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MESOPOTAMIA DURANTE EL TERCER MILENIO A. C.

1. ANTECEDENTES

Desarrollo de la vida sedentaria


La cultura más antigua relacionada con la Mesopotamia meridional es la de Samarra, que data del sexto
milenio, identificada en lugares situados principalmente al este de Irak. En estos lugares no es posible la agricultura
de secano y en dos yacimientos se han encontrado restos de sistemas artificiales de regadío.
Aproximadamente, por esa misma época estaba produciéndose un desarrollo análogo más al sur, llamado
Ubaid. La cultura Ubaid recibe su nombre del primer yacimiento cerca de Ur.
La fase cultural que le sucede a la de Ubaid (5000-4000), la de Uruk, viene marcada por un cambio en la
cerámica: los recipientes sin adornos fabricados al torno sustituyen la cerámica pintada de Ubaid. El cambio de
nombre no implica que la fase de Uruk (4000-2900) represente un cambio fundamental de cultura que refleje la
existencia de una nueva población. Los cambios que señalan su aparición vienen determinados por la presencia de
nuevas tecnologías y nuevos materiales.
El período Uruk Tardío
Hacia finales de la fase Uruk (3500-3200) aparecen los primeros documentos escritos en forma de
pictogramas. El cuneiforme que se interpreta como sumerio se desarrolló a partir de estos primeros pictogramas
durante el período sucesivo.
La aparición de la escritura, las complicadas edificaciones, el empleo de materiales de importación, las
refinadas obras de arte y el incremento de la población reflejado en las dimensiones de los poblados constituyen
señales inequívocas del surgimiento de comunidades urbanas importantes provistas de estructuras socioeconómicas
bien desarrolladas.
Hacia 2900 las técnicas de la agricultura de regadío y la explotación de fuentes suplementarias de alimento
fueron aprovechadas por los grupos de poder surgidos en unas cuantas ciudades para obtener una fuente de
alimento lo bastante segura como para asegurarse un excedente importante. Este larguísimo proceso dio lugar a una
estructura social articulada, en la cual cada ciudad contaba con una autoridad suprema que probablemente
controlaba la mayor parte de los recursos y al mismo tiempo, unas instituciones colectivas tan importantes desde el
punto de vista simbólico e ideológico como los templos. La complejidad cada vez mayor de esta organización urbana
se ve reflejada en el desarrollo de la escritura y en la existencia de establecimientos comerciales atestiguados en las
rutas por las que llegaban a Mesopotamia los materiales escasos en la región.

2. LAS CIUDADES

Las fuentes y el problema de su uso


Mucho más variada y amplia es la documentación para el período siguiente, el Protodinástico, con sus tres
grandes subdivisiones (I, II, III).
El material escrito se halla distribuido de forma desigual a lo largo de todo el período y está formado por
grupos de tablillas procedentes de varios yacimientos y correspondientes a períodos distintos. Dentro de este
material escrito se halla la “Lista de Reyes Sumerios”, que pretende incluir a los monarcas de las distintas ciudades
desde el comienzo de los tiempos. Su sistema consiste en presentar una serie de reyes de una ciudad, seguido de
otro grupo de monarcas de otra ciudad diferente. La duración de los reinados de los primeros monarcas es enorme y
responde a unos tiempos puramente legendarios. La lista continúa atribuyéndose a los distintos soberanos reinados
aparentemente reales. Se presenta a los reyes como soberanos de una determinada ciudad que ejerce una especie
de hegemonía sobre las demás, heredada de otra ciudad distinta
Organización política y social
Durante este período esta presente un sistema de asentamientos urbanos, cuya densidad y dimensiones se
incrementan desde el período Uruk hasta el PD III, de suerte que hacia el 2500 el 80% de la población residía en
ciudades bastante grandes de más de 40 ha. de extensión.
Reyes y ciudades
Una clave para empezar a entender la estructura político-social sería ver en el monarca el protector de la
comunidad que actuaba en nombre de la divinidad tutelar de la ciudad, de la construcción y mantenimiento de
cuyos templos debía a su vez ocuparse. La privilegiada relación que el rey mantenía con la divinidad aseguraba la
ayuda de ésta, la prosperidad y bienestar de la ciudad a cambio de la atención constante del soberano a las
necesidades del dios o de la diosa en cuestión.
La mayoría de los habitantes de la ciudad desempeñaban algún papel con respecto al culto divino. El rey era
el rey era el responsable de velar porque todo lo relacionado con el culto divino fuera ejecutado satisfactoriamente.
Los dos títulos más habituales utilizados para designar al jefe de estado son el de “lugal” (hombre grande) y
“ensi” (gobernador); en Uruk se utiliza un tercer término “en” (señor).
Cortes reales
La definición de la familia real, de la corte y de su estructura administrativa resulta problemática. Algunos
objetos correspondientes al PD III ilustran determinados aspectos de esos ámbitos, como por ejemplo el “estandarte
de Ur”, objeto de madera con incrustaciones de lapislázuli y nácar, de función incierta en el que se muestran
complicadas escenas. La vida cortesana de las ciudades mesopotámicas comportaba placeres muy refinados. El
estandarte de Ur constituye la representación más elaborada de este tipo de objetos.
La guerra
Un factor decisivo de la preeminencia de la que gozaba el rey era indudablemente el destacado papel que
desempeñaba en el terreno militar. El conflicto entre las ciudades mejor conocido es el que se desencadenó entre
Umma y Lagash, en las otras ciudades la actividad bélica se organizaba de modo parecido. Ningún testimonio puede
compararse con la detallada información que nos brinda la “estela de los buitres” de Eneatum de Lagash. La disputa
se vio motivada por la ruptura por parte de Umma de un antiguo tratado de fronteras. La victoria sobre Umma se
simboliza en los buitres representados en la parte superior de la estela con las cabezas de los muertos entre sus
garras.
La sociedad
En los textos aparecen citadas numerosas agrupaciones sociales y profesionales distintas, y se discute cómo
debemos interpretarlas exactamente. Algunos términos aparecen utilizados en un documento que resulta muy difícil
de interpretar, las llamadas “reformas de Uruinimgina”, que data de finales del PD III. El texto describe una situación
reinante en el estado de Lagash “en tiempos pasados”, cuando las cosas iban mal, con el fin de que los cambios
introducidos por Uruinimgina pretendían arreglarlas.
El texto de la reforma define a dos personas, uno es el “sublugal”, el cultivador de una parcela que podía ser
sometido por un individuo de categoría superior con el capataz (ugulá) o el aristócrata (lugulabi); las reformas lo
protegían de la violencia física ejercida por esos individuos e categoría superior.
El texto no menciona en ningún momento a los esclavos. Es evidente que existían, pero en esta época
posiblemente no en una cantidad significativa desde el punto de vista económico.
Relaciones entre los estados
Del PD datan una serie de improntas de sellos que llevan nombres de ciudades, reflejo, de la
institucionalización de las relaciones comerciales entre las ciudades, aunque no se sabe exactamente como
funcionaban.
Hacia el 2500, diversas ciudades de la Alta Mesopotamia y de Siria experimentaron una expansión muy
rápida. Algunas de las ciudades que se desarrollaron en esta zona tienen una extensión de más de 100 ha.,
rivalizando perfectamente los centros de la Mesopotamia meridional, e incluso superándolos en algunos casos.
En la baja Mesopotamia parece que las ciudades mantenían entre sí unas relaciones distintas, que no se
entienden muy bien. Según parece, los textos de algunas ciudades incluían en sus títulos en de “rey de Kish”, que
implicaba que quien lo ostentaba poseía una especie de hegemonía no muy bien definida sobre otros centros
políticos.

3. EL IMPERIO AGADE

Introducción a las fuentes y cronología


En la historia de Mesopotamia el periodo que sigue al Protodinástico recibe el nombre correspondiente al
primer intento de crear un poder centralizado a través del control permanente ejercido por una misma dinastía de
soberanos sobre varias ciudades. En muchos aspectos podemos considerar este intento la culminación del proceso
de constante rivalidad entre las ciudades. Lugalzagesi logró hacerse de un control político bastante amplio y
comenzó a consolidarlo mediante concesiones de tierras efectuadas a los soberanos locales, convirtiéndolos de paso
en gobernadores-vasallos.
Existen varios términos para designar ese período que son “Imperio Acadio Antiguo”, “período Acadio” y
“período Sargónico”.
Con la creación y el desarrollo del Imperio de Agade, a lengua semítica hablada en la zona, llamada acadio
por el nombre de la ciudad, empezó a escribirse mucho más. Esta es al lengua que domina al historia de
Mesopotamia durante los casi mil años siguientes.
La organización de una entidad política de grandes dimensiones requería un sistema uniforme de datación, y
en esta época fue cuando se introdujo la costumbre de dar nombre a los años a partir de algún acontecimiento
especial.
Ascensión y caída de Agade
Los orígenes de Sargón y su ascensión al poder se hallan totalmente oscurecidos por los diversos mitos
asociados posteriormente con su persona. Según la leyenda del nacimiento, que utiliza el motivo popular del héroe
cultural abandonado al nacer, el suyo fue un típico caso del paso de la miseria a la pobreza.
Los únicos elementos de la historia primitiva de Sargón que parecen bien fundados es que Agade era una
advenediza en la escena política y que Urzababa y Lugalzagesi fueron contemporáneos. Todo lo demás es inseguro,
incluso el nombre de Sargón que significa “rey legítimo/autentico”.
Los 56 años de reinado se Sargón debió este dedicarlos por completo a sus innumerables campañas y a la
reestructuración administrativa que comportaran.
A Sargón le sucedieron dos hijos suyos, Rimush y Manishtushu. Pese a los problemas evidentes que
comportaba mantener el control de un imperio recién creado, parece que lograron conservar intactas las conquistas
de su padre y consolidar el poder de la dinastía. Este imperio llegó a su apogeo en tiempos de Naram-Sin.
La innovación más llamativa de Naram-Sin fue el cambio que se introdujo en los títulos del rey. La faceta
divina se ve reflejada en la forma que aparece reflejado Naram-Sin en las conmemoraciones contemporáneas de sus
victorias: es mucho más alto que el resto y lleva un casco con cuernos, atributo exclusivo de los dioses.
La dinastía mantuvo el control del imperio durante el sucesor de Naram-Sin, Shar-kali-sharry, que ocupó el
trono durante veinticinco años, aunque hay indicios de la presencia de tensiones y probablemente tuviera que frenar
los ataques lanzados contra sus fronteras. Que las cosas no andaban bien nos lo hace suponer el hecho de que su
reinado vino seguido de un breve período de anarquía, que interrumpió la sucesión regular de la familia real de
Agade. Al mismo tiempo, unos cuantos príncipes locales restablecieron su independencia en las ciudades de la Baja
Mesopotamia y los guti construyeron una pequeña base de poder en la región del Diyala. Así cuando se resolvió la
lucha por el poder en el interior de Agade, el territorio que les quedó a sus dos últimos soberanos había quedado
reducido a las inmediaciones más próximas de la ciudad.
El rey y el país
Desde la ascensión al trono de Sargón, hasta la muerte de Shar-kali-sharry transcurrieron 140 años; de ellos
durante por lo menos cien los reyes de Agade mantuvieron bajo su control directo un territorio muy grande.
Además, pese al carácter a menudo frustrante de los testimonios, es evidente que se llevó a cabo una política
deliberada de centralización. De ese modo, Agade se convirtió en la ciudad por excelencia, en la residencia del rey,
que simbolizaba el imperio y era enaltecida por encima de todas las demás ciudades.
La posición del rey es un reflejo de la centralización política. Su importancia como protagonista y unificador
queda ilustrada por la existencia de nombres propios que son una alabanza a su persona, por el hecho de que a
veces se hagan juramentos en su nombre, y por su papel de árbitro decisivo.
Como la ideología dominante le atribuía el poder definitivo, su presencia en todo el reino resultaba física y
simbólicamente fundamental. Por último, el rey acabaría siendo enaltecido por encima de la esfera puramente
humana, convirtiéndose en mediador entre el mundo de los dioses y el de sus súbditos.
Durante el reinado de los cuatro primeros soberanos de Agade se hace constantemente hincapié en el papel
del rey como guerrero y conquistador victorioso.
En conjunto, los testimonios apuntan hacia una serie de nuevos e importantes desarrollos en la posición del
soberano, directamente relacionados con su riqueza, el centralismo político y su condición de caudillo militar. La
importancia de su esplendor físico es muy marcada.
Al mismo tiempo, conviene subrayar la existencia de un fuerte elemento de continuidad tras las principales
transformaciones realizadas por la dinastía de Agade: la esencia de la cultura y la ideología política seguía centrada
en el concepto de una sola ciudad dominadora de las demás; no se desarrolló ninguna idea nueva de identidad
nacional.

4. LA III DINASTÍA DE UR

De la caída de Agade a la ascensión de Ur


La imagen de la Baja Mesopotamia en tiempos de los últimos reyes de Agade y una generación más tarde
nos recuerda al panorama político del PD III, cuando el poder estaba dividido entre varios dinastas locales distintos;
los principales centros eran ahora Uruk, Lagash, Kish, Agade, y el pueblo de los Guti en la zona del Diyala.
Aunque tengamos algunos testimonios de que los guti dominaban una parte de la región oriental, esta
circunstancia no habría sido tanto la causa cuanto el efecto del hundimiento del poderío de Agade. Su
transformación en el instrumento divino que causó la destrucción de Agade probablemente refleje los intereses
ideológicos de los reyes de la III dinastía de Ur. Según su explicación, de la caída del imperio acadio, los guti se
convertirían en sus herederos: los reyes de Agade habían abusado de su poder y la culpa de la destrucción física de
su capital se echaba a un grupo periférico desde el punto de vista cultural.
La historia del período que separa el final del reinado de Shar-kali-sharry del establecimiento de la dinastía III
de Ur no es muy conocida, pero está claro que se produjo una lucha por la supremacía entre los poderosos reyes de
las ciudades rivales.
Desarrollo del estado de Ur III
La mayor parte de los testimonios correspondientes al último siglo del tercer milenio proceden de la Baja
Mesopotamia, donde surgió una nueva entidad política que había salido victoriosa de las rivalidades entre las
diversas ciudades, sustituyendo a Agade y aprovechando sus grandes logros, y reafirmando el concepto de unidad
política bajo la égida de un solo rey. Esta nueva formación política sumamente centralizada recibe el nombre de “III
dinastía de Ur” o “Ur III”.
Los orígenes de la dinastía son muy oscuros. Las inscripciones sindican que Utuhegal de Uruk intentó
atribuirse la hegemonía sobre las ciudades de la baja Mesopotamia. Se le atribuye un reinado de siete años
anterior a Ur III. Desconocemos los detalles de lo que le sucedió a Utuhegal, pero los reyes de Ur III crearon fuertes
lazos entre Ur y Uruk, que desempeñó un papel importantísimo en el reino de Ur.
Se ha utilizado el término de renacimiento sumerio para designar a este período, en el sentido de que en él
se produjo un resurgimiento cultural específicamente sumerio.
Reconstrucción del estado de Ur III
Las fuentes de este período son en su mayoría documentos administrativos que constituyen un reflejo de las
industrias estatales y del control ejercido en general por el estado que caracterizan a esta época. Otro rasgo
curioso de esta época es el de la documentación de los centros de producción estatales. Sorprende sobre todo la
documentación acerca de la detallada planificación central que exigía la organización de todo esto, y que funcionó
con bastante eficacia durante casi cien años, aunque el delicado equilibrio que requería el sistema lo hacía
vulnerable a las crisis. Fue un intento único en la historia de Mesopotamia por parte del estado de organizar y
controlar la producción. La centralización no alcanzaría nunca más un nivel tan alto.
El panorama administrativo quede Ur III nos muestra a la Baja Mesopotamia dividida en varias provincias,
cada una con su correspondiente capital, gobernadas por un ensi (gobernador). Por debajo del gobernador estaba
el jefe militar (sagin).
Durante Ur III funcionaba una compleja estructura tributaria. Había un sistema de centros de redistribución
centralizados, en los cuales cada provincia depositaba su contribución, y a los que recurría el gobierno para
diversas cuestiones. El sistema se basaba en un grado muy elevado de planificación y contabilidad centrales, y tenía
por objeto integrar a los distintos centros provisionales en un todo unificado.
Bastante menos claro está como se reclutaba la mano de obra, del mismo modo que tampoco están claros
los detalles del sistema social.
Monarquía e ideología del poder real
Otras fuentes de esta misma época nos ofrecen información sobre algunas facetas de la ideología real, y
demuestran que, en muchos aspectos existen fuertes analogías con el período de Agade.
La caída de Ur III
Ya hemos aludido a la vulnerabilidad propia del sistema sobre el que descansaba la complicada estructura
del estado de Ur. Se basaba en mantener unidos unos territorios muy extensos, en la capacidad de promover unas
comunicaciones regulares entre ellos, recaudar impuestos y tributos, proteger unas fronteras muy lejanas, y
producir riqueza en forma de productos manufacturados y de excedentes agrícolas regulares. No está muy clara la
configuración de los acontecimientos que precipitaron el dramático y definitivo hundimiento de Ur.
MESOPOTAMIA c.2000-c.1600: LOS PERÍODOS PALEOBABILONICO Y PALEOASIRIO

INTRODUCCIÓN

El período comprendido entre el final de Ur III y la caída de la primera dinastía d e Babilonia recibe
comúnmente el nombre de paleobabilónico. En realidad se trata de una denominación lingüística, con la que se
designa la modalidad de acadio que se desarrolló por esa época en la Baja Mesopotamia. En el norte, por el
contrario, los primeros documentos en dialecto asirio pertenecen también a este período (paleoasirio). El acadio
no era la única lengua que se escribía: al igual que en el período anterior, siguieron redactándose muchísimos
documentos en sumerio. Evidentemente la situación en las escuelas y en el seno de las familias seguía subrayando
el valor cultural que tenía el saber leer y escribir en sumerio.
El sistema político dominante en esta época es el de una multitud de ciudades- estado independientes que
forman alianzas, intentan atraer a su órbita a otras más pequeñas, y compiten entre sí por la hegemonía. Algunos
de esos estados surgen como entidades ya bastante grandes y poderosas, como por ejemplo, Eshnununa, Mari,
Isin, Larsa y Babilonia. El modelo político que varias de ellas pretendían emular era el de Agade y Ur III.
Por ahora no es posible ofrecer una historia política coherente de este período. Los archivos existentes nos
permiten atisbar un sistema de centros de poder en constante cambio dentro de Mesopotamia.

2. ASSUR DURANTE EL PERIODO PALEOASIRIO

Fuentes de la historia de Assur


Las principales fuentes contemporáneas de la historia de la ciudad son las inscripciones reales de los edificios
de Assur.
En cuanto a las características principales de la historia de Assur, en primer lugar, consiguió su
independencia poco después de c. 2000 y fue gobernada por príncipes locales. En segundo lugar, hacia 1900 había
desarrollado ya una red comercial importante, como demuestran los testimonios de los mercaderes asirios
establecidos en la Anatolia central entre c. 1900 y c. 1830. Y en tercer lugar, el caudillo amorreo Shamshi-Adad I
conquistó Assur a finales del siglo XIX.
La entrada de Assur en la escena internacional
Aunque las fuentes son muy escasas, parece que Assur fue desarrollándose hasta convertirse en una ciudad-
estado importante poco después del año 2000; contaba con importantes santuarios; estaba protegida por una
muralla y bien abastecida de agua; y estuvo gobernada por una dinastía de reyes locales. Assur se hizo con el
control de una floreciente red comercial en la Anatolia central entre c. 1900 y 1830, gestionada por una serie de
cent ros mercantiles asirios basados en los lazos familiares.

5. HAMURABBI Y LA PRIMERA DINASTÍA DE BABILONIA(1894-1595)

Ascensión de Babilonia
Existen algunas dificultades a la hora de rastrear la ascensión de la primera dinastía de Babilonia, que dio
comienzo con Sumuabun en 1894 y todavía seguía en tiempos del padre de Hammurabi.
El núcleo político del reino de Hammurabi prácticamente no nos ha proporcionado ningún material. Pero la
expansión propiciada por los reyes del estado hasta entonces insignificante de Babilonia fue bastante limitada antes
de Hamurabi: cuando éste subió al trono Babilonia controlaba Dilbat, Sippar, Kish y Borsippa, ciudades todas
situadas en sus inmediaciones.
El propio Hamurabi no era al principio más que uno de los numerosos reyes que seguían a otro señor más
fuerte. Su expansión política no puede datar de antes del trigésimo año de su reinado, pero a partir de ese momento
su poderío se extendió rápidamente. En poco tiempo, las principales ciudades de la Baja Mesopotamia pasaron a
manos de Hamurabi. Luego se apoderó también en 1761 de Eshnuna, así como Asiria y con su red comercial y parte
de la región de los Zagros. En 1760 esta serie de rápidas y grandes conquistas se vio coronada con la captura de
Mari. Esta circunstancia supuso el fin de Mari como centro político de primera magnitud y permitió a Hamurabi
extender su poderío por el oeste a lo largo del Éufrates.
Para 1755 Hamurabi era ya el único señor, directo e indiscutible, de un enorme territorio que podría
compararse fácilmente con el del imperio de Ur III, y controlaba las rutas a través de las cuales llegaban a
Mesopotamia numerosos artículos y materiales preciosos a la vez que esenciales.
El rey, el país y los súbditos
Los materiales procedentes de la época de Hamurabi y, en menor grado, los de los reinados de sus sucesores
nos permiten atisbar hasta cierto punto cuál era la estructura social de Mesopotamia y qué vínculos mantenía el
pueblo con el rey. Los funcionarios y servidores reales recibían parcelas como parte de sus emolumentos, mientras
que a militares de diversa graduación se les entregaban haciendas que comportaban la obligación de cumplir con
ciertos deberes exigidos por el gobierno. El término con el que se dirigían a este complejo de obligaciones es
“ilkum”, y entre ellas estaba desde luego el servicio militar, aunque no era la única. Este tipo de concesiones de
tierras eran estrechamente vigiladas: existían normas muy estrictas que regulaban su transmisión a los herederos y
restringían su venta. Este sistema no debería considerarse una característica propia del reinado de Hamurabi ni de
sus dinastías; se trataría más bien de un rasgo constante de la vida de Mesopotamia que simplemente esta mejor
atestiguado en esta época. La promulgación de leyes se encuentra atestiguada en épocas anteriores y en otros
lugares.
Hamurabi es célebre sobre todo por su código copiado en una gran estela de piedra. Resulta difícil saber que
tipo de edicto real representa el código de Hamurabi. La colección de leyes y prescripciones que contiene es una
muestra bastante ecléctica, y los precios que recomienda poner a los diversos productos parecen un tanto
idealizados, sin que guarden apenas relación con los reales. Además se ah señalado que en los documentos jurídicos
conservados son muy escasas las alusiones que pudieran hacer referencia al código. Estas consideraciones han
llevado a una teoría muy influyente según la cual el código debería considerarse en ejemplo de autoalabanza real,
mediante el cual el soberano, al final de su reinado, daba cuenta a los dioses de sus hazañas. Semejante teoría
reduciría el famoso código a una elaborada manifestación de la ideología monárquica, que no habría afectado a la
vida de los súbditos de Hamurabi de un modo demasiado tangible. Aunque es indudable que desempeñó ese papel,
no está excluida necesariamente la posibilidad de que tuviera una función más práctica.
Al margen de lo que cada uno quiera pensar respecto de la función del código, es indudable que nos ofrece
una enorme cantidad de información sobre muchos aspectos de la sociedad paleobabilónica.
Decadencia de Babilonia
Suele afirmarse que el reino de Hamurabi se vino abajo casi inmediatamente después de su muerte, y que
sus logros fueron tan efímeros como los de Shamshi-Adad I. En realidad es una exageración. Es cierto que sus
sucesores no mantuvieron el control de todas las regiones conquistadas por él, y que la zona de Mari se perdió para
Babilonia veinte años después de su muerte. Del mismo modo, los disturbios desencadenados al sur, entre ellos la
sublevación de Larsa, acabaron finalmente con la pérdida del control directo del lucrativo comercial del Golfo y de
algunas de las comarcas más ricas del extremo sur. Así pues, es innegable que la extensión del reino gobernado por
los descendientes de Hamurabi se redujo con el paso del tiempo, pero el proceso fue bastante paulatino y el reino
de Babilonia siguió siendo una entidad política bastante importante.

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