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El pasado precolombino
Aun antes de la conquista española y portuguesa, varias culturas indígenas ya habían
establecido mecanismos que permitían organizar sus recursos humanos. Tanto la socie-
dad azteca como la inca tenían sistemas de correos relativamente eficientes. En el caso
de los aztecas, contaban con un sistema de postas —mensajeros que se iban relevando
a lo largo del camino—, mediante el cual el emperador Moctezuma podía consumir a
diario pescado fresco del Golfo de México, que estaba a unos quinientos kilómetros de
la costa. Para mantener este equipo de mensajeros en buenas condiciones operativas,
alguien tuvo que resolver, entre otros, el problema de suministrar agua y alimentos
a cada mensajero, así como calzado adecuado. En caso de ser necesario, cada correo
contaba con protección militar. Seleccionar a las personas idóneas no era el menor de
los desafíos que enfrentaban los administradores del sistema.
La época colonial
En la etapa colonial de América Latina, la administración se enfocó en obtener bene-
ficios para las metrópolis. Desde el punto de vista de la administración de personal, es
La Revolución Industrial
A mediados del siglo xviii el perfeccionamiento de diversas maquinarias y tecnologías
en países como Inglaterra, Francia y Alemania dio inicio al fenómeno que denomina-
mos Revolución Industrial. Gradualmente surgieron organizaciones comerciales e in-
dustriales, dedicadas a actividades como hilados y tejidos, la fundición de metales y la
creación de grandes astilleros para la fabricación de barcos de tonelaje cada vez mayor.
Gracias al perfeccionamiento de dispositivos como la máquina de vapor y el telar mo-
derno fue necesario contar con instalaciones de creciente complejidad. A su vez, para
estos cambios se requirió contar con grupos de trabajadores cada vez más grandes que
debían coordinar sus esfuerzos en labores de progresiva diversificación.
La Revolución Industrial trajo consigo grandes adelantos, los cuales hicieron que
la labor humana resultara cada vez más rentable y productiva, pero, junto con un nivel
mayor de mecanización, condujo también a condiciones de inseguridad, hacinamiento
y profunda insatisfacción.
Aunque con diferencias de grado e intensidad, América Latina ingresó a la etapa
de la Revolución Industrial a mediados del siglo xix, cuando se tendieron las primeras
líneas férreas del subcontinente, se modernizaron los vapores marítimos que comu-
nicaban la zona con Estados Unidos y Europa, y se produjeron notables reformas en
instituciones como las fuerzas armadas de cada país.
A fines del siglo xix empezaron a establecerse en diversas compañías los “depar-
tamentos de bienestar” que constituyen el antecesor directo de las actuales áreas de
personal. Estos departamentos (comunes en los consorcios ferrocarrileros y navieros,
en las grandes haciendas y en las principales compañías de hilados y tejidos) contaban
entre sus funciones con la de atender las necesidades de los trabajadores, como vivien-
da, atención médica y educación. Otro de sus objetivos era prevenir la formación de
sindicatos, aspecto que con frecuencia condujo a conflictos y choques laborales que
caracterizaron la historia de varios países durante el periodo que va de la década de
1870 hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial.
El siglo xx
Desde el fin de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) hasta la Gran Depresión, que
afectó al mundo industrializado de 1929 a 1938, los departamentos de recursos huma-
nos desempeñaron funciones de creciente importancia en las empresas. Se concedió
mayor atención a las necesidades de los empleados gracias, en buena medida, a los es-
tudios de carácter conductista llevados a cabo en la planta Hawthorne de la compañía
General Eastern Electric. Estos estudios establecieron que los objetivos de eficiencia
postulados por la administración científica debían equilibrarse y dosificarse teniendo
en cuenta las necesidades humanas. Estas conclusiones, que hoy parecen elementales,
fueron novedosas y sorprendentes en su época, y ejercieron un efecto muy duradero en
las técnicas de administración de personal.
La Gran Depresión produjo una crisis de credibilidad en la capacidad de las em-
presas privadas para enfrentar las necesidades sociales. Tanto en los países latinoame-
ricanos como en el mundo occidental, el público recurrió al sector oficial en busca de
ayuda para sus problemas. Los gobiernos de la década de 1930 pusieron en práctica
políticas de compensación por desempleo, seguridad social, salarios mínimos y en al-
gunos casos llegaron incluso a garantizar el derecho a la formación de sindicatos. La
mayor parte de los seguros sociales de América Latina se establecieron durante esa
década. En muchos casos, la legislación de los distintos países se extendió a áreas ante-
riormente no cubiertas, incluyendo la prohibición del trabajo infantil, la protección de
las mujeres en embarazo y la introducción de la jornada de ocho horas.
Los departamentos de personal fueron con frecuencia el instrumento que utili-
zaba la empresa en sus relaciones con el sindicato. De hecho, el término “relaciones
industriales” se acuñó durante la época. El paternalismo y el proteccionismo de antaño
pasaron a la historia.
País Ley de seguridad social en salud Ley sobre invalidez, vejez y muerte
Fuente: Tomado de García Jiménez, Jesús, “Seguridad social, pobreza y sector informal en América Latina”, tesis doctoral, Facultad de Ciencias Econó-
micas y Empresariales, Universidad Complutense de Madrid, 1999.
El siglo xxi
La revolución tecnológica que ha experimentado toda la región ha sido de inmensa
trascendencia. Un ejemplo es la evolución de la tecnología empleada para la comuni-
cación escrita: la máquina de escribir manual reemplazó poco a poco a los escribientes
tradicionales a principios del siglo xx. A fines de la década de l960, la máquina de es-
cribir eléctrica desplazó a su vez a la mecánica, sólo para verse sustituida poco tiempo
después por la computadora, personal o de sistema central, y por el procesador de texto,
a fines de la década de 1980. A comienzos del siglo xxi las videoconferencias, el correo
electrónico e Internet han desplazado por completo a las técnicas anteriores, a medida
que el cambio tecnológico continúa acelerándose.
Estas modificaciones tecnológicas han ejercido profundos efectos en la
administración de capital humano. Por ejemplo, la mayoría de las empresas
cuentan ya con algún sistema en gestión de recursos humanos, que funciona
La tecnología ha modi- a través de una interfaz, el cual les permite administrar de manera eficien-
ficado la forma como
te varias de las siguientes funciones: reclutamiento, selección de personal,
se administra el capital
humano. diseño de puestos, pago de nóminas, sistemas de compensación y planes de
beneficio social.
n Desafíos externos
La competencia internacional es hoy más aguda que en el pasado. Ese factor obliga
a las organizaciones contemporáneas a mantener una visión no sólo a corto o mediano
plazos; las organizaciones modernas deben visualizar y planear a largo plazo. Toda em-
presa necesita considerar factores macroambientales. Se trata de un nuevo desafío para
las empresas, que con frecuencia se encuentran demasiado obsesionadas por el corto
plazo, lo cual las vuelve miopes. Introducir la cultura de la perspectiva a largo plazo en
la organización puede convertirse en el principal desafío estratégico de la gerencia.
Las organizaciones modernas se desempeñan en un ambiente turbulento, en el
cual abundan los desafíos de todo tipo. Con frecuencia, la organización y su departa-
mento de capital humano ejercen mínimo grado de control sobre su entorno exterior.
Los cambios en el ambiente externo a la empresa, como ilustra el ejemplo ante-
rior sobre las ventajas de la comunicación instantánea, han ejercido profundos efectos
sobre el tipo de personas que necesita la organización, el grado de preparación que se
espera de ellos y el desempeño necesario. La tarea de los profesionales de la adminis-