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¿Dónde está María?

Cuentos originales
Autor:
Silvia García
Edades:
A partir de 6 años
Valores:
arrepentimiento, aprendizaje
Cuando Ramón escuchó en su móvil el
sonido de un mensaje nuevo y tardó en
darse cuenta de que algo no iba bien. El
mensaje era de su hermana María, que
en ese momento dormía en la cama de
al lado, en la misma habitación.
Entonces, si estaba profundamente
dormida, ¿cómo era posible que le
hubiese escrito un mensaje?

Alguno de los amigos de Ramón eran


sonámbulos, pero ella no, María no lo
era. De hecho, María era la primera en
irse a la cama en casa. Después de
cenar, ayudaba a su hermano a fregar
los platos y a barrer el suelo del
comedor. Después se iba con su taza de
leche con cacao a la cama a leer un
rato. Lo raro era que ese día no se había
llevado la bebida a la cama y sobre la mesita no había ningún libro.

La cosa se puso aún más complicada cuando, intrigado tras recibir el mensaje, Ramón se
levantó y se acercó a la cama de su hermana. Tocó el edredón y al momento se dio cuenta
de que María no estaba debajo. Su hermana siempre se tapaba mucho, hasta la nariz o más
incluso. Por eso mismo, Ramón retiró totalmente la manta. Nada, ni rastro. Sólo los
calcetines de lana que le había hecho la abuela y que se ponía en invierno para dormir.

Ramón miró en el baño y en la cocina, en el balcón y en los armarios. No había ninguna


pista que le indicase qué había podido pasar con su hermana María. Como ya había
empezado a ponerse algo nervioso, corrió a la habitación de sus padres. Fue tan rápido que
al entrar tropezó con la alfombra y cayó de bruces a los pies de la cama. Su madre se
despertó de golpe y su padre algo después.

-María no está, no la encuentro y sólo veo sus calcetines- les dijo casi sin respiración.

-No entiendo, ¿cómo que no está? No son horas para andar jugando al escondite, Ramón- le
dijo su madre algo molesta.
-No estamos jugando mamá, de verdad que no la encuentro.

Pronto sus padres se dieron cuenta de que no era ninguna broma y llamaron a la policía. A
la media hora aparecieron dos agentes, pero no venían solos. Les acompañaba María.
Estaba vestida con un chándal y con sus rizos despeinados.

- Ha aparecido en el colegio, señores,


estaba sentada justo a la entrada del patio.

El colegio estaba cerca de su casa, así que el recorrido que había hecho María era corto.
Explicó algo avergonzada que había ido en plena noche al colegio para practicar con el
potro. Al día siguiente tenía la prueba en la clase de gimnasia y quería hacerlo muy bien,
porque además le daba algo de miedo caerse.

Aunque sus padres la regañaron, estaban muy aliviados de que hubiese aparecido, así que el
castigo no fue muy severo. Ramón entendió que María le había mandado el mensaje desde
el colegio para que no le dijese nada a sus padres si no la veía en la habitación. No le dio
más vueltas porque él también estaba muy aliviado.

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