Está en la página 1de 49

J.

Vernon McGee

¿Qué hace
usted
con sus
radio trans mundial cargas?
atravesdelabiblia.org
transmundial.org
atb@transmundial.org

1.919.460.3797
1.800.880.5339

P.O. Box 8700


Cary, NC 27512-8700
J. Vernon McGee

¿Qué hace
usted
con sus
cargas?
©2019 THRU THE BIBLE RADIO NETWORK

Impreso en los Estados Unidos


Printed in the United States
Al menos que se indique lo contrario, el texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera ©
1960 Sociedades Bíblicas en América Latina;
© renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Reina-Valera 1960TM es una marca registrada de la American Bible Society,
y puede ser usada solamente bajo licencia.

Este folleto está basado en la enseñanza del Dr. J. Vernon McGee (1904-1988),
autor del estudio bíblico A Través de la Biblia.

Radio Trans Mundial


PO Box 8700
Cary, NC 27512-8700
Tel: 1.800.880.5339
www.atravesdelabiblia.org
atb@transmundial.org

Radio Trans Mundial es el ministerio en español


de Trans World Radio
A Través de la Biblia

¿Qué hace Ud. con sus cargas?


Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de
Cristo. (Gálatas 6:2)

E
… porque cada uno llevará su propia carga. (Gálatas 6:5)

En muchos de los pueblos del pasado había un personaje que se


conocía como el ateo del pueblo, un libre pensador y, generalmente,
una persona que no hacía nada provechoso. Le faltaban muchas cosas
al pequeño pueblo donde yo vivía en mi niñez. Ni siquiera había farolas.
De hecho, no había luz eléctrica en nuestro hogar, y recuerdo usar una
lámpara de keroseno para estudiar en aquellos días. Nuestro pueblito
no tenía aceras. Tampoco tenía calles pavimentadas. No había agua
corriente – había que salir al pozo a sacarla. No había agua dentro de la
casa, y tampoco tenía plomería.

A nuestro pueblito le faltaban muchas cosas, pero sí tenía su ateo local.


Se hacía llamar a sí mismo un socialista. Cada domingo por la mañana,
si el tiempo permitía, él estaba en la esquina de la calle en la plaza
pública, hablando. Los hombres como él son, por lo regular, locuaces
y este hombre lo era en extremo. Usualmente había como una docena
que le escuchaban y ellos también tendían a ser vagos. En camino a la
escuela dominical – yo perdía tanto tiempo como era posible – siempre
me detenía para escucharle. Lo que me impresionaba de este ateo era
que su boca estaba virada a un lado, y mientras él masticaba tabaco,
algo asombroso ocurrió. Él no solo desafiaba la Palabra de Dios, sino
también la ley de la gravedad. Se pensaría que, según la ley de la
gravedad, la saliva con el tabaco correría de la esquina inferior de su
boca. Pero no era así. Corría por la esquina superior. Yo me paraba allí y
me preguntaba cómo podía ser eso.

3
¿Qué hace usted. con sus cargas?

Recuerdo que este hombre siempre ridiculizaba a la Biblia y señalaba


supuestas contradicciones. Sus favoritas eran los versículos 2 y 5 de
Gálatas, capítulo 6.

Sobrellevad los unos las cargas de los otros… porque cada uno llevará
su propia carga.

Él leía ambos versículos, entonces levantaba la cabeza, miraba a la


muchedumbre y decía: “Vean Uds.; hay una contradicción en la Biblia.
En un lugar dice que hemos de sobrellevar las cargos unos a otros, y
entonces dice que cada uno llevará su propia carga.” Nadie en nuestro
pueblito sabía cómo responderle, así que nos quedábamos ahí y
le escuchábamos. De hecho, la respuesta era muy sencilla, pero en
aquellos días no la sabíamos.

Hay en las Escrituras once palabras para carga que se traducen al


español con una sola palabra. Esto quiere decir que hay diferentes
tipos de cargas. Hay algunas cargas que se pueden compartir con otro;
hay otras cargas que uno mismo tiene que llevar y que no se pueden
compartir con nadie. Esa es una respuesta simple, pero satisfactoria.

Cargas son algo que todos tenemos en común. Todos tenemos cargas.
No todos tenemos riquezas, pero todos tenemos cargas. No todos
tenemos buena salud, pero todos tenemos cargas. No todos tenemos
talentos, pero todos tenemos cargas. A algunos hasta les falta un
miembro físico - no todos pueden ver, no todos pueden oír, algunos
no tienen brazos o piernas, y por cierto que no todos tienen buena
apariencia física. Vamos a decir que todos tenemos sangre, pero no es
del mismo tipo; la sangre es de varios tipos. Aunque no tenemos mucho
en común, todos sí tenemos cargas.

Sin embargo, no todos tenemos las mismas cargas. De hecho, todos


tenemos cargas diferentes. Lo que Pablo está haciendo en el capítulo
6 de Gálatas es dividir las cargas en dos clases: cargas que podemos
compartir y cargas que tenemos que llevar nosotros mismos y que no
podemos compartir con otro.

4
A Través de la Biblia

Cargas que se pueden compartir


Él se refiere primero a las cargas que se pueden compartir:

Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de
Cristo. (Gálatas 6:2)

Dr. Lenski, el expositor Luterano, tiene una buena traducción de este


verso: “Las cargas de los unos a los otros siguen soportando.” Esa es
la traducción literal. La palabra griega para “carga” en este versículo
es baros, y simplemente significa “algo pesado.” Hay otros derivados,
pero fundamental y básicamente simplemente significa “algo pesado.”
Nuestro Señor la uso cuando hablo acerca de “la carga y el calor del
día.” Y la iglesia primitiva, cuando se juntaron en el primer concilio en
Jerusalén, tomaron esta decisión: “Porque parece bien para el Espíritu
Santa, y para nosotros, de postrar sobre ti ninguna carga mas grande
que estas cosas necesarias” (Hechos 15:28), hablando acerca de una
carga que las iglesias de los Gentiles compartirían con la iglesia en
Jerusalén.

Alguien dijo que una carga es solo media carga cuando dos están
involucrados en llevarla. Hay cargas que se pueden compartir.

Una dama se subió a un autobús con una canasta pesada. Se sentó


al lado de un hombre y colocó la canasta sobre su regazo. Después
de notar que ella se sentía incómoda, él dijo: “Señora, si Ud. pone la
pesada canasta en el piso, verá que el autobús las puede cargar a Ud.
y su carga”. Permítame decirle, hay cargas que Ud. puede dejar que
alguien comparta con Ud.

La palabra baros quiere decir “falta”, como vamos a ver. Puede significar
“enfermedad”. Puede significar “tensión”. Y puede significar “dolor”.
Estos son algunos de sus significados.

Ahora, ¿cuáles son algunas de las cargas que Ud. y yo podemos


compartir? Vamos a examinar tres de ellas, aunque hay muchas otras.

5
¿Qué hace usted. con sus cargas?

Las faltas
La primera de estas tres es una que todos nosotros tenemos hoy. Es la
carga de nuestras faltas. Creo que todo el mundo tiene por lo menos
una falta.

Un hombre, hablando a un grupo, hizo esta pregunta: “¿Hay alguien aquí


que no tenga ninguna falta, o hay alguien que conoce a una persona
que no tenga ninguna falta?” Nadie alzó la mano. Después de que había
repetido la pregunta varias veces, un hombrecito en el fondo, un Sr.
Tímido, alzó la mano. El orador le pidió que se pusiera de pie.

- ¿Es Ud. el que no tiene ninguna falta?

- Oh, no. - dijo el hombre -. No soy yo.

- Entonces ¿conoce Ud. a alguien que no tenga ninguna falta?

- Bueno -dijo,- no lo conozco personalmente, pero he oído hablar


de él.

- Cuénteme; ¿quién es él?

El hombrecito dijo:

- Es el primer marido de mi esposa.

Y me parece que ¡él había oído de él muchas veces! Todos nosotros


tenemos faltas. Note que Pablo empezó este sexto capítulo de Gálatas
así:

Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros


que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre,
considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
(Gálatas 6:1)

Faltas – son una carga. Y la palabra que se usa aquí significa “caerse”.
Es la palabra griega paraptoma, que significa, “caerse al lado”. Muchas
veces nos caemos. Muchas veces vemos a un hermano caer, y se nos

6
A Través de la Biblia

dice: “Vosotros que sois espirituales, restauradle”. “Restaurar” es el


término médico en griego que se usa para reajustar un hueso. Este es
el significado primario aquí. Esto requiere a uno que es experto, una
persona que tiene habilidad y experiencia para reajustar un hueso.
Note que él dice: “Vosotros que sois espirituales, restauradle”. Oh,
la torpeza de tantas personas al tratar to enderezar a otra persona.
Necesitamos ser espirituales para restaurar a uno. También note que
hemos de restaurarle, no sacarle de nuestro compañerismo. El pecado
debe condenarse – no hay tolerancia de pecado en la Escritura – pero el
pecador debe ser restaurado. A veces parece que ya no nos ocupamos
de restaurar. En vez de eso, nos ocupamos en criticar al hombre con la
falta, el hombre que ha caído.

Note también que hemos de restaurar “con espíritu de mansedumbre”.


Uno de los grandes predicadores del sur me recordó de esto hace
algunos años cuando estábamos juntos. Él y yo nos habíamos graduado
de la universidad al mismo tiempo. También nos graduamos juntos
del seminario, y los dos habíamos trabajado para costearnos nuestra
educación. Yo trabajaba para un periódico en el centro de Memphis, y
él era gerente nocturno de un garaje. Una noche me subí al tranvía para
regresar a la residencia y le vi parado en la parte de atrás del tranvía.
Era una noche calurosa, las ventanillas estaban abiertas, y él había
sacado fuera su cabeza. Caminé a donde estaba y encontré que estaba
enfermo, pero no solo enfermo, sino borracho también. Se me volvió y
dijo: “Mac, voy a dejar el ministerio. Estoy desanimado”. Él había estado
comprometido con una joven de Alabama pero ella le había rechazado,
y le parecía que el mundo entero estaba en contra de él. Dijo: “No
aguanto más. Voy a retirarme de la escuela.” Le di un golpazo en la
espalda y le dije: “No, tú no vas a hacer tal cosa”. Salimos del tranvía
una cuadra antes de llegar a la escuela, y entramos por la puerta de
atrás. Él no tenía un compañero de cuarto en ese tiempo, así que le
ayudé a acostarse con la ropa y los zapatos puestos. Al día siguiente me
vino a mí y dijo: “Mac, gracias por lo que has hecho por mí, pero todavía
voy a irme.” Bueno, hablé con él y pude decirle: “Yo me he sentido
exactamente como tú y fácilmente podía haber hecho lo que tú hiciste.”
Bueno, él no dejó la escuela, y le doy gracias a Dios porque él es hoy uno
de los más queridos predicadores del Sur. Las Escrituras nos dicen:

Hermanos, si alguno (un hombre cristiano) fuere sorprendido en

7
¿Qué hace usted. con sus cargas?

alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu


de mansedumbre, considerante a ti mismo, no sea que tú también
seas tentado. (Gálatas 6:1)

No hay un pecado cometido hoy por nadie, sino lo que Ud. o yo


pudimos haber cometido. Las faltas de los demás son cargas que Ud. y
yo podemos compartir.

Las tensiones
Entonces hay otra carga que Ud. y yo podemos compartir: las
tensiones. Ud. puede tomarse un tranquilizante pero, amigo mío, eso
realmente no resuelve sus problemas. Estamos viviendo en un tiempo
de tensión que la familia humana nunca antes ha experimentado. No sé
en cuanto a Ud., pero yo vivo en una ciudad conocida por sus tensiones.
Muchos de nosotros en estas grandes metrópolis estamos bajo presión y
tensión hoy. Esto es ciertamente una carga que necesitamos sobrellevar
unos con otros. Permítame ilustrar.
- Un hombre querido en una de las iglesias que pastoreé vino a mí
y dijo:
- ¿Tiene Ud. algo contra mí?”
- No - le dije-. ¿Por qué dice Ud. eso?
- Bueno, le pasé en la calle y Ud. ni me habló.
- ¿Es verdad?
- Sí, Ud. pasó sin decir una palabra.
- No le vi.
- Debe haberme visto. Me estaba mirando directamente.

Le pregunté qué día eso había pasado y me di cuenta de que era el día
que la aerolínea había errado mis boletos, y me dirigía a la oficina para
arreglar ese asunto. Estamos bajo tensión en una ocasión como esa.
Y mi amigo estaba bajo tensión por asumir que no le había saludado
deliberadamente. Nunca me olvidaré de cómo me abrazó y me dijo: “Me
alegro de saber eso.” Él me estaba ayudando a sobrellevar la carga de la
tensión. Eso es algo que podemos compartir uno con otro.

8
A Través de la Biblia

El dolor
Ahora llegamos a la tercera carga que Ud. y yo podemos compartir.
Esta carga es el dolor. La carga de la tragedia, la carga del dolor, la
carga de la decepción son inevitables en la familia humana. Si Ud. no
ha experimentado una de estas, le vendrá. Y cuando venga, Ud. va
a necesitar a un amigo que esté con Ud. Los tres amigos de Job son
ejemplos. Los criticamos porque empezaron a hablar hasta por los
codos pero, de hecho, ellos pasaron siete días sentados con Job y
compadeciéndole.

En un libro sobre la historia natural hay una declaración que dice: “Solo
el hombre, al nacer, no sabe nada y no puede aprender nada sin que
se le enseñe. No puede hablar ni andar ni comer. En breve, no puede
hacer nada provocado por la naturaleza sino llorar”. ¡Todo lo que Ud.
y yo sabemos hacer al venir a este mundo es llorar! Entramos en este
mundo llorando, y necesitamos comfort. Desde el principio y a través
de la vida necesitamos confort por el hecho de que hemos nacido en
este mundo de aflicción.

Rut podía decirle a Booz: “Me has consolado”. Era una extranjera, una
paria, y había venido de un país extranjero, y esperaba ser rechazada,
pero alguien entró en su vida y mostró interés en su bienestar y le
extendió ciertas cortesías. Con agradecimiento ella dijo: “Tú me has
consolado.”

María rompió una caja de alabastro de perfume costoso y lo derramó


sobre la cabeza de nuestro Señor. Ella hizo esto poco tiempo antes de Su
crucifixión porque ella sabía lo que iba a tener lugar. Nadie más parecía
darse cuenta de lo que sucedía pero ella lo sabía. Fue criticada por ello,
pero Jesús dijo: “Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto”.
(Juan 12:7) Solo ella entró en Sus sufrimientos. Y Él dijo:

De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio,


en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para
memoria de ella. (Mateo 26:13)

¡Y la fragancia de ese ungüento ha llenado el mundo!

9
¿Qué hace usted. con sus cargas?

El dolor es una carga que Ud. puede compartir. Habrá algunos que
vendrán a Ud. en medio de su dolor.

Nuestras faltas, nuestras tensiones, nuestros dolores – estas son algunas


de las cargas que Ud. y yo podemos compartir.
¿Te está faltando su frasco de confort?
Levántate y compártelo con un amigo.
Y a través de los años de hambruna te servirá hasta el fin.
Amor divino llenará tu alfolí, o tu manojo se renovará.
Escasez para uno a menudo hace una fiesta real para dos.
Perdido y rendido sobre las montañas, ¿dormirás en medio de
la nieve?
Roza esa forma congelada a tu lado, y juntos los dos brillarán.
¿Estás herido en la batalla de la vida?
Muchos afligidos alrededor tuyo gimen;
dales tu precioso ungüento, y ese bálsamo sanará a los tuyos.
—Anónimo

Cargas que uno tiene que llevar


Ahora vamos a mirar el otro versículo que nos dice que hay cargas que
no podemos compartir.

… porque cada uno llevará su propia carga. (Gálatas 6:5)

La palabra “carga” aquí es la palabra griega phortion, que significa una


carga que hay que llevar. Esta palabra se usa para hablar del cargo de un
barco. De hecho, se usa para hablar de un feto en el vientre – solo la madre
lo puede llevar. Esta es una carga que es imposible compartir. Aunque
nunca recomiendo como traducción aceptable el Nuevo Testamento en
inglés moderno de J. B. Phillips, sí ayuda a entender algunos pasajes de
la Escritura. Aquí su explicación es superior. Aquí hay un parafraseo de
Gálatas 6:5: “Porque cada hombre tiene que agarrar y cargar su propia
mochila”. Eso es. Cada hombre debe encargarse de su propio bulto. Hay
una vieja perogrullada: “A cada hombre su trabajo”. Y otra, algo vulgar:
Cada hombre debe valerse por sí mismo. En otras palabras, hay cargas
que Ud. y yo no podemos compartir.
10
A Través de la Biblia

Cada vida, en un sentido, está separada, aislada, segregada, está en


cuarentena de toda otra vida. El Dr. Funk, del Diccionario de Funk y
Wagnalls, ha preparado una lista de palabras en la cual se identifica la
palabra “solo” como la palabra más triste que hay. Hay ciertas cargas
que Ud. y yo tendremos que llevar solos. Mencionaré solo algunas de
ellas aquí, y Ud. pensará en otras, no tengo duda.

El sufrimiento
El primero que voy a mencionar es el sufrimiento. Ud. tendrá que sufrir
solo. Nadie puede sufrir por Ud. Ud. nace en este mundo de aflicción,
y Ud. sufrirá solo. Tendrá que enfrentar ciertos problemas solo. Habrá
sufrimiento físico que le sobrevendrá. Ud. se enfermará, y nadie puede
tomar su lugar.

Cuando mi hija era pequeñita, volvíamos a California de Texas, y ella


empezó a tener una fiebre alta. La llevamos al hospital en Globe,
Arizona. Un médico le dio cierta medicina y nos dijo: “Denle Uds. esto
y le bajará la fiebre. Se está haciendo tarde, así que sigan manejando
hacia California para sacarla del calor”. Así emprendimos el viaje. En
Phoenix nos paramos para echarle gasolina al carro, y mi esposa le
tomó la temperatura. Estaba en 104 – no se le había bajado la fiebre.
Teníamos miedo. Fuimos a un motel y llamamos a un médico, y le
explicamos la situación. Él dijo que continuáramos con la medicina y
que fuéramos al hospital en la mañana. Nunca olvidaré cómo me sentía
cuando la llevamos al hospital y la acostamos. Nunca antes había
tenido tal experiencia. Yo con gusto habría tomado esa fiebre; con
gusto lo habría hecho. Pero, amigo mío, no podía hacerlo. Tenemos que
sufrir solos. Ud. no puede conseguir un sustituto que sufra en su lugar.
El sufrimiento es algo que no podemos compartir. La angustia mental
es otro tipo de sufrimiento que Ud. no puede compartir. Hay muchas
personas que están desilusionadas. Hasta están amargadas por alguna
gran desilusión. El sufrimiento es una carga que tenemos que llevar
solos.

La muerte
Hay otra carga que Ud. y yo no podemos compartir con alguien más. Es
la muerte. Vendrá un tiempo cuando cada uno de nosotros pasará por
el valle de la sombra de la muerte, e iremos solos. Thomas Hobbes, un
11
¿Qué hace usted. con sus cargas?

agnóstico de por vida, un hombre brillante, dijo en el momento de su


muerte: “¡Estoy dando un paso temeroso a la oscuridad”! Y, entonces,
gritó: “¡Oh Dios! ¡Es tan solitario”! Sí, lo es. La muerte es una carga que
Ud. no puede compartir. John Haye, una vez Secretario del Estado, era
un escritor elocuente. Él escribió un poema sobre la muerte titulado “La
Taza Estribo”, pensando en los hombres de la caballería quienes bebían
cuando se montaban en sus caballos.

Mi día corto y feliz se ha ido.


La noche larga y sola ha llegado:
Y a la puerta está el caballo pálido
que me llevará a tierras desconocidas.

Y, amigo mío, cuando la muerte venga, Ud. y yo estaremos viajando


solos. La muerte es una carga que tenemos que llevar solos.

El tribunal de Cristo
Ahora llegamos a la última carga que llevamos solos. Esta tiene un
nombre inusual, a propósito. Es el tribunal de Cristo (el bema). El
tribunal es el lugar de juicio de Cristo. No es para los no salvos; es para
los cristianos. Oh, sí, hay un juicio para los incrédulos, el juicio del Gran
Trono Blanco descrito en el capítulo 12 del Apocalipsis, pero el tribunal
de Cristo es para el cristiano.

 
Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el
tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho
mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. (2 Corintios 5:10)

Todo lo que hemos hecho en la carne siendo cristianos ha de ser juzgado


para ver si recibimos o no una recompensa. La salvación no está en
juego – eso fue terminado para el creyente en la cruz de Cristo. Son las
obras del creyente que han de ser juzgados en el Tribunal de Cristo o el
bema.

De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.


(Romanos 13:12)

Entonces Pablo da un principio que es aplicable a toda parte de la vida,

12
A Través de la Biblia

pero se les da específicamente a los creyentes:

No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre


sembrare, eso también segará. (Gálatas 6:7)

Este principio es verdad en cuanto a la naturaleza. Ud. siembra algodón


y Ud. siega algodón. Si Ud. siembra trigo, va a segar trigo. Y, como
cristiano, Ud. va a segar lo que siembra. Nos gusta cantar un cántico
que dice: “Se satisfizo la antigua deuda hace mucho tiempo”. En la vida
de un creyente, esto es verdad. Pero, ¿qué de la nueva cuenta? ¿Qué de
la cuenta desde que Ud. fue salvo? ¿Tiene Ud. pecado en su vida? ¿Lo ha
confesado? Todos hemos de aparecer ante el tribunal de Cristo.

Alguien dirá: “Yo soy cristiano. No tengo pecado”. ¿Ud. no tiene ninguno?
Entonces Ud. no está en la luz. Si Ud. se pone en la luz, verá el pecado
que hay en su vida. La luz, la cual es la Palabra de Dios, revela lo que
hay allí.

Fíjese en esto: … y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace le es pecado.


(Santiago 4:17) ¿Le cuadra esto hoy? Creo que nos cuadra a todos
nosotros. El que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, peca. Su vida como
hijo de Dios es una carga que Ud. lleva, y Ud. tendrá que traerla delante
de Él algún día.

Una carga que uno ni puede llevar


ni compartir
Ahora, al concluir este mensaje, quiero que Ud. vea que hay otro tipo
de carga la cual uno ni puede llevar ni compartir. Es una carga que la
Escritura describe: la carga del pecado. Pablo habla de él en la primera
parte de Romanos. David en los Salmos dice:

Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza; como carga


pesada se han agravado sobre mí. (Salmo 38:4)

El pecado es una carga que Ud. no puede compartir con otro. Y el pecado
es una carga que Ud. no puede llevar, amigo mío. “Mis iniquidades”, dice
David, “se han agravado sobre mi cabeza; como carga pesada se han

13
¿Qué hace usted. con sus cargas?

agravado sobre mí.” También de los Salmos viene este anhelo:

Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría.


(Salmo 55:6)

¿Se ha sentido Ud. así alguna vez? A veces el doctor recomienda que
tomemos vacaciones. El salmista dijo: “Volaría yo, y descansaría”. Pero
Ud. y yo no podemos alejarnos de nuestro pecado porque tenemos
un complejo de culpabilidad. Un siquiatra aquí en el sur de California
me dice que el complejo de culpabilidad es tan una parte de nosotros
como lo es el brazo derecho. Sicólogos han tratado de deshacerse de
él. No han tenido éxito. Todos lo tenemos. A Sir Arthur Conan Doyle,
el escritor de novelas de detectives y el creador de Sherlock Holmes,
le gustaba hacer travesuras. Una vez, él envió un telegrama a doce
personas famosas en Londres a quienes él conocía. El telegrama decía:
“Huye inmediatamente. Se ha descubierto todo”. Los doce salieron del
país – sin embargo, todos ellos eran ciudadanos honrados. Permítame
decirle, mi amado, que todos tenemos un complejo de culpabilidad. El
pecado es esa carga que ni podemos compartir ni llevar. Es demasiado
pesada para nosotros.

Hay solo un lugar donde Ud. se puede despojar de él, y es a la cruz de


Cristo:

Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre


caído al justo. (Salmo 55:22)

El Señor Jesús dijo:

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré


descansar. (Mateo 11:28)

Solo Él puede quitar la carga del pecado hoy, y es porque Él pagó la


penalidad por él. Solo Él lo puede levantar; solo Él lo puede quitar de
Ud.

Hay dos famosas esculturas que muestran esto. Uno es el “Gálata


moribundo” y la otra es “el Laocoonte; ambas están en Roma en el
Vaticano. El Gálata moribundo representa a un hombre que ha sido

14
A Través de la Biblia

traído como cautivo y esclavo a Roma, y es colocado en la arena como


gladiador, y ha sido mortalmente herido. Yace allí, se le está saliendo la
sangre, y está buscando socorro. Él está en una tierra extranjera, y no
hay nadie que le ayude. Un gladiador moribundo. Permítame decirle
que este es un cuadro de cualquier persona hoy sin Cristo. Solo Cristo
nos puede ayudar, y por esa razón Él vino a este mundo. Él dijo:

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había


perdido. (Lucas 19:10)

Él también dijo:

… el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para server, y para
dar su vida en rescate por muchos. (Marcos 10:45)

Cristo pagó la penalidad por su pecado y por el mío. Como el gladiador


moribundo, podemos mirarle a Él y ser salvos.

La otra escultura es “el Laocoonte. Un sacerdote de Troya miró hacia


afuera y vio venir a dos serpientes marinas y enroscarse alrededor de
sus dos hijos. Él fue a socorrerles, pero no pudo hacerlo porque las
serpientes lo enredaron a él también. Allí están – los tres yendo a su
muerte. Para mí, esto ilustra el hecho de que el pecado personal es una
carga con la cual no podemos. Nos llevará a la muerte, a muerte eterna.

¿Qué hace Ud. con sus cargas?

Hay algunas cargas que Ud. puede compartir. Hay otras que Ud. tiene
que cargar solo. Pero la carga del pecado personal es una demasiado
pesada para Ud.; es la carga que Ud. no puede llevar. Hace 2000 años,
Cristo tomó la carga de su pecado, y Él la llevó en la cruz. Hoy su carga
o es sobre Ud., o por fe Ud. ha recibido a Cristo como su Salvador, y la
carga ahora está sobre Él. No puede estar en los dos lugares – su pecado
o está sobre Ud. o está sobre Cristo. Y Cristo no la comparte; Él la llevó
toda. Literalmente Él dijo:

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré

15
¿Qué hace usted. con sus cargas?

descansar. (Mateo 11:28)

¿Qué hace ud. con sus temores?


… animal hecho exento de temor. (Job 41:33)

Quién está hecho exento de temor es una cláusula relativa en el Libro


de Job (41:33), pero podemos convertirla fácilmente en una cláusula
interrogativa y formar una pregunta: ¿Quién está hecho exento
de temor? Temores son sentimientos que todos compartimos en
diferentes grados, y hay dos tipos diferentes de temores. Tendemos a
sonreír al escuchar la vieja perogrullada que dice que las mujeres les
temen a los ratoncitos. Pero ¡el hombre más valiente tendría tremendo
temor si él supiera que iba a dar a luz a un bebé! De hecho, miles de
bebés han nacido en las primeras horas de este mismo día, y las madres
ciertamente no han tenido una banda que tocara ni trompeteo para
anunciar que han dado a luz.

La sicología identifica el temor, junto con el amor y el enojo, como


una de las emociones más fuertes y complejas de la especie humana.
La televisión, el teatro y las novelas toman estas tres emociones y las
mezclan como receta para hacer un pastel. Sin embargo, no siempre
salen tan exitosos como salen los pasteles hechos por el cocinero que
sigue las instrucciones de una receta.

Es dudoso que haya algún miembro de la familia humana en algún


lugar que esté completamente libre de temor. El temor es tan parte de
nuestra humanidad como nuestros ojos, nariz y boca.

El salmista dijo que él era de la fraternidad del temor, y escribió:


“Compañero soy de todos los que te temen… ” (Salmo 119:63) A
propósito, él dijo que la fraternidad del temor era una fraternidad íntima
– él dijo: “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen…”
(Salmo 25:14) David pertenecía a una fraternidad íntima de los que
temen al Señor.

Temor fue la primera evidencia y manifestación del efecto de la


desobediencia de Adán en el jardín del Edén. Fue el primer síntoma
del pecado. Porque la primera cosa que hizo Adán – y lo confesó – fue
16
A Través de la Biblia

mostrar miedo. “Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo,


porque estaba desnudo; y me escondí.” (Génesis 3:10)

Lo primero que este confesó fue que él tuvo miedo. Desde ese día, el
miedo entró en la urdimbre y en la trama de la humanidad. El hombre
salió del huerto del Edén y se le dijo que por el sudor de su rostro se
ganaría el pan. Empujado por el hambre, sed y temor, la familia humana
se esparció por esta tierra.

Los hombres más valientes han tenido miedo. Moisés es un hombre que
nadie podría llamar cobarde. Moisés se pará ante Faraón, y el Faraón
no era un regidor insignificante. El hombre era un regidor mundial, y
solo un hombre valiente podría entregarle el mensaje de Dios. También,
Moisés se paró ante Dios allá en el monte Sinaí. Solo un hombre valiente
podía hacer eso. Además, por cuarenta años, él se paró delante de
los israelitas rebeldes. Solo un hombre valiente podía hacer eso. Y,
sin embargo, este hombre Moisés, en el segundo capítulo de Éxodo,
escribió de sí mismo: … “Moisés tuvo miedo,” que es la razón por la cual
él dejó a Egipto en ese tiempo.

David es un hombre conocido por su valentía. Pero si Ud. lee los Salmos,
encontrará que una de las emociones que menciona es el temor.
David, probablemente más a menudo que nadie, describe la gama de
emociones que pasa a través del alma humana. Él toca el alma, como
lo hace Dios, como si fuera un instrumento de tres cuerdas – de hecho
uno con 126 cuerdas, porque él describe las muchas emociones que
pasan por el corazón humano. Él era muy franco cuando mencionaba
el temor. Él dijo: “En el día que temo, yo en ti confío” (Salmo 56:3).
Él admitió que era un hombre de temor, sin embargo, es un hombre
conocido por su valentía.

Elías era un hombre valiente. Elías se paró delante de los profetas de


Baal, y se paró ante el rey Acab. No sé lo que le pasó, pero sí sé esto:
hubo una gran ruptura en su vida cuando vino la palabra de Jezabel
que ella iba a mandarle matar. ¡Elías se volvió y corrió! Él se fue para
Beerseba, y no se paró allí, sino que siguió al desierto, tan adentro como
pudo, y se escondió debajo de un junípero. Él no dice que tenía miedo,
pero sus acciones indican más que cualquier palabra que pudiera
habernos dado.

17
¿Qué hace usted. con sus cargas?

Permítame decirle que Ud. encontrará que los hombres más valientes
han tenido temor. Permítame decir también que todos nosotros hemos
experimentado algo que nos ha llenado el corazón de pavor.

El temor, a través de la historia de la raza, se ha visto como una debilidad


humana. Se ha visto como un detrimento. Los hombres siempre se
han aplaudido por su valentía; se han ridiculizado por sus temores.
“Solo los cobardes temen” es un dicho aceptado hasta hoy día, y nos
avergonzamos de nuestros temores.

Fue Shakespeare que escribió: “De todas las pasiones bajas, el temor
es el más maldecido.” Hasta Emerson, el unitario, a quien muchos se
deleitan en citar, da esta declaración falsa: “¡El temor siempre brota de
la ignorancia”! Los libros más populares después de la Guerra Mundial II
eran los que trataban el tema del temor, con el tema general de libertad
del temor.

Amigo mío, la Biblia nunca concordará con la filosofía mundial y la


falacia popular del día. La Biblia no toma la posición que el temor es
cobardía. He examinado las muchas palabras en el Antiguo y en el
Nuevo Testamento que se traducen como “temor” y he encontrado
que están divididas en tres clasificaciones. Hay el temor que es bajo y
cobarde, despreciable y que debe evitarse. Hay otro temor que es bueno
y correcto y que ayuda, algo que es una bendición a la humanidad.
Finalmente, hay una tercera clase de palabras que se pueden traducir
o bien o mal. Hay que ver el contexto para determinar si la palabra
significa bien o mal.

Lo interesante es que la sicología moderna ha confirmado la Escritura


en esta división particular. El instinto del temor, nos dicen, pasa por
tres etapas. Hay una etapa estimulante que es buena. Por ejemplo,
Ud. experimenta temor si se despierta durante la noche y la casa está
en llamas. Su glándula pituitaria inmediatamente manda una alarma
a la glándula adrenal, y la glándula adrenal envía a la sangre energía
extra para que Ud. pueda brincar y correr y gritar como nunca antes. Y,
después de que Ud. está fuera de la casa, se pregunta cómo logró salir.
Amigo mío, ese tipo de temor es bueno. Y la Escritura habla de ese tipo
de temor que conduce a acción, el temor que le motiva.

18
A Través de la Biblia

Entonces hay la segunda etapa. Esta se llama la etapa detenedora o


inhibitoria. Puede ser buena, con tal de que el individuo no se quede en
esa etapa. Puede que esté en ella por un momento, pero si se queda en
ella, es peligroso, porque entonces prosigue a la tercera etapa la cual es
el temor que paraliza.

El temor paralizador es malo porque conduce a todo tipo de complejos


diferentes. Hoy Ud. encontrará personas que les tienen miedo a los
gérmenes. Conocí a una señora años atrás que no podía abrir una
puerta sin sacar un pañuelo y colocarlo sobre la perilla de la puerta;
o, si la abría con la mano, ella iba y se lavaba las manos – no con jabón
común y corriente, sino ¡con uno que eliminaba los gérmenes! Ella tenía
este problema en particular.

Entonces hay personas que tienen miedo de los espacios abiertos.


No cruzará un espacio vacío. Hay otros que tienen miedo de las
muchedumbres. Y hay otra forma de miedo que nunca he visto en una
lista – quizá sea común solo en el sur de California – y es el temor a la
lluvia. Digo esto en broma, por supuesto.

Mientras progresamos por la Palabra de Dios y tratamos de hacer un


estudio cuidadoso del tema del temor, creo que el temor se puede
dividir en dos clasificaciones principales. El primer temor es el temor de
Dios, y eso es bueno. Conduce a acción. También hay temor al hombre,
y ese tipo de temor, amado mío, conduce a inacción. Es el tipo que
conduce a parálisis.

Se dice de Cromwell que era el hombre más valiente que jamás viviera.
Alguien le preguntó a Cromwell un día cuál era el secreto de su valentía
y por qué se le consideraba un hombre tan valiente. Su respuesta fue
algo así: “He aprendido de la Palabra de Dios que si uno teme a Dios,
uno no tendrá que temerle al hombre”. Permítame decirle, este es el
secreto que David aprendió. Él escribió:

En Dios he confiado; no temeré; ¿qué puede hacerme el hombre?


(Salmos 56:11)

Esto es tan importante que, en el Nuevo Testamento encontramos esta


declaración:

19
¿Qué hace usted. con sus cargas?

… de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi


ayudador, no temeré lo que me pueda hacer el hombre. (Hebreos
13:6)

Amado mío, Ud. o le teme a Dios o le teme al hombre. O tiene miedo de


aquellas cosas que le rodean o lo que dicen los hombres o lo que hacen,
o le teme a Dios.

Alguien objetará: “No creo que debemos temerle a Dios.” Creo que esto
es algo que necesita enfatizarse como nunca antes, especialmente en
los círculos fundamentales donde hemos asumido una familiaridad con
Dios la cual no aparece en las Escrituras. De alguna y otra manera Dios
se ve solo como un hermano mayor a quien le damos una palmada al
hombre de una manera familiar. Yo le digo a Ud. hoy, amigo, hacemos
bien en temerle a Dios. Y si le tememos, no tendremos temor al hombre.

En este mensaje, me gustaría identificar algunos temores comunes. No


quisiera ser teórico; quiero ser práctico y pragmático. Y quiero limitar
nuestras observaciones a dos temores que son comunes hoy. Si le
tememos a Dios, seremos liberados de estos temores.

El temor a la soledad
El temor a estar solo, cuando se lleva a un grado exagerado, es una
forma de psicastenia. Las personas que están obsesionadas con este
temor no soportan estar solas. Amigo mío, solo Dios le puede liberar del
temor a la soledad.

Cualquier pastor que practique consejería encuentra muchos casos de


problemas maritales en los cuales la pareja no está bien emparentada. A
menudo, él les hace esta pregunta a damas que son cristianas: “¿Por qué
se casó Ud. con este hombre que es tan inferior a Ud., que es de un nivel
mucho más alto”? La respuesta que dan – vez tras vez – es esta: “Bueno,
yo me avanzaba en años, y temía tener que pasar toda la vida sola”. Yo
quisiera decirle que la mayoría de ellas desean haberse quedado solas
porque la soledad es algo que no debían temer para nada.

El escuadrón bunco del departamento de policía le dirá que los


estafadores, especialmente los del sur de California, acechan a gente

20
A Través de la Biblia

inocente, tanto hombres como mujeres, que están solos y solitarios.

Unos años atrás, salió un libro escrito por una soltera que era editora de
una revista popular. El título del libro era Cómo vivir solo y disfrutarlo.
Pero, al leer su libro, Ud. se da cuenta de que no era sincera en lo que
proponía. Ella misma no había resuelto su problema para nada.

Muchos jóvenes temen tomar una posición por Cristo porque han
llegado a esa edad en la cual se sienten parte del montón, y dicen:
“¿Qué dirán mis compañeros? Voy a perder a mis amigos. Yo me siento
parte del grupo y quiero estar con ellos. Si tomo una posición por Cristo,
perderé a mis amigos y estaré solo.”

De igual manera, hay multitudes de hombres y mujeres mayores de


edad que podían tomar una posición por Jesucristo, pero dicen: “¿Qué
dirán mis amigos? ¿Qué van a pensar mis asociados de negocios? ¿Qué
pensarán mis iguales sociales si yo tomo una posición por Cristo?’

Permítame decirle cuidadosamente que las multitudes van a una


eternidad perdidas porque le temen al hombre. Deben temerle a Dios.

No hay razón por temerle a la soledad. Los hombres de Dios siempre


han sido hombres solitarios. Han vivido solos y les ha gustado. Noé no
fue invitado a todas las funciones sociales de su día. Noé se paró solo
por Dios. Puede que Abraham fuera el hombre más popular en Ur de
los caldeos. Era una ciudad con una alta civilización. La arqueología
nos cuenta que la vida en Ur de los caldeos era placentera en el día
de Abraham. Sin duda, él tenía muchos amigos y era exitoso en los
negocios. Un día Dios le llamó. Y, amigo mío, eso significó soledad para
ese hombre por el resto de su vida.

Daniel estaba en una corte extranjera, lo cual era bastante malo, pero
este tomó una posición por Dios. Probablemente ningún hombre ha
vivido que haya tenido una vida tan solitaria como Daniel.

Saulo de Tarsis puede haber sido el fariseo más popular en Jerusalén.


Pero Saulo de Tarsis conoció a Jesucristo un día, y ese hombre anduvo
solo el resto de su vida.

21
¿Qué hace usted. con sus cargas?

Martín Lutero tuvo muchas cosas que considerar cuando la verdad de la


justificación por fe entró en su alma. Cuando él miró alrededor, vio que
todos sus amigos estaban del lado opuesto. Un día ese hombre tomó
una posición por Dios, y le dio resultado. Él hizo esta declaración más
tarde: “Uno con Dios es una mayoría.”

Amigo mío, Dios le dice al hombre o a la mujer que tomará una posición
por Jesucristo y enfrentará el temor a la humanidad:

Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no
te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama
arderá en ti. (Isaías 43:2)

Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis


ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré. (Hebreos 13:5)

El Señor Jesús dijo a los Suyos cuando los dejaba y ellos iban a enfrentar
días difíciles:

No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. (Juan 14:18)

La palabra “huérfanos” es la palabra griega “orphanos”. Nuestra palabra


“huérfano” viene de la palabra. Jesús dijo que no los dejaría solos. Él
vendría a ellos. Entonces Él les dijo antes de irse:

… he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
(Mateo 28:20)

Amigo mío, vivir para complacer al hombre por temer la soledad es


negarse compañerismo con Dios quien jamás le abandonará ni le dejará
solo. Pablo, cerca del fin de su vida, podía escribir:

En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me


desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi
lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación,
y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león. (2
Timoteo 4:16, 17)

22
A Través de la Biblia

Multitudes a través de las edades han vencido este terrible temor, este
temor a estar solo, tomando una posición por Jesucristo.

El temor a la muerte y al juicio


El temor a la muerte y al juicio es el último temor que yo quisiera
mencionarle. Sé que en la hora actual, el hecho del juicio después de
la muerte se llama una superstición, se considera un vestigio de las
Edades Oscuras y podemos hacerle caso omiso como un remanente
vestigial sicológico del periodo paleozoico.

Amigo mío, hoy la muerte y el juicio son una realidad terrible. Tal vez
Ud. ha tenido un lavado de cerebro por el modo moderno de pensar,
pero Ud. jamás se librará de la muerte y el juicio.

Escuché una historia chistosa de un hombre que fue a ver a un siquiatra.


Cuando el siquiatra preguntó:

- ¿Cuál es su problema?

- “Le debo $5,000 a un hombre y no lo puedo pagar - dijo el


paciente -. Me ha pesado tanto que de hecho me parece que
estoy perdiendo la cabeza, y no puedo dormir de noche.

- ¿Ha firmado Ud. un contrato?

- No.

- ¿Hubo un testigo?

- No.

- Bueno, entonces lo que Ud. debe hacer es olvidarlo. Ya que le ha


pesado tanto, la solución es sacarlo de su mente. Ahora, voy a
borrarlo de su mente para que Ud. realmente lo olvide.

El siquiatra hizo un trabajo tan maravilloso que el hombre se levantó


del sofá y dijo:

23
¿Qué hace usted. con sus cargas?

- Ni recuerdo el nombre del hombre a quien le debo dinero.

Empezó a salir. El siquiatra le dijo:

- Un momento. Ud. me debe $50.00 por ese tratamiento.

- Qué tratamiento? – preguntó el hombre

Amigo mío, quizá Ud. no ha tenido un lavado de cerebro como aquel


individuo, pero multitudes en esta sociedad en la cual vivimos han
sufrido un lavado de cerebro. Y Ud. no puede hacer caso omiso de
la muerte y el juicio de golpe y sopetón. Hacemos bien en temer a la
muerte y al juicio. La Escritura dice:

El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será


quebrantado, y no habrá para él medicina. (Proverbios 29:1)

Pablo fue ante Félix, el gobernador romano, no para defenderse sino


para presentarle los reclamos de Cristo. El récord en Hechos 24 dice
que él razonó con Félix en cuanto a la justicia, la justicia de Cristo;
auto control, y como Cristo podía controlar a un hombre; y entonces la
tercera cosa, el juicio que había de venir. En otras palabras, si Félix se
volvía la espalda a Jesucristo, él iba a aparecer ante un Dios santo, y
habría una eternidad horrorosa para él. Oyendo eso, Félix tembló con
temor y despidió a Pablo porque él no quería oír más de ello (Véase
Hechos 24:25).

La Escritura dice: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría…


(Proverbios 9:10) El temor del Señor es un temor reverencial. No es un
temor bajo ni cobarde. Más bien, es un temor de Dios que viene por
medio de reverencia, sabiendo que nuestro Dios es alto y santo y que Él
tiene que castigar el pecado.

Las Escrituras dan una beatitud a aquellos que temen al Señor:


“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová… (Salmo 112:1). Esta
semana descubrí un versículo que no recuerdo haber notado antes:

Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios; mas el que


endurece su corazón caerá en el mal. (Proverbios 28:14)

24
A Través de la Biblia

Es asombroso cuán al tanto es ese versículo. Hay la etapa estimulante


del temor – “Bienaventurado es el hombre que siempre teme…”,
estimulado por temor y llevado a un Dios alto y santo por medio de
Cristo. “Pero el que endurece su corazón caerá en el mal” es la etapa
paralizante, amado mío. Una de las cosas que se dice de los apóstatas
en los postreros días es que ellos se alimentan sin temor:

Estas con manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente


con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de
acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces
muertos y desarraigados. (Judas 12)

Hoy Dios ha puesto temor en su corazón. Ese temor, amado, puede ser
su salvación, o puede ser su ruina. El temor no es algo que es siempre
bajo o cobarde. Si es un temor a Dios, es bueno. Sin embargo, si Ud.
teme a los hombres y si está viviendo para complacerles, es una cosa
terrible.

Nunca olvidaré la noche que llegó la noticia por radio que la New
London School en East Texas había explotado y que más de trescientos
niños y niñas habían muerto. Yo estaba hablando la mañana siguiente
en un programa radial en Dallas, Texas, y durante esa transmisión dirigí
todo lo que tenía que decir a los padres y seres queridos de aquellos
muchachos. Recibimos tarjetas y cartas desde Nueva Inglaterra, desde
Cuba, México – de todas partes del país. Un amigo mío, un ex compañero
de clase, era pastor en los campos petroleros del este de Texas durante
el tiempo de la explosión. Él me contó esta historia:

“En el lugar donde yo pastoreaba, vivía un hombre que de repente se


había hecho rico. Él era un tejano que se había ganado su fortuna con
el petróleo, y hasta había construido una refinería y ya se había ganado
varios millones de dólares. Él había construido una bella casa. Tenía
una esposa y dos buenos hijos. La esposa y los hijos eran cristianos,
pero el hombre era el peor blasfemador que hubiera conocido en toda
mi vida. No he oído a un hombre hablar como ese hombre hablaba. Él
blasfemaba y maldecía a Dios. Su esposa estaba tan preocupada por él
que me pidió que fuera a visitarle. Yo fui y nunca he sido tratado tan mal
en mi vida—me maldijo desde el momento en que abrí la boca hasta
que me fui. Me llamó todos los nombres feos y hasta cosas que yo no

25
¿Qué hace usted. con sus cargas?

había oído antes. Él era un hombre vil. Su esposa y uno de los hijos
se enfermaron durante la epidemia de influencia que hubo, y los dos
murieron al mismo tiempo. Fui a su casa esa noche para verle de nuevo.

“Allí estaba el padre con el hijo que quedaba. Cuando me acerqué y me


senté al lado de ellos, él empezó a abusarme de nuevo y a maldecir
– nunca he oído algo igual. Era tan vil que no lo puedo describir.
Repetidamente blasfemó el nombre de Dios. No me quedaba más
remedio que levantarme y salir de allí, lo cual hice. Cuando conduje el
funeral, el hombre ni me habló. Después de esa experiencia, él se puso
aún más vil, pero todo el amor que él había tenido por su familia (y
parecía que eso era lo único del hombre que tenía algún mérito) ahora
se le dirigía al muchachito que había sobrevivido.

“Bueno, ese muchachito estaba en la New London School cuando


ocurrió esa explosión. Cuando el hombre oyó de la explosión, fue a esa
escuela y buscó entre los escombros como un loco hasta que encontró
el cuerpo desgarrado y torcido de su hijito. Lo tomó en sus brazos y
caminó de lado a lado en ese patio escolar como un maniático hasta
que alguien tuvo que arrancarle ese cuerpecito para entregarlo a la casa
funeraria. Me pareció que debía ir a hablar con él, así que esa noche
fui a esa casa grande. Entré, y allí estaba la pequeña caja mortuoria,
y allí estaba él sentado donde había estado antes. Me fortalecí listo
para escuchar las maldiciones que sabía venían. Temía decir algo.
Solo me senté. Entonces ese hombre grande alzó la cabeza y miró – no
había llorado antes – pero ahora había lágrimas en sus ojos. En vez de
maldecirme, dijo: Dios ha estado persiguiéndome todo este tiempo. Él
ha tratado de hablarme durante toda mi vida, y yo le volvía la espalda.
Él tomó a mi esposa y al otro hijo, y yo sabía que Él me estaba hablando.
Pero tenía miedo de qué dijera la gente – aquellos con quienes trabajaba
y asociaba. Oh, ¡qué cobarde he sido! Y ahora Dios tuvo que llevarse
a este. Bueno, Dios puede tenerme ahora. Y ese hombre se arrodilló y
tomó a Cristo como su Salvador”.

La última vez que vi a ese amigo pastor, él me dijo que ese hombre aún
estaba sirviendo a Dios.

Amigo, hoy Ud. hace bien en temer a Dios. Pero si Ud. confía en Él, si ha
cometido su vida a Él, si le ha tomado como su Salvador, entonces Ud.

26
A Través de la Biblia

puede decir con David:

Jehová es mi pastor; nada me faltará… Aunque ande en valle


de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás
conmigo… (Salmo 23:1, 4)

Y es solo entonces que Ud. puede experimentar la verdad de la Escritura


que dice: … el perfecto amor echa fuera el temor… (1 Juan 4:18)

Quizá Ud. nunca ha confiado en Cristo; o si lo ha hecho, quizá Ud. ha


tenido miedo de tomar una posición por Él. ¿Le ha llenado el corazón
de miedo—miedo de los hombres o miedo de algo más? Amigo, traiga
sus temores a Dios y témale a Él. Cuando Ud. le teme a Él, Ud. no tendrá
a nadie más que temer.

¿Qué hace ud. con su pasado?


Hoy, cuando Ud. considera el pasado, ¿qué ve? ¿Ve aquello que
trae gozo y satisfacción a su corazón? O, ¿ve algo que trae angustia,
quebrantamiento de corazón y vergüenza? Me pregunto -- ¿estamos
preparados para hacer una verdadera evaluación, un inventario regular
de este año pasado, con todos sus acontecimientos que no involucran
a nosotros?

Hay un axioma que podemos utilizar para todos los años que lo
precedieron: El pasado se ha ido, y no hay absolutamente nada que
podamos hacer en cuanto a él. Ud. and yo no podemos cambiar ni un
evento ni una experiencia.

En un gran drama americano, uno de los primeros escritos, titulado “La


gran división”, uno de los personajes principales dice esto: “Lo malo es
malo desde el momento en que ocurre o hasta la eternidad, y todos
los ángeles en el cielo trabajando tiempo extra no podrán cambiarlo ni
disminuirlo ni por la mitad”. Permítame decirle que esto quizá sea así
en un drama americano, pero Pablo el apóstol dijo que hay algo que un
cristiano puede hacer en cuanto al pasado. De hecho, Pablo lo hizo muy
personal. Pablo dijo que hay algo que él hizo concerniente al pasado.
¿Le escuchará Ud.?

27
¿Qué hace usted. con sus cargas?

Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa


hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome
a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:13, 14)

Él dice: “… una cosa hago”. Esta es una declaración sencilla de la vida


sencilla. Necesitamos reducir la civilización compleja en la cual vivimos
a un solo punto para poder decir: “Una cosa hago”. La mayoría de
nosotros hoy, hasta en la obra cristiana, estamos ocupados con ollas y
sartenes como lo estaba Marta. Estamos ocupados con esto y aquello,
y hay muchas cosas que estamos tratando de llevar a cabo. Pero lo
interesante es que no parecemos capaces de atenderlas todas.

Pero Pablo dice: “Una cosa hago”. Llámelo el poder de concentración si


quiere, o llámelo la consolidación de propósito, o llámelo uniformidad
de corazón. Llámelo cualquier cosa, pero es algo que se necesita en
nuestra vida cristiana hoy. De hecho, es la Biblia de cabo a rabo. David
dijo esto: “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré…” (Salmo
27:4) David había reducido su vida al mínimo común denominador. En
este día de actividad nerviosa, este día de moción incesante, este día de
tensiones crecientes – oh, para poder reducir nuestras vidas a un punto
y poder decir: “Esta cosa hago”.

¿Cuál es la única cosa que hacía Pablo? Saco solo una frase de Filipenses
3:13: “… olvidando ciertamente lo que queda atrás”. Mientras miramos
el pasado, hay muchas cosas que hemos de olvidar. Y esto es lo que hizo
Pablo con mucho de su pasado.

En cambio, Dios nos da memorias, y hay ciertas cosas que hemos de


recordar. Como ha dicho alguien: “Dios nos dio memorias para que
pudiéramos tener rosas en diciembre.” La Biblia tiene mucho que decir
en cuanto a recordar. Como el sonido de una trompeta, la palabra
“recordar” pasa por toda la Palabra de Dios. Dios dice al hombre:
“¡Recuerda!” Él dijo a los hijos de Israel, cuando los sacó de la tierra
de la esclavitud: “Tened memoria de este día, en el cual habéis salido
de Egipto, de la casa de servidumbre…” (Éxodo 13:3) Ellos habían de
recordar esto y no olvidarlo jamás. Ud. encuentra mientras progresa por
la Escritura – y es muy interesante notar – cómo la palabra “recordar”
se asocia usualmente con Dios y la palabra “olvidar” se asocia con el
28
A Través de la Biblia

hombre. Dios es el que recuerda mejor que nosotros. Ud. encuentra


hacia el principio de Génesis que Dios recordó a Noé. Y Ud. encuentra
que el hombre constantemente olvida hasta que finalmente el salmista
lo resume diciendo: “Olvidaron al Dios de su salvación…” (Salmo
106:21) Y eso fue trágico. ¡Ellos no debían olvidar a Dios!

Las Escrituras están claras que olvidar ciertas cosas es pecado. A través
de toda la Biblia Él nos dice: “Recordad”. “Acuérdate de tu Creador en los
días de tu juventud…” (Eclesiastés 12:1) Y aun después de que Ud. deje
esta vida, amado, se le dice que recuerde, y Ud. recordará a lo largo de
las edades de la eternidad. Es en Lucas 16 que Abraham en el Seol dijo
al rico que estaba en tormento: “… acuérdate…” Y llevar una memoria
como la de él a la eternidad, amigo mío, ¡no se necesitaría mucho fuego
para que sea el infierno!

Aunque hay algunas cosas que hemos de recordar, hay otras cosas que
hemos de olvidar. En la biografía de Richard III – ese villano que llevaba
una corona – el autor dijo de él: “Él olvidó las cosas que debía haber
recordado, y recordó las cosas que debía haber olvidado.” Cuán verdad
es esto de muchos de nosotros hoy día. Hay ciertas cosas que debemos
recordar, pero hay ciertas cosas que debemos olvidar. Muchos hombres
pasan por la vida encadenados e inválidos porque no olvidarán las
cosas que deben olvidar.

No estamos tratando aquí con generalidades. ¿Cuáles son algunas de


las cosas que hemos de olvidar? Quiero tratar con detalles específicos
y mencionar algunos de ellos – no todos ellos, estoy seguro – pero
algunos de ellos.

Las estupideces
La primera que quisiera mencionar son las estupideces o los torpezas.
Debemos olvidar nuestros torpezas. ¡Todos cometemos errores porque
somos humanos! O, ¿yerro yo en incluirlo a Ud.?” Tal vez Ud. no comete
errores, pero yo sí. Para ser franco, todos cometemos errores, ¿verdad?

Bueno, vamos a olvidarlos. Al “olvidar lo que queda atrás,” hemos de


olvidar nuestros errores. A veces metemos nuestras manos torpes
sobre el corazón de un amigo y le hacemos daño sin querer hacerlo.

29
¿Qué hace usted. con sus cargas?

Me imagino que hay algunos aun hoy que están diciendo: “Oh, al mirar
hacia atrás sobre el año pasado, dije algo que quisiera no haber dicho.
Ojalá que yo hubiera guardado la lengua.” O, “hice algo este año pasado
y ahora me arrepiento.” “No lo habría hecho intencionalmente por nada
del mundo”.

Amigo mío, permítame decirle: Corrija lo que ha hecho y ¡entonces


olvídelo! “… olvidando lo que queda atrás.” Como Ud. sabe, Simón
Pedro cometía muchos errores. Mateo 14:28-31 da el incidente de
cuando Pedro caminó sobre agua. Pedro dijo a nuestro Señor allá en
el mar de Galilea: “… manda que yo vaya a ti sobre las aguas.” No diga
Ud. que Simón Pedro no anduvo sobre el agua porque lo hizo. Empezó y
probablemente tomó unos cuantos pasos. Pero este hombre estaba tan
en el hábito de tropezar que ¡hasta tuvo que tropezar caminando sobre
el agua! Él quitó los ojos de sobre su Señor, y vio esas olas bulliciosas y
empezó a hundirse.

Quizá Ud. recuerda el incidente allá en Cesarea de Filipo:

Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a0 sus


discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del
Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros,
Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís
que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo
del Dios viviente. (Mateo 16:13-16)

Habiendo dado esa gloriosa confesión de fe: “Tú eres el Cristo, el Hijo
del Dios viviente,” más tarde él abrió la boca y dijo algo que no debió
haber dicho. En Mateo 16:21-23, cuando nuestro Señor informó a los
discípulos que Él iba a ir a Jerusalén a morir, Pedro le llevó aparte y le
regañó. “… en ninguna manera esto te acontezca.” ¡Qué error!

Y entonces mientras salían del aposento alto, nuestro Señor dijo:


“Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito
está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas” (Véase
Mateo 26:31-35). Y Simón Pedro dijo: “Aunque todos se escandalicen de
ti, yo nunca me escandalizaré.”

30
A Través de la Biblia

Pero, gracias a Dios, este hombre Pedro sabía cómo levantarse, sacudirse
el polvo, olvidar aquellas cosas del pasado, y proseguir a aquellas
cosas que estaban por delante. Este hombre, el día de Pentecostés, sin
mencionar su propia negación vil, se para ante sus iguales y dice:

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a


quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. (Hechos
2:36)

Esto trajo convicción, y ¡miles se volvieron a Cristo!

Permítame decirle que Pablo también era metepatas – Pablo no era


el único. En Hechos 15:36-39 Pablo pudo decir: “No quiero a Juan
Marcos conmigo. Él falló en el primer viaje misionero, y no le voy a dar
una segunda oportunidad.” Fue un error no darle a Juan Marcos otra
oportunidad, y llegó un día cuando Pablo reconoció que él había estado
equivocado. En su última epístola, su canto del cisne, escribió: “Toma a
Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio. (2 Timoteo
4:11) Pablo erró, pero lo corrigió y siguió adelante.

Las sensibilidades
¿Qué es una sensibilidad? Bueno, es la cualidad o estado de ser
sensible. Junto a nuestras estupideces del pasado, añadimos nuestras
sensibilidades.

Estamos viviendo en una edad en la cual la transportación y la


comunicación, el aumento en la población, la producción en masa y la
vida urbana nos ha reunido a todos. Estamos más cercanos unos a otros
que nunca. Cuando la gente se amontona, hay fricción. Y cuando hay
fricción, hay irritación – y ¡ninguna de las compañías petroleras tiene un
producto petrolero que alivie este tipo de fricción!

Nuestra sociedad contemporánea es un campo de rivalidades y


competición y alienaciones y conflictos de personalidad. En este día
áspero y revolcado en el cual vivimos, amigo, Ud. va a ser lastimado.
Alguien le va a ofender. Ud. ciertamente va a ser herido en las luchas
de la vida. ¿Qué hace Ud.? Oh, ¡cuántas personas todavía guardan
rancor y se sienten ofendidas! Quizá Ud. hoy está guardando rencor y

31
¿Qué hace usted. con sus cargas?

esparciendo disrupción y estorbo entre el pueblo de Dios.

Hay una planta que es peculiar al continente americano. Se conoce


como la planta sensible o nometoques. Su nombre botánico es “mimosa
pudica”. La característica de esta plantita es que el momento que una
mano humana la toca, el tallo se seca y las hojas se pliegan.

Hay muchos seres humanos en el mundo hoy que son como la planta
sensitiva. Y se pueden clasificar como la mimosa pudica. Oh, amigo, ¡no
deje que se arruine su vida!

En la Biblia, el Libro de Ester cuenta de un hombre que era así. Se


llamaba Amán. Era un hombrecillo, pequeño en estatura mental,
pequeño en sus emociones, pequeño en su carácter. Él era el gran anti-
semita, y ¿sabe Ud. lo que le perturbó? Bueno, el rey de Persia, Asuero,
había elevado a Amán al puesto más alto en su reino y le había hecho
el primer ministro. A la entrada a la ciudad había un juez, solo un juez
común y corriente, que se llamaba Mardoqueo. Se había avisado a todos
los políticos que, ya que Amán había sido promovido a un puesto tan
alto, ellos debían inclinarse ante él. Y todos ellos se inclinaban, excepto
el hombre Mardoqueo.

Ahora Mardoqueo era físicamente pequeño, pero tenía gran coraje


moral. Se negó a inclinarse. Él era judío y fiel al Señor, el Dios verdadero.
Él había sido instruido del Antiguo Testamento que no debía adorar a
nadie excepto el Señor su Dios; así que, él simplemente no se inclinaba,
y punto y se acabó. Uno pensaría que Amán como primer ministro sería
suficientemente grande como para no prestar atención. Pero Amán no
era así. Amán fue a su casa y se quejó a su esposa – uno realmente se
entera en cuanto a este hombre en lo que le cuenta a su esposa. Él le dijo:
“El rey me ha levantado y me ha hecho primer ministro, y estoy en este
puesto exaltado, pero no estoy contento porque ¡hay un hombrecillo
que se llama Mardoqueo que rehúsa inclinarse ante mí!” Por sentirse
insultado, ¡él empezó una campaña de anti-semitismo!

Amigo mío, no sea Ud. pequeño. Algunas personas son como los que
sangran libremente, los hemofílicos, y me dicen que tal sangramiento
no se puede parar. También algunas personas son así en el reino

32
A Través de la Biblia

social. Son ofendidas o lastimadas, y empiezan a sangrar – y no hay


transfusión de sangre que los mantenga con vida. Oh, amigo, mientras
Ud. mira hacia atrás hoy al pasado, ¿ha sido Ud. herido personalmente?
Entonces, olvídelo. “… olvidando ciertamente lo que queda atrás...”

Los éxitos
Hay una tercera cosa que hemos de olvidar: nuestros éxitos. Hemos de
olvidar no solo nuestras estupideces, no solo nuestras sensibilidades,
sino también nuestros éxitos. Sinceramente, el éxito es el más difícil de
olvidar. Pablo podía decir: “… he aprendido a contentarme, cualquiera
que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia… ”
(Filipenses 4:13-14)

El Dr. Harry Ironside contaba la historia de lo que le sucedió en Grand


Rapids. Él iba allí todos los años a hablar en la misión de Mel Trotter
mientras este vivía. Un año mientras estaba allí, encontró que se había
construido un buen hotel nuevo y él iba a quedarse en este nuevo
hotel, en el piso más alto, y ¡en un apartamento de varios cuartos! Él
nunca había tenido algo así. Era sumamente lujoso. Él examinó todo. Se
acercó a la puerta, donde había una lista de todos los precios. Cuando
el Dr. Ironside vio el precio, fue inmediatamente al teléfono, llamó a
Mel Trotter y dijo: “Mira, Mel, ¡tú no tienes que ponerme en un cuarto
como este! Prefiero que consigas un cuarto en algún lugar que tenga
escritorio para que pueda estudiar y una cama para dormir; así estoy
acostumbrado. Mel Trotter, en su manera característica, dijo: Mira,
Harry, el gerente de ese hotel fue salvo hace varios años en la misión Él
era alcohólico, un borrachón. Él dice que nunca ha podido repagarme
por ayudarle. Y, cuando construyó este nuevo hotel, dijo: “Voy a reservar
el piso de arriba para todos los que vienen a hablar en la misión. Ahora,
Harry, el apartamento a mí no me va a costar ni un centavo ni a la misión
tampoco. Aprende a disfrutar abundancia por una semana”.

Es difícil saber tener abundancia, amado mío. Muchos de nosotros


sabemos cómo vivir humildemente, pero pocos sabemos cómo tener
abundancia. Ud. y yo vivimos en una tierra en la cual el éxito es el lema.
En este país, medimos a un individuo con el signo del dólar. ¿Cuánto
dinero ha hecho? ¿Ha sido exitoso en los negocios? Medimos a la
persona por las escuelas en las cuales fue educada, por su trabajo y

33
¿Qué hace usted. con sus cargas?

por su influencia. Amado mío, estos valores están equivocados. Muchos


hombres se consideran exitosos en los negocios pero son un fracaso
en el hogar. Muchas personas hoy tienen nombre de fama que salen en
titulares pero son un miserable fracaso en su matrimonio.

¿Sabe Ud. que Samuel, un hombre de Dios, fue un fracaso en su hogar?


Oh, le digo, su vida parece ser exitosa hasta que uno lee los siguientes
versículos que cuentan de su fracaso:

Aconteció que habiendo Samuel envejecido, puso a sus hijos por jueces
sobre Israel. Y el nombre de su hijo primogénito fue Joel, y el nombre
del segundo, Abías, y eran jueces en Beerseba. Pero no anduvieron los
hijos por los camino de su padre, antes se volvieron tras la avaricia,
dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho. (I Samuel 8: 1-3)

¡Qué fracaso de padre fue! Hermano mío, si Ud. hizo dinero este año
pasado, si ha obtenido el puesto que quería, permítame sugerir esto
como amigo: ¡Olvídese de eso! “Olvidando ciertamente lo que queda
atrás…”

Los Dolores
Permítame mencionar brevemente una cuarta cosa. Hemos de olvidar
no solo nuestras estupideces, nuestras sensibilidades y nuestros éxitos,
pero hemos de olvidar también nuestros dolores. Quizá este año pasado
el ángel de la muerte ha tocado a la puerta de su casa – él tocó a la
puerta de muchos. Puede ser que esa tragedia le viniera y le llenara el
corazón.

Amigo mío, mi intención no es ser pesimista, pero si el dolor no vino,


vendrá. El ángel de la muerte no hace distinción de personas. Él llama
a la puerta del palacio de un faraón y a la de la choza de un villano. Él
no presta atención al estatus del individuo. Él llama a todas las puertas.
Llamará a la puerta de Ud.

Si la tragedia sí le llegó y si el dolor sí le llenó el corazón, permítame


decirle bondadosamente: Olvídelo. “Oh, Ud.” dice: “¿Ud. me está
pidiendo que me olvide de mi ser querido”? No. Pero, olvide su dolor.
Recibo muchas cartas que preguntan: “¿Por qué dejó Dios que esto me

34
A Través de la Biblia

pasara”? Amigo, Dios permitió que le llegara a Ud. como hijo de Dios por
una razón definida. ¿Le escuchará Ud. a Él?

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de


misericordias y Dios de toda consolación el cual nos consuela en todas
nuestras tribulaciones para que podamos también nosotros consolar
a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación
con que nosotros somos consolados por Dios. (2 Corintios 1:3, 4)

Dios le ha permitido, hijo de Dios, pasar por el valle de la sombra de


la muerte para que Él le pueda consolar. Ni yo ni nadie más le puede
consolar. No estoy de acuerdo con la gente que me dice: “Ud. dijo algo
que me consoló el corazón.” No, mi amigo, si su corazón fue consolado,
fue Dios quien lo hizo. Él es el Dios de todo consuelo. Solo Él le puede
consolar. Y le consuela para que Ud., a su vez, pueda ir a otra persona, y
Su Palabra pueda traer consuelo por medio de Ud.

El rey David tuvo un hijo que le nació, y según el récord en 2 Samuel


12, ese pequeño estuvo entre la vida y la muerte. David entró ante
Dios ayunando. Se inclinó sobre su rostro ante Dios, y se le podía oír
sollozando. Después de una semana, ese pequeñito murió, y los siervos
temían decírselo a David, pensando que él estuviera tan desconsolado
que se haría daño físico. David vio que estaban murmurando y se volvió
y preguntó: “¿Está muerto el niño?” Le dijeron que sí. David se levantó,
se lavó la cara, se cambió de ropa y fue a la casa de Dios y le adoró;
entonces, fue a la casa y comió. Hasta los siervos no se podían callar.
Fueron a él y preguntaron: “¿Cómo es que, cuando el pequeño vivía
aún, tú ayunabas y llorabas, pero ahora que el niño está muerto tú ya
no le endechas”? David era hombre de Dios, y, al dar su respuesta, dijo:
“Pero ahora que está muerto, ¿cómo puedo ayunar? No le puedo volver
a traer. Yo iré a él, pero él no me volverá a mí.” En otras palabras, “yo voy
a olvidar lo de atrás y voy a seguir con lo que me queda por delante.”

Amigo, lo digo sinceramente: Olvide sus dolores.

Los pecados
No solo hemos de olvidar nuestras estupideces, nuestras sensibilidades,
nuestros éxitos y nuestros dolores, sino que hemos de olvidar nuestros

35
¿Qué hace usted. con sus cargas?

pecados también. ¿Qué hace Ud. con sus pecados? La Palabra de Dios
dice que los confesemos. Confiéselos prontamente a Dios y, entonces,
olvídelos, amigo; olvídelos.

A veces me parece que Dios se cansa cuando le recordamos


constantemente de nuestros pecados pasados. Por supuesto, hemos de
corregir lo que hemos hecho cuando hemos herido a alguna persona.
Pero después de que hemos tratado con la cosa y la hemos confesado, Él
dice que lo olvidemos – “… olvidando lo que queda atrás.” La confesión
se hace a Dios en privado – no en público – y cuando hemos hecho eso,
entonces hemos de olvidar el pecado.

Oh, tomar el libro del pasado, atarlo con la cinta roja del perdón (porque
el rojo habla de la sangre de Cristo), sellarlo con amor y, entonces,
enviarlo a la dirección que nos da David: “¿Serán reconocidas en las
tinieblas tus maravillas, y tu justicia en la tierra del olvido?” (Salmo
88:12) No sé el local de “la tierra del olvido”. No sé si está al norte, al
este, al sur o al oeste. Dondequiera que esté, es el lugar apropiado para
enviar el fracaso de su pasado – “… olvidando lo que queda atrás.”

En cambio, tal vez sus pecados no han sido perdonados, o tal vez Ud.
no está seguro que lo han sido o no. ¿Le puedo hacer una pregunta
personal? ¿Le gustaría borrar el pasado con todos sus pecados y
manchas? ¿Le gustaría saber, en cuanto a su pasado, que todo ha sido
perdonado? Bueno, Dios no solo perdonará sus pecados, amigo, sino
que Él hará algo más: Él se olvidará de ellos. Dios dice:

… perdonaré la maldad de ellos, y no me acordará más de su pecado.


(Jeremías 31:34)

Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros


nuestras rebeliones. (Salmo 103:12)

Dios dice que Él ha puesto nuestros pecados detrás de Su espalda, y Él


no se volverá. Él los olvidará.

Al concluir, permítame contar una historia que viene de mi estado


natal, Texas. Hace años, en las llanuras del sur de Texas, un rancho se
prendió fuego una noche. Se consumió rápidamente. Había un padre

36
A Través de la Biblia

y una madre y varios hijos es esa familia. Todos murieron en el fuego


con la excepción de una niñita de cómo seis años de edad. Ella pudo
arrastrarse de ese incendio, pero terriblemente quemada en la cara. Los
vecinos la tomaron a su casa. Llamaron a médicos, y ellos trabajaron
con ella y lograron restaurarle la salud. Pero la pobre niña no tenía
pariente alguno, así que la mandaron a Dallas, al Orfanato Buckner.

El Dr. Buckner fue al tren a recogerla. Allí estaba, una muchachita de


seis años, sola, sus ojos rojos por haber llorado y su cara horriblemente
cicatrizada. Él se le acercó y preguntó: “¿Eres tú María?”

Ella dijo: “Sí. ¿Es Ud. el Dr. Buckner?” Ud. va a tener que ser mi padre y
mi madre. He perdido a los míos.”

Él prometió hacer lo mejor posible. La llevó a la casa, y ella conoció a los


otros niños. Como Ud. sabe, a veces los niños de esa edad pueden ser
crueles, y hasta brutales. En una ocasión el Dr. Buckner tuvo que hacer
un viaje, y cuando regresó todos los otros niños salieron corriendo, y él
los abrazó y los besó. Entonces él vio a la pequeña Mary parada sola a un
lado. Había estado llorando otra vez, porque los otros niños le habían
dicho cuán fea era. Le habían dicho cuán horrible se veía.

Así que, el Dr. Buckner fue a la pequeña Mary y le dijo: “Mary, ¿por qué
no viniste a besar a Papá Buckner como los demás?”

“Papá Buckner, yo sé que soy fea. Sé que no me veo bonita. Posiblemente


Ud. no querría besarme. Si Ud. solo dice que me ama, eso bastará.”

¿Sabe lo que el Dr. Buckner, con su gran corazón, hizo? Él la tomó en sus
brazos, y besó esas mejillas cicatrizadas. Le dijo: “El papá Buckner te
ama a ti tanto como ama a los demás. Tú eres para mí tan bonita como
cualquier otro.”

Oh, mi amigo, yo fui esa niña quemado. El pecado es lo que me había


cicatrizado. Vine al Dios viviente y me arrepentí con lágrimas amargas.
Él me perdonó, y a través de Su Palabra escrita Él dijo: “Yo te veo en
Cristo. Te acepto en el Amado. Para mí, tú eres bello. Eres mi hijo. Me
puedes decir Padre. Y algún día te pararás ante mi trono sin mancha ni
arruga.”

37
¿Qué hace usted. con sus cargas?

Amigo, hemos de olvidar aquellas cosas que están atrás, y hemos de


mirar a Jesús hoy.

… puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por


el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio,
y se sentó a la diestra de Dios. (Hebreos 12:2)

¿Qué hace ud. con su futuro?


¿Está Ud. entrando a este año como misil no guiado? Multitudes sí –
incluso muchos cristianos – y antes de que termine el año, ellos habrán
hecho bastante daño. La entera familia humana enfrenta este año
con sentimientos mezclados, con diferentes grados de incertidumbre,
dudas e inseguridad. ¿Qué tiene el futuro para nosotros”? es una
pregunta razonable que todo individuo normal seguramente va a hacer.

Si yo pudiera mirar en una bola de cristal y determinar todo evento


que tendrá lugar en el futuro, yo sería la personal más popular de Los
Ángeles. Washington estaría llamándome – estoy seguro de eso. La Casa
Blanca se pondría en contacto conmigo, y las capitales del mundo me
contactarían. También, cada carro saliendo de la pista automovilística
de Santa Anita pasaría por mi casa. Amigo, hoy hay muchos que se
presentan como profetas y dicen: “Yo predigo que tal y tal va a pasar
este año.” Pero ningún hombre puede saber el futuro. Ningún hombre
se encuentra en tal posición.

Hay un axioma que podemos aplicar, y es este: El pasado no se puede


cambiar. Es también axiomático que el futuro no se puede saber. Al mirar
el horizonte, esperando el alba de un nuevo día, no vemos claramente.
Todo lo que está en el futuro estará borroso para nosotros. De hecho,
hay negrura total en cuanto a poder determinar lo que traerá el futuro.
Y las Escrituras hacen eso muy claro. El escritor de los Proverbios lo dijo
bien:

No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día.


(Proverbios 27:1)

Ud. encontrará que Isaías tenía mucho que decir en cuanto a esto. Al
hablar a hombres malvados, él usó lenguaje como este:
38
A Través de la Biblia

Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día


de mañana como este, o mucho más excelente. (Isaías 56:12)

Muchos pronosticadores – al mirar hacia el nuevo año – están


pronosticando prosperidad. Bueno, puede que tengan razón y puede
que estén equivocados. Nadie sabe el futuro para nada. Y eso es lo
que dijo Santiago (si es que tenemos un texto, debe ser el siguiente
versículo):

… cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida?


Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego
se desvanece. (Santiago 4:14)

No es que el futuro sea desconocido. No es que el tiempo sea como


un camión sin control pasando por una pendiente pronunciada en
las montañas, moviéndose de lado a lado, sin frenos y sin alguien al
volante, y lo único seguro es que va a chocar al fondo. El tiempo no es así.
Hay Alguien a los controles. Hay Alguien que sí conoce la ruta. Hay una
mano fuerte sobre el volante del tiempo. Dios sabe el fin del principio. Y
el escritor de los salmos lo expresa de una manera muy significante: “…
desde el siglo y hasta el siglo, té eres Dios.” (Salmo 90:2) en el hebreo es
más pintoresco. Literalmente dice: “desde el punto donde desvanece la
eternidad pasada hasta el punto donde desvanece la eternidad futura,
tú eres Dios.” Hoy hay una calma alrededor del trono de Dios mientras
Él entra en el futuro, porque conocido a Dios es todo lo que hay en el
futuro. Así que, hoy la dificultad no es que el futuro sea desconocido,
porque el futuro no es desconocido. Es el hombre que es incierto. El
hombre es la cantidad desconocida en la ecuación de la vida. Hay que
marcar “x” para el hombre.

Vea otra vez a Santiago 4:14. “… cuando no sabéis lo que será mañana.”
Y, ¿por qué no sabemos? Por la dificultad que hay dentro de nosotros.
“Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece
por un poco de tiempo, y luego se desvanece.” Hoy la vida de Ud. y la
mía son como un vapor que se aparece en el cerro, y el sol se levanta y
lo hace desaparecer. Aquí en Los Ángeles es como un poco de neblina.
Eso es todo lo que somos. Aparece por un poco de tiempo, y entonces
simplemente se desvanece. Isaías citaba a nuestro Señor cuando dijo:

39
¿Qué hace usted. con sus cargas?

Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces?
Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La
hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló
en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. (Isaías: 40: 6, 7)

Amigo mío, hoy su vida y mi vida son como la hierba que hay en el patio
de en frente. Una escarcha viene y la seca. O, si no regamos por un
tiempo en el verano, antes de mucho la hierba desaparece. Su vida y
la mía son como una pequeña cantidad de neblina sobre una colina o
como un poco de hierba en el valle.

Las Escrituras lo describen aún más diciendo que es como el vuelo de


un pájaro, el pasaje de un pájaro que sale de la oscuridad entrando por
una ventana abierta en un cuarto iluminado, y entonces sale por el otro
lado por otra ventana abierta y regresa a la oscuridad. Por la brevedad
de la vida, Ud. y yo buscamos en vano al futuro, y Dios nos dice que no
sabemos lo que dará de sí el día.

Ahora me gustaría hacer un breve análisis de nuestras vidas. Hay un


versículo de la Escritura al cual quisiera dirigirle la atención. Tiene una
riqueza de significado. Note cuidadosamente:

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser,


espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de
nuestro Señor Jesucristo. (I Tesalonicenses 5:23)

¿Qué es su vida? Bueno, su vida es cuerpo, alma y espíritu. Somos


seres triunos. Vamos a mirar estos tres componentes diferentes en que
estamos divididos Ud. y yo.

El cuerpo
La palabra griega que Pablo usa para el cuerpo es interesante. “Soma” es
la palabra. El cuerpo es la parte “soma” de nosotros, y se escucha mucho
de ello – lo físico y lo material. El énfasis es ahí hoy. Todo en esta vida
está relacionado a ello. El programa entero del mundo se dirige hacia
al hombre físico. La televisión, radio, periódicos, revistas, carteleras
promueven pastas, polvos, perfumes y píldoras para el hombre físico.
Hay líquidos y jabones y champús y tónicos, y cada uno contiene un

40
A Través de la Biblia

ingrediente “milagroso”. Vienen en cajas y botellas y tubos y en plástico.


Ud. se los puede echar, rociar o frotar, y Ud. puede comprar el tamaño
económico o grande y hasta puede ir a nadar después de aplicarse estas
sustancias. También hay un interés fenomenal en comida saludable y en
dietas de toda descripción y en ejercicios para el bienestar físico. Todas
estas cosas están diseñadas para hacerle a Ud. una nueva persona
físicamente – y quitarle pulgadas del cinturón y añadirle años de vida.

El cuerpo es importante. Es la tercera parte del hombre. Se nos dice


que estamos compuestos de quince elementos químicos. Algún
químico chistoso descubrió que, si se descompone a un hombre y
se recogen esos quince elementos químicos, cuando se hizo este
cálculo, el valor sería de $0.98. Pero no se perturbe Ud., porque con
la inflación el precio habrá subido. Sin embargo, ese mismo químico
chistoso siguió y descubrió que hay suficiente fósforo para formar la
punta de once fósforos y suficiente cal para pintar un gallinero. A veces
decimos: “Fulano de Tal tiene mucho hierro en su sistema”. De hecho,
tiene suficiente como para formar tres clavos. Y a veces uno llega a la
conclusión que una muchachita es todo azúcar. Permítame decirle que
no hay suficiente azúcar en ella para endulzar una taza de café.

Amigo, físicamente, el hombre no es mucho. Su cuerpo no es de mucho


valor. De hecho, se desintegra y vuelve a la tierra. “porque de ella [la
tierra] fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás (Génesis 3:19)

Sin embargo, permítame decirle que Dios ha puesto un valor hasta en


el hombre físico, y al cristiano Él dice: “… vuestro cuerpo es templo del
Espíritu Santo.” (I Corintios 6:19)

Pero solo una tercera parte del hombre es física. Cuando se considera
el valor relativo del cuerpo, hay que ir a las palabras de nuestro Señor
cuando Él dice: “¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que
el vestido? (Mateo 6:25) La filosofía entera del mundo se expresa en un
versículo de Escritura:

… y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas,


comiendo carne y bebiendo vino, diciendo: Comamos y bebemos,
porque mañana moriremos. (Isaías 22:13)

41
¿Qué hace usted. con sus cargas?

Ese versículo es tan importante que Pablo lo citó en I Corintios 15.


Él lo citó para poder decir que ningún cristiano puede vivir por esa
filosofía de vida porque estos cuerpos en los que vivimos hoy se están
desmoronando; se están deshaciendo; se están desvaneciendo. John
Adams, el segundo presidente de los Estados Unidos, después de
haber pasado la edad de 90 años, estaba caminando un día en Boston,
Massachusetts. Se encontró con un amigo que dijo: “¿Cómo está Ud.
hoy, Sr. Adams”? Él dijo: “Bueno, estoy bien, pero esta casa en la cual
vivo se está poniendo débil, y sospecho que, antes de mucho, me voy a
alejar de ella”.

No es mi intención ser pesimista, pero mire alrededor a las multitudes


de gente. Uno de cada cien no estará aquí el próximo año. Ud. no estará
aquí por mucho tiempo, amigo. De nuevo, Isaías dice: “Dejaos del
hombre, cuyo aliento está en su nariz…” (Isaías 2:22) Este lenguaje que
usa Isaías es muy pintoresco. Literalmente dice: “Dejaos del hombre,
cuyo aliento se pone de puntapiés en el lugar donde respira”. Amigo,
cuando Ud. exhala, Ud. no sabe si va a poder volver a respirar o no.
Y uno de estos días, no podrá. Por ese hecho, mientras miramos al
futuro, debe ser con un elemento de incertidumbre, porque el hombre,
físicamente, es algo de lo cual Ud. no puede depender.

El alma
Pablo dice a los tesalonicenses que hay otra parte del hombre. Dice que
es el alma. En el griego la palabra es “psuche”. La palabra “sicología se
deriva de esa palabra, y es la parte sicológica del hombre. Alguien dice:
“Yo pensaba que el alma y el espíritu eran la misma cosa.” Bueno, las
palabras se intercambian en muchos pasajes de la Escritura. Pero las
Escrituras también dividen el alma y el espíritu.

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda


espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu…
(Hebreos 4:12)

Y solo la Palabra de Dios puede dividir el alma y el espíritu. No voy a


tomar el tiempo aquí para entrar en la distinción entre estos dos,
sino simplemente mencionarlos de una manera superficial. Hay una
diferencia entre alma y espíritu.

42
A Través de la Biblia

La parte del hombre que involucra el alma es la parte mental. Es


su mente. Es lo que pone al hombre en un nivel cultural más alto
que las otras criaturas que hay es este mundo. Ha perturbado a los
evolucionistas encontrar cerebros en los cuerpos de ciertos animales
que son más grandes que el del hombre. Es difícil de explicar. Pero,
como Ud. ve, el hombre es alma, es un alma viviente.

Hace varios años, había una batalla en los círculos universitarios.


Noté que durante los días festivos los profesores y los presidentes de
las universidades se reunían, y en una convención, un presidente dio
el primer golpe y se expresó claramente. Él deploró nuestros métodos
actuales en la educación con su énfasis sobre la especialización. Él señaló
que estamos tomando a los estudiantes y los estamos convirtiendo en
especialistas, y que les quitamos a ellos toda asignatura excepto el
área en la cual se están especializando, y estamos creando ingenieros
y físicos y químicos y científicos atómicos sin una educación y cultura
ancha y abarcadora. Esto conduce a anormalidad. Estamos adiestrando
máquinas que son como genios. Pero son robots. Y él dijo que ¡la
International Business Machine Company los puede producir tan bien
como las universidades!

Oh, amigo, hay una parte del hombre que aprecia lo mejor de la vida.
Hay una parte del hombre que piensa.

El hombre, un ser que razona, se define.

Pocos usan esta gran prerrogativa de la mente.

Cuán pocos piensan justamente de los pocos que piensan.

Cuántos nunca piensan, pero creen que lo hacen.

El hombre es un ser que piensa. Y él da estimados; él determina valores;


le da un precio a todo con lo cual tiene contacto. Él dice lo que le es
importante. Él toma decisiones. Este es el hombre que se mueve a
través de la vida hoy.

Pero nuestro Señor tuvo algo que decir en cuanto a él. En la siguiente
parábola, note que la referencia es al alma del hombre y no a su espíritu:

43
¿Qué hace usted. con sus cargas?

También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre


rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué
haré, porque no tengo donde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré:
derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos
mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes
guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero
Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has
provisto, ¿de quién será? (Lucas 12:16-20)

¡Qué cuadro del hombre en nuestro día! Él hace sus planes para el
futuro. El hombre reúne y acumula lo que piensa que le hace tener valor,
les da un precio a estas cosas y les imputa su propio valor y, entonces
se sienta y dice que ya todo está arreglado para el futuro, sin saber que
Dios requiere de él su alma. Y en el caso del hombre en la parábola, fue
esa misma noche. Ya que no sabemos qué dará de sí un día, no podemos
jactarnos de mañana porque no sabemos lo que tendrá mañana para
nosotros.

El espíritu
Y, finalmente, el hombre es espíritu. Cuando Dios creó al hombre en el
huerto del Edén, el récord en Génesis 2:7 dice que Dios sopló en la nariz
del hombre el aliento de la vida. El “aliento” en ese pasaje es espíritu.
Es el “pneumatos”, la parte neumática del hombre, por decirlo así. Y
Ud. me dice: “¿Qué es el espíritu del hombre”? No sé cómo lo habría
explicado cincuenta años atrás, pero creo que hoy podemos buscar y
encontrar una ilustración que aclarará lo que es el espíritu del hombre.

Hace muchos años cuando yo estaba en Chicago, había un joven oficial


del ejército que asistió a los servicios donde yo predicaba. Llegué a
conocerlo y supe que él estaba encargado de los sitios Nike que estaban
alrededor de Chicago en aquel tiempo. Esos eran misiles dirigidos. Él
podía sentarse en un escritorio con muchos controles delante de él. Él
podía abrir un circuito, apretar un botón, mover una palanca, o podía
hacer ciertos ajustes que activaban uno de esos misiles en la distancia.
El misil se habría levantado, salido, y se habría ido a una gran distancia
exactamente donde el oficial quería que fuera. Él dijo que dentro de ese
misil dirigido había muchos tubitos y cositas y por esas cositas, él podía
dirigir el misil desde la tierra.
44
A Través de la Biblia

Cuando Dios creó al hombre, Él sopló en él el espíritu, Su propio


Espíritu, para que, en vez de estar aquí abajo y dirigir un misil allá
arriba, Dios en el cielo pudiera dirigir al hombre aquí en la tierra. Pero
algo pasó. Algo pasó con el “misil”. Y es por esa razón que empecé este
pasaje preguntando: “¿Está Ud. entrando en el nuevo año como misil
no dirigido? Multitudes lo están haciendo. Dios ya no podía hablarle
al hombre directamente y dirigirle. El primer hombre salió en rebelión
contra Dios.

Cuando Nike se erró en el aire, fue una tragedia, y significó la destrucción


de Nike. Cuando el hombre erró, fue una tragedia. Pero, honestamente,
no significó la destrucción del hombre para nada, porque Dios
estaba ocupado aún en el huerto del Edén obrando para restaurar la
comunicación y devolver al hombre a compañerismo para que Él de
nuevo pudiera apretar un botón y dirigir al hombre. Si le parece que he
ido más allá de la lógica en mi ilustración, preste atención al lenguaje
del apóstol Pablo:

… y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. (Romanos


8:8)

Cuando el hombre cayó en el huerto del Edén, el espíritu dentro de él


murió en cuanto a Dios se refiere. Él ya no podía tener contacto con
Dios. Él estaba en rebelión contra Dios. Y se puede decir hoy que “están
en la carne y no pueden agradar a Dios,” porque aun si quisiéramos (y
no lo queremos en nuestra condición natural) no podríamos responder
a Dios cuando Él aprieta el botón. No hay contacto.

Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque
no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden. (Romanos 8:7)

Dios dice que el hombre se ha soltado. Él ya no le puede controlar. Él


anda por este mundo como misil no dirigido. Nicodemo era un hombre
religioso a quien Ud. y yo no habríamos hecho caso, pero nuestro Señor
Jesús le dijo en Juan 3:7: “Os es necesario nacer de nuevo.” En otras
palabras, “Ud. tiene que tener una nueva naturaleza. Ud. tiene que
estar en Cristo.” Cuando Ud. llega a ser una nueva criatura, las viejas
conexiones se rompen, nuevas conexiones se forman, y Ud. de nuevo
puede responder al Creador. Por esa razón “Os es necesario nacer de

45
¿Qué hace usted. con sus cargas?

nuevo.” Ahora Él dijo a uno que ha nacido de nuevo:

Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero
los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. El Espíritu mismo da
testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. (Romanos
8:5, 16)

Cuando Dios creó a la humanidad, Él no nos dio un volante. Dios no nos


dio un volante por la sencilla razón que Él quiere guiarnos por control
remoto. Él quiere dirigirnos y guiarnos.

No es sorprendente que al estar al umbral de un nuevo año, miremos


al futuro con incertidumbre e ignorancia, incapaces de penetrar la
oscuridad. ¿Por qué? Porque la Persona al control está allá. Alguna
gente trata desesperadamente de penetrar el futuro, y algunos irán
desafinadamente a su propio futuro – como misiles no dirigidos. ¿Es así
como Ud. está entrando a este año? Note la declaración de las Escrituras:

Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de


muerte. (Proverbios 16:25)

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó


por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
(Isaías 53:6)

El problema fundamental hoy con todos nosotros se encierra en tres


pequeñas palabras – “por su camino”. No queremos andar en los
caminos de Dios. Queremos andar en nuestro propio camino.

Sin embargo, el señor Jesús dijo:

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por


mí. (Juan 14:16)

Pablo dijo allá en Listra:

En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus


propios caminos… (Hechos 14:16)

46
A Través de la Biblia

Pero ahora Dios dice: “Tienes que venir por Mi camino”. Con gran
seguridad nuestro Señor nos hablaba a Ud. y a mí en el aposento alto y
decía: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mí.” Esas son direcciones dogmáticas. Como un estudiante en UCLA
me dijo unos años atrás: “¡Esa declaración es demasiado dogmática!”
Estoy de acuerdo con él. Es dogmática. La verdad siempre es dogmática.
A mí me gusta así.

Recuerdo que la primera vez que fui a la conferencia Firs en Bellingham,


Washington, la Sra. McGee y yo manejamos. Yo había ido a Seattle por
tren pero nunca antes había ido en carro. Pasamos la noche en Portland,
y la mañana siguiente había mucha neblina. Cuando salimos a la
Carretera 99, no sé qué pasó – dejamos la 99 sin darnos cuenta – antes
de salir de la ciudad. Manejamos por algún tiempo pero no pudimos
volver adonde debíamos estar. Le dije a mi esposa: “No entiendo cómo
venimos a estar en la carretera equivocada cuando los dos íbamos
manejando – yo al volante y ella en su lugar acostumbrado. Pero lo
hicimos. Salimos de la ruta principal. Y finalmente, yo dije: “Hay solo
una cosa que podemos hacer, y es volver a donde estábamos y empezar
de nuevo.” Nos volvimos y fuimos a Portland, y emprendimos el viaje
de nuevo. Entramos en una gasolinera y le preguntamos a un joven
allí si él sabía cómo llegar a la Carretera 99. Él tenía una escoba en la
mano y apuntó con esa escoba en cinco direcciones diferentes. Por fin
le pregunté cuánto tiempo hacía que vivía allí. Dijo: “dos semanas”. Yo
dije: “Entonces Ud. no sabe, ¿verdad?” Dijo que realmente no sabía. Así
que crucé al otro lado de la calle. Había un señor mayor de edad allí y le
hice la misma pregunta.

Él dijo: “Seguro que lo sé. Siga Ud. por tres cuadras. Hay un semáforo.
Doble a la derecha, y continúe hasta que llegue a otro semáforo.
Entonces, doble a la izquierda, y Ud. estará en la Carretera 99.”

“¿Está Ud. seguro?” Me miró asombrado. “¡Por supuesto que estoy


seguro!” Créame, ¡él era dogmático!” Él era dogmático porque sabía lo
que decía.

El Señor Jesús dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie


viene al Padre, sino por mí.” Amigo, ¿ha venido Ud. por Su camino? ¿Ha
venido al que conoce el camino al futuro? Ud. no sabe, yo no sé, nadie

47
¿Qué hace usted. con sus cargas?

sabe, pero Él sí sabe. Permítame darle una palabra más de la Escritura.

Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro


permanece para siempre. (Isaías 40:8)

El hombre es como la hierba – y la hierba se seca, pero la Palabra de


Dios permanece para siempre. La Biblia, amigo, es el único mapa
que tenemos. Dios nos ha dado solo un mapa para el camino, y es Su
Palabra. Oh, yo quisiera que pudiera acercarle a Ud. más a la Palabra de
Dios. Tengo una sola ambición, y es interesar más gente en la Palabra de
Dios. Ahora, no estoy hablando de ir a la iglesia con la Biblia en la mano
y decir: “Creo que es la Palabra de Dios”. Estoy hablando de cavar en ella
y enterarse de lo que se trata. Yo quisiera interesarle a Ud. en estudiar
seriamente la Palabra de Dios para que Ud. vea Su mapa para el camino.

“Sécase la hierba, marchítase la flor” – eso se refiere a Ud. y a mí. “Pero


la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.”

… olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que


está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento
de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:13, 14)

Mientras Ud. enfrenta el futuro, ¿está Ud. mirando a Jesucristo?


Amigo inconverso, ¿ha venido Ud. a Él, el que es el camino, y la verdad,
y la vida, al que le puede poner en contacto con Dios y traerle al Padre y
restaurar esa relación?

… puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe… (Hebreos


12:2)

Examine su propio corazón y vida. Es fácil fingir. Es fácil usar subterfugio.


Es fácil decir cosas que no son verdad. No es de maravillarse que hoy
multitudes tienen corazones llenos de temores y ansiedad mientras
miran al futuro. Ellos no saben a dónde van. Nadie sabe qué dará de sí
un día. Dios sí lo sabe. Le urjo a que le ponga a Él al control de su vida.

48

También podría gustarte