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La Invencion Del Aula-Resumen
La Invencion Del Aula-Resumen
La situación de aula nos es conocida. Todos hemos pasado por ella, y como maestros
futuros o actuales seguiremos haciéndolo.
Sin embargo, el aula tal como la conocemos hoy en día no tiene nada de “natural". Lo
que conocemos como “aula" fue cambiando tanto en su estructuración material, como
en la estructura comunicacional.
El término “aula de clase" se empezó a usar en la lengua inglesa hacia fines del siglo
XVIII. En el idioma castellano, en cambio, el uso de “aula” y “clase” era común en la
enseñanza universitaria en el medioevo, conservando su significado latino de “estancia
donde el Profesor o catedrático enseña años estudiantes la ciencia y facultad que
profesa”. Sin embargo, no era común su uso para referirse al ámbito en el cual tenía
lugar la enseñanza elemental, que hasta aquel momento se impartía en la misma casa
del maestro o en salas provistas por el municipio o la iglesia, llamada scholas. La
mayoría de las veces todos los niños se educaban bajo la tutela de un maestro que
apenas sabía leer y escribir, y que les enseñaba rudimentos de las primeras letras,
cálculo y catecismo. Pero la difusión del término “aula" en relación con la escolaridad
elemental solo se produjo con la victoria de los métodos pedagógicos que proponían
una organización de la enseñanza por grupos escolares diferenciados entre sí, a
veces por edad y otras por sus logros de aprendizaje.
Historia y genealogía
Saber por qué el aula que conocemos es como es nos ayudará a ver que decisiones
se tomaron en el pasado y que procesos ocurrieron para que hayamos llegado a esta
configuración determinada. Nuestro argumento central es que el aula de clase es una
construcción histórica, producto de un desarrollo que incluyó en otras alternativas y
posibilidades.
Para abordar nuestra genealogía, queríamos discutir primero qué es el aula. No solo
los docentes y los alumnos, sino el mobiliario, los apartados didácticos, las cuestiones
de arquitectura escolar, todo forma parte del aula. Los bancos escolares, los
pizarrones y los cuadernos tienen una historia y una especificidad de la que
conocemos poco hasta ahora. Además de esta materialidad, el aula implica también
una estructura de comunicación entre sujetos.
El aula puede pensarse como situación de gobierno. Son estas conexiones entre aula
y gobierno las que orientarán nuestra genealogía. Ésta es la perspectiva que
elegimos: la historia de las formas de comunicación y gobierno del aula moderna
como parte de una historia más amplia, la historia del gobierno de las sociedades
modernas. Cuando un maestro ve la cantidad de instancias que están por encima de
él y que deciden sobre su tarea, puede que piense que él no tiene poder alguno. Esta
estructura del sistema y la cotidianidad de las frustraciones y los pequeños logros
hacen difícil para que los maestros puedan pensar sobre el poder en general y sobre
el propio poder en particular. En otro lugar, hemos visto como el poder es algo que
está en todos lados, es omnipresente, y cómo circula, se transforma y se consolida.
Este proceso de autoconocimiento fue denominado por Michel Foucault -para otro
contexto- técnicas del yo. En esta época, empiezan a parecer masivamente
referencias a algo que hasta ese entonces sólo habían experimentado cierto círculo: la
conciencia. Éstas técnicas del yo, estas preguntas dirigidas hacia uno mismo, son las
que llamaríamos la base de nuestra conducta, o sea, de nuestra “conducción". A lo
largo de estos siglos, conducirse sí mismo, controlarse a través de la buena-mala
conciencia, se convirtió en algo central para las personas.
Lo que ocurre entre los siglos XVI y XVII es la constitución de una moral colectiva que
aún tiene vigencia entre nosotros. Ya no se trata se impone la obediencia ciega bajo
amenaza de violencia, sino de lograr la obediencia reflexiva, aceptada como correcta.
La obediencia con “buena conciencia", la obediencia “interior", se vuelve cada vez
más importante.
En relación con este proceso, una primera definición del gobierno es la siguiente: se
trata de la conducción de las conducciones. Conducir las conducciones no es fácil. El
primer requisito es que la gente “sienta" que debe conducirse a sí misma, que tiene
que cumplir las reglas y que, en casi de que no lo haga, es necesario que se justifique
y se pregunte por qué no las cumple, y acepte un castigo o reprimenda. Una vez que
la gente acepta la necesidad de gobernarse a sí misma, el segundo requisito es
agrupar, organizar y seleccionar estas conducciones, definiendo cuales de estas
conductas se consideran deseables y cuáles no. Por ello, definimos al gobierno como
estas definiciones sobre las conducciones de los súbditos, esta conducción de las
conducciones individuales.
El gobierno tiene que ser producido y, además, hay que producirlo de manera
constante. El gobierno también se define por cómo se piensa a quién o a qué de dirige
la conducción. Si bien desde la antigüedad clásica siempre hubo algún tipos de leyes,
códigos o regla de validez general, el gobierno moderno, aunque las sigue utilizando,
las combina con nuevas forma la escuela es parte de estos nuevos tipos de
intervenciones: la preocupación por formar la conciencia de la gente y producir una
aceptación nueva para cosas que ya estaban o para las nuevas invenciones.
Gobernar es, por lo tanto, conducir una población. Éste es el espacio central de la
pedagogía, ya se trata de educar las conciencias y los cuerpos.
El aula, tal como la conocemos, y también las estructuras que la precedieron, son
situaciones sociales en las que de producen conducciones. En primer lugar, interesa
que el niño se conduzca a sí mismo, sea quedándose quieto en su banco p
conduciendo su propio pensamiento en el aprendizaje. En segundo lugar, que se
conduzca a sí mismo a través y sobre la base de modelos, pautas y normas definidas
por el conductor de estas conducciones: el docente y, por encima de él, el Estado. En
los postulados de la pedagogía con respecto al aula puede observarse cómo se
produce una cierta “gubernamentalidad", ese estado que permite que seamos
gobernados.
Una genealogía de las
formas de enseñar