Está en la página 1de 3

TEATRO EL CÍRCULO

INAUGURACIÓN
El Teatro La Opera, así llamado por entonces (hoy Teatro El Círculo), se inaugura el 7 de junio de 1904
con la puesta en escena de la ópera OTELLO, de Giuseppe Verdi, significando un acontecimiento
trascendental para la ciudad, tanto social como artístico. Desde su inauguración fue escenario de las más
importantes compañías líricas del mundo, llegándose a representar una ópera por día. Muchas compañías
europeas llegaban por barco directamente a Rosario, antes de presentarse en Buenos Aires y Nueva York.
Una vez en el teatro, los salones y camarines de los distintos pisos, hoy ocupados por diversos
emprendimientos (Estudio de Comedias Musicales, Academia de Ballet Clásico Ruso, Opera de Rosario)
albergaban a los artistas munidos de baúles con vestuarios y enseres personales. Prolongadas estadías
obligaban a algunos a venir acompañados por sus familias. Y allí transcurría la vida entre función y
función. Se contaba entonces con peluquería, talleres de costura, zapatería, y todos los oficios relativos a
las óperas ofrecidas. Para dormir, hoteles y pensiones cercanas, eran los lugares obligados.
 

UN SIGLO DE ARTE Y CULTURA


Rosario daba a fin del siglo XIX una imagen nueva y pujante, sumándose desde un lugar de privilegio al
proyecto de país ideal. Muchos de los italianos y españoles que habían llegado con la ola inmigratoria,
encontraron en esta ciudad la prosperidad que venían buscando. Para representar y escuchar la música
dejada en sus tierras lejanas, construyeron espacios como el Teatro "El Círculo" que jerarquizaba el nivel
alcanzado. En 1888 la Sociedad Anónima Teatro La Opera decide la construcción de un gran teatro lírico
mediante un concurso de anteproyectos. Se otorga la obra a los Ingenieros arquitectos Cremona y Contri.
Se inicia el edificio pero, por problemas económicos, se interrumpe cuando la construcción estaba en el
primer piso. Abandonado. Sin destino preciso. Refugio de menesterosos. De sus laberintos y fosos nacerían
historias misteriosas, la ciudad lo conocía como la Cueva de los Ladrones. En 1889 el empresario Emilio
O. Schiffner, con visión clara y objetivos comerciales, compra la Sociedad y concluye las obras
contratando al Ing. alemán George Goldammer, especialista en acústica, quien rectifica los planos
originales. La ejecución de la obra la lleva a cabo la empresa constructora Bianchi, Vila y Cía. Artistas de
la talla de Luis Levoni y Beloti trabajaron en la yesería interior y exterior, así como en los frescos de la
boca de escenario. Los magníficos frescos de la cúpula de la sala principal y el telón fueron obra de
Giuseppe Carmignani, artista italiano que llegó a trabajar a nuestro país a fines del siglo XIX. Como
curiosidad, este telón pintado con imágenes de la mitología griega, tiene uno con idéntica iconografía en el
Teatro Regio de Parma, pero utilizando distintos colores.

CONDICIONES ACÚSTICAS
Se destaca por la condición acústica de su sala principal como uno de los mejores del mundo. Esto fue
corroborado y documentado por el célebre tenor Enrico Caruso en nota de fecha 22 de Julio de 1915,
ocasión de su actuación en las óperas I PAGLIACCI y MANON LESCAUT:

1
RESTAURACIÓN Y REHABILITACION EDILICIA
A comienzos del año 1998, la Comisión Directiva de la Asociación Cultural “El Círculo”, bajo la
presidencia del Dr. Guido Martínez Carbonell, se propuso encarar la recuperación edilicia integral del
edificio, que por entonces se encontraba en un estado de deterioro indigno de su trayectoria.
Coincidentemente se decidió recuperar y poner en marcha una actividad artístico-cultural que se proyectara
en beneficio de Rosario pero también que devolviera al teatro el prestigio internacional ganado en el
pasado, desde sus mismos inicios en junio de 1904 como Teatro “La Opera”. Hoy puede afirmarse con
legítimo orgullo que aquellas metas propuestas se cumplieron puntualmente.
 
Con el primer objetivo, entre 1998 y 2004 se llevó a cabo la restauración y refacción de la totalidad de los
baños del teatro así como también la de más de treinta salones donde originariamente funcionaban los
talleres de los distintos oficios vinculados con la época de oro de la actividad operística, cuando el teatro
recibía a las grandes compañías italianas que en muchos casos superaban holgadamente el centenar de
personas (verdaderas comunidades móviles), y que arribaban en los vapores que realizaban la travesía
oceánica. Dichos salones son ámbito en la actualidad de las actividades del Estudio de Comedias Musicales
y del Ballet Clásico Ruso. Se procedió asimismo al arreglo y puesta en funcionamiento del telón de
seguridad contra incendios; y se llevó a cabo el reemplazo del sistema antiincendio completo, con la
colocación de una nueva bomba cisterna además de la provisión de conductos, mangueras y demás
elementos, a lo que se sumó la instalación de un ascensor.
 
Durante el transcurso del año 2004, dos prestigiosos profesionales rosarinos, los arquitectos Matilde
Luetich y Drazen Juraga –quienes realizaron las tareas en carácter ad honorem-, fueron designados para
dirigir las obras de restauración y rehabilitación del teatro, fecha que coincidió con el centenario del teatro
y su condición de sede de los actos principales del III Congreso Internacional de la Lengua Española. Bajo
su ejecución se ejecutaron la siguientes obras: limpieza y pintura del frente y de gran parte del interior, hall
de ingreso, escaleras, circulaciones, sala principal, pañol; revoques en foyer y pinturas total de salas
anexas, repitiendo siempre los colores originales.
Se reacondicionaron y retapizaron todas las butacas, cambiándose solo las de la platea alta.
Se cambiaron cortinas, se limpiaron y repusieron los bronces de los herrajes y de las señalizaciones, se
retapizaron los apoyabrazos de barandas y de separadores de palcos y se restauró parte de los pisos
venecianos del hall de ingreso.
 
Por su parte, treinta y cinco estudiantes de la Escuela de Bellas Artes realizaron la restauración de la
pintura decorativa, de las molduras, de los faltantes de yeso, de los frentes de baranda y techos de palcos,
de la boca de escenario, de techos de escaleras y salas inmediatas al foyer. Todo se limpió y se fijo y solo
se pintaron los faltantes.
 
Por último, el gran desafío: proveer de aire acondicionado al hall de ingreso, escenario, sala y foyer. Todo
eso tratando de perturbar lo menos posible su estructura edilicia y su capacidad acústica. A todo lo anterior
2
se le debe adicionar la concreción de trabajos varios como ser instalación de canaletas, membrana
hidráulica, pulido de pisos, iluminación de fachada, revitalización y embellecimiento del Museo de Arte
Sacro “Eduardo Barnes”, remodelación del patio de la casa anexa, etc.
 
La Municipalidad de Rosario por su parte, tuvo a su cargo una importante y significativa intervención en el
espacio urbano inmediato, nivelando en la esquina calle y vereda y generando de ese modo un espacio que
dio nuevo marco visual al edificio, mas acorde seguramente con el entorno original. La colocación de un
adoquinado que devolvía al tramo de calle Laprida y Mendoza, ocupado por el edificio, la condición que el
mismo ostentaba a principios de siglo, en la época de inauguración del Teatro “La Opera”, le dio a la vieja
esquina parte de su escenografía de 100 años atrás. Pero también contribuyó sensiblemente a la
disminución de las vibraciones producidas por el intenso movimiento vehicular sobre la mencionada arteria
al hacer obligatorio un tránsito mas lento tanto de los automóviles como del transporte urbano de pasajeros
que efectúa su recorrido por la misma. Salvo la mencionada intervención municipal, el resto de la puesta en
valor fue posible, en un 90 por ciento, gracias al aporte económico de empresarios de nuestra comunidad;
el 10 por ciento restante lo solventó el gobierno provincial, quien llevó adelante la gestión general de
obtención de recursos.
Todo ese arduo emprendimiento se realizó entre marzo y noviembre del año 2004, y participaron
aproximadamente 120 personas, todas ellas respetuosas y contagiadas de la misma mística de preservación.
 
A partir de 2005 las obras continuaron sin descanso: arreglo de todos los techos del teatro por numerosas
filtraciones; provisión de un sistema de calefacción por calderas de rendimiento rápido y económico;
dotación de aire acondicionado a la Sala “Vila Ortiz”, Sala “Juan J. Trillas”, capilla camarines y nueva sala
de reuniones; y ensanche del foso de orquesta para permitir la presentación de óperas con orquestación
numerosa. Se concretó asimismo la recuperación de camarines en el segundo piso para albergar elencos
numerosos; se procedió a la restauración de los tres principales pianos del teatro, importando piezas de los
mismos; y la recuperación completa del techo del foyer, sus gargantas, yesería y dorado a la hoja; y
elevación de butacas del sector tertulias y gradas, a fin de que desapareciera la visión dificultosa o nula de
alrededor de cien asientos de dichos sectores.
 
Con esos trabajos el Teatro El Círculo aparece hoy plenamente recuperado y con todo el esplendor original,
al que se suman los avances tecnológicos y técnicos vinculados al mayor confort de los espectadores.

https://www.teatro-elcirculo.org/el-teatro-1

También podría gustarte