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Metabolismo del hierro

Sabemos que el hierro tiene una función esencial en el metabolismo de los mamíferos debido
a que es importante para la formación no solo de la hemoglobina, sino también de otros
elementos esenciales del organismo: Mioglobina, citocromo, peroxidasa, catalasa y citocromo
oxidasa. Cabe resaltar que la cantidad total de hierro en un adulto sano es de 4 a 5 g,
señalando, además, que aproximadamente 2,5 g se encuentran en la hemoglobina.

El hierro puede ser obtenido a través de la ingesta de alimentos, clasificándose en 2 tipos, el


hierro Hem (derivado de carnes) y el no Hem (Derivado de los vegetales). Cabe señalar que
dicho hierro puede estar en 2 estados: el estado ferroso y férrico. Es importante recalcar que
el hierro debe ser mantenido en homeostasis, mediante la regulación de su absorción y
almacenamiento, para asegurar las actividades biológicas normales sin que se produzcan
efectos nocivos.

Entonces, iniciamos..

Tras la ingesta de alimentos, serán estos mismos quienes pasaran por diversos procesos, tales
como la digestión mecánica, para seguidamente continuar con su trayecto (mezclarse con los
jugos gástricos, pancreáticos y biliares) hasta llegar al duodeno (el cual es el principal lugar de
absorción) además de la primera parte del yeyuno. Cabe resaltar que el hierro consumido
(tras la ingesta de carnes y vegetales), nos dará el hierro ferroso y el hierro férrico debido a la
unión de los jugos (gástricos, pancreáticos y biliares) a los alimentos.

Debido a que el hierro ferroso es el que tiene mayor capacidad de absorción, se dirigirá desde
la luz intestinal hacia el interior de enterocito, a través del “transportador de metales
divalentes” la cual se encuentra en la porción apical del enterocito. Mientras que el hierro
férrico, se dirigirá desde la luz intestinal hacia el interior del enterocito, pero debido a que se
encuentra en estado férrico, éste no podrá ser usado, por ello, es el “citocromo B duodenal”
quien lo reducirá a hierro ferroso, para de esa manera poder usar el “transportador de metales
divalentes” e ingresar al enterocito.

En ocasiones, una pequeña porción de hierro hem, llega hacia la luz intestinal con la finalidad
de tener el mismo trayecto, pero, debido a que es necesario que este hierro hem se convierta
en hierro ferroso, será la enzima hemooxigenasa quien logre este cometido.

Entonces, una vez dentro (sea por cualquiera de las vías mencionadas), puede tomar 2
caminos, el primero de ellos es ser captado por la ferritina intracelular y de esa manera ser
almacenado o el segundo, el cual consiste en ir a la base del enterocito y pasar por un canal
llamado ferroportina con dirección al plasma sanguíneo para seguidamente unirse a una
apotransportina. Pero debido a que solo reconoce al hierro férrico (y, como recodemos, este
hierro aún sigue siendo ferroso) entonces deberá ser convertido en hierro férrico a través de la
enzima hefastina. Tras la conversión del hierro ferroso a férrico, se unirá a la apotransportina,
cambiando de nombre a transportina, quien se dirigirá al hígado o a la médula ósea.

Cabe señalar que en ocasiones el hierro ferroso llega al plasma sanguíneo (sin haber sufrido
todos los procesos que mencioné), y es la ceruloplasmina quien lo transforma en hierro férrico
(cuando dicho hierro ferroso no se encuentra relativamente cerca al enterocito) para que, de
esa manera, este hierro férrico obtenido pueda unirse a la apotransportina, cambiar de
nombre a transportina y dirigirse al hígado o a la médula ósea.
En caso se dirija al hígado, esta transportina, se unirá con una proteína llamada apoferritina,
llamándose ferritina (quien es la proteína encargada del almacenamiento de hierro).

Y, si se dirige a la médula ósea, será el proeritroblasto quien tomará el hierro (principalmente


la parte hem) de la transportina, para formar la hemoglobina (quien es una hemoproteína
encargada del transporte de oxígeno).

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