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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE COAHUILA

FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES.

CURSO: Gobierno, Administración Publica y Sociedad.

CATEDRATICA: Edna Valenciana.

GRUPO Y CARRERA: 3 A (Ciencia Política y Administración Pública)

TEMA SELECCIONADO:

LA PARIDAD DE GÉNERO EN LA ADMINISTRACION


PÚBLICA EN MEXICO.
FUNDAMENTACION
La paridad de género es un objetivo de desarrollo social y es esencial como un
factor que impulsa el desarrollo humano de las sociedades democráticas, plurales
e igualitarias. El derecho de participación de todas las personas y actores en los
asuntos públicos de interés general de un país, es reconocido ampliamente por el
Derecho Internacional, pero a pesar de los esfuerzos por los distintos gobiernos,
instituciones y organismos internacionales. La paridad de Género hasta el día de
hoy, sigue representando un duro desafío de alcanzar una plena aplicación en la
Administración Publica, que permita que exista una verdadera participación
igualitaria para las mujeres y por lo tanto, una mayor competividad en los puestos
y que a la par, mejore los servicios básicos que ofrece el Estado a la ciudadanía.

Un argumento fundamental que sirvió para la realización e investigación del


siguiente trabajo, es que la paridad de Género en la Administración Publica,
significa una mayor representación de las mujeres en los servicios públicos,
cuando la composición del sector público refleja la propia composición de la
sociedad para la cual trabaja, genera que el Gobierno sea más receptivo y eficaz.
Por ello, dar fin a las desigualdades de género en la administración pública es
importante para garantizar un desarrollo y una gobernanza democrática,
verdaderamente inclusiva, y que ayude a restablecer la confianza y la seguridad
en las instituciones públicas y a la par el mejoramiento de la sostenibilidad y la
capacidad de respuesta de las políticas públicas. Es un asunto de políticas
públicas fundamental tanto en países en desarrollo como en países desarrollados.

La Administración Publica es la principal vía legal y representa un instrumento de


un Gobierno (Ya sea local, estatal o federal) a través del cual se implementan
políticas públicas y programas sociales para atender y resolver necesidades
específicas de la población. En una sociedad ideal, como incluso lo menciona la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 en sus diferentes
leyes y consignas, los principios de imparcialidad, responsabilidad, justicia, no
discriminación e igualdad deberían regir en la Administración Publica, sin importar
la clase política quien se encuentre en el poder. Y esto a grandes rasgos, debería
de servir como un modelo de gobernanza para una sociedad históricamente,
conservadora en valores donde se incluya a través de políticas públicas, leyes y
programas sociales que la promoción de la paridad de Género es importante para
el desarrollo social y humano de la sociedad.

Existen diversas explicaciones que pueden servir al momento de reflexionar sobre


el porqué la paridad de Género no es todavía una realidad en México y en los
países de Latinoamérica. Para eso, es importante explorar sobre los factores que
influyen en que la Administración Publica, siga siendo una institución patriarcal,
que a pesar de tener en su normatividad y en su estructura una tajante prohibición
en alejar sus criterios jurídicos y técnicos de dogmas, los funcionarios quienes
desempeñan un papel crucial en las instituciones, siguen promoviendo y aplicando
tradiciones y actitudes basadas en el género. Sin duda, durante el transcurso del
presente trabajo, se exploraran algunas problemáticas. Una de ellas podría ser
que los puestos públicos son atribuidos y hegemonizados por los hombres, debido
a la imposición por parte de los diversos Partidos Políticos que eligen a candidatos
hombres para poder participar en contiendas electorales y quienes no tienen un
compromiso formidable y verdadero con la paridad de género. Aunque a decir
verdad, dependiendo de la sociedad que se desea abarcar, la disparidad de
género puede tener diferentes explicaciones.

Antes de adentrarnos aún más. Es importante mencionar que detrás de este tema
complejo e interesante de abarcar, tiene antecedentes históricos y propuestas
científicas-filosóficas que buscan explicar el comportamiento y las propias
relaciones sociales de los individuos que viven en sociedad sobre algunos sujetos
históricamente vulnerables en sus garantías individuales. Por lo tanto, se
resaltara la importancia de entender y desarrollar conceptos sociales concretos
para generar una mayor comprensión del tema que se está abarcando.

Primero, para entrar en contexto, ¿Qué es el Género? A pesar de que no exista


una concepción generalizada concreta, al ser un término o concepto social y tener
múltiples definiciones por los autores. Al investigar y reflexionar, se entiende que
es una categoría utilizada para analizar cómo se definen, representan y simbolizan
las diferencias sexuales en una determinada sociedad. Por tanto, el concepto de
género alude a las formas históricas y socioculturales en que mujeres y hombres
construyen su identidad, interactúan y organizan su participación en la sociedad.

Estas formas varían de una cultura a otra y se transforman a través del tiempo.
Generando condiciones sociales, políticas y económicas desfavorables para un
género en particular, principalmente a las mujeres. Las mujeres debido a su
condición o su rol social impuesto por principios y creencias machistas, misóginas
y sexistas de épocas pasadas, se le han limitado su participación y su voz en los
asuntos públicos que le competen a todos y cada uno de los ciudadanos
Mexicanos.

El concepto de Género tiene su relevancia a partir de investigaciones psicológicas-


medicas durante los primeros años de los 50s. Pero no fue hasta finales de 1968,
cuando el investigador Robert Stoller desarrollo de manera empírica el concepto.
Dichas investigaciones demostraron que lo que determina la identidad y el
comportamiento masculino/ varón o femenino/ hembra no es el sexo biológico.
Sino las propias expectativas y las subjetividades humanas. Los ritos, las
costumbres u los valores de convivencia, determina e influyen al sujeto sobre su
identidad. Esta conclusión sirvió de base para entender que la asignación y la
determinación social de los adultos con los infantes al ser el círculo social más
cercano como lo es la familia. De esta manera, se entiende que el sexo no es sino
mino de género, son conceptos totalmente diferentes uno del otro.

Para tener bien en claro, la paridad de género constituye a una participación


equilibrada entre hombres y mujeres en las posiciones de poder y de las
decisiones de importancia en una sociedad ya sean políticas, económicas y
sociales. Un dato interesante es que existen parámetros estadísticos y
matemáticos que nos permiten analizar y observar el grado de paridad en las
instituciones públicas que nos pueden servir para también medir el grado de
democratización de una sociedad. Este principio busca en términos generales,
propone que del conjunto de posiciones de un organismo, institución, secretaria o
dependencia, ninguno de los dos géneros, tendría que monopolizar los puestos
públicos o en lo contrario una representación minoritaria, cada género debería de
tener una presencia del 50% ni mas ni menos.

Por su parte de la Paridad de Género se fundamenta desde los inicios de la


Revolución Francesa, que sirvió para que los movimiento de mujeres buscaran
reivindicar el papel de la mujer en los asuntos públicos cuando se reformaban los
Estados tras la eliminación del sistema monárquico como modelo político,
económico y social. El largo proceso igualitario como se ha mencionado
anteriormente no ha logrado un cambio global como se ha esperado.

La paridad de género en todos los rublos organizativos y de trabajo de la


sociedad, de la cual empezaron a surgir antecedentes conceptuales desde los
años 60’s, apareció como tal en la década de los 80’s a consecuencia,
principalmente, del empuje que las feministas de todo el mundo, especialmente las
de origen anglosajón, imprimieron al empleo y aplicación de la categoría género
como un nuevo paradigma para interpretar las diferencias en los comportamientos
de hombres y mujeres desde el análisis socio-histórico y antropológico. Y fue en
1995, en la Cuarta Conferencia Gracias a este impulso del movimiento de mujeres
a nivel internacional, el concepto se fue insertando en las agendas de los
organismos internacionales, y por ende, en las de los gobiernos de los países
integrantes de los mismos, los cuales, se han visto obligados a destinar recursos
para incorporar la paridad de género en el diseño, implementación y evaluación de
las políticas públicas como un instrumento para favorecer el avance hacia la
igualdad, de facto y de jure, entre mujeres y hombres ´por igual.

De igual forma, dentro de éstas políticas, existe un interés por combatir los
estereotipos y las normas culturales que limitan el papel que deben desempeñar
las mujeres en la sociedad y que muchas veces inciden negativamente en el
disfrute de sus derechos humanos. De esta forma, las Instituciones de la APF
tienen el compromiso de lograr la igualdad sustantiva en el trabajo y, por ello, es
necesario dar seguimiento a las obligaciones legales y las responsabilidades
sociales asumidas por la APF en materia de regulaciones laborales tendentes a
alcanzar la igualdad material de mujeres y hombres en el ámbito del trabajo. En
rigor, resulta necesario incrementar los análisis, y consiguientes recomendaciones
de políticas, que incorporen mecanismos transformadores —y no necesariamente
correctivos— en torno a las segregaciones de género.
JUSTIFICACION

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