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Presentado por:
MÓNICA DUQUE LONDOÑO ID 462480
Profesor:
VERÓNICA NATALIA FRANCO RODAS
Asignatura:
RIESGOS QUÍMICOS
NRC 8814
¿Para qué querrán todo esto?, se pregunta Matías mirando el camión repleto de productos
químicos estacionado frente a la fábrica: este material aquí no se gasta ni en un año. Matías
trabaja como operario en la sección de mezclado de una pequeña empresa dedicada a la
transformación de productos químicos y sabe de qué va lo del “consumo”. Él y Tomás, otro
operario recién incorporado a la empresa, están sustituyendo a dos compañeros del almacén que
han causado baja laboral.
Los dos se han puesto manos a la obra en el almacén y, mientras Matías está terminando
de colocar los últimos bidones de acetato de etilo, Tomás arrastra hacia el patio una carretilla de
mano cargada con productos sobrantes. Cuando llega a la puerta de acceso al patio, que está
situada dentro del propio almacén, se encuentra con que varios bidones de madera con colorantes
están tapando parcialmente la entrada.
Tomás fuerza un poco el palet donde estaban situados y consigue moverlo un poco, lo
justo para poder pasar. Con el desplazamiento uno de los bidones cae hacia un lado y golpea un
recipiente de plástico con metanol, que estaba medio escondido y que alguien había dejado
abierto.
En otro extremo del patio también había un montón de recipientes de plástico vacíos que
se veían muy estropeados; la mayoría estaban resecos y agrietados y dos de ellos tenían el asa
rota. Tomás, desconcertado ante el panorama, deja todo lo que lleva en la carretilla junto a los
bidones y regresa hacia el almacén para recoger lo que se había caído.
Al entrar nota un olor muy fuerte y observa que en el suelo hay una enorme mancha
líquida, de color amarillo, que ocupa buena parte del almacén. Al parecer, el líquido derramado
había reaccionado con el colorante y desprendía unos humos de olor muy desagradable.
Un sexto sentido le alerta de que aquello es peligroso y, asustado, se dirige hacia Matías
para contarle lo ocurrido. Matías no lo duda; salen rápidamente del almacén y van en busca de un
teléfono para advertir que se ha producido una emergencia.
1. Después de leer el caso práctico, elaborarán dos listas relacionadas entre sí. En la
primera señalarán todos aquellos factores que consideran peligrosos, y en la
segunda anotarán por qué (posibilidad de provocar incendios, intoxicaciones, caídas
de objetos, etc.).
esporádicos; el contacto
prolongado, repetido y directo con
la piel puede causar deshidratación,
eritema, dermatitis. Enfermedad
desmielinizante de la piel.
Los productos químicos pueden Intoxicaciones, quemaduras,
contaminar el agua y envenenar la irritación en los ojos, entre otros
Productos pesca o incluso envenenar a las dependiendo de que sobrantes son
sobrantes personas o animales que allí beban
o se laven. Lo mismo puede ocurrir
si se vierten residuos químicos en
desagües que desembocan en
cursos de agua.
Inhalación: Tos, vértigo, dolor de
cabeza, náuseas.
La sustancia presenta una baja Contacto con ojos: Tanto los
toxicidad para los organismos vapores como el líquido son muy
Metanol acuáticos y terrestres. peligrosos, pues se ha observado
que el metanol tiene un efecto
específico sobre el nervio óptico y
la retina.
Contacto con la piel: El contacto
directo produce dermatitis y los
efectos típicos (mencionados
arriba) de los vapores de metanol
que se absorben por la piel.
Ingestión: Dolor abdominal, jadeo,
pérdida del conocimiento, vómitos
(para mayor información véase
Inhalación).
Líquidos Los líquidos a menudo provocan Muchos líquidos pueden provocar
inflamables daños al medioambiente a causa de daños temporales o permanentes a
pared estomacal.
En forma de vapor irrita tanto a los
ojos, como a la nariz y tráquea.
Evitar la contaminación de Como líquido irrita a la piel y a los
desagües, aguas superficiales o ojos.
Acetato de subterráneas, así como del suelo. Inhalación: Causa dolor de cabeza,
etilo En caso de producirse grandes náuseas e incluso, pérdida de la
vertidos o si el producto contamina conciencia y puede inflamar las
lagos, ríos o alcantarillas, informar mucosas. En concentraciones altas
a las autoridades competentes, causa convulsiones y congestión de
según la legislación local. hígado y riñones. En
concentraciones bajas causa
anemia.
Contacto con ojos: Una exposición
prolongada causa el oscurecimiento
de las córneas.
Contacto con la piel: El contacto
constante o prolongado a este
compuesto, provoca resequedad,
agrietamiento, sensibilización y
dermatitis.
Ingestión: Irrita las membranas
mucosas y en experimentos con
conejos se ha observado pérdida de
coordinación, probablemente
debido a la hidrólisis rápida a ácido
acético y etanol.
Nivel de riesgo para el agua 1 En la piel: Puede ser mortal en
(autoclasificación): escasamente caso de absorción por la piel.
peligroso para el agua En estado no En el ojo: No produce fuertes
diluido o no neutralizado, no dejar irritaciones.
Metanol con que se infiltre en aguas Ingestión: Puede ser mortal en
2. Seleccionar cuáles de estos factores han sido la causa del accidente que se describe
en el caso práctico y las consecuencias que pueden derivarse de él.
Carecer de sistemas de drenaje, con el fin de evacuar los derrames hacia un lugar seguro
(colector previsto para tal efecto, recipientes de recogida, entre otros).
Almacenar más productos químicos de los necesarios para trabajar y no realizar
previsiones de consumo a corto plazo.
No delimitar las áreas de almacenamiento del patio y mantener la proximidad entre
sustancias peligrosas o reactivas.
Dejar abierto un envase que contiene una sustancia peligrosa y realizar operaciones de
trasvase dentro del almacén.
No proteger los envases almacenados en el exterior de las radiaciones solares y de la
lluvia.
Desconocimiento de algunos trabajadores de la peligrosidad de las sustancias
almacenadas y de las medidas de protección y prevención frente a ellas.
2. Diseñar un protocolo de actuación para conocer las normas básicas que deben
seguirse en el caso de un accidente producido por sustancias químicas.
a. Guardar en los lugares de trabajo las cantidades de productos químicos que sean
estrictamente necesarias. De este modo, es más fácil aislar y disminuir los peligros que se
derivan de su manipulación y dotar a las instalaciones y locales de los medios de
seguridad adecuados.
b. No guardar los líquidos peligrosos en recipientes abiertos. Los envases adecuados para tal
fin se deben cerrar después de ser usados o cuando queden vacíos. Serán,
preferentemente, de seguridad (con cierre automático).
c. Almacenar las sustancias peligrosas debidamente separadas, agrupadas por el tipo de
riesgo que pueden generar (tóxico, de incendio, etc.) y respetando las incompatibilidades
que existen entre ellas: por ejemplo, las sustancias combustibles y reductoras deben estar
separadas de las oxidantes y de las tóxicas.
d. Colocar los recipientes de peque- ña capacidad que contengan sustancias corrosivas,
como los ácidos y los álcalis, separados entre sí y sobre bandejas que puedan retener los
derrames producidos en el caso de rotura del recipiente.
e. Elegir el recipiente adecuado para guardar cada tipo de sustancia química y tener en
cuenta el posible efecto corrosivo que pueda tener sobre el material de construcción del
envase. Los recipientes metálicos son los más seguros.
f. Guardar sólo pequeñas cantidades de productos en recipientes de vidrio, ya que este
material es muy frágil. Esta clase de envases deben transportarse protegidos y las botellas
de dos litros tienen que disponer de un asa que facilite su manejo.
g. Tener en cuenta que el frío y el calor deterioran el plástico, por lo que este tipo de
envases deben ser revisados con frecuencia y mantenerse protegidos del sol y de las bajas
temperaturas. Los envases empleados para guardar sustancias peligrosas deben ser
homologados.
h. Disponer de una buena ventilación en los locales, especialmente en los lugares donde se
almacenen sustancias tóxicas o inflamables, así como de sistemas de drenaje que ayuden
a controlar los derrames que puedan producirse (rejillas en el suelo, canalizaciones, etc.).
i. Dividir las superficies de los locales en secciones distanciadas unas de otras, que agrupen
los distintos productos, identificando claramente qué sustancias son (siempre con
etiquetas normalizadas, ver Erga-FP nº 8) y su cantidad. En el caso de una fuga, derrame
o incendio, podrá conocerse con precisión la naturaleza de los productos almacenados y
actuar con los medios adecuados. También se deben despejar los accesos a las puertas y
señalizar las vías de tránsito.
j. Evitar realizar trabajos que produzcan chispas o que generen calor (esmerilar, soldar,
amolar, etc.) cerca de las zonas de almacenamiento, así como el trasvasar sustancias
peligrosas.
k. Los locales en los que se almacenen sustancias químicas inflamables deberán, además,
cumplir con una serie de requisitos básicos: evitar la existencia de focos de calor;
disponer de paredes de cerramiento resistentes al fuego y puerta metálica; contar con una
instalación eléctrica antiexplosiva; tener una pared o tejado que actúe como paramento
débil para que en caso de deflagración se libere la presión a un lugar seguro; y disponer
de medios de detección y protección contra incendios.
l. Seguir procedimientos seguros en las operaciones de manipulación y almacenamiento,
por lo que las personas que trabajan con sustancias químicas deben estar informadas y
formadas sobre los riesgos que comporta trabajar con ellas.
Antes de usar cualquier producto, leer su etiqueta y las indicaciones de peligro y tener
bien localizadas las FDS.
No usar productos sin etiquetar. Comprar las sustancias exclusivamente a proveedores
fiables técnica y comercialmente.
Etiquetar los frascos o recipientes que contengan productos trasvasados o mezclas,
incluyendo información sobre los peligros.
No se recomienda permanecer sólo en el lugar de trabajo, en caso de accidente a ayuda
no sería inmediata.
Evitar el contacto directo con los productos químicos. Usar guantes y gafas.
Mantener en el lugar de trabajo la cantidad de producto indispensable.
Cuando se manipulen productos peligrosos usar las vitrinas de gases.
Mantener los envases cerrados para evitar vertidos accidentales.
No reutilizar los envases de los productos: son residuos.
Al terminar, recoger todos los materiales, productos, utensilios, entre otros.
Almacenar los productos correctamente, evitando incompatibilidades.
Al terminar los trabajos, desconectar los equipos y servicios (agua, gas, entre otros.)
Mencionaremos los equipos que deberían estar presentes en los lugares donde se
manipulan productos químicos, que permiten actuar rápidamente en el caso de una posible
emergencia durante la realización del trabajo como puede ser el caso de salpicaduras en los ojos,
en la ropa o en la piel o en caso de pequeños incendios. Es tan importante como la presencia de
estos elementos en los lugares de trabajos, es el control de su buen estado de mantenimiento y
que en ningún caso se pueden eliminar otras medidas de protección habituales o descuidar las
buenas prácticas, por el hecho de disponer de ellos. Algunos de estos equipos son:
Un derrame o fuga de un producto químico peligroso es un suceso que puede dar lugar a
consecuencias graves para las personas, instalaciones y el medio ambiente. En ocasiones, el
riesgo de que se produzca un vertido o fuga no es valorado en su justa medida, subestimándose o
simplemente obviándose. Es frecuente observar planes de emergencia en instalaciones
industriales en las que se fabrican, investigan o se emplean productos químicos peligrosos, donde
la única emergencia de carácter tecnológico que se contempla es el incendio. Consecuentemente,
cuando se produce un suceso de esa naturaleza, no se dispone de la información suficiente sobre
el producto químico, no se conocen claramente los recursos disponibles en la empresa para hacer
frente a esa situación y se originan confusión y desorganización entre el personal que interviene
en el control de la emergencia, hecho que puede llevar a agravar el problema. La principal pauta
de actuación en el caso de la vertidos accidentales o fugas es, en primer lugar, poner todos los
medios para que no lleguen producirse y en segundo, seguir el protocolo de actuación
establecido para el lugar de trabajo. Para eso, es básico que tal protocolo de actuación exista y
sea conocido por los trabajadores/as afectados y el personal de intervención. Si en el centro se
dispone de un plan de emergencias contra incendios, es posible aprovechar su estructura para
desarrollar los supuestos de derrame o fuga. Diferenciaremos, en este sentido, entre pequeños
derrames de poca extensión que se pueden producir con motivo de la realización del trabajo y
derrames o fugas de gran extensión, que pueden requerir un tratamiento diferente por no poder
ser controlados de forma rápida o segura. En cuyo caso, habrá que poner en marcha el plan de
autoprotección, informando de la emergencia por si es precisa la intervención y la evacuación.
Pero en el caso de pequeños derrames, se puede actuar rápidamente si se dispone de los medios y
conocimientos necesarios.
Figura 1.
Ejemplo de la secuencia de cómo podría transcurrir una emergencia por derrame o fuga.
Hay que tener en cuenta que cada plan de actuación deberá desarrollarse según los riesgos de los
productos, la capacidad de respuesta y los medios humanos y técnicos de los que se dispone.
Derrames de líquidos
Evacuar la zona afectada por el vertido. Mantener a las personas lejos de la zona de la
fuga y en sentido contrario al viento para evitar la posible inhalación de vapores o
aerosoles perjudiciales.
Equiparse con los equipos de protección individual correspondientes: ropa y calzado de
protección, guantes, gafas, delantal, protección respiratoria, entre otros.
En caso de que el producto sea inflamable, eliminar todas las fuentes de ignición de la
zona.
Contener el derrame y absorber el líquido derramado con el absorbente adecuado,
dependiendo de su carácter ácido, básico, inflamable, etc. Evitar el uso de serrín para
productos inflamables.
Vertidos de sólidos
Evacuar la zona afectada por el vertido. Mantener a las personas lejos de la zona de la
fuga y en sentido contrario al viento.
Emplear indumentaria adecuada y equipo de protección personal.
Mantener el lugar seco y evitar la formación de polvo.
Recoger el producto. Palear a un recipiente adecuado, con tapa.
Limpiar bien la zona con agua y jabón.
Etiquetar el recipiente y tratarlo como un residuo peligroso.
Fugas de gases.
Desalojar la zona.
Cerrar la llave del gas o la válvula de la botella y ventilar el local abriendo las ventanas.
Apagar todos los aparatos que funcionen con llama o puedan constituir una fuente de
ignición (llamas, chispas, zonas de temperaturas elevada, entre otros.).
Conclusiones
Se deben de los riesgos de cada uno de los productos químicos almacenados mediante la
consulta del etiquetado obligatorio de los recipientes y de la ficha de datos de seguridad.
Referencias Bibliográficas
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https://jdlondonocedimed.files.wordpress.com/2014/10/ft-colorante-wright.pdf
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Obtenido de https://soymino.files.wordpress.com/2009/12/99967-metanol.pdf
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idodefrenos201671316442.pdf
Sustancias químicas de uso cotidiano las cuales son tóxicas y dañan el medio ambiente.
(2012). Uaeh.edu.mx. Retrieved 17 February 2017, de
https://www.uaeh.edu.mx/scige/boletin/prepa3/n1/m13.htm