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ARTE RELIGIOSO Y ARTE SACRO – DIFERENCIAS

Fragmentos tomados de: Arqueología Cristiana – Sapientia Fidei, Serie de Manuales de Teología.
Jesús Álvarez. Biblioteca de Autores Cristianos.

La Iglesia ha establecido una distinción entre arte religioso y arte sacro; y es


necesario mantenerla, porque, si bien ya se ha constatado la presencia de lo
religioso en toda obra de arte propiamente tal, sin embargo, la obra de arte puede
entrar en contacto con la religiosidad también por otros conceptos. La expresión
Arte Religioso puede ser equívoca porque en sí mismo todo Arte Sacro es arte
religioso, pero no todo arte religioso es arte sacro; y la expresión Arte Religioso
puede resultar muy sospechosa para los artistas en cuanto tales, porque pueden
pensar que la jerarquía eclesiástica católica, les quiere imponer cauces que
restrinjan su capacidad creadora y sus propias formas de expresión.
El Arte Religioso en cuanto contrapuesto o, por lo menos distinto del arte sacro, se
refiere a aquellas obras de arte que, fuera de los templos, de cualquier religión que
sean, responden a sentimientos religiosos privados.

Claros ejemplos del arte religioso de pinturas alegóricas al nacimiento de Jesús y adoración de los Magos en el
portal de Belén – La Piedad, María sostiene a Cristo muerto entre sus brazos.

En realidad, a la Iglesia no le interesa la obra de arte por sus contenidos religiosos


esenciales, porque ella dispone de esencias y cauces más próximos e
acercamiento a la identidad profunda de lo religioso, sino que, si le interesa la obra
de arte, es por su capacidad específica de servir al misterio cristiano.
La Iglesia le ha dado siempre al arte una dimensión evangelizadora; las imágenes,
cuando el analfabetismo imperaba en Europa, fueron la verdadera Biblia de los
pobres; de ahí que exista un arte sacro, no sólo por su temática, sino por su
inspiración interna.
La expresión Arte Sacro, en cambio, expresa unos valores sacros que se instalan
en la obra de arte por su dedicación al culto sagrado a través de una consagración
o bendición litúrgica. Por eso, sería muy oportuno restringir la terminología de Arte
Sacro para cuando se refiere al culto público, y Arte Religioso a lo que pertenece
al culto o devoción privada en general o de fuera del templo; pero aprobado por la
Iglesia.

Lienzo de Nuestra Señora la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, Patrona de Colombia, en la ceremonia del
Septenario siendo bajada del pedestal de mármol que la custodia en manos de los frailes de la Orden de
Predicadores, sus guardianes. El lienzo de la Virgen es de tipo Arte Sacro.

Es un hecho fácilmente constatable que el arte y la religión han estado siempre


unidas de alguna manera, no solamente en la pre-historia, ni solamente en
aquellas épocas en las que el arte ha tenido una referencia explícita a la religión,
como puede ser el caso de la religión cristiana desde sus orígenes hasta, por lo
menos, el siglo XVIII, sino también incluso en la actualidad, cuando el hombre está
atravesando una pavorosa crisis de secularización. El Papa Juan Pablo II ha
podido decir:
“Podemos preguntarnos dónde residen las mutuas relaciones y puntos de
contacto entre la Iglesia y el arte. A esta cuestión se debe responder lo siguiente:
el tema de la Iglesia y el tema de los artistas es el hombre, la imagen del hombre,
la verdad del hombre, el Ecce Homo, al que también pertenecen su historia, su
mundo y su ambiente, así como el contexto social, económico y político”

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