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El objeto de los derechos y las cosas. Noción de objeto. Objeto y contenido de los derechos.
Concepciones doctrinales sobre el objeto de los derechos. Entidades que pueden ser objeto de
los derechos. Ética en el ejercicio del derecho. Las cosas. Noción e importancia del concepto.
Requisitos de las cosas en sentido jurídico. La noción de cosas y bienes en la doctrina.
Clasificación jurídica de los bienes o de las cosas y su importancia según sus cualidades
físicas o jurídicas, según la relación de conexión reciproca de las cosas entre sí según su
apreciabilidad y en razón de su pertenencia. Los bienes muebles e inmuebles en el derecho
venezolano. Importancia de la distinción.
1.- Si vemos al derecho como Institución el objeto viene a estar constituido por un sistema de
normas, o un conjunto de disposiciones destinadas a regular con carácter obligatorio la
conducta de los hombres, al constituir reglas plurales sobre la actividad humana como
destinatario; por tanto el objeto del derecho que es CREAR leyes y con las leyes CREAR
normas jurídicas; o lo que es lo mismo los deberes y derechos (subjetivos) correlativos, ello
porque por cada derecho existe un correlativo deber, los cuales adquieren existencia jurídica
cuando coinciden los supuestos consagrados con la conducta o se produce simplemente una
situación de hecho. Cuando hay un derecho, hay un deber correlativo con idéntico objeto, por
lo cual se dice que el objeto del derecho es a dos vías donde cada vía tiene por contrapartida el
otro contenido. Quien tiene derecho a algo es porque hay correlativamente quien debe ese
algo. Pero si bien el objeto del derecho es el mismo del deber, ambos coinciden.
Si el objeto son las leyes y el objeto de éstas son las normas que generan los derechos y
deberes, podemos afirmar que el objeto último o final del derecho son los derechos subjetivos
materiales y abstractos y los deberes correlativos conformados por obligaciones. Al tratarse
de conceptos abstractos o inmateriales instrumentan su existencia a través de situaciones de
hechos y de titularidades efectivas que le otorgan vida material al objeto del derecho.
Esa titularidad en ecuación con las situaciones de hecho tiene dos visualizaciones que los
autores llaman PODERES como consecuencia de conceptuarla en su fase dinámica, pero que
en una fase estática debe determinarse como SITUACIONES. El poder y las situaciones son
ACTIVAS cuando el titular del derecho puede exigir una conducta y PASIVAS cuando le
puede ser exigida dicha conducta. Para la tesis del poder el contenido del derecho es el poder
(posibilidad licita de actuar) atribuido por la norma jurídica al titular de la posición activa, y
que recae sobre un objeto determinado, mientras el contenido del deber se concreta en las
obligaciones que con respecto de un determinado objeto se imputan al titular de la posición
pasiva. El contenido de los derechos es siempre un poder, o poderes, mientras que el de los
deberes es la sujeción a aquellos poderes.
OBJETO DE DERECHO.
Conforme a una doctrina constante, sujeto de derecho y objeto son, necesariamente, términos
del concepto de relación jurídica. Representando un poder referido al titular, el derecho
subjetivo reclama, imprescindiblemente, un objeto. Es posible concebir, sin embargo y
temporalmente un objeto sin sujeto (herencia yacente, por ejemplo) o cuando menos, sin
sujeto determinado eventualmente, pero susceptible de individualización posterior; como es
factible concebir, también una relación jurídica cuyo objeto sean cosas no existentes en la
actualidad, pero que pueden existir, (venta de la cosa futura) no de la sucesión aún no abierta
por ser en este caso la negociación carente de validez por contraria al orden público (art. 1156
segunda parte C.C).
Objeto de derecho en sentido estricto y propiamente jurídico: "Es toda realidad corpórea o
incorpórea susceptible de constituir la materia sobre la que recaiga una relación jurídica",
porque si restringimos el concepto "objeto" a solo lo corpóreo, identificamos el objeto del
derecho en general con el objeto de un derecho "real", una "cosa", limitando así
indebidamente la amplitud del concepto "objeto". Aún tomando como equivalentes los
términos "objeto" y "cosa", debemos pensar que el concepto "cosa" se ha ampliado
extraordinariamente en el mundo jurídico; ya no son sólo cosas la tierra y los productos
agrícolas e industriales, sino las mismas fuerza de la naturaleza en la medida que van siendo
dominadas por el hombre y puestas a su servicio; y ni siquiera se debe limitar nuestro
concepto de cosa a las variadísimas formas y aplicaciones de los bienes materiales, sino que
debe extenderse a los bienes "inmateriales" productos de la inteligencia y cosas abstractas, en
cuanto adquieren cierta sustantividad u objetividad independiente del sujeto, y hasta ahora los
mismos derechos que se han querido considerar como "objetos" de otros derechos.
“Cosas y bienes”.
En nuestro derecho positivo no se define lo que se entiende por cosa, ni siquiera lo hace el
Código Civil, ya que este no utiliza la palabra en un solo sentido.
Pero aún así, en sentido jurídico hay diferentes acepciones o denominaciones de la palabra
“cosa”. Algunas de las cuales son demasiadas amplias y otras demasiadas estrechas. Nos
explica Gorrondona que estos conceptos demasiados amplios y otros muy estrechos nos
exponen la existencia de posiciones intermedias. Dentro de la cual se puede definir cosa como
una realidad impersonal o porción del mundo exterior, material o inmaterial, actual o futura,
con existencia separada y autónoma, que conforme al criterio dominante en una determinada
sociedad, se considera útil para satisfacer necesidades humana y que es susceptible de ser
objeto de derecho.
Hay otros que consideran que las cosas son las entidades susceptibles de apropiación y bienes
de cosas que forman parte del patrimonio de una persona.
Hay quienes dicen que las cosas son entes extrajurídicos y bienes son las cosas que reciben
una particular calificación jurídica en virtud de su idoneidad para cumplir una determinada
función económica y social. Otros opinan que los bienes son las utilidades dadas por
porciones del mundo exterior o energías humanas o naturales y gozan de la tutela jurídica
mientras que reducen las cosas a las “realidades”. Otros autores contraponen bienes y cosa
sin que ninguno de los conceptos contraponga al otro.
Las cosas son entidades corporales, los bienes entidades incorporales.
Las cosas son entidades actuales y los bienes entidades potenciales.
Las cosas son entidades patrimoniales y bienes entidades extra patrimoniales.
Otros por su parte opinan que se podrían eliminar en el lenguaje jurídico uno de los términos
o sencillamente considerarlos como sinónimos.
En cuanto a la clasificación de las cosas, tenemos que en el derecho solo se encuentran las
clasificaciones de las cosas que están basadas en cualidades jurídicamente relevantes, pero
limitándose a aquellas en las cuales existen fundadas cualidades con una relevancia jurídica
general. Es por esto que la doctrina y la legislación han aportado diversas clasificaciones de
los bienes y las cosas.
En el Art. 526 del Código Civil, encontramos la disposición legal de los bienes el cual reza
que: “Los bienes son inmuebles por su naturaleza, por su destinación o por el objeto a que se
refieren.”
Nociones Fundamentales.
Definición de Patrimonio:
Desde el punto de vista más simple, explícito en muchas legislaciones a partir del Código
Napoleónico, considerando el patrimonio ya sea como la herencia de un individuo o como su
propiedad, el patrimonio solamente abarca elementos capaces de ser evaluados
monetariamente o de apreciación pecuniaria. Así, existen derechos extra patrimoniales, como
lo son el derecho a la vida, a la libertad, al voto, entre otros, que, a pesar de ser ejercidos
individualmente, no son de propiedad individual propiamente tal, razón por la cual el sujeto
no puede disponer de ellos como sí lo puede hacer con los bienes de su patrimonio.
Es a partir de esta concepción que en algunos países se aplica el llamado impuesto sobre el
Patrimonio. Desde este punto de vista el patrimonio se compone de un activo y un pasivo:
Activo
Sobre el pasivo patrimonial recaen las obligaciones, deudas y cargas en general. Este pasivo
es respaldado por los activos que forman parte del patrimonio. Así, por ejemplo, en una
sucesión mortis causa, los herederos reciben un patrimonio, que si incluye deudas no
satisfechas y exigibles, deben satisfacerlas.
Cada persona tiene un patrimonio (es, por decirlo así, una característica o atributo universal
de las personas) y ese patrimonio es individual, único, indivisible. Sigue que el patrimonio
como tal es diferente a lo que lo constituye (el patrimonio es como una bolsa, cuyo contenido
son derechos de propiedad). Sigue también que no todos los derechos o bienes de una persona
son patrimoniales (solo aquellos capaces de ser evaluados monetariamente). Finalmente, la
mayoría de las autoridades que adoptan esta posición entienden los derechos desde el punto
de vista subjetivo. (Ver Derecho subjetivo). Consecuentemente muchos autores se refieren a
esta percepción como la concepción subjetiva del patrimonio (a diferencia del patrimonio
objetivo).
La teoría del patrimonio considera que el patrimonio es independiente de los bienes que una
persona posea. Inclusive, una persona puede no tener ningún bien, y aún así, tiene un
patrimonio. Es, en otras palabras, una aptitud para poseer, de tal forma que el patrimonio de
una persona también incluye derechos de propiedad futuros.
Los bienes de la persona forman un todo unitario que responde por las obligaciones que esta
haya contraído, es decir, cuando una persona se obliga, obliga a la masa de bienes. El mejor
ejemplo del resultado práctico de esta definición de patrimonio es el caso de los acreedores
quirografarios. Desde este punto de vista se considera que el acreedor quirografario tiene un
derecho personal sobre el patrimonio del deudor, pero no sobre los bienes. El deudor puede
enajenar todos sus bienes y sustituirlos por otros totalmente distintos, y el acreedor no puede
hacer nada para evitarlo, pero cualquiera que sean esos bienes, el acreedor continúa
manteniendo su derecho. Así, el acreedor quirografario tiene un derecho personal sobre el
patrimonio del deudor, pero no puede disponer sobre sus bienes (salvo un acto simulado con
la intención por parte del deudor de perjudicarle).
El patrimonio es una consecuencia de la personalidad. Los elementos tanto del activo como
del pasivo, se hallan sometidos a las disposiciones de una única voluntad: las de la persona
titular. De esta premisa se desprenden tres principios:
1. Solo las personas pueden tener patrimonio: esto acapara tanto las personas físicas
como las jurídicas.
2. Toda persona tiene un patrimonio: con la separación de los bienes del patrimonio, se
llega a la conclusión que toda persona tiene un patrimonio, cuyos contenidos varían.
El patrimonio no es más que una potencialidad adquisitiva que toda persona tiene.
3. La relación entre persona y patrimonio no consiste en un derecho. La persona es
titular de su patrimonio, pero no tiene sobre él derechos de disposición. Una persona
no puede, por ejemplo, transmitir su derecho a adquirir bienes en el pasado.
Caracteres derivativos
• Transmisión inter vivos: la cesión del patrimonio inter vivos queda prohibida, pues
como se expuso anteriormente, el patrimonio es una característica de la personalidad.
Entre esas críticas, una de las más interesantes es la derivada de la obra de Henri Capitant y
Léon Duguit, que se puede resumir de la siguiente manera: si aceptamos que las asociaciones
o empresas poseen un patrimonio, tenemos que aceptar que ese patrimonio es diferente o
distinto del de los individuos (en el sentido que ninguno de esos individuos como tales puede
disponer libremente de ese patrimonio social y que obligaciones sobre ese no recaen u obligan
la totalidad de los derechos de propiedad de los socios. Conversamente, las deudas u
obligaciones de los individuos no recaen sobre el patrimonio de la sociedad): ese patrimonio
pertenece a la sociedad como individuo moral o jurídico.
Clasificación de las cosas:
Las Cosas Corporales son aquellas que pueden ser percibidas por cualquiera de los sentidos
(aunque no sea precisamente el tacto) o a través de elementos idóneos y estas cosas deben
estar determinables y valorables económicamente.
La doctrina nos explica que por su naturaleza los bienes corporales: son cosas sólidas,
líquidas o gaseosas, perceptibles por los sentidos. Ej. Una casa, un pupitre, un lápiz.
Las Cosas Incorporables son aquellas que solo pueden ser percibidas a través del intelecto,
es decir que sean intelectualmente perceptibles (el raciocinio, la percepción humana) y que
sea determinada y valorada económicamente
Según la doctrina las cosas incorporales son aquellos derechos de los cuales una persona es
titular y que no son percibidos por los sentidos.
Cosas Fungibles: Son aquéllas cuyas características individuales no son tomadas en cuenta
desde el punto de vista jurídico y en tal sentido son intercambiables, sustituibles o
subrogables las unas por las otras. En consecuencia se comprenden que lo importante de las
cosas fungibles son su peso, número o medida (tanta cantidad de kilos de café de tal calidad,
tantos billetes de 500 Bs., tantos metros de tela de tal tipo. Es por esta razón que Savigny las
denominó como cosas de cantidad. Como explica Gorrondona, las cosas fungibles son
ciertamente equivalentes; pero las cosas equivalentes no son necesariamente fungibles. En
materia de obligaciones con una cosa fungible el deudor puede pagar con una cosa de la
misma especie y calidad.
Divisible: Son aquellas cuyo fraccionamiento permite conservar en cada una de sus partes la
función del todo, o sea que las partes y el todo solo se diferencian en cantidad. Una extensión
de tierra es divisible: si una parcela urbana de 10.000 m2 se divide en dos parcelas de 5.000
m2, estas dos parcelas pueden desempeñar la misma función que la parcela original (aunque
cada una de ellas en menor medida).
La divisibilidad de las cosas no permite presentar categorías rígidas y absolutas. Así, por
ejemplo, una parcela urbana de 10.000 m2 es divisible si se piensa en dividirlas en dos
parcelas de 5.000 m2 pero, en cambio aparece como indivisible si se piensa en dividirla en
diez mil parcelas de1 m2 ya que no podrían desempeñar la misma función que la parcela
original (por ejemplo, no es posible construir una casa en una parcela de 1 m2).
La divisibilidad jurídica no coincide con el criterio físico de divisibilidad; para calificar una
cosa como divisible no hemos señalado la necesidad de que la suma del valor de las partes sea
equivalente o aproximadamente equivalente al valor del todo. Un ejemplo de la categoría
especial de una cosa divisible son los diamantes de gran tamaño.
La divisibilidad jurídica no depende del modo en como pueda dividirse la cosa, para que se
pueda hablar de divisibilidad es necesario que `pueda dividirse la cosa misma y no solo su
valor; un caballo es indivisible aun cuando es posible que su propiedad se distribuya entre
varios copropietarios a quienes se asigne una cuota ideal de la misma: ½, 1/3, etc.). La
división del valor es siempre posible, es decir que si lo vemos desde este punto de vista no
habría cosas indivisibles.
Según la doctrina las cosas divisibles son aquellos que pueden ser fraccionados sin que se
destruyan, ni se altere su sustancia; por Ej. Los frutos agrícolas, el dinero.
Indivisibles: son aquellos que no se prestan a un fraccionamiento sin perder la función del
todo, es decir no se pueden dividir sin que pierdan las cualidades del conjunto.
Gorrondona habla y califica a las cosas indivisibles como las demás que no son divisibles, Así
por ejemplo un caballo vivo, es una cosa indivisible, ya que al fraccionarse este las partes no
pueden utilizarse para desempeñar la misma función que un caballo desempeña y lo mismo se
aplica a una computadora o a una maquina d escribir o de un libro.
En algunos casos la ley prohíbe dividir ciertas cosas o prohíbe dividirlas en partes que no
alcance una determinada magnitud (por ejemplo en algunas legislaciones existen
prohibiciones de esta naturaleza para combatir el minifundio). Y existen otros casos en donde
no se habla de indivisibilidad propiamente dicha sino de prohibiciones legales o
convencionales de efectuar la división; en donde la cosa en sí misma es divisible, lo que pasa
es que la ley o una convención prohíben realizar tal división.
La doctrina nos da como ejemplo de cosas indivisibles un animal vivo, un cuadro pictórico,
un piano.
Ningún comunero tiene derecho a exigir la división real cuando la cosa común es indivisible.
(C.C., art. 769) el cual reza: no podrá pedirse la división de aquellas cosas que, si se partieran,
dejarían de servir para el uso a que están destinadas.
Cuando la cosa que forma el objeto de una obligación es una cosa indivisible, la obligación
es también indivisible. (C.C., art.125).
Consumibles: Son aquellas que se destruyen por el uso normal y repetido, es decir se
consumen. Sea gradualmente, inmediatamente.
En conclusión podría decirse que las cosas consumibles son aquellas cuyo uso normal no
permite utilizarlas repetidas veces porque su primer uso normal, las afecta de tal manera que
no pueden volver a ser empleadas para el mismo fin, al menos, por parte de la misma persona.
La doctrina nos define como cosas consumibles aquellos bienes que desaparecen con el
primer uso; Ej. Los alimentos, el dinero que desaparece para quien lo gasta.
La importancia de esta clasificación se encuentra cuando una persona tiene el derecho real o
personal de usar una cosa con la obligación de restituir la misma cosa.
El otro caso se trata de cuando una persona devuelve una cosa que había recibido con derecho
de usarla, es necesario tomar en cuenta si la cosa es consumible, deteriorable o inconsumible,
para juzgar si la misma ha sido devuelta en el estado correspondiente.
• Por Su Existencia En El Tiempo Las Cosas Se Clasifican:
-Las Cosas Futuras: Son aquellas que no existen pero que razonablemente pueden llegar a
existir. Ej. Una casa cuya construcción ya se ha encargado o cancelado, un escritorio cuya
fabricación ya se ha encargado.
Tanto las cosa presentes como las futuras pueden ser objeto de obligaciones. O de derechos de
crédito. En el código civil se consagra el principio de que las cosas futuras pueden ser objeto
de contrato, salvo por algunas disposiciones en contrario. (Art. 1156 del C.C) Por el contrario
de las cosas futuras las cuales no pueden ser objeto de posesión, propiedad ni otro derecho
real. Por este motivo en aquellos contratos en que se obliga a transmitir la propiedad u otro
derecho real sobre una cosa futura, este efecto no opera en el momento en que se crea el
contrato sino cuando la cosa llegue a existir. También existen prohibiciones tales casos es la
prohibición expresa de constituir hipotecas convencional sobre bienes futuros.
La doctrina reconoce como cosas futuras a aquellas que aun no existen en un momento
determinado; por Ej. Frutos para cosecharse, mercaderías por fabricarse. Crías de ganado por
nacer, minerales por extraer.
Las cosas singulares simples se definen por tener sus elementos en tal forma cohesionados o
fusionados entre sí, que los mismos no pueden separarse sin destruir o alterar la fisonomía del
todo; como por ejemplo: un animal, una planta.
Las cosas universales complejas son las resultantes de la conjugación material de varias cosas,
cada una de las cuales conserva su individualidad y son separables mediante descomposición,
del todo. Cada uno de estos elementos posee individualidad propia; como por ejemplo: un
automóvil está integrado por la carrocería, el motor, las llantas.
Las cosas principales son aquellas, que por su función económico-social, suministran la
mayor suma de aprovechamiento o de utilidad a un sujeto; como por ejemplo: una casa, un
terreno. Las cosas accesorias son aquellas que sirven de complemento a otras, reputadas como
principales, o les estas subordinadas, o coadyuva en hacer factibles su función; como por
ejemplo: muebles de una casa, construcción en terrenos.
Importancia de esta clasificación:
La importancia de esta clasificación puede considerarse que siempre fue escasa para el
derecho romano. En la época clásica y antigua, la distinción solo era considerada para casos
particulares, como el de la usucapión, la moderna prescripción adquisitiva, que se verificaba
con el transcurso de dos años para las cosas inmuebles y de uno para las muebles.
Comienza a tener una verdadera importancia en el derecho Justinianeo, para el cual tenía
intereses, además, porque se refiere a las maneras de adquirir y particularmente la forma de la
tradición.