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Presentado por
Laura Juliana León Meneses
Presentado a
Fernando Agudelo Aguirre
Unión:
El autor utiliza ejemplos cotidianos muy sencillos para hacernos entender que
no es lo mismo estar haciendo una actividad con alguien mientras prestamos
atención a otras cosas, nos revela que la magia de pasar el tiempo junto a
alguien, es que, cual sea la actividad que estemos haciendo, no será
precisamente eso el centro de atención, sino un enlace para conectar nuestras
emociones con la persona.
Conversación de calidad:
No hay nada mejor que esas largas y maravillosas charlas con nuestros amigos,
familia o pareja, en donde nos desahogarnos de nuestros problemas personales,
un inconveniente en el trabajo, la carga universitaria o simplemente nuestro día
a día. Es importante saber escuchar, pero realmente a lo que esto se refiere,
escuchar sin juzgar ni condenar, solo prestar atención y ser empáticos, porque
estas platicas ayudan a drenar un poco esa carga emocional con la que todos
luchamos y muchas veces hasta nos ayuda a ver nuestros problemas desde otra
perspectiva, por eso es importante aprender a tener una conversación de calidad.
Aprender a conversar:
Para conversar no solo se necesita saber escuchar y contestar, sino también
autorrevelación; aunque para algunos (me incluyo) no es nada fácil revelar
nuestros sentimientos, estamos tan sumergidos en el mundo de los
pensamientos que hablar de cómo nos sentimos ante una situación, es un poco
complejo, y cabe aclarar que este rasgo en nuestra personalidad está marcado
por nuestras experiencias de infancia, y fueron tomando fuerza lo largo de
nuestra vida. El autor nos aconseja hacer una lista diaria de cómo nos sentimos
en cada situación que pasamos durante el día, esto nos ayudará a ser más
conscientes de nuestros sentimientos y poder expresarlos.
Este dialecto me parece muy interesante porque el autor nos describe dos
personalidades completamente diferentes, “el mar muerto” y “el arroyo
rumoroso”, además de eso nos da a entender lo bien que se complementan y el
por qué, pero también nos da tips para sobrellevar el vacío comunicativo por
parte de uno y el exceso de expresión del otro.
Actividades de calidad:
Este dialecto se basa en tomarnos el tiempo de hacer actividades que le gusten
a nuestra pareja o a ambos, y el énfasis no está en qué se hace sino porque se
hace, pues el propósito es pasar tiempo juntos, compartir momentos y tener
recuerdos que más adelante pueden seguir llenando nuestro tanque de amor.
Las personas con este como su principal lenguaje de amor, sienten su tanque de
amor lleno cuando sus seres queridos buscan agradarlos sirviéndoles, ya sea,
cocinar, ordenar su ropa, sacar a pasear al perro, tender la cama, todos estos son
actos de servicio y son reales expresiones de afecto si se hacen
de una forma positiva y entusiasta, ya que al hacerlo por
obligación o quejándose durante el proceso, desmerita todo lo bueno que esa
acción pueda contener, puesto que al servir al prójimo, lo que debe primar es la
buena actitud y el deseo verdadero de ayudar.
Las personas que se sienten amadas por medio de actos de servicio, deben
procurar no caer en el error de manipular, humillar y maltratar a su pareja,
haciendo que esta haga todo por miedo u obligación y no por amor; al igual que
ninguna persona debe permitir que sean vulneradas sus emociones e integridad;
hay que tener claro que esto no es un acto de amor.