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Resumen Camas calientes

Eugenia había llegado a esta ciudad en medio de la confusión, pues no tenía quien la recibiera
ni orientara, todo lo había hecho por su cuenta, se había hospedado en un hotel cerca de los
embajadores, buscaba un trabajo y sitio donde vivir, comenzaba a desesperar por que no
hallaba ni lo uno ni lo otro y el poco dinero que había traído ya se le estaba acabando.

Cuando su ánimo se estaba decayendo y pensaba en el retorno después del fracaso, fue
aceptada para realizar labores domésticas en la residencia de una familia en el barrio de
Salamanca, ahí aprendió su primera lección de vida al tener que doblegar su orgullo y olvidarse
tal vez para siempre que en su país tuvo su propia casa y por mucho tiempo fue la patrona de
su empleada doméstica, se le quebraba la voz al contar las humildes tareas que había tenido
que realizar. Siete meses le duró ese empleo y salió de allí porque encontró uno mas cerca del
lugar donde vivía y con mejor sueldo, para esa época se fue a vivir a Tetuán donde compartía
piso con 6 personas. Hasta entonces había trabajado en 5 lugares donde había aprendido a
trabajar con gente de toda condición unos generosos, otros mezquinos y autoritarios, aprendió
a tratar a la gente de pronto ya sabia cuando debía hablar y cuando quedarme callada solo con
verlos ya intuía que clase de personas eran y como tenía que dirigirme a ellos.

Los ojos se le enrojecían al narrarle a su hija lo duro que ha sido su vida desde que llegó a este
país, Daniela la escuchaba sin opinar, pero hilvanando la conversación con preguntas ya que
quería enterarse todo lo que había pasado en estos largos años de separación.

Lo más difícil para Eugenia ha sido la separación con su hija Daniela, todas las tardes después
de llegar al barrio donde vivía y antes de entrar a su habitación, se sentaba en el parque para
evocar a Daniela, al menos verla en su imaginación, temía que su padre influyera para que la
olvidar y la odiara por haberla dejado, tantas veces ha estado a punto de dejar todo y volver a
su país y volver por Daniela, pero Eugenia ha querido demostrar que puede salir adelante sola
y darle lo mejor a su hija.

Entraba la noche en Madrid, Eugenia y Daniela Conversaban en una banca del parque de Ascao
junto a la iglesia de San Romualdo.

Aún faltaban horas interminables de relatos donde contar la vida de Eugenia, ambas estaban
en desahogo les hacía falta esta conversación para reconocerse y saber como era en ese
instante sus vidas. Daniela le toco madurar a temprana edad, pues no era la misma niña que
dejo su madre 3 años atrás ahora se topa con una adolescente a la que tenía que conocer.

Eugenia entre tantas experiencias que les conversó a Daniela, estaba que una vez le tocó
compartir la cama con gente extraña que no conocía, pues sus amigas trabajan por la noche y
tenían que dormir en el día, le ha tocado lidiar con gente de toda condición.

Salió de ese piso ya que había un paisano abusivo y borracho y para el colmo apestaba, ya no
los soportaba y se fue a vivir a Carabanchel con 2 mujeres colombianas y una pareja de
esposos ecuatoriano, ahí tampoco le fue bien, pues a menudo se le perdían sus cosas,
tomaban de sus víveres, otras jabones y detergentes y por último se le perdió su anillo que le
había regalado su madre antes que se casara. En tanto trasteo le sirvió a Eugenia para
conocer la ciudad, pero también eso te estar de un lado a otro sin estabilizarse es muy terrible.

La noche llegó de manera definitiva y mientras se dirigían hacía su piso continuaban con su
conversación.
Daniela observaba el rostro de su madre para ver si estos padecimientos le habían dejado
huellas, pero no las detectó, al contrario, la vio muy bien conservada.

Entre el largo diálogo que su madre le habló de sus trabajos y de sus continuos cambios de
domicilio, Daniela se dio cuenta que no le había contado de su vida sentimental, pues esa área
no se la revelaría tan fácilmente porque debía considerarla una niña a la que no podía contarle
de ese tema, mientras Eugenia hablaba Daniela trataba de llevar el camino hacía esa incógnita
pero su madre los esquivaba con inteligencia, en su relato solo hablo e todo lo que le causo
dolor, nunca mencionó nada que le proporcionara felicidad.

El primer lunes en Madrid, Eugenia matriculó a Daniela en un instituto, ese día era el inicio de
clases en España, pues su madre había planificado su llegada de modo que en que no pasará ni
un día sin estudiar.

Ese inolvidable lunes en donde llegó a aquel instituto largos pasillos, patios, paredes todo el
ambiente era extraño.

Su madre le entregó sus documentos estudiantiles, Daniela sentía temor debido a esta nueva
etapa en su vida, se repetía mentalmente que ya en unas horas vería como estaba rodeada de
nuevos amigos, sin embargo, los temores no la dejaban. Un inspector la dirigió hacia su aula,
de pronto Daniela ya estaba ubicada en su pupitre en medio del aula de clases, más sola que
nunca, solo se percató que tenía compañeros varones, era algo novedoso en si vida colegiala
ya que ella en Ecuador había estudiado en colegios privados de puras chicas.

No sabia que actitud tomar frente a sus compañeros, no encontraba la manera espontánea de
comunicarse con ellos, de modo que dejó que ellos tomasen la iniciativa en hablarle.

El ambiente era muy diferente a los de sus colegios en los que había estudiado en Quito o
Cuenca, iba a demorar mucho en adaptarse a este nuevo cambio.

Al salir del instituto su madre la esperaba, en ese primer día de clases Daniela salió en medio
de la confusión, pues no era la expectativa que había soñado, ese mismo día su madre le
pregunto como le había ido a lo que ella respondió sin rodeos que mal, no me acostumbro a
mis maestros, ni de que hablaban mucho menos a sus compañeros.

Daniela le contó a su madre que había visto a chicas menores de su edad fumando en ciertos
rincones y hablando con unas palabras que salían con una naturalidad increíble, su madre le
dijo que con el paso de tiempo se adaptaría, pues Daniela quería que así fuera pero no lo veía
posible era un nuevo ambiente de estudio al que no estaba acostumbrada, sus compañeros le
parecían desagradables, de modo que cada mañana iba sin una gota de entusiasmo al
instituto.

Las calificaciones bajas no demoraron en aparecer, muy distintas a las que obtenía en su país,
donde era una de las mejores de la clase, pues era entendible la situación del porque se dio
este bajo rendimiento escolar.

Con el paso de los días aprendía nuevas costumbres de sus compañeros, de las malas, vio
como se drogaban con la mayor naturalidad y temía a que fueran hacer algún tipo de forcejeo
para que ella también lo hiciera, también descubrió que sus compañeros tenían preservativos,
y que hablaban de sus actividades sexuales libremente.

Daniela se cuestionaba muchas preguntas del porque esta naturalidad al hablar de estos
temas, no los comprendía definitivamente, muchas veces escuchó hablar como las chicas
tenían relaciones sexuales con el chico que les gustaba y que alguna de ellas haberlo hecho
con casi todos los de su clase.

Para ese entonces Daniela, tenía una ligera amistad con Maricarmen y Sonsoles, que al verla
sola decidieron acercarse a ella, comenzó a salir con ellas todas las tardes a conocer la ciudad,
por casualidad conoció a Xavier Arencibia un compañero de aula diferente a los chicos
alocados, extravagantes y con costumbres diferentes a las de ella, es decir, demasiado
europeos para mi aun enraizado carácter sudamericano.

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