Está en la página 1de 4

Ensayo Crítico sobre el género

Javiera Fredes Rodríguez

Durante este último tiempo, la cuestión del género en nuestro país, ha sido el centro del
debate en los espacios familiares, educativos y políticos. De tal forma, que en la actualidad,
las demandas estudiantiles se enfocan en promover una educación no sexista, esto quiere
decir, que la educación debe dejar de promover los roles de género creados por el sistema
patriarcal. Pero ¿qué es lo que entendemos por género? ¿Cómo ha influido en la
construcción de los sujetos? ¿Qué es lo que ha sucedido con la historiografía a partir de esta
reciente categoría, que emerge para poner en jaque el orden que hasta hace poco
conocíamos?, y en este sentido, ¿Cuál es la labor del feminismo en nuestra sociedad actual?
En este ensayo, se tratara de dar respuestas a estas interrogantes planteadas anteriormente,
utilizando a las autoras Judith Butler y Joan Scott, realizando una reflexión con un enfoque
critico, con el fin de aportar a las discusiones que se encuentran en la palestra en gran parte
de la sociedad.

En primera instancia, es prudente entregar una visión sobre el significado de género. Por un
lado, Joan Scott nos plantea que el género vendría siendo la organización social de la
diferenciación sexual, esto quiere decir, que “género pasa a ser una forma de denotar las
“construcciones culturales”, la creación totalmente social de ideas sobre los roles
apropiados para mujeres y hombres… es una categoría social impuesta sobre un cuerpo
sexuado” (Scott, 1996). Caemos en este caso, en la binariedad y en la normalización de los
sujetos, creando estándares de lo que es correcto, siempre en función de un sistema
patriarcal que protege los intereses de un grupo homogéneo, compuesto por hombres, con
la finalidad de salvaguardar el poder y los recursos que su dominio le otorgó durante siglos.

Por otro lado, Judith Butler realiza un análisis más profundo a lo que podría significar el
género. La autora comprende que el género hace referencia a la construcción social de los
sujetos, sin embargo, plantea que “el sujeto feminista esta discursivamente formado por la
misma estructura política que, supuestamente, permitirá su emancipación” (Butler, 1999, p.
47), es decir, el mismo sujeto que lucha contra la estructura patriarcal, ha sido creado por el
mismo patriarcado. Nos encontramos insertos en un sistema que nos dice quién es quién y
cómo debemos actuar, el cual sienta sus bases en un sistema político y judicial legitimador,
“quizás el sujeto y la invocación de un antes temporal sean creados por la ley como
fundamento ficticio de su propia afirmación de legitimidad” (Butler, 1999, p. 48). Bajo esta
misma premisa, es que Butler nos plantea como idea fundamental en su obra, que no existe
el sujeto pre-social, es la misma sociedad la que le da sentido y significado al sujeto. Nos
constituimos como personas, solo al ser reconocidas como tales.

Dicho esto, pasamos a la siguiente interrogante: ¿cómo el género ha influido en la


construcción de los sujetos? Si tomamos en cuenta el planteamiento de Butler, quien
asegura que no existe un sujeto pre-social, debemos entender que nos conformamos como
sujetos solo al momento de tener contacto con la sociedad y recibir ciertas características
provenientes de la imagen pública, lo que le terminara dando significado a nuestra persona.
En este sentido, debemos estar conscientes de que el sujeto se constituye a partir de la
valoración social, por lo tanto, el “género cultural” – según Butler- también vendría siendo
una construcción social.

Podemos visualizar, que al considerar al ser humano como un sujeto social que se compone
a raíz de las influencias que recibe de su contexto, nos encontramos ciertamente
determinados a cumplir con ciertos estándares y actitudes que se ven legitimados por el
sistema imperante.

En cuanto a la influencia de este debate en la historiografía, las historiadoras feministas se


han encargado de visibilizar la problemática de género y la marginación de la mujer en la
historia universal:

“Me parece que deberíamos interesarnos tanto en la historia de las mujeres como
de los hombres, que no deberíamos trabajar solamente sobre el sexo oprimido…
Nuestro propósito es comprender el significado de los sexos, de los grupos de
género, en el pasado histórico. Nuestro propósito es descubrir el alcance de los
roles sexuales y del simbolismo sexual en las diferentes sociedades y periodos, para
encontrar qué significado tuvieron y cómo funcionaron para mantener el orden
social o para promover su cambio” (Scott, 1996).

Para conseguir este objetivo, las historiadoras han debido trabajar arduamente para
conseguir una redefinición de los conceptos y renovar la historia clásica a partir de las
nuevas categorías emergentes, lo que conllevaría necesariamente a cambiar los paradigmas
que regían la disciplina en su conjunto. La autora Joan Scott, nos menciona en su texto que
aplicar estas nuevas categorías a los análisis históricos, implica necesariamente abarcar la
experiencia personal y subjetiva.

Evidentemente, las historiadoras feministas han encontrado oposición al plantear esta nueva
visión de la historia, pues entendemos que la historia clásica invisibilizó muchas veces el
rol de la mujer y a los grupos minoritarios que hoy se han tomado la tribuna para exigir sus
derechos. Bajo esta lógica, la historiografía clásica ha sufrido el cuestionamiento arduo de
de quienes comprenden que se debe replantear la historia, y lograr generar estudios que
abarquen esta nueva visión de construcción de mundo. Otorgar un resignificado a la
historiografía universal, se ha vuelto vital para la mujeres y las minorías sexuales que no
han podido encontrar representación en los estudios clásicos.

En este sentido, el feminismo ha cumplido un rol fundamental en plantear esta


problemática. Sin embargo, nos debemos cuestionar si existe un feminismo universal que
represente a todas las masas de las diversas culturas que componen el mundo actual. Frente
a esta interrogante, Judith Butler nos plantea que no existe un feminismo universal ni un
patriarcado universal, de manera contraria, al plantear un feminismo universal la teoría
feminista caería en acusaciones por “intentar colonizar y apropiarse de las culturas no
occidentales para respaldar ideas de dominación muy occidentales” (Butler, 1999, p. 50).
Debemos entender, que el sistema patriarcal corresponde a una idea proveniente de la
sociedad occidental, sin embargo, no podemos negar que varias culturas que se encuentran
fuera del margen occidental se han visto influenciadas por el colonialismo y han adoptado
formas de subordinación hacia la mujer que correspondientes al sistema patriarcal
occidental. En este sentido, se debe plantear al feminismo como una teoría capaz de
adaptarse a las diversas realidades que podemos encontrar en las culturas que componen la
sociedad, contemplando las necesidades de cada grupo social. Plantear al feminismo de
manera universal, seria invisibilidad los variables conflictos de subordinación o
discriminación que se sufre al interior de las diversas culturas.

Para finalizar, entendemos que en la actualidad se ha vuelto vital llevar estas discusiones
fuera de los espacios académicos, hacer conscientes a nuestra población esta problemática
que afecta tanto a mujeres como hombres para lograr generar los cambios pertinentes en
nuestra sociedad.

Por otro lado, comprendemos que el género como nueva categoría de análisis para los
estudios recientes de la historiografía actual, ha llevado a generar un replanteamiento de la
historia clásica, mostrando nuevas aristas que estuvieron relegadas por siglos.

El feminismo como arma para el cambio, debe contemplar a todos los sujetos que se
identifican en ella, adoptar la teoría según sus necesidades culturales, para de esta forma,
lograr romper con las estructuras de dominación y subordinación hacia las mujeres y
minorías sexuales.

Referencias

- Butler, Judith (1999). El género en disputa: el feminismo y la subversión de la


identidad. Paidós, España.
- Scott, Joan (1996). El género: una categoría para el análisis histórico. En: Lamas
Marta Compiladora. El género: la construcción cultural de la diferencia sexual.
PUEG, México.

También podría gustarte