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Aunque las fechas no son exactas, varios autores como O.E.

Meinzer, definen este período,


desde la antigüedad hasta el 1400. Durante este período el concepto de ciclo hidrológico fue
especulado nota 1 por muchos filósofos como Homero, Tales, Platón, y Aristóteles, entre otros
en Grecia; por Séneca y Plinio en Roma. La mayoría de los conceptos desarrollados en esta
época resultaron ser erróneos, con excepción del propuesto por Marco Vitruvio, quien
estableció que el agua subterránea provenía de la infiltración del agua de lluvia y del
derretimiento de la nieve.
A este período pertenecen las grandes construcciones hidráulicas de la antigüedad las que
requirieron un conocimiento hidrológico práctico, entre ellos los pozos de Arabia, los Kanats
de Persia, los acueductos de Roma, los canales y sistemas de irrigación y obras de control de
inundaciones en China, y zonas de riego en Egipto, Mesopotamia, India y en los Andes.

La astrología occidental tiene sus orígenes durante los tiempos precristianos en Babilonia y en
el antiguo Egipto.5 En la astrología moderna occidental son reconocibles las bases y principios
de interpretación así como también los cálculos, que son heredados de la astrología
helenística que a su vez los heredó de la grecoegipcia Alejandría. Es a partir de ese entonces
que surge la astronomía como un sistema de observación y detección matemática del cielo
libre de interpretaciones, manteniéndose durante mucho tiempo como una ciencia auxiliar de
la astrología.6
La astrología tiene en Europa una historia accidentada. Fue atacada y marginada después de
la elevación del cristianismo como la religión de estado del imperio romano. Pero en las
postrimerías de la Edad Media recuperó su reputación, y desde el Renacimiento hasta el
siglo XVII d. C., era aceptada como una ciencia. Sin embargo y a raíz de la Ilustración, perdió
credibilidad entre los académicos. Desde 1900 surgió un nuevo interés en la astrología y
desde 1960, gracias al movimiento de la nueva era que apareció en el hemisferio occidental,
ella recuperó su popularidad.7
La ciencia moderna estudia a la astrología actual desde la perspectiva de las ciencias de la
religión y de la historia cultural.8 Se han llevado a cabo estudios empíricos para llegar a la
conclusión de que las interpretaciones de la personalidad hechas desde la astrología
son estadísticamente insignificantes y que los mismos resultados pueden ser obtenidos por
azar.9
Muchas culturas, como la hindú,b la china, la maya y otras más, le han atribuido importancia a
los eventos astronómicos por lo que desarrollaron elaborados sistemas para predecir los
eventos terrestres basándose en las observaciones de la bóveda celeste. En Occidente, la
astrología muy a menudo consiste en un sistema de horóscopos —diagrama que representa
al cielo al momento de algún evento—, y en la interpretación o lectura de la carta astral —
gráfico que representa al firmamento al momento del nacimiento de una persona—, lo que les
permite a la mayoría de astrólogos de oficio comprender el pasado, conocer el presente y
predecir el futuro,13 buscando así explicar las características de la personalidad de un
individuo basándose en las posiciones del sol, la luna y otros cuerpos celestes.
Se estima que la astrología existe desde por lo menos el segundo milenio antes de nuestra
era y sus raíces parecen ser los calendarios agrícolas que se utilizaban para predecir los
cambios estacionales y para interpretar los ciclos celestes como señales de comunicación
divina.14 Una forma de astrología se practicaba durante la primera
dinastía mesopotámica (1950-1651 a. C). La astrología china se desarrolló durante la dinastía
Zhou (1046-256 a. C). Después del 332 a. C. la astrología helenística se mezcló con
la astrología decánica de origen egipcio, concretamente de Alejandría, creando lo que se
conoce como el horóscopo astrológico. La conquista de Asia Menor por Alejandro
Magno permitió la propagación de la astrología a las antiguas Grecia y Roma. En esta última,
la astrología fue asociada con la «sabiduría caldea». Después de la conquista
de Alejandría por parte de los musulmanes, en el siglo VII d. C., la astrología fue estudiada por
los eruditos islámicos quienes tradujeron los textos helenísticos al árabe preclásico y al persa
medio. Durante el siglo XII d. C. los textos árabes fueron importados a Europa y traducidos al
latín, lo que ayudó a iniciar el Renacimiento europeo cuando los principales astrónomos
como Galileo Galilei (1564-1642), Tycho Brahe (1546-1601) y Johannes Kepler (1571-1630);
fungían como astrólogos de las respectivas cortes reales de sus países. En la literatura
renacentista aparecen referencias astrológicas en las obras de poetas como Dante
Alighieri (1265-1321) y Geoffrey Chaucer (1343-1400) y de dramaturgos como Lope de
Vega (1562-1635), Christopher Marlowe (1564-1593), William Shakespeare (1564-1616)
y Pedro Calderón de la Barca (1600-1681).
A lo largo de su historia, la astrología fue aceptada en los contextos políticos y académicos
como una tradición erudita y era parte integral de otros estudios como la astronomía,
la alquimia, la meteorología y la medicina.15 Hacia el final del siglo XVII d. C., nuevos conceptos
como el heliocentrismo de la astronomía y la mecánica newtoniana de la física, pusieron en
duda los fundamentos de la astrología, logrando con ello que la misma perdiese su posición
académica y teórica, y por esto la creencia común en ella se ha ido reduciendo en gran
medida.16
Para Kuhn, aunque históricamente los astrólogos habían hecho predicciones que «fallaron
categóricamente», esto en sí mismo no hace de la astrología poco científica, como tampoco a
los intentos de los astrólogos de explicar el fracaso afirmando que fue debido a la difícil
elaboración de un horóscopo. Por el contrario, a los ojos de Kuhn, la astrología no es una
ciencia, ya que se asemeja más a la medicina medieval; pues en esa época, los astrólogos
seguían una secuencia de reglas y directrices de un campo que tenía, aparente y
necesariamente, deficiencias conocidas, pero que no hicieron alguna investigación porque
estos campos no eran susceptibles de ser investigados, 128 ya que «no tenían enigmas para
resolver, por lo tanto no había ciencia que aplicar».127128 Mientras que un astrónomo puede
corregir un error, un astrólogo no puede. Un astrólogo solo puede explicar el fallo, pero no
puede revisar el postulado astrológico de una manera significativa. Por lo tanto, para Kuhn,
aun si las estrellas influyesen durante el trasegar de los seres humanos, la astrología seguiría
sin ser científica.128
El canadiense filósofo de la ciencia Paul R. Thagard (1950) cree que la astrología no puede
ser considerada como falseada en tal sentido hasta que haya sido reemplazada por un
sucesor. En el caso de la predicción del comportamiento, la psicología es la alternativa. 129
Para Thagard, otro criterio de clasificación teórica de ciencia a pseudociencia se debe a que el
estado actual de la técnica astrológica debe progresar y que la comunidad de investigadores
deberían estar tratando de comparar la teoría actual con alternativas y no ser «selectivos en
atención a las confirmaciones y contraconfirmaciones».130 El progreso es definido aquí como
explicación de los nuevos fenómenos y la solución de los problemas existentes, sin embargo,
la astrología no ha logrado progresar y solo ha cambiado muy poco en casi dos mil años 129131
Para Thagard, los astrólogos actúan como si dedicasen a una ciencia normal, creyendo que
los fundamentos de la astrología están bien establecidos pese a los «muchos problemas sin
resolver», y se ve confrontada por mejores teorías alternativas como la psicología. Por estas
razones Thagard ve a la astrología como una pseudociencia. 129132
Para el filósofo Edward W. James, la astrología es irracional no a causa de los numerosos
problemas con los mecanismos y falsabilidad debidos a los experimentos, sino porque un
análisis a la literatura astrológica muestra que se infunde con una lógica falaz y un
razonamiento pobre.133

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