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Cultura moche

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Para la ciudad de Moche, en la costa norte de Perú, véase Moche (Trujillo).
Mochica/Moche
MocheES.svg

Localización geográfica aproximada


Datos
Cronología 150-700 d. C.
Localización Costa norte de los Andes centrales. En el actual Perú.
[editar datos en Wikidata]
La cultura moche es una cultura arqueológica del Antiguo Perú que se desarrolló
entre los siglos II y V en el valle del río Moche (actual provincia de Trujillo, en
el departamento de La Libertad). Esta cultura se extendió hacia los valles de la
costa norte del actual Perú. Esta hizo grandes obras de ingeniería hidráulica como
canales de riego y represas, lo que les permitió ampliar su frontera agrícola a
gran escala.

Su materia prima fue el adobe. Construyeron complejos religiosos-administrativos de


carácter monumental, conformados por palacios y templos o huacas (en forma de
pirámide trunca), las cuales los recubrían de grandes murales en alto y bajo
relieve, pintados con colores extraídos de la naturaleza, donde plasmaron sus
dioses, mitos, leyendas y toda su cosmovisión cultural. Las más notables de estas
construcciones son las llamadas Huacas del Sol y de la Luna, en el valle de Moche.

Fueron los mejores metalurgistas de su época en Américaː conocieron una gran


variedad de técnicas (dorado, laminado, martillado, alambrado, soldadura, etc.), lo
que les permitió fabricar herramientas, armas, atuendos, emblemas, ornamentos y
toda su variada y rica parafernalia ritual.

Son considerados los ceramistas del antiguo Perú, gracias a su fino y elaborado
trabajo que realizaron en sus ceramios. En ellas representaron, tanto de manera
escultórica como pictórica, a divinidades, hombres, animales y escenas
significativas referidas a temas ceremoniales y mitos que reflejaban su concepción
del mundo, destacándose la asombrosa expresividad, perfección y realismo con que
los dotaban. De este arte sobresalen los huacos retratos y los huacos eróticos.

Fueron navegantes: construyeron caballitos de totora, los que hacían más pequeños
para la pesca y más grandes para sus viajes hasta las costas ecuatoriales, desde
donde traían conchas de Spondylus, sagrada para los moches, y en general, para el
resto de las culturas costeñas del Antiguo Perú.

Políticamente, las sociedades moches ―de fuerte segmentación en clases sociales― se


organizaban en reinos o señoríos confederados. Se ha podido conocer más sobre esta
cultura gracias al descubrimiento de algunas tumbas intactas de sus gobernantes o
señores, como la del Señor de Sipán y la Dama de Cao.

Índice
1 Ubicación geográfica
1.1 Mochica norte
1.2 Mochica sur
2 Descubrimiento
3 Historia
3.1 Hipótesis sobre el colapso de la cultura Moche
4 Economía
4.1 Agricultura
4.1.1 La ingeniería hidráulica
4.2 Pesca
4.3 Navegación y comercio
4.4 La cerámica
5 Organización política
6 Organización social
7 Arte
7.1 Cerámica
7.1.1 Períodos
7.2 Arquitectura
7.3 Pinturas murales
7.4 Metalurgia y orfebrería
8 Protoescritura
9 Religión
10 Tumbas encontradas
10.1 El Señor de Sipán
10.2 Las sacerdotisas de San José de Moro
10.3 La Dama de Cao
11 Galería
12 Véase también
13 Referencias
14 Bibliografía
15 Enlaces externos
Ubicación geográfica

La Huaca del Sol, en Moche, centro religioso moche.


Esta cultura deriva su nombre del valle homónimo de Moche, actualmente también
llamado Valle de Santa Catalina, sede de las más conocidas e imponentes
construcciones moches, las huacas del Sol y de la Luna.

Los mochicas se expandieron por el sur hasta el valle de Nepeña (Áncash) y por el
norte hasta el valle de Piura (Piura).

Ocuparon los siguientes valles de la costa norte peruana:

Piura (Piura)
La Leche (Lambayeque)
Lambayeque (Lambayeque)
Zaña (Lambayeque)
Jequetepeque (La Libertad)
Chicama (La Libertad)
Moche (La Libertad)
Virú (La Libertad)
Chao (La Libertad)
Santa (Áncash)
Nepeña (Áncash)
Inicialmente fue conocida como cultura protochimú o Chimú temprano, pero recibió el
nombre de «cultura moche» tras los descubrimientos en el valle de Moche. También se
la denomina «cultura mochica» en razón del nombre de la lengua, el muchik, que
hablaban sus pobladores.

Tradicionalmente se ha considerado a la cultura moche como un estado centralizado,


con su núcleo en las huacas del Sol y de la Luna. Sin embargo, modernos estudios
demuestran que hubo dos regiones mochicas bien diferenciadas, una al norte y otra
al sur, geográficamente separadas por la Pampa de Paiján.1

Mochica norte
En el valle de Lambayeque: Sipán, Pampa Grande.
En el valle de Jequetepeque: Complejo San José de Moro, Huaca Dos Cabezas, Complejo
Pacatnamú, Casa de la Luna o Sián, el Hornito (entre San Pedro y Pacasmayo),
Sincapecerce de Poémape y la Tumba de la Mina.
Mochica sur
En el valle de Chicama: Sonolipe, Urricape, Mocollope, La Campana, Huaca Cartavio,
Huaca Colorada, Huaca Cortada y Huaca Cao Viejo (estas dos últimas forman parte del
Complejo Arqueológico El Brujo).
En el valle de Moche: las Huacas del Sol y de la Luna, Huanchaco y Galindo.
Más al sur están los sitios de Huancaco y Huaca de la Cruz (valle de Virú), Pampa
de los Incas (valle de Santa) y Pañamarca (valle de Nepeña).

Descubrimiento

El arqueólogo alemán Max Uhle, descubridor científico de la cultura mochica, a la


que denominó como proto-chimú.
La civilización mochica fue identificada por Max Uhle en 1909, quien la clasificó
como proto-chimú (es decir, antecesora de la cultura chimú). Uno de sus principales
investigadores fue el alemán Enrique Brüning, ingeniero de profesión que llegó a
trabajar en las azucareras de Lambayeque y La Libertad. En 1899, con el patrocinio
de la madre del editor de periódicos William Randolph Hearst, Brüning excavó 31
yacimientos funerarios en las inmediaciones de la Huaca del Sol y de la Huaca de la
Luna (cercanos a Moche, el pueblo actual que dio su nombre a la antigua cultura).

Esta cultura también fue estudiada por los arqueólogos peruanos Julio C. Tello y
Rafael Larco Hoyle (1901-1966).2En particular, destaca la labor de Larco Hoyle,
quien identificó de manera científica los diversos períodos de esta cultura, a base
de los estilos y la técnica de su cerámica.

No obstante, el constante saqueo de yacimientos arqueológicos hace difícil estudiar


la civilización hoy en día. Por ello, el descubrimiento de tumbas intactas de dos
gobernantes mochicas en 1987 y 2006 (el Señor de Sipán y la Dama de Cao,
respectivamente) fue clave para relanzar el estudio científico de la cultura.3

Historia
La historia moche se desenvuelve en el llamado Intermedio Temprano, periodo de la
civilización andina caracterizado por el desarrollo de culturas regionales, tras la
decadencia del Formativo Andino. Contemporáneos con la cultura moche fueron la
cultura nazca, la cultura recuay, la cultura lima, la cultura cajamarca y la
cultura tiahuanaco.

El arqueólogo peruano Rafael Larco Hoyle, gran estudioso de la cultura mochica.


Teniendo como base las periodizaciones de Rafael Larco Hoyle, de Luis Jaime
Castillo Butters y de Christopher Donnan, se puede dividir la historia moche de la
siguiente manera:4

El período del Comienzo, que abarcaría entre 150 y 300 d.C. Durante esta época los
mochicas se imponen sobre la cultura Virú-Gallinazo, tanto en el plano militar como
en el ideológico, es decir, imponen sus creencias. De fines de esta época data el
llamado Señor de Sipán.
El periodo de la Expansión, aproximadamente de 300 a 600 d.C. Constituye el periodo
de apogeo de la cultura moche, con sus máximos logros, en lo político, militar,
económico y cultural. Se forma el Estado Mochica del Norte (en el valle de
Jequetepeque y otros del actual departamento de Lambayeque) y el Estado Mochica del
Sur (en los valles de Moche y Chicama, y otros más al sur). Sipán (Huaca Rajada)
fue indudablemente uno de los principales centros del Estado norteño, mientras que
las huacas del Sol y de la Luna (en el valle de Moche) y las del Complejo El Brujo
(en el valle de Chicama), lo fueron del Estado sureño. De esta época es la
gobernante moche conocida como la Señora de Cao. La ideología moche se hace más
guerrera, como se deduce de sus representaciones artísticas.
El periodo del Ocaso, es un periodo de decadencia que empieza entre el 650 y 700
d.C., aparentemente debido a la devastación climatológica ocasionada por un
fortísimo fenómeno del Niño. La alta jerarquía moche debió perder de manera
creciente su poder sobre la población, la cual se hallaría muy revoltosa ante las
secuelas dejadas por la furia de los elementos (pérdida de cosechas, hambrunas,
colapso de los santuarios). Esta decadencia afectó principalmente a los mochicas
del Sur, quizás por la pérdida de la huaca de la Luna. Mientras que los mochicas
del Norte resistieron por más tiempo, teniendo como nueva capital a Pampa Grande,
hacia donde, según una hipótesis del arqueólogo Luis Chero Zurita, se habría
trasladado la élite de Sipán.5
Hipótesis sobre el colapso de la cultura Moche
Existen diversas hipótesis formuladas principalmente por arqueólogos, para explicar
el colapso de las sociedades moches 6

Fallas ideológicas: Existen hasta el momento, tres modelos conocidos cuáles apuntan
a que el fin de las sociedades moches se relaciona al aspecto ideológico, cuál
fundamentado principalmente en la religión moche, servía como justificación a las
élites moche para explicar sus posiciones de poder. La primera, apoyada por Izumi
Shimada y fundamentada en sus hallazgos en Pampa Grande, explica que el colapso
moche se debió a rebeliones de grupos no-moche quienes, al no haber sido asimilados
a la religión estatal, no habrían encontrado razones para justificar a los
gobernantes moches en el poder. El segundo modelo, formulado por Luis Jaime
Castillo, explica que el colapso se debió a la nueva ideología imperante entre los
pobladores moches y no-moches, cuál habría sido promovida y traída por las mismas
élites que los gobernaban y que según el mismo Castillo, habría sido la misma
imperante en el territorio imperial de los Wari, basándose en la aparición para el
periodo de Moche V de cerámica y arquitectura moche claramente influenciadas por la
cultura Wari (como es el caso de la aparición del Dios de los Báculos en
iconografía moche o la arquitectura presente en Centros administrativos de dicho
periodo como la de Cerro Chepén). Esta nueva ideología no habría ofrecido la
justificación necesaria que ofrecía la ideología anterior cuál justificaba a las
élites moche en sus puestos de poder.

Factores climáticos: Los modelos que entran en esta clasificación apuntan a la


presencia de factores climáticos anómalos, como los desencadenantes del colapso de
las sociedades moche, yendo desde quienes señalan al fenómeno del Niño como el
principal responsable de este colapso (Walter Alva), hasta quienes proponen a las
sequías que asolaron la fase V moche, basándose en muestras de hielo obtenidas del
barrenado de glaciares peruanos.

Conflictos internos: Esta teoría surge de análisis de patrones de asentamiento


desarrollados por Tom Dillehay, quién propone que para algún momento del periodo
Moche Tardío, existió un fuerte periodo de conflicto entre las diversas comunidades
mochicas existentes, lo cuál los pudo dejar indefensos frente al ataque de algún
actor externo, como pudiera ser el por entonces estado Cajamarca, que según Marco
Rintel, habría ocupado parte del Jequetepeque mochica en la época de decadencia
moche. No se menciona al Imperio Wari como posible actor externo, pues a pesar de
haber sido popular la idea de un dominio Wari sobre la Costa Norte peruana,
actualmente la mayoría de arqueólogos, coinciden en que la influencia de Wari hacia
la cultura moche fue meramente ideológica.

Herederas de la cultura moche fueron la cultura lambayeque y la cultura chimú.

Economía
Agricultura
Los moches tuvieron una especial preocupación por el desarrollo agrícola. En este
sentido, cultivaron maíz morado, camote, yuca, papa, calabaza; frutas, tales como
tuna, lúcuma, chirimoya, tumbo, maní y papaya. Cultivaron además el algodón en sus
colores naturales (blanco, marrón, rojizo y morado), para uso industrial. También
cultivaron totora.
La ingeniería hidráulica
Como precisaban llevar agua para cultivar tierras secas, construyeron canales
(Wachaques) que se muestran como notables obras de ingeniería hidráulica, como el
de Ascope y el de La Cumbre.

Asimismo construyeron represas como la de San José, cuyas aguas almacenadas servían
para irrigar las tierras en tiempo de sequía y escasez.

Quedó registrada una sequía de varios años, que se cree que está relacionada con
una erupción del volcán Krakatoa, que generó un invierno de dos;años en todo el
mundo (Véase [cambio climático en el año 535]). Es más probable, sin embargo, que
se debiera al [fenómeno de El Niño], que hacia el 650 d.C. ocasionó una terrible
crisis en la producción agrícola, que llevó al abandono de muchas tierras de
cultivo y a la reducción del territorio moche.

Pesca

Caballitos de totora en la playa peruana de Huanchaco.


Los mochicas tuvieron gran experiencia como pescadores y eso lo demuestra las
antiguas embarcaciones que usaban y que hasta ahora se siguen fabricando,
denominadas caballitos de totora. Pescaron tollos, rayas, lenguados, etc. y
recolectaron mariscos como erizos y cangrejos.

Navegación y comercio
El mar ejerció sobre los mochicas un atractivo especial. Provistos de sus
caballitos de totora, que ya tenían cerca de tres mil años de antigüedad entonces,7
se convirtieron en diestros pescadores. Con embarcaciones más grandes (balsas de
totora y cañas, o posiblemente, troncos) organizaron expediciones que arribaron
hasta las islas Chincha para extraer el guano, tan eficiente para el abono de las
chacras. Hay indicios incluso que hicieron expediciones hasta el Ecuador, por el
norte, y hasta Chile, por el sur. Del Ecuador traían las conchas de Spondyllus,
sagradas para los moches, de las cuales hacían pectorales y brazaletes o los
trituraban y los espolvoreaban en los templos y palacios; y de Chile traían
lapislázuli.

Poseían también naves guerreras que eran tripuladas por más de tres o cuatro
personas y que transportaban a grupos militares o a los prisioneros vencidos en las
guerras. Todas esas embarcaciones no son distintas a las fabricadas por otras
culturas costeñas desde el 1000 a. C.

La cerámica
Una de las culturas peruanas que se caracteriza por tener una de las mejores
cerámicas, es la Moche. Hombres, divinidades, animales, plantas y escenas
cotidianas de la vida moche fueron representados en vasijas de arcilla y barro. La
cerámica resalta por su expresividad, realismo y perfección, usando metales de oro
y plata

Organización política

Tocado de oro, atributo de la realeza mochica.


- Moche era un estado militar conquistador gobernado por reyes conectados con los
dioses o considerados de herencia divina.

Arqueólogos que han estudiando la zona tienen la teoría que la Huaca de la Luna era
residencia del soberano-rey mientras que la Huaca del Sol, era el lugar de la
nobleza principal.

Poseía distintos niveles de organización política: en un primer lugar el soberano,


en segundo lugar un grupo de la nobleza principal, quienes estaban encargados de la
administración. Y en un tercer lugar, un grupo de burócratas.
Cada valle controlado por el Imperio, poseía dos huacas, es decir un lugar sagrado,
que al ser característico de Moche le otorgaba poder político y religioso.

Aunque dichos valles debían contar con su rey o señor; que se aliaba con sus
vecinos para realizar obras de bien común, para efectuar ceremonias rituales o para
emprender conquistas militares.

Los señores se vestían con prendas lujosas, con adornos de oro, plata y cobre, que
simbolizaban sus atributos sagrados, y al morir eran enterrados con igual
fastuosidad, como se puede ver en la tumba del Señor de Sipán.

Organización social
El cie-quich: era el rey del valle y los dominios moches. Tenía autoridad
semidivina pues creían que descendía de los dioses y diosas. Su autoridad era
militar, religiosa y civil.
El coriec: era el rey vencido y subordinado al poder de un soberano mochica.
Los sacerdotes: encabezados por un sumo sacerdote, habitaban en los templos
piramidales. En este grupo también están la sacerdotisa y el sacerdote guerrero.
Todos ellos formaban parte de los rituales.
Jefes militares y nobles o caballeros: Los llamados “bien vestidos” por su rica
indumentaria.
Dignatarios civiles, asistentes religiosos y soldados o guardias adscritos a las
específicas funciones anteriores.
Artesanos especializados: Se dividían en:
Los metalurgistas, encargados de hacer los atuendos, emblemas y ornamentos
rituales.
Los ceramistas, encargados de hacer la cerámica escultórica ritual y también de los
huacos retratos de los nobles. Había castas de estos dos grupos.
Las tejedoras, encargadas de hacer los tejidos, que laboraban en talleres.
El pueblo: agrupaba a agricultores, comerciantes y pescadores.
Yanas o servidumbre: asignada a los anteriores estamentos.
Arte

Arte mochica.
Cerámica
El más conocido legado cultural mochica es su cerámica, generalmente depositada
como ofrenda para los muertos.

Los mochicas plasmaron en sus cerámicas el entorno de su mundo cultural y


religioso, bajo la forma de imágenes escultóricas, o bien decorando a pincel la
superficie de la vasija. Su cerámica constituye por ello el mejor documento y
testimonio de su cultura.

Sus principales características son:

Escultórica: porque representaban en bulto las figuras de los hombres, animales y


plantas. Destacan los huaco retratos.
Realista: puesto que todo era reproducción exacta de la realidad. No inventaban ni
imaginaban en su obra ceramista, que era expresión de las actividades.
Documental: porque era realismo y su representación sirven como elementos para
conocer la vida de los habitantes moches como si se estuviese leyendo un verdadero
documento o fuente escrita.
Pictográfica: ya que algunos huacos representan figuras pintadas y ornamentadas.

Huaco retrato. Representa de manera muy realista a un personaje sonriente.


Su realismo es característica resaltante en sus huaco retratos, su famosa plástica
asombra por la expresividad y perfección de verdaderos retratos de arcilla. Los
cánones clásicos de perfección y realismo se reconocen aún en seres mitológicos,
animales humanizados, hombres con atributos zoomorfos o partes combinadas de varios
animales. Sin embargo, también realizaron cerámica con gran contenido simbólico de
pensamiento e ideas donde las imágenes se vuelven más abstractas y conceptuales;
ambas tradiciones, tanto la simbólica como la realista, se encuentran sumamente
vinculadas. Incluso hay piezas cerámicas donde conviven estas dos tendencias.

Analizando la iconografía de la cerámica, los investigadores actuales también


pueden conocer interesante información sobre la vida de los moches:[cita requerida]
ceremonias funerarias, ceremonias rituales, paisajes, viviendas, guerras,
enfermedades, etc., proporcionando así un vínculo entre los vivos y los muertos.

Sus pictografías derrochan vida y movimiento en las complejas escenas de


ceremonias, combates, cacerías rituales y probables relatos míticos. Sin embargo,
la vajilla para uso diario, utensilios domésticos y vasijas para agua fueron
funcionales, sencillos y escasamente decorados. También destacan los huacos de
representaciones de carácter sexual, mostrándose de forma explícita escenas de
onanismo, coito en grupo e incluso reproducción animal. Se cree que estas
manifestaciones artísticas podrían tener unas connotaciones culturales y religiosas
de simbolismo de la fertilidad.

La cerámica mochica generalmente se propicia en masa, mediante el uso de moldes.


Sobre ellas el especialista aplicaba técnicas como: modelado, grabado, pintura. El
asa estribo era confeccionado aparte. Por último, la pieza era llevada al horno; es
bícroma resaltando el rojo y el crema.

Períodos
Tomando como base el estudio de más de 30.000 ceramios, Larco Hoyle estudió la
evolución de las formas de la cerámica moche y dividió su desarrollo en cinco
etapas, que son:

Mochica I: La cerámica es pequeña, de aspecto sólido, en algunos casos de forma


lenticular; de asas proporcionales y circulares con picos cortos y fuertes
rebordes. Las formas comunes son: vasos retratos, antropomorfos de cuerpo entero,
zoomorfos, fitomorfos, cántaros sencillos con asa de estribo. Colores crema y rojo,
crema y ocre, rojo, crema y anaranjado; crema y negro. Hay una influencia de la
decoración negativa. Los motivos más comunes son los puntos grandes, los círculos,
rombos, cabezas de lagartijas estilizadas, triángulos con círculos concéntricos,
signos escalonados, bandas cuyos temas pictóricos en colores están delineadas por
incisiones.
Mochica II: El grosor de las paredes disminuye. La cerámica se alarga y no se
observa tendencia en darle la misma altura que ancho, se inicia con esto la
esbeltez de los vasos. El asa y el pico crecen proporcionalmente, y mientras el asa
no pierde la forma redondeada, el pico pierde el reborde pronunciado, quedando tan
solo un pequeño ribete. Existen vasos retratos, antropomorfos de cuerpo entero,
fitomorfos y zoomorfos. Predominan los colores crema y rojo, crema y ocre, rojo y
crema plomizo, marrón y anaranjado, crema y ocre.
Mochica III: Se inicia el refinamiento de esta cultura. Las paredes de los vasos se
afinan sin perder su solidez, el ceramio está cubierto por una fina capa de engobe
cuidadosamente pulida. Los hornos abiertos con abundante oxigenación fueron
perfeccionados. La cerámica es un poco más grande que Mochica II. Los recipientes
son de mayor capacidad. Las asas y los picos se afinan notablemente, siendo las
primeras elípticas y los picos pequeños, acampanulados y con reborde casi
imperceptible. Los ceramios son de líneas armónicas y proporcionadas. Las
esculturas antropomorfas son verdaderos retratos de personas. La escultura
religiosa adquiere importancia.
Mochica IV: Los motivos escultóricos y pictóricos se multiplican y adquieren mayor
complejidad. El artista mochica trata de perennizar en su cerámica no solamente los
asuntos comunes de su vida diaria, sino también las actividades de sus
instituciones organizadas. El rico acervo de su vida espiritual es sintetizado en
las escenas pictóricas que cubren los numerosos vasos de caracteres religiosos. Los
vasos se alargan y también proporcionalmente el asa, que ya no es chata sino,
redonda o ligeramente angular. La mayoría de los picos son largos y rectos, aunque
hay algunos más angostos en la punta con bordes levemente afilados.
Mochica V: La cerámica de este período, por sus formas y decorado, constituye el
«arte barroco» de la cultura mochica. Se reduce en tamaño pero el asa se alarga,
siendo el pico más pequeño. El asa toma una forma triangular acentuada y el pico es
de naturaleza troncocónica con bordes afilados del interior hacia afuera. Las
representaciones geométricas abundan. El motivo escultórico pasa a segundo plano,
desplazado por el arte pictórico. Las técnicas de manufactura que mayormente
conocieron fueron el moldeado y el estampado. Por el gran dominio de la cerámica
escultórica y pictográfica se le ha denominado, y con mucha justicia, el Período de
los Maestros Artesanos. Dada la calidad estética y temática de su innumerable
producción, se ha convertido en el mejor espejo de su vida cotidiana y espiritual.
Arquitectura

Maqueta de la Huaca de la Luna.


Como base para sus construcciones emplearon el adobe, puesto que era la materia
prima que tenían a la mano. Construyeron grandes palacios, urbes y templos, los
cuales recubrían de murales en alto y bajo relieve, pintados de colores extraídos
de la naturaleza a los cuales les agregaban colágeno extraído de la cocción de las
patas de las aves, que actuaba como una especie de látex; decoraban con
representaciones de sus dioses, mitos, leyendas y toda su cosmovisión.

En las construcciones importantes como las huacas, se solía hacer cada cierto
tiempo una reedificación, en la cual en vez de remodelar una pared, la tapaban
construyendo otra adelante; esto se puede apreciar en todas las huacas.

En su arquitectura monumental destacan las Huacas del Sol y de la Luna, en Moche.


La Huaca del Sol es un inmenso edificio que mide más de 40 m de altura y tiene 5
terrazas superpuestas: los expertos calculan que se necesitaron más de 140 millones
de adobes para su construcción. A 500 m de esta huaca se alza la Huaca de la Luna,
de 21 m de altura y de tres terrazas; esta destaca por sus bellas pinturas murales,
una de las cuales representa el rostro fiero de un dios, posiblemente Ai apaec. Se
cree que la Huaca del Sol fue un centro administrativo, mientras que la Huaca de la
Luna era un centro religioso.

Las casas de los pobladores comunes (pueblo) eran erigidas en pequeñas comunidades.
Los materiales que usaban ellos eran los mismos que se empleaban para las huacas a
excepción de las pinturas. Las casas tenían patio propio y techo de dos aguas para
las lluvias.

Pinturas murales

Muro decorado de la Huaca de la Luna.


En muchos edificios moches se han encontrado pinturas murales, de inspiración
religiosa, ya que representan a seres divinos o escenas relacionadas con ellos. Son
de destacar dos lugares donde se han encontrado bellos murales: la Huaca de la Luna
y la Huaca Cao Viejo (o El Brujo).

Las pinturas murales de la Huaca de la Luna son de 5 colores (blanco, negro, rojo,
azul y amarillo), los cuales fueron obtenidos de minerales. Su mural más famoso es
el que representa a un personaje antropomorfo conocido como el “demonio de las
cejas prominentes”, que se ha identificado con la divinidad moche llamada Ai apaec
o el dios degollador.

En la Huaca Cao Viejo hay un gran mural que representa una procesión de prisioneros
desnudos y unidos con una soga, sin duda condenados a muerte que caminan hacia el
“degollador”.
También existen murales en la Huaca de Pañamarca, con representaciones mitológicas
(caracol-felino) y escenas cotidianas (luchadores).

Metalurgia y orfebrería

Orejeras mochica de oro con incrustaciones de piedras preciosas.


Los mochicas fueron los mejores metalurgistas de su época. Utilizaron el oro, la
plata, el cobre y sus aleaciones. La aleación más característica fue la tumbaga
(mezcla de oro y cobre). Doraron el cobre mucho antes que en Europa y conocieron
una variedad de técnicas, como el laminado, martillado, alambrado, soldadura, etc.
Fabricaron herramientas, armas, atuendos, emblemas, ornamentos y toda su variada y
rica parafernalia ritual.

Es de destacar su pericia para construir figurinas de poco más de 2 cm con partes


móviles, unidas con pequeñísimas grapas.

Protoescritura
Según los estudios del arqueólogo peruano Rafael Larco Hoyle (1901-1966), los
mochicas poseían un sistema de protoescritura a la cual llamó escritura
pallariforme, y que consistiría en grabar líneas, puntos, zigzags y otras figuras
con diferente significado en los pallares pintados en muchos vasos cerámicos, ya
que presentan variedad de diseños que hacen pensar en algún sistema original de
transmisión de datos numéricos y posiblemente no numéricos.

Religión

El dios mochica Ai Apaec representado en un muro de la Huaca de la Luna.


Por sus dioses castigadores, la representación de dioses decapitadores era muy
común, siendo el principal Ai Apaec, quien también era la principal deidad de los
mochicas. Adoraron además al sol y a la luna. También rindieron culto a dioses
antropozoomorfizados, con rasgos de cangrejo, zorro, búho, pez gato, pato pico de
cuchara (extinto), serpiente, águila, puma, jaguar, lagartija, perros, sapos,
venados, arañas, pulpos, monos, cóndores y iguana.

Estos dioses muestran clara influencia de la cultura chavín, que fue anterior a la
cultura mochica. Se puede apreciar el parecido en los colmillos y los rasgos
felinos que se observan en algunas de sus representaciones.

Los sacrificios humanos eran practicados por los mochicas con fines rituales.

Sus dioses eran muy variados dependiendo el lugar donde este situado

Tumbas encontradas
El Señor de Sipán
Artículo principal: Señor de Sipán

Tumba del Señor de Sipán.


Sipán es una pequeña localidad que se ubica a 35 kilómetros al sureste de Chiclayo.
Allí se encuentra la denominada Huaca Rajada. En marzo de 1987 el arqueólogo
peruano Walter Alva logró erradicar a los huaqueros (ladrones de huacas) y procedió
a realizar excavaciones.

Es la primera tumba de un gobernador precolombino hallada intacta en el Perú. Data


del siglo III. Actualmente, los restos de este personaje se encuentran en el Museo
Tumbas Reales de Sipán, en Lambayeque. Se trata de un hombre de 1,67 m, y de entre
35 a 40 años de edad. Se lo halló al lado de los restos de 8 personas (tres
mujeres, dos varones, un niño y dos guardianes) y animales (dos llamas y un perro).
El cuerpo del personaje estaba cubierto de numerosos ornamentos, armas y emblemas
de oro, plata y cobre dorado. Se hallaron también 209 ceramios, muchos de los
cuales contenían ofrendas. Meses después se hallaron dos tumbas más: la de un
sacerdote contemporáneo al Señor de Sipán, y la de un personaje que, por las armas,
atuendos, ornamentos y emblemas, debió tener el mismo cargo del señor de Sipán, y
al que se bautizó como el “Viejo Señor de Sipán” (antepasado del Señor de Sipán en
tres generaciones).

Las sacerdotisas de San José de Moro


Dos tumbas de sacerdotisas fueron halladas en el complejo arqueológico San José de
Moro, en el distrito de Pacanga, provincia de Chepén. Una fue hallada en 1991 y
otra en 1992. Comparten una serie de rasgos comunes: se hallan acompañadas de otros
cuerpos, así como de individuos sacrificados en las entradas; así como contienen
una profusión de objetos a manera de ofrendas: vasijas cerámicas, mates (que
estarían sin duda llenas de alimentos) y adornos de metal.

La Dama de Cao
Artículo principal: Dama de Cao

Reproducción de la Dama de Cao.


El descubrimiento de la tumba de la Dama o Señora de Cao fue dado a conocer en
2006. Fue hallada en la huaca Cao Viejo y data aproximadamente del 400 d. C., unos
150 años después del apogeo del Señor de Sipán. Se trata de los restos momificados
de una mujer de 1,45 metros de altura y entre los 20 y 25 años, cubiertos por
collares de oro, plata, lapislázuli, cuarzo y turquesa, narigueras de oro y plata,
diademas y coronas. En la tumba se encontraron también cetros de madera forrados de
cobre, utilizados en las ceremonias como símbolos de poder y hegemonía, y diversas
placas de metal sueltas que cubrían la mortaja de algodón natural. Se trata sin
duda de los restos de una gobernante moche que rigió en el valle de Chicama.

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