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Así como el Señor nos declara la necesidad de Discipular y nos dice lo que
hemos de enseñar, es Pablo que al escribir a Timoteo su segunda epístola nos
declara la condición de un verdadero discípulo, cuando dice: “Lo que has oído
de mi ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos
para enseñar también a otros”.
Es pues, de suma importancia que de una vez por todas entendamos que la
obra del discipulado es para TODOS los creyentes y de la misma manera debe
ser hecha de manera personal, por lo que en esta ocasión, veremos todo lo
concerniente a nuestra demanda de HACER DISCÍPULOS.
B. LA FUNCIÓN DE UN DISCÍPULO
C. EL MINISTERIO DE LA MULTIPLICACIÓN
C. TRANSFERIR SU VIDA
J. SANTO Y JUSTO.
CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Ojalá hermanos y que cada uno discipline su vida con el fin de servir a su
señor y de reproducirse en otros como lo hizo su maestro.
RECORDEMOS:
Lucas 9:23.
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz
cada día, y sígame.”
Filipenses 3:13.
“Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está
delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios que
es en Cristo Jesús”.