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El monstruo verde

Cuentos originales
Autor:
Silvia García
Edades:
A partir de 6 años
Valores:
superación, optimismo, actitud positiva
Una noche muy muy oscura, de esas en las que no se ve la luna, Javier estaba
intentando dormirse mientras su hermana mayor Liliana le leía un estupendo cuento de
dragones y caballeros. Cuando llegó el trozo del cuento donde el dragón golpeaba al
caballero, Javier se acordó de que al día siguiente tenía que leer su redacción en voz alta y
se empezó a poner nervioso

- No voy a poder, la voy a tener mal hecha, los niños se reirán… - pensaba el pequeño
Javier.

Su hermana le tocó el hombro:


- Javier, ¿Me estas escuchando? Tienes mala cara.
- Sí, sí, perdona Lili.

Cuando el cuento se acabó y su hermana apagó la luz Javier decidió que tenía que hacer un
esfuerzo por dormirse y ya mañana pensaría en la redacción.

Una vez dormido empezó a ver en sueños una mano verde que salía de su armario. Se
levantó de la cama y fue a ver que era aquello viscoso y verde que se adentraba en su
cuarto.
Cuando se acercó a la puerta, un enorme monstruo con un gran ojo se presentó delante de
él. Javier lanzó un grito:
- ¡¡Aaahhh!! ¡No me hagas nada por favor! ¿Quién eres?
- Soy el monstruo verde. El monstruo de los miedos. Y vengo a decirte que mañana te va a
salir todo fatal... Tú no estas preparado para leer redacciones en clase y ya verás como la
profesora te pone un cero y los compañeros se ríen de ti, incluso nadie querrá volver a jugar
contigo en el recreo. ¡Ja, ja, ja!
- ¡No, Monstruo verde! ¡Déjame, déjame!
E n ese momento, Javier notó una mano
que le balanceba de un lado a otro:
- Javier, ¿qué pasa? ¿estás bien, hijo? - le dijo su madre despertándole.
- Mamá, un horrible monstruo me quería atrapar y me decía que no iba a hacer bien las
cosas en el cole, y que me iba a quedar sin amigos…
- No te preocupes hijo, era solo una pesadilla. Si vuelve a aparecer, lo que debes hacer es
decir en voz alta: “Yo puedo, yo puedo, yo puedo. Si lo intento todo saldrá bien”.
- Vale mamá.

Javier volvió a la cama más tranquilo y curiosamente, el Monstruo verde no volvió a


aparecer en sus sueños y al día siguiente leyó la redacción sin equivocarse ni una sola vez.

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