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DESPLAZAMIENTOS,

DECISIONES Y
TRANSITOS EN LA
OBRA DE BEATRIZ
GONZALEZ

María Cristina Laverde Toscano*

“en mi pintura concurren imágenes que con fruición venían trasegando desde
el arte universal; también imágenes que emergen de carreteras, de calles, de pe-
riódicos y que se transmutan en mis cuadros para proseguir el rumbo de nuevos
desplazamientos y transformaciones....”

* Socióloga. Directora del Departamento de Investigaciones de la Universidad Central y de su


revista NÓMADAS.

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A cuatro décadas se aproxi-
ma el trasegar de Beatriz González
cias a la cual logrará trascender la
condición de “productor de obras
Cuando esta pintora percibe
que el público va asimilando su dis-
por los caminos del arte latinoame- sensibles”, será artífice de su desa- curso, va reconociendo cómoda-
ricano, reconociéndosele hoy como rrollo y protagonista de su sociedad. mente su obra, en ese momento da
artista mayor del continente, due- un viraje a sabiendas de que ello en
ña de una obra que en sus mudan- Curiosamente y en contraste principio provoca desconcierto. En
zas constantes penetra críticamente con lo que nos muestra la historia las primeras etapas gozaba inmen-
los meandros sociales, culturales y pasada y presente del arte, Beatriz samente descontrolando con sus
políticos de esta Colombia convul- no quiere consolidar un estilo, como innovaciones al espectador; disfru-
sionada, impredecible, paradojal y enfáticamente lo ha dicho desde muy taba el que la gente la señalara in-
festiva. joven; no le interesa, porque le re- cluso de loca: “pintando en forma
tan fina, tan elegante, tan
Desde siempre una intelectual y da ¡semejan-
manía la persigue: su afán tes cambios!”. Hoy reco-
por lo que antes llamara noce que fue un período
originalidad y ahora deno- de abierta transgresión
mina autenticidad; si algo pero aún está lejos de pre-
tiene claro es su temor a tender la conquista de un
repetirse y la búsqueda en- público amante de un es-
tonces de aquellas pistas tilo gonzaliano...
que avalen la continua
transformación en un sa- Del azar a la intuición
bio proceso dotado de se-
ñales, de semáforos que en En el transcurrir de la
rojo, según afirma la ar- historia del arte y en el de
tista, actúan como dispo- la obra de esta Maestra,
sitivos indicando la el azar ha jugado un pa-
necesidad de cambio. Son pel fundamental. El mis-
intuiciones que emergen mo que ocupa en la
de una obra con afán ético ciencia: en el curso de los
de renovación permanen- grandes descubrimientos
te. La búsqueda invariable o invenciones hay un mo-
es para ella una actitud, mento en el que el azar in-
una manera de ser, una cursiona, en el que lo
concepción del oficio.... inusitado aparece y, tras
Desde el taller, desde sus ello, Newton o Pasteur
labores actuales en la supieron guiar sus bús-
curaduría del Museo Na- quedas y lo hicieron al
cional, desde sus despla- amparo de unos
zamientos cotidianos por parámetros científicos
la ciudad, indaga nuevas que posibilitaron la con-
rutas para su pintura y lo Palaciegos, pastel y carboncillo sobre papel, 130 x 90 cm, 1991 creción de sus hallazgos.
hace de manera inteligen- Lo propio sucede con el
te: ello reclama, nos dice, una sulta vacío: “que a un artista se le artista: “Para mí -señala- el azar es
empeñosa elaboración mental, racio- reconozca porque pinta, por ejem- un ingrediente que respeto muchí-
nal, que circula hasta los poros plo, figuras gordas o alargadas, y no simo pero en el cual no nos pode-
acompasando la sensibilidad. De por lo que trata de aportar dentro mos quedar... No había pensado
aquí la importancia de una sólida for- de su búsqueda, me parece tedioso, detenidamente en el lugar prepon-
mación intelectual en el artista, gra- aburridor”. derante que ocupa pero creo que,

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las más de las veces, en mi proceso los lenguajes tradicionales. Son cam- máforo en rojo´ que me obliga a un
emerge a manera de imagen: en una bios ocurridos no sólo frente al pare para encontrar nuevas rutas”.
calle, en un camión que se moviliza amague de repeticiones en su pintu-
delante del vehículo en el que tran- ra: también cuando ella pierde for-
sito, en un diario”. Es la imagen de taleza expresiva, fuerza en la Momentos y
los Suicidas de Sisga que encontró apariencia... elementos mutantes
una mañana al abrir un periódico y
que provocó cambios definitivos en Ahora bien, es preciso distinguir
de un lenguaje
sus primeras etapas; es la cama me- el azar de la intuición como facultad pictórico
tálica que de pronto vió en el Pasa- ésta más ligada a la indagación , a la
je Rivas de Bogotá y que la lleva a sospecha de encontrar el sendero. Su acto de pintar
los muebles y objetos; es el libro Son las pistas que al iniciar su carre-
desteñido sobre Manet y su En escritos recientes
Almuerzo sobre la hierba, que -porque además es histo-
de improviso vislumbró en la riadora de arte y una gran
vitrina de una cigarrería y intelectual- presentados
que la condujo a los telones en eventos internaciona-
y cortinas; son las materas les, Beatriz González al-
apiladas en una carretera de canza hondas reflexiones
la sabana que permitieron la en torno a su quehacer
creación de sus túmulos... como artista de la plásti-
ca. Plantea en ellos que el
Son las razones que llevan acto de pintar involucra
a Beatriz González a insistir en una serie de despla-
su reconocimiento al papel de zamientos -físicos y men-
lo fortuito en el arte; igual- tales- y de tomas de
mente, las razones para afir- decisión que rondan la éti-
mar, pensando sobre todo en ca del creador de arte:
los jóvenes, que su presencia opta por un tema en par-
es definitiva pero quedarse en ticular y no por otro; bo-
él impedirá que un trabajo ad- rra el cuadro si no le
quiera importancia y aporte a satisface o si le evoca la
Remero, carboncillo y lápiz sobre papel, obra de otro artista; cam-
la historia de la creación ar-
150 x 150 cm, 1992 bia de tema si resulta, por
tística. El azar aparece cuan-
do el camino se agota y para ra parecían inexistentes o cuando ejemplo, un simple juego, o intro-
reactivar las pesquisas, éstas sí pe- menos inútiles pero que con nervio duce nuevos elementos para restar
rennes compañeras de una obra que se imponen desde los Suicidas del obviedad a la pintura. Coloca ade-
aspire a la “inmortalidad”. Sisga: “El azar encuentra lo inespe- cuadamente el lienzo en el caballete
rado, la sorpresa, y la intuición une y ubica cómodamente los materia-
Así, la autenticidad como meta esa aparición con lo que uno es y les con los cuales ha de trabajar. Y
de su vida la conduce a decisiones con las búsquedas que me he plan- se enfrenta al acto de pintar recor-
que pertenecen al ámbito de lo pro- teado. La intuición me dice por dón- dando temas, seleccionando, des-
pio, lo inédito, lo inimitable, lo úni- de coger: debo buscar las láminas, echando... Dibuja con el carboncillo
co... En aras de lograrla, desde las los cromos y dirigirme entonces a y elige luego los colores... En este
primeras etapas, como lo veremos los almacenes de imágenes religio- proceso de desplazamientos y deci-
más detenidamente, debe tomar ro- sas y allí, encuentro un tesoro. La siones pueden suceder muchas co-
tundas determinaciones: sacrificó el intuición puede, como el azar, no sas: encontrar el tema, destruir el
color limpio, la forma medida, la concurrir siempre pero sí invariable- cuadro o colocar en posición dife-
habilidad para el dibujo y abandonó mente muestra el camino, es el ´se- rente el bastidor. Así, una pintura

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es el resultado de determinaciones confluyen en el trabajo de esta ar- cluso de los comentarios y las suge-
y movimientos: durante el tiempo tista de la misma manera en que lo rencias de quienes por los días en
en el que se realiza la obra y en aquel han hecho en el de tantos creadores que lo trabajara visitaban el taller;
en el que sobre ella se asumen men- a lo largo de tantas centurias. una obra vendida, en la exposición
talmente definiciones. Son decisio- de la Galería Garcés Velásquez, por
nes que incuestionablemente están Ahora bien, no siempre la idea centímetros lineales y firmada a lo
ligadas a la historia del arte que po- que inicialmente posee Beatriz ancho de los diez metros, arriba y
sibilita los tránsitos de sus grandes abajo, como las telas de Fabricato...
creaciones, a la tradición y a la his-
toria de cada artista y de la socie- El lugar del dibujo
dad a la cual pertenece 1 .
Beatriz González pertenece a
Es el proceso en el cual crea un una familia de magníficos dibujantes.
cuadro nuestra pintora. En ocasio- Sus hermanos, todos mayores que
nes los materiales se lo dictan. “Veía ella, le realizaban los dibujos que
una mesa acanalada y me decía es como tarea le asignaran en su época
un Braque, o un toallero en un al- de colegiala. Ella misma ha tenido y
macén y pensaba en un Botticelli”. tiene fama de gran dibujante.
En otras oportunidades es la imagen
la que lo determina... Y hay obras Por lo general nuestra Maestra
que son concebidas y planeadas en empieza a dibujar con el carbonci-
un tiempo amplio como ocurrió con llo y completa esta fase mediante
el Guernica de Picasso, acunado des- rápidos trazos. Para ella, con fre-
de un viaje a Cuba donde logró in- cuencia un gran dibujo desaparece
cluso el nombre del cuadro mucho cuando coloca el pigmento. Muchas
antes de su elabora- veces trabaja el mismo
ción: Mural para fábri- cuadro en dibujo y en
ca socialista. Inicia pintura y usualmente
este trabajo un 4 de prefiere el primero.
marzo, fecha en la cual “El prestigio del dibu-
la empezara Picasso y jo me interesa y lo
comienza, en la misma avalo como una segu-
forma, un diario don- ridad. Lo he llamado la
de consigna las re- conciencia del artista
flexiones y peripecias y no creo que sea un
surgidas en la ejecución anacronismo”.
de una obra de gran
formato: 12.00 por Los colores de la
2.50 metros y realiza- Peinador, esmalte sobre lámina de metal montado sobre mueble desmesura
da en materiales pesa- de madera, 1971
dos. No pudo Cuando la pequeña Beatriz debe
proseguir el ritmo que se propusie- González de un cuadro coincide con defenderse sola en el colegio, cuenta
ra al inicio por diversas circunstan- la obra final: cuando lo elabora y a con una inmensa caja de 120 colores
cias -enfermedad de la artista, pesar de estar absolutamente planea- regalada por su padre; pinta enton-
muerte de su padre-, pero finalmen- do, en el estudio surgen cantidad de ces la piel de los niños de un verde
te la concluye en 1981. Y con ella hallazgos que aportan a la solución manzana que aún perdura en sus cua-
termina la etapa basada en la reinter- del trabajo. Sucedió así, y en vía de dros. En sus trabajos iniciales, usa el
pretación de obras de la historia del ilustración, con Diez metros de negro y no el blanco pero busca siem-
arte que, como nómadas eternos, Renoir cuyo proceso se nutrió in- pre colores espaciales. Dentro de la

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Una técnica que le pertenece

Beatriz González considera que


logró crear y manejar una técnica
particular, propia, y lo alcanzó por
tres razones fundamentales: en pri-
mer lugar, porque fue educada en
una escuela de arte antiacadémica.
Ni Juan Antonio Roda, ni Carlos
Rojas, ni Marta Traba enseñaron ja-
más cómo se dibuja una mano o un
rostro y esto la dotó de una enor-
me libertad. En segundo lugar, y se
apena al confesarlo, porque nunca
ha tenido que vivir de la pintura;
admira profundamente a quienes
deben hacerlo pues piensa que de
alguna manera ello puede coartar
su libertad. Recuerda alguna discu-
sión con Feliza Burzstyn en la que
Subdesarrollo 70, óleo sobre tela, 110 x 136 cm, 1968 ésta enfáticamente la señaló como
no profesional, precisamente por-
que González no vivía de la pintura
composición daba volúmenes con el dades puras que antes perseguía;
... Al igual que el punto anterior,
color. Hoy, no obstante su retorno al luchando contra cualquier asomo
este factor le ha propiciado una in-
óleo y el encontrar en sus cuadros de refinamiento entiende también
diversas transparencias, considera mensa independencia, una gran li-
que el óleo no puede ser más su
que lo que quiere decir en ellos está bertad. En tercer lugar, y es un
material y pasa al esmalte, al latón
por encima de cualquier refinamien- elemento positivo y negativo a la
y a los tonos brillantes.
to. Por eso, aún cuando ha abando- vez, por la ausencia de crítica. Sólo
nado la paleta un tanto extravagante en la primera etapa de su trabajo
Hacia mediados de los 80, junto
de otras épocas, el naranja por ejem- conoció el papel importante que
con el dibujo y el óleo, recupera el
plo, aún usa tonos fuertes y hay zo- puede desempeñar una verdadera
color, el cual se va tornando oscuro,
nas en las que los vinotintos y los apagado, hasta llegar a la paleta som- crítica de arte, asumida entonces
verdes de su primera caja de colores bría. No puede trabajar hoy con co- por Marta Traba y Walter Engel:
todavía permanecen. lores alegres, vivos, en tanto busca “había distinciones, había estímu-
mostrar la intensidad del drama ac- los, pero igual, había llamadas de
Del verde intenso de las tual de Colombia, llámese muerte o atención éticas: en la etapa de los
vermeerianas pasó a los colores violencia. En la última década cam- Suicidas del Sisga, realizaba mi ter-
cromos, vivos en La Encajera Al- bian con la presencia del agua como cer cuadro sobre ellos cuando se me
manaque Pielroja y en la etapa de elemento constante de la serie refe- aparece Marta en el estudio y me
los muebles y objetos; buscando rida a los ahogados, de una parte, y dice: ´no te vas a quedar toda la vida
quizá las tonalidades inmanentes a de otra, con la creciente complejidad haciendo suicidas del Sisga, ¿ver-
los imaginarios populares, llegaron en la composición: por lo ambiguo dad?, Ante esa llamada la intuición
a ser delirantes: son los colores de del espacio pero también por la con- irrumpe y busco las láminas popu-
la “desmesura” tal y como Beatriz currencia de múltiples elementos: lares, los cromos que me permiten
González interpreta a la sociedad cruces, puentes, brazos, espectado- continuar el rumbo...”. Hoy sólo
en la cual trabaja: una sociedad de res, remeros, ahogados... Convergen- hay simulacro de crítica y malin-
la desmesura. Pasa luego a la pin- cia de elementos que habla también tencionada, situación nefasta, fu-
celada sucia, distante de las tonali- de la densidad del drama. damentalmente para los jóvenes

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artistas. Para Beatriz González, con lo curioso o con el humor. No cuenta de que, con la tachadura, el
apuntaló aún más su libertad al pun- son vistas por González como do- alcalde parecía ahogado, y así se con-
to de sentirse “una rueda suelta en cumento de reportería gráfica sino vierte en una figura cualquiera que
el mundo del arte colombiano”. fundamentalmente por el misterio murió de esta manera. A partir de
que involucran y por ello su inten- él surge en su obra la cultura del
Fotografías: de la curiosidad a su ción es llegar al “espíritu” de las ahogado.
espíritu mismas. Además, ahora no le basta
una foto para un cuadro: utiliza frag- En la última etapa están los
Las primeras fotografías que uti- mentos de muchas, ensambla hasta niños remeros que montados en
liza Beatriz González en su trabajo encontrar ese “espíritu” que persi- botes de madera miran fijamente
se remontan a la etapa de las niñas gue incesante. No es el señor cami- como en las fotos de Benjamín de
cuando ella misma las toma inten- nando en el agua lo que le interesa la Calle: aparecen con telón de
tando, en el tránsito al cuadro, apla- de una foto reciente sino aquello que fondo, como una puesta en esce-
nar las figuras y escapar así de la ésta no muestra y que tal señor bus- na, como una elaboración teatral:
influencia boteriana. Luego, y ya ca ayudado por una vara: el cadá- así como tantos cuadros de esta
como herramienta perenne de su ver de un ahogado, personaje -que pintora universal.
transitar, viene la famosa foto de no tema- que surgió por azar: una
los Suicidas del Sisga de la cual lo fotografía del alcalde Jaime Castro El humor, recurso de la timidez
que le atrae es el tipo de fotografía correspondiente a una Convención
que esta pareja se tomó antes de sui- política en la que recibe el beso de Inicialmente Beatriz González, la
cidarse: el atuendo, los personajes, una modelo vestida de rojo y con transgresora, se burlaba de todo y de
el sombrero inclinado, las flores en un manojo de bombas rojas, le per- todos: próceres, museos, maestros,
ramo, la composición de la toma... mite realizar un cuadro que al final obras de la pintura universal, nada
Le interesa la foto como curiosidad no le convence. Entonces lo tacha y escapaba a su sarcasmo. Siendo una
y como escenario del gusto popu- lo coloca horizontalmente sobre el adolescente, descubre que el humor
lar. Desde fines de los 60, miles de caballete, como hacen siempre los es un recurso de esa timidez que sur-
fotografías de los más disímiles per- pintores cuando quieren despojarse ge ante hermanos brillantes y el ser
sonajes ocupan parte de su trabajo, de una imagen. Al mirarlo allí se da ella la pequeña siempre mimada en
entran sin jerarquías a ser tema de
múltiples cuadros, incluido el pe-
ríodo presidencial de Julio César
Turbay Ayala en el que cada día re-
corta alguna foto de prensa y a par-
tir de ella realiza un dibujo,
motivada por una simple intuición
ética, hasta cuando aparece alguna
que tiene como transfondo una cor-
tina: realiza un pequeño dibujo pen-
sando en una serigrafía pero al
ampliarlo surge la cortina de 140
metros, Decoración de Interiores
(1981). Temas y fotos que, en ra-
zón de los valores morales del pre-
sidente, fueron llevando a la
Maestra al tema del arte político...

Las fotografías que utiliza en la


última década, definidamente nada
tienen que ver con el gusto popular, Encajera, óleo sobre lienzo, 85 x 100 cms, 1964

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los brazos del padre; fue una circuns- desde los primeros suicidas, pasando tajas sacados de Vanguardia Libe-
tancia que la encerró dentro de sí. Era por crímenes pasionales, asesinatos, ral, de El Tiempo y de otras publi-
callada desde entonces pero cuando crímenes políticos, desaparecidos, caciones. Pensó que lo que a ella
hablaba, “daba en el clavo” con su inocentes ciudadanos acribillados, interesaba era la muerte. Esto la con-
fino sentido del humor, con su iro- ahogados... Sin embargo, Beatriz dujo a acercarse a dos ámbitos: de
nía. Quizá heredado de su madre y González distingue tres momentos una parte, al sitio en el que aparece
auspiciado por la educación que ésta fundamentales: aquella muerte que la muerte, el lugar en el que se co-
les brindó donde el apunte gracioso se encuentra en los Suicidas del Sisga mete el asesinato: la cuna de un bebé
e inteligente era centro y donde el donde lo que importa no es el suici- con calcomanías de pingüinos, el des-
diálogo y la persuasión eran la cons- dio sino el tipo de fotografía en tanto orden de la alcoba... Es quizá una
tante; jamás la prohibición o la re- la artista indaga elementos estéticos: preocupación influenciada por las
presión. Así, este recurso ha estado no le interesa el hecho de que un jar- películas de Bergman de las que por
presente en todas las aquellos años Beatriz es
etapas de su obra, transfor- asidua espectadora. De
mado, por supuesto, con- otra, el momento de la
forme a la ligereza o a la muerte, el color de la piel,
densidad del tema: de la rigidez del cuerpo, la in-
aquel llamativo, en color clinación de la cabeza...
“porque el color tiene hu-
mor”, de los muebles y ob- La tercera, presente
jetos, al dramático de en la etapa que viene des-
ahora: pequeños recursos de 1985, es la muerte ac-
plásticos, el ahogado flo- tual, esa real que a diario
tando vestido con corbata nos invade: la crueldad de
y camisa, gallinitas co- paramilitares, guerrilleros
miendo un maíz dispuesto y de todos los actores de
triangularmente o a mane- la guerra absurda de hoy.
ra de corona. Venados to- González quiere llamar la
mando agua atención del drama por el
tranquilamente en medio que atraviesa el país y
de la destrucción... “Hu- muestra esa muerte que se
mor festivo, a veces bur- inicia con el holocausto en
lón o satírico y otras el Palacio de Justicia: Se-
cruel”, nombres para sus ñor Presidente, qué honor
obras cargados de ironía: estar con usted en este mo-
“San Luis Gozaba”... mento histórico, pintura
González encuentra en el patética que críticamente
humor un refugio para la pone en evidencia la mag-
sobrevivencia. Es un re- Los suicidas del Sisga 3, óleo sobre tela 100 x 80 cm, 1965 nitud de esta tragedia.
curso permanente en su
obra, constitutivo de su lenguaje, dis- dinero y una empleada del servicio Estéticamente son representa-
tante de la caricatura y rotundamen- doméstico tomaran la determinación ciones muy diferentes: la actual, ins-
te opuesto a su banal explotación. de suicidarse para preservar la pure- pirada en un viaje al Cuzco, al alto
za de su relación, sino el gusto popu- Perú y a Bolivia, adquiere una com-
Apocalipsis varios lar que ellos simbolizan. posición casi mural o de altar: el Pre-
sidente Belisario Betancur en un
La muerte es otra constante en Una segunda, que surge cuando plano, rodeado de sus ministros son-
la obra gonzaliana pero al igual que un amigo de la pintora le regala gran rientes y en lugar preponderante los
el humor, tiene distintas presencias: cantidad de fotos de muertos y mor- militares a modo de arcángeles; una

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mano inmensa que pareciera soste- Degas, Beatriz estudia y experimen- (1962). Con estas obras inicia su ca-
ner un gran cesto dentro del cual está ta, distante de las rutinas académicas minar por el arte y recibe críticas y
incluido el ejecutivo: un gobierno de la Escuela. Traba y Roda visita- comentarios alentadores.
“de bolsillo”, manejable, mani- ban este estudio, las estimulaban, dis-
pulable... En el centro de la mesa, cutían con ellas, logrando con su De regreso a Bucaramanga, con-
un cadáver carbonizado tal y como apoyo pequeñas exposiciones. tinúa trabajando diversas versiones
quedaron los muertos del Palacio de de La Encajera, un cuadro que ex-
Justicia... Es la postura de la artista Imágenes a partir de imágenes presamente había visitado en el
ante la realidad de esta violencia Louvre en años anteriores y del cual
atroz que circula hasta en los más Los primeros trabajos los reali- su madre enmarca algunos cromos
apartados rincones de la geografía za González a partir de la reinterpre- con los que desde niña se familiari-
colombiana. za. Un cuadro que, cual
nómada, se desplaza a lo
largo de varios siglos ocu-
Búsquedas y pando los lienzos de esta
encuentros de pintora al igual que obras
un largo trasegar de otros creadores. Sola,
trabajaba en un bello es-
En la segunda mitad de tudio rodeado de jardines
los años 50 una niña pro- que su padre le adaptara,
vinciana, consentida por ser cuando recibe una invita-
la menor de una familia aco- ción del Museo de Arte
modada, llega a Bogotá tras Moderno de Bogotá para
una intuición fundamental: participar en una exposi-
encontrar un futuro que, ción (1964) en la que
presentía, su Bucaramanga anualmente se convocaba
natal no podía en ese mo- a un joven artista en la
mento brindarle. Estudia perspectiva de promover
unos semestres de arquitec- nuevos talentos.
tura en la Universidad Na-
cional pero comprende que Bajo la influencia de
no es lo suyo; se traslada Kandinsky, a quien cono-
luego a la recién inagurada ció a través de libros, pre-
Escuela de Bellas Artes de para ésta su primera
la Universidad de los An- exposición: logra una se-
des, considerada entonces rie de trece versiones de
como la mejor del país. A La Encajera en las que
pesar de contar con maes- con solvencia se siente la
tros como Marta Traba y presencia del expresio-
Juan Antonio Roda, el ni- Niñas Johnson, pastel sobre papel 100 x 70 cm, 1964 nismo abstracto de este
vel de la Escuela no la col- pintor ruso. Sin embar-
ma y paralelamente estudia go, Beatriz lucha por
metafísica bajo la tutela de Danilo tación de obras de la historia del arte. mutar su encajera y el azar acude
Cruz Vélez; a su vez, con fervor re- No parte del natural sino de una ima- vigoroso: se encuentra con uno de
corre la historia del arte y de la lite- gen dada: la Rendición de Breda de los famosos Almanaques Pielroja de
ratura universales. Logra, junto con Velásquez al igual que distintas re- la Compañía Colombiana de Taba-
cuatro compañeras, que la Universi- creaciones de La Encajera de co donde elegantes señoras fuman,
dad les ceda un pequeño estudio don- Vermeer De Delft, pintor sobre inmersas en luminosos colores que
de desde la influencia de Picasso y quien realiza su trabajo de grado coinciden con aquellos que le rega-

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lara un importador alemán amigo de talino se tropieza de frente con la El Tiempo había tomado de El Es-
su padre y que con placer inmenso fotografía de una pareja de novios pectador y que por este tránsito mos-
empieza a utilizar. Así se enfrenta a que, ante el “pecado humano”, de- traba una imagen aplanada y gris, sin
la angustia que le provoca la proxi- cide suicidarse en la fría laguna del contrastes, hace que la intuición
midad del abstracto: con desenfado Sisga, dejando como último testi- aflore señalándole una nueva ruta;
lleva a La Encajera a estos almana- monio de su amor esa foto estudio y por el placer que experimenta en-
ques trabajando su fondo con colo- que los entrelaza con un ramo de tiende que llegaba a lo suyo: no es
res cromos y desplazándola a la flores. Una vez más lo fortuito se el tema, el suicidio o la historia de
parte inferior del lienzo. La partici- amor con final trágico lo que atrapa
pación de sus obras en la exposición la atención de la artista. En la foto
no trascendió, aún cuando Marta concurría un conjunto de signos de
Traba señala en un escrito, “Como lo popular: el atuendo y la ingenui-
ejercicio de estilo, como afinamien- dad de los personajes, la composi-
to de los medios expresivos, como ción, y hasta los tintes dramáticos
afirmación de una clara voluntad de del desenlace; era ciertamente una
pintar, la exposición es excelente. Y especie de icono del sentir y de la
tiene por encima de todo, lo que estética de lo popular colombiano.
desvela y enfurece a los mediocres:
talento”2 . Así, Beatriz González quiere es-
cudriñar las razones del gusto, no del
A pesar de estos desarrollos, de buen o del mal gusto: por qué a la
su permanente y serio ejercicio de gente le gustan estas cosas y no
búsqueda, la intuición lanza su voz otras, por qué decoran de equis
de alerta al percibir que estas series manera sus casas, por qué se visten
necesariamente la atrapan en la abs- con determinados ropajes... Quería
tracción. Entra en crisis y decide tra- acercarse a esa estética de lo popu-
bajar figuras de niñas a partir de fotos lar a la cual de alguna manera su
de Lyndon B. Johnson y Richard madre desde pequeña la había apro-
Nixon, publicadas por la revista Life ximado. Porque esta bumanguesa
y ahora es Botero quien ronda su refinada, que usaba bellísimos som-
obra. Toma entonces sus propias fo- breros, era paradojal: viajaba a Bo-
tografías. No obstante su indudable gotá y compraba los mejores
destreza en el dibujo, su habilidad en muebles de Camacho Roldán que
el manejo del color, se siente sin rum- causaban sensación en su casa de la
bo: quería huir del lenguaje boteriano, ciudad; pero en su finca resolvía que
desterrar el volumen aplanando los la mesa del comedor, de patas largas
cuerpos infantiles que pintaba, pero talladas pero rústica, debía barni-
la crisis se ahonda al contemplar sus zarse con pintura anaranjada y los
caras transformadas en dibujos en el asientos con verde chillón... “Enton-
intento de reducirlas a un plano. De- ces empecé a hilar las fuentes de mi
Botticelli wash and wear, acrílico sobre
finitivamente éste no era su rumbo y tela, 80 x 50 cm, 1976 educación visual buscando descubrir
entenderlo con nitidez la lanzaba al el por qué de mi inclinación a traba-
vacío. jar con una paleta tan intensa...” 3
convierte en aliado, propiciando
Un icono de la cultura popular un viraje radical en la obra Es a partir de esta etapa que al-
gonzaliana. gunos hablan de la influencia del Pop
Inmersa en las elucubraciones y de Lichtenstein en su obra, cuan-
inmanentes a este trance, una bue- La fotografía de esta pareja, con- do en aquella época ni siquiera la ar-
na mañana al abrir un diario capi- vertida en nómada, que el periódico tista los conocía. Hoy, críticos de la

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talla de Holland Cotter establecen coloca la primera pincelada sucia en su estudio encuentra que su cuadro
un parangón entre el trabajo de Bea- el cuadro Rio Negro, Santander. Naturaleza casi muerta ensambla-
triz González y el de Andy Warhol: Nuestra artista, preocupada por la ba perfectamente en la cama, con-
en temas, técnicas y hasta en mate- euforia que le producía este hallaz- virtiéndose ésta en el marco de una
riales. La diferencia radica en que go, se dio cuenta “que luchaba por obra que inaugura la etapa de los
mientras Beatriz González pertene- contradecir, por atacar a esa niña re- muebles y objetos. Una etapa por la
ce, por vivir a 2.600 metros de altu- finada de provincia que había llega- que circulan camas, mesas, tocado-
ra y por opción propia, al arte do a la capital a poner a prueba su res en texturas coloridas y en imita-
regional, o marginal, Warhol, por ser talento”. ción madera; cerámicas, toalleros y
hijo de la gran metrópoli, se impone vasijas en los más diversos materia-
en los mercados internacionales del En 1968 realiza sus primeras les, adquiridos por la pintora en al-
arte. Ella, finalmente no busca el obras de la serie Apuntes para la His- macenes de construcción, en
éxito ni la figuración internacional. toria Extensa de Colombia: con Bo- mercados artesanales y callejeros;
Le interesa que la conozcan en su lívar y Santander participa en el XIX una obra en la que la desmesura del
país y quizá, que con ella suceda lo Salón de Artistas Nacionales donde color irrumpe con mayor fuerza y
que con Tomás Carrasquilla: con su obtiene un premio en medio del es- que en algunos círculos provoca es-
humildad logró llegar al mundo y, a tupor de algunos académicos que cándalo y hasta recomendaciones
pesar de ser un paisa raizal, costum- consideran estos cuadros como un para nuestra artista de terapias que
brista, hoy es traducido a muchos irrespeto a los próceres de nuestra le permitieran “recuperar su salud
idiomas. historia. “Allí entendí -afirma Bea- mental”.
triz- que el esmalte y los tonos bri-
En adelante, reúne en su obra a llantes pertenecen al gusto popular”. Particularmente esta etapa
los más disímiles personajes: desde gonzaliana se asimila a lo menos re-
aquellos de alcurnia hasta los más Muebles y objetos Kitsch finado, al gusto barato y dulzón y
modestos, sin discriminaciones de por ello a sus obras se les considera
ningún orden; por su obra caminan Desde tiempo atrás quería com- kitsch. Pensando en las reflexiones
incesantes nobles, papas, suicidas, prar esa cama metálica que por fin de Beatriz González sobre el origen
reinas provincianas, criminales, de- adquirió a comienzos de los 70 en el y el significado del gusto, sobre las
portistas, políticos, héroes, santos. Pasaje Rivas de Bogotá. No sabía la razones de la gente para admirarlas
Los frutos de sus reflexiones la con- destinación que le daría y al llegar a y adquirirlas, valdría la pena consi-
ducen a los cromos: esas láminas
con reproducciones de cuadros del
arte universal que entonces compra
con avidez en los almacenes de arte
religioso y los retoma en su trabajo
“consciente y segura de que ese era
mi camino”. Igualmente, la prensa
y otras imágenes continúan nutrien-
do esta etapa de su proceso creador.

Llegar a esta fase no fue de nin-


guna manera gratuito: debe sacrifi-
car lo formal, la buena escuela, lo
pictórico; renuncia al óleo, al lien-
zo, en tanto materiales inapropiados
para lo que ahora intentaba decir.
Se aproxima al esmalte y se emo-
ciona cuando, rompiendo el refina-
miento que siempre le fastidiara, Naturaleza casi muerta, esmalte sobre lámina de metal en mueble metálico, 1970

N ÓMADAS 117
Desde el día en que se
inicia el gobierno de Julio
César Turbay Ayala, nues-
tra pintora, intuitivamente y
sin ninguna razón, empieza a
cortar fotografías de los pe-
riódicos y a realizar peque-
ños dibujos en una libreta
que exclusivamente dedica a
esta temática. Hasta aquí aún
conserva el interés por el gus-
to, por el divertimento, y el
tema político es ajeno a sus
preocupaciones. Sin embar-
go, Turbay empieza las
andanzas grotescas -provo-
cadoras de cuestionamientos
a sus valores morales-,
agudiza la represión y la vio-
Contraflujo, óleo sobre lienzo, 100 x 120 cm, 1994 lencia oficial que en nueva
fase desde entonces se entro-
derar con Chacón, si “lo kitsch no Con trabajos de esta etapa lle- nizan en el país; de pronto González
sea sino una manera ingenua y pre- ga a la Bienal de Sao Paulo de 1970 se encuentra realizando simultánea-
caria, cubierta de un sentimentalis- recibiendo buena crítica, a pesar de mente muchas obras sobre este, a
mo que por ser tal no desdice de lo que algunos consideran por esos juicio suyo, nefasto personaje; no
humano, de acercarse a lo bello”4 . días que “participó antes de tiem- es ya un interés estético, ni las evo-
po” en tanto se adelantó a una épo- caciones de su figura al humor,
Paralelo a los muebles y objetos ca. A propósito de este período, “pues Botero lo hubiera pintado
e incluso a propósito de ellos, Gon- Marta Traba se refirió a él mejor que yo...”.
zález trabaja en la interpretación de instaurando el concepto de cultura
obras de arte de la pintura univer- marginal, el cual fue adquiriendo Una de estas fotos, en las que
sal: Braque, Botticelli, Renoir, una desde entonces el estatuto que hoy aparece con un activo general de la
vez más en su andar nomádico re- le corresponde. República, llevando en sus manos
corren mesas, cunas, toalleros o ce- un vaso de whisky y rodeado de al-
rámicas a partir de versiones Una pintora de la corte gunas damas, la amplía imaginando
distantes del dogma que le permiten una serigrafía; al agrandarla surge la
promover su teoría sobre las trans- El último mueble fue el Tele- idea de la gran cortina, Decoración
formaciones que sufren estas obras visor de Turbay (1981), pero de Interiores (1981), de 140 metros
de arte al entrar en un país subdesa- desde fines de los 70 incursiona de tela impresa: un industrial la im-
rrollado como el nuestro: jamás una en los telones y cortinas. Los pri- primió sin costo alguno, seguramen-
obra producida en el seno de la cul- meros se anidan en su encuentro te como llamado ético y como
tura europea de cualquier siglo pue- fortuito con un libro sobre Manet repudio al protagonismo de Turbay
de, al llegar a nuestras culturas que lleva en carátula la fotogra- en bochornosos eventos sociales.
tercermundistas, ser la misma: es dis- fía desteñida de su Almuerzo so- Por otro lado, a partir de una foto-
tinta, se metamorfosea porque, en- bre la hierba, imagen que muta grafía de Carlos Caicedo sobre la
tre otros factores, somos dueños de hacia su primer telón, indicándo- familia presidencial, Beatriz realiza
imaginarios y miradas diferentes y le una nueva travesía que desde un dibujo referido a este mismo
en parte la obra gonzaliana coadyuva la técnica le permite penetrar en tema: “De pronto quería experimen-
a estas transformaciones. el acrílico. tar qué se siente al ser una pintora

118 N ÓMADAS
de la Corte, como Goya o como ción ética: “La situación es muy gra- agobia: nadie ha analizado juiciosa-
Velásquez...” . O era la postura éti- ve; lo que sucede es que como so- mente el problema de la influencia
ca de una artista que, después de un mos un país de humoristas, no hemos del narcotráfico en el arte colombia-
rechazo compulsivo siquiera al plan- dimensionado el drama. Por ejem- no: en el 81, en Medellín, gran parte
teamiento de este asunto, empieza a plo, y sólo para referirme a un as- de los artistas participaban de las
reflexionar sobre los compromisos pecto de la crisis profunda que nos fiestas de los mafiosos. A mí me in-
del arte con sus entornos diversos...

Y traicionó su educación

Nunca Beatriz González fue


muy afecta del Presidente Belisario
Betancur. Entre otras razones por-
que considera que desde siempre
manipuló el concepto de cultura y
el, en sus palabras, “cuento de la
identidad cultural” en el cual jamás
ella ha creído. Pero fue el holocaus-
to del Palacio de Justicia ante la
toma por parte de guerrilleros del
M-19 y la respuesta irracional de los
militares que a sangre y fuego aca-
baron con la cúpula del poder judi-
cial colombiano y con la vida de
tantos indefensos civiles, lo que lle-
vó a González a considerar que des-
pués de este acontecimiento ella no
podía ser la misma; por eso, como
una opción concluyente, “decidí ser
una artista política porque pensé que
los artistas no podíamos permane-
cer callados frente a una situación
semejante. Fue una toma de posición
deliberada”.

Frente a la manida frase del


“compromiso del artista” González
antes se burlaba sin pudor: fue edu-
cada bajo la férula de Marta Traba
quien les enseñó a despreciar el
muralismo, el teatro político y cuan-
to se le pareciera, “entonces, trai-
cioné mi educación porque teníamos
vetado, en el último rincón de nues-
tra alma, el arte político”. Piensa así
que debe asumir una postura rotun-
da, producir una pintura dura que
denuncie tanta atrocidad. Y lo sien-
te como un deber, como una posi- Máteme a mí que yo ya viví, óleo sobre lienzo, 160 x 90 cm, 1997

N ÓMADAS 119
vitaban: ¡´véngase que esto está Equivocaciones de la Proceso Ocho Mil. Me parece im-
divertidísimo... El tipo mandó a ha- Constituyente portante sí, como documento histó-
cer un disco con la cara de su hija...! rico. No pictórico”.
¡Esto está como para usted!´. Sabían En 1992 realiza el cuadro La
del lugar del humor en mi obra. Ja- Constituyente, actualmente en el Pa- El drama de los fuegos
más acepté una invitación. Todos nos lacio de Nariño. Durante el proceso cruzados
reíamos del mal gusto de Gacha o de de deliberaciones de esta Asamblea,
Escobar. Hasta cuando sucedió lo que cada día, al ver la televisión, elabo- En los noventa resurge con ím-
sucedió... Por esto, entre muchos ra un pequeño dibujo de las escenas petu el tema de la muerte en una
otros factores, pienso que el compro- y personajes que en ella participan. perspectiva diferente. Es aquella li-
miso es ineludible y grueso”. Así logra un cuadro que finalmente gada a la violencia que desde dis-
tintos planos nos agobia: ese cruce
Produce así obras de de fuegos en el cual pere-
inmenso dramatismo, an- cen cientos de ciudadanos
tecedidas por Túmulo inocentes. Surgen los aho-
Funerario para Soldados gados, de cuyo origen ya
Bachilleres, elaborada a hablamos, dentro de una
raíz de la muerte de un sol- composición que acerca
dado bachiller a causa de los cuadros al muralismo y
los excesos de sus superio- a los altares del Cuzco.
res, compañero en el
servicio militar que obliga- Introduce algunos ele-
toriamente debe prestar el mentos de humor no sabe-
hijo de la artista. Un tra- mos si para matizar o
bajo que algunos conside- enfatizar el drama: las galli-
ran escultórico pero que nas comiendo maíz que dan
ella rechaza como tal en profundidad a la escena del
tanto fue concebido en dos muerto, cortinas y vestidos
dimensiones; materas de en telas estampadas con
barro a manera de túmulos remeros, los mismos que
erguidos y pintados con los aparecen como personajes
colores de camuflaje de los protagonistas de estas obras.
uniformes militares. Este Señor Presidente, qué honor estar con usted en este Y los niños de las fotogra-
túmulo le provocó inmen- momento histórico. Oleo sobre papel 150 x 150 cm. 1986 fías del antioqueño Benja-
sa alegría porque sintió no le satisface porque le faltó tiem- mín de la Calle...
que por primera vez creaba, no re- po para terminarlo como quería; re-
creaba... Es en su andar infatiga- sultó muy caricaturesco: por En la última etapa se encuentra
ble, la emergencia de una nueva ejemplo, María Mercedes Carranza con la foto de un hombre metido en
etapa en la que su obra retorna al de vestido muy rojo y medias ver- el agua hasta la cintura, vestido, que
color, al dibujo, al lienzo y al des sentada en la mitad del escena- camina con una vara larga sosteni-
óleo... rio...; y porque “Me equivoqué. da en la mano. “La imagen me
Dividí el cuadro en dos: en un lado, impacta y al llevarla a mi estudio y
Trabaja la serie Señor Presi- a la derecha, los ´limpios´ del leer el texto que la acompaña, me
dente qué honor estar con usted en narcotráfico y en el otro, izquierda, sorprendo: el señor está en el lago
este momento histórico (1986-7), los comprometidos con él y que pre- buscando un cadáver. No es que yo
analizada anteriormente, crítica tendían manipular la Constituyen- sea una necrófila que incesante per-
mordaz al manejo que este gobier- te. Pero, me equivoqué: muchos de sigue muertos; de esta imagen me
no da a los problemas derivados los ´malos´ quedaron en el lado de atrajo la manera como el hombre to-
de la violencia política. los ´buenos´ y sólo lo supe con el maba la vara: al dibujarlo me di

120 N ÓMADAS
cuenta de que su inclinación no era ños hijos. Al regresar, el ejército Cuando un artista crea una
vertical como la de un bastón sino tenía cercada la casa porque los obra, no sabemos cuántas imáge-
hacia adelante, elemento fundamen- suponía encubridores de la gue- nes de su cultura ancestral, de su
tal de esta última parte de mi traba- rrilla: la persiguieron sin piedad sociedad, de tantos museos reco-
jo: la gente no ve un cadáver pero y ella corría mientras el agua se rridos, se desplazan en razón del
sospecha que hay algo distinto al sim- regaba -es la imagen que se repite impacto que en un momento dado
plemente caminar en el agua...”. lacerando, torturando la mente y le ocasionan y que, hasta cuando
el alma de nuestra pintora...-. La irrumpen en un cuadro, adorme-
Las pietás contemporáneas mataron e hirieron a uno de sus cen en su inconsciente; un proce-
hijos. “Por eso pinto indígenas so que guarda nexos hondos con
A propósito de la movilización perseguidos, atormentados, des- la autenticidad de esta artista...
de un grupo de madres de solda- plazados. Tengo fotos de ellos y Tránsito intenso de imágenes de
dos secuestrados por la guerrilla, de ellas con sus caras bellas pero distintos períodos, en mayor me-
unidas para exigirle al Estado ges- prefiero ocultarlas con sus propias dida hoy con los grandes avances
tiones concretas frente a la libera- manos...”. en la comunicación. El acto de pin-
ción de sus hijos, Beatriz González tar, como lo señalara la Maestra,
considera justo rendir un homena- En este momento realiza cua- es un acto de desplazamientos y
je a su valor, mostrar su significa- dros de gran formato a partir de decisiones: imágenes que fluyen
do y, también, lo conmovedor de fotografías de las matanzas en Ba- por diferentes medios, que trans-
la situación. Así llega a la serie rrancabermeja: gente desolada curren por etapas distintas de la
Madres de las Delicias que como rodeando múltiples ataúdes; “bús- humanidad, que caminan dentro
pietás contemporáneas son expre- queda de cadáveres; es decir el dra- del cuadro mismo.
sión viva del conflicto inmenso por ma colombiano de todos los días...
el que atraviesa hoy Colombia. Sillas plásticas blancas y rotas que “En mi caso particular, imáge-
Tres lienzos titulados Autorre- están en todas partes, hasta en San nes que evidentemente y con frui-
tratos llorando (1997) también Vicente del Caguán... Esas que des- ción venían trasegando desde el
harían parte de estas pietás, uno filan por la televisión y que ahora arte universal; imágenes que
de los cuales corresponde a la pin- se tornan familiares...”. Técnica- emergen de carreteras, de calles,
tora, Autorretrato llorando 2, un mente trabaja un lienzo crudo que de periódicos y que se transmutan
desnudo desgarrador y dramático no es fácil de manejar pero que da en mis cuadros para proseguir el
desde el cual afirma que, “He que- distintas texturas... Esas que recla- rumbo de nuevos desplazamientos
rido ver la realidad del país con las man sus cuadros de hoy... y transformaciones. Habría que
manos sobre mi rostro, a través de analizar si el anhelo de ser reco-
la cortina de dedos que cubren mis nocido riñe con lo nómada en el
ojos...” Cubrir su rostro ante el ho- Del nomadismo en el arte... Personalmente pienso que el
rror insoportable... arte artista no puede confundirse con
la estrella o la vedette. En este
El Silencio (1997) alude a la Para Beatriz González todo sentido considero que tendría que
noticia de prensa sobre una indí- arte es un montaje de elementos ser un nómada total, un nómada
gena muerta en este lugar: llega- extraídos a épocas diferentes. Lo en busca perenne de la verdad”.
ron los guerrilleros en la noche y nomádico es parte constitutiva de
se refugiaron en la casa habitada la historia del arte en tanto las imá- Nuestra pintora afirma que a
por esta indefensa mujer y su fa- genes que la conforman se despla- más de pensar lo nomádico en tér-
milia. En la madrugada partieron zan mutándose en el tiempo y el minos de los desplazamientos per-
y el ejército los seguía. La indíge- espacio. La primera madona crea- manentes que lo caracterizan,
na salió temprano, como lo hacen da por un gran pintor o escultor habría que considerarlo desde la
tantas mujeres colombianas, a ha desandado centurias, transfor- filosofía: ese creador de formas
traer el agua del río para cocinar, mándose en busca de su perfec- que como ser humano no puede
acompañada de dos de sus peque- ción. . . permanecer en el mismo lugar, “y

N ÓMADAS 121
el artista que como yo, no puede González aspira a que no se le ca el ataúd en el cual partirían.
permanecer en el mismo estilo. vea hoy como una artista prehis- Una mujer que entiende esa,
Mi ideal, repito, radica en que no tórica en tanto posee y ama su ta- “nuestra humilde mediocridad que
me reconozcan... Sin embargo, la ller, sus obras tienen cuerpo y me permite aceptar que la vida va
historia del arte está fundada en pretenden trascender lo efímero. pasando, anochecemos y unas ve-
el reconocimiento... Esta postu- No obstante, sin creer en el fin de ces acertamos y otras nos equivo-
ra entonces pelearía con lo la pintura, reconoce que el mo- camos”.
nomádico...”. mento presente es parte de la his-
toria del arte. Sus preocupaciones Beatriz González no ha busca-
Las influencias, los tránsitos de rondan otros atajos: la ausencia de do el prestigio, ni la fama, ni el
un artista a otro, de una época a una verdadera crítica que a su jui- éxito. No le interesan. A pesar de
otra, por supuesto son incues- cio permitió que la plástica colom- que en ocasiones quería “ser una
tionables. Pero hay espíritus más biana cayera en el juego de las señora de Carulla que pinta”, las
fuertes que otros así como obras simulaciones: “Aparentan tener cosas se le fueron dando y su nom-
más sólidas y perdurables que buen oficio, aparentan ser obras bre hoy pertenece a los arcanos
otras. Beatriz González pertenece de otros artistas, aparentan plan- mayores del arte latinoamericano.
al perímetro de los espíritus re- tear pensamientos profundos... El Aún así, para ella lo más grande y
cios: ha logrado hacer escuela y público simuló entender y tradujo lo más grato de su vida es sentir
son muchos los artistas jóvenes que los valores plásticos a cifras eco- que... “Crecí y envejecí con una
desde distintas latitudes hoy siguen nómicas, las lavanderías de dóla- libertad absoluta. Una libertad que
su trabajo. Ojalá la autenticidad res simulan ser galerías de arte...5 nada ni nadie me ha coartado ja-
prevalezca en ellos -señala la pin- más...”.
tora- y no se convierta, en medio Beatriz González, como pocos
de tantos y tan vertiginosos cam- artistas de la plástica colombiana,
bios, en un arcaísmo más. está inmersa en la realidad del país
y por ello es “la única pintora que Citas
Nos encontramos en un mo- ha sido capaz de hacer pintura co-
mento en el que se presagia inclu- lombiana”, como hace una década 1 Cfr. Beatriz González, “Anotaciones de
so la muerte de la pintura frente al lo afirmara Luis Caballero. A fuer- una pintora en tiempos de crisis”, Re-
deslumbramiento ante el vídeo, el za de su trabajo se convirtió en vista Nómadas No. 8, Departamento
de Investigaciones - Universidad Cen-
performance, la instalación y otras “cronista de su época”: “Quien en tral. Bogotá, marzo 1998, pp.36-43.
expresiones artísticas contemporá- el futuro quiera conocer de cerca
2 Carolina Ponce de León, Beatriz
neas; un momento en el que el las inquietudes y sobresaltos de González, Qué honor estar con usted
artista internacional, “nómada este amargo fin de siglo, bien hará en este momento. Obras 1965-1997.
posmoderno”, ya no expone sus en examinar con atención la obra Museo del Barrio. Nueva York. 1998.
p. 16.
obras sino las “exhibe”; se despla- de esta gran pintora”6 .
za con los materiales de esta obra 3 Katherine Chacón, Entrevista a Bea-
triz González, Retrospectiva, Museo de
como parte de su equipaje para ar- Son la vida, la obra y las re- Bellas Artes, Caracas 19 de junio a 21
marlos en el momento de la “exhi- flexiones de una artista que en el de agosto de 1994. Bogotá, Editorial
bición”; un artista que rompió con proceso de su trabajo ha experi- Ex-Libris, 1994, p. 14.
el taller donde, tras laboriosos pro- mentado cambios profundos, hon- 4 Ibid. p. 7.
cesos, milenariamente realizaba, das metamorfosis en aras de la 5 Beatriz González. Op. cit. p. 41.
creaba sus obras... autenticidad y de la búsqueda de 6 Alvaro Medina. Beatriz González y el
la verdad en su arte. Un ser que tema encontrado. Instituto de Investi-
jamás ha sentido miedo a la muer- gaciones Estéticas. Universidad Nacio-
nal. Mim. 1998. p. 18.
te, entre otras razones, porque es
nieta de abuelos santandereanos
que al final de sus vidas tenían cer-

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