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FRANCISCO ARIZA
Y ya que hablamos del Gran Arquitecto, creemos que es conveniente señalar que en
la Masonería éste no tiene ningún tipo de connotación religiosa. Y no puede
tenerla porque la Masonería no es una religión, como pueda serlo la católica o
cualquiera otra, sino una organización iniciática que entrega al hombre los
medios y los conocimientos necesarios para su perfeccionamiento como ser humano.
No olvidemos que la Masonería es una Ciencia y un Arte, y su Principio Supremo
se manifiesta como la Inteligencia que organiza el Cosmos, el Templo Universal,
de acuerdo al plan ideal concebido en su Sabiduría, que como se dice en el Libro
de la Ley Sagrada "todo lo hizo en número, peso y medida". Esto nada tiene que
ver con un dios religioso al que se tenga que "adorar", como si se tratara de
algo que está fuera del hombre. Como dice a este respecto R. Guénon en un
artículo titulado "La Ortodoxia Masónica", perteneciente al volumen II de
Estudios sobre la Franc-Masonería y el Compañerazgo: "El símbolo del Gran
Arquitecto del Universo no es la expresión de un dogma, y que si se comprende
como debe serlo, puede ser aceptado por todos los Masones, sin distinción de
opiniones filosóficas, porque esto no implica por su parte el reconocimiento de
la existencia de un Dios cualquiera". No es, por tanto la adscripción a un
"dogma" lo que se pide a quien entra por primera vez en el templo masónico, pues
de los símbolos allí presentes no se desprende ninguna enseñanza de ese tipo. No
se trata de "creer" en el símbolo, sino de comprenderlo, pues en la medida en
que lo comprendemos y nos penetramos de su significado profundo seremos uno con
la idea que lo conforma. El masón toma al símbolo como vehículo de Conocimiento
y no como un objeto de "culto", pues sabe que no hay que confundir al símbolo
con lo que éste simboliza.
Pero el hecho de que la Masonería no sea una religión no impide que existan
masones que en su vida privada, y en el ejercicio de su libertad, practiquen un
credo religioso determinado, o bien que no practiquen ninguno. Esto a la
Masonería no ha de importarle, pues esas creencias, ya sean religiosas o de
cualquier otro tipo (filosóficas, científicas, políticas, etc.) han de dejarse,
junto con los metales, en la puerta del Templo. Como dice el propio Guénon en
otro artículo titulado "La Gnosis y la Franc-Masonería", ésta "debe ser pura y
simplemente la Masonería. Cada uno de sus miembros al entrar en el Templo, debe
despojarse de su personalidad profana y hacer abstracción de cuanto sea extraño
a los principios fundamentales de la Masonería, principios a cuyo alrededor
todos debieran unirse para trabajar en común en la Gran Obra de la Construcción
universal".1
Por decirlo de alguna manera, lo único que la Masonería "exige" a sus miembros
es una voluntad firme en el "desbastado" y "pulimento" de la piedra bruta, que
como dicen algunos rituales "es un producto grosero de la Naturaleza, que el
Arte de la Masonería debe pulir y transformar". Ese desbastado y pulimento es
justamente el símbolo del trabajo del masón consigo mismo, lo cual lleva a cabo
con las primeras herramientas que la Orden le ofrece tras recibir el influjo
espiritual en el rito de iniciación: el mazo y el cincel, símbolos respectivos
de la voluntad y la recta intención. La obra de regeneración no puede llevarse a
cabo sin una voluntad firme y perseverante que la desee, es decir sin una fuerza
interior que influya y transmita su poder creativo a la "materia informe" de la
psique desordenada y caótica, simbolizada por la piedra bruta. Pero esa fuerza
interior necesita ser dirigida y orientada por la inteligencia, o mejor, por el
"rigor intelectual", que "distingue" aquello que en el ser es conforme a la
realidad esencial de su naturaleza (lo que ese ser es en sí mismo), de lo que no
son sino sus añadidos superfluos e ilusorios. Así pues, con el cincel de la
inteligencia, impulsado por el mazo de la voluntad, el aprendiz va limando y
corrigiendo las aristas y asperezas de su piedra bruta, separando lo "espeso de
lo sutil", el "caos" del "orden", lo "profano" de lo "sagrado", operación
alquímica que ha de convertirse en un rito cotidiano, en un ejercicio de cada
momento, pues dicha separación constituye la premisa fundamental a cumplir en
las primeras etapas del proceso iniciático, hasta que con paciencia y
perseverancia alcance ese perfeccionamiento de que hablábamos anteriormente,
ejemplificado en la piedra cúbica y tallada.
Como estamos viendo, la idea de transmutación tiene mucho que ver con el proceso
alquímico, y de hecho el "Arte Real" masónico, desarrollado a través de los tres
grados de aprendiz, compañero y maestro, es idéntico a la "Gran Obra" de la
Alquimia, por lo que puede hacerse una transposición totalmente coherente entre
el simbolismo alquímico y el simbolismo constructivo y arquitectónico. La piedra
bruta de la Masonería es, en este sentido, lo mismo que la "materia prima" de la
Alquimia: tanto en una como en otra están contenidas de manera potencial o
virtual todas las posibilidades que conducen al hombre hacia su regeneración,
posibilidades que, en el caso del aprendiz masón, comenzarán a desarrollarse y a
crecer gracias a la influencia espiritual o intelectual (pues ambos conceptos
expresan lo mismo) transmitida a través de los símbolos y ritos de la Orden.
El símbolo y el rito
Vayamos a ver, pues, algunos de esos símbolos que constituyen, junto a los
ritos, el patrimonio vivo y el verdadero tesoro de la Tradición Masónica. En
aras de una mayor claridad, podemos clasificarlos de la siguiente manera: en
símbolos geométricos y visuales; en símbolos sonoros y vocales; y por último en
símbolos en movimiento, que no son otros que los ritos.
Por otro lado, el simbolismo geométrico es, al igual que el numérico, una de las
herencias más importantes que la Masonería ha recibido de la tradición
pitagórica. Hay que recordar que las cofradías medievales de constructores
procedían directamente de los colegios artesanales de la antigua Roma, y que
éstos habían recibido gran parte de sus conocimientos sobre geometría
directamente de los pitagóricos. Una filiación jamás interrumpida existiría
entonces entre la Orden masónica y la pitagórica, hasta el punto de que muchos
masones han visto en la Masonería una adaptación del Pitagorismo a los tiempos
actuales. Lo cierto es que en las leyendas masónicas Pitágoras figura, junto al
dios Hermes, como uno de los fundadores míticos de la Orden. En efecto, en esas
leyendas tanto Pitágoras como Hermes son los que encuentran las dos columnas
(asimiladas posteriormente a las columnas J. y B. del templo masónico) donde se
grabó todo el saber que remontaba a los orígenes mismos de la humanidad, y entre
las que se encontraban las artes y ciencias de la Cosmogonía. Como dice a este
respecto Federico González en el artículo "Tradición Hermética y Masonería",
aparecido en el mismo Nº 13-14 de SYMBOLOS, esas dos columnas "configuran los
dos grandes afluentes sapienciales que nutrirán la Orden: el hermetismo que
asegurará la protección del dios a través de la Filosofía, es decir del
Conocimiento, y el pitagorismo que dará los elementos aritméticos y geométricos
necesarios que reclama el simbolismo constructivo; se debe considerar que ambas
corrientes son directa o indirectamente de origen egipcio. Igualmente que esas
dos columnas son las piernas de la Madre Logia, por las que es parido el
Neófito, es decir por la sabiduría de Hermes, el gran iniciador, y por Pitágoras
el instructor gnóstico." Podríamos entonces decir que la Masonería es la
confluencia natural de esas dos corrientes constitutivas de la Tradición
Unánime, y que en ella son sólo una, conformando su identidad y su ser.
Lo mismo ocurre con la escuadra, que se forma por la unión de una vertical y una
horizontal. Con esta herramienta también construimos la figura del cuadrado, e
igualmente la cruz si unimos dos escuadras por sus vértices respectivos. Ambas
figuras son inseparables de la idea de cuaternario; así: los cuatro elementos,
los cuatro puntos cardinales, las cuatro estaciones, los cuatro períodos
cíclicos de la humanidad, las cuatro fases de la luna, los cuatro períodos de la
vida humana, etc., es decir todo lo relacionado con la tierra y lo terrestre. En
realidad la escuadra es un ángulo recto, y ella está destinada a "escuadrar" la
piedra durante su proceso de pulimento, después de haber sido trabajada por el
mazo y el cincel. Recordemos, en fin, que en latín escuadra se dice "norma",
indicando así la idea de orden, o de "encuadre" que hace posible el orden,
especialmente el del pensamiento, que se hace uno con la Inteligencia que
refleja, la cual está simbolizada por el compás.
En cuanto a este último es obvia su relación con el círculo y con todas las
figuras que tienden a la circularidad. Pero las formas circulares siempre son
generadas a partir de un centro previo, que es precisamente el que señala uno de
los dos brazos del compás, aquel que permanece inmóvil mientras el otro gira a
su alrededor. El centro de la circunferencia sería, pues, una imagen simbólica
del Principio, y la circunferencia misma, una imagen a su vez de la
multiplicidad de la manifestación, surgida o generada por la irradiación de ese
Principio, que permanece no obstante inmutable mientras todo gira, cambia y muta
a su alrededor. Por eso el compás es uno de los símbolos que se asocian
directamente con la actividad creadora del Gran Arquitecto, como lo testimonian
numerosos grabados donde se le representa con un compás en la mano trazando el
plano de su obra, es decir del cosmos.
Otras dos figuras geométricas importantes son el Delta Luminoso (de forma
triangular) y la Estrella de cinco puntas o Estrella flamígera, símbolos
respectivos del Gran Arquitecto y del hombre plenamente regenerado que ha
retornado al centro de sí mismo. Se da la circunstancia de que tanto el Delta
como la Estrella flamígera son de origen pitagórico, pues están íntimamente
relacionados con la Tetraktys (que tiene también forma triangular), y con el
Pentalfa o Estrella pentagramática respectivamente, signo distintivo este último
de la cofradía pitagórica.
No menos importantes son las "palabras de paso", así llamadas porque ellas
permiten "pasar" de un grado a otro, lo que las relaciona directamente con la
simbólica de pasaje o de tránsito, común a todas las tradiciones iniciáticas. La
expresión "estar en posesión de la palabra de paso" quiere decir que el masón ha
culminado una etapa dentro de su proceso de Conocimiento, que ha progresado en
las "vías que le han sido trazadas" desde antiguo por su tradición, y que por
tanto está preparado interiormente para recibir el "aumento de su salario".
Y por último están los símbolos en movimiento, que como dijimos no son otros que
los ritos. El rito pone en práctica la idea que el símbolo expresa. Representa
el desarrollo y la vivencia de esa idea, es decir de hacerla efectiva mediante
su permanente reiteración. De nada serviría comprender lo que el símbolo
manifiesta si después esa comprensión no se vive como una realidad
verdaderamente transformadora. Por eso mismo es tan importante el rito dentro de
la Masonería, pues sin esa constante vivificación de los símbolos los trabajos
que se hacen en la logia carecerían de toda "fuerza y vigor", convirtiéndose en
meras alegorías cuando no en actos puramente mecánicos. En este sentido la
meditación, la concentración y el trabajo sobre los símbolos constituyen también
una forma del rito, pues el fin último de éste es generar un estado apto para la
comprensión de las realidades superiores vehiculadas por los símbolos. Se diría,
pues, que el rito, realizado en estas condiciones, es una "meditación en
acción", y esto puede hacerse tanto en el interior de la Logia, como en el
mundo, que es la logia universal.
Podríamos entonces decir que la Masonería es ella misma un rito, de ahí que
también se denomine "la Orden", como sinónimo del propio orden cósmico. Por esto
mismo, en la Logia masónica (imagen simbólica de ese orden) todo se cumple según
el rito, y todos los gestos y signos rituales realizados en el interior de la
misma han de ser considerados como lo que son: vehículos transmisores de la
enseñanza simbólica y de su influencia regeneradora. Verdaderamente no hay mayor
rito que la búsqueda del Conocimiento, pues en ella el hombre encuentra el
fundamento mismo de su existencia. Esa búsqueda es un "acto consciente", y todo
lo que a partir de entonces es realizado, experimentado y vivido durante su
desarrollo pasa a ser significativo, a tener un sentido que nos "orienta" en el
laberinto de este mundo perecedero y nos impulsa hacia el encuentro de nuestro
verdadero ser y origen.
Aquí tenemos, resumido, lo que distingue ante todo a la Logia masónica, que como
dicen los antiguos rituales "es un lugar muy iluminado y muy regular", tal cual
es el cosmos salido del Logos creador o Espíritu de la Construcción Universal.
La luz es pues sinónimo de cosmos, mientras que la oscuridad o las tinieblas se
asimilan al "caos" anterior al cosmos. Las tinieblas en que se encuentra la
Logia antes de la apertura de los trabajos simbolizan justamente ese "caos"
precósmico, y la apertura misma vendría a representar la gradual "iluminación"
de esas tinieblas. En realidad la apertura de la Logia es un rito cosmogónico
que los masones realizamos constantemente, y si se estudia detenidamente la
simbólica de ese rito se verá con claridad que se trata de un verdadero rito de
fundación o de creación de un espacio y un tiempo significativos análogos a la
propia estructura del cosmos. La descripción simbólica de la Logia reproduce
precisamente esa estructura:
Un rectángulo.
De Oriente a Occidente.
De Mediodía a Septentrión.
¿Y su altura?
¿Y su profundidad?
Esa misma idea de elevación señalada por las tres gradas que conducen al Debir,
la encontramos también en el altar o ara, proveniente del latín altare, cuya
raíz, altus, significa lugar alto o elevado. En muchas culturas tradicionales
los altares (como los templos) se erigían en la sumidad de las montañas, o de
las pirámides escalonadas, como en el caso de las civilizaciones precolombinas,
o de los zigurats babilónicos, por poner sólo dos ejemplos. El altar está
situado en el centro mismo de la Logia, y en torno a él nos desplazamos y
efectuamos nuestros ritos. Es por tanto el "punto geométrico" o "corazón" de la
Logia, y por él pasa simbólicamente la plomada del Gran Arquitecto que une el
cielo con la tierra. También se llama "Altar de los juramentos" porque sobre él
realizamos los compromisos y "alianzas" que contraemos con la Orden y el
Espíritu que la vivifica. Ese juramento se cumple en presencia de las "Tres
Grandes Luces" de la Masonería, el Libro de la Ley Sagrada, el Compás y la
Escuadra, los cuales se disponen precisamente sobre el altar. En casi todas las
Logias ese Libro no es otro que la Biblia, pero ésta también puede ser
sustituida por cualquiera de los libros sapienciales de la humanidad, lo cual es
una muestra más del carácter verdaderamente universal de la Masonería. Lo
realmente importante es que en ese Libro se recoja la voz de la Sabiduría
Perenne, cuya esencia está por encima de las formas particulares que ésta pueda
adoptar para manifestarse. Lo mismo podemos decir del compás y la escuadra,
herramientas cuyo simbolismo, como ya vimos, está ligado directamente con la
idea de una Cosmogonía siempre viva y actual.
Las columnas Jakin y Boaz se vinculan especialmente con la simbólica de los dos
solsticios, y por tanto con las dos fases ascendente-descendente del ciclo
anual. Ellas se asimilan, pues, a los dos San Juan, el Bautista y el
Evangelista, y a los dos rostros del dios romano Jano, y en consecuencia a la
"puerta de los hombres" y la "puerta de los dioses", respectivamente. Estas son
las puertas zodiacales de Cáncer y Capricornio, que corresponden a la entrada
del verano y del invierno, es decir el descenso y el ascenso de la luz solar.
Las puertas solsticiales cumplen un papel muy importante dentro del proceso
iniciático, que, no debe olvidarse, reproduce exactamente las etapas del
desarrollo cosmogónico.
Para los pitagóricos, por la puerta de Cáncer las almas penetran en el "antro de
las ninfas", que es lo mismo que la caverna platónica, otra imagen del mundo.
Allí el masón, atravesando las dos columnas como si fuese parido por ellas,
comienza a recorrer su viaje horizontal o terrestre, hasta llegar al centro de
sí mismo, al altar de su corazón, en donde se abre otra puerta, la de
Capricornio, a través de la cual inicia otro viaje, esta vez vertical y celeste
hacia la cúpula y la clave de bóveda que corona los misterios de la cosmogonía,
dando acceso así a los estados metafísicos e incondicionados. Es decir, que el
hombre "entra por una puerta y sale por otra, y en el ínterin -signado por el
espacio y el tiempo- tiene la oportunidad de reconocerse y escapar de esa
condición por la identificación con otros estados del ser universal, que puede
vivenciar por medio de la conciencia individual -semejante a la conciencia
universal- y que constituyen la posibilidad de la regeneración particular -y
también de la universal-, siempre, claro está, tomando como soporte la
generación y la creación en el espacio y el tiempo".3 Este mismo proceso puede
verse también en la mitología de gran número de héroes y dioses solares, como es
el caso de Osiris, Quetzalcóatl, Mitra, Cristo y el propio maestro Hiram.
Y por último mencionar que alrededor del pavimento de mosaico y del cuadro de la
Logia se encuentran los tres pilares de la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza.
Los pilares son también las "Tres Pequeñas Luces" de la Masonería, y a las que
no habría que confundir con las "Tres Grandes Luces" ya mencionadas. Diremos que
en algunas Logias los tres pilares están consagrados a la diosa Minerva (la
Sabiduría), a Hércules (la Fuerza) y a Venus (la Belleza).
Los pilares son encendidos durante la apertura de los trabajos y apagados
instantes antes de su clausura, lo cual lleva a pensar que, y al igual que
ocurre con el cuadro de Logia, estos pilares desempeñan un papel de suma
importancia en lo que se refiere al desarrollo del ritual masónico en cualquiera
de sus grados. En este sentido recordaremos que el significativo nombre de
"estrellas" con el que también se conocen a los tres pilares alude sin duda al
carácter celeste que se desprende de su simbólica, pues es claro que se tratan
de las "ideas" rectoras que han de presidir los trabajos masónicos, pues como se
dicen en los rituales "la Sabiduría concibe, la Fuerza ejecuta y la Belleza
adorna".
NOTAS
*
Conferencia pronunciada en una Logia de Buenos Aires, República Argentina, el 7
de Diciembre de 2000. Francisco Ariza es colaborador de SYMBOLOS: Arte -
Cultura - Gnosis, codirector del Centro de Estudios de Simbología de Barcelona
y director de la Revista telemática El Taller.
1
Artículo traducido en el Nº 13-14 de la revista SYMBOLOS, págs. 192-195.
2
Consideraciones sobre el ritual del Aprendiz Franc-masón. Ed. Arché Milano.
3
Federico González, La Rueda. Una imagen simbólica del cosmos, cap. VII.
Una vez más debemos meditar en el profundo sentido que encierran nuestros
templos, ritos e instrumentos de trabajo.
Desearíamos hacer ahora un vehemente llamado a los hermanos para que tomemos
conciencia de la necesidad de preservar nuestro simbolismo y conservar así la
pureza de nuestra tradición y nuestros ritos. Si analizamos la historia de la
Orden, nos daremos cuenta de que esto es lo que la ha distinguido desde su
fundación y lo que ha permitido su unidad a través de los siglos. Queremos
insistir en la necesidad de que nos sigamos ocupando en el estudio y la
meditación del significado de nuestros instrumentos de trabajo, sin los cuales
la Obra no sería posible. Debemos poner todo nuestro esfuerzo en desentrañar el
profundo misterio de nuestros signos y palabras secretas; y hacerlo no movidos
por un vano deseo de incrementar la erudición, ni como un mero medio de
satisfacer la curiosidad, ni conformándonos con la sola teoría. Nuestro
simbolismo no es sólo teórico y especulativo -aspecto que no estamos por cierto
desdeñando- sino que fundamentalmente es práctico y operativo. El símbolo actúa
en el interior de la conciencia de los que se abren a él, produciendo el orden y
la comprensión; y los masones debemos actuar, guiados por esos signos
misteriosos, que son nada más ni nada menos que los planos del Gran Arquitecto,
que habrán de orientarnos constantemente durante todo el proceso de nuestra
construcción interna, sirviéndonos también de apoyo firme en todas las acciones
externas que debamos emprender al poner nuestra ciencia al servicio de la
humanidad.
Cuando vemos las tres luces sobre el Ara, nos evocan la triunidad de la esencia,
la sustancia y la forma; del espíritu, el alma y el cuerpo. Allí están presentes
el Libro, la Escuadra y el Compás. Ese Libro Sagrado de la Ley, símbolo viviente
de la tradición, que nos enseña primero a deletrear, luego a leer y finalmente a
escribir en el Libro de la Vida; la Escuadra que nos señala la tierra y la
materia, nos muestra la rectitud horizontal y vertical y nos hace ver los
límites de nuestra existencia temporal; y el Compás que nos pone al contacto con
el cielo y el espíritu, y nos señala la posibilidad de lo ilimitado, de la
inmortalidad y de lo eterno. Este simbolismo nos recuerda también la función
intermediaria del hombre entre el cielo y la tierra y a reconocer que "así como
es arriba, también es abajo". El Ara es el centro de nuestro templo que nos
evoca el centro del Ser y el corazón del hombre. Es el corazón "pensante" en el
que se aloja la fuerza sutil del intelecto puro y el sentimiento noble del amor.
Sin esa idea de centro no nos sería posible concebir el concepto de Unidad, ni
realizar ningún tipo de construcción, pues todas las energías se verían
dispersas en la multiplicidad.
Sí, QQ. y Ven. HH. ha llegado el momento de incrementar la lucha por la unidad.
En primer lugar es necesario que hagamos un ferviente llamado a todos los
verdaderos masones, para que dejemos de lado todos los intereses personales
divisionistas, y nos aboquemos todos juntos al cumplimiento de nuestros sagrados
deberes que juramos ejecutar, en estos momentos de transición, tan difíciles
para esta humanidad en su conjunto. Y en segundo lugar es ahora urgente, más que
nunca, que pongamos la fuerza de la inteligencia al servicio de la unión de los
pueblos y de la obtención de la paz. Como bien dicen los estatutos de la
Masonería Holandesa, idea que ha acogido tradicionalmente el pensamiento
masónico, la Orden "explora los sentimientos comunes a todos los seres humanos
para unir a las naciones, y persigue el objeto de destruir los prejuicios,
fuente de la enemistad entre los pueblos".
Observemos cómo los grandes iniciados de todos los tiempos y lugares han escrito
las páginas más importantes de la historia. Veamos cómo los más brillantes
acontecimientos de los últimos siglos han sido ejecutados por hermanos,
iniciados también en los antiguos misterios, gracias al influjo espiritual del
pensamiento masónico.
Ese inmenso influjo, que cada uno de nosotros ha recibido por la iniciación,
debe ser dirigido hacia la obtención del orden interno que se reflejará en el
mundo que nos rodea. Los masones sabemos que es a través del lenguaje simbólico
-el más adecuado a la naturaleza humana- que hallaremos, cada uno en el interior
de la conciencia, ese centro radiante de nuestro Yo; la Unidad metafísica que no
es otra cosa que la identidad con el G. A. D. U. y que será lo único que podrá
asegurarnos nuestra morada en el Eterno Oriente. Asimismo sólo por medio de la
irradiación de ese centro, y también a través de los símbolos que lo
representan, sería posible lograr el entendimiento, la paz y la unión entre los
hombres.
Se nos dice que la Masonería, como organización visible, nació en 1717, y que
sus mismos fundadores le asignaron orígenes de la especie humana, remontándola
al Illo tempore, mítico y sagrado, que todas las civilizaciones recuerdan como
una Edad de Oro o un Paraíso en el que los principios de Libertad, Igualdad y
Fraternidad eran la realidad cotidiana, y el hombre, en aquel entonces
identificado con los dioses, vivía en permanente contacto con la Verdad. Dicen
que cuando el hombre perdió ese estado por razón de la "caída", esa Verdad se
ocultó en el interior de la caverna y se transmitió por tradición en los centros
de iniciación en los misterios con los que tantas veces se ha relacionado a
nuestra Orden. Los antiguos entonces realizaban sus ritos con el objeto de
recuperar ese "otro tiempo" perdido y de revivificar perennemente los mitos.
La leyenda de Hiram, que como todos conocemos constituye la clave del simbolismo
masónico, es idéntica en sus elementos esenciales al mito de Osiris a quien los
sacerdotes de Egipto rendían culto; se le ha comparado igualmente con los
misterios de Eleusis, que utilizando el simbolismo temporal de los equinoccios y
los solsticios, representaban -como lo hace también el cristianismo- el sagrado
drama de la muerte y la resurrección. Algunos han visto elementos masónicos en
el simbolismo de la construcción del Arca de Noé; se ha comparado a nuestros
ritos con el culto que se rendía en Persia a Mitra, en los que existía la idea
de los grados, un simbolismo análogo, normas de amor fraternal, igualdad,
discreción y tolerancia y en los que también era representado el drama de la
resurrección. Otros hermanos han dicho poéticamente que la Masonería bebe de las
fuentes de la sabiduría eterna expresada por los grandes maestros de todos los
tiempos. Hermes Trismegisto -que es el Toth egipcio o Mercurio romano- da su
nombre a muchas de las logias; y por cierto los libros llamados herméticos, que
se atribuyen a esa tradición, han sido repetidas veces considerados como libros
masónicos. De la Escuela de Pitágoras hereda el conocimiento del sentido
cualitativo de los números y sus relaciones simbólicas con la geometría -que
utilizamos para los planos de la construcción-, con la música y con la
astronomía. Se nos ha relacionado con ella, con otros pitagóricos como Sócrates
y Platón, así como con las escuelas neoplatónicas posteriores, en especial las
del Renacimiento que igualmente utilizaban el sistema de los tres grados. No han
faltado quienes han visto los antecedentes de la Masonería en la escuela judía
de los Esenios, de quienes habríamos obtenido el simbolismo de las palabras
cabalísticas que utilizamos; y respetables hermanos han comparado las etapas de
nuestro trabajo de "pulir la piedra en bruto" con los simbolismos alquímicos de
las fases de la transmutación interna.
Podemos en todo caso afirmar con seguridad que las altas metas y aspiraciones
que nos unen son esencialmente las mismas que reunieron a los hombres, desde
tiempos antiguos, en secretas comunidades de carácter cultural, iniciático y
constructivo; y que los constructores del Templo de Jerusalén, así como los
Collegia Fabrorum de los romanos, poseían secretos de la construcción que
pasaron posteriormente a los gremios de canteros y constructores. A pocos
historiadores cabe duda de que estos gremios son nuestros antecedentes más
directos. Y son muchos los que observan la inmensa influencia que ejercieron en
nuestra Orden, el simbolismo de los cruzados, "Guardianes de Tierra Santa", y,
fundamentalmente, las órdenes de caballería, entre las que cabe destacar la de
los Templarios, que también dan su nombre a tantas logias.
Hemos hecho mención de la tradición, porque reconocemos que los secretos, las
ideas y los símbolos que guarda nuestra Orden han sido transmitidos y recibidos
"de boca a oído" a través de los tiempos, conservándose intactos hasta hoy. Mal
haríamos si pretendiéramos cambiarla y perder la pureza de nuestros ritos o
modificar la perfección de nuestros signos. Por el contrario, se nos dice que es
una de nuestras principales obligaciones, la de conservar la pureza de esa
tradición que es la que aporta el influjo espiritual y la fuerza necesaria para
que nuestra construcción no se derrumbe, y que debemos defenderla como
guerreros, pues es nuestro verdadero tesoro que guardamos oculto.
Creemos que debemos abrir los brazos a nuestras queridas hermanas y evitar que
siga siendo motivo de desunión en la fraternidad el hecho de que en el ejercicio
de nuestra libertad nos organicemos, según las circunstancias, en logias
masculinas o femeninas, y que compartamos hombres y mujeres masones, la
realización de la magna Obra que nos ha sido encomendada.
Igualmente queremos señalar que nuestra venerable asociación no podría ser jamás
considerada como una secta, pues sus ideales universales y su amplitud de miras
son diametralmente opuestos al ánimo sectario; ni siquiera como una sociedad
secreta, pues carece de los elementos definitorios de la misma; pero sí ha sido
tradicionalmente definida como una organización esotérica, pues busca el
significado interno de sus símbolos y los de la naturaleza. Recordemos que la
palabra "esotérico" deriva del griego esoterikós que quiere decir "lo interno"
-lo que se encuentra oculto, lo secreto-. Se la relaciona con los arcanos, los
misterios y lo milagroso; y evoca lo que se halla más allá de las apariencias
sensibles, a lo que se llega, según opinión de muchos, precisamente a través de
la comprensión del símbolo, su influjo y su significado. Es eso precisamente lo
que le ha dado esa fuerza sutil y mágica que es la que hará posible que la
altísima meta para la que fue fundada sea finalmente coronada y cumplida a
cabalidad. Es ese respeto al misterio el que nos infunde el santo temor de
revelar nuestros signos de reconocimiento y las formas rituales que nos
caracterizan, y el que nos coloca siempre ante la presencia de un profundo
secreto, al que se define como inviolable por su propia naturaleza.
Pero esto no podría querer decir que nos debamos ocultar en nuestras logias para
guardar en forma egoísta la fuerza y el conocimiento que nuestra organización
nos otorga; por el contrario, sabemos que también deberemos osar y salir a la
luz -como siempre lo hicieron los verdaderos masones- poniendo al servicio de la
humanidad nuestro arte de construir; esto nos obliga a participar activamente en
la construcción de un mundo nuevo, lo cual implica una grandísima
responsabilidad que se ve aumentada por el hecho de encontrarnos ante un medio
caótico que está dirigiendo casi toda su fuerza, sus recursos y su aparente
inteligencia, hacia la destrucción, la guerra y la contaminación, lo que ha
llegado a tal extremo que amenaza seriamente la existencia de la especie humana
y la vida del planeta, como todos sabemos.
No podríamos concluir este trabajo sin recordar, aunque sea someramente, algunos
elementos del simbolismo constructivo que es el que de un modo particular nos
distingue y que es el que deberemos utilizar en la construcción de aquella nueva
humanidad. Acordémonos de que los símbolos zodiacales y planetarios que decoran
nuestros templos nos hacen ver la necesidad de investigar los misterios de la
cosmogonía, para comprender así los secretos del Universo, que nos permitirán
edificar de un modo armónico y nos enseñarán la identidad del cielo y la tierra
-el espíritu y la materia-. Sólo así podremos realizar nuestra construcción en
la tierra, tomando como modelo -así hizo Hiram, el arquitecto- a la Jerusalén
celeste. Unicamente de este modo podría ser posible el restablecimiento de la
armonía, la unión y la paz.
Vigoricemos ahora, QQ. HH., nuestra inefable cadena de unión. Si formamos parte
de ella de un modo real y efectivo, y constituimos un verdadero eslabón de esa
cadena misteriosa, asumamos plenamente la responsabilidad de que esta no se
debilite por nuestros vicios e imperfecciones y recordemos constantemente que un
sólo eslabón frágil sería capaz de romperla.
Que no tengamos que lamentar el no haber cumplido con nuestro sagrado deber.
Que asumamos seriamente y sin titubeos, la inmensa responsabilidad que nos toca
en la lucha contra el caos imperante, y hagamos así posible el restablecimiento
del orden interno y externo, aunque cuantitativamente nuestro esfuerzo pase
inadvertido.
Y que jamás nos avergoncemos, muy QQ. y Ven. HH. de ofrecer todos nuestros
trabajos A La Gloria Del Gran Arquitecto Del Universo.
Este catecismo se halla contenido en el mismo Ms. que The Whole Institution of
Masonry, 1724 [La Institución Completa de la Masonería]. Se ha constatado que
figura en él un nombre y dirección casi ilegibles: "Mr John Page . . . Nº
5 . . . Bristol", y estuvo recientemente en posesión del fallecido Hno. [Lister]
Salisbury. Recibiendo la copia mecanografiada del Hno. Cramphorn, después de
haber entregado este libro a la imprenta, tuvimos que escoger inmediatamente
entre incluir el Diálogo en este volumen, mientras aún había oportunidad de
hacerlo, u omitirlo e intentar en lugar de ello localizar el Manuscrito e
investigar su historia y autenticidad, en vistas a su posterior publicación. El
Diálogo es similar en varios puntos a los otros primeros catecismos masónicos,
si bien no se parece demasiado a ninguno en particular, y prima facie no hay
razón para pensar que sea una trampa o una falsificación. Decidimos de acuerdo a
ello publicarlo aquí para información del lector. Tan pronto como sea posible,
esperamos que a esta publicación preliminar siga un estudio más detallado en A.
Q. C. [Ars Quatuor Coronatorum].
DIALOGO ENTRE SIMON, UN MASON DE CIUDAD, Y FELIPE, UN MASON QUE ESTA DE VIAJE
S. - Señor, acabo de recibir, incluido en una carta, un pedazo de Papel con esta
forma; por favor, ¿qué queréis decir con ello?
F. - (a). Lo soy (así soy considerado por todos los Compañeros y Hermanos)
S. - O.
F. - A.
S. - Z.
F. - La Palabra (d) es pues BOAZ, pero como vos sois un Desconocido para mí,
como yo lo soy para vos, y en buena Prudencia no hemos de contestar [así] a las
Tres preguntas propuestas, para que de ningún modo seamos engañados por un
Impostor, os pregunto yo, ¿Qué son [los] Signos?
S. - Por (h) Tres golpes en la Puerta, el último a doble distancia de tiempo del
primero y mucho más grande.
S. - Si había sido por mi propia y libre voluntad que había ido hasta allí para
ser hecho Masón. Yo respondí SÍ.
S. - En el Este.
S. - En el Oeste.
S. - En el Sur.
F. - Decís que visteis tres grandes Luces, ¿no visteis ninguna otra Luz?
S. - GEOMETRIA.
S. - Ninguno en absoluto.
S. - Juro y Declaro Solemnemente ante Dios y esta Venerable Reunión que Guardaré
o Escucharé ["Heal or Hear"], Ocultaré y nunca revelaré, los Secretos o lo
Secreto [o "el Silencio"] de un Masón o de la Masonería que me han sido
revelados hasta ahora, o que puedan serlo ahora o en el futuro, a ningún Hombre,
Mujer o Niño; ni tampoco los imprimiré, estamparé o Grabaré sobre ninguna cosa
Movible o Inmovible o de cualquier otra manera. Por la cual puedan ser
descubiertos los secretos de un Masón o de la Masonería. Bajo la Pena de [que]
mi Corazón [sea] arrancado de mi Pecho izquierdo, mi Lengua del abrigo de mi
boca, mi Garganta cortada, [y] mi Cuerpo vuelto pedazos por caballos Salvajes,
enterrado en las Arenas del Mar donde la Marea fluye en 24 horas, tomado y
quemado hasta las Cenizas y llevado a donde soplan los cuatro vientos para que
así no queden más Recuerdos de mí. QUE DIOS ME AYUDE. Entonces el Primer
VIGILANTE me puso un mandil Blanco con estas palabras: "Os revisto el Emblema
del Masón, más Antiguo y Honorable que [el de] los Caballeros de la Jarretera".
F. - Tan alta como los Cielos y tan baja como la Tierra (m).
F. - Tres.
S. - ¿Qué representan?
F. - Cinco.
F. - PEDESTAL-MANUAL-PECTORAL-GUTURAL-ORAL.
Traducción: J. M. R.
( a )
"Así soy considerado por todos los Compañeros y Hermanos". Este es el modo en
que los Viejos Masones responden a esta pregunta. Pero los Nuevos Masones bajo
la Regulación de J. T. Desaguliers responden solamente "LO SOY".
( b )
"Por [las] Palabras, Signos, Toques y Puntos de mi Entrada". ¡Cómo difieren los
Viejos y los Nuevos Masones!. Los Nuevos Masones responden "Por [los] Signos,
Toques y Puntos de mi Admisión".
( c )
La Palabra es Recta [o "Derecha"]. Esta respuesta es bastante Sutil. La Palabra
de un Masón es BOAZ. Pero ellos responden que la palabra es Recta ["Right"] y
que Deletrearán la Palabra con vos, etc. Es para protegerse contra Impostores
que los engañen. Además, los Franc Masones hacen uso de la Palabra Derecha tan a
menudo como pueden, con Alguna introducción en la conversación, porque todo lo
que ellos hacen es derecho, como su "rodilla Derecha doblada", su "mano Derecha
sobre la Biblia", etc.
( d )
"La palabra es pues BOAZ". Esta es la palabra de un Masón, la cual está tomada
del 7º Cap. de Reyes I, versículo 21º: "Y erigió las Columnas en el Pórtico del
Templo. Y erigió la Columna de la derecha y la llamó Jakin, y erigió la Columna
de la izquierda y la llamó Boaz" [La cita corresponde más aproximadamente a II
Cro. 3, 17]. Este verso se lee después de que habéis jurado. Y a menudo el
Capítulo entero.
( e )
Aquí los Nuevos Masones dicen la Palabra "Todo[s]" ["All"], y res-ponden
solamente "Escuadras, Angulos y Perpendiculares".
( f )
"Todos los Fraternales Agarres en la mano?". Lo cual ocurre cuando al daros un
apretón de manos presionan el Nudillo del primer dedo de vuestra mano Derecha al
que llaman la columna Boaz. Si ha pasado [a] Compañero del Oficio o Vigilante,
él presiona con su Pulgar el nudillo del siguiente dedo largo, el cual es
llamado JAKIN, la Columna de la derecha -pues Jakin es la palabra de un
Vigilante.
( g )
Guardar y Ocultar esta parte del Antiguo Juramento, pero los Nuevos Masones lo
[responden?] señalando a su pecho Izquierdo con su Dedo.
( h )
Por tres Golpes solemnes en la Puerta, el último a doble distancia de Tiempo y
mucho más grande. Ante la puerta por la que sois admitidos se halla un Aprendiz
Aceptado con una espada desenvainada, para guardarla contra los infiltrados
["droppers"], como ellos los llaman, y que éstos no Espíen. Pues en esto son muy
Cautelosos y la Pregunta que se hace frecuentemente es "¿Está Cubierta ["Tiled"]
la Casa?". Si se está a salvo de la escucha, la respuesta es: "Está Cubierta".
Si no lo está, o alguna Persona de la Reunión no es Masón: "DESCUBIERTA". El
Aprendiz más Reciente os toma por la mano y llama tres veces a la Puerta. El
Maestro pregunta quién es. Y el Aprendiz responde: "Uno que tiene el deseo de
ser hecho Masón". El Maestro replica: "Hacedle entrar". N. B.: La razón de esos
tres Golpes no es conocida por los Aprendices sino por el Maestro, y procede de
HIRAM, Gran Maestro en el TEMPLO DE SALOMON, quien fue asesinado por sus tres
Aprendices y muerto por el tercer Golpe, que le dió el último Aprendiz, y ello
porque no quiso descubrirles los secretos.
( i )
El Sol, La Luna y el Maestro son tres grandes velas en grandes Candeleros de
madera esculpidos en todos los Ordenes y situados en forma Triangular sobre la
Logia. La Logia, como la representada aquí, se hace comúnmente con cinta blanca
clavada al Suelo; alrededor, como veis, las letras E para el Este, S para el
Sur, etc., hechas en Plata delgada o Estaño muy delgado. Y del mismo modo que
[está] la letra G en lo alto, en las Logias que se constituyen ahora hay un
Cuadrante, una Escuadra, un Compás y una Plomada colocados en lo alto de la
Logia. Los Oficiales de la Logia permanecen en pie en sus lugares respectivos
formando una Escuadra con su pie derecho en contacto con el Izquierdo, su mano
izquierda colgando en línea perpendicular y su mano Derecha sobre su pecho
izquierdo formando una Escuadra con sus Dedos y su Pulgar, con sus Mandiles
puestos, y unos Guantes a su derecha. Esta es la Postura y el gran signo que
haría cualquier Masón desde lo alto de una Casa, y se llama la Postura de un
Masón.
( k )
Podéis Observar por qué la G está situada en el medio de la Logia.
( l )
NINGUNO EN ABSOLUTO. Es ésta una Pregunta muy hábil para descubrir a un
Impostor, porque os despojan de todo Metal que llevéis encima, como vuestro
dinero, las Hebillas de vuestros Zapatos, etc., y dan esta razón para ello: Que
en la construcción del Templo no se oyó nada de Metal. De acuerdo al 6º Cap., I
Reyes, 7º versículo: "Y cuando se construyó la Casa se hizo de Piedra que había
sido preparada antes de llevarla hasta allí. De este modo no se oyó ningún
martillo, Hacha ni herramienta de Hierro en la Casa mientras ésta se hallaba en
Construcción."
( m )
Tan baja como la Tierra, tan alta como los Cielos, porque todas las Logias se
tenían antiguamente a Campo abierto.
( n )
"Belleza, Fuerza y Sabiduría". Estas tres cosas son necesarias en todas las
grandes Construcciones.
La primera media hoja, que constituye lo que describimos como páginas i y ii,
estaba originalmente en blanco por ambas caras, con excepción de lo que parece
ser una marca masónica - LL-, algo parecido a dos V invertidas colocadas una
junto a la otra y que aparece en la parte superior de la página i, realizada al
parecer con la misma tinta y estilo de escritura que el texto. Posiblemente
fuera la marca del escriba que copió el documento. En una época más reciente, se
añadieron bajo la marca las palabras "Antiguo Ritual" en lápiz, y en tinta y a
plumilla "S. B. Wilkinson|69, Billing Road,|Northampton". Cada media hoja fue
grabada con un membrete en relieve que exhibía esta dirección: 69, BILLING
ROAD,|NORTHAMPTON, visible en la reproducción fotográfica de la página i y
apenas discernible en la de las demás hojas; fue colocado de manera que no
afectara al texto. Muy cerca del membrete en relieve, o a veces superpuesta,
aparece la firma "S. B. Wilkinson" en las páginas 1, 3, 5, 7 y 9.
(b) El signo & es generalmente lo mismo que la x de cola larga del escriba, como
en las respuestas 2 y 3; ocasionalmente aparece una forma moderna, como en las
respuestas 8 y 28, la salutación (13), y el juramento (23).
(j) Las formas verbales finalizadas en -ed están escritas con todas sus letras y
no con la forma -'d, con dos excepciones: introduc'd ["introducido"] en la
Pregunta 24 y until'd ["descubierta"] en la P. 76.
(k) Una puntuación muy pobre: los interrogantes, los puntos al final de las
respuestas, y los apóstrofes indicadores de posesión son frecuentemente
omitidos.
En Watermarks in Paper in the XVII and XVIII Centuries [Marcas de Agua en Papel
en los siglos XVII y XVIII] de W.A. Churchill, se reproducen aproximadamente
treinta ejemplos de la marca VRYHEYT. En los primeros ejemplos, que datan del
año 1654 al 1720, el León, la Lanza y los Siete Dardos, así como la base con la
palabra VRYHEYT, se hallan rodeados por una especie de guirnalda. En los
últimos, que datan del año 1704 a c. 1813, el León, la Lanza, etc, se hallan
dentro de un círculo coronado que exhibe el lema Pro Patria ejusque Libertate.
Nuestro ejemplar, obviamente pertenece a este segundo grupo. Un examen detallado
de este grupo muestra:
(I) que en algunos ejemplares la base que contiene la palabra VRYHEYT está
trazada con líneas simples y en otros con líneas dobles, como en nuestro caso.
Fecha del Manuscrito. Aunque las evidencias internas sugieren que el ritual que
representa nuestro documento pertenece al año 1727, esto no quiere decir que la
fecha del manuscrito sea la misma. Debemos tener en mente la posibilidad de que
pueda ser una copia tanto anterior como posterior a 1730, de un manuscrito
previo a dicha fecha, y no un catecismo escrito de memoria. En dos casos, P. 31
y P. 62, se omite una palabra esencial; en otros dos casos, R. 32 y R. 65, se
repite una palabra. Ambas erratas sugieren errores de copia. Por otro lado, la
separación de dos preguntas y respuestas, la 62 y la 73, sobre los secretos de
un masón, y la omisión de una pregunta y su respectiva respuesta relacionadas
con la llave de dichos secretos, de lo cual la P. y R. 73 es la ampliación,
sugieren o un relato memorizado, o una copia de una versión defectuosa escrita
anteriormente. El hecho de que algunas preguntas y respuestas no aparezcan en un
orden muy lógico también sugiere de algún modo la idea de un relato memorizado.
La cuestión es, ¿cuándo fue copiado? o, si es un original, ¿cuándo fue
escrito?.
La respuesta dependerá, por lo menos en parte, del propósito para el cual fue
copiado o escrito el documento: (I) podría ser una copia de anticuario del siglo
dieciocho, de un catecismo de principios de siglo; o (II) una copia realizada
por algún masón cuya atención fue cautivada por un documento antiguo que llegó a
sus manos; o (III) un aide mémoire de algún masón, posiblemente elaborado por
otro masón más experto para ayudar a su menos experimentado hermano.
a) la doblez horizontal en tres partes (aunque no muy fuerte a juzgar por las
marcas, visibles únicamente en la página i de la reproducción fotográfica e
invisibles en las demás);
NOTAS
1
Lane, Masonic Records [Documentos Masónicos] 55.
2
E.M.C. [Early Masonic Catechisms], 173; Lane, Handy Book to the Lists of Lodges
[Manual de Listados de las Logias], 179.
3
Lane, Masonic Records, 55.
4
Ver nuestra Réplica a los Comentarios en nuestro artículo de A.Q.C. LVII.
5
Reimpreso en E.M.C., 76.
6
Para más detalles sobre estos Mss. ver nuestra Handlist of Masonic Documents
[Lista de Documentos Masónicos].
7
Thorp, Bibliography of Masonic Catechisms [Bibliografía de Catecismos
Masónicos], 15-16; E.M.C., 157.
Samuel Prichard Juró: Que la Copia anexa es una Copia Fiel y Auténtica en todos
sus Pormenores.
Sam. Prichard.
Hermanos y Compañeros,
Sam. Prichard.
La Masonería Disecada
Tunc unus ex Senioribus teneat Librum, ut illi vel ille ponant vel ponat Manus
supra Librum; tum Praecepta debeant legi. Es decir, Mientras uno de los Antiguos
sostenía el Libro, él o ellos ponían sus Manos sobre el Libro, mientras el
Maestro1 había de leer las Leyes o Deberes.
Estos Deberes eran: Que debían ser veraces el uno con el otro sin Excepción, y
que estarían obligados a aliviar la Indigencia de sus Hermanos y Compañeros, o a
darles trabajo y compensarlos adecuadamente.
Los Términos Masonería Libre y Aceptada (como ahora es) no se habían oído hasta
hace pocos Años; no se había oído de Logias Constituidas o Comunicados
Trimestrales hasta 1691, cuando Lores y Duques, Abogados y Grandes Comerciantes,
y otros Profesionales menores, sin exceptuar a los Porteros, fueron admitidos en
este Misterio o no Misterio; los primeros eran recibidos gracias a un muy grande
Desembolso, los segundos por una Tarifa moderada, y los últimos mediante el
Desembolso de seis o siete Chelines, por los cuales recibían aquella Insignia de
Honor, que (según ellos dicen) es más antigua y más honorable que la Estrella y
la Jarretera, Antigüedad que se cuenta, de acuerdo a las Reglas de la Masonería
tal como las entrega su Tradición, incluso desde Adán, lo que dejaré a la
consideración del cándido Lector.
La Sociedad más libre y abierta es la del Gran Kaihebar, que consiste en una
selecta Compañía de Gente Responsable, cuyo principal Discurso es el
concerniente al Comercio y los Negocios, y a la promoción de la Amistad mutua
sin Coerción o Restricción.
P. - ¿Sois un Masón?
Exam. - Yo lo Saludo.
R. - Yo lo Oculto.3
Exam. - ¿Qué es lo que Ocultáis?
R. - Siete o más.
R. - Cinco.
R. - Un Aprendiz Aceptado.
P. - ¿Cómo os condujo?
P. - ¿Quién os recibió?
R. - Un Segundo Vigilante.
R. - Me hizo un Masón.
Todo ello bajo una Pena no menor que tener mi Garganta cortada, mi Lengua
extraída del Paladar, mi Corazón arrancado de bajo mi Pecho Izquierdo, para ser
enterrados bajo las Arenas del Mar, a la Distancia de un Cable de la Orilla,
donde la Marea baja y sube dos veces en 24 Horas, mi Cuerpo quemado hasta las
Cenizas, mis Cenizas esparcidas sobre la Faz de la Tierra para que no haya más
Recuerdo de mí entre los Masones.
P. - ¿Cuán largo?
R. - De Este a Oeste.
P. - ¿Cuán ancho?
R. - De Norte a Sur.
P. - ¿Cuán profunda?
P. - ¿Cómo se denominan?
R. - Sí.
P. - ¿Cuál es?
P. - ¿Qué son?
R. - [La] Biblia a Dios, [el] Compás al Maestro y [la] Escuadra al Compañero del
Oficio.
R. - Sí.
P. - ¿Cuántas?
R. - [La] Pizarra de Trazar para que el Maestro dibuje sus Planos sobre ella,
[el] Sillar Rústico para que el Compañero pruebe sus Utiles sobre él, y la
Piedra Desbastada para que el Aprendiz Aceptado aprenda a trabajar sobre ella.
R. - Sí, Tres.
P. - ¿Qué representan?
N.B.: Estas Luces son tres grandes Velas colocadas en altos Candeleros.
R. - [El] Sol para gobernar el Día, [la] Luna la Noche, y [el] Maestro Masón su
Logia.
R. - Sí.
P. - ¿Cuántas?
R. - Tres.
N.B.: Estas Luces fijas son Tres Ventanas, que se supone (aunque vanamente) hay
en toda Habitación donde se reúne una Logia, pero más propiamente son los cuatro
Puntos Cardinales según las antiguas Reglas de la Masonería.
R. - En el Este.
R. - Así como el Sol sale por el Este y abre el Día, así el Maestro se sitúa en
el Este (con su Mano Derecha sobre su Pecho Izquierdo como un Signo, y la
Escuadra [colgando] alrededor de su Cuello) para abrir la Logia y poner a sus
Hombres al Trabajo.
R. - En el Oeste.
P. - ¿Cuál es su Deber?
R. - Así como el Sol se pone por el Oeste para cerrar el Día, así los Vigilantes
se sitúan en el Oeste (con su Mano Derecha sobre su Pecho Izquierdo como Signo,
y el Nivel y la Plomada alrededor de sus Cuellos) para cerrar la Logia y
descargar a los Hombres de su Labor, pagando sus Salarios.
R. - En el Sur.
P. - ¿Cuál es su Deber?
P. - ¿Cuál es su Deber?
R. - Colocándole bajo los Aleros de las Casas (en Tiempo de lluvia) hasta que el
Agua entre por sus Hombros y desborde de sus Zapatos.
R. - Sí.
P. - ¿Dónde la guardáis?
R. - En una Caja de Hueso Hueso que no abre ni cierra más que con Claves de
Marfil.
P. - ¿Cuelga o yace?7
R. - Cuelga.
R. - Cuatro.
P. - ¿Cuáles son?
P. - Explicadlos.
R. - [El] Punto, el Centro (alrededor del cual el Maestro no puede errar); [la]
Línea, Longitud sin Anchura; [la] Superficie, Longitud y Anchura; [el] Sólido
comprende la totalidad.
P. - ¿Cuántos Signos-Principios?
R. - Cuatro.
P. - ¿Cuáles son?
P. - Explicadlos.
R. - [el] Gutural la Garganta, [el] Pectoral el Pecho, [el] Manual la Mano; [el]
Pedestal los Pies.
P. - ¿Cómo le servís?
P. - ¿Qué significan?
N.B.: Un Toque es juntando la Yema del Pulgar de la Mano Derecha con el primer
Nudillo del dedo Indice de la Mano Derecha del Hermano que pide una Palabra.
P. - Dadme la Palabra
Exam. - BOAZ (N.B.: el Exam. dice B, Resp. O, Exam. A, Resp. Z, es decir Boaz)
Dadme otra.
Resp. - JAKIN (N.B.: Boaz y Jakín eran dos Columnas en el Atrio de Salomón. I
Reyes, cap. VII, vers. 21)
R. - Para Oir.
R. - Lo soy.
P. - ¿Cómo se llaman?
P. - ¿Cúantos [?]?
R. - Siete o más.
P. - ¿Por qué Siete o más?
R. - Un Vigilante.
R. - Tres Cosas.
P. - ¿Qué eran?
P. - ¿Quién es más grande que yo, que soy un Masón Libre y Aceptado, el Maestro
de una Logia?
R. - Haré el Intento.
El Recitado de la Letra G
El que responde. - En medio del Templo de Salomón permanece ["stands"] una G,
Una Letra clara para que todos la lean y vean,
Pero pocos hay que entiendan
Qué quiere decir esa Letra G.
Exam. - Que la buena Acogida de Dios11 sea para con esta nuestra feliz Reunión.
El Grado de Maestro
P. - ¿Sois un Maestro Masón?
R. - Tres.
R. - Del Este.
R. - Al Oeste.
R. - El mismo Día.
R. - Quince Amantes Hermanos, por Orden del Rey Salomón, salieron por la Puerta
Oeste del Templo, y se separaron a Derecha e Izquierda sin sobrepasar la
distancia en la que pudieran oírse uno a otro cuando se dieran Aviso; y
acordaron que si no hallaban la Palabra en él o cerca de él, la primera Palabra
[pronunciada] sería [a partir de entonces] la Palabra de Maestro; uno de los
Hermanos, más fatigado que el resto, se sentó para reposar, y asiendo un
Arbusto, que se desprendió fácilmente, y percibiendo que la Tierra había sido
removida, Llamó ["Hail'd"] a sus Hermanos, y prosiguiendo todos su Búsqueda le
encontraron enterrado decentemente en una admirable Fosa [de] 6 Pies Este, 6
Oeste, y 6 Pies [en] Perpendicular, cuya Cubierta era Musgo y Césped verdes, lo
cual les sorprendió; y su respuesta fue, Muscus Domus Dei Gratia, lo que, de
acuerdo a la Masonería, es, Gracias sean [dadas] a Dios, nuestro Maestro ha
logrado una Casa de Musgo: Entonces lo cubrieron minuciosamente, y como ulterior
Ornamento colocaron un Retoño de Acacia15 en la Cabecera de su Sepultura, y
fueron y dieron cuenta al Rey Salomón.
R. - Como lo son todos los demás Masones, cuando reciben la Palabra de Maestro.
R. - Mano con Mano, Pie con Pie, Mejilla con Mejilla, Rodilla con Rodilla, y
Mano en la Espalda.
N.B.: Cuando Hiram fue levantado, lo tomaron por los Indices, y la Piel se
soltó, lo que se llama el Deslizamiento; el tender la Mano Derecha y colocar el
Dedo medio en la Muñeca, abrazando con el Indice y el Cuarto [dedo] los Lados de
ésta, se llama el Agarre ["Gripe"], y el Signo es colocando el Pulgar de la Mano
Derecha contra el Pecho Izquierdo, extendiendo los Dedos.
R. - En el Sanctum Sanctorum.
P. - Explicadlas.
De todas los Abusos que han aparecido entre el Género Humano, ninguno es tan
ridículo como el Misterio de la Masonería, el cual ha divertido al Mundo, y
originado distintas Interpretaciones; esas Pretensiones de Secreto, ineficaces,
han sido reveladas (aunque no perfectamente), y el gran Artículo, a saber, el
Compromiso, ha sido impreso varias Veces en Diarios públicos, siendo por
completo auténtico el del Daily Journal del Sábado 22 de Agosto de 1730, que
coincide en su Veracidad con el entregado en este Folleto; y consecuentemente,
cuando el Compromiso de Silencio es anulado, el Secreto antedicho deviene sin
Efecto, y debe ser completamente extinguido.
FINIS.
34. Las Armas de India del Este en Gosport, Hampshire, 2º Jueves a las 3.
36. Los Tres Toneles en Wood-street, 1er. y 3er. Jueves. Julio 1724.
37. El Cisne en Tottenham High cross, 2º y 4º Sábado. 22 En. 1725.
43. El Cisne en Grafton-street St. Ann's Soho, 1er. y último Miércoles. Sept.
1725.
46. Las Tres Coronas en Stoke Newington, 1er. Sábado. 9 de Ag. 1727.
49. Las Tres Flores de Lis en St. Bernard-street en Madrid, 1er. Domingo.
53. El León Blanco en Richmond, 1er. y 3er. Sábado a las 12 del Mediodía.
59. Las Armas del Rey en Cateton-street, 1er. y 3er. Viernes. 24 de En. 1730.
Traducción y notas: J. M. R.
NOTAS
1
Es evidente que en la frase latina no aparece "Maestro", pero así traduce
Prichard.
2
"Real Masons": designa uno de los grupos contemporáneos.
3
Respectivamente "I Hail it". "I Conceal it". "Hail" tiene también el sentido
antiguo de "pertenecer a" según algunos autores; y asimismo uno muy distinto, el
del "granizar" en una tormenta atmosférica. También el de "jalar".
4
"Indented Tarsel".
5
"Trasel Board, Rough Ashler, and Broach'd Thurnel". = Puede que Thurnel sea
corrupción de Ornel, o Urnel, que designa un tipo de piedra de construcción
blanca y blanda; broached significa trabajada con un cincel o un hacha de
escariar (The Early Mas Cat. 1963, p. 241).
6
Originalmente en ambos documentos: Jewels.
7
"?or does it lie?".
8
Sería más bien la boca misma, por sus dos mandíbulas, de la cual los dientes
constituyen las "Claves de Marfil"; la "Línea de Arrastre" puede ser también la
distancia al corazón, sede simbólica tradicional de la Inteligencia.
9
Mould-stone también puede significar "Piedra prototipo", en cuanto pieza a
reproducir.
10
Las cuatro letras son cuatro gammas (G). Ver R. Guénon, "La letra G y el
svástica", cap. XVII de Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada. Eudeba,
Bs. As.
11
"God's good Greeting be to this?". A señalarse las tres G con las que comienza
la frase inglesa, las cuales resaltan en el conjunto sonoro original, y que
podrían verse como correspondiendo a tres planos o aspectos unidos en la
situación polar de la letra G, susceptible de una transposición a lo
inmanifestado por lo que ella simboliza.
12
En A Mason's Examination [Examen de un Masón], publicado sin título en 1723, el
conocimiento de la Piedra Sillar, el Diamante y la Escuadra caracterizan al
Compañero; el de la Parte del Maestro se indica por la Palabra Sagrada.
13
Blow: significa también soplo (de viento).
14
"A Setting Maul, Setting Tool and Setting Beadle".
15
En el The Concise Oxford dictionary of English etymology, Oxford University
Press, New York 1992, aparecen, "acacia": s. XIV, procedente del latín y éste
del griego akakía (que puede traducirse como "sin maldad": a-kakos), y "cassia",
que es la que figura aquí: del inglés antiguo y medieval, naturalizada en el s.
XVI, del latín y éste del griego kasíâ, y éste del hebreo kesi'âh (arbusto que
se parece al cinamomo, significando el femenino kâsa': quitar, o sacar, una
cubierta o envoltura). En el Webster's New Collegiate Dictionary, Springfield,
Mas. 1958, donde aparecen ambas con la procedencia citada, "acacia" designa
"originalmente un arbusto espinoso hallado en Egipto". De distintas variedades
del género se extraen la goma arábiga y cierta medicina. Según Bernard J. Jones,
la Acacia vera, variedad espinosa de Egipto, es la verdadera acacia masónica,
distinguiéndose por la forma de las ramas y sobre todo la disposición de sus
hojas (Freemason's Guide and Compendium, p. 490.). El Arca, la Mesa y el Altar
de los Holocaustos, así como la tablazón del Tabernáculo eran de acacia (Exodo,
25-27).
16
Traducimos "Compañerazgo" ("Fellowship"), sin confundirlo con la organización
francesa.
Sus Conocimientos. Podrían muy bien ser llamadas Filó-Matas, siendo como son
Amantes de las Matemáticas y Deseosas como están de ellas. Están increíblemente
versadas en Táctica. Incluso a Fidias le resultaría difícil superar la
Estatuaria de muchas de las Hermanas, puesto que trabajan para la Vida. Tienen
un profundo vínculo con los Francmasones, y con todos aquellos trabajadores de
la Piedra, habiéndose jactado algunas de ellas de que nunca la Fraternidad de
los Francmasones hubiese erigido tantos Edificios, si la Hermandad de las
Costureras no se hubiese comprometido a Abastecerlos y Poblarlos.
Sus Principios. Sostienen que cada Hermana debe guardar únicamente sus propios
secretos; que su Logia se halla dondequiera que convenga; que las palabras meum
y tuum son destructivas para la Sociedad de Libres Costureras; que una Comunidad
de Bienes es su primum mobile, del mismo modo en que la salus populi es la lex
suprema en el Estado; que aquellas que ganen Oro pueden lucirlo; que las Mujeres
fueron hechas para los Hombres; y finalmente, que su dernier resort,* su mayor
Poder y Fuerza, reside en sus Traseros.
Sus Deportes. Son Amantes Apasionadas de un Juego llamado Reír y yacer que,
siendo un Pasatiempo laborioso, y acompañado de un gran Derroche de Licores,
hace de ellas generalmente una Raza de corta vida; y, excepto a alguna que otra,
antes les llega la putrefacción que la muerte. Traducción: Gloria Roca
NOTA
*
Sic en el original. (N. ed.)
DOUGLAS KNOOP
El principal objeto de este ensayo es considerar los primeros pasos por los que,
la algo confusa historia de la industria de la construcción, las regulaciones
del oficio y los preceptos morales del Ms. Constitutions of Masonry, junto con
los en ocasiones toscos usos y frases asociados con la comunicación de la
Palabra Sagrada, fueron finalmente tan modificados y elaborados como para llegar
a justificar la afirmación de que la Francmasonería es un peculiar sistema de
moral, velado en alegorías e ilustrado por símbolos. Para formarse una opinión
acerca de cuándo y dónde fueron introducidos los cambios fundamentales en las
prácticas masónicas que acabarían transformando el entero carácter de las
ceremonias, deben examinarse brevemente las circunstancias que prevalecían en
Inglaterra, Escocia e Irlanda a finales del siglo diecisiete y principios del
dieciocho. Podemos comenzar con Escocia, pues aparentemente es de este país que
la masonería aceptada o especulativa obtuvo los fundamentos sobre los que sería
erigida finalmente la superestructura especulativa.
Murray Lyon, al referirse a esa visita, afirma que no tiene "ninguna duda en
atribuir a la reunión que el co-inventor y pionero del sistema tuvo con la logia
de Edimburgo en agosto de 1721, el conocimiento y la subsiguiente adopción, por
parte de Escocia, de la Masonería simbólica inglesa". El que Escocia importara
algo más tarde de Inglaterra su masonería especulativa o simbólica es
probablemente cierto; pero hasta qué punto, si ocurrió así, fue Desaguliers
responsable del establecimiento de ese sistema, y de la introducción de los
distintos cambios, es otro asunto, que debemos examinar a continuación. Aquí
puedo recordar a los Hermanos que no fue sino hasta 1736, quince años después de
la visita de Desaguliers a la logia de Edimburgo, que se formó la Gran logia de
Escocia según el modelo inglés. A consecuencia de ello la masonería no operativa
de ese país quedaba sujeta a un nuevo control central, que, sin embargo, no fue
universalmente aceptado hasta casi finales del siglo diecinueve. Es posible,
desde luego, que el modo de trabajo especulativo inglés, en tanto que distinto
de la organización especulativa inglesa, hubiera sido introducido en Escocia
antes de 1736, aunque no tengo conocimiento de ningún acta de logia que sugiera
que esto fue así. lo que es más probable es que no fuera sino hasta después de
la formación de la Gran logia de Escocia en 1736, cuando alrededor de esa fecha
se hicieron en las ceremonias inglesas modificaciones parecidas, que estas
fueran introducidas en las logias escocesas. Esto explica probablemente por qué
Escocia no adoptó la ceremonia de instalación del Maestro de la Logia,
abandonada antes de 1736 por las logias dependientes de la Gran Logia de
Inglaterra. Esta ceremonia formaba parte del modo de trabajo de la Gran Logia de
los Antiguos, pero no se convirtió en práctica general en Inglaterra sino hasta
después de la unión de las dos Grandes Logias en 1813. No se adoptó en Escocia
antes de mil ochocientos setenta y pico. A la luz de la evidencia que tenemos,
parece prácticamente seguro que la transformación del trabajo operativo en
especulativo no se originó en Escocia, y es probablemente cierto que la
influencia escocesa en ese desarrollo fue o poca o ninguna.
Hay evidencia que demuestra que algunos masones de oficio eran también masones
aceptados; pero puede presumirse que la ceremonia mediante la cual eran
recibidos como tales era diferente a cualquier otra en uso para su admisión en
una logia inglesa operativa. Por otra parte, no hay ninguna prueba que sugiera
que las asociaciones de masones aceptados estaban sujetas en algún aspecto al
control de una organización de operativos. Si algún tipo de control existió, fue
ejercido por masones aceptados, tanto antes como después de 1717, año en que fue
establecida la Gran Logia. Se deduce de ello que los masones aceptados de
Inglaterra, al hallarse más libres respecto al control operativo que los de
Escocia, tuvieron un mayor poder para introducir innovaciones y elaborar el
ritual tradicional. Además, si supusiéramos que la condición esencial de
libertad respecto al control operativo había existido antes de 1717, resultaría
que las innovaciones podrían haberse introducido tan fácilmente en 1707, como en
1697, o 1727.
Las Disputas Religiosas jamás están permitidas en la Logia; pues como Masones,
sólo seguimos la Religión universal, o Religión de la Naturaleza. Este es el
Cemento que une a Hombres de los más diferentes Principios en un solo Vínculo
sagrado, y junta a aquellos que se hallaban a la mayor distancia uno del otro.
(P. 54.) Ningún Enfrentamiento o Disputa privados ha de entrar por la Puerta de
la Logia, mucho menos cualquier Discusión sobre Religión, Nacionalidades, o
Política. (P. 50.) Un Masón está obligado, por su Cualidad, a obedecer la Ley
moral ? ya que no hay otro expediente que le obligue sino la Religión en la que
todos los Hombres están de acuerdo ? gracias a la cual la Masonería se convierte
en el Centro de la Unión, y en el Medio de conciliar una verdadera Amistad entre
Personas que han de permanecer en una perpetua Distancia.
Hay tres Grandes Deberes generales que los Masones deben inculcar siempre, a
saber, para con Dios, para con nuestros Prójimos, y para con Nosotros mismos.
Para con Dios, no mencionando nunca su Nombre si no es con el Temor Reverencial
que conviene a una criatura profesar a su Creador, y considerándolo siempre como
el Sum(m)um Bonum para deleitarnos con el cual hemos venido al Mundo; y de
acuerdo a esta Perspectiva regular todas nuestras Búsquedas.
Para con nuestros Prójimos, obrando según la Escuadra, o actuando como nos
gustaría que hicieran con nosotros.
Para con Nosotros mismos, evitando toda Intemperancia y Excesos, a causa de los
cuales pudiéramos volvernos incapaces de continuar nuestra Obra, o fuéramos
llevados a una Conducta indigna de nuestra loable Profesión; manteniéndonos
siempre en los debidos Límites, y libres de toda Corrupción.
(P. 54.) Pueden deleitarse con inocente Alegría, tratándose unos a otros de
acuerdo a su Capacidad, pero evitando el Exceso.
Una Nueva Logia, para evitar diversas Irregularidades, debe ser constituida
solemnemente por el Gran-Maestre, acompañado de su Diputado y Vigilantes; o, en
Ausencia del Gran-Maestre, el Diputado actuará por Merced de éste, y designará
algún Maestro de Logia para que le asista; o en caso de que el Diputado esté
ausente, el Gran-Maestre deberá llamar a algún Maestro de Logia para que actúe
como Diputado pro tempore.
Después de ello, los Miembros de esta nueva Logia, inclinándose a la vez ante el
Gran-Maestre, le darán sus Respetuosas Gracias, e inmediatamente harán su
Homenaje a su nuevo Maestro, expresando su Promesa de Sujeción y Obediencia a él
mediante la Congratulación acostumbrada.
SEÑOR DIOS, El MAS Santo y Glorioso, tú, gran Arquitecto del Cielo y de la
Tierra, que eres el Dador de todo buen Don y Gracia; y que has prometido que
cuando dos o tres estuvieran reunidos en tu Nombre, tú estarías en medio de
ellos; en tu Nombre estamos reunidos, muy humildemente te rogamos que nos
bendigas en todas nuestras Empresas, que nos des tu Espíritu Santo, para que
ilumine nuestras Mentes con Sabiduría e Inteligencia, para que podamos
conocerte, y servirte rectamente, para que todo lo que Hagamos pueda ser para tu
Gloria, y para la Salvación de nuestras Almas.
AMEN
El: Poder del padre del cielo con la sabiduría del hijo glorioso, y la gracia y
bondad del espíritu santo que son tres personas en un solo dios, sea con
nosotros en nuestro comienzo y nos de gracia para conducirnos de modo que
podamos vivir en aquella bienaventuranza que no tendrá nunca fin: Amen:
7. Otro tema en el que Pennell no siguió a Anderson plantea un punto aún más
interesante, a saber, la introducción del sistema de tres grados. La diferencia
en la redacción del primer parágrafo del Cuarto Deber de un Franc-Masón,
titulado "De los Maestros, Vigilantes, Compañeros y Aprendices," es muy
sugerente. Publico los pasajes relevantes de Pennell y de Anderson uno al lado
del otro.
Y ningún Maestro deberá tomar un Aprendiz a no ser que tenga suficiente Empleo
para él, y a no ser que este sea un perfecto Joven, que no tenga Lisiadura o
Defecto en su Cuerpo, que lo haga incapaz de aprender el Arte, de servir a su
Señor, de ser hecho un Hermano, y un Compañero del Oficio, y a su debido tiempo
un Maestro; y de que una vez cualificado pueda alcanzar el Honor de ser
Vigilante, y luego Maestro de una Logia?
que ningún Maestro deberá tomar un Aprendiz, a menos que tenga suficiente
empleo para él, y a menos que éste sea un perfecto Joven, que no tenga Lisiadura
o Defecto en su Cuerpo, que pueda volverle incapaz de aprender el Arte, o de
servir al Señor de su Maestro, y de ser hecho un Hermano, y luego un Compañero
del Oficio a su debido tiempo, aunque haya servido por un Término de Años según
ordene la Costumbre del País; y debe descender de Padres honestos; para que así,
cuando por otra parte se halle cualificado, pueda alcanzar el Honor de ser el
VIGILANTE, y luego el Maestro de la Logia?
Ningún Hermano puede ser un Maestro, Vigilante o Diácono de una Logia, hasta que
haya aprobado la Parte de Compañero del Oficio:
el cual muestra claramente que Pennell consideraba "un Hermano" y "un Compañero
del Oficio" como dos categorías distintas. Se deduce de ello, pues, que Pennell
tenía en mente tres grados, a saber: los de 1) Hermano (=Aprendiz Aceptado), 2)
Compañero del Oficio y 3) Maestro, mientras que Anderson se refiere sólo a los
dos grados de la práctica operativa Escocesa, esto es: 1) Hermano (=Aprendiz
Aceptado) y 2) Compañero del Oficio. Esto sugiere la posibilidad de que entre la
publicación de las Constituciones de Anderson en 1723 y la edición de Pennell de
1730 hubiera sido introducido un cambio, y al mismo tiempo la de que ese cambio
se originara en Irlanda, dos cuestiones a las que he de referirme más
ampliamente a continuación.
Hasta 1730, o incluso algo más tarde, las masonerías inglesa e irlandesa parecen
haber sido prácticamente idénticas. En 1725-26 Sir Thomas Prendergast, Bart.,
fue al mismo tiempo Segundo Gran Vigilante de Inglaterra y Primer Gran Vigilante
de Irlanda; otros prominentes masones irlandeses, como el Hon. James O'Brien y
Springett Penn, Gran Maestre y Gran Maestre Diputado de la Gran Logia de Munster
en 1726-27 y 1727-28, eran miembros de logias londinenses; Lord Kingston, un
distinguido masón irlandés, fue Gran Maestre de Inglaterra en 1729 y Gran
Maestre de Irlanda en 1730. Este año vio también la publicación en Dublín de las
Constitutions of the Free-Masons de Pennell, que seguían muy de cerca las
Constituciones de Anderson de 1723. Después de 1730 la situación es menos clara.
En 1735 apareció en Dublín una edición irlandesa del Pocket Companion for Free-
Masons de Smith (publicado en Londres en 1734), que contenía incluso una
Aprobación de la Gran Logia de Irlanda, cosa que parece implicar que las
masonerías inglesa e irlandesa eran en gran parte la misma aún en 1735. No
obstante, algunas actas de 1730 de la primera Gran Logia se prestan, tales como
son, a la interpretación de que se hicieron algunos cambios en ese año, aunque
cuando estos fueron anulados, y las antiguas prácticas restauradas, en 1809, en
el acta de la Gran Logia se hace referencia a cambios introducidos en o
alrededor de 1739. Así pues, la fecha exacta de las innovaciones que finalmente
condujeron a la ruptura de relaciones por un largo período entre la primera Gran
Logia y la Gran Logia de Irlanda, sigue siendo incierta, pero probablemente no
nos equivocamos afirmando que esos cambios se originaron en la década 1730-40.
Los cambios particulares, sin embargo, quedan fuera de este artículo.
La nueva Oración de Apertura fue publicada por vez primera, hasta donde se sabe,
en las Constituciones de John Pennell de 1730, y ciertamente esto da a pensar
que se originara en Irlanda. El Deber para los nuevos Hermanos, hasta donde
tengo noticia, lo fue en la edición londinense de Smith del A Pocket Companion
for Free-Masons, publicada en diciembre de 1734, pero la edición irlandesa de la
primavera siguiente contiene una Aprobación de la Gran Logia de Irlanda, que
sigue inmediatamente al Deber Particular, y que podría considerarse como más
especialmente dedicada a este. Además, hay quien ha sostenido que William Smith
era masón irlandés, y se afirma también que posiblemente era él el escritor de
los Deberes en cuestión. Si ambas hipótesis son acertadas, el origen irlandés
del Deber para los nuevos Hermanos se halla claramente señalado. La referencia
más temprana que se conoce referida a tres grados distintos en la masonería,
cada uno con sus propios secretos, se halló en el Ms. Trinity College, Dublín,
1711, un documento que formaba parte de la colección de papeles de Sir Thomas
Molyneux (1661-1733), famoso doctor y científico de esa ciudad, quien, según la
opinión del Dr. J. Gilbart Smyly, bibliotecario del Trinity College,
posiblemente lo habría escrito. Así pues, a menos que aparezca alguna evidencia
en contrario, parecería que tenemos un caso en el que prima facie habríamos de
atribuir el desarrollo del sistema de tres grados a los masones irlandeses. La
innovación restante, de acuerdo a la comparación con la práctica operativa -la
ceremonia de constitución de una nueva logia y de instalación del maestro de una
logia- fue descrita en primer lugar en las Constituciones de Anderson de 1723,
así que no sería ilógico atribuir su origen a los masones vinculados a la
primera Gran Logia, si es que no al propio Anderson.
El Deber para los nuevos Hermanos. Las claras y estrechas relaciones entre este
Deber, tal como se encuentra publicado en el Pocket Companion, y Los Deberes de
un Franc-Masón de Anderson ya han sido señaladas. Si dicho Deber estuviera
basado en Anderson, no podría haber sido puesto a punto sino hasta después de
1723, y en ese caso los masones irlandeses lo habrían aceptado a pesar de un
origen tan reciente. Sin embargo, no hay nada que demuestre positivamente que
este Deber se basó en el de Anderson; me parece igualmente posible que fuera
Anderson quien tuviera este ante sí cuando preparaba sus Deberes de un Franc-
Masón. En apoyo de esta consideración, podría atenderse al hecho de que el Deber
para los nuevos Hermanos comienza: "Sois ahora admitido por unánime
consentimiento de nuestra Logia, como Compañero de nuestra Antigua y Venerable
Sociedad," una afirmación que sin duda alguna habría sido cierta en una logia de
masones aceptados del siglo diecisiete, quienes hasta donde uno puede decir
parece que admitían a candidatos directamente como Compañeros, pero que no
correspondería a la práctica implicada en las obras de Anderson o Pennell, de
acuerdo a las cuales los candidatos eran recibidos en su primera admisión como
Aprendices (Aceptados).
El Sistema de Tres Grados. A pesar de que no hay huellas del sistema de tres
grados, como esquema completo en tres ceremonias separadas, antes de 1725 o
1730, podría haber una pequeña duda sobre si los cambios preliminares, mediante
los que el conocimiento esotérico repartido originalmente entre dos categorías
de masones operativos llegó a ser dividido en tres categorías de masones
aceptados, tuvieron lugar en una fecha anterior. Que ello ya había ocurrido en
1711 puede deducirse del siguiente pasaje del Ms. Trinity College, Dublín:
El Ms. Trinity College, Dublín, parece haber sido el aide mémoire de un masón, y
el pasaje citado da la impresión de ser un intento de poner por escrito una
información que ha sido transmitida previamente de modo oral, probablemente a
través de una larga cadena de masones aceptados. Si esta impresión es correcta,
la división tripartita del conocimiento esotérico puede ser considerablemente
anterior a 1711, sin embargo debe subrayarse que esta división no implica
necesariamente tres ceremonias: no hay razón para que no hubieran podido
comunicarse a un masón aceptado tres conjuntos de secretos en su admisión, de la
misma manera que en Escocia los masones gentilhombres eran admitidos Aprendices
Aceptados y Compañeros del Oficio en una sola y misma ocasión.
Nuestro problema final es considerar quiénes hicieron por vez primera los
cambios que hemos detectado. Como anteriormente mencionamos, Murray Lyon ha
descrito a Desaguliers como "el co-inventor y pionero del sistema" de la
masonería simbólica, otorgándole presumiblemente al Dr. James Anderson el
restante papel de liderazgo. Este pronunciamiento, sin embargo, me parece
contrario al peso de la evidencia de que disponemos, que apunta a que la
evolución de la masonería operativa en especulativa fue un proceso gradual, y no
una súbita revolución llevada a cabo por uno o dos hombres. Tal como lo veo, el
proceso probablemente comenzó ya en la segunda mitad del siglo diecisiete, y
ciertamente estaba muy lejos de haberse completado en 1735. Hasta donde sabemos,
la primera Gran Logia no estaba muy interesada en cuestiones de ritual, ni
interfería generalmente en esas materias, siendo excepciones los cambios
introducidos en 1730 y pico y rescindidos en 1809. Al igual que las prácticas
asociadas con la comunicación de la Palabra Sagrada a los masones operativos de
Escocia parecen haber ido cambiando gradualmente durante los siglos dieciséis y
diecisiete, como resultado de distintas adiciones y modificaciones, así los
masones aceptados de Inglaterra erigieron gradualmente durante los siglos
diecisiete y dieciocho una considerable superestructura de enseñanzas morales
sobre los fundamentos proporcionados por los usos y frases un poco crudos
conectados con la comunicación de aquella Palabra. En ningún caso fueron
repentinos los cambios, y en ningún caso puede decirse que fuera alguna persona
en particular la responsable de su introducción.
NOTAS
1
En la preparación de este ensayo, que es para ser comunicado muy en breve a la
logia Quatuor Coronati, he contado con el auxilio de sugerencias y críticas muy
provechosas de mis colegas, G. P. Jones y Douglas Hamer. Estoy también en deuda
con el Sr. H. M. McKechnie, Secretario de la Manchester University Press, que
muy amablemente lo ha preparado para la imprenta. Debo agradecer también a mi
colega, A. G. Pool, por leer las galeradas, y al Hno. J. Heron Lepper por
enviarme muy afablemente varios comentarios. Como, en general, él está de
acuerdo con mis conclusiones, no he querido incorporar sus observaciones, sino
dejar que presente su parecer ante los Hermanos cuando el documento sea leído en
logia.
2
Traducimos en todo el texto 'Mason Word' por 'Palabra Sagrada', su
correspondiente en otros Ritos no ingleses [N. de T.]
3
Grupo de manuscritos entre los llamados "Old Charges"; el original de este se
considera debió escribirse después de 1663 [N. de T.].
4
En A Mason's Examination, de 1723 (incluido en The Early Masonic Catechisms, ver
aquí ) puede leerse: "Después de lo cual, ha de contemplar mil diferentes
Posturas y Muecas, todas las cuales debe imitar exactamente" [N. de T.].
5
En el manuscrito de los capítulos 14-22 del Tercer libro de The Academie of
Armory (B. M. Harl. Ms. 2033, publicado por el Roxburghe Club en 1905), Randle
Holme trata sobre las herramientas de varios oficios, pero las de los masones no
aparecen incluidas.
[Hay que señalar con respecto al término "dogmas" que aparece en el escrito, que
en el lenguaje del s. XVIII esta palabra debe interpretarse como "creencias" o
experiencias de orden intelectual-espiritual].
"1736 Discurso del Señor caballero de Ramsay pronunciado en la logia de San Juan
el 26 de Dic.
Señores,
Licurgo, Solón, Numa y todos los demás legisladores políticos no lograron que
sus instituciones llegaran a ser duraderas: por muy sabias que hayan sido sus
leyes, no han podido extenderse a todos los países y perdurar a través de los
siglos. Puesto que se fundamentaban en las victorias y las conquistas, en la
violencia militar y en el dominio de un pueblo sobre otro, no han podido llegar
a ser universales ni adaptarse al gusto, al genio y a los intereses de todas las
naciones. No se basaban en la filantropía: el falso amor por una parcela de
hombres, quienes habitan una pequeña región del universo que se llama patria,
destruía en todas estas repúblicas guerreras el amor por la humanidad en
general. Los hombres, fundamentalmente, no se diferencian por las lenguas que
hablan, las ropas que visten o los rincones de este hormiguero que habitan. El
mundo entero no es más que una gran república, en la cual cada nación es una
familia y cada individuo un niño. Señores, nuestra sociedad se estableció para
hacer revivir y propagar las antiguas máximas tomadas de la naturaleza del ser
humano. Queremos reunir a todos los hombres de gusto sublime y de humor
agradable mediante el amor por las bellas artes, donde la ambición se vuelve una
virtud y el sentimiento de benevolencia por la cofradía es el mismo que se tiene
por todo el género humano, donde todas las naciones pueden obtener conocimientos
sólidos y donde los súbditos de todos los reinos pueden cooperar sin celos,
vivir sin discordia, y amarse mutuamente. Sin renunciar a sus principios,
desterramos de nuestras leyes todas las disputas que pueden alterar la
tranquilidad del espíritu, la delicadeza de las costumbres, los sentimientos
afectuosos, la alegría legítima, y aquella armonía absoluta que sólo se
encuentra en la eliminación de todos los excesos indebidos y de todas las
pasiones discordantes.
Asimismo tenemos nuestros misterios: son signos que representan nuestra ciencia,
jeroglíficos muy antiguos y palabras que se tomaron de nuestro arte; todos ellos
componen un lenguaje algunas veces mudo y otras muy elocuente para comunicarse a
grandes distancias, y para reconocer a nuestros hermanos sin importar su lengua
o país. En un primer momento, a los que ingresan nada más se les da a conocer el
sentido literal. Es sólo a los adeptos que se les revela el sentido sublime y
simbólico de nuestros misterios. Es así como los orientales, los egipcios, los
griegos y los sabios de todas las naciones ocultaban sus dogmas por medio de
figuras, símbolos y jeroglíficos. A menudo, el sentido literal de nuestras
leyes, de nuestros ritos y de nuestros secretos sólo ofrece a la razón un
sinnúmero de palabras ininteligibles; sin embargo, los iniciados encuentran en
ellos un manjar exquisito que alimenta, que eleva, y que le recuerda al espíritu
las verdades más sublimes. Ha sucedido con nosotros lo que casi nunca ha
sucedido con otra sociedad. Nuestras logias se han instaurado hace mucho tiempo
y se difunden hoy por todas las naciones civilizadas del mundo; sin embargo,
entre tan numerosa multitud de hombres ningún hermano jamás ha traicionado
nuestro secreto. Desde el momento en que comienzan a formar parte de nuestra
cofradía, las personas más frívolas, las más indiscretas y las menos instruidas
aprenden a guardar para sí mismas esta gran ciencia: entonces, parecen
transformarse y convertirse en hombres nuevos, impenetrables y penetrantes al
mismo tiempo. Si alguien rompiera los juramentos que nos unen, no tenemos
ninguna ley penal excepto el remordimiento de conciencia y la exclusión de
nuestra sociedad, según las siguientes palabras de Horacio:
Horacio, antiguamente, fue orador de una gran logia establecida en Roma por
Augusto, mientras Mecenas y Agripa eran sus vigilantes. Las mejores odas de este
poeta son himnos que compuso para que se cantaran en nuestras orgías. Sí,
señores, las famosas fiestas de Ceres en Eleusis, de las cuales habla Horacio,
así como las de Minerva en Atenas y las de Isis en Egipto no eran otra cosa que
logias de nuestros iniciados, donde se celebraban nuestros misterios con las
comidas y las libaciones pero sin los excesos, los desenfrenos y sin la
intemperancia en que cayeron los paganos, después de haber abandonado la
sabiduría de nuestros principios y la pureza de nuestras máximas.
El gusto por las artes liberales es la tercera cualidad que se requiere para
entrar en nuestra Orden, la perfección de este gusto es la esencia, el fin y el
objeto de nuestra unión. De todas las ciencias matemáticas, la de la
Arquitectura, ya sea civil, naval o militar es, sin duda, la más útil y la más
antigua. Es a través de ella que nos defendemos contra las injurias del aire,
contra la inestabilidad de las olas y sobre todo contra el furor de otros
hombres.
Es por medio de nuestro arte que los mortales han encontrado el secreto de
construir casas y urbes con el propósito de reunir las grandes sociedades; el
secreto de recorrer los océanos para llevar de uno a otro hemisferio las
riquezas de la tierra y de los mares y en fin el secreto de construir murallas y
máquinas contra un enemigo más terrible que los elementos y los animales, quiero
decir contra el hombre mismo que no es más que una bestia feroz, a menos que su
naturaleza sea templada con la dulzura, la paz y la filantropía de las máximas
que reinan en nuestra sociedad.
Tales son, señores, las cualidades que se requieren en nuestra Orden de la cual
revelaremos ahora, en pocas palabras, el origen y la historia.
Nuestra ciencia es tan antigua como el género humano, pero no se debe confundir
la historia general del arte con la historia particular de nuestra sociedad. Han
existido en todos los países y en todos los siglos arquitectos, pero todos estos
arquitectos no eran francmasones iniciados en nuestros misterios. Cada familia,
cada república y cada imperio cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos
tiene su fábula y su verdad, su leyenda y su historia, su ficción y su realidad.
La diferencia que hay entre nuestras tradiciones y aquellas de todas las demás
sociedades humanas es que las nuestras están fundadas en los anales del pueblo
más antiguo del universo, el único que hoy conserva el mismo nombre que tenía
antiguamente, que no se confunde con las otras naciones aunque esté disperso por
todas partes y en fin, el único que ha conservado sus libros antiguos, al
contrario de casi todos los demás pueblos en los que éstos se han perdido. Por
lo tanto, he aquí lo que he podido recopilar sobre nuestro origen en los
antiquísimos archivos de nuestra Orden, en las actas del Parlamento de
Inglaterra que hablan frecuentemente de nuestros privilegios, y en la
jurisdicción actual de un país que ha sido el centro de nuestra ciencia arcana
desde el siglo décimo. Señores, dígnense prestar más atención; hermanos
vigilantes protejan la logia, aparten de este lugar la vulgaridad profana.
Procul oh procul este profani, odi profanum vulgus et arceo, favete linguis.
La ciencia arcana fue trasmitida por medio de una tradición oral desde Noé hasta
Abraham y los patriarcas, el último de los cuales llevó nuestro arte sublime a
Egipto. Fue José quien dió a los egipcios la primera idea para la construcción
de los laberintos, de las pirámides y de los obeliscos que se han admirado en
todas las épocas. Es por esta tradición patriarcal que nuestras leyes y nuestras
máximas se difundieron en Asia, Egipto, Grecia y entre todos los Gentiles; sin
embargo, rápidamente nuestros misterios fueron alterados, degradados, deformados
y mezclados con supersticiones y la ciencia secreta sólo se conservó pura entre
el pueblo de Dios.
Desde los tiempos de las guerras santas en Palestina, varios príncipes, señores
y artistas se unieron, hicieron voto de restablecer los templos de los
cristianos en Tierra santa, se comprometieron por medio de un juramento a
emplear su ciencia y sus bienes para devolver la arquitectura a su primitiva
constitución, rescataron todos los antiguos signos y las palabras misteriosas de
Salomón, para distinguirse de los infieles y reconocerse mutuamente... (y
decidieron) unirse íntimamente con.... Desde entonces y después, nuestras logias
llevaron el nombre de logias de San Juan en todos los países. Esta unión se hizo
a imitación de los israelitas cuando construyeron el segundo templo. Mientras
unos usaban la paleta y el compás, los otros los defendían con la espada y el
escudo.
Licurgo, Solón, Numa y todos los demás legisladores políticos no lograron que
sus instituciones perduraran; por muy sabias que hayan sido sus leyes, no han
podido extenderse a todos los países ni adaptarse al gusto, al genio y a los
intereses de todas las naciones. En efecto, no se fundamentaban en la
filantropía. El amor por la patria mal entendido y llevado al exceso destruía a
menudo en todas estas repúblicas guerreras el amor por la humanidad en general.
Los hombres, fundamentalmente, no se diferencian por las lenguas que hablan, las
ropas que llevan, los países que habitan ni por las dignidades de las que están
investidos. El mundo entero no es más que una gran república, en la cual cada
nación es una familia y cada individuo un niño. Nuestra sociedad se estableció
para hacer revivir y para propagar las antiguas máximas tomadas de la naturaleza
del hombre. Queremos reunir a todos los hombres de mente preclara y de humor
agradable no sólo mediante el amor por las bellas artes, sino además mediante
los grandes principios de la virtud; en ellos, el interés por la confraternidad
se vuelve interés por todo el género humano, por su medio todas las naciones
pueden obtener conocimientos sólidos y todos los súbditos de los diferentes
reinos pueden cooperar sin celos, vivir sin discordia y quererse mutuamente sin
renunciar a su patria.
Sin embargo, no nos limitamos a las virtudes puramente civiles. Tenemos entre
nosotros tres categorías de hermanos: principiantes o aprendices, compañeros o
profesos, maestros o perfectos. A los primeros les damos a conocer las virtudes
morales y filantrópicas, a los segundos las virtudes heroicas; a los últimos las
virtudes sobrehumanas y divinas. De manera que nuestra institución encierra toda
la filosofía de los sentimientos y toda la teología del corazón. Es por esta
razón que uno de nuestros venerables hermanos, en una oda llena de noble
entusiasmo, dijo:
Puesto que una filosofía severa, solitaria, triste y misantrópica les quita a
los hombres el gusto por las virtudes, nuestros ancestros los Cruzados quisieron
que ésta resultara amable con el atractivo de los placeres inocentes, de una
música agradable, de un gozo puro y de una alegría moderada. Nuestros
sentimientos no son lo que el mundo profano y el vulgo ignorante se imaginan.
Todos los vicios del corazón y del espíritu están desterrados, así como la
irreligión y el libertinaje, la incredulidad y el desenfreno.
Aquí el amor por todos los anhelos se fortifica. Desterramos de nuestras logias
toda disputa que podría alterar la tranquilidad del espíritu, la dulzura de las
costumbres, los sentimientos de amistad y la armonía perfecta que tan sólo se
encuentra en la eliminación de todos los excesos indebidos y de todas las
pasiones discordantes.
Por lo tanto, las obligaciones que la Orden les impone son: proteger a los
hermanos por medio de la autoridad, esclarecerlos con sus conocimientos,
edificarlos con las virtudes que ustedes poseen, socorrerlos en sus necesidades,
sacrificar todo resentimiento personal y buscar todo lo que puede contribuir a
la paz, a la concordia y a la unión de la sociedad.
Ocurrió con nosotros lo que muy difícilmente ha sucedido con otra sociedad.
Sí señores, las famosas fiestas de Ceres en Eleusis, de las que habla Horacio,
así como aquellas de Isis en Egipto, de Minerva en Atenas, de Urania entre los
Fenicios y de Diana en Escitia tenían relación con nuestras solemnidades. En
estas fiestas se celebraban misterios donde se podían encontrar muchos vestigios
de la antigua religión de Noé y de los patriarcas; luego se cerraban con
banquetes y libaciones, pero sin los excesos, los desenfrenos y la intemperancia
en que cayeron poco a poco los paganos. Admitir personas de uno y otro sexo en
las asambleas nocturnas, oponiéndose así a la primitiva institución, fue la
causa de todas las infamias. Es para prevenir semejantes abusos que las mujeres
están excluidas de nuestra Orden. No es que somos injustos por considerar el
sexo como incapaz de mantener un secreto, sino que su presencia podría alterar
ligeramente la pureza de nuestras máximas y de nuestras costumbres:
La cuarta cualidad que se requiere para entrar en nuestra Orden es el gusto por
las ciencias útiles y por las artes liberales de todo género; así la Orden exige
de cada uno de ustedes contribuir con su protección, su liberalidad o su trabajo
a una gran obra para la cual ninguna Academia y ninguna universidad pueden ser
suficientes, porque todas las sociedades particulares, al estar compuestas de
una cantidad muy pequeña de hombres, no pueden abarcar con su trabajo un
objetivo tan inmenso. Todos los Grandes Maestros de Alemania, de Inglaterra, de
Italia y de toda Europa exhortan a todos los eruditos y a todos los artistas de
la confraternidad a unirse con el fin de proveer la documentación para un
Diccionario universal de todas las artes liberales y de todas las ciencias
útiles, con la única excepción de la teología y la política. Ya se ha comenzado
la obra en Londres; pero con la unión de nuestros hermanos se podrá llevar a su
perfección en pocos años. En ella se explicará no sólo el vocablo técnico y su
etimología, sino que se presentará también la historia de la ciencia y del arte,
sus grandes principios y la manera de trabajar con ellos. De este modo se
reunirán las inteligencias de todas las naciones en una única obra, que será
como un depósito general, y una biblioteca universal de todo lo bello, grande,
luminoso, sólido y útil que existe en todas las ciencias naturales y en todas
las artes nobles. Esta obra aumentará cada siglo, a medida que aumenten los
conocimientos; es así como se difundirá una noble emulación en el gusto por las
Bellas letras y por las Bellas artes en toda Europa.
Toda familia, toda república y todo imperio cuyo origen se pierde en la noche de
los tiempos tiene su fábula y tiene su verdad, su leyenda y su historia, su
ficción y su realidad. Algunos consideran que nuestra institución se remonta al
tiempo de Salomón, de Moisés, de los patriarcas, de Noé mismo. Otros pretenden
que nuestro fundador fue Enoc, el nieto del Protoplasta que construyó la primera
ciudad y la llamó con su nombre. Mencioné brevemente este origen fabuloso antes
de llegar a nuestra historia verdadera. He aquí, por lo tanto, lo que he podido
recoger en los muy antiguos Anales de la historia de Gran Bretaña, en las actas
del Parlamento de Inglaterra, que hablan a menudo de nuestros privilegios, y en
la tradición viva de la nación británica que, desde el siglo once, ha sido el
centro y la sede de nuestra confraternidad.
Nuestra Orden por consiguiente no se debe considerar como una renovación de las
bacanales y una fuente de excesivo derroche, de libertinaje desenfrenado y de
intemperancia escandalosa, sino como una Orden moral, instituida por nuestros
ancestros en Tierra santa para hacer recordar las verdades más sublimes, en
medio de los inocentes placeres de la sociedad.
Los reyes, los principes y los señores, regresando de Palestina a sus países,
establecieron diferentes logias. Desde la época de las últimas cruzadas ya se
observa la fundación de muchas de ellas en Alemania, Italia, España, Francia y
de allí en Escocia, a causa de la íntima alianza que hubo entonces entre estas
dos naciones.
Jacobo Lord Estuardo de Escocia fue Gran Maestro de una logia que se estableció
en Kilwinning en el oeste de Escocia en el año 1286, poco tiempo después de la
muerte de Alejandro III rey de Escocia, y un año antes de que Jean Baliol
subiera al trono. Este señor escocés inició en su logia a los condes de
Gloucester y de Ulster, señores inglés e irlandés.
Poco a poco nuestras logias, nuestras fiestas y nuestras solemnidades fueron
descuidadas en la mayoría de los países en los que se habían establecido. Esta
es la razón del silencio de los historiadores de casi todos los reinos con
respecto a nuestra Orden, a excepción de los historiadores de Gran Bretaña. Sin
embargo, éstas se conservaron con todo su esplendor entre los escoceses, a los
que nuestros reyes confiaron durante muchos siglos la custodia de su sagrada
persona. Después de los deplorables reveses de las cruzadas, la decadencia de
las armadas cristianas y el triunfo de Bendocdar Sultán de Egipto, durante la
octava y última cruzada, el hijo de Enrique III de Inglaterra, el gran príncipe
Eduardo, viendo que ya no había seguridad para sus hermanos en Tierra santa los
hizo regresar a todos cuando las tropas cristianas se retiraron, y fue así como
se estableció en Inglaterra esta colonia de hermanos. Puesto que este príncipe
estaba dotado de todas las cualidades del corazón y del espíritu que forman a
los héroes, amó las bellas artes, se declaró protector de nuestra Orden, le
otorgó muchos privilegios y franquicias y desde entonces los miembros de esta
confraternidad tomaron el nombre de francmasones.
Desde las islas británicas, la antigua ciencia comienza a pasar a Francia otra
vez bajo el reino del más amable de los reyes, cuya humanidad es el alma de
todas las virtudes, con la intervención de un Mentor que ha realizado todo lo
fabuloso que se había imaginado. En este momento feliz en que el amor por la paz
se vuelve la virtud de los héroes, la nación más espiritual de Europa llegará a
ser el centro de la Orden; derramará sobre nuestras obras, nuestros estatutos y
nuestras costumbres, las gracias, la delicadeza y el buen gusto, cualidades
esenciales en una Orden cuya base es la sabiduría, la fuerza y la belleza del
genio. Es en nuestras logias futuras, como en escuelas públicas, donde los
franceses verán, sin viajar, las características de todas las naciones y es en
estas mismas logias donde los extranjeros aprenderán por experiencia que Francia
es la verdadera patria de todos los pueblos. Patria gentis humanae.
NOTA
1
Como se sabe, el tema de los dos S. Juan es mucho más profundo: corresponden al
simbolismo de Jano entre los romanos (a sus dos rostros visibles), vinculado con
los dos solsticios en el año y las dos columnas en la logia, norte y sur, puntos
extremos del sol que señalan las dos puertas de la caverna iniciática. (N.
Ed.).
EL ARA Y SU SALUDO RITUAL
Como todos los hermanos sabemos, el Ara es el altar de nuestro taller que es
también nuestro templo y por lo tanto una imagen del cosmos. En el centro de ese
espacio, entre la puerta y el Oriente y las columnas del Norte y del Sur se
encuentra nuestro altar iluminado por las luces de la Sabiduría, la Fuerza y la
Belleza. Esta piedra o ara, por marcar el centro, señala también el eje del
taller, es decir, la posibilidad de comunicación alto-bajo, ascendente-
descendente, entre la tierra y el cielo que en forma simbólica está representado
en el techo. Y es a través del rito de nuestros estudios y trabajos, de nuestras
ceremonias y gestos invariables que esta comunicación se reactiva y se hace en
nosotros, los que nos ponemos entonces en condición de poder recibir los
efluvios de lo alto, las inspiraciones emanadas del Gran Arquitecto del
Universo, las que constituyen todo Conocimiento y Sabiduría. Es pues el Ara el
punto más importante del templo, a partir del cual, se organiza toda la Logia y
los trabajos que en ella se realizan. Es el símbolo de lo invisible por
excelencia, que él expresa formal y sensiblemente, y a él mira simultáneamente
toda la Logia, tanto el Oriente como los otros puntos cardinales. La escuadra y
el compás se hallan sobre él simbolizando la unión entre la tierra (la escuadra,
el cuadrángulo) y el cielo (el compás, el círculo) ya que él manifiesta el
"axis" en el que se conjugan las polaridades.
"Con alegría"
Queridos hermanos, deseamos recalcar las palabras que se repiten al final de
nuestras tenidas para tratar de evitar cualquier riesgo de equivocación sobre
alguna de las características de los verdaderos masones, en lo que toca a
nuestra Orden. Por lo que creo debemos comenzar recordando que la Logia es una
imagen del cosmos, y los ritos y gestos que allí se efectúan son una recreación
perfectamente ordenada de la cosmogonía, tal cual se presenta al ser humano
inteligente. Sin embargo, todo masón operativo sabe que a su vez, el orden
cosmogónico es una imagen de lo metafísico -y de allí lo del secreto masónico-,
a lo que se ha de aspirar en cuerpo, alma y espíritu; por eso, la necesidad y el
sentido de distintos grados de realización y conocimiento entre los Hijos de la
Viuda. Se debe comprender entonces que esta aspiración hacia lo más alto -aéreo
e inaprensible- es opuesta a la pretensión hacia lo bajo- terrícola y
fosilizado, y por lo tanto constituye algo más parecido a una disolución que a
una coagulación.
En verdad todo este mundo que nos ha tocado vivir existe para dejarlo, porque es
una imagen ilusoria de la realidad, lo que se advierte en el ascenso por los
grados, o mundos, que estos simbolizan, donde las cosas son cada vez más ciertas
cuanto más extrañas se nos presentan. Pero para llegar a ello hay que arribar
primero a ser Maestro u Hombre Verdadero, y recomenzar posteriormente la
ascensión por los grados simbólicos, íntimamente relacionados con lo
supracósmico, tomando como punto de partida el cosmos, o logos, del cual deriva
el nombre de nuestro taller. Lo que es perfectamente lógico en cuanto se piensa
que los símbolos, los ritos y los mitos existen como mensajeros de otras
realidades, y nunca para aferramos, con tanta obstinación como mediocridad, a
ellos.
Biblia, c.1250
Cadena de unión
Como todos conocéis, al final de nuestras tenidas finalizamos el rito con la
llamada Cadena de Unión. Esta cadena que nos une a todos, desde el Venerable a
los nuevos aprendices tiene, entre otros, dos significados que desearíamos
destacar en este momento.
"Con las palabras sagradas de Sabiduría, Fuerza y Belleza. Uno para todos y
todos para uno, repetidas tres veces".
EXPERIENCIA DE UN VIAJE
Y tengo que decir que incapaz tal vez de precisar individualidades y por lo
tanto de juzgar, o mejor, incapaz de separar el símbolo de lo Simbolizado, tuve
la certeza de que era la propia Inteligencia Universal, aquella que sólo
entiende de lo Uno, la que me hablaba y con ella todos los masones que habían
realizado o realizarán ese Conocimiento en la medida que sea, asimilándose a
Ella, haciéndose unos con Ella.
Fue también como el reconocimiento de una herencia que le pertenece a uno y que
es más suya -y uno es más eso- que todo lo aprendido desde afuera. Y no me
refiero sólo a la afinidad con una forma particular de la Tradición, o de la
Transmisión y Recepción del Conocimiento, cosa completamente secundaria y que no
excede del plano individual, sino a ese Conocimiento trascendente que, al
revelarse en uno, puede redimirlo de un mundo que no tiene su fin en sí mismo.
Porque es evidente que ese punto geométrico donde se reúnen los Hijos de la
Viuda, no se refiere sólo a un lugar geográfico, que podría cambiar cada día, o
a una comunidad de intereses sociales o morales para lo cual ya existen otros
órganos e instituciones que no son ni tienen por qué ser iniciáticos. Siendo el
lugar del trabajo ritual, es decir conforme al orden sagrado del cosmos, trabajo
de transmutación y transformación, su propio centro es supraespacial y
supratemporal, y en él las cosas y los seres ya son uno de toda eternidad, antes
de toda sucesión, como el punto contiene en sí toda la cualidad del espacio, que
no es sino el despliegue de todas sus posibilidades de expresión.
2) HieRos DoMos, palabra mixta - griega y latina - que significa "casa sagrada"
lo cual es equivalente a "templo".
2) Orden Real del Templo (casa sagrada, abadía) de Kilwinning (construída por su
Logia).
3) Orden Real de los Oficiales superiores de la Logia de Kilwinning. Como se
apreciará, todas estas acepciones, lejos de ser excluyentes, son perfectamente
complementarias y remarcan los aspectos cristiano-templarios y masónicos de la
Orden Real.
También debemos recordar que, luego de la expulsión de Adán y Eva del Paraíso
Terrenal, se le permitió a su hijo Shet retornar al Edén para recuperar el Santo
Grial...
Por otra parte, debemos recordar que la primitiva Abadía de Kilwinning fue
construída por monjes provenientes del antiquísimo monasterio de Icolm-Kil,
situado en la isla escocesa de Iona, perteneciente a la misteriosa Iglesia
Culdea, representantes de una corriente evangelizadora pre-romana y céltica
derivada directamente del primitivo Cristianismo oriental. Ante estos hechos, no
se puede sino evocar las figura de José de Arimatea y Nicodemo, portadores del
Santo Grial de Jerusalem a las Islas Británicas...
*
*
*
Otro de los motivos de la extrema firmeza del mantenimiento del sello crístico
de la Masonería de Heredom fue el enfrentamiento a la severa descristianización
de los rituales operativos originales en que incurrieron los oportunistas que
organizaron la Gran Logia de Londres, lo cual impulsó una decidida defensa de la
Tradición.
*
Recordemos el testimonio del ilustre Hno.*. Joseph de Maistre, Gran Profeso del
Rito Escocés Rectificado, quien en una carta al duque de Brunswick-Luneburg,
fechada en 1782, hace referencia al "Cristianismo Primitivo" y afirma que "la
verdadera religión tiene mucho más de 18 siglos" y que "ella nació el día en que
nacieron los días..."
Es en esa universalidad y en ese estado del espíritu que la Orden Real realiza,
más allá del paso de los siglos, el plan del Gran Arquitecto del Universo.
Si bien la Orden Real posee, desde su origen un sello crístico y templario, ello
no obsta para recibir en su seno Candidatos de otras tradiciones regulares bajo
las siguientes condiciones generales:
El ilustre Hno.*. René Guénon fue un verdadero Maestro Operativo "en todos los
Grados" siendo el primero en arrojar Luz sobre esta cuestión colocando el debate
en sus verdaderos términos: los criterios de verdad sobre la Tradición Masónica
deben buscarse en la Masonería Antigua anterior a 1717 y constituyen el único
camino para poner "Ordo ab Chao" en la des-orientación reinante.
9) Las Logias de los Altos Grados de Perfección están dirigidas por tres Grandes
Maestros Masones que representan respectivamente al rey Salomón, al rey Hiram de
Tiro y a Hiram Abbi, el constructor. Las Logias de los Grados Simbólicos están
dirigidas por un Venerable Maestro de Logia, un Primer Guardián y un Segundo
Guardián.
10) Antes de comenzar sus Trabajos, las Logias deben verificar la seguridad de
la Tenida y la cualidad masónica de todos los presentes.
11) Los Masones desconocidos que soliciten Trabajo deben ser probados por medio
del Retejado, el cual implica el perfecto conocimiento de los Modos de
Reconocimiento secretos.
12) Los Maestros de una Logia ya establecida, ante el pedido formal de al menos
tres (3) Maestros debidamente cualificados y comprobada solvencia material,
puede extenderles un ejemplar de uno de los Antiguos Deberes (Old Charges) para
regularizar la elevación de Columnas de una nueva Logia constituyéndose la
primera en Logia-Madre de la segunda.
13) El mandil, junto con los guantes, es la "vestimenta del MMasón",
14) Todo Candidato a la iniciación masónica debe ser un individuo sano, libre y
de buenas costumbres.
Item 10. Cronología del Templarismo Escocés y de la Orden Real de Heredom de
Kilwinning:
- año 1112: Hughes de Payens, fundador de la Orden del Temple, visita Tierra
Santa con una carta de presentación del conde Henri de Champagne para Balduino,
el rey de Jerusalem.
- año 1113: Nace San Bernardo de Claixvaux (1090-1153) cerca de Martiney, donde
Hughes de Payens era el señor feudal y cuyo título lo había obtenido del tío de
San Bernardo, el conde de Champagne. En 1113 se hace monje en la Orden del
Císter en el monasterio de Citeaux, una pequeña villa al sur de Dijon.
- año 1118: Se funda la Orden del Temple para proteger las rutas de peregrinaje
a Tierra Santa., por iniciativa de Hughes de Payens. El rey Balduino II les
otorga terrenos en el sitio donde se encontraba el Templo de Salomón para que
establezcan allí sus cuarteles. De este hecho proviene el nombre de Templarios;
su señor secular era el conde de Champagne y el maestro espiritual era San
Bernardo quien fundó 350 conventos.
- año 1147: El papa Eugenio III autoriza el uso de la cruz de gules sobre las
capas blancas de los Templarios.
- año 1265: Los Templarios establecen la ley del oro y la plata para el peso de
las monedas a través de toda Europa. Aún hoy la cruz templaria puede verse en la
acuñación británica utilizada como prueba de marca.
- año 1274: Nace Robert the Bruce, futuro rey y libertador de Escocia. Fundador
de las Ordenes de San Andrés del Cardo y de Heredom de Kilwinning.
- año 1291: Con la caída de San Juan de Acre, los Templarios se encuentran
alejados de Tierra Santa y sin el apoyo del papa y de los reyes europeos.
- año 1297: Batalla del puente de Stirling. Las milicias escocesas al mando de
William Wallace derrota a las fuerzas inglesas muy superiores. Declina la Casa
de Champagne.
- año 1298: Batalla de Falkirk. El Preceptor templario inglés Brian le Jay muere
a manos de los arqueros escoceses mientras luchaba a favor del rey inglés
Eduardo I, lo cual constituía una flagrante violación de la Regla del Temple. La
traición de algunos señores escoceses hace que William Wallace y su milicias
sean derrotados.
- año 1314, 24 de Junio: Los Caballeros Templarios luchan junto a Robert the
Bruce en la batalla de Bannock-Burn, solsticio de verano en el Hemisferio Norte
y festividad de San Juan. Para recompensarlos, el rey Robert the Bruce funda las
Ordenes de San Andrés del Cardo y de Heredom (posteriormente llamada "de
Kilwinning") y les otorga tierras en Argylshire, cerca de la abadía de Sadell.
Parte de la flota templaria se unió a la flota de los Señores de las Islas y la
otra parte se integró a la flota del norte perteneciente al clan Sinclair.
Balantrodoch, cuartel general de los Templarios escoceses, pasa nuevamente bajo
la protección del clan Sinclair de Rosslyn.
- año 1328, Febrero: Los Escoceses y los reyes de Inglaterra firman el Tratado
de Edimburgo en cual se reconoce la soberanía escocesa. Posteriormente, es
ratificado por el Tratado de Northampton, en Octubre de 1328.
- año 1334: David II, rey de Escocia exiliado en la corte francesa, crea la
"Guarde d'Ecosse" (Scots Guard) como guardia personal de los reyes de Francia,
en virtud de la fidelidad escocesa. Eran los tiempos en que había dos reyes de
Escocia: David, el segundo de los hijos de Bruce y Alexander Comyn quien había
jurado lealtad al rey inglés Eduardo III. Se instituye la alianza (Auld
Alliance) entre Francia y Escocia. El Templarismo se mantiene en secreto en las
principales casas de la nobleza escocesa: el linaje de los Bruce se convierte en
heredero de la Orden del Templo y sus tradiciones.
- año 1398: El conde Henry Sinclair viaja desde las islas Orkney (Orcadas) a
Nova Scotia utilizando cartas marinas y naves que pertenecieron a la flota
templaria. A su muerte es enterrado como Gran Maestre del Temple. que
- año 1431: El conde William Sinclair es iniciado como Caballero en las Ordenes
del Vellocino de Oro y de Santiago de la Espada (Compostela), donde dos de sus
tíos-abuelos habían viajado con el corazón del rey Robert the Bruce.
- año 1650: Luego del entierro del conde William Sinclair, muerto en la batalla
de Dunbar, la bóveda de la Capilla de Rosslyn es sellada.
- año 1742: Lord Kilmarnock, el Caballero de la Pluma Roja (Eques a Penna Rubra)
y otros exiliados Jacobitas y templarios inician al barón Karl von Hund en los
ritos del Templarismo masónico de la Herencia (Heredom) Escocesa. Los Superiores
Incógnitos son mencionados como los Maestros Secretos de los Jacobitas y
protectores de la Herencia Templaria escocesa. El clan Sinclair juega un rol
predominante en la custodia de la tradición del Templarismo Masónico escocés.
- año 11786, 1ro. de Mayo: La Gran Logia Real, de Edimburgo, otorga una Carta-
Patente para Francia a nombre de Monsieur Jean Matheus como Gran Maestro, con
sede en Rouen.
- año 1797: Achille Huet de Lachelle arriba a Estados Unidos y otorga Cartas-
Patentes a los Capítulos Rosa+Cruz de Heredom titulados "The Triple Union" y
"Les Amis Choisis" y a la Logia "L'Union Francaise".
- año 1807: Claude-Antoine Thory es instalado como Ilustre Maestro del Capítulo
"Rose+Croix du Chois" de la Orden Real de Heredom de Kilwinning, en la ciudad de
París.
- año 1808, 28 de Marzo: El abad Clovet pronuncia una oración fúnebre para los
mártires de la Orden del Temple en la iglesia de Saint-Paul, en París.
- año 1992: Establecimiento del Gran Capítulo para Sudamérica de la Orden Real
de Heredom de Kilwinning.
FEDERICO GONZALEZ
La influencia del dios Hermes, y las ideas del sabio Pitágoras no han
desaparecido totalmente de este mundo crepuscular que habitamos, de hecho son
todo lo que queda de él -no olvidemos que los alquimistas equiparan a Jesús con
el Mercurio Solar-, en Occidente al menos. Por otra parte ni siquiera pudiera
ser el mundo sin ellos, tanto en el aspecto de las energías perpetuamente
regeneradoras atribuidas a Hermes y su Filosofía, como el de las ideas-fuerza
pitagóricas, sin cuyo orden numérico (y geométrico) hoy no es posible la menor
operación.
Es obvio que Pitágoras -o Tales de Mileto- no "inventó" nada, sino que reconoció
en la serie decimal, que retorna a su Origen (10 = 1 + 0 = 1), una escala
natural, una accésis, que le permitiera al ser humano completar la Obra y
transmutar así en el Hombre Verdadero, paradigma de todo Iniciado, ubicado en la
Cámara del Medio, entre la escuadra y el compás.6 No ha habido Tradición que no
haya desarrollado un sistema numeral que le sirviese como método de
conocimiento, en perfecta correspondencia con las pautas creacionales.
Recordemos que el techo de la logia está decorado por los astros, los Regentes,
que gobiernan las esferas celestes y establecen los intervalos y las medidas de
la Armonía Universal.
Sin embargo los masones no han dejado nunca de reconocer la frase evangélica:
"En la casa de mi Padre hay muchas moradas" (Juan 14, 2), pues aunque saben que
ellos tienen abierto un sendero ante sí que los conducirá a su Padre, no niegan
otros caminos ni se oponen a ninguna vía, ya que piensan que las estructuras
invisibles son las mismas, prototipos válidos para todo tiempo y lugar, pese a
la adaptación constante de distintas formas aptas para diferentes
individualidades, la mayor parte de las veces determinadas por los ciclos
temporales -tal cual podría ser ejemplificado por cualquier organismo vivo,
entre ellos el ser humano y sus modificaciones y adaptaciones a lo largo de los
años-, ciclos a los cuales tampoco la Masonería es ajena, como se comprueba en
su paulatina transformación concretada finalmente en el siglo XVIII. Y es por
esa misma comprensión de sus posibilidades metafísicas e iniciáticas que la
Masonería reconoce otras Tradiciones, y también deja abierto el ejercicio de
cualquier creencia religiosa, o pseudorreligiosa, entre sus miembros, muchos de
los cuales concilian su proceso de Conocimiento, léase Iniciación, con la
práctica de preceptos y ceremonias religiosas exotéricas y legales, que piensan
podrían enriquecer su pasaje -y el de otros- por este mundo. No hay por lo tanto
conflicto entre Masonería y Religión, siempre que no traten de mezclarse los
conceptos, o se pretenda -como ya ha sucedido- que determinados fundamentalistas
(religiosos o no) intenten copar las logias para su provecho personal. De hecho,
numerosos hermetistas, pitagóricos y masones han sido, y son, cristianos
cumplidos, o grandes cabalistas, y todos ellos han tenido a los símbolos como
sus maestros. la Iglesia Católica jamás ha condenado al Hermetismo, ni a
Euclides -heredero de la ciencia geométrica pitagórica, y maestro de los
masones- pero sí ha tenido problemas con la Masonería desde el siglo XVIII al
punto de condenarla y excomulgar a sus miembros. Sin embargo se ha ido
produciendo en los últimos tiempos un paulatino acercamiento entre ambas
instituciones, salpicado aquí y allá por incomprensiones e interferencias,
muchas veces interesadas. Según José A. Ferrer Benimelli, S. J., la revista la
Civilittà Cattolica de Roma aparecida desde 1852 y que ha dado seguimiento al
tema de la Masonería hasta nuestros días marca en su evolución este proceso de
acercamiento o al menos de respeto mutuo. Efectivamente los primeros artículos
son violentos y condenatorios, hay un período de transición, y los de los
últimos años, bastante conciliatorios y abiertos al diálogo.7
Son numerosos los masones católicos, muchos de ellos franceses, que han
intentado desde hace años conciliar ambas instituciones y levantar la
excomunión; sin embargo hay muchos otros autores masónicos que integran
completamente a la Tradición Hermética con su Orden sin necesidad de un
exoterismo religioso, tal el caso de Oswald Wirth, director durante muchos años
de la revista le Symbolisme y reconocido masón que ha escrito sobre los Símbolos
de la Tradición Hermética y los símbolos masónicos, El Simbolismo Hermético en
sus relaciones con la Alquimia y la Masonería, Saros, Bs. As. 1958 (ver aquí
pág. 394), mostrando muchos aspectos de su identidad de Origen; en cuanto a
masones que han publicado en los últimos años, tanto sobre los distintos grados
como acerca de los Números, desearíamos citar en primer lugar a Raoul Berteaux,
dentro de un nutrido grupo que ha tratado ampliamente la Aritmosofía, de base
pitagórica.8
Asimismo debe señalarse que algunos autores hacen mucha cuestión sobre ciertos
temas relacionados con el catolicismo y el protestantismo en el proceso del paso
de la Masonería operativa a la especulativa. De hecho se suele simplificar el
asunto diciendo que las corporaciones operativas eran católicas y los
especulativos posteriores protestantes. Desde luego que desde el punto de vista
histórico estos hechos pueden ser más o menos "reales", pues la Orden, como toda
institución, está sujeta a determinados vaivenes cíclicos que tienen
manifestaciones sociales, políticas, económicas, etc. Pero desde el punto de
vista de la Masonería como organización iniciática, ella no está sujeta al
devenir, motivo por el cual subsistirá hasta que finalice el ciclo.12 En
realidad, la Tradición Hermética (y Hermes mismo) ha sufrido innumerables
adaptaciones a través del tiempo, aunque jamás ha dejado de expresarse, y es
obvio que esta Tradición, como los fundamentos de la Masonería, identificada con
la Ciencia de Construir, es anterior al Cristianismo, aunque ha convivido con él
durante veinte siglos y hasta ha producido hermetistas cristianos y cristianos
herméticos (entre estos últimos, dignatarios del más alto nivel, papas
incluidos), lo que no obsta para que esa Tradición tenga antecedentes claramente
paganos, relacionados con las escuelas de misterios, o como hoy se las denomina,
religiones mistéricas; por lo tanto podría aseverarse que el hermetismo tiene
una vertiente pagana y otra cristiana. En este sentido debemos aclarar que la
palabra pagano suena a nuestros oídos acostumbrados a lo más superficial de las
religiones abrahámicas a maldito, ilegal, bastardo, o por lo menos a un nebuloso
pecado. También a ignorancia atribuida al atraso de pueblos que se desconocen, y
que ni siquiera interesan. Se suele entender a lo pagano como algo reñido con la
opinión civilizada, sumamente primitivo, o que está en contra del cristianismo,
o de la religión, y por lo tanto fuera de todo orden. En suma, el paganismo está
eliminado previamente por censura interior como algo un poco repugnante, antes
de que nos enteremos que, en realidad, sólo se trata de la sabiduría de
indefinidos pueblos tradicionales que han poblado este mundo antes -y durante-
los sólo veinte siglos que caracterizan a la llamada Civilización
contemporánea.13
Suponemos que desde este último punto de vista, casi oficialmente ecuménico, no
hay nada injurioso en compartir el pensamiento pagano, como bien lo han visto
desde los Padres de la Iglesia hasta numerosos sabios, sacerdotes y pastores
contemporáneos.14
Nos resta mencionar que estos tres grados conforman lo que se llama la Masonería
Azul o Simbólica. Por encima de ellos se encuentran los Altos Grados, sistema de
jerarquías que no es considerado en ciertas Obediencias ni aceptado por
determinados Ritos. Cabe saber también que al pasar de un grado a otro, recién
comienza a realizarse el grado obtenido; así al recibir un Compañero el grado de
Maestro, es que empieza la iniciación en ese grado. Asimismo que los grados son
permanentes y jamás se pierden los adquiridos en una carrera masónica normal.
Otra cosa que habría que señalar es la curiosidad por saber cuál es el grado
real de Conocimiento que tiene tal o cual masón, o en general, este o aquel
Iniciado; pero eso ¿a quién interesa? ¿qué importancia tiene y ante quién?
Escudo de Armas del Capítulo de los Rosa Cruz de Heredom de Kilwinning, París
1776
Otro asunto más o menos utilizado como crítica, tanto de la Masonería como del
Hermetismo, es su carácter pretendidamente sincrético. En primer lugar nos
parece condenable el abuso que se hace de esta palabra, que equivale para
algunos a una descalificación. El Cristianismo, el Islam, el Budismo, la
Antigüedad Grecorromana, innumerables Tradiciones arcaicas, incluso la
Civilización Egipcia y la China, podrían hoy ser juzgadas como "sincréticas" a
la luz de los documentos más antiguos y sin mencionar la idea de una Tradición
Unánime, más allá de esta o aquella forma. En efecto, el término ha estado en
boga en una época en que la investigación antropológica y la Historia de las
Religiones estaban en pañales, y se creía en la "pureza", tanto de ciertas
culturas -concepto peligrosísimo, además, capaz de derivar en el error de las
razas- como religiones. Desgraciadamente este término ha seguido usándose, y es
utilizado por algunos como un arma esgrimida para condenar aquello que imaginan
no les conviene, o escapa a sus simplificaciones elementales. Muy cerca está la
Historia de la Iglesia, sus Concilios y la formación de sus Dogmas, su Teología,
la Historia de los Papas, etc., para que, en todo caso, la Cristiandad pudiera
reprocharle a la Tradición Hermética y a la Masonería, algo en este sentido, y
lo dicho podría ser generalizado a otras religiones e influencias espirituales
que componen la Cultura de Occidente. Son innumerables las corrientes que han
conformado esta Civilización, la mayor parte de las cuales, de un modo o de
otro, coexisten con nosotros mismos, y debemos dar gracias a Dios, en nombre de
nuestra cultura, porque estas interrelaciones naturales que se transvasan con
las migraciones humanas de un pueblo y su lengua a otro, han existido desde
siempre, pese al ácido reproche de sincretismo, emanado de supuestas autoridades
basadas en imaginarias estructuras caducas.
Final
NOTAS
1
El mismo Findel en el Anexo de su Historia publica el primer documento de que
disponemos, fechado en 1419, sobre los canteros alemanes.
2
"Nos parece indiscutible que ambos aspectos operativo y especulativo han estado
siempre reunidos en las corporaciones de la Edad Media, que empleaban por otra
parte expresiones tan netamente herméticas como la de 'Gran Obra', con
aplicaciones diversas, pero siempre analógicamente correspondientes entre
ellas." R. Guénon, Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage T. II,
cap. "A propos des signes corporatives et de leur sens originel" ( ver
traducción). Ed. Traditionnelles, París 1986.
3
Enciclopedia Británica. Artículo 'Freemasonry', edic. 1947.
4
Ver Claude Tannery "le Corpus Hermeticum (Introduction, pour des dévéloppements
ultérieurs, à l'hermétisme et la maçonnerie)"; nº 12 revista Villard de
Honnecourt, París 1986. las referencias a Hermes y a la Tradición hermético-
alquímica en la literatura masónica son abundantísimas como ya hemos dicho; ni
qué decir a Pitágoras, tema que es tratado en otro estudio de este mismo nº de
V. de H.: Thomas Efthymiou, "Pythagore et sa présence dans la Franc-maçonnerie".
5
Ver E. Mazet "Eléments de mystique juïve et chrétienne dans la franc-maçonnerie
de transition (VIe-VIIe s.)"; nº 16, 2ª serie, igualmente de la revista Travaux
de la loge nationale de recherches Villard de Honnecourt. El autor ha publicado
en ésta, que edita los trabajos de la logia de estudios del mismo nombre,
adscripta a la Grande Loge Nationale Française, otras colaboraciones igualmente
interesantes sobre aspectos documentales de la Masonería. En verdad, esta
revista junto con la Ars Quatuor Coronatorum, también órgano difusor de una
logia de estudios homónima, (Quatuor Coronati lodge) y que desde 1886 lleva ya
más de 80 volúmenes publicados en Inglaterra, son las mejores fuentes que pueden
hallarse para el estudio integral de la Masonería.
6
Es conocida la importancia de la Tetraktys pitagórica en cualquier tipo de
conocimiento metafísico y cosmogónico. Por otra parte la relación de las
armonías musicales respecto a los números, en particular con la escala de los
siete primeros, es también un tema pitagórico que la Masonería y el Corpus
Hermeticum recogen en forma de grados y toques de reconocimiento ligados con las
esferas planetarias y los Regentes que las gobiernan. Habría que agregar los
distintos teoremas geométricos pitagóricos, conociéndose la importancia que para
la Masonería y la ciencia y arte de construir poseen; sólo bastaría señalar
entre ellos el del triángulo rectángulo, posteriormente enunciado por Euclides,
otro de los ancestros masónicos, como ya mencionamos. En 1570 John Dee, conocido
mago isabelino y notable matemático que jugara un papel tan importante en el
Hermetismo inglés -y en el europeo- publicó un famoso prólogo a los Elementos de
Geometría de Euclides. Como es sabido las enseñanzas de Dee fueron retomadas por
Robert Fludd que editó en 1619 su Utriusque Cosmi Historia y por su intermedio,
concatenadamente, lo hicieron los futuros integrantes de la masonería
especulativa.
7
J. A. Ferrer Benimelli, Bibliografía de la Masonería. Fundación Universitaria
Española. Madrid 1978, pág. 112. Este sacerdote jesuita que ha dado impulso a
los estudios masónicos en lengua castellana -al punto de que algunos autores
sobre masonería como J. A. Vaca de Osma (La Masonería y el Poder) se llegan a
preguntar si verdaderamente no es miembro de la Orden- tiene, sin embargo, una
idea escasa sobre ella, tomándola como una sociedad filantrópica y
espiritualista, no otorgándole ninguna categoría iniciática, término que jamás
emplea y que parece incluso desconocer en su verdadera dimensión.
8
La Symbolique au Grade d'Apprenti, La Symbolique au Grade de Compagnon, La
Symbolique au Grade de Maître, Edimaf, París 1986, íd, y 1990; La Symbolique des
Nombres, íd. 1984. También queremos destacar aquí los libros ampliamente
conocidos en castellano firmados por Magister (Aldo Lavagnini): Manual del
Aprendiz, del Compañero, del Maestro, del Gran Elegido, etc. De hecho, todos los
manuales masónicos tienen menciones aritmético-geométricas.
9
Desde 1824 Thomas de Quincey destacaba en un periódico londinense la conjunción
de la Masonería con el Rosicrucianismo como un tema conocido.
10
La genealogía masónica es también bíblica, aunque se combine con la Egipcia.
Debe recordarse la relación de Israel con Egipto en la época de Moisés y aún el
simbolismo de Egipto en los evangelios cristianos. Según el libro I de los
Reyes, 3-1, hay una filiación directa entre el Rey Salomón y Egipto, ya que éste
era yerno del Faraón, su vecino.
11
"The few notes on his conexion with Freemasonry which Ashmole has left are
landmarks in the sparsely documented history of the craft in the seventeenth
century". C. H. Josten, Elias Ashmole. Ashmolean Museum and Museum of The
History of Sciences, Oxford 1985. Estos diarios han sido publicados bajo el
título: Elias Ashmole, His Autobiographical and Historical Notes, his
Correspondence and other Contemporary Sources relating to his life and Work.
Introd. C. H. Josten, 5 vol. Deny, 1967.
12
De acuerdo a los cambios que demandan los ciclos y los ritmos, a los que no
puede sustraerse ninguna Tradición u Organización, por iniciática que sea, y que
marcan las distintas fases y formas en que se expresa la Cosmogonía Perenne, y
por lo tanto también señalan las adaptaciones históricas a la misma.
13
Según Geoffrey de Monmouth en Historia de los Reyes de Britania (1135-39), una
de las primeras crónicas escritas sobre la Historia de Inglaterra, los isleños
proceden de los troyanos que llegaron a sus costas, pasando antes por Francia,
desde Grecia, donde permanecían los descendientes de los que sobrevivieron a la
famosa guerra.
14
Algo análogo en cuanto sospecha de herético, defectuoso, o falso, sucede con los
sistemas, o religiones, de Oriente. Con la salvedad de que estas últimas gozan
en los medios occidentales de un mayor prestigio generalizado, aunque estos a
veces no logran evitar el desdén, o la fobia, por el hecho de ser politeístas,
otro término que en boca de algunos parecería ser un insulto.
15
Es obvio el crecimiento de la Masonería con el nacimiento de los burgos y la
cultura de las ciudades, que siempre han necesitado constructores para su
efectivización, por lo que no es difícil inferir que cuanta ciudad más o menos
importante de Europa, así como la construcción de castillos, fortificaciones,
conventos y palacios, fué realizada por arquitectos, directores de obra y
albañiles masones, sin contar los carpinteros y ebanistas, vidrieros, escultores
y pintores, todos ellos iniciados en los secretos de su oficio. Esto se advierte
claramente en la época moderna (y tiene que ver también con el paso de lo
operativo a lo especulativo), en relación con el incendio de la ciudad de
Londres -que incluyó la catedral de S. Pablo- y que debió ser totalmente
reconstruida por mano especializada dirigida por el arquitecto Christopher Wren,
masón de alta jerarquía en la Orden y de reconocido renombre, que debió efectuar
esta gigantesca labor en el menor tiempo posible. El incendio de Londres es un
tema fundamental en la historia de Inglaterra y en la Masonería en general. Su
reconstrucción, efectuada por masones, es un símbolo cíclico relacionado con la
perennidad de la Ciencia Sagrada que, manifestándose por doquier, se ha
expresado en una ciudad tan mágica, como es el caso de la capital inglesa.
16
Medieval Craftsmen, Masons and Sculptors. British Museum, 1991.
17
Cf. Villard de Honnecourt, Cuaderno, siglo XIII. Presentado y comentado por
Alain Erlande-Brandenburg, Régine Pernoud, Jean Gimpel, Roland Bechman. Ed.
Akal, Madrid 1991.
18
Es importante hacer constar, desde los comienzos, la presencia de militares en
todas las logias. Esto llegó a ser tan así que incluso algunas de ellas fueron
exclusivamente castrenses, tanto las que se organizaron en bases militares, como
las que funcionaban en buques, ya fuese en alta mar o puertos.
19
Como se sabe, una corriente numerosa de masones liga especialmente con el Origen
Templario, Escocés y Jacobita de la Orden, para lo cual exhiben numerosos
testimonios y hechos por demás probables. Eso sin que esta corriente niegue la
herencia Pitagórica, Hermética y Platónica, y tampoco la de las corporaciones de
constructores, los rosacruces y la influencia judía dada por el mito de Hiram y
la construcción del Templo de Salomón. Michael Baigent y Richard Leigh, en su
libro The Temple and the Lodge (Londres 1989) apoyando la validez de este origen
que desarrollan en su obra desde el medioevo al siglo XVIII afirman: pág. 187,
"Ella [la Masonería] tenía sus raíces en familias y asociaciones vinculadas por
el antiguo juramento de fidelidad a los Estuardo y a la monarquía Estuardo. (?)
Jacobo I, un rey escocés que era él mismo masón." En la obra de Robert Kirk, The
Secret Common-Wealth, ("La Comunidad Secreta". Madrid, Siruela 1993) escrita en
1692, acerca de "Las costumbres más notables del Pueblo de Escocia", este
erudito historiador del más antiguo "folklore" escocés y la cultura celta, anota
en el acápite "Singularidades de Escocia", y como característica de ese reino a:
"La palabra masónica, de la que, aunque algunos haya que hagan misterio de ella,
no ocultaré lo poco que sé. Es como una tradición rabínica, a guisa de
comentario respecto a Jakín y Boaz, las dos columnas erectas del Templo de
Salomón, a la que viene a añadirse algún signo secreto, que pasa de mano en
mano, gracias al cual ellos se reconocen y familiarizan entre sí."
20
Los demás se consideran, en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado: "de perfección",
"capitulares" y "administrativos".
21
Vuillaume, le Tuileur. Ed. du Rocher, Mónaco 1990, reimpresión del de 1830.
Manual masónico que contiene los siguientes Ritos practicados en Francia:
Escocés Antiguo y Aceptado, Francés, de la Masonería de Adopción, y Egipcio o de
Misraím. Ver aquí pág. 385.
22
José A. Ferrer Benimelli, la Masonería Española en el siglo XVIII. Siglo XXI de
España Editores, Madrid 1986.
23
"Los Libros Herméticos". SYMBOLOS Nº 11-12, Guatemala 1996. (Reproducido en
página del autor ).
24
Les Presses de l'Université Laval, Quebec 1978-1982. 2 vol.
25
Y que es común al resto de la literatura hermética, incluida la Alquimia.
26
El discurso del Corpus es efectivamente reiterativo y se repiten ciertos axiomas
o máximas en un tono que conlleva una cierta solemnidad, un "estilo" para ser
identificado entre otros tonos, y también porque se le imprime una cadencia
musical, que a la par que fija la memoria, es un agente "invocador".
FEDERICO GONZALEZ
(final)
Señalaremos que cualesquiera sean los orígenes masónicos ellos apuntan una y
otra vez hacia los artesanos y constructores medioevales y no a los sacerdotes y
nobles de la época. Se sabe que los rangos eran muy fijos en la Edad Media y que
incluían básicamente cuatro categorías de decreciente importancia: a) la
Iglesia, el Papado y el clero como sabiduría, b) la reyecía y la nobleza,
particularmente en su aspecto militar, c) los administrativos, comerciantes y
profesionales (artistas y artesanos), y d) el campesinado, dedicado al servicio
y la producción.29
Desde el punto de vista histórico nace la Masonería en una época donde las
corporaciones de artesanos pasaban a ser instituciones de poder y el
profesionalismo de sus integrantes ocupaba una función en el encuadre del
Estado. Esta influencia es pareja a la pérdida de importancia de la Iglesia, y
de la Monarquía, y se corresponde con la creciente preponderancia de la
burguesía formada por profesionales, mercaderes y administrativos, en siglos
posteriores. Y esta determinación que hace a los ciclos históricos y a las
castas marcará de algún modo a los masones (pese a las pretensiones mundanas de
algunos), que en líneas generales pertenecen a estos estamentos sociales
profesionales y comerciales, a los que también protege el dios Mercurio.
Poniendo de relieve que para la ya mencionada Tradición Hindú son los kshatriyas
y particularmente los vaishyas (casta que igualmente puede acceder a la
liberación como la de los sabios y los guerreros) quienes podrían equipararse
con los estamentos sociológicos e históricos de la Masonería, relacionada
igualmente con Noé (y su barca), es decir como depositaria de la antiquísima
Ciencia Sagrada, emanada de la Tradición Hermética.30
Es interesante destacar que Caín -como se sabe, antepasado de los masones- fue
condenado por YHVH a ser un vagabundo errante sobre la tierra para purgar el
crimen cometido contra su hermano Abel. Empero cuando construía una ciudad su
esposa dio a luz a su hijo Henoc (apelativo que aparece en el Antiguo Testamento
como el del hijo de Caín y el del quinto hijo de Set)31 cuyo nombre se hizo
extensivo a la villa. Esto último (Génesis 4, 9 a 18) viene a confirmar lo dicho
precedentemente con respecto al hecho del vagabundeo permanente y la ulterior
fijación de una familia, que se proyecta en una casa y posteriormente en una
ciudad, o civilización.
Creemos que este tipo de simbólica relacionada con fenómenos cósmicos, o
cíclicos, está en la raíz del asunto del paso de la masonería operativa a la
especulativa, o sea de la adecuación a nuevos modos de expresión de la Ciencia
Sagrada en relación con los devaneos del pensamiento humano.32 De todas maneras
este es un hecho que siempre se produce en cualquier transformación donde algo
se pierde y algo se regenera; hay quienes prefieren lamentar aquello que se ha
perdido, otros se regocijan en el hecho de que la doctrina haya sobrevivido, más
allá de pleitos más o menos políticos (Hannover-Estuardo) o formas del
cristianismo (iglesias reformadas-sometidas a Roma). En este último caso la
vigencia de las reformas emprendidas por los "modernos" universaliza a la
Masonería al abrírseles las puertas a judíos (1732) e islámicos (1738), de modo
ecuménico en detrimento de una ortodoxia provinciana pretendida por determinados
agentes del poder eclesiástico. Y si muchos masones -entre los que nos
incluimos- rechazan el poder de Roma, no lo hacen en cuanto miembros de la
Orden, sino exclusivamente en cuanto cristianos, comprometidos con los textos
evangélicos y por lo tanto también con el Antiguo Testamento, en detrimento de
la nueva teología de la liberación.
Poniendo punto final a este somero panorama queremos destacar la importancia que
ha tenido la Masonería -y por su intermedio la Tradición Hermética- en la
independencia y organización de las repúblicas americanas (de Norte, Centro y
Sur), donde pueden destacarse entre otras las figuras de Francisco de Miranda,
Simón Bolívar, Jorge Washington, José de San Martín, Antonio José de Sucre, José
Martí, Miguel Hidalgo,34 etc., no sólo fundadores de países, constituciones,
legislaciones e instituciones sino de ciudades, tal el caso de la ciudad de
Washington DC., capital de Estados Unidos que lleva el nombre de su fundador y
de la Ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires, fundada por el maestro
masón Dardo Rocha.35 Debe señalarse que lo anteriormente mencionado se hizo en
base al ordenamiento de esos pueblos promoviendo la cultura, la educación, el
arte y las buenas maneras en países donde primaban la desorganización y la
violencia, cumpliendo desde luego la Masonería una función civilizadora que
subsiste de distinta forma hasta nuestros días, ya que América, sus
instituciones y forma de vida, ha nacido históricamente bajo su signo.
NOTAS
27
Como curiosidad observaremos que sólo la Orden del Temple, dentro del primer
siglo a partir de su constitución (1128), construyó 80 catedrales, 60 abadías y
9000 encomiendas.
28
Isaac Newton, El Templo de Salomón. Introd. de J. M. Sánchez Ron, p. XXIX.
Traducción y estudio filológico C. Moreno. Ed. Debate/CSIC, Madrid 1996. (Ver
aquí reseña ).
29
De hecho la vinculación entre la Masonería y los estamentos del poder se
encuentra señalada desde los albores de la Orden, incluso en sus mitos, en su
relación con los distintos reinos europeos, príncipes y nobles, y posteriormente
con los medios económicos y políticos caracterizados por la incorporación de una
creciente burguesía con mando e influencia en la sociedad moderna. Ver los
siguientes listado y anexo.
En Inglaterra: los reyes Athelstan y Edwin (s. X), Eduardo III (1327-1377) que
favoreció la institución poderosamente, protector de las logias y de las artes y
ciencias. Jacobo I de Inglaterra (y VI de Escocia), hijo de María Estuardo. De
la casa de los Windsor: Jorge IV, (1762-1830), Guillermo IV (1765-1837), Ernesto
Augusto, duque de Cumberland y rey de Hanover (1771-1851), Jorge V de Hanover
(1819-1878), Eduardo VII (1841-1910), Jorge VI (1895-1952), y también Federico
Luis, príncipe de Gales (1707-51), Guillermo Augusto, duque de Cumberland (1721-
65), Eduardo Augusto, duque de York (1739-67), Guillermo Enrique, duque de
Gloucester (1743-1805), Enrique Federico, duque de Cumberland (1745-90),
Federico Augusto, duque de York (1763-1827), Eduardo Augusto, duque de Kent
(1767-1820), Augusto Federico, duque de Sussex (1773-1843), Arturo, duque de
Connaught (1850-1942), Leopoldo, duque de Albany (1853-1884), Alberto Víctor,
duque de Clarence (1864-1892), príncipe Arturo de Connaught (1883-1938), Eduardo
VIII, último duque de Windsor (1894-1972), Jorge, duque de Kent (1902-1942),
hasta los actuales príncipe Felipe, duque de Edimburgo, y Eduardo, duque de Kent
(1935).
En Escocia Robert Bruce, y después de él todos los reyes Estuardo, así como las
familias nobles de las que emanaba la guardia real escocesa: Hamilton,
Montgomery, Seton, Sinclair y los propios Estuardo. De los anteriores hay que
destacar a William Sinclair, Conde de Orkney y Caithness, Gran Almirante de
Escocia en 1436, asimismo constructor, nombrado en 1441 por Jacobo II patrón y
protector de los masones escoceses; función hereditaria hasta 1736, en que el W.
Sinclair de entonces (Saint-Clair) renunció por no poder ocuparse, siendo
elegido primer Gran Maestre de Escocia por votación unánime de los
representantes de las 33 Logias. En 1600 y 1630 aparecen como "patronos",
"protectores" y "jueces" en las Cartas firmadas por la asamblea de Logias
escocesas, signada esta última asimismo por William Shaw (Estatutos Schaw)
Maestro de Obra y Vigilante General (Supervisor de las obras del Rey, Jacobo I
de Inglaterra y VI de Escocia). Todavía en 1812-13 uno de sus descendientes, el
segundo conde James, que sería lord presidente del Consejo en 1834, fue Gran
Maestre de Escocia. En Alemania,Austria y Prusia: Federico II de Prusia, el
Grande, "una de las mayores figuras del siglo XVIII", rey en 1740, iniciado dos
años antes sin que lo supiera su padre, y junto con él el príncipe de Lippe
Bückerburg y el conde de Warteuslebem; sus tres hermanos, Guillermo, Enrique y
Fernando. Federico Guillermo II, sobrino y sucesor, vinculado con los
Rosacruces; Federico-Guillermo III; Guillermo I, rey de Prusia (1861) y
emperador de Alemania (1871-88); Federico III, Gran Maestre en 1860, iniciado
como el anterior por su padre en una logia especial formada por dignatarios de
las tres Obediencias berlinesas; tomó el título de "Gran Protector de la
Masonería" al subir su padre al trono. A ellos hay que sumar otros miembros de
las ramas colaterales de esta Casa de Hohenzollern (Brandenburgo Ansbach, B.
Bayreuth, y B Schwedt; y la Casa de Brunswick). En Austria, Francisco duque de
Lorena y gran duque de Toscana (más tarde emperador) iniciado en 1731, esposo de
Mª Teresa; el conde Kaunitz, canciller de la emperatriz y los consejeros de su
corte: la primera logia (1742) fue creada por el conde del Imperio A. J.
Hoditsch y el conde F. de Glossa a instancias del arzobispo de Breslau, conde
Schaffgotsch, masón él mismo y a pesar de la bula de Clemente XII (In eminenti,
1738); en un año había iniciado a 56 miembros de las más grandes familias nobles
de la propia Austria y otras. Los landgraves (luego grandes duques) reinantes de
Hesse, Luis VIII, IX y X, y el gran duque Luis II (s. XVIII y XIX). A todos
ellos hay que sumar los pertenecientes a otras casas reales de Europa,
incluyendo Noruega y Suecia. En Francia: Los Grandes Maestres hasta la época
napoleónica: el duque de Antin, par de Francia, 1738-43; el príncipe de Borbón-
Condé, conde de Clermont, 1743-71; el duque de Chartres, después de Orléans,
príncipe de sangre, 1771-93, y Roettiers de Montaleau, 1795-1804, Gran Venerable
de la Masonería francesa. Asimismo los príncipes: de Condé, duque de Borbón; de
Conti, príncipe de sangre; de Rohan; de Pignatelly, maestro de las logias de
Nápoles; de Saint-Maurice; los duques: de Choiseul-Praslin, de Choiseul-
Stainville, de Luynes, de Lauzun; el duque Segismundo de Montmorency-Luxemburgo,
administrador especial de la Orden (Gran Oriente y Gran Logia de Francia) de
1771 a 1789, de gran memoria como noble y masón. En Bélgica: Court de Gebelin se
destaca por la importancia internacional que adquirió en Masonería; también fue
miembro del gobierno de la monarquía belga que tuvo a Leopoldo I como su primer
rey, quien era masón, así como otros miembros de esta familia.
Al personal de Francia debemos agregar también los más altos dignatarios del
Imperio Napoleónico, comenzando por el propio Napoleón y por su delegado el
príncipe J.-Jacques Regis de Cambacérès, duque de Parma, Gran Maestro del Gran
Oriente (1806-15) y Gran Comendador del Supremo Consejo del Rito Escocés bajo el
Imperio, así como de otros tres Ritos; a su vez, al menos 17 de los 25
mariscales del Primer Imperio eran masones. Todo ello sin contar los medios
económicos y políticos de la burguesía y el peso intelectual de los nobles de
nuevo cuño y los intelectuales que reemplazaban a la nobleza. Ejemplo de ello:
Voltaire, Montesquieu, Condorcet (enciclopedista), La Rochefoucault
posteriormente, Gérard de Nerval(?), etc. los sabios La Cépède, Lalande,
Montgolfier, encabezando una generación que incluía a inventores, médicos,
pintores y músicos, y todo tipo de investigadores, la mayor parte hoy olvidados
pero que contribuyeron en su momento al desarrollo de la cultura actual,
miembros muchos ellos de la Academia y el Liceo Franceses, de la Academia de las
Ciencias y de la de las Artes etc. etc. Lo mismo en los países antes mencionados
y sus figuras intelectuales, científicas (especialmente en Inglaterra),
políticas y económicas hasta entrado el siglo XX. En las capitales y en
provincias las autoridades eran masónicas y aún hoy existen enteras familias
masónicas que han recibido con orgullo esta herencia.
Anexo
Nobles: Inglaterra: Grandes Maestres -es decir, sin contar los demás que
formaron parte de la Orden a partir sobre todo del s. XVII): conde de Bedford,
G. Maestre del Norte (York), 1567; conde de Pembroke, 1618 (época en que
entraron "personas eminentes, sabias y ricas": Dicc. Encicl. de la Mª.); conde
de St. Alban 1663; de Rivers, 1666; de Dalkeith, 1724; de Inchingin, 1724; lord
Colerane, 1727, que constituyó una logia en Madrid; vizc. Kingston, 1729, Gran
Maestre de Irlanda en 1731; lord Lovel, luego conde de Leicester, que recibió en
1731 a quien luego sería el emperador Francisco I de Alemania; lord vizc.
Montagu, 1732; conde de Strathmove, 1733; de Crawford, 1734; de London, 1736; de
Darnleg, 1737, que recibió al príncipe Federico de Gales; lord Carnarvon, 1738;
marqués de Carnarvon, 1754, durante cuyo mandato se fundaron 49 logias; lord
Aberdour, 1758-63; lord Blaney, 1764, (71 logias); entre este año y 1767 (duque
de Beaufort) se recibieron masones los duques de Gloucester, Cumberland y York
(1765); en 1772 el duque de Athol era Gran Maestre de la Gran Logia de los
Antiguos, y en 1773 y 1778-79 de Escocia; asimismo el duque de Manchester, c.
1780; el duque de Cumberland y el conde de Effingham, 1782. A ellos hay que
sumar el Duque de Wharton, Gran Maestre de Inglaterra (1722) y asimismo de
Francia (1728), fundador de la primera logia en Madrid (1728); lord Derwenwater,
Gran Maestre en Francia (1736-37); introductores junto a otros de la Masonería
especulativa en ese país. Irlanda: Grandes Maestres: vizcondes Kingston, 1731;
Kingsland, 1732; vizc. lord Mountjoy, 1738; de Donneraile, 1740; barón de
Tullamore, 1741; vizc. Alleau, 1744; lord Kingsborough, que murió en la cárcel a
causa de prisión por deudas después de haber costeado la primer gran edición de
los códices precolombinos. Escocia: después de W. Saint-Clair, 1736, el conde de
Cromarty, 1737; condes: de Kintore, luego G. M. de Inglaterra; de Morton, 1739;
de Leven, 1741; de Killmarnock; de Wemyss, 1743; lord Essquin, 1749; conde de
Englenton, 1750; lord Aberdour, 1755-56; condes: de Galloway 1757-58; de Leven,
1759-60; de Elgin, 1761-62; de Kellie, 1763-64; lord Provist, 1765-66; conde de
Dalhousie, 1767-68; el general J. A. Oughton, 1769-70; conde de Dumfries, 1771-
72; el duque de Athol, 1773 y 1778-79; barón Forbes, 1776-77; condes: de
Balcanas, 1780-81; de Buchan, 1782-83. Otros nobles que aparecen en Francia en
las obras citadas: príncipes: Sapiéha (polonés), Kavauski; Galitzin; Bozotowski;
condes: de Buzençois; de Balbi; Stroganoff; de Saisseval; de Launay; vizconde Le
Veneur; marqueses: de La Fayette, muy vinculado con Washington y la
Independencia norteamericana, de Saisseval, d'Arcambal; de Saint-Simón, de
Lusignan; de Hautoy; de Gouy d'Arcy. Citamos del libro de Le Forestier,
Maçonnerie féminine et Loges académiques (ver aquí reseña) algunos nombres que
encabezan un conjunto de alrededor de 200 miembros y hermanos visitantes según
las actas de la logia parisina San Juan del Candor, constituida en 1775 y a la
que estaba vinculada una logia de adopción, de los cuales sólo siete no eran
nobles, la mayoría de estos últimos con título y sirviendo en el ejército:
"Vizconde de Espinchal, coronel de dragones; conde de la Châtre, coronel de
regimiento; caballero de Fitz-James, coronel del regimiento de Berwick; conde de
Rieux, coronel de caballería; conde de Saint-Maime, coronel del regimiento del
Soissonais-Infantería; barón de Salis, inspector de la infantería; conde de
Barbançon, coronel de Orléans-Infantería; barón de Béthune, mariscal de campo de
caballería; conde de Bouffiers-Rouvel, coronel de Royal-Cravatte; conde Máximo
de Puységur, capitán de la Legión Corsa; vizconde de Puységur, capitán de los
bajeles del Rey; condes de Vauban, de Seuil, de Chatenoy, Duleau, D'Ambly, de
Roquelaure, de Vassy, etc. etc. capitanes en distintos regimientos, a los que se
añaden otros veintisiete condes, y el resto de vizcondes, marqueses, barones y
caballeros, sin ser esta la única logia militar (a destacar la San Luis al
Oriente del regimiento del Rey: tras instalarse de nuevo en Nancy, dos años
después tenía doscientos veintiséis miembros).
30
Ver "Los Libros Herméticos".
31
El Henoc hijo de Caín es ancestro del primero que trabaja los metales, bronce y
hierro: Tubalcaín, bien conocido en la Masonería. Hiram-Abi, hijo de Israel y de
Tiro, el Maestro Hiram de los masones, es artesano del bronce y el hierro, pero
asimismo del oro y la plata, la piedra y la madera, los tejidos y el grabado (II
Crónicas 2, 13). El Henoc quinto hijo de Set es el que "desapareció, porque Dios
se lo llevó" (Génesis 5, 24). El padre de Tubalcaín, Lamec, también aparece en
la descendencia de Set, y en ella es padre de Noé (Gén. 5, 24).
32
Por otra parte se debe aclarar que la primera versión de las Constituciones de
Anderson estaba incompleta y sólo había dos grados iniciáticos. A esta omisión
tan extraña vino a sumarse la supresión de la masonería del Royal Arch,
teniéndose sólo en cuenta la masonería de la escuadra (square masonry) sin ser
coronada por la masonería del compás, siendo ambos útiles, como se sabe,
símbolos respectivos de la tierra y el cielo. A ello se opusieron las Logias
auténticamente operativas que rechazando este error pasaron a defender las
Antiguas Constituciones, encabezadas en 1725 por la Gran Logia de York, o en
1751 por la Gran Logia de los Antiguos, que sólo aceptaron reunirse con la Gran
Logia de Londres, (la de los modernos, para los que Anderson había escrito sus
Constituciones) en 1813, después que estos aceptaron incluir en su seno lo que
había sido desde tiempo inmemorial la Tradición de la Orden; de ese modo se
reconstituyó la herencia anterior en la forma que ha llegado hasta hoy. Este
tipo de equívocos ha hecho que algunos autores masónicos sospechen de ciertos
aspectos de la labor del pastor Anderson, que parecería haber querido desviar
los objetivos y orígenes de la Masonería, aunque debe decirse en su descargo,
que en otros documentos masónicos históricamente válidos igualmente sólo
aparecen los grados de aprendiz y compañero. En todo caso, si hubo una intención
de este tipo ella no prevaleció y las Constituciones de Anderson fueron rehechas
y se impuso la Tradición. Desde otro punto de vista, cualquier adaptación a los
tiempos modernos de una Antigua Tradición, necesita una profunda adecuación que
sólo el tiempo y otros muchos factores, aún de signo contrario, promueven. La
Iglesia de Roma podría ser un modelo casi camaleónico de adaptación: de la
escolástica a la teología de la liberación, de la sofía a la ciencia moderna, de
lo sagrado a lo religioso. Y agregar que la Masonería, como Institución
Iniciática ha sobrevivido a católicos y protestantes.
33
Como bien dice el refrán, "Nadie recibe las herencias con beneficio de
inventario".
34
En Estados Unidos los nombres ligados a la futura U.S.A. son numerosísimos tanto
por su calidad como por su cantidad; los nombres de: George Washington, Benjamín
Franklin, Thomas Jefferson (según F. M. Hunter, Research Lodge of Oregon, 1952),
James Madison, son obvios para todos aquellos que han estudiado la historia de
este país y su inmensa repercusión en el resto de América latina y el mundo;
téngase en cuenta la importancia que tuvo la independencia y la organización
política de U.S.A. para la independencia y la organización hispanoamericana;
tanto los primeros presidentes norteamericanos como los latinos fueron masones.
Hay dudas sobre la pertenencia a la Orden de Adams, igualmente una figura
importantísima de América del Norte; hay que sumar a Alexander Hamilton aunque
no fue presidente (muy influyente su libro El Federalista), y asimismo a Monroe,
Andrew Jackson, Polk, Buchanan, Andrew Johnson, Garfield, Theodore Roosevelt,
Taft, Harding, Franklin D. Roosevelt, hasta llegar a Truman y el fin de la 2ª
Guerra Mundial.
Políticos y Libertadores: Simón Bolívar (Venezuela, Colombia, Bolivia), José de
S. Martín (Chile y Perú), Antonio J. de Sucre (Ecuador), José Martí (Cuba),
Francisco de Miranda (que inició a Bolívar, O'Higgins y S. Martín en la logia
Gran Reunión Americana que él había constituido en Inglaterra), Hnos. O'Higgins,
Carlos de Alvear, Bermúdez, Undarreta, A. Páez, O'Connor, D. Jiménez, J. M. de
Alemán, Arizmendi, J. Tadeo Moragas, Rodríguez Peña, Pueyrredón, Maceo, M.
Gómez, Grales. A. Valero, D. de Tristán, etc. Presidentes: Argentina: Justo J.
de Urquiza, Bartolomé Mitre, historiador y Gran Maestre, Santiago Derqui,
Domingo F. Sarmiento, quien hizo la reforma y plantó los pilares del desarrollo
educativo, que fue asimismo G. Maestre del Gran Oriente. Brasil: José Bonifacio
de Andrade, Fco. José Cardoso, Luis A. Vieira da Silva, Joaquín de Macedo
Soares, Eusebio de Queiroz (abolió la esclavitud), Manuel Dodere de Fonseca
(República, 1889). Colombia: León Echeverría, Gral. Mosquera, Fco. de Paula
Santander, Gral. A. Nariño. Venezuela: Diego B. Urbaneja (vicepres. del país en
1847-48, presidente del Gran Oriente Nacional Colombiano y de la Gran Logia de
Colombia establecidos en Caracas en 1824, perteneciendo al primero los
principales artífices civiles y militares de la independencia de Colombia,
Venezuela, Ecuador, Panamá, todos 33º); Antonio Páez, José Tadeo Moragas, José
Gregorio Moragas, (fin de la esclavitud); Antonio Guzmán Blanco, Joaquín Crespo,
Andueza Palacio, grandes Maestres. Perú: José Rufino Echenique (1852), Miguel
San Román. México: Miguel Hidalgo, Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria,
Guadalupe Gómez Pedraza, Javier Echevarria, Nicolás Bravo, Benito Juárez,
Melchor Ocampo, Sebastián Tejada, Porfirio Díaz, Francisco Madero, etc. muchos
de ellos Grandes Maestres.
35
En las ciudades americanas grandes, medianas, y aún pequeñas, el edificio de la
logia masónica ocupa siempre un lugar destacado.
René Guénon fue afiliado a la Logia Thébah, de la Gran Logia de Francia, hacia
1910, asistiendo hasta probablemente 1912. Según indica J. Baylot (Planète Plus,
1970) durante su estancia en ella leyó un trazado cuyo frontispicio era "La
Enseñanza Iniciática" (publicado más tarde en Le Symbolisme, enero de 1913),
cuyo contenido sería desarrollado en su libro Aperçus sur l'Initiation.
LISTA DE ABREVIATURAS
Gr\ A\ del\ U\- Gran Arquitecto del Universo.
Col\ - Columnas.
Pl\ - Plancha.
Prof\ - Profano.
R\ L\ - Respetable Logia.
T\ - Templo.
1er. VIG\ - Asegurarse si todos los Hermanos que la componen son Masones.
VEN\ - Aseguraos pues, HH\ 1er. y 2o. Vig\ , cada uno sobre vuestra columna y
dadme los resultados. En pie y a la orden, HH\ , cara al este2.
2o.VIG\ - H\ 1er. Vig\ , todos los hermanos que componen la columna del norte
son Masones.
1er. VIG\ - VEN\ M\ , los miembros que están sobre las columnas del norte y del
sur3 son Masones4.
2o. DIAC\ - Para llevar sus órdenes al 2o. Vig\ y vigilar que todos los hermanos
estén decentemente sobre las columnas.6
1er. DIAC\ - Para llevar sus órdenes al 1er. Vig\ y a todos los dignatarios, a
fin de que los trabajos sean más prontamente ejecutados7.
2o. VIG\ - Para mejor observar el sol en su meridiano, enviar los obreros al
trabajo y llamarlos del trabajo a la recreación, a fin de que el VEN\ obtenga
honor y gloria.8
1er. VIG\ - Como el sol se oculta en el oeste para cerrar el día, así el 1er.
Vig\ está allí para abrir y cerrar9 la L\ , pagar a los obreros y despedirlos
contentos y satisfechos.
VEN\ - ¿Dónde está el VEN\ ?
1er. VIG\ - Como el sol se eleva por el este para comenzar su carrera, y abrir
el día, así el VEN\ está allí para abrir la L\ , dirigirla en sus trabajos y
esclarecerla con sus luces10.
VEN\ - ¿A qué hora los aprendices Masones acostumbran a abrir sus trabajos?
Tomad asiento, HH\ ,16 H\ SECR\ . dadnos lectura de la pl\ trazada de nuestros
últimos trabajos.
(El M\ de Cer\ va y vuelve a dar cuenta entre los dos Vig\ Dispone sobre el
altar los certificados de los HH\ visitadores, y regresa a hacerles compañía.
Después de su verificación, el VEN\ dice:)
RECEPCION DE UN APRENDIZ
(El Exp \ trae el testamento al VEN \ quien hace le sea dada lectura en voz alta
por el H \ Or \ ; el VEN \ pregunta seguidamente al H \ Tes \ si está
satisfecho).
VEN \ - Ved quién es, H \ , ¿quién es el temerario que osa turbar nuestros
solemnes Trabajos?
Después que han sido dadas todas estas informaciones, el Ven\ dice:
PROF \ - ...
VEN \ - Este arma, cuya punta sentís, es la imagen del remordimiento que
desgarraría vuestro corazón si alguna vez llegáis a ser perjuro contra la
sociedad en la que deseáis tener la ventura de entrar. La ceguera, en la cual os
encontráis, simboliza el estado en que se halla sumido todo hombre que no conoce
los senderos de la virtud, en los cuales vais a comenzar a caminar.
R \ - Sí, señor.
VEN \ - Reflexionad bien, señor, sobre la petición que hacéis; vais a pasar por
pruebas terribles que exigen toda la firmeza de la que puede ser susceptible el
carácter más decidido.
R \ - Sí, señor.
R \ - ...
VEN \ - Señor, antes de que esta asamblea, de la que no soy sino el órgano,
consienta admitiros a las pruebas, debe sondear vuestro corazón interrogando a
vuestro pensamiento sobre los primeros principios de moral. ¿Qué entendéis por
la palabra LIBERTAD?
R \ - ...
R \ - ...
VEN \ - La Moral es una ciencia que reposa sobre la razón humana23. Es la ley
natural, inmutable y universal, que rige a todos los seres inteligentes y
libres. Es la conciencia científicamente explicada: ¡ciencia admirable! que nos
enseña nuestros deberes mediante el uso razonado de nuestros derechos. Se dirige
a los más puros sentimientos del corazón, para asegurar el triunfo de la razón y
la virtud.
R \ - ...
VEN \ - La palabra VIRTUD, según su etimología24, quiere decir FUERZA; Fuerza de
hacer el bien absoluto. Es el cumplimiento de los deberes. Es la virtud pública
cuando se dedica a la Patria, al Estado, a la Sociedad; es Virtud privada,
cuando no se ejerce como una proeza, sino desinteresadamente en favor de los
individuos; es Virtud doméstica en los deberes cumplidos para con la familia. En
una palabra, la VIRTUD, en todo el alcance de su expresión, no retrocede ni ante
los sacrificios, ni incluso ante la muerte cuando se trata de un deber a
cumplir.
R \ - ...
Pausa...
Pero este trabajo es penoso y exige muchos sacrificios a los cuales habréis de
resolveros si sois admitido entre nosotros. Habéis de tomar la firme resolución
de trabajar sin tregua en vuestro perfeccionamiento moral...
R \ - Sí, señor.
VEN \ - Señor, toda sociedad tiene sus leyes y todo asociado deberes que
cumplir, y como sería imprudente imponerse obligaciones antes de conocerlas, es
de la sabiduría de esta asamblea deciros cuáles serán vuestros deberes.
El primero será un silencio absoluto sobre todo lo que hayáis podido oir y
descubrir entre nosotros, así como sobre todo lo que oiréis, veréis o sabréis
después.
El segundo de vuestros deberes, y que hace que la Masonería sea el más sagrado
de los lazos, aun cuando no fuese la más noble, formidable y respetable de las
instituciones: este deber, que procede de la esencia de nuestro ser, es el de
combatir las pasiones que deshonran al hombre y lo vuelven tan desgraciado;
practicar las virtudes más dulces y bienhechoras; socorrer al hermano, prevenir
sus necesidades, aliviar su infortunio; asistirle con los propios consejos y las
propias luces... Habida cuenta de que lo que en un profano sería una rara
cualidad, no es en un Masón sino el cumplimiento de sus deberes.
Cada ocasión de ser útil de la que no aprovecha es una infidelidad, cada socorro
que rehúsa a su Hermano es un perjurio: y si la tierna y consoladora amistad
tiene también su culto en nuestros templos, es menos porque es un sentimiento
que porque, siendo un deber, puede llegar a ser en ellos una virtud.
R \ - Sí, señor.
VEN \ - Antes de ir más lejos, exigimos de vos un juramento de honor, pero este
juramento debe ser hecho con una copa sagrada. Si sois sincero, podréis beber
con confianza, pero si la falsedad y el disimulo acompañan vuestra promesa, no
juréis...
Alejad más bien esta copa y temed el efecto pronto y terrible de este
brebaje.28
P \ - ¿Consentís en jurar?
R \ - Sí, señor.
............. ¡Bebed!
VEN \ - ¿Qué veo, señor? ¡Percibo en vos alguna alteración! ¿Desmentirá vuestra
conciencia lo que asegura vuestra boca? La dulzura de este brebaje ¿no se habrá
convertido ya en amargura?
¡Alejad al profano!
Sin duda habéis oído hablar en el mundo profano, del rigor de estas pruebas;
pero cualquiera que sea la idea que os hayáis formado de ellas, las que os
esperan todavía la sobrepasan. Pensad en ello, señor, el momento se acerca; y
una vez comprometido en las pruebas, no seréis ya dueño de sustraeros a ellas...
Si no sentís la fuerza de soportarlas, pedid retiraros, aún hay tiempo.
... ¿Persistís?
R \ - Sí, señor.
(En este primer viaje, el conductor da tres golpes sobre el hombro del 2o. Vig \
que se levanta y dice: ¿Quién va?)29
R \ - ...
R \ - ...
R \ - Sí, señor.
(En el curso de este segundo viaje, se detienen ante el primer Vig \ que se
levanta y dice: ¿Quién va?)
1er. VIG \ - Puesto que es así, que pase y sea purificado por el agua.
El 1er. Vig \ golpea y dice:
R \ - ...
(Se hacen las mismas ceremonias que en los otros viajes; se detiene, esta vez,
ante el VEN \ y se hacen las preguntas siguientes:)
VEN \ - Puesto que es así, que pase por las llamas purificadoras a fin de que no
quede ya en él nada de profano.
VEN \ - Señor, las llamas que os han rodeado han acabado la primera parte de
vuestras pruebas: que pueda vuestro corazón abrasarse de amor por vuestros
semejantes, que pueda la caridad presidir en el futuro vuestras palabras y
acciones. No olvidéis jamás este precepto de moral: "No hagas a otro lo que no
quisieras que te fuera hecho". Penetráos también de este pobre precepto que la
Masonería cree deber añadirle:
"Haz a los otros todo el bien que quisieras que te hicieran a ti mismo".
Señor, nunca podría alabar demasiado el ánimo que habéis mostrado hasta el
momento; pero que no os abandone: no habéis llegado todavía al término de
vuestros trabajos: los que habéis de realizar, aunque de otro género, no son
sino más difíciles.
La Orden en la que solicitáis el favor de entrar podrá tal vez exigir de vos que
derraméis hasta la última gota de vuestra sangre; si sentís el valor de
ofreceros en holocausto, debéis darle esa seguridad de un modo otro que mediante
promesas verbales: es por vuestra propia sangre vertida hoy que deben ser
selladas todas vuestras promesas.31
¿Consentís en ello?
R \ - ...
VEN \ - ¿En qué parte del cuerpo consentís que se os abra la vena?
R \ - ...
VEN \ - Cada paso que habéis dado en la carrera emprendida ha sido señalado por
el éxito y aún no habéis llegado al fin de vuestras pruebas. Todo profano que se
hace recibir masón deja de pertenecerse: pertenece a un orden que está extendido
por todas las partes del globo. Y para que la Masonería facilite al Masón el ser
reconocido como tal, en cualquier lugar al que lleve sus pasos y cualquiera sea
la diferencia de lenguas, existe en todas las Logias del universo, un sello
cargado de caracteres jeroglíficos conocido sólo por los verdaderos Masones, el
cual, después de haber sido enrojecido al fuego y aplicado sobre el cuerpo,
imprime en él una marca imborrable. ¿Consentís en recibir esta impronta gloriosa
y poder decir mostrándola:
R \ - ...
JURAMENTO
Estas claridades pálidas y lúgubres son los fuegos sombríos que deben alumbrar
la venganza que reservamos a los viles que perjuran. Estas espadas, dirigidas
contra vos, están sostenidas por otros tantos enemigos irreconciliables prestos
a hundirlas en vuestro pecho, si alguna vez fuerais lo bastante desgraciado como
para violar vuestros juramentos.
(Se vuelven a encender todas las luces del Templo de manera que la brillantez de
la Logia haga contraste con la obscuridad precedente; Los HH \ permanecen
armados de espadas, pero con la punta hacia abajo, aunque siempre dirigida hacia
el candidato).
VEN \ - H\ 1er. VIG \ , tú sobre quien reposa una de las columnas de este
Templo, ahora que el coraje y la entrega de este aspirante le han hecho salir
victorioso de este largo combate entre el hombre profano y el hombre masón, ¿le
juzgas digno de ser admitido entre nosotros?
(Todos los HH \ deben tener la punta de sus espadas dirigidas a sus pies y el
rostro sereno y amigable).
(El VEN \ golpea, todos los HH \ dejan sus espadas y permanecen de pie y a la
orden).
VEN \ - H \ M \ de Cer\ , conduce a este nuevo amigo al Oriente para que renueve
su promesa.
Las mujeres no son admitidas a nuestros misterios, sin embargo las respetamos,
las honramos; estos guantes están destinados, no a la que podáis amar más, sino
a la que tenga más derechos a vuestra estima y respeto.
H \ , los Masones, para reconocerse entre ellos, tienen signos, una palabra y un
toque.
El signo de orden se hace así: estando de pie, llevar plana la mano derecha bajo
la garganta, los cuatro dedos juntos y el pulgar separado formando escuadra, el
brazo izquierdo colgando; este signo os recuerda el juramento que habéis hecho y
el castigo que está ligado a su criminal infracción.
1er. VIG \ - VEN \ M\ , - las palabras, signos y toques del nuevo H\ son justos
y perfectos.
1er. VIG \ - H \ 2o. VIG \ , HH \ que decoráis la columna del Sur, el VEN \ os
invita a uniros a él para celebrar la feliz adquisición que acaba de hacer la
Mas \ y esta Resp \ L \ en particular, en la persona del H \ ...
(El M \ de Cer \ , que ha permanecido cerca del nuevo iniciado, le hace cubrir
la batería).
El VEN\ (después de haber golpeado). - HH\ 1er. y 2o. Vig\ , pedid a los HH\ que
componen41 vuestras columnas si tienen alguna proposición que presentar en
interés de la Orden en general o de este taller en particular.
(Cuando han finalizado, se sitúan entre las dos col\ y el 1er. VIG\ los
anuncia).
(El VEN\ lee las prop\ , si ha lugar, y anuncia el contenido del tronco del
Hosp\ (después golpea y dice:)45
H\ 2o. DIACONO, ¿Cuál es tu lugar en Log\ ?
2o. DIACONO - Para llevar sus órdenes al segundo Vig\ y vigilar que los HH\
estén decentemente sobre las Col\ .
1er. DIACONO - Para llevar sus órdenes al 1er. Vig\ y a todos los oficiales
dignatarios, a fin de que los trabajos sean más prontamente ejecutados.
2o. VIG\ - Para mejor observar el sol en su meridiano, enviar a los obreros del
trabajo a la recreación, llamarlos de la recreación al trabajo, a fin de que el
VEN\ reciba honor y gloria.
1er. VIG\ - Como el sol se oculta al Oeste para cerrar la carrera del día,
también el 1er. Vig\ está allí para cerrar la L\ , pagar a los obreros y
despedirlos contentos y satisfechos.
1er. VIG\ - Ellos lo testimonian sobre una y otra Col\ , VEN\ M\
VEN\ - En pie y a la orden, HH\ .
ANEXOS
NOTAS
1
Hemos traducido couvreur por "guardatemplo" para ceñirnos al uso común entre las
logias de habla hispana. El término quiere decir "pizarrero" o "tejador", y
también "plomero". Es el cubridor del Templo, de la caverna iniciática, el que
lo guarda y protege, y tiene la función de "guardián del umbral", estando su
puesto en la Logia justamente en el pórtico de entrada a la misma y su atributo
es una espada. Respecto a su función según el A\Y\R\: ver comienzo Anexo A y su
nota a.
2
R\E\A\A\: "cara al Oriente", que es el lugar de donde procede la Luz, la cual,
considerada como un símbolo del Espíritu y de la Inteligencia universal, ha de
iluminar, esto es hacer inteligibles -reflejando lo que el orden cósmico
simboliza- la apertura y todos los trabajos de la Logia masónica. El rito de
Apertura es, en sí mismo, un símbolo del desarrollo o proceso cosmogónico,
surgido del "caos" primordial gracias a la acción del Fiat Lux (ver R. Guénon:
"Sobre dos divisas iniciáticas", cap. XLVI de Apreciaciones sobre la Iniciación.
Ed. CS, Bs. As. 1993). Dicho proceso es el que reproduce el rito de la
Iniciación o Recepción, como se verá más adelante, y es plenamente expreso en el
momento de la Recepción en el A\Y\R\(ver Anexo). La vinculación del simbolismo
polar con el solar se halla presente de varios modos, a pesar de las variantes,
en el ritual de los tres Grados; además, en la arquitectura de la Logia. (R
nota 44)
3
Este y oeste, norte y sur se llaman en otras formas del R\E\A\A\ Oriente y
Occidente, Septentrión y Mediodía. Pero estas dos últimas, y la primera de ellas
sobre todo -Septem triones: "Siete bueyes" u Osa Mayor, correspondiendo la
segunda al Meridiano o Cénit solar-, se refieren de entrada más al cielo y menos
a los cuadrantes de la superficie de la Tierra.
4
Aunque aquí no aparece, este es el momento, en el R\E\A\A\, en que después de
"haber hecho visibles las Estrellas" al encender los Pilares simbólicos de la
"Sabiduría", la "Fuerza" y la "Belleza", a partir de la luz del Ara (Venerable:
"¡Que la Sabiduría presida la construcción de nuestro Edificio!", 1er Vig\:
"¡Que la Fuerza lo sostenga!", 2o. Vig\: "¡Que la Belleza lo adorne!") el
Venerable Maestro ordena al H\Exp\ la apertura del "Libro de la Ley Sagrada" y
la aparición de las "Tres Grandes Luces", y a continuación el "desenrolle",
"despliegue" o "trazado" del "Cuadro de Logia", síntesis simbólica y visual del
Grado. Una vez extendido el Cuadro, comienzan las preguntas a los Oficiales:
"H\2o.. Vig\, ¿Qué edad tenéis?"; "¿Cuál es vuestro sitio en la Logia?".
5
Las "joyas" de los Diáconos son -al menos actualmente en algunas Logias
inglesas- dos figuras aladas (casco y pies) de Hermes-Mercurio, que portan el
Caduceo en la mano izquierda y cuyo índice de la mano derecha señala un punto
situado en la vertical de su cabeza, en un caso más alto que en el otro. Su
atributo en Logia son sendos bastones o varas de viajero o de maestro de
ceremonias. La correspondencia con el papel de mensajero, instructor y guía de
esta Deidad se hace evidente en el rol que cumplen los Diáconos, especialmente
durante la Recepción.
6
A\Y\R\: "Llevar órdenes desde el Primer Vigilante en el oeste al Segundo
Vigilante en el sur y a cualquier otro lugar en la Logia, según él indique, y
ver que la Logia está cubierta."
7
A\Y\R\: "Llevar órdenes desde el Venerable Maestro en el este al Primer
Vigilante en el oeste y a cualquier otro lugar en la Logia, según él indique;
introducir y vestir a todos los hermanos visitantes; recibir y conducir a los
candidatos."
8
En otras formas del R\E\A\A\ se dice: "a fin de que obtengan provecho y
alegría".
9
R\E\A\A\: "para ayudar al Ven\ a cerrar la L\, pagar a los obreros, y asegurarse
de que estén satisfechos".
10
La Logia masónica es descrita como una imagen del mundo, trazada por el
recorrido del sol, que ordena y engendra así el espacio y el tiempo, trazando la
forma cósmica, lo que ya ha comenzado separando la luz de las tinieblas.
"Logia", que procede de Logos, es igual al termino sánscrito loka: mundo, plano
o universo, y así figura, curiosamente, en una Instrucción de Aprendiz
perteneciente a la Gran Logia Valle de México.
11
En el R\E\R\ es "mediodía en punto" cuando ya se han abierto los trabajos. El
francés plein (midi plein) indica claramente la plenitud de la luz solar que
ocurre cuando el sol se halla en lo alto del cielo, lo que corresponde también a
una "detención" aparente. Este punto señalado del día corresponde al Solsticio
de Verano en el año, así como la medianoche al de Invierno, y ambos extremos del
ciclo anual, a la "Puerta de los Hombres" y a la "Puerta de los Dioses", a las
que se refieren las de la "caverna", tanto "macrocósmica" como "microcósmica",
siendo la segunda abertura, gracias al "tercer nacimiento", por la que se sale
efectivamente de la caverna cósmica. Ver R. Guénon, Símbolos Fundamentales de la
Ciencia Sagrada (Eudeba, Bs. As. 1988), cap. XXXV: "Las Puertas Solsticiales", y
en general los incluidos en el apartado "Simbolismo de la forma cósmica". Por
otra parte, la vertical de esos dos puntos, que divide al ciclo en dos y lo une
en sus extremos, señala simbólicamente el eje de un presente, entre el pasado y
el futuro, imagen del no-tiempo principial.
12
La comunicación de la Palabra Sagrada que une al Ven\ y los dos VVig\ es un
hecho análogo a la reunión de las tres varas, de proporciones respectivas 3, 4 y
5, con las que los Tres Grandes Maestros de una Logia operativa forman el
triángulo rectángulo pitagórico, reunión sin la cual no pueden abrirse los
trabajos en dicha Logia. Ver R. Guénon, Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le
Compagnonnage, T. II (Ed. Traditionnelles, París 1986): "Parole perdue et mots
substitués"(traducción castellana en El Taller, Revista de Estudios Masónicos).
En otras formas del R\E\A\A\ esta unión se produce por la luz (o fuego) que el
Ven\ toma del Ara y da a los VVig\ que la reciben al pie del Oriente, para
encender las "Estrellas" de los Pilares que rodean el Cuadro de Logia y
conforman asimismo un triángulo rectángulo. El cuarto ángulo, donde no hay
Pilar, corresponde al Nordeste.
13
R\E\A\A\: "Puesto que es la hora, tenemos la edad, y que todo es conforme al
rito, HH\1er y 2º VVig\, informad a los HH\ que decoran vuestras Columnas, como
yo lo hago a los de Oriente, que voy a abrir los trabajos de esta Respetable
Logia".
14
Escribe Denys Roman (René Guénon et les destins de la Franc-Maçonnerie, p. 182;
Ed. de l'?uvre, Paris 1982) que Guénon señaló al respecto "que el Venerable no
debería descubrirse cuando pronuncia el nombre del Gran Arquitecto del
Universo", y que si debe permanecer siempre cubierto es "porque se considera que
trabaja siempre en el grado de Maestro, y que teniendo este último grado un
carácter hebreo señalado [propiamente 'salomónico' dice Guénon en otra parte]
todo debe hacerse con la cabeza cubierta".
15
Algunos consideran que esta aclamación se traduciría por "¡Viva el Rey!", otros
que está ligada a la idea de "Fuerza" y por ello mismo a la de "Vida". Ver Jules
Boucher: La Symbolique Maçonnique, pp. 345-346; Dervy-Livres, Paris 1983. En el
R\E\R\ la aclamación es: "¡Vivat! ¡Vivat! ¡Semper vivat!". Según el Tuileur de
Vuillaume (1830; Du Rocher, Mónaco 1990), en el Rito Francés o Moderno es:
"¡Vivat! ¡vivat! ¡et in aeternum vivat!".
16
En el documento The Three Distinct Knocks (1760), una vez sentados los HH\
comienza la instrucción (preguntas y respuestas rituales) del Grado (Villard de
Honnecourt, No. 13, p. 111. Neuilly-sur-Seine, France, 1983.
17
Cuando se trata de un H\ o HH\ Visitantes, se establece el siguiente diálogo,
muy parecido al del R\E\A\A\, que citamos del documento Masonry Dissected
(1730), cuya versión, que traducimos de la ofrecida por V. de Honnecourt en su
No. 8, es más antigua y completa (ver aquí traducción directa del documento
completo): "- ¿De dónde venís? - De la Santa Logia de San Juan; - ¿Qué
recomendaciones traéis? - Las recomendaciones de los justos y respetables
hermanos y Compañeros, de la justa, respetable y Santa Logia de San Juan, de
donde vengo, y que os saludan por tres veces de buen corazón; - ¿Qué venís a
hacer aquí? - No vengo a hacer mi propia voluntad, sino a someter mi pasión,
poner en práctica las reglas de la Masonería, y haciendo esto progresar cada
día". Los dos San Juan corresponden a los dos rostros visibles de Jano, patrón
de los collegia fabrorum romanos y Dios de la Iniciación en los Misterios. Ver
R. Guénon: "El simbolismo solsticial de Jano", cap. XXXVII de Símbolos
Fundamentales... y "Solve et Coagula", cap. VI de La Gran Tríada (Obelisco,
Barcelona 1986.
18
Se dice también su "testamento filosófico". R\E\A\A\: El profano se halla en la
"Cámara de Reflexión", donde ha sido conducido después de haber obtenido los
"escrutinios" o "aplomaciones" favorables, y se le ha comunicado que va a sufrir
"lo que los antiguos llamaban la Prueba de la Tierra". Conducido "en tinieblas"
y "despojado de los metales". (Ver R. Guénon: "La caverna y el laberinto", cap.
XXIX de Símbolos Fundamentales... y "De las pruebas iniciáticas" y "De la muerte
iniciática", caps. XXV y XXVI de Apreciaciones... La "Cámara de Reflexión" se
halla situada simbólicamente en el "interior de la tierra". Si se la considera
situada en la vertical misma del templo, correspondería a la cripta. La
simbólica alquímica y hermética -claramente presente en los símbolos de esta
"Cámara" o "Gabinete"- no se halla en el A\Y\R\ y creemos que es así en general
en los Rituales ingleses, por así indicarlos.
19
R\E\A\A\: "Ni desnudo ni vestido pero en un estado decente, privado del uso de
la vista y despojado de todo metal".
20
O que "es nacido de mujer libre" como se dice en alguno de los antiguos
documentos.
21
"Neófito" quiere decir "nuevo nacido" (Tuileur de Vuillaume), y también "nueva
planta". En otros rituales se le llama Neófito sólo después del juramento que ha
realizado ante las "Tres Grandes Luces", aunque no las vea, siendo antes
"Candidato", "Postulante" y "Recipiendario". En el Tuileur citado se insiste en
que las denominaciones correctas son: "Candidato", "Recipiendario" cuando ha
sido admitido a las pruebas, y "Neófito" cuando ha recibido la "Luz".
22
Se trata, este último punto, no ya de un "revestido" o "recubrimiento" moral de
unos Principios en unas aplicaciones particulares, sino de una intrusión
completa de valores "democráticos", es decir cuantitativos, que se concretan en
la Revolución Francesa (aunque vienen de mucho antes) y van estableciéndose a lo
largo de todo el S. XIX hasta llegar a ser en apariencia un objeto de "culto"
cuasi religioso y en realidad un instrumento de lo profano, constituyendo de
hecho uno de sus "dogmas". Todo ello es "política" moderna, carente de
verdaderos Principios -trascendentes- y no tiene nada que ver con lo sagrado y
mucho menos con lo iniciático, hallándose sujeta a los vaivenes del tiempo y a
las modas de pensamiento, siendo que precisamente se trata de acceder a la "No-
Acción" del Principio. Lo cual no quiere decir que la idea de justicia y
equilibrio sea ajena a la Masonería, y quizá sea sintomático que ésta no pueda
existir en regímenes autoritarios, tal vez por lo que se refiere a la noción de
Libertad, primera de su divisa. Por lo demás es evidente que lo mayor no puede
ser producido por lo menor, sino al contrario. El poder verdadero no emana de
los individuos como tales ni de su cantidad, sino de quien ha trazado la Ley
misma del Cosmos, y a ella están sometidos todos los seres, por su propia
naturaleza, independientemente de su traducción en las formas de una sociedad
"tradicional", que es también una expresión simbólica, y que lleva implícitas
las posibilidades de enseñanza y realización. Ver R. Guénon, La Crisis del Mundo
Moderno (Obelisco, Barcelona 1982) y Etudes sur l'Hindouisme: cap. "Sanâtana
Dharma" (Ed. Traditionnelles, París 1989). La Ley corresponde a la Escuadra, de
ahí su importancia en el Grado de Aprendiz. Precisamente, la Libertad (del Ser)
corresponde a la "liberación" de la "Ley", que en definitiva es la de la
manifestación, lo que no puede hacerse sino de acuerdo a la Ley misma, que es la
propia del Logos. Ver R. Guénon: "Noción metafísica de la libertad", últ. cap.
de Los estados múltiples del Ser (Obelisco, Barcelona 1987).
23
Podría considerarse aquí a la "Ratio", la misma que Robert Fludd coloca, en la
escala simbólica que une tierra y cielo, inmediatamente debajo del
"Intellectus", aunque considerando aquí un campo restringido dentro del
conocimiento distintivo y reflejo que es su ámbito. Hacemos mención de un
grabado, de su obra Utriusque cosmii Historia, T. II, que se halla reproducido
en el No. 6 de SYMBOLOS (pág. 174). También las palabras de Virgilio a Dante al
final del Canto 27 del "Purgatorio".
24
Por la raíz vir. Esta cualidad no es exclusivamente "masculina", de ahí por
ejemplo que se llame incluso a Atenea -o Minerva- "Diosa viril"; la cual es por
cierto patrona de las artes de la guerra, de las ciencias y los oficios.
25
Los temas de estas preguntas y respuestas, que señalan y trazan temas de
meditación, contienen evidentemente un sentido moral -y hay también, en efecto,
una moral masónica, que es una expresión en su orden de esa misma Ley
"arquitectónica", p. ej.: "no ofendas a tu H\, alabarlo aún menos"- pero éste no
es exclusivo. Podrían observarse como una versión "exotérica y 'moralizada' " de
símbolos de otro orden, tal y como R. Guénon lo expresa con respecto al "mito de
Hércules entre la Virtud y el Vicio". Ver "El simbolismo solsticial de Jano",
cap. XXXVII de Símbolos Fundamentales.... La mención del cuadro o "encuadre",
como imagen de la fijación de un "orden" es análoga a la del establecimiento de
límites para una construcción, así como a la "separación" alquímica y se
complementa con la de ritmo.
26
Debe destacarse la noción de "ritmo" implícita aquí, siendo la Regla una de las
Herramientas del Aprendiz, la medida simbólica de la cual es de "24 pulgadas",
según señala R. Guénon en Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage T
II (pág. 179), quien indica en el mismo lugar que la división simbólica correcta
de esa medida es en dos partes iguales.
27
La "fuerza" estaría en correspondencia con la tierra y la materia prima, y la
"resolución", o huella de la "Voluntad del Cielo" con el Azufre alquímico. Ver
R. Guénon, "El 'Azufre', el 'Mercurio' y la 'Sal' ", cap. XII de La Gran
Tríada.
28
Dentro de los ritos de tránsito o pasaje del mundo profano al sagrado, que
constituyen la primera parte de la recepción masónica, el que se menciona en
estos momentos conserva una notable significación simbólica, comenzando por la
denominación misma de "copa sagrada" dada a la que también se llama "de la
amargura" o "de las libaciones", con la que se va a prestar el juramento.
Asimismo es muy significativa la alusión al Hermano "sacrificador", pues lo que
en verdad se está ritualizando es la muerte, abandono o despojamiento de la
ilusoria personalidad profana, lo cual, en efecto, conlleva un "sacrificio" por
parte del aspirante, esto es, un "acto" o "hacer sagrado" (sacrum facere). Por
otro lado, no es menos interesante advertir el carácter alquímico de la
ceremonia, por la alusión más adelante al "veneno sutil" en que se "convierte"
el "efecto saludable", y ciertamente, al contrario de lo que se afirma en el
Dictionnaire de la Franc-Maçonnerie de D. Ligou, esto no constituye solamente
una "lección" sino exactamente una "enseñanza iniciática" como es propio de lo
que verdaderamente es un símbolo (ver "De la enseñanza iniciática", cap. XXXI
de Apreciaciones..., trad. en SYMBOLOS No. 4). Alquímicamente la "ciencia de los
venenos" es también la "ciencia de los remedios". Es interesante la cita de J.-
M. Ragon (aunque la ceremonia sea distinta) que aparece en La Symbolique
Maçonnique de J. Boucher, págs. 50-51: "Hermano, el brebaje que os ha sido dado
es, por su amargura, un emblema de las aflicciones de la vida y de los
obstáculos que preceden a la Iniciación o descubrimiento de la verdad. Que sea
para vos un brebaje del Leteo o de olvido con respecto a las falsas máximas
extraídas de entre los profanos. El segundo brebaje es puro; lo habéis
encontrado más dulce. Que sea un brebaje de Mnemósine o de la memoria para las
lecciones que recibiréis de la sabiduría" (Cours Philosophique et interprétatif
des Initiations anciennes et modernes, 1841).
29
En otras versiones, hecho el silencio al golpe de mallete del Oriente, el Vig\
coloca sin más su mallete sobre el pecho del Recipiendario hasta que le deja
pasar.
30
Este viaje está expresamente designado, en otros rituales del R\E\A\A\, como la
"prueba del Aire", tal como aquí los dos siguientes constituyen la "prueba del
Agua" y "del Fuego", respectivamente, y se considera a la estancia en la "Cámara
de reflexión" como la "prueba de la Tierra". Queremos recordar que la palabra
"elemento" se refiere, en el contexto de las pruebas iniciáticas, a la idea de
"simplicidad". Dichas pruebas purificadoras no tienen otra función que la de
conducir al alma a un completo estado de "virginidad" o de "materia prima" que
la haga susceptible de recibir la "luz iniciática" o "influencia espiritual".
Ver René Guénon: "De las pruebas iniciáticas" y "Sobre dos divisas iniciáticas",
caps. XXV y XLVI de Apreciaciones...
31
La "prueba de la sangre", tal cual aquí se muestra y que representa el último
acto sacrificial del aspirante previo al juramento iniciático es una práctica
nacida en la Masonería francesa del S. XIX, habiendo casi desaparecido
actualmente. En otras formas del R\E\A\A\ sólo se halla la primera pregunta. En
el R\E\R\ se produce en el mismo momento del Juramento, cuando al tercer golpe
sobre el compás su punta (la otra está sostenida por el Candidato con su mano
izquierda, como en el Rito anterior) presiona el pecho del Recipiendario y se
produce la efusión de un líquido que imita la sangre. A pesar de que algunos
autores han señalado -tal vez demasiado alegremente- el carácter un tanto
"teatral" de esta parte de la recepción (ver al respecto Ibid., cap. XXVIII: "El
simbolismo del teatro"), hemos de reconocer sin embargo el valor simbólico que
la sangre conservaba en los antiguos ritos iniciáticos de numerosas tradiciones.
Entendemos que aquí se trata de establecer un pacto "consanguíneo" con la propia
Masonería, del símbolo de la entrega o donación de la vida (puesto que la sangre
es el vehículo del alma vital) a lo que ella representa, como expresión del
Principio Divino que la alienta, y en el que no hay acepción de personas, lo que
señala el carácter axial del sacrificio. Como se dice en el Evangelio, "Quien
quiera salvar su vida [su alma] la perderá" (Mateo XVI-25). Ver también Ibid.,
cap. XLVII: "Verbum, Lux et Vita". Así como: "El 'éter en el corazón' ", "La
idea de centro en las tradiciones antiguas", "El grano de mostaza", caps. LXXIV,
VIII y LXXIII de Símbolos Fundamentales.
32
Cf. Mateo, VI-3.
33
Entre los Oficiales que componen una Logia masónica, el H\ Hospitalario encarna
la virtud de la Caridad, como lo testimonia el corazón que figura en la joya de
su collar (en el R\E\R\ es un corazón inflamado). Es el depositario del "Tronco
de la Viuda" o "de Beneficencia" destinado a socorrer las necesidades
pecuniarias de los miembros de la Logia y de sus familias impedidos por motivos
de salud o de otra índole. Él es asimismo el lazo que la Logia mantiene con los
HH\ enfermos que no pueden asistir a los Trabajos. Transcribimos lo siguiente,
perteneciente al A\Y\R\:
Después de haber sido revestido con el mandil y devuelto al Este ante el V. M.,
éste le dice: "H. Gabe (ver nota c Anexo), de acuerdo a una antigua costumbre,
adoptada entre los masones, es necesario que se os solicite donéis alguna cosa
de tipo o naturaleza metálica, no por su valor intrínseco, sino para que pueda
ser depositado entre las reliquias en los archivos de esta Logia, como un
recuerdo de cuando habéis sido hecho masón. Cualquier cosa, Hermano, que podáis
tener con vos, de naturaleza metálica, será recibida agradecidamente: un botón,
un alfiler, una pieza de cinco o diez centavos, o cualquier cosa, Hermano mío".
El candidato observa que no lleva nada sobre sí, que se encuentra totalmente
desprovisto, pues su conductor lo había despojado de todo antes de entrar en la
Logia. Tal vez solicite poder ir donde se hallan sus ropas para poder
contribuir, lo que el V. M. rechaza, desde luego. Después de algunos momentos de
suspenso éste dice: - H. Gabe, sois en verdad un objeto de caridad: Casi
desnudo, sin un centavo, ni siquiera un botón o alfiler que ofrecer a esta
Logia. Permitid, Hermano mío, que esto tenga un último efecto sobre vuestra
mente y vuestra conciencia; y recordad, si alguna vez véis a un amigo, pero más
especialmente a un Hermano, en una condición semejante de desamparo, que debéis
contribuir tan liberalmente a su sostén y socorro, como sus necesidades parezcan
exigir y vuestra capacidad os permita, sin ninguna ofensa material para vos o
vuestra familia". Después de esto el candidato es "devuelto al lugar de donde
vino e investido de lo que antes había sido desvestido" antes de volver a la
Logia y ser colocado en el Nordeste, punto cardinal donde era depositada
antiguamente la primera piedra de la construcción. Se trata del simbolismo del
despojamiento, imagen de la dependencia de todo ser con respecto al Principio,
representado en el espacio sagrado de la Logia, vinculado asimismo con el
simbolismo de la caridad en tanto que ésta corresponde al "vértice superior del
triángulo iniciático". Se añade en nota, en el Duncan's Ritual: "El Maestro,
asistido por el 1er Vig., (que ha revestido al Neófito con el mandil y le ha
enseñado cómo se lleva) deposita la primera piedra de ángulo de una bella
fábrica" (el subrayado se halla así en el texto). Ver R. Guénon: "La piedra
angular", "Lapsit Exillis", "El-Arkàn", caps. XLIII a XLV de Símbolos
Fundamentales...
34
Se trata de la primera enseñanza en el simbolismo constructivo que recibe el
candidato. Es el "paso ritual" en ángulo o en escuadra con que el Masón ha de
entrar siempre en el Templo. El "cuadrado largo" es, en efecto, la forma que
tiene la Logia masónica. Como se dice en uno de los antiguos rituales
conservados, The Three Distinct Knocks: (El 1er V. ) "me enseñó a dar un paso
(step) sobre el primer grado (o escalón: step) de un cuadrado largo (of a right
angle oblong square)". Ver V. de Honnecourt, No. 13, pp. 113-114.
35
Aunque aquí no se señale, el solemne juramento se presta ante las "Tres Grandes
Luces" de la Masonería, que son el Libro de la Ley Sagrada, la Escuadra y el
Compás. Esto ocurre invariablemente en todos los Ritos masónicos sin excepción,
testimoniando así el papel verdaderamente "central" que en todos ellos poseen
las "Grandes Luces", en cuanto que sintetizan la esencia misma de la Masonería.
Ver p. 126 del No. 10 de V. de Honnecourt. La presencia de dichas "Luces"
constituye un verdadero Landmark.
36
El A\Y\R\ y el ritual The Three Distinct Knocks son tal vez más explícitos a
este respecto, pues en ellos se dice "tener la garganta cortada y la lengua
arrancada desde la raíz". Ver R. Guénon: "Las raíces de las plantas", cap. LXII
de Símbolos Fundamentales.... Se trata, en cualquier caso, de la privación del
habla y con ella de la articulación de la palabra y su poder generativo, en el
que se participa también mediante la palabra sagrada (aunque sea "deletreada"
por el Aprendiz), fundamental en la transmisión oral y en el reconocimiento por
la Orden, por los Misterios que ésta representa, y por lo tanto en el ámbito de
la realización iniciática. Por otro lado, la idea del "despedazamiento" o
"desmembramiento" del recipiendario (en el documento The Masonry Dissected se
incluye "el corazón arrancado del seno izquierdo y el cuerpo reducido a cenizas
dispersadas en la superficie de la Tierra") es común en diversas iniciaciones,
como por ejemplo las chamánicas, aunque no se visualicen como "penas" o
"castigos" (a los que por otra parte corresponde el rito de la penitencia, como
forma de "reunión de lo disperso"), pero sí como sufrimiento, desgarramiento y
muerte, ya se refieran a la tortura ritual o a la acción directa de los Dioses o
de los espíritus intermediarios. Todo esto supone una muerte simbólica, es decir
la posibilidad de una "liberación", siempre que el "viaje por los infiernos" se
cumpla por un "mandato" u orden celeste (lo propio en definitiva de la
Iniciación en todas sus formas), en cuyo caso podrá reflejar un hecho
arquetípico, con toda la fuerza que esto implica y la posibilidad de un "nuevo
nacimiento". Ver R. Guénon, Símbolos Fundamentales..., cap. XLVI: "Reunir lo
disperso", y también La Divina Comedia, Infierno, canto II: antes y después de
"Hay en el Cielo una dama gentil". Asimismo, el mar es entendido aquí como el
dominio de las "aguas inferiores", o mundo sublunar, del que sólo se puede
escapar recuperando la memoria de lo sagrado o verdaderamente real. En The Three
Distinct Knocks se precisa en el juramento: "a la distancia de un cable de la
orilla"; si este cable es un lazo, el lazo iniciático por su vinculación con el
"cable-tow" (ver Anexo A y su nota e ), el camino puede ser recorrido de nuevo,
mediante la "rectificación". Ver también R. Guénon, "Ligaduras y nudos", cap.
LXVIII de Símbolos Fundamentales...
37
Por esta designación se señala aquí que se trata, no de la luz sensible, sino de
la inteligible, espiritual o pneumática, de la que aquella es un símbolo. Ver R.
Guénon: "Verbum, Lux et Vita", ya citado. Y asimismo la recepción en el
A\Y\R\.
38
Esas espadas son asimismo rayos que apuntan al corazón.
39
Se considera a veces, en el conjunto espada-mallete, a la primera como símbolo
de la autoridad espiritual y al segundo como símbolo del poder temporal, los
cuales el Ven\M\ reúne en el cumplimiento de sus funciones rituales. Esto en
cuanto se los observa como complementarios por el hecho de que se conjugan en la
recepción según el R\E\A\A\, que no es el único pero tal vez el que más ha
recogido la herencia de las iniciaciones caballerescas (ver el muy interesante
artículo de Denys Roman en Vers la Tradition No. 56, "Remarques sur quelques
symboles maçonniques, II") donde se concluye en la casi segura sustitución de la
paleta por la espada flamígera, imagen esta última análoga a la de la serpiente
como símbolo del Verbo. La conexión de lo 'caballeresco' con lo 'artesanal' se
manifiesta en la comunidad de símbolos de la heráldica de ambos, gracias sobre
todo al simbolismo hermético presente en los blasones guerreros y de oficio, los
que se vinculan en la identidad de la "Gran Obra" con el "Arte Real". Por otra
parte, el mallete simboliza en sí mismo un doble poder y es asimilado como otras
armas de doble filo -la espada, el hacha, el martillo- al rayo (Ver R. Guénon:
Símbolos Fundamentales..., caps. XXV y XXVI: "Las 'piedras del rayo'" y "Las
armas simbólicas"). Tal vez es por el uso inadecuado de una espada recta en
lugar de una flamígera, que se pierde de vista el simbolismo de ésta, siendo que
en realidad espada y mallete son símbolos de un poder "único en su esencia y
doble en su manifestación de apariencia contraria" (Ibid. y asimismo La Gran
Tríada, cap. VI: "Solve et coagula").
40
Por la instrucción en los secretos del Grado, el Neófito es incorporado en el
oficio, lo que se complementa con la entrega de las herramientas simbólicas.
Siendo los signos Escuadras, Niveles y Plomadas (o "ángulos rectos,
horizontales, y perpendiculares") es introducido en la posibilidad de la
Construcción del Templo o regeneración espiritual. El trabajo del Aprendiz
consiste, según la Instrucción ritual de Primer Grado del R\E\A\A\, en
"desbastar la Piedra Bruta, a fin de despojarla de sus asperezas y acercarla a
una forma en consonancia con su destino". Ver R. Guénon: Apreciaciones..., cap.
XXXI: "De la enseñanza iniciática".
41
En otras formas del R\E\A\A\ se utiliza la expresión "que decoran vuestras
Columnas". El término "columna" tiene en Masonería un rico sentido simbólico,
referido a la idea de la verticalidad del eje en torno al cual se levanta la
construcción del Templo. La expresión "Levantamiento de Columnas" se refiere a
la creación de una Logia, a su instauración o instalación, llamada también
"Encendido de Luces", al mismo tiempo que el "Abatimiento de Columnas"
corresponde a su disolución. Se puede decir que el masón -el iniciado- es
asimismo una "columna". Ver R. Guénon, Símbolos Fundamentales..., caps.
incluidos en el apartado "Simbolismo axial y de pasaje".
42
En lugar de "Tronco de Beneficencia" también se dice "Tronco de la Viuda",
expresión mucho más masónica en cuanto a su uso tradicional.
43
En otros Rituales del R\E\A\A\ el "Saco de Proposiciones" no se ofrece a la
reclamación por un H\, quedando "bajo mallete" en manos del V\M\, aunque este
puede dar a conocer en ese mismo momento el "frontispicio" de las "planchas
grabadas" o "buriladas" -o "trazadas" como es el caso- que contenga, si lo
considera oportuno. Asimismo en otros casos es el H\Or\ el que cuenta o en todo
caso da fe de las "medallas profanas" contenidas en el Saco o Tronco de
Beneficencia, siendo anotadas por el Secr\ y recogidas por el Hosp\.
44
También se dice "subid a Oriente" pues este se halla elevado con respecto al
suelo del Templo, sea por tres o por siete escalones. Cf. nota 2.
45
Aquí se da, en otras formas del R\E\A\A\, la realización de la "Cadena de
Unión", después del anuncio de que "los trabajos del día han terminado": - "HH\,
los trabajos de hoy han acabado, tenemos derecho al descanso. Siguiendo la
antigua costumbre no queda sino cerrar nuestros secretos en lugar seguro y
sagrado (se lleva la mano derecha a su corazón) y unirnos en Fraternidad. En pie
HH\, formemos la Cadena de Unión, quitaos los guantes". La cadena se forma: "el
brazo derecho sobre el izquierdo, pies en escuadra, manos desnudas [que se unen
como eslabones], entre todos los HH\ presentes, alrededor del Cuadro de la
Logia". La posición de los brazos y manos reproduce los lazos de la "cadena" que
rodea la Logia bajo la bóveda estrellada. "Todos observan un instante de
recogimiento". Este es el momento en que según las costumbres se realiza una
oración o invocación (que se refiere normalmente a la Luz -iniciática- que ha
regido los Trabajos y que debe estar también presente "fuera" del Templo,
"permaneciendo sin embargo oculta a las miradas profanas"). La cadena se rompe
después de sacudir los brazos tres veces y todos vuelven a sus lugares. Los
HH\toman asiento a la orden del V\M\. Ver : "Dos temas masónicos: 'Con alegría'
y 'Cadena de Unión' ", cap. 33 de Símbolo, Rito, Iniciación (Siete Maestros
Masones. Obelisco, Barcelona 1992) así como R. Guénon: "La 'Cadena de Unión' "
cap. LXV de Símbolos Fundamentales...
46
En otras versiones del R\E\A\A\, en lugar de esta pregunta el V\M\ se dirige al
2o. Vig\: "¿Dónde reciben su salario los Aprendices masones?". Y más adelante,
cuando el 1er Vig\ contesta que es "Medianoche en punto", siendo la "hora de
despedirlos", se procede al cierre de los Trabajos de la Logia. Se cierra el
"Libro de la Ley Sagrada" (y con él desaparecen las "Tres Grandes Luces"), se
borra, recoge o enrolla el "Cuadro de Logia" y se extinguen las "Luces
pequeñas": ¡Que la Paz reine sobre la Tierra! ¡Que el Amor reine entre los
hombres! ¡Que la Alegría esté en los corazones!". Con ellas se apagan las luces
de la Logia y finalmente el Delta luminoso.
LA SIMBOLICA DE LA FRANC-MASONERIA
FRANCISCO ARIZA
Introducción
En esta revista dedicada a la simbólica universal, no podían faltar algunas
reflexiones sobre el importante simbolismo de la Masonería, la cual representa,
junto a la tradición Hermética-Alquímica, la única vía iniciática no religiosa
que pervive todavía en Europa y su área cultural de influencia. Y esto es así a
pesar de que en la actualidad bastantes masones no conocen, o al menos conocen
de forma muy limitada, el carácter simbólico e iniciático de su Orden. Algunos
llegan incluso a negar ese aspecto esencial de la misma, creyendo que ésta sólo
persigue fines sociales y filantrópicos. Incluso hay otros que sólo ven en la
riqueza simbólica de la Masonería una fuente inagotable en donde alimentar sus
propias fantasías "ocultistas", tan de moda hoy día. Sin duda, esta suplantación
de los verdaderos fines de la Masonería y, por consiguiente, la infiltración de
las "ideas" profanas, sólo podía suceder en una época que, como la nuestra, vive
sumida en la más profunda oscuridad intelectual y espiritual como nunca se había
conocido hasta ahora.
Sin embargo, de esto que decimos no debe concluirse que la Masonería sea el
"resultado" de la confluencia de todas esas tradiciones. Si así fuera, la
Masonería vendría a ser una especie de collage o museo arqueológico donde
tendrían cabida todas las reliquias del pasado encontradas aquí y allá, y
catalogadas según la antigüedad respectiva de cada una de ellas. Evidentemente
no queremos decir eso cuando hablamos de la herencia multisecular recibida por
la Masonería. Cada tradición es legitimada y conformada por una "revelación" de
orden divino acaecida, valga la paradoja, en un tiempo mítico, a-histórico y a-
temporal.1
Un ejemplo de esto lo tenemos en las relaciones que durante toda la Edad Media
occidental mantuvo la Masonería con el poder eclesiástico y con las diversas
organizaciones iniciáticas del esoterismo cristiano. Por otro lado, si la
Masonería, con ese espíritu de fraternidad y tolerancia que le caracteriza, no
hubiera acogido en su seno esas diversas herencias, con toda seguridad éstas se
habrían perdido definitivamente. Y es posiblemente esa capacidad receptora la
que ha contribuido a fomentar esa ilusión de sincretismo que erróneamente
algunos le adjudican. Empero, es todo lo contrario, pues la Masonería al "reunir
lo disperso" no ha hecho sino conservar en sus estructuras simbólico-rituálicas
la "memoria" de esas múltiples herencias, cumpliendo con ello un papel
"totalizador" que tiene su razón de ser (y una razón de ser profunda) en este
final de ciclo que estamos viviendo. En este sentido, y al igual que en el
"arca" de Noé fueron encerradas, para que no perecieran, todas las "especies"
que debían ser conservadas durante el cataclismo intermedio entre dos periodos
cíclicos; el "arca" masónica también acoge todo lo que de válido debe
conservarse hasta que a su vez el ciclo presente finalice, y que constituirá los
"gérmenes" espirituales que se desarrollarán durante el transcurso del ciclo
futuro. Precisamente, esta función recapituladora asumida por la Masonería
tradicional hace pensar que ésta subsistirá hasta la consumación del ciclo, lo
que por otro lado, y como señala un autor masón, "... está expresado
simbólicamente por la fórmula ritual según la cual la Logia de San Juan está en
el valle de Josafat", que, añadimos, es donde simbólicamente tendrá lugar lo que
en el Cristianismo se denomina el "Juicio Final"2. En el mismo sentido, también
se dice que la Logia masónica permanece "... en la más alta de las montañas y en
el más profundo de los valles", aludiendo con ello al comienzo del ciclo (cuando
el Paraiso se encontraba en la cima de la montaña del Purgatorio) y a su final
(cuando la Verdad del conocimiento, representada por el estado edénico,
"replegándose" en sí misma se ha hecho invisible a la mayoría de los hombres,
ocultándose en el "mundo subterráneo"). Habría que decir, para completar esta
simbólica cíclica, que el valle se corresponde con la caverna, la cual al estar
en el interior de la montaña se sitúa por ello sobre un mismo eje que conecta la
cúspide de la una con la base de la otra, uniendo de esta manera lo más "alto"
(el principio) con lo más "bajo" (el final).
Dicho esto, que creemos ha sido necesario para aclarar ciertas confusiones que
existen en torno a la Masonería, intentaremos explicar a continuación algunas de
esas herencias simbólicas que esta Orden ha recibido de otras formas
tradicionales, aún vigentes o ya desaparecidas. Del Hermetismo la Masonería
recoge, en parte, la riqueza de la simbólica alquímica, que incluye las
enseñanzas y vivencias de los procesos de transmutación psicológica que llevan
del estado profano a la realización espiritual El simbolismo de los elementos,
relacionados con las energías purificadoras de la naturaleza, es de suma
importancia en el rito de la iniciación masónica. En este sentido, la "Cámara de
Reflexión" masónica viene a ser lo mismo, y cumple idéntica función simbólica
que el athanor hermético: un espacio cerrado e íntimo donde se producen los
cambios de estados regenerativos ejemplificados por la gradual "sutilización" de
la materia densa y caótica del compost alquímico. Igualmente, los diversos
objetos simbólicos que se encuentran en la "Cámara de Reflexión" son casi todos
de origen alquímico y hermético, como por ejemplo las tres copas conteniendo
azufre, mercurio y sal, sin olvidar las siglas V.I.T.R.I.O.L.3, y la banderola
con las palabras "Vigilancia y Perseverancia", las cuales aluden al estado de
vigilia permanente y paciencia de que debe armarse el alquimista en sus
operaciones. Por otro lado, existen interesantísimas analogías entre el proceso
de transmutación de la "materia caótica" alquímica y el desbastado de la "piedra
bruta" en la Masonería, por lo que puede hacerse una trasposición totalmente
coherente entre el simbolismo alquímico y el simbolismo constructivo y
arquitectónico. Asimismo, la iniciación hermético-alquímica está presente por
igual en los tres grados masónicos de aprendiz, compañero y maestro, que
reproducen las tres etapas de la "Gran Obra", las que incluyen una muerte, un
renacimiento y una resurrección, respectivamente. En fin, las leyes herméticas
de las correspondencias y analogías entre el macro y el microcosmos están
resumidas y sintetizadas en el esquema general del templo o Logia masónica,
verdadera imagen simbólica del mundo.
Como más adelante tendremos ocasión de señalar, las palabras de paso y las
palabras sagradas se relacionan con la búsqueda de la "Palabra perdida",
búsqueda que concentra en gran parte el trabajo de investigación simbólica del
masón. Igualmente la concepción simbólica de la Logia -como el templo
cristiano-, está basada en el diseño geométrico del templo de Jerusalén (o de
Salomón), y el arquitecto que dirigió las obras de dicho templo, el maestro
Hiram, pasa por ser uno de los míticos y legendarios fundadores de la
Masonería.4
En gran medida, esas técnicas los masones operativos las habían heredado
directamente de los Collegia Fabrorum romanos, es decir, de las agrupaciones de
constructores y artesanos cuyos orígenes se remontaban al legendario rey Numa.
Al igual que ocurrió con la Masonería, Los Collegia Fabrorum también recogieron
la herencia simbólica de tradiciones desaparecidas, la más notable de las cuales
fue la tradición Etrusca, cuya cosmología pasó al Imperio Romano por el conducto
de esos colegios. Es interesante resaltar que los Collegia Fabrorum veneraban
muy especialmente al dios Jano Bifronte, llamado así porque poseía dos rostros,
uno que miraba a la izquierda (a Occidente, el lado de la oscuridad), y otro a
la derecha (a Oriente, el lado de la luz), abarcando de esta manera el mundo
entero. Si bien el simbolismo perteneciente a esta divinidad romana es bastante
complejo, no obstante se sabe con seguridad que estaba relacionada con los
misterios iniciáticos, concretamente con los ritos de "pasaje" o de "tránsito".
En la Masonería operativa medieval esos mismos atributos pasaron a formar parte
de los dos San Juan, cuyo nombre es idéntico al de Jano. Más, a través de los
Collegia romanos, la Masonería recibió (entre otras fuentes de procedencia
diversa) la cosmología de los pitagóricos, basada, como ya se ha mencionado, en
las correspondencias simbólicas de los números y la geometría, ciencias y artes
sagradas que precisamente tienen en la arquitectura sus aplicaciones más
perfectas. Entre los personajes conocidos que facilitaron esa labor de
transmisión de la cosmología pitagórica (y también platónica) al Medioevo,
merece destacarse, en el siglo VII, a Boecio, llamado el "último de los romanos"
y autor de la Consolación de la Filosofía. Los estudios de Boecio sobre
astronomía, geometría, aritmética y música, fueron realmente decisivos para el
enriquecimiento de las "siete artes liberales", divididas en el trivium y el
cuadrivium, de suma importancia en las enseñanzas de la masonería operativa. Por
otro lado, la filosofía de Boecio influyó notoriamente en la literatura y el
pensamiento esotérico de la Masonería tradicional de los siglos XVIII y XIX, por
ejemplo en autores como Louis Claude de Saint Martin y José de Maistre.
Siguiendo con este orden de ideas, existió una leyenda difundida entre los
masones de habla inglesa, según la cual un tal Peter Grower, originario de
Grecia, trajo a los países anglosajones determinados conocimientos relativos al
arte de la construcción. Algunos autores, entre ellos René Guénon, afirman que
este personaje, Peter Grower, no era sino el mismo Pitágoras, o mejor dicho, la
ciencia de los números y la geometría que a través de los pitagóricos se
introdujeron en las islas británicas, al mismo tiempo que en todo el continente.
En el mundo de la Tradición muchas veces los nombres de las personas, bien
históricas o legendarias, designan, más que a esos personajes mismos, a los
conocimientos que ellos vehicularon y que con frecuencia se transmitieron por el
conducto de las escuelas o cofradías que fundaron. Es lo que en cierto modo
ocurre también con el matemático griego Euclides, que es mencionado en los
"Antiguos Deberes" -Old Charges-, los cuales representan una serie de documentos
y escritos de la Masonería operativa donde fueron plasmados algunos eventos
relacionados con la historia sagrada de la Orden masónica. En uno de esos
documentos, el manuscrito Regius, se hace alusión a Euclides como el "padre" de
la geometría, recalcándose que ésta no designa sino a la propia Masonería. En
otros manuscritos se dice que el mismo Euclides fue discípulo de Abraham, lo que
desde el punto de vista de la cronología histórica es un verdadero sin sentido,
pues como se sabe Euclides vivió en Egipto durante el siglo III a. C., y Abraham
dos mil años antes, aproximadamente. Pero, teniendo en cuenta que se trata de
historia sagrada, y no simplemente profana, lo que en verdad se quiere
significar con esta leyenda es que Euclides fue el discípulo que recibió el
saber que el Patriarca encarnaba, y que no era otro que el monoteísmo hebraico
en su expresión cosmogónica y metafisica.5
Cerca de las catedrales en construcción se encontraban los talleres o logias,
en los que se trazaban y diseñaban los planos, se repartían los cargos, se
hablaba de los detalles de la obra, y en definitiva se celebraban los ritos y
ceremonias de iniciación. Estos talleres eran auténticos centros de enseñanza
tradicional donde, además de las técnicas del oficio, se impartían los
conocimientos cosmogónicos. Realmente en los talleres masónicos se conjugaban el
arte y la ciencia, la práctica y la teoría, siguiendo así el famoso adagio
escolástico según el cual la "ciencia sin el arte no es nada".
Cada Logia o taller estaba bajo la autoridad de un maestro arquitecto, que tenía
a sus órdenes los oficiales compañeros (divididos en subgrados y funciones), que
a su vez vigilaban y dirigían los trabajos de los aprendices. Esta estructura
ternaria y jerarquizada de aprendiz, compañero y maestro se encuentra con los
mismos o diferentes nombres unánimemente repartida en todas las organizaciones
iniciáticas y esotéricas, pues dicha jerarquía expresa un modelo del proceso
iniciático íntegro, que reproduce exactamente el desarrollo cosmogónico de las
"tinieblas a la luz", del "caos al orden".
Uno de los pocos testimonios que se han conservado de los diseños realizados por
los masones operativos es el álbum del arquitecto francés Villard de Honnecourt,
al cual pertenece también el trazado de un laberinto, que por su forma es
idéntico al de todos los laberintos iniciáticos: una serie de repliegues
concéntricos que conducen, después de un largo recorrido que comienza en la
periferia, al centro mismo del laberinto, o punto de contacto con el eje
vertical por donde se produce la comunicación con los estados superiores y la
"salida" definitiva del cosmos, es decir de los limites determinados por el
tiempo -y su devenir cíclico- y el espacio.
Los caballeros templarios, esos monjes guerreros que eran también constructores
y cuyas reglas fueron inspiradas por San Bernardo, mantenían bajo su protección
numerosas logias masónicas. Y esto no debe pasar inadvertido, pues cuando esta
organización del esoterismo cristiano desapareció como tal en circunstancias
sangrientas (debido a la confabulación del siniestro rey francés Felipe el
Hermoso y del Papa Clemente V), esas mismas logias, sobre todo las de Inglaterra
y Escocia, acogieron en su seno a muchos de los templarios supervivientes, los
cuales traían consigo ciertos conocimientos iniciáticos de su Orden que
acabarían por integrarse definitivamente en la estructura simbólica y ritual de
la Masonería. Digamos que de entre esas logias merece ser destacada la Gran
Logia Real de Edimburgo, fundada por el rey Robert Bruce, que se opuso a aquella
abolición combatiendo junto a los templarios. Resulta por lo menos significativo
que la fecha de constitución de la Orden Real de Escocia sea la de 1314 (año en
que se abolió el Temple), y que ésta tuviera como Logia Madre a la Orden Heredom
de Kilwinning, algunos de cuyos rituales eran de inspiración templaria. Y esta
palabra, heredom, significa "herencia", que no es otra que la recibida por los
templarios. Desde luego no existen documentos escritos que atestigüen la
realidad de esa herencia simbólica, aun siendo evidente que la hubo. Por
tratarse de transferencias sagradas éstas tienen lugar primeramente en el plano
estrictamente espiritual y metafísico, concretándose en el ámbito humano por
mediación de individualidades (poco importa en este caso que sean conocidas o
anónimas) que las realizan de manera efectiva.
La Orden del Temple (o del Templo), en su núcleo más interno era de esencia
johánnica (lo mismo que la Masonería), pues se inspiraba en los misterios
contenidos en el Evangelio y el Apocalipsis de San Juan. Asimismo los
"Caballeros de Cristo" tenían como una de sus principales misiones la protección
del Santo Sepulcro y el mantenimiento de las relaciones con la "Tierra Santa",
es decir con el "Centro Supremo" o "Centro del Mundo". Con la desaparición del
Temple, la Masonería tradicional (y aquí recalcamos lo de "tradicional"), al
igual que la Orden hermética de la Rosa-Cruz, seguiría manteniendo para
Occidente los vínculos con esa "Tierra Santa", también llamada en otras culturas
"Tierra de los Inmortales" o "Tierra de los Bienaventurados".
2ª Parte
NOTAS
1
Aludiendo a esa primordialidad, algunos textos masónicos de la Edad Media
remontan la Masonería a los orígenes mismos de la presente humanidad, cuando se
dice que: "Adán fue el primer iniciado masón y el Paraíso la primera Gran
Logia". Parafraseando lo que al respecto se menciona en algunos rituales
ingleses, el simbolismo masónico existe from immemorial time, es decir, desde
tiempo inmemorial.
2
Denys Roman, René Guénon et les destins de la Franc-Maçonnerie.
3
Visita Interiora Terrae, Rectificando Invenies Occultum Lapidem ("Visita el
interior de la Tierra, rectificando descubrirás la Piedra oculta").
4
Es interesante comprobar que las raíces de los nombres de Hiram y Hermes, HRM,
son idénticas, lo que nos lleva a suponer que existe entre ambos una misma
función tradicional, o una misma energía espiritual adaptada a dos formas
tradicionales ligadas a la revelación de los misterios cosmogónicos.
5
El monoteísmo hebraico se constituye a partir de la confluencia entre la
tradición abrahámica surgida de Caldea (Abraham era oriundo de la Ur caldea) y
una corriente directamente vinculada con la Tradición Primordial. En la Biblia
esta conjunción está simbolizada por el encuentro acaecido entre Abraham y
Melquisedeq, "sacerdote del Altísimo y rey de Salem" representante de esa
corriente primordial.
LA SIMBOLICA DE LA FRANC-MASONERIA
FRANCISCO ARIZA
2ª Parte
Llegamos así a la primera mitad del siglo XVII, donde asistimos al surgimiento
del movimiento hermético-cristiano que se ha dado en llamar el "iluminismo
rosacruz". Este movimiento, que concedía una importancia especial a la
invocación de los nombres divinos hebreos y cristianos, así como a las analogías
y correspondencias entre los tres mundos o planos de la manifestación universal,
corporal, anímico y espiritual, debía ser decisivo para la gestación de la
Masonería especulativa. Los rosacrucianos, entre los que se encontraban
auténticos hombres de conocimiento de la talla de Robert Fludd, Michel Maier y
Juan Valentín Andreae (autor de Las Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz),
eran, por así decir, el brazo exterior y visible de la enigmática "Orden de la
Rosa-Cruz", de la que tomaron el nombre. Esta sociedad hermética estaba
compuesta por doce miembros (número primordial) que permanecieron siempre en el
más completo anonimato, justificado por las condiciones, cada más vez más
adversas, provocadas por el poder ejercido de forma autoritaria por la mayor
parte de la nobleza y del dogmatismo inquisitorial. Este "Colegio Invisible de
la Rosa-Cruz", como igualmente se le denominaba, heredó gracias a organizaciones
filo-templarias como la Fede Santa a la que perteneció Dante, lo esencial de la
simbólica del Temple.
Durante los primeros años del siglo XVII el movimiento rosacruciano extendió las
ideas herméticas por diversos Estados y Principados de centro Europa,
especialmente en Bohemia y en el Alto y Bajo Palatinado, fomentando un
floreciente pero breve período en que se intentó perpetuar la cultura
tradicional de Occidente. Sin embargo, todo quedó truncado cuando el movimiento
rosacruciano fue cruentamente disuelto -como en el caso de los templarios-
durante la "guerra de los Treinta Años", acontecimiento éste que supuso que la
"Orden de la Rosa-Cruz", inspiradora de ese movimiento, desapareciera de Europa
buscando refugio en Asia.1
Caben aquí destacar dos cosas; primera: el aspecto cruento que tomó la
persecución de los templarios y los rosacrucianos, aspecto que ha sido una
característica bastante frecuente en Occidente durante mucho tiempo, lo cual ha
de entenderse, ante todo, como la expresión de un gesto verdaderamente
sacrificial estrechamente ligado con los mitos solares, y que Cristo mismo
ejemplificó con su pasión y muerte en la cruz. Asimismo, toda acción sacrificial
conlleva una muerte ritual seguida de un renacimiento o resurrección (el sol
repite este acto cada día cuando desaparece por Occidente y vuelve a aparecer
por Oriente), lo que debe ser visualizado a diversos niveles de lectura,
incluido el que se refiere al destino colectivo de todo un pueblo y al de las
organizaciones iniciáticas y tradicionales. Segunda: la desaparición de los
Rosa-Cruces ocurrió exactamente 333 años después de la destrucción de la Orden
del Temple (1314-1647).
Esta cifra, 333, es un número cíclico, pues la suma de sus dígitos da nueve, que
es el símbolo numérico de la circunferencia, la que a su vez simboliza un ciclo
completo y cerrado. Digamos, en este sentido, que el correcto conocimiento de la
teoría de los ciclos es imprescindible para comprender el desarrollo histórico
al que se circunscribe la vida de los pueblos y las civilizaciones, situando ese
desarrollo en sus justas relaciones analógicas con los grandes ciclos cósmicos,
relaciones que representan la expresión simbólica de dichos ciclos en el plano
horizontal del mundo. Así, pues, con la "guerra de los Treinta Años" finaliza un
ciclo y comienza otro: precisamente aquél que desembocaría en la era de
subversión de los valores tradicionales y sagrados que constituye el mundo
moderno. En efecto, con la desaparición de los Rosa-Cruces se acabaría de romper
el lazo que unía Occidente al "Centro Supremo", es decir, a la Tradición
Primordial de los orígenes.
Siendo esto así, no obstante las cosas también pueden considerarse de otro modo,
y atendiendo a lo que en este sentido dice un autor masón "... Asia no designa
sino el Oriente, donde está situada desde siempre la Logia del masón''.2 Desde
luego siendo verdad que el "Colegio Invisible de la Rosa-Cruz" se ocultara en el
Oriente físico, ello no invalida de ninguna manera que también lo hiciera en el
Oriente simbólico y espiritual. Volvemos a repetir que los acontecimientos
históricos, como todas las cosas, son siempre simbólicos, manifestando a nivel
sensible las realidades espirituales. El orden metafísico y el natural no se
niegan sino que se complementan, coadyuvando de esta manera a la realización de
la armonía universal, teniendo siempre en cuenta, eso sí, una preeminencia
jerárquica del primero sobre el segundo, y no confundiéndolos.
Este breve recorrido por el tiempo nos ha permitido comprobar cómo la Masonería
ha intervenido en los hechos más significativos de la historia de Occidente,
ayudando a tejer (muchas veces de forma pasiva y receptiva, es verdad, pero así
tenía que ser por razones que se nos escapan) la trama sutil de la misma durante
los últimos setecientos años.
Símbolos y Ritos
Como tradición sagrada que es, la riqueza simbólica de la Masonería promueve en
el hombre la búsqueda del conocimiento de sí mismo, a la par que le ofrece los
medios y los métodos para acceder a él, los cuales fundamentalmente se expresan
como una didáctica que facilita el despertar de la conciencia, a la que
restituye el recuerdo de su dimensión universal. Esta enseñanza se clasifica de;
la siguiente manera en: a) símbolos visuales y gráficos; b) símbolos sonoros y
vocales; y c) símbolos gestuales o ritos.
Ahora bien, estas tres categorías de símbolos masónicos (que por cierto se
encuentran en todas las tradiciones) están ordenadas por la ley cualitativa del
número, ya que tanto si se diseña una figura geométrica, se vocaliza un nombre
divino, o se ejecuta un gesto ritual, no se está sino manifestando un ritmo
interior que al exteriorizarse y plasmarse en la realidad concreta de las cosas,
toma necesariamente una estructura numérica. A este respecto, dice José de
Maistre en su libro Las veladas de San Petersburgo: "El Creador nos ha dado el
número, y por el número es como se nos manifiesta, así como por el número el
hombre se evidencia a su semejante; quitad el número y quitaréis las artes, las
ciencias, la palabra y por consiguiente la inteligencia. Volvedle, y
reaparecerán con él sus dos hijas celestiales, la armonía y la hermosura: el
grito se convertirá en canto; el estrépito, en música; el salto, en danza; la
fuerza se llamará dinámica, y los rasgos, figuras".
Por todo esto la Logia masónica sintetiza la totalidad de la vida universal, del
cosmos manifestado, hasta ser como la transfiguración cualitativa de éste. Es,
pues, una imagen del mundo, una Imago Mundi, un prototipo del mismo, reducido a
su forma esencial. En este sentido, podría aplicarse a la Logia masónica aquella
frase inscrita en el templo de Ramsés II: "Este templo es como el cielo en cada
una de sus dimensiones y proporciones". Por otro lado, la estructura alargada de
la Logia permite seguir el curso diurno del sol, el astro que ilumina la tierra
partiendo de Oriente hacia Occidente pasando por el Mediodía o Sur. Por todo
ello, y al ser como una imagen simbólica del universo, la Logia está ordenada
por las direcciones del espacio, que surgidas simultáneamente por la irradiación
de un punto central (el "Corazón del Mundo") genera un sistema de coordenadas
donde lo alto, lo bajo, lo largo y lo ancho conforman la cruz de tres
dimensiones, otro esquema simbólico del cosmos.
De todo ello se deriva una geometría espiritual bien conocida por los masones
operativos, aplicándola en la orientación y disposición de los edificios
sagrados, que de esta manera eran penetrados por los efluvios y las fuerzas
mágicas de la naturaleza y el cosmos. Desde el espacio íntimo y oculto de la
gruta o caverna donde nuestros antepasados prehistóricos oficiaban sus ritos y
cultos sagrados, pasando por la choza o tienda ritual de los pueblos nómadas y
los templos construidos de madera, hasta, en fin, los monasterios y catedrales,
una larga cadena tradicional ha ido dando testimonio de esa voluntad del hombre
por encuadrar y delimitar determinados espacios "cargándolos" de significado
espiritual, de modo que reflejaran en la tierra el orden mismo del cielo.
Las columnas Jakin y Boaz se vinculan con la simbólica de los dos solsticios, y
por tanto con las dos fases ascendente-descendente del ciclo anual. Ellas se
asimilan, pues, a los dos San Juan, el Bautista y el Evangelista, y en
consecuencia a la "puerta de los hombres" y la "puerta de los dioses",
respectivamente. Éstas son las puertas zodiacales de Cáncer y Capricornio, que
corresponden a la entrada del verano y del invierno, es decir el descenso y el
ascenso de la luz solar. Las puertas solsticiales cumplen un papel muy
importante dentro del proceso iniciático, que, no debe olvidarse, reproduce
exactamente las etapas del desarrollo cosmogónico. Para los pitagóricos, por la
puerta de Cáncer las almas penetran en el "antro de las ninfas", que es lo mismo
que la caverna platónica, otra imagen del mundo. Allí se regeneran por el
conocimiento de los "pequeños misterios". Por la puerta de los dioses estas
almas salen del cosmos para participar de los "grandes misterios". Es decir, que
el alma humana "... entra al mundo por una puerta y sale por otra, y en el
ínterin -signado por el espacio y el tiempo- tiene la oportunidad de reconocerse
y escapar de esa condición por la identificación con otros estados del ser
universal, que puede vivenciar por medio de la conciencia individual -semejante
a la conciencia universal- y que constituyen la posibilidad de la regeneración
particular -y también de la universal-, siempre, claro está, tomando como
soporte la generación y la creación en el espacio y el tiempo".3 Estos dos
procesos son idénticos a los realizados por Cristo, cuyo nacimiento, pasión,
muerte y resurrección, representan un arquetipo de la iniciación. Este mismo
proceso puede verse también en la mitología de gran número de héroes y dioses
solares, como es el caso de Osiris, Quetzalcóatl, Mitra y el propio arquitecto
Hiram. En relación con la vida de Cristo es interesante señalar el dato, sin
duda no casual, de que las iniciales de las columnas Boaz y Jakin son también
las iniciales de Belén y Jerusalén, las dos ciudades que presiden el nacimiento
y la muerte del Salvador, es decir el ciclo completo de su existencia humana.
Y por último, mencionar que en medio mismo del pavimento mosaico se dispone el
"cuadro de la Logia", que antiguamente era dibujado en el suelo al comenzar los
trabajos, y borrado cuando esos trabajos finalizaban. Ya hemos dicho que este
cuadro es un esquema sintético de todo el templo masónico, además de constituir
un soporte simbólico para la meditación y la concentración. En efecto, el cuadro
de la Logia, al contener en su interior el diseño de los símbolos más
significativos e importantes, deviene por ello un vehículo de la influencia
espiritual en la Masonería. No es entonces casual que sea precisamente alrededor
de este cuadro (que es el punto geométrico más central del templo masónico)
donde tiene lugar el rito de la "cadena de unión", en el que se invoca la
potencia creadora e iluminadora del Gran Arquitecto, e implícitamente también la
de todos los antepasados míticos e históricos que contribuyeron en la
edificación del templo material y espiritual. Y esta invocación vertical se
realiza mediante la unión encadenada y fraterna de todas las fuerzas vivas
presentes en la Logia, es decir de todos los "hermanos", que establecen así una
comunicación sutil entre sus respectivas individualidades, sirviendo como
soporte para la manifestación de la influencia sagrada.
Y por último mencionar que alrededor del "pavimento de mosaico" y del "cuadro de
la Logia" se encuentran los tres pilares de la Sabiduría, la Fuerza y la
Belleza. Estos pilares también reciben el nombre de "tres pequeñas luces",
porque encima de cada una de ellas arde una pequeña vela; son pues columnas de
luz y de fuego, tres nombres del Arquitecto directamente relacionados con la
construcción del templo y del cosmos.
Pero no quisiéramos terminar sin ofrecer un texto de las Lecturas del Rito de
Emulación que resume bellamente todo lo que hasta aquí hemos dicho sobre el
templo masónico: "Permitidme atraer vuestra atención sobre la forma de la Logia,
la cual es un paralelepípedo que se extiende de Este a Oeste, en anchura entre
el Norte y el Sur y en altura desde la superficie de la tierra hasta su centro,
e incluso a tanta altura como los cielos. "Una Logia de masones se describe así
para mostrar la universalidad de la Ciencia y enseñarnos que la caridad de un
masón no debe conocer más límites que los de la prudencia. "Nuestras Logias
deben estar orientadas de Este a Oeste, porque todos los Templos dedicados a la
adoración divina, como las Logias de los masones están o deben estar así
orientadas. "El Universo es el Templo del Dios que servimos. La Sabiduría, la
Fuerza y la Belleza sostienen su Trono como pilares de su obra, porque su
Sabiduría es infinita, su Fuerza omnipotente y su Belleza resplandece en el
orden y la simetría del conjunto de la Creación. Él extendió los cielos al
infinito, como un vasto baldaquino; dispuso la tierra como una tarima, coronó su
templo con las estrellas como una diadema y de su mano irradian la potencia y la
gloria. El sol y la luna son los mensajeros de su voluntad y toda su ley es la
concordia [el Amor]".
NOTAS
1
La palabra "sacrificio" procede del latín sacrum facere, un acto o un hacer
sagrado.
2
Jean Tourniac, Vie et perspectives de la Franc-maçonnerie Traditionnelle.
3
Federico González, La Rueda, una imagen simbólica del cosmos.
FRANCISCO ARIZA
La cadena de unión es sin duda alguna uno de los símbolos más significativos de
entre todos los que decoran la Logia masónica. Se trata de un cordel que rodea
todo el templo por su parte superior. Esta situación en lo "alto" le da una
connotación celeste, confirmada por los doce nudos que aparecen de trecho en
trecho a lo largo de todo el cordel, los cuales simbolizan los doce signos del
zodíaco. Esos nudos se corresponden, además, con las doce columnas que excepto
por el lado de Oriente también rodean el recinto de la Logia. Cinco de esas
columnas están situadas en el lado de Septentrión, otras tantas a Mediodía, y
las dos restantes -las columnas J y B- a Occidente.
Para comprender esta simbólica habría que tener en cuenta que la Logia es, ante
todo, una imagen del mundo, y como tal debe existir en ella una representación
de lo que constituye el "marco" mismo del cosmos, que es propiamente el zodíaco.
Muchos recintos o santuarios sagrados -al igual que las ciudades edificadas
según las reglas de la arquitectura tradicional-, siendo la proyección en la
tierra del orden celeste, están de una u otra manera "enmarcados" por las
constelaciones zodiacales. Es el caso, por ejemplo, del Ming-Tang chino, del
Templo de Jerusalén (y su arquetipo la Jerusalén Celeste), de muchas fortalezas
templarias, y en construcciones tan antiguas como puedan ser el crómlech
megalítico de Stonehenge. Asimismo, los masones operativos, y en general los
artesanos constructores de cualquier sociedad tradicional, se servían de un
cordel para determinar la posición correcta de los templos o catedrales, que
siempre y de forma invariable, estaban orientados según las direcciones del
espacio señaladas por los cuatro puntos cardinales, exactamente igual que la
Logia. Ahora bien, como menciona René Guénon "... entre las funciones de un
'marco' quizá la principal es mantener en su sitio los diversos elementos que
contiene o encierra en su interior de modo de formar con ellos un todo ordenado,
lo cual, como se sabe, es la significación misma de la palabra 'cosmos'. Ese
'marco' debe pues, en cierta manera, 'ligar' o 'unir' esos elementos entre sí,
lo que está formalmente expresado por el nombre de 'cadena de unión', e
inclusive de esto resulta, en lo que a ella concierne, su significación más
profunda, pues como todos los símbolos que se presentan en forma de cadena,
cordel o hilo (todos ellos símbolos del eje) se refieren en definitiva
al sûtrâtmâ".1 Por consiguiente, la cadena de unión masónica vendría a
significar, considerada desde el punto de vista metafísico, exactamente lo mismo
que la "cadena de los mundos": un símbolo que resume el conjunto de todos los
estados, seres y mundos que conforman la manifestación universal, los cuales
subsisten y están ligados entre sí por el "hilo de Atmâ" (sûtrâtmâ), es decir
por su hálito o espíritu vivificador.
NOTA
1
Ver René Guénon, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada cap. LXV.
La Masonería es una vía iniciática cuya realidad emana del Gran Arquitecto del
Universo, principio a cuya Gloria los masones realizan todos sus trabajos. Y es
apoyándose en la simbólica del oficio de constructor como el masón cumple su
labor interna de auto-conocimiento. Tomándose a sí mismo como un pequeño todo,
llega a descubrir en sí mismo las leyes que rigen el cosmos.
Los ritmos de las estaciones, los ciclos y los períodos de la luna y de las
cosechas..., están tan unidos al propio organismo de la mujer, que ésta los vive
de forma espontánea y natural. Ese es un rito del que participa por imperativo
divino, y al cual no es menester añadirse porque ya es en ella. Esta realidad
señala el modo distinto que la mujer tiene de desvelar los secretos de las cosas
y de reflejar el orden del universo. De esa visión particular del mundo nacen
sus oficios, caracterizados por el empleo de materiales sensibles y acordes con
su naturaleza receptiva (yin). Dicha receptividad está simbólicamente en
correlación con la de la Tierra; ésta, en su quietud activa, acoge en sus
entrañas la semilla, a la que fertiliza por la acción captadora de las energías
del cielo, y de cuya unión nace el fruto de la cosecha. Naturalmente esta
relación cielo-tierra se mantiene entre el hombre y la mujer. Esto es como decir
que es a través de la unión de los complementarios como se llega a la visión
sintética del Orden Universal, siendo que de esta unión, surge la vida en todos
sus órdenes de realidad.
Ahora bien, dejando de lado los caminos religiosos, ya que es la Masonería una
vía iniciática que en Occidente mantiene vivos sus ritos y su código simbólico,
es a ella a la que la mujer hoy en día puede incorporarse en el camino del
Conocimiento, sin que los símbolos masónicos que se refieren al oficio de la
construcción suponga un condicionante a su realización, sino un modo nuevo de
adaptación a la realidad de los tiempos. Pero sin dejar al margen el estudio y
la investigación de los símbolos y ritos propios de los oficios femeninos,
sabiendo de antemano que estos se reúnen en la unidad de un mismo mensaje. El
interés por hallar la analogía entre la simbólica del oficio de constructor y la
simbólica de los oficios de mujer, constituiría, pues, el trabajo colectivo de
una Logia femenina, rescatando así una herencia que es conforme a su naturaleza.
Decimos logias femeninas, no logias mixtas, pues éstas, como advierte René
Guénon, suponen una desviación de todo proceso iniciático auténtico.2
Laberinto de Cormerod
Todo ello nos lleva a pensar que es en el arte de tejer, y más particularmente
en el de bordar, donde mejor puedan hacerse estas correspondencias simbólicas
entre distintos oficios, basándonos en el "don de lenguas" a que se refiere la
Tradición. Pues la palabra se ilumina cuando expresa la armonía del mundo, que
es también su Verdad. El bordado es una representación de ello, y su locución se
expresa por medio del color, de la textura del tejido y del brillo de las sedas,
que son los elementos con los que el bordado configura su código y su mensaje
tradicional.
II
Este reconocimiento inicial que efectúa la aguja y el hilo dentro del tejido
enmarcado, representa el recorrido por el laberinto de la psiqué, al cual el
iniciado intenta poner orden. Este orden, que es también armonía, comienza a
definirse a medida que la bordadora rellena los espacios de la tela. De esto se
desprende que sólo aquello que uno puede nombrar (definir) es en definitiva lo
que comprende, y eso es porque en el nombre de las cosas está su propia esencia,
lo que en verdad ellas son. De esta manera el bordado es bello porque en él se
recrea la Belleza, el Orden y la Armonía que comprendió la bordadora, siendo por
eso mismo que la obra es simbólica, pues con ella transmite esa comprensión.
Hemos anotado ya que los útiles principales del oficio de la bordadora son la
aguja y el hilo. La primera tiene su manejo ascendiendo desde la tela, por el
eje invisible que conecta los mundos, conexión que confirma en su descenso donde
traba en un punto del relieve la unión entre el plano superior y el inferior, el
cielo y la tierra. Esto es, la Idea fijada en el plano concreto de las formas.
Lo que equivale a decir que la comprensión de lo supra-individual, repercute
inmediatamente en lo individual. La aguja, símbolo axial, cuya función es
semejante también a la de la plomada, ubica la hebra conductora en la horizontal
(equivalente al nivel) configurando la cruz. De arriba (del plano de las ideas
arquetípicas), descienden las energías superiores que fecundan la materia,
convirtiendo en acto lo que estaba en potencia, que no habrá sino de reflejar
una energía en esencia inmutable.
Nos estamos refiriendo aquí al simbolismo propio del bordado efectuado sobre
bastidor, en el cual, como decimos, la aguja asciende verticalmente y desciende
de igual modo. Este doble recorrido que hace la aguja, tiene su inicio en la
parte inferior e interior de la tela, donde fija la hebra por medio de un nudo.
Esto significa que todo proceso iniciático parte del lugar más oculto del ser.
De su propio corazón. De no ser así el intelecto creador no podría renacer a la
luz de su realidad. El nudo representa el enganche con la tradición y la fe
intrépida, sin la cual el camino se convierte en un viaje hacia otra parte de
las tinieblas, quizá mucho más oscuras y lúgubres del ser humano; son las
tinieblas sin retorno a que conduce la mente desposeída del sentido sagrado de
la existencia. Este primer nudo con que da inicio toda labor de bordado,
equivaldría a la "piedra de fundamento" en el simbolismo constructivo. Es decir
la primera piedra con que se da inicio a la obra.
La hebra queda así sujeta desde lo invisible, o sea por debajo de la tela, hasta
lo visible, por encima de ella. Al descender, la aguja atraviesa el tejido,
quedando nuevamente oculta, pero no así el relieve creado. En verdad, los útiles
o los símbolos de toda vía iniciática son únicamente mediadores, pero nunca un
fin en sí mismos, y estos dejan de ser necesarios cuando se llega a encarnar la
idea que están representando, dando nacimiento a la verdadera libertad del ser,
integrado conscientemente en la trama del universo. Esto sucede al ritualizar
todas las acciones, es decir al participar del orden del mundo, análogo al de la
Gran Obra, lo que en la simbólica del bordado está representado por el ritmo
(rito) de ascenso y descenso de la aguja, recreando, por la sucesión cíclica de
los puntos, la manifestación del bordado.
Es así, como ocurre en la elaboración del propio bordado, que toda vía
iniciática consta de diversas etapas de realización, las cuales van señalando la
paulatina integración de todos los estados del ser, ligándolos a su unidad. Esa
Unidad es como el ornamento del bordado al que nada se le puede restar o añadir,
y que no guarda diferencia con ninguno de sus puntos, de los cuales no es
posible prescindir una vez terminada la obra, compuesta por todos los colores y
matices, todas las formas y sus relieves. Por tanto, el acabado del bordado es
la expresión máxima dentro de este arte, por tratarse de la recreación de la
Gran Obra, la del Supremo Hacedor, en la que todos los seres están insertados
como lo están los hilos del bordado.
NOTAS
1
El brocado es la técnica de aplicar hilos de colores durante la propia
elaboración del tejido, de modo que estos hilos formen diseños sobre él.
2
Oswald Wirth a propósito de la iniciación femenina dice: Hace falta mujeres con
coraje capaces de rescatar el simbolismo de la aguja.
3
Noemá, hermana de Tubalcaín, ambos hijos de Sela y de Lamec, de la descendencia
de Caín (Génesis IV). Es de destacar, en este sentido, la imagen de Eva con una
rueca, tal y como se ve en uno de los capiteles del claustro del monasterio de
San Juan de la Peña (España).
4
Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage (tomo II, cap. "Initiatión
fémenine et initiations de métier").
5
En el punto llamado de "cadeneta" "vainica" "creta" y otros.
6
En el punto de "nudos" en el que la hebra se enrosca a la aguja como una
serpiente, que es también la imagen del Arbol de la Vida, eje del mundo con la
serpiente enroscándose a su alrededor. Esta geometría nos lleva de nuevo a la
correspondencia con el trazado del cuadro de la Logia.
7
En el punto llamado "de marcar" o "de cruz".
8
En el punto "rumanía".
9
Conviene aclarar, que cuando el bordado es unicolor y trabajado a un sólo punto,
las fragmentaciones de la tela ya sean en bastidor o fuera de él, son acabadas
en cuanto a su porción se refiere. Esto no es así cuando la tonalidad del
bordado es variada. En este caso cada color implicado en el diseño de la labor,
se hace por separado.
10
Ananda Coomaraswamy, citado por René Guénon en Símbolos Fundamentales de la
Ciencia Sagrada, cap. XLIII: "La piedra angular".
LA PIEDRA
FERNANDO TREJOS
Para el pensamiento arcaico las piedras son seres vivos, cargados de años y
experiencia, capaces de hablar a ciertos hombres de antiguos secretos escuchados
por ellas a través de los siglos y que sólo transmiten a quienes abren los oídos
más internos y permiten la penetración de sus energías sutiles. En la enorme
variedad de sus tamaños, formas, cualidades, colores y grados de pureza, ellas
son una sólida expresión de la cosmogonía y de las jerarquías del universo,
pudiendo servir al hombre como soporte y vehículo simbólico de conocimiento, y
también -al igual que todos los símbolos sagrados- como despertador de la
conciencia y ordenador de la mente.
Sin embargo, los ángeles tallan en esa piedra de esmeralda una copa,2 un espacio
vacío semejante al corazón del hombre, capaz de recibir al espíritu único e
inmortal, para que pueda éste así recuperar su naturaleza increada. Esa copa o
vaso le fue confiada a Adán (el hombre) en el paraíso terrenal; y la relación
con ella (y con el Arbol de Vida) le permitirá mantener esa conciencia de unidad
trascendente, que a su vez el hombre pierde en razón de su propia caída
(semejante a la de Lucifer) y recupera en virtud de la Redención que le hace
retornar a la eterna morada celeste; a la conciencia de unidad que promueve el
proceso iniciático y que sólo se alcanza mediante una total regeneración y
transmutación interior.
Al igual que esta copa pétrea hay ciertas piedras, en todas las tradiciones, que
han sido particularmente veneradas, ya que los antiguos consideraron que poseían
una significación especial, pues las tomaron como representación en la tierra de
fuerzas sobrenaturales.
Una de estas piedras llamada "betilo" es aquélla que puso Jacob de cabecera
cuando tuvo el sueño de la escala.4 Al despertar del sueño dijo: "Ciertamente
está Yavéh en este lugar y yo no lo sabía"; añadiendo: "¡Qué terrible es este
lugar! No es sino la casa de Dios y la puerta de los cielos". Esa piedra, en
forma de pilar, que alzó como memoria de ese acontecimiento, será considerada
por el mismo Jacob como residencia divina. Y posteriormente5 allí alzará un
altar al Dios único, arrojando a todos los dioses extraños que había en su
familia.
El Omphalos del oráculo de Delfos (para mencionar sólo alguno de los ejemplos
más conocidos) era representado por una piedra, símbolo de ese Centro y morada
de los dioses. Esta piedra representaba el punto de comunicación entre el cielo,
la tierra y el mundo subterráneo.8
Ciertas de estas piedras que hemos mencionado y muchas otras que algunos podrían
considerar ordinarias han sido utilizadas como oráculos;9 y se encuentran por
doquier piedras que han sido utilizadas como puntos de referencia y hasta como
representación en la tierra de constelaciones estelares,10 lo que confirma lo ya
apuntado en el sentido de que los antiguos concedieron a algunas de ellas la
condición de ser la manifestación terrestre de energías celestes.
Debemos también recordar, aunque sea de paso, las innumerables esculturas en
piedra y piedras talladas que han representado a los distintos dioses,
espíritus, ángeles e ideas en todos los pueblos. En ellas pasan a residir esas
energías sutiles, y los hombres a su través, comprendiendo lo que significan y
traspasando su mero aspecto formal y material, pueden utilizarlas como soportes
vehiculares hacia el conocimiento de aquellas fuerzas superiores en ellas
depositadas, las que habrán de transmitirse a los que son capaces de
recibirlas.11
También son especialmente notables las llamadas "piedras del rayo" o "piedras
del trueno". Aunque su nombre parece sugerirlo, no se trata en este caso de
aerolitos, sino que son piedras que simbolizan al rayo y que fueron utilizadas
como armas simbólicas. Tal el caso de ciertas hachas prehistóricas,12 como el
hacha de piedra de Paraçu Râma y el martillo de Thor (origen del mallete
masónico), armas celestes capaces tanto de fulminar al enemigo como de iluminar
la esencia.13
Cada obrero del templo es también una de las piedras que lo componen. Cada cual
ha de pulir su propia piedra hasta que encuentre la perfección de su misma
esencia. Cada piedra del templo es necesaria y cada una de ellas contiene en su
interior al templo -y al universo- todo. Pero hay ciertas piedras que destacan
en él de modo especial, pues su adecuada ubicación produce el orden horizontal y
vertical necesario para que el templo cumpla su cometido llevando a los obreros
a los estados más sutiles, más allá del templo -y del universo- mismo, a las
regiones del Misterio.
Pero para que ese espíritu único encuentre domicilio en el interior del templo y
del corazón de sus constructores, éstos habrán primero que "encuadrar" el
espacio en cuyo centro o eje se alojará; así fijarán los límites de una
construcción cosmogónica que sea capaz de llevarlos hacia lo ilimitado. Deberán
primero, con el auxilio de los astros, darle una orientación perfecta hacia los
cuatro puntos cardinales; luego, con ayuda de la escuadra, establecerán las
cuatro esquinas y en cada una de ellas plantarán una piedra, lo que garantizará
la construcción de una estructura sólida y estable.
Pero ¿de dónde pende la plomada que desde el corazón del cielo señala el centro,
en el propio corazón de la tierra? Pende de la estrella polar, de la piedra
angular que es un diamante facetado capaz de proyectar su luz a toda la
creación, al templo que la refleja y al hombre que, participando de una
construcción de tal especie, corona la obra creacional al encontrar y ubicar esa
misteriosa piedra cuyo hallazgo le hace retornar al increado mundo del misterio
donde descansa su esencia inmutable.
Las cuatro piedras de esquina (colocadas en este caso en los cuatro ángulos de
la base inmóvil del cubo) se relacionan con los cuatro evangelistas y los cuatro
evangelios, fundamento sobre el cual descansa la doctrina cristiana, y están
simbolizadas en la lámina XXI del Tarot con las cuatro figuras que los
representan (toro, león, águila y ángel). A su vez estas cuatro figuras se
corresponden exactamente con los cuatro signos fijos del zodíaco (Tauro, Leo,
Escorpio y Acuario), lo que nos habla de la presencia del simbolismo astrológico
en el interior del templo (imagen del cosmos). Los doce signos zodiacales,
representados también en las doce piedras (así como las doce puertas, los doce
apóstoles y las doce tribus) mencionadas en Apocalipsis XXI decoran y encuadran
las catedrales góticas y los templos masónicos.
En el mismo centro del templo cristiano se coloca una piedra o ara (y una copa)
a una altura intermediaria entre el centro de la base y el punto medio de la
cúpula. El ara es una piedra consagrada que tiene una cavidad. Esa piedra (y la
copa que recibe la sangre de Cristo) podrían asimilarse al sefirah número 6,
Tifereth, corazón del árbol de la vida y corazón del hombre, donde el corazón
del cielo y el de la tierra son un solo corazón.
También las concreciones fósiles, los corales y las perlas, que en diversos
lugares fueron utilizados con fines talismánicos y curativos; lo mismo que los
bezoars o 'piedras' que se forman en el interior de los cuerpos de los animales
que por doquier fueron consideradas de valor mágico; y los llamados gamahez que
son piedras con relieves de formas vegetales, animales, humanas o geométricas,
que se dibujan naturalmente en ellas y que han sido veneradas en todas las
tradiciones, incluso la cristiana.
NOTAS
1
René Guénon (Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, capítulo III)
establece una relación simbólica entre esa piedra y la perla que la iconografía
hindú coloca en el "tercer ojo de Shiva". Esta representa, en esa tradición, el
sentido de inmortalidad y la conciencia de eternidad que se pierde justamente en
razón de la caída.
2
Esa piedra esmeralda tallada como una copa es el origen de la leyenda del Grial.
Representa también un centro espiritual y una tradición que se han mantenido
ocultos en la tierra y transmitido secretamente de generación en generación.
Remitimos al lector al artículo III, recién citado, de Símbolos Fundamentales de
la Ciencia Sagrada. Es interesante mencionar aquí la Tabla de Esmeralda
atribuida a Hermes, de la que se dice fue tallada también en una piedra.
3
Como el monte Meru, el Sión, el Olimpo, y hasta el Gólgota, para mencionar
únicamente algunos de los innumerables montes sagrados que aparecen
prácticamente en todas las tradiciones.
4
Génesis, XVIII.
5
Génesis XXXV.
6
El espíritu incorporado en la materia. El Verbo hecho carne.
7
Es quizá interesante recordar aquí que en el cristianismo numerosas
'apariciones' de María, La Virgen, ocurren en una gruta, sobre una piedra.
8
Queremos mencionar, aunque sea de paso, los dólmenes y menhires celtas, así como
los obeliscos egipcios que jugaron un papel similar.
9
Las pitonisas de Delfos escuchaban los mensajes celestes a través del propio
Omphalos. Los sacerdotes indígenas de Talamanca, en Costa Rica, utilizan cuatro
pequeñas piedritas (que reconocen pues logran "ver" en ellas un espíritu oculto)
como oráculo sagrado. Sería posiblemente interminable enlistar la cantidad
enorme de piedras que en muchísimas culturas fueron consideradas oraculares.
10
También en Costa Rica han aparecido cantidad de piedras perfectamente esféricas,
muy antiguas, que parece tuvieron ese destino.
11
En verdad lo último que hemos mencionado con respecto a la piedra es válido para
cualquier símbolo sagrado en particular. Aunque la incomprensión de esto haya
dado lugar a tantas idolatrías y supersticiones lo ha sido en momentos de
decadencia de los pueblos, períodos que son generalmente caracterizados por una
pérdida del espíritu que conlleva el confundir al símbolo mismo -en este caso la
piedra- con la energía, idea o fuerza que éste oculta y al mismo tiempo
transmite y revela.
12
Estas hachas aparecen por doquier, y son una demostración más de la presencia,
en las tradiciones particulares, de ciertos símbolos que pertenecen a lo que
llamamos la Tradición Primordial.
13
De nuevo remitimos al lector a Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada,
esta vez a los capítulos XXV y XXVI denominados "Las Piedras del Rayo" y "Las
Armas Simbólicas". Para profundizar en los temas que trataremos a continuación
sobre la piedra en el simbolismo constructivo, ver capítulos XXXIX a XLIX de esa
obra trascendental.
14
La Jerusalén Celeste descrita por Juan en Apocalipsis XXI, y que representa los
estados superiores del ser una vez sobrepasada la segunda muerte, es cúbica
("Midió con la caña la ciudad, y tenía doce mil estadios, siendo iguales su
longitud, su latitud y su altura.") y es de oro y piedras ("Su muro era de jaspe
y la ciudad oro puro; y las hiladas del muro de la ciudad eran de todo género de
piedras preciosas: la primera, de jaspe; la segunda, de zafiro; la tercera, de
calcedonia; la cuarta, de esmeralda; la quinta, de sardónica; la sexta, de
cornalina; la séptima de crisólito; la octava, de berilo; la novena, de topacio;
la décima, de crisoprasa; la undécima, de jacinto, y la duodécima de amatista.
Las doce puertas eran doce perlas, cada una de las puertas era de una perla, y
la plaza de la ciudad era de oro puro, como vidrio transparente."
15
Ver en el número anterior de SYMBOLOS (Nº 4, Guatemala 1992) el interesantísimo
texto "Explicación de la Tabla de Esmeralda", por Hortelano, traducido por
Francisco Ariza, quien agrega sus magníficos comentarios.
16
"Visita el interior de la tierra y rectificando hallarás la piedra oculta".
17
Recordar también la piedra que servía de puerta al sepulcro de Cristo y que fue
removida cuando su resurrección.
18
En el islam está relacionada con la idea de Jefe (el propio Mahoma que es
sucedido por cuatro califas).
19
Recuérdese aquí lo que hablamos del omphalos -ombligo- délfico.
20
Los sacerdotes egipcios usaban pectorales con piedras, tradición que
transmitieron a los israelitas, cuyo sumo sacerdote portaba uno, con doce
piedras preciosas, que representan a las doce tribus.
21
Reproduzco aquí el texto de un manuscrito del siglo XVII acerca del simbolismo
de las piedras de la corona de San Eduardo, en el que se la denomina 'diadema
que asegura el triunfo'. Estas piedras son:
1. Topacio: símbolo de las virtudes que debe ejercitar el rey.
2. Esmeralda: símbolo de la justicia del rey.
3. Sardónica: símbolo de la elevación del rey.
4. Crisolita: símbolo de la sabiduría y la prudencia del rey.
5. Calcedonia: símbolo del coraje del rey.
6. Jacinto: símbolo de la templanza y la sobriedad del rey.
7. Jaspe: símbolo de la abundancia que debe gozar el pueblo.
8. Crisópalo: símbolo de la búsqueda de las cosas celestes en el rey.
9. Berilo: símbolo del desprendimiento y la pureza del rey.
10. Zafiro: símbolo de la continencia del rey.
11. Amatista: símbolo de la función real que el rey no debe abandonar.
12. Onice: símbolo de la humildad, caridad y sinceridad del rey."
Jean Rivière, Amuletos, Talismanes y Pantáculos, Ediciones Martínez Roca,
Barcelona 1986, pág. 276.
Así, toda fundación es ante todo una fecundación de la tierra virgen por el
espíritu divino, y toda fecundación es una unión de contrarios en la unidad.
Fundar una ciudad significa refundar el Cosmos, repetir la cosmogonía, y esta
refundación tiene carácter hierogámico: un matrimonio sagrado entre la tierra a
ocupar y la otra Tierra prototípica, celeste e Ideal; la de abajo se estructura
a imagen y semejanza de la de arriba, y ese trozo de tierra sacralizada pasaba a
ser Centro del Mundo, templo a cielo abierto, habitáculo de la Shekhinah, la
"presencia real" de la Divinidad3.
El Augur era el vehículo, "puente" o "canal" mediante el cual los tres niveles
cósmicos en juego se unían mediante el rito y se materializaban en una figura o
gesto al que se llamaba, como hemos visto, templum. En la tradición
extremoriental encontramos una figura análoga al Augur simbolizada por el
carácter wang o Rey-Pontífice4 (fig. 1).
fig.1
Por otra parte, en el subsuelo del templum se construía una cavidad llamada
mundus en la cual se alojaban tres cosas: los restos del ave que fuera portadora
de los buenos Augurios (más adelante nos referiremos a ella), un puñado de
tierra traída de una ciudad hermana y, los restos del héroe fundacional6. Así en
el mundus se "fijaban" los tres niveles cósmicos: Cielo (simbolizado por el
ave), Hombre (héroe fundacional) - Tierra (puñado de tierra), y sólo en virtud
de ser unión de estos tres niveles cósmicos se puede decir que es un Centro; y
es a partir de este "Centro del Mundo" que se repite la cosmogonía demarcando en
el territorio, es decir en la dimensión horizontal, el "límite de lo sagrado".
El mundus era una cavidad circular y se cubría con una losa de piedra, sobre la
cual se erigía un altar en donde se encendía un fuego que pasaba a ser el focus
de la ciudad. En este preciso momento el héroe fundacional daba nombre a la
ciudad: un nombre secreto, otro sacerdotal y el nombre público7, lo que equivale
necesariamente a "nombrar" los tres niveles antes mencionados y de los cuales la
ciudad era síntesis.
fig. 2
fig. 3
Una vez, pues, inscritas en el suelo las coordenadas celestes advertidas por el
Augur y que se concretaban en el diagrama del templum, acorde con los signos
advertidos por el arúspice y una vez se disponía de los ejes elementales que
ordenarían la morfología de la ciudad, se procedía a la demarcación de los
límites que esta ocuparía en el territorio. Este demarcar consistía en
establecer una cuadratura: perpendicularmente a cada eje se trazan cuatro surcos
que formaban un cuadrado. Este surco, llamado sulcus primigenius, lo trazaba el
fundador de la ciudad sirviéndose de un arado de bronce, que simboliza el
matrimonio sagrado entre cielo y tierra. El arado como símbolo de fecundidad se
atribuye al dios del trueno y la justicia; no por casualidad el bronce, (metal
de gran dureza obtenido por la unión de estaño, cobre y plata) es también
símbolo de la justicia inflexible, de la incorruptibilidad y la inmortalidad y
era empleado para los instrumentos de culto y las acciones de carácter religioso
pues, entre otras significaciones, evoca el maridaje de la luna y el sol16. El
arado era llevado por una novilla y un toro blancos, el toro caminaba por la
parte exterior del surco y la novilla por la parte interior.17 La novilla
simboliza la tierra o sustancia primordial; en la antigua Mesopotamia la Gran
Madre o la Gran Vaca era diosa de la fecundidad, y es por lo tanto un símbolo de
la fertilidad18. El toro evoca la fertilización de la tierra y por tanto la
parte "creativa" que se complementa con la "receptiva" simbolizada por la
novilla. Así el matrimonio sagrado se realizaba a dos niveles: una unión
vertical entre Cielo y Tierra, mediante el arado, y otra horizontal, ya en el
orden de lo manifestado, entre los dos principios elementales de toda
manifestación: lo masculino o creativo y lo femenino o receptivo. Los animales
debían de ser blancos pues, en sentido ritual, era éste el color del pasaje, de
la iniciación; los animales blancos sacralizaban un terreno antes profano
mediante el rito: la tierra había sido iniciada y conformaba una base firme para
la construcción.
fig. 5
fig. 6
En la figura 6 -la ciudad de Bagdad fundada en el año 762 d.C. por Al Mansur- se
advierte en el diagrama cuarenta y cinco aldeas circundando un espacio en el
centro del cual están el palacio y la mezquita.
fig. 7
fig. 8
NOTAS
1
Rykwert, Joseph., The Idea of the Town, Faber and Faber Ltd., Londres 1976.
Existe ed. en castellano en Ed. Herman Blume, col. Biblioteca básica de
Arquitectura, Madrid 1985.
2
Etruria era un país aristócrata que ocupaba la Italia central, entre el mar
Tirreno, el Arno y el Tíber, y estaba organizado según una confederación de doce
ciudades "dodecápolis"; fueron grandes astrólogos y magos y desarrollaron el
arte de la metalurgia con gran habilidad.
3
Guénon, R., Aperçus sur l'ésotérisme chrétien, Ed. Traditionnelles, París 1988,
cap. III.
4
Guénon, R., La gran Tríada, cap. XVII.
5
El Pontifex, literalmente el "constructor de puentes", representado en Grecia
por Iris, la "mensajera de los dioses". R, Guénon, Autorité spirituelle et
pouvoir temporel, Editions Traditionnelles, París 1975, cap. IV. Asimismo ver El
rey del mundo, Luis Cárcamo Ed., pág. 15, del mismo autor.
6
Todavía hoy se llama "mundo" a un baúl en donde se depositan objetos de cierto
valor.
7
En el caso de Roma el nombre secreto era Amor, el sacerdotal Flor y el público
Roma.
8
En lengua inglesa template o templet significa plantilla, sinónimo de patrón o
modelo.
9
Mandala significa "círculo" y es un símbolo o "imagen de lo divino". Vastu (de
la raíz vas, morar, estar en su sitio) sería la extensión total del ser
ordenado, Purusha el Hombre cósmico, origen de la existencia, así el Vastu
Purusha-mandala es el símbolo espacial de Purusha, de la presencia divina en el
centro del mundo. Cf. Rykwert, J. op. cit., p. 206.
10
No podemos extendernos, pues no es el motivo de este estudio, en la descripción
del rito fundacional del templo hindú. Señalemos no obstante que el equivalente
hindú del mundus descrito anteriormente es el gharbha "seno del templo", que era
en sí un recipiente de bronce que contenía las riquezas de la tierra: piedras
preciosas, metal, tierra, raíces y plantas, y que se situaba en el centro del
templo.
11
En el caso de la fundación de Roma, el ave escogida por Rómulo y Remo fue un
buitre. En las tradiciones greco-latinas el buitre era también una ave
adivinatoria, portadora de presagios, pues estaba asociada al fuego celeste,
purificador y fecundante.
12
En Grecia el águila era también asociada a la actividad oracular: esta se
detenía en la vertical de Delfos, siguiendo el curso del sol, cada vez que el
oráculo era consultado; M. Elíade nos recuerda que delphys significa matriz: así
el oráculo era receptáculo de la revelación divina (simbolizada por el águila).
Recordemos también que en la antigua Grecia el héroe fundacional no acometía su
actividad sin antes haber consultado la Pitia de Delfos.
13
El Arúspice era un verdadero científico, pues no tenía por objeto el
conocimiento de los fenómenos o de la realidad, sino su exégesis simbólica,
ciencia que adquiría mediante la tradición oral, el estudio de los libros
sagrados y la propia experiencia acumulada.
14
Gnomon designa tanto a una varilla de bronce clavada en el suelo en el centro
del círculo como un complejo instrumento destinado al trazado más exacto y
extenso de los ejes. El término "exacto" no tiene aquí sentido de "precisión"
sino de progresiva determinación.
15
Burckhardt, T., Principios y métodos del arte sagrado, Lidiun, Ed., Buenos
Aires, pág. 17, en dónde se hace notar que este particular rito de orientación
tiene alcance universal, razón por la cual, trasponemos su lectura simbólica al
rito fundacional occidental.
16
La palabra langala (arado) y la palabra linga derivan de una misma raíz que
designa a la vez a la laya (pala para labrar la tierra) y el falo. El linga es
por completo un falo y en la mitología hindú es símbolo de Shiva en cuanto
principio causal y procreador. En China una pieza de forma triangular (como el
arado) de jade se encuentra frecuentemente en el centro de los templos y evoca
el carácter sagrado del acto de procreación simbolizando las hierogamias.
Chevalier-Gheerbrant, Diccionario de los símbolos, p. 649.
17
El héroe fundacional, el arado, la novilla y el toro son los cuatro elementos
que intervienen en la demarcación de los límites de la ciudad que junto con la
tierra fecundada son cinco. El número cinco, suma del primer par y del primer
impar, es símbolo de unión; era un número nupcial para los pitagóricos y
simboliza principalmente el matrimonio sagrado entre el principio activo celeste
y el principio pasivo terreno. En la tradición china el cinco es la cifra de la
cruz y del cuadrado pues no se conciben estos sin el centro que los conforma;
así simbólicamente el cinco es un número central formado por la cuadratura de la
cruz y su centro, simbolizando así la totalidad del mundo sensible.
18
Chevalier-Gheerbrant, op.cit., p. 1043.
19
No debe confundirse este muro, estrictamente ritual y por lo tanto simbólico,
con las murallas de la ciudad, estrictamente defensivas. Estas se construían
posteriormente y su ubicación no coincidía exactamente con el muro ritual, de
manera que entre este y las murallas había una franja de terreno "promoerium" o
"postmurum" que igualmente era de carácter sagrado pues estaba "dentro del
muro".
20
Burckhardt, T., op. cit., págs. 9-11.
INDICE de figuras:
Fig. 1 La gran Tríada, Ed. Obelisco, Barcelona.
Fig. 2 Dibujo del autor.
Fig. 3 La città comme forma simbólica, Bulzoni Ed., Roma.
Fig. 4 Dibujo del autor.
Fig. 5 La città...
Fig. 6 La città...
Fig. 7 La città...
Fig. 8 La idea de ciudad, Ed. Blume, Madrid.
FRANCISCO ARIZA
Asegurarse de la "cobertura" de la Logia
La apertura de la Logia comienza comprobándose ritualmente la "seguridad" o
"protección" de la misma. En eso consiste el "primer deber de un Vigilante en
Logia", pues ésta ha de estar plenamente "a cubierto" de las influencias
procedentes del mundo exterior o profano. Dicha cobertura asimila el templo
masónico a la "caverna iniciática", cuya simbólica está en relación con la idea
cíclica de ocultación y repliegue de la doctrina tradicional en un "lugar"
inaccesible a las "miradas de los profanos". De esa cobertura se encarga
directamente el Guardatemplo, oficial que, como la propia palabra indica, tiene
la función de "guardar" y "cubrir" el templo. Con el cumplimiento de su oficio,
el Guardatemplo, al actualizar la idea que el símbolo manifiesta, ritualiza la
efectiva "separación" que necesariamente ha de existir entre ese mundo profano y
la realidad de lo sagrado que se vivencia en la Logia. Dicha separación está
señalada simbólicamente por el Pórtico de la entrada, que según se dice "no está
dentro ni fuera de la Logia". Se trata entonces de un espacio "intermediario",
lugar de "pasaje" o de "tránsito" entre el exterior y el interior del templo,
entre lo profano y lo sagrado. Así lo indican las "marchas" o "pasos" rituales
que se efectúan desde la puerta del templo hasta el medio de las columnas J y B
que sostienen el Pórtico. Precisamente es en ese espacio intermediario donde se
ubica el Guardatemplo, estando ese espacio bajo su custodia, velándolo (sin
abandonarlo en ningún momento) para que los trabajos masónicos se desarrollen y
cumplan en perfecta armonía. Esta función hace del Guardatemplo un verdadero
"guardián del umbral", entidad que impide el paso a los que no están
cualificados para recibir la iniciación, pero que al mismo tiempo "abre" las
puertas del templo a quien verdaderamente reúne las condiciones necesarias para
recibirla. En los antiguos rituales esta función también la cumplía el "Hermano
Terrible", cuyo nombre es bastante ilustrativo al respecto.
Esos cuatro gestos "en escuadra" serían análogos a las cuatro piedras de
fundación de toda construcción, a partir de las cuales podrá levantarse todo el
edificio. Precisamente, en este momento del ritual de apertura se trata de poner
los fundamentos, o los cimientos, de los trabajos que se van a realizar en la
Logia, su base firme y "segura" sobre la que dichos trabajos podrán ser
consagrados. Efectivamente, sólo si los que "decoran" las columnas de Mediodía y
Septentrión están en "su lugar" e interiormente "al orden", la Logia estará
"debidamente cubierta", y se podrá así penetrar "en las vías que nos han sido
trazadas", es decir en el camino que conduce a la Luz del Conocimiento.
Antes hemos dicho que a estos oficiales se les denomina también las "tres
luces", queriendo mostrar así que ellos, o mejor sus funciones, son los
portadores del espíritu que ilumina la Logia, y que la luz sensible simboliza de
manera manifiesta. A este respecto, y según señala Guénon, en los antiguos
rituales operativos se necesitaba la reunión o el concurso de tres maestros para
que una Logia pudiera trabajar regularmente, representando cada uno de ellos un
determinado arquetipo espiritual o nombre divino creador. Esa simbólica ha
permanecido en la actual Masonería, y esos tres maestros no son otros que el
Venerable y los dos Vigilantes, cuyas funciones respectivas, como estamos
viendo, se vinculan con un atributo, aspecto o nombre del Gran Arquitecto: con
la Sabiduría el Venerable Maestro, con la Fuerza el Primer Vigilante, y con la
Belleza el Segundo Vigilante. Y Sabiduría, Fuerza y Belleza son los nombres que
reciben los tres pilares o "tres pequeñas luces" situadas en el centro mismo de
la Logia, y dispuestas en forma de escuadra. Estos tres pilares son llamados
también "estrellas" (alusión directa a su simbólica celeste), las cuales son
hechas "visibles" y presentes en la Logia gracias a la invocación de los nombres
divinos. El rito del encendido de estos pilares que acompaña las invocaciones,
señala el momento preciso en que la Logia, que hasta entonces permanecía en
penumbras, queda plenamente iluminada, produciéndose un paso de las "tinieblas a
la luz". Es, pues, un rito esencialmente cosmogónico, análogo al Fiat Lux del
Verbo creando el orden cósmico al fecundar el caos primigenio, es decir el
conjunto de todas las posibilidades de manifestación que se actualizan gracias a
esa acción demiúrgica.
Cuadro de Compañero
NOTAS
1
Esa misma invocación encabeza todos los documentos y escritos masónicos.
2
En el Prólogo del Evangelio de San Juan (patrón de la Masonería) también se hace
mención de la "Gloria", cuando se dice: "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre
nosotros, y hemos visto su "Gloria", cuando se dice: "Y el Verbo se hizo carne y
habitó entre nosotros, y hemos visto su Gloria". Señalaremos que en algunas
logias que han conservado el espíritu tradicional de la Masonería, el Prólogo
del Evangelio de San Juan es leído ante el Altar de los Juramentos y en
presencia de las "Tres Grandes Luces" en el momento de abrirse y consagrarse los
trabajos.
3
El Rey del Mundo, cap. III.
FRANCISCO ARIZA
Como ya vimos en el número anterior de SYMBOLOS (Nº 6, Guatemala 1993), la
apertura de la Logia permite la "creación", o mejor, "re-creación", de un tiempo
y un espacio sagrados, un enmarque protector dentro del cual los masones
realizan sus trabajos "a cubierto" del mundo profano (profanum: fuera del
templo), ejercitando el Arte Real o "Gran Obra" de la cosmogonía. Y todo ello en
perfecta correspondencia con los "planes del Gran Arquitecto del Universo", a
cuya "Gloria" y "Nombre" se cumplen precisamente esos trabajos, pues como se lee
en el Libro Sagrado: "Si el Eterno no edifica la casa en vano trabajan los que
la edifican".
Cuando éstos llegan a su fin, el Maestro de la Logia, ayudado por los demás
Oficiales del Taller, procede a la clausura de los mismos, a su cierre y
recogimiento (clausura, de "clau", "llave"), lo que se hace, como todo en la
Masonería, de manera ritual y simbólica. Con esa clausura o cierre la Logia ha
cumplido su ciclo de manifestación, habiendo desarrollado hasta llegar a sus
propios límites (señalados por el tiempo simbólico) todas las posibilidades en
ella contenidas, y la luz, cuya irradiación ha iluminado esos trabajos, se
repliega progresivamente en sí misma, retornando así al origen o principio de
donde brotó. La Palabra, el Verbo, el Logos (de donde Logia), esto es el Ser,
vuelve a concentrarse en el "Silencio" de lo inefable e inmanifestado, siendo
éste el sentido profundo que tiene el "juramento del silencio" que todos los
miembros del Taller realizan antes de abandonar definitivamente el Templo.
La Logia, imagen simbólica del Mundo, ritualiza con ese doble movimiento
expansivo (centrífugo) de la apertura, y contractivo (centrípeto) de la
clausura, la cadencia del ritmo universal, del expir y aspir cósmico, pues esta
es la Ley o Norma a la que está sujeto todo lo manifestado, ya se trate de un
ser, un mundo o del conjunto entero de la Existencia Universal. A todo
nacimiento le sigue un proceso de expansión y desarrollo, alcanzados los límites
del cual se inicia un período inverso de contracción, replegamiento y finalmente
extinción. A este respecto, la clausura de la Logia coincide con la "Medianoche
en punto", es decir con el "fin del día", el cual es en sí un ciclo completo
análogo a ciclos más grandes, en los que está incluido.
Sin embargo, que la cadena esté sin cerrar también indica (y aquí tenemos un
caso del doble sentido de los símbolos, que siempre hay que tener presente para
poder comprender sus diversos significados) que al mismo tiempo ella continúa
"abierta" a todo aquel que quiera sumarse a ella, estando esto perfectamente
señalado cuando en un momento de la ceremonia de iniciación al neófito o
recipiendario se le recibe precisamente en la cadena de unión. Esto nos da a
entender, entre otras cosas, que la cadena continúa viva y transmitiendo la
enseñanza y el Conocimiento, en este caso a través de la cosmogonía expresada
por los símbolos y los ritos masónicos, pues tradición significa exactamente
transmisión, y ésta ha de continuar perpetuándose para que aquella continúe
existiendo y sea una posibilidad siempre presente y actual6. A ello alude
expresamente el Maestro de la Logia cuando al concluir el rito de la cadena de
unión exclama: "¡Que la Luz que ha iluminado nuestros trabajos continúe
brillando en nosotros para que terminemos fuera la obra empezada en este
Templo!", imagen, volvemos a repetir, del Orden y la Armonía Universal.
NOTAS
1
Queremos señalar en este sentido, que la palabra "fundamento" era sinónimo de
"Verdad" en algunas lenguas precolombinas, como la hablada por los antiguos
nahuas mexicanos, la que también estaba en relación con el hecho de "estar de
pie", lo cual, curiosamente, también guarda una estrecha relación con lo que se
entiende por "columna" en la "Masonería".
2
De más está decir que aquí nos estamos refiriendo a una estructura iniciática
que es la de la Masonería considerada en ella misma como organización esotérica
y tradicional, prescindiendo de que esto sea considerado así en las múltiples
Obediencias y Logias actuales, en la gran mayoría de las cuales la idea de una
realización espiritual a través de los símbolos y los ritos masónicos es tan
inexistente como en cualquier organización de tipo profano. Sobre todo esto,
remitimos al lector al interesante estudio titulado "A propósito de la
Masonería", aparecido en el Nº 5 de SYMBOLOS (Guatemala, 1993).
3
En este sentido, y para comprender esta simbólica, hay que tener en cuenta que
las columnas J y B están situadas al Occidente de la Logia, al Oeste, el punto
cardinal por donde se oculta el sol (la luz del día), y que se corresponde con
el equinoccio de Otoño en el ciclo anual. La tradición judía celebra al inicio
del Otoño la fiesta del "Gran Perdón" (la más importante junto a la Pascua,
celebrada al comienzo del equinoccio de Primavera), periodo durante el cual se
implora la justicia de Dios tanto en el orden individual como social, y que
prefigura el "Jubileo" del ciclo completo de la humanidad, pues es en Otoño
donde esta tradición (en concordancia con todas las tradiciones) sitúa el "fin
de los tiempos" o el "retorno" al origen primordial. Igualmente, la tradición
cristiana celebra en esta estación la festividad de San Miguel (29 de
Septiembre), el arcángel que imparte la Justicia divina durante el "Juicio
Final", pues él "pesa" las almas y sitúa a cada una en el lugar que le
corresponde dentro del orden universal, tal y como puede verse en la iconografía
cristiana, en los dinteles de muchas portadas románicas y catedrales góticas.
4
Estos nombres o atributos divinos aluden directamente al versículo bíblico que
dice que Dios todo lo hizo (el orden cósmico o la obra de la Creación) "en
número, peso y medida". Vemos pues que lo que invocan los masones en la cadena
de unión no es otra cosa que la potencia o energía creadora del Gran Arquitecto
("o Todopoderoso Gran Arquitecto de los Cielos y la Tierra"), y expresadas como
"Palabra", "Luz", y "Vida".
5
Ver, a este respecto, el último capítulo de Símbolo, Rito e Iniciación, de Siete
Maestros Masones. Ed. Obelisco, 1992
6
A este respecto, la cadena de unión se extiende no sólo a los "masones
esparcidos por toda la superficie de la Tierra", sino también a todos los
hombres de hoy y de siempre que han cumplido, cumplen y cumplirán su camino
hacia el Conocimiento, pasando a ser entonces la cadena de unión masónica un
símbolo de la cadena "áurea e inmemorial", esto es de la Tradición Perenne y
Universal. También queremos añadir que el nombre de cadena de unión se le asigna
igualmente al cordel con doce nudos que rodea por su parte superior las paredes
de la Logia, siendo esos doce nudos una representación de los doce signos del
zodíaco, es decir que se refieren directamente a la simbólica celeste y a su
reflejo en el orden terrestre. Sobre todo esto ver el cap. LXV de los Símbolos
Fundamentales de la Ciencia Sagrada, de R. Guénon. También el artículo "El
símbolo y el rito masónico de la cadena de unión" aparecido en el Nº 3 de
SYMBOLOS (Guatemala 1992).
FRANCISCO ARIZA
Hablábamos del número siete, y hemos de decir que éste es el número cosmogónico
por excelencia, siendo también el número de la jerarquía iniciática en muchas
tradiciones, pues el proceso de la realización espiritual reproduce paso a paso
(grado a grado) el proceso cosmogónico mismo, incluido el de la propia
naturaleza, que con sus ciclos y ritmos periódicos y perennes nos invita a la
contemplación de un orden preciso y armónico, en el que el hombre está insertado
y participa enteramente, lo sepa él o no lo sepa. Asimismo, en las logias
operativas que mencionamos son también siete los grados iniciáticos, todos ellos
relacionados con la edificación y acabamiento del templo (hecho a imagen,
volvemos a repetir, del orden universal), correspondiendo el séptimo y último de
esos grados únicamente a los Tres Grandes Maestros de la masonería, los cuales
representan y asumen en su función al rey Salomón, al rey Hiram de Tiro y a
Hiram Abi, el cual no es otro que el maestro Hiram, constructor del Templo de
Jerusalén, y cuya muerte ritual y simbólica es la que se conmemora, se "hace
memoria", el 2 de Octubre. Hemos de añadir, a este respecto, que siete es
también la edad simbólica del maestro en todos los Ritos masónicos actuales,
estableciéndose así una relación analógica entre ese grado y el acabamiento del
Arte Real o Gran Obra de la cosmogonía (su aprendizaje y conocimiento efectivo),
abriéndosele a partir de ese momento las posibilidades de realización de orden
verdaderamente extracósmico y metafísico2. Así pues, esa muerte simbólica en
realidad representa una superación o "exaltación" del dominio cósmico (de la
dualidad inherente a las acciones y reacciones de las energías bipolares que
determinan toda manifestación), lo cual se vive en el interior de la conciencia
como una síntesis o conciliación de esas mismas energías, lo que procura el
nacimiento a la realidad metafísica y espiritual, simbolizada por la
"resurrección" que sigue a la muerte de Hiram.
Sólo así es posible revivir periódicamente el que sin duda constituye el rito
más importante de la masonería: la muerte de Hiram y su resurrección en el nuevo
maestro. Y cuando decimos masonería nos estamos refiriendo tanto a la que
conserva los antiguos rituales operativos (casi completamente desconocida, por
no decir totalmente) como a aquella otra que se ha dado en llamar "especulativa"
(que es la que comúnmente se conoce, aunque bastante mal), nacida en los albores
del siglo XVIII, es decir en una época en la que por motivos que serían muy
largos de explicar, pero que en el fondo hay que atribuir a razones de orden
cíclico, los rituales de la antigua masonería operativa (de origen medieval)
fueron prácticamente olvidados, con lo que esto supuso de pérdida irreparable
del riquísimo legado simbólico y espiritual que hasta entonces había conformado
a la tradición masónica. Sin embargo, y a pesar de esa pérdida y de las
diferencias que puedan existir entre la logia operativa y la especulativa, la
orden masónica es una sola en esencia. Nuestra afirmación no es gratuita, pues
siendo distintas en muchas cosas (y desde luego hay una superioridad de la
primera con respecto a la segunda), no obstante tanto la una como la otra
conservan intacto el ritual de la muerte y resurrección del maestro Hiram,
ritual que es el que verdaderamente le da su identidad y su unidad a la
masonería en su conjunto. Además, la simbólica de dicho ritual expresa lo más
exactamente posible el sentido profundo de una de las principales divisas y
funciones del maestro masón, que consiste en "difundir la luz, y reunir lo
disperso"4. De ahí también el título de "Príncipe de los masones" dado a Hiram,
pues bajo su directa inspiración, es decir de lo que él representa en el plano
iniciático y simbólico, los masones reciben la plenitud de su iniciación, y la
masonería, por extensión, continúa transmitiendo la influencia espiritual, único
fin que justifica su existencia.
Los siete peldaños que se han de ascender constituyen la línea que separa, y a
la vez une, el Debir del Hikal (el "Santo"), que es aquella parte del templo que
se extiende desde esa línea divisoria hasta el pórtico de la entrada, presidido
por las dos columnas Jakin y Boaz, cuya simbólica desempeña un importante papel
dentro de la enseñanza masónica. Si en la logia el Debir, por su posición
elevada, simboliza el Cielo y la vertical, el Hikal simboliza a su vez a la
Tierra y a la horizontal, con lo cual el ascenso se vive como un viaje axial de
la Tierra al Cielo, o de una realidad condicionada por las limitaciones espacio-
temporales, a la verdaderamente incondicionada y eterna. En el mismo contexto,
añadiremos que en la logia operativa los tres Grandes Maestros están ubicados
simbólicamente sobre el monte Moriah, considerado como una de las tres montañas
sagradas de la masonería (las otras dos son el Tabor y el Sinaí), pues fue sobre
su cima donde se edificó el Templo de Jerusalén. La sacralidad de esta montaña
hace de ella un verdadero Eje del Mundo, y por tanto un nexo de unión y
comunicación entre la Tierra y el Cielo7. El "ascenso" del candidato se realiza
entonces a lo largo de dicho eje, y los peldaños de las siete ciencias
constituyen también un ascenso por los grados del conocimiento, los cuales, una
vez asimilados, conducen al hombre a la reintegración con la Unidad del Sí
Mismo, lo que en lenguaje masónico equivale a la identificación con la energía o
potencia creadora del Gran Arquitecto del Universo8.
De ahí que durante la ceremonia de instalación del tercer Gran Maestro se aluda
directamente a uno de los símbolos más antiguos del Gran Arquitecto: la cruz
svástica. Se dice que la explicación de este importante símbolo dura 70 minutos,
tiempo que ha de entenderse también en clave simbólica, pues de nuevo tenemos
aquí al número siete como parte constitutiva y esencial de esta ceremonia. La
svástica está estrechamente relacionada con la Estrella polar, ubicada en el
centro mismo de nuestro universo, el único punto que permanece inmutable
mientras toda la bóveda celeste gira en torno de él. Los cuatro brazos de la
cruz svástica representan asimismo las cuatro posiciones (dirigidas a los cuatro
puntos cardinales celestes) de la constelación de la Osa Mayor, la cual, en
efecto, gira constantemente en torno de la polar9. Existe, por tanto, una
directa vinculación entre esa rotación celeste y la propia Estrella polar, pues
dicha rotación emana de ella misma, y como dice René Guénon ese movimiento "no
es un movimiento cualquiera, sino una rotación que se cumple en torno de un
centro o de un eje invariable... el Centro imprime a todas las cosas el
movimiento, y como el movimiento representa la vida, la svástica se hace por eso
mismo un símbolo de la vida o, más exactamente, del papel vivificador del
Principio con respecto al orden cósmico"10. Es por ello también que la svástica
es el símbolo del Polo, que es la Gran Unidad (llamada Tai-Ki en la tradición
extremo-oriental), o el Centro de centros, o el Sol de soles, pues de idéntica
manera que todo el conjunto de la Existencia universal surge de él, en él se
reintegra cuando finaliza su ciclo de manifestación. Esto último está muy
relacionado con la iniciación (por lo que antes hemos dicho acerca de la
analogía entre el proceso cósmico y el espiritual), ya que ésta, la iniciación,
consiste en la paulatina y gradual reintegración de todos los elementos
dispersos del ser individual en el Sí Mismo, lo cual implica la universalización
de esa individualidad, que pasa así de la periferia del movimiento incesante de
la Rueda del Mundo (de su rotación o girar indefinido) al Centro de esa misma
Rueda11.
NOTAS
1
Las informaciones acerca de estos rituales operativos las hemos obtenido del
artículo de Pierre Girard Augry "Las supervivencias operativas en Inglaterra y
Escocia", aparecido en el No. 3 de la revista masónica francesa Villard de
Honnecourt, de la que apareció una reseña en el No. 2 de SYMBOLOS.
2
La idea de "más allá del cosmos", o "más allá de la física" (la metafísica),
está presente en la expresión completa de la edad simbólica del maestro masón:
"siete años y más".
3
"El Gran Drama Anual" también recibe el nombre de "Antiguo Drama", entendiendo
la palabra "Antiguo" en un sentido no meramente histórico, sino sobre todo a
aquello que fue hecho "en el Principio", es decir in illo tempore o en el tiempo
mítico y vertical (supra-histórico), lo que hace posible su permanente
actualidad. Y lo que fue hecho "en el Principio" es la obra de la Creación, el
acto o rito cosmogónico por excelencia, al que los mitos creacionales de muchas
tradiciones consideran como el resultado de un sacrificio, fragmentación o
división de la Unidad primordial. Tal es el caso de la Cábala cuando se habla de
la "desintegración" del cuerpo del Adam Kadmon (el "Hombre Universal", idéntico
al Gran Arquitecto del Universo y al Purusha o Prajapati hindú), cuyos miembros
dispersos componen todo el universo manifestado. Tal es el caso también del mito
de Osiris en el antiguo Egipto, o del Dionisos Zagreus entre los griegos. En la
masonería la muerte de Hiram ejemplifica, a nivel humano, ese sacrificio
primordial, y la búsqueda ritual de su cuerpo por "toda la Tierra", y su
hallazgo final, equivale en el fondo a la "reconstitución" de la "Palabra
perdida", que es el Nombre (el Ser) inefable del Gran Arquitecto. Ver el cap.
XLVI de Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, de R. Guénon.
4
Nos remitimos enteramente a lo que a este respecto ha señalado en varias
ocasiones Guénon, para quien el grado de maestro en la masonería actual no es el
resultado "de una elaboración 'especulativa' del siglo XVIII, sino de una
especie de 'condensación' del contenido de ciertos grados superiores de la
masonería operativa, destinada a llenar en la medida de lo posible una laguna
debida a la ignorancia en que con respecto a aquéllos estaban los fundadores de
la Gran Logia de Inglaterra". Ibid., cap. XVII.
5
Las artes liberales están, además, en correspondencia con los siete cielos
planetarios, que en la cosmogonía hermético-cristiana e islámica medieval eran
los intermediarios entre la Tierra (y el mundo sublunar) y el cielo de la
Estrellas Fijas y el Empíreo, donde reside el Trono divino.
6
Este recinto interior es lo que en la Cábala se denomina el "Santo Palacio
Interno", que es el verdadero Centro o Corazón del Mundo y del hombre, y lugar
de manifestación de la Shekinah, la "Presencia divina". Este recinto interior
está también simbolizado por el centro de las seis direcciones del espacio, por
donde pasa el "séptimo rayo solar", identificado asimismo con el Eje del Mundo.
7
Ni qué decir la importancia del papel que estos tres montes han desempeñado en
la historia y la geografía sagradas de la tradición judeo-cristiana,
profusamente descrita en los templos cristianos edificados por los masones y
compañeros medievales. Añadiremos que en la logia operativa los tres Grandes
Maestros moran simbólicamente sobre el monte Moriah.
8
Debe quedar bien claro que cuando nos referimos al grado de maestro lo hacemos
desde la perspectiva de lo que este grado significa iniciáticamente, que es la
reintegración al estado humano primordial, y por tanto al desarrollo completo de
las cualidades inherentes a dicho estado. Otra cosa bien distinta es que en la
masonería actual la gran mayoría de aquellos que ostentan este grado (conferido
casi siempre por puras necesidades prácticas de la logia) lo hayan efectivizado
lo más mínimo. Lo mismo podemos decir en lo que respecta a los grados de
aprendiz y compañero. Pero este es un problema que en nada afecta a la realidad
y al sentido profundo de la experiencia espiritual e iniciática, así como de los
símbolos y ritos que le sirven de vehículos y soportes, pues su origen es supra-
humano.
9
Como se sabe, esta constelación boreal está formada por siete estrellas, las que
en la tradición hindú se consideran como la morada simbólica de los siete Rshis
o sabios legendarios que transmiten la Sabiduría Perenne a la humanidad a través
de los diferentes periodos cíclicos por los que ésta atraviesa. Por otro lado,
el nombre primero de esta constelación no era el de Osa Mayor sino el de la
Balanza (o Libra), antes de que esta última pasara a formar parte del Zodíaco.
Sin embargo, ese nombre siguió persistiendo en la antigua China, en donde era
designada como la "Balanza de Jade", siendo el jade un símbolo de perfección.
(Ver R. Guénon: El Rey del Mundo, cap. X). Tal vez sea en el número de esas
estrellas, y las ideas de orden y perfección que sugieren en el simbolismo
tradicional, donde debamos encontrar el origen de la expresión masónica "siete
la hacen justa y perfecta" en relación al número de masones (llamados
significativamente las "siete luces") que son necesarios para la constitución de
una logia y la transmisión regular de la influencia espiritual.
10
R. Guénon: Símbolos Fundamentales.., cap. VIII.
11
De ahí que en los rituales se afirme que al maestro masón sólo se le puede
hallar en el "centro del círculo", que equivale a la "Cámara del Medio", nombre
con el que se designa a la logia que trabaja en este grado.
12
No es entonces por casualidad que entre los principales símbolos masónicos que
se refieren al grado de maestro se encuentra la "piedra cúbica en punta", en
tanto que la "piedra cúbica" corresponde al compañero y la "piedra bruta" al
aprendiz. Existe asimismo una analogía entre lo que significa la "piedra cúbica
en punta" y la "piedra filosofal" en el hermetismo alquímico, cuya obtención
también supone la culminación o "coronamiento" de los misterios de la
cosmogonía. En la tradición cristiana Cristo mismo es designado también como la
"piedra angular".
13
En la tradición extremo-oriental la Estrella polar se denomina el "Gran
Extremo", y es esta precisamente la posición que ocupa en el templo la "piedra
angular", también llamada "piedra cimera". Ibid., cap. XLIII.
14
En este sentido es interesante destacar el hecho de que la apertura de una logia
operativa sólo es efectiva cuando son reunidas las tres varas que portan cada
uno de los tres Grandes Maestros formando un triángulo rectángulo (también
llamado "pitagórico"), pues dichas varas están en la proporción 3-4-5, valor
numérico, precisamente, del nombre de El Shaddaï en hebreo.
15
El polo es el único punto que permanece inmóvil en la rotación de la Tierra
sobre su eje, reflejando perfectamente la inmovilidad del polo celeste. En el
simbolismo constructivo el polo terrestre se corresponde con la "piedra
fundamental" (que es el centro, y la síntesis, de las cuatro piedras situadas en
cada una de las esquinas -o puntos cardinales- del edificio), reflejo directo
sobre el plano de base de la "piedra angular", que obviamente se identifica con
el polo celeste. En este sentido, y en relación con las cuatro escuadras que
forman la svástica, diremos que éstas, dispuestas de otra manera, constituyen
los cuatro ángulos o esquinas del templo.
16
Ibid., cap. XVII.
Uno de los temas de investigación sin duda apasionantes entre los muchos que
ofrece la obra de René Guénon es, precisamente, el que nos toca desarrollar en
estas páginas: la influencia de dicha obra en la Masonería, sabiendo de antemano
que no podemos abordar, por razones obvias, todo lo que Guénon dijo al respecto,
que fue mucho y muy importante. Esto nos obliga a ser necesariamente sintéticos
en nuestra exposición, y a señalar tan sólo una serie de puntos que nos parece
pudieran ofrecer una visión global de lo que el mensaje guenoniano representa
para la Masonería, una de las pocas vías iniciáticas que todavía pervive en
Occidente.
Y cuando hablamos de esa influencia lo hacemos sabiendo que la obra legada por
Guénon, en su conjunto, constituye no la exposición de una forma tradicional
cualquiera, sino que se trata de la adaptación a nuestra época de la doctrina
metafísica y la cosmogonía perenne, cuya depositaria no es otra que la Tradición
primordial, también llamada Tradición unánime y universal, pues su origen es no-
humano, o mejor aún supra-humano, por ser la expresión misma de la Verdad y la
Sabiduría eternas.1 Para Guénon, todas las formas tradicionales (incluidas las
que tienen dentro de sí un componente religioso o exotérico) derivan de esa
Tradición primigenia, y de ella extraen su legitimidad en tanto que tales
formas. Esto incluye, naturalmente, a la tradición masónica, según confirman las
distintas leyendas en donde se relatan sus orígenes míticos, así como sus
códigos simbólicos y sus ritos iniciáticos, los cuales constituyen sus señas de
identidad y su razón misma de ser. Quizás fue la pervivencia de esos códigos la
razón principal del interés mostrado siempre por Guénon hacia la Masonería,
interés que, además, estaba plenamente justificado por el hecho de que ésta,
lejos de encontrarse en pleno vigor, se hallaba sumergida en una profunda
decadencia que la conducía de manera inexorable al borde de su desaparición como
tal organización iniciática, y por tanto de ser completamente absorbida por el
mundo profano.
Sin embargo, si los símbolos y los ritos, o la energía espiritual que vehiculan
y de la que son el soporte, no son "vivificados" por el Espíritu, esto es, si no
actualizan y promueven la búsqueda del Conocimiento, que es en definitiva de lo
que se trata, la iniciación masónica será tan sólo "virtual", y entonces sí que
podrá llamarse "especulativa", pero no en ella misma, sino con respecto a quien
así la considere. Es bastante probable que para la mayoría de masones de hoy en
día su Orden no sea sino eso: "especulativa", o teórica, sin relación alguna, o
en cualquier caso reducida al mínimo, con cualquier tipo de realización
interior, que incluye el desarrollo de las posibilidades de orden universal y
trascendente inherentes a la naturaleza humana. Pero la obra guenoniana va
dirigida sobre todo a aquellos masones que realmente se entregan a la búsqueda
del Conocimiento, esperando encontrar en los símbolos y ritos masónicos las
enseñanzas y los métodos necesarios para hacer efectiva su iniciación. Es decir,
a los que se sienten a sí mismos herederos de su legado tradicional, y se
muestran receptivos a su mensaje, considerando que está vivo y que es actuante
(y no una reliquia del pasado trasnochada y anacrónica), y además sabiendo con
certeza, y esto es esencial, que dicho legado forma parte de la "cadena áurea" o
Philosophia Perennis directamente emanada de la Tradición primordial.
Esta idea aparece con frecuencia en Guénon, sobre todo en sus dos libros que
tratan específicamente sobre la iniciación: Aperçus sur l'Initiation e
Initiation et Réalisation Spirituelle. Estos volúmenes tienen un valor
inapreciable para conocer la verdadera naturaleza de la iniciación, pues en
ellos se exponen los principios fundamentales que estructuran su proceso, y para
los masones en particular constituyen sin duda una guía doctrinal que les
permite recuperar una enseñanza que formaba parte integrante de la antigua
Masonería operativa. Las ideas que allí se desarrollan son, por tanto, un
complemento perfecto a los estudios de los símbolos y un medio efectivo para
comprender en profundidad el sentido de los ritos y sus prácticas, vehículos y
soportes, volvemos a repetir, de la influencia espiritual.5
* * *
Abundando en lo dicho, Guénon señala6 la similitud que existe entre las palabras
"secreto" (secretum) y "sagrado" (sacratum), añadiendo que "se trata, tanto en
uno como en otro caso, de aquello que está puesto aparte (secernere), reservado,
separado del dominio profano". Y prosigue: "igualmente el lugar consagrado es
llamado templum, cuya raíz tem (que se reencuentra en el griego temnô, cortar,
separar, de donde temenos, recinto sagrado) expresa también la misma idea; y la
'contemplación' se vincula aún a esta idea por su carácter estrictamente
'interior' ". Estas palabras nos llevan a considerar el papel fundamental que en
la tradición masónica desempeña la Logia, el Templo o "recinto sagrado" que
según la fórmula ritual ha de estar "a cubierto", esto es "separado" y "puesto
aparte" de la realidad relativa, y por tanto ilusoria, del mundo profano,
significando esta palabra, profano, lo que literalmente está "fuera del templo"
(profanum). Pero además, la Logia, el Templo masónico, representa una verdadera
síntesis del orden universal (de la Cosmogonía), y por consiguiente un modelo
simbólico sumamente importante cuya estructura el masón ha de conocer
perfectamente, formando así parte integrante de la propia enseñanza
iniciática.
La Masonería misma se identifica y es una con esa Armonía, y para sus miembros
ella es "la Orden", entendida claro está, como sinónimo del propio Orden
cósmico, como si, efectivamente, no fuera sino una emanación directa de él.
Naturalmente esto no es privativo sólo de la Masonería, pues lo mismo podría
decirse de todas las organizaciones iniciáticas y tradicionales. Pero en la
Masonería, por el hecho de derivar de una tradición de constructores, que
entendían el cosmos como una arquitectura, y la arquitectura como una imitación
del modelo cósmico, esa relación con el orden universal se hace más evidente y
está en su propia razón de ser. Además, la denominación de Gran Arquitecto dado
al principio espiritual bajo la inspiración del cual se realizan todos los
trabajos y ritos masónicos, es motivo más que suficiente para que no quepa la
menor duda al respecto. Y es ese Principio, que Guénon identifica con el
Viswakarma hindú, o el "Espíritu de la Construcción Universal",9 el que es
trasmitido, o al menos su germen o semilla virtual, en el rito de la iniciación
masónica, y el que está "presente" siempre en la ejecución del rito cuando éste,
como se ha dicho antes, es una "acción hecha conforme al orden". Ese espíritu se
concibe como una "luz", y el desarrollo del germen espiritual implantado por la
influencia iniciática, se verá como una "iluminación" progresiva de la
conciencia humana,10 iluminación que es análoga "a la vibración original del
Fíat Lux que determina el comienzo del proceso cosmogónico por medio del cual el
'caos' de las posibilidades será ordenado para devenir el 'cosmos' ". La
"iluminación" iniciática, que es un "segundo nacimiento", opera entonces el
mismo efecto en el ser que la acción de la Palabra o Verbo divino al proyectar
el Fíat Lux en el caos o matriz primigenia, de donde nace igualmente el mundo.
Dicho caos, Guénon en cierto modo lo asimila a las "tinieblas exteriores" del
estado profano, de donde procede el recipiendario antes de su entrada en el
Templo, entrada que será para él, en efecto, un pasaje "de las tinieblas a la
luz". Existe, por tanto, todo un conjunto de correspondencias y analogías entre
el proceso cosmogónico y el proceso iniciático, "y así la iniciación es
verdaderamente, según un carácter por otro lado muy general de los ritos
tradicionales, una imagen de 'lo que ha sido hecho en el comienzo' ".11
Según ese "carácter general", además del rito propiamente iniciático, la "imagen
de lo que ha sido hecho en el comienzo" la Masonería la repite en el ritual de
apertura de la Logia, apertura que es sin duda alguna un acto cosmogónico, y por
consiguiente una fuente de enseñanza simbólica inestimable para entender el
sentido de la propia iniciación.12 En efecto, hasta el momento de su apertura la
Logia permanece en "tinieblas", o en un "caos" potencial que será
progresivamente "iluminado" y "ordenado" por la acción del rito, acción que
determinará la creación de un espacio y un tiempo sagrados, pues la energía del
símbolo habrá sido plenamente actualizada, pasando a ser la Logia entonces "un
lugar muy iluminado y muy regular", expresión masónica que se ha seguido
conservando, y de la que Guénon dice que representa "un recuerdo de la antigua
ciencia sacerdotal que regía la construcción de los templos".13 Dicha ciencia es
la Geometría, a la que los operativos identificaban con la Masonería misma, pues
el arte de la construcción, esto es la arquitectura, constituye el desarrollo de
las ideas contenidas en las formas geométricas, entendidas éstas en su aspecto
puramente cualitativo, que es el que siempre ha tenido en la Masonería y en
todas las tradiciones. No es entonces por casualidad que en ésta el Gran
Arquitecto reciba también el nombre de "Gran Geómetra del Universo".
Es entonces por eso que el espacio físico se toma como un símbolo del propio
orden cósmico, y ese espacio es realizado y medido en toda su extensión por las
seis direcciones, equivalentes simbólicamente a las middoth o atributos divinos
y a los "rayos luminosos" del Apolo hiperbóreo, todos ellos partiendo de un
centro, que en el caso de la representación geométrica es un punto, y en el
mundo espiritual es el "Corazón o Centro del Mundo", es decir Dios mismo o la
Unidad primordial. La Logia, que es, volvemos a repetir, una imagen del cosmos,
no se "actualiza" hasta el momento en que se "encienden las luces", las cuales,
efectivamente, la hacen pasar de las "tinieblas a la luz". Todo esto es
importantísimo en el simbolismo masónico, al que, como estamos intentando
explicar aquí, Guénon ha restituido su auténtica dimensión iniciática y
esotérica. El mismo nos dice en un capítulo de Los símbolos fundamentales de la
ciencia sagrada, concretamente en "El simbolismo solsticial de Jano", que la
estructura de la Logia está formada a partir de la cruz de tres dimensiones,
dimensiones cuya "longitud es 'de Oriente a Occidente'; su anchura, 'de Mediodía
a Septentrión'; su altura, 'de la Tierra al Cielo' (el Cenit); y su profundidad,
'de la superficie al centro de la Tierra' (el Nadir). Por otra parte, continúa
Guénon, se dice que 'en la Logia de San Juan (así es como se denomina a la Logia
masónica) se elevan templos a la virtud y se cavan mazmorras para el vicio';16
estas dos ideas de 'elevar' y 'excavar' se refieren a las dos dimensiones
verticales, altura y profundidad, que se cuentan según las mitades de un mismo
eje que va del 'cenit al nadir', tomadas en sentido mutuamente inverso; esas dos
direcciones opuestas corresponden, respectivamente, a sattwa y a tamas (mientras
que la expansión de las dos dimensiones horizontales corresponde a rajas), es
decir a las dos tendencias del ser, hacia los Cielos (el templo) y hacia los
Infiernos (la mazmorra)". Como se dice en los manuales de instrucción masónica
(cuya lectura y meditación Guénon recomendaba practicar asiduamente como apoyo
al trabajo interior), esas dimensiones prueban que la Masonería es universal, y
por tanto también la Logia, que al ser "iluminada" por la luz que está en su
interior (luz despertada y vehiculada por el rito), ha sido "abierta" a las
influencias espirituales, quedando constituida según el modelo del cosmos. Esas
direcciones, en efecto, determinan tres espacios simbólicos análogos a los tres
planos cósmicos: el Inframundo, la Tierra y el Cielo, los que a su vez se
relacionan con los tres grados iniciáticos de aprendiz, compañero y maestro,
respectivamente. Por tanto, si como se afirma en los rituales, la Logia es
"justa y perfecta", es, entre otras razones, porque ella refleja el equilibrio y
la armonía universal, y porque la seis direcciones de la cruz tridimensional más
su centro suman siete, al que todas las tradiciones consideran como el número
cosmogónico por antonomasia; con él se acaba la creación y se resume en sí misma
como nos indica el Génesis, y es al mismo tiempo el número de los planetas
tradicionales, y el de las siete sefiroth de "construcción cósmica" del Arbol de
la Vida cabalístico.
Sobre estos planes, y su cumplimiento efectivo en el ser, veamos qué nos dice
Guénon en el cap. XXXI de Aperçus..., titulado "De la enseñanza iniciática": "En
el fondo si todo proceso iniciático presenta en sus diferentes fases una
correspondencia, ya sea con la vida humana individual, ya con el conjunto de la
manifestación vital misma, particular o general, 'microcósmica' o
'macrocósmica', ésta se efectúa según un plan análogo al que el iniciado debe
cumplir en sí mismo, para realizarse en la completa expansión de todas las
potencias de su ser. Se trata siempre y en todo lugar de los planes
correspondientes a una misma concepción sintética, de tal manera que ellos son
principialmente idénticos, y, aunque son diferentes e indefinidamente variados
en su realización, proceden de un 'arquetipo' único, plan universal trazado por
la Voluntad suprema que es designada simbólicamente como el 'Gran Arquitecto del
Universo'.
"Así pues, todo ser tiende, conscientemente o no, a realizar en sí mismo, por
los medios apropiados a su naturaleza particular, aquello que las formas
iniciáticas occidentales, apoyándose sobre el simbolismo 'constructivo',
denominan el 'plan del Gran Arquitecto del Universo', y a concurrir por ello,
según la función que le pertenece en el conjunto cósmico, a la realización total
de ese mismo plan, el cual no es en suma sino la universalización de su propia
realización personal. Es en este punto de su desarrollo, cuando un ser toma
realmente conciencia de esta finalidad, que comienza para él la iniciación
efectiva, que debe conducirle por grados, y según su vía personal, a esta
realización integral, que se cumple, no en el desarrollo aislado de ciertas
facultades especiales, sino en el desarrollo completo, armónico y jerárquico, de
todas las posibilidades implicadas en la esencia de este ser".
* * *
Pero hasta ahora apenas hemos hablado de su estructura iniciática según las
enseñanzas que a este respecto nos transmite la obra guenoniana. Para Guénon, lo
repitió multitud de veces, la Masonería propiamente dicha es la de los tres
primeros grados: aprendiz, compañero y maestro, que son los que están
directamente relacionados con la iniciación de oficio. La efectiva realización
de estos grados (de las enseñanzas que contienen) conducen al cumplimiento de
los "pequeños misterios", que son los misterios de la cosmogonía y del hombre, y
cuyo conocimiento es plenamente actualizado en el grado de maestro "puesto que
la realización completa de éste implica la restauración del estado primordial",
al que conducen precisamente los "pequeños misterios".18
En lo que respecta a los llamados "altos grados", Guénon distingue "de una
parte, aquellos grados que tienen un lazo directo con la Masonería, y, de otra,
aquellos grados que pueden ser considerados como representando vestigios o
recuerdos, venidos a injertarse en la Masonería, o a 'cristalizarse' de alguna
manera en torno a ella, de antiguas organizaciones iniciáticas distintas de la
Masonería". Esas organizaciones iniciáticas a las que se refiere Guénon son
especialmente la Orden del Temple y la Orden hermético-cristiana de la Rosa-
Cruz, parte de cuya herencia simbólica ha "cristalizado" efectivamente en varios
altos grados masónicos, sobre todo en los pertenecientes a la Masonería
Escocesa. Con respecto a esos altos grados, Guénon señala que "habría mucho que
decir sobre este papel 'conservador' de la Masonería, y sobre la posibilidad que
este papel le da de suplir en una cierta medida la ausencia de iniciaciones de
otro orden en el mundo occidental actual". Esto es muy importante, por diversas
razones, entre ellas porque desautoriza completamente y niega cualquier valor
real a esas organizaciones pseudo-iniciáticas que hoy en día se dicen templarias
o rosacrucianas. Pero sobre todo porque esa función conservadora y receptiva la
convierte en una especie de "arca" que ha concentrado en su seno la herencia
tradicional de Occidente, lo cual ha sido posible, entre otras cosas, porque la
Masonería no tiene una forma religiosa que pudiera derivar por degradación en un
dogmatismo excluyente, sino que al ser una organización iniciática está por ello
mismo abierta a cuantas doctrinas tradicionales de carácter igualmente
iniciático han entrado o pudieran entrar en contacto con ella. En los tiempos
que estamos viviendo, donde numerosos signos anuncian el final de un ciclo, ese
papel conservador de la Orden masónica no deja de tener sin duda alguna su
importancia y su trascendencia.19
NOTAS
1
Es el Sanâtana Dharma de la tradición hindú, equivalente al "Evangelio Eterno".
A éste podrían aplicarse las palabras de Cristo: "Los cielos y la tierra pasarán
pero mis palabras no pasarán jamás".
2
Aperçus sur L'Initiation, cap. XXIX, "Operativo y especulativo".
3
Ibid. Guénon suministra también otros datos que contribuyen sin duda a entender
las razones del nacimiento de la Masonería especulativa, como el hecho de que
los miembros (Anderson a la cabeza) que integraban las cuatro logias inglesas
que en 1717 fundaron la Gran Logia de Inglaterra, no habían "recibido la
totalidad de los grados 'operativos', lo que explica la existencia, al comienzo
de la Masonería 'moderna', de ciertas lagunas que fue necesario cubrir
seguidamente, lo que no pudo hacerse más que por la intervención de los
supervivientes de la Masonería 'antigua', mucho más numerosos todavía en el
siglo XVIII de lo que creen generalmente los historiadores". En otro lugar
("Heredom", en Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage t. II) Guénon
señala que esos masones sólo habían alcanzado el grado de compañero, con lo cual
estaban privados de un conocimiento pleno de la iniciación masónica, únicamente
otorgado mediante el acceso al grado de maestro. Les faltaban, por consiguiente,
la legitimidad necesaria para adaptar los rituales masónicos a las nuevas
condiciones cíclicas que se estaban produciendo en aquella época, adaptación que
sólo era posible realizar partiendo del respeto a los antiguos usos y
costumbres, no de su olvido, o en cualquier caso de su manipulación, en
beneficio de una concepción de la Masonería más moral y comprometida con los
acontecimientos exteriores del mundo profano que verdaderamente iniciática y
tradicional. Guénon hace asimismo notar cómo Anderson destruyó sistemáticamente
todos cuantos documentos de la antigua Masonería cayeron en sus manos,
especialmente aquellos en que se evidenciaba la filiación masónica al esoterismo
hermético-cristiano, en el que era sumamente importante el simbolismo de la
Santa Trinidad, lo que evidentemente no cuadraba en la mentalidad de un pastor
protestante como era Anderson (ver a este respecto "A propósito de los signos
corporativos", ibid.). Por ello mismo, las "lagunas" de que habla Guénon se
dieron sobre todo en los grados superiores de la Masonería operativa, incluido
el grado de maestro, que naturalmente, estaba ausente entre los que fundaron la
Gran Logia de Inglaterra. Y fueron esos grados los que debieron restituir, en la
medida de lo posible, los "supervivientes" que permanecieron fieles a su
herencia tradicional.
4
Tradición y transmisión proceden ambas del latín tradere, por lo que equivalen
exactamente a lo mismo.
5
En la Masonería, por su propia constitución heredada de una tradición artesanal
y de oficio, el trabajo colectivo desempeña un papel fundamental como soporte
para la realización del Conocimiento. En este sentido, y para saber lo que
Guénon pensaba al respecto recomendamos el estudio de los capítulos X y XXIII de
Initiation et Réalisation Spirituelle, llamados respectivamente "Sobre la
'glorificación del trabajo' " y "Trabajo iniciático colectivo y 'presencia'
espiritual" (este último ha sido traducido en el nº 7 de SYMBOLOS ). En ellos se
dan todas las indicaciones pertinentes sobre la verdadera naturaleza de la
influencia espiritual que inspira y guía el trabajo colectivo tal cual se
practica, o debería practicarse, en la Masonería.
6
Aperçus..., cap. XVII.
7
"Los ritos iniciáticos" y "El rito y el símbolo", Ibid.
8
Esta es una de las razones por las que la asistencia periódica a la Logia es uno
de los principales deberes de un masón.
9
Ver "Maçons et charpentiers", en Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le
Compagnonnage II. En el mismo volumen, en el artículo "A propos du Grand
Architecte de L'Univers", Guénon también asimila al Gran Arquitecto con el Adam
Kadmon de la Cábala y el Hombre Universal del sufismo islámico. También es muy
significativo lo que dice acerca del hierograma del Gran Arquitecto (formado por
el Tetragrama Iod, He, Vau, He, el nombre inefable de Dios) y el de Allah,
constituido por otro Tetragrama "cuya composición jeroglífica designa netamente
el Principio de la Construcción Universal", añadiendo en nota "que las cuatro
letras que forman en árabe el nombre de Allah equivalen respectivamente a la
regla, a la escuadra, al compás y al círculo, éste último siendo sustituido por
el triángulo en la Masonería de simbolismo exclusivamente rectilíneo".
10
"En tu luz vemos la luz", Salmos, 36, 10.
11
Aperçus... cap. XLVI, "Sobre dos divisas iniciáticas".
12
El ritual de apertura de la Logia se complementa con el ritual de clausura o
cierre de la misma. Esto se simboliza con el "apagado de las luces", que se
concentran así en el punto primordial de donde manaron. Este doble movimiento de
expansión (apertura) y concentración (clausura), es análogo al espir y aspir,
creación y disolución generadas por el ritmo (rito) universal.
13
El Rey del Mundo, cap. III.
14
En la Masonería operativa la geometría era la "quinta" ciencia, pues ella ocupa
el quinto lugar en la enumeración de las siete artes liberales. Ver a este
respecto "La letra G y el Svástica", en Símbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada.
15
Número, peso y medida se corresponden con los pilares masónicos de la Sabiduría,
la Fuerza y la Belleza.
16
Sobre la teoría hindú de los tres gunas (tamas, rajas y sattwa) remitimos al
cap. V de El simbolismo de la Cruz. También el cap. VIII de La Rueda, una imagen
simbólica del cosmos, de Federico González.
17
En esta obra Guénon recoge algunas enseñanzas del esoterismo islámico y de la
tradición hindú relativas a la metafísica de la geometría que pudieran ser de
gran utilidad para la investigación en profundidad del simbolismo masónico.
18
Una de las figuras más representativas de la estructura simbólica de los tres
grados iniciáticos, de la Masonería o de cualquier otra tradición, es la del
"triple recinto druídico", al que Guénon dedica un estudio en el cap. X de Los
Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada. Allí se dice que "el sentido de
las cuatro rectas dispuestas en forma de cruz que vinculan entre sí los tres
recintos se hace inmediatamente bien claro: son por cierto canales, por medio de
los cuales la enseñanza de la doctrina tradicional se comunica de arriba abajo,
a partir del grado supremo que es su depositario, y se reparte jerárquicamente a
los demás grados". Está claro que esos tres recintos se corresponden
perfectamente, de ad intra a ad extra, con las tres Cámaras masónicas de
maestro, compañero y aprendiz, respectivamente.
19
Sobre todo esto consultar la obra de Denys Roman René Guénon et les destins de
la Franc-Maçonnerie, Ed. Les Editions de L'Oeuvre. También, y en lo que se
refiere al simbolismo masónico en general, consultar las obras Simbolismo
Masónico y Tradición Cristiana, de Jean Tourniac (Ed. Dervy-Livres), Los Números
en la Tradición Pitagórico-Masónica, de Arturo Reghini (Ed. Arché, Milano). En
la actualidad, y en contraste con la época de Guénon, existen numerosos autores
que abordan el simbolismo masónico desde una perspectiva tradicional, y pensamos
que ello es debido, en gran parte, a la influencia de la obra guenoniana.
20
Este grado es quizás el que ha conservado con más pureza la herencia del
esoterismo judeo-cristiano en la Masonería. Su nombre completo es "Santo y Real
Arco de Jerusalén", y su simbolismo gira en torno precisamente al Templo de
Jerusalén o de Salomón, que aunque está presente en todos los grados masónicos,
es en este, y el equivalente a él en los altos grados de otros Ritos, donde se
revela su significación profunda. Así lo atestiguan los símbolos distintivos de
este grado, en los que aparece un círculo, dentro del cual se inscribe un
triángulo, en cuyo interior aparece la "Triple Tau" (en alusión a los tres
templos, que en realidad son uno solo: el de Salomón, el reconstruido por
Zorobabel y aquel "que no es hecho por manos de hombre", es decir Cristo mismo),
pero dispuesta de tal manera que aparecen las iniciales de Templum
Hierosolimitano, el Templo de Salomón.
21
"Palabra perdida y nombres substituidos". De ahí que una Logia que trabaja en
grado de maestro se denomine precisamente la "Cámara del Medio", pues ella es
como una imagen del Centro o Corazón del Mundo.
22
El templo cristiano tiene normalmente la forma de una cruz latina, realizada por
las seis caras de un cubo rebatidas sobre el plano de la base. Guénon dice en
"El simbolismo de la cúpula", que este punto está expresamente indicado en el
simbolismo del Royal Arch, y añade que "la cara de la base, que naturalmente
permanece en su posición primitiva, corresponde entonces a la parte central por
encima de la cual se eleva la cúpula".
La noción de las Artes Liberales de la Edad Media como una suma de conocimientos
profanos es propia de este mundo moderno que aun "sin cabeza", por lo menos
visible, no puede dejar de observar todas las cosas a su propia "imagen y
semejanza" horizontal ya que no puede sino imitar la obra creacional dentro de
los límites cada vez más estrechos que la literalidad o el extremo de su
materialismo y su razón insuficiente le impone de manera necesaria. Lo que
traducen asimismo las perspectivas que ese punto de vista arroja sobre la
"oscuridad" medioeval, a la que ha inventado porque desconoce a la Edad Media,1
que no cabe en su "progreso"; barrera que aparentemente salva al remitirse a la
época clásica, cuya apreciación no es en realidad mas que la traducción
interesada del "humanismo" renacentista, en la parte que éste tiene asimismo de
literal y que se basa en los males de la propia Grecia "clásica", la sociedad o
el parlamento de los griegos2 bienpensantes que asesinan a Sócrates porque
enseñaba a los jóvenes a preguntarse sobre la naturaleza de las cosas y del
Universo, y por lo tanto acerca de la Tierra y el Cielo, los Dioses y los
hombres, la Verdad y la Belleza, en lo que estaban ellos incluidos; lo que
significaba que en la naturaleza o en el ámbito de su amor o de su memoria no
cabía ya sino la literalidad de unas costumbres o la superstición de una vida
"cotidiana" y de una falsa "ciencia"3 que no eran sino el acuerdo de todos
aceptado por una mayoría, es decir lo que se seguía llamando "democracia" en la
que cabían los "tiranos" culturalizados (el barniz aprobado de la "estética" y
de la "ética") aunque ya no fueran los ciudadanos partícipes o herederos -que a
pesar de todo lo eran- de la tradición o tradiciones arcaicas a las que sin
embargo debían la idea de ciudad y antes la de pueblo.
No fue así para la otra parte del Renacimiento, heredero de la esencia del
Medioevo y de los Misterios, a través del Neoplatonismo y los esoterismos
Cristiano y Hermético, la que miraba a la Antigüedad y aun la valoraba tanto más
como sinónimo de Sabiduría cuanto más antigua era, pero que pronto comienza a
ocultarse (aunque destella un instante que asimismo llega también hasta hoy a
través de la naturaleza del arte) ante los embates del mundo moderno, que nace
de la literalización parcial y deformada de símbolos y expresiones simbólicas
(alquimia, astrología, matemática, geometría, arquitectura, "filosofía") que
para otros eran soportes de meditación, en tanto que modelos del mundo o sea,
obras de arte, así como de la profanación de unas ciencias que no tenía otro
propósito que lo sagrado.
La posesión de las cosas a costa de otro u otros, sólo puede ocurrir cuando la
literalidad de la visión se confunde con la realidad misma, y el mal de la
literalidad no es otra cosa que el materialismo a ultranza, cuando en el campo
del deseo no hay otro espacio que lo sensible como puramente exterior y no como
símbolo.
Y entonces cualquier arte, o el conjunto de unas artes que no son sino formas o
determinaciones del Arte, no son en principio sino la expresión de realidades de
otro orden que es su verdadero, profundo y original sentido; por eso mismo es
que pueden ser medios6 para elevarse de lo sensible a lo inmanifestado y
constituir así en ellas y a través de su relación, la imagen o la expresión de
una escala, cada uno de cuyos grados sería en un sentido ascendente un grado de
universalización y en el descendente un grado de manifestación o concreción de
realidades inmanifestadas hasta llegar al ámbito de la realidad determinada y
central de lo individualizado con el tiempo histórico y el espacio geográfico,
revistiéndose de formas adecuadas para establecer la vinculación permanente con
el sentido interior o savia espiritual del Arbol axial, lo que no impide que
asimismo puedan existir y manifestar un espacio cultural aunque no sean
comprendidas o contempladas a la luz de un sentido trascendente, o por todos y
cada uno o en toda su profundidad; pero aún así, siendo lo que son generan un
orden o un espacio que hace la vida posible porque es una traducción del sentido
del mundo y por lo tanto la posibilidad de un ámbito humano, que sólo se degrada
por la confusión literal del símbolo con lo simbolizado, de la "letra" con el
"espíritu", y la disolución posterior y consecuente.
* * *
Al comenzar con el estudio "René Guénon y las Artes liberales" nos asalta un
temor: ¿cómo poder dar cuenta de la síntesis inmensa que se despliega en sus
escritos y que tiene que ver directa e indirectamente con el contenido de estas
Artes y que es nada menos que la Cosmogonía como símbolo de la Metafísica,
expresada en cada una de ellas como síntesis de la Realidad universal y en su
conjunto como mandala de la misma?. Sin embargo, es el símbolo el encargado de
velar y revelar, de transmitir y ocultar la Cosmogonía Perenne y los contenidos
depositados en el alma, los que necesitan ser comunicados, participados,
vividos, para concurrir a la suma integral de la Palabra, como parte de un gesto
ritual que se integra en la dirección del cumplimiento del dharma, individual,
colectivo, grupal, arquetípico, universal.
Para el hombre medieval, que también somos, las artes y los oficios constituyen
el legado de los Dioses o la inspiración de las Musas, su enseñanza, capaz de
hacerles hombres, o verdaderos seres humanos, por su comprensión. Pues los
Dioses se han retirado a sus moradas eternas y nos han dejado el campo de la
acción, el patio de su casa o el atrio de su templo para que nos acerquemos a
ellos, incorporando el arte de la realización, la transmutación prometida e
inmanente en sus obras, las que quedan como ejemplo y están vivas esperando que
el hombre las abrace para transformar su sujeto relativo en sujeto arquetípico,
más allá de las dualidades que el blanco y el negro simbolizan,7 en una
conjunción de opuestos que es el presente permanente del mundo así sea que este
se halle manifestado o inmanifestado, afirmado o negado, en potencia o en acto,
con respecto a un Cosmos arquetípico que es la imagen de la Deidad, su hijo
pródigo, perdido y recuperado, en la gran fiesta de la alegría, en la que el
tiempo es por vez primera.
Las ciencias de los Números y las Letras son una tanto en la cábala hebrea como
en el esoterismo islámico,9 pero en las artes liberales se las considera como
dos, aritmética y gramática -aunque la correspondencia no es exacta por las
características de las lenguas occidentales. Regidas por las luminarias diurna y
nocturna, el Sol y la Luna, que en el Arbol de la Vida de la cábala se hallan
jerarquizadas en el "Pilar del Medio", como símbolos del conocimiento informal y
del formal o reflejo.
Esa lengua era por lo demás cantada y así se dice que Adán hablaba en verso en
el Paraíso13 -Pardés = Jardín y también Paradêsha = Comarca suprema-, punto de
conjunción de la "Tierra" con el "Cielo", lo que la relaciona con la música, que
es ciencia del número y de las proporciones, expresión de la armonía de las
esferas celestes, y con la geometría porque se refiere al lugar central, desde
donde es medida cualitativamente la "extensión" de la tierra, como lo simbolizan
asimismo los cuatro ríos que lo riegan y que salen del paraíso uniéndose en el
Jobel, de donde viene "Jubileo", ausencia de trabajos o labores, palabra cuyo
valor por la suma de los de sus letras es 50 (5 x 10; y también 72 + 1). Nos
dice Guénon que el cuadrado de un número es él mismo en otro plano, y que para
explicarlo habría que referirse a las modalidades del espacio; puesto que esa
multiplicación numérica corresponde a lo que geométrica y simbólicamente
expresan el punto, la línea, el plano y el volumen, los que a su vez están en
correspondencia con los planos o mundos del Arbol de la Vida.
Por otra parte, como las letras simbolizan la manifestación formal de los
seres,16 la "ciencia de las letras" en su sentido más amplio -incluyendo al
número- conforma, en correspondencia con la "astrología como ciencia
cosmológica", la ciencia de la alquimia, siendo "en su sentido profundo" una con
esta, expresando "ambas bajo apariencias muy diferentes el proceso mismo de la
iniciación".17
El paso de un modo de conocimiento a otro es un grado obtenido en el
conocimiento de la Unidad y en la realización de la Identidad universal.
Sol y Luna también corresponden en la Tradición hindú a los dos "ojos" del
"Hombre universal" como macrocosmos (Vaishwânara). En la Cábala tienen sus
principios en el "Sol de Soles" y la "Luna de Lunas", correspondientes a la
Sabiduría (Hokhmah) y la Inteligencia (Binah). En ambos casos se da asimismo una
analogía con el ojo derecho y el ojo izquierdo del microcosmos. La unión de esos
dos aspectos en el ser humano, corresponde a la recuperación del "sentido de
eternidad" y a la plenitud de la posibilidad humana en lo que se refiere al
estado primordial o adánico, simbolizada tanto por la apertura del chakra âjnâ
como por la unión en el microcosmos de Hokhmah y Binah. El chakra sahasrâra (el
"Loto de los Mil pétalos") es análogo a Kether (Corona) y el paso del estado
anterior a éste se refiere a la realización de los "grandes misterios".
En general, los puntos del "Pilar del Medio" del Arbol de la Vida cabalístico
donde se unen las Sephiroth que conforman las columnas de la Gracia y del Rigor,
en su correspondencia en el microcosmos humano, corresponden precisamente a la
situación de los chakras ("ruedas") de la Tradición hindú.18
Solo hay una interversión en las correspondencias de los dos últimos. El chakra
mûlâdhâra, el cual está referido a Prakriti como "raíz" (Mûla) o "fundamento" de
la Manifestación, no corresponde a la región de los genitales como en la cábala
(Yesod) sino a la base de la columna vertebral. Se puede observar que la
diferencia corresponde también a la posición en que se representa al hombre. En
la primera es un hombre sentado en la posición del "loto" y en la segunda está
de pie.19 En cualquier caso el "despertar" del conocimiento, simbolizado por el
ascenso de la serpiente Kundalinî, se produce simbólicamente en el corazón, y
hasta allí hay que atravesar los laberintos o cumplir la peregrinación, ligada
con la transmutación alquímica, simbolizada por el laberinto intestinal y en
general por las regiones a las que corresponden los chakras inferiores. Para
atravesar ese laberinto, las escrituras sagradas fundamentan el camino pues
ellas permanecen mientras el iniciado se transforma, lo que coincide con otras
lecturas de la realidad, hasta que pueda "leer" directamente en el "Libro de la
Vida", mientras al comienzo sólo "deletreaba", lo que en su plenitud coincide
con la terminación de la "obra al blanco" cuando se dice ya pueden "quemarse"
los libros alquímicos, mientras que la perfección de la "obra al rojo" se
refiere a la "unión con Aquél que escribe en el Libro de la Vida",20 simbólica
ésta susceptible de una transposición a la realización de los "grandes
misterios".21
Así es que se dice que la montaña polar toca la esfera de la Luna, en cuyo caso
esta está tomada como significando el primer cielo.22
"Los cielos y la tierra narran la Gloria de Dios", dice el Libro sagrado. Gloria
es el nombre de la sefirah Hod, a la que corresponde Hermes entre los Dioses y
Mercurio entre los planetas y conviene aquí hacer la referencia de que cada
aspecto se refiere a un plano que constituye su propio ámbito. El primero y más
elevado es el plano de Atziluth, propio de las sefiroth en sí pues ellas son
aspectos o nombres del "Uno sin segundo" y corresponden verdaderamente al
misterio de la inmanifestación del Ser, a la Unidad trascendente. Los estados
superiores del ser, en tanto que manifestación informal son los Dioses
intermediarios, que corresponden al plano de Beriyah como potencias creativas,
actuantes e intermediarias los que constituyen la comunicación entre la
inmanifestación y la manifestación. Es cierto a su vez que hay un Arbol en cada
sefirah y asimismo un Arbol en cada plano o mundo, correspondiéndose entre sí,
pues sólo desde punto de vista formal aparecen como separados.
También nos dice que la lógica como modo de escritura no es sino un modo de
expresión. Pero traspuesta aquí a la Escritura divina como vertical se referirá
a la Palabra que se escribe en los distintos planos del Cosmos ("Orden") y
manifiesta su jerarquía y sus analogías que constituyen el mensaje universal de
la Inteligencia. Análogamente en retorno las Artes y las Ciencias se unen en la
común naturaleza del símbolo, configurando de por sí una didáctica que lleva al
éter como ámbito celeste, el cual se halla en lo más oculto de la caverna del
corazón, habitado en forma pura, no compuesta, o directa, por el intelecto.25
Ahora, como ciencias analíticas, nos habla René Guénon de que entre las
distintas ramas cosmológicas de la tradición hindú se halla el Vaishêshika que
se refiere al conocimiento de las cosas en modo distintivo e individual, por lo
que considera los elementos y las condiciones de esa existencia, en tanto que es
percibida por los sentidos humanos, y desde un punto de vista substancial, o sea
un grado de lectura del símbolo. Nos dice que para saber lo que son
verdaderamente estos elementos, este punto de vista ha de completarse con el del
Shankya, que es sintético y considera a la manifestación íntegra, comprendida
entre Purusha y Prakriti, inmanifestados y unidos más allá de ella. Siendo
Purusha "no actuante" y el que inspira o produce por esa "acción" todas las
producciones de Prakriti que constituyen la construcción universal, en la cual
él aparece al mismo tiempo como el último "producido" por Prakriti, lo que nos
remite asimismo al artículo "El Verbo y el símbolo"26 donde se habla de la
Encarnación que corona "la Creación por la que, el Intelecto divino, que es el
'lugar de los posibles', se manifiesta y se expresa, con relación a
nosotros"; ..."Encarnación que podría verse 'prefigurada' por la 'incorporación'
simbólica de la tradición 'no humana', de la Revelación primordial, obra del
Verbo como la Creación" que "se incorpora también, por así decirlo, en símbolos
que se han transmitido de edad en edad desde los orígenes de la humanidad; y
este proceso es además análogo, en su orden, al de la creación misma". Prototipo
entonces de la cosmogonía, tanto referida al macrocosmos, al final de ciclo y a
la manifestación de una "nueva tierra y un nuevo cielo", como al microcosmos,
siendo asimismo el prototipo del proceso iniciático, que "reproduce el proceso
cosmogónico en todas sus partes".27
Así que las ciencias sagradas tienen como objeto esencial la transmutación y la
encarnación del conocimiento, sea para sí o para otros en el contexto de la
Creación y son una forma del descenso divino que hace de la manifestación una
hierofanía, sea directamente o por el intermedio de los mensajeros que
despiertan y enseñan a los hombres vivificando en ellos el recuerdo intemporal
de los Orígenes. Aquellas ciencias, que también son una expresión del Arte,
proyectan la luz sobre las cosas para remitirlas a sus principios doctrinales,
espirituales. Una muestra de lo que son las ciencias sagradas nos la da Guénon
en la angeología del esoterismo islámico.
En el cielo de Venus señalamos dos cosas: una cuando después de recibir lo que
le es enseñado se le dice que "ahora sí puede ver de frente ante sí aquello a lo
que antes daba la espalda", lo que verdaderamente es el modelo de la conversión,
entendida como identificación, como entrada en el espacio sagrado que el
mensajero representa, en este caso la diosa (Genitrix)31 o la expresión del Arte
en tanto que se transmuta o transforma en su contenido interior, y la otra
cuando Beatriz, para explicarle por qué van así las cosas en el mundo le dice
que en él se destina a las personas para lo que no han nacido, lo que tiene que
ver con el cumplimiento del dharma (el swadharma en tanto que referido a la
naturaleza individual),32 por el que debería el ser acceder al centro del
septenario, poniendo por ejemplo de ello a "la espada y la mitra", prototipo o
primera diferenciación de las funciones o de un poder único en su esencia que es
el que corresponde al estado anterior a la diferenciación de las castas y que se
identifica al estado primordial; y refiriéndose con ello a lo temporal y lo
espiritual, cuya unión es por otra parte, a cualquier nivel, la "victoria" para
el ser, que pasa así a otras posibilidades de sí mismo.33 "Victoria" es
efectivamente el nombre de la sefirah Netzah, a la que corresponde Venus.
Nos dice también Guénon que en el cumplimiento del dharma la "virtud" no tiene
otro sentido que el cumplimiento de lo que es conforme a la propia naturaleza.34
Por otra parte esto es lo que más se parece en esencia a la "no-acción" y así a
la identificación con el modelo en el que se contempla el Orden y por lo mismo
con el Rito del Arte.
NOTAS
1
Ver por ejemplo Regine Pernoud, A la luz de la Edad Media, Granica, Barcelona
1983 y Pour en finir avec le Moyen Age, Ed. du Seuil, Paris.
2
¿Quiénes son los "griegos"?
3
Ver caps. I, II y III de Oriente y Occidente: "Civilización y Progreso", "La
Superstición de la Ciencia", "La Superstición de la Vida".
4
Ver entre otros, "Encuadres y laberintos", "El Zodíaco y los puntos cardinales"
y "Las puertas solsticiales", caps. LXVI, XIII y XXXV de Símbolos Fundamentales
de la Ciencia sagrada.
5
Ver René Guénon, "A propos du grand Architect de l'Univers" en Etudes sur la
Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage, T. II y "El Demiurgo" (Mélanges),
publicado en el Nº 8 de la revista SYMBOLOS (Guatemala 1994).
6
Cf. Mélanges: "Les Arts et leur conception traditionnelle".
7
Ver "El blanco y el negro", cap. XLVII de Símbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada.
8
El hombre, la montaña y el árbol son análogos en tanto que expresiones
simbólicas del Eje.
9
Ver Sobre el esoterismo islámico y el Taoísmo, cap. VI.
10
De theorein: contemplar.
11
Ambas señalan asimismo su origen occidental por su nombre: ereb y eber designan
el occidente, y proceden como las demás del fin de ciclo de la unión de una
corriente procedente de la Tradición Primordial con una procedente de la
Tradición Atlante, en analogía con el cuadrante del tiempo cíclico que
corresponde al Kali-Yuga, cuyo origen se halla representado en la Tradición
hindú como la heredera más directa de la Tradición Primordial. Cf. René Guénon:
Formas tradicionales y ciclos cósmicos, cap. "Lugar de la Tradición Atlante en
el Manvantara".
12
Todo está en la letra del símbolo, en la letra de las lenguas sagradas, nada hay
que añadirle; y todas las lenguas participan directa o indirectamente del
carácter sagrado; proceden de algún código y algo han de tener que ver con
aquello que designan; pues fueron el vehículo de unas ideas y aun lejanamente
participan de su Origen, sin quitar la intervención directa o indirecta de los
representantes de la Tradición como una de sus adecuaciones, destinada a generar
o vivificar la memoria olvidada; y así la obra de Dante y la lengua "vulgar", la
poesía provenzal que se reviste de símbolos y es heredera de los bardos y de los
viajeros que vinculan Oriente y Occidente, la obra de Rabelais; la poesía y el
"lenguaje cubierto" de los "Fieles de Amor" y de la Masonería, los escritos
susceptibles de otras lecturas pues a ellas se refieren en el lenguaje
aparentemente profano de la supuesta cotidianeidad; las vinculaciones
tradicionales y los conceptos presentes como herencia o inserto del pensamiento
y el símbolo unánimes, siempre presentes; el lenguaje inspirado, que lleva a
otro tiempo o estado; todo es por sí mismo, lo que no quita sus diferencias, o
su distinción. Fundidos y no confundidos, el principio de cualquier
manifestación no es la manifestación misma. Es en la no-dualidad, que está más
allá de la determinación -la del origen específico-, que se halla la identidad
de cualquier cosa y la de todas las cosas, pues ella sobrepasa la necesidad del
orden, que no es sino la grafía distintiva del Ser, el trazo o la huella
inteligible de una Unidad que no se superpone a las cosas, sino que constituye
otro grado de ellas mismas, de su conjunto y de cualquiera de ellas, inseparable
de su nombre y su realidad, que en Ella es cuando verdaderamente son. No hay más
Verbo que el Verbo, "por Quien han sido hechas todas las cosas".
13
Lo que la pone en relación, nos dice Guénon, con la revelación "angélica" y
solar que se produce en el centro del estado humano. También nos dice que los
"ángeles", que corresponden en la teología a lo que en la metafísica son los
estados superiores del ser, están simbolizados por los pájaros y que el
entendimiento de su canto simboliza el conocimiento superior. El canto de los
pájaros caracteriza diseños que traza en el presente, generando formas y
espacios, lo que es propio de las ciencias del tiempo, como la danza, el canto,
la música, que se refieren siempre a la percepción de, y en la simultaneidad.
Las ciencias del ritmo son en definitiva una adecuación de las correspondencias
entre los distintos planos de la realidad, a los que vinculan.
14
Ver a este respecto "Espíritu e Intelecto", en Mélanges. Gallimard, Paris.
También puede recordarse que en cada plano o mundo del Arbol sephirótico, hay a
su vez un Arbol, y que el Malkuth de "Atziluth" es a su vez el Kether de
"Beriyah".
15
Nos dice René Guénon, que para saber verdaderamente lo que es una lengua sagrada
hay que vivir en el entorno en donde se habla cotidianamente.
16
Cf. el Sefer Yetsirah. (Ed. Obelisco, Barcelona).
17
Ver "La Ciencia de las Letras", Cap. VI de Símbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada, y "El lenguaje de los pájaros", Cap. VII.
18
Ver "Kundalinî Yoga", cap. de Etudes sur l'Hindouisme.
19
Esto también nos explica quizá algo de ambas tradiciones: por un lado, desde el
punto de vista hindú, el hombre vive ya en una tierra sagrada, y eso tiene que
ver con la herencia de la tradición hindú, directa de la tradición primordial,
el Mundo es ya sagrado y significativo. El pueblo hebreo se considera en exilio
y debe acceder al lugar sagrado donde se verticaliza, donde se abre la escala
que tiene que ver con los estados superiores, como está ejemplificado en la
historia de Jacob (también se dice que aquella piedra -vinculada con el Lûz de
inmortalidad- fué luego la piedra fundamental del Templo). Son también dos
perspectivas que pueden coexistir y que ligan con la idea de la peregrinación.
Nos dice Guénon que la peregrinación a los centros simbólicos no sólo es algo
que tiene que ver con la tierra, sino con la proyección de ciertas estrellas,
como se hace evidente en la peregrinación a Compostela. Es decir, no sólo ocurre
en la Tierra sino que está ocurriendo en los Cielos, entendidos como la parte
superior del mundo intermediario. Para la Tradición hindú, como para la hebrea y
otras, hay siete "tierras" (en la primera, "islas" o "continentes"), y aunque
una es manifestada sensiblemente, las otras seis coexisten, en el mundo sutil.
Como también la peregrinación al centro tiene que ver con el "paso" por el mundo
intermediario -y a Santiago se lo relaciona con las ciencias de la cosmogonía y
las ciencias intermediarias- el acceso al Centro implica un recorrido análogo
por esos mundos o lecturas del mundo que están simbolizados por las distintas
tierras en el plano sutil. Ellas están emparentadas con el Mêru, la montaña
polar, que tiene seis caras (ligadas evidentemente con las direcciones del
espacio) y correspondiendo si así puede decirse, una séptima a su propio
vértice. En todo caso la montaña pertenece a la Tierra, y su ascenso, como el
del Monte del Purgatorio por Dante, es una purificación alquímica, o mejor una
conjunción pues ya se ha visto tras la salida del Infierno (inferiora o
interiora terrae) las cuatro estrellas, la que se cumple con el auxilio de la
Tradición, personificada en Virgilio.
20
En el simbolismo masónico, el Maestro es aquél que "es capaz no solamente de
'leer' sino también de escribir el 'Libro de Vida', es decir, de cooperar
conscientemente en la realización del Plan del 'Gran Arquitecto del Universo' "
(Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, Cap. VI: "La ciencia de las
letras").
21
Ver La Gran Tríada, Cap. XVIII: "Hombre Verdadero y Hombre Trascendente".
22
Ver El hombre y su devenir según el Vêdânta, Cap. XXI: "El 'viaje divino' del
ser en vías de liberación". La "esfera de la Luna" es precisamente el "medio
donde se elaboran las formas" es decir que es atravesándola que puede accederse
al plano informal, es en ese sentido que es "Janua Caeli" y "Janua Inferni",
Diana y Hécate, en el primero da entrada a un estadio otro, en el segundo el ser
vuelve a la manifestación individual.
23
Ver El esoterismo de Dante, Cap. I: "Sentido aparente y sentido oculto".
24
La cual se dice "fué formada por la tierra despedida del agujero (Infierno =
estados inferiores a lo propiamente humano) que causó Lucifer en su caída".
25
Ver "El Eter en el corazón", Cap. LXXIV de Símbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada.
26
"El Verbo y el símbolo", Cap. II de Símbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada.
27
Más allá de la voluntad del que se supone a sí mismo, la realidad es inmediata y
ocurre a su pesar, y en todo caso es el reconocimiento de su propia ignorancia y
de los límites del su conocimiento individual lo que genera un vacío (yin) a
partir del cual el conocimiento, o la "vía", es posible y por tanto ya actuante.
Así, la multiplicidad se suspende en otra dimensión del tiempo que absorbe el
espacio regenerándolo y en ese comienzo de contemplación efectiva, en el que él
mismo es un símbolo, ante una virginidad de todas las formas (la forma
caracteriza todo estado individual por la determinación de una "dirección",
aunque no sea de los que están sometidos a la condición del espacio) nace la
geometría y la música y el comienzo de la Astrología o lo que sus expresiones
simbolizan. Las primeras son ciencias del número y podría vincularse a la
geometría con la visión y a la música con la audición sino fuera porque ambas se
compenetran, en tanto que manifestación de los númenes que generan sus modelos y
habitan lo intemporal, (lo que corresponde a la manifestación informal o no-
formal), coetánea con el presente y distinta a la suma de sus producciones que
ya no pueden presuponerse y menos ser observadas como alegoría. Los estados
supraindividuales del ser son propiamente los Dioses o las manifestaciones
celestes de la Unidad suprema, el "Uno sin segundo", la "Gran Unidad" que está
más allá del Cielo y se identifica con el "Tao sin nombre", que conjuntamente a
la manifestación no sólo "han creado" sino que crean al hombre, pues el dominio
de la Creación o Poiesis es en sí mismo el de lo atemporal como imagen de lo
eterno, y esa atemporalidad incluye lo temporal e histórico pues en ella está
incluida lo sutil y lo grosero, o sea el alma inferior y lo corporal que
constituyen la individualidad. Eso mismo nos da los diferentes planos de lectura
que corresponden tanto a la determinación de los mundos con respecto a la
individualidad humana que encara el "retorno" al Principio, como los estados del
ser que corresponden a ese conocimiento (o niveles de conocimiento en tanto que
éste es identidad), todos ellos relativos con respecto al conocimiento supremo,
pero no dejando por ello de constituir fases prototípicas y análogas a la
creación de los mundos, e implicando una jerarquía que es la del propio Eje en
tanto que principio de los indefinidos estados de existencia por parte de cada
uno de sus puntos, los que se reflejan en las modalidades de un estado
cualquiera, un ciclo no cerrado cuya representación está ligada con la espiral y
por lo tanto con la escala en la que se reflejan los demás estados del ser
(superiores e inferiores con respecto a él).
28
Según el Sefer Yetsirah (el "Libro de la Formación" de la tradición cabalista)
las 22 letras se dividen en 3 letras "madres", 7 "dobles" y 12 "simples".
También corresponde al número de años que se dice viajó Pitágoras, entre otros
lugares por Egipto; es también el número de los Arcanos Mayores del Tarot. Con
respecto a su presencia en La Divina Comedia y después de recoger algunas
correspondencias señaladas en un comentario de R. Benini, numéricas, geométricas
y astronómicas, dice Guénon que le parece lo más importante el que sea derivado
de 11 (número formado por la suma de 5 y 6, los que corresponden a "la unión
central del Cielo y la Tierra"). Ver "Números celestes y números terrestres"
Cap. VIII de La Gran Tríada, y "Los números simbólicos", Cap. VII de El
esoterismo de Dante.
29
Ver "El Octógono", Cap. XLII de Símbolos Fundamentales.
30
Ibid.
31
La Balanza puede verse también como un símbolo del equilibrio de las seis
direcciones del espacio en el centro, imagen del Centro celeste o supremo. La
Balanza zodiacal, que se refiere al tiempo, y al equinoccio, era antes polar, en
otra fase cíclica o estado cualitativo del mundo humano y cósmico. También los
Adityas (arquetipos de los signos zodiacales) eran antes 7, y su jefe era Varuna
(idéntico a Ouranos -Cielo-).
32
Dharma y dhruva (polo) tienen la misma raíz, que se refiere a la idea de
estabilidad, y está vinculada al aspecto substancial, la Tierra como principio,
hylé o materia prima.
33
"Ciencias" y "virtudes" se unen a cada nivel en el eje invisible de la Escala
doble de Kadosh, grado 30 de la Masonería escocesa. Ver El esoterismo de Dante,
Capítulo II: "La Fede Santa". Esta escala es de dos montantes. Dicho grado es el
"nec plus ultra" en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, como final de la
realización ascendente, los grados siguientes, hasta el 33, se refieren a la
realización "descendente".
34
También, conviene recordar que "todo metal llegado a su propia perfección, es
oro".
LA MASONERIA VIVA
FERNANDO TREJOS
Los orígenes y devenir históricos que quedan expuestos a lo largo del presente
número de SYMBOLOS (Nº 13-14 'Masonería', Guatemala 1997) demuestran un claro
ligamen de la orden masónica con las diversas formas tradicionales que
conformaron las bases y los aspectos más esenciales de la cultura occidental.
La mayor parte de las logias masónicas que pululan sobre todo en Occidente
ignora totalmente su origen, su esencia y su misión. Hay que recordar que desde
que se organizaron las primeras logias modernas de Inglaterra ya se vieron
fuertemente afectadas por ideas racionalistas -y en el fondo materialistas- que
las alejó de sus orígenes fundamentalmente iniciáticos e inundó talleres con
profanas ideologías y teorías relacionadas con el cientificismo, la visión
horizontal de la historia, las miopes ilusiones de evolución y progreso y el
humanismo personalizado e individualista. También sucedió que muchos hermanos
masones deseosos de impedir que se perdieran los conocimientos esotéricos de la
Orden se vieran infelizmente atraídos por corrientes en boga de carácter
teosofista, espiritualista y ocultista que tergiversando el sentido
verdaderamente interno y espiritual de los ritos y símbolos trajeron a los
talleres energías psíquicas inferiores sustituyendo los caminos que conducen al
Misterio por oscuras sendas caóticas plagadas de "fuerzas" y "poderes" tan
ilusorios como destructivos. Por el carácter libre y autónomo de las logias, y
por la posibilidad que tienen los masones de trabajar a cubierto de las
indiscreciones, sin que haya ninguna "entidad" superior que supervise los
trabajos, siempre ha sido posible que alguna logia determinada, ignorante de los
principios esenciales de la Orden, pueda caer, como han caído tantas, en
aberraciones y desviaciones de toda índole. Así, ha sido frecuente que los
talleres masónicos, por no saber cual era su función, se dedicaran a actividades
profanas y extramasónicas de todo tipo: muchas veces las logias se abocaron a
estudiar las ciencias, las artes o la historia con esa visión racionalista que
lógicamente les impidió reconocer los aspectos sagrados de los trabajos
masónicos y los orígenes espirituales, míticos y metafísicos de la Orden a la
que decían pertenecer; otras, muchos masones, creyendo que la labor que debían
cumplir era de tipo humanista y social, utilizaron los talleres como plataforma
política, como centro de influencias y poder profano, como instituciones de
beneficencia, y hasta como especie de clubes sociales, reunión de amigos o
centro de negocios. No es que creamos que esté mal realizar este tipo de
actividades, pero hacerlo en nombre de una Orden -la única en Occidente- cuya
función primordial, como hemos dicho, es la de servir de depósito a las ideas
tradicionales y la de transmitir el conocimiento cosmogónico y metafísico que
estas ideas comportan, ha logrado que la Masonería sea conocida hoy día, en
términos generales, no por su función trascendente, sino por este tipo de
actividades que no han hecho otra cosa que desprestigiarla más y más, sembrar el
desorden, la división y la confusión y hacer creer -muchas veces a los propios
masones ignorantes de su papel- que la Masonería es eso.
Y la desviación ha sido de tal magnitud que hoy día han salido a la luz pública
las actividades de verdaderas pandillas que diciendo trabajar en logia han
fraguado en sus reuniones sacrílegas toda clase de conspiraciones, complots y
fraudes, causando enorme desprestigio a la Orden a la que estos individuos
verdaderamente nunca pertenecieron.
Es bien sabido que sobre todo durante el siglo pasado y la primera mitad de
éste, salieron de las logias diversos movimientos políticos y muchos presidentes
y gobernantes (casi siempre de pensamiento liberal) cuyas ideologías y
estrategias fueron fraguadas en el interior de un taller masónico. El movimiento
intelectual que produjo la independencia de América de los países europeos se
realizó en logia; y casi todos los libertadores de ese continente (Bolívar, San
Martín, Washington, Morelos, etc., etc.) fueron masones. Hoy algunos hermanos
creen -pues ignoran otras posibilidades- que el tipo de actividad a realizar
durante los trabajos de la logia pueda consistir en dictar discursos recordando
esas ideologías y vanagloriando los nombres y hazañas de los hermanos mayores
históricamente destacados en la política, las artes y las ciencias profanas.
Otros, en vista de la pérdida de poder político que han sufrido las logias en
los últimos años, han desviado los trabajos hacia obras "culturales", sociales y
de beneficencia. Es sabido que en Norteamérica, por ejemplo, la mayor parte de
las logias se han convertido exclusivamente en simples instituciones benéficas
que "altruistamente" financian hospitales, escuelas y universidades.
Actualmente, además, tal vez una mayoría de logias se encuentra, por pertenecer
a determinada obediencia (que tiene correspondencia con tal o cual Oriente
europeo), en una absurda división, en una sórdida lucha en la que se tildan unas
a otras de "irregulares" o "regulares" según parámetros de tipo burocrático que
llevan hasta los extremos de dar o impedir la entrada a un hermano según si su
logia esté enlistada en un determinado folletín al que dan carácter de oficial y
donde los antiguos usos y costumbres brillan por su ausencia.
FRANCISCO ARIZA
En esas leyendas2 se relata que todos los masones esparcidos por los cuatro
puntos cardinales se congregaron en Jerusalén para llevar a cabo tan magna
empresa. Y así debió ser, en efecto, a juzgar por la multitud de obreros y
artesanos que participaron en su construcción. La Biblia3 menciona a cientos de
miles, los cuales no debían proceder de un solo país, sino de varios, habida
cuenta de que la influencia de los reinos de Judá y de Israel, gobernados por
Salomón, se extendía por una zona muy amplia del Oriente Medio.4 Todos esos
obreros, divididos según sus funciones y grados, estaban bajo la autoridad de
Hiram Abi (o simplemente Hiram), experimentado maestro en el arte de trabajar
los metales, dato éste que lo vincula con su legendario ancestro Tubalcaín,
quien aparece en el Génesis como el inventor de la metalurgia, y por tanto de
las artes vinculadas con el fuego y su poder de transmutación, lo cual hay que
entender tanto en su sentido físico como espiritual.5
Dirigiéndose a Salomón, el rey tirio Hiram le dice: "Te envío, pues, ahora a
Hiram Abi, hombre hábil dotado de inteligencia (...) Sabe trabajar el oro, la
plata, el bronce, el hierro, la piedra y la madera, la púrpura escarlata, la
púrpura violeta, el lino fino y el carmesí. Sabe también hacer toda clase de
grabados y ejecutar cualquier obra que se le proponga".6 Así pues, el maestro
Hiram aparece como el heredero de una antiquísima tradición de artesanos que
abarcaba numerosos oficios o técnicas, todas las cuales fueron aplicadas en la
edificación del Templo. A este respecto habría que añadir que hasta producirse
esa construcción el pueblo hebreo había llevado una forma de vida enteramente
nómada, y por consiguiente su concepción del mundo respondía a unos parámetros
sensiblemente distintos a aquellos por los cuales se regían los pueblos
sedentarios, que en tanto que tales desarrollaron más particularmente las artes
ligadas a la metalurgia y la construcción.7 Es decir, que Salomón tuvo
necesariamente que recurrir a quienes conocían perfectamente las leyes en clave
geométrica del Alma del Mundo (la cosmogonía), y eran poseedores, por tanto, de
las técnicas constructivas necesarias para expresarlas lo más exactamente
posible.8 Esos conocimientos se aplicaron en la construcción del Templo,
reproduciendo en sus estructuras simbólicas los diferentes planos o niveles del
cosmos, incluidos el mobiliario y la decoración, pues como decía Flavio Josefo
en sus Antigüedades Judaicas : "La razón de ser de cada uno de los objetos del
Templo es recordar y representar al cosmos".
Salomón con los planos del Templo J.J. Scheuchzer, Physica Sacra Iconibus
Ilustrata, Augsburgo 1731
A uno y otro lado del Pórtico de entrada, en el exterior del Templo, se alzaban
las columnas llamadas Jakin y Boaz, las cuales evocaban seguramente a aquellas
otras que, según las leyendas masónicas, sobrevivieron al diluvio, y en las que
fueron grabadas todas las ciencias referidas al conocimiento y al saber
tradicional heredado de la humanidad primigenia.12 Como la Logia masónica (cuya
estructura reproduce la del Templo de Jerusalén), las columnas Jakin y Boaz
aluden a un simbolismo cósmico relacionado con los dos solsticios, y
estrechamente vinculadas con la doble corriente de la energía cósmica a la que
se encuentra sujeto todo lo manifestado. Por ello, la explicación o el sentido
simbólico de las dos columnas "hay que buscarla en el orden de las referencias
cósmicas, en correspondencia con la antiquísima observación ritual del sol a lo
largo del año. El observador se situaba en el centro del lugar sagrado, de cara
al Este, es decir de cara al sol naciente (...) Seguía los desplazamientos
progresivos de las salidas del sol en el horizonte, entre los dos límites
extremos alcanzados por los solsticios de Verano e Invierno. Se señalaban esos
dos puntos esenciales con dos postes, dos menhires en algunas alineaciones
prehistóricas de Bretaña o de Inglaterra, o con dos columnas si se trataba de
templos más elaborados".13 Las columnas Jakin y Boaz14 no eran entonces simples
elementos decorativos, sino que con ellas se establecía un enmarque espacio-
temporal indicado por las distintas posiciones del astro solar, posiciones que
determinan el esquema simbólico universal de la cruz cuaternaria, pues al
señalarse los solsticios de Invierno y de Verano (correspondientes al eje Norte-
Sur) se obtenía también la situación de los equinoccios de Primavera y Otoño
(correspondientes a su vez al eje Este-Oeste).15
A este mismo orden de ideas pertenecía otra obra realizada por el maestro Hiram.
Nos referimos al "Mar de bronce", que estaba situado en la esquina Sudeste del
atrio, cerca de la entrada del Templo. En efecto, al igual que las dos columnas
el Mar de bronce se encuadraba dentro de un simbolismo cósmico, pues esa
denominación le venía seguramente porque con él se quería representar el "Océano
celeste" (las "Aguas superiores"), ya que estaba repleto de agua hasta sus
bordes, y su forma era enteramente redonda, como el cielo. Si bien es verdad que
como relata II Crónicas, 4, 6, el Mar de bronce se usaba para las abluciones de
los sacerdotes, esto debió ocurrir en una época en que se había olvidado su
primitivo significado, que era (según las investigaciones que al respecto se han
realizado) el de servir como observatorio astronómico, puesto que la superficie
plana del agua hacía de espejo translúcido en donde era posible contemplar el
mapa celeste, y por tanto la rotación regular de los astros, planetas y
constelaciones, permitiendo establecer medidas y cálculos y así llevar un
seguimiento de sus ciclos, los que se ponían en relación con el calendario
litúrgico y ritual.16 Esta interpretación sobre el Mar de bronce se refuerza por
el hecho de que éste estaba soportado por cuatro grupos de tres toros cada uno
también de bronce, que en total suman doce, número de las constelaciones y
signos zodiacales.17 Cada uno de esos grupos estaba orientado según los cuatro
puntos cardinales: tres a Oriente, tres a Occidente, tres a Mediodía y tres a
Septentrión, disposición que recuerda la situación que ocupaban las doce tribus
de Israel en el campamento hebreo, las que también se correspondían con los
signos zodiacales y los meses del año.18
Dibujo de un mandil
La explanada en la que se levantaba el Templo no era otra que la cima del monte
Moriah, el cual ocupa una posición central con respecto a las colinas que le
circundan (monte de los Olivos, Bezetha, Gareb y Sión). Esta posición "central"
del Moriah se corresponde perfectamente con el simbolismo del Templo, que como
"centro sagrado" para una determinada tradición, aparecía como reflejo del
"Centro Supremo" (o de la Jerusalén Celeste), que en un período determinado tuvo
el nombre de Salem (que significa "Paz"), de donde deriva precisamente la
palabra Jerusalén, la "ciudad de la Paz", y también el de Salomón, que como
antes hemos dicho quiere decir "el Pacífico".19 Este carácter sagrado atribuido
desde siempre al monte Moriah indica que éste representa un verdadero símbolo
del Eje del mundo que comunica la tierra y el cielo, la realidad sensible a la
suprasensible.20 Algunos masones del siglo XVIII identificaban el Moriah con la
montaña primordial, en cuya cima se encontraba el Paraíso terrestre,21 con el
que era identificado el propio Templo de Jerusalén, lo que confirma, por otro
lado, que éste fue construido, en efecto, como un sustituto del Centro
Supremo.
Esto último nos recuerda una hermosa leyenda masónica, plena de significado
simbólico, en la que se dice que debajo mismo del Templo de Jerusalén (esto es,
en el interior del monte Moriah) se encontraban una serie de estancias o salas
superpuestas que aparecían una tras otra conforme se iba descendiendo, hasta que
finalmente se llegaba a una inmensa bóveda hipogea, es decir excavada
directamente en la roca viva.22 En dicha bóveda, en realidad un templo, se
encontraban los principales útiles y símbolos masónicos, como la escuadra y el
compás, el nivel y la plomada, la regla, la paleta, el mazo y el cincel, el
Delta con el Nombre del Gran Arquitecto grabado en una de sus caras, etc. Según
la leyenda la bóveda fue construida nada menos que por Henoch en la época
anterior al diluvio, y por tanto muy cercana aún a los primeros tiempos.23 Lo
que se desprende de todo esto es bastante claro, puesto que, por un lado, nos
habla de la primordialidad del simbolismo masónico (esto es, de su origen
revelado, como el de cualquier tradición), y por otro del aspecto oculto y
subterráneo que en un momento dado tuvo que adoptar ese mismo simbolismo, y por
extensión el mensaje de la Filosofía Perenne (del que bebe la propia Orden
masónica), ocultamiento que, según Guénon, "coincide con los comienzos mismos de
la iniciación". Precisamente en dicho relato simbólico Henoch aparece como "el
primero de todos los Iniciados, el Iniciado iniciante, que no murió, y que
sobrevive en todos sus hijos espirituales", atributos que se encuentran también
en Hiram, quien, en efecto, renace simbólicamente en cada nuevo maestro,
perpetuándose así la cadena de la tradición masónica, y con ella el espíritu que
la sustenta.
NOTAS
1
Se dice que Salomón escribió el Cantar de los Cantares al mismo tiempo que se
edificaba el Templo. Si en la poética simbólica del Cantar, Salomón habla en
realidad de las nupcias entre el alma y el espíritu (entre el "yo" y el "Sí
mismo"), el Templo de Jerusalén expresa arquitectónicamente esas mismas nupcias,
esa hierogamia o matrimonio sagrado entre la Tierra y el Cielo, pues su
construcción se realizó conforme al modelo cósmico, según el cual el mundo
terrestre aparece como el reflejo del mundo celeste, y en íntima comunión con
él. Geométricamente esa unión se expresa mediante dos triángulos entrelazados, y
el uno siendo el reflejo del otro, figura que es conocida precisamente como
"Sello de Salomón" o "Estrella de David". El rey sabio no hablaba sino de lo que
acontece en el corazón del hombre (sede simbólica de su templo interior) cuando
éste se reconoce a sí mismo en lo universal.
2
Leyendas recogidas en diversos manuscritos masónicos comprendidos dentro de los
Old Charges o "Antiguos Deberes", como es el caso del manuscrito Dumfries.
3
I Reyes..., y II Crónicas ....
4
La forma en que el rey Hiram de Tiro (ciudad fenicia ubicada en el actual
Líbano) se dirige a Salomón cuando éste le solicita el material y los obreros
para la construcción del Templo, sugiere que entre sus reinos existía una
estrecha alianza, fraguada ya en los tiempos de David.
5
Curiosamente esto último lo convierte también en un lejano antepasado de los
alquimistas. En las crónicas más antiguas de la Masonería el herrero Tubalcaín
consta como uno de sus fundadores míticos, junto a sus hermanos Jabel (inventor
de la geometría), Jubal (inventor de la música) y Naamah (inventora del arte del
tejido). Pero de todos ellos es Tubalcaín el que ha permanecido en los rituales
masónicos, especialmente en el grado de maestro, que gira enteramente alrededor
de la figura de Hiram. El nombre de Tubalcaín se traduce normalmente como
"posesión del mundo", aunque también se le da el significado simbólico de
"inocencia".
6
Crónicas, 2, 12-13. Igualmente en I Reyes, 7, 13-14, leemos: "Trajo Salomón de
Tiro a Hiram, hijo de una viuda de Neftalí y de padre natural de Tiro, que
trabajaba el bronce. Estaba Hiram lleno de sabiduría, de entendimiento y de
conocimiento para hacer toda clase de obras de bronce". En I Reyes 5, 14-28,
también se menciona a un tal Adoniram, o Adonhiram, como el prefecto de todos
los obreros. Sin embargo, es muy probable que Adoniram e Hiram Abi no sean sino
el mismo personaje revestido con dos funciones distintas. Por otro lado, el
nombre de Adoniram significa el "Señor (Adonai) Hiram", que se complementa
perfectamente con Hiram Abi, o "Padre Hiram". Estas designaciones hacen de
Hiram, en efecto, el jefe de un linaje espiritual (de ahí que sea llamado el
"Príncipe de los Masones"), receptor de una herencia tradicional que él
transmite al reflejarla en las diversas obras realizadas para el Templo
Hierosolimitano. No es entonces de extrañar que para la Masonería Hiram aparezca
con los rasgos de un héroe solar civilizador, que se sacrifica y renace
permanentemente como el astro rey, tal y como expresan los ritos masónicos en
los que él constituye el elemento principal.
7
En realidad gracias a la construcción del Templo se hizo posible la "conjunción"
de estas dos formas de civilización, la nómada y la sedentaria (surgidas de la
primera diferenciación de la humanidad primordial), conjunción en la que habría
que ver, en efecto, el origen más antiguo, históricamente hablando, de la
tradición masónica. En este sentido, señalaremos que en el contexto bíblico los
nómadas eran los descendientes del pastor Abel, y los sedentarios del agricultor
Caín, quien también fue el primero en construir una ciudad (Génesis 4, 17). A la
primera de esas civilizaciones pertenece la tradición representada por Salomón,
y a la segunda la representada por Hiram, por lo que la construcción del Templo
también contribuyó a la "reconciliación" de los herederos respectivos de Abel y
de Caín. De esta manera, lo que en un principio se había separado por razones de
orden cíclico, vuelve a unirse con el reinado de Salomón (cuyo nombre quiere
decir "el Pacífico"), abriéndose así una nueva página en la historia que
repercutirá en el posterior desarrollo de la civilización occidental,
especialmente durante la Edad Media, en la que el Templo de Jerusalén fue
considerado siempre como la imagen misma del "centro espiritual" y prototipo de
la arquitectura sagrada.
8
La "idea", u origen, que inspiró la construcción del Templo se debe desde luego
a Salomón (idea transmitida por David, quien a su vez la recibió del Gran
Arquitecto: "Tu hijo, el que pondré yo en tu lugar sobre tu trono, edificará
casa a mi nombre"). Pero éste nada podría haber hecho sin la ayuda brindada por
el rey Hiram, que le aportó los materiales y los maestros artesanos como Hiram
Abi. Por otro lado, es interesante advertir que Salomón, el rey Hiram e Hiram
Abi, constituyen los tres Grandes Maestros de la Orden masónica, es decir que
están en la cúspide de su jerarquía iniciática, y quienes los representan
encarnan, simbólicamente al menos, las funciones respectivas de cada uno de
ellos. Salomón representa la función puramente sacerdotal (la autoridad
espiritual), el rey Hiram la función regia (el poder temporal), e Hiram Abi la
función artesanal o propiamente cosmogónica. Señalaremos también que hasta
comienzos del siglo XVIII, en los rituales heredados de los operativos
medievales, aparecía el nombre egipcio de Amon como el tercero de los Tres
Grandes Mae stros, nombre que fue sustituido por el de Hiram Abi con el
advenimiento de la Masonería especulativa. En este sentido, René Guénon nos dice
(Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage tomo II) que "esta palabra
[Amon] tiene en hebreo el sentido de artesano y arquitecto (...) Sea como sea,
su raíz, de donde deriva también la palabra amen, expresa, en hebreo como en
árabe, las ideas de firmeza, de constancia, de fe, de fidelidad, de sinceridad,
de verdad, que se corresponden perfectamente con el carácter atribuido por la
leyenda masónica al Tercer Gran Maestro", es decir, a Hiram Abi. Como podemos
ver el nombre fue sustituido, pero el espíritu permaneció, y es esto lo que
realmente importa. Seguramente Amon no sea (como ocurre con Adoniram) sino otro
de los nombres dados a Hiram, y tal vez con su presencia los operativos querían
conservar el recuerdo de ciertos elementos simbólicos procedentes de la
civilización egipcia presentes en la gestación de la antigua Masonería. Ver
también Denys Roman, René Guénon et les Destins de la Franc-Maçonnerie, cap. IV.
9
El Debir tenía una forma cúbica perfecta, pues tanto su ancho, largo y alto
medían exactamente veinte codos cada uno. Esa misma forma cúbica es la que San
Juan en el Apocalipsis describe como la de la Jerusalén Celeste, a la que el D
ebir (y por extensión todo el Templo de Jerusalén) ciertamente simboliza.
Recordemos, en este sentido, que el Debir era el "lugar" (en hebreo mishkan ) de
manifestación de la Shekinah, la "presencia real" de la divinidad: "Yo elijo y
santifico esta casa para que en ella sea invocado mi nombre, y la tendré siempre
ante mis ojos y en mi corazón" (II Crónicas, 7, 16).
10
En su peregrinaje nómada el pueblo hebreo llevaba siempre consigo el Arca de la
Alianza como su más preciado tesoro, aquello que lo justificaba como tal pueblo,
cohesionando y dando sentido por su condición de centro sagrado a todos los
aspectos de su tradición y su cultura.
11
De ahí que la construcción del Templo ejemplifique también la creación del
mundo, o del cosmos (concebido como una arquitectura), surgido del caos
primigenio a partir de la manifestación del Logos que profiere el Fiat Lux
ordenador. Recordemos que el Templo de Jerusalén tardó exactamente siete años en
edificarse, guardando ello una exacta correspondencia con los siete días, o
ciclos temporales, en los que según el Génesis fue hecho el mundo. En la
simbólica masónica este mismo número tiene una importancia fun damental, y
particularmente en el grado de maestro. Añadiremos que la denominación de Gran
Arquitecto del Universo no es sólo masónica, sino que era una expresión bastante
común entre los antiguos cabalistas. Equivale, asimismo, al "Gran Obrero"
mencionado en el Corpus Hermeticum, y del que se dice que "ha hecho el mundo, no
con sus manos, sino con su Palabra".
12
Cuentan dichas leyendas que tras el diluvio (cataclismo geológico que en
realidad separa dos períodos cíclicos de la presente humanidad) esas columnas
fueron halladas por Hermes y Pitágoras, lo cual, lógicamente, no hay que
entender de manera literal, sino que a través de ese aparente anacronismo se
esconde una verdad de orden más profundo, relacionada con las herencias
tradicionales que la Masonería ha recibido tanto de la tradición hermética como
del pitagorismo.
13
G. de Champeaux y S. Sterckx, Introducción a los Símbolos, págs. 140-141.
14
El nombre de estas columnas derivan de dos personajes bíblicos. El primero,
Jakín, desciende por línea directa del patriarca Jacob (Génesis 46, 10),
mientras que Boaz (o Booz) aparece como unos de los ancestros del rey David (Rut
4, 21).
15
El Templo de Jerusalén estaba orientado mirando al Este desde el Debir, que se
hallaba situado, por tanto, en el Oeste, de tal manera que el Norte quedaba a la
izquierda del observador y el Sur a su derecha. En la Masonería operativa el
"trono de Salomón" estaba también situado al Oeste, "a fin de permitir a su
ocupante 'contemplar el elevarse del sol' ". Ver R. Guénon, La Gran Tríada, cap.
VII.
16
Este sistema de observación astronómica era común en otras culturas
tradicionales, como la egipcia y la caldea, todavía vivas en el periodo en que
se construyó el Templo, y que con toda seguridad ejercieron su influencia en los
constructores que trabajaban en él.
17
Esos doce toros simbolizaban ante todo las doce posiciones del sol en torno a
los signos zodiacales, pues en las antiguas civilizaciones de la cuenca del
Mediterráneo y Oriente Medio el toro era un animal eminentemente solar. Su
significación lunar le vino dada posteriormente, cuando se pierde el sentido
superior junto con las civilizaciones que lo poseyeron.
18
En la Logia masónica la presencia de ese simbolismo zodiacal y celeste está
representada por los doce nudos de la cadena de unión que rodea todo el recinto
de la misma. Señalaremos también que los estandartes de las doce tribus de
Israel figuran en la decoración de la sala capitular del Royal Arch inglés, en
cuyo rito la simbólica del Templo de Jerusalén desempeña un papel fundamental.
19
La Tradición señala que fue sobre el monte Moriah donde tuvo lugar el sacrificio
no consumado de Isaac por Abraham. Es muy probable que dicho sacrificio tuviera
lugar en el lugar que siglos más tarde pasó a llamarse "la Roca", en torno a la
cual se levantó la octogonal Cúpula de la Roca, considerada en la Edad Media
como la Casa Madre de los Templarios (también llamada capilla de San Juan), y
que posteriormente, durante el dominio musulmán, se convirtió en la mezquita de
El Aksa (para el Islam es sobre esta roca desde donde Mahoma subió a los
cielos). En ella también fue levantado el Altar de los Holocaustos del Templo de
Jerusalén, a la misma altura que el Mar de bronce, pero en la esquina Nordeste.
Se trata, por tanto, de un lugar impregnado de sacralidad, de igual importancia
para las tres tradiciones monoteístas.
20
En la Masonería operativa esta montaña tiene un significado especial, por cuanto
que es en ella donde moran simbólicamente los Tres Grandes Maestros. A este
respecto ver el artículo de R. Guénon: "Heredom", en el tomo II de Etudes sur la
Franc-Maçonnerie También, de Pierre Girard-Augry: "Les Survivances Opératives en
Angleterre et en Ecosse", aparecido en el Nº 3 de Villard de Honnecourt.
21
Hablamos concretamente de Martines de Pascually, fundador de los "Elus Coëns",
los cuales practicaban un rito masónico fuertemente impregnado de elementos
hebraicos. Esta referencia la hemos encontrado en "Quelques documents inédits",
incluido en el ya citado tomo II de Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le
Compagnonnage. Allí señala también Guénon que "la significación simbólica que se
da aquí al monte Moriah recuerda notablemente a la del Meru hindú", la montaña
sagrada polar identificada con el Eje del mundo, y sobre la que se dice estaba
situada la "Comarca Suprema" o Paradesha, de donde deriva Pardés y Paraíso. En
ese mismo estudio Guénon cita la interpretación que M. de Pascually hace de la
palabra Moriah, que él escribe Morija : "Esta palabra se divide en dos partes:
la primera, mor, significa destrucción de las formas corporales aparentes, e ija
[o iah] significa visión del Creador ". Recordaremos que Iah es uno de los
nombres de Dios, designado como el "Sol central oculto del Universo", y del que
el propio Guénon afirma que está en relación con la Estrella polar, símbolo de
la Unidad primordial, y puesto "más especialmente en relación con el primero de
los Tres Grandes Maestros [Salomón] en el séptimo [y último] grado de la
Masonería operativa", cap. XVII de los Símbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada.
22
Esta leyenda es leída durante la recepción del grado 13 del Rito Escocés Antiguo
y Aceptado, llamado de Royal Arche, en él dichas salas están relacionadas con
las sefiroth del Arbol de la Vida cabalístico. A pesar de llevar el mismo nombre
este grado no ha de ser confundido con el ya mencionado Royal Arch del Rito
inglés de Emulación, si bien en este último la misma leyenda aparece con algunas
variantes.
23
En efecto, con esta referencia a Henoch la Masonería pretende remontar su origen
mítico a las tradiciones antediluvianas. Lo mismo podemos decir de Noé, de quien
deriva el nombre de Noaquita, grado 21 de la Masonería Escocesa.
MARC GARCIA
La Masonería encarna una vía iniciática por medio de la cual aún es posible, en
un Occidente oscuro y enfermo, vincularse efectivamente a la Tradición Unánime y
Primordial. Se trata de un Arte en el que se han acrisolado símbolos, ritos y
mitos de orden cosmogónico que reyes, guerreros y hombres de oficio han
reconocido, desde tiempos inmemoriales, como soportes de realización
metafísica.
El neófito iniciado en los misterios del Arte Real recibe una influencia
espiritual que opera su regeneración psíquica, esto es, su renacimiento o toma
de conciencia de sí como hombre verdadero. Este despertar se corresponde
simbólicamente con un recorrido desde un punto de una circunferencia hasta su
centro, y también con una cuenta atrás que parte del denario y termina en la
Unidad, principio generador de la multiplicidad implícita en la década. Acabado
el viaje por los pequeños misterios comienza, sin solución de continuidad, el
tránsito por los misterios mayores, la ascensión por el eje inmóvil en torno al
cual gira la rueda del devenir, o rayo que, atravesando el Sol, traza la vía que
devuelve el ser al seno del No-Ser.
1 = n x 1/n
1 + 1 = 2
Esta operación simboliza de una manera nítida la génesis del binario por la
Unidad, y muestra que no hay nada en la naturaleza de éste que sea distinto a la
Unidad generatriz.
2 + 1 = 3
Esta construcción geométrica, como todas las del Arte de las formas, es un
soporte precioso para meditar sobre la construcción del Cosmos a partir de la
Unidad, cuyo estadio intermedio está representado por el cinco. La curvatura de
las circunferencias interiores es análoga a la de la línea sinuosa que divide
las mitades clara y oscura del yin-yang binario. Asimismo, la suma de las
longitudes de esas dos circunferencias es igual a la de la circunferencia
primera, lo que es otra expresión simbólica de la polarización de la Unidad en
la dualidad. Por otra parte, la proporción áurea, relacionada con el ternario,
signa la geometría de la estrella de cinco puntas: están en proporción áurea las
distancias entre dos vértices alternos y dos vértices contiguos, como también lo
están la longitud de un brazo de la estrella y la de un lado del polígono
invertido que constituye su cuerpo.12 La cruz de la que parte la construcción
geométrica descrita es la huella del cuaternario en la estrella pentagonal; y si
se trazan arcos tangentes a las circunferencias menores con centro en cada uno
de los dos extremos del diámetro vertical de la circunferencia primera, de modo
que los círculos menores queden inscritos en una mandorla, la distancia entre
los vértices de dicha mandorla resulta ser el diámetro de una circunferencia
cuya longitud es casi idéntica al perímetro de un cuadrado circunscrito a la
circunferencia inicial, produciéndose así la circulación del cuaternario.
Dice el Génesis que Dios concluyó la Creación en seis días, "y cesó en el día
séptimo de toda la labor que hiciera".17 El siete simboliza el reencuentro, en
el plano de la Creación, de la Unidad inmutable que es origen y síntesis de
aquélla, lo que se expresa aritméticamente mediante la suma de los siete
primeros números enteros: 7 = 1 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 + 7 = 28 = 2 + 8 = 10 = 1 +
0 = 1. También se dice que el siete es el número de la Formación, consecuencia
inmediata de las distinciones que nuestra mente establece entre las cosas
creadas -representadas por el senario-, las cuales aparecen por ello revestidas
de formas.
El establecimiento de una (aparente) diferenciación entre la realización
material y la Unidad conduce al novenario ( 8 + 1 = 9 ). El nueve es el símbolo
de la multiplicidad indefinida, representada por los indefinidos puntos de la
circunferencia que se corresponden con las indefinidas manifestaciones formales
del Ser.25 El nueve, como la circunferencia, retorna sobre sí mismo
incesantemente ( 9 = 9 + 8 + 7 + 6 + 5 + 4 + 3 + 2 + 1 = 45 = 4 + 5 = 9 ), lo
que evoca el aspecto aprisionador de las formas materiales de la manifestación,
y en particular, del pellejo de que se halla revestido el estado humano del Ser.
No hay salida posible por la tangente a merced de la corriente del devenir o
intentando correr más que ella,26 del mismo modo que no hay salida del novenario
multiplicando el nueve por otro número entero, puesto que el resultado siempre
es reducible al nueve. La única salida de la circunferencia es interior, camino
del centro o Unidad en la que todo lo manifestado debe reabsorberse, completando
el ciclo: 9 + 1 = 10 = 1 + 0 = 1.
Epílogo
El Aprendiz masón que ingresa en Logia toma asiento en la columna de
Septentrión. Se dice que es la región menos iluminada del templo, apta para
quien acaba de iniciar su andadura por la vía del Conocimiento y que "todavía no
es capaz de soportar una gran luz". Procedente del ámbito de la manifestación
total del Ser, simbolizada por el denario y por la rueda o el círculo, comienza
su camino de retorno a la Unidad, esto es, al centro de sí mismo iluminando sus
pasos con una aún débil claridad interior. Como el personaje del noveno arcano
del Tarot, farolillo en mano, avanza lentamente, con paciencia y en soledad,
regresando del nueve al ocho, del ocho al siete...
NOTAS
1
René Guénon, La Gran Tríada, cap. II. Ed. Obelisco, 1986.
2
René Guénon, Sobre el Número y la Notación Matemática. Cuadernos de la Gnosis
nº 4, pág. 7. Ed. Symbolos, 1994.
3
Relación proporcional de tres cantidades de las que una es el término medio, de
la forma a/b = b/c. En la proporción áurea, a es la longitud del segmento dado,
b la de su segmento áureo y c la de la parte menor.
4
Ver Robert Lawlor, Geometría Sagrada, cap. V. Editorial Debate, 1993. La "unidad
de medida" a que nos referimos es una longitud elegida por convención como
escala con el fin de poder medir en relación a ella las demás longitudes.
Tratándose de una magnitud continua, es divisible indefinidamente a diferencia
de la unidad aritmética, la cual es necesariamente indivisible y sin partes (ver
René Guénon, Sobre el Número y la Notación Matemática. Cuadernos de la Gnosis nº
4, págs 25-26. Ed. Symbolos, 1994). Por otra parte, si en la ecuación de la nota
3 se asigna un valor 1 a la longitud a, c resulta ser el cuadrado de b, y
recíprocamente, b la raíz cuadrada de c.
5
Lao Tse, Tao te King, XLII. Versión de John C. H. Wu. Editorial Edaf, 1993.
6
René Guénon, Los Principios del Cálculo Infinitesimal, cap. IX
7
Ver Siete Maestros Masones, Símbolo, Rito, Iniciación. La Cosmogonía Masónica,
cap. 13. Ed. Obelisco, 1992.
8
René Guénon, Sobre el Número y la Notación Matemática. Cuadernos de la Gnosis nº
4, pág. 11. Ed. Symbolos, 1994.
9
Ver Robert Lawlor, op. cit., cap. VII.
10
Federico González, El Tarot de los Cabalistas, Vehículo Mágico, cap. II.
Editorial Kier, 1993 (traducción al italiano en web del autor).
11
Ver Robert Lawlor, op. cit., cap. VII. Otra manera más sencilla y conocida de
dividir la circunferencia en cinco partes iguales es trazar dos diámetros
perpendiculares de dicha circunferencia y abatir sobre uno de ellos, por medio
de un giro en torno al punto medio de uno de sus dos semidiámetros, el segmento
recto que une ese punto con un extremo del otro diámetro. La distancia entre el
citado punto medio y su correspondiente abatido es igual a la distancia entre
dos vértices consecutivos de una estrella de cinco puntas inscrita en la
circunferencia dada.
12
Ver Robert Lawlor, op. cit., cap. VI.
13
En el camino entre Jerusalén y Emaús, Cristo revela a dos de sus discípulos el
sentido interior de las Escrituras (Lc 24, 13-35). Curiosamente, la distancia
entre ambas poblaciones es de "sesenta estadios".
14
No es casual que el día se divida en 6 x 4 = 24 horas, la hora en 6 x 10 = 60
minutos y el minuto en 6 x 10 = 60 segundos.
15
Siete maestros masones, op. cit., cap. 29.
16
Ver Aldo Lavagnini, Manual del Compañero, pág. 126. Ed. Kier, 1992.
17
Gn 2, 2.
18
La inscripción en una circunferencia de un heptágono o de su polígono estrellado
equivalente se apoya en un punto exterior a aquélla.
19
Esta construcción geométrica tiene una aplicación más amplia. Si el diámetro de
la circunferencia se divide en N partes iguales, siendo N cualquier número
entero mayor o igual a 3, se obtienen los vértices de un polígono regular
inscrito de N lados.
20
Siete maestros masones, op. cit., cap. 17.
21
Ver Federico González, op. cit., cap. 1.
22
Ver René Guénon, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, cap. XLII. Ed.
Eudeba, 1988.
23
Comprendida, o al menos entrevista la razón de ser de la forma y el
emplazamiento de la pila bautismal, su sustitución por un barreño situado junto
al altar, tan frecuente en las actuales celebraciones del bautismo cristiano
resulta tremendamente grotesca.
24
René Guénon, Aperçus sur l'Initiation, cap. XXIII. Editions Traditionnelles,
1992.
25
René Guénon, Sobre el Número y la Notación Matemática. Cuadernos de la Gnosis
nº 4, págs. 14-15. Ed. Symbolos, 1994.
26
Se diría que algo así es lo que persigue el mundo moderno afanosamente: remando,
llegar más rápido que el agua del río a la cascada por donde debe precipitarse
definitivamente.
FRANCISCO ARIZA
Cada uno de los grados masónicos de aprendiz, compañero y maestro, posee sus
propias palabras y gestos rituales, los cuales, aun recibiéndose por etapas,
están no obstante perfectamente coordinados, conformando finalmente una sola
palabra y un único gesto inseparables e indistintos, análogos a los que fueron
emitidos en el origen, que de esta manera se actualiza y se hace presente. De
todo esto se desprende que la culminación en una vía como la que propone la
iniciación masónica no es otra que la total identificación con el acto creador
(generador) del Gran Arquitecto, identificación que sólo se hace efectiva con la
llegada a la maestría, o lo que es lo mismo cuando la individualidad humana se
universalice al quedar absorbida, por la atracción nacida del amor al
Conocimiento, en la unidad de su Principio divino, de la que sólo se separó
ilusoriamente.10Lo que decimos guarda estrecha relación con lo que en la
Masonería se denomina la "búsqueda de la Palabra perdida", que es el verdadero
Nombre del Gran Arquitecto, y que el hombre ha de recomponer "reuniendo lo
disperso" de su ser, pues al fin y al cabo ese Nombre es el cosmos entero
considerado en su esencia inmutable e imperecedera.
El número de estos centros, e incluso el orden de su disposición, varía en las
diferentes tradiciones. En el caso de la Masonería dichos centros se ubican en
puntos concretos señalados por signos gestuales realizados mediante una
determinada posición de las manos, signos que son llamados de "reconocimiento" y
de "penalización", y cuya posición es distinta en cada uno de los tres grados.
En el primer grado el signo se realiza a la altura de la garganta, en el segundo
en la del corazón y en el tercero a la altura del ombligo o entre las dos
caderas, y finalmente en la sumidad de la cabeza. A esto hay que añadir la
vocalización de las palabras de paso y las palabras sagradas propias de cada
grado, y que en sí mismas revelan un sentido simbólico directamente relacionado
con la búsqueda de la "Palabra perdida", es decir con las etapas vividas durante
el proceso de la realización interior. Naturalmente, no podemos desarrollar aquí
todo lo que sugiere esta rica simbólica, y tan sólo indicaremos que tanto los
signos, como los toques y palabras simbólicas en la Masonería son semejantes a
los mu dras (gestos manuales) y los mantrams (pronunciación de nombres, palabras
y sílabas sagradas) pertenecientes a las vías de realización hindú y budista, lo
que prueba la perfecta concordancia existente entre las diversas formas
iniciáticas en lo que respecta a la constitución o arquitectura interna del ser
humano, ejemplo claro de la universalidad y coherencia de la doctrina
tradicional allí donde ésta se manifieste.
En esta nueva etapa de su viaje al iniciado a los misterios del Sí mismo le son
necesarios otros símbolos herramientas para proseguir con la obra de la
regeneración. De esta manera, y para que la piedra bruta se acabe de pulir, es
imprescindible la ayuda de la escuadra, la cual le va señalando enmarcando el
perfecto tallado y cubicaje. La escuadra, al ser también un símbolo de la
rectitud interior, está asociada a la idea de axialidad, pues su forma resulta
de la unión por su vértice de un eje vertical y otro horizontal. Es precisamente
la toma de conciencia de estas dos coordenadas geométricas (que expresan
principios universales), como la piedra bruta, se convertirá, o mejor se
"transmutará" en piedra cúbica. Además, hecho evidente, la piedra cúbica es la
más apta para la construcción, es decir, la que hace posible "levantar" la obra
a partir de sus cimientos. Mas ese levantamiento se efectuará con la
intervención de otras dos herramientas, por lo demás complementarias: el nivel y
la plomada. Con la primera, el compañero se asegurará que la base no tenga
desnivel, o dicho de otra manera, que la purificación con el mazo y el cincel se
hayan llevado a cabo de manera efectiva, asegurando así la firmeza y estabilidad
de la obra interior. Es ésta una simbólica que expresa la acción conjunta de las
cuatro virtudes cardinales, las cuales, efectivamente, "nivelan" y equilibran
los impulsos de las pasiones inherentes a la naturaleza humana: "Preparad el
camino del Señor, enderezad sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte
y colina rebajado, lo tortuoso se hará recto y las asperezas serán caminos
llanos" (Lucas, III, 4-5). En este sentido, las virtudes cardinales
corresponden, arquitectónicamente, a las cuatro piedras de fundación situadas en
las cuatro esquinas o ángulos del templo, sosteniéndolo en su elevación
vertical.
Esa rectificación es simultánea a la reintegración de lo individual en lo
universal, lo cual conlleva una total reconversión psicológica que propicia el
nuevo nacimiento. Aquello que estaba disperso se ha reunido y "cristalizado" en
una forma, una estructura que refleja (al haberse "conformado" a la armonía del
orden cósmico) su modelo prototípico e imperecedero. El compañero, al comprender
y vivir los misterios de la cosmogonía, que son los de él mismo, volvemos a
repetir, hace de su oficio (cualquiera que éste sea) un ministerio, y de su vida
un arte, ejecutando y transmitiendo libremente las órdenes recibidas del Gran
Geómetra, que es como se designa en este grado al Gran Arquitecto o Principio de
la Construcción Universal. Asimismo, ese renacimiento, ese volver a nacer de
nuevo en y por el Conocimiento, está simbolizado por la estrella pentagramática
o "Estrella flamígera". Las cinco puntas de esta estrella indican que el hombre
ha accedido a su "quintaesencia", lo que quiere decir que ha realizado y
desarrollado todas las posibilidades comprendidas en el estado humano. De otro
lado, la quintaesencia es el centro de la cruz de los cuatro elementos, y por
consiguiente el punto de conciliación y superación de las energías contrarias
que esos elementos representan en el plano de la materia y de la psiqué. Es
evidente que en el simbolismo constructivo la quintaesencia está figurada por la
"piedra fundamental", situada en el centro mismo del cuadrado señalado por las
cuatro piedras de las esquinas, llamadas corner stones, literalmente "piedras de
esquina o de ángulo", y que son como un reflejo cuatripartito de la piedra
fundamental del centro, equivalente al ara o altar del templo. En medio de la
Estrella flamígera figura la letra "G", curiosamente la inicial de Geometría y
de Dios en inglés (G od), letra de la que Guénon dice que sustituyó al Iod
hebraico, que es el símbolo de la Gran Unidad. Así pues, en el centro del estado
humano, en su corazón, lo que en realidad habita es el Principio divino, que
teniendo como soporte en nuestro mundo a la individualidad humana regenerada,
irradia su luz a todas las cosas.12
NOTAS
1
No vamos a hablar aquí de los llamados "altos grados" o "grados complementarios
a la maestría", cuyo número varía en cada uno de los Ritos masónicos actuales.
Pensamos que algunos de esos altos grados representan un desarrollo de ciertos
aspectos iniciáticos contenidos ya en el grado de maestro.
2
La misma estructura cósmica e iniciática la encontramos en el antiguo símbolo
del "triple recinto druídico", en donde se distinguen tres cuadrados
concéntricos, del más interior de los cuales parten cuatro líneas que atraviesan
los dos cuadrados restantes hasta sus límites. En la jerarquía iniciática las
líneas que parten del cuadrado central corresponden a los canales a través de
los cuales se transmite, de a dintra a adextra, la enseñanza de la doctrina y
del Conocimiento a todo el resto de la organización iniciática. En la Masonería
el conjunto de los tres cuadrados (o círculos) equivalen a las tres "Cámaras" de
los grados de aprendiz, compañero y maestro. En este último, la Cámara se
denomina "del Medio", y se identificaría entonces con el cuadrado central del
triple recinto druídico (ver cap. X de los Símbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada, de René Guénon).
3
La expresión "tinieblas exteriores", o "inferiores", que se utiliza para
referirse al mundo profano, constituyen el reflejo invertido y oscuro de las
"tinieblas superiores más que luminosas", las cuales conforman la esfera
inteligible de los arquetipos espirituales.
4
En el sentido en que Aristóteles daba a la expresión de la potencia al acto, es
decir como un paso de la posibilidad a lo real contenido en ella.
5
Sabiduría, XI 20.
6
La Belleza es el nombre que recibe uno de los tres pilares sobre los que se
apoya la edificación del templo masónico, y por extensión del templo del mundo.
Los dos restantes pilares se denominan Sabiduría y Fuerza. Sabiduría, Fuerza y
Belleza, equivalen respectivamente al "número, peso y medida" divinas.
7
Principio verdaderamente atemporal, pues está ocurriendo en estos precisos
momentos, lo cual se relaciona con el "mundo creado a cada instante" o "renovado
a cada soplo" del sufismo islámico.
8
Palabras y gestos se encuentran dentro de la clasificación tradicional
establecida entre los símbolos sonoros y los símbolos visuales,
respectivamente.
9
Se ha dicho que conocimiento y conacimiento son exactamente lo mismo, y uno es
lo que conoce.
10
El ingreso al grado de maestro representa la reintegración del "estado
primordial", tal cual fue vivido por los primeros hombres en el Paraíso. Si
hasta alcanzar ese grado el recorrido ha sido horizontal (terrestre), a partir
de él comienza el ascenso vertical por los estados superiores del ser,
vinculados con los diversos cielos planetarios. Por otro lado, debe quedar bien
claro que aquí hablamos del Maestro interno, pues en la actual Masonería muy
pocos de los que ostentan ese grado (conferido muchas veces por puras
necesidades prácticas de la Logia) han conseguido siquiera llegar a auténticos
aprendices o compañeros.
11
Según la Alquimia en el plomo, el metal más denso y opaco, se esconde la
luminosidad inalterable del oro.
12
La letra Iod es la primera de las cuatro letras hebreas que componen el
Tetragrammatón, el nombre inefable de Dios. Igualmente, entre los operativos la
Estrella pentagramática era el símbolo de la Estrella Polar y por tanto del Gran
Arquitecto. Esta idea fue sin duda heredada de los pitagóricos, para los cuales
el Pentagrama constituía su signo de reconocimiento, además de ser el símbolo de
la Armonía universal. Los pitagóricos designaban al pentagrama con el nombre de
pentalfa, pues está formado por la reunión de cinco (penta) alfas, que es
también la primera letra del alfabeto griego. A este respecto debemos recordar
que los pitagóricos hacían corresponder a cada una de las sumidades del pentalfa
una de las letras de la palabra "eigeia" (salud), siendo la salud corporal un
símbolo vivo de la armonía y equilibrio interior del hombre regenerado que
accede al centro de sí mismo. Además, esas letras se disponían según el sentido
polar, lo que indica de una manera bastante clara la conexión del pitagorismo
con la Tradición Primordial o hiperbórea.
13
La "piedra cúbica en punta" sintetiza la unión por su parte superior del
cuadrado y del triángulo, o según otro simbolismo la efectivización de las
cuatro virtudes cardinales y las tres virtudes teologales, terrestres unas y
celestes las otras. Esa misma figura creada por la unión del cuadrado y del
triángulo es el símbolo alquímico de la "piedra filosofal", la cual también
representa el acabamiento y perfección de la Gran Obra hermética. Como vemos se
trata del septenario (3 + 4 = 7), el cual es tomado en todas las tradiciones
como el número cosmogónico por excelencia. Añadiremos que siete es el número
necesario para que una Logia sea "justa y perfecta".
14
En la simbólica cristiana la piedra angular se identifica con Cristo mismo, que
representa igual principio espiritual que El Gran Arquitecto en la Masonería. La
inutilidad de esta piedra durante la construcción en realidad confirma su
carácter supracósmico, pues no puede ocupar otro lugar que el centro mismo de la
cúpula. Esa piedra es la verdadera clave de bóveda, es decir la "llave" (clave)
con la que se comprende el sentido simbólico de toda la construcción. Ella está
en realidad al principio y al final de toda la obra, como el Espíritu es el Alfa
y el Omega de toda la Creación.
15
René Guénon, "KâlaMukha", cap. LIX de Símbolos Fundamentales
Aunque todas comienzan con la expresión "A la Gloria del Gran Arquitecto del
Universo. Libertad, Igualdad, Fraternidad. Venerable Maestro, Queridos
Hermanos", lo indicamos sólo al comienzo para evitar repeticiones innecesarias.
Se han conservado los títulos o encabezados en las que así consta.
A. L. G. D. G. A. D. U. L. I. F.
Todo ello, al obedecer a leyes cósmicas que se desarrollan muy a pesar del
cosmos mismo, tiene su efecto en el hombre, quien en su camino iniciático pasa a
través de sucesivas muertes y nacimientos, ritualizando y efectivizando así en
su persona, el orden cíclico que signa todo proceso de manifestación.
** *
Siendo así, os ruego, QQ. HH., que queráis nombrarme H. Ermitaño a partir de
ahora. El Ermitaño representado en la novena carta del Tarot anda en las
tinieblas con la débil luz de un farol en la mano. Se diría que va en busca de
la verdadera luz, al igual que todos los que hemos solicitado ser recibidos
masones; su imagen proyecta en nosotros el recuerdo de que "no somos realmente
masones hasta el día en que nuestro espíritu se ha abierto a la inteligencia de
los misterios de la Masonería" (Ritual del primer grado simbólico). Como masón,
mi destino no es otro que posibilitar la iluminación efectiva de mi corazón.
* * *
El mazo y el cincel
En nuestra Orden dos son las herramientas que han sido legadas para acometer en
este grado la tarea; el mazo y el cincel.
* * *
La plomada y el nivel
El masón se expresará pues siendo consciente del eje que le anima, aspirando a
realizar la unión de ambos instrumentos, síntesis que de hecho sólo realiza la
escuadra perfecta, atributo del V. M., centro crístico de la cruz donde se
resuelven las expresiones y las tensiones, morada de la Paz y el Silencio.
* * *
Primavera y Pascua
Por eso es importante, Queridos Hermanos, que nuestra Logia celebre esta noche
la memoria del rito Pascual, y que además ello coincida en unos momentos en que
la propia Logia está también en un proceso de "pasaje" y de "renovación", al
haberse cumplido un ciclo de ella misma y estar abriéndose otro en el que nuevas
posibilidades deberán ser manifestadas y desarrolladas, siempre en el Nombre y a
la Gloria del Sumo Arquitecto, lo que la hará progresar (y con ella a todos
nosotros) en las "vías que nos han sido trazadas". Sólo así la Logia será un
refugio en el que los Hermanos realizan sus trabajos y estudios "a cubierto" del
mundo profano, amparados en las ideas que la Tradición nos transmite a través de
los símbolos y los ritos, y viviendo realmente lo que significa la Libertad, la
Igualdad y la Fraternidad, que es, por cierto, mucho más que la simple
"camaradería". Y para ello es fundamental que cada uno sepa "el lugar y el sitio
que le corresponde", pues será a partir de ahí que la Logia reflejará
verdaderamente la armonía del orden cósmico, reflejo a su vez de la Belleza, la
Inteligencia y la Sabiduría del Gran Arquitecto del Universo.
* * *
Pascua, en hebreo Pesah, significa "pasar más allá". El pueblo hebreo había
heredado de los pueb los nómadas el rito de la pascua, mediante el cual se
actualizaba la renovación cíclica del cosmos y la partida de los rebaños hacia
los pastos de verano el día siguiente al plenilunio del primer mes lunar después
del equinoccio de primavera. Los primogénitos del rebaño eran inmolados esa
misma noche y su sangre esparcida sobre las cabañas, como acto de purificación y
salvaguarda contra los peligros que amenazaban a la comunidad. Después en comida
ritual se ingería la carne de los corderos y se danzaba saltando ritualmente
como figuración del "pasar más allá". Era una fiesta pues de "tránsito" y
consiguientemente de renovación cíclica del cosmos.
Fue, coincidiendo con la fiesta de la pesah , que el pueblo elegido de Dios,
abandonó, por mandato de Éste, Egipto. El acontecimiento se relata en el Exodo
con el anuncio de la décima plaga que sufrirá el pueblo de Egipto como sigue:
"Dijo YHVH a Moisés y Aarón en el país de Egipto: Este mes será para vosotros el
comienzo de los meses (...) el día diez de este mes tomará cada uno para sí una
res de ganado menor (...) el animal será sin defecto, macho, de un año (...) lo
guardaréis hasta el día catorce de este mes y toda la asamblea de la comunidad
de los israelitas lo inmolará entre dos luces. Luego tomarán la sangre y untarán
las dos jambas y el dintel de la casa donde lo coman. En aquella misma noche
tomarán la carne. La comerán asada, al fuego, con ázimos y con hierbas amargas
(...) no dejaréis nada para mañana, lo que sobre al amanecer lo quemaréis (...)
así lo habréis de comer: ceñidas vuestras cinturas, calzados vuestros pies y el
bastón en vuestras manos; y lo comeréis de prisa. Es pascua de YHVH. Yo pasaré
esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país de
Egipto (...) la sangre será vuestra señal en las casas donde moráis, cuando yo
vea la sangre pasaré de largo entre vosotros, y no habrá entre vosotros plaga
exterminadora (...) este será un día memorable para vosotros, y lo celebraréis
como fiesta en honor de YHVH de generación en generación. Decretaréis que sea
fiesta para siempre."
YHVH hizo caer la décima plaga sobre Egipto al permitir así la salvación del
pueblo de Israel en ocasión de la Pesah. Asimismo Cristo murió en ocasión de la
Pesah. La Pascua judía preparaba así la Pascua Cristiana: Cristo, Cordero de
Dios, es inmolado en la Cruz y comido en la Cena en la Pascua Judía, lo que es
la Semana Santa. Trae así la salvación del mundo (su renovación cíclica), y este
acto de redención se convierte en el centro de la liturgia cristiana y se torna
en el dogma fundamental de la fe. Al igual que los corderos inmolados en
sacrificio, a los cuales no se les debía quebrantar ningún hueso, sólo fue
herido, y de la herida brotó sangre y agua, cumpliéndose así las escrituras y la
palabra de YHVH, como relata el Bautista quien también dice "He aquí el Cordero
de Dios, he aquí el que quita los pecados del mundo."
* * *
La fe, la esperanza y la caridad no son virtudes humanas. Son divinas, dones del
Espíritu Santo, por eso son "teologales", o sea, que tienen que ver con el
conocimiento de la Deidad, directo o indirecto.
Por lo que el rito es una audición, y es por eso que es un rito, o un símbolo en
acción. Una realidad sólo conocida por Aquél que la ha inventado. Por "el que se
inventa a símismo: Dios".
LA MASONERIA
TRADICION VIVA DE OCCIDENTE *
FRANCISCO ARIZA
Está claro que son esas ideas, vehiculadas por los códigos simbólicos, las que
dan verdadera "fuerza y vigor" a la Masonería. Además, y como iremos viendo,
dichas ideas han tenido también un papel activo en la historia de Occidente,
especialmente a partir del momento en que ésta empieza a conformarse durante los
primeros siglos de nuestra era, a lo que contribuye decisivamente toda la
herencia cultural de la Antigüedad Clásica. En este sentido debemos recordar que
desde sus orígenes la Masonería pertenece a un ámbito mucho más amplio: el de la
Tradición Hermética, que está a su vez comprendida dentro de la Tradición
Unánime, también llamada Filosofía Perenne, términos que expresan muy bien la
idea de un Saber presente ininterrumpidamente en todos los pueblos y
civilizaciones a lo largo de la historia, y que constituyen
una serie ordenada de conocimientos interrelacionados, de una doctrina (jamás de
un dogma), capaz de explicar a los hombres su propia naturaleza y la del mundo
en que viven.1
Podemos entonces decir que dichas civilizaciones han existido gracias a ese
Saber y a los conocimientos que de él derivan y que han conformado la idea misma
de cultura, como podemos apreciar estudiando, y sobre todo comprendiendo, la
concepción del mundo (esto es la cosmogonía y la metafísica) que ellas nos han
dejado a través de la sacralidad de sus códigos simbólicos, sus ritos y mitos
fundacionales.
La Masonería tiene también sus símbolos, sus ritos y sus mitos, todos los cuales
configuran en efecto una concepción del mundo y del hombre basada
fundamentalmente en el Arte Constructivo, imbricado con las restantes
disciplinas que conforman la médula del Hermetismo: la Alquimia, la Teúrgia, la
Magia Natural y la Astrología-Astronomía, también llamada Ciencia de los Ciclos
y de los Ritmos, sin olvidarnos de las distintas corrientes de pensamiento que
procedentes de las Religiones de Misterios, del Pitagorismo, del Neoplatonismo,
de la Gnosis judía y cristiana y la herencia de la antigua sabiduría Egipcia,
fueron fijadas, bajo la advocación del dios Hermes, en la Alejandría de los
primeros siglos de nuestra era, y de la que surgirían las ideas-fuerza que han
hecho posible el desarrollo de la cultura occidental en su más amplia expresión,
y que lejos de apagarse con la llegada de las ciencias materialistas que han
generado al mundo moderno, continúan estando vigentes a través de diferentes
instituciones, grupos y personas, vinculadas de una u otra manera con la
Tradición de Hermes.
Qué duda cabe que la Masonería constituye hoy en día una de esas instituciones,
y aunque nacida bajo su forma actual en el siglo XVIII porta sin embargo en su
seno la profunda huella dejada por las antiguas tradiciones de constructores,
como lo testimonian muchos de sus símbolos, entre los que destacan los
geométricos y los relacionados específicamente con la construcción, como el
compás, la escuadra, el nivel, la plomada, etc. Existe también todo un código
ritual que se vincula con esa simbólica, y desde luego los nombres de sus tres
grados (aprendiz, compañero y maestro) revelan indudablemente un origen
artesanal y de oficio. Además, el propio trabajo iniciático conserva en la
Masonería un carácter colectivo y grupal, lo que está expresado perfectamente en
la llamada "cadena de unión".
No es poca cosa esa herencia, teniendo en cuenta además que esas mismas
corporaciones de constructores eran también herederas, por distintas vías, de
las que se conocieron a todo lo largo y ancho de la cuenca mediterránea, y muy
especialmente de aquellas que existieron en Egipto y el Cercano Oriente (sobre
esto ver en la página telemática de SYMBOLOS "El Simbolismo Astronómico en la
Arquitectura del Cercano Oriente" de Adrian Snodgrass).
Y puesto que hablamos de Pitágoras y Platón, hemos de tener en cuenta que en las
antiguas civilizaciones muchas veces los nombres de las personas, ya históricas
o legendarias, designan más que a esos personajes mismos a los conocimientos que
ellos vehicularon y que con frecuencia se transmitieron por el conducto de las
escuelas o cofradías que fundaron. Es lo que en cierto modo ocurre también con
el pitagórico Euclides, uno de los jefes de la Escuela Matemática de Alejandría
allá por el siglo III a.C., y que es mencionado en los "Antiguos Deberes" (Old
Charges) de los masones medioevales como el "padre" de la Geometría,
recalcándose que ésta no designa sino a la propia Masonería.2
Y ya que mencionamos a los Old Charges hemos de decir que éstos constituyen una
serie de manuscritos originarios de la Masonería inglesa y escocesa, los
primeros de los cuales aparecen hacia el fin de la Edad Media (el Regius y el
Cooke concretamente) y los últimos hacia el siglo XVIII (el Graham y el
Dumfries), período de unos trescientos años durante el cual tiene lugar el
cambio de la Masonería del oficio en la Masonería especulativa. Esos manuscritos
contienen sobre todo una historia legendaria de la fraternidad masónica,
historia que trata principalmente del "origen primero de la Geometría",
destacándose también al resto de ciencias y artes liberales. Se menciona a sus
fundadores míticos y antediluvianos (Caín, Seth, Henoch, Lamec, Jabel, Jubal,
Tubalcaín, Noemá, Noé) y a ese linaje de dioses, sabios y filósofos (Hermes,
Pitágoras, Euclides), patriarcas (Abraham) reyes (Nemrod, David, Salomón, Hiram
de Tiro, Carlos Martel, Athelstan, Edwind), artesanos históricos y legendarios
(Hiram, Adoniram, Amon, Naymus Grecus), y tantos otros que han transmitido la
Ciencia Sagrada a lo largo del tiempo y que constituyen la auténtica "cadena
áurea" de la Orden masónica, en la que pervive la memoria de un origen mucho más
antiguo (tan antiguo como la Geometría). Y es justamente para que esa memoria no
se perdiera que se plasmó por escrito (a través de los Old Charges y otros
documentos de la Masonería continental)3 lo que antes se transmitía de forma
oral. En esa transmisión, ya fuese oral o escrita, se vehiculaba, como decimos,
la historia sagrada de la Orden, la que formaba parte de la enseñanza que
recibían los que recién ingresaban en el oficio. En este sentido hay constancia
de que la costumbre de leer los Old Charges al nuevo masón era común en la época
medioeval y renacentista, y lo continuó siendo durante el siglo XVIII, como lo
atestiguan las propias "Constituciones de Anderson", en las que figura
explícitamente la obligación de leérselos al recipiendario como parte integrante
del rito de iniciación.
O como decía también el sabio taoísta Chuang-Tsu, citado por René Guénon:
Pero cuando ese Principio, que es el Gran Arquitecto del Universo, se ignora o
se lo considera como una entelequia sin relación alguna con la vida y el destino
del ser humano y las civilizaciones, entonces la propia historia, y en
definitiva todas las cosas, se convierte en un mosaico de fragmentos dispersos y
desordenados faltos de la auténtica unidad que proporciona el conocimiento
metafísico y simbólico.
* * *
Cuando más arriba comentamos que los collegia fabrorum romanos se cristianizaron
queríamos decir que asumieron la herencia cristiana, o para ser más precisos: la
herencia judeo-cristiana, pues la civilización medioeval es fundamentalmente
judeo-cristiana, y los gremios de constructores no fueron ajenos a esa realidad,
hasta el punto de que las catedrales y otras edificaciones se construyeron
teniendo su modelo simbólico en el Templo de Salomón, hecho éste que podemos
considerar como crucial en la historia posterior de la Masonería y en general
del esoterismo occidental. En efecto, los constructores medioevales al tomar el
Templo de Salomón como su modelo simbólico se convirtieron también en los
herederos de los constructores que edificaron aquel Templo, que es a su vez una
imagen de la Jerusalén Celeste, o sea de la Ciudad Mítica que describieron
Ezequiel y posteriormente San Juan, pero cuyo origen es en esencia atemporal y
enlaza directamente con una genealogía espiritual (los antepasados míticos e
históricos, habitantes del "Oriente Eterno") que supera en este caso a una
tradición específica (como pudiera ser la judeo-cristiana), remontándose al
origen mismo de la humanidad.
con todo aquello que es perenne y que refleja las ideas o arquetipos universales
(...) En este sentido lo antiguo es perfectamente actual.5
Y si ese centro del mundo de que se habla más arriba lo extrapolamos a la época
medioeval, y posteriormente a la renacentista, vemos que éste no es otro que el
propio Templo de Jerusalén, o Templo de Salomón, imagen de la Ciudad Celeste, y
es precisamente la Idea que promueve esa Ciudad la que impulsa realmente a los
constructores a cumplir con su oficio, dejando la huella de su Arte y su Ciencia
grabada en la piedra de la catedral románica y gótica, y por tanto plasmando en
ellas una cosmogonía tejida de relaciones permanentes entre el mundo natural y
el sobrenatural, entre el mundo físico y el metafísico, siendo el símbolo el
intermediario entre ambos y el que hace posible su unión en la mente y el
corazón del hombre.
Una forma de transmitir la enseñanza del Arte Constructivo era a través de los
signos lapidarios, es decir de las marcas grabadas en la piedra. A través de
esos signos los antiguos masones y compañeros constructores querían
efectivamente transmitir una serie de conceptos e ideas relacionadas con el
conocimiento de la cosmogonía, de sus principios y leyes fundamentales,
plasmadas en las formas geométricas. En realidad todos los signos lapidarios se
reducen a unos cuantos esquemas fundamentales: el círculo, la línea (eje), la
espiral, el cuadrado, el triángulo y la cruz. A partir de ellos se generan todos
los demás signos (y también el diseño de las propias herramientas que se
utilizaban para la construcción: mazo, cincel, plomada, nivel, escuadra, paleta,
compás, etc.), y todos juntos conforman un código o lenguaje simbólico que
constituye la "clave" para entender el significado profundo que encierra la
propia construcción realizada de acuerdo al modelo cósmico. Así pues, los signos
lapidarios están estrechamente vinculados a la arquitectura, la cual en el fondo
no representa sino el desarrollo completo de las ideas expresadas a través de
dichos signos, o símbolos.
De Bizancio a Irlanda los compañeros viajeros han dejado sobre la piedra su
signatura parlante bajo la forma de signos lapidarios (...). Esta signatura
constituía en suma la imagen reducida de un plan de edificio construido sobre su
círculo director, según este 'arte de geometría', una de las siete artes
liberales, enseñado en las universidades monásticas y a partir del cual una
metafísica fue edificada. Grabando su signo el compañero no 'justificaba'
solamente su identidad, sino su cualidad y sus conocimientos.7
Por otro lado, el hecho mismo de grabar los signos en la piedra se consideraba
un rito, quizás por el mismo hecho de que éste, el rito, no es sino el símbolo
en acción, es decir actuante, y el mismo trazado simbólico es, a su vez, la
fijación de un gesto ritual. Precisamente, el origen de ese gesto está en el
propio acto del Gran Arquitecto creando el cosmos, por lo que la construcción
aparece entonces como una verdadera "imitación" de ese mismo acto, o gesto
inteligente, que es además el origen de todo verdadero arte, cualquiera que éste
sea, pero que siempre tendrá como objetivo esencial poner nuestro ser en armonía
con el ritmo del mundo, fuente de toda vida y expresión dinámica de la Unidad
primordial. Tengamos en cuenta, en este sentido, que los antiguos arquitectos y
maestros de obra no utilizaban como hoy planos detallados del edificio a
construir. Estos eran mucho más sencillos, reducidos en bastantes ocasiones a
diseños de las distintas partes de la construcción. Esta, en sus aspectos
esenciales, era la proyección al exterior de una imagen sutil concebida en la
mente y el espíritu del arquitecto, y los oficiales que tenía a su cargo
conocían perfectamente las reglas y técnicas del oficio necesarias para su
realización, las cuales les fueron reveladas oralmente y comprendidas mediante
la práctica reiterada (y ritual) de ese mismo oficio.
Por todo ello no es de extrañar que junto a los constructores encontremos a los
sabios alquimistas, que eran también astrólogos, magos y teúrgos, perfectos
conocedores de las ciencias de la naturaleza aplicadas como símbolos vivos del
proceso iniciático y regenerador. Ellos dotaron a las catedrales y a otros
edificios de carácter civil de numerosos símbolos basados en las
correspondencias y analogías entre el macro y el microcosmos, siguiendo así la
máxima de Hermes Trismegisto: "lo de abajo es como lo de arriba y lo de arriba
como lo de abajo". La "piedra bruta" que los masones pulían y tallaban con
destino a la construcción, representaba lo mismo que la "materia prima" de los
alquimistas: el fundamento y la esencia de toda la Obra; ya se trate de la obra
arquitectónica mediante su transformación en la piedra cúbica, o de la obra
interior mediante su transformación en la "piedra filosofal", nombre alquímico
de la obtención del Conocimiento.8
Una construcción hecha con ese Arte que transfigura la materia y hace de ella un
símbolo permanente de la Belleza (que al decir de Platón es el "esplendor de lo
verdadero"), se genera a partir de un punto central, que es a su vez el "trazo"
de un eje vertical invisible, pero cuya presencia es omnipresente en todo el
templo. Ese punto central no es otro que el "nudo vital" que cohesiona el
edificio entero, y donde confluye y se expande, como si de una respiración se
tratara, toda la estructura del mismo. Dicho nudo era bien conocido por los
maestros de obra, que veían su reflejo en el ombligo, sede simbólica del "centro
vital" del templocuerpo humano. Esa estructura sutil del cosmoscatedral,
imperceptible a los sentidos ordinarios, se percibe, no obstante, gracias a la
intuición intelectual y a las formas visibles del cielo y la tierra, que están
simbolizadas en la construcción por la bóveda semiesférica y la base
cuadrangular o rectangular, respectivamente.
* * *
La voz perenne de la Ciencia Sagrada no se apagaría en Occidente, aunque sí
sufriría cierto debilitamiento debido al período de relativa oscuridad que
sobreviene tras el fin del Medioevo (fechado en el siglo XIV), situación ésta
que es propia de todas las épocas de transición. En efecto, en dicha época
aparece la nefasta Inquisición y con ella las persecuciones contra los adeptos
del verdadero esoterismo se acentúan por parte de la jerarquía eclesiástica, que
se va alejando paulatinamente del mensaje salvífico proclamado en los textos
evangélicos, alejamiento que ciertamente no ha dejado de producirse hasta la
actualidad.
Pero la llegada del Renacimiento, en pleno siglo XV, inaugura un nuevo ciclo que
va a traer nuevas perspectivas y posibilidades al desarrollo de las ideas
herméticas y esotéricas, las que se verán reflejadas en las distintas vertientes
de la cultura renacentista, y desde luego el oficio de la construcción se adecua
a los nuevos tiempos, beneficiándose (como en la Edad Media) de esas mismas
ideas llevándolas a la práctica mediante el Arte Constructivo.
Si bien la Masonería, como hemos visto reiteradamente, tiene sus orígenes en los
canteros de piedra medioevales, y por lo tanto en las rigideces religiosas de
las concepciones de ese tiempo, no debe olvidarse que desde esa época hasta el
siglo XVIII, donde toma su forma especulativa, estos constructores han vivido
inmersos en un nuevo mundo, el del Renacimiento, inspirado en el Corpus
Hermeticum, el Pitagorismo (también los Himnos Orficos y los Oráculos Caldeos) y
sobre todo en Platón, los neoplatónicos y Proclo, lo cual se ve reflejado en sus
palacios, iglesias, jardines y torres, arquitectura interior, ingenios mecánicos
y otras maravillas de magia natural y experimentación científicas y artísticas
(pinturas, esculturas, orfebrería y mueblería) que tuvieron su origen en la
Academia de los Médicis, dirigida por Marsilio Ficino, cuya influencia se
extendió por toda Europa por casi tres siglos, y que por cierto estuvo presente
en la Inglaterra Isabelina y sus sucesores, y que desemboca no casualmente, y
sólo para nombrar un ejemplo, en la traducción del Corpus Hermeticum por Sir
Walter Scott, maestro masón, en la misma época que las logias inglesas irrumpen
con fuerza en la Historia moderna.10
En efecto, durante todo el Renacimiento y hasta el siglo XVIII las ideas de los
filósofos herméticos y cabalistas-cristianos se reflejarán en la construcción
realizada por los gremios artesanales, cuyos arquitectos, maestros de obra y
operarios eran hombres ilustrados que conocían perfectamente la tradición de
Hermes, Pitágoras y Platón, y por lo tanto estaban versados en las más diversas
disciplinas, artes y ciencias. Como ejemplo de los arquitectos renacentistas
ligados con las ideas herméticas merece destacarse al francés Filiberto de
l'Orme (siglo XVI). Conocedor de la obra de los filósofos herméticos, cabalistas
cristianos y neoplatónicos (en su obra escrita menciona a Orfeo, Pitágoras,
Sócrates, Platón, Noé, Moisés, Salomón, Ezequiel, Marsilio Ficino, etc.), de
l'Orme aplica en la arquitectura los principios que se desprenden de las
correspondencias y analogías entre el macrocosmos y el microcosmos, entre el
mundo sutil y el mundo corpóreo, de cuya interrelación permanente nace la
Armonía del Mundo. Esta es la razón de que considerara a la arquitectura como
una imagen de esa Armonía y como un compendio de todas las artes y ciencias
cosmogónicas, y asimismo que el constructor no sólo debe poseer los
conocimientos puramente técnicos del oficio, sino que además ha de ser un
experimentado en Astronomía, Astrología, Música, Historia, Matemáticas,
Filosofía, Pintura, Medicina, etc. De l'Orme es pues un arquitecto del
Renacimiento que, como tantos otros, recibió el influjo intelectual de Hermes en
la aplicación de su Arte.
que las logias masónicas del siglo XVII podían haber sido en un sentido un
templo de la memoria, edificio imaginario que contenía lugares e imágenes fijas
ayudando a memorizar los secretos de la Palabra del Masón y los rituales de
iniciación. La recomendación formal de William Schaw para que los masones
atestigüen sobre el arte de la memoria y la ciencia a la que éste se refiere ha
sido vislumbrada por generaciones de historiadores masónicos pero su
significación nunca ha sido señalada. Y sin embargo esa recomendación nos da la
clave para la comprensión de los aspectos principales de los orígenes de la
Franc-Masonería, vinculando el oficio de masón operativo a las búsquedas de los
magos herméticos.13
Por eso mismo se sigue conservando el nombre de "taller" para designar la Logia
o el Templo, porque fundamentalmente a ella se va a "trabajar", es decir a
"tallar" la piedra bruta, que es el alma humana aún sin cultivar por la Vía
simbólica tal cual propone la iniciación hermética y masónica. Queremos decir
que a partir del momento en que prácticamente desaparece el oficio de
constructor, que basaba su obra arquitectónica en el modelo cósmico descrito en
el Templo de Salomón, la nueva Masonería se ve abocada a concentrar ese modelo
en la Logia misma, incorporando también en sus rituales una historia sagrada y
mítica que tiene al maestro Hiram, el constructor del Templo de Salomón, como
personaje central, entendiendo que esta era la única manera de que el legado
simbólico y doctrinal recibido de las diversas corrientes esotéricas de
Occidente continuara transmitiéndose a las generaciones venideras.
Recordemos en este sentido que ese período histórico vivido por la Masonería
(siglos XVI-XVII) ha sido llamado de "transición", lo que quiere decir que la
antigua Masonería del oficio estaba mutando en una sociedad esotérica capaz de
recibir en su seno no sólo la herencia de los símbolos y ritos relativos a la
construcción, sino también los de otras organizaciones iniciáticas (incluidas
las órdenes de caballería ligadas con el esoterismo cristiano14) diferentes a la
tradición de constructores pero que formaban parte como ella de un mismo
universo tradicional y de un mismo ámbito geográfico y cultural.
Por eso la Masonería de hoy, de aquí y ahora, tiene un valor incalculable para
todo aquel que desee realizar un trabajo de orden interno. En este mismo orden
de ideas, y para que se haga tal vez más "operativo" por su efectividad, el
trabajo con los símbolos masónicos debería ir acompañado de un conocimiento de
la simbólica universal, o lo que es lo mismo, de un estudio comparado con los
símbolos, ritos y mitos de otras tradiciones, ya estén vivas o desaparecidas,
pues se trata todo ello del legado sapiencial que los seres humanos de esta
época hemos recibido de nuestros antepasados, de cualquier lugar, tiempo y
tradición.
Estamos convencidos de que ese estudio comparado servirá para comprender más en
profundidad al propio símbolo, rito y mito masónico, a los que se verán formando
parte de esa Tradición Unánime o Filosofía Perenne de la que hablamos al
principio. En este sentido nos consta que existen todavía en distintos lugares
del mundo logias dedicadas a trabajar en la profundización de ese legado
simbólico, conscientes de que sólo la comprensión de las ideas en él contenidas
puede permitirles enlazar con la esencia de la Masonería y la comunicación por
tanto con esa cadena de unión que constituye, como se dice en el libro Símbolo,
Rito, Iniciación:
...una imagen en el plano de la cadena vertical que entronca con los orígenes de
nuestra Orden y asegura una transmisión regular, a través de los iniciados de
todos los tiempos, con el Gran Arquitecto Universal.16
NOTAS
*
Conferencia pronunciada en la Biblioteca Arús de Barcelona el 10 de Abril de
2003.
1
SYMBOLOS Nº 25-26: Federico González y colaboradores: "Introducción a la Ciencia
Sagrada", p. 403-404.
2
En otros manuscritos se dice que el mismo Euclides fue discípulo de Abraham, lo
cual constituye un verdadero anacronismo pues Abraham vivió aproximadamente dos
mil años antes que Euclides. Pero teniendo en cuenta que las leyendas relatadas
en los "Antiguos Deberes" tratan de historia sagrada y mítica, lo que en verdad
se quiere significar con esta leyenda es que Euclides (o sea la Masonería) fue
el discípulo que recibió el saber que el Patriarca encarnaba: el de la tradición
hebrea, entroncada con las antiguas civilizaciones mesopotámicas (contemporáneas
de Egipto), pues Abraham era oriundo de la ciudad caldea de Ur. Sobre la
relación de Euclides con Abraham ver Denys Roman: René Guénon et les destins de
la Franc-Maçonnerie, cap XII.
3
De la Masonería medioeval en el continente debemos destacar especialmente las
cofradías y guildas de Francia y los países germánicos. En estos últimos las
guildas estaban agrupadas bajo el nombre de "Federación de Logias del Santo
Imperio", conocida como la Bauhütte, cuyos centros principales se encontraban en
Estrasburgo, Colonia, Ratisbona, Viena y Berna. De esas logias salieron, por
ejemplo, "Los Estatutos de Ratisbona", "Las Constituciones de los Masones de
Estrasburgo", "Estatutos y Reglamentos de Bolonia", etc.). Sin embargo, las
leyendas que aluden a la historia mítica y tradicional de la Masonería tan sólo
se encuentran en los Old Charges ingleses y escoceses.
4
Federico González: Los Símbolos Precolombinos. Cosmogonía, Teogonía, Cultura,
cap. XVIII.
5
SYMBOLOS Nº 25-26, p.334.
6
Recordemos en este sentido que en esas civilizaciones el hogar de la casa
equivale a lo que representa el altar en el templo: un lugar "central" ligado
siempre a la idea de sacrificio y ofrenda a la deidad.
7
Luc Benoist: Art du Monde, tercera parte, cap. VI.
8
Entre los hermetistas cristianos de esa época se hacían numerosas
correspondencias entre el nacimiento, vida, pasión, muerte y resurrección de
Cristo y las distintas etapas de la Gran Obra alquímica, y así figura en muchas
expresiones del arte medioeval y renacentista.
9
De entre esas órdenes de caballería merece destacarse la del Temple, la cual
efectivamente mantenía vínculos muy estrechos con las cofradías de
constructores.
10
Hermetismo y Masonería, pág. 139.
11
Ver Ibid., cap. I. Acerca de John Dee quisiéramos decir que este maestro
hermético del Renacimiento Isabelino prologó los Elementos de Geometría de
Euclides, obra que era tema de estudio entre los arquitectos medioevales y
renacentistas. En ese Prólogo Dee afirma que
12
Sobre Elías Ashmole recomendamos nuevamente Hermetismo y Masonería de Federico
González. Asimismo El Iluminismo Rosacruz, de Frances A. Yates.
13
Robert Stevenson: Les Origines de la Franc-Maçonnerie. Le Siècle Ecossais 1590-
1710, p. 138-139.
14
15
Hermetismo y Masonería, cap. II.
16
Símbolo, Rito, Iniciación. La Cosmogonía Masónica, de Siete Maestros Masones,
cap. 33.
PHOENIX
Eblis, el Espíritu de Luz, es pues el antecedente de una gran dinastía que, como
veremos, se reproduce de modo paralelo a las genealogías de los hombres comunes.
Sin embargo, este Espíritu de la Luz, o Lucifer, ha sido siempre odiado por
estos últimos que sin poder comprenderlo se han vuelto siempre contra él de modo
radical, a tal punto que en el Corán se lo equipara con el mismo Satán. Por eso
es que Caín corrió la misma suerte y sobre sus espaldas se descargó la furia no
sólo de Adán sino también de su madre Eva y su hermano Abel, es decir de toda su
familia meramente humana y es por ese motivo que Caín tuvo que asesinar en
defensa de su auténtico linaje a Abel, lo que además de indicarnos un cambio de
ciclo signado por la salida del paraíso (donde se recolectaba directamente de
los árboles) y posteriormente por el abandono de la actividad pastoril frente a
la cultura del agro, igualmente, en la polivalencia de los símbolos, señala la
destrucción del hermano humano que cada uno de nosotros lleva también dentro de
sí. Siguiendo con Eblis o el Espíritu o Angel de Luz, se dice que fue denigrado
por no querer obedecer a Adán, un simple humano, y por ese motivo expulsado del
Paraíso constituyéndose en un espíritu que da origen a la estrella Polar al
desprenderse el brillante luminoso que tenía sobre su frente y que esa misma
condensación de la Luz, llamada Estrella Polar, como se ha dicho, es también la
residencia espiritual del auténtico Rey del Mundo, el Agartha; estos últimos
símbolos, o mejor realidades espirituales, son los que han guiado a los
auténticos iniciados de este Manvántara y de la descendencia de Eblis, o Iblis,
y a la cual pertenecen tanto Enoch, y Hermes, como Hiram Abif, constructor del
Templo de Salomón. La Biblia nos cuenta también que la Reina de Saba, Balkis,
quiso conocer Jerusalem; una vez allí la reina negra rechazó al más sabio de los
reyes y se enamoró del oscuro Hiram del que ni siquiera se conocía la
ascendencia carnal. En este mismo sentido se quieren señalar dos puntos: uno,
que en el libro de Salomón "El Cantar de los Cantares" se menciona directamente
a una amada negra que se supone con toda razón es la Sabiduría, y su relación
con el color de la piel de Balkis, Reina de Saba, y en segundo lugar que de este
último pueblo, primero judío, luego cristiano, y posteriormente también con
vínculos con el islam nace la secta de los sabeos que tenía como inspirador al
profeta Idris, identificado con el dios Hermes. Igualmente que, en el siglo XII
en el mismo Islam otra agrupación de fieles importante se dice que tenían a
Eblis como su patrono y deidad protectora por el hecho de que este no había
querido reverenciar a Adán, personaje exclusivamente humano al que sentía
inferior a su propia categoría.2 En este caso se trata de la orden Adawiyah de
la cual derivan los Yazidis o Yezidis del islam Kurdo, todos ellos emparentados
entre sí. Se trata entonces de una diferencia entre los iniciados, representados
por Eblis o Iblis, el Espíritu de la Luz, y los meros profanos, hijos terrenos
de Adán y Eva, y de dos razas absolutamente diferentes, una de ellas intelectual
y la otra simplemente profana. Queremos terminar estas líneas significando que
esta diferencia se encuentra impresa desde el principio de este ciclo en la
esencia misma del cosmos y que su pugna no podrá cesar por la envidia nacida de
la incomprensión de los simples mortales en contra de los hijos del Espíritu,
que no ha de terminar hasta el fin de este gran ciclo, siendo los primeros
múltiples y emparentados con la religión, y los últimos -los hijos de la Luz-
escasos y asociados con la metafísica. Es decir, respectivamente con lo
horizontal y lo vertical, o lo cuantitativo y lo cualitativo.
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Por lo que hemos expuesto hasta aquí, se ve que los llamados al conocimiento
necesitan desarrollar un trabajo ritual en el que deben destacarse el estudio y
la meditación y purgar su psicología para ser verdaderamente elegidos, es decir,
traspasar los términos de sus limitaciones intelectuales-espirituales, para
acceder a una nueva raza: la de los cainitas, en detrimento de las ataduras,
múltiples egos, y la ignorancia del "inocente" y correcto Abel, sujeto a la
tierra y a lo meramente humano, y sin posibilidades de acceso a otros estados
superiores del Ser Universal. Es decir, que lo que es sólo virtual debe
efectivizarse mediante una labor concentrada, sujeta a un orden y a la
concepción de una nueva visión, que va apareciendo y tornándose cada vez más
clara a medida que se va recorriendo la Vía Simbólica.
Aunque estos casos, sin ser excepcionales, no son los que queremos tratar ahora,
sino aquéllos en que estos primeros estados del mundo intermedio ya han sido
superados, pero hemos deseado señalarlos para que no se confundan con otros
planos de mucho mayor nivel, incluso de otra naturaleza, y que también forman
parte del descubrimiento de la propia identidad, o sea nuestra correspondencia
con el Ser Universal.
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Es conocida la sentencia "Conócete a ti mismo" ubicada a la entrada de la
Academia Platónica, la cual es el verdadero programa y al mismo tiempo el fin de
la filosofía. Pues dada la analogía, es decir la correspondencia entre el macro
y microcosmos, incluye el Conocimiento esencial del Universo.
En cuanto a la Biblia y las tres religiones que derivan de sus textos, el Ego
sum qui sum se refiere obviamente a la identidad del Ser Universal, que se
refleja en el ser individual.
Pero no para todos los pueblos y religiones esto es tan marcado y algunas como
el hinduismo, el budismo o el taoísmo no ponen su énfasis en el ser humano como
tal, valoración propia de Occidente y su cultura, y mucho menos en su
personalidad como lo hace desde tiempos recientes la Psicología, aunque para
todas estas concepciones tanto orientales como occidentales el hombre juega un
papel central en la creación.
Pero ¿qué es este ser? y ¿cómo puede conocerse? o, al menos, ¿de qué forma
acceder a él? Estas preguntas, formuladas explícitamente o no, conforman el
bagaje del hombre contemporáneo, al menos el de la minoría de los que pueden
tener inquietudes de este tipo y que se diferencia de la inmensa mayoría sumida
en el sueño y lo consuetudinario. Las tres grandes preguntas de la Filosofía:
¿De dónde vengo? ¿Quién soy? ¿A dónde voy?, no dejan de referirse expresamente a
ello, siendo la proposición central la que genera las otras dos colocadas
simétricamente a sus extremos.
Sin embargo puede observarse a simple vista que el quién soy se efectúa desde un
sujeto que ignora la respuesta y la pone como fuera de sí mismo, lo cual supone
un propósito de búsqueda y un anhelo de integración con algo que se desconoce y
que vendría a responder y por lo tanto a completar la preposición que subyace a
la pregunta.
Pero esta última actitud, natural si se quiere y propia de quienes comienzan la
aventura del Conocimiento y el retorno a la morada de sí mismos de donde han
salido, lugar del que se encuentran exiliados por una suerte de solidificación
de sus posibilidades, corre el peligro de constituirse en un objetivo a cumplir
que siempre está como fuera del propio ser humano que, empero, es el
protagonista fundamental de esta gesta y de las largas y esforzadas labores que
la jalonan y que siempre se alejan a medida que nos acercamos a la realización
de ella, tal cual el viejo ejemplo del burro al que se le coloca por delante una
zanahoria atada a un palo.
Por eso en determinado momento de este extenso camino que incluye la pérdida en
el laberinto, la travesía de ríos, la lucha contra los titanes de las pasiones,
etc. etc., en suma, las pruebas iniciáticas, es bueno volver a las preguntas
iniciales que ya son diferentes con respecto a las distintas etapas recorridas,
como ya nos ha sucedido igualmente en otras con anterioridad, y con el caudal de
todo lo aprendido y la experiencia adquirida en la batalla por obtener el Graal
de la conciencia, preguntarse una vez más por la identidad siempre en fuga, ya
que la ignorancia casi se ha transformado en nuestro estado habitual y ciertas
ilusiones y pasiones no han tenido más que desaparecer por las propias
circunstancias de nuestro viaje interior. Detenerse entonces con confianza y
conciencia en el camino -como el sol en los solsticios- y advertir que la
identidad ya viene puesta y que el ser es, ni más ni menos, todo lo que es, y
eso eres tú; así de sencillo.
Así el ser que fue cambiando en el recorrido, cada vez ha sido algo menos
rígido, y real, con que identificarnos, cada vez ha sido menos algo con lo que
fuera posible esa identificación. Siendo así con respecto a lo concreto, sujeto
a peso y medida, y a cualquier indefinido, habiéndose transformado en algo
incapaz de ser clasificado, ni siquiera aprehendido y que sin embargo está aún
más cerca que nuestro propio corazón y que se parece cada vez más a lo que no
es, que cualquier otro fenómeno, cosa, o ser del que pudiera decirse que es
algo.
NOTAS
1
En relación con el predominio de Caín sobre Abel del que estamos hablando, hay
una inversión en el significado de la "inocencia" de Abel. Ver en este sentido
"Caín y Abel", cap. XXI de El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos
de René Guénon, donde entre otras cosas dice el autor que la historia de Caín y
Abel sin duda tendría diferentes características y sería susceptible de
diferente interpretación desde el punto de vista de los pueblos sedentarios, o
sea de los creadores de la investigación y las artes del espacio y ciencias
correspondientes, es decir de la cultura que desemboca en las grandes
civilizaciones.
2
Aún considerando el nivel más alto de Adán o sea el Adán Universal (Adam
Kadmon), o el Cosmos como Adán, Eblis se siente superior a él dado su origen
supracósmico, es decir no humano.
3
Son bien ilustrativos al respecto los ejemplos de la mujer de Lot (Génesis 19,
26) y de Orfeo en su retorno de los infiernos al volverse a mirar a su esposa
difunta, Eurídice, lo que en ambos casos les había sido prohibido.
4
"En los términos de la filosofía tradicional, a 'Dios' se le llama propiamente
'nada', y Dios no sabe lo que él es, debido a que él no es ningún 'qué'." A. K.
Coomaraswamy: "Gradación y Evolución II" (en: What is Civilization?).