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…procesos vitales individuales […] que nos remiten siempre a un colectivo, que ocurren
dentro de estructuras sociales concretas y en los que damos toda la centralidad a las
acciones sociales de los sujetos, entendidas éstas como prácticas corporales. El cuerpo es
así entendido como el lugar de la vivencia, el deseo, la reflexión, la resistencia, la
contestación y el cambio social en diferentes encrucijadas económicas, políticas, sexuales,
estéticas e intelectuales (Esteban, M. p. 54)
El sujeto trans, parece que aquí está ligado a una performatividad estética del género que
variará en el acento que se ponga sobre los sujetos. Mientras Pedraza pondrá el objeto en la
sensibilidad, Manuel Roberto Escobar quien hablará de politización de lo trans en América
Latina dirá que entonces las corporalidades estarán sujetas a las performatividades y
condiciones estéticas de demarcación, surgiendo de estos ánimos políticos de
reconocimiento de auto nombrarse y ser reconocidos. Escobar reconocería que mientras que
en el mundo anglosajón el término paraguas seria lo queer en América latina habría una
patologización de los términos, utilizándose genéricamente el término trans que incluiría
toda la disidencia sexo genérica existente, el espectro de nomenclatura seria amplio y
complejo, pero el cuerpo, seria sujeto moral de transiciones inacabadas, de sugestiones
dadas desde lo heteronormativo que se hacen consientes en los sujetos que lo protagonizan
y que por un lado provocarían una lucha política mientras que por otro provocarían una
reapropiación de el termino transgénero o transexual dotando al sujeto trans de ser: puto/a,
arepera, maricon, joto. Lo último que me gustaría recalcar de Escobar seria la
performatividad antes mencionada como estética, pero que hará referencia a una serie de
movimientos materiales y/o inmateriales que tendrá el sujeto trans pero que mostrará como
inacabados quedando en una serie de limite o limbo por defecto de lo que se considerará
heteronormativo. “le inscribe en un tipo de mujer particular: la chica trans. Tal “dato”
puede ser o un pene que sigue operando en su valor sexual o un cuerpo que por mucho que
se transforme en mujer, aún no tiene la factibilidad del embarazo. Por tanto, falo, en tanto
significante, y reproducción son entonces los diques que mantienen la frontera hacia lo que
sería “ser completamente mujer”. (Escobar, M. 2012 p.138-139)
Obtenemos así varios debates que nos dan luz sobre estos asuntos acerca de los itinerarios
corporales, apreciando los conflictos externos que tendrá unos itinerarios caporales del
sujeto trans. ¿a qué nos lleva todas estas posturas sobre el cuerpo y la subjetividad? ¿Qué
nos terminará por decir el arte si ahora, entendemos que el cuerpo del sujeto trans se hace
performativo? En nuestro esquema de conocimiento se utilizará el término sujeto trans
como un casi sinónimo de lo que queer hará referencia. Pero, Paula Arboleda Ríos, nos
presentará la siguiente pregunta ¿ser o estar queer en América Latina? Haciendo una
comparación entre el trabajo artístico y político de tres autores, dos que también retomaré:
Pedro Lemebel, Reinaldo Arenas. Se hace entonces necesaria retomar posturas artísticas
qué permitirá reconocer no solo los fundamentos teóricos abstractos a lo que ya nos hemos
expuestos, sino, a un camino de mentalidades, de sensaciones. En ese camino analizaremos,
dos de sus grandes obras: Antes que anochezca de Reinaldo Arenas (1992) y Loco afán:
crónicas de un sidario (1997) de Pedro Lemebel. Se hace importante hablar de la propuesta
de Arboleda en el artículo, el estar queer en América latina se hace diferente a las formas de
ser en anglo américa o en el mundo europeo, a pesar de que las ideas del feminismo harán
sus ecos en las ideas de los autores y académicos latinoamericanos, se reapropiará y se
denunciará las corporalidades dentro de una subjetividad interseccional, descolonizadora y
sensitiva ¿Cómo se estará politizando el amor? “soy indio y marica” “yo no tengo amigos,
tengo amores” se titularía un libro autobiográfico de Lemebel. Denunciaría como estos
términos traídos desde fuera, se denuncia así en un inicio que se eliminan todo contexto y
expulsan a la periferia a las mismas disidencias performativas.
Pedro Lemebel, hace parte de uno de los ejemplos de resistencia en Latinoamérica respecto
al modelo gay norteamericano. Este, hace criticas constantes a las injusticias de la seudo-
democracia capitalista de Chile; además, de denunciar los horrores generados por la
dictadura. Lemebel, no solo muestra inconformidad con lo anglo, sino también con la gay
clase media chilena que permaneció y permanece inmóvil ante la represión y la violencia
contra los homosexuales marginados, siendo su causa más profunda la defensa de
lo femenino, manifestada, por ejemplo, al rechazo a la figura homosexual musculoso,
hipermasculinizado, a quien considera como un producto de consumo de fabricación de
Estados Unidos. Algo característico de la lucha de este autor, es como busca el dialogo por
la democracia por medio de múltiples lenguajes, siendo incluido su propio cuerpo.
(Arboleda, 2010, p.114-116) Así el cuerpo tendría que apropiar la feminidad, lo
performático (en un sentido artístico) iría alrededor del movimiento material del género en
un ámbito artístico y comunitario, en contraparte a lo heteronormativo que estaría
representado por lo macho=masculino=heterosexual. Para mostrar la performatividad de
Lemebel en el capítulo: la muerte de Madonna nos narra la historia de La Madonna en el
barrio San Camilo, introduciéndonos a dos conceptos que irán juntos; el espectáculo y la
prostitución. Por un lado, también nos mostraría que el mundo del sida, ninguna estaría a
salvo y el espectáculo sería un escape a la ruinosa vida que traería consigo, un morbo
heteronormativo y una vergüenza sobre una corporalidad centrada en lo fálico. La Madonna
intentaría tapar el falo que conserva y lemebel retrataría el conflicto de esta forma:
la Madonna conteniendo el aliento, sujetándose la próstata entre las nalgas, simulando una venus pudorosa
para las bellas artes, para la cámara que hurga intrusa sus partes pudendas. Entonces, el elástico se suelta y un
falo porfiado desborda la pantalla. […] la verga travesti que campaneaba como un péndulo llamando a todo el
museo, haciendo que corrieran las secretarias y auxiliares hasta la sala, provocando tanto despelote, tanto
grito de los profesores y del jefe scout tocando el pito, vociferando que cortaran esa suciedad, que eso no era
arte, eso era pornografía, pura mugre libertina que desprestigiaba a la democracia. (lemebel, P. 1997 p.36)
¡alarma! Las yeguas del apocalipsis han tocado las trompetas de la obscenidad y su
espectáculo has sido cancelado por obsceno, mientras siguen sufriendo la violencia:
Nosotros le decíamos: Éntrate niña, que va a pasar la comisión, pero ella, como si lloviera. Nunca le tuvo
miedo a los pacos. Se les paraba bien altanera la loca, les gritaba que era una artista, y no una asesina como
ellos. Entonces le daban duro, la apaleaban hasta dejarla tirada en la vereda y la loca no se callaba, seguía
gritándoles hasta que desaparecía el furgón. La dejaban como membrillo corcho, llena de moretones en la
espalda, en los riñones, en la cara. Grandes hematomas que no se podían tapar con maquillaje. Pero ella se
reía. Me pegan porque me quieren, decía con esos dientes de perla que se le fueron cayendo de a uno.
Después ya -no quiso reírse más, le dio por el trago, se lo tomaba todo hasta quedar tirada y borracha que
daba pena. (Lemebel, P. 1997 p.32)
La Madonna no sería la única travesti sidosa del barrio San Camilo, todas tenían sida, los
clientes lo sabía y eso les generaba aún más morbo. A veces, no llegaba ni uno solo, cada
una tenía un don que atraía a los clientes a sus lechos, pero, todas vivían en un tobogán
depresivo en el que sus subjetividades habían sido expulsadas de todo sujeto moral
(denunciaba Lemebel), sus cuerpos son entonces la muestra de la suciedad y banalización a
la que se referirá lo cuerpos divergentes. El sol estaba en lo más alto del barrio San Camilo,
aunque personajes como la loba afirmaban que “es invierno en mi corazón” los cachetes se
pegaban al hueso y la loba se apagaba lentamente mientras su espectáculo quedaba
invalido. Lemebel entonces nos presenta el mundo de violencias que sufren los travestis, un
mundo, en donde solamente su rol será el del morbo desde lo masculino y un espectáculo
obsceno.
Los aportes realizados por Pedro Lemebel enaltecen el orgullo de una nación que en sus
años oscuros y que fueron los más profundos, desde el punto de vista de una libertad
extremadamente limitada, la búsqueda de un cambio, en todo el sentido de la palabra, frente
a las realidades y vivencias de su tiempo. Las implicaciones de sus actos, frente a una
dictadura, le abrió el camino para que la libertad de género, además de lo político y social
fueran una realidad que se pudiera gozar y no solamente un sueño que la sociedad veía a lo
lejos. Sus formas de protestas, que a la vez eran un juicio para aquellos aristócratas que
apoyaban la dictadura, le dieron las fuerzas para que más personas se sumaran a su lucha de
una sociedad libre en todo el sentido de la palabra. A pesar de ser una persona de corriente
comunista, y de gozar el prestigio de una persona publica, no fue fácil para el abrirse
camino dentro de esta corriente política; más por su orientación que pintor sus aportes y el
peso de una voz que encajaba en las personas de aquella sociedad que buscaban y buscan
un camino diferente.
Arboleda, también nos presenta otra postura en su artículo es Nestor Perlogher. El escritor
argentino canibaliza las ideas de Deleuze y Guattari, adaptando sus conceptos a través de la
crítica para leer la realidad LGBT latinoamericana, especialmente la de los grupos que se
excluyen al instaurarse la “normalización de la homosexualidad clásica”, la moda gay como
copia de lo norteamericano. Según el autor argentino, “este operativo de normalización
arroja a los bordes a los nuevos marginados, los excluidos de las fiestas: travestis, locas,
chongos, (que en general son pobres) sobrellevan los prototipos de sexualidad más
populares” (Perlonger, 1997). Por ende, la propuesta queer, es abandonar la afirmación de
identidades que generan políticas de minorías y siguen sosteniendo un sistema de injusticias
sociales. Néstor, no busca renunciar a la identidad como estrategia política, sino de nutrirla
como enunciados diferentes siendo nómades, indicando esa diversidad y creando sujetos
descentrados. (Arboleda, 2010, p116-118)
En palabras de Perlongher:
“Un devenir homosexual […] tomará esa práctica corporal (la marginalización, la
segregación, y sobre todo la diferencia que ella acarrea) como un modo de salida del deber
ser imperante [… que] mina o perturba la “organización jerárquica del organismo”, que
asigna funciones determinadas a los órganos. Algo similar podría decirse de un “devenir
mujer” o de un “devenir negro”: no serían apenas “tomas de conciencia”, sino que
tenderían a subvertir, también, las exclusiones, repulsiones y jerarquizaciones que esconcen
en los enlaces” (Perlongher, 1997).
Podemos decir entonces que la estrategia empleada por arboleda es el grado de exposición
sobre itinerarios corporales que tendrá la lucha de los tres autores (Aunque las tres sean
indudablemente políticas) cambia la relación que tiene la corporalidad con lo normativo.
Estas nuevas masculinidades van a ser políticas y será mucho más atractivo el retrato de
Lemebel que el de Arenas. “La masculinidad implica sufrimientos, esfuerzos, renuncias y
negaciones. También fuerza a asumir riesgos para probar ante el resto de los varones que se
merece conservar el estatus de hombre de verdad y el reconocimiento social que comporta.
Vivir como hombres normativos facilita mantener el beneplácito del resto de los varones;
pero hay que probar que se es digno de él. Y hay que probarlo todo el tiempo, en todas las
interacciones sociales. Hacerlo suele ser agotador” (Guash, O. 2005 p.15) lo masculino
entonces se encuentra en constante construcción, sin embargo, resulta sospechoso este
itinerario corporal de otro sujeto trans ¿Qué tanto está siendo disidente de la heteronorma el
sujeto trans? Hemos visto constantemente que existen ánimos de aferrarse a lo binario, pero
que no es tan sencillo como parece, no todos los sidosos están en una lucha política, no
todas las mujeres trans quieren ser mujeres y se diferenciarán de la biomujer, deconstruyen
sujetos binarios, apropian sujetos no-binarios quizá pero que, así como lo masculino y
femenino está en constante construcción. “Quizá lo masculino no sufre de unas violencias
tan acentuadas, pero, en esta macroestructura todos los sujetos la sufren El machismo es la
estrategia radical de género que algunos varones emplean para definir sus identidades
sociales y personales les. El machismo es una de las múltiples formas que adopta la
masculinidad. La particularidad del machismo es su visibilidad social y su carácter
estereotipado. Pero la masculinidad es algo mucho más elaborado y sutil; tan sutil que los
varones además de desearla la padecen (aunque no suelen percatarse de ello).” (Guash, O.
2005 p.25) pero entonces esa movilidad es ejemplificada en relaciones sociales, de las que
habló Judith Butler siendo ella la que propondría la performatividad del género refiriéndose
a “el sujeto de género es constituido a través de un complejo de relaciones de poder que se
basan en mecanismos de regulación y disciplina que nos obligan a ser heterosexuales, y que
esto es afirmado en la repetición de rituales sociales, pues esta repetición le da estabilidad
al sistema binario de género” (Monroy, N. 2020 p.109) Para concluir, creo que ya hemos
hablado de una multiplicidad de itinerarios corporales ¿Por qué hablar de cuerpo? Es el
cuerpo entonces la lucha política de reconocimiento y repasar las posturas materiales,
sensitivas e intersubjetivas del género en los cuerpos, nos puede ayudar a hablar de como
en el Vogue o en el mundo del sujeto trans diario y cotidiano existirán unas violencias hacia
esos itinerarios corporales no normativos.
Bibliografía