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EXTRANJEROS Y PEREGRINOS
1 Pedro 2:11-17
¡El cristiano tiene una sola ciudadanía! Por esto tiene responsabilidades,
tanto celestiales como terrenales. Pedro aclara que nuestra primera lealtad se
debe a Dios. Sin embargo, debemos seguir en el mundo y no podemos escapar
de nuestros deberes de ser miembros de una sociedad en la cual residimos. Uno
de ellos es el maravilloso privilegio de ser embajadores de Dios ante los perdidos
llevando siempre un estilo de vida que glorifique al Dios que nos ha escogido.
Sumisión en nuestra:
Relación con el gobierno (2:13-17).
Relación con el trabajo (2:18-25).
Relación en el matrimonio (3:1-7).
Relación interpersonal (3:8-12).
Como podemos ver, Dios requiere de los creyentes una continua actitud
de sometimiento, la cual debe expresarse en los momentos más simples de la
vida. Dios exige que sus hijos vivan bajo la sujeción bíblica frente a todos aquellos
a quienes debemos estar sujetos.
Veamos lo que Dios nos considera y lo que debemos ser con respecto a
nuestro testimonio.
2. El apóstol Pedro establece que los que son parte del pueblo
de Dios somos residentes temporales de la tierra, y más
cuando sabemos que el creyente es ciudadano del cielo -
Filipenses 3:20 y Hebreos 11:8-16.
3. Está claro que todo ser humano tiene una tendencia natural
hacia vivir satisfaciendo la carne producto del pecado que
mora en cada uno de nosotros. Como creyentes, debemos
saber qué es lo que nos ocurre y cómo podemos vencer esa
tendencia a satisfacer esos deseos carnales, porque de lo
contrario no podremos lograr obediencia a esta demanda de
la Palabra de Dios.
C. UN CONSEJO FINAL
CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Está claro que Dios desea que entendamos que no tenemos ciudadanía
aquí en la tierra y qué como extranjeros y peregrinos que somos debemos actuar
de una forma que le glorifique a Él.