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Expediente Nº: 388-2011

Secretario: Espinoza
Sumilla: Deduzco excepción de naturaleza
de acción

SEÑOR JUEZ DEL SEGUNDO JUZGADO SUPRAPROVINCIAL DE LIMA:

JOSÉ LUIS CASTILLO ALVA, en mi calidad


de abogado defensor de PEDRO JULIO
CRUZ AGUILAR en el proceso penal
instaurado su contra por la presunta
comisión del delito de TRAFICO ILÌCITO
DE DROGAS, en supuesto agravio del
ESTADO; a usted, atentamente, digo:

I. PETITORIO

De conformidad a lo dispuesto por el artículo 5° del Código de Procedimientos


Penales, DEDUZCO LA EXCEPCIÓN DE NATURALEZA DE ACCIÓN; toda vez que,
los hechos imputados no se subsumen en el tipo penal denunciado; y, por
consiguiente, solicito se disponga el archivo de la presente causa, sobre la base de
los argumentos que a continuación paso a exponer:

II. IMPUTACIÓN

Conforme fluye de la fundamentación fáctica del auto de procesamiento de fecha 10


de agosto de 2011, la imputación del Ministerio Público, con relación a mi
patrocinado, se basa, en lo esencial, en los siguientes “argumentos” fácticos:

“De las reuniones sostenidas por el abogado Pedro


Julio Cruz Aguilar, los días 08, 11, 18 y 25 de julio
del 2011, con Norma Torres Castillo o Viviana
Santillán García o Angie Viviana Santillán García o
Nhora Viviana Escárraga (a) Mona y Juan David
Jiménez Arango (34) (a) “Mario” y otros, dicha
persona sería el responsable del aparato legal de la
organización de tráfico ilícito de drogas, no
cumpliendo solamente las labores propias del
ejercicio del derecho de defensa, sino que se
encargaría de ejecutar actos de corrupción ordenados
por los miembros de la organización criminal,
conforme se desprende de las transcripciones de las
conversaciones telefónicas sostenidas por este
letrado con los miembros de la organización criminal,
sin perjuicio de tener reuniones con sus
codenunciados en diversos lugares de la ciudad
capital con el fin de burlar acciones de observación,
vigilancia y seguimiento desarrollados por el personal
policial, resultando bastante flojas sus explicaciones
respecto de los motivos de los cuales se reúne al
mismo tiempo con diversos integrantes de la
organización, quienes no comparten proceso judicial
alguno entre ellos, sin perjuicio de ello, pretende
sorprender a la administración de justicia
manifestando que él se entregó a las autoridades
voluntariamente al saberse con mandato de
detención, sin considerar que dicha medida limitativa
de derecho se mantuvo en reserva y más bien su
presencia en la DINANDRO- PNOP el día de su
detención se debía a su búsqueda de información
respecto de la intervención policial y los detenidos de
la misma, no resultando creíble que sospechara de su
inclusión en calidad de investigado, a menos que se
sintiera involucrado en los actos de tráfico ilícito de
drogas, cosa que en efecto se da, toda vez que este
abogado a participado en una conspiración de dos o
más personas para facilitar el tráfico de drogas. Sin
perjuicio de ello el abogado Pedro Julio Cruz Aguilar
se maneja en su accionar como un miembro de la
organización criminal haciendo referencia a cuidados
y recaudos que solo los narcotraficantes utilizan en
cuanto a sus conversaciones telefónicas (hablar de
líneas limpias o de llamar de teléfonos privados a
miembros de la fuerza del orden). Asimismo, el mismo
día de la intervención policial a horas 20.19 antes de
producirse la intervención del cargamento en el
almacén de la empresa Swissport, se registraron sus
llamadas telefónicas preguntando por operativos en
dicho lugar, lo que evidencia una preocupación
referida al cargamento de droga, más no por persona
alguna, tal como aparece registrado en el archivo
correspondiente al levantamiento al secreto de las
comunicaciones”.

Así, tenemos que, del “análisis” efectuado por el Ministerio Público de los hechos
antes referidos y, luego de concordarlos con la legislación penal vigente, se
“concluye” que la conducta de mi patrocinado estaría subsumida por los artículos
296º, 297º, inciso 6) y 7) y 317º del Código Penal; los cuales, a continuación gloso,
disgrego y analizo para, luego, fundamentar la presente excepción. Veamos:

“Artículo 296.- El que promueve, favorece o facilita el


consumo ilegal de drogas tóxicas, estupefacientes o
sustancias psicotrópicas, mediante actos de
fabricación o tráfico será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de ocho ni mayor de
quince años y con ciento ochenta a trescientos
sesenta y cinco días-multa, e inhabilitación conforme
al artículo 36, incisos 1), 2) y 4).”

Del texto legal antes glosado, se advierte, con claridad, que para que una conducta
sea subsumida en dicho tipo penal, el agente debe desplegar hasta tres conductas
con relación al consumo ilegal de drogas mediante actos de fabricación o tráfico:
(i) “promover”;
(ii) “favorecer” y/o,
(iii) “facilitar”.

De lo anterior, “a contrario sensu” se desprende que toda conducta que no sea


“promover”, “favorecer” y/o “facilitar” el anteriormente aludido disvalor jurídico no
podrá ser subsumida dentro del tipo penal; esto, conforme al Principio de
Legalidad.1

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DE LA PROCEDENCIA DE LA EXCEPCIÓN DE


NATURALEZA DE ACCIÓN DEDUCIDA

El artículo 5º del Código de Procedimientos Penales establece dos supuestos


normativos para el empleo de la excepción de naturaleza de acción:

 Que el hecho imputado no


constituya delito

 Que el hecho imputado no sea


justiciable penalmente.

Conforme lo establecido por Pablo Sánchez Velarde la excepción de naturaleza de


acción subsana el error de apreciación – tanto fáctico como jurídico – que tiene el
juez o el fiscal cuando denuncia o sustancia una causa en un proceso penal 2.

Según la uniformidad de la doctrina de nuestro país la excepción de naturaleza de


acción supone el ejercicio del derecho de defensa 3 y mediante el empleo de la
misma se busca el respeto irrestricto del principio de legalidad.

Desde este punto de vista, el principio de legalidad que consagra el artículo 2


inciso 24 parágrafo d de la Constitución Política del Perú, y la norma II del Título
Preliminar-Principios Generales del Código Penal, establece al Juez, el deber de
adecuada tipificación. La doctrina es pacífica en considerar que la excepción de
naturaleza de acción protege y defiende el principio de legalidad 4.
1
“El principio de legalidad no es sólo, entonces, una exigencia de seguridad jurídica, que
requiera sólo la posibilidad de conocimiento previo de los delitos y las penas, sino además la
garantía política de que el ciudadano no podrá verse sometido por parte del Estado ni de los
jueces a penas que no admita el pueblo”. Mir Puig, Santiago, Derecho Penal Parte General, 9º
edición, editorial B de F, 2011, p. 106.
2
SÁNCHEZ VELARDE, PABLO; Manual de Derecho Procesal Penal; p. 350.
3
MIXAN MASS, FLORENCIO; Cuestión Previa, Cuestión Prejudicial; Excepciones en el
Procedimiento penal; p. 257; CUBAS VILLANUEVA, VÍCTOR; El Proceso penal. Teoría y Práctica;
Lima; Palestra; 1997; p. 208; SAN MARTÍN CASTRO, CÉSAR; Derecho Procesal Penal; T I; p. 398.
4
GARCÍA RADA, DOMINGO; Manual de Derecho Procesal Penal; p. 37; SÁNCHEZ VELARDE, PABLO;
Manual de Derecho Procesal Penal; p. 350; CATACORA GONZÁLEZ, MANUEL; Manual de Derecho
La doctrina y jurisprudencia peruana está de acuerdo que la tipicidad constituye
un elemento central del injusto penal, que es una manifestación del principio de
legalidad, tanto en su vertiente objetiva como subjetiva5. Tanto el aspecto
objetivo y subjetivo del tipo penal puede ser materia de la excepción de naturaleza
de acción. La ausencia de tipo o de tipicidad es una causal unánimemente
reconocida del contenido de la excepción de naturaleza de acción 6.

En cuanto a los efectos sobre el proceso de una excepción de naturaleza de acción,


la Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia en el R.N.N° 2521 – 2003 del
13.Ene.2004, ha precisado lo siguiente:

“Que el artículo cinco del Código de procedimientos


penales establece que contra la acción penal pueden
deducirse excepciones, entre ellas la excepción de
naturaleza de acción cuando el hecho no constituye
delito o no es justiciable penalmente, por lo que de ser
amparada la excepción, se dará por fenecido el
proceso y se mandará archivar definitivamente la
causa”.

Como vemos, lo que se busca a través de la Excepción de Naturaleza de Acción


es la protección del Principio de Legalidad. 7 Respecto al antes aludido principio
fundamental y procesal, tenemos que el máximo intérprete de la Constitución
ha dejado, claramente, establecido que dicho principio constituye una garantía
constitucional de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Así, a través
de la STC EXP. N.° 2192-2004-AA /TC, se establece lo siguiente:

“El principio de legalidad constituye una


auténtica garantía constitucional de los
derechos fundamentales de los ciudadanos y un
criterio rector en el ejercicio del poder punitivo
del Estado Democrático. La Constitución lo
consagra en su artículo 2º, inciso 24, literal d),
con el siguiente tenor: “Nadie será procesado ni
condenado por acto u omisión que al tiempo de
cometerse no esté previamente calificado en la
ley, de manera expresa e inequívoca, como
infracción punible; ni sancionado con pena no
prevista en la ley” (subrayado nuestro).”

Procesal Penal; p. 234; ORÉ GUARDIA, ARSENIO; Manual de Derecho Procesal Penal; p. 311.
5
ORÉ GUARDIA, ARSENIO; Manual de Derecho Procesal Penal; p. 311; SAN MARTÍN CASTRO, CÉSAR;
Derecho Procesal Penal; T I; p. 400.
6
CATACARA GONZÁLEZ, MANUEL; Manual de Derecho Procesal Penal; p. 234; SAN MARTÍN CASTRO,
CÉSAR; Derecho Procesal Penal; T I; p. 400.
7
“El principio de legalidad no es sólo, entonces, una exigencia de seguridad jurídica, que
requiera sólo la posibilidad de conocimiento previo de los delitos y las penas, sino además la
garantía política de que el ciudadano no podrá verse sometido por parte del Estado ni de los
jueces a penas que no admita el pueblo”. Mir Puig, Santiago, Derecho Penal Parte General, 9º
edición, editorial B de F, 2011, p. 106.
Asimismo, en la STC recaída en el expediente 2758-2004-HC/TC, sostiene:

 
“(...) se configura como un principio, pero
también como un derecho subjetivo
constitucional de todos los ciudadanos. Como
principio constitucional, informa y limita los
márgenes de actuación de los que dispone el
Poder Legislativo al momento de determinar
cuáles son las conductas prohibidas, así como
sus respectivas sanciones. En tanto que, en su
dimensión de derecho subjetivo constitucional,
garantiza a toda persona sometida a un
proceso o procedimiento sancionatorio que lo
prohibido se encuentre previsto en una norma
previa, estricta y escrita, y también que la
sanción se encuentre contemplada previamente
en una norma jurídica.

(...) Por tanto, resulta igualmente claro que la


dimensión subjetiva del derecho a la legalidad
penal no puede estar al margen del ámbito de
los derechos protegidos por la justicia
constitucional frente a supuestos como la
creación judicial de delitos o faltas y sus
correspondientes supuestos de agravación o,
incluso, la aplicación de determinados tipos
penales a supuestos no contemplados en ellos.
El derecho a la legalidad penal vincula también
a los jueces penales, y su eventual violación
posibilita obviamente su reparación mediante
este tipo de procesos de tutela de las libertades
fundamentales.”

IV. LA CONDUCTA DESPLEGADA POR MI PATROCINADO (EL EJERCICIO DE


LA PROFESION DE ABOGADO Y LA REUNION CON VARIAS PERSONAS, SUS
CLIENTES, EN UN LUGAR PÙBLICO) ES ATIPICA: AUSENCIA DE TIPO O
ATIPICIDAD ABSOLUTA

En el presente caso, la excepción de naturaleza de acción la formulamos desde la


vertiente de que el hecho denunciado no constituye delito; es decir, la conducta
desplegada por el Dr. Pedro Cruz Aguilar en el ejercicio de su profesión de abogado
es atípica con relación al artículo 296º del Código Sustantivo; esto es, no se
encuentra subsumida por el supuesto de hecho de dicho tipo penal.

Por tanto y en cuanto, el ejercicio libre de abogado cualquiera que sea su accionar,
siempre que se encuadre dentro del marco legal, nunca podría constituir delito
alguno; y, en el presente caso, el hecho de asesorar legalmente a un grupo de
personas y/o el reunirse con ellas, no puede ser subsumida por el supuesto de
hecho del tipo penal materia del presente proceso.
A. Respecto a que la condición de abogado defensor y que los hechos
imputados se circunscriben a su actividad profesional abogado-cliente

Conforme hemos señalado, básicamente, se imputa a mi patrocinado: i) el ser el


“responsable del aparato legal de la organización” (sic); ii) el haber tenido
sendas reuniones (18 y 25 de julio 2011) con los implicados en la comisión del TID;
iii) haber participado el día 03 junio de 2011 en las diligencias efectuadas por
ADUANAS – SUNAT contra la empresa La Gran Manzana Express SAC, en su
supuesta condición de “representante legal de dicha empresa”, cuando en realidad
intervino en dichas acciones en su condición de abogado. Como puede verse,
Señor Juez, todas estas actividades que la Fiscalía imputa como actos ilícitos de
TID, son actos totalmente lícitos derivados de la condición de abogado de mi
patrocinado.

Efectivamente, tal como puede observarse de los documentos que obran en autos,
NO EXISTE DUDA ALGUNA QUE MI PATROCINADO ACTUÓ EN LOS HECHOS
QUE SE LE IMPUTAN EN SU CONDICIÓN DE ABOGADO DEFENSOR,
CONDICIÓN QUE TIENE DESDE MUCHO ANTES DE OCURRIDOS LOS HECHOS
QUE SE LE IMPUTAN, y no como integrante de una banda internacional de TID,
tal como temeraria y falsamente se le ha atribuido.

Lo antes dicho lo acredito con los documentos que obran en autos y, que a
continuación detallo:

a. Original de la Cédula de Notificación, de fecha 03 de octubre de 2008,


expedida por el 4º. Juzgado Penal Supraprovincial, Exp. No.215-2008,
Sec. Leoncio Chalco, dirigido a mí patrocinado en su condición de
abogado defensor de doña Viviana Santillán García, una de las
implicadas en este caso.

b. Original de la Cédula de Notificación de fecha 27 de noviembre de


2009, expedida por la Sala Penal Nacional en el Exp. No.120-2009, y
dirigida a Viviana Santillán García o Nhora Viviana Escarraga García
(Dr. Pedro Cruz Aguilar), reitero, una de las implicadas en este caso, en
donde se notificaba la acusación fiscal para inicio del juicio oral.

c. Copia del escrito de fecha 27 de abril de 2011, dirigido por Alex


Humberto Iparraguire Quezada, otro de los implicados en este caso, y
presentado a la Sala Penal Nacional en el Exp.887-2008, en donde se
designa como abogado defensor, y subrogando a los otros Letrados, a mi
patrocinado.

d. Copia del escrito de fecha 04 de julio de 2011, dirigido por Shirley


Arévalo Pinedo, en su condición de Gerente General de la empresa La
Gran Manzana Express SAC, a la Fiscalía de Delitos Aduaneros del
Callao, en donde –entre otros pedidos- ella ratifica como su abogado
defensor a mi patrocinado, condición que ya había asumido en la
intervención de ADUANAS-SUNAT del 03 de junio de 2001, y no como
“responsable legal”, como lamentablemente y desconociendo un mínimo
de terminología jurídica se imputó a mi defendido por parte del Ministerio
Público, pues este término es propio de un gerente, administrador,
presidente, secretario, etc. de una persona jurídica, situación que no es el
caso.

e. Original del escrito de fecha 11 de julio de 2011, dirigido por Shirley


Arévalo Pinedo, en su condición de Gerente General de la empresa La
Gran Manzana Express SAC, a la Fiscalía de Delitos Aduaneros del
Callao, en donde –entre otros pedidos- se solicita se entregue al
apoderado nombrado los bienes incautados. Cabe precisar, Señor Juez,
que por Escritura Pública de fecha 08 de junio de 2011, Notario Público
doctor Percy Gonzalez-Vigil, mi patrocinado doctor Pedro Julio Cruz
Aguilar recién fue designado como Apoderado de la citada empresa, lo
cual es absolutamente incongruente con el hecho de pretender vincularlo
como “representante legal” y con el presunto y negado Lavado de activos
que se dice se efectuaba a través de esta persona jurídica.

f. Para corroborar lo dicho en el punto anterior, también es de considerar


las copias de la Partida No.12310192, de fecha 13 de junio de 2011,
expedida por la Oficina Registral de Lima y en donde se encuentra
inscrita la empresa La Gran Manzana Express SAC, en donde se
verifica: i) que mi patrocinado nunca tuvo ni tiene la condición de ser
socio fundador o posterior de dicha empresa; ii) que desde su fundación,
mi patrocinado nunca se desempeñó como “representante legal” de dicha
empresa.

Cabe resaltar que, no sólo los documentos presentados acreditan la existencia de


una relación de abogado cliente a través del apersonamiento correspondiente, sino
que, además, este hecho ha sido reconocido por los órganos la Sala Penal Nacional
(Sala superior y tercer juzgado Suprapraprovincial) a través de sendas
notificaciones; de tal manera que se trata de actos reales y concretos de patrocinio.
Asimismo, debe tomarse en cuenta que la relación profesional con una de las
procesadas, Viviana Santillán García,data del año 2008, es decir, tres años antes
de los hechos.

Al respecto, nuestra Constitución Política, en su artículo 2°, contiene un catálogo


de derechos fundamentales, dentro del cual no se encuentra el derecho al libre
ejercicio de la profesión taxativamente enumerado; sin embargo, sobre este tema el
Tribunal Constitucional en la STC N.º 02235-2004-AA/TC, fundamento 2, párrafo
segundo estableció“[…]  Que el derecho al libre ejercicio de la profesión es uno de
aquellos derechos que forma parte del contenido de otro. En concreto, del derecho a
la libertad de trabajo, reconocido en el artículo 2 inciso 15, de la Constitución. Como
tal, garantiza que una persona puede ejercer libremente profesión para la cual se ha
formado, como medio de realización personal”.

B) Del significado del derecho de reunión entre un abogado y sus clientes

Como se puede apreciar, toda la actividad realizada por mi patrocinado es


absolutamente lícita y se enmarca dentro de lo que en doctrina constitucional se
denominan derecho de reunión y derecho de defensa. Efectivamente, es de recordar
que el artículo 2º inciso 12) de la Constitución del Estado, literalmente, establece el
derecho de las personas “A reunirse pacíficamente sin armas. Las reuniones
en locales privados o abiertos al público no requieren aviso previo.”
Dichas reuniones fueron en lugares públicos sobre los cuales no existe
limitación alguna, por lo que mi defendido no está en la obligación de explicar
cuál ha sido el contenido o naturaleza de estas reuniones informales privadas. No
está prohibido, Señor Juez, el que mi defendido (sea en su condición de
abogado o simplemente como particular) pueda reunirse informalmente con
sus patrocinados en cualquier lugar público, ello forma parte del contenido de
sus propias relaciones sociales y desarrollo de su personalidad,8 pues es
público y conocido que el ser humano es un ser social.

Se debe recordar, entonces, que según el citado artículo de la Constitución, el


derecho de reunión no requiere aviso previo cuando se lleva a cabo en lugares
privados (residencias, departamentos, etc.) o en locales abiertos al público (teatros,
oficinas, casas comerciales, salas de conferencia, etc.) tal como sucedió en el
presente caso. El hecho de asistir a una reunión social, en un lugar público, no
puede constituir infracción legal alguna, mucho menos puede ser objeto de
denuncia penal, ya sea en el Perú o en cualquier parte del mundo, máxime si en
dicha reunión se asume un comportamiento completamente normal,
compatible con los usos y costumbres vigentes en la sociedad.

El ordenamiento jurídico no valora negativamente los riesgos sociales mínimos ni


los resultados que se encuentran conectados directamente. Una conducta
socialmente normal no puede estar prohibida, por más que genere
ocasionalmente un riesgo y de manera causal produzca un resultado. Se alude
aquí a un riesgo general de la vida9. Incluso es de afirmar que no toda conducta
se encuentra prohibida por la norma, de otro modo ello conduciría a una
limitación intolerable de la libertad de acción y a la parálisis de la vida
social10.Así, se pretende conectar estas reuniones con posibles actividades ilícitas
de TID, lo cual deviene en un absurdo -por decir lo menos-.

Insistimos, a tenor del referido derecho a la libertad de reunión, mi


patrocinado ni siquiera tiene la obligación ni necesidad de explicar –mucho
menos acreditar o probar- cuál ha sido la naturaleza de tales reuniones
informales que se produjo con quienes en ese entonces eran algunos de sus
clientes, porque es absolutamente lícito asumir que tales reuniones pudieron
estar relacionados de su relación abogado-cliente o simplemente ser
estrictamente personal y privado, no se requiere acreditar que dichas reuniones
sólo debieron darse en su relación abogado-cliente.

8
Respecto a ello, Mesía Ramírez, Carlos; La constitución comentada, obra colectiva, Gaceta Jurídica,
Tomo I, Lima 2005, p.180, expone: “El hombre es más que su dimensión vital y espiritual. La
persona humana aparece no solo utisingulis, sino también utisocius. Por donde quiera que lo veamos,
aparece formando parte de organizaciones sociales. Como trabajador, integra sindicatos; como
ciudadano es militante de un partido político; en su comunidad, se adscribe a clubes y
organizaciones humanitarias. En la visión individualista es una abstracción, una monada aislada.
Con la llegada de los derechos sociales esta imagen del ser humano es transformada por otra en la
que el hombre aparece situado al interior de las instituciones y grupos sociales de los que forma
parte. Una visión más real y concreta del individuo se abre paso desde una comprensión integral de
sus necesidades e intereses, de tal modo que la propia noción de las libertades ya no se agota en y
para sí mismas sino que devienen derechos fundamentales que se realizan con los demás y en un
contexto social, histórico Y cultural determinado. En toda esta vertiente infinita de manifestaciones
asociadas el hombre desarrolla .libremente su personalidad, pero sin que ello suponga que tenga que
verse disminuida excesivamente su dimensión utisingulis.”
9
Cfr. STRATENWERTH, GÜNTER; Derecho Penal [PG] I; 8/28; p. 154; PEÑARANDA RAMOS, ENRIQUE;
Compendio de Derecho Penal [PE]; Vol. I; p. 72.
10
Cfr. PÉREZ ALONSO, ESTEBAN; en Derecho Penal. PG [Director: José M. Zugaldía Espinar]; p. 447.
Pretender sostener lo contrario, implicaría que un Letrado no pueda
relacionarse más allá de una simple relación abogado-cliente, es decir, todas
las reuniones solo deberían darse en su oficina o bufete, no habría posibilidad de
que el abogado pudiera aceptar participar de una reunión en un local distinto ¿lo
que se pretende es condenar a un abogado al ostracismo social?. Ello sería
algo absolutamente arbitrario; pues, la condición de acto permitido no se
altera ni se modifica, pasando a ser un acto prohibido, simplemente por el
hecho de que las personas con quienes un Letrado se reúne sean procesadas.

Además, vuestro Despacho deberá tener presente que las reuniones que puede
tener un abogado con sus clientes per se no pueden constituir actos
preparatorios o de concertación para la comisión de un ilícito, máxime cuando
ni siquiera hay evidencia de ello, como ya lo explicáramos anteriormente; si ello
ocurriera, ya no estaríamos frente a una relación profesional, sino simplemente de
participación delictiva, algo que en el presente caso no se ha dado.

Finalmente, Señor Magistrado, insistimos en que las reuniones sostenidas por mi


patrocinado tienen protección no solo a nivel de nuestra Carta Magna, sino
también a nivel internacional, pues el derecho de reunión está consagrado en los
principales instrumentos de protección de los derechos humanos; así, recordemos:

a. La Declaración Universal de Derechos Humanos, en su artículo 20,


declara que: "Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de
asociación pacíficas”…

b. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), artículo 21,


reconoce el derecho de reunión pacífica, pero sujeto a ciertas restricciones
previstas en la ley que sean necesarias en una sociedad democrática, en
interés de la seguridad nacional, de la seguridad pública o del orden
público, o para proteger la moral pública o del orden público, o para
proteger la moral pública o lis derechos y libertades de los demás.

c. La Convención Americana sobre Derechos Humanos, artículo 15, contiene


disposiciones que son sustantivamente iguales al PIDCP, pero añade el
requisito de que el derecho de reunión se ejerce en forma pacífica pero sin
armas.

Ahora bien, respecto a las imputaciones sobre la supuesta conducta


enmarcada en los artículos 297º, inciso 6) y 7) y 317º del Código Penal;
expresamos lo siguiente:

Que las mismas, no tiene cabida dentro del marco de imputación; toda vez
que, si falaz y atentando el principio de legalidad penal se ha tratado de
inmiscuir a mi patrocinado en supuestos actos de favorecer, facilitar, y/o
promover el TID, por el sólo hecho de ejercer su profesión de abogado y
reunirse con sus clientes (ahora coprocesados); tenemos que, se ha
denunciado a mi patrocinado por asociarse ilícitamente con sus coprocesados
para cometer el acto de TID. Ahora bien, esta imputación se hace sobre la base
de una presunta comisión delictiva ejecutada supuestamente por una
pluralidad de agentes; con lo cual se estaría vulnerando una vez más el
principio de legalidad; toda vez que lo estipulado en el artículo 317º se refiere
a la existencia de una agrupación que tiene como finalidad el cometer delitos
(plural).
Sobre el particular, en una caso similar al nuestro, la Sexta Sala Penal
Especial de la Corte Superior de Justicia de Lima en el incidente de Excepción
de Naturaleza de Acción, REVOCÓ la resolución materia de alzada y
REFORMÁNDOLA declaró FUNDADA la Excepción de Naturaleza de Acción
deducida por Margarita Toledo Manrique en el extremo de la imputación del
delito de Asociación Ilícita para Delinquir en el proceso que se le siguió por el
delito de Falsificación de documentos. En dicha resolución en el vigésimo
octavo considerando establece. “(…) el hecho de denunciar como delito de
asociación ilícita para delinquir frente a la sola existencia de una
comisión delictiva por una pluralidad de personas, condición que de
persistir nos conduciría, indefectiblemente, en incurrir en severo
atentado contra el fundamental principio de legalidad, puesto que la
norma penal contenida en el artículo trescientos diecisiete, está referida
a la formación o existencia de una agrupación que tiene como meta
cometer otros delitos y su finalidad es proteger la tranquilidad pública
descubriendo y sancionando aquellas asociaciones que se constituyen
con el fin premeditado de cometer delitos, más no está dirigido a los
jueces y fiscales para ampliar un margen de imputación por la sola
pluralidad de agentes.”

A fin de mejor resolver respecto a, lo antes puntualizado, adjuntamos copia de


la resolución de fecha 15 de agosto de 2006, expedida por la Sexta Sala Penal
Especial de la Corte Superior de Justicia de Lima

POR TANTO:

A usted, señor juez, solicito se sirva declarar FUNDADA la presente excepción


de naturaleza de acción conforme a los argumentos antes expuestos; y,
consecuentemente, ordenar el archivo definitivo de la presente causa.

PRIMER OTROSÌ DIGO: Que, adjunto copia de la resolución de fecha 15 de


agosto de 2006, expedida por la Sexta Sala Penal Especial de la Corte Superior
de Justicia de Lima.

SEGUNDO OTROSI DIGO.- Que, REITERO como mi domicilio procesal al


ubicado en la Casilla Nº 2545 de la Central de Notificaciones del Colegio de
Abogados de Lima, a donde me deberán remitir todas las resoluciones del
presente proceso con la debida antelación y bajo cargo.

Lima, 30 de enero de 2012.

___________________________

JOSE LUIS CASTILLO ALVA


CALL Nº 2849

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