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El reflejo del mundo Hormiga en la naturaleza del ser humano

Leonardo Augusto Buitrago Betancourt 25052014


Estudiante de ingeniería agronómica, Universidad Nacional de Colombia

“Ante el fuego y ante el peligro


las hormigas se dividen de a parejas
y juntas bien junticas esperan la muerte”
Eduardo Galeano

Las múltiples formas de vida alrededor del mundo son muestra del transcurso evolutivo natural de
las especies por adaptarse en la lucha por la vida, motivo por el cual en la actualidad se
evidencian diversidades de morfologías, fisiologías y comportamientos de plantas y animales
adaptadas a los ecosistema de acuerdo a su nicho particular, la función de los organismos en los
ecosistemas, que en plantas se explica en su rol como productoras de alimento y en animales se
expresa en múltiples funciones especificas de cada especie con su habitat, donde interaccionan
cadenas tróficas entre los actores de la naturaleza, conservandose el intercambio de energía de la
relación productor-consumidor y manteniéndose así el equilibrio ecosistemico; y donde el ser
humano, la única especie que ha salido de esos ciclos naturales, no dinamiza un rol en el
ecosistema sino en el entorno en el cual se reproduce, la cultura, y que muestra los distintos
comportamientos de cada comunidad étnica con ellos mismos y con la naturaleza.Y es que es en el
comportamiento animal en el que el ser humano se ha identificado más con su nicho cultural, pues
refleja esos aspectos instintivos que nos hace reflexionar sobre nuestra naturaleza y nuestro
verdadero rol en esta, pero de la inmensa variedad etologica en el planeta, los humanos por su
condicion de sobre población, parecieran ser mas semejantes a los animales organizados
colectivamente que individualmente, pues aunque las personas sientan afinidad por la intimida y
sigan sus intereses individuales, estamos relacionados por nuestras labores económicas que nos
dan la base para mantenernos en la vida, incluso la cultura misma es una construcción historica de
la interacción entre personas y en la que nos encontramos como colectivo.

Aunque si bien, solo el 3% de los animales del planeta son capaces de formar sociedades
organizadas, son los seres humanos y las hormigas los seres más exitosos en conquistar los
hábitats que se encuentren a su camino, haciendo suyo el entorno, aprovechando y extrayendo
los recursos, defendiendo el territorio y cuidándolo de amenazas. Este hecho nos resulta más
comprensible en el ser humano, quien a domesticado variedades de especies naturales y
desarrollado herramientas para abrirse paso en la pirámide alimenticia hasta posicionarse en el
ápice de ésta, y hasta llegar al punto de contar con una población de 7mil millones de habitantes,
por otro lado, tal éxito adaptativo ha hecho de las hormigas, estos increíbes seres "alienígenas",
un super organismo que se ha exparsido por todos los suelos, hojas, tallos y tierras que tocan sus
imponentes patas y que arrasan todo en su camino, hasta tal punto de considerárseles como
comunidades cosmopolitas, pues se distribuyen por casi todo el planeta exceptuando zonas que
por su condición climática y edafológica son inhóspita, como por ejemplo la Antártida; y cuya
condición resulta de combinar sus capacidades sociales por mantener el futuro de la colonia,
llegando pues a contar una población que supera los mil billones de individuos.

No solo es la super población el factor que asemeja a estas dos especies, son muchos las
características en común que compartimos las hormigas y los humanos. Quizás sean estas (las
hormigas) los animales mas parecidos que tenemos los humanos y con los cual nos identificamos
mas como especie, pese a grandes diferencias morfológicas y evolutivas que nos separan, siendo
las hormigas semejantes a las avispas como heminopteros y los humanos semejantes a los
chimpanses como mamíferos; como sociedades organizadas tenemos un basto común acuerdo
que quisiera poder ahondar en este breve texto.

Para empezar a entender las relaciones sociales que asemejan a estos dos animales, es necesario
reconocer que las hormigas como individuos nos superan en muchas de las características y
cualidades humanas, esto a manera proporcional o a escala, ya que pueden llegar a levantar y
soportar 100 veces su propio peso, “cosechar” y transportar el alimento a un ritmo exorbitante, en
ese sentido son super gimnastas, super atletas, super recolectores y sobre todo super eficientes;
pueden consumir enormes cantidades de alimento, ver el camino sin necesidad de los ojos,
agarrar y cortar finamente las cosas, en ese sentido tienen un super estomago, un super olfato y
unos super dedos (tenazas); además de ser ultra disciplinados, obedientes a sus labores y tener un
sentido de solidaridad y altruismo con la manada. Ademas de esto, estos insectos como individuos
tienen otras increíbles capacidades únicas: son super adhesivos, es decir, se adhieren a cualquier
superficie, son higienicos al segregar antibióticos, resisten la fuerza de la lluvia, los vientos, los
golpes, las altas presiones, segregan acido formico como sistema de defensa y algunas retrasan el
envejecimiento.

En general las hormigas superan en gran medida las capacidades humanas, y a partir de estas es
que han construido un tejido social y organizativo cimentado con su increíble lenguaje bioquímico,
capaz de dirigir el comportamiento individual, sumiendo la colonia en una conducta colectiva en la
que todos en su conjunto actúan como un sujeto individual, otro organismo más del bosque que
lidia con los problemas que le plantea su enorme entorno. Y como todo organismo, este tiene la
necesidad de comer, para lo cual estira sus “brazos” de caminos con obreras transportadoras, y
agarra la comida con sus “dedos” de tenaza con hormigas cortadoras, excreta sus desechos en
zonas especificas de la colonia, respira con sus enormes conductos subterraneos y chimeneas
superficiales, se protege de las amenazas e invasores con hormigas soldado, y asi para cada
necesidad u obstáculo que se le presente, el organismo ejecuta una labor mediante las clases de
hormiga. Este todo organizativo constituye un orden social operativamente similar a la conducta
humana pues refleja esa división de clases de la pirámide social. Cada hormiga y persona trabaja,
cada una tiene un papel en la sociedad. Ya sea de recolectar el alimento, de transportarlo o de
alimentar a las demás, como de proteger la integridad de la comunidad eliminando cualquier
invasor o conquistar por la fuerza terrenos estratégicos en la obtención de recursos, es el modus
operandi de la clase obrera, la base material que sostiene las demás clases sociales.
Pero lo que en apariencia es el elemento que mas relaciona la conducta humano-hormiga es
también el factor de mayor diferenciamiento, pues el propósito de tal organización es
radicalmente opuestos entre ambas especies: mientras que para las hormigas este sistema se da a
favor del bienestar colectivo y se crea por la necesidad de adaptarse y sobrevivir ante las
adversidades del entorno, para los humanos se da en beneficio de los pocos actores que controlan
el poder y se genera por un mecanismo de dominación de las masas mediante los aparatos
represivos de una nación para así mantener el poder de las clases hegemónicas: reyes,
gobernantes, clero, etc. Esta dicotomía solidaria-egoista divide de manera radical la forma de ver
estas especies y podría considerarse el principio del fin de la semejanza del hombre con la
hormiga.

Y quizás sea el egoísmo y la excesiva individualidad de las personas la que ha llevado a que
actualmente el mundo enfrente una crisis ambiental y civilizatoria, que aunada a la dependencia
del sistema capitalista se profundice cada vez más la incertidumbre sobre el futuro de la
humanidad y las demás especies que habitan la tierra. Este excesivo egoísmo lo hemos venido
interiorizando a través de generaciones desde el fin del medioevo, cuando cambiaron las lógicas
de relación con el trabajo, donde el mercado dejo de ser regulado por los terratenientes y empezó
a prevalecer la libertad del comercio y los señores feudales pasaron a ser burgueses que con el
tiempo llegaron a ser capitalistas de libre concurrencia hasta el punto actual de ser capitalistas de
negocios cuya particularidad es la conformación de empresas monopolistas que controlan las
instituciones financieras internacionales las cuales someten a los países en vía de desarrollo a
modificar las políticas en favor de su propio beneficio, todo en un proceso de globalización. Queda
más claro ahora que el egoísmo fue un proceso instaurado por la dinámica de la liberalización de
la economía que centra su propósito en obtener el mayor beneficio maximizando ganancias sin
tener en cuenta el bienestar colectivo. Ahora esta economía se ha convertido en una filosofía del
“sálvese quien pueda” que lleva a las personas a preocuparse únicamente por su bienestar y el de
su núcleo familiar, olvidándose de todas las personas que padecen por el infortunio de no haberse
salvado, mientras la naturaleza, que no puede quejarse, sufre en silencio, pues también es una
desafortunada que no se ha podido salvar.

Pero no solo es el egoísmo de la economía imperante la causante de esta crisis. El insaciable


consumo de la sociedad y los modos de explotación desmedida de los recursos naturales han
venido degradando la naturaleza de manera acelerada y nunca antes vista en la historia de la
humanidad, mientras que el ser humano es sometido al trabajo de producción en masa de esos
mismos productos que consume y de explotar esos mismos recursos que utiliza. Todo esto en un
ciclo vicioso, sin sentido y sin ninguna opción alterna, donde la naturaleza y el hombre son
privados por el mismo hombre.

Es entonces cuando debemos prestar más atención a esta gran capacidad altruista de las
hormigas. Y es quizás esta cualidad la que debamos aprender las personas para construir una
civilización menos deshumanizada, más libre y más democratizada, donde la muerte no llegue sola
y la vida sea un apasionante camino donde cada noche se viva como si fuera la última y cada día
como si fuera el primero.
Eco fisiología: la ley del mínimo: justus von leibis

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