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DE ARISTÓFANES
El presente trabajo de investigación versará sobre la relación entre las categorías de género,
sexo y política en las comedias Lisistrata (2007) y La asamblea de las mujeres (2011) de
Aristófanes, comedias que se encuentran atravesadas por una serie de debates acerca del
papel político de las mujeres, tomando en cuenta el carácter patriarcal de la democracia
ateniense que expulsaba al oikos a las mujeres, manifestando que allí se encontraría su
espacio natural. Nuestra intención es realizar una lectura en clave política y con las
herramientas teóricas de la teoría de género contemporánea, especialmente con la
perspectiva butleriana, con la finalidad de manifestar una aproximación positiva por parte
de Aristófanes hacía la problemática de género. Para ello es necesario comprender la
relación entre las categorías de género, sexo y política como conceptos que interactúan con
las formas de amor en la antigüedad griega, dando cuenta de que ambas comedias implican
una crítica al presente histórico que vivió Aristófanes. El comediógrafo ateniense pone en
tensión las grietas y fisuras del dispositivo sexo-genero-político que organiza las
subjetividades y los roles sociales en la democracia ateniense, dispositivo que queda al
descubierto por la acción política y colectiva de las mujeres en su disposición por tomar las
riendas del gobierno de Atenas.
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Se trata del apéndice a la obra La Asamblea de Mujeres de la edición Proyecto Larsen de 2011.
Estas normas también nos producen, pero no en el sentido de que nos creen o
determinen en sentido estricto quiénes somos. Lo que hacen más bien es dar
forma a modos de vida corporeizados que adquirimos a lo largo del tiempo, y
estas mismas modalidades de corporeización pueden llegar a convertirse en una
forma de expresar rechazo hacía esas mismas normas, y hasta de romper con ellas
(Butler, 2007: 36).
DISPOSITIVO GÉNERO-SEXO-POLÍTICO
Cuando nos acercamos a la problemática del dispositivo tenemos que estipular que el
mismo no es identificable con una institución determinada, sino más bien debemos
comprenderlo como una red que organiza discursos, instituciones, reglamentos, leyes, etc.,
por lo que cuando hablamos del dispositivo género-sexo-político al que enfrenta
Aristófanes en sus dos textos, estaríamos hablando de una red que tiene la función
particular de organizar los cuerpos de forma topológica. Los dispositivos de poder
organizan no sólo el espacio, sino también la disposición de los cuerpos, temática que se
observa claramente cuando ese dispositivo de poder expulsa a la mujer de la Asamblea al
oikos, entendiéndolo como “un grupo humano estructurado de manera más o menos
compleja, de extensión más o menos grande según las épocas, y donde el lugar que ocupan
las mujeres se inscribe por consiguiente en función de la estructura misma de la sociedad
cuya unidad básica está constituida por el oikos.” (Mosse, 1990: 15). Tanto Lisistrata como
La Asamblea de Mujeres dan cuenta del espacio natural del oikos correspondido para la
mujer ateniense, y la desviación de ese espacio natural por parte de las mujeres en su forma
de intervención política implica una resistencia a dicha topología que constituye el
dispositivo de poder, apuntando a construir una heterotopía, entendida como “«contra-
espacios», zonas de paso o de reposo, lugares donde se suspenden las normas morales que
rigen todo otro lugar, una suerte de «utopías localizadas» que han encontrado un lugar
provisional o un puerto de excepción” (Preciado, 2010: 119).
El hecho de que Aristófanes sitúe el centro de la acción fuera del oikos indica un
aspecto subversivo sobre las prácticas normalizantes de los cuerpos de las mujeres, ya que
gran parte de la obra Lisistrata ocurre en la Acrópolis, y La Asamblea de las Mujeres
discurre en la Asamblea de Atenas. Los desplazamientos topológicos que propone
Aristófanes dan cuenta del carácter disruptor de la acción política colectiva de las mujeres
que intervienen contra un orden político-social diseñado por los hombres, bajo relaciones
de subalternidad y de espacios de sometimiento y de prohibición de acceso a otros.
Lisistrata comienza con una discusión entre las mujeres por la impaciencia acerca de la
asistencia de las mujeres atenienses y espartanas para discutir cómo poner fin a una guerra
que aleja a los hombres de sus lados. Una de las participantes va a marcar el sometimiento
de las mujeres en el oikos “la verdad es que a las mujeres nos resulta difícil salir porque
entre nosotras está la que se puso en cuatro patas para su marido, la que despertó al criado,
la que acostó al chico, la que lo bañó y la que le dio de comer” (Aristófanes, 2007: 42). El
rol de la mujer en el relato cómico de Aristófanes la ubica como amante, cuidadora de los
niños y atenta a los quehaceres de la casa. Más allá que el fin de la intervención política de
las mujeres sea que los hombres regresen a sus hogares de la guerra, la forma de
intervención va a marcar el desplazamiento de la mujer del oikos a la confrontación del
orden patriarcal mediante una estrategia política singular: la huelga de sexo.
Esta huelga de sexo no solo significa el abandono de las relaciones sexo-afectivas con
respecto a sus maridos, es también el abandono de la posición de sumisión a la cual están
sometidas, estrategia que es acompañada por la intervención de sus cuerpos en un espacio
masculino por excelencia: la Acrópolis. Lisistrata indica el objetivo: “hoy las mujeres
tomaremos la Acrópolis” (49). ¿Es la huelga de sexo una acción independiente de la toma
de la Acrópolis? De acuerdo con el desarrollo de los hechos, Aristófanes va a reconocer que
la huelga de sexo interviene como forma de descolocar el sentido de jerarquía y disposición
de los cuerpos femeninos en relación a los hombres, pero no puede ser independiente de la
toma de la Acrópolis como lugar simbólico del poder. El objetivo final es lograr la paz
entre Atenas y Esparta, y las estrategias que lleva adelante están de acuerdo con subvertir
los roles normalizados, tanto de la disposición sexual y de atención del oikos, como de
hacer visible un reclamo en la aparición pública de sus cuerpos, tejiendo una alianza
estratégico con las mujeres de sus enemigos, las espartanas. El dispositivo sexo-género-
político es trastocado por Aristófanes, tanto en lo topológico como en las formas de
representación de qué cuerpos están habilitados para hablar sobre los asuntos políticos. Es
interesante ver como la huelga sexual permite no sólo persuadir a que los hombres presten
atención al reclamo de las mujeres, sino también poner en entredicho el rol normalizador de
la disposición sexual de las mujeres, dando pie para pensar el potencial político de la
sexualidad como productora de subjetividad.
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
Butler, J. (2017). Cuerpos aliados y lucha política. Hacía una teoría performativa de la
asamblea. Paidos, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Foucault, M. (2013). La inquietud por la verdad. Escritos sobre la sexualidad y el sujeto.
Ediciones Siglo XXI, Argentina.