente tramado donde es
posible percibir la armonía del mundo. Nada en este templo es superfluo ni ha
sido puesto al azar, y cada símbolo allí presente, cada palabra o gesto emitido,
está reflejando un matiz particular de esa armonía. Señalemos que el diseño de
la Logia masónica parte de la idea directriz marcada por el "número de oro" o
"divina proporción", regla que era utilizada por los arquitectos medioevales.
Este número determina a partir de un punto central que se expande en un
movimiento logarítmico, las proporciones armónicas presentes en todos los
organismos vivos, ya se trate, por ejemplo, de la estructura corporal del
hombre, de una flor, del caracol, de la estrella de mar o de las espirales
galácticas. Para los pitagóricos, el "número de oro" manifiesta la inteligencia
creadora de la Mónada o Unidad, el Hieros Logos, o Gran Arquitecto, en su
acción, o gesto, sobre la materia caótica, plasmándose en ella las ideas de
simetría y orden, equilibrio y belleza. 

Por todo esto la Logia masónica sintetiza la totalidad de la vida universal, del
cosmos manifestado, hasta ser como la transfiguración cualitativa de éste. Es,
pues, una imagen del mundo, una Imago Mundi, un prototipo del mismo, reducido a
su forma esencial. En este sentido, podría aplicarse a la Logia masónica aquella
frase inscrita en el templo de Ramsés II: "Este templo es como el cielo en cada
una de sus dimensiones y proporciones". Por otro lado, la estructura alargada de
la Logia permite seguir el curso diurno del sol, el astro que ilumina la tierra
partiendo de Oriente hacia Occidente pasando por el Mediodía o Sur. Por todo
ello, y al ser como una imagen simbólica del universo, la Logia está ordenada
por las direcciones del espacio, que surgidas simultáneamente por la irradiación
de un punto central (el "Corazón del Mundo") genera un sistema de coordenadas
donde lo alto, lo bajo, lo largo y lo ancho conforman la cruz de tres
dimensiones, otro esquema simbólico del cosmos. 

De todo ello se deriva una geometría espiritual bien conocida por los masones
operativos, aplicándola en la orientación y disposición de los edificios
sagrados, que de esta manera eran penetrados por los efluvios y las fuerzas
mágicas de la naturaleza y el cosmos. Desde el espacio íntimo y oculto de la
gruta o caverna donde nuestros antepasados prehistóricos oficiaban sus ritos y
cultos sagrados, pasando por la choza o tienda ritual de los pueblos nómadas y
los templos construidos de madera, hasta, en fin, los monasterios y catedrales,
una larga cadena tradicional ha ido dando testimonio de esa voluntad del hombre
por encuadrar y delimitar determinados espacios "cargándolos" de significado
espiritual, de modo que reflejaran en la tierra el orden mismo del cielo.

Vitral de la catedral de Chartres, s. XIII

Continuando con la descripción de la Logia, observamos que en el Oriente se


añade el Debir, que en el Templo de Jesuralem o de Salomón simbolizaba el
Sancta-sanctorum o "Santo de los santos". El Debir tiene forma de hemiciclo,
idéntico al ábside semicircular de las iglesias y catedrales cristianas, lo
mismo que el mihrab de las mezquitas musulmanas. Dicho hemiciclo es la
proyección en el plano horizontal terrestre de la cúpula o bóveda del cielo.
Todo el espacio restante de la Logia que va desde la puerta de entrada hasta
donde comienza el Debir se denomina Hikal, que era el Sanctum o "Santo" en el
mismo Templo de Jerusalén. El Hikal está separado del Debir por tres peldaños o
gradas, que aluden a los tres grados iniciáticos de aprendiz, compañero y
maestro. Así, pues, estos tres peldaños se refieren a la idea de elevación
gradual y jerarquizada a otros planos o niveles superiores de realidad. En
efecto, en el "Santo de los santos" se depositaba lo más sagrado del pueblo de
Israel: el "Arca de la Alianza", pequeño receptáculo, en sí mismo un modelo del
cosmos, que "contenía" los efluvios y bendiciones emanados de la divinidad. Del
"Arca de la Alianza", como centro simbólico del mundo, se esparcían las
bendiciones en todas las direcciones del espacio, comunicándose más allá de los
muros y paredes del templo, hasta la ciudad y el universo entero. 

En el lugar que aproximadamente correspondería al "Arca de la Alianza" está


situado el Altar o Ara, corazón de la Logia donde incide el eje vertical que
comunica el cielo con la tierra. También se llama "Altar de los juramentos",
porque sobre él se realizan los compromisos y "alianzas" que el masón contrae
con la organización iniciática. No en vano, encima del Altar se encuentra la
Biblia, o Libro de la Ley Sagrada, abierta por los versículos del libro de los
Reyes o bien de las Crónicas, en los que se mencionan la edificación y las
medidas exactas del Templo de Jerusalén, aunque también se abre por el prólogo
del Evangelio de San Juan, que comienza con las palabras: "En el Principio era
el Verbo...". 

Los versículos del Antiguo y del Nuevo Testamento se refieren, pues, a la


construcción del templo material y del templo espiritual, respectivamente; el
primero como reflejo o símbolo del segundo, pues existe antes que el propio
mundo, y en él residen eternamente la sabiduría y la inteligencia del Sumo
Hacedor. Encima de la Biblia se depositan el compás y la escuadra, los dos
emblemas masónicos por excelencia. Éstas son las herramientas o útiles que
simbolizan el cielo y la tierra. Con el compás se traza el círculo o
circunferencia, figura geométrica que en todas las tradiciones es considerada
como una imagen del cielo y de lo celeste. Con la escuadra se traza el cuadrado,
o bien la cruz (que se forma por la unión de dos escuadras unidas por sus
vértices respectivos), inseparables de la idea de cuaternario; así: los cuatro
elementos, los cuatro puntos cardinales, las cuatro estaciones, los cuatro
períodos cíclicos de la humanidad, las cuatro fases de la luna, los cuatro
períodos de la vida humana, etc., es decir todo lo relacionado con la tierra y
lo terrestre. El compás como "ciencia del cielo" y la escuadra como "ciencia de
la tierra", sintetizan los misterios de la cosmogonía, que son también los
misterios del hombre comprendido en su totalidad. En un grabado hermético
atribuido a Basilio Valentino aparece la figura del rebis o andrógino (unión de
las energías contrarias en una sola naturaleza o substancia) con un compás en su
mano derecha y una escuadra en la izquierda, simbolizando así la unión del cielo
y de la tierra. Esta misma representación iconográfica aparece en un grabado
chino donde se ve la figura andrógina del emperador Fo-Hi y su hermana Niu-Kua,
lo cual viene a confirmar la universalidad de estos dos símbolos. La unión entre
lo superior y lo inferior, entre el cielo y la tierra, se representa en la
Masonería por la superposición y entrelazamiento del compás y la escuadra, el
primero con el vértice hacia arriba y la segunda hacia abajo, semejando la
"estrella de David" o "sello de Salomón". Esta complementariedad, que sin
embargo mantiene un orden jerárquico, está señalada por la fórmula hermética de
que "... lo de arriba (el macrocosmos) es como lo de abajo (el microcosmos) y lo
de abajo como lo de arriba". Si la Biblia, como libro sagrado, recoge la
revelación de la Palabra, el compás y la escuadra son las herramientas que
sirven para aplicar el contenido espiritual de esa revelación en el orden de la
arquitectura. Biblia, compás y escuadra son las "Tres Grandes Luces" de la
Masonería, porque en el estudio, en la meditación y en el uso ritual que de
ellas se hace se va iluminando el sendero que conduce al Conocimiento. 
Siguiendo todavía en Oriente, sobre la pared del fondo encontramos la Delta
luminosa con el Tetragrama o nombre inefable de Dios en el centro. Esta Delta es
un triángulo con el vértice hacia arriba, figura que expresa la realidad de los
principios universales, a la vez que es la primera estructura arquetípica que se
expresa en todos los planos de la manifestación como una fuerza que crea, otra
que conserva y una tercera que destruye, o mejor, transforma. Estas tres ideas-
fuerza surgen de la unidad primordial que queda simbolizada en la Delta por un
solo ojo que a veces sustituye al Tetragrama, pero que viene a referirse al
mismo sentido de presencia inmutable de la deidad en el seno mismo de la
manifestación. Además, la manifestación, desde su realidad más sutil hasta la
más densa y material, está simbolizada por las cuatro letras que componen el
Tetragrama: IOD, HE, VAU, HE, correspondiéndose cada una de ellas con los cuatro
niveles o mundos que constituyen la existencia universal, y que son los mismos
que se encuentran en el Arbol de la Vida cabalístico. En este nombre divino
queda, pues, resumida la obra de la creación en su conjunto, y su conocimiento
se vincula directamente con la búsqueda de la "Palabra Perdida". 

Pero el templo, y en este caso la Logia masónica, no es sólo una estructura


estática -como tampoco lo es el universo- sino dinámica también, pudiendo ser
visualizada ésta como una rueda, imagen de la "rueda del cosmos" o Rota Mundi.
Esto está expresamente indicado por las doce columnas o pilares que enmarcan el
recinto de la Logia, y que equivalen a los doce signos zodiacales. Cinco de
estas columnas están situadas a Septentrión, cinco más a Mediodía, y las dos
restantes (las columnas Jakin y Boaz) a Occidente, justo en el pórtico de la
entrada. Diremos que el zodíaco (que quiere decir precisamente "rueda de la
vida") es como el marco del universo visible, y su movimiento cíclico, unido al
de los planetas y demás constelaciones, influye en el cambio alternativo de las
estaciones y en el mantenimiento y renovación de la vida del cosmos y del
hombre. De esto se deduce que la Masonería no desconoce la antigua ciencia de la
astrología, que junto a la alquimia revela también los misterios del cielo y de
la tierra. 

Las columnas Jakin y Boaz se vinculan con la simbólica de los dos solsticios, y
por tanto con las dos fases ascendente-descendente del ciclo anual. Ellas se
asimilan, pues, a los dos San Juan, el Bautista y el Evangelista, y en
consecuencia a la "puerta de los hombres" y la "puerta de los dioses",
respectivamente. Éstas son las puertas zodiacales de Cáncer y Capricornio, que
corresponden a la entrada del verano y del invierno, es decir el descenso y el
ascenso de la luz solar. Las puertas solsticiales cumplen un papel muy
importante dentro del proceso iniciático, que, no debe olvidarse, reproduce
exactamente las etapas del desarrollo cosmogónico. Para los pitagóricos, por la
puerta de Cáncer las almas penetran en el "antro de las ninfas", que es lo mismo
que la caverna platónica, otra imagen del mundo. Allí se regeneran por el
conocimiento de los "pequeños misterios". Por la puerta de los dioses estas
almas salen del cosmos para participar de los "grandes misterios". Es decir, que
el alma humana "... entra al mundo por una puerta y sale por otra, y en el
ínterin -signado por el espacio y el tiempo- tiene la oportunidad de reconocerse
y escapar de esa condición por la identificación con otros estados del ser
universal, que puede vivenciar por medio de la conciencia individual -semejante
a la conciencia universal- y que constituyen la posibilidad de la regeneración
particular -y también de la universal-, siempre, claro está, tomando como
soporte la generación y la creación en el espacio y el tiempo".3 Estos dos
procesos son idénticos a los realizados por Cristo, cuyo nacimiento, pasión,
muerte y resurrección, representan un arquetipo de la iniciación. Este mismo
proceso puede verse también en la mitología de gran número de héroes y dioses
solares, como es el caso de Osiris, Quetzalcóatl, Mitra y el propio arquitecto
Hiram. En relación con la vida de Cristo es interesante señalar el dato, sin
duda no casual, de que las iniciales de las columnas Boaz y Jakin son también
las iniciales de Belén y Jerusalén, las dos ciudades que presiden el nacimiento
y la muerte del Salvador, es decir el ciclo completo de su existencia humana.

Una de las marcas de la Tipografía Platiniana

En el centro de la Logia se extiende el "pavimento mosaico", tapiz de cuadros


blancos y negros exactamente igual que el tablero de ajedrez, cuyos orígenes son
también simbólicos como el de la mayoría de los juegos. El "pavimento mosaico"
es, sin duda, un símbolo de la manifestación que, efectivamente está determinada
por la lucha y delicado equilibrio que entre sí sostienen las energías
positivas, masculinas y centrífugas (yang, luminosas) y las energías negativas,
femeninas y centrípetas (yin, oscuras), expresadas también en la alternancia de
los ritmos y ciclos vitales y cósmicos. En este sentido, es alrededor del
pavimento mosaico por donde se efectúan las circunvalaciones rituales que los
masones realizan en Logia, siguiendo así un orden marcado por los cuatro puntos
cardinales, las direcciones del espacio. 

Y por último, mencionar que en medio mismo del pavimento mosaico se dispone el
"cuadro de la Logia", que antiguamente era dibujado en el suelo al comenzar los
trabajos, y borrado cuando esos trabajos finalizaban. Ya hemos dicho que este
cuadro es un esquema sintético de todo el templo masónico, además de constituir
un soporte simbólico para la meditación y la concentración. En efecto, el cuadro
de la Logia, al contener en su interior el diseño de los símbolos más
significativos e importantes, deviene por ello un vehículo de la influencia
espiritual en la Masonería. No es entonces casual que sea precisamente alrededor
de este cuadro (que es el punto geométrico más central del templo masónico)
donde tiene lugar el rito de la "cadena de unión", en el que se invoca la
potencia creadora e iluminadora del Gran Arquitecto, e implícitamente también la
de todos los antepasados míticos e históricos que contribuyeron en la
edificación del templo material y espiritual. Y esta invocación vertical se
realiza mediante la unión encadenada y fraterna de todas las fuerzas vivas
presentes en la Logia, es decir de todos los "hermanos", que establecen así una
comunicación sutil entre sus respectivas individualidades, sirviendo como
soporte para la manifestación de la influencia sagrada. 

Y por último mencionar que alrededor del "pavimento de mosaico" y del "cuadro de
la Logia" se encuentran los tres pilares de la Sabiduría, la Fuerza y la
Belleza. Estos pilares también reciben el nombre de "tres pequeñas luces",
porque encima de cada una de ellas arde una pequeña vela; son pues columnas de
luz y de fuego, tres nombres del Arquitecto directamente relacionados con la
construcción del templo y del cosmos. 

Pero no quisiéramos terminar sin ofrecer un texto de las Lecturas del Rito de
Emulación que resume bellamente todo lo que hasta aquí hemos dicho sobre el
templo masónico: "Permitidme atraer vuestra atención sobre la forma de la Logia,
la cual es un paralelepípedo que se extiende de Este a Oeste, en anchura entre
el Norte y el Sur y en altura desde la superficie de la tierra hasta su centro,
e incluso a tanta altura como los cielos. "Una Logia de masones se describe así
para mostrar la universalidad de la Ciencia y enseñarnos que la caridad de un
masón no debe conocer más límites que los de la prudencia. "Nuestras Logias
deben estar orientadas de Este a Oeste, porque todos los Templos dedicados a la
adoración divina, como las Logias de los masones están o deben estar así
orientadas. "El Universo es el Templo del Dios que servimos. La Sabiduría, la
Fuerza y la Belleza sostienen su Trono como pilares de su obra, porque su
Sabiduría es infinita, su Fuerza omnipotente y su Belleza resplandece en el
orden y la simetría del conjunto de la Creación. Él extendió los cielos al
infinito, como un vasto baldaquino; dispuso la tierra como una tarima, coronó su
templo con las estrellas como una diadema y de su mano irradian la potencia y la
gloria. El sol y la luna son los mensajeros de su voluntad y toda su ley es la
concordia [el Amor]". 

NOTAS

1
La palabra "sacrificio" procede del latín sacrum facere, un acto o un hacer
sagrado.

2
 Jean Tourniac, Vie et perspectives de la Franc-maçonnerie Traditionnelle.

3
 Federico González,  La Rueda, una imagen simbólica del cosmos.

EL SIMBOLO Y EL RITO MASONICO DE LA CADENA DE UNION

FRANCISCO ARIZA  

La cadena de unión es sin duda alguna uno de los símbolos más significativos de
entre todos los que decoran la Logia masónica. Se trata de un cordel que rodea
todo el templo por su parte superior. Esta situación en lo "alto" le da una
connotación celeste, confirmada por los doce nudos que aparecen de trecho en
trecho a lo largo de todo el cordel, los cuales simbolizan los doce signos del
zodíaco. Esos nudos se corresponden, además, con las doce columnas que excepto
por el lado de Oriente también rodean el recinto de la Logia. Cinco de esas
columnas están situadas en el lado de Septentrión, otras tantas a Mediodía, y
las dos restantes -las columnas J y B- a Occidente. 

Cuadro simbólico de la Logia. Grado aprendiz

Para comprender esta simbólica habría que tener en cuenta que la Logia es, ante
todo, una imagen del mundo, y como tal debe existir en ella una representación
de lo que constituye el "marco" mismo del cosmos, que es propiamente el zodíaco.
Muchos recintos o santuarios sagrados -al igual que las ciudades edificadas
según las reglas de la arquitectura tradicional-, siendo la proyección en la
tierra del orden celeste, están de una u otra manera "enmarcados" por las
constelaciones zodiacales. Es el caso, por ejemplo, del Ming-Tang chino, del
Templo de Jerusalén (y su arquetipo la Jerusalén Celeste), de muchas fortalezas
templarias, y en construcciones tan antiguas como puedan ser el crómlech
megalítico de Stonehenge. Asimismo, los masones operativos, y en general los
artesanos constructores de cualquier sociedad tradicional, se servían de un
cordel para determinar la posición correcta de los templos o catedrales, que
siempre y de forma invariable, estaban orientados según las direcciones del
espacio señaladas por los cuatro puntos cardinales, exactamente igual que la
Logia. Ahora bien, como menciona René Guénon "... entre las funciones de un
'marco' quizá la principal es mantener en su sitio los diversos elementos que
contiene o encierra en su interior de modo de formar con ellos un todo ordenado,
lo cual, como se sabe, es la significación misma de la palabra 'cosmos'. Ese
'marco' debe pues, en cierta manera, 'ligar' o 'unir' esos elementos entre sí,
lo que está formalmente expresado por el nombre de 'cadena de unión', e
inclusive de esto resulta, en lo que a ella concierne, su significación más
profunda, pues como todos los símbolos que se presentan en forma de cadena,
cordel o hilo (todos ellos símbolos del eje) se refieren en definitiva
al sûtrâtmâ".1 Por consiguiente, la cadena de unión masónica vendría a
significar, considerada desde el punto de vista metafísico, exactamente lo mismo
que la "cadena de los mundos": un símbolo que resume el conjunto de todos los
estados, seres y mundos que conforman la manifestación universal, los cuales
subsisten y están ligados entre sí por el "hilo de Atmâ" (sûtrâtmâ), es decir
por su hálito o espíritu vivificador. 

Por otro lado, la cadena de unión es también la cuerda anudada (o houppe


dentelée) que aparece figurada en los "cuadros de Logia" masónicos, y
concretamente en los pertenecientes a los grados de aprendiz y de compañero. La
significación simbólica de dicha cuerda es idéntica a la de la cadena de unión,
pero, al mismo tiempo, y vinculado específicamente con el simbolismo del cuadro
de Logia, habría que considerar también otro aspecto importante de ella: el que
tiene como función "proteger", además de "unir" y de "ligar", los símbolos y
emblemas que aparecen dibujados en el cuadro, el que es considerado como un
espacio sacralizado, y por tanto inviolable. En este sentido, la idea de
"protección" está incluida en el simbolismo de los nudos y las ligaduras, que
por sus formas respectivas recuerdan el trazado de los dédalos y laberintos
iniciáticos. En la simbólica universal, el laberinto, además de estar
relacionado con los "viajes" y las pruebas iniciáticas, también tiene como
función la defensa y protección de los lugares sagrados o centros espirituales,
impidiendo el acceso a los mismos a los profanos que no están cualificados para
recibir la iniciación. Pero la defensa se extiende igualmente (y podríamos decir
que principalmente) a impedir el acceso a las influencias sutiles del psiquismo
inferior, el que por su carácter especialmente disolvente representan un claro
peligro que ha de ser controlado y evitado a toda costa, pues por medio de esas
influencias se introducen determinadas energías maléficas y caóticas destinadas
a destruir, o en el mejor de los casos a debilitar, a los propios centros
espirituales y a las organizaciones tradicionales ligadas a ellos, y
consecuentemente a impedir en lo posible la comunicación con las influencias
verdaderamente superiores, de las que esos centros y organizaciones han sido -y
son- precisamente el soporte. Y al hilo de esta última reflexión, quizá no
estaría de más señalar los peligros de disolución (o de petrificación, pues para
el caso es lo mismo) que en la actualidad acechan a la Masonería, ya que es a
todas luces evidente que esta organización tradicional se ha visto sometida a
una paulatina extirpación de la dimensión iniciática y esotérica de sus símbolos
y sus ritos. Y lo que es tal vez más lamentable es que esa acción ha sido
llevada a cabo muchas veces por masones que no han comprendido que es
precisamente gracias a esos símbolos y ritos (revelados en el origen y
transmitidos a lo largo del tiempo) que la Orden masónica adquiere su pleno
sentido, pues ellos constituyen sus señas de identidad, lo que dicha Orden es en
sí misma, y no podría dejar de ser, a menos de quedar totalmente desvirtuada y
vacía de contenido esencial. Para que esa situación no llegue a ser
irreversible, pensamos que se hace necesario que los masones de espíritu
tradicional (esto es, aquellos que consideran que la Masonería pertenece y es
una ramificación de la Tradición Primordial y por tanto una vía de realización
al Conocimiento) restituyan de nuevo el sentido cosmogónico y metafísico de su
legado simbólico-ritual, empezando por considerar que la cadena de unión es,
efectivamente, el "marco" celeste que delimita, separa y protege el "mundo de la
luz" del "mundo de las tinieblas", lo sagrado de lo profano. 

Síntesis simbólica del grado de compañero


Además de la cuerda anudada que rodea la Logia y el cuadro, existe un rito en la
Masonería que también recibe el nombre de cadena de unión. Se trata de aquel que
está constituido por el entrelazamiento que forman las manos, con los brazos
entrecruzados, de todos los integrantes del taller, lo cual, precisamente, tiene
lugar alrededor del cuadro de la Logia y de los tres pilares de la Sabiduría, la
Fuerza y la Belleza momentos antes de clausurar los trabajos. En primer lugar,
habría que decir que la cadena de unión es uno de los ritos masónicos que más
directamente aluden a la fraternidad masónica, la que, en efecto, está
sustentada en los lazos de armonía y concordia que entre sí ligan a todos los
masones. De ahí el por qué a los nudos de la cuerda también se les denomine
"lazos de amor", pues el amor, entendido por lo más alto, es la fuerza que
concilia los contrarios y resuelve todas las oposiciones en la unidad del
Principio. Dicha fraternidad representa, por tanto, el fundamento mismo sobre el
que se apoya la propia organización iniciática y tradicional. En este sentido,
el entrelazamiento de manos y brazos configura una trama cruciforme que evoca la
imagen de una estructura fuertemente cohesionada y organizada. 

Pero este rito se realiza, fundamentalmente, para dirigir una plegaria o


invocación al Gran Arquitecto, siendo en esa invocación donde reside su sentido
profundo y su razón de ser. Por ello, prescindir de la plegaria como sucede en
muchas logias actuales, por el mero hecho de ignorarla o por considerarla un
trasnochado anacronismo, provoca inevitablemente el empobrecimiento del propio
rito, quedando éste, en consecuencia, reducido prácticamente a casi nada. Sin
embargo, en la antigua Masonería operativa, la plegaria y las invocaciones de
los nombres divinos formaba parte constitutiva del rito y de los trabajos
simbólicos; y precisamente ella se realizaba en la cadena de unión y alrededor
del cuadro de la Logia, con lo cual se confirma el papel verdaderamente
"central" que este último ha desempeñado siempre en la Masonería. 

Por lo general, la cadena de unión comienza y termina en el Venerable Maestro, y


es él, como la máxima autoridad de la Logia, el que dirige la invocación al Gran
Arquitecto. Veamos a continuación un ejemplo de ésta según es de uso todavía
entre algunos Ritos masónicos que han seguido conservando parte del legado
operativo: "&iexcl;Arquitecto Supremo del Universo! &iexcl;Fuente única de todo
bien y de toda perfección! &iexcl;Oh Tú! Que siempre has obrado para la
felicidad del hombre y de todas Tus criaturas; te damos gracias por Tus
paternales beneplácitos, y te conjuramos para que los concedas a cada uno de
nosotros, según Tus consideraciones y según nuestras necesidades. Esparce sobre
nosotros y sobre todos nuestros Hermanos Tu celeste Luz. Fortifica en nuestros
corazones el amor hacia nuestras obligaciones, a fin de observarlas fielmente.
Que puedan nuestras reuniones estar siempre fortalecidas en su unión por el
deseo de Tu placer y para hacernos útiles a nuestros semejantes. Que ellas sean
por siempre la morada de la paz y de la virtud, y que la cadena de una amistad
perfecta y fraterna sea en lo sucesivo tan sólida entre nosotros que nada pueda
alterarla. Así sea". 

Por consiguiente, y según se desprende de esta oración masónica, la unión


encadenada y fraterna se convierte en el soporte horizontal y psicosomático
(terrestre), sobre el que "descenderán" -estimulados por la plegaria- los
beneplácitos (bendiciones) de la influencia espiritual o supra-individual -"Tu
celeste Luz"-, posibilitando así una vía de comunicación axial entre el cielo y
la tierra, o como se dice en lenguaje masónico, entre la Logia de lo Alto y la
Logia de Abajo. Es decir, que a través de la invocación lo que se pretende
esencialmente es la comunicación con las energías celestes (las Ideas o
atributos creadores del Arquitecto universal) cuya acción espiritual ha
conformado -y conforma permanentemente- la realidad simbólica, ritual y mítica
(es decir, cosmogónica y metafísica) de la organización iniciática. Al mismo
tiempo, en el rito de la cadena de unión se concentra la entidad colectiva
constituida por todos los antepasados que realmente participaron en la Tradición
y su conocimiento, y de los que se dice moran en el "Oriente Eterno" (la Logia
celeste). Dicha entidad se hace una en comunión con sus herederos actuales, esto
es, con los masones que, habiendo recibido y comprendido (en la medida que sea)
el mensaje de su legado tradicional, contribuyen hoy en día a mantenerlo vivo y
actuante. En este sentido, la cadena de unión también está simbolizando la
cadena iniciática de la tradición masónica (y por analogía la de todas las
tradiciones), cuyo origen es inmemorial, como lo es asimismo el mensaje que ella
ha ido transmitiendo a lo largo del tiempo y de la historia. 

Las individualidades, o mejor, la idea de lo individual y lo particular que cada


componente de la cadena pudiera tener de sí mismo, desaparece como tal para
formar un solo cuerpo que vibra y respira a una misma cadencia rítmica. La
cadena de unión deviene así un círculo mágico y sagrado donde se concentra y
fluye una fuerza cósmica y teúrgica que asimilada por todos y cada uno de los
integrantes de la misma les permite participar del verdadero espíritu masónico y
de su energía salutífera y regeneradora. 

No es entonces de extrañar que durante el transcurso del rito de la iniciación,


el neófito reciba simbólicamente la "luz" integrado en la cadena de unión, lo
cual es perfectamente coherente en una tradición en la que el rito y el trabajo
colectivo desempeñan una función eminente como vehículos de transmisión de la
influencia espiritual.

NOTA

1
Ver René Guénon, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada cap. LXV.

LA MASONERIA Y EL ARTE DEL BORDADO

MARIA ANGELES DIAZ

La Masonería es una vía iniciática cuya realidad emana del Gran Arquitecto del
Universo, principio a cuya Gloria los masones realizan todos sus trabajos. Y es
apoyándose en la simbólica del oficio de constructor como el masón cumple su
labor interna de auto-conocimiento. Tomándose a sí mismo como un pequeño todo,
llega a descubrir en sí mismo las leyes que rigen el cosmos. 

Siendo simbólicos todos los oficios tradicionales, estos permiten la apertura a


espacios internos de uno mismo, lo que sucede de forma simultánea al propio
desarrollo de la función del oficio, por constituir su estructura un código
ordenado que imita el modelo cósmico, siendo esta cualidad la que les confiere a
dichos oficios su papel de soportes para la transmutación de la conciencia. 

Es así que, en el origen de la Masonería, el trabajo operativo de construcción


se hallaba perfectamente unido al propio proceso interno del masón, por lo que
el rito y el símbolo se cumplían al mismo tiempo que el edificio externo se iba
levantando. El aprendiz masón, asesorado por su maestro de obras, aprendía a
descubrir las aristas de la piedra bruta, de la que él mismo era símbolo vivo.
Ayudándose con las herramientas propias del oficio, es decir con la escarpa, o
cincel, y el mazo, desbastaba y pulía la piedra al mismo tiempo que pulía sus
propias imperfecciones y condicionamientos psicológicos, que son el impedimento
principal para que la piedra llegue a ser cúbica y tallada a escuadra,
convirtiéndose en la parte sólida y estable que requiere todo edificio bien
construido. El desarrollo de las facultades intelectuales del masón operativo se
producía al aplicar a la propia construcción efectiva del edificio, la
transposición simbólica de la idea trascendente. Pues la regeneración psíquica,
el ordenamiento de lo mental, nace de la comprensión del Orden Superior a que el
símbolo permanentemente alude, por medio de la sugerencia y la evocación que
afloran al meditar sobre él. De este modo el masón descubría facultades en sí
mismo, antes incluso insospechadas, y que de no ser por la propia purificación
psicológica y la aplicación al rito de la memoria, nunca tendrían la oportunidad
de desarrollarse. 

Hemos de destacar el hecho de que este oficio de constructor era desempeñado


exclusivamente por hombres. Esto es debido a que la mujer tenía sus propios
ritos iniciáticos, adaptados a oficios más particularmente femeninos, y a través
de los cuales llevaba a cabo su trabajo de realización interna. Estos oficios
están relacionados sobre todo con el tejido, como fue el caso de las "hiladoras
de seda". Desafortunadamente ningún ritual que se refiera a este tipo de
iniciaciones femeninas parece haberse conservado hasta hoy, al menos en cuanto a
Occidente se refiere, aunque se sabe, eso sí, que dichos oficios estaban
vinculados al Compañerazgo, organización iniciática artesanal muy cercana a la
Masonería. Se da la circunstancia de que aunque los oficios relacionados con el
tejido están más vinculados a la mujer, algunos de entre ellos eran desempeñados
por hombres y por mujeres conjuntamente. Esto sucedió, por ejemplo, en el arte
de la tapicería durante la Edad Media occidental. Con frecuencia esos tapices,
de una sugestiva y gran belleza, además de una laboriosa composición artesanal,
se confeccionaban para adornar las catedrales construidas precisamente por los
masones y los compañeros. Lo que hace suponer que existían talleres durante la
construcción de estos edificios dedicados exclusivamente a estos trabajos y por
consiguiente en estrecha relación con la propia tarea de los constructores y
arquitectos. Sin embargo, los tapiceros y tapiceras, eran dirigidos en su labor
por maestras tejedoras y bordadoras, que al mismo tiempo que enseñaban la
técnica del oficio, también transmitían su código simbólico. Que una mujer, en
este caso concreto, fuera la que dirigiera también a los hombres, nos indica
claramente la preeminencia del elemento femenino en el arte del tejido.
Actualmente, entre los indios guatemaltecos, todavía se sigue conservando el
arte de la tejeduría, como patrimonio de su cultura, y cuyos brocados1 repiten
los modelos geométricos, florales, de animales o pájaros, que desde siempre han
constituido los motivos de sus ornamentos. Constituyendo dichos brocados el
reflejo de una simbólica mediante la que este pueblo, descendiente de los
antiguos mayas, expresa y transmite su mensaje. Precisamente son los brocados
realizados por "mano de mujer" los de mayor prestigio por la belleza de su
composición, confirmándose con ello lo que anteriormente decíamos acerca de la
preeminencia femenina en un arte que le es propio. De todos modos hay que
señalar que todo oficio desempeñado conjuntamente por hombres y por mujeres, es
siempre algo excepcional, ya que en una sociedad tradicional siempre existió una
clara distinción entre oficios masculinos y femeninos, los cuales están
adaptados a las condiciones particulares de las naturalezas del hombre y de la
mujer, que aunque una en esencia, es doble y se manifiesta como dual, y en
aparente oposición, en el plano de las formas. 

Los ritmos de las estaciones, los ciclos y los períodos de la luna y de las
cosechas..., están tan unidos al propio organismo de la mujer, que ésta los vive
de forma espontánea y natural. Ese es un rito del que participa por imperativo
divino, y al cual no es menester añadirse porque ya es en ella. Esta realidad
señala el modo distinto que la mujer tiene de desvelar los secretos de las cosas
y de reflejar el orden del universo. De esa visión particular del mundo nacen
sus oficios, caracterizados por el empleo de materiales sensibles y acordes con
su naturaleza receptiva (yin). Dicha receptividad está simbólicamente en
correlación con la de la Tierra; ésta, en su quietud activa, acoge en sus
entrañas la semilla, a la que fertiliza por la acción captadora de las energías
del cielo, y de cuya unión nace el fruto de la cosecha. Naturalmente esta
relación cielo-tierra se mantiene entre el hombre y la mujer. Esto es como decir
que es a través de la unión de los complementarios como se llega a la visión
sintética del Orden Universal, siendo que de esta unión, surge la vida en todos
sus órdenes de realidad. 

Ahora bien, dejando de lado los caminos religiosos, ya que es la Masonería una
vía iniciática que en Occidente mantiene vivos sus ritos y su código simbólico,
es a ella a la que la mujer hoy en día puede incorporarse en el camino del
Conocimiento, sin que los símbolos masónicos que se refieren al oficio de la
construcción suponga un condicionante a su realización, sino un modo nuevo de
adaptación a la realidad de los tiempos. Pero sin dejar al margen el estudio y
la investigación de los símbolos y ritos propios de los oficios femeninos,
sabiendo de antemano que estos se reúnen en la unidad de un mismo mensaje. El
interés por hallar la analogía entre la simbólica del oficio de constructor y la
simbólica de los oficios de mujer, constituiría, pues, el trabajo colectivo de
una Logia femenina, rescatando así una herencia que es conforme a su naturaleza.
Decimos logias femeninas, no logias mixtas, pues éstas, como advierte René
Guénon, suponen una desviación de todo proceso iniciático auténtico.2 

Teniendo, pues, la Masonería un origen artesanal, su simbólica está de una u


otra manera vinculada a cualquier oficio tradicional, y particularmente, como
hemos visto, a los relacionados con el tejido. Así lo demuestran, además,
algunas leyendas masónicas relativas a los orígenes míticos de esta Orden
iniciática, como más adelante veremos. 

Laberinto de Cormerod

Todo ello nos lleva a pensar que es en el arte de tejer, y más particularmente
en el de bordar, donde mejor puedan hacerse estas correspondencias simbólicas
entre distintos oficios, basándonos en el "don de lenguas" a que se refiere la
Tradición. Pues la palabra se ilumina cuando expresa la armonía del mundo, que
es también su Verdad. El bordado es una representación de ello, y su locución se
expresa por medio del color, de la textura del tejido y del brillo de las sedas,
que son los elementos con los que el bordado configura su código y su mensaje
tradicional. 

II

Señalaremos que en antiguos manuscritos masónicos se habla de Noemá3 como la


primera tejedora. Concretamente se dice que ésta inventó el arte de tejer que
hasta entonces no se conocía. Por ello -dicen los manuscritos- es que a este
oficio se le llama "arte de mujer". Por otro lado, René Guénon se refiere al
arte del bordado como un ejemplo de oficio exclusivamente femenino, resaltando
el hecho de que estos oficios son perfectamente susceptibles de servir de
soporte a una iniciación4. Todo ello nos lleva a la conclusión de que es a
través del bordado, tomado como una parcela en el orden de los oficios
femeninos, como pueda lograrse la síntesis que haga posible la transposición
simbólica con el propio simbolismo de la Masonería. 

Diremos que la Logia es un lugar protegido y "encuadrado" simbólica y


ritualmente, donde se fijan los signos que hacen reconocible ese espacio
sagrado. Asimismo, una tela dispuesta para su ornamentación, es el enmarque
inicial y protector al abrigo del cual se despliegan todas las formas
manifestadas de la creación del bordado. Esto es, un espacio yin (receptivo o
femenino), dispuesto para atraer la energía yang (activa, masculina). 

Este encuadre que circunscribe el tejido es ya un espacio cualificado por la


medición y la elección de la textura de la tela, en donde la bordadora traza el
orden que antes ha sido diseñado en el plano de las ideas. Esta acción que lleva
a cabo la bordadora es idéntica a la del maestro arquitecto, cuyos planos y
diseños geométricos son la traducción simbólica de las ideas y principios
universales que se plasmarán en la construcción del edificio. La tela, que en el
simbolismo geométrico se corresponde con la horizontal, representa el plano
donde se describen y multiplican todas las formas indefinidas de la creación. La
vertical vendría dada por la aguja, símbolo del eje que comunica entre sí los
distintos planos de la manifestación. De la acción de la aguja sobre la tela
(yang sobre yin, la vertical sobre la horizontal) surge el relieve del bordado,
es decir el resultado final de esa unión entre complementarios. 

A su vez, este encuadre que circunscribe el tejido dispuesto para el bordado,


guarda una perfecta analogía con el cuadro de Logia masónico, donde se trazan
los signos más significativos del grado a que este cuadro corresponda. Dicho
cuadro, medido a escuadra, es decir con justa proporción, simboliza el plano en
donde se hará manifiesta la inteligencia creadora. El representa una síntesis de
la Logia, que es asimismo una imagen del cosmos. Los cuatro lados del rectángulo
del cuadro, o análogamente del tejido, están orientados según las cuatro
direcciones del espacio: Este-Oeste y Norte-Sur. Es, por consiguiente, un
espacio ordenado y delimitado, y este orden es además consagrado por el rito de
su trazado y de su diseño, tal y como los antiguos masones operativos lo
realizaban. Aquí podemos ver una correspondencia entre el trazado del cuadro de
la Logia, efectuado con una tiza sobre el pavimento, y la propia aplicación de
la aguja y la hebra sobre el tejido, igualmente enmarcado como hemos dicho. En
ambos casos el gesto ritual es el mismo. El masón y la bordadora cumpliendo su
oficio se hacen co-partícipes del "gesto" del Gran Arquitecto. Esto es, las
leyes del macrocosmos adaptadas al microcosmos, que no es sino la misma cosa. 

Laberinto de Saint Omer

De igual modo, la parte de un bordado en nada difiere del conjunto íntegro de la


obra, sino que cada una de sus divisiones la contiene por entero. "La parte
contiene al Todo", nos dice la Tradición. Así, en el camino hacia el
conocimiento de uno mismo y del mundo, también es menester parcelar el terreno'
o campo' de la conciencia, es decir "limitarlo" y "medirlo", plasmando en él una
estructura geométrica análoga a la estructura del cosmos, lo cual se lleva a
cabo a través de diferentes etapas para concluir en lo que está más allá de esos
mismos límites, esto es lo supra-cósmico y lo metafísico. 

La fragmentación del tejido a la que está sujeta la técnica del bordado en el


bastidor, define la situación concreta en el plano o dibujo, es decir, y por
analogía, la propia realidad espacio- temporal de uno mismo, evitando así la
dispersión de las ideas. Es por la acción reiterada de las herramientas del
oficio, el hilo y la aguja sobre la tela, como el bordado va tomando relieve. O
sea, que la reiteración de aquello comprendido por el símbolo, su ritualización,
conduce la mente al reconocimiento de la Idea, que configura al símbolo y al
rito. 

Este reconocimiento inicial que efectúa la aguja y el hilo dentro del tejido
enmarcado, representa el recorrido por el laberinto de la psiqué, al cual el
iniciado intenta poner orden. Este orden, que es también armonía, comienza a
definirse a medida que la bordadora rellena los espacios de la tela. De esto se
desprende que sólo aquello que uno puede nombrar (definir) es en definitiva lo
que comprende, y eso es porque en el nombre de las cosas está su propia esencia,
lo que en verdad ellas son. De esta manera el bordado es bello porque en él se
recrea la Belleza, el Orden y la Armonía que comprendió la bordadora, siendo por
eso mismo que la obra es simbólica, pues con ella transmite esa comprensión. 

Hemos anotado ya que los útiles principales del oficio de la bordadora son la
aguja y el hilo. La primera tiene su manejo ascendiendo desde la tela, por el
eje invisible que conecta los mundos, conexión que confirma en su descenso donde
traba en un punto del relieve la unión entre el plano superior y el inferior, el
cielo y la tierra. Esto es, la Idea fijada en el plano concreto de las formas.
Lo que equivale a decir que la comprensión de lo supra-individual, repercute
inmediatamente en lo individual. La aguja, símbolo axial, cuya función es
semejante también a la de la plomada, ubica la hebra conductora en la horizontal
(equivalente al nivel) configurando la cruz. De arriba (del plano de las ideas
arquetípicas), descienden las energías superiores que fecundan la materia,
convirtiendo en acto lo que estaba en potencia, que no habrá sino de reflejar
una energía en esencia inmutable. 

Nos estamos refiriendo aquí al simbolismo propio del bordado efectuado sobre
bastidor, en el cual, como decimos, la aguja asciende verticalmente y desciende
de igual modo. Este doble recorrido que hace la aguja, tiene su inicio en la
parte inferior e interior de la tela, donde fija la hebra por medio de un nudo.
Esto significa que todo proceso iniciático parte del lugar más oculto del ser.
De su propio corazón. De no ser así el intelecto creador no podría renacer a la
luz de su realidad. El nudo representa el enganche con la tradición y la fe
intrépida, sin la cual el camino se convierte en un viaje hacia otra parte de
las tinieblas, quizá mucho más oscuras y lúgubres del ser humano; son las
tinieblas sin retorno a que conduce la mente desposeída del sentido sagrado de
la existencia. Este primer nudo con que da inicio toda labor de bordado,
equivaldría a la "piedra de fundamento" en el simbolismo constructivo. Es decir
la primera piedra con que se da inicio a la obra. 

La hebra queda así sujeta desde lo invisible, o sea por debajo de la tela, hasta
lo visible, por encima de ella. Al descender, la aguja atraviesa el tejido,
quedando nuevamente oculta, pero no así el relieve creado. En verdad, los útiles
o los símbolos de toda vía iniciática son únicamente mediadores, pero nunca un
fin en sí mismos, y estos dejan de ser necesarios cuando se llega a encarnar la
idea que están representando, dando nacimiento a la verdadera libertad del ser,
integrado conscientemente en la trama del universo. Esto sucede al ritualizar
todas las acciones, es decir al participar del orden del mundo, análogo al de la
Gran Obra, lo que en la simbólica del bordado está representado por el ritmo
(rito) de ascenso y descenso de la aguja, recreando, por la sucesión cíclica de
los puntos, la manifestación del bordado. 

En la ornamentación, trabajada sin bastidor, la acción de las herramientas del


oficio permiten la descripción de otros símbolos geométricos, tales como el
círculo5, la espiral6, la cruz7, el triángulo8, y tantas otras como sugiera el
tipo de punto con que se efectúe la labor. Esto puede ser así debido a la
ductilidad de la tela no tensada por el aro o marco del bastidor. Como vemos
cada tipo de punto o técnica aplicado a este oficio tiene una sugerencia
particular. El arte de la bordadora consiste en tornarse hebra, revestir su alma
de brillo y de color, y penetrando con la aguja la trama y la urdimbre del
tejido universal ir reconociendo su propio ensamblaje con el resto de la
creación. Siendo que todos los seres conforman el rico y majestuoso bordado de
la existencia. 
Lo que decimos no necesita mayor exposición para comprobar que este oficio es un
soporte totalmente válido para la meditación. O lo que es lo mismo, una
auténtica vía simbólica de acceso al Conocimiento, ya que su estructura es un
perfecto diseño de la realidad del Orden Universal al que por analogía está
representando. 

Hemos dicho que el hilo es el conductor de la obra, lo que la encadena y al


mismo tiempo la une. Significa que para que se produzca una auténtica
regeneración de la mente, uno debe comprometerse firmemente con la Tradición,
aplicando su capacidad intelectual en descifrar los códigos simbólicos que la
representan. Estando firmemente convencido que existe un mensaje revelador de la
Verdad, de la Unidad que da la vida y la ordena. Una vez admitido que este
mensaje está contenido en cada símbolo, inmediatamente uno debe sentir la
imperiosa necesidad de descifrarlo. Lo que exige un estado permanente de
vigilia. 

Este primer nivel de reconocimiento de uno mismo, se corresponde con el primer


trazado de la hebra sobre la tela, ya que el bordado sin bastidor no se trabaja
por partes conclusas, sino que su desarrollo se efectúa a través de diferentes
etapas9 es decir, que por el plano del dibujo deben hacerse varios recorridos,
tantos como colores y tipos de punto vaya a contener la obra, pasando así de la
multiplicidad de todas sus formas a la unidad del conjunto del bordado. Decimos
que este primer trazado encuentra su correspondencia simbólica con la iniciación
masónica, durante la cual el recipiendario entra por primera vez en la Logia, y
antes de recibir la Luz solicitada, efectúa un primer recorrido por el plano del
Templo, tomando noción de sus proporciones y medidas que son análogas a las del
cosmos. Por ello, al cruzar la "puerta estrecha" que separa el mundo profano del
sagrado, el recipiendario penetra en el orden de su propio universo, el que
recorre como neófito, es decir como nuevo nacido. 

La segunda etapa del bordado consiste en el relleno de otros espacios del


tejido, ya cualificados por el primer recorrido del hilo sobre él. La semilla
que ya fue plantada ha brotado y comienza su crecimiento. El viaje hacia el
centro de uno mismo aparece ya definido en su estado individual y humano, y es
tiempo de ver resultados. Estos no se logran sino hay una realización efectiva,
esto es, entregándose abiertamente y sin reservas a la obra. La multicolor
belleza con que se expresa la manifestación, nacida de su realidad invisible,
muestra su exuberancia sólo cuando se la recrea. No es sino la libre elección
que uno hace a través de su inteligencia, la que permitirá que la venda caiga de
sus ojos, y goce con ella. 

Asimismo, este segundo viaje que realiza la aguja, reafirmada en la hebra,


guarda estrecha relación con el segundo grado masónico, el de compañero. Este,
que ya ha sido instruido en su etapa de aprendiz, descubierta y desbastada su
piedra bruta, se encuentra ahora capacitado para efectuar su tallaje, para lo
cual tiene el apoyo de las herramientas propias del oficio, diseñadas
especialmente para hacer más fácil su trabajo. Este segundo nivel en el bordado
se hace al amparo del primero, es decir que es gracias a una primera toma de
conciencia, a un compromiso adquirido con uno mismo y con la Tradición, como se
hace posible que la conciencia ascienda a otros niveles de comprensión.
Simbólicamente, esto podría describirse mediante una espiral de movimiento
centrípeto que encuentra su centro en el corazón mismo del ser humano, donde
reside la verdadera intuición intelectual. 
La plancha de trazar, la tela, que aparecía "blanca" al principio, es decir
virgen, toma las formas que la artesana borda sobre ella, formas que han sido
realizadas siguiendo los planos del Gran Arquitecto del Universo. La bordadora
no hace sino imitar esos planos, siendo ese trabajo un viaje por la trama y la
urdimbre del tejido universal. Contando y midiendo (numerando y geometrizando)
en un pequeño espacio (el del bordado, en este caso), las medidas y proporciones
del cosmos, el resultado habrá de ser una obra hecha conforme al Plan Divino, en
la que la bordadora también está incluida. 

La culminación de la obra artesanal se produce tras el último recorrido que la


aguja y el hilo efectúa por la tela. Esta fase corresponde al relleno de los
espacios más pequeños, aquellos más internos del "mandala" del bordado y de la
existencia. Son los puntos que concluyen la obra, dándole su verdadera unidad
por la complementariedad de todas sus partes, a las que el hilo, conducido por
la aguja encadena y conecta con su principio; es decir, la idea de donde
surgieron, la no forma. Dicho de otra manera: que todas las partes del ser
individual coexisten y quedan resueltas en el Ser Universal, Principio y Fin de
todas las cosas. 

Es así, como ocurre en la elaboración del propio bordado, que toda vía
iniciática consta de diversas etapas de realización, las cuales van señalando la
paulatina integración de todos los estados del ser, ligándolos a su unidad. Esa
Unidad es como el ornamento del bordado al que nada se le puede restar o añadir,
y que no guarda diferencia con ninguno de sus puntos, de los cuales no es
posible prescindir una vez terminada la obra, compuesta por todos los colores y
matices, todas las formas y sus relieves. Por tanto, el acabado del bordado es
la expresión máxima dentro de este arte, por tratarse de la recreación de la
Gran Obra, la del Supremo Hacedor, en la que todos los seres están insertados
como lo están los hilos del bordado. 

Pero el trabajo de la bordadora no concluye al término de su obra, como tampoco


la creación está acabada, sino que ésta continúa haciéndose a cada instante. El
hilo, conductor de su viaje por los diferentes planos de la existencia, es el
símbolo de su propia alma, y esta no puede quedar sujeta a ninguna forma o
imagen determinada. Significa que la bordadora no debe identificarse con su
obra, ya que de ser así coartaría su libertad y en consecuencia su propia
realización, pues lo que hace a la obra "perfecta" es aquello que no está
incluido en ella, ni forma parte de ningún elemento de los que la componen, pero
que sin embargo es lo que le da toda su realidad. "El principio de una cosa no
es ni una de sus partes entre las otras ni la totalidad de sus partes, sino
aquello en que todas las partes se reducen a una unidad sin composición"10. La
belleza del bordado es solamente una envoltura de la verdadera Belleza y ésta no
está encadenada a la existencia relativa, sino que es la Existencia misma que
trasciende toda dualidad, que es también toda ilusión y toda forma. El bordado
representa uno de los velos de Maya la diosa hindú, hacedora de las formas, que
es también el Arte con el que el Gran Arquitecto realiza la obra de la creación.
Detrás de esos velos se halla el misterio de la vida. Por ello el verdadero
trabajo de la bordadora no debe tener otra finalidad que la de ir descorriendo
esos velos, con la esperanza de hallar el Conocimiento, e identificarse con la
realidad que emana de él.

NOTAS
1
El brocado es la técnica de aplicar hilos de colores durante la propia
elaboración del tejido, de modo que estos hilos formen diseños sobre él.

2
Oswald Wirth a propósito de la iniciación femenina dice: Hace falta mujeres con
coraje capaces de rescatar el simbolismo de la aguja.

3
Noemá, hermana de Tubalcaín, ambos hijos de Sela y de Lamec, de la descendencia
de Caín (Génesis IV). Es de destacar, en este sentido, la imagen de Eva con una
rueca, tal y como se ve en uno de los capiteles del claustro del monasterio de
San Juan de la Peña (España).

4
Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage (tomo II, cap. "Initiatión
fémenine et initiations de métier").

5
En el punto llamado de "cadeneta" "vainica" "creta" y otros.

6
En el punto de "nudos" en el que la hebra se enrosca a la aguja como una
serpiente, que es también la imagen del Arbol de la Vida, eje del mundo con la
serpiente enroscándose a su alrededor. Esta geometría nos lleva de nuevo a la
correspondencia con el trazado del cuadro de la Logia.

7
En el punto llamado "de marcar" o "de cruz".

8
En el punto "rumanía". 

9
Conviene aclarar, que cuando el bordado es unicolor y trabajado a un sólo punto,
las fragmentaciones de la tela ya sean en bastidor o fuera de él, son acabadas
en cuanto a su porción se refiere. Esto no es así cuando la tonalidad del
bordado es variada. En este caso cada color implicado en el diseño de la labor,
se hace por separado.

10
Ananda Coomaraswamy, citado por René Guénon en Símbolos Fundamentales de la
Ciencia Sagrada, cap. XLIII: "La piedra angular".

LA PIEDRA

FERNANDO TREJOS
Para el pensamiento arcaico las piedras son seres vivos, cargados de años y
experiencia, capaces de hablar a ciertos hombres de antiguos secretos escuchados
por ellas a través de los siglos y que sólo transmiten a quienes abren los oídos
más internos y permiten la penetración de sus energías sutiles. En la enorme
variedad de sus tamaños, formas, cualidades, colores y grados de pureza, ellas
son una sólida expresión de la cosmogonía y de las jerarquías del universo,
pudiendo servir al hombre como soporte y vehículo simbólico de conocimiento, y
también -al igual que todos los símbolos sagrados- como despertador de la
conciencia y ordenador de la mente. 

Siguiendo la máxima hermética que dice "lo de abajo es igual a lo de arriba, y


lo de arriba, igual a lo de abajo", podríamos afirmar que así como las estrellas
son el reflejo visible de una inteligencia superior, y la manifestación sensible
de energías invisibles que se hallan en dimensiones metafísicas, del mismo modo
el reino mineral es la expresión terrestre de esas energías celestes que en
formas pétreas "maduran en las entrañas de la tierra". Tanto las piedras más
comunes, que representan a los astros ordinarios; como las semipreciosas y
preciosas, relacionadas con determinadas estrellas y constelaciones zodiacales;
y también los metales, que se encuentran en su interior y recogen las energías
planetarias; hasta llegar al diamante, símbolo de la piedra angular, los
minerales constituyen un código simbólico y expresan un lenguaje mágico y
sagrado que la antigüedad conoció desde remotos tiempos. Se cree que ellas
atraen determinadas energías, ya que sirven como altar y lugar de residencia de
los dioses; son capaces de realizar milagros y curaciones, pues tienen
propiedades sobrenaturales, mágico-teúrgicas y simbólicas; desde siempre fueron
usadas como amuletos y talismanes, y, en muchos casos, como oráculos a través de
los cuales algunos pueblos han forjado su destino. 

Relata la mitología hebrea que Lucifer, antes de la caída (Luzbel) tenía en su


frente una piedra de esmeralda.1 Cuando Lucifer peca, es decir, cuando se pierde
la conciencia de unidad y se crea la ilusión de algo que existe fuera de Dios,
esa piedra le es arrancada simbólicamente de su frente y arrojada al abismo, y a
partir de ese momento la creación deviene, para ese ser caído, un sueño, una
ilusión, una sombra ficticia, el pálido reflejo de la realidad trascendente. 

Sin embargo, los ángeles tallan en esa piedra de esmeralda una copa,2 un espacio
vacío semejante al corazón del hombre, capaz de recibir al espíritu único e
inmortal, para que pueda éste así recuperar su naturaleza increada. Esa copa o
vaso le fue confiada a Adán (el hombre) en el paraíso terrenal; y la relación
con ella (y con el Arbol de Vida) le permitirá mantener esa conciencia de unidad
trascendente, que a su vez el hombre pierde en razón de su propia caída
(semejante a la de Lucifer) y recupera en virtud de la Redención que le hace
retornar a la eterna morada celeste; a la conciencia de unidad que promueve el
proceso iniciático y que sólo se alcanza mediante una total regeneración y
transmutación interior. 

Al igual que esta copa pétrea hay ciertas piedras, en todas las tradiciones, que
han sido particularmente veneradas, ya que los antiguos consideraron que poseían
una significación especial, pues las tomaron como representación en la tierra de
fuerzas sobrenaturales. 

En primer lugar, destacan aquéllas que (como el mismo Grial) se consideran


moradas de la deidad; las llamadas "betilos", símbolos del Centro primordial que
después de la caída se ocultó en el interior de la tierra (y de la piedra), y
cuyo poder y resplandor se restablece al fin del ciclo. Este Centro, que está
también representado en el símbolo de la Montaña Sagrada,3 considerada por
muchos pueblos como residencia de los dioses, brilla en todo su esplendor
durante la fase ascendente del ciclo cósmico, pero se oculta en el mundo
subterráneo (en la caverna y en la piedra) en su fase descendente. Es quizá por
eso que estas piedras hayan sido vistas como miniaturas de la montaña; y en todo
caso ambas (piedra y montaña) representan al mismo Centro o Eje, que se mantiene
invariable e inmóvil en el curso de todo ciclo. 

Una de estas piedras llamada "betilo" es aquélla que puso Jacob de cabecera
cuando tuvo el sueño de la escala.4 Al despertar del sueño dijo: "Ciertamente
está Yavéh en este lugar y yo no lo sabía"; añadiendo: "¡Qué terrible es este
lugar! No es sino la casa de Dios y la puerta de los cielos". Esa piedra, en
forma de pilar, que alzó como memoria de ese acontecimiento, será considerada
por el mismo Jacob como residencia divina. Y posteriormente5 allí alzará un
altar al Dios único, arrojando a todos los dioses extraños que había en su
familia. 

Igual significado de "habitáculo divino" tiene la piedra negra que representa a


la diosa de la tierra, los montes, los valles y las selvas, la Diosa Madre
Cibeles, hija -como Saturno, de quien es hermana y esposa- de Urano y Gea, Madre
Mayor de los dioses y los hombres. Esta "Gran Madre" es considerada como la
energía de los cielos encerrada en la tierra;6 y la piedra con la cual se la
representaba en los orígenes, de forma cónica, era vista como un símbolo polar y
axial, idéntico al de la montaña sagrada.7 

El Omphalos del oráculo de Delfos (para mencionar sólo alguno de los ejemplos
más conocidos) era representado por una piedra, símbolo de ese Centro y morada
de los dioses. Esta piedra representaba el punto de comunicación entre el cielo,
la tierra y el mundo subterráneo.8 

Algunos de esos betilos son aerolitos, es decir, literalmente, piedras caídas


del cielo, como es el caso de las "piedras negras" que figuran en múltiples
tradiciones, tal cual la piedra negra engastada en una de las paredes de la
Ka'ba en la Meca y la propia piedra negra de la Cibeles; y aunque no todos los
betilos son propiamente aerolitos, sí podría asignársele a cada uno de ellos, de
alguna manera, un origen celeste, pues el Centro que ellos representan es en
verdad un eje que sirve como camino de descenso de las energías celestes a la
tierra y de reascenso de la tierra al cielo. 

Al fin de los tiempos Lucifer recupera la piedra caída y todo retorna a la


unidad del Principio. 

Ciertas de estas piedras que hemos mencionado y muchas otras que algunos podrían
considerar ordinarias han sido utilizadas como oráculos;9 y se encuentran por
doquier piedras que han sido utilizadas como puntos de referencia y hasta como
representación en la tierra de constelaciones estelares,10 lo que confirma lo ya
apuntado en el sentido de que los antiguos concedieron a algunas de ellas la
condición de ser la manifestación terrestre de energías celestes. 

Viridarium Chymicum, Daniel Stolcius, 1624 Generatio

 
Debemos también recordar, aunque sea de paso, las innumerables esculturas en
piedra y piedras talladas que han representado a los distintos dioses,
espíritus, ángeles e ideas en todos los pueblos. En ellas pasan a residir esas
energías sutiles, y los hombres a su través, comprendiendo lo que significan y
traspasando su mero aspecto formal y material, pueden utilizarlas como soportes
vehiculares hacia el conocimiento de aquellas fuerzas superiores en ellas
depositadas, las que habrán de transmitirse a los que son capaces de
recibirlas.11 

También son especialmente notables las llamadas "piedras del rayo" o "piedras
del trueno". Aunque su nombre parece sugerirlo, no se trata en este caso de
aerolitos, sino que son piedras que simbolizan al rayo y que fueron utilizadas
como armas simbólicas. Tal el caso de ciertas hachas prehistóricas,12 como el
hacha de piedra de Paraçu Râma y el martillo de Thor (origen del mallete
masónico), armas celestes capaces tanto de fulminar al enemigo como de iluminar
la esencia.13 

En el simbolismo constructivo la piedra juega, como es lógico, un papel


preponderante, con significados muchas veces polivalentes y en algunos casos
hasta aparentemente contradictorios, según el ángulo desde el que se la
enfoque. 

Desde un punto de vista, la construcción en piedra es símbolo de la


solidificación y sedentarización de un pueblo que previamente ha sido nómada y
ha construido por tanto en materiales livianos y perecederos. Ese estado nómada
-como la infancia- siempre ha sido considerado como más cercano a lo primordial.
El hombre vive menos apegado a la materia y por lo tanto más cerca de la
naturaleza y del espíritu. En ese sentido la sedentarización significa, de
manera opuesta a lo que imagina la visión profana, un grado de involución con
respecto al estado virginal y de inocencia en que vive el hombre primitivo, el
cual no construye todavía ciudades y más bien sacraliza la piedra bruta
erigiéndola como altar de sacrificio. La piedra bruta ha sido tallada por los
dioses y el hombre aún no está autorizado para hacer ningún cambio a esa divina
talla. 

Pero cuando un pueblo determinado encuentra su Centro espacial, y se


sedentariza, y su ciclo particular ha de llegar a un apogeo o esplendor,
entonces los dioses le ordenan construir en piedra un templo que refleje en la
tierra a la ciudad celeste. Debe tallar la piedra bruta -que ahora pasa a ser
símbolo de los imperfectos estados inferiores- y darle la forma cúbica de la
perfección que esa misma ciudad hace patente.14 

La piedra es materia divina y en ese sentido representa a la doctrina revelada,


suprahumana, incorrupta. Pero cuando el hombre comprende literalmente y quiere
agregar a la obra materiales puramente humanos, construye con ladrillos y betún
una verdadera torre de Babel (Génesis XI) y las lenguas y los entendimientos se
confunden. El edificio queda inconcluso y las energías se dispersan. 

Por eso debemos construir en piedra. Hemos de rescatar, una a una, en su


esencia, las piedras que constituyen las ideas cosmogónicas reveladas; y
habremos de tallarlas con sumo cuidado, de modo que les agreguemos fuerza y
belleza, dándole a cada una la forma particular que le corresponda sin que su
contenido esencial se afecte en modo alguno. 

Cada obrero del templo es también una de las piedras que lo componen. Cada cual
ha de pulir su propia piedra hasta que encuentre la perfección de su misma
esencia. Cada piedra del templo es necesaria y cada una de ellas contiene en su
interior al templo -y al universo- todo. Pero hay ciertas piedras que destacan
en él de modo especial, pues su adecuada ubicación produce el orden horizontal y
vertical necesario para que el templo cumpla su cometido llevando a los obreros
a los estados más sutiles, más allá del templo -y del universo- mismo, a las
regiones del Misterio. 

La piedra que se colocará de última, cuya ubicación secreta los constructores


desconocen en los primeros grados, y que fue por lo tanto "rechazada" por los
obreros de grados inferiores, es en verdad la primera, pues representa al
Principio único e inmutable que será irradiado al templo todo. Ese principio,
que es el Centro o Eje, es el que da a la construcción una dirección y un
sentido, a la vez que, representando él mismo al Centro primordial a que nos
hemos referido, es también una meta a seguir, un Norte polar que nos marca el
camino de la puerta estrecha por donde habrán de salir las almas de los obreros,
ya purificadas, hacia la empírea patria de los bienaventurados. 

Pero para que ese espíritu único encuentre domicilio en el interior del templo y
del corazón de sus constructores, éstos habrán primero que "encuadrar" el
espacio en cuyo centro o eje se alojará; así fijarán los límites de una
construcción cosmogónica que sea capaz de llevarlos hacia lo ilimitado. Deberán
primero, con el auxilio de los astros, darle una orientación perfecta hacia los
cuatro puntos cardinales; luego, con ayuda de la escuadra, establecerán las
cuatro esquinas y en cada una de ellas plantarán una piedra, lo que garantizará
la construcción de una estructura sólida y estable. 

Con la colocación de la "primera piedra" se da inicio a la obra. Esta se pone


normalmente en la esquina noreste de la base cuadrangular del edificio, y
posteriormente se ubican, por su orden, las otras tres, en las esquinas sureste,
suroeste y noroeste, haciendo un movimiento de circunvalación. Estas cuatro
piedras de fundación, llamadas piedras de esquina (corner stone en la masonería
inglesa) constituyen la base sobre la cual el edificio todo descansará. 

Se dice que en el centro de la base del templo de Jerusalén se colocó la piedra


de Jacob que mágicamente siguió al pueblo durante su peregrinaje a tierra santa,
de la que brotaba agua de vida que sació su sed en el desierto. Esta piedra es
llamada en hebreo shethiyah, o fundamental, y se encuentra, al igual que las
cuatro piedras de esquina, a la altura horizontal de la base, pero en su centro,
siendo testimonio vivo -como el omphalos de Delfos- de la fuente original de la
que brotó la Tradición Primordial cuyo descenso al interior de la tierra esa
piedra ejemplifica. 

Pero ¿de dónde pende la plomada que desde el corazón del cielo señala el centro,
en el propio corazón de la tierra? Pende de la estrella polar, de la piedra
angular que es un diamante facetado capaz de proyectar su luz a toda la
creación, al templo que la refleja y al hombre que, participando de una
construcción de tal especie, corona la obra creacional al encontrar y ubicar esa
misteriosa piedra cuyo hallazgo le hace retornar al increado mundo del misterio
donde descansa su esencia inmutable. 

Esa piedra angular es idéntica en su simbolismo a la piedra filosofal,15 objeto


de la búsqueda del alquimista. Pero para hallarla es menester descender a lo más
bajo y profundo de nuestras interioridades, a los mundos subterráneos de la
caverna iniciática, siguiendo la máxima hermética V.I.T.R.I.O.L.16 A esa caverna
se llega a través de un laberinto que pierde a los no cualificados y al mismo
tiempo guía a los adeptos al interior de esa caverna. Parece ser que la palabra
misma 'laberinto' se relaciona a su vez con la palabra 'piedra' (en latín lapis)
y que probablemente los laberintos iniciáticos, en sus orígenes, fueran de ese
material. Además, la caverna misma es excavada en la roca, y ésta fue
-justamente durante la denominada "edad de piedra"- santuario y lugar de
iniciación de los hombres que a su vez eran llamados "nacidos de la piedra". Al
sortear las pruebas laberínticas el candidato visita el interior de la tierra,
desciende a los infiernos, muere al mundo profano, y nace por segunda vez,
regenerado, recuperando así su Centro y elevándose por el Eje hacia las regiones
del verdadero Ser.17 

En el templo cristiano, de base rectangular, el centro no es el punto central


del rectángulo, sino el punto central de la base inmóvil de un cubo que al
desdoblarse produce el símbolo de la cruz compuesta de seis cuadrados. 

La piedra fundamental del centro de la base corresponde en el árbol sefirótico a


la esfera 9, Yesod, Fundamento, que es la región en la que se produce la
iniciación, representada en el Tarot por la lámina XII, "El Colgado". En el
cristianismo se asimila a Pedro ("Tú eres Pedro y sobre esa piedra edificaré mi
Iglesia"), y no es casual que éste haya sido crucificado cabeza abajo, tal como
aparece el personaje de esa lámina, cuya posición invertida indica que el
proceso iniciático supone una verdadera 'conversión'. El iniciado ya no se deja
llevar por la corriente del mundo profano, sino que por el contrario marcha
contra esa corriente buscando su origen espiritual, su realidad sagrada. 

Las cuatro piedras de esquina (colocadas en este caso en los cuatro ángulos de
la base inmóvil del cubo) se relacionan con los cuatro evangelistas y los cuatro
evangelios, fundamento sobre el cual descansa la doctrina cristiana, y están
simbolizadas en la lámina XXI del Tarot con las cuatro figuras que los
representan (toro, león, águila y ángel). A su vez estas cuatro figuras se
corresponden exactamente con los cuatro signos fijos del zodíaco (Tauro, Leo,
Escorpio y Acuario), lo que nos habla de la presencia del simbolismo astrológico
en el interior del templo (imagen del cosmos). Los doce signos zodiacales,
representados también en las doce piedras (así como las doce puertas, los doce
apóstoles y las doce tribus) mencionadas en Apocalipsis XXI decoran y encuadran
las catedrales góticas y los templos masónicos. 

En el mismo centro del templo cristiano se coloca una piedra o ara (y una copa)
a una altura intermediaria entre el centro de la base y el punto medio de la
cúpula. El ara es una piedra consagrada que tiene una cavidad. Esa piedra (y la
copa que recibe la sangre de Cristo) podrían asimilarse al sefirah número 6,
Tifereth, corazón del árbol de la vida y corazón del hombre, donde el corazón
del cielo y el de la tierra son un solo corazón. 

La piedra angular, en las construcciones piramidales, se ubica en el vértice de


la pirámide. En las de techo circular o coronadas con cúpula, o domo, se coloca
en el centro del círculo trazado con compás. Ella corona la obra. Se la
relaciona con la sefirah número 1, Kether (corona), y con lo que el kundalinî
yoga llama chakra sahasrâra conocido también como "coronario". En el
cristianismo la piedra "de toque" o angular es el propio Cristo, del que emana
la doctrina revelada.18 En la lámina XXI del Tarot recién citada, la piedra
angular, quintaesencia, éter y avir, imagen de los estados superiores del ser y
de la conciencia eterna de unidad, está señalada por el ombligo de la mujer que
allí simboliza a la Jerusalén celeste descendiendo a la tierra.19 
Para concluir mencionaremos, aunque sea de paso, los pectorales,20 los anillos y
las coronas21 de reyes y altos sacerdotes que siempre fueron adornados con
piedras preciosas y que transmiten a sus portadores las fuerzas y cualidades que
ellas simbolizan. 

También las concreciones fósiles, los corales y las perlas, que en diversos
lugares fueron utilizados con fines talismánicos y curativos; lo mismo que los
bezoars o 'piedras' que se forman en el interior de los cuerpos de los animales
que por doquier fueron consideradas de valor mágico; y los llamados gamahez que
son piedras con relieves de formas vegetales, animales, humanas o geométricas,
que se dibujan naturalmente en ellas y que han sido veneradas en todas las
tradiciones, incluso la cristiana. 

Podemos pues ver cómo para el pensamiento tradicional los símbolos de la


naturaleza, como la piedra (y lo mismo podríamos decir de los vegetales y
animales y del cosmos todo), son portadores de ideas, fuerzas y energías sutiles
que de algún modo en ellos se depositan. Constituyen un orden y un modelo
arquetípico cuya comprensión puede hacer posible que el hombre -que contiene
dentro de sí todas esas energías y fuerzas, pues él las sintetiza y gobierna- se
comunique con aspectos más reales y superiores de sí mismo y logre finalmente el
hallazgo de esa piedra misteriosa que es, para quien pueda traspasar las
apariencias de las cosas, el único verdadero tesoro -oculto en las regiones más
profundas de nuestro ser- al que podríamos aspirar.

Viridarium Chymicum, Daniel Stolcius, 1624Septem Metalla

NOTAS

1
René Guénon (Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, capítulo III)
establece una relación simbólica entre esa piedra y la perla que la iconografía
hindú coloca en el "tercer ojo de Shiva". Esta representa, en esa tradición, el
sentido de inmortalidad y la conciencia de eternidad que se pierde justamente en
razón de la caída.

2
Esa piedra esmeralda tallada como una copa es el origen de la leyenda del Grial.
Representa también un centro espiritual y una tradición que se han mantenido
ocultos en la tierra y transmitido secretamente de generación en generación.
Remitimos al lector al artículo III, recién citado, de Símbolos Fundamentales de
la Ciencia Sagrada. Es interesante mencionar aquí la Tabla de Esmeralda
atribuida a Hermes, de la que se dice fue tallada también en una piedra.

3
Como el monte Meru, el Sión, el Olimpo, y hasta el Gólgota, para mencionar
únicamente algunos de los innumerables montes sagrados que aparecen
prácticamente en todas las tradiciones.
4
Génesis, XVIII.

5
Génesis XXXV.

6
El espíritu incorporado en la materia. El Verbo hecho carne.

7
Es quizá interesante recordar aquí que en el cristianismo numerosas
'apariciones' de María, La Virgen, ocurren en una gruta, sobre una piedra.

8
Queremos mencionar, aunque sea de paso, los dólmenes y menhires celtas, así como
los obeliscos egipcios que jugaron un papel similar.

9
Las pitonisas de Delfos escuchaban los mensajes celestes a través del propio
Omphalos. Los sacerdotes indígenas de Talamanca, en Costa Rica, utilizan cuatro
pequeñas piedritas (que reconocen pues logran "ver" en ellas un espíritu oculto)
como oráculo sagrado. Sería posiblemente interminable enlistar la cantidad
enorme de piedras que en muchísimas culturas fueron consideradas oraculares.

10
También en Costa Rica han aparecido cantidad de piedras perfectamente esféricas,
muy antiguas, que parece tuvieron ese destino.

11
En verdad lo último que hemos mencionado con respecto a la piedra es válido para
cualquier símbolo sagrado en particular. Aunque la incomprensión de esto haya
dado lugar a tantas idolatrías y supersticiones lo ha sido en momentos de
decadencia de los pueblos, períodos que son generalmente caracterizados por una
pérdida del espíritu que conlleva el confundir al símbolo mismo -en este caso la
piedra- con la energía, idea o fuerza que éste oculta y al mismo tiempo
transmite y revela.

12
Estas hachas aparecen por doquier, y son una demostración más de la presencia,
en las tradiciones particulares, de ciertos símbolos que pertenecen a lo que
llamamos la Tradición Primordial.

13
De nuevo remitimos al lector a Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada,
esta vez a los capítulos XXV y XXVI denominados "Las Piedras del Rayo" y "Las
Armas Simbólicas". Para profundizar en los temas que trataremos a continuación
sobre la piedra en el simbolismo constructivo, ver capítulos XXXIX a XLIX de esa
obra trascendental.

14
La Jerusalén Celeste descrita por Juan en Apocalipsis XXI, y que representa los
estados superiores del ser una vez sobrepasada la segunda muerte, es cúbica
("Midió con la caña la ciudad, y tenía doce mil estadios, siendo iguales su
longitud, su latitud y su altura.") y es de oro y piedras ("Su muro era de jaspe
y la ciudad oro puro; y las hiladas del muro de la ciudad eran de todo género de
piedras preciosas: la primera, de jaspe; la segunda, de zafiro; la tercera, de
calcedonia; la cuarta, de esmeralda; la quinta, de sardónica; la sexta, de
cornalina; la séptima de crisólito; la octava, de berilo; la novena, de topacio;
la décima, de crisoprasa; la undécima, de jacinto, y la duodécima de amatista.
Las doce puertas eran doce perlas, cada una de las puertas era de una perla, y
la plaza de la ciudad era de oro puro, como vidrio transparente." 

Sobre el simbolismo de tallar la piedra bruta en forma cúbica, que en la


Masonería constituye la instrucción del aprendiz, ver Símbolo, Rito, Iniciación.
La Cosmogonía Masónica, recientemente publicado por Ediciones Obelisco,
Barcelona 1992.

15
Ver en el número anterior de SYMBOLOS (Nº 4, Guatemala 1992) el interesantísimo
texto  "Explicación de la Tabla de Esmeralda", por Hortelano, traducido por
Francisco Ariza, quien agrega sus magníficos comentarios.

16
"Visita el interior de la tierra y rectificando hallarás la piedra oculta".

17
Recordar también la piedra que servía de puerta al sepulcro de Cristo y que fue
removida cuando su resurrección.

18
En el islam está relacionada con la idea de Jefe (el propio Mahoma que es
sucedido por cuatro califas).

19
Recuérdese aquí lo que hablamos del omphalos -ombligo- délfico. 

Queremos señalar, aunque pudiera parecer que esto no se relaciona directamente


con el tema que aquí nos ocupa, que las cartas XX y XXI del Tarot han sido
muchas veces relacionadas a los siglos XX y XXI de nuestra era y a los capítulos
XX y XXI del Apocalipsis, a los que remitimos al lector.

20
Los sacerdotes egipcios usaban pectorales con piedras, tradición que
transmitieron a los israelitas, cuyo sumo sacerdote portaba uno, con doce
piedras preciosas, que representan a las doce tribus.

21
Reproduzco aquí el texto de un manuscrito del siglo XVII acerca del simbolismo
de las piedras de la corona de San Eduardo, en el que se la denomina 'diadema
que asegura el triunfo'. Estas piedras son: 
1. Topacio: símbolo de las virtudes que debe ejercitar el rey. 
2. Esmeralda: símbolo de la justicia del rey. 
3. Sardónica: símbolo de la elevación del rey. 
4. Crisolita: símbolo de la sabiduría y la prudencia del rey. 
5. Calcedonia: símbolo del coraje del rey. 
6. Jacinto: símbolo de la templanza y la sobriedad del rey. 
7. Jaspe: símbolo de la abundancia que debe gozar el pueblo. 
8. Crisópalo: símbolo de la búsqueda de las cosas celestes en el rey. 
9. Berilo: símbolo del desprendimiento y la pureza del rey. 
10. Zafiro: símbolo de la continencia del rey. 
11. Amatista: símbolo de la función real que el rey no debe abandonar. 
12. Onice: símbolo de la humildad, caridad y sinceridad del rey."
Jean Rivière, Amuletos, Talismanes y Pantáculos, Ediciones Martínez Roca,
Barcelona 1986, pág. 276.

EL RITO FUNDACIONAL DE LA CIUDAD

JOSE MARIA GRACIA

El rito fundacional de la ciudad en Occidente, concretamente el de la tradición


etrusco-latina, ha sido objeto de un importante estudio del profesor J.
Rykwert1. El particular rito de fundación de la ciudad se enmarca en el ámbito
más general de los ritos de construcción, que engloba la construcción de
altares, templos, casas, asentamientos militares y en general cualquier
ordenación del territorio por pequeña que esta sea. Las referencias más
explícitas al rito fundacional de una ciudad en Occidente han llegado a nosotros
a través de los etruscos2, de sus herederos los romanos y de los griegos, pero
todas las demás tradiciones tienen también sus ritos de construcción que no
difieren en contenido los unos de los otros aunque ciertos aspectos "formales"
se acomoden a las circunstancias específicas de cada lugar; desde las
tradiciones extremorientales hasta las precolombinas pasando por la tradición
occidental el hecho que se persigue es esencialmente establecer en la tierra un
centro a partir del cual se repite la cosmogonía, rememorando así el acto divino
primordial de creación de toda la manifestación. Establecer este centro pasa por
conocer la "voluntad divina", que en la tradición etrusco-latina se obtenía
mediante la observación del vuelo de unas determinadas aves, en Grecia se
consultaba el oráculo de Delfos y en Samnio, un pueblo de la Italia antigua, se
seguía el rastro de un animal sagrado como el lobo o el pájaro carpintero, para
finalmente establecer los límites del espacio que, en virtud del rito, pasa a
ser sagrado. 

Así, toda fundación es ante todo una fecundación de la tierra virgen por el
espíritu divino, y toda fecundación es una unión de contrarios en la unidad.
Fundar una ciudad significa refundar el Cosmos, repetir la cosmogonía, y esta
refundación tiene carácter hierogámico: un matrimonio sagrado entre la tierra a
ocupar y la otra Tierra prototípica, celeste e Ideal; la de abajo se estructura
a imagen y semejanza de la de arriba, y ese trozo de tierra sacralizada pasaba a
ser Centro del Mundo, templo a cielo abierto, habitáculo de la Shekhinah, la
"presencia real" de la Divinidad3. 

El rito fundacional de la tradición etrusco-latina al cual nos vamos a referir,


consta de un doble tiempo que se plasma en una doble acción ritual. En primer
lugar, y como condición de posibilidad, era imprescindible el rito de la
Contemplatio. Esta parte del rito era efectuada por un magistrado: el Augur. La
Contemplatio consistía en, una vez alcanzado un lugar elevado, generalmente la
cima de una montaña que en virtud del rito que se va a efectuar, se convierte en
Eje del Mundo, Montaña Cósmica, escrutar el cielo y según la topología que
ofrezca en ese instante advertir en ella dos coordenadas, dos meridianos
cruzados que configurarán, convenientemente dibujados sobre la superficie de la
tierra, las dos direcciones principales o ejes de la ciudad. El Augur era el
único capaz de determinar el significado exacto de los signos advertidos en el
cielo, su Ciencia era secreta; así, en el caso de que todo estuviera conforme al
rito y que los signos fueran favorables él era el encargado de comunicar a los
demás la conveniencia o no de fundar una ciudad en el lugar previamente
escogido. En el caso de que se dieran las condiciones celestes favorables
quedaba así in-augur-ada la ciudad; pero vayamos por partes. 

Como dijimos más arriba, el Augur advertía en el cielo unas coordenadas; el


punto en donde éstas se interseccionaban se proyectaba en el suelo y éste, que
pasa a ser el centro de la ciudad, es lo que propiamente se llama templum. El
templum era un diagrama trazado en el suelo de carácter analógico y por tanto no
implicaba una transposición literal de las directrices advertidas mediante el
escrutinio de la topología celeste. El templum podía ser dibujado, dicho o
gesticulado, pero de cualquier manera representaba sintéticamente el orden
general del cielo en un lugar determinado; en el caso de que el Augur dibujase
sobre el suelo el diagrama éste era generalmente circular y dividía el
territorio en cuatro partes. Los antiguos etimologistas hacen derivar la palabra
templum de tueri, mirar, escrutar, observar, pero, atendiendo a su raíz
etimológica, hay dos observaciones importantes más a hacer. 

En primer lugar la que deriva de temperatura que en latín significa fusión o


mezcla bien dosificada y por lo tanto equilibrada, de dos o varias cosas
distintas; derivado de temperatura tenemos "templar" que significa,
genéricamente, mezclar una cosa con otra para moderar sus actividades, fusionar
sus cualidades o energías; así pues, templo, o temple, es también una unión o
fusión o mezcla; pero unión ¿de qué? 

El Augur era el vehículo, "puente" o "canal" mediante el cual los tres niveles
cósmicos en juego se unían mediante el rito y se materializaban en una figura o
gesto al que se llamaba, como hemos visto, templum. En la tradición
extremoriental encontramos una figura análoga al Augur simbolizada por el
carácter wang o Rey-Pontífice4 (fig. 1). 

   fig.1

En efecto, el carácter se compone de tres trazos horizontales unidos por uno


vertical; el trazo superior figura el Cielo, el inferior la Tierra y el
intermedio el Hombre. Guénon advierte que el trazo intermedio refiere al Hombre
Primordial mientras que es el trazo vertical, en su calidad de eje, quien
simboliza al Hombre Universal el cual se identifica con el Eje Vertical mismo.
Este carácter de eje viene simbolizado sin duda por el bastón que llevaba el
Augur y mediante el cual, o bien trazaba en el suelo el diagrama templum, o
bien, con el mismo bastón, lo "trazaba" haciendo gestos en el aire. Asimismo en
tanto que Hombre Universal el Augur es "mediador" entre el Cielo (que no debemos
confundir con el cielo visible) y la Tierra (que no debemos confundir con el
planeta tierra). El Hombre Universal es propiamente en el sentido más elevado el
"hijo del Cielo y la Tierra", siendo "hijo de la Tierra" en tanto que mediador e
"hijo del Cielo" en tanto que transmisor del "mandato del Cielo" lo que por otra
parte nos indica la simultaneidad de los dos sentidos ascendente y descendente
del Eje Vertical y por lo tanto del Hombre Universal y que, en la tradición
extremoriental, corresponde respectivamente a la función de Rey y a la de
Pontífice5. El Augur ejemplifica así, en tanto que Pontífice, a la Humanidad,
tanto desde un punto de vista cósmico, como naturaleza específica, como desde un
punto de vista social, como colectividad de todos los hombres. Así, la
magistratura ejercida por el Augur es en realidad un pontificado: no en vano la
tradición escrita que los romanos heredaron de los etruscos estaba bajo la
custodia del colegio de los pontífices. 

Por otra parte, en el subsuelo del templum se construía una cavidad llamada
mundus en la cual se alojaban tres cosas: los restos del ave que fuera portadora
de los buenos Augurios (más adelante nos referiremos a ella), un puñado de
tierra traída de una ciudad hermana y, los restos del héroe fundacional6. Así en
el mundus se "fijaban" los tres niveles cósmicos: Cielo (simbolizado por el
ave), Hombre (héroe fundacional) - Tierra (puñado de tierra), y sólo en virtud
de ser unión de estos tres niveles cósmicos se puede decir que es un Centro; y
es a partir de este "Centro del Mundo" que se repite la cosmogonía demarcando en
el territorio, es decir en la dimensión horizontal, el "límite de lo sagrado".
El mundus era una cavidad circular y se cubría con una losa de piedra, sobre la
cual se erigía un altar en donde se encendía un fuego que pasaba a ser el focus
de la ciudad. En este preciso momento el héroe fundacional daba nombre a la
ciudad: un nombre secreto, otro sacerdotal y el nombre público7, lo que equivale
necesariamente a "nombrar" los tres niveles antes mencionados y de los cuales la
ciudad era síntesis. 

Continuando con la etimología de templum nos centramos ahora en la relación


entre templum y mandala en el sentido en que ambos términos designan un modelo o
patrón8. Un templum es también un diagrama de orden universal, una cosmografía a
partir de la cual y siguiendo un complejo sistema de proporciones se establece
en el orden de lo sensible una distribución analógica al orden Cósmico. En el
transcurso del rito fundacional del templo hindú, el Vastu Purusha-mandala9
(fig. 2) se trazaba ceremonialmente en el suelo, a modo de plantilla, y pasaba a
ser un "esquema" de lo que luego sería la construcción física del templo y de la
ciudad. Muchas ideas se desprenden de todo ello, pero nos interesa una: que en
virtud del rito todas las ciudades y todos los templos son iguales y a la vez
únicos pues siendo el modelo (templum, mandala) el mismo, la construcción física
se acomoda a las condiciones particulares del lugar escogido10. Todas las
ciudades o templos fundados conforme al rito son Centro del Mundo y hay tantos
"centros" como ciudades o templos fundados ritualmente: el centro está en todas
partes y la circunferencia en ninguna. 

fig. 2

 Pero la Contemplatio no era sólo un trabajo de advertir en el cielo las


coordenadas que regirán luego las características principales de la ciudad, era
también un "esperar". Este "esperar" (contemplando) es un acto de recogimiento
en estado de alerta para advertir el signo del cielo o prodigio (algo fuera de
lo normal). Se espera una señal, un ángel. Este signo angélico o figura alada
tomaba la forma de un ave, y, en el ritual romano, el ave escogida era
generalmente un águila11. 

Simbólicamente el águila es la mensajera de la voluntad divina, es un símbolo


solar y celeste y en cuanto a ave es símbolo angélico y de los estados
espirituales superiores; en las Tradiciones del Libro los ángeles tienen
frecuentemente forma de águila. El águila se asimila al rayo y al trueno y así
manifiesta a un nivel las voluntades del dios supremo y la acción transformadora
del cielo sobre la tierra, es decir, la fecundación de la tierra madre
(asimilada al caos primordial y a la materia prima) por el espíritu divino12. 

Siguiendo con el ritual llegaba un experto, el Arúspice (adivinador por el


hígado) quien cogía el ave portadora de los augurios, la abría en canal, le
sacaba el hígado que subdividía en partes atribuyendo cada una de ellas a una
divinidad, y advertía en él el signo. Leía los signos oraculares y si le
parecían malos se había de aguardar y si le parecían buenos se procedía a lo que
al principio hemos denominado la segunda acción ritual13. 

Esta segunda acción se ejecutaba posteriormente al trazado de las direcciones de


los ejes principales de la ciudad por parte del agrimensor, oficio éste tan
excelso como el del Augur, quien con un instrumento llamado gnomon trazaba el
cardo y el decumanus maximus acorde con el curso del sol. Cardo quiere decir
"eje", es decir, línea en torno a la cual gira el sol, de Norte a Sur, y
decumanus debe su nombre, según algunos tratadistas antiguos, a la contracción
de duodecimanus, la línea de las doce horas entre la salida y la puesta del sol,
es decir de Este a Oeste. El rito realizado por el agrimensor constaba de tres
fases: trazado de un círculo entorno al gnomon14, determinación del eje Este-
Oeste acorde con el curso del sol y de su perpendicular Norte-Sur y trazado del
cuadrado inscrito en el círculo. Estas tres fases del rito corresponden
igualmente a las tres figuras fundamentales (círculo, cruz y cuadrado) que
simbolizan los tres niveles (Cielo-Hombre-Tierra) del carácter wang expuesto
anteriormente15. 

Precisemos que así como el templum era un diagrama de orden analógico y su


transposición en el territorio no era literal, las coordenadas trazadas por el
agrimensor tampoco determinaban exacta y necesariamente las directrices básicas
de las calles principales; esto es así porque en su trazado definitivo también
intervenían consideraciones de tipo más pragmático referentes a la salubridad de
las aguas, dirección de los vientos predominantes en la zona etc., pero este
tipo de consideraciones si bien eran importantes para la correcta distribución
de las calles y edificios no eran en absoluto determinantes en el trazado de la
ciudad, lo determinante era lo advertido mediante el rito. Podríamos decir que
el Augur al trazar el templum señala las direcciones sutiles que ordenan la
Tierra, el agrimensor señala, en un posterior estadio de determinación, la
cuadratura del círculo solar sobre la superficie de la tierra, y posteriormente
se distribuye la zona sacrificada en consideración a las condiciones
atmosféricas, topográficas y de salubridad propias del lugar. Con todo ello el
simbolismo geométrico del conjunto no resulta en absoluto modificado sino que al
contrario imita fielmente el modelo original y no se confunde con las
consideraciones estrictamente materiales; en la figura 3 se observa el diagrama
de una ciudad en donde el cardo y el decumanus no coinciden con los ejes Norte-
Sur y Este-Oeste. 
 

fig. 3

 Una vez, pues, inscritas en el suelo las coordenadas celestes advertidas por el
Augur y que se concretaban en el diagrama del templum, acorde con los signos
advertidos por el arúspice y una vez se disponía de los ejes elementales que
ordenarían la morfología de la ciudad, se procedía a la demarcación de los
límites que esta ocuparía en el territorio. Este demarcar consistía en
establecer una cuadratura: perpendicularmente a cada eje se trazan cuatro surcos
que formaban un cuadrado. Este surco, llamado sulcus primigenius, lo trazaba el
fundador de la ciudad sirviéndose de un arado de bronce, que simboliza el
matrimonio sagrado entre cielo y tierra. El arado como símbolo de fecundidad se
atribuye al dios del trueno y la justicia; no por casualidad el bronce, (metal
de gran dureza obtenido por la unión de estaño, cobre y plata) es también
símbolo de la justicia inflexible, de la incorruptibilidad y la inmortalidad y
era empleado para los instrumentos de culto y las acciones de carácter religioso
pues, entre otras significaciones, evoca el maridaje de la luna y el sol16. El
arado era llevado por una novilla y un toro blancos, el toro caminaba por la
parte exterior del surco y la novilla por la parte interior.17 La novilla
simboliza la tierra o sustancia primordial; en la antigua Mesopotamia la Gran
Madre o la Gran Vaca era diosa de la fecundidad, y es por lo tanto un símbolo de
la fertilidad18. El toro evoca la fertilización de la tierra y por tanto la
parte "creativa" que se complementa con la "receptiva" simbolizada por la
novilla. Así el matrimonio sagrado se realizaba a dos niveles: una unión
vertical entre Cielo y Tierra, mediante el arado, y otra horizontal, ya en el
orden de lo manifestado, entre los dos principios elementales de toda
manifestación: lo masculino o creativo y lo femenino o receptivo. Los animales
debían de ser blancos pues, en sentido ritual, era éste el color del pasaje, de
la iniciación; los animales blancos sacralizaban un terreno antes profano
mediante el rito: la tierra había sido iniciada y conformaba una base firme para
la construcción. 

El fundador llevaba el arado oblicuamente de manera que la tierra levantada por


éste cayera en la parte interior del surco. La hendidura hecha por el arado era
lo que se llamaba fossa y la tierra sacada por el arado se llamaba "muro".
Ovidio relata cómo Rómulo, el fundador mítico de Roma, abre una zanja profunda y
la llena de frutos, la cubre con tierra, levanta un altar sobre ella y a
continuación se dispone a trazar, con el arado, los límites de la ciudad, lo que
será el muro19. Este muro por su estricta condición ritual era sagrado y por lo
tanto no se podía traspasar; cuando era necesario establecer una salida al
exterior el fundador levantaba el arado y la franja de tierra no fecundada por
éste era lo que se llamaba "puerta", que al no poseer valor sagrado podía ser
traspasada. (fig. 4). 

fig. 4 Diagrama de la ciudad

Los ritos de construcción, que propiamente corresponden a la arquitectura


sagrada, son una "fijación" en el espacio del tiempo en constante movimiento
cíclico, se establece realmente la cuadratura del círculo. Esta fijación tiene
carácter alquímico pues es en definitiva una "coagulación" que se traduce en
términos prácticos como una cuarterización, partición o cualificación de algo
cuantitativamente indeterminado; como señala Burckhardt "mediante la práctica
ritual se 'cristaliza' la realidad cósmica y esta cristalización se resuelve en
una geometría que es una imagen invertida de lo intemporal, es el Ser
'corporalizado' "20. 

El rito es la inteligencia de acción. Los símbolos y los mitos urden


armoniosamente nuestra realidad con La Realidad, recordándonos incesantemente
que esta polaridad es sólo aparente, pues en realidad sólo es Uno y,
consecuentemente, que la existencia es sólo algo contextual, algo verdaderamente
relativo que sólo deviene absoluta cuando se identifica con el Ser. Los
símbolos, mitos y ritos nos atañen a nosotros como implicaron a nuestros
antepasados y si en la actualidad todas estas cuestiones están ocultas, pues
ciertamente se trata de una ocultación y no de una desaparición, es por la
naturaleza misma de lo simbólico que vela su sentido profundo a quien lo
usufructúa y lo revela a quien lo invoca. 
Aportamos a continuación, y ya para finalizar, cuatro imágenes extraídas de
diferentes tradiciones, que constituyen auténticos mandalas para la meditación
pues todo estudio de orden simbólico es necesariamente una meditación. 

fig. 5

En la figura 5 un antiguo sello asirio representa mediante un círculo y una cruz


las murallas y las calles principales que organizan el territorio y la vida de
los ciudadanos atribuyendo a cada cuadrante un oficio u organización. 

fig. 6
En la figura 6 -la ciudad de Bagdad fundada en el año 762 d.C. por Al Mansur- se
advierte en el diagrama cuarenta y cinco aldeas circundando un espacio en el
centro del cual están el palacio y la mezquita. 

fig. 7

En la figura 7 diagrama de La Meca en donde se representa claramente la Kaaba en


el centro del recinto sagrado y alrededor de la cual se aglutinan los diferentes
edificios. 

fig. 8

En la figura 8 grabado representando el emplazamiento de Tenochtitlán en donde


se puede ver el águila portadora de presagios posándose sobre un cactus, lugar
que será el centro de la futura ciudad azteca. 

NOTAS

1
Rykwert, Joseph., The Idea of the Town, Faber and Faber Ltd., Londres 1976.
Existe ed. en castellano en Ed. Herman Blume, col. Biblioteca básica de
Arquitectura, Madrid 1985.

2
Etruria era un país aristócrata que ocupaba la Italia central, entre el mar
Tirreno, el Arno y el Tíber, y estaba organizado según una confederación de doce
ciudades "dodecápolis"; fueron grandes astrólogos y magos y desarrollaron el
arte de la metalurgia con gran habilidad.

3
Guénon, R., Aperçus sur l'ésotérisme chrétien, Ed. Traditionnelles, París 1988,
cap. III.

4
Guénon, R., La gran Tríada, cap. XVII.

5
El Pontifex, literalmente el "constructor de puentes", representado en Grecia
por Iris, la "mensajera de los dioses". R, Guénon, Autorité spirituelle et
pouvoir temporel, Editions Traditionnelles, París 1975, cap. IV. Asimismo ver El
rey del mundo, Luis Cárcamo Ed., pág. 15, del mismo autor.

6
Todavía hoy se llama "mundo" a un baúl en donde se depositan objetos de cierto
valor.

7
En el caso de Roma el nombre secreto era Amor, el sacerdotal Flor y el público
Roma.

8
En lengua inglesa template o templet significa plantilla, sinónimo de patrón o
modelo.

9
Mandala significa "círculo" y es un símbolo o "imagen de lo divino". Vastu (de
la raíz vas, morar, estar en su sitio) sería la extensión total del ser
ordenado, Purusha el Hombre cósmico, origen de la existencia, así el Vastu
Purusha-mandala es el símbolo espacial de Purusha, de la presencia divina en el
centro del mundo. Cf. Rykwert, J. op. cit., p. 206.

10
No podemos extendernos, pues no es el motivo de este estudio, en la descripción
del rito fundacional del templo hindú. Señalemos no obstante que el equivalente
hindú del mundus descrito anteriormente es el gharbha "seno del templo", que era
en sí un recipiente de bronce que contenía las riquezas de la tierra: piedras
preciosas, metal, tierra, raíces y plantas, y que se situaba en el centro del
templo.

11
En el caso de la fundación de Roma, el ave escogida por Rómulo y Remo fue un
buitre. En las tradiciones greco-latinas el buitre era también una ave
adivinatoria, portadora de presagios, pues estaba asociada al fuego celeste,
purificador y fecundante.

12
En Grecia el águila era también asociada a la actividad oracular: esta se
detenía en la vertical de Delfos, siguiendo el curso del sol, cada vez que el
oráculo era consultado; M. Elíade nos recuerda que delphys significa matriz: así
el oráculo era receptáculo de la revelación divina (simbolizada por el águila).
Recordemos también que en la antigua Grecia el héroe fundacional no acometía su
actividad sin antes haber consultado la Pitia de Delfos.

13
El Arúspice era un verdadero científico, pues no tenía por objeto el
conocimiento de los fenómenos o de la realidad, sino su exégesis simbólica,
ciencia que adquiría mediante la tradición oral, el estudio de los libros
sagrados y la propia experiencia acumulada.

14
Gnomon designa tanto a una varilla de bronce clavada en el suelo en el centro
del círculo como un complejo instrumento destinado al trazado más exacto y
extenso de los ejes. El término "exacto" no tiene aquí sentido de "precisión"
sino de progresiva determinación.

15
Burckhardt, T., Principios y métodos del arte sagrado, Lidiun, Ed., Buenos
Aires, pág. 17, en dónde se hace notar que este particular rito de orientación
tiene alcance universal, razón por la cual, trasponemos su lectura simbólica al
rito fundacional occidental.

16
La palabra langala (arado) y la palabra linga derivan de una misma raíz que
designa a la vez a la laya (pala para labrar la tierra) y el falo. El linga es
por completo un falo y en la mitología hindú es símbolo de Shiva en cuanto
principio causal y procreador. En China una pieza de forma triangular (como el
arado) de jade se encuentra frecuentemente en el centro de los templos y evoca
el carácter sagrado del acto de procreación simbolizando las hierogamias.
Chevalier-Gheerbrant, Diccionario de los símbolos, p. 649.

17
El héroe fundacional, el arado, la novilla y el toro son los cuatro elementos
que intervienen en la demarcación de los límites de la ciudad que junto con la
tierra fecundada son cinco. El número cinco, suma del primer par y del primer
impar, es símbolo de unión; era un número nupcial para los pitagóricos y
simboliza principalmente el matrimonio sagrado entre el principio activo celeste
y el principio pasivo terreno. En la tradición china el cinco es la cifra de la
cruz y del cuadrado pues no se conciben estos sin el centro que los conforma;
así simbólicamente el cinco es un número central formado por la cuadratura de la
cruz y su centro, simbolizando así la totalidad del mundo sensible.

18
Chevalier-Gheerbrant, op.cit., p. 1043.

19
No debe confundirse este muro, estrictamente ritual y por lo tanto simbólico,
con las murallas de la ciudad, estrictamente defensivas. Estas se construían
posteriormente y su ubicación no coincidía exactamente con el muro ritual, de
manera que entre este y las murallas había una franja de terreno "promoerium" o
"postmurum" que igualmente era de carácter sagrado pues estaba "dentro del
muro".

20
Burckhardt, T., op. cit., págs. 9-11.

INDICE de figuras:  
Fig. 1     La gran Tríada, Ed. Obelisco, Barcelona. 
Fig. 2     Dibujo del autor. 
Fig. 3     La città comme forma simbólica, Bulzoni Ed., Roma. 
Fig. 4     Dibujo del autor. 
Fig. 5     La città... 
Fig. 6     La città... 
Fig. 7     La città... 
Fig. 8     La idea de ciudad, Ed. Blume, Madrid.

La revista Villard de Honnecourt publicó este artículo en traducción francesa de


Miguel Palacin (Nº 29, septiembre 1994), la cual se encuentra  reproducida en la
web de SYMBOLOS.

LA SIMBOLICA DEL RITUAL DE APERTURA DE LA LOGIA

FRANCISCO ARIZA

El ritual de apertura y clausura de la Logia masónica es, junto a los catecismos


o manuales de instrucción y los símbolos que aluden a la construcción, el único
legado (pero sin duda inapreciable) que la Masonería actual ha recibido de la
antigua Masonería operativa. Dicho legado ha permitido que se continuara
conservando la descripción simbólica de la cosmogonía, y por consiguiente, la
posibilidad de acceder a su conocimiento y comprensión. De esta manera lo
fundamental del Arte Real masónico, que ejemplifica el proceso que conduce a ese
Conocimiento, se ha perpetuado a través del tiempo, y con él el Espíritu de esta
organización iniciática de Occidente. Esta sería la principal razón de que la
Masonería continúe siendo una tradición viva con todos los elementos necesarios
para hacer efectiva la realización espiritual. Por otro lado, el que muchos
miembros de la Masonería ignoren el verdadero contenido iniciático y esotérico
de la Orden a la que pertenecen, en nada altera la validez de la iniciación
masónica, ni disminuye su fuerza para quien esté interesado realmente en un
trabajo interno serio y ordenado, y sepa ver más allá de la apariencia formal e
"institucional" con que se reviste y "cubre" esta tradición para expresar la
primordialidad de su mensaje, el que constituye su esencia y su razón misma de
ser. 

En esta primera parte vamos a ceñirnos especialmente a la simbólica del ritual


de apertura de la Logia, ritual que consagra, en el verdadero sentido de la
palabra, los trabajos que en ella se cumplen. En efecto, mediante dicho ritual,
lo que no era sino un lugar cualquiera, deviene un templo, esto es, un espacio
sacralizado y significativo. Gracias a la acción de las energías espirituales
vehiculadas por los símbolos, palabras y gestos rituales, podría decirse que ese
lugar es "transmutado" en algo esencialmente distinto de lo que era. De ahí, por
tanto, la importancia de que el ritual sea practicado lo más perfectamente
posible, siguiendo con la máxima escrupulosidad lo en él prescrito, y sin
alterar, suprimir o modificar sin razón alguna ninguno de los elementos que lo
constituyen, ya que en el respeto a los mismos reside precisamente la eficacia
del propio rito. Naturalmente esto no quiere decir que los gestos rituales se
repitan de una manera "mecánica", sino que al tiempo que se realizan han de
comprenderse las ideas que vehiculan, que hablan de una realidad arquetípica,
siendo uno con ellas, pues el rito no es otra cosa que el símbolo hecho gesto.
Por consiguiente, el ritual ha de vivirse como lo que realmente es, como un
conjunto o un todo ordenado y armónico en donde cada una de las partes que lo
conforman se corresponden mutuamente entre sí. Se trata, por tanto, de un
organismo que está vivo, y que actúa de acuerdo a los estímulos que recibe, es
decir en cuanto se pone en práctica de una manera consciente. Es por eso que si
una de esas partes faltara el ritual entero se resentiría, perdiendo "fuerza y
vigor" la influencia espiritual que a través de él se transmite. 

Para su mejor explicación, podemos dividir el ritual de apertura en cuatro


partes: 

- Asegurarse de la "cobertura" de la Logia. 

- Comprobar la regularidad iniciática de los asistentes y determinación del


espacio simbólico. 

- El "encendido de las luces" y el trazado del cuadro de Logia. 

- Descripción del tiempo simbólico y consagración de la Logia.  

Robert Fludd, Utriusque Cosmi Historia T. II, 1619

 
Asegurarse de la "cobertura" de la Logia 
La apertura de la Logia comienza comprobándose ritualmente la "seguridad" o
"protección" de la misma. En eso consiste el "primer deber de un Vigilante en
Logia", pues ésta ha de estar plenamente "a cubierto" de las influencias
procedentes del mundo exterior o profano. Dicha cobertura asimila el templo
masónico a la "caverna iniciática", cuya simbólica está en relación con la idea
cíclica de ocultación y repliegue de la doctrina tradicional en un "lugar"
inaccesible a las "miradas de los profanos". De esa cobertura se encarga
directamente el Guardatemplo, oficial que, como la propia palabra indica, tiene
la función de "guardar" y "cubrir" el templo. Con el cumplimiento de su oficio,
el Guardatemplo, al actualizar la idea que el símbolo manifiesta, ritualiza la
efectiva "separación" que necesariamente ha de existir entre ese mundo profano y
la realidad de lo sagrado que se vivencia en la Logia. Dicha separación está
señalada simbólicamente por el Pórtico de la entrada, que según se dice "no está
dentro ni fuera de la Logia". Se trata entonces de un espacio "intermediario",
lugar de "pasaje" o de "tránsito" entre el exterior y el interior del templo,
entre lo profano y lo sagrado. Así lo indican las "marchas" o "pasos" rituales
que se efectúan desde la puerta del templo hasta el medio de las columnas J y B
que sostienen el Pórtico. Precisamente es en ese espacio intermediario donde se
ubica el Guardatemplo, estando ese espacio bajo su custodia, velándolo (sin
abandonarlo en ningún momento) para que los trabajos masónicos se desarrollen y
cumplan en perfecta armonía. Esta función hace del Guardatemplo un verdadero
"guardián del umbral", entidad que impide el paso a los que no están
cualificados para recibir la iniciación, pero que al mismo tiempo "abre" las
puertas del templo a quien verdaderamente reúne las condiciones necesarias para
recibirla. En los antiguos rituales esta función también la cumplía el "Hermano
Terrible", cuyo nombre es bastante ilustrativo al respecto. 

Comprobar la regularidad iniciática de los asistentes y determinación del


espacio simbólico  
Una vez el templo está "a cubierto", se procede a comprobar que todos los
integrantes de la Logia están en el lugar que les corresponde dentro de ella,
asegurándose también que estén en posesión del signo de "al orden", que forma
parte de los "secretos" del grado, y que se refiere a la disposición interior
adecuada para recibir la enseñanza tradicional vehiculada por los ritos y los
símbolos. En asegurarse de ello consiste el "segundo deber de un Vigilante en
Logia". En este sentido, si el Guardatemplo se encarga de la seguridad "externa"
de la Logia, el Primer y el Segundo Vigilantes asumen su seguridad "interna". Es
por ello que el término de 'vigilantes' (que incluye la idea de estar
"despiertos") con que se les designa, concuerda perfectamente con las funciones
respectivas de estos dos oficiales, los que, junto al Venerable Maestro,
representan las "tres luces" de la Logia masónica. 

Ellos "vigilan" la regularidad iniciática de todos los hermanos que se sitúan en


las "columnas" de Mediodía (el Sur) y Septentrión (el Norte), las cuales no son
otras que los lados anchos del rectángulo de la Logia. Para comprobar esa
regularidad los dos Vigilantes recorren sus respectivas columnas, lo que se
ejecuta, como todo en la Logia, de una manera ritual. En efecto, para dirigirse
a las columnas que están bajo su vigilancia (la del Mediodía para el Primer
Vigilante, y la de Septentrión para el Segundo Vigilante), ambos oficiales han
de "cruzarse" previamente en el Occidente (el Oeste), lo que vuelven a repetir
cuando pasan por delante del Altar de los Juramentos, situado hacia el Oriente
(el Este), regresando seguidamente a sus correspondientes estrados. Es de
advertir que dicho recorrido constituye la primera "circumambulación" ritual que
se realiza en la Logia, y con la que se señalan de manera clara los cuatro
puntos cardinales que determinan el espacio de la misma, comprendido entre las
columnas J y B que sostienen el Pórtico hasta los tres peldaños que suben al
Oriente. Este espacio rectangular constituye lo que se denomina el Hikal, que es
propiamente el plano-base de la Logia (análogo al plano horizontal del mundo),
en toda la extensión del cual se llevan a cabo el desarrollo integral de los
trabajos rituales, es decir donde éstos se manifiestan y son posibles. 
Pero esa determinación, o "enmarque" espacial, es 'trazado', si así puede
decirse, previamente por los saludos o gestos rituales que los dos vigilantes se
hacen entre sí durante la "circumambulación". Cada gesto describe de manera
significativa una escuadra, siendo cuatro en total: dos cuando se saludan en
Occidente y dos cuando pasan por el lado de Oriente, al que se denomina el
Debir, situado a un nivel superior al plano-base del Hikal. 

Esos cuatro gestos "en escuadra" serían análogos a las cuatro piedras de
fundación de toda construcción, a partir de las cuales podrá levantarse todo el
edificio. Precisamente, en este momento del ritual de apertura se trata de poner
los fundamentos, o los cimientos, de los trabajos que se van a realizar en la
Logia, su base firme y "segura" sobre la que dichos trabajos podrán ser
consagrados. Efectivamente, sólo si los que "decoran" las columnas de Mediodía y
Septentrión están en "su lugar" e interiormente "al orden", la Logia estará
"debidamente cubierta", y se podrá así penetrar "en las vías que nos han sido
trazadas", es decir en el camino que conduce a la Luz del Conocimiento. 

Piedra cúbica en punta (una de las caras)

La iluminación del Templo y el trazado del cuadro de Logia 


Es dicha Luz lo primero que se solicita cuando se entra en esas vías. Y la luz
que ilumina la Logia, como la que ilumina el mundo, procede del Oriente, donde
está situado el Delta luminoso, símbolo por excelencia del Gran Arquitecto del
Universo. Y es a los pies del Oriente en donde los tres principales oficiales de
la Logia (el Venerable Maestro y los dos Vigilantes) se "unen" para "recibir" la
Luz que simbólicamente emana del Delta, lo que es lo mismo que la recepción y
transmisión ritual de la influencia espiritual que a través de las respectivas
funciones de estos tres oficiales en verdad "dirigirá" los trabajos de la Logia.
Al menos así debería ser en un taller masónico cuyos miembros fueron lo
suficientemente conscientes de la realidad sagrada que se expresa mediante el
rito y el símbolo, asumiéndola en sí mismos y en la medida de las posibilidades
de cada uno. 

Antes hemos dicho que a estos oficiales se les denomina también las "tres
luces", queriendo mostrar así que ellos, o mejor sus funciones, son los
portadores del espíritu que ilumina la Logia, y que la luz sensible simboliza de
manera manifiesta. A este respecto, y según señala Guénon, en los antiguos
rituales operativos se necesitaba la reunión o el concurso de tres maestros para
que una Logia pudiera trabajar regularmente, representando cada uno de ellos un
determinado arquetipo espiritual o nombre divino creador. Esa simbólica ha
permanecido en la actual Masonería, y esos tres maestros no son otros que el
Venerable y los dos Vigilantes, cuyas funciones respectivas, como estamos
viendo, se vinculan con un atributo, aspecto o nombre del Gran Arquitecto: con
la Sabiduría el Venerable Maestro, con la Fuerza el Primer Vigilante, y con la
Belleza el Segundo Vigilante. Y Sabiduría, Fuerza y Belleza son los nombres que
reciben los tres pilares o "tres pequeñas luces" situadas en el centro mismo de
la Logia, y dispuestas en forma de escuadra. Estos tres pilares son llamados
también "estrellas" (alusión directa a su simbólica celeste), las cuales son
hechas "visibles" y presentes en la Logia gracias a la invocación de los nombres
divinos. El rito del encendido de estos pilares que acompaña las invocaciones,
señala el momento preciso en que la Logia, que hasta entonces permanecía en
penumbras, queda plenamente iluminada, produciéndose un paso de las "tinieblas a
la luz". Es, pues, un rito esencialmente cosmogónico, análogo al Fiat Lux del
Verbo creando el orden cósmico al fecundar el caos primigenio, es decir el
conjunto de todas las posibilidades de manifestación que se actualizan gracias a
esa acción demiúrgica. 

La invocación de los nombres divinos y el encendido de los tres pilares que


conjuntamente llevan a cabo los tres principales oficiales de la Logia están
ritualizando, haciéndolo presente, ese gesto generador del Arquitecto. Por lo
tanto, la apertura de la Logia describiría de manera simbólica un proceso
análogo al de la creación del mundo. Por otro lado el término Logia procede de
Logos, la Palabra o Verbo, y también de términos lingüísticos que designan la
luz, como el griego liké. De hecho, el templo masónico (como cualquier recinto
sagrado) es una imagen simbólica del cosmos, que a su vez es el templo universal
y la obra directa del Creador. Y así como éste "todo lo dispuso en número, peso
y medida", la Logia se edifica con Sabiduría, Fuerza y Belleza, o con Fe,
Esperanza y Caridad, las tres altas virtudes que se corresponden respectivamente
con cada uno de los tres pilares. En la triple invocación se apela a la
Sabiduría del Arquitecto como la verdadera artífice de la obra de la creación, a
la que preside; a su Fuerza como la voluntad que la sostiene y la regenera
perennemente; y a su Belleza como a la energía que la "adorna" al imprimirle las
medidas exactas y armónicas que conforman su orden interno y externo, revelado
fundamentalmente a través de las estructuras geométricas y simbólicas. 

Con las invocaciones de esos atributos divinos también se está recordando, o


reiterando en la memoria de los presentes, aquello que se dice en los Salmos:
"Si el Eterno no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican". Sólo
después de esas invocaciones, y gracias al influjo espiritual en ellas
contenido, el espacio de la Logia (del templo universal), previamente
"encuadrado" por las "circumambulaciones" de los dos Vigilantes, queda
iluminado, u ordenado, en toda la extensión del mismo. 

Es a partir de ese momento que se procede a la apertura del Libro de la Ley


Sagrada (la Biblia), y a disponer sobre él el Compás y la Escuadra, lo cual
lleva a cabo el Experto de la Logia, oficial al que se considera como el
"guardián" del rito. El libro y los dos instrumentos, constituyen las "Tres
Grandes Luces" de la Masonería, situadas encima del Altar de los juramentos, es
decir en el punto geométrico donde simbólicamente se efectúa la unión del cielo
y de la tierra, de la vertical y la horizontal. Esa unión está representada por
la posición en forma de estrella de David, o sello de Salomón, del compás y de
la escuadra, ambos símbolos respectivos del cielo y de la tierra. La Logia
aparece así como el lugar donde se hace manifiesta la conjunción cielo-tierra, y
por consiguiente la comunicación entre el mundo superior y el mundo inferior. En
este sentido, recordaremos que en la rica iconografía descrita en los cuadros de
Logia masónicos en ocasiones aparece una escalera (símbolo del eje) apoyando su
parte inferior en el altar con las tres grandes luces, mientras su parte
superior toca los cielos. Al integrante de la Logia se le indica así cual ha de
ser el camino que debe seguir en su proceso interno, un camino vertical, hacia
lo "alto", sin olvidar, empero, que ese ascenso sólo es posible gracias a la
comprensión de la doctrina tradicional. Esta se articula y expresa a través de
la enseñanza vehiculada por el Libro de la Ley Sagrada (que recoge las
revelaciones y teofanías transmitidas a los componentes de la "cadena
tradicional"), y el Compás y la Escuadra (instrumentos que sirven para trazar
las medidas prototípicas del Cielo y de la tierra aplicadas a la construcción
mediante el uso de la geometría sagrada). 

Cuadro de Compañero

Inmediatamente después de la aparición de las "Tres Grandes Luces", el oficial


Experto dispone en medio del pavimento de mosaico el cuadro de Logia, así
llamado porque en él se reproducen a escala las dimensiones de la Logia, que es
un "cuadrado largo" o rectángulo, pues sus lados largos son exactamente el doble
de sus lados anchos. Además en ese cuadro están dibujados los símbolos y
emblemas más significativos del grado en que la Logia esté trabajando, ya sea en
el de aprendiz, en el de compañero o en el de maestro, los que constituyen la
jerarquía iniciática de la tradición masónica. El cuadro conforma así una
síntesis visual y gráfica de la enseñanza simbólica contenida en cada uno de
esos grados, de ahí también que represente un soporte de meditación y
concentración indispensable dentro de esa misma enseñanza. El cuadro de Logia
podría ser considerado como un auténtico mandala masónico. Recordaremos, en este
sentido, que en la antigua Masonería operativa el cuadro de Logia era dibujado
directamente en el suelo, utilizando para ello la tiza y el carbón. Esta
costumbre, que nosotros sepamos, ya no se conserva en la actual masonería
(excepto en el Rito Emulación, en el que el trazado del cuadro está acompañado
de las lecturas de determinados textos), que si ha sido llamada "especulativa"
es precisamente por haber olvidado determinadas técnicas de transmisión de la
influencia espiritual practicadas entre los antiguos masones, como es sin duda
alguna el caso que nos ocupa. La importancia de trazar directamente el cuadro de
Logia deriva del valor que en sí mismo tiene el gesto ritual como vehículo de
esa influencia, pues siendo éste el símbolo en movimiento, el gesto ritual
"actualiza" (siempre y cuando se haga conscientemente) la idea o energía-fuerza
en él contenida de manera potencial o virtual. Por idénticos motivos, aquél que
traza el cuadro (el Experto) y todos los símbolos que lo configuran, se
convierte también en un vehículo intermediario de esas mismas energías.
Podríamos incluso decir que esa función vehicular es desempeñada en realidad por
todos los integrantes de la Logia, los cuales al "contemplar" el desarrollo
ordenado del trazado ejecutado por el Experto participan por igual de él. Esa
contemplación, o "concentración" ritualmente cumplida, necesariamente ha de
generar un vínculo de orden sutil entre todos y cada uno de los miembros de la
Logia, vínculo que una vez establecido deviene el soporte para la manifestación
de la influencia espiritual. Se comprenderá entonces por qué es imprescindible
la presencia del cuadro de Logia durante el desarrollo de los trabajos
masónicos, teniendo en cuenta, además, que para los operativos el lugar donde él
es depositado se convertía en una auténtica "tierra sagrada". Por ello el cuadro
ocupa una posición central en la Logia, exactamente en medio mismo del Hikal,
siendo además el eje ordenador alrededor del cual se efectúan las marchas o
"circumambulaciones" rituales, y se realiza el importante rito de la Cadena de
Unión. 

Descripción del tiempo simbólico y consagración de la Logia 


Una vez el cuadro ha sido trazado, o dispuesto sin más en su lugar
correspondiente como es el caso habitual, se puede decir que la Logia dispone de
todos los elementos necesarios para que los trabajos puedan abrirse
"regularmente", pues "todo está conforme al rito". Como se señala en los
rituales, esos trabajos comienzan a "Mediodía en Punto", cuando el Sol se
encuentra en su cenit y su luz cae en "perpendicular" o en "plomada" sobre
nuestro mundo, siendo la verticalidad de esa luz un símbolo más del eje
invisible que une el Cielo y la Tierra, El Mediodía es el momento en que el Sol
detiene su curso en lo alto de la bóveda celeste, fenómeno éste que llevado al
ciclo del año se repite durante los Solsticios de Verano y de Invierno,
correspondiéndose éste último con el Septentrión y la "Medianoche en Punto",
cuando esos mismos trabajos finalizan. A partir de mediodía se inicia la curva
descendente de la luz solar, que encuentra su punto más bajo (nadir) en
medianoche. Y lo mismo ocurre del Solsticio de Verano al de Invierno. 

Considerado simbólicamente (es decir, estableciendo las correspondientes


analogías entre el orden natural y el orden espiritual) ese descenso de la luz
solar expresa también el "descenso" de la influencia sagrada en el seno de la
organización iniciática, lo que está formalmente ritualizado en la invocación
realizada "a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo"1, y con la cual los
trabajos quedan definitivamente "con-sagrados". A este respecto, sería sin duda
interesante recordar lo que Guénon menciona en El Rey del Mundo acerca de la
"presencia real" de la Divinidad en el mundo manifestado. Textualmente dice: "Es
preciso señalar que los pasajes de la Escritura donde se menciona especialmente
(a la Shekinah o a la "Gloria") son sobre todo aquéllos que tratan de la
institución de un centro espiritual: la construcción del Tabernáculo y la
edificación de los Templos de Salomón y de Zorobabel2. Un centro semejante,
constituido en condiciones regularmente (la cursiva es nuestra) definidas, debía
ser, en efecto, el lugar de la manifestación divina, siempre representada como
"Luz"; y es curioso señalar que la expresión "lugar muy iluminado y muy
regular", que la Masonería ha conservado, parece ser un recuerdo de la antigua
ciencia sacerdotal que regía la construcción de los templos"3. 

Si tenemos en cuenta que los Templos de Salomón y de Zorobabel (que


esencialmente son sólo uno) se consideran como los modelos del templo masónico,
comprenderemos entonces por qué se invoca la "Gloria del Gran Arquitecto" (esto
es, su "Presencia") en el momento de abrir y consagrar los trabajos, con lo que
culmina este verdadero rito de fundación (periódicamente reiterado) que
representa en realidad la apertura de la Logia masónica.

NOTAS

1
Esa misma invocación encabeza todos los documentos y escritos masónicos.

2
En el Prólogo del Evangelio de San Juan (patrón de la Masonería) también se hace
mención de la "Gloria", cuando se dice: "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre
nosotros, y hemos visto su "Gloria", cuando se dice: "Y el Verbo se hizo carne y
habitó entre nosotros, y hemos visto su Gloria". Señalaremos que en algunas
logias que han conservado el espíritu tradicional de la Masonería, el Prólogo
del Evangelio de San Juan es leído ante el Altar de los Juramentos y en
presencia de las "Tres Grandes Luces" en el momento de abrirse y consagrarse los
trabajos.

3
 El Rey del Mundo, cap. III.

LA CLAUSURA DE LA LOGIA MASONICA

FRANCISCO ARIZA

  
Como ya vimos en el número anterior de SYMBOLOS (Nº 6, Guatemala 1993), la 
apertura de la Logia permite la "creación", o mejor, "re-creación", de un tiempo
y un espacio sagrados, un enmarque protector dentro del cual los masones
realizan sus trabajos "a cubierto" del mundo profano (profanum: fuera del
templo), ejercitando el Arte Real o "Gran Obra" de la cosmogonía. Y todo ello en
perfecta correspondencia con los "planes del Gran Arquitecto del Universo", a
cuya "Gloria" y "Nombre" se cumplen precisamente esos trabajos, pues como se lee
en el Libro Sagrado: "Si el Eterno no edifica la casa en vano trabajan los que
la edifican". 

Cuando éstos llegan a su fin, el Maestro de la Logia, ayudado por los demás
Oficiales del Taller, procede a la clausura de los mismos, a su cierre y
recogimiento (clausura, de "clau", "llave"), lo que se hace, como todo en la
Masonería, de manera ritual y simbólica. Con esa clausura o cierre la Logia ha
cumplido su ciclo de manifestación, habiendo desarrollado hasta llegar a sus
propios límites (señalados por el tiempo simbólico) todas las posibilidades en
ella contenidas, y la luz, cuya irradiación ha iluminado esos trabajos, se
repliega progresivamente en sí misma, retornando así al origen o principio de
donde brotó. La Palabra, el Verbo, el Logos (de donde Logia), esto es el Ser,
vuelve a concentrarse en el "Silencio" de lo inefable e inmanifestado, siendo
éste el sentido profundo que tiene el "juramento del silencio" que todos los
miembros del Taller realizan antes de abandonar definitivamente el Templo. 

La Logia, imagen simbólica del Mundo, ritualiza con ese doble movimiento
expansivo (centrífugo) de la apertura, y contractivo (centrípeto) de la
clausura, la cadencia del ritmo universal, del expir y aspir cósmico, pues esta
es la Ley o Norma a la que está sujeto todo lo manifestado, ya se trate de un
ser, un mundo o del conjunto entero de la Existencia Universal. A todo
nacimiento le sigue un proceso de expansión y desarrollo, alcanzados los límites
del cual se inicia un período inverso de contracción, replegamiento y finalmente
extinción. A este respecto, la clausura de la Logia coincide con la "Medianoche
en punto", es decir con el "fin del día", el cual es en sí un ciclo completo
análogo a ciclos más grandes, en los que está incluido. 

El repliegue de la luz al que antes nos referíamos, está ritualmente


representado por el hermano Experto en el momento en que cierra el Libro de la
Ley Sagrada y recoge el compás y la escuadra, esto es, las "Tres Grandes Luces"
de la Masonería, pasando a continuación a "enrollar" o "borrar" el cuadro de la
Logia (que el mismo Experto "desenrolla" o "dibuja" durante la apertura),
llamado así porque en él se plasman los símbolos más importantes y
significativos del grado en que la Logia esté trabajando: ya sea en el de
aprendiz, en el de compañero o en el de maestro. A continuación se procede a la
extinción de las "Tres Pequeñas Luces" que alumbran en la sumidad de los pilares
de la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza, extinción que llevan a cabo el Maestro
de la Logia y los dos Vigilantes (estrechamente relacionados con la simbólica de
esos pilares), llamados las "Tres Luces". Contabilizamos, por tanto, nueve luces
en total, y esto está en relación con la idea de ciclo, pues el nueve es, como
sabemos, un número cíclico por su directa vinculación con la circunferencia, la
cual expresa el desarrollo completo de lo contenido virtualmente en su punto
central, gracias al cual la circunferencia misma existe. Así, las nueve luces
que alumbraron y generaron el espacio y el tiempo en el que se desarrollaron los
trabajos, se concentran, efectivamente, en el centro de donde emanaron. 

Por consiguiente, todo lo que debía realizarse y manifestarse en la Logia, en el


Taller de trabajo, ya ha sido cumplido, pero antes de retirarse los obreros
reciben su "salario", recogiendo lo que han sembrado o edificado en sí mismos, y
que son los frutos de su acción, en definitiva de su intención, de lo que ellos
han contribuido, y en qué medida, en la realización efectiva de los planes del
Gran Arquitecto. Este es el sentido que tiene el "salario" masónico (o
iniciático), palabra que deriva de "sal", substancia que en la Alquimia es
considerada como la síntesis o el fruto de la acción del azufre sobre el
mercurio, es decir el resultado de la unión o conciliación de una energía
celeste, activa, yang, y de una energía terrestre, pasiva, yin. Se trata, en
suma, de "conciliar los opuestos", o de "reunir lo disperso", y que al igual que
el alquimista el masón debe operar en sí mismo, lo que constituye la principal
razón de su oficio. 

No es entonces por casualidad que los masones reciban su salario en las


columnas J y B (situadas a la entrada y por tanto también a la salida de la
Logia), pues ellas simbolizan respectivamente el principio activo y el principio
pasivo o receptivo. Cuando la Logia trabaja en grado de aprendiz, el salario se
recibe en la columna B, y cuando lo hace en grado de compañero en la columna J.
Añadiremos que ambas columnas aluden al necesario "establecimiento" o
"fundamento" que hace posible la edificación del Templo, construcción que en
realidad no es otra cosa que el proceso mismo de la realización interior1. Los
maestros, en cambio, reciben su salario en la "Cámara del Medio", o en el
"centro del círculo", pues su función no está ligada directamente a esa
construcción (que es la que llevan a cabo los aprendices y compañeros), sino a
elaborar sus planos de acuerdo a los del Arquitecto o Ser Universal, lo que
implica un conocimiento directo (no mediatizado) de la cosmogonía y sus leyes,
así como del orden ontológico y metafísico2. 

Por todo ello, el salario masónico también alude a la virtud de la justicia, ya


que cada uno recibe en su columna lo que merece, que en realidad es lo que
tiene, pues como dice el Evangelio: "Porque a todo el que tiene, se le dará y le
sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará" (Mateo 25, 29), y
en donde también se afirma: "que el que tenga oídos para oír que oiga". Sólo
entonces "los obreros estarán contentos y satisfechos" y tendrán "derecho al
descanso", pues la justicia de que se trata no es otra que el reflejo en el
orden humano de la ley de equilibrio y armonía que rige el orden cósmico,
reflejo a su vez de la Justicia divina3. Habiendo recibido lo que les
corresponde, los obreros podrán despedirse así "en la libertad, el fervor y la
alegría", pues habrán cumplido sus acciones, es decir su trabajo, en "bien
general de la Orden (del Orden) y de la Logia en particular". 

Pero quizás el rito más significativo e importante de la clausura es la "cadena


de unión", constituida por todos los miembros del Taller "enlazados" unos con
otros alrededor de los tres pilares de la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza y
del cuadro de la Logia, es decir en el centro mismo del Templo. Ciertamente, y
como se dice en el ritual, esta cadena es el símbolo de la fraternidad masónica,
sin embargo podríamos preguntarnos en base a qué debe su existencia dicha
fraternidad y por qué se manifiesta a través de la cadena de unión, pues sin
duda alguna ella expresa otra cosa bien distinta a cualquier tipo de
"camaradería" o cosa por el estilo. Tal vez la respuesta esté en las palabras y
gestos que realiza el Maestro de la Logia momentos antes de formarse dicha
cadena: "Hermanos, siguiendo la antigua costumbre (tradición) no queda más que
cerrar nuestros secretos en lugar seguro y sagrado", y acto seguido lleva su
mano derecha al corazón, como indicando que es ahí, en el corazón, en el lugar
más puro y central del ser y en donde éste comunica con su verdadera esencia,
donde los "secretos" han de guardarse y cerrarse. Y ya se sabe que el corazón es
el tabernáculo del verdadero Templo, aquel que según las Escrituras "no es hecho
por mano de hombre", pues nada de individual o particular puede penetrar en él.
Por tanto, esos secretos no son sólo los que se refieren específicamente a los
de la Orden masónica y la Logia (y que deben ser salvaguardados de las "miradas
indiscretas de los profanos"), sino también, y podríamos decir que ante todo, a
la esencia (o "quinta-esencia") misma de lo que se ha recibido de la enseñanza
tradicional vehiculada por los símbolos y los ritos, de aquello que
verdaderamente se ha comprendido y asimilado en lo más interno de uno mismo de
esa enseñanza, en definitiva, de la efectiva e íntima vinculación que cada ser
mantiene con su Principio uno y eterno. Esto sería, pues, lo que "enlaza" o
"une" a los hermanos entre sí, y por esto ellos forman la cadena de unión, que
es la unión con la Unidad del Sí mismo, y con respecto a la cual las
individualidades, por las propias limitaciones a las que están sujetas, no
cuentan en absoluto. En relación con esto último, queremos señalar que al
comienzo de formarse la cadena no está completamente cerrada, es decir que
aparece como "rota", afirmándose que ello es así debido a "nuestras
imperfecciones" (o limitaciones), las que sólo desaparecerán invocando los
nombres sagrados de la Sabiduría (Fe), la Fuerza (Esperanza) y la Belleza
(Caridad)4, tras lo cual la cadena acaba cerrándose definitivamente5. 

Sin embargo, que la cadena esté sin cerrar también indica (y aquí tenemos un
caso del doble sentido de los símbolos, que siempre hay que tener presente para
poder comprender sus diversos significados) que al mismo tiempo ella continúa
"abierta" a todo aquel que quiera sumarse a ella, estando esto perfectamente
señalado cuando en un momento de la ceremonia de iniciación al neófito o
recipiendario se le recibe precisamente en la cadena de unión. Esto nos da a
entender, entre otras cosas, que la cadena continúa viva y transmitiendo la
enseñanza y el Conocimiento, en este caso a través de la cosmogonía expresada
por los símbolos y los ritos masónicos, pues tradición significa exactamente
transmisión, y ésta ha de continuar perpetuándose para que aquella continúe
existiendo y sea una posibilidad siempre presente y actual6. A ello alude
expresamente el Maestro de la Logia cuando al concluir el rito de la cadena de
unión exclama: "¡Que la Luz que ha iluminado nuestros trabajos continúe
brillando en nosotros para que terminemos fuera la obra empezada en este
Templo!", imagen, volvemos a repetir, del Orden y la Armonía Universal.

NOTAS

1
Queremos señalar en este sentido, que la palabra "fundamento" era sinónimo de
"Verdad" en algunas lenguas precolombinas, como la hablada por los antiguos
nahuas mexicanos, la que también estaba en relación con el hecho de "estar de
pie", lo cual, curiosamente, también guarda una estrecha relación con lo que se
entiende por "columna" en la "Masonería".

2
De más está decir que aquí nos estamos refiriendo a una estructura iniciática
que es la de la Masonería considerada en ella misma como organización esotérica
y tradicional, prescindiendo de que esto sea considerado así en las múltiples
Obediencias y Logias actuales, en la gran mayoría de las cuales la idea de una
realización espiritual a través de los símbolos y los ritos masónicos es tan
inexistente como en cualquier organización de tipo profano. Sobre todo esto,
remitimos al lector al interesante estudio titulado  "A propósito de la
Masonería", aparecido en el Nº 5 de SYMBOLOS (Guatemala, 1993).

3
En este sentido, y para comprender esta simbólica, hay que tener en cuenta que
las columnas J y B están situadas al Occidente de la Logia, al Oeste, el punto
cardinal por donde se oculta el sol (la luz del día), y que se corresponde con
el equinoccio de Otoño en el ciclo anual. La tradición judía celebra al inicio
del Otoño la fiesta del "Gran Perdón" (la más importante junto a la Pascua,
celebrada al comienzo del equinoccio de Primavera), periodo durante el cual se
implora la justicia de Dios tanto en el orden individual como social, y que
prefigura el "Jubileo" del ciclo completo de la humanidad, pues es en Otoño
donde esta tradición (en concordancia con todas las tradiciones) sitúa el "fin
de los tiempos" o el "retorno" al origen primordial. Igualmente, la tradición
cristiana celebra en esta estación la festividad de San Miguel (29 de
Septiembre), el arcángel que imparte la Justicia divina durante el "Juicio
Final", pues él "pesa" las almas y sitúa a cada una en el lugar que le
corresponde dentro del orden universal, tal y como puede verse en la iconografía
cristiana, en los dinteles de muchas portadas románicas y catedrales góticas.

4
Estos nombres o atributos divinos aluden directamente al versículo bíblico que
dice que Dios todo lo hizo (el orden cósmico o la obra de la Creación) "en
número, peso y medida". Vemos pues que lo que invocan los masones en la cadena
de unión no es otra cosa que la potencia o energía creadora del Gran Arquitecto
("o Todopoderoso Gran Arquitecto de los Cielos y la Tierra"), y expresadas como
"Palabra", "Luz", y "Vida".

5
Ver, a este respecto, el último capítulo de Símbolo, Rito e Iniciación, de Siete
Maestros Masones. Ed. Obelisco, 1992

6
A este respecto, la cadena de unión se extiende no sólo a los "masones
esparcidos por toda la superficie de la Tierra", sino también a todos los
hombres de hoy y de siempre que han cumplido, cumplen y cumplirán su camino
hacia el Conocimiento, pasando a ser entonces la cadena de unión masónica un
símbolo de la cadena "áurea e inmemorial", esto es de la Tradición Perenne y
Universal. También queremos añadir que el nombre de cadena de unión se le asigna
igualmente al cordel con doce nudos que rodea por su parte superior las paredes
de la Logia, siendo esos doce nudos una representación de los doce signos del
zodíaco, es decir que se refieren directamente a la simbólica celeste y a su
reflejo en el orden terrestre. Sobre todo esto ver el cap. LXV de los Símbolos
Fundamentales de la Ciencia Sagrada, de R. Guénon. También el artículo  "El
símbolo y el rito masónico de la cadena de unión" aparecido en el Nº 3 de
SYMBOLOS (Guatemala 1992).

ASPECTOS SIMBOLICOS DE ALGUNOS RITUALES MASONICOS OPERATIVOS

FRANCISCO ARIZA

En ciertas logias masónicas de Inglaterra y Escocia que conservan gran parte de


los antiguos rituales operativos se continúan celebrando tres fiestas altamente
significativas e importantes, cargadas de un rico simbolismo que testimonia la
fuerza y vigor de la tradición masónica, heredera de los antiguos misterios, los
cuales, en tanto que misterios, conservan una presencia inalterable y una
actualidad permanente a lo largo del tiempo1. Se trata de la Conmemoración de la
Fundación del Templo de Jerusalén, la Conmemoración de la muerte del maestro
Hiram y la Ceremonia de la Dedicación del Templo. La primera de estas
festividades, la Fundación del Templo de Jerusalén -también llamado de Salomón-,
se celebra durante la época de la Pascua judía, concretamente en el mes de Abril
(Ziv), que es el segundo en el calendario judío, cuando, según nos relata la
Biblia (I Reyes, VI, 37-38) dio comienzo su construcción. Abril es llamado el
mes de "las espigas", pues es en él cuando éstas comienzan a crecer gracias al
ímpetu renovado de las energías vitales de la naturaleza (expresión de las
energías cósmicas), manifestando así toda su fuerza regeneradora. La segunda
conmemoración, la muerte del maestro Hiram, tiene lugar el 2 de Octubre,
coincidiendo a su vez con la fiesta judía del Yom Kipur, o "Gran Perdón", época
en que los frutos maduran y la naturaleza entera se prepara para su recogimiento
y concentración invernal, pero que también anuncia el Jubileo y el Juicio Final,
los que coinciden con el "fin de los tiempos" y el descenso de la Jerusalén
Celeste sobre la Tierra. La tercera conmemoración, la Ceremonia de la Dedicación
del Templo, tiene también lugar durante el mes de Octubre, el día 30, y su
desarrollo está marcado por las lecturas de los pasajes bíblicos en donde se
mencionan las palabras que Salomón dirige al Señor invocando su presencia en el
tabernáculo del Templo recién terminado (I Reyes, VIII, 22-30). Se trata de la
consagración del mismo, cuya edificación había durado exactamente siete años,
número simbólico que asimila su construcción a la creación del mundo, que fue
formado según el Génesis en "siete días" o ciclos temporales. 

Como vemos, las tres celebraciones giran en torno y están directamente


relacionadas con el Templo de Jerusalén, referencia esencial de la logia
masónica (y también del templo cristiano), del que es su modelo simbólico, como
el propio Templo de Jerusalén es, a su vez, la imagen simbólica de la Ciudad
Celeste. Y esto explicaría también por qué el desarrollo de la iniciación
masónica, en sus diversos grados, implica necesariamente un conocimiento de las
estructuras simbólicas de la logia (que son las del cosmos), conocimiento que ha
de ir acompañado, para su plena realización, de la transmisión de las palabras
sagradas, toques y signos rituales, inseparables (pues conforman un todo) de las
leyendas y relatos que aluden a los diversos episodios de la historia sagrada de
la orden masónica (que comienza a contarse a partir de la construcción del
Templo de Jerusalén, si bien en algunas crónicas esa historia se remonta al
origen mismo de la humanidad), lo que permite actualizarla viviendo la realidad
a la que dicha historia se refiere. 

Hablábamos del número siete, y hemos de decir que éste es el número cosmogónico
por excelencia, siendo también el número de la jerarquía iniciática en muchas
tradiciones, pues el proceso de la realización espiritual reproduce paso a paso
(grado a grado) el proceso cosmogónico mismo, incluido el de la propia
naturaleza, que con sus ciclos y ritmos periódicos y perennes nos invita a la
contemplación de un orden preciso y armónico, en el que el hombre está insertado
y participa enteramente, lo sepa él o no lo sepa. Asimismo, en las logias
operativas que mencionamos son también siete los grados iniciáticos, todos ellos
relacionados con la edificación y acabamiento del templo (hecho a imagen,
volvemos a repetir, del orden universal), correspondiendo el séptimo y último de
esos grados únicamente a los Tres Grandes Maestros de la masonería, los cuales
representan y asumen en su función al rey Salomón, al rey Hiram de Tiro y a
Hiram Abi, el cual no es otro que el maestro Hiram, constructor del Templo de
Jerusalén, y cuya muerte ritual y simbólica es la que se conmemora, se "hace
memoria", el 2 de Octubre. Hemos de añadir, a este respecto, que siete es
también la edad simbólica del maestro en todos los Ritos masónicos actuales,
estableciéndose así una relación analógica entre ese grado y el acabamiento del
Arte Real o Gran Obra de la cosmogonía (su aprendizaje y conocimiento efectivo),
abriéndosele a partir de ese momento las posibilidades de realización de orden
verdaderamente extracósmico y metafísico2. Así pues, esa muerte simbólica en
realidad representa una superación o "exaltación" del dominio cósmico (de la
dualidad inherente a las acciones y reacciones de las energías bipolares que
determinan toda manifestación), lo cual se vive en el interior de la conciencia
como una síntesis o conciliación de esas mismas energías, lo que procura el
nacimiento a la realidad metafísica y espiritual, simbolizada por la
"resurrección" que sigue a la muerte de Hiram. 

En las logias operativas, la ceremonia de acceso a la Gran Maestría se denomina


el "Gran Drama Anual"3, porque en él se ritualiza la muerte, búsqueda y
finalmente el hallazgo del cuerpo de Hiram, tras lo cual comienza propiamente la
instalación del nuevo tercer Gran Maestro, que junto a los otros dos dirigirá la
logia operativa durante un año, finalizado el cual (coincidiendo con la fecha
del 2 de Octubre) se procede a la instalación de un nuevo tercer Gran Maestro,
encarnando en su función a Hiram. Por otro lado, en dichas logias únicamente los
dos primeros Grandes Maestros (que representan, volvemos a repetir, a Salomón y
a Hiram de Tiro, respectivamente) lo son de por vida, mientras que es tan solo
el tercer Gran Maestro (Hiram Abi) el que se "sustituye" cada año, o ciclo
completo, por quien haya sido elegido para acceder a la Gran Maestría. 

Sólo así es posible revivir periódicamente el que sin duda constituye el rito
más importante de la masonería: la muerte de Hiram y su resurrección en el nuevo
maestro. Y cuando decimos masonería nos estamos refiriendo tanto a la que
conserva los antiguos rituales operativos (casi completamente desconocida, por
no decir totalmente) como a aquella otra que se ha dado en llamar "especulativa"
(que es la que comúnmente se conoce, aunque bastante mal), nacida en los albores
del siglo XVIII, es decir en una época en la que por motivos que serían muy
largos de explicar, pero que en el fondo hay que atribuir a razones de orden
cíclico, los rituales de la antigua masonería operativa (de origen medieval)
fueron prácticamente olvidados, con lo que esto supuso de pérdida irreparable
del riquísimo legado simbólico y espiritual que hasta entonces había conformado
a la tradición masónica. Sin embargo, y a pesar de esa pérdida y de las
diferencias que puedan existir entre la logia operativa y la especulativa, la
orden masónica es una sola en esencia. Nuestra afirmación no es gratuita, pues
siendo distintas en muchas cosas (y desde luego hay una superioridad de la
primera con respecto a la segunda), no obstante tanto la una como la otra
conservan intacto el ritual de la muerte y resurrección del maestro Hiram,
ritual que es el que verdaderamente le da su identidad y su unidad a la
masonería en su conjunto. Además, la simbólica de dicho ritual expresa lo más
exactamente posible el sentido profundo de una de las principales divisas y
funciones del maestro masón, que consiste en "difundir la luz, y reunir lo
disperso"4. De ahí también el título de "Príncipe de los masones" dado a Hiram,
pues bajo su directa inspiración, es decir de lo que él representa en el plano
iniciático y simbólico, los masones reciben la plenitud de su iniciación, y la
masonería, por extensión, continúa transmitiendo la influencia espiritual, único
fin que justifica su existencia. 

Centrándonos en la ceremonia de instalación del tercer Gran Maestro, una parte


importante y significativa de la misma (y que demuestra el origen operativo de
este grado) consiste en los siete peldaños o gradas que el candidato ha de
ascender, rodillas en tierra, hasta el "trono" (así se designa exactamente)
donde se sientan los tres Grandes Maestros. Cada peldaño alude a una ciencia o
arte liberal, las que en su conjunto describen toda la cosmogonía. El candidato
a la Gran Maestría ha de responder a las preguntas que se le formulan sobre cada
ciencia, correspondiendo el primer peldaño a la Gramática, el segundo a la
Retórica, el tercero a la Lógica, el cuarto a la Aritmética, el quinto a la
Geometría, el sexto a la Música y el séptimo a la Astronomía5. Superada la
prueba, el nuevo Gran Maestro es recibido en las "moradas de la potencia", así
llamadas muy probablemente porque esa parte de la logia se asimila al Debir, que
era el "Santo de los Santos", Tabernáculo o Sanctasantorum del Templo de
Jerusalén, y en el que era depositada el "Arca de la Alianza", siendo, en
consecuencia, el lugar más sagrado e interno del templo6. 

Los siete peldaños que se han de ascender constituyen la línea que separa, y a
la vez une, el Debir del Hikal (el "Santo"), que es aquella parte del templo que
se extiende desde esa línea divisoria hasta el pórtico de la entrada, presidido
por las dos columnas Jakin y Boaz, cuya simbólica desempeña un importante papel
dentro de la enseñanza masónica. Si en la logia el Debir, por su posición
elevada, simboliza el Cielo y la vertical, el Hikal simboliza a su vez a la
Tierra y a la horizontal, con lo cual el ascenso se vive como un viaje axial de
la Tierra al Cielo, o de una realidad condicionada por las limitaciones espacio-
temporales, a la verdaderamente incondicionada y eterna. En el mismo contexto,
añadiremos que en la logia operativa los tres Grandes Maestros están ubicados
simbólicamente sobre el monte Moriah, considerado como una de las tres montañas
sagradas de la masonería (las otras dos son el Tabor y el Sinaí), pues fue sobre
su cima donde se edificó el Templo de Jerusalén. La sacralidad de esta montaña
hace de ella un verdadero Eje del Mundo, y por tanto un nexo de unión y
comunicación entre la Tierra y el Cielo7. El "ascenso" del candidato se realiza
entonces a lo largo de dicho eje, y los peldaños de las siete ciencias
constituyen también un ascenso por los grados del conocimiento, los cuales, una
vez asimilados, conducen al hombre a la reintegración con la Unidad del Sí
Mismo, lo que en lenguaje masónico equivale a la identificación con la energía o
potencia creadora del Gran Arquitecto del Universo8. 

De ahí que durante la ceremonia de instalación del tercer Gran Maestro se aluda
directamente a uno de los símbolos más antiguos del Gran Arquitecto: la cruz
svástica. Se dice que la explicación de este importante símbolo dura 70 minutos,
tiempo que ha de entenderse también en clave simbólica, pues de nuevo tenemos
aquí al número siete como parte constitutiva y esencial de esta ceremonia. La
svástica está estrechamente relacionada con la Estrella polar, ubicada en el
centro mismo de nuestro universo, el único punto que permanece inmutable
mientras toda la bóveda celeste gira en torno de él. Los cuatro brazos de la
cruz svástica representan asimismo las cuatro posiciones (dirigidas a los cuatro
puntos cardinales celestes) de la constelación de la Osa Mayor, la cual, en
efecto, gira constantemente en torno de la polar9. Existe, por tanto, una
directa vinculación entre esa rotación celeste y la propia Estrella polar, pues
dicha rotación emana de ella misma, y como dice René Guénon ese movimiento "no
es un movimiento cualquiera, sino una rotación que se cumple en torno de un
centro o de un eje invariable... el Centro imprime a todas las cosas el
movimiento, y como el movimiento representa la vida, la svástica se hace por eso
mismo un símbolo de la vida o, más exactamente, del papel vivificador del
Principio con respecto al orden cósmico"10. Es por ello también que la svástica
es el símbolo del Polo, que es la Gran Unidad (llamada Tai-Ki en la tradición
extremo-oriental), o el Centro de centros, o el Sol de soles, pues de idéntica
manera que todo el conjunto de la Existencia universal surge de él, en él se
reintegra cuando finaliza su ciclo de manifestación. Esto último está muy
relacionado con la iniciación (por lo que antes hemos dicho acerca de la
analogía entre el proceso cósmico y el espiritual), ya que ésta, la iniciación,
consiste en la paulatina y gradual reintegración de todos los elementos
dispersos del ser individual en el Sí Mismo, lo cual implica la universalización
de esa individualidad, que pasa así de la periferia del movimiento incesante de
la Rueda del Mundo (de su rotación o girar indefinido) al Centro de esa misma
Rueda11. 

Por otro lado, en el séptimo grado de la logia operativa, el Gran Arquitecto


recibe el nombre hebreo de El Shaddai, que quiere decir "Dios Todopoderoso", el
que es invocado al final de la ceremonia de la Dedicación del Templo por el
primer Gran Maestro (Salomón) en estos términos: "Yo he terminado el trabajo que
mi padre me manda cumplir", en clara referencia al acabamiento y culminación de
la obra. En el simbolismo arquitectónico (ampliamente desarrollado en los
rituales operativos) la idea de "acabamiento" del Templo está presente en la
simbólica de la "piedra angular" (pues efectivamente ella es la última piedra
que se pone, "coronando" toda la construcción), cuya posición es esencialmente
axial al ubicarse en el centro mismo de la bóveda o domo (de ahí el nombre de
"clave de bóveda" para designar dicho centro), el cual representa la cúpula
celeste dentro de la construcción12. La piedra angular equivale a la Estrella
polar13, y ambas simbolizan, cada una en su orden, al Todopoderoso Gran
Arquitecto, vivificador y sostén, principio y fin, alfa y omega de toda la
Creación14. 

Toda esta simbólica se resume en un momento de la instalación del tercer Gran


Maestro cuando son reunidas cuatro escuadras de manera que formen la cruz
svástica. Tres de esas escuadras pertenecen a cada uno de los tres Grandes
Maestros, y la cuarta es la que se encuentra sobre el Libro Sagrado. Esa
svástica es, a su vez, una réplica o reflejo de la que está dibujada en el techo
(cielo) de la logia, de cuyo centro desciende una plomada-eje en dirección al
centro mismo de la svástica terrestre formada por las cuatro escuadras,
simbolizando de esta manera la unión entre el Cielo y la Tierra15. 

Por su vinculación con el Polo y el Centro del Mundo la svástica es considerada


uno de los principales símbolos que remiten directamente a la Tradición
Primordial, cuna de la humanidad, y cuyo origen, según todas las fuentes
tradicionales, fue en un principio polar o hiperbóreo. Y el hecho de que este
símbolo constituya parte integrante y fundamental de este ritual operativo
demuestra una vez más que la simbólica, ritos y misterios de la masonería
proceden, por una transmisión ininterrumpida a lo largo del tiempo y con todas
las adaptaciones necesarias, de esa misma Tradición primigenia. Tal vez a todo
ello es a lo que también se refiere Guénon cuando al final del artículo sobre
"La letra G y el svástika" afirma "... que la teoría polar ha sido siempre uno
de los mayores secretos de los verdaderos maestros masones"16.

NOTAS

1
Las informaciones acerca de estos rituales operativos las hemos obtenido del
artículo de Pierre Girard Augry "Las supervivencias operativas en Inglaterra y
Escocia", aparecido en el No. 3 de la revista masónica francesa Villard de
Honnecourt, de la que apareció una reseña en el No. 2 de SYMBOLOS.

2
La idea de "más allá del cosmos", o "más allá de la física" (la metafísica),
está presente en la expresión completa de la edad simbólica del maestro masón:
"siete años y más".

3
"El Gran Drama Anual" también recibe el nombre de "Antiguo Drama", entendiendo
la palabra "Antiguo" en un sentido no meramente histórico, sino sobre todo a
aquello que fue hecho "en el Principio", es decir in illo tempore o en el tiempo
mítico y vertical (supra-histórico), lo que hace posible su permanente
actualidad. Y lo que fue hecho "en el Principio" es la obra de la Creación, el
acto o rito cosmogónico por excelencia, al que los mitos creacionales de muchas
tradiciones consideran como el resultado de un sacrificio, fragmentación o
división de la Unidad primordial. Tal es el caso de la Cábala cuando se habla de
la "desintegración" del cuerpo del Adam Kadmon (el "Hombre Universal", idéntico
al Gran Arquitecto del Universo y al Purusha o Prajapati hindú), cuyos miembros
dispersos componen todo el universo manifestado. Tal es el caso también del mito
de Osiris en el antiguo Egipto, o del Dionisos Zagreus entre los griegos. En la
masonería la muerte de Hiram ejemplifica, a nivel humano, ese sacrificio
primordial, y la búsqueda ritual de su cuerpo por "toda la Tierra", y su
hallazgo final, equivale en el fondo a la "reconstitución" de la "Palabra
perdida", que es el Nombre (el Ser) inefable del Gran Arquitecto. Ver el cap.
XLVI de Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, de R. Guénon.

4
Nos remitimos enteramente a lo que a este respecto ha señalado en varias
ocasiones Guénon, para quien el grado de maestro en la masonería actual no es el
resultado "de una elaboración 'especulativa' del siglo XVIII, sino de una
especie de 'condensación' del contenido de ciertos grados superiores de la
masonería operativa, destinada a llenar en la medida de lo posible una laguna
debida a la ignorancia en que con respecto a aquéllos estaban los fundadores de
la Gran Logia de Inglaterra". Ibid., cap. XVII.

5
Las artes liberales están, además, en correspondencia con los siete cielos
planetarios, que en la cosmogonía hermético-cristiana e islámica medieval eran
los intermediarios entre la Tierra (y el mundo sublunar) y el cielo de la
Estrellas Fijas y el Empíreo, donde reside el Trono divino.

6
Este recinto interior es lo que en la Cábala se denomina el "Santo Palacio
Interno", que es el verdadero Centro o Corazón del Mundo y del hombre, y lugar
de manifestación de la Shekinah, la "Presencia divina". Este recinto interior
está también simbolizado por el centro de las seis direcciones del espacio, por
donde pasa el "séptimo rayo solar", identificado asimismo con el Eje del Mundo.

7
Ni qué decir la importancia del papel que estos tres montes han desempeñado en
la historia y la geografía sagradas de la tradición judeo-cristiana,
profusamente descrita en los templos cristianos edificados por los masones y
compañeros medievales. Añadiremos que en la logia operativa los tres Grandes
Maestros moran simbólicamente sobre el monte Moriah.

8
Debe quedar bien claro que cuando nos referimos al grado de maestro lo hacemos
desde la perspectiva de lo que este grado significa iniciáticamente, que es la
reintegración al estado humano primordial, y por tanto al desarrollo completo de
las cualidades inherentes a dicho estado. Otra cosa bien distinta es que en la
masonería actual la gran mayoría de aquellos que ostentan este grado (conferido
casi siempre por puras necesidades prácticas de la logia) lo hayan efectivizado
lo más mínimo. Lo mismo podemos decir en lo que respecta a los grados de
aprendiz y compañero. Pero este es un problema que en nada afecta a la realidad
y al sentido profundo de la experiencia espiritual e iniciática, así como de los
símbolos y ritos que le sirven de vehículos y soportes, pues su origen es supra-
humano.

9
Como se sabe, esta constelación boreal está formada por siete estrellas, las que
en la tradición hindú se consideran como la morada simbólica de los siete Rshis
o sabios legendarios que transmiten la Sabiduría Perenne a la humanidad a través
de los diferentes periodos cíclicos por los que ésta atraviesa. Por otro lado,
el nombre primero de esta constelación no era el de Osa Mayor sino el de la
Balanza (o Libra), antes de que esta última pasara a formar parte del Zodíaco.
Sin embargo, ese nombre siguió persistiendo en la antigua China, en donde era
designada como la "Balanza de Jade", siendo el jade un símbolo de perfección.
(Ver R. Guénon: El Rey del Mundo, cap. X). Tal vez sea en el número de esas
estrellas, y las ideas de orden y perfección que sugieren en el simbolismo
tradicional, donde debamos encontrar el origen de la expresión masónica "siete
la hacen justa y perfecta" en relación al número de masones (llamados
significativamente las "siete luces") que son necesarios para la constitución de
una logia y la transmisión regular de la influencia espiritual. 

10
R. Guénon: Símbolos Fundamentales.., cap. VIII.

11
De ahí que en los rituales se afirme que al maestro masón sólo se le puede
hallar en el "centro del círculo", que equivale a la "Cámara del Medio", nombre
con el que se designa a la logia que trabaja en este grado.

12
No es entonces por casualidad que entre los principales símbolos masónicos que
se refieren al grado de maestro se encuentra la "piedra cúbica en punta", en
tanto que la "piedra cúbica" corresponde al compañero y la "piedra bruta" al
aprendiz. Existe asimismo una analogía entre lo que significa la "piedra cúbica
en punta" y la "piedra filosofal" en el hermetismo alquímico, cuya obtención
también supone la culminación o "coronamiento" de los misterios de la
cosmogonía. En la tradición cristiana Cristo mismo es designado también como la
"piedra angular".

13
En la tradición extremo-oriental la Estrella polar se denomina el "Gran
Extremo", y es esta precisamente la posición que ocupa en el templo la "piedra
angular", también llamada "piedra cimera". Ibid., cap. XLIII.

14
En este sentido es interesante destacar el hecho de que la apertura de una logia
operativa sólo es efectiva cuando son reunidas las tres varas que portan cada
uno de los tres Grandes Maestros formando un triángulo rectángulo (también
llamado "pitagórico"), pues dichas varas están en la proporción 3-4-5, valor
numérico, precisamente, del nombre de El Shaddaï en hebreo.

15
El polo es el único punto que permanece inmóvil en la rotación de la Tierra
sobre su eje, reflejando perfectamente la inmovilidad del polo celeste. En el
simbolismo constructivo el polo terrestre se corresponde con la "piedra
fundamental" (que es el centro, y la síntesis, de las cuatro piedras situadas en
cada una de las esquinas -o puntos cardinales- del edificio), reflejo directo
sobre el plano de base de la "piedra angular", que obviamente se identifica con
el polo celeste. En este sentido, y en relación con las cuatro escuadras que
forman la svástica, diremos que éstas, dispuestas de otra manera, constituyen
los cuatro ángulos o esquinas del templo.

16
Ibid., cap. XVII.

RENE GUENON Y LA MASONERIA


FRANCISCO ARIZA

Uno de los temas de investigación sin duda apasionantes entre los muchos que
ofrece la obra de René Guénon es, precisamente, el que nos toca desarrollar en
estas páginas: la influencia de dicha obra en la Masonería, sabiendo de antemano
que no podemos abordar, por razones obvias, todo lo que Guénon dijo al respecto,
que fue mucho y muy importante. Esto nos obliga a ser necesariamente sintéticos
en nuestra exposición, y a señalar tan sólo una serie de puntos que nos parece
pudieran ofrecer una visión global de lo que el mensaje guenoniano representa
para la Masonería, una de las pocas vías iniciáticas que todavía pervive en
Occidente. 

Y cuando hablamos de esa influencia lo hacemos sabiendo que la obra legada por
Guénon, en su conjunto, constituye no la exposición de una forma tradicional
cualquiera, sino que se trata de la adaptación a nuestra época de la doctrina
metafísica y la cosmogonía perenne, cuya depositaria no es otra que la Tradición
primordial, también llamada Tradición unánime y universal, pues su origen es no-
humano, o mejor aún supra-humano, por ser la expresión misma de la Verdad y la
Sabiduría eternas.1 Para Guénon, todas las formas tradicionales (incluidas las
que tienen dentro de sí un componente religioso o exotérico) derivan de esa
Tradición primigenia, y de ella extraen su legitimidad en tanto que tales
formas. Esto incluye, naturalmente, a la tradición masónica, según confirman las
distintas leyendas en donde se relatan sus orígenes míticos, así como sus
códigos simbólicos y sus ritos iniciáticos, los cuales constituyen sus señas de
identidad y su razón misma de ser. Quizás fue la pervivencia de esos códigos la
razón principal del interés mostrado siempre por Guénon hacia la Masonería,
interés que, además, estaba plenamente justificado por el hecho de que ésta,
lejos de encontrarse en pleno vigor, se hallaba sumergida en una profunda
decadencia que la conducía de manera inexorable al borde de su desaparición como
tal organización iniciática, y por tanto de ser completamente absorbida por el
mundo profano.  

En efecto, a principios de siglo, cuando Guénon comienza a escribir sus primeros


artículos en la revista "La Gnose" (precisamente en la época en que recibe la
iniciación islámica, la taoísta y la masónica), la Masonería estaba sufriendo la
misma suerte que antaño corrieron otras organizaciones iniciáticas y
tradicionales de Occidente, como fue el caso de la Orden del Temple y la Orden
Rosa-Cruz, a las que más adelante nos referiremos. La incomprensión de que eran
objeto los símbolos y los ritos por la mayoría de sus miembros era la causa
principal de esa decadencia, que para Guénon ya comienza cuando a principios del
siglo XVIII la Masonería pierde gran parte de su antiguo carácter operativo
(heredado de los constructores y cofradías artesanales de la Edad Media) al
hacerse predominante en ella lo "especulativo", que lejos de constituir, como
señala el propio Guénon, "un progreso, implica, no una desviación propiamente
dicha, sino una degeneración en el sentido de un aminoramiento, que consiste en
la negligencia y el olvido de todo lo que es realización, porque es esto lo
verdaderamente 'operativo'".2 

Ese olvido sería entonces el verdadero origen de lo "especulativo" dentro de la


Masonería (o de la preponderancia de éste en detrimento de lo operativo, pues
ambos no tienen por qué excluirse, como no se excluyeron en la antigua
Masonería, en donde lo especulativo se correspondía con la iniciación virtual y
lo operativo con la realización efectiva), lo cual no quiere decir que ésta haya
tomado definitivamente una forma "especulativa", pues esto significaría afirmar
que sus símbolos son sólo "teoría", y no contuvieran, como de hecho contienen,
los elementos necesarios para la realización espiritual. Como antes hemos dicho,
lo "especulativo" es sólo un punto de vista, por otro lado insuficiente, por su
carácter mental y reflejo, para efectuar el paso de la "potencia al acto", de lo
virtual a lo efectivo, o como se dice en lenguaje masónico, para ir de las
"tinieblas a la luz". Esto ha de quedar bien claro si se quiere comprender lo
que para Guénon significaba realmente la Masonería, pues más allá del estado de
degeneración en que, por las circunstancias que fuesen, se encuentra una
organización iniciática, esto "no cambia nada de su naturaleza esencial, y
asimismo la continuidad de la transmisión es suficiente para que, si
circunstancias más favorables se presentaran, una restauración sea siempre
posible, debiendo ser necesariamente concebida esta restauración como un retorno
al estado 'operativo' ".3 Por ello él insistió, casi cada vez que abordaba el
tema masónico, en señalar las diferencias existentes entre lo "operativo" y lo
"especulativo", pues es ésta una cuestión de capital importancia que debe ser
entendida claramente si se desea comprender la verdadera naturaleza de la
iniciación masónica, o mejor aún, de la iniciación considerada en ella misma, al
margen de la forma tradicional a través de la cual se exprese. Para Guénon lo
"operativo" no es sinónimo de trabajo manual, ni tampoco de "práctica", sino más
bien de trabajo interior, en el sentido alquímico del término, es decir de lo
que el ser pueda hacer consigo mismo en vistas al cumplimiento de su propia
realización espiritual, que es lo que realmente importa, no siendo el trabajo
manual sino un soporte como otro cualquiera para efectuar dicha realización. No
es entonces por casualidad que tanto la Masonería, como la tradición Hermética,
también se denomine el "Arte Real", idéntico a la "Gran Obra" de la
transmutación alquímica. Las "herramientas" de ese trabajo interior no son otras
que los ritos y los códigos simbólicos, su práctica, estudio y meditación, pues
ellos vehiculan las ideas de orden cosmogónico y metafísico cuyo conocimiento
efectivo determinará el grado del desarrollo del ser y la vinculación con su
Principio uno y eterno.  

Sin embargo, si los símbolos y los ritos, o la energía espiritual que vehiculan
y de la que son el soporte, no son "vivificados" por el Espíritu, esto es, si no
actualizan y promueven la búsqueda del Conocimiento, que es en definitiva de lo
que se trata, la iniciación masónica será tan sólo "virtual", y entonces sí que
podrá llamarse "especulativa", pero no en ella misma, sino con respecto a quien
así la considere. Es bastante probable que para la mayoría de masones de hoy en
día su Orden no sea sino eso: "especulativa", o teórica, sin relación alguna, o
en cualquier caso reducida al mínimo, con cualquier tipo de realización
interior, que incluye el desarrollo de las posibilidades de orden universal y
trascendente inherentes a la naturaleza humana. Pero la obra guenoniana va
dirigida sobre todo a aquellos masones que realmente se entregan a la búsqueda
del Conocimiento, esperando encontrar en los símbolos y ritos masónicos las
enseñanzas y los métodos necesarios para hacer efectiva su iniciación. Es decir,
a los que se sienten a sí mismos herederos de su legado tradicional, y se
muestran receptivos a su mensaje, considerando que está vivo y que es actuante
(y no una reliquia del pasado trasnochada y anacrónica), y además sabiendo con
certeza, y esto es esencial, que dicho legado forma parte de la "cadena áurea" o
Philosophia Perennis directamente emanada de la Tradición primordial.  

Por consiguiente, es partiendo de una toma de conciencia de la verdadera


universalidad de los símbolos y los ritos masónicos, que se puede acometer
cualquier labor encaminada a recuperar, en la medida de lo posible, los
elementos doctrinales que se han perdido, o han sido alterados, con el paso de
lo operativo a lo especulativo. Y es en este punto preciso donde la obra de
Guénon adquiere su verdadera función con respecto a la Orden masónica,
ofreciéndole a esos masones vinculados con el Espíritu de su tradición las
"líneas maestras" a partir de las cuales realizar esa labor restauradora. Si la
obra que nos ha legado ha sido considerada como "providencial" para la Orden
masónica es por una razón fundamental: porque restituye el sentido original de
sus símbolos y sus ritos, que constituyen la doctrina y el método masónico
respectivamente, integrándolos dentro de la Cosmogonía Perenne, afín a todas las
formas tradicionales. De ahí también que cualquier tentativa que se haga para
recuperar la "operatividad" de la simbólica masónica haya de pasar
necesariamente por un conocimiento previo de aquella obra, en la que se
encontrará todo lo imprescindible para que dicha tentativa dé sus frutos y se
haga realidad, lo cual incluye, naturalmente, el conocimiento de otras
tradiciones distintas a la Masonería, pero idénticas a ella en lo esencial. Esto
es perfectamente normal e incluso necesario, pues admitiendo la universalidad y
sacralidad de los códigos simbólicos de todas las tradiciones, aún vivas o ya
desaparecidas, el conocimiento de dichos códigos es desde luego de una ayuda
inestimable para comprender la propia simbólica masónica. La misma obra de
Guénon es un ejemplo, e incluso un modelo, de lo que decimos, pues en ella
constantemente se hace referencia a las relaciones, reciprocidad y
correspondencia entre las diversas doctrinas tradicionales, en su identidad a
través de sus símbolos, ritos y mitos, haciéndonos ver que todas esas doctrinas
derivan, gracias precisamente a esa identidad, de una sola y única Doctrina o
Tradición. Esa obra no es la de una individualidad (en todo caso ésta fue tan
solo el soporte), sino la de una función tradicional, que Guénon "encarnó" por
razones que nunca sabremos (ni tampoco importan demasiado), pues como se dice en
las Escrituras "el Espíritu sopla donde quiere", cómo y a quién quiere. Y
también que "los caminos del Señor son inescrutables". En lo que concierne a la
doctrina puramente metafísica y a los símbolos fundamentales de la cosmogonía,
Guénon fue un fiel intérprete de la Tradición, el más importante de nuestro
siglo, y sus limitaciones en este caso eran las que le imponían el propio
lenguaje humano, que como tantas veces él mismo dijo, se muestra incapaz, por su
forma analítica y discursiva, de expresar en toda su amplitud las verdades
universales, que son de orden supra-humano, y que por tanto sólo pueden ser
aprehendidas mediante la "intuición intelectual", a cuyo despertar contribuye
principalmente el símbolo y lo que él revela. Guénon no se cansó de repetir que
el mensaje tradicional no es sistemático, es decir que no se presta a ningún
tipo de clasificación racional y mental, pues el objeto mismo de ese mensaje es
el mundo de las ideas y de los arquetipos, es decir de las posibilidades de
concepción verdaderamente ilimitadas, que naturalmente están por encima de
cualquier sistema o forma, que siempre tiende a la limitación más o menos
estrecha.  

Por tal motivo, Guénon consideraba muy importante la creación de logias


centradas en la investigación de los símbolos y los rituales, para lo cual es
imprescindible que los integrantes de esas logias posean conocimientos
doctrinales lo suficientemente amplios y profundos para que dicha labor de los
frutos apetecidos, y permita que lo que estaba "disperso" sea de nuevo "re-
unido", lo que sería conforme a uno de los principios básicos de la Masonería,
que consiste en "difundir la luz y reunir lo disperso". Podemos decir que la
obra de Guénon, en la medida en que ella es la expresión de los principios e
ideas universales, puede verse como esa "luz" clarificadora que la Masonería
necesita como guía para remontar la curva descendente en que se encuentra en la
actualidad. Y aquí queremos recordar aquella expresión hermética que afirma que
"cuando todo parece perdido es cuando todo será salvado". Y aunque esta
expresión se refiera a un determinado momento del proceso mismo de la
iniciación, también se puede extrapolar al conjunto entero de una tradición, en
este caso de una organización que precisamente es iniciática, que aunque en lo
esencial ella siga siendo tan virginal como en sus orígenes (lo que hace posible
que, a pesar de todo, continúe transmitiendo la influencia espiritual a quien
esté capacitado para recibirla), sin embargo, en tanto que institución, está
inevitablemente sumida al devenir del tiempo y su decadencia cíclica. En cierto
modo, lo propio del hombre, peregrino en un país extranjero, es "errar" por la
"rueda del mundo", mientras que la Tradición (lo que ella revela) se mantiene
inalterable en el centro de esa misma rueda, a la que da vida y sentido. 
Así pues, el papel que pudieran desempeñar esas logias sería fundamental para
devolver a los símbolos y ritos masónicos su "operatividad", sabiendo de
antemano que esto será así para un número muy reducido de masones, suficientes,
por otro lado, para que la Masonería recobre nuevamente su "fuerza y vigor", por
emplear una expresión masónica habitual. Este es uno de los casos en que la
calidad (o cualidad) importa infinitamente más que la cantidad. Mas, para que
dicha operatividad sea efectiva, esos estudios, lejos de limitarse al plano
puramente teórico (esto es, "especulativo"), han de ser considerados por quienes
los realizan como un soporte y formando parte integrante de su propio trabajo
interno, condición ésta que es indispensable para que los resultados que se
pretenden alcanzar estén apoyados en una base lo suficientemente sólida y
fuerte, nacida del íntimo convencimiento de que la "intención" que los mueve
está en conformidad con la herencia recibida de la Tradición.  

Es evidente que dicha "intención", o voluntad, ha de tomarse aquí en su sentido


etimológico preciso, esto es, como un "tender hacia" (de in tendere), o
"tendencia" hacia la que se dirige u "orienta" todo el ser, lo cual equivale a
seguir un orden en la dirección ascendente que señala el "Eje del Mundo",
comunicando a ese ser con su Principio, que en la Masonería recibe el nombre de
Gran Arquitecto del Universo. De hecho la palabra iniciación, del latín in ire,
no quiere decir sino 'entrada' o 'comienzo', y está ligada a la idea de
emprender un camino: el camino del Conocimiento. En El Rey del Mundo, Guénon
aclara la representación simbólica de esa intención u orientación ritual: "ésta,
en efecto, es propiamente la dirección hacia un centro espiritual, que,
cualquiera que sea, es siempre una imagen del verdadero Centro del Mundo".
Podrían aplicarse aquí estas palabras del Evangelio, que, además, forman parte
de ciertos rituales masónicos: "Buscad y encontraréis; pedid y recibiréis;
llamad y se os abrirá". Ha de existir entonces un verdadero "compromiso"
adquirido con el Espíritu de la Orden masónica para que lo "virtual" pase a ser
efectivo y se convierta en una realidad permanente; que lo potencial, en fin, se
actualice, y permita que el hombre se encuentre y se conozca a sí mismo en el
cumplimiento de su verdadero destino. Dicho compromiso lo constituye el "lazo"
iniciático, mediante el cual el ser, ligándose con la Tradición, asume, o va
asumiendo gradualmente (de aquí la idea de grados), que ella y él son una sola
cosa, es decir que el mensaje por la Tradición vehiculado se identifica con el
que lo recibe, y viceversa. Sólo entonces la Masonería, su mensaje o
transmisión,4 podrá ir revelando su contenido y promover la efectiva realización
interior, justificando así el sentido de su propia existencia como organización
iniciática. 

Esta idea aparece con frecuencia en Guénon, sobre todo en sus dos libros que
tratan específicamente sobre la iniciación: Aperçus sur l'Initiation e
Initiation et Réalisation Spirituelle. Estos volúmenes tienen un valor
inapreciable para conocer la verdadera naturaleza de la iniciación, pues en
ellos se exponen los principios fundamentales que estructuran su proceso, y para
los masones en particular constituyen sin duda una guía doctrinal que les
permite recuperar una enseñanza que formaba parte integrante de la antigua
Masonería operativa. Las ideas que allí se desarrollan son, por tanto, un
complemento perfecto a los estudios de los símbolos y un medio efectivo para
comprender en profundidad el sentido de los ritos y sus prácticas, vehículos y
soportes, volvemos a repetir, de la influencia espiritual.5  

Para Guénon, el lazo iniciático no es otra cosa que la recepción de esa


influencia, que siendo de orden estrictamente espiritual y metafísico es siempre
idéntica a sí misma, inmutable y eterna, cualesquiera sean los vehículos
simbólicos y las formas tradicionales a través de los cuales se manifieste.
Dicho lazo se refiere, empleando un término hindú, al sûtrâtmâ, o "hilo de
Âtmâ", el hálito del Espíritu que liga entre sí a los múltiples estados del ser,
y a todos ellos con su Principio, que es su identidad más profunda y real. En
este sentido, debemos recordar que algunos de los antiguos manuales masónicos
comenzaban con la siguiente serie de preguntas y respuestas: "¿Qué lazo nos
une?".- "Un secreto".- "¿Cuál es este secreto?".- "La Masonería". Esto quiere
decir, entre otras cosas, que la Masonería es ella misma un "secreto", o un
"misterio", conservado en su núcleo más íntimo por encima de la forma específica
que necesariamente adquiere una organización tradicional, y que dicho secreto es
inviolable por su propia naturaleza espiritual, no teniendo nada que ver con el
"secretismo" propiciado por las sectas ocultistas, pseudo-iniciáticas y
similares. Secreto o misterio que únicamente puede ser conocido por quienes se
entregan a él, pues como se dice en el Zohar, "la Sabiduría sólo se revela a
quien la ama".  

* *   *

Abundando en lo dicho, Guénon señala6 la similitud que existe entre las palabras
"secreto" (secretum) y "sagrado" (sacratum), añadiendo que "se trata, tanto en
uno como en otro caso, de aquello que está puesto aparte (secernere), reservado,
separado del dominio profano". Y prosigue: "igualmente el lugar consagrado es
llamado templum, cuya raíz tem (que se reencuentra en el griego temnô, cortar,
separar, de donde temenos, recinto sagrado) expresa también la misma idea; y la
'contemplación' se vincula aún a esta idea por su carácter estrictamente
'interior' ". Estas palabras nos llevan a considerar el papel fundamental que en
la tradición masónica desempeña la Logia, el Templo o "recinto sagrado" que
según la fórmula ritual ha de estar "a cubierto", esto es "separado" y "puesto
aparte" de la realidad relativa, y por tanto ilusoria, del mundo profano,
significando esta palabra, profano, lo que literalmente está "fuera del templo"
(profanum). Pero además, la Logia, el Templo masónico, representa una verdadera
síntesis del orden universal (de la Cosmogonía), y por consiguiente un modelo
simbólico sumamente importante cuya estructura el masón ha de conocer
perfectamente, formando así parte integrante de la propia enseñanza
iniciática.  

La Logia es consubstancial a la Orden masónica, pues no se debe olvidar que los


orígenes de la misma se remontan a la construcción del Templo de Jerusalén, o de
Salomón, al que la propia Logia reproduce en su esquema esencial. Además, es en
la Logia, dentro del "recinto sagrado", donde se cumplen todos los trabajos
rituales, y este es el motivo de que la Logia también sea considerada como un
"Taller", recuerdo sin duda alguna de los tiempos operativos, pero que continúa
siendo un término todavía válido para quienes la iniciación y su proceso es el
exacto equivalente del "Arte Real" o "Gran Obra". En efecto, Guénon afirmó en
varias ocasiones que lo más importante en Masonería es la ejecución del ritual,
que es el verdadero trabajo masónico, en primer lugar porque el rito no es sino
el propio símbolo en acción, y por tanto no está separado de la idea que
conforma al símbolo: es esa misma idea manifestándose, y es por eso que es el
vehículo de transmisión de la influencia espiritual o supra-individual. Y en
segundo lugar, y como consecuencia de ello, porque esa acción está realizada
siempre conforme al orden, es decir conforme a las propias leyes del cosmos,
pues esta palabra, cosmos, en griego significa precisamente "orden", que es por
cierto la traducción exacta del sánscrito rita, idéntica evidentemente a la
palabra rito.7 Cosmos, orden y rito (es decir el símbolo en acción) son entonces
tres términos equivalentes, de ahí la necesidad de que el gesto ritual sea
ejecutado lo más perfectamente posible, porque de esta manera se entra en
correspondencia directa con la Armonía universal.8  

La Masonería misma se identifica y es una con esa Armonía, y para sus miembros
ella es "la Orden", entendida claro está, como sinónimo del propio Orden
cósmico, como si, efectivamente, no fuera sino una emanación directa de él.
Naturalmente esto no es privativo sólo de la Masonería, pues lo mismo podría
decirse de todas las organizaciones iniciáticas y tradicionales. Pero en la
Masonería, por el hecho de derivar de una tradición de constructores, que
entendían el cosmos como una arquitectura, y la arquitectura como una imitación
del modelo cósmico, esa relación con el orden universal se hace más evidente y
está en su propia razón de ser. Además, la denominación de Gran Arquitecto dado
al principio espiritual bajo la inspiración del cual se realizan todos los
trabajos y ritos masónicos, es motivo más que suficiente para que no quepa la
menor duda al respecto. Y es ese Principio, que Guénon identifica con el
Viswakarma hindú, o el "Espíritu de la Construcción Universal",9 el que es
trasmitido, o al menos su germen o semilla virtual, en el rito de la iniciación
masónica, y el que está "presente" siempre en la ejecución del rito cuando éste,
como se ha dicho antes, es una "acción hecha conforme al orden". Ese espíritu se
concibe como una "luz", y el desarrollo del germen espiritual implantado por la
influencia iniciática, se verá como una "iluminación" progresiva de la
conciencia humana,10 iluminación que es análoga "a la vibración original del
Fíat Lux que determina el comienzo del proceso cosmogónico por medio del cual el
'caos' de las posibilidades será ordenado para devenir el 'cosmos' ". La
"iluminación" iniciática, que es un "segundo nacimiento", opera entonces el
mismo efecto en el ser que la acción de la Palabra o Verbo divino al proyectar
el Fíat Lux en el caos o matriz primigenia, de donde nace igualmente el mundo.
Dicho caos, Guénon en cierto modo lo asimila a las "tinieblas exteriores" del
estado profano, de donde procede el recipiendario antes de su entrada en el
Templo, entrada que será para él, en efecto, un pasaje "de las tinieblas a la
luz". Existe, por tanto, todo un conjunto de correspondencias y analogías entre
el proceso cosmogónico y el proceso iniciático, "y así la iniciación es
verdaderamente, según un carácter por otro lado muy general de los ritos
tradicionales, una imagen de 'lo que ha sido hecho en el comienzo' ".11 

Según ese "carácter general", además del rito propiamente iniciático, la "imagen
de lo que ha sido hecho en el comienzo" la Masonería la repite en el ritual de
apertura de la Logia, apertura que es sin duda alguna un acto cosmogónico, y por
consiguiente una fuente de enseñanza simbólica inestimable para entender el
sentido de la propia iniciación.12 En efecto, hasta el momento de su apertura la
Logia permanece en "tinieblas", o en un "caos" potencial que será
progresivamente "iluminado" y "ordenado" por la acción del rito, acción que
determinará la creación de un espacio y un tiempo sagrados, pues la energía del
símbolo habrá sido plenamente actualizada, pasando a ser la Logia entonces "un
lugar muy iluminado y muy regular", expresión masónica que se ha seguido
conservando, y de la que Guénon dice que representa "un recuerdo de la antigua
ciencia sacerdotal que regía la construcción de los templos".13 Dicha ciencia es
la Geometría, a la que los operativos identificaban con la Masonería misma, pues
el arte de la construcción, esto es la arquitectura, constituye el desarrollo de
las ideas contenidas en las formas geométricas, entendidas éstas en su aspecto
puramente cualitativo, que es el que siempre ha tenido en la Masonería y en
todas las tradiciones. No es entonces por casualidad que en ésta el Gran
Arquitecto reciba también el nombre de "Gran Geómetra del Universo".  

En efecto, la geometría es la ciencia masónica por excelencia,14 estrechamente


relacionada con la ciencia de los números, pues la geometría es realmente el
cuerpo del número, pero el número considerado no como cifra, que sólo sirve para
el cómputo cuantitativo, sino como ideas de orden metafísico que al manifestarse
organizan la Inteligencia o estructura invisible del cosmos, generando su
dinámica interna o Alma universal, y con ella el Rito cósmico y la posibilidad
de la vida bajo todas las formas en que ésta se expresa. Hablar de número es
hablar, como pensaban los pitagóricos, de una energía o fuerza en acción, de un
poder divino que al plasmarse en la substancia receptiva del mundo y del hombre
la actualiza y la hace inteligible, esto es, la ordena al conjugar y armonizar
sus partes dispersas. Y ya que hablamos de los pitagóricos (cuya herencia afirma
Guénon pasó a la Masonería medieval a través de los Collegia Fabrorum romanos),
debemos decir que para ellos el Dios geómetra era el propio Apolo hiperbóreo,
Dios de la Luz primigenia del que Platón dice que "geometriza siempre", pues con
sus rayos luminosos "mide" la totalidad de la manifestación universal,
extrayendo el cosmos del caos.  

En este sentido, Guénon nos dice en el tercer capítulo de El reino de la


cantidad y los signos de los tiempos, titulado "Medida y manifestación", que
esos rayos equivalen a las middoth de la Cábala (que significan precisamente
"medidas" en hebreo), asimiladas a los atributos y nombres divinos, "afirmándose
que Dios creó los mundos gracias a ellas, lo que por otra parte se relaciona
precisamente con el simbolismo del punto central y de las direcciones del
espacio. También podríamos recordar a este respecto la frase bíblica en la que
se afirma que Dios ha 'dispuesto de todas las cosas en número, peso y medida'
".15 Según esto la manifestación corpórea, o el mundo físico, debe tomarse como
un símbolo de toda la manifestación universal, pues de otra manera ésta (la
manifestación universal) dejaría de ser representable, es decir que no se podría
simbolizar de ninguna manera, lo cual evidentemente es imposible, pues la ley de
analogía y de correspondencia (ley que constituye la clave del símbolo) actúa en
todos los niveles y planos de la manifestación, relacionándolos unos con otros,
generando así el discurso de la existencia. El propio pensamiento humano es
analógico, y es precisamente esa cualidad la que le permite acceder y
comprender, a su nivel correspondiente, las realidades superiores. 

Es entonces por eso que el espacio físico se toma como un símbolo del propio
orden cósmico, y ese espacio es realizado y medido en toda su extensión por las
seis direcciones, equivalentes simbólicamente a las middoth o atributos divinos
y a los "rayos luminosos" del Apolo hiperbóreo, todos ellos partiendo de un
centro, que en el caso de la representación geométrica es un punto, y en el
mundo espiritual es el "Corazón o Centro del Mundo", es decir Dios mismo o la
Unidad primordial. La Logia, que es, volvemos a repetir, una imagen del cosmos,
no se "actualiza" hasta el momento en que se "encienden las luces", las cuales,
efectivamente, la hacen pasar de las "tinieblas a la luz". Todo esto es
importantísimo en el simbolismo masónico, al que, como estamos intentando
explicar aquí, Guénon ha restituido su auténtica dimensión iniciática y
esotérica. El mismo nos dice en un capítulo de Los símbolos fundamentales de la
ciencia sagrada, concretamente en "El simbolismo solsticial de Jano", que la
estructura de la Logia está formada a partir de la cruz de tres dimensiones,
dimensiones cuya "longitud es 'de Oriente a Occidente'; su anchura, 'de Mediodía
a Septentrión'; su altura, 'de la Tierra al Cielo' (el Cenit); y su profundidad,
'de la superficie al centro de la Tierra' (el Nadir). Por otra parte, continúa
Guénon, se dice que 'en la Logia de San Juan (así es como se denomina a la Logia
masónica) se elevan templos a la virtud y se cavan mazmorras para el vicio';16
estas dos ideas de 'elevar' y 'excavar' se refieren a las dos dimensiones
verticales, altura y profundidad, que se cuentan según las mitades de un mismo
eje que va del 'cenit al nadir', tomadas en sentido mutuamente inverso; esas dos
direcciones opuestas corresponden, respectivamente, a sattwa y a tamas (mientras
que la expansión de las dos dimensiones horizontales corresponde a rajas), es
decir a las dos tendencias del ser, hacia los Cielos (el templo) y hacia los
Infiernos (la mazmorra)". Como se dice en los manuales de instrucción masónica
(cuya lectura y meditación Guénon recomendaba practicar asiduamente como apoyo
al trabajo interior), esas dimensiones prueban que la Masonería es universal, y
por tanto también la Logia, que al ser "iluminada" por la luz que está en su
interior (luz despertada y vehiculada por el rito), ha sido "abierta" a las
influencias espirituales, quedando constituida según el modelo del cosmos. Esas
direcciones, en efecto, determinan tres espacios simbólicos análogos a los tres
planos cósmicos: el Inframundo, la Tierra y el Cielo, los que a su vez se
relacionan con los tres grados iniciáticos de aprendiz, compañero y maestro,
respectivamente. Por tanto, si como se afirma en los rituales, la Logia es
"justa y perfecta", es, entre otras razones, porque ella refleja el equilibrio y
la armonía universal, y porque la seis direcciones de la cruz tridimensional más
su centro suman siete, al que todas las tradiciones consideran como el número
cosmogónico por antonomasia; con él se acaba la creación y se resume en sí misma
como nos indica el Génesis, y es al mismo tiempo el número de los planetas
tradicionales, y el de las siete sefiroth de "construcción cósmica" del Arbol de
la Vida cabalístico.  

La cuestión del sentido cualitativo de las direcciones del espacio Guénon la


aborda muchas veces a lo largo de su obra, pero muy especialmente en El
simbolismo de la cruz, que es un libro de una importancia capital para quien le
interese conocer la ciencia de la geometría desde el punto de vista tradicional
y sagrado, y desde luego para los masones realmente interesados en el
conocimiento de su Orden debe representar unos de los textos fundamentales de
investigación simbólica, supliendo así, en gran medida, la carencia doctrinal en
que vive sumida la Masonería desde hace ya varios siglos.17 Aquella frase que
estaba en el frontispicio de entrada a la escuela platónica: "Que nadie entre
aquí si no es geómetra", podría estar perfectamente en la entrada al templo
masónico, pues como dice Guénon las enseñanzas que en esa escuela se impartían
no podían "ser comprendidas verdadera y efectivamente más que por una
'imitación' de la actividad divina", lo que en lenguaje masónico equivale al
cumplimiento de los planes "trazados" por el Gran Arquitecto o Gran Geómetra del
Universo.  

Sobre estos planes, y su cumplimiento efectivo en el ser, veamos qué nos dice
Guénon en el cap. XXXI de Aperçus..., titulado "De la enseñanza iniciática": "En
el fondo si todo proceso iniciático presenta en sus diferentes fases una
correspondencia, ya sea con la vida humana individual, ya con el conjunto de la
manifestación vital misma, particular o general, 'microcósmica' o
'macrocósmica', ésta se efectúa según un plan análogo al que el iniciado debe
cumplir en sí mismo, para realizarse en la completa expansión de todas las
potencias de su ser. Se trata siempre y en todo lugar de los planes
correspondientes a una misma concepción sintética, de tal manera que ellos son
principialmente idénticos, y, aunque son diferentes e indefinidamente variados
en su realización, proceden de un 'arquetipo' único, plan universal trazado por
la Voluntad suprema que es designada simbólicamente como el 'Gran Arquitecto del
Universo'. 

"Así pues, todo ser tiende, conscientemente o no, a realizar en sí mismo, por
los medios apropiados a su naturaleza particular, aquello que las formas
iniciáticas occidentales, apoyándose sobre el simbolismo 'constructivo',
denominan el 'plan del Gran Arquitecto del Universo', y a concurrir por ello,
según la función que le pertenece en el conjunto cósmico, a la realización total
de ese mismo plan, el cual no es en suma sino la universalización de su propia
realización personal. Es en este punto de su desarrollo, cuando un ser toma
realmente conciencia de esta finalidad, que comienza para él la iniciación
efectiva, que debe conducirle por grados, y según su vía personal, a esta
realización integral, que se cumple, no en el desarrollo aislado de ciertas
facultades especiales, sino en el desarrollo completo, armónico y jerárquico, de
todas las posibilidades implicadas en la esencia de este ser". 

* *   *

Estas sucintas indicaciones acerca del rito y de la Logia masónica queremos


pensar que han servido por lo menos para formarnos una idea de por qué Guénon
consideraba a la Masonería como una organización iniciática que continúa
conservando los elementos simbólicos necesarios para transmitir una influencia
espiritual, cuyo desarrollo en el interior del ser conduce al conocimiento de la
cosmogonía y de él mismo como integrado dentro de ella, y a partir de ahí
alcanzar el estado no-condicionado de la Unidad metafísica, que por ser tal está
"más allá" (por decirlo de alguna manera) del dominio cósmico e individual. 

Pero hasta ahora apenas hemos hablado de su estructura iniciática según las
enseñanzas que a este respecto nos transmite la obra guenoniana. Para Guénon, lo
repitió multitud de veces, la Masonería propiamente dicha es la de los tres
primeros grados: aprendiz, compañero y maestro, que son los que están
directamente relacionados con la iniciación de oficio. La efectiva realización
de estos grados (de las enseñanzas que contienen) conducen al cumplimiento de
los "pequeños misterios", que son los misterios de la cosmogonía y del hombre, y
cuyo conocimiento es plenamente actualizado en el grado de maestro "puesto que
la realización completa de éste implica la restauración del estado primordial",
al que conducen precisamente los "pequeños misterios".18 

En lo que respecta a los llamados "altos grados", Guénon distingue "de una
parte, aquellos grados que tienen un lazo directo con la Masonería, y, de otra,
aquellos grados que pueden ser considerados como representando vestigios o
recuerdos, venidos a injertarse en la Masonería, o a 'cristalizarse' de alguna
manera en torno a ella, de antiguas organizaciones iniciáticas distintas de la
Masonería". Esas organizaciones iniciáticas a las que se refiere Guénon son
especialmente la Orden del Temple y la Orden hermético-cristiana de la Rosa-
Cruz, parte de cuya herencia simbólica ha "cristalizado" efectivamente en varios
altos grados masónicos, sobre todo en los pertenecientes a la Masonería
Escocesa. Con respecto a esos altos grados, Guénon señala que "habría mucho que
decir sobre este papel 'conservador' de la Masonería, y sobre la posibilidad que
este papel le da de suplir en una cierta medida la ausencia de iniciaciones de
otro orden en el mundo occidental actual". Esto es muy importante, por diversas
razones, entre ellas porque desautoriza completamente y niega cualquier valor
real a esas organizaciones pseudo-iniciáticas que hoy en día se dicen templarias
o rosacrucianas. Pero sobre todo porque esa función conservadora y receptiva la
convierte en una especie de "arca" que ha concentrado en su seno la herencia
tradicional de Occidente, lo cual ha sido posible, entre otras cosas, porque la
Masonería no tiene una forma religiosa que pudiera derivar por degradación en un
dogmatismo excluyente, sino que al ser una organización iniciática está por ello
mismo abierta a cuantas doctrinas tradicionales de carácter igualmente
iniciático han entrado o pudieran entrar en contacto con ella. En los tiempos
que estamos viviendo, donde numerosos signos anuncian el final de un ciclo, ese
papel conservador de la Orden masónica no deja de tener sin duda alguna su
importancia y su trascendencia.19 

Así pues, es en la Masonería actual, y en algunos de sus altos grados


concretamente, donde se ha depositado lo que se pudo conservar de la Orden del
Temple y de la Rosa-Cruz. Que éstas hayan desaparecido como formas iniciáticas,
no quiere decir que su espíritu no haya permanecido de alguna manera latente y
en estado germinal, y si es así, es en la Masonería donde se le podría hallar.
En fin, es éste un tema desde luego muy interesante, pero que lógicamente no
podemos desarrollar en estos momentos. Nos remitimos, eso sí, a varios estudios
que Guénon escribió enteramente, o en parte, sobre el tema, a saber: "Los altos
grados masónicos", "Palabra perdida y nombres substituidos" y "Heredom", todos
ellos incluidos en el volumen II de Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le
Compagnonnage; en Initiation et Réalisation Spirituelle, ver el capítulo
titulado "Realización descendente y ascendente"; en Aperçus sur L'Initiation, el
que lleva por nombre "Sobre dos divisas iniciáticas"; en Símbolos
Fundamentales..., "La salida de la caverna cósmica"; así como algunos capítulos
de El esoterismo de Dante.  
Entre los altos grados que como dice Guénon tienen un lazo directo con la
Masonería de oficio él estuvo particularmente interesado en el de Royal Arch (o
Arco Real), perteneciente al Rito inglés de Emulación.20 De este grado nos dice
que "es como el nec plus ultra de la iniciación masónica... el único que debe
ser tomado como estrictamente masónico propiamente hablando, y donde el origen
operativo no ofrece ninguna duda: es, de cualquier forma, el complemento normal
del grado de Maestro, con una perspectiva abierta sobre los 'grandes
misterios'", es decir sobre lo supra-cósmico y lo metafísico. De aquí que, como
menciona Guénon en La Gran Tríada (otra de sus obras en que se hacen numerosas
referencias al simbolismo masónico, y también hermético-alquímico, en
correspondencia con la cosmogonía extremo-oriental), en la Masonería anglosajona
se haga una distinción entre lo que se denomina la "Square Masonry" (la
Masonería de la Escuadra) y la "Arch Masonry" (la Masonería del Arco). La
escuadra y el arco se relacionan evidentemente con las figuras geométricas del
cuadrado y del círculo, y ambas son los símbolos respectivos de la Tierra y del
Cielo, representados precisamente en la Masonería por la escuadra y el compás,
sus dos emblemas tal vez más característicos.  

La escuadra y el compás se refieren a los misterios de la cosmogonía, que son


los misterios de la Tierra y del Cielo, y también del hombre como síntesis
nacida de la unión entre ambos. Pero en el simbolismo masónico, la escuadra, que
sirve para trazar figuras rectilíneas, y por tanto vinculadas a lo terrestre,
está puesta en relación con los tres primeros grados (los que conforman la
"Square Masonry"), mientras que el compás, que sirve a su vez para trazar las
figuras circulares, y por consiguiente vinculadas a lo celeste, está más bien en
relación con la Masonería del Arco, y en los grados de otros Ritos masónicos de
alguna manera semejantes a ella. La escuadra está directamente ligada con la
construcción y la obra de la cosmogonía, en la que también intervienen la
perpendicular (o plomada) y el nivel. Esta es la razón de que el distintivo del
Venerable de una Logia (llamado en los antiguos rituales el "Maestro de la
Logia", porque él es el representante de dicho grado tanto en una Logia que
trabaja en grado de aprendiz como de compañero) sea una escuadra, que es la
unión precisamente de la perpendicular y el nivel, esto es de la vertical y la
horizontal, cuya interacción generan permanentemente la vida universal. Sin
embargo el compás está más bien vinculado con el "acabamiento" y "perfección" de
dicha obra, perfección que desde luego ya está implícita en el grado de maestro,
pero que adquiere su desarrollo completo en el grado complementario de Royal
Arch. En este sentido, y como dice Guénon, "si el grado de Maestro fuera más
explícito, y también si todos aquellos que son admitidos estuvieran
verdaderamente cualificados, es en su interior mismo que estos desarrollos
deberían encontrar su lugar, sin que sean necesarios otros grados nominalmente
distintos de aquel". Que esos otros grados sean necesarios hoy en día para
cumplimentar toda la enseñanza iniciática contenida en el grado de maestro, en
nada disminuye el significado simbólico de lo que este grado en el fondo
representa, que es, como antes hemos dicho, la restauración del estado
primordial, o del "hombre verdadero" como se dice en el Taoísmo, el cual no es
sino el reflejo del "hombre transcendente", esto es, del propio Gran Arquitecto
del Universo. Tengamos en cuenta que la restauración de ese estado es al mismo
tiempo la recuperación de la "Palabra perdida", que es el fin que persigue todo
el trabajo masónico, y que esa recuperación no es otra cosa que restablecer la
comunicación con el "Centro Supremo" o la Tradición primordial, "porque esta
Tradición no es sino una con el conocimiento mismo que está implicado en la
posesión de este estado".21 Tal vez todo esto lo veamos con mayor claridad si lo
trasladamos al simbolismo constructivo, que es el modelo del que la iniciación
masónica extrae lo esencial de su enseñanza. Y para hacerlo nada mejor que
acudir a aquellos artículos de Los Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada
que han sido reunidos bajo el título general de "Simbolismo constructivo", y de
esos artículos concretamente los que llevan por título "El simbolismo de la
cúpula" y "La piedra angular", puesto que en ellos se señalan ciertos aspectos
simbólicos del ritual de Royal Arch.  
En efecto, es llegado al grado de maestro, que en el simbolismo constructivo se
corresponde con la piedra fundamental situada en el centro mismo del plano
cuadrangular del templo (cuadrángulo que simboliza a la Tierra), que se produce
el pasaje de la "escuadra al compás", o del "cuadrado al círculo", esto es, de
la Tierra al Cielo, el cual está representado por la cúpula semiesférica,22
situada lógicamente en la parte superior del edificio, en cuya sumidad se
encuentra la "clave de bóveda", sobre la que se dispone la piedra angular. Esta,
debido a su forma, no halla su ubicación en el templo hasta que finaliza la
construcción misma, a la que la piedra angular literalmente "corona" al situarse
en su ápice o punto más alto, es decir, en su Cenit. La piedra angular es, como
dice Guénon, el símbolo de la Unidad metafísica, de la que toda la construcción
depende y de la que no es sino un reflejo, como lo es la propia manifestación
universal del Principio in-manifestado. De esa clave de bóveda parte un eje o
pilar invisible hacia el centro mismo del templo, donde se encuentra la piedra
fundamental (que corresponde al altar en la simbólica cristiana), la cual
aparece, en efecto, como el reflejo de la piedra cimera, proyectándose a su vez
en las cuatro piedras situadas en cada uno de los ángulos de la base, las que
"sostienen" y sobre las que se apoya toda la construcción. Esta se levanta toda
entera alrededor de ese eje, que es verdaderamente el símbolo del Eje del Mundo,
y es él el que posibilita que una vez llegado al centro o altar se produzca ese
pasaje o "exaltación" (así se llama exactamente la ceremonia de admisión al
grado de Royal Arch) que conduce hasta la clave de bóveda, que como su propio
nombre indica es una "clave" o "llave" que abre la "puerta estrecha" por donde
se produce la salida definitiva de la construcción cósmica, hacia los estados
supra-individuales y metafísicos, y con ellos a la Identidad Suprema y a la
Liberación, objetivo, si así pudiera decirse, de todo el proceso iniciático. 

NOTAS

1
Es el Sanâtana Dharma de la tradición hindú, equivalente al "Evangelio Eterno".
A éste podrían aplicarse las palabras de Cristo: "Los cielos y la tierra pasarán
pero mis palabras no pasarán jamás".

2
Aperçus sur L'Initiation, cap. XXIX, "Operativo y especulativo".

3
Ibid. Guénon suministra también otros datos que contribuyen sin duda a entender
las razones del nacimiento de la Masonería especulativa, como el hecho de que
los miembros (Anderson a la cabeza) que integraban las cuatro logias inglesas
que en 1717 fundaron la Gran Logia de Inglaterra, no habían "recibido la
totalidad de los grados 'operativos', lo que explica la existencia, al comienzo
de la Masonería 'moderna', de ciertas lagunas que fue necesario cubrir
seguidamente, lo que no pudo hacerse más que por la intervención de los
supervivientes de la Masonería 'antigua', mucho más numerosos todavía en el
siglo XVIII de lo que creen generalmente los historiadores". En otro lugar
("Heredom", en Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage t. II) Guénon
señala que esos masones sólo habían alcanzado el grado de compañero, con lo cual
estaban privados de un conocimiento pleno de la iniciación masónica, únicamente
otorgado mediante el acceso al grado de maestro. Les faltaban, por consiguiente,
la legitimidad necesaria para adaptar los rituales masónicos a las nuevas
condiciones cíclicas que se estaban produciendo en aquella época, adaptación que
sólo era posible realizar partiendo del respeto a los antiguos usos y
costumbres, no de su olvido, o en cualquier caso de su manipulación, en
beneficio de una concepción de la Masonería más moral y comprometida con los
acontecimientos exteriores del mundo profano que verdaderamente iniciática y
tradicional. Guénon hace asimismo notar cómo Anderson destruyó sistemáticamente
todos cuantos documentos de la antigua Masonería cayeron en sus manos,
especialmente aquellos en que se evidenciaba la filiación masónica al esoterismo
hermético-cristiano, en el que era sumamente importante el simbolismo de la
Santa Trinidad, lo que evidentemente no cuadraba en la mentalidad de un pastor
protestante como era Anderson (ver a este respecto  "A propósito de los signos
corporativos",  ibid.). Por ello mismo, las "lagunas" de que habla Guénon se
dieron sobre todo en los grados superiores de la Masonería operativa, incluido
el grado de maestro, que naturalmente, estaba ausente entre los que fundaron la
Gran Logia de Inglaterra. Y fueron esos grados los que debieron restituir, en la
medida de lo posible, los "supervivientes" que permanecieron fieles a su
herencia tradicional. 

4
Tradición y transmisión proceden ambas del latín tradere, por lo que equivalen
exactamente a lo mismo.

5
En la Masonería, por su propia constitución heredada de una tradición artesanal
y de oficio, el trabajo colectivo desempeña un papel fundamental como soporte
para la realización del Conocimiento. En este sentido, y para saber lo que
Guénon pensaba al respecto recomendamos el estudio de los capítulos X y XXIII de
Initiation et Réalisation Spirituelle, llamados respectivamente "Sobre la
'glorificación del trabajo' " y "Trabajo iniciático colectivo y 'presencia'
espiritual" (este último ha sido traducido en el nº 7 de SYMBOLOS ). En ellos se
dan todas las indicaciones pertinentes sobre la verdadera naturaleza de la
influencia espiritual que inspira y guía el trabajo colectivo tal cual se
practica, o debería practicarse, en la Masonería.

6
Aperçus..., cap. XVII.

7
"Los ritos iniciáticos" y "El rito y el símbolo", Ibid.

8
Esta es una de las razones por las que la asistencia periódica a la Logia es uno
de los principales deberes de un masón. 

9
Ver "Maçons et charpentiers", en Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le
Compagnonnage II. En el mismo volumen, en el artículo "A propos du Grand
Architecte de L'Univers", Guénon también asimila al Gran Arquitecto con el Adam
Kadmon de la Cábala y el Hombre Universal del sufismo islámico. También es muy
significativo lo que dice acerca del hierograma del Gran Arquitecto (formado por
el Tetragrama Iod, He, Vau, He, el nombre inefable de Dios) y el de Allah,
constituido por otro Tetragrama "cuya composición jeroglífica designa netamente
el Principio de la Construcción Universal", añadiendo en nota "que las cuatro
letras que forman en árabe el nombre de Allah equivalen respectivamente a la
regla, a la escuadra, al compás y al círculo, éste último siendo sustituido por
el triángulo en la Masonería de simbolismo exclusivamente rectilíneo".
10
"En tu luz vemos la luz", Salmos, 36, 10.

11
Aperçus... cap. XLVI, "Sobre dos divisas iniciáticas".

12
El ritual de apertura de la Logia se complementa con el ritual de clausura o
cierre de la misma. Esto se simboliza con el "apagado de las luces", que se
concentran así en el punto primordial de donde manaron. Este doble movimiento de
expansión (apertura) y concentración (clausura), es análogo al espir y aspir,
creación y disolución generadas por el ritmo (rito) universal. 

13
El Rey del Mundo, cap. III.

14
En la Masonería operativa la geometría era la "quinta" ciencia, pues ella ocupa
el quinto lugar en la enumeración de las siete artes liberales. Ver a este
respecto "La letra G y el Svástica", en Símbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada.

15
Número, peso y medida se corresponden con los pilares masónicos de la Sabiduría,
la Fuerza y la Belleza.

16
Sobre la teoría hindú de los tres gunas (tamas, rajas y sattwa) remitimos al
cap. V de El simbolismo de la Cruz. También el cap. VIII de La Rueda, una imagen
simbólica del cosmos, de Federico González.

17
En esta obra Guénon recoge algunas enseñanzas del esoterismo islámico y de la
tradición hindú relativas a la metafísica de la geometría que pudieran ser de
gran utilidad para la investigación en profundidad del simbolismo masónico.

18
Una de las figuras más representativas de la estructura simbólica de los tres
grados iniciáticos, de la Masonería o de cualquier otra tradición, es la del
"triple recinto druídico", al que Guénon dedica un estudio en el cap. X de Los
Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada. Allí se dice que "el sentido de
las cuatro rectas dispuestas en forma de cruz que vinculan entre sí los tres
recintos se hace inmediatamente bien claro: son por cierto canales, por medio de
los cuales la enseñanza de la doctrina tradicional se comunica de arriba abajo,
a partir del grado supremo que es su depositario, y se reparte jerárquicamente a
los demás grados". Está claro que esos tres recintos se corresponden
perfectamente, de ad intra a ad extra, con las tres Cámaras masónicas de
maestro, compañero y aprendiz, respectivamente.

19
Sobre todo esto consultar la obra de Denys Roman René Guénon et les destins de
la Franc-Maçonnerie, Ed. Les Editions de L'Oeuvre. También, y en lo que se
refiere al simbolismo masónico en general, consultar las obras Simbolismo
Masónico y Tradición Cristiana, de Jean Tourniac (Ed. Dervy-Livres), Los Números
en la Tradición Pitagórico-Masónica, de Arturo Reghini (Ed. Arché, Milano). En
la actualidad, y en contraste con la época de Guénon, existen numerosos autores
que abordan el simbolismo masónico desde una perspectiva tradicional, y pensamos
que ello es debido, en gran parte, a la influencia de la obra guenoniana. 

20
Este grado es quizás el que ha conservado con más pureza la herencia del
esoterismo judeo-cristiano en la Masonería. Su nombre completo es "Santo y Real
Arco de Jerusalén", y su simbolismo gira en torno precisamente al Templo de
Jerusalén o de Salomón, que aunque está presente en todos los grados masónicos,
es en este, y el equivalente a él en los altos grados de otros Ritos, donde se
revela su significación profunda. Así lo atestiguan los símbolos distintivos de
este grado, en los que aparece un círculo, dentro del cual se inscribe un
triángulo, en cuyo interior aparece la "Triple Tau" (en alusión a los tres
templos, que en realidad son uno solo: el de Salomón, el reconstruido por
Zorobabel y aquel "que no es hecho por manos de hombre", es decir Cristo mismo),
pero dispuesta de tal manera que aparecen las iniciales de Templum
Hierosolimitano, el Templo de Salomón. 

21
"Palabra perdida y nombres substituidos". De ahí que una Logia que trabaja en
grado de maestro se denomine precisamente la "Cámara del Medio", pues ella es
como una imagen del Centro o Corazón del Mundo. 

22
El templo cristiano tiene normalmente la forma de una cruz latina, realizada por
las seis caras de un cubo rebatidas sobre el plano de la base. Guénon dice en
"El simbolismo de la cúpula", que este punto está expresamente indicado en el
simbolismo del Royal Arch, y añade que "la cara de la base, que naturalmente
permanece en su posición primitiva, corresponde entonces a la parte central por
encima de la cual se eleva la cúpula". 

RENE GUENON Y LAS ARTES LIBERALES(fragmento)

JOSE MANUEL RIO

La noción de las Artes Liberales de la Edad Media como una suma de conocimientos
profanos es propia de este mundo moderno que aun "sin cabeza", por lo menos
visible, no puede dejar de observar todas las cosas a su propia "imagen y
semejanza" horizontal ya que no puede sino imitar la obra creacional dentro de
los límites cada vez más estrechos que la literalidad o el extremo de su
materialismo y su razón insuficiente le impone de manera necesaria. Lo que
traducen asimismo las perspectivas que ese punto de vista arroja sobre la
"oscuridad" medioeval, a la que ha inventado porque desconoce a la Edad Media,1
que no cabe en su "progreso"; barrera que aparentemente salva al remitirse a la
época clásica, cuya apreciación no es en realidad mas que la traducción
interesada del "humanismo" renacentista, en la parte que éste tiene asimismo de
literal y que se basa en los males de la propia Grecia "clásica", la sociedad o
el parlamento de los griegos2 bienpensantes que asesinan a Sócrates porque
enseñaba a los jóvenes a preguntarse sobre la naturaleza de las cosas y del
Universo, y por lo tanto acerca de la Tierra y el Cielo, los Dioses y los
hombres, la Verdad y la Belleza, en lo que estaban ellos incluidos; lo que
significaba que en la naturaleza o en el ámbito de su amor o de su memoria no
cabía ya sino la literalidad de unas costumbres o la superstición de una vida
"cotidiana" y de una falsa "ciencia"3 que no eran sino el acuerdo de todos
aceptado por una mayoría, es decir lo que se seguía llamando "democracia" en la
que cabían los "tiranos" culturalizados (el barniz aprobado de la "estética" y
de la "ética") aunque ya no fueran los ciudadanos partícipes o herederos -que a
pesar de todo lo eran- de la tradición o tradiciones arcaicas a las que sin
embargo debían la idea de ciudad y antes la de pueblo. 

No fue así para la otra parte del Renacimiento, heredero de la esencia del
Medioevo y de los Misterios, a través del Neoplatonismo y los esoterismos
Cristiano y Hermético, la que miraba a la Antigüedad y aun la valoraba tanto más
como sinónimo de Sabiduría cuanto más antigua era, pero que pronto comienza a
ocultarse (aunque destella un instante que asimismo llega también hasta hoy a
través de la naturaleza del arte) ante los embates del mundo moderno, que nace
de la literalización parcial y deformada de símbolos y expresiones simbólicas
(alquimia, astrología, matemática, geometría, arquitectura, "filosofía") que
para otros eran soportes de meditación, en tanto que modelos del mundo o sea,
obras de arte, así como de la profanación de unas ciencias que no tenía otro
propósito que lo sagrado. 

La posesión de las cosas a costa de otro u otros, sólo puede ocurrir cuando la
literalidad de la visión se confunde con la realidad misma, y el mal de la
literalidad no es otra cosa que el materialismo a ultranza, cuando en el campo
del deseo no hay otro espacio que lo sensible como puramente exterior y no como
símbolo. 

La idea del Pensamiento como Conocimiento es entonces algo extraño y hasta


sospechoso o risible, pues el hombre y las máquinas son iguales y no pueden sino
ser producidos y producir cosas exteriores a ellos mismos. Toda obra de arte
queda profanada pues es ya sólo un gesto limitado que obedece a un tiempo que se
llama "histórico" y al espacio de una opinión, tan relativo desde esa
perspectiva aniquiladora como el sujeto o ser humano que lo produjo, cuyo origen
sin embargo, aun sólo por la distancia se confunde a través de generaciones
incontables con el propio origen del tiempo. 

Y la sagrada ciencia de la Astrología, se convierte en el patín de los egos,


supuestamente basados en los "aspectos" astrológicos consumibles (lo que es otra
manera de cómo hacer para no ser) o en la suposición del Zodíaco, "Rueda de la
Vida" y "marco" del Cosmos,4 que es cualquier cosa menos un continuo periférico,
y que no tiene ninguna relación con la más mínima uniformidad. 

La cosmología se halla en la ontología y la ontología en la metafísica, porque


la Unidad no es sólo la unidad de las partes, sino porque cualquier cosa que sea
en ella misma es de orden universal y no podría establecerse una separación en
lo trascendente, que es lo que realiza el hombre en tanto que formador, en tanto
que sujeto y objeto, actor y actuado, del "Imperio del Demiurgo", y del Demiurgo
formador, "artesano u obrero del Universo constituido por la colectividad de los
seres individuales",5 porque no se trata aquí del Nous Demiurgo, al que hay que
relacionar con Buddhi, el intelecto trascendente de la tradición hindú, que se
revela en el corazón o centro de todo ser y lo vincula así a través de todos los
estados indefinidos con su origen inmanifestado. 
La cosmogonía está en el mito; el mito como herencia vertical para el hombre, de
una Palabra que hace revivir la Memoria, que el Arte conlleva y en el cual
ciertamente consiste, pues su economía no puede contemplar unas producciones que
estén fuera de la síntesis, es decir que tuvieran cualquier otro sentido que no
fuera el de una revelación axial de una realidad trascendente.  

Y entonces cualquier arte, o el conjunto de unas artes que no son sino formas o
determinaciones del Arte, no son en principio sino la expresión de realidades de
otro orden que es su verdadero, profundo y original sentido; por eso mismo es
que pueden ser medios6 para elevarse de lo sensible a lo inmanifestado y
constituir así en ellas y a través de su relación, la imagen o la expresión de
una escala, cada uno de cuyos grados sería en un sentido ascendente un grado de
universalización y en el descendente un grado de manifestación o concreción de
realidades inmanifestadas hasta llegar al ámbito de la realidad determinada y
central de lo individualizado con el tiempo histórico y el espacio geográfico,
revistiéndose de formas adecuadas para establecer la vinculación permanente con
el sentido interior o savia espiritual del Arbol axial, lo que no impide que
asimismo puedan existir y manifestar un espacio cultural aunque no sean
comprendidas o contempladas a la luz de un sentido trascendente, o por todos y
cada uno o en toda su profundidad; pero aún así, siendo lo que son generan un
orden o un espacio que hace la vida posible porque es una traducción del sentido
del mundo y por lo tanto la posibilidad de un ámbito humano, que sólo se degrada
por la confusión literal del símbolo con lo simbolizado, de la "letra" con el
"espíritu", y la disolución posterior y consecuente.  

* *   *

Al comenzar con el estudio "René Guénon y las Artes liberales" nos asalta un
temor: ¿cómo poder dar cuenta de la síntesis inmensa que se despliega en sus
escritos y que tiene que ver directa e indirectamente con el contenido de estas
Artes y que es nada menos que la Cosmogonía como símbolo de la Metafísica,
expresada en cada una de ellas como síntesis de la Realidad universal y en su
conjunto como mandala de la misma?. Sin embargo, es el símbolo el encargado de
velar y revelar, de transmitir y ocultar la Cosmogonía Perenne y los contenidos
depositados en el alma, los que necesitan ser comunicados, participados,
vividos, para concurrir a la suma integral de la Palabra, como parte de un gesto
ritual que se integra en la dirección del cumplimiento del dharma, individual,
colectivo, grupal, arquetípico, universal. 

Para el hombre medieval, que también somos, las artes y los oficios constituyen
el legado de los Dioses o la inspiración de las Musas, su enseñanza, capaz de
hacerles hombres, o verdaderos seres humanos, por su comprensión. Pues los
Dioses se han retirado a sus moradas eternas y nos han dejado el campo de la
acción, el patio de su casa o el atrio de su templo para que nos acerquemos a
ellos, incorporando el arte de la realización, la transmutación prometida e
inmanente en sus obras, las que quedan como ejemplo y están vivas esperando que
el hombre las abrace para transformar su sujeto relativo en sujeto arquetípico,
más allá de las dualidades que el blanco y el negro simbolizan,7 en una
conjunción de opuestos que es el presente permanente del mundo así sea que este
se halle manifestado o inmanifestado, afirmado o negado, en potencia o en acto,
con respecto a un Cosmos arquetípico que es la imagen de la Deidad, su hijo
pródigo, perdido y recuperado, en la gran fiesta de la alegría, en la que el
tiempo es por vez primera. 

Ese lugar del presente, de la transformación integral del tiempo en espacio, es


la cima de la montaña axial o polar,8 alrededor de la cual se dan las
revoluciones del mundo sensible, el tiempo lineal y aun cíclico, del que debe
partir el que comienza el viaje al conocimiento para, con la guía de la
Tradición, la que en el caso de Dante está representada por Virgilio, acceder a
su cúspide, o centro del mundo, el lugar propio de su naturaleza humana,
despojándose de lo adquirido por el conocimiento profano, que no viene a ser
otra cosa que la degradación de los conocimientos tradicionales. 

Las ciencias de los Números y las Letras son una tanto en la cábala hebrea como
en el esoterismo islámico,9 pero en las artes liberales se las considera como
dos, aritmética y gramática -aunque la correspondencia no es exacta por las
características de las lenguas occidentales. Regidas por las luminarias diurna y
nocturna, el Sol y la Luna, que en el Arbol de la Vida de la cábala se hallan
jerarquizadas en el "Pilar del Medio", como símbolos del conocimiento informal y
del formal o reflejo. 

El modelo de los cielos planetarios es perfectamente análogo, se podría decir


que esencialmente es el mismo, tanto para la tradición neoplatónica -lo que se
refiere a la "teoría"10 de las Ideas, heredera asimismo de la de los Números del
Pitagorismo, como asimismo para la tradición hebrea y la islámica (en las que
sólo se diferencian algunas correspondencias referentes a los profetas que
presiden los sucesivos "Cielos"), ambas por lo demás muy semejantes al tener un
común origen abrahámico,11 así como análogo al de la tradición hindú aunque éste
lo exprese de modo distinto, lo que no quiere decir que haya tomado una de otra
los elementos que constituyen ese modelo simbólico, sino que, nos dice Guénon,
la verdad es una y conocida por todos los pueblos sin excepción, lo que por otro
lado nos lleva a la idea de una Tradición Primordial o Unánime como verdadero
origen de las formas tradicionales, tanto más cuanto que una Tradición es
también una lengua, adaptación de un "Pensamiento", permaneciendo aquella
expresada asimismo en su interior a través de nombres, figuras, referencias
míticas y símbolos primordiales, lo que incluye también la geometría, prototipo
de la letra y cuerpo del número.12 

Es así que a la Tradición Primordial le corresponde una lengua "solar", cuyo


lugar propio de manifestación es una "Tierra solar": el Polo terrestre como
reflejo del celeste. La lengua de una humanidad primordial en una tierra sobre
la que el sol está simbólicamente "inmóvil" o donde no se pierden de vista sus
"revoluciones", pues no ha comenzado, con el tiempo sucesivo, la determinación
cíclica y lineal de sus fragmentos. 

Esa lengua era por lo demás cantada y así se dice que Adán hablaba en verso en
el Paraíso13 -Pardés = Jardín y también Paradêsha = Comarca suprema-, punto de
conjunción de la "Tierra" con el "Cielo", lo que la relaciona con la música, que
es ciencia del número y de las proporciones, expresión de la armonía de las
esferas celestes, y con la geometría porque se refiere al lugar central, desde
donde es medida cualitativamente la "extensión" de la tierra, como lo simbolizan
asimismo los cuatro ríos que lo riegan y que salen del paraíso uniéndose en el
Jobel, de donde viene "Jubileo", ausencia de trabajos o labores, palabra cuyo
valor por la suma de los de sus letras es 50 (5 x 10; y también 72 + 1). Nos
dice Guénon que el cuadrado de un número es él mismo en otro plano, y que para
explicarlo habría que referirse a las modalidades del espacio; puesto que esa
multiplicación numérica corresponde a lo que geométrica y simbólicamente
expresan el punto, la línea, el plano y el volumen, los que a su vez están en
correspondencia con los planos o mundos del Arbol de la Vida. 

Este septenario, que multiplicado por sí mismo y con la suma de la unidad


conforma el número 50, tendría que ver tanto con la síntesis de los días de la
Creación, y la arquitectura simbólica que las fases del tiempo describen, como
con el conjunto de los seres que constituyen el septenario de la Construcción
universal, la Cosmogonía, sintetizados en el conocimiento de Adán, en el propio
Adán, que los conoce como posibilidades de sí mismo, pues él es también la
expresión de los aspectos divinos, las 10 sephiroth del Arbol de la Vida en
relación con el centro del cuaternario creacional, 4 + 1 = 5, por lo que podía
ponerles sus nombres, es decir conocía su esencia, por la síntesis primigenia en
la que el propio Adán, como hombre primordial, vive en ese estado. 

En la tradición hindú nombre y forma (namâ-rupâ) caracterizan a todo ser


manifestado, el nombre es su número, su esencia característica y su forma
equivale a la letra o signo, en correspondencia con los dos hemisferios del
Huevo del Mundo, las Aguas Superiores y las Inferiores que se encuentran en el
centro. 

El número es un concepto de relación que en realidad simboliza a los principios


supraindividuales, es decir lo que en el Arbol de la Vida es la primera
manifestación de las sephiroth o Numeraciones (siendo ellas los arquetipos de la
distinción de los seres) que corresponde, a través de la regencia del Sol y
desde este punto de vista que estamos considerando, al Plano de la Creación
(Beriyah) análogo a la Manifestación Informal, a la que se toma a veces como
incluida en la Inmanifestación, al considerarla como expresión directa de ella y
no separada mediante las formas, (que es lo que caracteriza a los estados
individuales). Es decir que si lo sensible del símbolo es el reflejo (invertido)
de lo inteligible, lo inteligible no es el "reflejo" de lo suprainteligible, así
como por otro lado el extremo superior del alma (informal) se une con el
espíritu, o que el "intelecto" se transpone al espíritu mismo. Guénon se refiere
en diferentes partes de su obra de estas dos distintas maneras a la
manifestación informal, como parte de la manifestación o como incluida en la
inmanifestación.14 

Por su parte, la gramática, -de grammata, signo- correspondería a la forma en


tanto que recipiente de la esencia y efectivamente la Luna se encuentra
propiamente en el Plano de las Formaciones.  

En un sentido todo el trivium (gramática, lógica, retórica) se podría asimilar a


la ciencia de las letras y el cuadrivium (aritmética, música, geometría,
astronomía) a la de los números, contando asimismo que la astrología las reúne a
todas, en tanto que ciencia de los ciclos por la transposición de los números,
la unidad y sus desarrollos, al tiempo y espacio originales o primordiales (la
matemática, el cuadrivium, las leyes del cosmos) y en tanto que ciencia de los
ritmos por la distinción y armonía de los planos de la manifestación (la
música), o sea a la expresión del número en el cosmos gobernada por la luz
inteligible (Sol). La palabra, y el sonido y el silencio que la hacen posible,
serían la expresión de las armonías de las esferas planetarias, armonías
musicales expresadas asimismo en el lenguaje humano, que procede de un modelo
del mundo y lo recrea, pues es el vehículo simbólico de las concepciones que le
dieron origen.15 

Por otra parte, como las letras simbolizan la manifestación formal de los
seres,16 la "ciencia de las letras" en su sentido más amplio -incluyendo al
número- conforma, en correspondencia con la "astrología como ciencia
cosmológica", la ciencia de la alquimia, siendo "en su sentido profundo" una con
esta, expresando "ambas bajo apariencias muy diferentes el proceso mismo de la
iniciación".17 
El paso de un modo de conocimiento a otro es un grado obtenido en el
conocimiento de la Unidad y en la realización de la Identidad universal. 

Sol y Luna también corresponden en la Tradición hindú a los dos "ojos" del
"Hombre universal" como macrocosmos (Vaishwânara). En la Cábala tienen sus
principios en el "Sol de Soles" y la "Luna de Lunas", correspondientes a la
Sabiduría (Hokhmah) y la Inteligencia (Binah). En ambos casos se da asimismo una
analogía con el ojo derecho y el ojo izquierdo del microcosmos. La unión de esos
dos aspectos en el ser humano, corresponde a la recuperación del "sentido de
eternidad" y a la plenitud de la posibilidad humana en lo que se refiere al
estado primordial o adánico, simbolizada tanto por la apertura del chakra âjnâ
como por la unión en el microcosmos de Hokhmah y Binah. El chakra sahasrâra (el
"Loto de los Mil pétalos") es análogo a Kether (Corona) y el paso del estado
anterior a éste se refiere a la realización de los "grandes misterios". 

En general, los puntos del "Pilar del Medio" del Arbol de la Vida cabalístico
donde se unen las Sephiroth que conforman las columnas de la Gracia y del Rigor,
en su correspondencia en el microcosmos humano, corresponden precisamente a la
situación de los chakras ("ruedas") de la Tradición hindú.18 

Solo hay una interversión en las correspondencias de los dos últimos. El chakra
mûlâdhâra, el cual está referido a Prakriti como "raíz" (Mûla) o "fundamento" de
la Manifestación, no corresponde a la región de los genitales como en la cábala
(Yesod) sino a la base de la columna vertebral. Se puede observar que la
diferencia corresponde también a la posición en que se representa al hombre. En
la primera es un hombre sentado en la posición del "loto" y en la segunda está
de pie.19 En cualquier caso el "despertar" del conocimiento, simbolizado por el
ascenso de la serpiente Kundalinî, se produce simbólicamente en el corazón, y
hasta allí hay que atravesar los laberintos o cumplir la peregrinación, ligada
con la transmutación alquímica, simbolizada por el laberinto intestinal y en
general por las regiones a las que corresponden los chakras inferiores. Para
atravesar ese laberinto, las escrituras sagradas fundamentan el camino pues
ellas permanecen mientras el iniciado se transforma, lo que coincide con otras
lecturas de la realidad, hasta que pueda "leer" directamente en el "Libro de la
Vida", mientras al comienzo sólo "deletreaba", lo que en su plenitud coincide
con la terminación de la "obra al blanco" cuando se dice ya pueden "quemarse"
los libros alquímicos, mientras que la perfección de la "obra al rojo" se
refiere a la "unión con Aquél que escribe en el Libro de la Vida",20 simbólica
ésta susceptible de una transposición a la realización de los "grandes
misterios".21 

Así es que se dice que la montaña polar toca la esfera de la Luna, en cuyo caso
esta está tomada como significando el primer cielo.22  

En la Cábala hebrea la luna es la correspondencia planetaria de Yesod, que


significa Fundamento, al que se identifica con al acto divino permanente,
creador, revelador y redentor. 

De este modo los textos revelados fundamentan el Conocimiento en tanto que


vehiculan la inspiración que les dio origen, posibilitando y aun generando el
conocimiento del Mundo o Libro de la Creación por el despertar en el corazón, de
las energías análogas a las que lo conforman.  
Desde otro punto de vista el código de Manú constituye asimismo el ordenamiento
de una sociedad tradicional y el de las posibilidades individuales en relación
con ella, como expresión de los Principios y adecuación a la naturaleza, el que
asegura que cada cual pueda encontrar el grado de libertad necesario y el
ordenamiento que apoye hasta donde sea posible las posibilidades de realización
que lleva en sí. 

La tradición entera vivida por un pueblo es así el discurso prototípico en el


que se recrea permanentemente el teatro sagrado, y en esa escenografía está
presente la gramática "por su construcción", la lógica o dialéctica por la
transparencia de su sentido, la retórica por el "orden" de su conjunto, la
música "por el número de sus partes",23 la aritmética por el equilibrio de sus
relaciones, la geometría por su imagen del mundo, la astrología en su
calendario, habiendo de ser todo su conjunto una imagen del arquetipo celeste. 

Desde otro punto de vista, al Plano de las Formaciones (Yetsirah) corresponden


en el Tarot las Copas, observando que hay 10 cartas numeradas del 1 al 10, en
cada palo o "color". El Graal, -símbolo de la Tradición Primordial, y de su
conocimiento- es a la vez un libro y un vaso, Gradale y Grasale, tallado por los
ángeles, o estados superiores (Manifestación Informal), en cuyo "exterior" está
grabada la Tradición. Esa copa es depositaria del licor de inmortalidad (Solar),
la sangre espiritual del que reúne en sí las dos naturalezas divina y humana,
licor o alimento que se refiere al estado de Hombre Verdadero.  

"Los cielos y la tierra narran la Gloria de Dios", dice el Libro sagrado. Gloria
es el nombre de la sefirah Hod, a la que corresponde Hermes entre los Dioses y
Mercurio entre los planetas y conviene aquí hacer la referencia de que cada
aspecto se refiere a un plano que constituye su propio ámbito. El primero y más
elevado es el plano de Atziluth, propio de las sefiroth en sí pues ellas son
aspectos o nombres del "Uno sin segundo" y corresponden verdaderamente al
misterio de la inmanifestación del Ser, a la Unidad trascendente. Los estados
superiores del ser, en tanto que manifestación informal son los Dioses
intermediarios, que corresponden al plano de Beriyah como potencias creativas,
actuantes e intermediarias los que constituyen la comunicación entre la
inmanifestación y la manifestación. Es cierto a su vez que hay un Arbol en cada
sefirah y asimismo un Arbol en cada plano o mundo, correspondiéndose entre sí,
pues sólo desde punto de vista formal aparecen como separados.  

Dante coloca en el cielo de la Luna, a aquellos que habían roto el voto de


castidad y después se habían arrepentido, lo que puede observarse como la huella
del tiempo en la memoria. También en el último círculo del Purgatorio se purga o
rectifica la lujuria o concupiscencia, como uno de los males de amor
malentendido que corresponden a los tres círculos superiores de esta Montaña.24
Esto último traduce la presencia de un apego a lo formal que vincula a una
memoria de la existencia individual, lo que es rectificado por el paso por el
fuego y posteriormente la inmersión y bebida en las aguas del Leteo-Eunoe, que
borra el recuerdo de la existencia anterior, relacionada aquella con el paso
efectivo más allá de la "corriente de las formas". Aquellos están del lado del
cielo, o sea bajo el compás celeste, por lo que conocen la unidad, estando
presente sin embargo la "opacidad" de la sustancia que tiene que ver con un
elemento de pasividad. 

En las representaciones simbólicas de la Gloria el nombre divino (Tetragramma,


origen de los cuatro mundos) aparece más allá de los círculos de nubes que
simbolizan las aguas superiores, las que se abren como la parte superior del
Anima Mundi para dejar pasar el rayo o fuego espiritual. Esta ordenación
jerárquica es el símbolo de las verdaderas causas y efectos, si así pudiera
decirse, imágenes de la Causa primera, las que van de lo universal a lo
particular y remontan de lo particular a lo universal trazando una escala
(analogía) o mejor, configurando una manifestación iluminada por su principio
trascendente, lo que se expresa en su propia jerarquía. Análogamente, las
ciencias tradicionales, de las que la lógica podría ser el prototipo, son las
aplicaciones de la doctrina espiritual a los diversos órdenes de realidad. Las
leyes de las ciencias, nos dice René Guénon, así como las reglas de las artes
son aplicaciones de los principios metafísicos, también sus símbolos.  

También nos dice que la lógica como modo de escritura no es sino un modo de
expresión. Pero traspuesta aquí a la Escritura divina como vertical se referirá
a la Palabra que se escribe en los distintos planos del Cosmos ("Orden") y
manifiesta su jerarquía y sus analogías que constituyen el mensaje universal de
la Inteligencia. Análogamente en retorno las Artes y las Ciencias se unen en la
común naturaleza del símbolo, configurando de por sí una didáctica que lleva al
éter como ámbito celeste, el cual se halla en lo más oculto de la caverna del
corazón, habitado en forma pura, no compuesta, o directa, por el intelecto.25 

Ahora, como ciencias analíticas, nos habla René Guénon de que entre las
distintas ramas cosmológicas de la tradición hindú se halla el Vaishêshika que
se refiere al conocimiento de las cosas en modo distintivo e individual, por lo
que considera los elementos y las condiciones de esa existencia, en tanto que es
percibida por los sentidos humanos, y desde un punto de vista substancial, o sea
un grado de lectura del símbolo. Nos dice que para saber lo que son
verdaderamente estos elementos, este punto de vista ha de completarse con el del
Shankya, que es sintético y considera a la manifestación íntegra, comprendida
entre Purusha y Prakriti, inmanifestados y unidos más allá de ella. Siendo
Purusha "no actuante" y el que inspira o produce por esa "acción" todas las
producciones de Prakriti que constituyen la construcción universal, en la cual
él aparece al mismo tiempo como el último "producido" por Prakriti, lo que nos
remite asimismo al artículo "El Verbo y el símbolo"26 donde se habla de la
Encarnación que corona "la Creación por la que, el Intelecto divino, que es el
'lugar de los posibles', se manifiesta y se expresa, con relación a
nosotros"; ..."Encarnación que podría verse 'prefigurada' por la 'incorporación'
simbólica de la tradición 'no humana', de la Revelación primordial, obra del
Verbo como la Creación" que "se incorpora también, por así decirlo, en símbolos
que se han transmitido de edad en edad desde los orígenes de la humanidad; y
este proceso es además análogo, en su orden, al de la creación misma". Prototipo
entonces de la cosmogonía, tanto referida al macrocosmos, al final de ciclo y a
la manifestación de una "nueva tierra y un nuevo cielo", como al microcosmos,
siendo asimismo el prototipo del proceso iniciático, que "reproduce el proceso
cosmogónico en todas sus partes".27 

Así que las ciencias sagradas tienen como objeto esencial la transmutación y la
encarnación del conocimiento, sea para sí o para otros en el contexto de la
Creación y son una forma del descenso divino que hace de la manifestación una
hierofanía, sea directamente o por el intermedio de los mensajeros que
despiertan y enseñan a los hombres vivificando en ellos el recuerdo intemporal
de los Orígenes. Aquellas ciencias, que también son una expresión del Arte,
proyectan la luz sobre las cosas para remitirlas a sus principios doctrinales,
espirituales. Una muestra de lo que son las ciencias sagradas nos la da Guénon
en la angeología del esoterismo islámico. 

El octógono es la figura intermediaria entre el círculo que corresponde al cielo


-cúpula o bóveda- y el cuadrado de la tierra, así la ciencia de las analogías
que establece las correspondencias entre el cielo y la tierra y esta función es
en lo celeste la de los ocho ángeles que sostienen el trono divino que rodea los
mundos (ya se sabe que ángeles quiere decir enviados o mensajeros). Los nombres
de estos ángeles, que están formados en su conjunto con la totalidad de las
letras del alfabeto (28, siendo antes 22 como en el hebreo)28 corresponden a los
puntos cardinales y los intermedios. Este es por otra parte un símbolo análogo a
la Rosa Mundi o Rota Mundi de los Rosacruces,29 aunque éste se halla referido
más bien al mundo "intermediario" al hallarse figurada la Rosa Mundi por una
rueda de ocho rayos correspondientes a los elementos y a las cualidades
sensibles, así como también se vincula a la expresión "rosa de los vientos", los
que aparecen asimismo como mensajeros en los Libros Sagrados de ambas
tradiciones. Pero no sólo eso sino que también nos habla Guénon de su
correspondencia con la quirología (y asimismo nos explica determinadas
operaciones con los números que corresponden a las letras ordenadas en los ocho
radios y que muestran a los tres mundos contenidos en la repartición de los
valores numéricos y a todos ellos en la unidad) y desde los dedos de la mano que
están en correspondencia con las letras del nombre divino hasta las
correspondencias con los signos zodiacales y los planetas, los cielos
planetarios y los profetas que presiden a estos así como a las ciencias o artes
correspondientes por las cualidades espirituales que encarnan; cielos, estrellas
y elementos tienen su correspondencia en la mano del hombre, tanto con el
individuo en particular como con el ser humano en general como estado del Ser
universal. También que la mano izquierda se refiere a los caracteres que el ser
humano trae consigo (innatos) y la derecha a los adquiridos, y más cosas que se
encuentran en ese estudio que nos comunica Guénon, que hacen que, como todo
símbolo de la totalidad, nos lleven más allá de los análisis particulares a la
quietud y al asombro de la intuición de la unidad que sobrepasa el cosmos y a la
configuración analógica contenida en la tabla de Hermes donde dice que "como
arriba es abajo y como abajo es arriba, para hacer los milagros de una cosa
Única", aunque fuese en forma invertida, según lo manifiesta el símbolo
aritmético de la unidad, y también la relación de lo "exterior" y lo "interior"
"siempre comparable, a cualquier nivel que se sitúe, a la del mundo terrestre y
el mundo celeste".30 Con respecto a La Divina Comedia, en el cielo de Mercurio
comprende Dante la causa de la Encarnación, pasión y muerte de Cristo, las
cuales "abrieron las vías por tanto tiempo deseadas". 

En el cielo de Venus señalamos dos cosas: una cuando después de recibir lo que
le es enseñado se le dice que "ahora sí puede ver de frente ante sí aquello a lo
que antes daba la espalda", lo que verdaderamente es el modelo de la conversión,
entendida como identificación, como entrada en el espacio sagrado que el
mensajero representa, en este caso la diosa (Genitrix)31 o la expresión del Arte
en tanto que se transmuta o transforma en su contenido interior, y la otra
cuando Beatriz, para explicarle por qué van así las cosas en el mundo le dice
que en él se destina a las personas para lo que no han nacido, lo que tiene que
ver con el cumplimiento del dharma (el swadharma en tanto que referido a la
naturaleza individual),32 por el que debería el ser acceder al centro del
septenario, poniendo por ejemplo de ello a "la espada y la mitra", prototipo o
primera diferenciación de las funciones o de un poder único en su esencia que es
el que corresponde al estado anterior a la diferenciación de las castas y que se
identifica al estado primordial; y refiriéndose con ello a lo temporal y lo
espiritual, cuya unión es por otra parte, a cualquier nivel, la "victoria" para
el ser, que pasa así a otras posibilidades de sí mismo.33 "Victoria" es
efectivamente el nombre de la sefirah Netzah, a la que corresponde Venus.  

Refiriéndose a la producción de los números, que proceden por distinción y por


lo tanto por agregado de la unidad necesaria a los anteriores, nos dice Guénon
que tras el Senario que corresponde a la Creación, se produce el Septenario al
considerar a las cosas distintas a nosotros, las que "en esta misma medida se
convierten en exteriores, y al mismo tiempo se convierten en distintas entre sí;
aparecen entonces como revestidas de formas", generándose la Formación como
consecuencia inmediata de la Creación.  

Nos dice también Guénon que en el cumplimiento del dharma la "virtud" no tiene
otro sentido que el cumplimiento de lo que es conforme a la propia naturaleza.34
Por otra parte esto es lo que más se parece en esencia a la "no-acción" y así a
la identificación con el modelo en el que se contempla el Orden y por lo mismo
con el Rito del Arte.  

Así también en la colectividad del conjunto de la sociedad tradicional el


cumplimiento por cada cual de su "oficio" hace de ella una obra de teatro
sagrado, que lo manifiesta, en el sentido de que lo revela. Lo que lleva una
didáctica implícita, referida a la acción de los Dioses. Entonces la vida de un
pueblo tradicional, en el marco del cielo y la tierra, es el mayor mandala al
que puede acceder un hombre puesto que es un mandala vivo y en cierto sentido no
hay, en las condiciones del mundo sensible, más mandala que ese pues los
vehículos simbólicos no son sino el intermediario para acceder al Mandala
permanente de la Vida, en el cual las cosas se atraen, se conjugan y se separan,
también se hablan de lo celeste y lo manifiestan.

NOTAS

1
Ver por ejemplo Regine Pernoud, A la luz de la Edad Media, Granica, Barcelona
1983 y Pour en finir avec le Moyen Age, Ed. du Seuil, Paris.

2
¿Quiénes son los "griegos"?

3
Ver caps. I, II y III de Oriente y Occidente: "Civilización y Progreso", "La
Superstición de la Ciencia", "La Superstición de la Vida".

4
Ver entre otros, "Encuadres y laberintos", "El Zodíaco y los puntos cardinales"
y "Las puertas solsticiales", caps. LXVI, XIII y XXXV de Símbolos Fundamentales
de la Ciencia sagrada.

5
Ver René Guénon, "A propos du grand Architect de l'Univers" en Etudes sur la
Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage, T. II y  "El Demiurgo" (Mélanges),
publicado en el Nº 8 de la revista SYMBOLOS (Guatemala 1994).

6
Cf. Mélanges: "Les Arts et leur conception traditionnelle".

7
Ver "El blanco y el negro", cap. XLVII de Símbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada.
8
El hombre, la montaña y el árbol son análogos en tanto que expresiones
simbólicas del Eje.

9
Ver Sobre el esoterismo islámico y el Taoísmo, cap. VI.

10
De theorein: contemplar.

11
Ambas señalan asimismo su origen occidental por su nombre: ereb y eber designan
el occidente, y proceden como las demás del fin de ciclo de la unión de una
corriente procedente de la Tradición Primordial con una procedente de la
Tradición Atlante, en analogía con el cuadrante del tiempo cíclico que
corresponde al Kali-Yuga, cuyo origen se halla representado en la Tradición
hindú como la heredera más directa de la Tradición Primordial. Cf. René Guénon:
Formas tradicionales y ciclos cósmicos, cap.  "Lugar de la Tradición Atlante en
el Manvantara".

12
Todo está en la letra del símbolo, en la letra de las lenguas sagradas, nada hay
que añadirle; y todas las lenguas participan directa o indirectamente del
carácter sagrado; proceden de algún código y algo han de tener que ver con
aquello que designan; pues fueron el vehículo de unas ideas y aun lejanamente
participan de su Origen, sin quitar la intervención directa o indirecta de los
representantes de la Tradición como una de sus adecuaciones, destinada a generar
o vivificar la memoria olvidada; y así la obra de Dante y la lengua "vulgar", la
poesía provenzal que se reviste de símbolos y es heredera de los bardos y de los
viajeros que vinculan Oriente y Occidente, la obra de Rabelais; la poesía y el
"lenguaje cubierto" de los "Fieles de Amor" y de la Masonería, los escritos
susceptibles de otras lecturas pues a ellas se refieren en el lenguaje
aparentemente profano de la supuesta cotidianeidad; las vinculaciones
tradicionales y los conceptos presentes como herencia o inserto del pensamiento
y el símbolo unánimes, siempre presentes; el lenguaje inspirado, que lleva a
otro tiempo o estado; todo es por sí mismo, lo que no quita sus diferencias, o
su distinción. Fundidos y no confundidos, el principio de cualquier
manifestación no es la manifestación misma. Es en la no-dualidad, que está más
allá de la determinación -la del origen específico-, que se halla la identidad
de cualquier cosa y la de todas las cosas, pues ella sobrepasa la necesidad del
orden, que no es sino la grafía distintiva del Ser, el trazo o la huella
inteligible de una Unidad que no se superpone a las cosas, sino que constituye
otro grado de ellas mismas, de su conjunto y de cualquiera de ellas, inseparable
de su nombre y su realidad, que en Ella es cuando verdaderamente son. No hay más
Verbo que el Verbo, "por Quien han sido hechas todas las cosas".

13
Lo que la pone en relación, nos dice Guénon, con la revelación "angélica" y
solar que se produce en el centro del estado humano. También nos dice que los
"ángeles", que corresponden en la teología a lo que en la metafísica son los
estados superiores del ser, están simbolizados por los pájaros y que el
entendimiento de su canto simboliza el conocimiento superior. El canto de los
pájaros caracteriza diseños que traza en el presente, generando formas y
espacios, lo que es propio de las ciencias del tiempo, como la danza, el canto,
la música, que se refieren siempre a la percepción de, y en la simultaneidad.
Las ciencias del ritmo son en definitiva una adecuación de las correspondencias
entre los distintos planos de la realidad, a los que vinculan.

14
Ver a este respecto "Espíritu e Intelecto", en Mélanges. Gallimard, Paris.
También puede recordarse que en cada plano o mundo del Arbol sephirótico, hay a
su vez un Arbol, y que el Malkuth de "Atziluth" es a su vez el Kether de
"Beriyah". 

15
Nos dice René Guénon, que para saber verdaderamente lo que es una lengua sagrada
hay que vivir en el entorno en donde se habla cotidianamente.

16
Cf. el Sefer Yetsirah. (Ed. Obelisco, Barcelona).

17
Ver "La Ciencia de las Letras", Cap. VI de Símbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada, y "El lenguaje de los pájaros", Cap. VII.

18
Ver "Kundalinî Yoga", cap. de Etudes sur l'Hindouisme.

19
Esto también nos explica quizá algo de ambas tradiciones: por un lado, desde el
punto de vista hindú, el hombre vive ya en una tierra sagrada, y eso tiene que
ver con la herencia de la tradición hindú, directa de la tradición primordial,
el Mundo es ya sagrado y significativo. El pueblo hebreo se considera en exilio
y debe acceder al lugar sagrado donde se verticaliza, donde se abre la escala
que tiene que ver con los estados superiores, como está ejemplificado en la
historia de Jacob (también se dice que aquella piedra -vinculada con el Lûz de
inmortalidad- fué luego la piedra fundamental del Templo). Son también dos
perspectivas que pueden coexistir y que ligan con la idea de la peregrinación.
Nos dice Guénon que la peregrinación a los centros simbólicos no sólo es algo
que tiene que ver con la tierra, sino con la proyección de ciertas estrellas,
como se hace evidente en la peregrinación a Compostela. Es decir, no sólo ocurre
en la Tierra sino que está ocurriendo en los Cielos, entendidos como la parte
superior del mundo intermediario. Para la Tradición hindú, como para la hebrea y
otras, hay siete "tierras" (en la primera, "islas" o "continentes"), y aunque
una es manifestada sensiblemente, las otras seis coexisten, en el mundo sutil.
Como también la peregrinación al centro tiene que ver con el "paso" por el mundo
intermediario -y a Santiago se lo relaciona con las ciencias de la cosmogonía y
las ciencias intermediarias- el acceso al Centro implica un recorrido análogo
por esos mundos o lecturas del mundo que están simbolizados por las distintas
tierras en el plano sutil. Ellas están emparentadas con el Mêru, la montaña
polar, que tiene seis caras (ligadas evidentemente con las direcciones del
espacio) y correspondiendo si así puede decirse, una séptima a su propio
vértice. En todo caso la montaña pertenece a la Tierra, y su ascenso, como el
del Monte del Purgatorio por Dante, es una purificación alquímica, o mejor una
conjunción pues ya se ha visto tras la salida del Infierno (inferiora o
interiora terrae) las cuatro estrellas, la que se cumple con el auxilio de la
Tradición, personificada en Virgilio.
20
En el simbolismo masónico, el Maestro es aquél que "es capaz no solamente de
'leer' sino también de escribir el 'Libro de Vida', es decir, de cooperar
conscientemente en la realización del Plan del 'Gran Arquitecto del Universo' "
(Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, Cap. VI: "La ciencia de las
letras").

21
Ver La Gran Tríada, Cap. XVIII: "Hombre Verdadero y Hombre Trascendente".

22
Ver El hombre y su devenir según el Vêdânta, Cap. XXI: "El 'viaje divino' del
ser en vías de liberación". La "esfera de la Luna" es precisamente el "medio
donde se elaboran las formas" es decir que es atravesándola que puede accederse
al plano informal, es en ese sentido que es "Janua Caeli" y "Janua Inferni",
Diana y Hécate, en el primero da entrada a un estadio otro, en el segundo el ser
vuelve a la manifestación individual.

23
Ver El esoterismo de Dante, Cap. I: "Sentido aparente y sentido oculto".

24
La cual se dice "fué formada por la tierra despedida del agujero (Infierno =
estados inferiores a lo propiamente humano) que causó Lucifer en su caída".

25
Ver "El Eter en el corazón", Cap. LXXIV de Símbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada.

26
"El Verbo y el símbolo", Cap. II de Símbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada.

27
Más allá de la voluntad del que se supone a sí mismo, la realidad es inmediata y
ocurre a su pesar, y en todo caso es el reconocimiento de su propia ignorancia y
de los límites del su conocimiento individual lo que genera un vacío (yin) a
partir del cual el conocimiento, o la "vía", es posible y por tanto ya actuante.
Así, la multiplicidad se suspende en otra dimensión del tiempo que absorbe el
espacio regenerándolo y en ese comienzo de contemplación efectiva, en el que él
mismo es un símbolo, ante una virginidad de todas las formas (la forma
caracteriza todo estado individual por la determinación de una "dirección",
aunque no sea de los que están sometidos a la condición del espacio) nace la
geometría y la música y el comienzo de la Astrología o lo que sus expresiones
simbolizan. Las primeras son ciencias del número y podría vincularse a la
geometría con la visión y a la música con la audición sino fuera porque ambas se
compenetran, en tanto que manifestación de los númenes que generan sus modelos y
habitan lo intemporal, (lo que corresponde a la manifestación informal o no-
formal), coetánea con el presente y distinta a la suma de sus producciones que
ya no pueden presuponerse y menos ser observadas como alegoría. Los estados
supraindividuales del ser son propiamente los Dioses o las manifestaciones
celestes de la Unidad suprema, el "Uno sin segundo", la "Gran Unidad" que está
más allá del Cielo y se identifica con el "Tao sin nombre", que conjuntamente a
la manifestación no sólo "han creado" sino que crean al hombre, pues el dominio
de la Creación o Poiesis es en sí mismo el de lo atemporal como imagen de lo
eterno, y esa atemporalidad incluye lo temporal e histórico pues en ella está
incluida lo sutil y lo grosero, o sea el alma inferior y lo corporal que
constituyen la individualidad. Eso mismo nos da los diferentes planos de lectura
que corresponden tanto a la determinación de los mundos con respecto a la
individualidad humana que encara el "retorno" al Principio, como los estados del
ser que corresponden a ese conocimiento (o niveles de conocimiento en tanto que
éste es identidad), todos ellos relativos con respecto al conocimiento supremo,
pero no dejando por ello de constituir fases prototípicas y análogas a la
creación de los mundos, e implicando una jerarquía que es la del propio Eje en
tanto que principio de los indefinidos estados de existencia por parte de cada
uno de sus puntos, los que se reflejan en las modalidades de un estado
cualquiera, un ciclo no cerrado cuya representación está ligada con la espiral y
por lo tanto con la escala en la que se reflejan los demás estados del ser
(superiores e inferiores con respecto a él). 

28
Según el Sefer Yetsirah (el "Libro de la Formación" de la tradición cabalista)
las 22 letras se dividen en 3 letras "madres", 7 "dobles" y 12 "simples".
También corresponde al número de años que se dice viajó Pitágoras, entre otros
lugares por Egipto; es también el número de los Arcanos Mayores del Tarot. Con
respecto a su presencia en La Divina Comedia y después de recoger algunas
correspondencias señaladas en un comentario de R. Benini, numéricas, geométricas
y astronómicas, dice Guénon que le parece lo más importante el que sea derivado
de 11 (número formado por la suma de 5 y 6, los que corresponden a "la unión
central del Cielo y la Tierra"). Ver "Números celestes y números terrestres"
Cap. VIII de La Gran Tríada, y "Los números simbólicos", Cap. VII de El
esoterismo de Dante.

29
Ver "El Octógono", Cap. XLII de Símbolos Fundamentales.

30
Ibid.

31
La Balanza puede verse también como un símbolo del equilibrio de las seis
direcciones del espacio en el centro, imagen del Centro celeste o supremo. La
Balanza zodiacal, que se refiere al tiempo, y al equinoccio, era antes polar, en
otra fase cíclica o estado cualitativo del mundo humano y cósmico. También los
Adityas (arquetipos de los signos zodiacales) eran antes 7, y su jefe era Varuna
(idéntico a Ouranos -Cielo-).

32
Dharma y dhruva (polo) tienen la misma raíz, que se refiere a la idea de
estabilidad, y está vinculada al aspecto substancial, la Tierra como principio,
hylé o materia prima.

33 
"Ciencias" y "virtudes" se unen a cada nivel en el eje invisible de la Escala
doble de Kadosh, grado 30 de la Masonería escocesa. Ver El esoterismo de Dante,
Capítulo II: "La Fede Santa". Esta escala es de dos montantes. Dicho grado es el
"nec plus ultra" en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, como final de la
realización ascendente, los grados siguientes, hasta el 33, se refieren a la
realización "descendente".
34 
También, conviene recordar que "todo metal llegado a su propia perfección, es
oro".

LA MASONERIA VIVA

FERNANDO TREJOS

No nos cabe duda que en Occidente ha sido la Masonería la más directa y


verdadera depositaria de los ritos, símbolos y misterios de la tradición
hermética y por ende que constituye una auténtica rama viva de la tradición
primordial.  

Los orígenes y devenir históricos que quedan expuestos a lo largo del presente
número de SYMBOLOS (Nº 13-14 'Masonería', Guatemala 1997) demuestran un claro
ligamen de la orden masónica con las diversas formas tradicionales que
conformaron las bases y los aspectos más esenciales de la cultura occidental.  

Es cierto que la mayor parte de logias y obediencias masónicas que se


multiplicaron a lo largo y ancho del planeta desde el siglo XVIII han sido
influenciadas desde entonces por diversas corrientes propias del mundo moderno
que las han desviado de su objetivo primordial -la búsqueda incesante de la
Unidad, es decir, la Verdad- y de su tarea fundamental: la construcción de un
templo universal basado en ideas arquetípicas heredadas de la tradición unánime
y el depósito y la transmisión de los ritos y símbolos que constituyen los
soportes necesarios para que los miembros de la Orden puedan efectivizar una
verdadera iniciación o transmutación que les permita identificarse con aquellas
ideas universales que siempre confluyen en un Centro interior del que la Orden
es reflejo vivo. Pero también es cierto que en estos siglos "de oscurecimiento
creciente" se han logrado mantener algunos masones que habiendo comprendido ese
alto ideal y teniendo siempre que luchar contra corrientes modernas -que
pareciera tienden a arrasarlo todo- han logrado sin embargo conservar el
verdadero espíritu masónico y por lo tanto dar vida a esos vehículos simbólicos
del Arte Real que pueden conducir por la inefable senda de los Misterios.  

De Le Tuileur de Vuillaume, París 1830

La existencia de logias y obediencias que no se separan de la vía iniciática y


que comprenden la trascendente misión que están llamadas a cumplir, es lo que
nos permite suponer que la Masonería está viva; que a pesar de los múltiples
ardides del enemigo no ha sucumbido; y que existe una verdadera Orden interior
que necesariamente sembrará los cimientos sobre los que se edificará el nuevo
mundo -hombre nuevo- que renacerá de las cenizas venciendo a la muerte y
entretejiendo la tierra con el cielo, es decir haciendo interactuar la escuadra
y el compás.  

La mayor parte de las logias masónicas que pululan sobre todo en Occidente
ignora totalmente su origen, su esencia y su misión. Hay que recordar que desde
que se organizaron las primeras logias modernas de Inglaterra ya se vieron
fuertemente afectadas por ideas racionalistas -y en el fondo materialistas- que
las alejó de sus orígenes fundamentalmente iniciáticos e inundó talleres con
profanas ideologías y teorías relacionadas con el cientificismo, la visión
horizontal de la historia, las miopes ilusiones de evolución y progreso y el
humanismo personalizado e individualista. También sucedió que muchos hermanos
masones deseosos de impedir que se perdieran los conocimientos esotéricos de la
Orden se vieran infelizmente atraídos por corrientes en boga de carácter
teosofista, espiritualista y ocultista que tergiversando el sentido
verdaderamente interno y espiritual de los ritos y símbolos trajeron a los
talleres energías psíquicas inferiores sustituyendo los caminos que conducen al
Misterio por oscuras sendas caóticas plagadas de "fuerzas" y "poderes" tan
ilusorios como destructivos. Por el carácter libre y autónomo de las logias, y
por la posibilidad que tienen los masones de trabajar a cubierto de las
indiscreciones, sin que haya ninguna "entidad" superior que supervise los
trabajos, siempre ha sido posible que alguna logia determinada, ignorante de los
principios esenciales de la Orden, pueda caer, como han caído tantas, en
aberraciones y desviaciones de toda índole. Así, ha sido frecuente que los
talleres masónicos, por no saber cual era su función, se dedicaran a actividades
profanas y extramasónicas de todo tipo: muchas veces las logias se abocaron a
estudiar las ciencias, las artes o la historia con esa visión racionalista que
lógicamente les impidió reconocer los aspectos sagrados de los trabajos
masónicos y los orígenes espirituales, míticos y metafísicos de la Orden a la
que decían pertenecer; otras, muchos masones, creyendo que la labor que debían
cumplir era de tipo humanista y social, utilizaron los talleres como plataforma
política, como centro de influencias y poder profano, como instituciones de
beneficencia, y hasta como especie de clubes sociales, reunión de amigos o
centro de negocios. No es que creamos que esté mal realizar este tipo de
actividades, pero hacerlo en nombre de una Orden -la única en Occidente- cuya
función primordial, como hemos dicho, es la de servir de depósito a las ideas
tradicionales y la de transmitir el conocimiento cosmogónico y metafísico que
estas ideas comportan, ha logrado que la Masonería sea conocida hoy día, en
términos generales, no por su función trascendente, sino por este tipo de
actividades que no han hecho otra cosa que desprestigiarla más y más, sembrar el
desorden, la división y la confusión y hacer creer -muchas veces a los propios
masones ignorantes de su papel- que la Masonería es eso.  

Y la desviación ha sido de tal magnitud que hoy día han salido a la luz pública
las actividades de verdaderas pandillas que diciendo trabajar en logia han
fraguado en sus reuniones sacrílegas toda clase de conspiraciones, complots y
fraudes, causando enorme desprestigio a la Orden a la que estos individuos
verdaderamente nunca pertenecieron.  

Es bien sabido que sobre todo durante el siglo pasado y la primera mitad de
éste, salieron de las logias diversos movimientos políticos y muchos presidentes
y gobernantes (casi siempre de pensamiento liberal) cuyas ideologías y
estrategias fueron fraguadas en el interior de un taller masónico. El movimiento
intelectual que produjo la independencia de América de los países europeos se
realizó en logia; y casi todos los libertadores de ese continente (Bolívar, San
Martín, Washington, Morelos, etc., etc.) fueron masones. Hoy algunos hermanos
creen -pues ignoran otras posibilidades- que el tipo de actividad a realizar
durante los trabajos de la logia pueda consistir en dictar discursos recordando
esas ideologías y vanagloriando los nombres y hazañas de los hermanos mayores
históricamente destacados en la política, las artes y las ciencias profanas.
Otros, en vista de la pérdida de poder político que han sufrido las logias en
los últimos años, han desviado los trabajos hacia obras "culturales", sociales y
de beneficencia. Es sabido que en Norteamérica, por ejemplo, la mayor parte de
las logias se han convertido exclusivamente en simples instituciones benéficas
que "altruistamente" financian hospitales, escuelas y universidades.  

Actualmente, además, tal vez una mayoría de logias se encuentra, por pertenecer
a determinada obediencia (que tiene correspondencia con tal o cual Oriente
europeo), en una absurda división, en una sórdida lucha en la que se tildan unas
a otras de "irregulares" o "regulares" según parámetros de tipo burocrático que
llevan hasta los extremos de dar o impedir la entrada a un hermano según si su
logia esté enlistada en un determinado folletín al que dan carácter de oficial y
donde los antiguos usos y costumbres brillan por su ausencia.  

En esas logias se ignora lo que es un masón y lo que es la Orden.  

La verdad es que una logia -por silvestre que parezca- es verdadera, si en su


seno se realiza el rito con perfección y conciencia; si existe una transmisión
regular de las palabras y fuerzas interiores que desde antiguo se transmiten
ininterrumpidamente; si los hermanos guardan el verdadero secreto, cultivando el
silencio interior; si los asuntos de índole individual y las problemáticas
sociales o económicas y todo tema de carácter profano se logran mantener, como
corresponde, junto con los metales, fuera de las puertas del templo; si sus
miembros comprenden su misión y su función y se abocan, como tarea principal, a
estudiar y practicar las Artes y las Ciencias que la Orden enseña.  

Una logia es verdadera no por pertenecer a una u otra obediencia que se


autoproclame arbitrariamente oficial o regular ni por tener ninguna clase de
"pedigree" o patente. No. Una logia es verdadera si los trabajos masónicos que
realiza son verdaderos; si logra dar vida a la Fuerza o Luz oculta detrás de los
símbolos transmitidos desde los orígenes por medio de los ritos, gestos y
palabras que los masones practican.  

Y la Masonería está viva no por la existencia de numerosas logias que se


dedican, como hemos dicho, a actividades profanas. Lo está porque a pesar de
tantos avatares la mayoría de las logias han podido conservar al menos lo más
esencial de los ritos de iniciación, aumento de salario y exaltación; porque las
palabras sagradas y de paso se han conservado permitiendo a los que las reciban
conscientemente experimentar su fuerza y conocer su significado; porque los
rituales de apertura y cierre de los trabajos, en los distintos grados, se han
mantenido generalmente bastante intactos; porque las leyendas que se conservan
en todos los grados están vivas; porque las logias se siguen decorando con los
símbolos fundamentales de la Orden y los manuales aún recuerdan los estudios
simbólicos correspondientes a cada grado y el escalonado ascenso por los mundos
de la gramática, la lógica y la retórica; y de la matemática, la geometría, la
música y la astronomía. Está viva porque en muchísimos de los talleres se
encuentran aislados hermanos con recta intención de búsqueda que les permite
recibir de diverso modo y en el grado que fuere un influjo espiritual que esos
ritos y símbolos son capaces de otorgar; y también porque aún existen algunas
logias en las que reina el verdadero espíritu masónico; en las que siempre hay
un guardatemplo atento impidiendo la entrada de fuerzas e ideas profanas; en las
que se invoca incesantemente desde el corazón la Unidad del Gran Arquitecto, la
Belleza de su obra, la Fuerza de su espíritu y su Sabiduría infinita. Talleres
con salud y alegría en los que fraternalmente se estimula la unión no por
vínculos individuales sino por lo más alto: la búsqueda común de un Centro único
en el que reside la esencia de Todo. Talleres en los que se trabaja paciente y
perseverantemente, en coordinación y respetando las verdaderas jerarquías en la
construcción de un edificio interior, de una cosmogonía viva que incluye la
muerte y la resurrección, es decir la transmutación, que finalmente hace posible
que el corazón del adepto y el centro del templo -unidos indisolublemente- se
constituyan en verdadero habitáculo de la divinidad.  

La masonería está viva porque su esencia más íntima -y la de los verdaderos


masones- es inmortal; y porque tarde o temprano la Orden habrá de cumplir su
misión coronando la construcción de un templo universal edificado de conformidad
con los planos diseñados por el Gran Arquitecto del Universo.  

La Tradición Hermética está viva y aún existen verdaderos masones capaces de


comprenderla y revivificarla.  

"Por sus obras los conoceréis".

EL TEMPLO DE JERUSALEN EN EL SIMBOLISMO MASONICO 

FRANCISCO ARIZA

Aunque la Masonería actual procede de las diversas corrientes esotéricas de


Occidente y de las adaptaciones de los antiguos rituales operativos que tuvieron
lugar durante el siglo XVIII, sin embargo su origen real se remonta mucho más
lejos en el tiempo, más allá incluso de los gremios y corporaciones de
constructores medievales. Dicho origen, según consta en los propios documentos
masónicos, hay que buscarlo en la construcción del Templo de Jerusalén, también
llamado de Salomón, pues fue este rey sabio, autor de los Proverbios, la
Sabiduría y el Cantar de los Cantares, quien mandó edificarlo (y probablemente
el que diseñó los planos del mismo), cumpliendo así la voluntad de su padre, el
rey David.1 

Podríamos decir que el Templo de Salomón está en la esencia misma de la


Masonería, que actualiza permanentemente su contenido espiritual a través de sus
ritos y símbolos, empezando por el de la propia Logia, que tiene en él su modelo
o prototipo. Actualizado también en sus mitos y leyendas ejemplares, que recogen
los episodios más significativos de su historia sagrada, como es el caso de
aquella que tiene como tema central al maestro Hiram, a quien nos referiremos a
lo largo de estas páginas, en las que no pretendemos sino esbozar ciertas ideas
sobre este importante tema, y que tal vez pudieran servir de punto de partida
para un más amplio desarrollo.  

En esas leyendas2 se relata que todos los masones esparcidos por los cuatro
puntos cardinales se congregaron en Jerusalén para llevar a cabo tan magna
empresa. Y así debió ser, en efecto, a juzgar por la multitud de obreros y
artesanos que participaron en su construcción. La Biblia3 menciona a cientos de
miles, los cuales no debían proceder de un solo país, sino de varios, habida
cuenta de que la influencia de los reinos de Judá y de Israel, gobernados por
Salomón, se extendía por una zona muy amplia del Oriente Medio.4 Todos esos
obreros, divididos según sus funciones y grados, estaban bajo la autoridad de
Hiram Abi (o simplemente Hiram), experimentado maestro en el arte de trabajar
los metales, dato éste que lo vincula con su legendario ancestro Tubalcaín,
quien aparece en el Génesis como el inventor de la metalurgia, y por tanto de
las artes vinculadas con el fuego y su poder de transmutación, lo cual hay que
entender tanto en su sentido físico como espiritual.5 

Dirigiéndose a Salomón, el rey tirio Hiram le dice: "Te envío, pues, ahora a
Hiram Abi, hombre hábil dotado de inteligencia (...) Sabe trabajar el oro, la
plata, el bronce, el hierro, la piedra y la madera, la púrpura escarlata, la
púrpura violeta, el lino fino y el carmesí. Sabe también hacer toda clase de
grabados y ejecutar cualquier obra que se le proponga".6 Así pues, el maestro
Hiram aparece como el heredero de una antiquísima tradición de artesanos que
abarcaba numerosos oficios o técnicas, todas las cuales fueron aplicadas en la
edificación del Templo. A este respecto habría que añadir que hasta producirse
esa construcción el pueblo hebreo había llevado una forma de vida enteramente
nómada, y por consiguiente su concepción del mundo respondía a unos parámetros
sensiblemente distintos a aquellos por los cuales se regían los pueblos
sedentarios, que en tanto que tales desarrollaron más particularmente las artes
ligadas a la metalurgia y la construcción.7 Es decir, que Salomón tuvo
necesariamente que recurrir a quienes conocían perfectamente las leyes en clave
geométrica del Alma del Mundo (la cosmogonía), y eran poseedores, por tanto, de
las técnicas constructivas necesarias para expresarlas lo más exactamente
posible.8 Esos conocimientos se aplicaron en la construcción del Templo,
reproduciendo en sus estructuras simbólicas los diferentes planos o niveles del
cosmos, incluidos el mobiliario y la decoración, pues como decía Flavio Josefo
en sus Antigüedades Judaicas : "La razón de ser de cada uno de los objetos del
Templo es recordar y representar al cosmos".  

Salomón con los planos del Templo J.J. Scheuchzer, Physica Sacra  Iconibus
Ilustrata, Augsburgo 1731

Si en todas las civilizaciones tradicionales sus templos y santuarios sagrados


constituyen una imagen del cosmos (y de la realidad trascendente), la entrada al
mismo, en el Templo de Jerusalén, se realizaba por el Ulam o Pórtico, lugar de
tránsito por donde se accedía al Hekal o "Santo", cuya forma era enteramente
rectangular o de "cuadrado largo", simbolizando el conjunto del mundo terrestre.
En el centro del Hekal se encontraba como elemento principal el Altar de los
perfumes, o del incienso, cuya oblación representaba uno de los ritos más
importantes de los realizados en el Templo. Enfrente de dicho altar se hallaba
el Debir o "Santo de los Santos", la cámara más interna y sagrada del
Tabernáculo, razón por la cual simbolizaba al mundo celeste.9 En el centro del
Debir era depositada el "Arca de la Alianza", custodiada por las estatuas de dos
querubines alados, y en cuyo interior eran guardadas las Tablas de la Torah (de
la Sabiduría), testimonio vivo y permanente de la "alianza" entre Dios y el
pueblo de Israel.10 En realidad esa alianza, como la que establece cualquier
civilización tradicional, es con el Dios inefable y misterioso, que se revela
mediante su Nombre, que es su Ser, Verbo o Logos creador, es decir el Gran
Arquitecto del Universo.11 

A uno y otro lado del Pórtico de entrada, en el exterior del Templo, se alzaban
las columnas llamadas Jakin y Boaz, las cuales evocaban seguramente a aquellas
otras que, según las leyendas masónicas, sobrevivieron al diluvio, y en las que
fueron grabadas todas las ciencias referidas al conocimiento y al saber
tradicional heredado de la humanidad primigenia.12 Como la Logia masónica (cuya
estructura reproduce la del Templo de Jerusalén), las columnas Jakin y Boaz
aluden a un simbolismo cósmico relacionado con los dos solsticios, y
estrechamente vinculadas con la doble corriente de la energía cósmica a la que
se encuentra sujeto todo lo manifestado. Por ello, la explicación o el sentido
simbólico de las dos columnas "hay que buscarla en el orden de las referencias
cósmicas, en correspondencia con la antiquísima observación ritual del sol a lo
largo del año. El observador se situaba en el centro del lugar sagrado, de cara
al Este, es decir de cara al sol naciente (...) Seguía los desplazamientos
progresivos de las salidas del sol en el horizonte, entre los dos límites
extremos alcanzados por los solsticios de Verano e Invierno. Se señalaban esos
dos puntos esenciales con dos postes, dos menhires en algunas alineaciones
prehistóricas de Bretaña o de Inglaterra, o con dos columnas si se trataba de
templos más elaborados".13 Las columnas Jakin y Boaz14 no eran entonces simples
elementos decorativos, sino que con ellas se establecía un enmarque espacio-
temporal indicado por las distintas posiciones del astro solar, posiciones que
determinan el esquema simbólico universal de la cruz cuaternaria, pues al
señalarse los solsticios de Invierno y de Verano (correspondientes al eje Norte-
Sur) se obtenía también la situación de los equinoccios de Primavera y Otoño
(correspondientes a su vez al eje Este-Oeste).15 

A este mismo orden de ideas pertenecía otra obra realizada por el maestro Hiram.
Nos referimos al "Mar de bronce", que estaba situado en la esquina Sudeste del
atrio, cerca de la entrada del Templo. En efecto, al igual que las dos columnas
el Mar de bronce se encuadraba dentro de un simbolismo cósmico, pues esa
denominación le venía seguramente porque con él se quería representar el "Océano
celeste" (las "Aguas superiores"), ya que estaba repleto de agua hasta sus
bordes, y su forma era enteramente redonda, como el cielo. Si bien es verdad que
como relata II Crónicas, 4, 6, el Mar de bronce se usaba para las abluciones de
los sacerdotes, esto debió ocurrir en una época en que se había olvidado su
primitivo significado, que era (según las investigaciones que al respecto se han
realizado) el de servir como observatorio astronómico, puesto que la superficie
plana del agua hacía de espejo translúcido en donde era posible contemplar el
mapa celeste, y por tanto la rotación regular de los astros, planetas y
constelaciones, permitiendo establecer medidas y cálculos y así llevar un
seguimiento de sus ciclos, los que se ponían en relación con el calendario
litúrgico y ritual.16 Esta interpretación sobre el Mar de bronce se refuerza por
el hecho de que éste estaba soportado por cuatro grupos de tres toros cada uno
también de bronce, que en total suman doce, número de las constelaciones y
signos zodiacales.17 Cada uno de esos grupos estaba orientado según los cuatro
puntos cardinales: tres a Oriente, tres a Occidente, tres a Mediodía y tres a
Septentrión, disposición que recuerda la situación que ocupaban las doce tribus
de Israel en el campamento hebreo, las que también se correspondían con los
signos zodiacales y los meses del año.18  

Dibujo de un mandil

La explanada en la que se levantaba el Templo no era otra que la cima del monte
Moriah, el cual ocupa una posición central con respecto a las colinas que le
circundan (monte de los Olivos, Bezetha, Gareb y Sión). Esta posición "central"
del Moriah se corresponde perfectamente con el simbolismo del Templo, que como
"centro sagrado" para una determinada tradición, aparecía como reflejo del
"Centro Supremo" (o de la Jerusalén Celeste), que en un período determinado tuvo
el nombre de Salem (que significa "Paz"), de donde deriva precisamente la
palabra Jerusalén, la "ciudad de la Paz", y también el de Salomón, que como
antes hemos dicho quiere decir "el Pacífico".19 Este carácter sagrado atribuido
desde siempre al monte Moriah indica que éste representa un verdadero símbolo
del Eje del mundo que comunica la tierra y el cielo, la realidad sensible a la
suprasensible.20 Algunos masones del siglo XVIII identificaban el Moriah con la
montaña primordial, en cuya cima se encontraba el Paraíso terrestre,21 con el
que era identificado el propio Templo de Jerusalén, lo que confirma, por otro
lado, que éste fue construido, en efecto, como un sustituto del Centro
Supremo.  

Esto último nos recuerda una hermosa leyenda masónica, plena de significado
simbólico, en la que se dice que debajo mismo del Templo de Jerusalén (esto es,
en el interior del monte Moriah) se encontraban una serie de estancias o salas
superpuestas que aparecían una tras otra conforme se iba descendiendo, hasta que
finalmente se llegaba a una inmensa bóveda hipogea, es decir excavada
directamente en la roca viva.22 En dicha bóveda, en realidad un templo, se
encontraban los principales útiles y símbolos masónicos, como la escuadra y el
compás, el nivel y la plomada, la regla, la paleta, el mazo y el cincel, el
Delta con el Nombre del Gran Arquitecto grabado en una de sus caras, etc. Según
la leyenda la bóveda fue construida nada menos que por Henoch en la época
anterior al diluvio, y por tanto muy cercana aún a los primeros tiempos.23 Lo
que se desprende de todo esto es bastante claro, puesto que, por un lado, nos
habla de la primordialidad del simbolismo masónico (esto es, de su origen
revelado, como el de cualquier tradición), y por otro del aspecto oculto y
subterráneo que en un momento dado tuvo que adoptar ese mismo simbolismo, y por
extensión el mensaje de la Filosofía Perenne (del que bebe la propia Orden
masónica), ocultamiento que, según Guénon, "coincide con los comienzos mismos de
la iniciación". Precisamente en dicho relato simbólico Henoch aparece como "el
primero de todos los Iniciados, el Iniciado iniciante, que no murió, y que
sobrevive en todos sus hijos espirituales", atributos que se encuentran también
en Hiram, quien, en efecto, renace simbólicamente en cada nuevo maestro,
perpetuándose así la cadena de la tradición masónica, y con ella el espíritu que
la sustenta. 

NOTAS

1
Se dice que Salomón escribió el Cantar de los Cantares al mismo tiempo que se
edificaba el Templo. Si en la poética simbólica del Cantar, Salomón habla en
realidad de las nupcias entre el alma y el espíritu (entre el "yo" y el "Sí
mismo"), el Templo de Jerusalén expresa arquitectónicamente esas mismas nupcias,
esa hierogamia o matrimonio sagrado entre la Tierra y el Cielo, pues su
construcción se realizó conforme al modelo cósmico, según el cual el mundo
terrestre aparece como el reflejo del mundo celeste, y en íntima comunión con
él. Geométricamente esa unión se expresa mediante dos triángulos entrelazados, y
el uno siendo el reflejo del otro, figura que es conocida precisamente como
"Sello de Salomón" o "Estrella de David". El rey sabio no hablaba sino de lo que
acontece en el corazón del hombre (sede simbólica de su templo interior) cuando
éste se reconoce a sí mismo en lo universal. 

2
Leyendas recogidas en diversos manuscritos masónicos comprendidos dentro de los
Old Charges o "Antiguos Deberes", como es el caso del manuscrito Dumfries.

3
I Reyes..., y II Crónicas .... 

4
La forma en que el rey Hiram de Tiro (ciudad fenicia ubicada en el actual
Líbano) se dirige a Salomón cuando éste le solicita el material y los obreros
para la construcción del Templo, sugiere que entre sus reinos existía una
estrecha alianza, fraguada ya en los tiempos de David.

5
Curiosamente esto último lo convierte también en un lejano antepasado de los
alquimistas. En las crónicas más antiguas de la Masonería el herrero Tubalcaín
consta como uno de sus fundadores míticos, junto a sus hermanos Jabel (inventor
de la geometría), Jubal (inventor de la música) y Naamah (inventora del arte del
tejido). Pero de todos ellos es Tubalcaín el que ha permanecido en los rituales
masónicos, especialmente en el grado de maestro, que gira enteramente alrededor
de la figura de Hiram. El nombre de Tubalcaín se traduce normalmente como
"posesión del mundo", aunque también se le da el significado simbólico de
"inocencia".
6
Crónicas, 2, 12-13. Igualmente en I Reyes, 7, 13-14, leemos: "Trajo Salomón de
Tiro a Hiram, hijo de una viuda de Neftalí y de padre natural de Tiro, que
trabajaba el bronce. Estaba Hiram lleno de sabiduría, de entendimiento y de
conocimiento para hacer toda clase de obras de bronce". En I Reyes 5, 14-28,
también se menciona a un tal Adoniram, o Adonhiram, como el prefecto de todos
los obreros. Sin embargo, es muy probable que Adoniram e Hiram Abi no sean sino
el mismo personaje revestido con dos funciones distintas. Por otro lado, el
nombre de Adoniram significa el "Señor (Adonai) Hiram", que se complementa
perfectamente con Hiram Abi, o "Padre Hiram". Estas designaciones hacen de
Hiram, en efecto, el jefe de un linaje espiritual (de ahí que sea llamado el
"Príncipe de los Masones"), receptor de una herencia tradicional que él
transmite al reflejarla en las diversas obras realizadas para el Templo
Hierosolimitano. No es entonces de extrañar que para la Masonería Hiram aparezca
con los rasgos de un héroe solar civilizador, que se sacrifica y renace
permanentemente como el astro rey, tal y como expresan los ritos masónicos en
los que él constituye el elemento principal.

7
En realidad gracias a la construcción del Templo se hizo posible la "conjunción"
de estas dos formas de civilización, la nómada y la sedentaria (surgidas de la
primera diferenciación de la humanidad primordial), conjunción en la que habría
que ver, en efecto, el origen más antiguo, históricamente hablando, de la
tradición masónica. En este sentido, señalaremos que en el contexto bíblico los
nómadas eran los descendientes del pastor Abel, y los sedentarios del agricultor
Caín, quien también fue el primero en construir una ciudad (Génesis 4, 17). A la
primera de esas civilizaciones pertenece la tradición representada por Salomón,
y a la segunda la representada por Hiram, por lo que la construcción del Templo
también contribuyó a la "reconciliación" de los herederos respectivos de Abel y
de Caín. De esta manera, lo que en un principio se había separado por razones de
orden cíclico, vuelve a unirse con el reinado de Salomón (cuyo nombre quiere
decir "el Pacífico"), abriéndose así una nueva página en la historia que
repercutirá en el posterior desarrollo de la civilización occidental,
especialmente durante la Edad Media, en la que el Templo de Jerusalén fue
considerado siempre como la imagen misma del "centro espiritual" y prototipo de
la arquitectura sagrada.

8
La "idea", u origen, que inspiró la construcción del Templo se debe desde luego
a Salomón (idea transmitida por David, quien a su vez la recibió del Gran
Arquitecto: "Tu hijo, el que pondré yo en tu lugar sobre tu trono, edificará
casa a mi nombre"). Pero éste nada podría haber hecho sin la ayuda brindada por
el rey Hiram, que le aportó los materiales y los maestros artesanos como Hiram
Abi. Por otro lado, es interesante advertir que Salomón, el rey Hiram e Hiram
Abi, constituyen los tres Grandes Maestros de la Orden masónica, es decir que
están en la cúspide de su jerarquía iniciática, y quienes los representan
encarnan, simbólicamente al menos, las funciones respectivas de cada uno de
ellos. Salomón representa la función puramente sacerdotal (la autoridad
espiritual), el rey Hiram la función regia (el poder temporal), e Hiram Abi la
función artesanal o propiamente cosmogónica. Señalaremos también que hasta
comienzos del siglo XVIII, en los rituales heredados de los operativos
medievales, aparecía el nombre egipcio de Amon como el tercero de los Tres
Grandes Mae stros, nombre que fue sustituido por el de Hiram Abi con el
advenimiento de la Masonería especulativa. En este sentido, René Guénon nos dice
(Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage tomo II) que "esta palabra
[Amon] tiene en hebreo el sentido de artesano y arquitecto (...) Sea como sea,
su raíz, de donde deriva también la palabra amen, expresa, en hebreo como en
árabe, las ideas de firmeza, de constancia, de fe, de fidelidad, de sinceridad,
de verdad, que se corresponden perfectamente con el carácter atribuido por la
leyenda masónica al Tercer Gran Maestro", es decir, a Hiram Abi. Como podemos
ver el nombre fue sustituido, pero el espíritu permaneció, y es esto lo que
realmente importa. Seguramente Amon no sea (como ocurre con Adoniram) sino otro
de los nombres dados a Hiram, y tal vez con su presencia los operativos querían
conservar el recuerdo de ciertos elementos simbólicos procedentes de la
civilización egipcia presentes en la gestación de la antigua Masonería. Ver
también Denys Roman, René Guénon et les Destins de la Franc-Maçonnerie, cap. IV.

9
El Debir tenía una forma cúbica perfecta, pues tanto su ancho, largo y alto
medían exactamente veinte codos cada uno. Esa misma forma cúbica es la que San
Juan en el Apocalipsis describe como la de la Jerusalén Celeste, a la que el D
ebir (y por extensión todo el Templo de Jerusalén) ciertamente simboliza.
Recordemos, en este sentido, que el Debir era el "lugar" (en hebreo mishkan ) de
manifestación de la Shekinah, la "presencia real" de la divinidad: "Yo elijo y
santifico esta casa para que en ella sea invocado mi nombre, y la tendré siempre
ante mis ojos y en mi corazón" (II Crónicas, 7, 16).

10
En su peregrinaje nómada el pueblo hebreo llevaba siempre consigo el Arca de la
Alianza como su más preciado tesoro, aquello que lo justificaba como tal pueblo,
cohesionando y dando sentido por su condición de centro sagrado a todos los
aspectos de su tradición y su cultura.

11
De ahí que la construcción del Templo ejemplifique también la creación del
mundo, o del cosmos (concebido como una arquitectura), surgido del caos
primigenio a partir de la manifestación del Logos que profiere el Fiat Lux
ordenador. Recordemos que el Templo de Jerusalén tardó exactamente siete años en
edificarse, guardando ello una exacta correspondencia con los siete días, o
ciclos temporales, en los que según el Génesis fue hecho el mundo. En la
simbólica masónica este mismo número tiene una importancia fun damental, y
particularmente en el grado de maestro. Añadiremos que la denominación de Gran
Arquitecto del Universo no es sólo masónica, sino que era una expresión bastante
común entre los antiguos cabalistas. Equivale, asimismo, al "Gran Obrero"
mencionado en el Corpus Hermeticum, y del que se dice que "ha hecho el mundo, no
con sus manos, sino con su Palabra".

12
Cuentan dichas leyendas que tras el diluvio (cataclismo geológico que en
realidad separa dos períodos cíclicos de la presente humanidad) esas columnas
fueron halladas por Hermes y Pitágoras, lo cual, lógicamente, no hay que
entender de manera literal, sino que a través de ese aparente anacronismo se
esconde una verdad de orden más profundo, relacionada con las herencias
tradicionales que la Masonería ha recibido tanto de la tradición hermética como
del pitagorismo.

13
G. de Champeaux y S. Sterckx, Introducción a los Símbolos, págs. 140-141.

14
El nombre de estas columnas derivan de dos personajes bíblicos. El primero,
Jakín, desciende por línea directa del patriarca Jacob (Génesis 46, 10),
mientras que Boaz (o Booz) aparece como unos de los ancestros del rey David (Rut
4, 21). 

15
El Templo de Jerusalén estaba orientado mirando al Este desde el Debir, que se
hallaba situado, por tanto, en el Oeste, de tal manera que el Norte quedaba a la
izquierda del observador y el Sur a su derecha. En la Masonería operativa el
"trono de Salomón" estaba también situado al Oeste, "a fin de permitir a su
ocupante 'contemplar el elevarse del sol' ". Ver R. Guénon, La Gran Tríada, cap.
VII.

16
Este sistema de observación astronómica era común en otras culturas
tradicionales, como la egipcia y la caldea, todavía vivas en el periodo en que
se construyó el Templo, y que con toda seguridad ejercieron su influencia en los
constructores que trabajaban en él.

17
Esos doce toros simbolizaban ante todo las doce posiciones del sol en torno a
los signos zodiacales, pues en las antiguas civilizaciones de la cuenca del
Mediterráneo y Oriente Medio el toro era un animal eminentemente solar. Su
significación lunar le vino dada posteriormente, cuando se pierde el sentido
superior junto con las civilizaciones que lo poseyeron.

18
En la Logia masónica la presencia de ese simbolismo zodiacal y celeste está
representada por los doce nudos de la cadena de unión que rodea todo el recinto
de la misma. Señalaremos también que los estandartes de las doce tribus de
Israel figuran en la decoración de la sala capitular del Royal Arch inglés, en
cuyo rito la simbólica del Templo de Jerusalén desempeña un papel fundamental.

19
La Tradición señala que fue sobre el monte Moriah donde tuvo lugar el sacrificio
no consumado de Isaac por Abraham. Es muy probable que dicho sacrificio tuviera
lugar en el lugar que siglos más tarde pasó a llamarse "la Roca", en torno a la
cual se levantó la octogonal Cúpula de la Roca, considerada en la Edad Media
como la Casa Madre de los Templarios (también llamada capilla de San Juan), y
que posteriormente, durante el dominio musulmán, se convirtió en la mezquita de
El Aksa (para el Islam es sobre esta roca desde donde Mahoma subió a los
cielos). En ella también fue levantado el Altar de los Holocaustos del Templo de
Jerusalén, a la misma altura que el Mar de bronce, pero en la esquina Nordeste.
Se trata, por tanto, de un lugar impregnado de sacralidad, de igual importancia
para las tres tradiciones monoteístas.

20
En la Masonería operativa esta montaña tiene un significado especial, por cuanto
que es en ella donde moran simbólicamente los Tres Grandes Maestros. A este
respecto ver el artículo de R. Guénon: "Heredom", en el tomo II de Etudes sur la
Franc-Maçonnerie También, de Pierre Girard-Augry: "Les Survivances Opératives en
Angleterre et en Ecosse", aparecido en el Nº 3 de Villard de Honnecourt.

21
Hablamos concretamente de Martines de Pascually, fundador de los "Elus Coëns",
los cuales practicaban un rito masónico fuertemente impregnado de elementos
hebraicos. Esta referencia la hemos encontrado en "Quelques documents inédits",
incluido en el ya citado tomo II de Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le
Compagnonnage. Allí señala también Guénon que "la significación simbólica que se
da aquí al monte Moriah recuerda notablemente a la del Meru hindú", la montaña
sagrada polar identificada con el Eje del mundo, y sobre la que se dice estaba
situada la "Comarca Suprema" o Paradesha, de donde deriva Pardés y Paraíso. En
ese mismo estudio Guénon cita la interpretación que M. de Pascually hace de la
palabra Moriah, que él escribe Morija : "Esta palabra se divide en dos partes:
la primera, mor, significa destrucción de las formas corporales aparentes, e ija
[o iah] significa visión del Creador ". Recordaremos que Iah es uno de los
nombres de Dios, designado como el "Sol central oculto del Universo", y del que
el propio Guénon afirma que está en relación con la Estrella polar, símbolo de
la Unidad primordial, y puesto "más especialmente en relación con el primero de
los Tres Grandes Maestros [Salomón] en el séptimo [y último] grado de la
Masonería operativa", cap. XVII de los Símbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada.

22
Esta leyenda es leída durante la recepción del grado 13 del Rito Escocés Antiguo
y Aceptado, llamado de Royal Arche, en él dichas salas están relacionadas con
las sefiroth del Arbol de la Vida cabalístico. A pesar de llevar el mismo nombre
este grado no ha de ser confundido con el ya mencionado Royal Arch del Rito
inglés de Emulación, si bien en este último la misma leyenda aparece con algunas
variantes.

23
En efecto, con esta referencia a Henoch la Masonería pretende remontar su origen
mítico a las tradiciones antediluvianas. Lo mismo podemos decir de Noé, de quien
deriva el nombre de Noaquita, grado 21 de la Masonería Escocesa.

GEOMETRIA Y NUMERO EN EL ARTE REAL

MARC GARCIA

La Masonería encarna una vía iniciática por medio de la cual aún es posible, en
un Occidente oscuro y enfermo, vincularse efectivamente a la Tradición Unánime y
Primordial. Se trata de un Arte en el que se han acrisolado símbolos, ritos y
mitos de orden cosmogónico que reyes, guerreros y hombres de oficio han
reconocido, desde tiempos inmemoriales, como soportes de realización
metafísica. 

El neófito iniciado en los misterios del Arte Real recibe una influencia
espiritual que opera su regeneración psíquica, esto es, su renacimiento o toma
de conciencia de sí como hombre verdadero. Este despertar se corresponde
simbólicamente con un recorrido desde un punto de una circunferencia hasta su
centro, y también con una cuenta atrás que parte del denario y termina en la
Unidad, principio generador de la multiplicidad implícita en la década. Acabado
el viaje por los pequeños misterios comienza, sin solución de continuidad, el
tránsito por los misterios mayores, la ascensión por el eje inmóvil en torno al
cual gira la rueda del devenir, o rayo que, atravesando el Sol, traza la vía que
devuelve el ser al seno del No-Ser. 

Geometría, número y cosmogonía  


El profano que solicita ser admitido en la Francmasonería de Rito Escocés,
Antiguo y Aceptado redacta un testamento filosófico en la Cámara de Reflexión
ante los tres principios alquímicos. Tres zonas de su cuerpo son desnudadas
antes de ser conducido, privado de la vista, hasta la puerta del Templo.
Habiendo sido introducido en la Logia, cumple en ella tres viajes, y recibe por
fin la Luz al tercer golpe del mallete del Venerable Maestro. El ternario
preside el inicio de la edificación del templo interior del francmasón al igual
que la construcción del Cosmos, del cual la Logia es una imagen perfecta. 

Las teogonías más elevadas consideran un ternario principial constituido por un


principio superior o Ser puro (en la tradición hindú, Ishwara o Apara-Brahma; en
la tradición extremo-oriental, el "Gran Extremo" o Tai-ki) y la primera de las
dualidades surgida de la polarización de la Unidad (Purusha y Prakriti en la
tradición hindú; el Cielo, Tien, y la Tierra, Ti, en la tradición extremo-
oriental). El Ser o Uni-dad trascendente, en el seno del cual se hallan
indisolublemente unidas las dos polaridades del binario principial anteriormente
a toda diferenciación, presupone otro principio: el Brahma neutro y supremo
(Para-Brahma ) del hinduismo, el Wu-ki del taoísmo, el No-Ser o Cero metafísico
del que nada puede ser predicado y que contiene al Ser que es su afirmación.1
Según la Cábala, el Absoluto, para manifestarse, se concentra en un punto
infinitamente luminoso, dejando las tinieblas a su alrededor. Ese punto luminoso
es el Ser en el seno del No-Ser, la Unidad que afirma el Cero y de la cual
emanan las manifestaciones indefinidas del Ser.2  

Así como el uno es el símbolo aritmético de la Unidad, el punto sin dimensiones


es la imagen geométrica del Ser. Su determinación en el seno del No-Ser es
análoga a la que una punta de un compás establece al apoyarse en una hoja de
papel. Se produce la polarización del uno-punto-Ser-Unidad en el binario al
apoyar la segunda punta del compás en la hoja. Los dos puntos determinados sobre
el papel están vinculados entre sí por medio del compás, y el segmento recto que
une ambos puntos es la proyección unidimensional de dicho vínculo sobre el plano
geométrico. Aritméticamente, la polarización de la Unidad se puede simbolizar
como el producto de dos números inversos entre sí: 

1 = n x 1/n

siendo n un número entero cualquiera. El producto n x 1/n no es distinto de la


Unidad; la dualidad aparece sólo al considerar separadamente los dos elementos
complementarios de dicho producto, indiviso en el interior de la Unidad. Otra
imagen numérica equivalente es la obtención del dos por la suma de la Unidad con
su reflejo, que es ella misma: 

1 + 1 = 2

Esta operación simboliza de una manera nítida la génesis del binario por la
Unidad, y muestra que no hay nada en la naturaleza de éste que sea distinto a la
Unidad generatriz. 

La consideración distintiva de la Unidad y de la dualidad produce el ternario: 

 2 + 1 = 3

Geométricamente, el ternario surge al trazar arcos de circunferencia centrados


en los dos polos del binario y cortarse entre sí, definiendo un tercer punto o
vértice. Si la abertura del compás es igual a la distancia entre los extremos
del binario, se obtiene, al unir los vértices dos a dos mediante segmentos
rectos, un triángulo equilátero que de nuevo evoca la no-diferencia entre la
Unidad y sus producciones duales.  

La proporción áurea es una de las expresiones más sintéticas del carácter


interior del ternario formado por la Unidad y el binario. Esta proporción, a la
que en la antigüedad griega se designaba con la vigésimo primera letra del
alfabeto ( 21 = 2 + 1 = 3 ), se obtiene al dividir un segmento en dos partes de
manera que la longitud de la parte menor sea a la de la mayor como ésta a la
longitud total del segmento dado. Se dice que la parte menor es segmento áureo
de la mayor y que la mayor lo es del segmento inicial. La proporción áurea es la
cantidad inconmensurable resultante del cociente entre la longitud del segmento
dado y la de su segmento áureo. Esta última se determina geométricamente
dibujando un triángulo rectángulo que tenga por catetos el segmento dado y su
mitad, y restando a la hipotenusa el cateto menor. 

La proporción áurea es la única proporción continua de tres términos3 que se


puede construir con sólo dos términos distintos. El segmento y sus dos partes
son "tres que son dos, que son uno", el símbolo de una diferenciación entre la
Unidad percibida como objeto y el perceptor de dicho objeto contenidos ambos en
el reconocimiento ininterrumpido de una Unidad omnicomprensiva. Por otra parte,
dicha diferenciación prefigura las dimensiones primera y segunda de la
manifestación en el seno de la Unidad, lo cual es reflejado por la propiedad
geométrica de que si la longitud del segmento dado es la unidad de medida, las
medidas de sus partes en proporción áurea resultan ser una el cuadrado de la
otra (o recíprocamente, ésta la raíz de aquélla).4  

La Unidad añadida al ternario produce el cuaternario. El Tao te King dice: "El


Tao dio a luz al Uno, el Uno dio a luz al Dos, el Dos dio a luz al Tres, el Tres
dio a luz a las innumerables cosas"5, por lo que, en palabras de René Guénon,
"el cuatro, producido inmediatamente por el tres, equivale en cierto modo a todo
el conjunto de los números, y esto porque, desde que se tiene el cuaternario, se
tiene también, por la adición de los cuatro primeros números, el denario, que
representa un ciclo numérico completo: 1 + 2 + 3 + 4 = 10, que es, como lo hemos
dicho ya en otras ocasiones, la fórmula numérica de la Tetraktys pitagórica".6
El cuatro es el símbolo de la Unidad que se manifiesta; es el número que signa
la manifestación, la cual se despliega en un marco de referencia cuaternario
compuesto de un espacio tridimensional y el tiempo ( 3 + 1 = 4 ) en el que todos
sus elementos se hallan regidos por la ley de la tétrada: cuatro puntos
cardinales, cuatro estaciones del año, cuatro edades del hombre. 

La representación geométrica del cuaternario en su aspecto estático es el


cuadrado, y en su vertiente dinámica, la cruz. La complementariedad de ambos
símbolos queda patente al inscribir las figuras en una circunferencia: una y
otra resultan de unir los cuatro vértices circunscritos mediante segmentos
rectos de las dos maneras que es posible hacerlo, cada uno con su contiguo o
bien cada uno con su opuesto. Los brazos de la cruz son como los radios de una
rueda que, dándole rigidez, afirman su giro en torno a su eje. Por contra, los
lados del cuadrado son como limaduras o planos de la rueda que detienen su giro
y la fijan. El trazado del cuadrado se efectúa a partir de la cruz uniendo
extremos contiguos de ésta. La cruz se construye en el interior de la
circunferencia, dibujando un diámetro y su perpendicular. Ello nos devuelve a la
consideración de que todo parte de un Centro único, que el cuaternario
manifiesta. 

El tetraedro es la figura geométrica que expresa el cuaternario en la


tridimensionalidad. Su proyección vertical sobre el plano al que pertenece su
base es un triángulo equilátero cuyas tres alturas convergen en su centro,
reflejo de la cúspide del poliedro. El punto afirmado en el seno del triángulo y
la cima del tetraedro son imágenes del Verbo manifestado, por lo que se dice que
el cuatro es el número de la Manifestación. En la Logia, el punto cimero es el
ojo del Delta luminoso, o la iod del Tetragrama divino, símbolos ambos del Gran
Arquitecto del Universo a cuya gloria trabajan los masones.7 El cuaternario
también es revelado por la planta en forma de cuadrado largo del Templo masónico
y del pavimento mosaico, cuyas dimensiones son igualmente significativas (largo
doble o triple que el ancho; rectángulo de litigios de ancho 3 y largo 4; largo
y ancho en proporción áurea, etc.). 

El giro de la cruz alrededor de su centro -engendrando la circunferencia que, en


unión de su centro, representa al denario- es la expresión geométrica de la
circulación del cuadrante que la Tetraktys pitagórica simboliza aritméticamente
( 1 + 2 + 3 + 4 = 10 ). La cruz resuelve exactamente el problema inverso de la
cuadratura del círculo, dividiendo su área en cuatro partes iguales, lo que se
puede expresar numéricamente permutando los términos de la anterior igualdad
( 10 = 1 + 2 + 3 + 4 ).8 Para cuadrar el círculo con un cuadrado cuyo área sea
igual a la del círculo dado se requiere la intervención del quinario: se debe
inscribir, en primer lugar, un pentágono en el círculo; luego, un segundo
pentágono cuyos vértices sean los puntos medios de los arcos de circunferencia
limitados por vértices adyacentes del pentágono primero; y por último, otros dos
pentágonos cuyos vértices se hallan por la bisección de los arcos acotados
respectivamente por un vértice del primer pentágono y el vértice más próximo del
segundo. Se obtiene así cuatro pentágonos cuyos veinte vértices, que podemos
numerar correlativamente, se distribuyen uniformemente a lo largo de la
circunferencia. Las rectas que pasan por cuatro pares de vértices tales como el
segundo y el quinto, el séptimo y el décimo, el duodécimo y el decimoquinto, y
el decimoséptimo y el vigésimo delimitan un cuadrado cuyo área es muy
aproximadamente la del círculo dado.9  

La suma de la Unidad y de su expansión cuaternaria considerada como una realidad


distinta a aquélla produce el quinario ( 4 + 1 = 5 ). Podemos decir que el cinco
es el símbolo de la Unidad reencontrada en la Producción numérica, tal como la
encrucijada de las cuatro direcciones cardinales revela el centro de la cruz y
del cuadrado del cual los brazos de aquélla son sus diagonales. El cinco hace
que todo retorne nuevamente a su origen, igual que al cabo de las cuatro
estaciones de un ciclo, la quinta es de nuevo la primera. En el hombre, la
quinta etapa de su vida, tras sus cuatro edades, es un instante o punto en que
se unen su muerte y su nacimiento, el "aquí y ahora donde tiempo y espacio se
funden en la unidad perfecta del eterno presente".10 Ese punto, que se sitúa más
allá de la tridimensionalidad y de la temporalidad, se corresponde
simbólicamente con el lugar donde se encuentran las cuatro direcciones
cardinales, esto es, con el centro de la cruz. 

El cinco es el número del hombre, del microcosmos y del Compañero, grado de la


iniciación masónica al que se despierta contemplando la Estrella Flamígera de
cinco puntas tras cinco viajes de instrucción. En el Rito Escocés, Antiguo y
Aceptado, el viaje central simboliza el trabajo interior apoyado en la
meditación de los símbolos propios de las siete Artes Liberales, entre las que
se cuentan la Geometría y la Aritmética. La estrella pentagonal en cuyo centro
resplandece la letra G o la iod hebrea se refiere al Gran Arquitecto del
Universo y también al "perfecto iniciado que el masón se esfuerza por ser". 

El trazado geométrico de la estrella de cinco puntas se efectúa dividiendo una


circunferencia en cinco partes iguales y uniendo sus divisiones o vértices
alternadamente (el primero con el tercero, el tercero con el quinto, el quinto
con el segundo, etc.) mediante segmentos rectos hasta cerrar la línea poligonal
que así se describe, lo que se logra al cabo de dos circulaciones completas.
Para determinar los cinco vértices de la estrella hay que trazar dos diámetros
perpendiculares de la circunferencia dada, tales como el vertical y el
horizontal, y dibujar dos nuevas circunferencias interiores tangentes entre sí y
a la circunferencia inicial cuyos centros sean los puntos medios de los radios
que componen uno de los dos diámetros trazados. Los radios de dichas
circunferencias menores tienen una longitud mitad de la del radio de la
circunferencia inicial. Supongamos que los centros de las circunferencias
menores están alineados sobre el diámetro horizontal de la circunferencia mayor;
la recta que pasa por el extremo inferior del diámetro vertical y el centro de
una cualquiera de las circunferencias menores corta a ésta en dos puntos.
Dibujando, con centro en el extremo inferior del diámetro vertical de la
circunferencia mayor, arcos circulares con radios iguales a las distancias entre
dicho extremo y uno y otro de los puntos de corte antes determinados sobre la
circunferencia menor, las cuatro intersecciones de dichos arcos con la
circunferencia mayor resultan ser vértices de la estrella pentagonal. El quinto
vértice es el extremo superior del diámetro vertical de la circunferencia
inicialmente dada.11 

Obreros trabajando Grünliche Nachricht von den Frey-Maurern, Frankfurt 1738

 
Esta construcción geométrica, como todas las del Arte de las formas, es un
soporte precioso para meditar sobre la construcción del Cosmos a partir de la
Unidad, cuyo estadio intermedio está representado por el cinco. La curvatura de
las circunferencias interiores es análoga a la de la línea sinuosa que divide
las mitades clara y oscura del yin-yang binario. Asimismo, la suma de las
longitudes de esas dos circunferencias es igual a la de la circunferencia
primera, lo que es otra expresión simbólica de la polarización de la Unidad en
la dualidad. Por otra parte, la proporción áurea, relacionada con el ternario,
signa la geometría de la estrella de cinco puntas: están en proporción áurea las
distancias entre dos vértices alternos y dos vértices contiguos, como también lo
están la longitud de un brazo de la estrella y la de un lado del polígono
invertido que constituye su cuerpo.12 La cruz de la que parte la construcción
geométrica descrita es la huella del cuaternario en la estrella pentagonal; y si
se trazan arcos tangentes a las circunferencias menores con centro en cada uno
de los dos extremos del diámetro vertical de la circunferencia primera, de modo
que los círculos menores queden inscritos en una mandorla, la distancia entre
los vértices de dicha mandorla resulta ser el diámetro de una circunferencia
cuya longitud es casi idéntica al perímetro de un cuadrado circunscrito a la
circunferencia inicial, produciéndose así la circulación del cuaternario. 

La consideración del conjunto de los seres individuales -simbolizados por el


número cinco- como algo aparentemente distinto de la Unidad que es su principio
y contenedor produce el senario ( 5 + 1 = 6 ), el símbolo aritmético de la
Creación y el macrocosmos. La expresión geométrica del senario está implícita en
la circunferencia, la cual es dividida en seis partes iguales por su radio. El
seis define, pues, el módulo de la rueda del devenir, el trecho significativo
que recuerda, en el ámbito de lo contingente, la permanente unión entre el
centro y los innumerables puntos de la circunferencia, y también la unidad de
medida del tiempo.13,14 

Uniendo entre sí de maneras diversas seis puntos uniformemente distribuidos


sobre la circunferencia se construyen distintas figuraciones geométricas del
senario. Trazando segmentos rectos entre pares de puntos contiguos obtenemos el
hexágono regular, cuyos lados son de longitud igual a la del radio de la
circunferencia en que se inscribe. Si además se unen tres vértices alternos del
hexágono con su centro, la figura resultante es la proyección del símbolo
tridimensional del senario, el cubo, sobre un plano perpendicular a una de sus
diagonales. Por otra parte, si los vértices distribuidos a lo largo de la
circunferencia que se unen con trozos de recta no son contiguos sino alternos se
obtiene la estrella de seis puntas o de David, o sello de Salomón, que revela al
senario como la unión del ternario inmanifestado y de su reflejo invertido,
ilusorio y cambiante en el plano creacional ( 3 + 3 = 6 ), esto es, el producto
de la polarización de la tríada principal ( 3 x 2 = 6 ). 

El cubo es la representación geométrica de la Ciudad Perfecta, la Jerusalén


Celeste, y también de la Logia, de la que se dice que tiene una longitud de este
a oeste, una anchura de norte a sur, una altura hasta el cénit y una profundidad
hasta el nadir.15 También tiene forma de cubo la piedra desbastada por el masón
con las herramientas propias del Arte Real, la cual, por el paralelismo y la
rectitud de sus caras, perpendiculares a las seis direcciones del espacio, es
útil para la construcción del templo interior: "... sin duda, siempre representa
el cubo el Ideal de la perfección humana, en cuanto se presente con absoluta
igualdad, rectitud y paralelismo tetragonal en las tres dimensiones de la vida
material, moral y espiritual, mientras en general la primera, que corresponde a
la longitud, prevalece en el estado y actividad ordinarios de la humanidad".16  

Dice el Génesis que Dios concluyó la Creación en seis días, "y cesó en el día
séptimo de toda la labor que hiciera".17 El siete simboliza el reencuentro, en
el plano de la Creación, de la Unidad inmutable que es origen y síntesis de
aquélla, lo que se expresa aritméticamente mediante la suma de los siete
primeros números enteros: 7 = 1 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 + 7 = 28 = 2 + 8 = 10 = 1 +
0 = 1. También se dice que el siete es el número de la Formación, consecuencia
inmediata de las distinciones que nuestra mente establece entre las cosas
creadas -representadas por el senario-, las cuales aparecen por ello revestidas
de formas. 

La construcción del heptágono y de la estrella de siete puntas, imágenes


simbólicas del septenario, expresa geométricamente la observación exterior, si
es que puede llamarse así, que la mente efectúa de la manifestación proyectando
sobre ella las formas.18 Para dividir una circunferencia en siete partes iguales
y así determinar los vértices de un polígono regular inscrito de siete lados,
hay que trazar un diámetro y dividirlo en siete segmentos de igual longitud. A
continuación, con radio igual al diámetro dibujado y centros en los dos extremos
de éste, se abren dos arcos circulares que se cortan en dos puntos exteriores a
la circunferencia. La recta que pasa por uno de estos puntos y por la segunda de
las seis divisiones marcadas sobre el diámetro con el fin de dividirlo en siete
partes iguales corta a la circunferencia en dos puntos. Tomando la distancia
entre el punto más próximo a la segunda división del diámetro y el extremo del
diámetro que se halla más cercano a dicho punto, y portándola siete veces como
cuerda de la circunferencia, hallamos los siete vértices del polígono
inscrito.19 El heptágono se construye uniendo pares de vértices contiguos,
mientras que la estrella de siete brazos se obtiene trazando una poligonal que
pase por el primero de cada tres vértices (esto es, uniendo el primer vértice
con el cuarto, el cuarto con el séptimo, el séptimo con el tercero, etc.),
quedando cerrada al cabo de tres circulaciones completas. 

Siendo el cubo una expresión geométrica del senario, su centro, el punto en el


que se cortan los brazos de la cruz tridimensional formada por las alturas del
poliedro, representa al septenario en tanto que símbolo del retorno a la Unidad
principial, lo que también está simbolizado por el Sabbath judío y el domingo
cristiano; son días de descanso de la semana durante la cual, a imagen de la
Creación, transcurre el trabajo del hombre. 
El siete es también la suma del tres y del cuatro ( 3 + 4 = 7 ). El septenario
puede ser contemplado, pues, como la unión de la tríada principial presidida por
el Logos y el cuaternario que de ella emana, a lo que no es ajena la división de
las antiguas siete Artes Liberales en tres artes de la palabra o trivium
(Gramática, Lógica y Retórica) y cuatro ciencias cosmogónicas o quadrivium
(Aritmética, Geometría, Música y Astronomía). Geométricamente, la suma del
ternario y del cuaternario es análoga a la coronación de un cuadrado con un
triángulo, siendo la figura resultante el alzado de la piedra cúbica en punta,
que, como el número siete, simboliza la perfección del Arte Real. Siete masones
hacen una Logia "justa y perfecta", como siete notas completan la escala musical
"que reproduce el sonido de los siete planetas en su rotación".20  

En el centro de las siete esferas planetarias se encuentra la Tierra, símbolo


del conjunto del mundo material que, en tanto que producto de la Unidad y del
mundo de las formas, está caracterizado por el número ocho. Geométricamente, el
ocho se puede representar mediante dos cuadrados, uno inscrito en el otro y
tales que los vértices de uno sean los puntos medios de los lados del otro. Es
la imagen del recipiente en el que se combinan los cuatro principios alquímicos
de la materia para producir la sustancia del Universo, o del athanor en el que
se vierten los siete metales de la Gran Obra, caldero éste que no es otro que el
alma del propio alquimista. La forma del ocho evoca el continuo discurrir de las
aguas del psiquismo que el Adepto persigue aquietar. 

El mercurio, con el que se relaciona el movimiento fluido de la psiqué, está en


correspondencia con la octava sefiroth del Arbol de la Vida cabalístico.21 El
octógono es la expresión geométrica del carácter intermediario que posee todo lo
anímico y mercurial. Este polígono, que se construye uniendo los extremos de dos
cruces inscritas en una circunferencia tales que los brazos de una sean las
bisectrices de los ángulos rectos formados por los brazos de la otra, es una
forma constructiva de transición empleada en los templos de la mayoría de las
tradiciones para apoyar un domo o cúpula hemisférica, referida al cielo, sobre
una base cuadrada que simboliza la estabilidad de la tierra. La forma octogonal
es también la de las pilas bautismales y los antiguos baptisterios de los
templos cristianos. Se trata de lugares de pasaje situados en el exterior o a la
entrada de las iglesias, en una ubicación intermedia entre un espacio profano y
otro sagrado en la que se opera un sacramento que, dentro de la esfera de lo
individual, atañe al dominio psíquico intermediario entre el espíritu y el
cuerpo.22, 23 La muerte iniciática es otro tránsito con el que el ocho está
relacionado, podríamos decir, con mayor razón aún; como el bautismo cristiano,
comporta un segundo nacimiento, pero de una naturaleza distinta y superior por
cuanto produce, más allá de los efectos psíquicos de orden individual a los que
se circunscribe la regeneración por vía exotérica, una transmutación que conduce
al ser al punto de partida de una realización de orden supraindividual.24  

 
El establecimiento de una (aparente) diferenciación entre la realización
material y la Unidad conduce al novenario ( 8 + 1 = 9 ). El nueve es el símbolo
de la multiplicidad indefinida, representada por los indefinidos puntos de la
circunferencia que se corresponden con las indefinidas manifestaciones formales
del Ser.25 El nueve, como la circunferencia, retorna sobre sí mismo
incesantemente ( 9 = 9 + 8 + 7 + 6 + 5 + 4 + 3 + 2 + 1 = 45 = 4 + 5 = 9 ), lo
que evoca el aspecto aprisionador de las formas materiales de la manifestación,
y en particular, del pellejo de que se halla revestido el estado humano del Ser.
No hay salida posible por la tangente a merced de la corriente del devenir o
intentando correr más que ella,26 del mismo modo que no hay salida del novenario
multiplicando el nueve por otro número entero, puesto que el resultado siempre
es reducible al nueve. La única salida de la circunferencia es interior, camino
del centro o Unidad en la que todo lo manifestado debe reabsorberse, completando
el ciclo: 9 + 1 = 10 = 1 + 0 = 1. 

Epílogo 
El Aprendiz masón que ingresa en Logia toma asiento en la columna de
Septentrión. Se dice que es la región menos iluminada del templo, apta para
quien acaba de iniciar su andadura por la vía del Conocimiento y que "todavía no
es capaz de soportar una gran luz". Procedente del ámbito de la manifestación
total del Ser, simbolizada por el denario y por la rueda o el círculo, comienza
su camino de retorno a la Unidad, esto es, al centro de sí mismo iluminando sus
pasos con una aún débil claridad interior. Como el personaje del noveno arcano
del Tarot, farolillo en mano, avanza lentamente, con paciencia y en soledad,
regresando del nueve al ocho, del ocho al siete...

NOTAS

1
René Guénon, La Gran Tríada, cap. II. Ed. Obelisco, 1986.

2
René Guénon,  Sobre el Número y la Notación Matemática. Cuadernos de la Gnosis
nº 4, pág. 7. Ed. Symbolos, 1994. 

3
Relación proporcional de tres cantidades de las que una es el término medio, de
la forma a/b = b/c. En la proporción áurea, a es la longitud del segmento dado,
b la de su segmento áureo y c la de la parte menor.

4
Ver Robert Lawlor, Geometría Sagrada, cap. V. Editorial Debate, 1993. La "unidad
de medida" a que nos referimos es una longitud elegida por convención como
escala con el fin de poder medir en relación a ella las demás longitudes.
Tratándose de una magnitud continua, es divisible indefinidamente a diferencia
de la unidad aritmética, la cual es necesariamente indivisible y sin partes (ver
René Guénon, Sobre el Número y la Notación Matemática. Cuadernos de la Gnosis nº
4, págs 25-26. Ed. Symbolos, 1994). Por otra parte, si en la ecuación de la nota
3 se asigna un valor 1 a la longitud a, c resulta ser el cuadrado de b, y
recíprocamente, b la raíz cuadrada de c.

5
Lao Tse, Tao te King, XLII. Versión de John C. H. Wu. Editorial Edaf, 1993.

6
René Guénon, Los Principios del Cálculo Infinitesimal, cap. IX

7
Ver Siete Maestros Masones, Símbolo, Rito, Iniciación. La Cosmogonía Masónica,
cap. 13. Ed. Obelisco, 1992.
8
René Guénon, Sobre el Número y la Notación Matemática. Cuadernos de la Gnosis nº
4, pág. 11. Ed. Symbolos, 1994.

9
Ver Robert Lawlor, op. cit., cap. VII.

10
Federico González, El Tarot de los Cabalistas, Vehículo Mágico, cap. II.
Editorial Kier, 1993 (traducción al  italiano en web del autor).

11
Ver Robert Lawlor, op. cit., cap. VII. Otra manera más sencilla y conocida de
dividir la circunferencia en cinco partes iguales es trazar dos diámetros
perpendiculares de dicha circunferencia y abatir sobre uno de ellos, por medio
de un giro en torno al punto medio de uno de sus dos semidiámetros, el segmento
recto que une ese punto con un extremo del otro diámetro. La distancia entre el
citado punto medio y su correspondiente abatido es igual a la distancia entre
dos vértices consecutivos de una estrella de cinco puntas inscrita en la
circunferencia dada.

12
Ver Robert Lawlor, op. cit., cap. VI.

13
En el camino entre Jerusalén y Emaús, Cristo revela a dos de sus discípulos el
sentido interior de las Escrituras (Lc 24, 13-35). Curiosamente, la distancia
entre ambas poblaciones es de "sesenta estadios".

14
No es casual que el día se divida en 6 x 4 = 24 horas, la hora en 6 x 10 = 60
minutos y el minuto en 6 x 10 = 60 segundos.

15
Siete maestros masones, op. cit., cap. 29.

16
Ver Aldo Lavagnini, Manual del Compañero, pág. 126. Ed. Kier, 1992.

17
Gn 2, 2.

18
La inscripción en una circunferencia de un heptágono o de su polígono estrellado
equivalente se apoya en un punto exterior a aquélla.

19
Esta construcción geométrica tiene una aplicación más amplia. Si el diámetro de
la circunferencia se divide en N partes iguales, siendo N cualquier número
entero mayor o igual a 3, se obtienen los vértices de un polígono regular
inscrito de N lados.

20
Siete maestros masones, op. cit., cap. 17.

21
Ver Federico González, op. cit.,  cap. 1.

22
Ver René Guénon, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, cap. XLII. Ed.
Eudeba, 1988.

23
Comprendida, o al menos entrevista la razón de ser de la forma y el
emplazamiento de la pila bautismal, su sustitución por un barreño situado junto
al altar, tan frecuente en las actuales celebraciones del bautismo cristiano
resulta tremendamente grotesca.

24
René Guénon, Aperçus sur l'Initiation, cap. XXIII. Editions Traditionnelles,
1992.

25
René Guénon,  Sobre el Número y la Notación Matemática. Cuadernos de la Gnosis
nº 4, págs. 14-15. Ed. Symbolos, 1994.

26
Se diría que algo así es lo que persigue el mundo moderno afanosamente: remando,
llegar más rápido que el agua del río a la cascada por donde debe precipitarse
definitivamente.

SIMBOLISMO DE LA INICIACION MASONICA

FRANCISCO ARIZA

En lo fundamental, la estructura iniciática de la Masonería en nada difiere de


la de cualquier otra organización esotérica y tradicional. Su división en tres
grados aprendiz, compañero y maestro conforma un esquema perteneciente a toda
vía iniciática regular, constituyendo una síntesis del proceso mismo del
Conocimiento y su realización efectiva.1 Igualmente, este ternario iniciático es
análogo a los tres planos o niveles de la manifestación cósmica: el Corpus
Mundi, el Anima Mundi y el Spiritus Mundi, según la terminología del hermetismo
cristiano medieval. El Cuerpo, el Alma y el Espíritu universal se corresponden
así con los grados de aprendiz, compañero y maestro, respectivamente. De ahí que
la realización iniciática reproduzca etapa por etapa el proceso mismo de
formación del cosmos o del orden universal, motivo por el cual, y en razón de la
analogía existente entre el macrocosmos y el microcosmos, dicho ternario es
también el de la constitución del ser humano considerado en toda su integridad.
Utilizando el simbolismo geométrico, los tres mundos (y los tres grados
iniciáticos) se representan como otros tantos círculos concéntricos, en donde,
naturalmente, el más periférico y exterior se correspondería con el plano
corpóreo, el intermedio con el anímico o psicológico, y el más interior con el
espiritual.2 El punto que tácita o explícitamente está representado en el centro
de este último círculo simbolizaría al Ser o Unidad primordial, que en lenguaje
masónico no es otro que el Gran Arquitecto del Universo (idéntico al "motor
inmóvil" aristotélico), que aunque en sí mismo no manifestado como el punto, que
en realidad no existe en el espacio es no obstante el principio a partir de cuya
emanación o expansión se genera toda la manifestación, que depende enteramente
de él en todo lo que ella tiene de realidad.  

En este sentido la transmisión de la influencia espiritual recibida por la


iniciación masónica es análoga a la acción del Fiat Lux emanado del Verbo divino
"en el Principio", dando lugar al orden cósmico. Y así como ese orden fue
"sacado del caos" por la acción de la Palabra luminosa y espermática, el hombre
es rescatado del mundo profano, o de las "tinieblas exteriores",3 por la
irradiación clarificadora que se genera en su conciencia gracias al poder
creador de la influencia espiritual o "iluminación" iniciática, lo que acontece
en el corazón, es decir en el centro mismo de su ser. De esta manera, y
semejante a esa cosmogénesis, se produce una antropogénesis espiritual, lo que
equivale a la generación o nacimiento del hombre nuevo. Esa Palabra luminosa,
Logos o Sonido primigenio que insufla la vida y el ser a la materia amorfa es
también un "ritmo" cuya cadencia vibracional la articula y ordena. Y este ritmo
creativo es el gesto o rito cósmico por excelencia, prototipo de todos los ritos
iniciáticos, lo cual explicaría por qué éstos son imprescindibles para vehicular
la influencia espiritual, que en el fondo lo que persigue es transmitir al ser
la energía de la Inteligencia y del Conocimiento por mediación del código
simbólico y su ritualización, despertándole a sus posibilidades superiores de
acuerdo a lo que fue hecho "en el Principio", e insertándole por consiguiente en
el tiempo mítico y verdadero.  

Siendo la Masonería una tradición procedente de las antiguas organizaciones y


gremios iniciáticos de constructores "libres" (los francmasones y compañeros
medievales), ésta concibe a la Unidad como un Arquitecto u Ordenador Supremo, y
al cosmos como su obra más perfecta y elocuente, lo que hace posible que el
hombre pueda tomar a esta última como un símbolo vivo que le permite reconocer
(porque los contiene en sí mismo) los principios o arquetipos que determinan
todo lo creado, tanto en el Cielo como en la Tierra. Esos principios y leyes
universales, y el orden visible e invisible, tangible y sutil que de ellos
emana, se expresan mediante las proporciones, medidas, ritmos y estructuras de
los números y las figuras geométricas, fundamento de todas las artes y ciencias
cosmogónicas, y sobre todo de la arquitectura sagrada, síntesis de todas ellas.
Si la Masonería (como la Alquimia) es llamada el "Arte Real", éste no consiste
en otra cosa que en la actualización,4 en el plano del hombre y de la vida, de
todas las posibilidades de manifestación concebidas y contenidas eternamente en
la Mente y la Sabiduría del Creador, que "todo lo dispuso en número, peso y
medida",5 lo que nos da la idea de la existencia de un modelo prototípico
reiterado en cualquier gesto creativo, ya se trate ese gesto de la creación de
un mundo, de un ser o de una obra de arte, siendo ésta última la que el hombre
finalmente pueda hacer consigo mismo en su interior. Es por eso que el
aprendizaje, conocimiento y encarnación de ese modelo, que el cosmos entero
simboliza, hacen del masón un obrero de la construcción universal, en la que él
colabora conscientemente, pudiendo leer así en el "Libro del Mundo" o "Libro de
la Vida". Acceder a esa cosmovisión, a ese orden armónico, conduce a la
contemplación de la Belleza, que es un nombre divino y por consiguiente una
poderosa energía de transmutación y regeneración.6 
Esto nos lleva a considerar que, además del Verbo que insufla la vida a la
materia amorfa, o substancia nutricia original, también existe la acción de un
"gesto" divino en la creación del mundo. Y ese gesto misterioso7 es el que
establece precisamente la analogía antes mencionada entre el proceso cósmico y
el iniciático. En efecto, la transmisión de la influencia espiritual en la
Masonería es vehiculada por la ritualización de determinadas palabras y gestos
sagrados, dividiéndose estos últimos en "signos" y en "toques".8 En este
sentido, debemos recordar que esas palabras y gestos rituales no son sino la
propia energía del símbolo puesta en acción, lo que hace posible que la idea que
el propio símbolo transmite se revele con toda su fuerza y fecunde al ser que la
recibe, haciéndolo pasar, como antes hemos dicho, de la "potencia al acto" o de
las "tinieblas a la luz". El código simbólico no es algo que pueda aprehenderse
desde el exterior, como si uno mismo no estuviera incluido ni formara parte de
la idea que éste transmite. El hombre comienza a tener conciencia de su ser en
el mundo cuando comprende que él mismo es un símbolo, es decir que debe verse
como en un espejo donde se refleja el Ser y la vida universal. En realidad todo
rito es un símbolo, o idea, en movimiento, y todo símbolo, a su vez, no es sino
la fijación de un gesto ritual cumplido conforme al orden, esto es, conforme al
modelo de lo que fue hecho "en el Principio". El rito es la "vivencia" de la
idea simbólica porque de hecho el propio rito no es sino esa misma idea
articulada en el espacio y el tiempo, es decir en la totalidad de nuestra
existencia, que así adquiere pleno sentido al integrarse en la cadencia de la
armonía y del ritmo universal, siempre idéntica a sí misma por constituir la
expresión de la Unidad indiferenciada, alfa y omega de todo lo creado. A este
respecto, es bastante significativo que la palabra gesto tenga también el
sentido de "gestación", y por tanto de "generación", que en el contexto
iniciático y simbólico se vincula al renacimiento espiritual, de un "volver a
nacer" por y en el Conocimiento.9  

Cada uno de los grados masónicos de aprendiz, compañero y maestro, posee sus
propias palabras y gestos rituales, los cuales, aun recibiéndose por etapas,
están no obstante perfectamente coordinados, conformando finalmente una sola
palabra y un único gesto inseparables e indistintos, análogos a los que fueron
emitidos en el origen, que de esta manera se actualiza y se hace presente. De
todo esto se desprende que la culminación en una vía como la que propone la
iniciación masónica no es otra que la total identificación con el acto creador
(generador) del Gran Arquitecto, identificación que sólo se hace efectiva con la
llegada a la maestría, o lo que es lo mismo cuando la individualidad humana se
universalice al quedar absorbida, por la atracción nacida del amor al
Conocimiento, en la unidad de su Principio divino, de la que sólo se separó
ilusoriamente.10Lo que decimos guarda estrecha relación con lo que en la
Masonería se denomina la "búsqueda de la Palabra perdida", que es el verdadero
Nombre del Gran Arquitecto, y que el hombre ha de recomponer "reuniendo lo
disperso" de su ser, pues al fin y al cabo ese Nombre es el cosmos entero
considerado en su esencia inmutable e imperecedera.  

La Tradición nos enseña que el despertar a la realidad del Conocimiento es


simultáneo a la apertura de los diversos centros sutiles (o chakras, según la
tradición hindú) localizados simbólicamente a lo largo de la co lumna vertebral.
Cada centro es receptor de una determinada energía cósmica vivenciada en el
hombre como un estado de conciencia, y ello en virtud de la ley de
correspondencia y analogía entre el macrocosmos y el micro cosmos,
correspondencia y analogía que constituyen el fundamento mismo de la ciencia
simbólica, pues gracias a ellas podemos reconocer lo universal en lo individual,
y lo individual en lo universal, comprendiendo que ambos no son sino una sola y
misma realidad, tal cual nos dice la Tabla de Esmeralda hermética: "lo de abajo
es como lo de arriba, y lo de arriba como lo de abajo, para obrar el milagro de
una cosa única". Asimismo, el que dichos centros estén jerárquicamente
dispuestos a lo largo de la columna vertebral (una imagen del Eje del Mundo),
nos indica la idea de ascenso gradual y escalonado: desde aquel que está situado
en la base misma de la columnaeje, y vinculado a las energías telúricas y
terrestres, hasta el que se ubica en la sumidad de la bóveda craneana, por donde
se produce el pasaje a los estados superiores, supracósmicos y metafísicos. Si
el hombre, al igual que el universo o el cosmos, es un atanor alquímico, el
desarrollo espiritual se va cumpliendo en la medida misma en que se produce la
cocción, destilación, purificación y transmutación de las energías inferiores en
las superiores.  

Cuadro de la Logia de Aprendices Le Parfait Maçon, 1744

 
El número de estos centros, e incluso el orden de su disposición, varía en las
diferentes tradiciones. En el caso de la Masonería dichos centros se ubican en
puntos concretos señalados por signos gestuales realizados mediante una
determinada posición de las manos, signos que son llamados de "reconocimiento" y
de "penalización", y cuya posición es distinta en cada uno de los tres grados.
En el primer grado el signo se realiza a la altura de la garganta, en el segundo
en la del corazón y en el tercero a la altura del ombligo o entre las dos
caderas, y finalmente en la sumidad de la cabeza. A esto hay que añadir la
vocalización de las palabras de paso y las palabras sagradas propias de cada
grado, y que en sí mismas revelan un sentido simbólico directamente relacionado
con la búsqueda de la "Palabra perdida", es decir con las etapas vividas durante
el proceso de la realización interior. Naturalmente, no podemos desarrollar aquí
todo lo que sugiere esta rica simbólica, y tan sólo indicaremos que tanto los
signos, como los toques y palabras simbólicas en la Masonería son semejantes a
los mu dras (gestos manuales) y los mantrams (pronunciación de nombres, palabras
y sílabas sagradas) pertenecientes a las vías de realización hindú y budista, lo
que prueba la perfecta concordancia existente entre las diversas formas
iniciáticas en lo que respecta a la constitución o arquitectura interna del ser
humano, ejemplo claro de la universalidad y coherencia de la doctrina
tradicional allí donde ésta se manifieste.  

En el discurso de la existencia la iniciación impone un centro, un eje alrededor


del cual todo comenzará a ordenarse y a tener sentido, a ser significativo.
Dicho centro está siempre presente en el corazón del hombre, y es, como el altar
en el Templo, el punto de comunicación cielotierra; o para decirlo en términos
taoístas, donde se ejerce "la atracción de la Voluntad del Cielo" en la
individualidad humana. Establecer contacto con el radio que lleva a ese centro
supone, en primer lugar provocar una ruptura de nivel o escisión en el tiempo
ordinario, y recuperar la memoria del tiempo mágico, sagrado y mítico donde todo
es verdadero y siempre es aquí y ahora, y nada se somete a la sucesión causa
efecto que es la ley kármica del mundo sublunar o samsara. Y si bien es muy
difícil escapar totalmente a esa ley, en tanto que seres todavía sumidos a las
condiciones y limitaciones de la existencia individual, sí se puede, en cambio,
conciliar las acciones y reacciones que ellas provocan en la psiqué (a la que
conforman), pues en el laberinto que urden en torno nuestro se halla ese espacio
vacío y virginal donde el jardín del alma florece y la regeneración es posible.
Así, pues, solo a partir de esa primera ruptura puede decirse con toda propiedad
que se inicia el camino del Conocimiento, lo cual conlleva un intenso trabajo
con uno mismo.  

Cuadro de los Compañeros Le Parfait Maçon, 1744

Las mutaciones de la Piedra simbólica


En la Masonería ese trabajo consiste en desbastar y perfeccionar la "piedra
bruta", que es el símbolo del aprendiz, mientras que la piedra "cúbica"
pertenece al compañero, y la "piedra cúbica en punta" al maestro. Esta sucesiva
mutación de la piedra simbólica, análoga a la transmutación alquímica, indica
tres momentos claves del trabajo masónico. Ya se habló de la piedra bruta como
un símbolo de la firmeza e inmutabilidad del Espíritu. Sin embargo, y como los
símbolos se prestan muchas veces a un doble sentido, en la masonería que no
olvidemos procede de una tradición de constructores, y sin perder totalmente esa
significación, la piedra bruta deviene más bien un símbolo del caos precósmico,
y en cierto modo puede verse como una imagen del mundo profano, de donde el
aprendiz procede y al que tiene que superar en su intento de ir de las
"tinieblas a la luz". En este contexto simbólico, las asperezas y aristas de la
piedra bruta representan las deformaciones del alma humana sometida a las
influencias egóticas e ilusiones mentales de todo tipo, las cuales suponen un
obstáculo en la evolución espiritual. Se impone, pues, una ascesis purificadora
que, al mismo tiempo que lime las asperezas de la piedra bruta de la conciencia,
de lugar a un desarrollo ordenado de las posibilidades superiores en ella
incluidas, y en tanto que no se manifiesten permanecen en estado embrionario y
latente. En la iniciación masónica los primeros trabajos del aprendiz se llevan
a cabo con el mazo y el cincel, herramientas que respectivamente simbolizan la
fuerza de la voluntad y la facultad de la inteligencia, la cual distingue,
separa y determina lo que en el ser es permanente y coesencial a su naturaleza
(aquello que ese ser "es" en sí mismo), de lo que constituye sus añadidos
superfluos y exteriores. En lenguaje masónico esta acción clarificadora recibe
el nombre de "despojamiento de los metales", que en el fondo es idéntica a lo
que en Alquimia se denomina "separar lo espeso de lo sutil", es decir lo profano
de lo sagrado. Entendida de esta manera, la voluntad es ese fuego sutil que
generado por la acción iluminadora de la influencia espiritual, promueve en el
hombre el amor o la pasión por el Conocimiento, siendo en este sentido que los
términos querer, creer, y crear son exactamente lo mismo. Empero, y a fin de que
no se disperse, esa fuerza interior ha de estar bien dirigida por una recta
intención, o rigor intelectual, que la encauce y concentre en vista a la
comprensión teórica y efectiva de los principios universales, los cuales,
volvemos a repetir, se revelan mediante las leyes, ritmos y ciclos que regulan
el orden armónico de la Creación. Sólo así, conjugando en un acto único, que
deviene ritual y permanente porque se ha "incorporado" a la naturaleza del ser,
la fuerza del amor y el rigor de la inteligencia, la "materia caótica" irá
siendo pacientemente tallada, hasta que el aprendiz, intuyendo la Belleza o
"forma" ideal oculta en esa materia deforme,11 se "eleve" a un grado superior de
su jerarquía interna, es decir, a compañero.  

En esta nueva etapa de su viaje al iniciado a los misterios del Sí mismo le son
necesarios otros símbolos herramientas para proseguir con la obra de la
regeneración. De esta manera, y para que la piedra bruta se acabe de pulir, es
imprescindible la ayuda de la escuadra, la cual le va señalando enmarcando el
perfecto tallado y cubicaje. La escuadra, al ser también un símbolo de la
rectitud interior, está asociada a la idea de axialidad, pues su forma resulta
de la unión por su vértice de un eje vertical y otro horizontal. Es precisamente
la toma de conciencia de estas dos coordenadas geométricas (que expresan
principios universales), como la piedra bruta, se convertirá, o mejor se
"transmutará" en piedra cúbica. Además, hecho evidente, la piedra cúbica es la
más apta para la construcción, es decir, la que hace posible "levantar" la obra
a partir de sus cimientos. Mas ese levantamiento se efectuará con la
intervención de otras dos herramientas, por lo demás complementarias: el nivel y
la plomada. Con la primera, el compañero se asegurará que la base no tenga
desnivel, o dicho de otra manera, que la purificación con el mazo y el cincel se
hayan llevado a cabo de manera efectiva, asegurando así la firmeza y estabilidad
de la obra interior. Es ésta una simbólica que expresa la acción conjunta de las
cuatro virtudes cardinales, las cuales, efectivamente, "nivelan" y equilibran
los impulsos de las pasiones inherentes a la naturaleza humana: "Preparad el
camino del Señor, enderezad sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte
y colina rebajado, lo tortuoso se hará recto y las asperezas serán caminos
llanos" (Lucas, III, 4-5). En este sentido, las virtudes cardinales
corresponden, arquitectónicamente, a las cuatro piedras de fundación situadas en
las cuatro esquinas o ángulos del templo, sosteniéndolo en su elevación
vertical.  

A su vez, con la plomada se comprobará la perpendicularidad de la edificación,


según señala un eje invisible, pero no por ello menos real, que cohesiona y
mantiene en equilibrio la estructura de nuestro universo y de todas las cosas en
él contenidas, incluido naturalmente el hombre. La verticalidad de la plomada,
suspendida simbólicamente de la mano del Gran Arquitecto, "cae a peso" en
dirección al centro de la tierra, señalando la profundidad del Conocimiento que
penetra hasta lo más recóndito del alma humana, "iluminando" los aspectos más
oscuros de ésta, pues allí, en esas profundidades se halla el "fuego secreto"
del Espíritu, artífice verdadero de toda la obra de transmutación. Ciertamente,
no es otro el significado de las siglas alquímicas V.I.T.R.I.O.L. grabadas en la
"Cámara de Reflexión", simbólicamente situada "debajo" mismo de la Logia:
"Visita el Interior de la Tierra (de tí mismo) y Rectificando encontrarás la
Piedra Oculta", que es la verdadera "medicina" de la que hablan los maestros
alquimistas.  

Cuadro de la Logia de Maestros Le Parfait Maçon, 1744

 
Esa rectificación es simultánea a la reintegración de lo individual en lo
universal, lo cual conlleva una total reconversión psicológica que propicia el
nuevo nacimiento. Aquello que estaba disperso se ha reunido y "cristalizado" en
una forma, una estructura que refleja (al haberse "conformado" a la armonía del
orden cósmico) su modelo prototípico e imperecedero. El compañero, al comprender
y vivir los misterios de la cosmogonía, que son los de él mismo, volvemos a
repetir, hace de su oficio (cualquiera que éste sea) un ministerio, y de su vida
un arte, ejecutando y transmitiendo libremente las órdenes recibidas del Gran
Geómetra, que es como se designa en este grado al Gran Arquitecto o Principio de
la Construcción Universal. Asimismo, ese renacimiento, ese volver a nacer de
nuevo en y por el Conocimiento, está simbolizado por la estrella pentagramática
o "Estrella flamígera". Las cinco puntas de esta estrella indican que el hombre
ha accedido a su "quintaesencia", lo que quiere decir que ha realizado y
desarrollado todas las posibilidades comprendidas en el estado humano. De otro
lado, la quintaesencia es el centro de la cruz de los cuatro elementos, y por
consiguiente el punto de conciliación y superación de las energías contrarias
que esos elementos representan en el plano de la materia y de la psiqué. Es
evidente que en el simbolismo constructivo la quintaesencia está figurada por la
"piedra fundamental", situada en el centro mismo del cuadrado señalado por las
cuatro piedras de las esquinas, llamadas corner stones, literalmente "piedras de
esquina o de ángulo", y que son como un reflejo cuatripartito de la piedra
fundamental del centro, equivalente al ara o altar del templo. En medio de la
Estrella flamígera figura la letra "G", curiosamente la inicial de Geometría y
de Dios en inglés (G od), letra de la que Guénon dice que sustituyó al Iod
hebraico, que es el símbolo de la Gran Unidad. Así pues, en el centro del estado
humano, en su corazón, lo que en realidad habita es el Principio divino, que
teniendo como soporte en nuestro mundo a la individualidad humana regenerada,
irradia su luz a todas las cosas.12  

Lo que hace inteligible al cosmos, lo que le da todo su sentido y realidad, es


precisamente lo que está "más allá" de él, lo inmanifestado, "...pues es el
vacío del centro lo que hace útil a la rueda" ( Tao-te-King, XI). En ese centro
alrededor del cual se efectúan todas las revoluciones de la rueda del mundo, se
sitúa simbólicamente la "Cámara del Medio" del maestro masón. En dicha Cámara
tienen lugar los misterios de la "segunda muerte" y el "tercer nacimiento",
ejemplificados por la muerte ritual del maestro Hiram, su posterior
enterramiento, su búsqueda, y finalmente su "resurrección", simbolizada por la
rama de acacia. Habiendo realizado el viaje horizontal que le ha conducido al
altar o corazón del santuario, el ser pasa del cuadrado al círculo, o de la
escuadra al compás. Se produce así el pasaje de la Tierra al Cielo, o lo que es
lo mismo, una "exaltación" por el eje vertical hasta la clave de bóveda situada
en el centro de la cúpula (o cabeza) del templocosmoshombre. A la piedra cúbica
(símbolo del cosmos), se le añade una pirámide en su parte superior, pasando a
llamarse a partir de entonces la "piedra cúbica en punta", que simboliza el
acabamiento y perfección de la obra, su "coronamiento" vertical y celeste.13
Esta idea de coronamiento referida a la piedra cúbica en punta, encaja
perfectamente con la simbólica cristiana de la "piedra angular", la cual, por su
forma, sólo podía ser colocada cuando finalizaba la construcción, concretamente
en la clave de bóveda u "ojo del domo".14  

Pero en realidad, ya se trate de la clave de bóveda, del vértice de la pirámide,


del centro del círculo o de la rueda, lo que reside en todos estos símbolos es
el secreto del Nombre inefable, el punto de nomanifestación donde mora el "Uno
sin segundo" que sólo se conoce a Sí mismo por Sí Mismo. Esta es la última
puerta a franquear por el hombre, el cual "a la pregunta ¿quién eres tú?, que se
le formula cuando llega a esa puerta, puede responder con verdad: 'Yo soy
Tú'".15

NOTAS

1
No vamos a hablar aquí de los llamados "altos grados" o "grados complementarios
a la maestría", cuyo número varía en cada uno de los Ritos masónicos actuales.
Pensamos que algunos de esos altos grados representan un desarrollo de ciertos
aspectos iniciáticos contenidos ya en el grado de maestro.

2
La misma estructura cósmica e iniciática la encontramos en el antiguo símbolo
del "triple recinto druídico", en donde se distinguen tres cuadrados
concéntricos, del más interior de los cuales parten cuatro líneas que atraviesan
los dos cuadrados restantes hasta sus límites. En la jerarquía iniciática las
líneas que parten del cuadrado central corresponden a los canales a través de
los cuales se transmite, de a dintra a adextra, la enseñanza de la doctrina y
del Conocimiento a todo el resto de la organización iniciática. En la Masonería
el conjunto de los tres cuadrados (o círculos) equivalen a las tres "Cámaras" de
los grados de aprendiz, compañero y maestro. En este último, la Cámara se
denomina "del Medio", y se identificaría entonces con el cuadrado central del
triple recinto druídico (ver cap. X de los Símbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada, de René Guénon).

3
La expresión "tinieblas exteriores", o "inferiores", que se utiliza para
referirse al mundo profano, constituyen el reflejo invertido y oscuro de las
"tinieblas superiores más que luminosas", las cuales conforman la esfera
inteligible de los arquetipos espirituales.

4
En el sentido en que Aristóteles daba a la expresión de la potencia al acto, es
decir como un paso de la posibilidad a lo real contenido en ella. 
5
Sabiduría, XI 20. 

6
La Belleza es el nombre que recibe uno de los tres pilares sobre los que se
apoya la edificación del templo masónico, y por extensión del templo del mundo.
Los dos restantes pilares se denominan Sabiduría y Fuerza. Sabiduría, Fuerza y
Belleza, equivalen respectivamente al "número, peso y medida" divinas.

7
Principio verdaderamente atemporal, pues está ocurriendo en estos precisos
momentos, lo cual se relaciona con el "mundo creado a cada instante" o "renovado
a cada soplo" del sufismo islámico. 

8
Palabras y gestos se encuentran dentro de la clasificación tradicional
establecida entre los símbolos sonoros y los símbolos visuales,
respectivamente. 

9
Se ha dicho que conocimiento y conacimiento son exactamente lo mismo, y uno es
lo que conoce.

10
El ingreso al grado de maestro representa la reintegración del "estado
primordial", tal cual fue vivido por los primeros hombres en el Paraíso. Si
hasta alcanzar ese grado el recorrido ha sido horizontal (terrestre), a partir
de él comienza el ascenso vertical por los estados superiores del ser,
vinculados con los diversos cielos planetarios. Por otro lado, debe quedar bien
claro que aquí hablamos del Maestro interno, pues en la actual Masonería muy
pocos de los que ostentan ese grado (conferido muchas veces por puras
necesidades prácticas de la Logia) han conseguido siquiera llegar a auténticos
aprendices o compañeros. 

11
Según la Alquimia en el plomo, el metal más denso y opaco, se esconde la
luminosidad inalterable del oro. 

12
La letra Iod es la primera de las cuatro letras hebreas que componen el
Tetragrammatón, el nombre inefable de Dios. Igualmente, entre los operativos la
Estrella pentagramática era el símbolo de la Estrella Polar y por tanto del Gran
Arquitecto. Esta idea fue sin duda heredada de los pitagóricos, para los cuales
el Pentagrama constituía su signo de reconocimiento, además de ser el símbolo de
la Armonía universal. Los pitagóricos designaban al pentagrama con el nombre de
pentalfa, pues está formado por la reunión de cinco (penta) alfas, que es
también la primera letra del alfabeto griego. A este respecto debemos recordar
que los pitagóricos hacían corresponder a cada una de las sumidades del pentalfa
una de las letras de la palabra "eigeia" (salud), siendo la salud corporal un
símbolo vivo de la armonía y equilibrio interior del hombre regenerado que
accede al centro de sí mismo. Además, esas letras se disponían según el sentido
polar, lo que indica de una manera bastante clara la conexión del pitagorismo
con la Tradición Primordial o hiperbórea.

13
La "piedra cúbica en punta" sintetiza la unión por su parte superior del
cuadrado y del triángulo, o según otro simbolismo la efectivización de las
cuatro virtudes cardinales y las tres virtudes teologales, terrestres unas y
celestes las otras. Esa misma figura creada por la unión del cuadrado y del
triángulo es el símbolo alquímico de la "piedra filosofal", la cual también
representa el acabamiento y perfección de la Gran Obra hermética. Como vemos se
trata del septenario (3 + 4 = 7), el cual es tomado en todas las tradiciones
como el número cosmogónico por excelencia. Añadiremos que siete es el número
necesario para que una Logia sea "justa y perfecta". 

14
En la simbólica cristiana la piedra angular se identifica con Cristo mismo, que
representa igual principio espiritual que El Gran Arquitecto en la Masonería. La
inutilidad de esta piedra durante la construcción en realidad confirma su
carácter supracósmico, pues no puede ocupar otro lugar que el centro mismo de la
cúpula. Esa piedra es la verdadera clave de bóveda, es decir la "llave" (clave)
con la que se comprende el sentido simbólico de toda la construcción. Ella está
en realidad al principio y al final de toda la obra, como el Espíritu es el Alfa
y el Omega de toda la Creación. 

15
René Guénon, "KâlaMukha", cap. LIX de Símbolos Fundamentales 

TRABAJOS DEL GRADO DE APRENDIZ

Aunque todas comienzan con la expresión "A la Gloria del Gran Arquitecto del
Universo. Libertad, Igualdad, Fraternidad. Venerable Maestro, Queridos
Hermanos", lo indicamos sólo al comienzo para evitar repeticiones innecesarias.
Se han conservado los títulos o encabezados en las que así consta.  
 

A. L. G. D. G. A. D. U. L. I. F. 

V. M., QQ. HH.:  

Ayer, 2 de Febrero, la liturgia cristiana celebró la fiesta de la Presentación


del Señor en el Templo, cuarenta y cinco (4 + 5 = 9) días después de su
nacimiento el 25 de Diciembre. Se inicia así el mes de las purificaciones
(Febrero) celebrado tanto por los ritos paganos como por los católicos. Esta
purificación viene simbolizada también por la bendición y encendido de las
candelas (el 2 de Febrero es llamado la Candelaria), que simboliza por una parte
el fuego vital que aparece en la naturaleza y anuncia la venida de la renovación
cíclica del cosmos con la primavera, y por otra al Cristo mismo, luz del mundo
anunciadora de la "vida nueva", hecho éste ejemplificado y ritualizado mediante
el bautismo.  
No es por casualidad también que hoy mismo, 3 de Febrero, se consagra el
Tabernáculo de David, padre del Rey Salomón, el constructor del templo de
Jerusalén, imagen arquetípica de nuestro Templo. Este hecho es análogo al
anterior, ejemplificando en la muerte del Rey David y el coronamiento de Salomón
esta renovación cíclica y transmisión de "sangre nueva" e inicio de un ciclo
nuevo. Podemos ver en la subida al trono del Rey Salomón un "bautismo llevado a
cabo por su padre David quien, después de este rito iniciático, muere.  

Todo ello, al obedecer a leyes cósmicas que se desarrollan muy a pesar del
cosmos mismo, tiene su efecto en el hombre, quien en su camino iniciático pasa a
través de sucesivas muertes y nacimientos, ritualizando y efectivizando así en
su persona, el orden cíclico que signa todo proceso de manifestación.  

Pero esta muerte no tiene, como en la Pascua, un carácter sacrificial. Se


refiere a un cambio cíclico, dejando atrás el "año viejo" y encendiendo el fuego
del "año nuevo". Es una iniciación en el más claro sentido del término: el
"hombre viejo" (el nacido al mundo sensible) se transforma en "hombre nuevo" (el
nacido al mundo espiritual) y a partir de aquí empieza el camino a través del
año (el camino redondo). Así el hombre ordena y se ordena con respecto a la
Norma.  

**    *

Elección de nombre simbólico  

Escribe el maestro René Guénon en Aperçus sur l'Initiation que es consecuencia


lógica inmediata de la iniciación, en tanto que segundo nacimiento, que "el
iniciado reciba un nombre nuevo, diferente de su nombre profano; y ello no
consiste en una simple formalidad, puesto que este nombre debe corresponder a
una modalidad igualmente diferente de su ser, cuya realización se hace posible
por la acción de la influencia espiritual transmitida por la iniciación" (cap.
XXVII). Designar a un miembro de una organización iniciática por su nombre
profano "será tachado de falsedad, poco más o menos como lo sería la confusión
entre un actor y un personaje del que desempeña el papel, cuyo nombre se
aplicase a aquél obstinadamente en todas las circunstancias de su existencia"
(ibid).  

En el Programa Agartha se nos dice que nombrar es dar existencia inteligible a


las cosas, rescatando de ellas su identidad, su cualidad y su sentido más noble
y universal. Esta facultad, que ejercemos al pronunciar un nombre simbólico,
está otorgada por Dios y se vincula a la intuición espiritual. Con el nombre se
atribuye función y destino al ser nombrado.  

Siendo así, os ruego, QQ. HH., que queráis nombrarme H. Ermitaño a partir de
ahora. El Ermitaño representado en la novena carta del Tarot anda en las
tinieblas con la débil luz de un farol en la mano. Se diría que va en busca de
la verdadera luz, al igual que todos los que hemos solicitado ser recibidos
masones; su imagen proyecta en nosotros el recuerdo de que "no somos realmente
masones hasta el día en que nuestro espíritu se ha abierto a la inteligencia de
los misterios de la Masonería" (Ritual del primer grado simbólico). Como masón,
mi destino no es otro que posibilitar la iluminación efectiva de mi corazón.  

Nombrándome así, me estaréis llamando 9. Es el número de la circunferencia,


cuyos puntos indefinidos no pueden existir más que a partir del centro, del cual
son su reflejo aparente, y al cual deben retornar al concluir el ciclo. 9 es 32
ó 3 x 3; contiene pues, al número del Aprendiz, sobre el cual la Triunidad
principial actúa y al cual eleva sosteniéndolo, como el báculo al Ermitaño.  

El Ermitaño es símbolo de la interioridad, de los conocimientos ocultos, de la


iluminación y la sabiduría, de la paciencia, de la perseverancia, del
acallamiento de las pasiones; en definitiva, de lo que está en nosotros
virtualmente.  

* *    *

El mazo y el cincel  

la piedra bruta, imagen de la materia prima indiferenciada y del caos de los


estados inferiores, es símbolo del grado de Aprendiz. Sobre esta piedra bruta,
que bien podemos entender como el Aprendiz mismo, se emprenderá el camino de la
Gran Obra.  

En nuestra Orden dos son las herramientas que han sido legadas para acometer en
este grado la tarea; el mazo y el cincel.  

El Mazo representa la voluntad con la que el Aprendiz golpeará y expulsará todos


los aspectos psicológicos que han formado su personalidad individual: sueños,
emociones, cargas, apegos, ilusiones, deben ser transformados en Voluntad
Universal. Es la fuerza y la energía del Mazo la que golpea todos estos aspectos
individuales en un ejercicio de certeza y de rigor.  

El Cincel representa a la Inteligencia con la que el Aprendiz, una vez golpeadas


sus asperezas individuales, empieza a moldear la piedra bruta, a través del
discernimiento que separará lo sutil de lo denso y a dirigir con inteligencia la
decisión de la voluntad.  

El Mazo y el Cincel operan conjunta y simultáneamente en la piedra bruta.  

El Mazo expulsa con voluntad y fuerza de la piedra las cuestiones individuales y


el Cincel reintegra con discernimiento y belleza las cuestiones universales.  

El desbastado y pulimento de la piedra bruta y la meditación permanente de este


gesto simbólico, liberará al Aprendiz de sus ataduras individuales y psíquicas,
y le conferirá más allá de los sueños la posibilidad de insertarse en una
realidad de orden universal, la de real mediador entre cielo y tierra.  

* *    *

La plomada y el nivel   

Pudiera parecer en un primer acercamiento que estos elementos constructivos de


tanta importancia en Masonería son sólo especificaciones a un nivel literal de
unos símbolos de orden más elevado, la vertical y la horizontal, de los cuales
derivan y a los que se vienen a superponer desde fuera, llegando incluso a
enmascarar su imagen sintética.  
Esto no es así. La simbólica estudia los diferentes símbolos, al mismo tiempo
que observa su interacción y complementariedad; dichas relaciones conforman
grupos o familias dentro de las cuales cada símbolo centra la atención en un
aspecto determinado, arrojando luz sobre los demás.  

En el caso de la vertical, la idea de axis o eje se ve enriquecida desde


distintos ángulos. La escalera pone énfasis en la movilidad de energías, el
descenso del flujo espiritual y el ascenso a través de los distintos estados del
ser. La columna nos habla del soporte necesario para el sostenimiento del
edificio, de la unión entre lo alto y lo bajo. El árbol lo hace de la jerarquía,
plasmada en sus distintas partes: raíz, tronco y copa. La espada y la lanza,
desde una perspectiva guerrera redundan en la imagen masculina de la acción
esencial sobre la pasividad substancial. Todos ellos ven en la vertical, lo
espiritual y celeste. Lo mismo ocurre por otro lado con los símbolos que bajo
diferentes prismas, nos hablan de la horizontal como lo material y terrestre.  

Esta riqueza de imágenes y vínculos propicia el despertar, en quien los


contempla, de la parcela afín dentro de sí, por identificación entre el
conocedor y lo conocido. Es precisamente con el reconocimiento de estas chispas
o luces que se va configurando el itinerario de la periferia al centro; vía que
cada cual va trazando al mismo tiempo que la sigue, diseñada por él y para él, y
que siendo diferente a todas las demás sobre todo al comienzo cuando elige las
voces que parecen hablarle desde más cerca se van haciendo progresivamente más
próximas dado que conducen a un mismo fin.  

Dicho esto conviene subrayar que estas correspondencias y analogías no deben


confundirse con análisis detallados ni desembocar en sistema alguno, lo que aquí
se contempla es algo vivo, la misma vida y no su fijación caricaturesca. Estamos
demasiado acostumbrados a estancar lo que fluye, a compartimentar y fosilizar,
haciéndonos impermeables a la verdadera naturaleza de las cosas y a su
mensaje.  

Toda imagen simbólica en última instancia puede asimilarse a la figura


geométrica que representa, o lo que es lo mismo a un número, y a partir de éste
a la unidad, de donde procede y desde la cual toda división, incluso la de la
primera polaridad, es ilusoria. Pero esta verdad de orden metafísico, que
considera al Principio desde el Principio mismo, no excluye que desde la
manifestación todo símbolo tenga su razón de ser en cada plano de lectura y
concretamente en el que se materializa, donde a través de los sentidos
percibimos su carácter singular y comienza el mágico recorrido antes aludido.  

En el caso de la plomada y el nivel es a través del rito constructivo,


fundamento de nuestra Orden, que la vertical y la horizontal se ofrecen para la
meditación.  

La plomada o perpendicular consiste en una pieza de plomo que pende al final de


un hilo, y aprovechando la fuerza de la gravedad marca la línea vertical. La
tensión entre ambos extremos refleja la teoría hindú de los tres "gunas",
cualidades esenciales presentes en todos los seres; aquí "tamas" viene expresado
por el plomo, el más pesado de los metales, y su tendencia descendente hacia los
estados inferiores. En oposición "sattwa" nos muestra la dirección a través de
la cual el plomo, mediante sucesivas transmutaciones está llamado a ascender
hasta su definitiva conversión en oro. La proyección de ese eje dentro de sí, da
al iniciado la noción de rectitud y le permite rescatar el verdadero sentido de
palabras como integridad, nobleza o virilidad, que en nuestros días se han
vuelto insignificantes, o lo que es peor se entienden como algo externo, ligado
a determinadas formas que encubren lo opuesto de lo que aparentan y tienen por
tanto la marca de la falsedad. La auténtica virilidad es pues interna y se
refiere a lo espiritual. Cuando un profano solicita su ingreso en la Masonería
debe ser antes "aplomado", operación análoga a la que cada masón efectúa a cada
momento consigo mismo, observando la distancia existente entre su centro y el
centro del estado de ser; su libertad vendrá expresada por saber alejar las
fuerzas centrífugas que le llevan a la dispersión y a la identificación con lo
que deviene, y por un saberse sumar a las energías que le remiten al centro, la
Unidad entera y sin par.  

En la Logia, el 2º V. gobierna por la plomada y es el responsable directo de la


instrucción de los HH. Aprendices, es pues desde los mismos cimientos que la
construcción del Templo debe elevarse con rectitud, sin una base perfectamente
orientada hacia lo más alto no hay crecimiento posible. El 1er. V. gobierna por
el nivel y es el responsable directo de la instrucción de los HH. Compañeros. En
este grado, el iniciado, pasando de la perpendicular al nivel, expresa su
realización a partir del conocimiento de la actividad celeste, es decir que
puede plasmar en la horizontal de su acción vital, "rajas" en la tradición
hindú, la vertical intuida.  

El nivel es en realidad una plomada suspendida del vértice de una estructura. Su


función es marcar la horizontal, pero para ello es preciso que la vertical cruce
el punto medio de su base, es decir el nivel no sólo presupone la plomada, sino
que la contiene y es su resultado. Es imposible saber si una recta es realmente
horizontal por ella misma, puede parecerlo y estar sin embargo sesgada,
inclinada hacia cualquier aspecto o tendencia particular; la única forma de
verificar su horizontalidad es comprobando que la plomada la atraviesa por su
punto medio, es decir por su centro, fecundándola y haciéndola por tanto
generosa y bella, reflejo de la Verdad.  

El masón se expresará pues siendo consciente del eje que le anima, aspirando a
realizar la unión de ambos instrumentos, síntesis que de hecho sólo realiza la
escuadra perfecta, atributo del V. M., centro crístico de la cruz donde se
resuelven las expresiones y las tensiones, morada de la Paz y el Silencio.  

* *    *

Primavera y Pascua  

Asistimos estos días al nacimiento de la primavera, plenitud y exhuberancia de


las formas, florecimiento y derroche de luz. En la antigua Grecia, tras el
equinoccio se rendía culto a Dionisos y los iniciados se abandonaban, como la
naturaleza misma, a una jubilosa embriaguez, la cual era considerada como un
estado de auténtica posesión divina.  

Esto contrasta radicalmente con la oscuridad y aparente lugubrez de la Semana


Santa cristiana, su dramatismo y temporal abatimiento nos recuerdan las
tinieblas que cubren necesariamente cualquier cambio de estado.  

El masón reconoce en ambos extremos la Vía, contempla su complementariedad


viendo en la pasión concentrada en un punto de máxima contradicción, el reposo,
y en la muerte una expansión gozosa.  
La pascua, "el paso", nos enseña el estrecho y a la vez inmensamente libre
sendero del Amor. La plenitud y la extinción son una misma cosa. Los misterios
de la vida, la muerte y la Resurrección un único misterio.  

Pascua quiere decir "pasaje o tránsito" en hebreo, y es innegable la resonancia


simbólica que estas palabras tienen para nosotros, pues aluden claramente a la
idea de pasar o ir de un lugar a otro, que es el sentido que también tiene la
iniciación, concebida como paso o peregrinación de las "tinieblas a la luz", o
de la ignorancia de los principios y sus leyes universales al conocimiento y
conformidad a ellos. Esta idea también está presente en la masonería, y los
distintos grados iniciáticos que conforman su estructura poseen "palabras de
paso", gracias a las cuales y del conocimiento de lo que ellas significan,
podemos ir "haciendo nuevos progresos" en la orden, los que han de coincidir
necesariamente con nuestra propia realización interior.  

En las tradiciones judía y cristiana, tan presentes en la masonería, la pascua


constituye el rito por excelencia de la "renovación", tanto en lo que se refiere
al ciclo anual y cósmico (pues coincide con el equinoccio de Primavera y por
tanto con la regeneración de toda la naturaleza), como al espiritual, pues dicha
"renovación" no es otra cosa que el "paso" de un estado condicionado a otro
verdaderamente libre e incondicionado. Y esto se vive a diferentes niveles de
uno mismo durante el proceso iniciático (sometido a las "disoluciones" y
"coagulaciones" alquímicas), pero siempre el resultado de ese "pasaje"
representará la liberación de ciertos condicionamientos y limitaciones, hasta
que se logre finalmente realizar la Unidad, y con ella la Liberación total y
permanente.  

Por eso es importante, Queridos Hermanos, que nuestra Logia celebre esta noche
la memoria del rito Pascual, y que además ello coincida en unos momentos en que
la propia Logia está también en un proceso de "pasaje" y de "renovación", al
haberse cumplido un ciclo de ella misma y estar abriéndose otro en el que nuevas
posibilidades deberán ser manifestadas y desarrolladas, siempre en el Nombre y a
la Gloria del Sumo Arquitecto, lo que la hará progresar (y con ella a todos
nosotros) en las "vías que nos han sido trazadas". Sólo así la Logia será un
refugio en el que los Hermanos realizan sus trabajos y estudios "a cubierto" del
mundo profano, amparados en las ideas que la Tradición nos transmite a través de
los símbolos y los ritos, y viviendo realmente lo que significa la Libertad, la
Igualdad y la Fraternidad, que es, por cierto, mucho más que la simple
"camaradería". Y para ello es fundamental que cada uno sepa "el lugar y el sitio
que le corresponde", pues será a partir de ahí que la Logia reflejará
verdaderamente la armonía del orden cósmico, reflejo a su vez de la Belleza, la
Inteligencia y la Sabiduría del Gran Arquitecto del Universo.  

* *    *

Más sobre la Pascua  

Pascua, en hebreo Pesah, significa "pasar más allá". El pueblo hebreo había
heredado de los pueb los nómadas el rito de la pascua, mediante el cual se
actualizaba la renovación cíclica del cosmos y la partida de los rebaños hacia
los pastos de verano el día siguiente al plenilunio del primer mes lunar después
del equinoccio de primavera. Los primogénitos del rebaño eran inmolados esa
misma noche y su sangre esparcida sobre las cabañas, como acto de purificación y
salvaguarda contra los peligros que amenazaban a la comunidad. Después en comida
ritual se ingería la carne de los corderos y se danzaba saltando ritualmente
como figuración del "pasar más allá". Era una fiesta pues de "tránsito" y
consiguientemente de renovación cíclica del cosmos.  
Fue, coincidiendo con la fiesta de la pesah , que el pueblo elegido de Dios,
abandonó, por mandato de Éste, Egipto. El acontecimiento se relata en el Exodo
con el anuncio de la décima plaga que sufrirá el pueblo de Egipto como sigue:  

"Dijo YHVH a Moisés y Aarón en el país de Egipto: Este mes será para vosotros el
comienzo de los meses (...) el día diez de este mes tomará cada uno para sí una
res de ganado menor (...) el animal será sin defecto, macho, de un año (...) lo
guardaréis hasta el día catorce de este mes y toda la asamblea de la comunidad
de los israelitas lo inmolará entre dos luces. Luego tomarán la sangre y untarán
las dos jambas y el dintel de la casa donde lo coman. En aquella misma noche
tomarán la carne. La comerán asada, al fuego, con ázimos y con hierbas amargas
(...) no dejaréis nada para mañana, lo que sobre al amanecer lo quemaréis (...)
así lo habréis de comer: ceñidas vuestras cinturas, calzados vuestros pies y el
bastón en vuestras manos; y lo comeréis de prisa. Es pascua de YHVH. Yo pasaré
esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país de
Egipto (...) la sangre será vuestra señal en las casas donde moráis, cuando yo
vea la sangre pasaré de largo entre vosotros, y no habrá entre vosotros plaga
exterminadora (...) este será un día memorable para vosotros, y lo celebraréis
como fiesta en honor de YHVH de generación en generación. Decretaréis que sea
fiesta para siempre."  

YHVH hizo caer la décima plaga sobre Egipto al permitir así la salvación del
pueblo de Israel en ocasión de la Pesah. Asimismo Cristo murió en ocasión de la
Pesah. La Pascua judía preparaba así la Pascua Cristiana: Cristo, Cordero de
Dios, es inmolado en la Cruz y comido en la Cena en la Pascua Judía, lo que es
la Semana Santa. Trae así la salvación del mundo (su renovación cíclica), y este
acto de redención se convierte en el centro de la liturgia cristiana y se torna
en el dogma fundamental de la fe. Al igual que los corderos inmolados en
sacrificio, a los cuales no se les debía quebrantar ningún hueso, sólo fue
herido, y de la herida brotó sangre y agua, cumpliéndose así las escrituras y la
palabra de YHVH, como relata el Bautista quien también dice "He aquí el Cordero
de Dios, he aquí el que quita los pecados del mundo."  

Pero a diferencia del cordero hebreo el Cordero de Dios, sacrificado en la


Pascua Cristiana, resucita de la muerte y trae consigo la salvación del mundo:
Cristo es el maná: "... el pan de Dios que baja del cielo y da la vida al
mundo"; es agua: "...quien tenga sed que venga a mí y beba"; es luz: "...yo soy
la luz del mundo"; es vida, camino y verdad: "Yo soy el camino, la verdad y la
vida. Nadie viene al Padre si no es por medio de Mí". Recordemos que un Cordero
se asienta en el centro de la Jerusalén Celeste y que en el Apocalipsis a Cristo
se le designa siempre como el Cordero que con su sangre cumple la función
salvadora. La acción del Cordero es pues solar, y luminosa y es asimilado por
Guénon al dios védico del fuego Agni.  

Pasión, muerte y resurrección son los estados sucesivos y a la vez simultáneos


del camino iniciático. Con el sacrificio se recrea el mundo, en virtud de que
sacrificado y sacrificador se identifican entre sí y con el acto mismo del
sacrificio. La sangre que surge del cuerpo sacrificado fecunda la tierra, que
podríamos ver aquí como el corazón. Todos los mitos que hablan de un sacrificio
en virtud del cual se recrea el mundo, como el mito de Atis entre los latinos,
el de Adonis entre los griegos, el de Tammuz en la tradición de Oriente Medio,
llamado el "Universalmente grande" y muchos otros hacen surgir de la tierra
fecundada por la sangre un dios de finita perfección que a su vez es sacrificado
y retornado así a la unidad primordial. En los mitos este sacrificio toma forma
de una castración de la parte viril de una diosa hermafrodita, como Cibeles en
el mito de Atis que al ser castrada por Dionisios por orden del Olimpo emanó un
chorro de sangre que fecundó la tierra de donde brotó una granada que al posarse
sobre el regazo de Nana la fecundó, y de esta milagrosa concepción nació Atis,
un ser de extraordinaria belleza que se castró en un ataque de locura provocado
por Cibeles retornando así a la Unidad primordial de la cual había salido. La
castración simboliza el dominio del mundo yetsirático por Atsiluth cuya sangre
fecunda Asiyah para que renazca o se renueve cíclicamente lo manifestado. Pero
todo ello no sería posible sin la "voluntad divina", designada en los mitos como
"voluntad del mundo olímpico" y en la Biblia en el sentido de que Cristo vino a
la tierra a cumplir la profecía, las Santas Escrituras, lo revelado por Dios, Su
Ley. En el esoterismo hindú este hecho es relatado mediante el sacrificio de
Purusha por los Devas que no son otra cosa que partes de él mismo. Es pues un
autosacrificio; Cristo va voluntariamente a la pasión y muerte porque en él
coinciden sacrificador y sacrificio pues es propio del Avatar descender al orden
de lo manifestado, asumir la forma humana y mediante sacrificio restaurar el
orden cíclico.  

La Pascua celebra pues el misterio de la Redención en sus dos aspectos, muerte y


resurrección. La muerte pascual la vive cíclicamente todo iniciado y forma parte
de la simultaneidad en que acontecen los diferentes estados del ser.  

* *    *

Algunas consideraciones que dependen de los "tres vértices del triángulo


iniciático"  

La fe, la esperanza y la caridad no son virtudes humanas. Son divinas, dones del
Espíritu Santo, por eso son "teologales", o sea, que tienen que ver con el
conocimiento de la Deidad, directo o indirecto.  

El orgullo, que por coagulante es individualizante, o viceversa, no puede


acceder a ello, al referirse al cuadrado, o aún al cubo, pues éstos son
limitativos respecto al círculo o a la esfera en lo tridimen sional, siendo que,
en lo no extenso, el centro es al contrario lo que contiene todas las partes, o
todas las extensiones de él mismo, que están incluidas en él y que no son, si se
quiere, sino las prolongaciones de su reducción a una imagen por la mente
refleja e individual.  

No obstante, esa realidad a escuadra es la afirmación de una realidad que


siempre coincide con otra tan sólo simbólicamente en un punto, que no es ni una
ni otra, y que por tanto es y no es un punto, o que cuando pertenece a la
verticalidad efectiva es porque ha reducido a sí toda la extensión horizontal
que procede de su reflejo dual.  

La libertad. Este es el estado natural (o primordial) humano.  

Todo lo que hace un pueblo tradicional es para ganar, conservar o mantener, su


libertad, o sea, la libertad de los que (y de cada cual que) constituyen ese
pueblo. Los que poseen mayor grado de libertad son los metafísicos, o sea, los
realizados espiritualmente, por el conocimiento efectivo de la Identidad
Principial y metafísica, o sea por el conocimiento de la Totalidad, o sea del
Todo, de la Posibilidad Universal, o Infinito, lo Nofinito. Lo que nunca pasará,
ni cambiará de forma, porque no depende del tiempo y no posee forma, lo que no
impide su revelación, ya que al contrario ésta es la que (o lo que) constituye
el Mundo o Cosmos Arquetípico.  
En ese caso el No Ser es más que el ser. Todo es mejor en tanto que No Ser, es
más perfecto. El Ser es una de sus posibilidades, o aspectos. Fundamental, pues
es a través de El que se ordena, o es, el Cosmos. El que no es sólo el producto
de una afirmación 'positiva' sino el de asimismo una posibilidad 'negativa'.  

El Ser, como Verbo, "que es Palabra en lo 'exterior' y Pensamiento en lo


'interior' " es formulación de sí mismo, o sea él mismo revelándose, es decir
explicitándose y ocultándose, simultáneamente 'siendo' y 'no siendo', como el
propio sol manifiesta, y también verdaderamente todos los planetas, o estrellas,
luces directas del Logos. Cada una con cuatro planos de lectura, sin
confusión.  

El símbolo de la cruz (verticalhorizontal) es entonces íntegramente universal, y


el símbolo del mundo, no el de la primera forma, que es el ternario, (o aún el
binario devuelto a la unidad, de la que no ha salido), o sea la 'Inteligencia'
universal. La Inteligencia como principio, reconocida o no reconocida, señalada
o no, en el testimonio secreto del espíritu, o del alma del iniciado.  

Por lo que el rito es una audición, y es por eso que es un rito, o un símbolo en
acción. Una realidad sólo conocida por Aquél que la ha inventado. Por "el que se
inventa a símismo: Dios". 

LA MASONERIA
TRADICION VIVA DE OCCIDENTE *

FRANCISCO ARIZA

El título de esta conferencia nace de una certeza: que la Masonería no es una


reliquia del pasado, trasnochada y ajena a la realidad del hombre y la mujer de
hoy, sino que se trata de una tradición que está viva y que conserva en sus
ideas toda la potencia intelectual capaz de dar respuesta a las preguntas
esenciales que, hoy como ayer, continúan haciéndose quienes se interrogan acerca
de sí mismos y desean emprender un camino a la búsqueda de su verdadera
identidad. "¡Conócete a ti mismo!" exclama la antigua sentencia socrática, y que
la Masonería hace suya como uno de los lemas que mejor define su principal
objetivo y razón misma de ser.

Está claro que son esas ideas, vehiculadas por los códigos simbólicos, las que
dan verdadera "fuerza y vigor" a la Masonería. Además, y como iremos viendo,
dichas ideas han tenido también un papel activo en la historia de Occidente,
especialmente a partir del momento en que ésta empieza a conformarse durante los
primeros siglos de nuestra era, a lo que contribuye decisivamente toda la
herencia cultural de la Antigüedad Clásica. En este sentido debemos recordar que
desde sus orígenes la Masonería pertenece a un ámbito mucho más amplio: el de la
Tradición Hermética, que está a su vez comprendida dentro de la Tradición
Unánime, también llamada Filosofía Perenne, términos que expresan muy bien la
idea de un Saber presente ininterrumpidamente en todos los pueblos y
civilizaciones a lo largo de la historia, y que constituyen
una serie ordenada de conocimientos interrelacionados, de una doctrina (jamás de
un dogma), capaz de explicar a los hombres su propia naturaleza y la del mundo
en que viven.1

Podemos entonces decir que dichas civilizaciones han existido gracias a ese
Saber y a los conocimientos que de él derivan y que han conformado la idea misma
de cultura, como podemos apreciar estudiando, y sobre todo comprendiendo, la
concepción del mundo (esto es la cosmogonía y la metafísica) que ellas nos han
dejado a través de la sacralidad de sus códigos simbólicos, sus ritos y mitos
fundacionales.

La Masonería tiene también sus símbolos, sus ritos y sus mitos, todos los cuales
configuran en efecto una concepción del mundo y del hombre basada
fundamentalmente en el Arte Constructivo, imbricado con las restantes
disciplinas que conforman la médula del Hermetismo: la Alquimia, la Teúrgia, la
Magia Natural y la Astrología-Astronomía, también llamada Ciencia de los Ciclos
y de los Ritmos, sin olvidarnos de las distintas corrientes de pensamiento que
procedentes de las Religiones de Misterios, del Pitagorismo, del Neoplatonismo,
de la Gnosis judía y cristiana y la herencia de la antigua sabiduría Egipcia,
fueron fijadas, bajo la advocación del dios Hermes, en la Alejandría de los
primeros siglos de nuestra era, y de la que surgirían las ideas-fuerza que han
hecho posible el desarrollo de la cultura occidental en su más amplia expresión,
y que lejos de apagarse con la llegada de las ciencias materialistas que han
generado al mundo moderno, continúan estando vigentes a través de diferentes
instituciones, grupos y personas, vinculadas de una u otra manera con la
Tradición de Hermes.

Qué duda cabe que la Masonería constituye hoy en día una de esas instituciones,
y aunque nacida bajo su forma actual en el siglo XVIII porta sin embargo en su
seno la profunda huella dejada por las antiguas tradiciones de constructores,
como lo testimonian muchos de sus símbolos, entre los que destacan los
geométricos y los relacionados específicamente con la construcción, como el
compás, la escuadra, el nivel, la plomada, etc. Existe también todo un código
ritual que se vincula con esa simbólica, y desde luego los nombres de sus tres
grados (aprendiz, compañero y maestro) revelan indudablemente un origen
artesanal y de oficio. Además, el propio trabajo iniciático conserva en la
Masonería un carácter colectivo y grupal, lo que está expresado perfectamente en
la llamada "cadena de unión".

No es poca cosa esa herencia, teniendo en cuenta además que esas mismas
corporaciones de constructores eran también herederas, por distintas vías, de
las que se conocieron a todo lo largo y ancho de la cuenca mediterránea, y muy
especialmente de aquellas que existieron en Egipto y el Cercano Oriente (sobre
esto ver en la página telemática de SYMBOLOS  "El Simbolismo Astronómico en la
Arquitectura del Cercano Oriente" de Adrian Snodgrass).

Como sabemos la gran civilización egipcia fue en su último período contemporánea


de la civilización greco-latina, y es sobradamente conocido lo mucho que ésta
debe a Egipto, cuyo saber milenario se dejó sentir en los más importantes
filósofos griegos, especialmente en Pitágoras y Platón, de los que precisamente
surgirían la mayor parte de las ideas que contribuyeron a conformar la
concepción del mundo propia de la cultura occidental. Recordemos que Pitágoras,
heredero al igual que Platón de la tradición órfica de raigambre puramente
griega, fue asimismo iniciado por los sacerdotes egipcios, con los que pasó
numerosos años participando plenamente de las enseñanzas emanadas de Thot-Hermes
(o sea de la Sabiduría), pues como se sabe aquellos sacerdotes eran los que
conservaban y transmitían la Ciencia Sagrada revelada por esa Deidad, siendo
precisamente la arquitectura una de sus expresiones más importantes y
significativas, como podemos ver en el caso de las pirámides y otros monumentos
que continúan desafiando el paso del tiempo.

Precisamente las ideas de que se valieron los constructores de la Antigüedad


Clásica están en gran parte ligadas a las enseñanzas de los pitagóricos, es
decir a las Ciencias del Número y la Geometría, como ocurre por ejemplo con los
collegia fabrorum romanos, quienes pervivirían como tales hasta los albores de
la Edad Media, sobre todo en Bizancio y el norte de Italia, momento en que se
cristianizan, inaugurando así un nuevo ciclo pero conservando y difundiendo a
través del Arte Constructivo lo esencial de su herencia secular. A este
respecto, no estará de más referirnos a una leyenda medioeval difundida entre
las cofradías de constructores de habla inglesa, según la cual un tal Peter
Gower, originario de Grecia, trajo a los países anglosajones determinados
conocimientos relativos al Arte de la construcción. Algunos autores, entre ellos
René Guénon, afirman que este personaje, Peter Gower, no era sino el mismo
Pitágoras, o mejor dicho, las ciencias del Número y la Geometría que a través de
las cofradías de constructores se introdujeron en las islas británicas al mismo
tiempo que en todo el continente, especialmente en Francia y los países
germánicos. Precisamente en Gran Bretaña esas cofradías asimilan también la
cosmogonía de las tradiciones de los constructores locales de origen celta y
pertenecientes a un linaje que se remontaba a aquellas culturas del Neolítico
(herederas más o menos directas de la civilización atlante) que levantaron por
ejemplo Stonehenge y otras edificaciones prehistóricas, algunos de cuyos restos
(como el del propio Stonehenge) revelan un alto conocimiento de la astronomía y
las leyes que rigen el Cosmos en su realidad sutil y física.

Y puesto que hablamos de Pitágoras y Platón, hemos de tener en cuenta que en las
antiguas civilizaciones muchas veces los nombres de las personas, ya históricas
o legendarias, designan más que a esos personajes mismos a los conocimientos que
ellos vehicularon y que con frecuencia se transmitieron por el conducto de las
escuelas o cofradías que fundaron. Es lo que en cierto modo ocurre también con
el pitagórico Euclides, uno de los jefes de la Escuela Matemática de Alejandría
allá por el siglo III a.C., y que es mencionado en los "Antiguos Deberes" (Old
Charges) de los masones medioevales como el "padre" de la Geometría,
recalcándose que ésta no designa sino a la propia Masonería.2

Y ya que mencionamos a los Old Charges hemos de decir que éstos constituyen una
serie de manuscritos originarios de la Masonería inglesa y escocesa, los
primeros de los cuales aparecen hacia el fin de la Edad Media (el Regius y el
Cooke concretamente) y los últimos hacia el siglo XVIII (el Graham y el
Dumfries), período de unos trescientos años durante el cual tiene lugar el
cambio de la Masonería del oficio en la Masonería especulativa. Esos manuscritos
contienen sobre todo una historia legendaria de la fraternidad masónica,
historia que trata principalmente del "origen primero de la Geometría",
destacándose también al resto de ciencias y artes liberales. Se menciona a sus
fundadores míticos y antediluvianos (Caín, Seth, Henoch, Lamec, Jabel, Jubal,
Tubalcaín, Noemá, Noé) y a ese linaje de dioses, sabios y filósofos (Hermes,
Pitágoras, Euclides), patriarcas (Abraham) reyes (Nemrod, David, Salomón, Hiram
de Tiro, Carlos Martel, Athelstan, Edwind), artesanos históricos y legendarios
(Hiram, Adoniram, Amon, Naymus Grecus), y tantos otros que han transmitido la
Ciencia Sagrada a lo largo del tiempo y que constituyen la auténtica "cadena
áurea" de la Orden masónica, en la que pervive la memoria de un origen mucho más
antiguo (tan antiguo como la Geometría). Y es justamente para que esa memoria no
se perdiera que se plasmó por escrito (a través de los Old Charges y otros
documentos de la Masonería continental)3 lo que antes se transmitía de forma
oral. En esa transmisión, ya fuese oral o escrita, se vehiculaba, como decimos,
la historia sagrada de la Orden, la que formaba parte de la enseñanza que
recibían los que recién ingresaban en el oficio. En este sentido hay constancia
de que la costumbre de leer los Old Charges al nuevo masón era común en la época
medioeval y renacentista, y lo continuó siendo durante el siglo XVIII, como lo
atestiguan las propias "Constituciones de Anderson", en las que figura
explícitamente la obligación de leérselos al recipiendario como parte integrante
del rito de iniciación.

En este sentido debemos decir que la historia es también una simbólica, un


código de signos y hechos significativos a través de los cuales nuestros
antepasados, de cualquier época y civilización, pudieron tener conocimiento de
las realidades superiores. Cuando se toma así, la historia revela también la
cosmogonía y se convierte en un soporte para acceder a lo suprahistórico y
metafísico. Como decía un masón anónimo de hace un par de siglos, autor de Los
verdaderos hijos de la luz:

Nosotros no vivimos en el tiempo histórico, profano, sino en el tiempo sagrado.

O como decía también el sabio taoísta Chuang-Tsu, citado por René Guénon:

La misma verdad histórica sólo es válida cuando deriva del Principio.

Pero cuando ese Principio, que es el Gran Arquitecto del Universo, se ignora o
se lo considera como una entelequia sin relación alguna con la vida y el destino
del ser humano y las civilizaciones, entonces la propia historia, y en
definitiva todas las cosas, se convierte en un mosaico de fragmentos dispersos y
desordenados faltos de la auténtica unidad que proporciona el conocimiento
metafísico y simbólico.

Volviendo de nuevo a los constructores medioevales, hemos de decir que lo que


éstos hicieron fue "adaptar" las formas de una tradición de origen milenario a
otra de reciente cuño: el cristianismo, lo que no fue muy difícil debido a que
el propio cristianismo había "absorbido" ya muchas cosas de las civilizaciones y
corrientes esotéricas anteriormente nombradas, sobre todo a través de los
primeros Padres de la Iglesia, algunos de los cuales, como Dionisio Areopagita,
Orígenes, Clemente de Alejandría y San Agustín, lograron la síntesis entre la
espiritualidad cristiana y la tradición de Hermes, Pitágoras y Platón, síntesis
de la que surgirían las ideas de que se valdrán más tarde los arquitectos
medioevales, plasmándolas primeramente en el románico (llamado así porque estaba
inspirado directamente de los collegia fabrorum romanos), y posteriormente en el
gótico. En este contexto no deberíamos olvidarnos de Boecio, uno de los últimos
representantes de la Academia Platónica de Atenas allá por los siglos V y VI, y
a la que habían pertenecido los más ilustres neoplatónicos (Proclo a la cabeza)
de los primeros siglos de nuestra era. La contribución más importante de Boecio,
autor de La Consolación de la Filosofía, fueron sus estudios sobre astronomía,
geometría, aritmética y música, es decir las ciencias y artes del Número, la
Medida, la Armonía y el Ritmo, esenciales en la arquitectura y el simbolismo
constructivo. Todo esto fue recibido por los filósofos medioevales llamados a
ser los auténticos continuadores de ese Saber, difundido a través de sus obras y
de las distintas escuelas que fundaron por toda Europa (Chartres y Oxford entre
las más destacadas), y en las que era muy importante el estudio del Timeo de
Platón, que es por cierto su libro más pitagórico, y donde se describe la
Organización del Cosmos en base a principios de orden numérico y geométrico, los
que cohesionan y fundamentan el discurso creacional en cualquiera de sus
manifestaciones. De ahí precisamente se extrajo la imagen del Dios creador, del
Ordenador del Mundo, revestido con los atributos de un arquitecto, con el compás
en la mano trazando los límites del cosmos, como podemos ver en tantos grabados
de la época.

* *   *

Cuando más arriba comentamos que los collegia fabrorum romanos se cristianizaron
queríamos decir que asumieron la herencia cristiana, o para ser más precisos: la
herencia judeo-cristiana, pues la civilización medioeval es fundamentalmente
judeo-cristiana, y los gremios de constructores no fueron ajenos a esa realidad,
hasta el punto de que las catedrales y otras edificaciones se construyeron
teniendo su modelo simbólico en el Templo de Salomón, hecho éste que podemos
considerar como crucial en la historia posterior de la Masonería y en general
del esoterismo occidental. En efecto, los constructores medioevales al tomar el
Templo de Salomón como su modelo simbólico se convirtieron también en los
herederos de los constructores que edificaron aquel Templo, que es a su vez una
imagen de la Jerusalén Celeste, o sea de la Ciudad Mítica que describieron
Ezequiel y posteriormente San Juan, pero cuyo origen es en esencia atemporal y
enlaza directamente con una genealogía espiritual (los antepasados míticos e
históricos, habitantes del "Oriente Eterno") que supera en este caso a una
tradición específica (como pudiera ser la judeo-cristiana), remontándose al
origen mismo de la humanidad.

Todas las civilizaciones tradicionales han nacido y se han desarrollado de


acuerdo a la idea de un origen celeste y sagrado de su cultura, idea
permanentemente reiterada por sus símbolos cosmogónicos y metafísicos, sus ritos
y sus mitos. Dice a este respecto Federico González en Los Símbolos
Precolombinos:

La ciudad celeste es un espacio distinto, un país que coexiste con el nuestro,


una patria de cuerpo espiritual en donde habitan los dioses, y los difuntos.
(...) Lo que la ciudad celeste es al símbolo espacial, las genealogías, o los
antepasados, lo son al temporal, y ambas confluyen para cimentar la realidad y
la vida tribal. Coexisten en el mundo de las Ideas platónico y conforman el
arquetipo. (...) Casi todas las tradiciones han sentido que son heredadas en
esta tierra de aquella ciudad del cielo y descendientes de sus moradores, y de
allí que hayan pensado invariablemente que su patria constituía el centro del
mundo; o sea, un lugar especialmente 'cosmizado', en donde las energías del
cielo y la tierra, de los vivos y los muertos, se conjugaban permitiendo el
desarrollo de la vida y de esa comunidad en el tiempo. (...) Los grandes mitos y
leyendas se refieren siempre a los génesis cosmogónicos mediante los cuales se
explica la existencia y se encuentra un orden y un sentido en la inestabilidad
del devenir. La cosmogonía es siempre actual, al igual que el tiempo, y se
regenera continuamente; en la eternidad del presente, el pasado y el futuro son
abolidos. La ciudad celeste y los antepasados son aquí y ahora, y el hombre un
vínculo permanente entre dos realidades, o mundos. Por la reiteración ritual del
mito ancestral y por medio de los símbolos que lo revelan se puede efectuar el
pasaje de lo conocido a lo desconocido. Ese es el propósito de toda enseñanza y
la razón de los secretos del oficio.4

No podría explicarse mejor la concepción del mundo de una sociedad tradicional,


por muy arcaica y "primitiva" que ésta fuese, o tal vez por ello, puesto que lo
antiguo y lo arcaico no debe confundirse con lo viejo y lo caduco sino que más
bien se relaciona

con todo aquello que es perenne y que refleja las ideas o arquetipos universales
(...) En este sentido lo antiguo es perfectamente actual.5

Y si ese centro del mundo de que se habla más arriba lo extrapolamos a la época
medioeval, y posteriormente a la renacentista, vemos que éste no es otro que el
propio Templo de Jerusalén, o Templo de Salomón, imagen de la Ciudad Celeste, y
es precisamente la Idea que promueve esa Ciudad la que impulsa realmente a los
constructores a cumplir con su oficio, dejando la huella de su Arte y su Ciencia
grabada en la piedra de la catedral románica y gótica, y por tanto plasmando en
ellas una cosmogonía tejida de relaciones permanentes entre el mundo natural y
el sobrenatural, entre el mundo físico y el metafísico, siendo el símbolo el
intermediario entre ambos y el que hace posible su unión en la mente y el
corazón del hombre.

Allí, grabados en los muros, en las columnas, capiteles, tímpanos y bóvedas,


vemos representados a los tres reinos de la naturaleza: el mineral, el vegetal y
el animal, lo mismo que el mundo del hombre y el plano intermediario, poblado de
seres fabulosos, dioses y héroes, y que comprende también los diversos cielos
planetarios y el zodíaco, rematándose todo ello con las jerarquías y potestades
angélicas que circundan el trono donde mora la Deidad, el Pantocrator, el Señor
del Mundo. En verdad la obra del arquitecto medioeval es un libro de imágenes y
símbolos herméticos que nos muestran la estructura del Cosmos y los diversos
planos o niveles de que se compone, de los más densos y groseros hasta los más
sutiles, los que viven igualmente en el hombre, por lo que éste siempre tiene la
oportunidad de acceder a ellos y conocerlos en sí mismo, lo que es igual a la
identificación con el Ser Universal o Gran Arquitecto del Cielo y de la Tierra.
Por eso mismo entre los antiguos constructores (y no nos referimos tan sólo a
los occidentales, sino a los de todas las civilizaciones), que estaban inmersos
en un "cosmos sacralizado", el proceso de la edificación, la ejecución de la
obra, adquiría un carácter esencialmente ritual. Esto es obvio en los templos y
recintos sagrados, aunque ese carácter se extendía también a la vivienda, en
donde lo práctico se combinaba perfectamente con su significación simbólica,
pues lejos de estar pensadas como "máquinas de habitar" (como pretendía Le
Corbusier, uno de los padres de la arquitectura moderna), su estructura tenía
siempre una significación cósmica, exactamente igual que los templos, que a este
respecto poco se diferenciaban de las viviendas.6 En efecto, según la concepción
de los antiguos constructores todo el edificio, ya fuese casa o templo, debía
representar al Cosmos en su totalidad, o sea con los diferentes mundos que lo
integran: el mundo terrestre, el mundo intermediario y el mundo celeste, de tal
manera que era verdaderamente una imagen simbólica realizada "según el orden"
establecido por el Arquitecto Supremo, también llamado "Espíritu de la
Construcción Universal".

Esos mismos constructores conocían perfectamente la estructura cósmica y


otorgaban un enorme valor a las ciencias y artes que la revelan, entre las que
destaca la Geometría, la "ciencia de la medida", a la que no hay que entender
tan sólo en su aspecto cuantitativo sino sobre todo cualitativo, que es el que
está especialmente ligado al simbolismo de la "luz" (tan estrechamente
relacionada con la Geometría), pues mediante sus rayos luminosos mide la
totalidad del espacio realizado, y, al mismo tiempo que las ilumina, manifiesta
las cosas que contiene, de ahí que la luz se haya tomado siempre como un símbolo
del acto cosmogónico por excelencia. Recordemos, sin ir más lejos, el Fiat Lux
del Génesis. En este sentido el proceso de la construcción sigue las pautas
marcadas por el Dios Arquitecto, o Dios Geómetra, en la elaboración del Plan
Cósmico surgido de su Pensamiento y manifestado mediante su Inteligencia (la que
todo lo hizo en "medida, número y peso" según el versículo bíblico), que es
justamente la que el constructor humano ha de encarnar e imitar en su obra. Y
ambos, el proceso de la construcción y el de la creación del Mundo, se ven
reflejados en el proceso alquímico de transmutación que el hombre realiza
consigo mismo, por lo que la Geometría sagrada expresa verdaderamente esas
pautas, leyes y principios que constituyen la guía intelectual que ordena el
devenir de ese proceso interior, que necesita previamente de una "materia prima"
en la que se pueda "obrar" o "trabajar", "materia" que actualiza todas sus
posibilidades gracias a la presencia constante del fuego sutil del amor y la
pasión por el Conocimiento.

Una forma de transmitir la enseñanza del Arte Constructivo era a través de los
signos lapidarios, es decir de las marcas grabadas en la piedra. A través de
esos signos los antiguos masones y compañeros constructores querían
efectivamente transmitir una serie de conceptos e ideas relacionadas con el
conocimiento de la cosmogonía, de sus principios y leyes fundamentales,
plasmadas en las formas geométricas. En realidad todos los signos lapidarios se
reducen a unos cuantos esquemas fundamentales: el círculo, la línea (eje), la
espiral, el cuadrado, el triángulo y la cruz. A partir de ellos se generan todos
los demás signos (y también el diseño de las propias herramientas que se
utilizaban para la construcción: mazo, cincel, plomada, nivel, escuadra, paleta,
compás, etc.), y todos juntos conforman un código o lenguaje simbólico que
constituye la "clave" para entender el significado profundo que encierra la
propia construcción realizada de acuerdo al modelo cósmico. Así pues, los signos
lapidarios están estrechamente vinculados a la arquitectura, la cual en el fondo
no representa sino el desarrollo completo de las ideas expresadas a través de
dichos signos, o símbolos.
De Bizancio a Irlanda los compañeros viajeros han dejado sobre la piedra su
signatura parlante bajo la forma de signos lapidarios (...). Esta signatura
constituía en suma la imagen reducida de un plan de edificio construido sobre su
círculo director, según este 'arte de geometría', una de las siete artes
liberales, enseñado en las universidades monásticas y a partir del cual una
metafísica fue edificada. Grabando su signo el compañero no 'justificaba'
solamente su identidad, sino su cualidad y sus conocimientos.7

Por otro lado, el hecho mismo de grabar los signos en la piedra se consideraba
un rito, quizás por el mismo hecho de que éste, el rito, no es sino el símbolo
en acción, es decir actuante, y el mismo trazado simbólico es, a su vez, la
fijación de un gesto ritual. Precisamente, el origen de ese gesto está en el
propio acto del Gran Arquitecto creando el cosmos, por lo que la construcción
aparece entonces como una verdadera "imitación" de ese mismo acto, o gesto
inteligente, que es además el origen de todo verdadero arte, cualquiera que éste
sea, pero que siempre tendrá como objetivo esencial poner nuestro ser en armonía
con el ritmo del mundo, fuente de toda vida y expresión dinámica de la Unidad
primordial. Tengamos en cuenta, en este sentido, que los antiguos arquitectos y
maestros de obra no utilizaban como hoy planos detallados del edificio a
construir. Estos eran mucho más sencillos, reducidos en bastantes ocasiones a
diseños de las distintas partes de la construcción. Esta, en sus aspectos
esenciales, era la proyección al exterior de una imagen sutil concebida en la
mente y el espíritu del arquitecto, y los oficiales que tenía a su cargo
conocían perfectamente las reglas y técnicas del oficio necesarias para su
realización, las cuales les fueron reveladas oralmente y comprendidas mediante
la práctica reiterada (y ritual) de ese mismo oficio.

Cerca, o junto a las catedrales y edificios en construcción, se encontraban las


logias, donde se trazaban los planos, se repartían los cargos y se hablaba de
los detalles de la obra. Esas logias, o talleres, no eran exactamente igual que
las actuales ni tenían la misma función, aunque conserven el mismo nombre, pero
en cualquier caso lo que sí queremos subrayar es que en el trabajo de aquellos
constructores se conjugaba el arte y la ciencia, la práctica y la teoría,
siguiendo así la famosa sentencia según la cual "el arte sin la ciencia no es
nada". La iniciación a los "misterios del oficio" era en realidad una
introducción a la sacralidad del símbolo. Por eso mismo debemos distinguir entre
el constructor franc-masón, que recibe con su oficio una concepción del mundo
coherente con los principios de orden universal transmitidos a través de la
tradición esotérica, y aquel otro que no conoce de ese oficio sino sus aspectos
más exteriores, ignorando así el sentido profundo del Arte Constructivo, no
pudiendo por tanto realizar u operar en sí mismo las ideas derivadas de ese
Arte, al que por esta razón también se ha llamado "Arte Real", idéntico a la
"Gran Obra" de la Alquimia, pues en esa "Gran Obra" se expresa, como
anteriormente dijimos, el modelo del proceso iniciático, que dividido en tres
grados de aprendiz, compañero y maestro, reproduce etapa por etapa el desarrollo
íntegro de la "tinieblas a la luz", o del "caos al orden".

Por todo ello no es de extrañar que junto a los constructores encontremos a los
sabios alquimistas, que eran también astrólogos, magos y teúrgos, perfectos
conocedores de las ciencias de la naturaleza aplicadas como símbolos vivos del
proceso iniciático y regenerador. Ellos dotaron a las catedrales y a otros
edificios de carácter civil de numerosos símbolos basados en las
correspondencias y analogías entre el macro y el microcosmos, siguiendo así la
máxima de Hermes Trismegisto: "lo de abajo es como lo de arriba y lo de arriba
como lo de abajo". La "piedra bruta" que los masones pulían y tallaban con
destino a la construcción, representaba lo mismo que la "materia prima" de los
alquimistas: el fundamento y la esencia de toda la Obra; ya se trate de la obra
arquitectónica mediante su transformación en la piedra cúbica, o de la obra
interior mediante su transformación en la "piedra filosofal", nombre alquímico
de la obtención del Conocimiento.8

Una construcción hecha con ese Arte que transfigura la materia y hace de ella un
símbolo permanente de la Belleza (que al decir de Platón es el "esplendor de lo
verdadero"), se genera a partir de un punto central, que es a su vez el "trazo"
de un eje vertical invisible, pero cuya presencia es omnipresente en todo el
templo. Ese punto central no es otro que el "nudo vital" que cohesiona el
edificio entero, y donde confluye y se expande, como si de una respiración se
tratara, toda la estructura del mismo. Dicho nudo era bien conocido por los
maestros de obra, que veían su reflejo en el ombligo, sede simbólica del "centro
vital" del templocuerpo humano. Esa estructura sutil del cosmoscatedral,
imperceptible a los sentidos ordinarios, se percibe, no obstante, gracias a la
intuición intelectual y a las formas visibles del cielo y la tierra, que están
simbolizadas en la construcción por la bóveda semiesférica y la base
cuadrangular o rectangular, respectivamente.

Naturalmente en la construcción de la catedral no sólo intervenían los masones


sino también muchos otros gremios artesanales: carpinteros, escultores,
tejedores, pintores, vidrieros, forjadores, etc., los cuales poseían también sus
símbolos y ritos así como sus secretos del oficio, estando agrupados dentro del
llamado Compañerazgo, tan estrechamente relacionado con la Masonería, hasta el
punto de que, como afirma René Guénon, en un tiempo ambos constituían una sola y
única tradición, y nosotros añadiríamos un solo arte: el Arte Constructivo en
sus variadas expresiones.

En todas esas artes y artesanías se hablaba un sólo y único lenguaje: el


simbólico, que fue bautizado como la "lengua de Oc" (es decir el "lenguaje de
los pájaros", lo que explica su carácter aéreo y sutil), de la que también
participaban la tradición de los juglares y trovadores por medio del canto, la
música y la poesía, y por supuesto las diferentes órdenes de la caballería
cristiana más o menos estrechamente ligadas con el Hermetismo,9 sin olvidarnos
tampoco de las diversas escuelas que, como las ya nombradas de Oxford y
Chartres, recogieron también la herencia de la tradición pitagórico-platónica y
la gnosis alejandrina. En esas escuelas, a cuyo calor florecerán las
universidades gracias al desarrollo de la escolástica, se enseñaban igualmente
las Artes Liberales, divididas en el trivium (las artes de la letra y la
palabra) y el cuadrivium (las artes del número y la geometría). Como hemos dicho
en varias ocasiones, estas últimas (aritmética, geometría, música y astronomía)
están directamente relacionadas con la arquitectura, por lo que eran
perfectamente conocidas por los constructores, aunque desde luego éstos sabían
muy bien que el Cosmos era también la grafía y el discurso, el Logos, del Gran
Arquitecto.

* *   *
La voz perenne de la Ciencia Sagrada no se apagaría en Occidente, aunque sí
sufriría cierto debilitamiento debido al período de relativa oscuridad que
sobreviene tras el fin del Medioevo (fechado en el siglo XIV), situación ésta
que es propia de todas las épocas de transición. En efecto, en dicha época
aparece la nefasta Inquisición y con ella las persecuciones contra los adeptos
del verdadero esoterismo se acentúan por parte de la jerarquía eclesiástica, que
se va alejando paulatinamente del mensaje salvífico proclamado en los textos
evangélicos, alejamiento que ciertamente no ha dejado de producirse hasta la
actualidad.

Pero la llegada del Renacimiento, en pleno siglo XV, inaugura un nuevo ciclo que
va a traer nuevas perspectivas y posibilidades al desarrollo de las ideas
herméticas y esotéricas, las que se verán reflejadas en las distintas vertientes
de la cultura renacentista, y desde luego el oficio de la construcción se adecua
a los nuevos tiempos, beneficiándose (como en la Edad Media) de esas mismas
ideas llevándolas a la práctica mediante el Arte Constructivo.

Hemos de tener en cuenta también que durante el Renacimiento, la Iglesia, como


institución, ya no interviene tanto en la dirección de los trabajos de los
constructores, que recuperan también las formas arquitectónicas de la Antigüedad
Clásica, en consonancia con el tono y el ambiente cultural de la época. En
efecto, y como nos dice Federico González en su obra Hermetismo y Masonería:

Si bien la Masonería, como hemos visto reiteradamente, tiene sus orígenes en los
canteros de piedra medioevales, y por lo tanto en las rigideces religiosas de
las concepciones de ese tiempo, no debe olvidarse que desde esa época hasta el
siglo XVIII, donde toma su forma especulativa, estos constructores han vivido
inmersos en un nuevo mundo, el del Renacimiento, inspirado en el Corpus
Hermeticum, el Pitagorismo (también los Himnos Orficos y los Oráculos Caldeos) y
sobre todo en Platón, los neoplatónicos y Proclo, lo cual se ve reflejado en sus
palacios, iglesias, jardines y torres, arquitectura interior, ingenios mecánicos
y otras maravillas de magia natural y experimentación científicas y artísticas
(pinturas, esculturas, orfebrería y mueblería) que tuvieron su origen en la
Academia de los Médicis, dirigida por Marsilio Ficino, cuya influencia se
extendió por toda Europa por casi tres siglos, y que por cierto estuvo presente
en la Inglaterra Isabelina y sus sucesores, y que desemboca no casualmente, y
sólo para nombrar un ejemplo, en la traducción del Corpus Hermeticum por Sir
Walter Scott, maestro masón, en la misma época que las logias inglesas irrumpen
con fuerza en la Historia moderna.10

En efecto, durante todo el Renacimiento y hasta el siglo XVIII las ideas de los
filósofos herméticos y cabalistas-cristianos se reflejarán en la construcción
realizada por los gremios artesanales, cuyos arquitectos, maestros de obra y
operarios eran hombres ilustrados que conocían perfectamente la tradición de
Hermes, Pitágoras y Platón, y por lo tanto estaban versados en las más diversas
disciplinas, artes y ciencias. Como ejemplo de los arquitectos renacentistas
ligados con las ideas herméticas merece destacarse al francés Filiberto de
l'Orme (siglo XVI). Conocedor de la obra de los filósofos herméticos, cabalistas
cristianos y neoplatónicos (en su obra escrita menciona a Orfeo, Pitágoras,
Sócrates, Platón, Noé, Moisés, Salomón, Ezequiel, Marsilio Ficino, etc.), de
l'Orme aplica en la arquitectura los principios que se desprenden de las
correspondencias y analogías entre el macrocosmos y el microcosmos, entre el
mundo sutil y el mundo corpóreo, de cuya interrelación permanente nace la
Armonía del Mundo. Esta es la razón de que considerara a la arquitectura como
una imagen de esa Armonía y como un compendio de todas las artes y ciencias
cosmogónicas, y asimismo que el constructor no sólo debe poseer los
conocimientos puramente técnicos del oficio, sino que además ha de ser un
experimentado en Astronomía, Astrología, Música, Historia, Matemáticas,
Filosofía, Pintura, Medicina, etc. De l'Orme es pues un arquitecto del
Renacimiento que, como tantos otros, recibió el influjo intelectual de Hermes en
la aplicación de su Arte.

Las obras de Marsilio Ficino (incluidas sus traducciones y comentarios al Corpus


Hermeticum y la obra de Platón), Pico de la Mirandola (Heptaplus, Discurso sobre
la dignidad del hombre), Cornelio Agripa (La Filosofía Oculta), Francesco Giorgi
(De Harmonia Mundi), Johannes Reuchlin (De Arte Cabalistica y El Verbo
Maravilloso), Guillermo Postel (De Orbis Terrae Concordia, El Vínculo del
Mundo), Giordano Bruno (Expulsión de la Bestia Triunfante, La Cena de las
Cenizas), John Dee11 (La Mónada Hieroglífica), entre tantos y tantos otros,
ejercieron una gran influencia en los círculos intelectuales de toda Europa, y
prepararon el camino para la eclosión del movimiento rosacruz a principios del
siglo XVII, el cual tendrá un protagonismo muy importante en la gestación de la
Masonería especulativa.

Robert Fludd (Historia Metafísica del Macrocosmos y del Microcosmos), Michel


Maier (Atalanta Fugitiva), Enrique Khunrath (Anfiteatro de la Eterna Sabiduría),
Juan Valentín Andreae (Las Bodas Químicas de Christian Rosencreutz,
Cristianópolis), Comenius, Salomón de Caus etc., son algunos insignes
representantes de esa corriente hermética y cabalista cristiana, que además
estaba estrechamente ligada con diversas órdenes de caballería herederas más o
menos directas de las que existieron durante el Medioevo. En este sentido
queremos señalar el hecho de que determinados autores (entre ellos René Guénon)
consideran a la corriente rosacruz (hermética, alquímica y cabalista cristiana)
como la antecesora directa de la Masonería especulativa, o "filosófica", como
algunos prefieren llamarla. Según esos mismos autores la Masonería especulativa
es la consecuencia directa de la "fusión" del Hermetismo rosacruz con las
cofradías de constructores, es decir que lo que confluyó en el nacimiento de la
Masonería moderna era nada menos que la propia tradición de Occidente,
"protegida" y "a cubierto" a partir de entonces en el seno de las logias y
templos masónicos.

Es innegable que esa "fusión" entre el Hermetismo rosacruz y la tradición de


constructores se gestó en Inglaterra y en Escocia, y por tanto vivió
relativamente "aislada" de las turbulencias religiosas, políticas y sociales que
por aquel entonces (comienzos del siglo XVII) azotaban el continente europeo, y
que encuentran su apogeo durante la Guerra de los Treinta Años. En efecto, como
consecuencia de esta guerra, que devastó media Europa y que de alguna manera
señala el momento cíclico de un cambio de época, muchos de los adeptos
herméticos y rosacruces tuvieron que abandonar el continente instalándose en las
Islas Británicas, donde todavía existía cierta tolerancia hacia las ideas
herméticas, tolerancia que en verdad no desaparecería nunca de la tierra de
Albión. De hecho casi todos los que entraban en las logias inglesas y escocesas,
y que no eran gentes del oficio de constructor, pertenecían o estaban de una u
otra manera relacionados con el movimiento rosacruz y las diferentes corrientes
herméticas todavía existentes; o bien pertenecían a la nobleza, y por tanto
vinculados, en mayor o menor grado, a esas órdenes de caballería que mencionamos
anteriormente como unidas también al Hermetismo. Este es el caso de Elías
Ashmole, que es en cierto modo el paradigma del masón no vinculado directamente
con el oficio de constructor pero sí integrado en el Hermetismo.12
Gracias a ese aislamiento y "cobertura", pudo llevarse a cabo efectivamente esa
"fusión" de la corriente hermética y rosacruz con los masones operativos, que
también estaban interesados en establecer analogías entre su oficio y otras
artes y ciencias de la Cosmogonía. Por ejemplo, el escocés William Schaw (autor
de "Los Estatutos Schaw", datados en 1598-99, y maestro de obras en la corte de
Jacobo VI) estaba vivamente interesado en el Arte de la Memoria, el cual lo
aprendió de los discípulos ingleses del neoplatónico y maestro hermético
italiano Giordano Bruno, el gran difusor de este Arte en el Renacimiento. Pero
para comprender la aparición de la Masonería actual tendríamos que tener en
cuenta:

que las logias masónicas del siglo XVII podían haber sido en un sentido un
templo de la memoria, edificio imaginario que contenía lugares e imágenes fijas
ayudando a memorizar los secretos de la Palabra del Masón y los rituales de
iniciación. La recomendación formal de William Schaw para que los masones
atestigüen sobre el arte de la memoria y la ciencia a la que éste se refiere ha
sido vislumbrada por generaciones de historiadores masónicos pero su
significación nunca ha sido señalada. Y sin embargo esa recomendación nos da la
clave para la comprensión de los aspectos principales de los orígenes de la
Franc-Masonería, vinculando el oficio de masón operativo a las búsquedas de los
magos herméticos.13

La idea de la Logia masónica como un templo de la memoria es enormemente


sugerente, y responde exactamente al papel mnemotécnico que desempeñan los
símbolos que la decoran, empezando por la Logia misma, imagen simbólica del
Cosmos. La Logia, el Templo, bajo el punto de vista del Arte de la Memoria, arte
esencialmente hermético, pasa a ser un símbolo importantísimo para la Masonería
incipiente, pues es en el interior de ella donde se realizan todas las
actividades y ritos del masón, y donde se estudia y se medita en los símbolos
allí presentes, que desde luego no están puestos al azar, sino en el lugar y en
el sitio que les corresponde para permitir que queden "fijados" en la mente y
contribuyan a la transmutación alquímica de ésta por su identificación con la
Inteligencia Universal, de la que es un reflejo.

Por eso mismo se sigue conservando el nombre de "taller" para designar la Logia
o el Templo, porque fundamentalmente a ella se va a "trabajar", es decir a
"tallar" la piedra bruta, que es el alma humana aún sin cultivar por la Vía
simbólica tal cual propone la iniciación hermética y masónica. Queremos decir
que a partir del momento en que prácticamente desaparece el oficio de
constructor, que basaba su obra arquitectónica en el modelo cósmico descrito en
el Templo de Salomón, la nueva Masonería se ve abocada a concentrar ese modelo
en la Logia misma, incorporando también en sus rituales una historia sagrada y
mítica que tiene al maestro Hiram, el constructor del Templo de Salomón, como
personaje central, entendiendo que esta era la única manera de que el legado
simbólico y doctrinal recibido de las diversas corrientes esotéricas de
Occidente continuara transmitiéndose a las generaciones venideras.
Recordemos en este sentido que ese período histórico vivido por la Masonería
(siglos XVI-XVII) ha sido llamado de "transición", lo que quiere decir que la
antigua Masonería del oficio estaba mutando en una sociedad esotérica capaz de
recibir en su seno no sólo la herencia de los símbolos y ritos relativos a la
construcción, sino también los de otras organizaciones iniciáticas (incluidas
las órdenes de caballería ligadas con el esoterismo cristiano14) diferentes a la
tradición de constructores pero que formaban parte como ella de un mismo
universo tradicional y de un mismo ámbito geográfico y cultural.

Toda esa herencia se va consolidando progresivamente a lo largo del siglo XVIII


y comienzos del XIX con la creación de los grandes Ritos o Sistemas masónicos
(Rito Escocés Antiguo y Aceptado, Rito de York, Rito Emulación, etc.), que son
los que han dado a esta organización iniciática su estructura actual. Por todo
ello no es de extrañar que la Masonería haya sido llamada también "arca
tradicional de los símbolos", lo que quiere decir fundamentalmente que sigue
siendo portadora de una influencia espiritual que contribuye a la continuidad de
la "iniciación a los misterios" en la sociedad contemporánea.

Como nos recuerda nuevamente Federico González:

La Masonería es, según todo esto, el resultado feliz de la relación y síntesis


entre distintas formas de acceder al Conocimiento, y la unicidad que esas formas
proclaman. Pero está claro que tamaña empresa no ha sido obra de algunas
personas, o el conjunto de acciones individuales encaminadas a lograr esa
síntesis, pese al agradecimiento que merecen variadas personalidades en ese
sentido. La Masonería es y seguirá siendo un depósito de Sabiduría Tradicional
que otorga el Conocimiento a aquellos que son capaces de recibirlo.15

La cosmogonía masónica, integrada en el Hermetismo, pudiera ser vista pues como


un soporte para lograr la realización espiritual o metafísica, que es hacia la
que apunta el eje polar de la plomada que pende del techo de la Logia, señalando
la salida cenital hacia la verdadera Realidad, pues al fin y al cabo la Logia,
como el Cosmos (la obra de arte del Gran Arquitecto), o la Caverna de Platón, es
tan sólo el reflejo de una realidad superior, supracósmica y metafísica, y que
como tal está más allá de los condicionamientos y limitaciones propios de lo
individual.

Por eso la Masonería de hoy, de aquí y ahora, tiene un valor incalculable para
todo aquel que desee realizar un trabajo de orden interno. En este mismo orden
de ideas, y para que se haga tal vez más "operativo" por su efectividad, el
trabajo con los símbolos masónicos debería ir acompañado de un conocimiento de
la simbólica universal, o lo que es lo mismo, de un estudio comparado con los
símbolos, ritos y mitos de otras tradiciones, ya estén vivas o desaparecidas,
pues se trata todo ello del legado sapiencial que los seres humanos de esta
época hemos recibido de nuestros antepasados, de cualquier lugar, tiempo y
tradición.
Estamos convencidos de que ese estudio comparado servirá para comprender más en
profundidad al propio símbolo, rito y mito masónico, a los que se verán formando
parte de esa Tradición Unánime o Filosofía Perenne de la que hablamos al
principio. En este sentido nos consta que existen todavía en distintos lugares
del mundo logias dedicadas a trabajar en la profundización de ese legado
simbólico, conscientes de que sólo la comprensión de las ideas en él contenidas
puede permitirles enlazar con la esencia de la Masonería y la comunicación por
tanto con esa cadena de unión que constituye, como se dice en el libro Símbolo,
Rito, Iniciación:

...una imagen en el plano de la cadena vertical que entronca con los orígenes de
nuestra Orden y asegura una transmisión regular, a través de los iniciados de
todos los tiempos, con el Gran Arquitecto Universal.16

NOTAS

*
Conferencia pronunciada en la   Biblioteca Arús de Barcelona el 10 de Abril de
2003.

1
SYMBOLOS Nº 25-26: Federico González y colaboradores: "Introducción a la Ciencia
Sagrada", p. 403-404.

2
En otros manuscritos se dice que el mismo Euclides fue discípulo de Abraham, lo
cual constituye un verdadero anacronismo pues Abraham vivió aproximadamente dos
mil años antes que Euclides. Pero teniendo en cuenta que las leyendas relatadas
en los "Antiguos Deberes" tratan de historia sagrada y mítica, lo que en verdad
se quiere significar con esta leyenda es que Euclides (o sea la Masonería) fue
el discípulo que recibió el saber que el Patriarca encarnaba: el de la tradición
hebrea, entroncada con las antiguas civilizaciones mesopotámicas (contemporáneas
de Egipto), pues Abraham era oriundo de la ciudad caldea de Ur. Sobre la
relación de Euclides con Abraham ver Denys Roman: René Guénon et les destins de
la Franc-Maçonnerie, cap XII.

3
De la Masonería medioeval en el continente debemos destacar especialmente las
cofradías y guildas de Francia y los países germánicos. En estos últimos las
guildas estaban agrupadas bajo el nombre de "Federación de Logias del Santo
Imperio", conocida como la Bauhütte, cuyos centros principales se encontraban en
Estrasburgo, Colonia, Ratisbona, Viena y Berna. De esas logias salieron, por
ejemplo, "Los Estatutos de Ratisbona", "Las Constituciones de los Masones de
Estrasburgo", "Estatutos y Reglamentos de Bolonia", etc.). Sin embargo, las
leyendas que aluden a la historia mítica y tradicional de la Masonería tan sólo
se encuentran en los Old Charges ingleses y escoceses.
4
Federico González: Los Símbolos Precolombinos. Cosmogonía, Teogonía, Cultura, 
cap. XVIII.

5
SYMBOLOS Nº 25-26, p.334.

6
Recordemos en este sentido que en esas civilizaciones el hogar de la casa
equivale a lo que representa el altar en el templo: un lugar "central" ligado
siempre a la idea de sacrificio y ofrenda a la deidad.

7
Luc Benoist: Art du Monde, tercera parte, cap. VI.

8
Entre los hermetistas cristianos de esa época se hacían numerosas
correspondencias entre el nacimiento, vida, pasión, muerte y resurrección de
Cristo y las distintas etapas de la Gran Obra alquímica, y así figura en muchas
expresiones del arte medioeval y renacentista.

9
De entre esas órdenes de caballería merece destacarse la del Temple, la cual
efectivamente mantenía vínculos muy estrechos con las cofradías de
constructores.

10
Hermetismo y Masonería, pág. 139.

11

Ver Ibid., cap. I. Acerca de John Dee quisiéramos decir que este maestro
hermético del Renacimiento Isabelino prologó los Elementos de Geometría de
Euclides, obra que era tema de estudio entre los arquitectos medioevales y
renacentistas. En ese Prólogo Dee afirma que

todas las artes matemáticas están subordinadas a la arquitectura como su reina.

Como se ha dicho anteriormente, en las leyendas de los Old Charges el pitagórico


Euclides aparece como uno de los progenitores de la Masonería.

12
Sobre Elías Ashmole recomendamos nuevamente Hermetismo y Masonería de Federico
González. Asimismo El Iluminismo Rosacruz, de Frances A. Yates.

13
Robert Stevenson: Les Origines de la Franc-Maçonnerie. Le Siècle Ecossais 1590-
1710, p. 138-139.
14

Referente a los vestigios de las iniciaciones caballerescas dentro de la


Masonería he aquí lo que nos dice André Bachelet en su artículo "El Arca
viviente de los símbolos. Masonería y fin de ciclo", aparecido en el Nº 19-20 de
SYMBOLOS:

... la constitución de los 'altos grados' escoceses y side degrees anglosajones


representa una forma de arreglo y restitución cuya importancia ciertamente no se
valora lo suficiente. Y sin duda conviene recordar en esta oportunidad que las
bases simbólicas del Oficio que participa del Arte Real, y que son estrictamente
asimilables a una vía de constructor, se completan (en función de la existencia
de depósitos caballerescos en el seno de la Orden) mediante la vía del Kshatriya
[del guerrero], para utilizar la terminología del hinduismo.

15
Hermetismo y Masonería, cap. II.

16
Símbolo, Rito, Iniciación. La Cosmogonía Masónica, de Siete Maestros Masones,
cap. 33.

EBLIS - CAIN - HERMES - HIRAM

PHOENIX

Es poco conocida aún por investigadores especializados la filiación directa de


los iniciados herméticos y masónicos a su propia Tradición. Muchos de ellos
conocen su origen cainita y la figura de Tubalcaín sin que sin embargo puedan
fijar con claridad esta genealogía espiritual supracósmica y por lo tanto no
humana. En efecto Caín no es hijo como Abel de Adán y Eva, sino del mensajero de
la Luz, Eblis, o Lucifer en la tradición bíblica, que fecundó a aquélla; así
Abel hijo de la pareja humana es fruto de la tierra, mientras que Caín es un ser
espiritual nacido de la Luz y por lo tanto engendrado por los efluvios celestes
y sin padre terrenal conocido. Como se ve claramente, la generación de Abel, que
se corresponde por otra parte con el nomadismo, el tiempo y el pastoreo, es
distinta a la de Caín, que se vincula con el espacio, la agricultura, el uso del
intelecto de manera práctica en el sentido del dominio de la naturaleza, en
especial en lo que toca al arte y la ciencia de la construcción.1 Bajo este
aspecto, Caín es un hijo "contranatura" con respecto a la "naturalidad" propia
de la especie representada por Abel.

Eblis, el Espíritu de Luz, es pues el antecedente de una gran dinastía que, como
veremos, se reproduce de modo paralelo a las genealogías de los hombres comunes.
Sin embargo, este Espíritu de la Luz, o Lucifer, ha sido siempre odiado por
estos últimos que sin poder comprenderlo se han vuelto siempre contra él de modo
radical, a tal punto que en el Corán se lo equipara con el mismo Satán. Por eso
es que Caín corrió la misma suerte y sobre sus espaldas se descargó la furia no
sólo de Adán sino también de su madre Eva y su hermano Abel, es decir de toda su
familia meramente humana y es por ese motivo que Caín tuvo que asesinar en
defensa de su auténtico linaje a Abel, lo que además de indicarnos un cambio de
ciclo signado por la salida del paraíso (donde se recolectaba directamente de
los árboles) y posteriormente por el abandono de la actividad pastoril frente a
la cultura del agro, igualmente, en la polivalencia de los símbolos, señala la
destrucción del hermano humano que cada uno de nosotros lleva también dentro de
sí. Siguiendo con Eblis o el Espíritu o Angel de Luz, se dice que fue denigrado
por no querer obedecer a Adán, un simple humano, y por ese motivo expulsado del
Paraíso constituyéndose en un espíritu que da origen a la estrella Polar al
desprenderse el brillante luminoso que tenía sobre su frente y que esa misma
condensación de la Luz, llamada Estrella Polar, como se ha dicho, es también la
residencia espiritual del auténtico Rey del Mundo, el Agartha; estos últimos
símbolos, o mejor realidades espirituales, son los que han guiado a los
auténticos iniciados de este Manvántara y de la descendencia de Eblis, o Iblis,
y a la cual pertenecen tanto Enoch, y Hermes, como Hiram Abif, constructor del
Templo de Salomón. La Biblia nos cuenta también que la Reina de Saba, Balkis,
quiso conocer Jerusalem; una vez allí la reina negra rechazó al más sabio de los
reyes y se enamoró del oscuro Hiram del que ni siquiera se conocía la
ascendencia carnal. En este mismo sentido se quieren señalar dos puntos: uno,
que en el libro de Salomón "El Cantar de los Cantares" se menciona directamente
a una amada negra que se supone con toda razón es la Sabiduría, y su relación
con el color de la piel de Balkis, Reina de Saba, y en segundo lugar que de este
último pueblo, primero judío, luego cristiano, y posteriormente también con
vínculos con el islam nace la secta de los sabeos que tenía como inspirador al
profeta Idris, identificado con el dios Hermes. Igualmente que, en el siglo XII
en el mismo Islam otra agrupación de fieles importante se dice que tenían a
Eblis como su patrono y deidad protectora por el hecho de que este no había
querido reverenciar a Adán, personaje exclusivamente humano al que sentía
inferior a su propia categoría.2 En este caso se trata de la orden Adawiyah de
la cual derivan los Yazidis o Yezidis del islam Kurdo, todos ellos emparentados
entre sí. Se trata entonces de una diferencia entre los iniciados, representados
por Eblis o Iblis, el Espíritu de la Luz, y los meros profanos, hijos terrenos
de Adán y Eva, y de dos razas absolutamente diferentes, una de ellas intelectual
y la otra simplemente profana. Queremos terminar estas líneas significando que
esta diferencia se encuentra impresa desde el principio de este ciclo en la
esencia misma del cosmos y que su pugna no podrá cesar por la envidia nacida de
la incomprensión de los simples mortales en contra de los hijos del Espíritu,
que no ha de terminar hasta el fin de este gran ciclo, siendo los primeros
múltiples y emparentados con la religión, y los últimos -los hijos de la Luz-
escasos y asociados con la metafísica. Es decir, respectivamente con lo
horizontal y lo vertical, o lo cuantitativo y lo cualitativo.

*
*   *

Queremos referirnos ahora a aquellos buscadores del Conocimiento que comenzaron


ya hace un tiempo el camino de regreso a la Unidad, símbolo supremo del Ser
Universal, que se refleja analógicamente en la unidad del ser individual.

En este largo peregrinaje de retorno se presentan instancias difíciles, dudas y


vacilaciones, falta de referencias y falsas ilusiones, sensaciones de
vaciamiento y depresión que en muchas ocasiones desembocan en la desesperanza.
Empero estas situaciones no son sino estados del alma propios de quien se
adentra en la interioridad de sí mismo y sufre los despojamientos necesarios
para el nacimiento del hombre nuevo y su propia construcción, lo cual es
equiparado a pruebas que el ser debe atravesar para re-conocerse en su propia
naturaleza.
Todo ello es normal, como decíamos, para aquellos hombres y mujeres que
pretenden mediante un proceso radical desembarazarse de su programación y los
condicionamientos que los tienen aprisionados hasta la asfixia en el hombre
viejo, que sin embargo lucha denodadamente con la ventaja que le da la
certificación oficial que le otorga el medio social y los usos y costumbres que
le ha implantado en su psicología, apoyada por la dificultad de un trabajo
ritual de esta naturaleza que no cuenta con el cobijo ni el amparo de nada de lo
conocido o aquello con lo que simplemente estamos habituados, sino que por el
contrario, trata de romper con ello.

Por lo que hemos expuesto hasta aquí, se ve que los llamados al conocimiento
necesitan desarrollar un trabajo ritual en el que deben destacarse el estudio y
la meditación y purgar su psicología para ser verdaderamente elegidos, es decir,
traspasar los términos de sus limitaciones intelectuales-espirituales, para
acceder a una nueva raza: la de los cainitas, en detrimento de las ataduras,
múltiples egos, y la ignorancia del "inocente" y correcto Abel, sujeto a la
tierra y a lo meramente humano, y sin posibilidades de acceso a otros estados
superiores del Ser Universal. Es decir, que lo que es sólo virtual debe
efectivizarse mediante una labor concentrada, sujeta a un orden y a la
concepción de una nueva visión, que va apareciendo y tornándose cada vez más
clara a medida que se va recorriendo la Vía Simbólica.

De hecho, el recorrido de un primer tramo del camino hacia el ser es ya un grado


que diferencia al esforzado postulante del simple profano. Pero en ello asimismo
se encuentra un peligro al suponer que ese primer nivel que se corresponde con
la psiqué puede dar todo a lo que verdaderamente se aspira en esta senda que
nada tiene que ver con un pequeño poder o la soberbia del que necesita ser más
que un simple mortal sin pretensiones iniciáticas -por muy distintos motivos- y
que muchísimas veces es enormemente superior en diferentes órdenes al personaje
-en numerosas ocasiones interno- al que nos estamos refiriendo. Por lo que puede
observarse la cantidad de riesgos a los que está sometido aquél que se encuentra
interesado en el tema de la Ciencia Sagrada que de modo perverso puede confundir
tanto con el fraude como con el fanatismo. Así pues no están ausentes en este
proceso los extravíos, que en algunos casos pueden fijarse de modo definitivo.
Queremos aclarar que en muchos de estos casos el origen debe buscarse en el
orgullo y la soberbia de los futuros neófitos, originados en las limitaciones de
sus inteligencias respecto a la supremacía de la fuerza de las pasiones que los
agitan y al no someterse a la voluntad de las energías celestes a las que se
desafía desproporcionadamente confiando en las propias fuerzas, que por ser
tales, se consideran erróneamente como superiores a cualesquiera de las que se
les podrían oponer; igualmente esto es válido con respecto a las adhesiones, con
respecto a determinadas teorías, personalidades, o "escuelas" con las que estos
sujetos se identifican, sin advertir en la mayoría de los casos el engaño del
que son víctimas conscientes, o sea voluntarias.3

Aunque estos casos, sin ser excepcionales, no son los que queremos tratar ahora,
sino aquéllos en que estos primeros estados del mundo intermedio ya han sido
superados, pero hemos deseado señalarlos para que no se confundan con otros
planos de mucho mayor nivel, incluso de otra naturaleza, y que también forman
parte del descubrimiento de la propia identidad, o sea nuestra correspondencia
con el Ser Universal.

*
*   *
Es conocida la sentencia "Conócete a ti mismo" ubicada a la entrada de la
Academia Platónica, la cual es el verdadero programa y al mismo tiempo el fin de
la filosofía. Pues dada la analogía, es decir la correspondencia entre el macro
y microcosmos, incluye el Conocimiento esencial del Universo.

La identidad del ser individual es pues desde los orígenes, el objetivo de la


filosofía y a través de éste la comprensión de la máquina del mundo. Por lo que
el discernimiento de la verdadera naturaleza del ser humano es el primer
objetivo del Conocimiento filosófico, lo que da lugar a una rama de la misma
Filosofía, la Ontología, que trata específicamente del ser humano como del Ser
Universal, o sea del Cosmos, preparando así el campo de la Metafísica, que como
su nombre lo indica, se sitúa más allá del mero conocimiento humano, y de la
cual podría decirse se interesa por lo supracósmico y lo supraindividual.

En cuanto a la Biblia y las tres religiones que derivan de sus textos, el Ego
sum qui sum se refiere obviamente a la identidad del Ser Universal, que se
refleja en el ser individual.

Pero no para todos los pueblos y religiones esto es tan marcado y algunas como
el hinduismo, el budismo o el taoísmo no ponen su énfasis en el ser humano como
tal, valoración propia de Occidente y su cultura, y mucho menos en su
personalidad como lo hace desde tiempos recientes la Psicología, aunque para
todas estas concepciones tanto orientales como occidentales el hombre juega un
papel central en la creación.

La identidad es, en suma, el problema central de nuestra civilización, y una


verdadera necesidad en el ámbito de nuestras perspectivas, cualesquiera que
ellas fuesen, pues constituye el núcleo mediante el cual cualquier posibilidad
es válida y toda perspectiva inteligible. Y la búsqueda del yo se transforma así
en el hombre actual en el motor de sus legítimos afanes y en el meollo de la
construcción de su ideario.

El trabajo iniciático, al que anteriormente nos hemos referido, adquiere en


Occidente similares características, y es a partir del conocimiento del ser
individual, y de su realización efectiva, que se posibilita conocer al Ser
Universal -ya que no se puede resignar lo que no se posee- y siguiendo con todo
ello, abrirse al Conocimiento del No Ser, de lo que No es, lo cual constituye el
campo de lo que se ha dado en llamar la Teología Negativa.

Pero ¿qué es este ser? y ¿cómo puede conocerse? o, al menos, ¿de qué forma
acceder a él? Estas preguntas, formuladas explícitamente o no, conforman el
bagaje del hombre contemporáneo, al menos el de la minoría de los que pueden
tener inquietudes de este tipo y que se diferencia de la inmensa mayoría sumida
en el sueño y lo consuetudinario. Las tres grandes preguntas de la Filosofía:
¿De dónde vengo? ¿Quién soy? ¿A dónde voy?, no dejan de referirse expresamente a
ello, siendo la proposición central la que genera las otras dos colocadas
simétricamente a sus extremos.

Sin embargo puede observarse a simple vista que el quién soy se efectúa desde un
sujeto que ignora la respuesta y la pone como fuera de sí mismo, lo cual supone
un propósito de búsqueda y un anhelo de integración con algo que se desconoce y
que vendría a responder y por lo tanto a completar la preposición que subyace a
la pregunta.
Pero esta última actitud, natural si se quiere y propia de quienes comienzan la
aventura del Conocimiento y el retorno a la morada de sí mismos de donde han
salido, lugar del que se encuentran exiliados por una suerte de solidificación
de sus posibilidades, corre el peligro de constituirse en un objetivo a cumplir
que siempre está como fuera del propio ser humano que, empero, es el
protagonista fundamental de esta gesta y de las largas y esforzadas labores que
la jalonan y que siempre se alejan a medida que nos acercamos a la realización
de ella, tal cual el viejo ejemplo del burro al que se le coloca por delante una
zanahoria atada a un palo.

Por eso en determinado momento de este extenso camino que incluye la pérdida en
el laberinto, la travesía de ríos, la lucha contra los titanes de las pasiones,
etc. etc., en suma, las pruebas iniciáticas, es bueno volver a las preguntas
iniciales que ya son diferentes con respecto a las distintas etapas recorridas,
como ya nos ha sucedido igualmente en otras con anterioridad, y con el caudal de
todo lo aprendido y la experiencia adquirida en la batalla por obtener el Graal
de la conciencia, preguntarse una vez más por la identidad siempre en fuga, ya
que la ignorancia casi se ha transformado en nuestro estado habitual y ciertas
ilusiones y pasiones no han tenido más que desaparecer por las propias
circunstancias de nuestro viaje interior. Detenerse entonces con confianza y
conciencia en el camino -como el sol en los solsticios- y advertir que la
identidad ya viene puesta y que el ser es, ni más ni menos, todo lo que es, y
eso eres tú; así de sencillo.

Así el ser que fue cambiando en el recorrido, cada vez ha sido algo menos
rígido, y real, con que identificarnos, cada vez ha sido menos algo con lo que
fuera posible esa identificación. Siendo así con respecto a lo concreto, sujeto
a peso y medida, y a cualquier indefinido, habiéndose transformado en algo
incapaz de ser clasificado, ni siquiera aprehendido y que sin embargo está aún
más cerca que nuestro propio corazón y que se parece cada vez más a lo que no
es, que cualquier otro fenómeno, cosa, o ser del que pudiera decirse que es
algo.

Y así el iniciado, el auténtico maestro hermético o masón habrá alcanzado en


esta instancia un grado intelectual propio de un auténtico cainita.4

NOTAS

1
En relación con el predominio de Caín sobre Abel del que estamos hablando, hay
una inversión en el significado de la "inocencia" de Abel. Ver en este sentido
"Caín y Abel", cap. XXI de El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos
de René Guénon, donde entre otras cosas dice el autor que la historia de Caín y
Abel sin duda tendría diferentes características y sería susceptible de
diferente interpretación desde el punto de vista de los pueblos sedentarios, o
sea de los creadores de la investigación y las artes del espacio y ciencias
correspondientes, es decir de la cultura que desemboca en las grandes
civilizaciones.

2
Aún considerando el nivel más alto de Adán o sea el Adán Universal (Adam
Kadmon), o el Cosmos como Adán, Eblis se siente superior a él dado su origen
supracósmico, es decir no humano.

3
Son bien ilustrativos al respecto los ejemplos de la mujer de Lot (Génesis 19,
26) y de Orfeo en su retorno de los infiernos al volverse a mirar a su esposa
difunta, Eurídice, lo que en ambos casos les había sido prohibido.

4
"En los términos de la filosofía tradicional, a 'Dios' se le llama propiamente
'nada', y Dios no sabe lo que él es, debido a que él no es ningún 'qué'." A. K.
Coomaraswamy: "Gradación y Evolución II" (en: What is Civilization?).

EL TEMPLO DE SALOMON. Isaac Newton. Introd. de J. M. Sánchez Ron. Traducción y


estudio filológico C. Morano. Ed. Debate/CSIC, Madrid 1996. CV+140 pgs. 

En su prólogo, J. M. S. R., con suma oportunidad, señala que el economista Lord


Keynes llamaba a Newton el último de los magos. Efectivamente, el ilustre sabio
que enunciara la famosísima ley de la gravedad universal fue un esoterista que
veía en la naturaleza el Templo del Gran Arquitecto del Universo y por lo tanto
al científico como un sacerdote que podría intervenir en los procesos del mundo
y llevar hacia el Conocimiento y el Origen gracias a las pistas que el Creador
había manifestado y al tiempo velado en su discurso criptogramático. De allí que
en sus investigaciones Newton tocara temas bíblicos, pues consideraba al Libro
un compendio de sabiduría revelada, pese a las corrupciones que había sufrido su
texto, muchas de ellas perpetradas por la jerarquía religiosa romana; lo mismo
cabe a sus investigaciones alquímicas a las que consagró grandes estudios y
esfuerzos. En esto no se destacó especialmente Newton de los demás sabios de su
época pues es sabido que la generación de científicos que fundara la ciencia
moderna (Locke, Kepler, F. Bacon, Robert Boyle, etc. etc.) investigaba en ese
mismo sentido y daba tal vez más importancia a los estudios bíblico-teológicos,
e incluso a la Historia Sagrada, como es el caso, que a los temas exclusivamente
científicos o mecánicos (física, química, matemáticas, óptica, etc.), aunque en
rigor de verdad, estos temas no fueron nunca separados, pues se trataban sin
ninguna diferencia entre sí, tanto lo sagrado como lo profano, lo cual se
comprueba con facilidad cuando se coteja el contenido de la biblioteca del
propio Newton (John Harrison, The Library of Isaac Newton, Cambridge Univ. Press
1978) o de alguna otra con la que trabajó (la privada de Isaac Barrow, las
públicas de Cambridge). 

"¿Por qué le llamo mago?", -se preguntaba Keynes- "Porque contemplaba el


Universo y todo lo que en él se contiene como un enigma, como un secreto que
podía leerse aplicando el pensamiento puro a cierta evidencia, a ciertos
indicios místicos que Dios había diseminado por el mundo para permitir una
especie de búsqueda del tesoro filosófico a la hermandad esotérica." (pgs. XI y
XII, intr.) 

En ese sentido el sabio inglés prestó especial atención a las historias


bíblicas, como ya señalamos, a las que se refirió varias veces y a las que
juzgaba las más antiguas con respecto a las griegas -y aún a las caldeas- con
indudable erudición y gran acopio de información de todo tipo, tomada de los
estudios más conspicuos de su lugar y época. Debemos aclarar que no utilizó sólo
la Historia Bíblica (incluso el Apocalipsis) como única fuente de sus estudios
históricos, sino también a Flavio Josefo, Filón de Alejandría, los mitos
griegos, etc. y que consideraba que la posición de las estrellas en las
constelaciones del zodíaco dada en descripciones de la guerra de Troya, y de la
misión de Jasón y los argonautas en busca del Vellocino de Oro (a la que situaba
en 937 a. C.), por ejemplo, fijaban una pauta en el espacio y el tiempo,
adelantándose así tanto a los arqueólogos que posteriormente descubrieron
ciudades antiguas de las que había descripciones "míticas", como a la moderna
ciencia de la Arqueoastronomía, que fija fechas de sitios -inclusive grandes
conjuntos- en relación al estudio del cielo de la época en que fueron
edificados. En un manuscrito suyo titulado The original of religions puede
leerse (ya citado en nuestro artículo, pág. 38): "De manera que era propósito de
la primera institución de la religión verdadera en Egipto proponer a la
humanidad, mediante la estructura de los antiguos templos, el estudio de la
estructura del mundo como el verdadero Templo del gran Dios al que adoraban." 

Y este es el propósito de la investigación de Newton centrada en el Templo de


Salomón, que nos desvela este sorprendente y fascinante trabajo, editado con
toda oportunidad y reconfortante erudición por Ciriaca Morano y que recomendamos
a nuestros lectores. F. G. 

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