Está en la página 1de 2

LA TÉCNICA DE LAS COMUNICACIONES

Los medios de comunicación directa y la palabra


Una vez admitida la utilidad y a menudo hasta la necesidad de las relaciones
públicas, se plantea el problema de su ejecución (resulta curioso -y molesto-comprobar
que el propio término relaciones públicas, aunque muy reciente, designa al mismo
tiempo una política y el instrumento de esta política: ¿será necesario explicarlo por su
origen anglosajón?) y de la eficacia de tal ejecución. Las relaciones públicas, que son
una técnica de comunicación, exigen siempre, en su condición de instrumento:
crear un contacto;
hacer que este contacto obtenga éxito.

El contacto perfecto tiene que poseer cierto número de cualidades. Digamos, en


términos generales, que debe poder:
recibirse con el máximo de facilidad;
sentirse con el máximo de fuerza (gustar);
dirigirse tanto a la inteligencia como a la sensibilidad;
adaptarse a públicos muy diferentes;
ser dosificable en su intensidad;
ser susceptible de una organización en el tiempo y el espacio.

En su forma más clásica, tanto en el plano interior como el exterior, las relaciones
públicas parecen un dominio reservado a la gente de letras antes que los oradores o a
los conferenciantes. En tanto las relaciones públicas tienden a ejercer una influencia
profunda sobre los individuos, y a posteriori cuando esos individuos no son más que
intermediarios encargados de transmitir la información al público que le está destinado,
los escritos parecen superiores a las palabras, dotadas de la enojosa reputación de volar.
Sin embargo, en una etapa en extremo primitiva, la palabra constituye, si es dable
utilizar esta dudosa metáfora, el primer gesto de relaciones públicas. El pequeño
artesano que invita a sus compañeros a tomar el aperitivo y les pregunta
accidentalmente:
“¿Como anda el trabajo?”, cumple un acto de relaciones públicas. Y si uno de los
operarios le contesta: “Haría falta un cepillo más...”, el proceso se completa.
La palabra que hallamos así los orígenes y volvemos a encontrar en la etapa
actualmente más evolucionada de las relaciones públicas (los coloquios o los
seminarios de especialistas), no es en sí misma un instrumento menor.
Observemos al mismo tiempo que, en la mayoría de los casos, debe tener su
réplica en un documento escrito. Los escritos quedan.
Las técnicas de recepción
La recepción de un recién llegado a la empresa resulta sin duda el problema más
elemental que pueda plantearse en el campo de las relaciones públicas internas. La
primera impresión que recibe el empleado, buena o mala, dejará huellas indelebles: una
torpeza, cierta indiferencia, pueden impedirle para siempre hallarse en armonía con la
oficina, el taller o la fábrica que lo emplean.
Las técnicas de recepción, por el contacto humano y personal que suponen, ante
todo orales. Una entrevista de algunos minutos entre el director (o el jefe de personal) y
el nuevo empleado no reemplaza toda la documentación que conviene entregarle, pero
será suficiente para que la lea...
del libro: LAS RELACIONES PUBLICAS
de: JEAN CHAUMELY y DENIS HISMAN
CANTIDAD DE PALABRAS: 488

También podría gustarte