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LA INVENCIÓN DEL AULA

Una genealogía de las formas de enseñar


INÉS DUSSEL / MARCELO CARUSO

Desde épocas anteriores se ha considerado a la pedagogía como un “cuerpo de


conocimientos definidos”, específicos, que debían transmitirse a los futuros docentes,
para que estos los pusieran en práctica.
En numerosas obras se muestra una visión pedagógica donde la educación logra
transformar a las personas borrando lo que son en su origen social y cultural,
convirtiéndolos en le que los maestros desean, dominando y sabiendo todo.
Esta pretensión de dominar todo tiene que ver con el miedo que provoca estar frente a
una situación de enseñanza, con un conjunto de chicos con diferentes historias, con
las dudas sobre nuestra capacidad para transmitirles y lograr que aprendan algo, entre
otros temores y miedos.
Lo que se propone este libro, es realizar algunos aportes para perder esos miedos que
nos invaden a la hora de pararnos frente a una clase.
La pedagogía es un saber que ayuda a los docentes a ser “buenos” docentes, por lo
que definiremos a que se considera un “buen” docente, realizando una mirada
histórica, considerando las distintas miradas, concepciones y definiciones que han
dado sujetos sociales, pensadores, grupos, instituciones en diferentes contextos.
A través de este recorrido histórico también queríamos mostrar que muchas de las
técnicas y palabras que usamos para hablar sobre las situaciones de enseñanza que
se dan en el aula, surgieron en situaciones concretas, respondiendo y dando
soluciones a problemas, y aun hoy al usarlas, siguen portando el origen de sus
significados.
Es importante entender estos orígenes para poder darle nuestro propio “toque”
personal y no ser clones de otros, y así evitar también clonar a nuestros alumnos, ya
que transmitir implica permitir que el alumno haga algo distinto con lo que le damos.
Otras de las razones de este libro es poder analizar y evaluar que es lo que realmente
queremos enseñarles a nuestros alumnos, ya que todas las estrategias que usemos
en nuestra tarea como docentes también tienen historias y significados, que inciden en
dicha tarea y relación. Por lo que hay que trasmitir la cultura y los saberes lo mas
concientemente posible, saliendo de la clonación y poniendo un granito de arena
propio.
Para comenzar el recorrido empezaremos hablando de la palabra pedagogía, la cual,
desde 1500, ha tenido numerosos definiciones, las cuales en un principio
diferenciaban al pedagogo, como el ayo que cría al niño, ocupándose de la educación
y la crianza, del pedante, quien era el maestro que enseñaba a los niños.
La palabra pedagogía viene de la palabra ped (el que anda a pie) y la palabra pedante
(el que peca de sabio). En la modernidad las personas letradas no eran bien vistas, y
ser pedagogo era algo negativo.
En 1788 se afianza el significado actual de la palabra y se acerca a lo que hoy
llamamos “maestros”.
En el s. XIX aparece definida como “el arte de enseñar y educar a los niños”. Las
definiciones más modernas postulan que es un arte y una ciencia, que tienen que ver
con el enseñar y el educar, y que se ocupa de los niños, así también como de los
adolescentes y los adultos, lo cual hace pensarlos como sujetos de saber y los somete
a vigilancia y al cuidado.
Según Narodowski, pedagogo, la pedagogía moderna nace del concepto de que en
niño debe ser educado, argumenta que será infantilizado, y que se dirá que hay que
cuidarlo mas, encerrarlo y ponerlo bajo reglas rígidas.
La pedagogía justifica este cuidado del niño y dice por que, con que fines, y con que
medios debe hacerse.
Además no solo se ocupa de las situaciones de enseñanza, sino también de la
educación desde que nacen, imponiéndoles un ritmo, modales, costumbres, por lo que
se dice que la pedagogía excede a la escuela.
También la pedagogía es una ciencia y un arte. Es una ciencia por que es “una forma
de conocimiento que se puede probar, con reglas, métodos de valoración y estándares
compartidos”. Y es un arte ya que mas allá de las herramientas, métodos,
instrumentos, etc. de enseñanza que tenga un docente, el momento y la forma en que
los utilice, son en si mismo un arte.
La pedagogía cada vez abarca más con el tiempo, comenzó e los niños y hoy se
desarrolla en la tercera edad también. Se ocupa de la escuela, de la familia, de los
medios de comunicación y de todas las instituciones que educan.
En los últimos siglos la pedagogía se ah centrado en el aspecto de enseñar. En
especial dentro de la escuela.
 La pedagogía ha pasado de algo generalizado, funciones de cuidado, la enseñanza,
los modales y la vestimenta a centrarse en la actualidad en la escuela. 
¿Aula? ¿Genealogía? Definiciones para empezar el recorrido

Si uno pregunta espontáneamente en la calle qué es una escuela, puede recibir


muchas respuestas. Pero casi podemos asegurar que en todas las respuestas
aparecerá un lugar que todos nosotros conocemos y que emerge como el núcleo, el
elemento irremplazable de la escuela: el aula. 

La situación de aula nos es conocida. Todos hemos pasado  por ella, y como maestros
futuros o actuales seguiremos haciéndolo.

Sin embargo, el aula tal como la conocemos hoy en día no tiene nada de “natural". Lo
que conocemos como “aula" fue cambiando tanto en su estructuración material, como
en la estructura comunicacional.

El término “aula de clase" se empezó a usar en la lengua inglesa hacia fines del siglo
XVIII. En el idioma castellano, en cambio, el uso de “aula” y “clase” era común en la
enseñanza universitaria en el medioevo, conservando su significado latino de “estancia
donde el Profesor o catedrático enseña años estudiantes la ciencia y facultad que
profesa”. Sin embargo, no era común su uso para referirse al ámbito en el cual tenía
lugar la enseñanza elemental, que hasta aquel momento se impartía en la misma casa
del maestro o en salas provistas por el municipio o la iglesia, llamada scholas. La
mayoría de las veces todos los niños se educaban bajo la tutela de un maestro que
apenas sabía leer y escribir, y que les enseñaba rudimentos de las primeras letras,
cálculo y catecismo. Pero la difusión del término  “aula" en relación con la escolaridad
elemental solo se produjo con la victoria de los métodos pedagógicos que proponían
una organización de la enseñanza por grupos escolares diferenciados entre sí, a
veces por edad y otras por sus logros de aprendizaje.

Historia y genealogía

Seguramente muchos de nosotros conocemos la palabra genealogía a partir de los


“árboles genealógicos". Sin embargo, el uso de la genealogía que sugerimos es algo
diferente. Para nosotros la genealogía es una forma de mirar y de escribir la historia
que difiere de la historia tradicional  porque se asume como historia con perspectiva,
crítica, interesada. La genealogía parte de un problema o concepto presente y trata de
hacer un “mapa" de las luchas y los conflictos que configuraron el problema tal y como
lo conocemos hoy. Los materiales históricos no se revisan “para aprender más “, sino
con el objeto de comprender cómo se gestaron las condiciones que conforman el
presente.
La genealogía se asume como perspectiva y no quiere engañar a nadie sobre su
neutralidad. “Las fuerzas presentes en la historia no obedecen en la historia no
obedecen ni a un destino ni a una mecánica, sino al azar de la lucha” Foucault, 1980.
Entre otras cosas, esto nos obliga a tomar partido, a analizar quiénes ganaron y
quiénes perdieron en estas luchas. Nos aleja de la idea que los procesos inevitables y
que las cosas “pasaron porque sí, porque así tenía que ser". Hay muchas historias,
dependiendo de qué y cómo se posicione uno ante el presente, y eso hace mucho
más complejo adscribir el valor de “verdadera" a una de ellas en particular.

Asumir una perspectiva conlleva un acto de libertad considerable: es rebelarse contra


un conocimiento impuesto, es ganar las ventajas y asumir los riesgos de la decisión y
del punto de vista propio. La genealogía no implica que todas las perspectivas den lo
mismo, o que no haya criterios para jerarquizar las, o para decidir cuál nos parece más
“justa" o “verdadera";  solo nos recuerda que esta jerarquización o decisión es un acto
propio, porque implica tomar posición frente a una realidad conflictiva y dinámica. No
renuncia a “conocer la verdad", y para ello utiliza todas las herramientas de los
historiadores, pero sostiene que lo que es “justo" y “verdadero" también debe ser
interrogado, porque estas definiciones son producto de luchas y conflictos particulares.

El aula como materialidad y como comunicación.

Saber por qué el aula que conocemos es como es nos ayudará a ver que decisiones
se tomaron en el pasado y que procesos ocurrieron para que hayamos llegado a esta
configuración determinada. Nuestro argumento central es que el aula de clase es una
construcción histórica, producto de un desarrollo que incluyó en otras alternativas y
posibilidades.

Para abordar nuestra genealogía, queríamos discutir primero qué es el aula. No solo
los docentes y los alumnos, sino el mobiliario, los apartados didácticos, las cuestiones
de arquitectura escolar, todo forma parte del aula. Los bancos escolares, los
pizarrones y los cuadernos tienen una historia y una especificidad de la que
conocemos poco hasta ahora. Además de esta materialidad, el aula implica también
una estructura de comunicación entre sujetos.

¿Cómo se caracteriza esta comunicación del aula? Sabemos que es una


comunicación jerárquica. Sabemos también que es una relación que no se basa
únicamente en el saber, sino que es una relación de poder: el docente, por el solo
hecho de serlo, tiene más poder para definir las cosas que pasan que los chicos. Claro
que este poder no es absoluto, ya que el docente enseña en una escuela que se
encuentra definida por leyes, opiniones, planes de estudio, y demás cosas; pero tiene
el poder de definir pautas de esa relación, de hacerla más igualitaria, más variada, o
más uniforme y jerárquica.

El aula puede pensarse como situación de gobierno. Son estas conexiones entre aula
y gobierno las que orientarán nuestra genealogía. Ésta es la perspectiva que
elegimos: la historia de las formas de comunicación y gobierno del aula moderna
como parte de una historia más amplia, la historia del gobierno de las sociedades
modernas. Cuando un maestro ve la cantidad de instancias que están por encima de
él y que deciden sobre su tarea, puede que piense que él no tiene poder alguno. Esta
estructura del sistema y la cotidianidad de las frustraciones y los pequeños logros
hacen difícil para que los maestros puedan pensar sobre el poder en general y sobre
el propio poder en particular.  En otro lugar, hemos visto como el poder es algo que
está en todos lados, es omnipresente, y cómo circula, se transforma  y se consolida.

Los problemas de la educación se entienden mejor si los enfocamos como parte de


relaciones de poder y de estructuras de gobierno y de organización de la sociedad.

Del  gobierno a la gubernamentalidad.

El “gobierno", entendido como cualquier tipo de estructura de orden social que


organice las energías y las fuerzas y dirima los conflictos, surge surgen cuando las
sociedades se complejidad. Las identidades “nacionales" eran en la antigüedad menos
que incipientes, y los sentimientos de ligazón colectivos estaban articulados a través
del cristianismo. Éste se planteaba como un ligamento universal, ya que todos los
cristianos eran considerados hermanos.

La noción de “gobierno" como tal aparece con la modernidad, con la lenta


desaparición de las formas feudales. Con la reforma protestante y las guerras
religiosos que ensangrentaron a Europa hasta 1648, se abrió un cisma dentro del
cristianismo que obligó a las Iglesias a replantearse la relación, con sus fieles. Ambas
religiones, pero en particular la protestante, planteaban que para ser un buen creyente
uno debe trabajar sobre sí mismo  preguntarse quién es, qué quiere y en qué cree. 

Este proceso de autoconocimiento fue denominado por Michel Foucault -para otro
contexto- técnicas del yo. En esta época, empiezan a parecer masivamente
referencias a algo que hasta ese entonces sólo habían experimentado cierto círculo: la
conciencia. Éstas técnicas del yo, estas preguntas dirigidas hacia uno mismo,  son las
que llamaríamos la base de nuestra conducta, o sea, de nuestra “conducción". A lo
largo de estos siglos, conducirse sí mismo, controlarse  a través de la buena-mala
conciencia, se convirtió en algo central para las personas.

Lo que ocurre entre los siglos XVI y XVII es la constitución de una moral colectiva que
aún tiene vigencia entre nosotros. Ya no se trata se impone la obediencia ciega bajo
amenaza de violencia, sino de lograr la obediencia reflexiva, aceptada como correcta.
La obediencia con “buena conciencia", la obediencia “interior", se vuelve cada vez
más importante.

En relación con este proceso, una primera definición del gobierno es la siguiente: se
trata de la conducción de las conducciones. Conducir las conducciones no es fácil. El
primer requisito es que la gente “sienta" que debe conducirse a sí misma, que tiene
que cumplir las reglas y que, en casi de que no lo haga, es necesario que se justifique
y se pregunte por qué no las cumple, y acepte un castigo o reprimenda. Una vez que
la gente acepta la necesidad de gobernarse a sí misma, el segundo requisito es
agrupar, organizar y seleccionar estas conducciones, definiendo cuales de estas
conductas se consideran deseables y cuáles no.  Por ello, definimos al gobierno como
estas definiciones sobre las conducciones de los súbditos, esta conducción de las
conducciones individuales.

“En un sentido amplio de la palabra “gobierno" no es una forma de forzar a los


hombres a hacer las cosas que el gobernante quiere; en realidad, se trata más de un
equilibrio movible con agregados y conflictos entre las técnicas que aseguran la
obediencia y los procesos a través de los cuales uno se construye a sí mismo y se
transforma" Foucault, 1993.

O sea que, para producir un gobierno, para producir un estado de


“gubernamentalidad" (una mentalidad de gobierno, que acepte y valore el gobierno)
son necesarias dos cosas: primero, la conducción de sí mismo y segundo, la
articulación, unión, combinación de muchas conducciones con la conducción global de
un Estado moderno. Estas dos conducciones no necesariamente coinciden, y es estas
discrepancias donde se habilitan espacios de libertad. Así, el gobierno moderno, lejos
de ser  la antítesis de la libertad, es su condición de posibilidad. Gobernarse es
aprender a hacer uso de la libertad, de una libertad no pura ni incontaminada, sino de
una libertad que surge de los aprendizajes sociales, de las regulaciones y de los
espacios intersticiales que ellos dejan.

El gobierno tiene que ser producido y, además, hay que producirlo de manera
constante. El gobierno también se define por cómo se piensa a quién o a qué de dirige
la conducción. Si bien desde la antigüedad clásica siempre hubo algún tipos de leyes,
códigos o regla  de validez general, el gobierno moderno, aunque las sigue utilizando,
las combina con nuevas forma la escuela es parte de estos nuevos tipos de
intervenciones: la preocupación por formar la conciencia de la gente y producir una
aceptación nueva para cosas que ya estaban o para las nuevas invenciones.

A partir del siglo XVI se conforma lentamente un saber que se ha denominado


“ciencias del gobierno" o cameralismo. Según estas “ciencias”, no se gobierna un
pedazo de tierra o simplemente una familia, sino más bien una población.  El de
población es otro concepto que también nos parece natural, pero que en la historia de
las prácticas de gobierno aparece más bien tardíamente. 

Gobernar es, por lo tanto, conducir una población. Éste es el espacio central de la
pedagogía, ya se trata  de educar las conciencias y los cuerpos.

El aula, tal como la conocemos, y también las estructuras que la precedieron, son
situaciones sociales en las que de producen conducciones. En primer lugar, interesa
que el niño se conduzca a sí mismo, sea quedándose quieto en su banco p
conduciendo su propio pensamiento en el aprendizaje. En segundo lugar, que se
conduzca a sí mismo a través y sobre la base de modelos, pautas y normas definidas
por el conductor de estas conducciones: el docente y, por encima de él,  el Estado. En
los postulados de la pedagogía con respecto al aula puede observarse cómo se
produce una cierta “gubernamentalidad", ese estado que permite que seamos
gobernados.
Una genealogía de las
formas de enseñar

AULA: elemento necesario para Construcción producto de Estructura de


pensar la escuela un desarrollo histórico comunicaciones entre
sujetos

AULA MEDIEVAL Materialidad


Definida por las relaciones de
autoridad y jerarquías

Desaparición de formas feudales Historia y genealogía


¿Qué relación encontramos
con gobierno?
FACTORES Conducir las conducciones
GOBIERNO MODERNO
Económicos
Primer requisito: la gente Segundo requisito:
sienta que debe agrupar, organizar, Promueve
Políticos conducirse así misma seleccionar esas
conducciones definiendo
Administración y
cuales conductas son
Sociales regulación de la
deseables y cuales no
libertad

Religiosos Creencias toma FOUCAULT Técnicas del yo


de conciencia
CONCIENCIA
Planteo protestante PEDAGOGÍA: estructura las
obediencias y configura las
OBEDIENCIA moralidades

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