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La escultura Laocoonte y sus hijos es una de las obras más relevantes de la tradición Antigüedad

Clásica y pertenece estilísticamente al período helenístico. Atribuida a Agesandro (o Hagesandro),


Arenorodo y Polidoro de Rodas, probablemente se esculpióLa escena está inspirada en la
mitología grecolatina, y está narrada en la Eneida de Virgilio, así como en otras fuentes literarias.

Cuenta el mito que, durante el asedio a Troya, los aqueos habían ofrecido a los troyanos un
enorme caballo de madera en señal de buena voluntad. Sinón, confabulado con su primo Odiseo,
intentó persuadir a Príamo para que lo recibiese. Laocoonte, sacerdote del templo, percibió de
inmediato la falsedad de sus palabras, y exhortó a los troyanos a rechazar la ofrenda.

Para disuadir a Príamo, el sacerdote propuso sacrificar un toro a los dioses, en la esperanza de que
el caballo fuera calcinado. Sin embargo, los dioses ansiaban la destrucción de Troya y enviaron dos
grandes serpientes marinas que acabaron con la vida de Laocoonte y sus hijos.

Los troyanos interpretaron el acontecimiento como señal de que el caballo era sagrado. Confiados
en lo que parecía un designo favorable de los dioses, abrieron las puertas de la ciudad, solo para
descubrir más tarde que Laocoonte había tenido razón, pues en el vientre de aquel gigantesco
caballo se escondía el ejército aqueo. entre 170 y 150 a.C.

Laocoonte y sus hijos es una escultura tallada en mármol blanco y alcanza una altura de 2,42
metros. Se trata de un grupo escultórico con tres figuras humanas (un hombre adulto barbado y
musculoso, de mayor tamaño, junto a dos niños o jóvenes pequeños) y dos serpientes enormes.
Las figuras del grupo La obra Laocoonte y sus hijos fue descubierta el 14 de enero del año 1506 en
un viñedo romano propiedad de Felice de Fredis por un campesino. Fue el propio Miguel Ángel
Buonarroti, uno de los primeros testigos en aparecer en la excavación, quien confirmó la
correspondencia entre el relato de Plinio el Viejo y la pieza encontrada.

Por orden del Papa Julio II, muy pronto el grupo escultórico fue trasladado al Patio Octogonal del
Belvedere en el Vaticano y, con el paso del tiempo, se ubicó en el Museo Pío-Clementino, aunque
estuvo en poder de Napoleón Bonaparte entre 1799 y 1816.

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