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UNIVERSIDAD NACIONAL DE HUANCAVELICA

FACULTAD DE CIENCIAS DE INGENIERIA

ESCUELA PROFESIONAL DE ZOOTECNIA

TRABAJO Nº1

RESUMEN DE CAZADORES DE
MICROBIOS

CATEDRATICO: MSc. CHAVEZ ARAUJO, Elmer Rene

Ing. SAÉS HUAMAN, Miguel

Ing. MULATO SANCHES, Joel

CATEDRA : MICROBIOLOGÍA

CICLO : IV

ALUMNA : RAYMUNDO CARHUAPOMA, Sandy Marlot

Huancavelica-2020
UNIVERSIDAD NACIONAL DE HUANCAVELICA
FACULTAD DE CIENCIAS DE INGENIERIA
E. P. ZOOTECNIA

ROBERTO KOCH

EL PALADÍN CONTRA LA MUERTE

Un alemán miope, serio y de baja estatura, estudiaba medicina en la


Universidad de Gotinga. Se llamaba Roberto Koch, pero el sueño de este era
ser explorador, terminando sus estudios tuvo que hacer su internado en el
manicomio de Hamburgo. Roberto Koch rogo a Emma Frantz que se casara
con él, ella acepto con la condición que dejara de soñar con aventureras por el
mundo, y se estableciera en Alemania para ejercer su profesión como un buen
y útil ciudadano.

Frau Koch, para festejar su cumpleaños número veintiocho de su marido, le


regaló un microscopio para que se distrajera.

Él frustrado por no poder salvar la vida de las personas ya que no entendía el


cómo poder curar la Difteria sin conocer que o cuáles eran los causantes de la
enfermedad. Su esposa trato de consolarlo diciéndole que los profesores y las
eminencias de Berlín forzosamente tienen que saber la causa de estas
enfermedades que tú no sabes detener.

No obstante, que en 1873 los médicos más eminentes no ofrecían mejor


explicación del origen de las enfermedades. Pasteur predicó en París que los
microbios eran los asesinos de los tuberculosos, el cuerpo médico de París,
necios, luchaban contra las profecías de Pasteur.

II

El carbunco era por aquel entonces una enfermedad misteriosa, que traía
preocupados a los campesinos de toda Europa; el ganado de algunos
campesinos amanecía tieso y frío, con la sangre convertida en una masa
negruzca, e incluso a ellos mismos les salían granos o les daba una pulmonía
fulminante.

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Koch tenía un interés por la sangre negra de vacas muertas de carbunco, lo


cual genero que observara la sangre en el microscopio, viendo entre los
diminutos glóbulos verdosos bastoncitos cortos y, poco numerosos, que
flotaban agitados por un ligero temblor, entre los glóbulos sanguíneos; otras
veces aparecían engarzados, sin solución de continuidad, dando la sensación
de largas fibras mil veces más tenues que la seda más fina.

Otros hombres de ciencia. Davaine y Rayer, en Francia, decían que los


bastoncitos eran gérmenes vivos, causa real e del carbunco: pero no pudieron
demostrarlo, y nadie los creyó, excepto Pasteur.

Koch dejó de estudiar anímalos enfermos, y se dedicó a los que estaban


perfectamente sanos. Un día encontró un procedimiento para contagiar el
carbunco a los ratones; con una astilla cubierta de sangre de carbunco en un
corte de la cola del rato inserto la astilla y dejo al ratón en una jaula, al día
siguiente el ratón amaneció muerto boca arriba, Koch aprovecho para hacerle
la disección, y observo la presencia de bastoncitos y los filamentos.

Y un día se le ocurrió ver cómo se desarrollaban los bastoncitos, colocó una


gota de humor acuoso de ojo de buey, de un animal sano recientemente
sacrificado; en esta gota introdujo un fragmento pequeñísimo de bazo recién
extraído a un ratón muerto de carbunco, ¡el observo que los bastoncitos habían
empezado a multiplicarse. Durante los ocho días que duró el experimento
demostró que los blastocitos eran mortíferos

III

Los bacilos del carbunco, tan poco resistentes, que mueren con tanta facilidad
en el portaobjetos, ¿cómo pasan de los animales enfermos a los sanos? ¿qué
es lo que los conserva vivos en los campos, mientras que en el espacio de dos
días mueren sobre las láminas de cristal? Hasta que un día, en el microscopio,
observo una extraña transformación de los microbios, eran las esporas que les
permite soportar el frío, el calor y la sequedad. Así el microbio del carbunco se
mantiene vivo en los campos; al entrar en contacto con la sangre de un animal
sano estos se volvían a multiplicar.

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En 1876. Koch tenía treinta y cuatro años cuando salió de Wollstein para contar
al mundo, que había logrado demostrar que los microbios eran la causa de las
enfermedades, tomó el tren para Breslau: iba a exhibir los microbios del
carbunco, a decir cómo mataban a los ratones, a exponer la extraña manera
que tenían de convertirse en esporas.

IV

Esa noche memorable Robert Koch mostró su descubrimiento y les dijo: todos
los animales que mueran de carbunco deben ser quemados inmediatamente
después de morir, y sí esto no es posible, deben ser enterrados a bastante
profundidad, donde la tierra esté tan fría que los bacilos no puedan convertirse
en las esporas tan resistentes.

Koch se trasladó a Breslau. donde fue nombrado médico municipal, en el


tiempo que vivió ahí no le fue bien por lo que tomo la dedición de regresar a
Wollstein, y allí, entre 1878 y 1880, hizo grandes progresos en bacteriología,
aprendió a teñir toda clase de microbios, compro una cámara fotográfica que
adaptó al microscopio, y aprendió a sacar fotografías de los microbios con la
intención que más personas pudieran observar lo que él ve en el microscopio.

en 1880 fue llamado por el Gobierno alemán para formar parte, en calidad de
agregado especial, del Departamento Imperial de Sanidad; le dieron un
hermoso laboratorio con una riqueza de aparatos, dos ayudantes y dinero
suficiente. Hasta que un día Koch, miró la superficie lisa de media papa cocida
que había quedado abandonada, preparo el microscopio y encontró un
enjambre de bacilos que nadaban tranquilamente, y cada uno de ellos era
exactamente igual a sus millares de hermanos contenidos en la gota. Entonces
Koch examinó los microbios de una manchita amarilla, de otra roja y de otra
violada, pero invariablemente, todos los microbios de una manchita eran
semejantes a sus hermanos. Entonces Koch cuando caen los gérmenes del
aire en los caldos de cultivo que venimos empleando, se entremezclan las
diversas especies; pero cuando caen sobre la superficie sólida de una papa,
cada uno tiene que permanecer en el lugar donde ha caído, se queda adherido
y allí se multiplica.

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Plenamente confiado, fue Koch a visitar al profesor Rodolfo Virchow, el más

eminente de los investigadores alemanes en cuestión de enfermedades.

Todo lo que se sabía acerca de la tuberculosis era que se suponía causada por
alguna especie de microbio, puesto que los hombres enfermos podían
transmitirla a los animales sanos.

Koch se dedico a la tuberculosis, experimentando también en ratones, su


primera muestra fue de un obrero de treinta y seis años que murió después de
ser internado, al realizarle la autopsia todos los órganos estaban llenos de
tubérculos salpicados de motas amarillo-grisáceas

Día tras día se dedicó Koch a teñir de pardo, de azul, de violeta, de casi todos
los colores del arcoíris, con el que el tinte azul encontró masas curiosas de los
bacilos sumamente delgados, teñidos de azul y tan tenues, que no podía hacer
conjeturas acerca de su tamaño, pero que tenían una longitud inferior a una
milésima de milímetro. Experimento con conejillos de Indias, conejos, tres
perros, trece gatos, diez gallinas y doce palomas, sin interrumpir estas
inoculaciones, que parecían obra de un perturbado, realizó la misma operación
con ratones blancos, ratas, ratones de campo y dos marmotas. En toda la
historia de la microbiología no se ha dado otro caso de un experimento hecho
más a conciencia.

Ensayando todas las combinaciones posibles que se le ocurrían, se dedicó


Koch a intentar el cultivo de los bacilos en gelatina de caldo de carne puro:
preparó una docena de medios nutritivos, que no funcionaron; entonces Koch
inventó un medio de cultivo que sea similar en composición del ser vivo: la
gelatina de suero sanguíneo.

Logro cultivar los bacilos de la tuberculosis después de esperar 15 días desde


su experimento. Y sólo podía obtenerlos partiendo de animales atacados o a
punto de morir de tuberculosis. Experimento con tortugas, golondrinas, cinco
sapos y tres anguilas lo cual no les paso lo mismo que a los conejillos de india
que murieron.

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VI

El 24 de marzo de 1882, la Sociedad de Fisiología de Berlín celebró una sesión


con los hombres de ciencia más brillantes de toda Alemania. Robert Koch,
relató la historia lisa y llana de cómo había logrado encontrar el asesino
invisible de una entre cada siete personas que morían y explico que los
médicos podían aprender del bacilo de la tuberculosis.

La noticia de que Koch había descubierto el microbio de la tuberculosis montó


un drama lleno de inspiración, que transformó en investigadores maniáticos a
algunos bacteriólogos demasiado aficionados a estar en escena, un ejemplo el
doctor Fehleisen; salido del laboratorio de Koch encontró un curioso microbio
llamada Fuego de San Antonio. Basado en la teoría de que un ataque de
erisipela podía curar el cáncer, Fehleisen inyectó millones de estos microbios
(estreptococos) a algunas personas atacadas de cáncer, pocos días después
algunos enfermos murieron, este loco demostró su tesis: que los estreptococos
son la causa de la erisipela. Otro discípulo de Koch, el doctor Garre, de
Basilea, se frotó con toda serenidad un brazo con el contenido de los tubos de
los forúnculos. Garre cayó gravemente enfermo con un ántrax enorme y veinte
forúnculos, y aunque la tremenda dosis de microbios que se inoculó era más
que suficiente para haberlo matado, afirmando que el estafilococo es la
verdadera causa de los forúnculos y del ántrax.

El cólera asiático había llamado a las puertas de Europa en 1883; una carrera
entre Koch y Pasteur, es decir, entre Francia y Alemania, para descubrir el
microbio productor de aquel cólera, Koch solicito ir a la india para poder
descubrir que era lo que causaba la enfermedad de la colera.

Koch encontró su bacilo coma en cada uno de los cuarenta cadáveres que
examinó. Descubrió el bacilo coma en el agua pútrida de las cisternas, en torno
de las cuales se amontonaban las miserables chozas de los indios, que
irremisiblemente morían víctimas de cólera.

Koch regresó, por fin. a Alemania, y dijo que ningún hombre sano puede ser
atacado por el cólera, a no ser que ingiera el bacilo coma, y éste sólo puede

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proceder de sus iguales; no puede ser engendrado por ninguna otra cosa ni
surgir de la nada. Y sólo puede desarrollarse en el intestino del hombre o en
aguas contaminadas, como las que existen en la India.

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