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Laocoonte y sus hijos

Laocoonte y sus hijos es un grupo escultórico griego de datación controvertida,1 aunque suele
considerarse una obra original de principios de la era cristiana.2 La obra es de un tamaño algo
mayor que el natural, de 2,45 m de altura y está ejecutada en mármol blanco.3 Se encuentra en el
Museo Pío-Clementino perteneciente a los Museos Vaticanos de Roma,4 y junto al Torso del
Belvedere es el único original griego del antiquarium.2 Representa la muerte del sacerdote
troyano Laocoonte, o Laoconte, castigado por los dioses a morir estrangulado por serpientes
marinas junto a sus dos hijos. La obra fue realizada por Agesandro, Polidoro y Atenodoro de
Rodas, pertenecientes a la Escuela de Rodas del periodo helenístico.5

Este grupo escultórico era conocido por descripciones antiguas, pero se creía perdido. Fue
descubierto el 14 de enero de 1506 en una viña cercana a Santa María la Mayor,6 terreno
propiedad de Felice de Fredis, que se encontraba en el Esquilino romano y que en tiempos
antiguos había sido parte de la Domus Aurea de Nerón y luego del palacio del emperador Tito.78
El papa Julio II envió al arquitecto Giuliano de Sangallo, quien junto a Miguel Ángel, identificó la
escultura como la descrita por el autor romano Plinio el Viejo en su obra enciclopédica Naturalis
Historia.89 Plinio escribió10 unos comentarios laudatorios sobre la obra que vio en el palacio del
emperador Tito hacia el año 70:

Debe ser situada por delante de todas, no solo del arte de la estatuaria sino también del de la
pintura. Fue esculpida en un solo bloque de mármol por los excelentes artistas de Rodas
Agesandro, Polidoro y Atenodoro y representa a Laocoonte, sus hijos y las serpientes
admirablemente enroscadas.

Plinio el Viejo.11

Francesco da Sangallo, más tarde escultor, escribió un relato del descubrimiento de la escultura
más de 60 años después:

La primera vez que estaba en Roma cuando era muy joven, el papa recibió la noticia del
descubrimiento de algunas muy bellas estatuas en un viñedo cerca de Santa María La Mayor. El
papa ordenó a uno de sus ayudantes que se apresurara y dijera a Giuliano da Sangallo que fuera y
las viera. Así que salió inmediatamente. Ya que Michelangelo Buonarroti se encontraba siempre en
nuestra casa, mi padre, habiéndole citado y habiéndole asignado el encargo del mausoleo del
papa, quería que él también le acompañara. Me uní a mi padre y nos fuimos. Descendí hasta
donde estaban las estatuas cuando inmediatamente mi padre dijo: “Eso es el Laoconte que dice
Plinio”. Entonces cavaron el hoyo más grande para que pudieran sacar la estatua. Tan pronto
como fue visible todos empezaron a dibujar, conversando todo el tiempo sobre cosas antiguas,
charlando también sobre las que estaban en Florencia.

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