CONFLUENCIA Y SEPARACIÓN En las intersecciones los vehículos en la vía secundaria, e incluso algunos de la primaria, deben “esperar un hueco en la otra corriente principal para poder realizar la maniobra. En este sentido las relaciones principales entre las corrientes vehiculares que se dan en este caso son las de cruce y convergencia”, como lo indica la siguiente Ilustración.
Se puede decir que existe un cruce cuando la trayectoria de los
vehículos de una corriente vehicular corta la de los vehículos de otra. El cruce puede ser recto u oblicuo.
Esta maniobra requiere que los vehículos de la corriente secundaria
ingresen en las brechas (gap) o intervalos que existan entre los vehículos de la corriente principal. Si las corrientes están separadas en tiempo (por agente de policía o semáforo) o en espacio (por pasos a desnivel), no hay cruce. Se puede definir como confluencia a la unión de dos o más corrientes vehiculares para formar una sola, o la incorporación de vehículos de una corriente a otra. De este modo los vehículos se insertan en las brechas de los vehículos de la corriente en que confluyen.
Para efectuar esos movimientos en forma segura, el vehículo que
llega a la intersección por la vía subordinada debe encontrar intervalos iguales al tiempo que requieren las maniobras de cruce o confluencia, más cierta holgura. El tiempo de cruce es función de la velocidad que desarrolle el vehículo y la distancia que deba recorrer para pasar al otro lado de la corriente que cruza. La velocidad de ingreso del vehículo a la vía principal depende de la agresividad del conductor, la relación peso/potencia de su vehículo, del hecho de que tenga que detenerse o no antes de la línea de cruce, de la limitación que puede imponer la fuerza centrífuga ejercida en una trayectoria curva, así como también la pendiente del acceso, el clima, el estado de la vía entre otros.