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"La nutrición"
Pirámide alimenticia
La pirámide alimenticia, pirámide alimentaria, o también llamada pirámide nutricional, es
una referencia gráfica de la cantidad de los diferentes grupos de alimentos que debemos
consumir diariamente para mantenernos saludables. Los organismos oficiales utilizan la
pirámide nutricional para trasladar las recomendaciones nutricionales en mensajes fáciles y
atractivos para la población. Para elaborar estas guías alimentarias se basan en la pirámide
de la alimentación saludable de la OMS.
¿Cómo se interpreta?
La forma triangular de la pirámide nutricional nos orienta sobre la frecuencia y las cantidades que
debemos consumir de diferentes alimentos. En los primeros eslabones, se sitúan los alimentos que
más peso han de tener en la alimentación diaria. A medida que vamos subiendo de niveles, aparecen
otros alimentos que hay que consumir en menor cantidad. En el vértice e sitúan alimentos de
consumo opcional y que en caso de consumirse, ha de ser ocasionalmente.
La pirámide de alimentación saludable actual se presentó en diciembre de 2016 y tiene como
novedades más destacables que en la base no hay alimentos. Está conformada por recomendaciones
para mantener un estilo de vida saludable.
Grupo 6:
Cereales y derivados, azúcar y dulces. Función energética. Aportan calorías de sus carbohidratos
(los de los cereales más densos y nutritivos que otras fuentes de hidratos de carbono). Importante
también la aportación de vitaminas del grupo B.
Grupo 7:
Grasas, aceite y mantequilla. Función energética. El aporte calórico debe proceder tanto de este
grupo como del anterior, por la diferencia de elementos que tiene cada uno. Este grupo es rico en
vitaminas liposolubles.
Los grupos de alimentos responden a la necesidad de clasificar los alimentos que por separado no
proporcionan todos los nutrientes que nuestro organismo necesita. La dieta saludable debe ser
variada y equilibrada, estar compuesta por cada uno de los grupos de alimentos en sus proporciones
adecuadas y además, hay que jugar con la variedad de alimentos de cada grupo porque cada uno nos
aporta sustancias que ayudan a cubrir nuestras necesidades orgánicas.
Vitaminas
Clasificación
Las vitaminas se clasifican en A, B1, B2, B3, B5, B6, B12, C, D, E, Ácido fólico, Biotina y
K. Dentro de esta clasificación se dividen en hidrosolubles y liposolubles.
Las vitaminas hidrosolubles son solubles en elementos acuosos, lo que quiere decir que se
eliminan facialmente a través de la orina. En este grupo se encuentran las vitaminas C y las
B1, B2, B3, B6 y B12. La mayoría de las personas son capaces de consumir cantidades
suficientes de vitaminas hidrosolubles simplemente por el consumo de una dieta
equilibrada, sin embargo, algunos vegetarianos, así como los mayores de 50 años de edad
pueden requerir suplementos de B12 porque es una vitamina que se encuentra
mayoritariamente en los animales.
Las liposolubles, como su nombre indica, se disuelven en grasas. Aquí se encuentran la A,
D, E y F. Estas vitaminas, al contrario que las hidrosolubles, sí se almacenan en tejidos
grasos del organismo (hígado, tejido adiposo), por lo que pueden dar problemas de
toxicidad. Además, su eliminación es más dificultosa por lo que hay que poner especial
cuidado para no excederlas.
¿Cómo podemos obtener las vitaminas necesarias?
En el caso de las hidrosolubles, las puedes encontrar en pescado, legumbres y harinas vegetales.
También en hígado, legumbres, nueces y plátanos, así como en la leche y en tejidos animales.
Verduras y hortalizas y legumbres son algunos más de los que las contienen.
Las liposolubles están presentes en huevos, carnes, pescados grasos y en mantequilla. También el
aceite de oliva virgen, las aceitunas, los frutos secos y las partes verdes de los vegetales.
Su carencia puede debilitar el organismo y el sistema inmunitario.
Apisérum Vitaminado 20 viales. Es un complemento alimenticio a base de Jalea Real Fresca, y 12
Vitaminas que te aportarán energía. Además, contiene Vitamina C, que contribuye a la protección
de las células frente al daño oxidativo. Indicado para ayudar a recuperar la vitalidad y el bienestar
general, así como a estimular el rendimiento físico e intelectual.
Sustenium Plus 12 Sobres. Es el nuevo complemento alimenticio con Vitaminas, Sales Minerales
y Aminoácidos para recargar tu energía de manera rápida y eficaz cuando más lo necesites. Ideal en
situaciones como los cambios de estación, épocas de mayor desgaste físico, estrés o tras una gripe o
catarro podemos sentirnos con falta de energía, cansados y fatigados.
Floradix Hierro + Vitaminas 250ml. Favorece la formación de glóbulos rojos y hemoglobina en la
sangre debido a la incorporación en su fórmula de hierro. Por otra parte, también facilita la
absorción de hierro gracias a otro componente de su composición, la vitamina C. Además, también
contiene hierbas seleccionadas cuidadosamente y zumos concentrados que proporcionan un
agradable sabor.
Leotron Vitaminas 30 comprimidos. Estas vitaminas son una solución en cómodos comprimidos
que nos ayudarán a sobrellevar cualquier actividad que se nos presente sin sensación de cansancio.
Esto lo logra gracias a su composición en la que encontramos: vitaminas B2, B5, B6, B12, C, el
magnesio y el hierro ayudan a disminuir el cansancio y la fatiga.
Vitade Vitamina D3 15ml. Es un complemento alimenticio que contiene vitamina D3 y DHA,
indicados para mejorar el funcionamiento de cuerpo y mente. Por otra parte, la vitamina D
contribuye a la absorción del calcio, necesario para mantener la densidad ósea.
Si el consumo de alimentos es excesivo, se es más propenso a la obesidad. Asimismo, si se ingieren
grandes cantidades de ciertos nutrientes, por lo general vitaminas o minerales, los efectos pueden
ser nocivos (toxicidad). Si la persona afectada no consume suficientes nutrientes puede aparecer
desnutrición, dando lugar a un trastorno por carencia nutricional.
EVALUEMOS EL ESTADO NUTRICIONAL
Los niveles de muchos nutrientes se miden en la sangre y, a veces, en los tejidos. Por ejemplo, la
concentración de albúmina, la proteína principal en la sangre, permite determinar si una persona
tiene carencia proteínica. Los niveles de ciertos nutrientes disminuyen cuando la nutrición no es
adecuada.
Peso hidrostático: se pesa a la persona bajo el agua en una pequeña piscina. Los huesos y los
músculos son más densos que el agua, por lo que las personas con un alto porcentaje de tejido
magro pesan más en el agua; en cambio, quienes tienen un alto porcentaje de grasa pesan menos.
Espesor del pliegue cutáneo: la composición corporal se puede estimar midiendo la cantidad de
grasa debajo de la piel (grosor del pliegue). El grosor de un pliegue cutáneo se mide mediante un
calibrador en un pliegue tomado de la parte posterosuperior del brazo izquierdo (pliegue sobre el
tríceps). Se considera normal un grosor aproximado de 1,5 cm en los varones y 2,5 cm en las
mujeres.
Análisis de impedancia bioeléctrica: en esta prueba se mide la resistencia de los tejidos corporales
al flujo de una corriente eléctrica de bajo voltaje no detectable. Generalmente, la persona se sitúa
descalza sobre unas placas metálicas y se le aplica una corriente eléctrica que asciende por un pie y
desciende por el otro. La grasa corporal y los huesos tienen una resistencia a la corriente eléctrica
mucho mayor que la del tejido muscular. Medir la resistencia a la corriente permite a los médicos
estimar el porcentaje de grasa en el cuerpo. Esta prueba no dura mucho más de 1 minuto.
Densitometría ósea: este procedimiento de diagnóstico por la imagen permite determinar con
precisión la cantidad de grasa del organismo y su distribución corporal. Esta prueba (DXA, por sus
siglas en inglés) usa dosis de radiación muy bajas y es segura. Sin embargo, es demasiado costosa
para utilizarla de forma rutinaria.
Generalmente, los nutrientes se dividen en dos clases:
Macronutrientes: se requieren diariamente en grandes cantidades. Estos incluyen: proteínas,
grasas, hidratos de carbono, algunos minerales y agua.
Micronutrientes: se requieren diariamente en cantidades tan pequeñas que se expresan en unidades
que van del miligramo (la milésima parte de un gramo) al microgramo (la millonésima parte de un
gramo). Los micronutrientes incluyen las vitaminas y ciertos minerales que permiten al organismo
usar los macronutrientes. Estos minerales se denominan micro minerales u oligoelementos (y, a
veces minerales traza), porque el organismo solo los necesita en cantidades muy pequeñas.
El agua es necesaria en cantidades de 1 mL por cada caloría de energía gastada o alrededor de 2,5 L
al día. Las necesidades de agua pueden ser satisfechas por el agua que contienen de forma natural
muchos alimentos y por el consumo de zumos de frutas o de hortalizas, café o té descafeinados, así
como de agua.
Las bebidas alcohólicas, el café y el té con cafeína y las bebidas gaseosas pueden hacer que la gente
orine más, por lo que su utilidad es menor.
Los nutrientes esenciales no pueden ser sintetizados por el organismo y deben consumirse con la
dieta. Los alimentos contienen otros muchos componentes útiles, incluidas algunas fibras (como
celulosa, pectinas y resinas). Los alimentos también contienen aditivos (como conservantes,
emulsionantes, antioxidantes y estabilizantes) que mejoran su producción, procesamiento,
almacenamiento y embalaje.
Trastornos alimenticios
¿Cuáles son los tipos de trastornos alimenticios?
Atracones de comida: Es decir, comer sin control. Las personas con trastorno por atracón siguen
comiendo incluso después de estar llenas. A menudo, comen hasta que se sienten muy incómodos.
En general, después tienen sentimientos de culpa, vergüenza y angustia. Darse atracones de comida
con demasiada frecuencia puede causar aumento de peso y obesidad. El trastorno por atracón es el
trastorno alimentario más común en los Estados Unidos
Bulimia nerviosa: Las personas con bulimia nerviosa también tienen períodos de atracones. Pero
luego se purgan provocándose vómitos o usando laxantes. También pueden hacer ejercicio en
exceso o pueden ayunar. Las personas con bulimia nerviosa pueden tener poco peso, peso normal o
sobrepeso
Anorexia nerviosa: Las personas con anorexia nerviosa evitan los alimentos, restringen
severamente los alimentos o comen cantidades muy pequeñas de solo algunos alimentos. La
anorexia nerviosa es el menos común de los tres trastornos alimenticios, pero a menudo es el más
grave. Tiene la tasa de mortalidad más alta de cualquier trastorno mental
¿Qué causa los trastornos alimenticios?
Se desconoce la causa exacta de los trastornos alimenticios. Los investigadores creen que estas
afecciones son causadas por una interacción compleja de factores, incluyendo genéticos, biológicos,
conductuales, psicológicos y sociales.
¿Quién está en riesgo de trastornos alimenticios?
Cualquiera puede desarrollar un trastorno alimenticio, pero son más comunes en mujeres. Estos
trastornos aparecen con frecuencia durante la adolescencia o la edad adulta, pero también se pueden
desarrollar durante la infancia o más adelante en la vida.
Factores de riesgo
Los factores que aumentan el riesgo de tener gastritis incluyen:
Infección bacteriana. Si bien la infección por Helicobacter pylori es una de las infecciones
más frecuentes en seres humanos a nivel mundial, solo algunas personas infectadas
desarrollan gastritis u otros trastornos del sistema digestivo superior. Los médicos
consideran que la vulnerabilidad a la bacteria podría heredarse o podría tener origen en
factores de estilo de vida, como el tabaquismo y la alimentación.
Uso frecuente de analgésicos. Los analgésicos comunes — como la aspirina, el ibuprofeno
(Advil, Motrin IB, otros) y el naproxeno (Aleve, Anaprox) — pueden provocar tanto
gastritis aguda como gastritis crónica. El uso regular de estos analgésicos, o tomarlos en
cantidad excesiva, puede reducir una sustancia clave que ayuda a preservar el revestimiento
protector del estómago.
Edad avanzada. Los adultos mayores tienen mayor riesgo de padecer gastritis porque el
revestimiento del estómago tiende a volverse más delgado con la edad, y porque tienen más
probabilidades que las personas más jóvenes de tener infección por H. pylori, o de tener
trastornos autoinmunitarios.
Consumo excesivo de alcohol El alcohol puede irritar y corroer el revestimiento estomacal,
lo que hace que el estómago sea más vulnerable a los jugos digestivos. El consumo
excesivo de alcohol tiene más probabilidades de causar gastritis aguda.
Estrés. El estrés intenso debido a una cirugía importante, una lesión, quemaduras o
infecciones graves puede provocar gastritis aguda.
Tu propio cuerpo ataca las células del estómago. La llamada gastritis autoinmunitaria
ocurre cuando el cuerpo ataca las células que forman el revestimiento del estómago. Esta
reacción puede deteriorar la barrera de protección del estómago.
La gastritis autoinmunitaria es más frecuente en personas con otros trastornos auto
inmunitarios, como la enfermedad de Hashimoto y la diabetes tipo 1.La gastritis autoinmunitaria
también puede estar asociada a una deficiencia de vitamina B-12.
Complicaciones
Si no se trata, la gastritis puede causar úlceras y hemorragias estomacales. En raras ocasiones, es
posible que algunos tipos de gastritis crónica aumenten el riesgo de cáncer de estómago,
especialmente si tienes un revestimiento del estómago muy delgado y hay cambios en las células
del revestimiento.
dolor de estómago
náuseas y vómitos
pérdida del apetito
diarrea
fiebre
dolor de cabeza y dolores corporales.
Desnutrición:
Es una afección que se presenta cuando su cuerpo no recibe los nutrientes suficientes.
Causas
Existen muchos tipos de desnutrición, y pueden tener distintas causas. Algunas causas incluyen:
Mala alimentación
Inanición debido a la falta de disponibilidad de alimentos
Trastornos alimentarios
Problemas para digerir alimentos o absorber nutrientes de los alimentos
Ciertas afecciones que impiden que una persona coma
La falta de una sola vitamina en la dieta puede provocarle desnutrición. La falta de una vitamina u
otro nutriente se conoce como deficiencia, a veces, la desnutrición es muy leve y no causa ningún
síntoma. Otras veces puede ser tan grave que el daño que causa al cuerpo es permanente, aunque
usted sobreviva. La pobreza, los desastres naturales, los problemas políticos y la guerra pueden
contribuir con la desnutrición y la hambruna. Esto no solo ocurre en los países en desarrollo.
Algunas afecciones que están relacionadas con la desnutrición son:
Malabsorción
Hambre
Beriberi
Tendencia a comer en exceso
Deficiencia de vitamina A
Deficiencia de vitamina B1 (tiamina)
Deficiencia de vitamina B2 (riboflavina)
Deficiencia de vitamina B6 (piridoxina)
Deficiencia de vitamina B9 (folacina)
Deficiencia de vitamina E
Deficiencia de vitamina K
Trastornos alimentarios
Kwashiorkor
Anemia megaloblástica
Pelagra
Raquitismo
Escorbuto
Espina bífida
Niñez:
La desnutrición crónica se debe, principalmente, a la falta de nutrientes como la vitamina A, ácido
fólico, yodo, proteínas o hierro; pero también inciden otros factores, como por ejemplo la falta de
acceso al agua potable: esto provoca diarreas constantes que impiden una asimilación correcta de
los nutrientes, dificultando todavía más la nutrición de los niños y niñas. Este tipo de desnutrición
afecta a más de 160 millones de niños en el mundo, de los cuales la inmensa mayoría —alrededor
del 90%— viven en África y Asia.
Los efectos de este tipo de desnutrición se muestran en el largo plazo: principalmente, porque el
niño o niña tiene un retraso de crecimiento, es decir, que no ha alcanzado las medidas previstas para
los menores de su edad. Esto se produce cuando el cuerpo no recibe todos los nutrientes que
necesita especialmente durante los primeros dos años de vida y, también, durante el embarazo. Es
decir, que en la desnutrición crónica de niños y niñas también afecta el nivel de nutrición de la
madre.
Este periodo que incluye la gestación y los dos primeros años se conoce como los “1000 días
críticos para la vida”: durante esta etapa es cuando se produce el desarrollo básico de niñas y niños
y, por tanto, una buena nutrición es crucial. Pasados los dos años, la desnutrición crónica puede
tener consecuencias irreversibles tanto a nivel físico como psicológico, perpetuando así la
desigualdad de las personas que la padecen.
El desarrollo físico de un niño afectado por desnutrición crónica se ve alterado, como te
comentábamos al principio, y provoca que su cuerpo no alcance los estándares establecidos para su
edad. Además, también causa otros problemas como un sistema inmunológico más débil y más
propensión a desarrollar diferentes tipos de enfermedades.
De todos los tipos de desnutrición, la desnutrición crónica es la única que tiene un regalo
envenenado única y exclusivamente para las mujeres: las consecuencias físicas son peores para las
niñas que la padecen ya que, al quedarse embarazadas, sus caderas son más pequeñas de lo habitual
y sufren complicaciones graves en el parto, que pueden provocar tanto su muerte como la del bebé.
Además, estas mujeres pueden padecer una evolución uterina anormal y tener problemas tales como
un menor flujo sanguíneo que afecta a la placenta y al desarrollo del feto.
Como consecuencia, sus hijos pueden padecer problemas neurológicos o intelectuales, y también
tienen un alto índice de probabilidad de nacer con un peso por debajo de lo normal. De este modo es
como se perpetúa el ciclo de la desnutrición crónica.
A nivel cognitivo, las consecuencias son todavía más graves: un niño o una niña que padezca
desnutrición crónica tendrá, casi con total seguridad, menos competencias en el colegio que un
compañero bien nutrido. Estos niños y niñas tienen más dificultades para aprender a leer o a
redactar, así como para llevar a cabo cálculos numéricos. Como consecuencia, cuando llegan a la
edad adulta se ven condenados a cubrir puestos laborales menos cualificados y peor pagados,
perpetuando también el ciclo de la pobreza.
Prevención de la desnutrición:
La medida de prevención de la desnutrición más evidente hace referencia a llevar una alimentación
lo más variada, completa, equilibrada y gratificante posible. Es fundamental enfocar el momento de
la comida como algo satisfactorio que nos aporta los nutrientes necesarios, pero también la excusa
perfecta para reunirnos y pasar ratos agradables disfrutando de los alimentos.
Ante cualquier sospecha de desnutrición, o duda sobre la dieta diaria, las necesidades calóricas y,
especialmente, cambios injustificados en el peso, hay que consultar con un especialista en dietética
y nutrición. En casos donde el riesgo de desnutrición sea muy elevado, no debemos dejar pasar el
tiempo para poner remedio. Siempre es más fácil remontar una desnutrición leve que una grave.
Estas recomendaciones y consejos te ayudarán a prevenir una posible desnutrición e incluso tratarla:
Ser muy estrictos con la higiene en la preparación de los alimentos. En muchos casos, las
infecciones provienen de una elaboración deficiente. Hábitos tan sencillos como el lavado frecuente
de las manos, el hervido de alimentos y conservación adecuada puede evitar muchos problemas.
Fomentar la lactancia materna exclusiva. La OMS recomienda a nivel mundial este tipo de
alimentación hasta los seis meses de vida. Así se evita el uso de otros alimentos que puedan estar
contaminados o la ausencia de proteínas en la dieta de los bebés y niños.
Priorizar la alimentación adecuada en las madres. Tanto antes del embarazo, como durante el
mismo y el periodo de lactancia para asegurar la calidad nutricional de la leche materna y frenar el
bajo peso al nacer.
Intentar aportar ciertas cantidades de proteínas de alto valor biológico: carne, pescado, lácteos y
huevos a diario. Es posible usar también mezclas de cereales con leguminosas y frutos secos.
Insistir en la necesidad de tomar cereales, grasas, hortalizas como fuente de calorías. Así las
pequeñas cantidades de alimentos proteicos se pueden utilizar para su finalidad de crear y recuperar
tejidos y emplearla en el crecimiento infantil.
Adecuar la dieta a las características propias de cada persona: gustos, costumbres, estado
fisiológico, etcétera. De esta manera, quizás en alguna ocasión tendremos que triturar los alimentos
si no se pueden masticar o tragar. También podemos recomendar, en ocasiones, empezar a comer
por el segundo plato para que sea el más consumido, y adaptar las comidas principales a los
horarios de mayor apetito
Revisar el estado de la dentadura también es interesante, así como verificar que la deglución se
realiza correctamente.
Enriquecer con métodos naturales las comidas: añadir queso, leche, huevo, nata, aceite de oliva,
mantequilla, frutos secos… que son productos calóricos y proteicos y no ocupan mucho espacio por
lo que no producen gran sensación de saciedad.
Obesidad
Obesidad significa tener un exceso de grasa en el cuerpo. Se diferencia del sobrepeso, que significa
pesar demasiado. El peso puede ser resultado de la masa muscular, los huesos, la grasa y/o el agua
en el cuerpo. Ambos términos significan que el peso de una persona es mayor de lo que se
considera saludable según su estatura.
La obesidad se presenta con el transcurso del tiempo, cuando se ingieren más calorías que aquellas
que quema. El equilibrio entre la ingestión de calorías y las calorías que se pierden es diferente en
cada persona. Entre los factores que pueden afectar su peso se incluyen la constitución genética, el
exceso de comida, el consumo de alimentos ricos en grasas y la falta de actividad física.
La obesidad aumenta el riesgo de padecer diabetes, enfermedades cardiacas, derrames cerebrales,
artritis y ciertos cánceres. Si usted está obeso, perder por lo menos de cinco a 10 por ciento de su
peso puede retrasar o prevenir algunas de estas enfermedades. Por ejemplo, si usted pesa 200 libras,
el cinco al 10 por ciento serían unas 10 a 20 libras.
Saber cómo prevenir la obesidad es fundamental para hacer frente a esta enfermedad tan común en
la sociedad actual, que es consecuencia de la acumulación excesiva de grasa, y que puede facilitar el
desarrollo de otras patologías como la diabetes tipo 2.
Su origen es multifactorial, es decir, está determinado por varios factores. Uno de ellos es el
genético, que implica una predisposición a desarrollarla. Pero, si tenemos este componente genético
¿podemos evitar la obesidad? En muchos casos es posible implantando determinados hábitos en
nuestro estilo de vida. ¿Quieres conocer cuáles son? Entonces, ¡sigue leyendo este artículo!
Sobrepeso y la obesidad, la epidemia del siglo XXI
La obesidad supone en la actualidad uno de los problemas de salud pública más importantes a nivel
mundial. De hecho, la OMS (Organización Mundial de la Salud) la ha calificado recientemente
como “la epidemia del siglo XXI”.
Las cifras son alarmantes y hablan por sí solas. Según datos de la OMS, en el año 2016,
aproximadamente el 39% de la población adulta mundial sufría sobrepeso, y el 13% obesidad.
Porcentaje de masa grasa: para llevar a cabo esta medición se usan unas balanzas que
evalúan más en detalle el peso de la persona, teniendo en cuenta los porcentajes de agua,
músculo y grasa. Un resultado de grasa mayor de 35% indica obesidad en hombres, y
mayor de 32% en mujeres.
Obesidad abdominal: este método consiste en medir la circunferencia de la cintura para
determinar la obesidad abdominal. Se considera que esta existe si la medida tomada es
superior a 102 cm en hombres y a 88 cm en mujeres.
Complicaciones
Según datos de la OMS, 2,8 millones de personas mueren cada año en todo el mundo como como
consecuencia de la obesidad o del sobrepeso.
Además de la disminución en la calidad de vida que implican tanto el sobrepeso como la obesidad,
según un estudio del NIH, la obesidad mórbida puede llegar a reducir la esperanza de vida hasta 14
años.
Tanto la obesidad como el sobrepeso llevan asociado el riesgo de padecer enfermedades crónicas o
complicaciones como:
Diabetes tipo 2: el riesgo de padecerla aumenta incluso si el sobrepeso es leve.
Enfermedades cardiovasculares: hipertensión arterial, cardiopatías y accidentes cerebrovasculares.
Algunos tipos de cáncer: principalmente el de mama y endometrio en mujeres, y el de
próstata y recto en hombres, entre otros.
Artrosis: especialmente en caderas, rodillas y tobillos.
Depresión y problemas psicológicos: debidos, entre otros motivos, a la falta de aceptación
social.
La prevención tiene un papel fundamental no solo en la obesidad, sino en otras muchas
enfermedades como te explicamos en el artículo Conoce la medicina preventiva y personalizada del
siglo XXI. La medicina preventiva tiene cada vez un papel más importante en la medicina actual.
Causa y Prevención
En primer lugar, hay que advertir que cualquier tratamiento para la obesidad debe estar supervisado
por un profesional de la salud, ya que en algunos casos un cambio de hábitos no es suficiente y
requiere terapias específicas.
Sin embargo, lo mejor es adelantarnos a su aparición, ya que se trata de una enfermedad que puede
prevenirse. Como comentamos previamente, es una patología de carácter multifactorial, en la que
hay muchos componentes implicados. A continuación, vamos a ver algunos factores relacionados
con la aparición de esta patología, y cómo podemos actuar sobre cada uno de ellos.
Factor psicológico
Comer es una necesidad fisiológica, sin embargo, si se convierte en una conducta impulsiva para
paliar necesidades emocionales, puede llegar a perderse el control sobre la ingesta de alimentos.
Factor hormonal
Siempre hemos escuchado que no todas las personas quemamos las calorías que ingerimos de la
misma manera, y es que el metabolismo basal también es un factor que puede contribuir a la
aparición de esta enfermedad. La tasa metabólica basal es el ritmo al que quemamos energía
mientras estamos en reposo, y esta tasa puede variar hasta un 20% en las diferentes personas.
Una hormona que tiene un papel fundamental en la obesidad y cuyos estudios están aumentando
considerablemente durante los últimos años es la leptina, debido a que entre sus funciones destacan
su papel de regulación del apetito y en los procesos metabólicos ya que se relaciona con la cantidad
de tejido graso del organismo.
Factores farmacológicos
Algunos medicamentos pueden conllevar aumento de peso como por ejemplo, los que se usan para
tratar la diabetes, los trastornos psiquiátricos o los procesos inflamatorios, si estás tomando algún
fármaco de este tipo, y está influyendo sobre tu peso, puedes comentarlo con tu médico para valorar
la situación y actuar sobre otros factores que te ayuden a controlar el peso.
Factores ambientales
En cuanto a este último factor, algunos de los hábitos alimenticios que se asocian al desarrollo de la
obesidad son:
Dietas con un contenido excesivo de carnes, embutido, lácteo y, en general, alimentos
densos energéticamente como bollería y bebidas carbonatadas.
Déficit en ingesta de verduras, frutas y cereales.
Consumo habitual de raciones muy grandes.
Numerosas ingestas a lo largo del día.
Los hábitos alimenticios comienzan alrededor de los 4 años de edad y se establecen a los 11. Por
ello, la infancia es el momento idóneo para modelar una conducta alimentaria saludable, que
permanecerá toda la vida.
¿Qué es “comer bien”?
Comer bien, no significa comer menos o estar habitualmente a dieta. La clave pasa por instaurar
unos hábitos alimentarios que pueden basarse en las siguientes pautas:
Comer de la forma más variada posible para garantizar un aporte de nutrientes equilibrado.
Constituir una base de dieta en la que los hidratos de carbono (cereales integrales,
legumbres, patatas) representen el 55% de las calorías de la dieta.
Las grasas no deben superar el 30% de la ingesta diaria.
Limitar el consumo de grasas saturadas e hidrogenadas, presentes en bollería industrial,
Saber cómo prevenir la obesidad es fundamental para hacer frente a esta enfermedad tan
común en la sociedad actual, que es consecuencia de la acumulación excesiva de grasa, y
que puede facilitar el desarrollo de otras patologías como la diabetes tipo 2.Comer de la
forma más variada posible para garantizar un aporte de nutrientes equilibrado.
Constituir una base de dieta en la que los hidratos de carbono (cereales integrales, legumbres,
patatas) representen el 55% de las calorías de la dieta.
Las grasas no deben superar el 30% de la ingesta diaria.
Limitar el consumo de grasas saturadas e hidrogenadas, presentes en bollería industrial, ultra
procesados, etc. Aportar un 15% de proteínas en las calorías totales diarias, combinando las de
origen vegetal y animal, y dentro de estas últimas, priorizando las que tengan menos grasa.
Incrementar el consumo de fruta, verdura y hortalizas.
Reducir la ingesta de productos ricos en azúcares simples (como las golosinas, los zumos
industriales o los refrescos), y el consumo de sal. Beber unos 2 litros de agua al día aparte de estos
consejos dietéticos, también conviene tener en cuenta los siguientes consejos para prevenir la
obesidad:
Realizar entre 4 o 5 comidas al día para evitar llegar a las comidas principales con un hambre
excesiva, que nos llevará a comer más de la cuenta. No consumir más calorías de las necesarias, y
aportar al organismo diariamente todos los nutrientes mediante alimentos frescos y saludables.
Cocinar los alimentos de maneras saludables: evitar fritos y rebozados y priorizar la plancha, los
hervidos, el vapor o el horno.
Leer las etiquetas nutricionales, para evaluar si el alimento que estamos pensando echar a nuestro
carro de la compra es saludable o no. Si compramos mal, comeremos mal, por eso debemos fijarnos
en los ingredientes y el tipo de grasas que contienen. procesados, etc.
Aportar un 15% de proteínas en las calorías totales diarias, combinando las de origen vegetal y
animal, y dentro de estas últimas, priorizando las que tengan menos grasa. Incrementar el consumo
de fruta, verdura y hortalizas. Reducir la ingesta de productos ricos en azúcares simples (como las
golosinas, los zumos industriales o los refrescos), y el consumo de sal.
Beber unos 2 litros de agua al día. Aparte de estos consejos dietéticos, también conviene tener en
cuenta los siguientes consejos para prevenir la obesidad:
Realizar entre 4 o 5 comidas al día para evitar llegar a las comidas principales con un hambre
excesiva, que nos llevará a comer más de la cuenta.
No consumir más calorías de las necesarias, y aportar al organismo diariamente todos los nutrientes
mediante alimentos frescos y saludables.
Cocinar los alimentos de maneras saludables: evitar fritos y rebozados y priorizar la plancha, los
hervidos, el vapor o el horno.