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El Bienestar Social de La Infancia y Los Derechos PDF
El Bienestar Social de La Infancia y Los Derechos PDF
Recibido: 17.11.05
Aprobado: 17.01.06
RESUMEN
El deseo de alcanzar el mayor bienestar para los niños es algo que se da por hecho, sin embargo la defi-
nición de lo que supone actuar «en su superior interés» queda al arbitrio de la interpretación adulta y está
influida por las convenciones sociales que determinan el lugar y el papel adecuado para los niños en la
sociedad. El bienestar en la infancia debe ser más que una ilusión lejana, o una concesión graciosa de los
adultos, puesto que constituye un derecho de los niños como seres humanos. En este artículo se analiza
la noción y el desarrollo del bienestar social, por un lado, y la dimensión sociológica de la infancia como
fenómeno social y de los niños como grupo minoritario y como actores sociales, por otro. Después se
relacionan ambos conceptos y se señalan caminos alternativos para las políticas sociales de infancia
orientadas a tratar con mayor justicia a los niños.
PALABRAS CLAVE: Infancia, niños, bienestar social, orden generacional, distribución, derechos humanos.
ABSTRACT
Children’s welfare and well-being is taken for granted. Nevertheless, the children’s «best interest» is an
adultist definition and interpretation, also influenced by social conventions determining the suitable space
and roles for children in the society. Childhood well-being and welfare must be something more than an
illusion, neither a «gracious grant» from adults, since it constitutes a right for children as human beings.
In this article the welfare notion and the welfare states development are analysed in one hand, and the
sociological dimension of childhood as a social phenomenon and children as a minority group and as
social actors, in the other hand. Then, both concepts are related to, and different ways for social policies
with a view to children’s welfare are suggested, in order to treat children fairly.
KEY WORDS: Childhood, children, social welfare, generational order, distribution, human rights.
SUMARIO
Introducción. 1. Bienestar social. 2. La infancia y los niños. 3. La posición de los niños respecto al bien-
estar social. 4. Políticas sociales de infancia.
establece como finalidad que todos los miem- referirse a quién y cómo regula, provee y paga el
bros de la sociedad deben disponer de los bienestar.
medios precisos para satisfacer aquellas deman- Desde finales del siglo XIX y principios del
das comúnmente aceptadas como necesida- XX se produce la creciente asunción, por parte
des»2. Situado así en el plano de los valores, la de la sociedad y de los Estados, de la legitimi-
idea colectiva de bienestar orientaría los equili- dad de la intervención estatal para nivelar las
brios y los pactos necesarios para poner en mar- desigualdades sociales, corregir los desequili-
cha y sostener un conjunto de políticas y dis- brios derivados de la desigual distribución de la
pensar (desplegar) una gama de recursos riqueza y garantizar una vida digna, basándose
destinados a la cobertura de las necesidades en principios de solidaridad y justicia social.
identificadas. La concreción de estas acciones son los
La idea de bienestar social también puede Estados de Bienestar que se consolidan en los
considerarse latente en la parte de la países occidentales después de la II Guerra
Declaración Universal de los Derechos Mundial (y que se aproximan en distintos
Humanos de las Naciones Unidas, de 1948, que momentos históricos desde otras latitudes) con-
hace referencia a los derechos sociales los cua- seguidos a través de pactos múltiples, implícitos
les, junto con los civiles y los políticos, confor- o explícitos, entre capital/trabajo, sectores de
man los derechos de ciudadanía en la acuñada y producción, mercado/familias/estado, etc. En
extendida visión de Marshall (1992). esta época se asume que la intervención estatal
Transcurrido tiempo y acontecimientos (socia- resulta imprescindible para lograr dos objetivos:
les, políticos y económicos) suficientes en el el crecimiento económico dentro de las reglas
mundo, puede decirse que tanto la noción de de juego de la economía de mercado y la provi-
derechos humanos universales, como la de ciu- sión de servicios al objeto de garantizar la paz
dadanía, son debatibles, revisables, actualiza- social y una demanda sostenida.
bles, pero no que hayan dejado de constituir, por Este modelo, siempre acompañado de un
superadas, unas aspiraciones de orden superior cierto margen de contestación, sufre su más
para el género humano. fuerte crisis a mediados de los años 70 del pasa-
La cobertura de necesidades a las que alude la do siglo, cuando la situación económica deriva-
definición citada requiere la disposición de un da de la subida de precios del petróleo hace que
conjunto de recursos accesibles para toda la se aleje la posibilidad de un bienestar sostenible
población a la que se reconoce acreedora de los sobre la base del pleno empleo. Pero, sobre
mismos en cuanto es portadora de derechos. De todo, se debilita el consenso social original y
este modo, la materialización del bienestar, se encuentran eco las críticas que le achacan, entre
concreta en una «cesta de políticas» (Garde, otras cosas, un coste excesivo, inefectividad
J.A., 1999), que por regla general incluye las redistributiva (beneficia más a las clases medias
siguientes: pensiones, empleo, vivienda, salud, que a las más pobres) y una sobrerregulación
educación y servicios sociales. La organización estatal que supone riesgos para la libertad y res-
de los recursos propios de cada una de esas polí- ponsabilidad individuales, constituyendo una
ticas se realiza a través de los correspondientes amenaza para la gestión democrática
sistemas, que constituyen a su vez subsistemas (Hirschman, A. 1994).
del bienestar social global. Para hacer frente a la situación aparecen las
Visto el bienestar social como valor, como soluciones neo-liberales (menos Estado y más
aspiración humana de carácter universal (vol- mercado) aunque también las alternativas post-
viendo a Susan George se puede afirmar, como modernas (menos estado y más participación
ella, que «Es una cuestión que no tiene nada que ciudadana). Pero son las primeras las que se
ver con las diferencias culturales. Todo el imponen, y en los años 80 y 90 el Estado de
mundo desea tener suficiente para comer, agua Bienestar sufre un serio revés por efecto de la
potable, una educación, asistencia médica, difusión y expansión de las ideas y políticas
medios de transporte, energía») quedaría ahora neoliberales. Ello no ha supuesto el desmantela-
2 Ilte. Colegio Nacional de DD. y LL. en CC. Políticas y Sociología (1987) Conceptos Básicos del Bienestar Social. Seminario
Taxonómico.
miento del Estado de Bienestar, más bien un pro- en su afán de generalizar sus propios valores
ceso de reestructuración en varias fases, que aún también entre la clase trabajadora (Krieken, R.,
no ha finalizado (Rodríguez Cabrero, G., 2000). 1992; I.O.E., 1989).
Lo cierto es que el liberalismo económico no Los avances en la protección de los intereses
ha solucionado sino que ha aumentado los pro- y los derechos de los niños tienen su culmina-
blemas desde el punto de vista del bienestar ción ya casi vencido el siglo XX, con la aproba-
general y que el estado no ha dejado de interve- ción, por las Naciones Unidas, de la Convención
nir y, en muchos casos, precisamente para con- de los Derechos del Niño, en 1989. Dicha
tener, remediar o hacer de colchón de las sucesi- Convención, suscrita por todos los países del
vas crisis económicas. mundo (excepto Estados Unidos) estuvo prece-
Tampoco el bienestar social ni la fórmula de dida, no obstante, por la Declaración de Ginebra
Estado de Bienestar, están definidos de una vez sobre los derechos del niño, fechada en 1924, y
y para siempre. Su mantenimiento, como vía asimismo por la Declaración, del mismo nom-
para garantizar derechos (sociales) humanos, bre, adoptada por la Asamblea General de la
requiere adaptaciones que afectan, tanto a la ONU en 1959. Según se ha señalado reiterada-
reorientación de los objetivos, como a la reorga- mente, la diferencia más importante de la
nización de la gestión del Estado de Bienestar. Convención, con respecto a las anteriores
En el campo de las políticas públicas es donde Declaraciones, es la consideración de los meno-
está principalmente la pelota, pero también en el res de edad como «sujetos de derechos», antes
de la ciudadanía, que eventualmente se agrupa que como meros «objetos» de protección.
en distintos movimientos orientados a la defen- También en este periodo histórico experimen-
sa de los derechos humanos, buscando que la taron un notable desarrollo las llamadas «cien-
moderna mundialización no sea sólo económica cias del niño», pedagogía, pediatría y psicolo-
sino social, civil y política, persiguiendo un gía, y asimismo la sociología. Algunas de las
reparto más justo, equitativo y solidario de los ideas elaboradas desde estas ciencias, especial-
recursos del planeta. mente las referidas a la socialización y el des-
arrollo evolutivo de los niños, traspasaron el
ámbito estrictamente académico y científico,
2. LA INFANCIA Y LOS NIÑOS siendo ampliamente divulgadas e internalizadas,
pasando así a formar parte del saber común de
La perspectiva tradicional sobre la infancia se la gente corriente, con evidente beneficio para el
encuentra desafiada actualmente por un nuevo desarrollo físico y mental de los niños. Pero el
interés de la sociedad hacia los niños. Esto es el problema es que tanto la psicología, como la
resultado de un proceso que se ha producido pedagogía o la pediatría, orientan su mirada al
especialmente a lo largo del siglo XX (anuncia- niño individual, quedando su estudio limitado a
do como el siglo del niño) propiciado tanto un marco primariamente individualista y a una
desde distintos círculos reformistas, como en el perspectiva ahistórica o suprahistórica, en la que
plano del desarrollo de las ciencias sociales. el universal «niño» parece ajeno a los cambios
Ya según avanzaba el siglo XIX crecía la pre- que suceden en su entorno (Qvortrup, J., 1990;
ocupación moral sobre la situación de los niños, Saporiti, A. y Sgritta, G., 1990; Wintersberger,
que presentaba aspectos especialmente laceran- H., 1994.a). Complementariamente, la idea de
tes para mentalidades honestas, fueran raciona- socialización contribuye a presentar la etapa
les, liberales, o de raíz religiosa. Los distintos infantil como una fase de desarrollo y madura-
informes e investigaciones impulsados por per- ción, ámbito privilegiado para la introducción
sonas o entidades filantrópicas y reformistas, primaria de valores y formas de conducta social-
acabaron dando lugar a normas legales dirigidas mente aceptables. Con todo ello, se refuerza y
a frenar el abuso laboral de los niños, a la vez legitima la visión de los niños como seres
que a introducir medidas correctoras y sociali- dependientes, moldeables y controlables, valio-
zadoras en sus vidas. De este modo puede decir- sos socialmente como futuro, antes que impor-
se que si la intervención del Estado fue funda- tantes en sí como personas presentes.
mental para configurar el bienestar de los Junto a estas visiones convencionales, hace
menores de edad, el impulso para el cambio pro- menos de dos décadas, comenzó a desarrollarse
cedía de los dirigentes morales de clase media, una rama sociológica de cuyas principales apor-
taciones se rendirá cuenta en este apartado. Los ralmente determinadas. Ha sido precisamente su
planteamientos de la nueva sociología de la consideración como fenómeno histórico lo que
infancia (NSI) se aproximan a la Convención de ha sacado a la infancia de la oscuridad y la ha
los Derechos del Niño, en cuanto que uno de sus dado realce tanto en la teoría como en las prác-
paradigmas es la consideración de los niños ticas sociales. Al menos entre los científicos y
como, sujetos, como actores sociales. De otra los estudiosos, algunos trabajos que han analiza-
parte, este enfoque sociológico sirve también do la infancia en una perspectiva histórica3, han
como herramienta para el análisis que aquí se gozado de altísimo predicamento, viniendo a
pretende, cual es, la posición de los niños en el constituirse, ellos mismos, en fuente de legiti-
contexto del bienestar social, principalmente en mación para una construcción de la infancia que
lo que se refiere al esquema de relaciones inter- cuadra bien con el pensamiento contemporáneo,
generacionales implícito en el modelo clásico de compatible con el bien pensar acerca de nuestra
bienestar, y también a la distribución generacio- sociedad. Se trata de un relato de progreso según
nal de los recursos sociales, presente y futura, y el cual la infancia es un invento moderno y
sus correspondientes consecuencias. nunca antes ha gozado del protagonismo y la
Hay otra razón para estudiar la posición de protección que se le dispensa actualmente
los niños respecto al bienestar, y es que en cier- (Gaitán, L.,1999a)
ta medida, el proceso de construcción de la Quizá la más conocida propuesta de análisis
infancia moderna y el desarrollo del bienestar histórico del lugar de la infancia a través de los
social, han corrido paralelos a lo largo del siglo siglos sea el de Philip Ariès (1985). Según la
XX, constituyendo ambos parte de un proceso asunción más generalizada de su pensamiento,
de modernización amplio, que afecta a la socie- el descubrimiento de la infancia y la adolescen-
dad globalmente, por más que presente distintos cia es de origen reciente y se consolida entre las
grados de desarrollo en los diferentes contextos clases medias en la segunda mitad del siglo
locales. Pero antes de entrar en los rasgos de esa XIX, difundiéndose los valores que comporta
relación entre los niños y el bienestar, se dedica- entre las clases trabajadoras durante el siglo XX,
rá este apartado a la consideración de la infancia con la ayuda particular del Estado de Bienestar.
como realidad socialmente construida y como Este simplificado marco general forma parte
parte permanente de la estructura social, así del universo simbólico referido a la infancia
como de los niños como actores sociales que actualmente. Como lo forma también la idea de
interactúan con otros actores y con otros grupos que la infancia es un período de tiempo en la
sociales. vida de las personas destinado al aprendizaje,
para llegar a ser el tipo de miembro que la socie-
dad desea. En este período las personas deben
LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA ser conducidas por otras más experimentadas,
los adultos, lo que legitima su situación de
Hablar de infancia es diferente de hablar de dependencia (y de subordinación) respecto a
niños o del niño. El término infancia expresa la estos, dependencia que tiene un evidente funda-
condición común al conjunto de individuos que mento biológico y psíquico en las primeras fases
se encuentran por debajo de una determinada de la vida del ser humano, pero que, avanzando
edad. Tal condición no es «natural», sino que el tiempo, presenta, más y más, motivaciones de
está construida socialmente, es decir, viene defi- carácter social y cultural. Es en función de este
nida por el conjunto de normas, reglas y con- tipo de consideraciones como se fija la longitud
ductas que se atribuyen (social, colectivamente) del período de la infancia, la distribución del
al hecho de ser niño/a, en un momento histórico tiempo de los niños o las restricciones a su par-
y en una sociedad determinados. ticipación en la vida social.
El espacio social de la infancia (para la infan- Las pautas, normas y regulaciones que dictan
cia) se construye socialmente y en consecuencia las actitudes hacia aquellos definidos como
presenta peculiaridades histórica, social y cultu- niños, son únicas y particulares para cada socie-
3 Lloyd de Mause relaciona 49 títulos de las que considera mejores historias de la infancia, editadas entre los años 20 y primeros 70
del siglo XX la mayoría de ellas.
dad. En ese sentido, es posible hablar, no de una, posición subordinada, o de la concepción de sus
sino de distintas infancias, coexistentes en un miembros como proyectos de persona, dando
mismo tiempo histórico. Y de cambios en la lugar a su reconocimiento como fuerza social
infancia, o en la forma de ser niño/a, a lo largo actuante.
del tiempo. Estas variaciones relativas a com- La concepción de la infancia como categoría
portamientos, tiempos y lugares, que han sido social abre el paso a la dimensión más abstracta
puestas de manifiesto por los historiadores, así de este término, abstracción que representa el
como también por los antropólogos, revelan las continente, no el contenido del campo infancia.
distintas formas de vida social y cómo difieren En este sentido la infancia puede quedar defini-
esas formas entre ellas. En todo caso, permiten da como «el período de la vida durante el cual
observar el proceso de construcción social de la un ser humano es tratado como un niño, y las
infancia, en el que se registran los momentos de características culturales, sociales y económicas
externalización, objetivación e internalización de este período» (Frønes, I., 1994:148). Es claro
de la realidad a los que se refieren, en términos que este continente está sometido a los vaivenes
generales, Berger y Luckman (1978). De este del cambio social y así cada infancia es una
modo podría decirse lo siguiente: la infancia se nueva infancia, como cada tiempo es un nuevo
experimenta como una realidad objetiva, que se tiempo, y el conjunto de estructuras que compo-
internaliza mediante la socialización, la cual nen la categoría infancia se modifica por efecto
indica, tanto cómo deben comportarse los adul- de los cambios sociales culturales y económi-
tos con los niños, como lo que deben hacer éstos cos, lo que nos lleva de vuelta a comprender la
para llegar a ser adultos. Así, parafraseando a los dimensión histórica como elemento para la
autores citados (p.84) puede decirse que: «la explicación de la infancia.
infancia es un producto humano, la infancia es Al considerar a la infancia como parte de la
una realidad objetiva, el niño es un producto estructura social, es posible analizarla con pará-
social» (Gaitán, op. cit.). metros económicos, políticos o culturales, como
La construcción social vigente considera a los se hace respecto a la parte adulta. El requisito
menores de edad como seres incompletos, consiste en adoptar un enfoque que dote a la
dependientes, moldeables, controlables, defini- infancia de una autonomía conceptual, tanto
dos antes que por un «ser» por un «aun-no-ser» teórica (infancia como categoría social, grupo
adultos. Y así, el niño no es considerado como infantil como generación, niños como grupo
un «ser humano» (human being) sino como un social) como metodológica (tomar a los niños
«potencial humano» (human becoming), según como unidad de observación).
apunta, provocativamente, Qvortrup (1994.a). Es posible también relacionar cualquier
En suma, la infancia viene a ser una etapa de hecho relevante observado en el ámbito de la
preparación orientada al futuro, lo que ensom- vida de los niños (como su condición social o
brece buena parte de su realidad como presente. económica, su estatus político, o su conciencia
de identidad) con los contextos globales en los
que se produce, y explicar aquel hecho a la luz
LA INFANCIA EN LA ESTRUCTURA SOCIAL de las características de las estructuras sociales
y de los mecanismos que operan en este macro-
Considerar a la infancia como categoría contexto, generando efectos sobre el nivel del
social, esto es, como un componente estructural grupo infantil. Esta línea de investigación fue
estable e integrado en la organización de la vida desarrollada en el proyecto Childhood as a
social (Saporiti, A., y Sgritta, G., 1990), o como Social Phenomenon4, donde los grandes movi-
estructura permanente en cualquier sociedad, mientos y cambios sociales, como la industriali-
aunque los miembros de esa estructura se renue- zación, la urbanización, o la escolarización, se
ven continuamente (Wintersberger, H., 1994.b) estudian en relación con la justicia distributiva,
constituye otro enfoque teórico que permite la división social del trabajo y el carácter de la
dotar a la infancia de contenido y liberarla de su vida cotidiana de los niños en la actualidad.
4 Serie de Informes nacionales sobre la infancia como fenómeno social, realizados bajo los auspicios del Centro Europeo de Viena
entre 1990 y 1992.
J., 1993), sino personas humanas, con derechos legitimación para unas prácticas de segregación
y obligaciones, respecto a las cuales deben ope- de los niños de la sociedad.
rar los principios de igualdad y diferencia, del
mismo modo que se postulan para otras minorí-
as sociales. 3. LA POSICIÓN DE LOS NIÑOS RESPEC-
TO AL BIENESTAR SOCIAL
reconocen el derecho del niño al disfrute del De una parte, la retórica de la Convención
más alto nivel posible de salud, y a un examen expresa un orden generacional deseado, y así,
periódico del tratamiento al que esté sometido. los niños tendrán acceso a los recursos, según se
El artículo 26 se refiere al derecho a beneficiar- establezca; los derechos de protección, que no
se de la seguridad social (conforme a la legisla- tocan las relaciones de poder entre adultos y
ción nacional). En el artículo 28 los Estados niños, son los más desarrollados, mientras que
reconocen el derecho del niño a la educación, y los auténticos derechos de participación, que
en el 29 se establecen las orientaciones genera- desafiarían la jerarquía de poder entre genera-
les que debe tener la misma. Antes, el artículo ciones, tienen un alcance limitado y un desarro-
27 recoge el derecho de todo niño a un nivel de llo escaso (Agathonos, H., 1993). La visión de
vida adecuado para su desarrollo físico, mental, los niños como seres dependientes y de la infan-
espiritual, moral y social, añadiendo, a conti- cia como etapa de preparación queda reflejada y
nuación, que incumbe a los padres u otras per- reforzada en la Convención. Esto conduce a
sonas encargadas del niño la responsabilidad contradicciones que desafían los principales
primordial de proporcionar las condiciones de impulsos innovadores que la misma propone.
vida necesarias para su desarrollo aunque Por ejemplo, el artículo 2, que se dirige a evitar
(explica el siguiente párrafo de este artículo) los cualquier forma de discriminación «entre
Estados adoptarán medidas apropiadas para ayu- niños», nada dice de la discriminación con res-
dar a los padres a dar efectividad a este derecho. pecto a los derechos de los adultos. Por otra
En esencia, el reparto de responsabilidades en la parte, todo el texto enfoca al niño individual
provisión de medios para facilitar el bienestar de (aunque llama la atención que no haya referen-
las personas menores de edad queda dibujado en cias a dificultades específicas basadas en una
este conjunto de artículos, a cuyo comentario se razón de género, mientras sí se dedica un artícu-
dedicará el apartado siguiente. Antes se comen- lo completo a detallar, en positivo, las garantías
tarán los aspectos de la Convención que han sido específicas para asegurar que el niño mental o
destacados como más positivos para la vida de físicamente impedido, disfrute de una vida
los niños, y asimismo los que se consideran plena, decente y digna), asumiendo la perspecti-
defectos que deben tratar de superarse. va evolutiva a través de múltiples referencias a
La virtud más notable de la Convención resi- la madurez y capacidad del niño como argu-
de en la expresa y reiterada atribución de dere- mento para limitar su capacidad de actuar, prin-
chos a los niños por sí, a los niños como perso- cipalmente en la arena pública, rebajando así el
nas. Junto a ello es destacable que sean los reconocimiento de sus derechos civiles. Pero
«Estados parte» de la Convención los que reco- quizá lo más importante en este plano sea la
nocen estos derechos y adquieren el compromi- relación asimétrica, respecto a los adultos, que
so de velar por su cumplimiento, estableciéndo- la Convención consolida: los niños son sujetos
se, en la propia Convención, un sistema de derechos, pero no responsables de obligacio-
continuado para el seguimiento de los avances nes, quedan así excluidos de las relaciones de
que se van logrando en los distintos países res- intercambio que rigen, en el nivel normativo,
pecto a la protección de aquellos derechos y a la para los adultos (Gaitán, L., 1999a).
promoción del bienestar de los niños. Por últi- En el aspecto cultural, y a pesar de la referen-
mo, si la Convención no sirve, por sí, para resol- cia expresa al respeto a los niños que pertenez-
ver los problemas que afectan a las personas can a minorías étnicas, religiosas, lingüísticas o
calificadas como menores por encontrarse por indígenas (art. 30), prevalecen en el texto de la
debajo de determinada edad, si tiene la propie- Convención los paradigmas y categorías del
dad de hacer estos problemas más visibles, esta- modelo de desarrollo occidental dominante en
bleciendo las bases y los mecanismos apropia- todo el mundo. Como señala Recknagel
dos para abordar su resolución. (2002:19) «Conceptos monoculturales y etno-
Del lado de los defectos, los más señalados céntricos acerca de los derechos obstruyen la
derivan de una concepción adultocéntrica y de mirada hacia las particularidades de las culturas
una visión basada en la cultura occidental domi- y comunidades». Sin caer en absoluto en el rela-
nante, latentes ambas en el texto de la tivismo cultural para justificar la inhibición
Convención. Veamos la traducción de cada uno frente a conductas inaceptables, este autor se
de estos aspectos por separado. detiene en tres aspectos de la Convención (tra-
bajo infantil, salud y educación) para señalar, samiento dominante, caracterizado por una ten-
respecto a cada uno, lo que el texto convencio- dencia a considerar que los niños «por naturale-
nal dice, dónde reside el problema desde la pers- za» pertenecen a sus padres: su marco físico es
pectiva de diferencia cultural, y si existe necesi- el hogar y la familia el medio donde se desen-
dad de reformulación de la Convención en ese vuelven sus relaciones primarias, el que marca
aspecto. Las recomendaciones que este autor además la orientación de las secundarias, el
deduce se pueden resumir del modo siguiente: estatus social y el conjunto de valores y modos
Respecto al trabajo infantil, se debería mantener de conducta que el niño acabará adoptando. De
un punto de vista distinto (protección contra la este modo la identidad social de los niños es
explotación en vez de prohibición del trabajo como un espejo de la de sus padres, a la vez que
infantil) subrayando el rol positivo del trabajo en la familia queda retratada en la clase de niño que
la socialización de los niños, no sólo en los pue- produce. Por ello, cuando el niño es objeto de
blos indígenas o comunidades rurales. Con rela- crítica, la culpa se achaca a los padres
ción a la salud propone, que en adición al servi- (Makrinioti, D., 1994; Qvortrup, J.,1992). Lo
cio de salud primaria conforme a los principios anterior no significa que los gobiernos eludan
occidentales de la medicina oficial, deben tam- cualquier responsabilidad respecto a los niños,
bién promoverse las formas de alimentación y al contrario, con vistas a la prevención, tienen
las estructuras de salud tradicionales y reconoci- responsabilidades indirectas para promover y
das localmente. Con relación a la educación, el mantener las habilidades y capacidades de los
autor considera que debe incluirse una aprecia- padres y de modo subsidiario, responsabilidades
ción de la tradición oral y del saber local, no directas sobre el bienestar del niño si los padres
como reemplazo, sino como complemento de los no atienden debidamente sus obligaciones.
contenidos educativos occidentales modernos. El artículo 27 de la Convención, ya citado,
Para finalizar este subapartado, cabe detener- muestra un ejemplo de cómo se produce este
se en una comparación entre el tipo de derechos juego de responsabilidades. Dice este artículo,
reconocidos a los niños y el que rige para los en su apartado segundo, que «a los padres u
adultos en general. En su exposición clásica otras personas encargadas del niño les incumbe
Marshall (op. cit.) señala que, por razones histó-
la responsabilidad primordial de proporcionar,
ricas, los derechos fueron reconocidos en el
dentro de sus posibilidades y medios económi-
siguiente orden: primero los civiles, luego los
cos, las condiciones de vida que sean necesarias
políticos y por fin los sociales, y antes para los
para el desarrollo del niño». A continuación, el
hombres que para las mujeres los dos primeros.
En el ámbito de la infancia, si se considera que apartado tercero del mismo artículo, establece:
las primeras legislaciones se produjeron en «Los Estados Partes, de acuerdo con las condi-
materia laboral, y que no es hasta la Convención ciones nacionales y con arreglo a sus medios,
cuando el tipo de derechos referidos a la perso- adoptarán medidas apropiadas para ayudar a los
na se consolidan y los que atañen a su participa- padres y a otras personas responsables por el
ción en la vida social aparecen, se podría decir niño a dar efectividad a este derecho y, en caso
que hay una inversión en el orden histórico de necesario, proporcionarán asistencia material y
sus derechos: primero los sociales, después los programas de apoyo, particularmente con res-
civiles y pendientes aún los políticos. pecto a la nutrición, el vestuario y la vivienda»
(todos los subrayados son nuestros).
Vemos así cómo, en el primer apartado, se
EL PACTO ENTRE SOCIEDAD, FAMILIA Y acepta implícitamente que el nivel de vida de los
ESTADO niños puede variar en paralelo con el nivel de
vida de sus padres, y que habrá desigualdad
La orientación familiar atraviesa todo el texto entre niños, igual que existe entre adultos. El
de la Convención sobre los Derechos del Niño, segundo apartado, lleno de matices, reduce el
que resulta bastante explícita con respecto a los ámbito de la intervención de los estados a «los
derechos y obligaciones de los padres y en cier- casos necesarios» y a los recursos más esencia-
to modo vaga en lo que atañe a las responsabili- les para la vida, recogiendo así uno de los rasgos
dades de los Estados y las sociedades. Esto no de un modelo residual y asistencialista de bienestar,
hace otra cosa que reflejar, una vez más, el pen- en el cual, además, no se otorgarán beneficios
directamente a los niños como personas indivi- ser analizada desde un punto de vista económi-
duales, sino al grupo familiar en su conjunto. co. Como ha quedado dicho, en las modernas
Contrasta con esta evanescencia en el papel sociedades, la tarea de criar niños, que cada vez
del Estado, la concreción que ofrecen los artícu- acarrea mayores exigencias, corresponde a la
los referidos a la enseñanza obligatoria que son, familia, mientras que su educación formal es
precisamente, los dos siguientes. De este modo, asumida por el estado. Puesto que el juego de
el artículo 28 de la Convención comienza así intercambios se realiza en el nivel societal, y no
«Los Estados Partes reconocen el derecho del en el intrafamiliar, según se señalaba en la intro-
niño a la educación, y a fin de que se pueda ejer- ducción de este apartado, en el balance los
cer progresivamente y en condiciones de igual- resultados menos favorables son para las fami-
dad de oportunidades ese derecho, deberán en lias pues, si bien invierten en niños, los benefi-
particular….» cios derivados de ello no tienen repercusión en
Va quedando así dibujado el pacto vigente el nivel familiar, sino que se traducen en una
respecto al bienestar social de los niños: el más alta cualificación de los futuros producto-
Estado, actuando como intérprete y ejecutor de res, que favorece al sistema económico y realiza
las deseabilidades sociales, establece y vigila el aportaciones al Estado de Bienestar. Esto signi-
cumplimiento de las obligaciones familiares, las fica (Wintersberger, 1994c) que en la sociedad
sustituye (excepcionalmente) y las protege moderna:
(débilmente), a la vez que se ocupa de esa parte — el Estado invierte y recibe.
de la formación primaria de capital humano que — la economía no invierte pero recibe.
es la escolarización. — la familia invierte y no recibe.
El bienestar material de los niños queda liga-
do, por lo tanto, al potencial económico de sus Junto a todas las razones de orden económico
familias. Como la capacidad de obtener ingre- hay muchas otras de orden social que configu-
sos está relacionada, entre otros factores, con el ran y amasan el pacto entre familia y sociedad
ciclo vital de los individuos, con su valor en el para el mantenimiento de los menores. El carác-
mercado y, en el caso de grupos familiares, con ter de las relaciones entre padres e hijos supone
el número de miembros capaces de aportar un fuerte elemento de conservadurismo cultural
recursos económicos, la posibilidad de que los del que los varones adultos resultan principales
niños se beneficien de mayores o menores ren- beneficiarios. Los principios de autoridad pater-
tas familiares estará en función de la edad de na y subordinación a ella de los intereses de
sus progenitores, de la preparación profesional esposa e hijos, tienen arraigo en la tradición
de estos, de cuántas personas trabajan en el conservadora y se ven apoyados por olas de
hogar y, asimismo, del número de personas con puritanismo o de moralismo en diferentes épo-
quienes tengan que compartir todos los posibles cas. La visión liberal, no intervencionista, tien-
ingresos. de a considerar a la familia incluida en el ámbi-
Por todo ello se producen desigualdades, to de la esfera privada, lo que verdaderamente
tanto entre hogares como entre individuos, que garantiza su libertad para la reproducción y
afectan a las rentas disponibles para unos y otros socialización de su progenie, pero a la vez la
así como a sus posibilidades de disfrutar de una excluye, y dificulta el reconocimiento de su
adecuada calidad de vida. Y, en este punto, hay contribución al bienestar material de la
que convenir en que, «la profunda injusticia en colectividad.
la distribución de la riqueza, un mercado laboral En el momento presente la familia gana
cada vez más restringido y limitado a lo infor- importancia en el modelo neoliberal, que la
mal y precario, impacta principalmente sobre asigna un amplio grado de responsabilidad en el
aquella parte de la población que cuenta con bienestar de sus miembros, convirtiéndose en la
menores recursos» (Scandizzo, G., 2002:146), clave de la retracción de las políticas públicas y
con el resultado inevitable de una parte impor- en la llave para la adquisición de servicios en el
tante de la población infantil situada en el lími- mercado. En el lado opuesto (el modelo de bien-
te o por debajo de los niveles que señalan la estar universalista) los distintos servicios y pres-
pobreza y la exclusión social. taciones tienen por finalidad garantizar la cober-
La distribución de responsabilidades respecto tura de necesidades «desde la cuna a la tumba»,
al bienestar social de los niños también puede garantizando a la vez la individualidad y la
les, marginales. Todo lo cual, aunque propicia la convirtiéndose todo lo que se aleja de ello en
estigmatización de ciertos grupos, resulta venta- fuente de conflictos, grandes o pequeños, y no
joso para el sistema. Identificando la parte con sólo en el nivel familiar o microsocial.
el todo, las políticas de infancia quedan así resu-
midas en lo puramente asistencial, paliativo y
residual, obviándose la posibilidad de intervenir LOS DESAFÍOS PARA EL BIENESTAR SOCIAL
en el nivel de las estructuras que dan lugar a DE LOS NIÑOS
estas situaciones, y de aplicar políticas auténti-
camente preventivas que alcancen el bienestar y La consideración de los niños como seres vul-
la calidad de vida de toda la infancia. nerables movió las conciencias hacia la adop-
En la actualidad la estructura del riesgo ha ción de medidas reformistas destinadas a garan-
cambiado, deslizándose hacia los jóvenes y las tizar un trato adecuado para ellos. El trabajo de
familias con niños, que resultan más afectados los defensores de los derechos de la infancia,
por el desempleo y la inestabilidad del mercado sumado a las exigencias derivadas de condicio-
de trabajo, mientras que las generaciones mayo- nes políticas y económicas y sociales, dieron
res están protegidas por los sistemas de pensio- lugar al desarrollo de la idea de una infancia
nes (Esping Andersen, G, 2000). Sin embargo la moderna cuyos rasgos, ya observables en las
orientación de las políticas sociales sigue siendo sociedades avanzadas (que, con distintos forma-
la misma, y ello básicamente por una cuestión tos, responden al modelo de sociedades del
de poder de la que carecen los niños. Así, los bienestar) tienen la factibilidad de penetrar cul-
adultos activos miran por la posibilidad de ase- turalmente en otras sociedades, merced al con-
gurar su futuro; los mayores, que votan y tienen texto de mundialización vivido actualmente.
capacidad así de ejercer presión, defienden sus Mas todos los cambios generan respuestas que
pensiones. Mientras, la experiencia de ser niño, pueden poner en entredicho la situación estable-
tener niños o vivir con niños es cada vez más cida o mostrar la necesidad de introducir nuevas
breve, y no cuenta con la posibilidad de una voz modificaciones en los modos de pensar o de
y una expresión autónomas. actuar. Para finalizar este apartado se hará a
La cuestión está en si esa opción colectiva de continuación referencia a los resultados de la
descargar el bienestar material de los niños aplicación de la Convención sobre los Derechos
sobre la familia es la más apropiada o si puede del Niño, cuando se cumplen más de 15 años de
serlo en el futuro y en qué medida el desenten- su publicación, así como a los efectos del pacto
dimiento colectivo es responsable del malestar implícito y de las políticas aplicadas para el
infantil o de la adopción de estrategias familia- bienestar de los niños.
res individuales. Parece oportuno plantearse el Con posterioridad a la firma de la
problema social que supone que la infancia, Convención, la Cumbre Mundial de la Infancia,
estructura permanente en cualquier sociedad, celebrada en 1990 señaló un conjunto de metas
elemento constitutivo de la misma, al quedar al dirigidas a la materialización efectiva y paulati-
margen de la consideración global de su funcio- na de los derechos reconocidos en aquella por
namiento, se inhiba también de las metas globa- los así llamados Estados Parte. En la Sesión
les colectivas. Unos niños que saben que depen- Especial de la Asamblea General de las
den en el nivel afectivo y material de sus padres Naciones Unidas de mayo de 2002 estos países
y que son educados para ser autosuficientes, a lo concluyeron que no se habían alcanzado los
sumo se pueden considerar obligados hacia su objetivos propuestos para la década de los años
familia, pero no responsables del bienestar 90. Se aprobó entonces una declaración y un
general. La no identificación con metas colecti- nuevo plan de acción para los siguientes 10
vas constituye un factor de desintegración social años, en el cual, bajo el lema «Un mundo apro-
que se traduce en conflicto a la menor oportuni- piado para los niños», los estados se comprome-
dad y cada vez más tempranamente. ten, en cuatro áreas prioritarias:
Por último, prescindir, ocultar o ignorar que los — promoción de una vida sana
niños están ahí, contraviene también una razón de — acceso a una educación de calidad
justicia, en el sentido esencial de libertades com- — protección a los niños contra malos tratos,
patibles e intercambios justos, que compondrían explotación y violencia
una aspiración de sociedad idealmente ordenada, — combate contra el VIH/SIDA
Se prevé un seguimiento a través de informes Nos encontramos, en suma, con que las bue-
anuales y un examen a fondo de la situación en nas intenciones van más lejos que las acciones
2007. De otra parte, el Movimiento Mundial a reales. No obstante cabe destacar que, aunque
favor de la Infancia (MMI)5 ha emitido ya dos los planes no resuelven por sí los problemas de
informes, concebidos como trabajos de segui- los niños, suponen un grado de compromiso
miento independiente, alternativos a los infor- mayor, o deberían suponerlo, especialmente de
mes realizados por las NN.UU. El segundo de cara a las clientelas políticas internas de cada
ellos, presentado en mayo de 2004, se refiere a país. Es también importante resaltar cómo en las
dos aspectos: recomendaciones del informe comentado se
— el cumplimiento por los gobiernos de la hace hincapié en la necesidad de cambios
meta de integrar los objetivos de la década estructurales, orientados a la solidaridad.
en Planes Nacionales de Acción para la Con referencia al pacto implícito existente
Infancia. respecto a la provisión material de bienestar
— si se está avanzando en la creación de un para los niños, la descarga de responsabilidad
mundo apropiado para los niños. principal en las familias acarrea desigualdad
entre niños y también es responsable de la preo-
Los resultados del informe muestran mayores cupante presencia del grupo infantil en los nive-
avances en el primer aspecto que en el segundo. les que quedan por debajo del umbral de pobre-
Así, unos países han hecho o están haciendo un za. Ante la escasez, o la pura ausencia, de
plan de acción específico, mientras que otros transferencias públicas, sea en forma de ayudas
(los menos adelantados) se han inclinado por económicas o de servicios, las familias optan
incluirlo en sus estrategias de lucha contra la por adoptar sus propias estrategias, bien redu-
pobreza. Se destaca el creciente grado de parti- ciendo el número de personas a sostener, bien
cipación de niños y jóvenes en el proceso de pla-
aumentando el número de los que aportan recur-
nificación, y la mayor involucración de los paí-
sos. No resulta ocioso pensar que la disminución
ses industrializados en esta meta que la que
tuvieron en general en la década anterior, lo que de las tasas de natalidad, o el temprano trabajo
pone de manifiesto que conseguir un mundo de los niños, están en buena medida reflejando
apropiado para los niños es tan importante para la poca importancia (en consideración y en
el Norte como para el Sur. volumen efectivo de recursos aplicados) de las
En las conclusiones de este informe se llama políticas públicas orientadas al bienestar y la
la atención sobre el fallo de los países ricos en calidad de vida de los niños.
brindar los recursos (financieros y de otro tipo) Por último cabe recordar que un equilibrio
comprometidos. El Norte —se señala— tiene característico de las modernas sociedades de
una mayor responsabilidad en cuanto a asegurar bienestar se basa en presupuestos de solidaridad
que sus políticas agrícolas, comerciales, de entre generaciones: son las más jóvenes las que
defensa y otras no socavan sus compromisos sostienen a las más mayores y, a la vez, garanti-
para con los niños del mundo. A la vez se consi- zan la reposición con nuevos miembros que ven-
dera necesario que en el Sur se mejoren los drán, en su día, a mantenerlas a ellas. Mas la
patrones de gasto, en el sentido de dar prioridad disminución en tamaño de las nuevas generacio-
en sus presupuestos a los servicios básicos que nes y el aumento de personas dependientes en el
representan un gran beneficio para los niños y extremo superior de la pirámide de edades,
familias pobres. Por fin, de las organizaciones representa un riesgo claro de que en el futuro no
de la sociedad civil se reclama unos mayores puedan mantenerse esas transferencias. Esta cir-
niveles de coordinación para evitar la duplica- cunstancia se presenta actualmente como una de
ción de esfuerzos y el desperdicio de recursos, y las principales preocupaciones sobre la sosteni-
también se espera su contribución a una ética en bilidad de los Estados de Bienestar, que llegaron
la que todos seamos responsables de los niños a ser llamados bienestar de una sola generación
del mundo. (la que era activa en la segunda posguerra).
5 Creado en 2001 con el objetivo de aumentar el grado de compromiso de todos aquellos cuyas acciones afectan la vida de los niños
e integrado por las más grandes organizaciones no gubernamentales del mundo.
6 WINTERSBERGER, H. (2002) Childhood and Social Change: A Generation Perspective of Modern Childhood. Ponencia presenta-
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