Está en la página 1de 43

‘’Mesa redonda sobre adolescencia’’ – Nazio, Grassi, Cervone, Waserman,

Mandet
Pensar con el Psicoanálisis, niños/adolescentes y familias. El programa de la materia
está sostenido dentro del área psicoanalítica y las relaciones del psa con el
Evolucionismo son relaciones complejas, conllevan tensiones, son relaciones de
conflicto.
El cuerpo no podría pensarse sin su articulación con lo psíquico. Cuerpo y psiquismo
son dos caras de la pulsión. La pulsión mira simultáneamente hacia lo somático, y
hacia lo psíquico. Las relaciones entre lo psíquico y lo somático son complejas,
ambiguas, de idas y vueltas, rizomáticas, circulares.
La complejidad de las relaciones psico-somáticas requiere de modelos de
epistemología de los sistemas complejos. Dicha epistemología realiza un aporte
importante para la construcción de este objeto de estudio: el cuerpo y sus vértices.
Waserman: el vértice.
Los procesos madurativos constituyen un campo importante. El hecho de que
efectivamente a tales edades del desarrollo del niño y del púber/adolescente se
espra, por la concurrencia con que se producen ciertos fenómenos relativos a la
maduración biológica, neuronal, endócrina; todos acontecimientos sobre toda la
maduración del SNC y del sistema endócrino. La pregunta está en las relaciones entre
la cronología del desarrollo y la subjetividad. Ese cuerpo de desarrollo constituye un
campo de saber que es objeto de estudios en campos de disciplinas como la biología,
medicina, neurociencias, genética, encodrinología. Disciplinas que se ocupan del
vértice somático del cuerpo. Pero el cuerpo tiene otros vértices. Uno es el vértice
somático. Pero otro vértice del cuerpo es lo que tiene que ver con el vértice psíquico
del cuerpo. Esto nos permite introducir un concepto rico y complejo que es el de la
imagen del cuerpo. El cuerpo tiene un vértice somático, que está conformado por sus
procesos del desarrollo y la maduración, y un vértice psíquico, constituido por la
imagen del cuerpo.
La imagen del cuerpo es la imagen que nos construimos de nuestro propio cuerpo. Y
esta representación psíquica implica procesos que comprometen al cuerpo en su
vértice biológico y al cuerpo libidinal.
Las relaciones entre la imagen Inconsciente del Cuerpo y las funciones familiares, las
funciones del Otro y las funciones de la cultura en la construcción de la imagen del
cuerpo. La imagen del cuerpo NO se produce sin el otro, sin el otro y sin la cultura.
Dos líneas que se abren en relación a la I.I.C; una es la línea de lo desarrollado por
Lacan, como Estadío del Espejo y su función en la constitución del Yo, y la otra
desarrollado por F. Dolto y Nasio quienes privilegian y destacan las vías de la
sensorialidad en la construcción de dicha imagen. A partir de las sensaciones
corporales del niño, en primera instancia con los intercambios maternos. Nasio
plantea la función del Segundo Espejo, el espejo de la pubertad. El púber vuelve a
visitar el espejo como re-visita. Esta re-visita del espejo se acompañará o no, se
disociará o no, será acorde o no, más o menos acorde más o menos conflictiva con
los procesos madurativos, con el vértice somático del cuerpo.
Hay que considerar un punto central en esta re-visita del espejo en la pubertad y es
la función de las sensaciones corporales especificas del trabajo de lo puberal, que
también se construyen con otro, ya no con el otro materno, si no con el otro/a en
tanto compañero/a sexual en los intercambios y exploraciones corporales. Entonces
la I.I.C lleva la marca de la relación al otro, dice Nasio.
Sin la I.I.C, construcción psíquica de la corporeidad, nadie puede hacer un buen uso
de su cuerpo biológico.

Juan David Nasio:


El mundo del adolescente es un mundo complejo, es realmente un enigma. Cuando
Nasio habla de clínica, se refiere a categorías clínicas clásicas: psicosis, histeria,
neurosis, bordeline, etc. Cuando habla de técnica se refiere a la técnica, que ideas
tenemos, cada uno tiene un estilo. Y luego el tema de lo institucional.
Transformo la palabra evolutiva y la leo mentalmente como un cambio adolescente
que va desde la niñez o cuando termina la niñez a la edad adulta, con una línea que
no es ascendente, sino que va en zigzag, arriba y abajo, bajo y alto. Va subiendo, pero
hay bajos y altos. Lo más interesante es que hay un esquema que hace que cada vez
que el adolescente vuelve a la niñez, vuelve a avanzar. Quiere decir que hay el zigzag,
ascendente, y además el espiral de ida y vuelta entre la adolescencia, la niñez y la
vida adulta.
Segunda observación concierne al estadio del espejo. Lacan propone el estadío del
espejo en el niño, en el niño de los 16 meses mas o menos, y a Nasio se le ocurre
poner un estadio del espejo en la adolescencia. Rapidamente, el estadio del espejo
en el niño, hay tres cosas que hay que acordarse en la teoría de Lacan. Una: es un
bebé de 16 meses que está acompañado, muy importante que este acompañado.
Entonces la mamá, el tio, el hermano, el primo lo pone frente al espejo y el chico, y
esa es la observación de Lacan, se pone muy contento de ver la imagen. Y empieza a
golpear el espejo, de alegría. Entonces Lacan dirá que la emoción que domina en ese
estadio del espejo, es el júbilo. La emoción del bebé de Lacan, es el bebé que triunfa.
Se siente triunfador, como si el dominara la imagen, y se sintiera fuerte. Y sobre todo,
el niño se da vuelta a mirar a quien fuere para confirmar que la imagen le
corresponde a él. La teoría del espejo en el adolescente, lo que le hizo a Nasio ir al
tema del adolescente fue el júbilo, la alegría, el triunfo. En el adolescente NO hay esa
emoción. Primero, cuando se mira en el espejo está solo, no está acompañado. Dos:
Cuando se mira en el espejo, pasa horas mirándose. Tres: cuando se mira en el
espejo y pasa horas, mira por supuesto, todos los defectos del cuerpo. Se mira el
cuerpo, se mira la cara, va a ver granitos, mira el vientre, no le gusta. No está
contento, está con vergüenza. Vergüenza de él mismo. Entonces, en la teoría del
espejo del adolescente tendríamos la confrontción entre lo real del cuerpo del
adolescente, la imagen del cuerpo que le viene, que nunca es una imagen global. Aca
es una visión detallada, fragmentaria, focalizada. Entonces, cuerpo real, imagen
fragmentaria en el adolescente. Cuerpo real, bulto en el niño. Emoción de jubilo. La
emoción que domina en el adolescente es la vergüenza.

‘’Adolescencia: reorganización y nuevos modelos de subjetividad’’ –


Grassi.
El des-orden
En un sentido amplio, reorganización implica que un orden o ‘’estado de la cosa’’ es
cambiado, transformado por reacomodamientos, reordenamientos, por des-orden
de lo existente. La incorporación de nuevos elementos des-ordena lo establecido
dando lugar a organizaciones neo.
La complejidad de la relación orden/desorden/organización surge cuando se constata
empíricamente que fenómenos desordenados son necesarios en ciertas condiciones,
en ciertos casos para la producción de fenómenos organizados.
En lo que a producción subjetiva y adolescencia se refiere, no es mera oposición a
orden ni dicho des-orden aparece por descuido, desgano negativismo o rebeldía
adolescente. Des-orden es meta a alcanzar mediante un esfuerzo de trabajo psíquico
y su realización contribuye a un rasgo positivo en la producción de subjetividad.
En este sentido, se hace una diferencia entre des-orden y desorganización de su
antítesis anti-orden.
Lo puberal- lo adolescente
La vida psíquica encuentra distintos momentos en los cuales se trata de inscribir,
incorporar, metabolizar lo heterogéneo y asi re-organizar, re-ordenar, des-ordenar lo
previo. En su devenir, la subjetividad trabaja la adolescencia produciendo
transformaciones. Estos trabajos denominados lo puberal-adolescente implican un
potencial saludable de cambio.
Siendo que desorden, reorganización y neo-organizaciones aparecen ante la
incorporación de lo nuevo, de lo distinto, de lo hetero; lo puberal-adolescente
trabaja para su incorporación y homogeneización; lo provienente de distintas
fuentes: Un campo intrasubjetivo (cambios corporales e historia personal), campo de
intersubjetividad que abarca las relaciones familiares, y un campo generacional de la
vida psíquica.
Se puntualiza los distintos elementos heterogéneos a metabolizar en este período:

1) Crecimiento y desarrollo que jaquean la identidad


Los cambios corporales relativos al desarrollo y nuevo funcionamiento endócrino y
hormonal, que producen el crecimiento del cuerpo y la aparición de los caracteres
sexuales secundarios, imponen al psiquismo un trabajo de simbolización. La
maduración biológica replantea en simultáneo las identidades enraizadas a lo
somático. A la vez, la maduración de los órganos sexuales internos y externos, son
elementos que anuncian al psiquismo un trabajo de metabolización de las diferencias
de género sobre el desarrollo de la identidad sexual.
Los cambios corporales piden una revisita de la imagen especular. Un nuevo pasaje
del estadio del espejo como formador de la función del Yo (Lacan), el cual NO es sin
su imagen corporal. A la vez que con la apertura hacia la genitalidad, el cuerpo pre-
genital queda chico y limita al adolescente para registrar sus nuevas experiencias y
exploraciones (Wassermann). Con el erotismo ligado a la genitalidad, se registran
nuevas vivencias, experiencias que requieren de inscripciones psíquicas para su
significación.
Es común en los años de pubertad y adolescencia la aparición de fenómenos de
alteraciones corporales, tales como trastornos digestivos y alimentarios, las
alteraciones de los ritmos del sueño, trastornos corporales por la ingesta de alcohol y
drogas, actuaciones sobre el cuerpo (mutilaciones y autolesiones), la aparición de
enfermedades psicosomáticas, angustia hipocondríaca y demás. Todos estos
desarreglos funcionales además de temores, son muestra suficiente para demostrar
que la subjetividad requiere de trabajos de integración psicosomática.
La subjetividad demanda encontrar nuevos ordenamientos, re-ordenar, des-ordenar
las relaciones del cuerpo infantil con la propia historia, con los padres de la infancia,
con su lugar circuito en el deseo familiar.
Se requieren nuevas organizaciones que signifiquen, que den sentido al crecimiento y
la genitalidad. La simbolización del crecimiento del cuerpo (erógeno) con su naciente
genitalidad implica trabajos psíquicos en relación con el estadio del espejo y sus
categorías y del Complejo de Edipo que comprometen toda la estructura del aparato
psíquico.
La adolescencia como período de crisis y duelo. Crisis de identidad, duelo por el ‘’ser
infantil’’. Son los duelos por los padres de la infancia, por la historia de las relaciones
infantiles de objeto, por la mismidad, por el self si se quiere, que toman un carácter
distintivo respecto de otros duelos como la pérdida de un objeto. Las crisis de
adolescencia se juegan en un terreno que es el sistema de relaciones, en este caso
familiares.
Los trabajos de duelo en la adolescencia son paradojales. El fin de la infancia requiere
de una caída, una muerte, pero a su vez de una conservación superadora,
transformación de lo infantil. Algo se pierde pero los referentes simbólicos de la
identidad son resignificados. El nexo con el cuerpo de la infancia, con la historia de
las elecciones libidinales, y de las relaciones objetales familiares, con la genealogía
entran en un proceso de resignificación e historización que se inicia con los procesos
adolescentes.

2) Los dos tiempos o fases de la sexuación (y el entretiempo)


Freud propuso la constitución de la sexualidad en dos fases. Cabe preguntarse sobre
la sexualidad infantil (historia libidinal y de relación de objetos de la infancia) y la
adulta (con su hallazgo de objeto y procreación como fin).
Cita a Silvia Bleichmar:
(…) no corresponden a dos fases de una misma sexualidad, sino a dos sexualidades
diferentes: una desgranada de los cuidados precoces, implantada por el adulto (…) y
otra con primacía genital, establecida en la pubertad y ubicada en el camino
madurativo que permite el ensamblaje genital’’
La proposición de la catedra respecto a los dos tiempos de la sexualidad: lo puberal-
adolescente es el entretiempo de la sexuación en la medida en que la culminación de
la sexualidad (infantil) no se produce (si es que alguna vez lo hace) automáticamente
y deviene en su conformación normal definitiva (adulta). Requiere de estaciones de
recambio de su identidad infantil, de des-orden del cuerpo, del objeto familiar, del
reposicionamiento generacional. Entre una re-edición y repetición, lo puberal
adolescente tiene una urgencia de crear y transformar. Urgencia por la inscripción de
un cuerpo que conlleve una identidad diferenciada de lo infantil, de lo conocido y lo
parental, con rasgos originarios y que contenga el deseo genital ligado a un objeto
no-familiar. Entre repetición de lo viejo e inscripción de lo nuevo, lo puberal
adolescente demanda un proceso identificatorio se debate en principio de
permanencia y principio de cambio (Aulagnier).
Si bien es momento propicio para para las repeticiones de los modelos de las
relaciones de objeto en la infancia, del narcisismo, del CdE, de la historia infantil y el
pasado familiar, también es empuje y oportunidad para los nuevos comienzos.
En la adolescencia no habría necesariamente una transferencia o desplazamiento
automático de libido desde los objetos incestuosos, de lo familiar hacia afuera de lo
familiar. Con la aparición del deseo genital se requiere de nuevas inscripciones, de
nuevas organizaciones psíquicas.
El conflicto se expresa en términos de un cuerpo pre-genital que conlleva las marcas
de deseo del Otro-familiar, la sexualidad del adulto inscripta en el cuerpo del niño y
que ahora, con el devenir puberal adolescente, el cuerpo constituye deseo genital en
un vínculo no-familiar. Lo puberal-adolescente es ese entretiempo de trabajos
específicos, lugar de transformación e inscripción del cuerpo, pre genital en cuerpo
genital y de objeto familiar en objeto de deseo no familiar.

3) Erotismo genital y hallazgo de objeto alteran ‘’lo familiar’’


En lo que a constitución del cuerpo genital se refiere, la iniciación sexual marca un
antes y un después, un hito en los procesos de subjetivación, el cual no es sin el
‘’otro’’. El otro (a la vez par y extraño) en su función de compañero sexual, en
presencia con su participación contribuye en la inscripción del cuerpo genital y a su
vez, también, en la categoría de la alterirdad del objeto. La genitalidad
constituyéndose en el vínculo, en lo hetero, da una nueva vuelta por la alteridad.
Conceptualizaciones freudianas de la Metamorfosis, una de ellas consecuencia del
‘’altruismo de la pulsion’’ es que la inscripción de la radical diferencia del otro sexo
abre a la inscripción de las diferencias con el objeto. Con el coito se inscriben y
rescriben diferencias corporales. El otro se constituye en su alteridad como objeto de
deseo.

4) La sucesión generacional y su reordenamiento


El reacomodamiento que la adolescencia implica por sus posibilidades de
fecundación y procreación propone al psiquismo un trabajo de simbolización de un
nuevo emplazamiento generacional. El potencial pasaje de hijo y su proyección como
padre y consecuentemente el pasaje de padres a abuelos, y demás, es un corrimiento
generacional cuya metabolización implica un deseo de muerte y asesinato de los
progenitores como operaciones simbólicas (Winnicot).
La elección de la formulación del ‘’deseo de muerte de los progenitores’’ da lugar a la
consideración de que los procesos de crisis y duelos, son EN la adolescencia a la vez
que del adolescente, se producen en intersubjetividad. Lo puberal de los padres es
un desarrollo conceptual que situa las crisis en la adolescencia.
Que en la adolescencia se sobreviva al deseo de muerte y asesinato fundante del
pasaje generacional se requiere que lo adolescente simbolice dicha experiencia. Este
nuevo emplazamiento generacional implica un nuevo registro de la temporalidad;
construirse un pasado posibilita proyectar el futuro.

‘’Niñez y adolescencia: Nuevos paradigmas, sus nombres y escritura’’ –


GRASSI.
Sobre las nominaciones ‘’minoridad’’ y ‘’niñez/adolescencia’’
Los términos menor y niñez/adolescencia guardan una relación directa con dos
paradigmas epocales diferentes.
Tras haber atravesado obstáculos y resistencias, niñez/adolescencia tardíamente
ingresó en la categoría de sujeto.

Sujeto y psicoanálisis
Desde una tópica prefreudiana a partir del cogito cartesiano, el yo piensa y no duda
de su propia existencia por la consciencia de pensar. Yo (sujeto
conciente/cognoscente) toma existencia y en ese nivel es en donde, para la filosofía,
se ubica el sujeto.
Con Freud y el pensamiento inconciente y las tópicas habrá un giro en las relaciones
entre el pensar, la conciencia y el yo. Con la llegada del Psa el sujeto queda del lado
del pensamiento inconsciente. La idea de movilidad y comercio entre los sistemas es
propio del aparato psíquico. Esta idea de movilidad e intercambio acompaña al
sujeto. Sujeto y, desde esta perspectiva, sujeto psíquico es actividad de intercambios
entre los sistemas de organización del aparato psíquico pero también es de
intercambio con la cultura, el medio.
Al introducir sujeto al inconsciente, el psicoanálisis se abre a las relaciones que el
termino guarda con el deseo. El sujeto es sujeto de deseo icc.

Sujeto e historización
Otros términos cercanos al del sujeto: El yo. Es una instancia psíquica de la tópica
freudiana. Destaquemos los aportes de Lacan quien traza las diferencias entre sujeto
y yo. Mientras que el yo forma parte del orden imaginario, el sujeto es parte del
orden simbólico. Mantiene esta distinción fundamental entre ‘’sujeto verdadero’’ del
Icc y yo, en tanto nucleo de identificaciones alienantes, su vinculación con el
narcisismo y el estadio del espejo. Piera Aulagnier propone un modelo de aparato
psíquico complejizado y otorga nuevas funciones al yo, entre las cuales destaca la de
historización específica de procesos adolescentes donde se realizan operaciones
relativas y de articulación con la temporalidad.
Winnicot destaca en relación a la inmadurez adolescente que ‘’lo único que la cura es
el paso del tiempo’’. Nuestro aporte es que no se trata tanto del paso del tiempo
como quien dice ‘’ya va a crecer, y va a madurar’’ sino del paso del tiempo por el
aparato psíquico, la marca que el paso del tiempo deja en el psiquismo; es decir, su
inscripción. La inscripción psíquica de la temporalidad como ‘’cura’’. Nos referimos a
la inscripción de lo pasado, lo vivido como perdido, el paso del tiempo como límite.
El yo requiere de inscribir y dar continuidad a su existencia a través del paso del
tiempo. Ahí la subjetividad trabaja, inscribiendo tiempo e hilando entre pasado,
genealogía y proyecto identificatorio. Subjetividad e historización en varios sentidos.

Sujeto es función psíquica, entidad NO corpórea


Es fundamental tener en cuenta que del bebe al adulto, pasando por la niñez, la
pubertad y la adolescencia, el desarrollo corporal implica un trabajo continuo del yo.
¿Cuáles son las relaciones entre sujeto y cuerpo? El yo y el ello, Freud: ‘’El yo es sobre
todo una esencia cuerpo, el mismo la proyección de la superficie’’ (se refiere a
superficie corporal). ‘’O sea que el yo deriva de sensaciones corporales’’. Cabe
entonces considerarlo como la proyección psíquica de la superficie del cuerpo,
además de representar el mismo la superficie del aparato.
Teniendo en cuenta que el desarrollo corporal es una trasformación constante,
requiere de un trabajo del psiquismo. Hablar del cuerpo en psa implica hablar de
cuerpo erógeno, del yo y de su imagen. Dado el crecimiento y cambio del cuerpo
entre su imagen y el yo, entendemos que la función del sujeto es trabajo de
integración. ¿Integración de qué? Un trabajo de anudamiento o integración
psicosomática: El crecimiento del cuerpo impone al psiquismo un trabajo de ligazón
constante entre la proyección de la imagen del cuerpo reformulada por el
crecimiento, la mirada del Otro y las sensaciones corporales.
Un trabajo de integración en relación a la fantasía correlativa del crecimiento y un
trabajo de integración del aparato en cuanto a fantasía Icc, tocando lo originario.
Así, cuerpo (erógeno) el psiquismo y las funciones parentales se van constituyendo
articuladamente, entrelazados. No puede dejar de pensarse los fundamentos del
psiquismo en relación a los momentos del crecimiento corporal y las funciones
parentales. Cuando todo transcurre en salud, todo aparato está en intercambio en
sus procesos de constitución, organización y reorganización, desde los inicios de la
vida pasando por la pubertad-adolescencia y más allá de la misma.
Dichas ‘’fases del desarrollo’’ no evolucionan unidireccionalmente, lo hace mediante
progresiones y regresiones tal como Freud lo pensaba con la libido.
Esta relación entre la función de la cronología del desarrollo y la constitución del
psiquismo está dado por el trabajo de subjetividad.
Es cierto que la estructuración psíquica del niño/adolescente depende de su
desarrollo corporal, como también de los sentidos diversos que provienen del Otro
familiar. El yo pendiente del crecimiento está tomado en sus inicios por la búsqueda
alienada, y más tarde por la transformación de identificaciones que lo modelan.

Segunda parte: Subjetividad y adolescencia


Lo propio del sujeto en la adolescencia es crear sentidos que enriquezcan al yo, en un
juego de identificaciones-desidentificaciones. La adolescencia transcurre en lúdica
adquisición de nuevas identificaciones y cancelaciones de otras caducas, obsoletas.
La pregunta ¿Quién soy? Signo de que existen procesos adolescentes en marcha, se
refiere a identificaciones que habitan al yo y que comienzan a ser cuestionadas por el
sujeto.
El yo no es sujeto aunque se produce y anida en el yo
Producción de subjetividad es la acción de dar sentido, de significar y poner una
marca de origen, un proceso de metabolización. Dar un sentido personal
acompañado del acto que implica.
La subjetividad es materia psíquica viviente que se produce en el intercambio entre
otros sistemas (intrapsíquico), por el intercambio con los otros (intersubjetivo), por el
intercambio con el medio (transubjetivo). Su actividad por ser intercambios con
sistemas es inacabada. Mientras hay vida, hay vida psíquica y posibilidad de
producción subjetiva.
Muchos de estos desarrollos desplegados que tratan de cuestiones relativas al sujeto
y producción de subjetividad, responden a la idea de Freud expresada ‘’Donde ello
era, yo debo devenir’’. Proponemos este yo debo devenir como el trabajo de
transformación propio de la subjetividad que encuentra en la niñez/adolescencia ya
una orientación. Yo entonces no como una instancia acabada, cosificada, sino, en
movimiento e intercambio con ello, con el mundo exterior, con los otros, la cultura.
Ese devenir yo es trabajo psíquico, producción subjetiva. En la adolescencia donde
ello(s) eran, donde ellos estaban, el pasaje de firma es apropiación del nombre
propio, personal. El yo afirma su consistencia desgajado de ello(s), el icc impersonal,
familiar. Ese yo debo devenir es la apuesta adolescente que se afirma más allá de lo
familiar.
Si uno de los trabajos adolescentes implica en hacer caer identificaciones
inconscientes, parentales infantiles, donde ello(s) eran garantes, estaban presentes,
donde el Otro investía sus objetos privilegiados de deseo, yo debo devenir. Ahí el
adolescente transita por su autoafirmación. Sujeto es autoafirmación, auto
organización, autonomía, pero en red. La producción de subjetividad está en red(ada)
con el cuerpo, con la historia, con el medio, la cultura, la genealogía. Es un devenir
que se produce con el cuerpo, con el Otro.

Desvíos bordes y desbordes: ‘’Sobre los modelos para el estudio de las


adolescencias’’ – Grassi.
El término adolescencia fue cobrando varios sentidos a lo largo de la historia.
Desde su misma etimología el término adolescente plantea el proceso el crecimiento
(Córdova).
Quien introduce el término en la literatura científica es Stanley Hall, para referirse al
período de desarrollo que se ubica entre la infancia y la adultez. Etapa de crecimiento
tomada como objeto de estudios para la Psicologia del Desarrollo.
Considerar al crecimiento a partir del crecimiento del cuerpo-soma, en desarrollo,
aun inmaduro, planteó los modelos para el estudio del creciente.
Desde el punto de vista imprecisamente se podría llamar crecimiento, maduración
psicológica o de la vida psíquica, señalamos la valoración negativa que tiene el
termino inmadurez.
El ‘’estado del creciente’’, su estructuración psíquica consideran una complejidad de
factores relativos, cambiantes. La subjetividad trabaja en su producción. La
adolescencia es un momento constitutivo con sus particularidades.
Los alcances que el termino madurez cobra y se desplazan hacia el campo psi, se los
percibe en la valoración negativa propia de la incompletud. Incompletud que se
traslada sin solución de continuidad quedando representada en la inconsabida
irresponsabilidad adolescente. Inmaduro, irresponsable, carente, sufriente, es una
formula que ha dominado el imaginario colectivo en relación al creciente.
El termino ‘’creciente’’ que adoptamos para nuestros desarrollos, hace referencia a
un proceso vivo. El creciente es como el caminante, ser activo que impulsa el devenir
constante. Estudiar el ‘’estar creciente’’ queda incluido en un contexto de
problemáticas más amplias, porque el crecimiento, incluye distintas estancias y
estados. Proceso al cual son inherentes los conflictos, regresiones y progresiones,
dudas e incertidumbres, con finales abiertos, inciertos. Transita por bordes,
desbordes y desvíos, más que por logros y metas claras y fijadas.
Estudiar el desarrollo saludable en el creciente, implica tener en cuenta sus demoras,
sus detenciones, sus regresiones y progresiones, sus relaciones con el medio
ambiente, y la cultura.
Se plantean tres momentos en la adolescencia que responden a adolescencia
temprana, media y tardía. Planteamos: Lo puberal, lo adolecente, la juventud como
tres grupos de trabajos psíquicos al transitar este periodo del crecimiento.
El tránsito por estos trabajos, presenta un abanico de síntomas no cristalizados, que
permite una mirada sobre el crecimiento en devenir. Una lista de estos síntomas,
organizada a partir del sufrimiento icc, la realiza Nasio en ‘’Como actuar con un
adolescente dificil’’.
La adolescencia es vista como el periodo de mayor creatividad espontánea, no
dirigida, posibilitada por la irresponsabilidad, es decir no significada, ni dependiente
de la valoración del adulto. Creatividad y no-responsabilidad adolescente hacen
referencia a todas esas prácticas que encuentran un lugar de difusión importante
entre el publico adolescente ávido de excitaciones desordenadas, de ebulliciones
candentes, de sentimientos oceánicos, etc.
Algunas puntualizaciones a tener en cuenta para la evaluación de un estar creciente
saludable en la adolescencia:
1) No hay verdadero proceso adolescente, no hay genuino creciente, no hay
verdadero self, autenticidad subjetiva, sino se toma el desvío de la no
responsabilidad. No-responsabilidad puede ser equivalente a no integración; No
integración psicosomática, no integración Yo-realidad. La no-responsabilidad tiene un
sentido de un soltarse, deshacimientos, desanudamientos transitorios.
2) El primer lugar donde se crece es en el deseo, en la fantasia, en el juego, en la
creación artística, deportiva, en las acciones, actuaciones, demostraciones.
3) La creación de espacios de grupalidad, en el cual se hace experiencia sobre toda la
novedad que atrae de sí el cuerpo, nuevas sensaciones.

‘’¿Cómo actuar con un adolescente difícil? – Nasio.


La adolescencia es un pasaje obligado, el pasaje delicado, atormentado pero también
creativo, que se extiende desde el fin de la infancia hasta las puertas de la madurez.
Definiré la adolescencia de acuerdo a tres puntos de vista diferentes pero
complementarios: biológico, sociológico y psicoanalítico. Desde la perspectiva
biológica, adolescencia corresponde a la pubertad, mas bien el principio, ese
momento de la vida en el que el cuerpo de un niño de 11 años es abrasado por una
sorprendente llamarada hormonal. La pubertad designa el periodo en el que se
desarrollan órganos genitales, aparecen signos distintivos del cuerpo del hombre y de
la mujer, y se produce un crecimiento y modificación de las formas anatómicas. La
adolescencia es sinónimo de advenimiento de un cuerpo maduro, sexuado,
susceptible de procrear.
En cuanto a lo sociológico, ‘’adolescencia’’ abarca el período de transición entre la
dependencia infantil y la emancipación del joven adulto. Puede afirmarse que la
pubertad signa su entrada hacia los 12 o 11 años, mientras que la emancipación
puntua su salida alrededor de los 25 años.
En base al punto de vista psicoanalítico, el chico o la chica de hoy es un ser
trastornado que se precipita alegre hacia delante en la vida, luego de pronto se
detiene, agobiado, vacio de esperanza, para volver a arrancar inmediatamente
llevado por el fuego de la acción. Todo en el son contrastes y contradicciones. Los
únicos ideales a los que se adhiere, las más de las veces con pasión y sectarismo son
los ideales de su grupo de amigos.
A sus padres les manifiesta sentimientos que son la inversa de los que siente
realmente por ellos: los desprecia y les grita su odio, mientras que el niño que
subsiste en el fondo los ama con ternura.
El adolescente es un ser que sufre, exaspera a los suyos y se siente sofocado por
ellos. Todo lo que construimos hoy está erigido con la energía y la inocencia del
adolescente que sobrevive en nosotros. La adolescencia es una de las fases más
fecundas de nuestra existencia. Por un lado, el cuerpo se acerca a la morfología
adulta y se vuelve capaz de procrear; y por el otro la mente se inflama por grandes
causas, aprende a concentrarse en un problema abstracto. El adolescente conquista
el espacio intelectual con el descubrimiento de nuevos intereses culturales;
conquista el espacio afectivo con el descubrimiento de nuevas maneras de vivir
emociones que ya conocía, pero que nunca antes había experimentado de esa
manera. Y, por ultimo, conquista el espacio social al descubrir, más allá del circulo
familiar y del escolar, el universo de los otros seres humanos en toda su diversidad.
La adolescencia es el momento en el que nos damos cuenta de cuan vital es el otro
biológica, afectiva y socialmente para cada uno de nosotros, cuanta necesidad
tenemos del otro para ser nosotros mismos.
La mayor parte del tiempo, lo que se presenta ante nosotros es un adolescente en
estado de desasosiego; un joven al que le cuesta expresar su malestar en palabras.
No sabe o no puede verbalizar el sufrimiento difuso que lo invade y es a nosotros,
adultos, a quienes nos compete soplarle las palabras que le faltan, traducirle el mal
estar que siente y que habría expresado el mismo sabiendo reconocerlo. El
adolescente no siempre sabe hablar de lo que siente porque NO sabe identificar que
es lo que siente. Si el adolescente no habla, es por ello, no puede verbalizarlo. Es así
como se ve lanzado a actuar más que a hablar, y que su malestar se traduce más por
medio de los actos que las palabras. Su sufrimiento icc, está mas expresado mediante
comportamientos impulsivos que conscientemente vivido y puesto en palabras.
Dichas manifestaciones se presentan de distinto modo según el grado de intensidad
del sufrimiento: moderado, intenso o extremo.
La manifestación más frecuente es el sufrimiento moderado, es decir, la
efervescencia adolescente ordinaria. La agitación adolescente con una neurosis
juvenil sana y aún necesaria para que el adolescente al cabo de su metamorfosis,
logre adueñarse de sí mismo y afirmar su personalidad. Los principales síntomas de
este tipo de sufrimiento son angustia, tristeza y rebeldía. Esta neurosis de
crecimiento afecta prácticamente la totalidad de la población adolescente. Los
adolescentes incluidos en esta categoría son en su gran mayoría jóvenes con buena
salud que atraviesan de manera moderadamente conflictiva. En el fondo, en
presencia de un adolescente difícil, es decir neurótico, nuestra mejor respuesta como
padres es saber esperar, lo mejor que podamos, el fin de la tormenta.
Pensar la adolescencia como una neurosis del crecimiento. Esta neurosis saludable
es la repetición en la adolescencia de la primera neurosis de crecimiento que fue,
para un niño de 4 años, el Complejo de Edipo. La formación de la personalidad de un
individuo se decide en su manera de atravesar estas dos pruebas inevitables que son
la neurosis del Complejo de Edipo y, diez años más tarde, la neurosis sana de la
adolescencia. En el transcurso de estos dos periodos, el sujeto se desgarra
internamente, tratando de responder a la vez a las fuertes exigencias pulsionales de
su cuerpo y las fuertes exigencias sociales, exigencias que ha introyectado y que se
impone a si mismo bajo la forma de la voz interior y despótica del superyó.
La neurosis es el resultado de la incapacidad del yo adolescente de conciliar las
exigencias pulsionales con las exigencias super yoicas. Esta guerra entre un cuerpo
invadido por las pulsiones y una cabeza invadida por una moral extrema hace del
adolescente un ser íntimamente dislocado, desgarrado, que experimenta
sentimientos contradictorios respecto de sí mismo. Esto es la neurosis: sentimientos,
palabras y comportamientos impulsivos y desfasados, que engendran una
insatisfacción permanente y múltiples conflictos. Todo estriba en lo siguiente:
aceptar que nuestro trabajo real no sea el hijo que hemos soñado.
La tarea difícil pues, en la adolescencia, los padres ya no cuentan con la paciencia ni
con la flexibilidad mental que tuvieron durante el Edipo. Se sienten mil veces más
desarmados para manejar las turbulencias del adolescente difícil que para manejar la
inocente falta de pudor de su hijo de 4 años.
La columna B, encontramos diferentes comportamientos peligrosos que interpreto
como la puesta en acto por parte de un joven de un sufrimiento que no tiene
conciencia, un sufrimiento inconsciente. Que ya no es moderado, es intenso.
El joven no siempre siente el sufrimiento y nunca nítidamente, si lo siente, no llega a
verbalizarlo. Cuando este sufrimiento es mudo es muy intenso e inconcebible, se
exterioriza a través de comportamientos riesgosos, impulsivos y repetitivos. Esta
ausencia de conciencia de su malestar interior explica por qué un adolescente no
piensa en pedir ayuda. Por lo tanto, se encierra en su soledad, su rencor y es un
desafío para nosotros (los padres). A través de la violencia y el ruido, busca la prueba
de su propio valor. Quiere sentiste existir, distinguirse de los adultos y hacerse
reconocer pos sus amigos.
Las conductas riesgosas que encontramos con mayor frecuencia en nuestra práctica
son los comportamientos depresivos y aislamiento, los intensos de suicidio, los
suicidios logrados, la poliadicción, el consumo de drogas duras, anorexia y bulimia, la
deserción escolar, el ausentismo y fugas, y demás. Toda esta crueldad contra uno
mismo y contra los otros encubre una depresión muy particular que se manifiesta por
medio de abatimientos y la tristeza. Es una depresión enmascarada, mezcla de
amargura y despecho, que también suele denominarse ‘’depresión hostil’’.
En la columna C, las alteraciones mentales severas son perturbaciones que revelan
un sufrimiento inconsciente extremo en el adolescente. La esquizofrenia o
disociación esquizofrénica que va acompañada de delirios y alucinaciones. Otras
veces, el joven está aquejado por alteraciones obesisvas compulsivas, trastornos
alimentarios, o incluso una depresión importante que puede conducir al suicidio. El
problema principal, la perturbación mas grave e irreversible es la esquizofrenia.
Bleuer dio a entender que el síntoma principal de la esquizofrenia es la ruptura, el
clivaje de la personalidad del joven enfermo, ‘’despersonalización’’. Se trata de una
psicosis que se declara en la adolescencia. El joven siente su propio cuerpo como si
fuera extraño. El joven oye voces que lo insultan o intiman a cometer actos extraños,
incluso violentos hacia si mismo o hacia el projimo; alteraciones discordantes de la
afectividad.
Una neurosis será calificada de grave cuando su intensidad, su duración o invasión en
la vida cotidiana impiden al sujeto vivir normalmente.
He aquí las tres categorías de manifestaciones del sufrimiento icc del adolescente:
síntomas neuróticos, comportamientos peligrosos y alteraciones mentales. En cada
categoría, podemos encontrar casos de adolescentes que atraviesan una crisis aguda.
En la categoría A, la de la neurosis del crecimiento. La B, la de los comportamientos
peligrosos, y la C de las enfermedades mentales.
La palabra ‘’crisis’’ puede entenderse de dos maneras diferentes: la crisis considerada
como período más o menos largo de ruptura y de cambio y la crisis considerada
como un momento agudo.
‘’Neurosis del crecimiento’’: Es de crecimiento porque para crecer todo adolescente
está obligado a sufrir una neurosis y a deshacerse de ella. Está obligado a padecer el
asalto de las pulsiones, la intransigencia de su superó y por fin, conciliarlas. La
práctica de los jóvenes me ha llevado a reemplazar ‘’crisis de adolescencia’’ por la de
neurosis saludable de crecimiento.

La adolescencia es un duelo de la infancia: El joven debe perder a la vez su universo


de niño, conservas en sí mismo sus sensaciones y emociones infantiles y conquistar
la edad adulta.
El segundo aspecto de abordaje psa, que entiende el periodo de la adolescencia
como lento y doloroso proceso de duelo y renacimiento. Detrás de los
comportamientos angustiados, tristes o rebeldes del adolescente neurótico, se
esconde un lento y doloroso trabajo interior de alejamiento progresivo del niño que
ha sido, pero también de construcción progresiva del adulto por venir.
El adolescente debe perder, conservar y conquistar a la vez. Perder el cuerpo del
niño y el universo familiar en el cual creció, conservar todo lo que sintió, percibió,
quiso desde su primer despertar y conquistar finalmente la edad adulta.
¿Qué es un duelo? El duelo es un tiempo, el tiempo que hace falta para aceptar vivir
con la ausencia definitiva de aquel a quien amamos, y que acabamos de perder.
Aceptar vivir con la ausencia significa aprender a amar de otro modo a aquél que ya
nunca más volverá a estar. Haber efectuado un duelo significa haber aprendido,
dolorosamente, a amar de otro modo a aquel que se ha perdido. El adolescente debe
aprender lenta y dolorosamente a desligarse del niño viviente que ha sido y del
universo familiar que fue suyo, para ligarse poco a poco al recuerdo de su infancia.
Antes, cuando era pequeño se amaba a sí mismo amando la vida: Ahora, disfruta
recordando el niño que era y sobretodo reviviendo en acto sus primeras vivencias
infantiles.
No es fácil para un adolescente amar al niño que hay en él. En general, tiene tanto
horror de sentirse tratado como niño por sus padres que rechaza con repugnancia
todo lo que de su infancia vuelve en él. No quiere sentirse ni mostrarse como un niño
porque para el, sería un signo de debilidad. Esta es la histeria juvenil.
Para hacernos adultos, felices de serlo, necesitamos amar al niño que hemos sido.
Madurar es ganar penosamente la flexibilidad de amar: el amor de si del pequeño
que se ha transformado, al final de la adolescencia, en amor del joven adulto por su
infancia pasada. El duelo de su infantil es, un cambio imperceptible en la manera de
amarse a sí mismo. El pasado infantil resurge en la vida concreta y actual del joven,
sin que éste se de cuenta de ello.
El duelo de la infancia es un lento y sordo proceso de alejamiento. Es tan lento y
progresivo porque para dejar atrás la infancia, el adolescente debe volver a ella sin
cesar revivirla en la frescura de los nuevos encuentros. Cada retorno al pasado y cada
retorno del pasado marcan un paso hacia adelante. El duelo de la infancia es un
vaivén entre el presente y el pasado. No hay progreso continuo, solo hay nacimientos
sucesivos. Así, el adolescente abandona progresivamente su pequeño cuerpo de
niño, conserva así, reviviéndolas sus primeras emociones infantiles y por fin accede a
la madurez.

Los principales signos que dan testimonio del final de la adolescencia y de la


entrada en la edad adulta
Dos indicadores de la madurez afectiva que muestran que el adolescente ha
abandonado la adolescencia, ya no vive bajo la presión del superyó asfixiante, y por
consiguiente, se ha vuelto más conciliador consigo mismo y con el mundo. EL
primero, el joven adulto ya no se avergüenza de jugar como un niño. El segundo
indicador, es que al joven ya no le molesta mostrarse obediente frente a la autoridad.
Creer que es ridículo mostrarse como niño o creer que es humillante obedecer son
susceptibilidades que revelan que el joven adulto no terminó de atravesar su pasaje
adolescente; sigue habitado por el miedo histérico e infantil a ser humillado. Ser
adulto es vivir sin temor de jugar como in niño y sin vergüenza de mostrarse
obediente.
El adolescente nos muestra que la fuerza vital que nos anima día a día a nosotros, los
adultos, toma la figura de un niño incesantemente sacrificado y que renace sin cesar.

‘’Metamorfosis de la pubertad’’ – FREUD.


Con el advenimiento de la pubertad se introducen cambios que llevan la vida sexual
infantil a su conformación normal definitiva. La pulsión sexual era hasta entonces
predominantemente autoerótica; ahora halla al objeto sexual.
Ahora es dada una nueva meta sexual; para alcanzarla, todas las pulsiones parciales
cooperan, al par que las zonas erógenas se subordinan al primado de la zona genital
(meta). La normalidad de la vida sexual es garantizada por la exacta conciencia de las
dos corrientes dirigidas al objeto y a la meta sexual: la tierna y la sensual.
La nueva meta sexual consiste para el varón en la descarga de los productos
genésicos. La pulsión sexual se pone ahora al servicio de la función de reproducción;
es decir, se vuelve, altruista. Todas las perturbaciones patológicas de la vida sexual
han de considerarse como inhibiciones del desarrollo.

El primado de las zonas genitales y el placer previo


Las transiciones mediadoras (entretiempo de la sexuación). El desarrollo de los
genitales internos ha avanzado hasta el punto de poder ofrecer productos genésicos,
o bien recibirlos, para la gestación de un nuevo ser. Asi ha quedado listo un aparato
en extremo complicado que debe ser puesto en marcha mediante estímulos. Pueden
alcanzarlo por tres caminos: desde el mundo exterior por excitación de las zonas
erógenas, desde el interior del organismo y desde la vida anímica. Por los tres
caminos se provoca lo mismo: un estado que se define como excitación sexual y se
da a conocer por dos clases de signos, anímicos y somáticos. El signo anímico consiste
en particular sentimiento de tensión, se situa en una serie de alteraciones en los
genitales, que tienen un sentido: la preparación, el apronte para el acto sexual.

LA TENSION SEXUAL: El estado de excitación sexual presenta, el carácter de una


tensión. Un sentimiento de tensión tiene que conllevar el carácter del displacer.
Siempre la tensión producida por los procesos sexuales va acompañado de placer; un
en las alteraciones preparatorias de los genitales puede reconocerse una suerte de
sentimiento de satisfacción.

MECANISMO DEL PLACER PREVIO: El pale que cumplen las zonas erógenas es claro.
En su conjunto se aplican para brindar mediante su adecuada estimulación, un cierto
monto de placer; de este arranca el incremento de la tensión. La penúltima pieza del
acto es la estimulación apropiada de una zona erógena por el objeto más apto para
ello, la mucosa de la vagina; y bajo el placer que esta excitación procura, se gana, la
energía motriz requerida para la expulsión de las sustancias genésicas. Este placer
último es el máximo por su intensidad, y diferente de los anteriores por su
mecanismo.
El placer provocado por la excitación de las zonas erógenas y el producido por el
vaciamiento de las sustancias sexuales. El primero puede designarse conveniente
como placer previo, por oposición al placer final. El placer final es nuevo, depende de
condiciones que solo se instalan en la pubertad. La fórmula para la función de las
zonas erógenas seria: son empleadas para posibilitar la producción del placer de
satisfacción mayor.

PELIGROS DEL PLACER PREVIO: El nexo del placer previo con la vida sexual infantil se
acredita por el papel patógeno que puede corresponderle. Ese peligro se presenta
cuando el placer previo demuestra ser demasiado grande y demasiado escasa su
contribución a la tensión. Falta la fuerza pulsional para que el proceso sexual siga
adelante; todo el camino se abrevia, y la acción preparatoria correspondiente
reemplaza a la meta sexual normal. La experiencia nos dice que este prejuicio tiene
por condición que la zona erógena respectiva, haya contribuido a la ganancia de
placer en medida inhabitual ya en la vida infantil.
El malogro de la función del mecanismo sexual por culpa del placer previo se evita,
sobre todo cuando ya en la vida infantil se prefigura algún modo el primado de las
zonas genitales. Ya en la niñez se engendra cierto monto de tensión sexual.
Las exteriorizaciones infantiles de la sexualidad no marcan solamente el destino de
las desviaciones respecto de la vida sexual normal, sino de su conformación normal.

El problema de la excitación sexual


Esta tensión resulta de algún modo del placer mismo: queda invalidada por el hecho
de que el placer máximo, no produce tensión alguna; al contrario, suprime toda
tensión. Por tanto, placer y tensión sexual solo pueden estar relacionados de manera
indirecta.

PAPEL DE LAS SUSTANCIAS SEXUALES: Cuando se lleva una vida continente, el


aparato genésico suele descargarse de sus materiales por las noches en períodos
variables. Ello ocurre con una sensación de placer y en el curso de la alucinación
onírica de un acto sexual. En vista de este proceso, parece difícil dejar de entender la
tensión sexual, que saber hallar el atajo alucinatorio de sustitución del acto. Cuando
la reserva de semen está vacía, no solo es imposible la ejecución del acto sexual;
fracasa también la estimulación de las zonas erógenas cuya excitación ya no es capaz
de provocar placer alguno.
Hipótesis: la acumulación de los materiales sexuales crea y sostiene la tensión sexual.
Si la excitación de las zonas erógenas aumenta la tensión sexual, ello solo puede
deberse a que tienen una prefigurada conexión anatómica con esos centros, y
cuando la tensión es suficiente, ponen en marcha el acto sexual.

La teoría de la libido
El concepto de la libido como una fuerza susceptible de variaciones cuantitativas,
que podría medir procesos y trasposiciones en el ámbito de la excitación sexual. Los
procesos sexuales del organismo se diferencian de los procesos de la nutrición por un
quimismo particular. Las perversiones y psiconeurosis nos ha permitido inteligir que
esta excitación sexual no es brindada solo por las partes llamadas genésicas, sino por
todos los órganos del cuerpo. Así llegamos a la representación de un quantum de
libido cuya subrogación psíquica llamamos libido yoica, la producción de esta, su
distribución y su desplazamiento están destinados a ofrecernos la posibilidad de
explicar los fenómenos psicosexuales observados.
Esta libido yoica se vuelve accesible cuando ha encontrado empleo psíquico en la
investidura de objetos sexuales, cuando se ha convertido en libido de objeto.
En cuanto a los destinos de la libido de objeto, que es quitada de los objetos, se
mantiene fluctuante en particulares estados de tensión y por ultimo es recogida en el
interior del yo, con lo cual se convierte de nuevo en libido yoica. A esta ultima la
llamamos libido narcisita. La libido narcisista o libido yoica se nos aparece como el
gran reservorio desde el cual son emitidas las investiduras de objeto y al cual se
vuelven a replegarse, y la investidura libidinal narcisista del yo, como el estado
originario realizado en la primera infancia.

El hallazgo de objeto
Durante los procesos de la pubertad, se afirma el primado de las zonas genitales, y en
el varón, el ímpetu del miembro erecto remite imperiosamente a la nueva meta
sexual: penetrar en una cavidad del cuerpo que excite la zona genital.
Al mismo tiempo, se consuma el hallazgo de objeto; preparado desde la mas
temprana infancia.
Cuando la primera satisfacción sexual estaba todavía conectada con la nutrición, la
pulsión sexual tenia un objeto fuera del cuerpo propio: el pecho materno. Después la
pulsión sexual pasa a ser, autoerótica y solo luego de superado el periodo de latencia
se restablece la relación originaria.
El hecho de mamar el niño el pecho de su madre se vuelve paradigmático para todo
vinculo de amor. El hallazgo de objeto (encuentro) es propiamente un reencuentro.

OBJETO SEXUAL DEL PERIODO DE LACTANCIA: De estos vínculos sexuales, los


primeros y los más importantes de todos, una parte importante que ayuda a preparar
la elección de objeto y asi, restaurar la dicha perdida. A lo largo del periodo de
latencia, el niño aprende a amar a otras personas que remedian su desvalimiento y
satisfacen sus necesidades. El trato del niño con la persona que lo cuida es para el
una fuente continua de excitación y de satisfacción sexuales a partir de zonas
erógenas. La pulsión sexual no es despertada solo por excitación de la zona genital; lo
que llamamos ternura infaliblemente ejercerá su efecto un dia también sobre las
zonas genitales. Cuando enseña al niño a amar, no hace sino cumplir su cometido; es
que debe convertirse en un hombre íntegro, dotado de una necesidad sexual, y
consumar en su vida todo aquello hacia lo cual la pulsión empuja a los seres
humanos.

ANGUSTIA INFANTIL: La angustia de los niños es la expresión de su añoranza de la


persona amada; por eso responden a todo extraño con angustia, tienen miedo de la
oscuridad porque en esta no ven a la persona amada, y se dejan calmar si pueden
tomarle la mano. En esto el niño se porta como adulto: tan pronto como no puede
satisfacer su libido, la muda en angustia.

LA BARRERA DEL INCESTO: Cuando la ternura que los padres vuelcan sobre el niño
ha evitado despertarle la pulsión sexual prematuramente y despertársela con fuerza
tal de manera inequívoca hasta el sistema genital, aquella pulsión puede cumplir su
cometido: conducir a este niño, llegada la madurez, hasta la elección del objeto
sexual. En virtud del diferimiento de la maduración sexual, se ha ganado tiempo para
erigir la barrera del incesto y para implantar en el los preceptos morales que
excluyen expresamente la elección de objetos por su calidad de parientes
consanguíneos.
La elección de objeto se consuma primero en la representación. A raíz de estas
fantasias vuelven a emerger en todos los hombres las inclinaciones infantiles, solo
que ahora con refuerzo somático. La moción sexual del niño hacia sus progenitores,
casi siempre diferenciada por la atracción del sexo opuesto: la del varon hacia la
madre y la de la niña hacia el padre. (Los primeros que se invisten son los objetos
parentales, fantasias incestuosas).

‘’La creación del cuerpo adolescente’’ – CÓRDOVA.


Con la irrupción de la pubertad en la escena infantil se producen vertiginosas
transformaciones que serán tramitadas e integradas en el entretiempo de la
sexuación. El acontecimiento genital, arriba por sorpresa con la nueva oleada genital.
El encuentro de la psique con su nuevo cuerpo genital produce un trabajo de
inscripción que se expresará como proceso de crecimiento en dirección de la
integración psicosomática y la subjetivación.
En cierto modo, el cuerpo infantil deviene parcialmente soma, territorio inexplorado
que requiere al psiquismo su ‘’incorporación’’ mediante trabajos de inscripción del
cuerpo genital en un proceso de integación psicosomática. Ante los fracasos del
cuerpo que permite esa inscripción y apropiación del cuerpo, este adquirirá el sesgo
patológico incluso perturbador. Para adueñarse de este cuerpo, el adolescente
deberá crearlo y crearse como tal en un trabajo de apropiación subjetiva, propiciado
por el encuentro intersubjetivo con el otro NO-familiar. La tarea adolescente
entonces consistirá en crear-se los ropajes imaginarios y simbólicos para investir con
ellos ese real estado genital en estado de desnudez.

1)El nacimiento del cuerpo en los albores de lo imaginario


La constitución del cuerpo como integración psicosomática. El cuerpo en sus inicios
es un soma, la estructura orgánica del viviente. Y lo seguiría siendo de no mediar con
otro, de no ser tocado y ‘’corporizado’’ por el deseo y los significantes maternos
desde los albores de lo imaginario. La madre, en lo que denominaremos ‘’el proceso
de gestación psíquica’’ va construyendo un ‘’entramado base’’ .
Antes de nacer, el naciente ‘’anidará el psiquismo materno’’ en un tejido
representacional. Luego será investido con los primeros envoltorios corporales. El
viviente advendrá a la condición de infans a partir de ese encuentro humanizante a lo
que Laplanche denomina ‘’situación antropológica fundamental’’.
El infans recibe el baño de lenguaje del Otro materno, quien con sus sonidos, olores,
imágenes, estructuras corporales, su voz, la mirada, la caricia, los besos la
alimentación y los cuidados diarios van trazando en ese cuerpo una geografía
erógena y activando libidinalmente las superficies, territorios y bordes corporales. La
pulsión es convocada inconscientemente por la madre. Silvia Bleichmar sostiene que
la madre da inicio al proceso de sexualización del infans.
En este tiempo fundante ‘’albores de lo imaginario’’, el cuerpo psíquico se va
constituyendo en el doble encuentro originante con el propio cuerpo y los procesos
psicosomáticos maternos. Las representaciones de lo originario van a materializarse
por medio de pictogramas, que van a inscribir la zona con el objeto complementario,
ambos fusionados. Van construyendo boca y pecho en un trabajo de escritura del
cuerpo en el cuerpo mediada por Otro. Esa escritura crea al cuerpo y al psiquismo
enraizados; al representar la zona y el objeto, el psiquismo se representa a si mismo.
El cuerpo es inicialmente vivido en el infans como fragmentado, y desarticulado. La
estabilidad de la constitución imaginaria del cuerpo está dada por la mirada del Otro.
En esas operaciones estructurantes deviene las identificaciones originantes del yo
ideal (identificación imaginaria) y el ideal del yo (identificación simbólica). Se trata de
un nuevo acto psíquico: la estructuración narcisista que funda la imagen cohesionada
del cuerpo y del yo como instancia corpórea.
Se va configurando así, las superficies y los límites del cuerpo erógeno, marcado por
el significante.

2)La creación adolescente del cuerpo genital


Con la llegada de la pubertad, el cuerpo infantil se transforma abruptamente en un
territorio invadido y gobernado imperativamente por la sexualidad genital, que
estalla con la nueva oleada pulsional. El cuerpo erógeno se genitaliza, la sexualidad se
interconecta por múltiples vías, alguna de ellas ya trazadas en la infancia e inhibida
en el período de latencia.
El naciente cuerpo puberal late con frecuencia entre los restos del cuerpo del niño
tomado ahora por la sexualidad genital. El cuerpo se transforma en un extraño
heterogéneo para la psique. El resultado de esta mutación es un cuerpo-soma, de
bordes sinuosos y cambiantes, un territorio a explorar, que impone un trabajo de
familiarización. El cuerpo será sede de un proceso intersubjetivo de ‘’escrituración’’
que legitime su apropiación.
La organización imaginaria del cuerpo infantil se altera hasta el borde de la
fragmentación por los cambios en lo real producidos con la irrupción de la pubertad.
En este proceso critico de recambio de las identificaciones existe el riesgo de ruptura
del sentimiento de continuidad existencial al Yo, cuyo nucleo es una proyección de la
superficie corporal.
‘’Conceptos contemporáneos sobre el desarrollo adolescente’’ – Winnicot.
La dinámica es el proceso de crecimiento que cada individuo hereda. Se da por
sentado el ambiente facilitador que da comienzo del crecimiento y desarrollo de cada
individuo. Hay genes que determinan pautas y ua tendencia heredada del
crecimiento y logro de la madurez pero nada sucede en el crecimiento emocional que
no se produzca una relación con la existencia del ambiente, que tiene que ser lo
bastante bueno.
En la base de todo esto se encuentra la idea de la independencia individual, siendo la
dependencia casi absoluta al principio; luego cambia, poco a poco y en forma
ordenada, para convertirse en dependencia relativa y orientarse hacia la
independencia. Esta no llega a ser absoluta, y el individuo a quien se ve como una
unidad autónoma en la practica nunca es independiente del medio. Mediante las
identificaciones cruzadas se esfuma la tajante línea divisoria del yo y el NO-yo.

¿Enfermedad o salud?
Está la cuestión de la enfermedad psiquiátrica personal. La sociedad abarca a todos
sus miembros. Cuando están psiquiátricamente sanos, estos constituyen y mantienen
la estructura de aquella. Pero la sociedad también tiene que contener a los que se
encuentran enfermos, por ej: Inmaduros (de edad), los neuróticos, los melancólicos,
los esquizoides, los esquizofrénicos. A todos estos debo agregar la categoría más
incomoda, los paranoides, los dominados por un sistema de pensamiento.
Podriamos observar la sociedad en términos de enfermedad y ver como sus
miembros enfermos en uno u otro sentido llaman la atención.
Yo he decidido no mirar a la sociedad de ese modo. Prefiero verla en términos de
salud, es decir, en su salud o perpetuo rejuvenecimiento, gracias a sus miembros
psiquiátricamente sanos.

La tesis principal
La importancia de una crianza materna lo suficientemente buena. El término
‘’paterno’’ aparece por fuerza un poco más tarde que ‘’materno’’. Sabemos que tiene
importancia la forma en que se sostiene y manipula a un bebé, que la tiene quien lo
cuida y el conocimiento de si se trata de la madre o de otra persona. En nuestra
teoría del cuidado del niño, la continuidad de dicho cuidado ha llegado a ser un rasgo
central del concepto de ambiente facilitador, gracias a esa continuidad, puede el
nuevo bebé en situación de dependencia, gozar de continuidad en la línea de su vida,
y no pasar por una pauta de reacción ante lo impredecible, y volver a empezar una y
otra vez.

Muerte y asesinato del proceso adolescente


En la época de crecimiento de la adolescencia los jóvenes salen, en forma torpe y
exéntrica, de la infancia y se alejan de la dependencia para encaminarse a tientas
hacia su condición de adultos. El crecimiento no es heredada, es un entrelazamiento
de suma complejidad con el ambiente facilitador.
Los mismos problemas que existían en las primeras etapas, cuando los chicos eran
bebés o niños, aparecen en la pubertad. Tiene que esperar que surjan problemas.
Si en la fantasía del primer crecimiento hay un contenido de muerte, en la
adolescencia el contenido será de asesinato. Crecer significa ocupar el lugar del
padre. Y lo significa de veras. En la fantasía inconsciente, el crecimiento es
intrínsecamente un acto agresivo.
‘’Soy el rey del castillo’’ es una formulación de existencia personal. Es una
consecución de crecimiento que implica la muerte de todos los rivales o el
establecimiento del dominio.
Si se quiere que el niño llegue a adulto, ese paso se logrará por sobre el cadáver de
un adulto. La rebelión corresponde a la libertad que se le ha otorgado al hijo, al
educarlo de tal modo que exista por derecho propio.
En la fantasía insconsciente total correspondiente al crecimiento de la pubertad y la
adolescencia existe la muerte de alguien. En la psicoterapia adolescente, la muerte y
el triunfo personal aparecen como algo intrínseco del proceso de maduración y de la
adquisición de la categoría del adulto. Grandes dificultades presenta a los padres que
también la presenta a los propios adolescentes, que llegan con timidez al asesinato y
triunfo correspondientes a la maduración en esta etapa. El tema icc puede hacerse
manifiesto como la experiencia de un impulso suicida, o como un suicidio real.
La inmadurez del adolescente. Los adultos maduros deben conocerlo y creer en su
propia madurez como nunca creyeron hasta ahora ni creeran después.
Es posible que de pronto un niño de cualquier edad necesite hacerse responsable
quizá por la muerte de alguno de sus padres o separación de la familia. El
adolescente que triunfa demasiado temprano resulta presa de su propia trampa,
tiene que convertirse en dictador y esperar a ser muerto, por sus hermanos. Como es
lógico, trata de dominarlos.
El adolescente es inmaduro. La inmadurez es un elemento esencial de la salud en la
adolescencia. No hay más que una cura para ella y es el paso del tiempo y la
maduración que este puede traer.
Lo característico del adolescente es su inmadurez y el hecho de no ser responsable. El
triunfo corresponde a esta consecución de la madurez por medio del proceso del
crecimiento.

El potencial en la adolescencia
Los cambios en la pubertad se producen a distintas edades, aun en chicos sanos.
Estos no pueden hacer otra cosa que esperar tales cambios. Sea como fuere, el
cambio sexual no es el único. También hay cambios en dirección del crecimiento
físico y la adquisición de verdaderas fuerzas, aparece un verdadero peligro que
otorga a la violencia un nuevo significado. Entretanto existe una fuerte propensión a
la agresión, que se manifiesta en forma suicida.
Lo más difícil es la tensión que experimenta el individuo, que corresponde a la
fantasía inconsciente del sexo y a la rivalidad vinculada con la elección del objeto
sexual. El adolescente, no puede hacerse cargo aún de la responsabilidad por la
crueldad y el sufrimiento, por el matar y ser muerto que ofrece el escenario del
mundo. El sentimiento latente de culpa adolescente es tremendo y hacen falta años
para que el individuo desarrolle la capacidad de descubrir en la persona el equilibrio
de lo bueno y lo malo. La madurez corresponde a un periodo posterior.
La madurez sexual tiene que abarcar toda la fantasia icc del sexo, y en definitiva el
individuo necesita poder llegar a una aceptación de todo lo que aparezca en la mente
con la elección de objeto.

‘’Condenado a explorar’’ – Waserman.


La exploración nos aparece en buen termino para dar cuenta del devenir
adolescente. Exploración une el devenir de la adolescencia con una de las funciones
dl juego, la exploratoria que conduce al reconocimiento de sí mismo y del mundo y lo
liga también con los grandes viajes exploratorios. Lo exploratorio está ligado al
nomadismo, al movimiento hacia el territorio que no es asiento de la estabilidad. NO
hay vida sin exploración.
El adolescente representa un peligro para el sedentario y el sedentarismo parece
representar un peligro para el adolescente, por lo cual continuamente lo hostiga, lo
reprocha, lo provoca, lo agrede.
La historia de exploraciones ha sido la historia de la búsqueda del encuentro con lo
no conocido.
La pasión del joven adolescente por lo expedicionario, apasionante recorrido por un
territorio mágico desconocido y por la búsqueda del ‘’hallazgo de objeto’’ , el objeto
perdido al objeto inédito. Obedece al cierre de la niñez y al comienzo de la pubertad,
en los finales del colegio primario se instituye el primer viaje expedicionario de
egresados, que toma su forma en el final del secundario.

‘’El hallazgo de objeto’’ – Waserman.


Tenemos dos procesos y por ende dos campos exploratorios, uno es la búsqueda y el
encuentro de la cavidad excitadora de la zona genital (designado como objeto
parcial) y, por otra parte, bajo el dominio psíquico, el objeto que se ha venido
construyendo desde la más temprana niñez y cuyo retorno se anhela (designado
como objeto total). Uno convive al lado del otro.
La cavidad excitadora, fin de la pulsión genital para el varón, debe ser hallada y
también debe ser hallada en la mujer, vía regresión del clítoris a la zona anal y de ahí
a la vagina. Este objeto de la pulsión debe ser hallado simultáneamente construida
por su representación. Y este camino está lleno de inconvenientes y peligros.
Este hallazgo de objeto se hace primero en la fantasía y allí sigue un recorrido, donde
encuentra un goce ilimitado y alucinado. Esta exploración imaginaria no es menor y
su valor se reconoce cuando un cuadro clínico nos muestra una inhibición mayor en
el plano de la fantasía masturbatoria. Masturbacion sin fantasia.
En ese encuentro con el otro es en donde se inscriba un nuevo pictograma vinculado
al nuevo cuerpo ahora re-genitalizado. Ese nuevo pictograma necesita del mundo, de
la experiencia concreta del contacto.
Tarea que el nuevo status de su cuerpo le impone al sujeto: hallar un objeto
adecuado para sus nuevas posibilidades sexuales. Freud concluye que el objeto
buscado es el objeto perdido, de lo que se trata fundamentalmente es de su
búsqueda. Pero esa búsqueda es una búsqueda de lo antiguo en lo inédito, lo que
dispara, obliga, condena al sujeto a la exploración. El término hallazgo hay que
pensarlo como algo que se encuentra sin buscar, al azar, inesperadamente.
Freud afirma algo sorprendente: lo que condena a la exploración, es el peligro de
consumación del incesto. El adolescente se autocondena al destierro. Es el castigo
antes del crimen. Crimen solo apuntalado en el deseo. Es decir que esa exploración
obligada tiene, para Freud, una parte huida frenética que el mismo sujeto se impone.
Buscando el objeto perdido, debe impulsarse lo más lejos posible de él. En ese
alejamiento exploratorio es donde es posible encontrar el objeto adecuado. Esta
trayectoria exploratoria va desde las cercanías del objeto incestuoso al objeto nuevo,
exogámico. Para nosotros no hay una huida sino un afán exploratorio. Podríamos
decir que el signo de una buena adolescencia es una huida feliz de huir.
Este recorrido exploratorio de la búsqueda de objeto tiene un momento imaginario,
masturbatorio, donde los objetos incestuosos y nuevos desfilan incesantemente y
todas las formas de la sexualidad son exploradas, y tiene otro momento exploratorio
en la realidad. El placer alicinatorio de la fantasia no se abandona por completo y
representa el remanente autoerótico que retiene como una reserva de placer ante
las viscisitudes del vínculo real. Una parte de la sexualidad se conserva, pues,
autoerótica. Pero como dijimos, se muestra insuficiente y empuja al sujeto al mundo
real.
Tenemos entonces definido uno de los campos exploratorios que se disparan con la
explosión puberal: el de la búsqueda de objeto adecuado para su hallazgo. Se llega a
tener de él solo un acercamiento a la representatividad, lo que refuerza su búsqueda
continuamente.
El hallazgo de objeto viene de por sí acompañado del encuentro con otros objetos
que se presentan como necesarios para el andar adolescente:

Los objetos acompañantes


La exploración adolescente es una experiencia personal e intransferible que se hace
acompañado. Hay distintas clases de objetos cuya presencia es beneficiosa para el
recorrido exploratorio. Estos objetos: a) son objetos internos como los objetos
narcisistas que sostienen al yo (Gutton) b) son los objetos transicionales a los cuales
refiere Winnicot, que reaparecen en la adolescencia c) el grupo de pares, d) el objeto
supuestamente complementario. Del objeto complementario hablamos cuando nos
referimos al hallazgo del objeto sexual.
Uno de los pilares del devenir adolescente es evitar el aislamiento extremo de los
pares porque nada, ningún otro nosotros, lo puede sustituir. El grupo de pares
permitirá a la libido andar todos los avatares del amor homosexual sublimado, y le
ofrece al adolescente un equivalente amoroso de enorme importancia. Para el yo,
tener una parte de amor homosexual sublimado es un alivio importante en su
trayecto hacia el objeto heterosexual, tener amigos del otro sexo brinda a la libido un
alivio.
Los objetos narcisistas son parte del yo, mientras que los objetos transicionales son
fundamentalmente valorados como objetos no-yo. Todos ellos cumplen una función
de apuntalamiento.

El apuntalamiento
En su búsqueda de ayuda exploratoria, el púber adolescente debe aprender a
apuntalar sus apuntalamientos. El objeto de sostén del adolescente necesita
desesperadamente de la investidura.
El gran secreto del apuntalador, es lograr que el sujeto se convierta en apuntalador
del apuntalamiento, que la pared sostenga a su vez la estaca que la sostiene, es decir,
que sostenga la confianza en la estaca, no la despoje de su investidura. La
transferencia es en ese sentido una reedición de una relación de apuntalamiento y
atraviesa procesos diversos. Los grandes fracasadores son hábiles en desinvestir el
apuntalamiento que se les ofrece. Allí parece estar obrando un principio que va mas
allá del principio de placer: la pulsión de muerte.
Hay en la adolescencia normal un deseo de recuperar el apuntalamiento perdido, ya
sea a través del objeto del enamoramiento o a través del grupo de pares, pero que
se pierde al entrar en la adolescencia. Podemos hablar en la adolescencia de un
deseo de apuntalamiento. Un deseo de reuperar el apuntalamiento del objeto que se
está perdiendo y de recuperar el apuntalamiento del grupo de pares de la latencia,
que también se pierde.

Objetos narcisistas
Los objetos narcisistas son los que apuntalan al yo del púber y estos son
fundamentalmente los padres. El narcisismo adolescente necesita para mantenerse
el amor de los padres. Es ese basamento lo que le permite al yo desplegar su fantasía
exploratoria en búsqueda del objeto y su acción exploratoria que se espera sea
sostenida por los padres.

Objetos transicionales
A partir del grupo de pares y de los objetos narcisistas, hay otros objetos
apuntaladores que acompañan al adolescente en sus exploraciones. En muchos
casos, el adolescente produce un objeto apuntalador cuya función ya conocio en su
infancia. Es el objeto que es parte de él y parte del objeto externo. Es una parte de él
que es no yo y lo acompaña en el mundo externo. Está presente cuando la ausencia
es más punzante y lo representa a él ante los otros.
Los objetos transicionales, los espacios y tiempos transicionales son conceptos que
ayudan a comprender el mundo adolescente, se las debemos a Winnicot.

‘’La primavera del significante’’ – CORDOVA.


Los adolescentes y los significantes de su tiempo
Con la creciente difusión de los medios masivos de comunicación surgen y se
imponen globalmente los primeros íconos adolescentes. Nacen expresiones
musicales lideradas por el rock que tensan las diferencias generacionales enunciando
la ruptura del orden sexual vigente. A la vez que corporizan el cuestionamiento a lo
establecido y el inquietante acontecer de lo nuevo, los adolescentes portan los
significantes de su tiempo.

La relación significante/adolescencia. Etimología e historia


El término adolescencia ha debido recorrer un grande camino. Pese al complejo
contexto cultural epocal, el significante adolescencia arriba a la actualidad con una
notable eficacia simbólica; esto es, la capacidad potencial de producir nuevos efectos
de sentido.
Los vocablos adolescencia y adolescente tienen su raíz latina en el verbo adolescere
(Corominas, 1990). Este verbo está compuesto por el prefijo ad- y el sufijo incoativo -
scere, que denota el principio de una acción progresiva: comenzar a crecer, estar
creciendo. Adolescente deriva de adolescens -entis, participio presente de adolescere
y significa esencialmente "el que está creciendo".

Lo adolescente y las inquietantes figuras de la alteridad


El crecimiento implícito en el significante adolescente es un puro devenir, con sus
sentidos de cambio, transformación, acontecer y transcurrir. Crecer es un proceso de
subjetivación, que conlleva una fantasía inconsciente agresiva.
El significante adolescencia, desde un tiempo inmemorial, connota para el mundo
adulto, además de su significación vital, el amenazante sentido de anunciar el
advenimiento inexorable del recambio generacional. Los adolescentes al crecer,
agitan los espectros de las tres figuras de la alteridad en su versión más radical: el
extranjero, la muerte y la sexualidad.
Una sustracción de sentido: adolecer
Por estos inquietantes sentidos, que desde la antigüedad se asocian al acontecer de
lo nuevo en crecimiento, la palabra adolescencia ha sido objeto de manipulaciones
linguisticas que dieron lugar a verdaderas ‘’sustracciones etimológicas’’.
El significado 'adolecer' pone en juego una concepción ideológica con consecuencias
fácticas en los ámbitos legislativo, judicial, de la salud. La interpretación de
adolescencia como derivada de adolecer es el fundamento de ciertas ideologías de
corte discriminatorio, que consideran a los niños adolescentes como seres
inacabados, imperfectos, a medio camino respecto a la perfección y completud a la
que se arriba en la adultez.
Es más tranquilizador calificar el desorden que la adolescencia promueve, como
dolencia, sufrimiento o carencia, que pensarlo como una condición necesaria,
facilitadora de los procesos de subjetivación de una generación aún vulnerable,
intentando arribar y hacerse un lugar en el mundo adulto.

Adolescencia: la primavera del significante


Grassi sostiene que los procesos puberal y adolescente se ponen en juego en lo que
el denomina ‘’entretiempo de la sexuación’’. Afirma que la adolescencia es urgencia
de transformar y crear, es puesta en desorden del cuerpo, de la identidad infantil, del
orden familiar y de la posición generacional.
En esta dirección aportaremos que la urgencia de transformar(se) y crear(se), y el
empuje a la puesta en desorden de sí y del contexto, se verifican también en el
campo del lenguaje.
Al adolescente le urge poner en desorden el lenguaje, tanto como el cuerpo infantil
constituido a partir del encuentro originante con el deseo y sexualidad icc del Otro
materno. Operación de implante de los significantes de la sexualidad y deseo
inconsciente parental que inaugura y pone a trabajar los procesos de sexualización y
sexuación.
En respuesta al silencioso embate de la pulsión y las vertiginosas transformaciones en
lo real del cuerpo, los adolescentes necesitan recurrir a significantes propios, a veces
inéditos para apalabrar e inscribir ese íntimo acontecimiento y subjetivarlo. Con esta
finalidad, trabajan para desordenar las convenciones del lenguaje adulto y des-
alienarse de los significantes parentales del tiempo de la infancia
El adolescente, para apropiarse de los recursos del lenguaje, debe recurrir a su
creatividad no exenta de hostilidad para transgredir los códigos preestablecidos y
explorar nuevas palabras y nuevos sentidos.
El adolescente no cuenta aún con un "discurso apropiado" está en proceso de
desasimiento y desalienación del Otro parental, debe entonces crear recursos
expresivos en la grupalidad, para representar cienos estados emocionales que
devienen del encuentro cara a cara con lo real inaccesible al lenguaje: "bolú, estoy re
heavy".
El recurso de la acción es bastante frecuente en el proceso de subjetivación, cuando
el adolescente no puede decir en palabras ni expresar con el cuerpo. La actuación
como intento de poner el cuerpo donde falta la palabra y la escucha precisa, es
pensable como un intento de inscripción subjetivante y puesta en escena dirigida al
Otro parental. Desordenan el lenguaje, escandalizando a los adultos, al exhibir
crudamente la arbitrariedad de la relación significante/significado.
Como los poetas, juegan con las palabras y las frases, las desordenan y vuelven a
ordenar, generando nuevos sentidos de características insondables para los adultos.
Se trata de un momento del trabajo creativo de puesta en desorden y apropiación de
un lenguaje al que han permanecido sujetados y alienados. Es un modo de intentar
transcribir en lo simbólico la íntima experiencia con lo real de un cuerpo, cuya
imagen es alterada por las vertiginosas transformaciones.
La adolescencia es la primavera del significante", sus delicadas y bellas floraciones
caerán con el tiempo, probablemente, también el carácter incondicional del grupo y
las primeras experiencias amorosas, exploraciones en y desde el otro, que dejarán
sus poéticas e indelebles escrituras en el cuerpo, decisivas para su subjetivación.

‘’Guía de lectura para tres ensayos’’ – Ficha de la catedra.


La clínica Freudiana con las neurosis muy tempranamente definió los términos del
conflicto psíquico entre dos polos, la sexualidad por un lado y el yo por el otro. Las
indagaciones sobre las perversiones sexuales, definidas como aberración-desvío
frente al parámetro de la reproducción y su objeto, inauguraron la erótica humana.
Freud alude a la líbido como energía de la pulsión sexual: aspecto cuantitativo, cuya
manifestación dinámica muestra las magnitudes en juego en conflicto con la otra
energia, la de las pulsiones yoicas y las de autoconservación: el interés. El conflicto
energético en la primer teoría pulsional quedaba asi definido entre: la libido sexual y
el interés.
Luego Freud define a la pulsión como un empuje que representa una presión que
fuerza el trabajo psíquico del sujeto.
Habría en las pulsiones autoconservativas, una meta prefijada, y un objeto preciso
más ligada al concepto del instinto que al de la pulsión.
Plantea que originariamente, las pulsiones sexuales se apoyan en las necesidades
humanas. Apuntalamiento de la libido sexual n las necesidades de un cuerpo no-
sexual: la erótica se apuntala en la necesidad.

‘’Sobre la pulsión en la pubertad’’ Cap 2


La pulsión sexual falta en la infancia, y adviene en la época de la pubertad, siendo su
meta la unión sexual. Freud sostiene que esta idea está plegada de errores,
imprecisiones y conclusiones apresuradas.
Freud sostiene que la disposición a las perversiones es la disposición ‘’originaria
universal’’ de la pulsión sexual de los seres humanos. A partir de esta disposición y a
consecuencia de las alteraciones orgánicas, se desarrolla en el curso de la
maduración, la conducta sexual normal.
Freud se sitúa en la niñez intentando descubrir esa disposición originaria y ahí ya
destaca la emergencia de aquello que circunscribe la orientación de la pulsión sexual.
Los llama diques morales de la pulsión: la vergüenza, el asco, la compasión y demás.
Señala que la pulsión sexual es algo compuesto por muchos factores y que en la
perversión sexual estos se disgregan en sus componentes. A partir de la pubertad, la
pulsión sexual se dirige hacia una única meta sexual.
En la niñez la pulsión NO está centrada y al principio carece de objeto, o sea es
autoerótica.
Tomamos en cuenta entonces las transformaciones que experimenta la sexualidad
infantil con la emergencia de la pubertad donde señalamos dos decisivas: la
subordinación de todas las fuentes originarias de la excitación sexual a la zona genital
y el hallazgo de objeto.
Es preciso señalar que el placer previo es la pulsión sexual infantil y el placer final es
plenamente el placer de satisfacción de la actividad sexual genital.
En cuanto a las zonas erógenas, son empleadas para posibilitar por medio del placer
que ellas ganan como en la vida infantil, la producción del placer de satisfacción
mayor.
‘’Dos corrientes de la pulsión’’ Cap 3 – Grassi.
Las dos corrientes de la pulsión son: la corriente tierna y la corriente sensual. La
constitución de la sexuación tiene como fundamento un carácter bifásico: sexualidad
infantil (propia del CdE) y sexualidad adulta (caracterizada por el hallazgo de objeto).
EL trabajo de lo puberal-adolescente aparece como bisagra o interfase y más que
‘’preparatoria o intermedia’’, su consideración como otra etapa, queda justificada
por los cambios que se producen en ese entretiempo.
La corriente tierna reúne en si lo que queda del temprano florecimiento infantil de la
sexualidad, proviene de la primera infancia, se ha formado sobre la base de los
intereses de la pulsión de autoconservación. Corresponde a la elección infantil
primaria del objeto. La ternura de los padres y personas a cargo de la crianza,
contribuye en mucho a acrecentar los aportes del erotismo a las investiduras de las
pulsiones yoicas del niño.
Al lado de las pulsiones libidinales de pleno afecto y de las pulsiones de
autoconversación, se instalan las pulsiones libidinales inhibidas en su fin o de
carácter sublimado, derivadas de las pulsiones libidinales.
En la pubertad, plantea Freud se adiciona a la pulsión sexual, la poderosa corriente
sensual que ya no ignora sus metas, ni su objeto. Esta corriente sensual constituye el
erotismo genital.

‘’Adolescencia: Confluencia del bifasismo sexual en el entretiempo de la


sexuación’’ – Ficha cátedra
En tres ensayos Freud plantea la existencia de la sexualidad infantil,
conceptualización novedosa. Junto con esta apertura hacia la sexualidad infantil,
introduce la idea de una acometida en dos tiempos del desarrollo de la sexualidad,
noción que será conocida como el bifasismo de la sexualidad.
Estos dos tiempos corresponden primero a la sexualidad infantil caracterizada por las
pulsiones parciales y el autoerotismo y el segundo iniciado con el advenimiento de la
pubertad con sus descisivas transformaciones que supondrán el primado de la
sexualidad genital y el arribo de una ‘’conformación normal definitiva’’.
Pensar en los dos tiempos, en el bifasismo de la pubertad implicó a Freud a sostener
un pensamiento que rompe la idea de lo cronológico y una evolución lineal del
desarrollo sexual.
Sin embargo, al señalar Freud la existencia de lo genital en la sexualidad infantil
Freud avanza en la idea de una aproximación del desarrollo y caracterización de la
sexualidad infantil a la sexualidad adulta. Esta variante condujo a pensar que la
sexualidad genital adulta no seria entonces otra cosa que una extensión de la
sexualidad infantil, dejándose de lado los profundos y complejos procesos que
median entra ‘’una y otra sexualidad’’, ‘’entre uno y otro tiempo’’ de la acometida
sexual en dos tiempos.

Los dos tiempos pensados a partir de la teoría de la seducción generalizada


A partir de los trabajos de Laplanche en ‘’teoria de la seducción’’, la sexualidad icc
parental primordialmente la madre a partir de sus cuidados, será implantada en el
infans a través de significantes verbales y no verbales implícitos en los actos, gestos y
palabras que acompañan la crianza.
La teoría de la seducción generalizada abre un campo de estudio sobre la incidencia
de la sexualidad inconsciente parental en la puesta en juego de la pulsión sexual y el
implante de significantes sexuales enigmáticos con el hijo.
En Freud se encuentran algunas referencias significativas, que confirman que,
aunque vislumbrara la importancia del componente sexual en el adulto en la crianza,
descarto esa via de investigación. Este es uno de los aportes mas importantes en Tres
ensayos: la incidencia de la sexualidad del Otro en la constitución del sujeto psíquico.
La sexualidad infantil, entonces nace prematuramente, despertada por la sexualidad
inconsciente genital y para genital parental.
Afirma Silvia Bleichmar, desde su elaboración singular, abrevando de las ideas de
Laplanche para retomar el bifasismo de Freud:
‘’Nos vemos obligados a sostener entonces, que los dos tiempos de la sexualidad
humana no corresponden a dos fases de una misma sexualidad, sino a dos
sexualidades diferentes’’.
‘’una desgranada de los cuidados precoces, implantada por el adulto, productora de
excitaciones que encuentran vías de ligazón y descarga bajo formas parciales’’
‘’Y otra con primacía genital, establecida en la pubertad y ubicada en el camino
madurativo que posibilita el ensamblaje genital, no constituyendo entonces una
simple redacción del acmé de la sexualidad infantil, sino un modo de recomposición
ordenado y guiado por la existencia de una primacía de carácter genital’’.
Dos sexualidades y dos historias que confluyen en el entretiempo de la sexuación
‘’La sexualidad no es un camino lineal que va de la pulsión parcial a la asunción de la
identidad, pasando por el estadio fálico y el Edipo como mojones de su recorrido,
sino que se constituye como un complejo en movimiento de ensamblajes y
resignificaciones de articulaciones provenientes de diversos estratos de la vida
psíquica, es necesario darle un peso específico’’.
Considerando la noción freudiana de la acometida en dos tiempos del desarrollo
sexual, a partir del advenimiento de la pubertad se dará lo que definimos como ‘’la
confluencia del bifasismo sexual en el entretiempo de la sexuación’’. Esta confluencia
implica el encuentro de ambas sexualidades.
La noción de un entretiempo de la sexuacion, estado de recambio en la que se juegan
los procesos psíquicos correspondientes a los tiempos lógico puberal, adolescente y
juventud se sostiene como interpretación y aporte novedoso que parte del postulado
freudiano de la acometida en dos tiempos del desarrollo sexual.
El segundo tiempo del bifasismo se jugará en el entretiempo de la sexuación, y se
caracteriza por el proceso que denominamos confluencia de la sexualidad infantil y la
sexualidad genital que adviene como acontecimiento radicalmente nuevo.
En ‘’Adolescencia, reorganización y nuevos modelos de subjetividad’’ Grassi habla
sobre la peculiaridad se la sexualidad humana de constituirse en dos tiempos y
plantea un interrogante sobre la relación entre la sexualidad infantil, que comprende
la historia libidinal la historia de las relaciones de objeto en la infancia y la sexualidad
adulta, que implica el hallazgo de objeto y la procreación de un nuevo fin.
Respecto de estos dos tiempos, aporta para el segundo tiempo, la noción de tres
momentos lógicos: puberal-adolescente-juventud que configuran el ‘’entretiempo
de la sexuación’’, dado que la sexualidad infantil no culmina automáticamente en
una ‘’conformación normal definitiva’’ adulta. Se requieren de ‘’estaciones de
recambio’’ de su identidad infantil, de des-orden del cuerpo, del objeto familiar.
La puesta en acción del cuerpo sexuado vincular inaugura una historia singular y
configura la adolescencia delimitándola de la infancia en el campo de la historia
familiar. Al crear un vínculo el adolescente inventa un pasado, establece un limite
entre dos historias y enlaza dos sexualidades.
La historización del adolescente está para crear nuevos sentidos. En el entretiempo
de la sexuacion se configuran, ensamblan y delimitan a dos sexualidades y dos
tiempos que confluyen en la construcción con otros de un horizonte en devenir. La
adolescencia es el tiempo de historizar el futuro.
‘’De lo originario a lo originante’’ – Grassi.
Una función fundamental que tiene el aparato psíquico, es la actividad de
representación. El aparato psíquico tiene la función de representar. ¿Qué es
representar para el psiquismo? Es metabolizar. Se destaca tal como en la respiración
o la alimentación, incorpora los alimentos, los transforma a su propia estructura a la
vez que el mismo se modifica en este proceso.
Dados nuevos desarrollos que nos llevan a pensar en el psiquismo como sistema
abierto, nos llevan a elegir la formulación más adecuada ‘’lo originante’’ en la medida
que se trata de superar la idea de que los inicios de la vida psíquica se refiere
exclusivamente al bebé, ya que nuevas inscripciones psíquicas pueden realizarse a lo
largo de toda la vida del sujeto.
Se produce un cambio en la estructura orgánica, a la vez que el proceso produce un
desecho, expulsando al organismo de sí, lo que no sirve de los elementos que
incorpora. Esta parte de la metabolización indica que existe un trabajo por parte de
la estructura orgánica que consiste en incorporar elementos que son ajenos, extraños
a él, y transformarlos, homogeneizarlos a su propia estructura.
¿Qué es lo que tendrá que metabolizar el aparato psíquico en sus inicios a través del
proceso originario? El aparato psíquico naciente tendrá que metabolizar, que
representar, el efecto de un doble encuentro. El encuentro del recién nacido (bebé)
con la madre y el encuentro de este naciente aparato psíquico con su propia
corporeidad.

Metabolizar la madre, metabolizar el hijo/a


En estos primeros encuentros del bebé con la madre, hay un predominio de los
contactos cuerpo a cuerpo que pasan a ocupar el primer plano de la relación, por
medio de la alimentación de los cuidados corporales y las caricias que ella
implementa. Los cuidados corporales en una primera instancia conforman el centro
de la escena. Que todos estos cuidados toman el valor de significantes. Un poco más
preciso es decir que los primeros contactos que se dan con la madre, con el cuerpo
materno, en verdad son los procesos psicosomáticos despertados en ella a apartir de
la presencia (o ausencia) en su psiquismo de la representación ‘’hijo’’.
El encuentro del aparato psíquico naciente es con los procesos psicosomáticos que se
han presentado en la madre a partir del afecto (presencia u ausencia) del hijo/a en su
psiquismo de la representación hijo.
Es que para la madre, para el aparato psíquico materno, el naciente es un elemento
heterogéneo a sí, que tendrá que metabolizar.

Metabolizar el cuerpo propio


El otro elemento heterogéneo a representar, a metabolizar es el ‘’propio cuerpo’’. El
bebé va a metabolizar su cuerpo a partir de las sensaciones corporales y así la
corporeidad propia va a quedar representada en el psiquismo naciente. Devenir la
mismidad Yo corporal irá mostrando el estado del proceso de representación o
simbolización de lo corporal.
En lo desarrollado por Freud a partir de la ‘’ experiencia de satisfacción’’; dentro de
ese modelo, la sastifacción de la necesidad nace de apoyo para que se monte el
aparato psíquico. El modelo de la pulsión que nace apoyada en la satisfacción de una
función biológica y el desarrollo o evolución de la libido, primero ‘’ lo oral’’ y luego
‘’lo anal’’, luego lo fálico, es un modelo que circunscribiendo zona por zona y en una
relación progrediente, siguiendo al ritmo de una maduración corporal a una
maduración de los genitales. El cuerpo se va erogeneizando con el desarrollo de la
libidoque ‘’evoluciona y progresa’’ lineal siguiendo el ritmo de la maduración
biológica de lo oral hacia lo genital. Primero el recién nacido, el bebé se relaciona con
el pecho materno por la alimentación, su primera necesidad vital, estableciéndose la
relación boca-pecho, apoyo de la pulsión oral, etc.

En principio el placer
Para la subjetividad naciente se torna vital el contacto (sensorial) con la madre, El
otro primordial porque los distintos sentidos que intervienen en esos primeros
contactos corporales de alimentación y cuidados en general, con los procesos
psicosomáticos maternos, van a informar sobre el estado afectivo del encuentro. La
carga libidinal del encuentro es la que muestra presencia o ausencia del principio de
placer en el encuentro: ‘’aparato psíquico materno-aparato psíquico naciente’’. La
presencia o ausencia del principio de placer es fundamento de la puesta en marcha
del proceso de representación. Esto quiere decir que el p de placer es una condición
de inicio de la puesta en marcha de la actividad de representación para el proceso
originario.
Integración psique-soma: el ‘’enraizamiento’’
El concepto de lo originario y su representación, ‘’el pictograma’’ se introducen
diferencias que replantean la mirada sobre el modelo de análisis, apoyo o
apuntalamiento que Freud propuso para dar cuenta del origen del aparato psíquico y
su actividad. Una entidad ya constituida (cuerpo) sirve de apoyatura para que la otra
(lo psíquico) se constituya. Un ‘’Cuerpo’’ constituido que presta sus servicios para
que en sus bordes se monte otra función para constituirse (lo psi). El cuerpo biológico
ES, lo psi DEVENDRÁ.
Con el concepto de lo originario y su representación el pictograma, se propone un
modelo diferente para pensar lo psíquico y lo somático. El concepto de
representación pictogramática propone un modelo por el cual ya no se podrá decir
que lo psíquico por constituirse se apoyará en el cuerpo ya constituido. Hay razones
que lo justifican:
Primero, lo psíquico más que apoyado está enraizado a lo somático. En segundo
lugar, se plantea una diferencia entre soma-cuerpo desde que el psi incorpora
conceptos tales como pulsión, cuerpo erógeno, libido, etc, se considera la
subjetividad como integración psicosomática. Al nacer el bebé nace un soma. El soma
aún no es cuerpo. Devendrá cuerpo libinizado, erogeneizado. No hay cuerpo ‘’antes’’
que se espera y presta a lo psíquico. Se diría que proceso originario es pasaje del
soma al territorio, al estado de lo psíquico, donde lo somático termina de tomar vida,
se hace cuerpo erógeno.

El pictograma
La representación correspondiente al trabajo de representación de lo originario
cuando está regulada por el principio de placer es el pictograma de fusión. Se
produce un efecto que llamaremos pictograma de rechazo que su incidencia se hace
notoria en procesos de patologías graves.
¿Qué fusiona pictograma? Lo somático y lo psíquico, su efecto es la integración
psicosomática. La subjetividad también. Fusiona objeto y zona: el pecho forma parte
de la boca, para el proceso originario, para el pictograma de fusión, etc. Y
representación y afecto: el cuerpo erógeno lleva inscriptas las marcas de su pasaje
por el principio de placer. Pictograma de fusión es Principio de Placer corporizado.
‘’Del trauma puberal al acontecimiento adolescente’’- CÓRDOVA.
Un acontecimiento no es solo algo extraordinario, inédito, y novedoso que le sucede
al sujeto. El acontecimiento no se produce por sí mismo, requiere que el sujeto se
implique con él. Para que haya acontecimiento y no solo trauma se requiere de un
trabajo de apropiación subjetiva e interpretación que irrumpe avant coup.
El sujeto debe interpretar ese acontecimiento como la llegada de algo inédito.
Las adolescencias se vinculan con los acontecimientos que se promueven en los
campos del arte y la política. Pero tomamos al amor como paradigma.

El trauma es constitutivo del psiquismo


Desde Freud, el trauma es definido como acontecimiento en la vida del sujeto
caracterizado por su intensidad, la incapacidad del sujeto para responder a él
adecuadamente, y el trastorno y los efectos patógenos duraderos que provoca en la
organización psíquica.
‘’La teoría del trauma de Freud implica que en el neurótico el encuentro con la
sexualidad resulta traumático, porque en la contingencia del encuentro con lo real
del sexo el sujeto ha participado de un goce para el cual no contaba con los recursos
para significarlo’’
‘’Por lo tanto, ¿qué es trauma? Es el encuentro con el goce sexual sin ese saber sobre
la sexualidad. No es el sexo lo traumático, sino la ausencia de saber y el enigma en
que esa ausencia se funda…’’
Sin embargo, en su investigación sobre la etiología de la histeria Freud descubre la
noción de Apres coup y la pubertad se constituye en el segundo momento requerido
para la subjetivación y el estallido del trauma.
Momento de interpretación a posteriori o resignificación de las vivencias infantiles
que no fueron significadas adecuadamente ni elaboradas y devienen traumaticas.
Freud descubre que lo reprimido es un recuerdo que solo deviene como trauma con
efecto retardado.
La adolescencia en el Freud de esa época seria el tiempo de florecimiento de los
síntomas de la histeria.
El trauma: avant coup y aprés coup
El trauma es entonces constitutivo del psiquismo. Pero solo se constituyen como
trauma para el sujeto en un movimiento temporal apres coup. Antes de la posibilidad
de representar y significar por parte del sujeto, estamos en un
momento/suceso/experiencia que Laplanche y Green denominan avant coup. Es el
momento del encuentro, del impacto, la excitación, el suceso que aún escapa a toda
significación. En esto radica la importancia del despertar en la pubertad y lo puberal
como momento de actualización y resignificacion apres coup, que configura como
traumáticas ciertas vivencias infantiles.
El trauma puberal es el resultado de la activación e interpretación de lo infantil y la
vivencia de seducción por el Otro a la luz del presente junto a la desbordante
sensualidad puberal que genera una desmesurada vivencia de excitación
interpretada como auto (seducción).

‘’’Notas sobre trauma y acontecimiento’’ Parte I y II – Grassi.


TRAUMA
La acción del trauma se descompone en varios elementos y supone siempre la
existencia de por lo menos dos acontecimientos: en una primera escena llamada de
seducción, el niño sufre una tentativa sexual por parte de un adulto, sin que ésta
despierte en él excitación sexual. Una segunda escena a menudo de apariencia
anodina y ocurrida después de la pubertad, evoca, por algún rasgo asociativo, la
primera. Es el recuerdo de la primera el que desencadena un aflujo de excitaciones
sexuales que desbordan las defensas del Yo. Si bien Freud denomina traumática la
primer escena, se observa que desde el punto de vista estrictamente económico,
este carácter sólo le es conferido retroactivamente; o incluso solamente como
recuerdo la primer escena se vuelve retroactivamente patógena, en la medida en que
provoca un aflujo de excitación interna.
Como puede apreciarse con nuevos desarrollos del Psicoanálisis, trauma, va
cobrando un sentido más amplio, y toma distancia de un sentido primero
exclusivamente ligado a procesos patógenos. Se trata de un exceso de energía
(sexual) a domeñar. Y en este sentido hay una incógnita respecto del destino en el
psiquismo, de ese exceso de ese “demás” energético sexual. Adelantamos que en
nuestra manera de pensar el trauma, el exceso hay que pensarlo en términos
económicos, pero asociado a falta de significación que ese exceso porta.
Tenemos ya planteados los elementos que a los fines de este escrito caracterizan lo
traumático y un avance hacia lo traumático puberal:
1) Exceso de energía (sexual) que llega al aparato psíquico y la impreparación del Yo
para asimilarla. Limitación para su elaboración con los recursos habituales con los
que cuenta.
2) necesidad de búsqueda de nuevos recursos y el tiempo de espera que requiere
para su elaboración. El destino del exceso es incierto, puede devenir rédito subjetivo
como “cuerpo extraño”.
3) Los dos momentos del trauma y su importancia en la constitución psíquica.

ACONTECIMIENTO
Identificar acontecimiento y verdad no es más que una simplificación. No se trata de
esperar un acontecimiento milagroso, la verdad revelada. Se trata más bien de
extraer de 7 un acontecimiento anterior. De ese modo prepararse lo mejor posible
para la recepción subjetiva de lo que se producirá inevitablemente. El
acontecimiento ahí solo como creador de posibilidades. Las posibilidades abiertas se
hallan aun presentes en la situación durante un largo tiempo secuencial. Se agotan
poco a poco, pero están presentes.

También podría gustarte