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El cuento de la legión

Un hombre mayor se encontraba en un pequeño lecho con suficientes almohadas como para que 100
niños pudieron poner su cabeza, aquel abuelo se encontraba al lado de un escriba, en el imperio de
stharium era costumbre que al morir el agonizante diera una confesión para ser llevada al templo del
dios del éter, aquel abuelo tenía unos cuantos pelos en su cabeza, tenía más cuero cabelludo que pelos,
su nariz de cuervo tenía uno pequeña verruga con dos pelitos que sobresalía de dicha cosa, su boca
parecía siempre estar abierta. Antes de hablar, tomó un poco de saliva y dijo: — sé que si está usted
aquí es señal de que para mis hijos me ha llegado la hora, no falta razón, lo cierto es que mi hora final
llega, pero debo confesar algo que llevo en mi mente desde el día que me ocurrió aquel incidente — el
escriba lo ve y dice: — desea comenzar su declaración señor — él observa al escriba y le dice, con
cierta sonrisa falsa: — supongo que la paga no le motiva, quizás ir al bar es lo que le interesaría ahora
mismo, pero tranquilo, estoy listo para hablar — el escriba no responde nada y preparar un pequeño
frasco de arcilla con una sustancia viscosa de color negro, era tinta para escribir, el hombre mira al
techo y tomando aire inicia su historia.

Fue hace 35 años, durante una de las muchas guerras que el imperio libraba contra los bárbaros de la
Federación orkun, fue en el norte de gaelum, yo iba como escolta de un equipo de exploradores, mi
misión era, básicamente, defender de un ataque proveniente de las atalayas que rodeaba a la ciudad de
sprak, dichas murallas parecían un gran bloque de queso, podías romperlas pero te frustras al ver
cómo los bloques seguían apareciendo y hacían que nos sintiéramos con ganas de dejarlo todo y
marcharnos de aquel inhóspito lugar. Sin embargo, nuestros generales oyeron rumores de un punto
débil en la parte oriente de la muralla, unas viejas atalayas que no tenían defensa y nos encomendaron
a un grupo pequeño ir hacia allí y abrir para que los soldados ingresarán a la ciudad, pero todo
empezó mal.

El lugar era un elevado, con un camino de difícil acceso para maquinaria de asedio, debíamos ir con
cuerdas y algo de pólvora para abrir boquetes, pero todos sentíamos una extraña sensación mientras
nos acercábamos al lugar, todos los que íbamos éramos hombres curtidos en batalla, pero nunca tienes
suficiente experiencia para enfrentarte a eso,— el abuelo tomó algo de agua y la pasó por su garganta
con algo de regocijo, luego prosiguió — llegamos en cuestión de 5 horas a dicho lugar, ahora
debíamos ver si este lugar tenía defensores, pero para nuestra sorpresa solo nos encontramos un
montón de pasto alto cerca a dicha posición, parecía que una hoz nunca hubiera pasado por aquel
pasto. Decidimos avanzar con cautela mientras mirábamos hacia arriba, ya sabe usted, por el riesgo a
una ola de flechas sobre nosotros, pero estábamos cada vez más cerca y nada, solo veíamos cosas en
el suelo, algunas vasijas, platos, incluso un caballo de madera pequeño, eso empezó ponernos los
pelos de la piel algo erizados y de repente no vimos frente a frente con aquel portón nefasto.

II

Tras unos metros de avance llegamos y contemplamos un portón que no era muy peculiar, a diferencia
del resto de los otros portones de la ciudad este era de metal, con un extraño símbolo en el centro de la
puerta, parecía una runa, en ese momento el líder de la expedición, el ingeniero clirr, nos dijo: —
¿quién es el traductor de runas orkun? — entre todos nos miramos y de repente un tipo flaco y alto
dijo con voz entrecortada: — soy yo señor — este se acercó y vio aquella runa y revisó si había algún
otro rastro de lengua orkun en la puerta. Tras inspeccionar vio que no había más letras y le dijo al
ingeniero: — es una runa religiosa, pero es una runa de advertencia, es extraño verla pero por lo que
sé de ese tipo de runas es que indican que lo que haya detrás de esto no es bueno para nadie, ni
siquiera para los orkun — el ingeniero pareció estoico y dijo con voz de mando: — escuchen, los
mitos y las cosas de dioses son sólo para los niños y los hombres cobardes, nos dividiremos en tres
grupos, dos peinaran los costados, en búsqueda de una posible entrada más asequible que está, lleven
sus armas desenfundadas, probablemente aquí puedan haber criaturas salvajes y con hambre, los otros
nos quedaremos aquí y abriremos el portón con todo lo que tengamos ¿entendido? — todos soltamos
un si al unísono y empezaron las acciones, yo debía cuidar al equipo de ingenieros y por ende no me
tocó peinar la zona, sin embargo, creo que eso fue más suerte que otra cosa.

Miraba con asombro como los ingenieros usaban todo lo que habían traído en unas carretas medianas
para hacer volar esa endemoniada puerta, había pólvora, y algo de menjurje de pierino, era una masa
líquida que si se incendiaba era un explosivo mortal, iba metida en cuero de estómago de buey, para
evitar accidentes, colocaron varias en la puerta, junto con una cuerda empapada en pierino e inició su
avance hacia la puerta, iba más rápido que una flecha y antes de que tocará la puerta se oyó el primer
grito, era del grupo que había ido por la derecha. El ingeniero nos vio y nos dio una señal para que
fuéramos a mirar cuando de repente ocurrió la explosión y la puerta se destruyó y él y sus hombres se
acercaron despacio mientras que uno de mis compañeros y yo fuimos hacia la derecha; recorrimos
unos metros y vimos un escenario aterrador: uno de los soldados tenía un montón de sangre en su
cuerpo y su traje de combate hecho añicos, eso era extraño puesto que nuestro traje de combate era
algo duro y casi nada lo atravesaba, pero lo que lo perforó era algo bestial.

Me acerque a este y busque la forma de socorrerlo, pero era difícil salvar a alguien con toda esa
sangre perdida, él quería decirme algo, pero el dolor de su agonía se lo impedía, mi compañero busco
a los otros que iban con él, pero pareció no ver nada, aunque las armas de estos estaban en el suelo,
sus espadas, escudos, incluso martillos y hachas, estaban allí, pero llenas de sangre, como si hubiera
habido una escaramuza enemiga. Volvimos a dónde el ingeniero y vimos como este estaba a lo lejos
esperando a que el fuego se consumiera y pudieran ver que había allí, llevábamos al soldado, aunque
en ese punto ya estaba muerto, los ingenieros quedaron impresionados ante semejante espectáculo
dantesco, el ingeniero observó su cuerpo y dijo con algo de miedo en su tono: — esto no fue hecho
por enemigos, esto lo hizo una criatura, quizás un animal salvaje o…. — el ingeniero no pudo
terminar su charla ya que los merodeadores del lado izquierdo volvieron al punto inicial con gran
velocidad, todos tenían sangre en su armadura dorada, era increíble ver correr a soldados del imperio
como cobardes, pero era algo comprensible, ahora que lo analizó con la edad.

Con todos reunidos otra vez, el ambiente del lugar era algo tenso, algunos querían irse de allí, pero
recular sería peor, en un asedio es prohibido retroceder, so pena de ejecución para todos, sin importar
el cargo que se tuviese, otros deseaban entrar al punto del asedio y acabar con esto, pero era algo
difícil, yo por mi parte no tenía decisión, si me iba solo, en mi territorio sería llamado traidor, por eso
debía quedarme allí hasta morir; el ingeniero decidió que el hombre muerto fuera incinerado, el
cuerpo podía tener algún virus o enfermedad, él nos vio y dijo: — acamparemos aquí, pongan grandes
fogatas para evitar que haya oscuridad en el campamento, todos con sus armas desenfundadas, ¡ahora!
— todos alistamos la tienda para pasar la noche.
III

Las tinieblas invadieron la noche en el lugar, al estar en un punto alejado del asedio podíamos
relajarnos un poco, sin pensar en lanzas o flechas contra nuestros puestos de campaña, los soldados
buscábamos relajarnos de la tarde, pero los ingenieros no se sentían cómodos, aunque eran soldados,
temían a lo que podría haber allí, el traductor estaba en su tienda leyendo libros con el idioma
enemigo, me parecía pensar que él sabía algo que ignoran los demás. La noche iba avanzando y la
calma retornaba cuando de repente se escucharon crujidos entre el pequeño bosque donde estábamos,
no eran crujidos normales, parecía ser alguna criatura retorcida, sus uñas parecían apuñalar el árbol en
vez de solo tocarlo y en cuestión de minutos todos volvieron a estar despiertos y con las armas en
posición de combate.

El ingeniero líder se despertó como si huyera de un lecho ajeno y al ver a sus hombres listos miro
alrededor del lugar: - alisten sus armaduras y sus armas, iniciaremos el ataque ahora mismo – todos
los hombres estaban perplejos ante eso, pero acataron sin rechistar, incluso yo, aunque en parte el
ingeniero no era mi superior, pero bueno, no era hora de criticar la cadena de mando. En cuestión de
minutos todos estaban listos, incluso los cobardes de antes, estos aún más, el ingeniero líder salió de
allí saco su espada y nos dijo a todos, poniéndose derecho, - soldados, hoy entraremos a este lugar y
terminaremos esto de una puta vez, los soldados ingenieros llevaran todo el material explosivo y
buscaremos los puntos débiles del muro y los haremos estallar y luego saldremos cubiertos de gloria y
obtendremos mucho licor y muchas mujeres – todos gritaron de alegría, y debo admitir que cumplió
una de sus dos promesas y tras esa soflama exagerada iniciamos la entrada hacia aquel lugar.

Entramos allí con nuestras bocas y narices tapadas, ese menjurje de pierino olía de manera
desagradable, pero cumplía su función excelentemente, a primera vista el edificio era un lugar
bastante bello, tenía algunos mosaicos bien hechos y algunos monumentos finamente tallados, casi
todos eran orkuns matando a imperiales, pero el traductor del grupo parecía no querer estar allí, se
hizo a mi lado y dijo: - ingeniero, creo que no debemos estar aquí, pienso que este lugar es algo con lo
cual no podríamos lidiar – el ingeniero lo ignoro y avanzo y todo parecía estar bien cuando de pronto
sentimos como temblaba la tierra, pensamos que era quizás a causa de los ataques de las armas
imperiales y seguimos el avance, de pronto un nuevo crujido se escuchó y esta vez era adelante, y
estabas se sentía como un crujido metálico, como si fueran los guantes de un orkun con su arma para
atacar y de pronto oímos un grito al frente, era el líder de los ingenieros, alguien lo había tomado del
cuello: - tu presencia me enferma escoria imperial – era un puto orkun, pero este tenía algo raro,
parecía tener algo en su cabeza, como las vendas que nos colocan en una herida y tenían estas llenas
de sangre, en este punto debo aclarar que los orkun son de nuestra misma estatura, pero más fornidos
y como se dará cuenta eso nos podría matar, y es aquí donde el ingeniero mayor se volvió uno de los
primeros en morir.

El orkun tomo su cráneo, como si yo tomara un huevo con una sola de mis manos, y en cuestión de 3
minutos su cráneo se volvió un huevo de huesos, cerebro y sangre, todos gritaron y quisimos salir de
allí, pero el orkun tomo a dos y los hacia el techo donde quizás el golpe en el cráneo los mato, yo
tome mi lanza y la envié hacia el orkun, apunte a su cabeza y este al verlo, de manera misteriosa, salió
corriendo hacia el interior del lugar y yo me di cuenta que esto no era normal. Lejos de allí los
hombres corrían para salir de aquí, pero como si el destino fuera una mujer insensible, el lugar donde
iba el portón ahora tenía escombros, los hombres sacaban las piedras como si de eso dependiera su
vida misma, pero había tantas piedras que ese trabajo sería casi imposible; el traductor decidió seguir
adelante y paso al lado del ingeniero como si fuera un don nadie, yo decidí seguirlo, solo porque
parecía el más listo, y lo cierto es que en parte le debo mi vida a ese desgraciado agorero.

El leía su libro, como los sacerdotes de los dioses leían los pergaminos de los elementos, y el al sentir
mi presencia me dice: - supongo que usted no quiere morir moviendo rocas – yo le dije con mi voz de
joven y aun la recuerdo: - no, pero usted tampoco quiere estar aquí, así que quizás necesite alguien
que no le tema a desenfundar la espada – el volteo y me sonrió, tome eso como una señal de
aprobación y seguimos caminando, mientras otros de mis compañeros nos seguían. El camino ahora
se hizo más rápido, casi trotábamos como si estuviéramos en una batalla, de repente llegamos a una
especie de templo dentro de aquel lugar, este lugar tenia bellas vasijas llenas de flores de bello color
azul, y plantas dignamente cuidadas, el traductor quedo extrañado al ver una estatua en el centro de
tan bello jardín, el vio su libro y leyó una pequeña leyenda que había bajo la estatua, el al verla volteo
a vernos con una mirada desesperanzadora - este lugar no está maldito, es una casa de demonios -
todos lo miramos con extrañeza – casa de demonios, que podía ser esa tontería – el traductor nos dijo
con algo de miedo – la casa de los demonios son sitios donde los orkuns meten a sus soldados
enfermos, pero no de enfermedades como cortadas u heridas sino a los enfermos de la mente, estamos
en un auspicio de locosi y este no tiene ningún guardia que los controle – yo me sorprendí de eso,
muchos de mis amigos durante las guerras contra los orkuns o contra los orientales habían quedado
tocados de la cabeza y estos se recuperaban con el tiempo, pero lo que vimos allí nos demostró por
qué para nuestro imperio los orkuns debían ser destruidos.
Este era el nombre que recibía el lugar donde los soldados del imperio con problemas mentales eran llevados
i

para su sanación, a diferencia de la casa de los demonios, donde solo encerraban a los orkuns sin más.

IV

Los soldados que estábamos allí empezamos a quedarnos con aun más miedo, ahora debíamos afrontar que
enfrentábamos a orkuns con problemas en la cabeza y que nosotros éramos solo unos simples hombres, pero
debíamos cumplir la misión, ahora debíamos hallar la forma de cumplirlo. Pero esto no fue algo fácil de
repente volvimos a toparnos con orkuns, estos eran mucho más locos que el anterior, nosotros nos pusimos
en posición de combate y la batalla o la cuasi batalla sucedió, estos orkuns eran unos enfermos que solo por
nuestra piel rosada querían destrozarnos, ellos al ser de piel verde y unos salvajes que atacan nuestro imperio
sin parar, pero en ese punto tuvimos muchos problemas, los hombres ya estaban cagados, si bien algunos
lanzaban sus ataques contra aquellos seres, estos solo con una mano podían destruirte, perdí a mi compañero
en esa escaramuza, y yo con mi espada tuve que enfrentarme a los orkuns, pero estos parecían insaciables de
sangre y en ese momento uno de ellos me miro con algo de sevicia, parecía más tener ganas de comerme que
de matarme, eso justificaría que en su cuello tuviera un collar con huesos, algo que solo los líderes más
fuertes de las facciones orkuns podían poseer, este se acercó a mí a toda velocidad.

Tome mi espada con todas mis fuerzas y como si de eso dependiera el destino del imperio, hice un
movimiento recto y mi espada entro en su cuello como si fuera un carnicero tajando carne, el orkun soltó un
aullido y cayó al instante. El traductor se había marchado hacia más adentro de este lugar y yo y los demás lo
seguimos, ya no importa lo que pasara, solo era salir y cumplir la misión y evadir la muerte; en este punto de
este lugar vimos como las entradas de las atalayas estaban selladas con boques de piedra y algo de sedimento
para que estuvieran pegadas, quizás allí había peores locos, aunque eso lo ignoro, en este punto los túneles
eran mucho más húmedos, a diferencia de lo que había en el anterior lugar, eso podía indicar que estábamos
cerca de la muralla pero lo cierto es que lo que vimos allí sería algo mucho más espeluznante. Al llegar al
final del túnel vimos varias columnas que estaban sosteniendo la muralla, en este punto la muralla parecía
estar hueco, pero que estuviera hueco no era por falta de piedras, sino era con una función más aterradora:
había cientos de picas de metal apuntando hacia arriba y si creo que la lógica funciona estos orkuns morían
por estas picas, pero aquí cabria la duda de entonces que pasaba con los demás soldados dispersos por allí –
aquí hay algo que no funciona, como puede pasar esto – dice el traductor mientras veía la escena más
adelante que yo, todos los demás nos quedamos sorprendidos con esto y parecía que quizás nosotros éramos
los ilustrados pero la realidad es muy diferente.

Un ataque de catarro afecto al anciano, el escriba le acerco un poco de agua en una pequeña taza de barro, el
pobre adulto mayor había hablado mucho y su garganta pedía a gritos algo de líquido, estando de nuevo en
su sitio, el escriba toma aire, y como si de un curioso en unas ruinas se tratase le pregunta al hombre
envejecido – debo preguntarle: ¿esta historia que comenta es cierta? Para los dioses la mentira es un pecado,
incluso en una declaración de muerte – el anciano soltó una pequeña carcajada y dejo la taza en una pequeña
mesa y vacilo un poco antes de responder – usted puede pensar que es un invento de un abuelo chocho, a
puertas de la muerte, pero lo que paso allí fue verdad, e incluso le podría decir que en parte esa historia me
ha permitido tener todo lo que poseo ahora, pero ya llegare allí – se acomodó de nuevo y decidió continuar
con su relato.

Tras ver las picas de metal los pocos que seguíamos con vida no sabíamos cuál sería el plan a seguir, el
traductor volteo a vernos y dijo – ese montón de columnas es quizás lo que sostiene esta parte de la muralla,
pero que esta hueca implica que en una explosión sobre las columnas podría acabar con todo este asedio - yo
por mi parte veía a los orkuns retorciéndose de dolor en las picas, algunas tenia a mas camaradas ensartados
sobre ellos, los gritos de dolor y agonía me impedían escuchar al que parecía ser el nuevo líder de la misión,
el traductor me vio – espero que no esté teniendo sentimientos de pena por el enemigo soldado – yo voltee a
verlo y dice – usted piensa en columnas, acaso no oye los gritos de estos seres sufriendo de agonía – el
sonrió como si le importara poco aquel evento que sus ojos presenciaron. El traductor y los demás
avanzábamos entre este valle de lágrimas y sufrimientos de orkuns, algunas de las columnas podían verse
deterioradas, quizás por el ataque de las máquinas de asedio imperiales, pero debíamos destruirlo cuanto
antes, en ese punto vimos a un viejo orkun en el lugar donde habíamos estado antes, por la edad quizás
parecía tener problemas de visión, pero su oído funcionaba mejor que el de nosotros – hay nuevos invitados,
por fin más gente que puede seguir el camino de la rectitud – todos nos quedamos en silencio, aquel orkun
parecía un sacerdote, sus cabellos canosos y su piel verde algo envejecida ,era como ver un unas hojas antes
del otoño, el traductor hablo un poco en su lengua para distraerlo y el anciano cambio la fisionomía de su
cara – ah de nuevo han caído en las picas, porque ninguno de vosotros las esquivo en su momento de caer,
parece que prefieren la muerte – él se marchó de allí refunfuñando maldiciones en su idioma.

Revisamos todo el material que teníamos a la mano, teníamos dos tripas de menjurje y algo de pólvora en
una bolsa, eso era poco, pero lo cierto es que, para ese punto, esa idea no estaba por nuestra cabeza, los
colocamos en una columna algo deteriorada y colocamos las dos tripas alrededor de la misma pero en ese
momento una flecha impacto en uno de los ingenieros, volteamos y vimos a un grupo de orkuns que parecían
estar enojados, todos tenían marcas en sus cabezas y algunos incluso parecían soltar baba de sus bocas con
miradas que parecían mostrar que aquellos se habían quedado sin cerebro o lo que tuvieran en la cabeza
aquellos. Todos estábamos asustados y el traductor quiso volver a repetir el truco de distraerlo, pero todos
estos orkuns enfermos solo aullaban, eso era señal de que nos iban a atacar, nosotros lanzamos algunas de las
lanzas que nos habían tirado, aunque parece que no les hace ningún daño, el horripilante abuelo de antes se
puso delante de aquella horda y recito esas palabras malditas – ¡thon! ¡sakur! ¡ostkalat! – sus gritos de
combate cuando iban contra el imperio, yo saque mi espada y mire a mis compañeros y en ese momento
pronuncie algo que no se me olvida nunca – compañeros, en menos de unas horas perdimos a muchos de
nuestros camaradas, hoy debemos cumplir nuestra misión, defender a nuestro imperio y si debemos matar a
estos enfermos, lo haremos sin que nos tiemble la mano, ¿están conmigo? – todos gritaron al unísono si y eso
quizás fue el momento de mayor alegría que tuve en aquel lugar con ambiente tan lúgubre y en ese momento
fui hacia adelante con mi espada sin pensar en nada y…

El anciano sintió un fuerte ataque de catarro mientras se exaltaba con aquello, el pobre escriba paro de
escribir y fue hacia el ayudándolo – se encuentra bien señor – el escriba grito hacia la puerta, esperando que
alguien viniera a socorrerle, pero parecía que nadie llegaba, de repente el hombre cerro sus ojos y soltó unas
leves palabras

- No creo que pueda hablar más, creo que mi final ha llegado, ¡ah! Maldita sea, solo espero que los
dioses me perdonen por lo que hice y pueda tener su consuelo -

El escriba escribió eso al pie de la letra y tras eso tomo una aguja y pincho el dedo índice del abuelo,
estampo su huella con sangre, ya que esta era la palabra final de un finado, a ese punto llegaron los criados
del abuelo y este cerro los ojos, para abrirlos en la eternidad del éter.

3 días después

El escriba se encontraba en su celda del templo, rodeado de cientos de manuscritos con miles de confesiones
de personas, algunas ricas y otras no tanto, ya habían pasados 3 días desde que aquel viejo fue cremado,
como había ordenado desde hacía mucho tiempo, aquel escriba quedo algo tocado por la muerte de aquel
hombre, nunca le había pasado, ¿y si aquella historia solo eran delirios de un hombre a puertas de morir?
Pensó aquel hombre mientras guardaba en pequeñas urnas las confesiones de los difuntos, y como si una
mariposa se hubiera posado en la vela con la que aquel hombre iluminaba esa cueva en el templo cuando esta
se apaga sin más, el escriba queda perplejo y la vuelve a prender y sigue con su labor, mientras esta vuelve a
apagarse y el la revisa – ya me dieron otra vela defectuosa – se dice a si mismo mientras la vuelve a prender
y en ese instante siente un frio de muerte en su lugar de trabajo – creo que aún tengo una cuenta pendiente –
se escuchó allí y el escriba miro con su vela y como si se tratara de una pesadilla estaba allí aquel anciano
sentado en una silla y agrego –creo que no puedo alterar mi confesión, ya tiene mi sangre en el papel – el
escriba lo vio y dijo – ya es tarde, eso está prohibido, pero supongo que si su espíritu aun no descansa es que
falta algo por contar – el fantasma vio al escriba y sonriendo dijo – toda historia debe tener un final joven – y
tras decir eso se preparó para hablar por última vez.
VI

Iniciamos nuestro avance hacia aquellos orkuns, no teníamos miedo en aquel momento, el traductor, tan
cobarde como siempre, se puso a hacer una línea de pólvora para usar dos sílex para encenderla y provocar la
explosión del menjurje y mandar todo a la mierda, nosotros luchamos con nuestras espadas y empezamos a
cortar una que otra cabeza, algunos con lanzas replegaban a los orkuns, los cuales nos empujaban con sus
fuerte manos, estos a diferencias de los anteriores solo eran bestias con ganas de sangre y de repente si nos
cogían nos aplastaban con sus manos. Yo por mi parte los perforaba levemente y ellos se enloquecían más,
incluso hubo en un momento donde uno envió a ultimo ingeniero que estaba vivo por los aires y lo hizo
chocar contra una de las columnas, reventando su cabeza, y cayendo como si fuera una mosca, yo sabía que
solo estábamos ganando tiempo y algunos de mis compañeros recularon pero de repente los oí gritar, esta
vez no eran los orkuns los que los herían, esta vez era el puto traductor, el tomo una espada y mato a los
últimos hombres que estaban allí, mientras la chispa se acercaba hacia el menjurje, el me vio con mirada
salvaje y dijo – cree que muchos sobrevivirían a esto, déjeme decepcionarlo, por fin ha llegado la hora de
que los educados tengamos un triunfo ante ustedes, horrendos barbaros, si, tú y tus amigos de mierda son
barbaros igual que los orkuns – yo tome mi espada y fui hacia el como si fuera un vagabundo sin comer por
10 días y viera un faisán.

Aquel hombre de letras se asustó y volvió a correr por última vez yo estaba vez no parecía ya un ser humano,
en ese momento mi hambre de sangre recorrió mi cuerpo, si me había convertido en orkun, pero solo de
pensamiento, lo cual nos hacía iguales a todos, pero eso no justifica lo que paso después. Salte a la espalda
del puto traductor, este tomo una piedra y me la pego en el costado izquierdo del rostro y yo caí, pero tenía
mi espada y le metí un corte en su costado, este grito como niña llorona y yo me aleje mientras recuperaba el
sentido, mi cabeza parecía una abeja zumbando por el golpe, el aprovecho y me tumbo para tratar de
ahogarme con sus manos, las cuales parecían que nunca hubieran hecho un acto tan simple como apretar el
cuello de otro ser vivo. Yo tome ahora una piedra, pero apunte hacia su rostro y este lloro como un pequeño
animal herido, luego tome su cabeza con mi mano y al ver un montón de rocas en el suelo y con todas mis
fuerzas lo empecé a golpear contra ellas sin pensar en que era una persona, sino solo era una cosa, mi crimen
fue matar a ese hombre con la sevicia del bárbaro.

Para el tercer golpe que le di me di cuenta que estaba muerto, pero aun así seguí golpeándolo, hubo un punto
donde su cabeza ya era barro de alfarero, es decir que tenía sus sesos en mis manos, pero algo interrumpió mi
acto sádico en aquel punto el menjurje hizo su acto de presencia. La explosión de aquella brea hizo que las
columnas y los cimientos del muro se derrumbaran, yo Salí por una fisura de luz que se formó en la muralla
y tras eso caí a un charco formado por un cráter y si bien solo fue una leve fisura fue suficiente para que la
muralla se agrietara y yo me deslice, producto del golpe no podía moverme, pero aun así había cumplido mi
misión. El resto creo que usted lo conocerá la ciudad cayo y el imperio se deshizo por enésima vez de los
orkuns en gaelum y el triunfo tapo la cruel verdad. Fui llevado ante un tribunal donde lo que le dije en el
manuscrito y en esta última parte fue lo mismo que dije que ante las autoridades, obviamente omitiendo el
crimen contra el traductor, sin embargo, para las autoridades del imperio yo fui pintando como héroe y los
caídos como mártires, en cuanto al asilo de los orkuns el imperio ordeno colocar sedimentos sobre eso y
supongo que miles de orkuns enfermos yacen sobre la nueva sprak, tiempo después reciben una jubilación y
pues inicie mi camino como labriego pero ese recuerdo nunca abandono mi mente.

Sabe algo señor escriba, a veces la guerra saca lo peor de todos nosotros, yo luche por casi 15 años de mi
vida, pero aun así el ser humano es capaz de provocar tanta maldad y tanto terror contra sus prójimos, aun
así, creo que la crueldad a veces debe funcionar señor escriba, pero creo que esto termina aquí. De repente el
viejo se esfuma ante la mirada atenta del escriba, a su vez toma un pedazo de papel y escribe algo que
coloca dentro del tubo con la declaración del viejo y como alma que llevan los espíritus lo metió en una urna
designada para aquel hombre fallecido y así fue como aquel mito de la legión que seguirá siendo un mito
heroico para el imperio.
Los apestados
Las prisiones de los orkuns era un lugar que solo podría describirse como el infierno más grande al que un
ser humano podría ser sometido, según algunos de los que han sobrevivido las prisiones orkun son una
colmena de cemento y ladrillo, se les llama colmenas porque los edificios de los mismos son de esta forma y
lo cierto es que esto tiene una función aterradora y alienante, estar en los pisos más altos de la colmena era
el paraíso para los criminales, había luz y la comida no llegaba con larvas de tábanos en crecimiento; los
pisos medios eran el purgatorio más horrendo, si bien aún veías luz , era por pocas horas, debías compartir
celda con otros personajes y la hora de la comida era una pelea entre animales, no seres racionales, sino
animales, y por último en la zona baja, ¡oh! Aquel infierno, la zona baja de esta colmena era el lugar de “los
apestados” este término eufemístico era dedicado en especial para los caídos en los asedios orkuns contra los
humanos, es decir los soldados imperiales capturados en las ciudades ocupadas por estos, pero lo cierto es
que los apestados no solo eran hombres de segunda para estos orkuns, sino también para los mismos
humanos después de que volvías a casa.

Esta historia es de un apestado que volvió a casa, pero, sin embargo, esto fue algo peor de lo que vivió en
aquellas celdas orkuns.

Mi nombre es Magnus, no tengo apellido ya que soy un hijo natural, no porque mi padre abandonara a mi
madre, sino porque el murió antes de llevarme al templo y ponerme su apellido, peleo en el sur contra los
enemigos del imperio de armadura negra y ruidos extraños y lo mataron , tras 5 años de vivir en el campo
labrando con ayuda de bueyes, me quede solo, mi madre murió de peste y en ese punto mi vida quedo hecha
añicos, tenía 12 años, los dueños del terreno me echaron y me dedique a vagar entre pequeños terrenos hasta
que cumplí los 17 años, la edad que permite el ejército imperial para unirse y tome la decisión de
desenfundar la espada y al menos tener una comida decente. Mi camino en aquel ejercito fue difícil, pero
ahora lo valoro mucho, debíamos madrugar y cuidar tus armas como si fueran una extensión de tu cuerpo, yo
fui designado como arquero, ya que tenía buena puntería y además porque traía las mejores criaturas para la
cena, eso fue durante casi 3 años, hasta que nuestro grupo fue enviado a su primera experiencia contra el
enemigo y aquí empezó, en parte, mi tormentoso camino.

El territorio de akayai era uno de los lugares fundacionales de los orkuns, era un territorio muy accidentado y
con varias montañas que ni la cabra más experta podría sortear con facilidad, los caminos de allí eran
laberinticos y eso en parte provoco que en el momento final del asedio nos pudieran atrapar como a gallinas
en un corral. Legamos allí en medio de un momento de crisis de la pequeña ciudad de apullonia, era un sitio
pequeño pero muy bien defendido, muros naturales mezclados con otros hechos por nuestro ejército tras
ocupar aquel lugar, y lo peor es que en aquel momento allí llegaba el invierno al lugar y la comida escaseaba
a nivel altos, tanto era así que había mujeres, viudas con finados productos de la guerra, que ofrecían
servicios de compañía y de otras cosas a cambio de comida o al menos monedas para comprar un trozo de
pan o un pedazo de cerdo, no faltaban los bardos itinerantes que contaban leyendas como la de los sangres
roja, una vieja tribu orkun que se bañaba en sangre de sus enemigos para tener mayor vida, pero pronto el
mito se volvió realidad.

El asedio.
Había empezado la primavera hacia poco, nuestros exploradores habían reportado avances orkuns rápidos
cerca del territorio, incluso un batallón de infantería dorada, la elite del ejército imperial fue derrotada sin
piedad por nuestros sitiadores, el temor, como es previsible, se apodero de la población y pues en aquel
punto vimos lo cruel que podría ser el imperio con tal de defender un territorio de aquel rival tan odiado,
prohibieron la salida de la gente de la ciudad e incluso se ejecutaron a compañeros que desertaron del
ejército y en ese momento todo empezó mal, tres días después de la derrota de la infantería dorada
empezaron a caer las primeras flechas dentro de la ciudad, la pequeña ciudad empezó a ser asediada,
nosotros contábamos con pocos recursos defensivos, alguna balista en mal estado y pues una catapulta llena
de termitas, lo cual no nos daba una larga esperanza para sobrevivir y demás nos muestra como los dorados
eran más importantes que las reservas de pequeñas ciudades, la gente se escondía en sus casas, mientras que
las oleadas orkuns buscaban entrar en la ciudad, los primeros dos días del asedio fueron un infierno en vida.

Yo era el líder de los arqueros apostados en lo alto de las murallas, en casi tres horas me podía gastar un
carcaj en solo disparar hacia cabezas orkuns, pero muchos de nuestros arqueros eran gente inexperta y con
puntería de mierda. Llegamos a la primera semana del asedio y teníamos una situación desesperanzadora,
las casas de algunos ciudadanos eran escombros, por otro lado, nuestro comandante era un cobarde que solo
ordenaba desde el despacho de la ciudad, ubicado en el interior de la ciudad, nuestros únicos respaldos del
imperio eran dirigibles que llegaban cada tercer día con más armas y algunos enanos y elfos de la luz para
engrosar el número de fuerzas, por otro lado la ciudadanía fue obligada a picar piedra para la catapulta, hasta
los niños debían picar y pues así pasaron las semanas y semanas, el primer mes del asedio fue algo tranquilo,
pero algo más grande venia por nosotros.

Un mes y una semana habían pasado del asedio cuando los orkuns rodearon la ciudad y eso prácticamente
fue nuestra condena, los ciudadanos ya no querían picar más piedra y debimos ejecutar a civiles rebeldes,
algunos querían entregar la ciudad, y eso empezó a balancear las cosas hacia los orkuns, en las noches los
bastardos nos enviaban bolas de fuego para evitarnos dormir, a veces debíamos preparar agua en baldes para
apagar los incendios, y eso obviamente nos impedía dormir , y eso se reflejó en la última semana del asedio;
los ciudadanos empezaron a pedir evacuar la ciudad y el comandante, consciente de que una rebelión mas no
sería bueno para el ejército, así que empezamos a evacuar ciudadanos por las alcantarillas de la ciudad, era
algo inseguras, pero era nuestra única alternativa, se inició liberando a las mujeres y niños, eran protegidos
por una escolta de los soldados más viejos y así se hizo durante tres días, hasta que al final solo quedamos 15
soldados defendiendo la ciudad, muchos eran enanos, elfos y soldados más jóvenes, lo cual obviamente
indicaba que seriamos los sacrificados.

De pronto los orkuns entraron a la ciudad, aquellos barbaros estaban enojados, puesto que alguien les alerto
de la evacuación de los civiles, nosotros, los esperábamos escondidos en casas para crear emboscadas y
atacarlos y eso funciono de una manera Excelente, nos llevamos algunos orkuns durante su entrada, pero el
problema es que eran demasiados y así pues tras una larga tarde de combates nos atraparon y nos engrillaron
con cadenas, aquí empezaba mi periplo por los tres lugares donde estaría durante casi 5 años de encierro en
las colmenas orkun. En un principio fuimos transportados en carretas larga, como si fuéramos ganado, hasta
el primer lugar de mi travesía: el campo de 2- k.

Campo 2- k

Mi primera impresión de aquel lugar es que no sería del todo malo ser prisionero, pero esa impresión duro
poco, fuimos llevado a una sección donde los prisioneros recién llegados debíamos realizar labores agrícolas
y ganaderas durante casi 12 horas diarias, yo debía preparar la tierra y colocar semillas para preparar
alimento para las tropas y los mejores prisioneros de aquel campo. En este punto se preguntará porque
muchas de las historias de prisioneros en tierra orkun muestran que los humanos somos usados para labores
de labriego e incluso de construcción y lo cierto es que la federación orkun es una sociedad esclavista,
demasiado esclavista, muchos de los altos cargos orkuns tenían sirvientes humanos para la labor de crianza
de niños o en la cocina, y si bien algunos podían obtener derechos con el tiempo, yo no deseaba quedarme
allí por mucho tiempo, sin embargo, mi esperanza de salir se dañó tras un intento de fuga de otro prisionero,
era llamado slikgta, el tipo se fugó en una noche de invierno en aquel lugar, durante días sufrimos castigos
físicos por acusarnos de ayudarlo a huir, pero a los tres días lo encontraron y lo ahorcaron sin mediar palabra.
Yo me mantuve bien allí durante casi dos años, sin embargo, toda esperanza de durar allí terminó en un
plumazo, en los últimos meses allí veíamos como prisioneros de rangos más altos eran evacuados de manera
rápida y mientras nosotros construíamos muros de piedra para colocar puestos de defensa, según los rumores
el imperio había recuperado la ciudad que habíamos perdido hacía tiempo y avancé cada vez más por el
territorio, finalmente fuimos nosotros los evacuados, pero a diferencia de los anteriores nosotros fuimos
evacuados a pie, las marchas duraban casi 15 horas, al fondo podías huir catapultas sonar y soldados
dorados masacrando a los orkuns. Tras tres días de caminata llegamos a un puesto fluvial, fuimos repartidos
en tres grupos para llevarnos a diferentes destinos, los barbaros eran muy listos y se curaban en salud
evitando rebeliones de esclavos, yo y mi grupo fuimos llevados a una colmena en el sur llamada f- 89, era
llamada la trampa de hielo ya que en aquel sitio el invierno duraba más tiempo que en otras partes, lo peor de
este traslado es que muchos de mis compañeros fueron ejecutados, ya que algunos por problemas de salud no
era viable trasladarlos, pero así inicio nuestro viaje hacia aquella colmena por medio de botes medianos
bien construidos con varias armas defensivas y empezó nuestro recorrido hacia f – 89.

F – 89

El viaje fluvial fue una odisea digna de ser mencionada por algún bardo de medio pelo, la mediana
embarcación se contoneaba en el agua como si fuera una bailarina de bailes exóticos del este, por otro lado,
muchos de los compañeros de aquella travesía no llegarían a aquella colmena, lo que debo rescatar de esto es
que los orkuns son más limpios en el tema de deshacerse de los cadáveres, nosotros, y con esto me refiero al
imperio, los enterramos a las malas y de vez en cuando los quemamos, en cambio los orkuns son más
higiénicos en ese campo, arropan los cuerpos con mantas blancas y luego los queman de manera casi
espiritual y ceremonial; tiempo después me entere que esto lo hacían básicamente por el respeto a todos los
entes de la vida en el universo, así fueran enemigos o no, por lo tanto el respeto hacia el alma es casi
reverencial. Tras estos eventos en más o menos unos 24 días llegamos a un gran arco de mármol con una
leyenda en idioma orkun, creo que significaba: “dejad vuestros cuerpos aquí, ya que vuestras almas serán
libres” lindo mensaje para empezar en aquel lugar.

Aquella colmena era llamada la pescadería de la confederación, puesto que mucho del pescado era llevado a
mercados del lugar, incluso se sabía que algunos pescados exóticos eran comprados, por medio del mercado
negro, por grandes ricos del imperio o de otras grandes potencias, sin embargo, aun así, a parte de la pesca
muchos de nosotros debíamos ayudar en la construcción de letrinas, cazar ciervos, recolectar alguna que otra
fruta en las tierras más primaverales de aquel lugar, la vida allí fue mejor que en el anterior campo,
obviamente no faltaron los castigos, los capataces de allí eran llamados los besa dedos, puesto que tenían la
costumbre de cortar dedos y llevarlos como collares de advertencia, por suerte tengo todos mis dedos, pero
de vez en cuando me azotaron por robar comida, gajes de aquel oficio, el hombre rio tras aquello. Pero la
vida nunca es algo feliz, ya estaba a puertas de cumplir un año en aquel lugar cuando ocurrió un leve motín
en la parte inferior de la colmena, los líderes de aquel sitio fueron obligados a llevar un exterminio contra
muchos de mis compañeros, muchos morían de maneras horribles, desollados, decapitados, ahorcados o en el
peor de los escenarios ahogados en el mar con más cadenas que las de un perro amarradas en el cuerpo, yo
por ser participante leve solo fui sentenciado a ser reubicado en una nueva colmena.

Yo, en parte siendo honesto, pedí la posibilidad de que me dejaran estar allí y ayudaría a mejorar el lugar, los
líderes de aquel lugar fueron inflexibles y tras mis ruegos fui sentenciado a la colmena AA1, o como la
llamaban algunos orkuns guardias del lugar: el infierno rojo, yo debí esperar casi un mes para mi traslado,
puesto que el clima hacía imposible el tránsito por aquel lugar, tras eso fui llevado a el infierno rojo y debo
decirle que si usted piensa que los orkuns no se superan en el tema de crear lugares de reclusión, déjeme
decirle que AA1 era el infierno hecho vida.

AA1

El viaje hasta aquel sitio era un paseo entre caminos orkuns bien hechos, ya que esta colmena quedaba cerca
de la capital religiosa de la confederación: Nautkit, su apodo del infierno rojo procedía de que el sitio o la
colmena principal había sido hecha de ladrillo color rojo sangre, además del trato a los prisioneros de guerra
humanos en aquel lugar. Muchas historias contaban que los prisioneros humanos a veces eran ejecutados de
formas bestiales como el desollamiento, ser desmembrados por criaturas de los orkuns o una mucho peor, era
llamada la danza, consistía en marear dándole vueltas a los prisioneros y después una parvada de flechas les
eran enviadas mientras ellos corrían, pero bueno eso quizás eran rumores, tras un viaje de una semana llegue
a AA1 y la grandeza de aquel lugar era de admirar.
La entrada era un arco de mármol enorme, en un principio pensé que esto sería el paraíso, pero tras unas
vistas lindas me di cuenta de la cruel verdad, fuimos soltados en un punto alejado de aquellas bellezas
arquitectónicas y fuimos obligados a caminar por un camino de tierra bastante húmedo, suponga usted que
no llevábamos sino sandalias de mala calidad, yo hacia la mitad del recorrido no sentí mis suelas, muchos de
mis compañeros estaban muy exhaustos, hasta tal grado que los más fuertes debimos cargar a muchos de
ellos, aparte de que los orkuns les encantaba lanzarnos piedras en la cara o hacernos caer para azotarnos con
sus cadenas, escucha bien cadenas, eso deja secuelas más duras – el hombre muestra varias marcas de
cadenas en las piernas - finalmente tras casi dos horas de caminata llegamos a el punto más bajo de la
colmena, la parte de los apestados, si de aquel lugar es de donde viene aquella palabra, ese término se refería
a que en aquel sitio la basura era llevada, así que habría moscas de manera constante y aquel arco de mármol
inicial se volvió en una cerca de madera con pinchos metálicos insertados para impedir el escape de
prisioneros.

Lo primero que paso allí y que me dejo perplejo fue la quita de ropa y pertenencias que nos hicieron, en un
cuarto de baños algo destartalado, el líder de aquellos guardias era un orkun mayor, tenía una bandana que
cubría su ojo derecho, con voz petulante nos dijo – quitaos las prendas y pónganse estas prendas de color
rojo, a partir de hoy son parias, no son ni humanos, son parias, que le s quede claro – yo me impresione con
esto, pero eso solo fue el comienzo. Las celdas de aquel sitio era un espacio mínimo y metían entre 3 a 7
prisioneros, dormir era un privilegio, ya que los putos guardias podían a veces hacer ruido a propósito para
provocarnos agobio, yo tarde unos meses en adaptarme a esta especie de vida en AA1.

A diferencia de los anteriores lugares donde había estado antes, esta colmena no tenía alguna función en
especial, quiero decir no retribuía nada para la comunidad, nuestra única labor allí era limpiar el sistema de
alcantarillado de la colmena, limpiábamos mierda constantemente y debíamos contribuir a que hubiera agua
limpia en aquel sitio, en un principio éramos albañiles y arregla acueductos, y eso en parte no fue una mala
experiencia, lo asquerosa era tener mierda de los seres de los pisos medios y altos en las manos te daba una
sensación de ir arriba y matarlos o hacerles tragar su caca sin contemplación. En esta labor de cuidar el
acueducto estuve unos 6 meses, luego estuve en una labor poco reconocida en aquel lugar: la jardinería, le
sonara tonto pero los orkuns tenía poco sentido de cuidado de un jardín, para ellos ver florecer una flor era
una especie de obra mágica, en ese punto debo admitir que soltaba una que otra risa en mis descansos
cuidando los arbustos, me sentía poderoso ante aquellos analfabetos de las flores, pero aun así vi una
solución que me ayudaría a lograr estatus en aquel sitio.

Al ser uno de los pocos prisioneros del lugar que había vivido casi toda su vida en el campo que estaba en
aquella colmena, ya que casi todos mis compañeros eran ganaderos o ingenieros me aproveche de una
costumbre que teníamos en mi tierra para ayudar a las cosechas a crecer: el uso de fertilizante natural o más
simple la mierda de orkun, ogro, troll y toda criatura de los pisos superiores para ayudar en la jardinería de la
colmena, suena a algo asqueroso, no por nada en nuestra sociedad imperial los campesinos y los jardineros
son vistos como escoria, pero escoria muy útil, en un principio el proyecto de jardinería fue lento y los
orkuns se molestaban de manera bastante agresiva ya que ellos son de que las cosas fueran más rápido, sin
embargo en cuestión de unos meses las flores de aquel bello jardín de esta colmena empezaron a florecer,
algo extraño que creemos mucho en el imperio de stharium vemos a los orkuns como enemigos de lo bello,
sin embargo, muchos de ellos entienden y comprenden lo bello, incluso mucho mejor que nosotros, pero
obviamente a veces debemos deshumanizar al enemigo para mantener esta guerra. Con los meses pasando
los orkuns veían maravillados el poco arreglo de jardinería que yo conocía, me llaman el brujo de las flores y
pues eso me dio cierta ayuda en aquel lugar, pero no todo duraba para siempre.

Ya llevaba casi 22 meses en aquella colmena cuando la situación de la confederación se puso bastante
compleja, el anterior emperador, el cual apodaban el pacifico de manera eufemística había logrado
conquistar la costa norte de la confederación, lo cual hizo que estos tuvieran que prepararse para la guerra,
otra vez, en este caso los prisioneros humanos nos volvimos un recurso esencial, por mi parte mis
conocimientos del campo, si somos concretos, me ayudarían en parte a lograr mi fuga de aquel lugar e
iniciar mi periplo al imperio.

Epilogo.
Lo próximo que le contare hace parte de esas historias que nunca se cuentan en nuestras crónicas, mientras
que la guerra se iba a iniciar los orkuns permitieron que casi 12000 prisioneros muy mayores volvieran al
imperio, por lo menos para morir en libertad, ellos se fueron felices, pero un tiempo después cuando volví al
imperio me entere que muchos murieron en asilos o incluso en la calle como si fueran perros y el imperio
parecía considerarlos ciudadanos de tercera a pesar de que ellos eran leales a aquel aparato. Por mi parte yo
debí quedarme y fui llevado a un campo de cultivo donde seriamos usados como labriegos esclavos para
alimentar a los orkuns, pero eso al final no sucedió.

Dos semanas después de que los abuelos se fueran yo nuevamente fui movilizado de AA1 hacia campos de
cultivo, el problema es que en esta ocasión el viaje no sería en carretas o fluvial, tendríamos que ir hacia allí
a pie, yo para ese punto prefería morir, los viajes a pie eran de casi 8 horas, aunque a veces podía hacerse
recorridos de 12 0 15 horas ya que nuestra mano de obra esclava era esencial, pero todo cambio tras el tercer
día de viaje, llegaron reportes de un ataque de dirigibles imperiales matando a varios prisioneros y orkuns en
el proceso, eso hizo que los capataces hicieran que avanzáramos en la noche o por caminos boscosos,
incluso algunos orkuns se nos mofaban por la muerte de inocentes, pero aun así viajamos unos días más.

En el quinto día de viaje, ocurrió el hecho que me llevo a que este aquí, era la madrugada, apenas en la
oscuridad caminamos unas 5 horas, era difícil ya que la oscuridad impedía el buen avance de los esclavos,
pero obviamente ya era tarde un dirigible avanzaba encima de nosotros lanzo un líquido viscoso, era
alquitrán caliente y varios de mis compañeros murieron a causa de este y luego una flecha con fuego cayó
sobre ellos y los gritos de estos invadieron mis oídos y yo aproveche eso para escapar, no sabía dónde
estaba, y la oscuridad no acompañaba, los perros de los capataces me buscaban pero ya era tarde, debía huir
de allí cuanto antes pero de repente caí por un acantilado y parece que en ese punto acabo mi pesadilla.

Desperté unos días después en una pequeña choza, me atendió una mujer joven de cabellos negros, era
humana, la cual tiempo después se volvió mi esposa, me conto que me encontraron cerca de unas rocas con
algunos golpes y que me curaron, sin embargo, antes de llevarme tuvieron que desnudarme puesto que la
gente de las aldeas fronterizas odian a los apestados, tras recuperarme y casarme con mi cuidandera me fui
al oeste del imperio, pero obviamente en el trayecto me sentí como si fuera alguien diferente en este mundo

Ahora en retrospectiva veo como para la gente el simple terminado apestado le produce asco u odio, y en
parte es culpa de este imperio que ha educado sobre la base de que el débil es el que se rinde y se queda con
el enemigo y el valiente es el que muere en batalla, pero bueno yo soy un apestado y no reniego de eso.

Las guerras en otro hemisferio

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