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La situación comienza con la creación del Internet y su rápida adopción por parte del público,
lo que llevó a los inversores a ver una revolución tecnológica asociada a fuente de riquezas
sin fondo, pero claro que esto tendría un final.
Entre 1990 y el 2000 se crearon miles de empresas gracias a la confianza de los
inversores en todo lo que tuviese un dominio .com, pero los economistas más realistas
podían ver que toda esta euforia desembocaría en una caída de precios y por tanto una
crisis, pues el pozo sin fondo de ganancias que se creía ver realmente no existía. El 10 de
marzo del 2000, la bolsa de valores NASDAQ alcanzó un máximo valor histórico, después
todo empezó a caer durante 30 meses, causando en el 2001 una crisis económica por el
hecho de que ya nadie quería comprar acciones en compañías punto com. Esto causó la
quiebra de muchas empresas, pero otras lo supieron aprovechar comprando a las pequeñas
y quedándose sin competencia; el público general aún necesitaba servicios web, y esto
impulsó el crecimiento de compañias como yahoo o amazon.
De acontecimientos como este debemos reconocer que las nuevas tecnologías pueden
traer grandes beneficios económicos pero se debe permanecer fuera de la euforia y no
dejarse llevar por la codicia. Por otro lado, toda burbuja económica deja algo positivo, en este
caso fue el rápido desarrollo de Internet y la infraestructura creada para su transmisión.