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LAS COSAS QUE ESCUCHAMOS SIN MOVERNOS

Escrito Por:
Lucas Serrano

Basado en el cuento homónimo de Juan de Dios Trah

RNC: 4798
granourbano@gmail.com
0426-4965785
INT. DEPÓSITO. DÍA
SOLEDAD (18) está sola en el depósito esperando a que
regrese GISEL (18). Se encuentra parada, vestida con prendas
de casa (un short y una frenelilla), y risueña, muy cerca de
la pared del fondo. El depósito es un lugar algo desordenado
con varias cosas. El PLANO es simétrico: Soledad en el
medio, un pequeño camino delineado por la falta de cosas, y
a ambos lados los diferentes artefactos, cajas, entre otros,
que se encuentran a resguardo en esa habitación. Hay una luz
particular que viene de la abertura de la puerta de entrada
al depósito. Soledad está iluminada por ella.
Entra Gisel, la puerta se abre y la luz se expande en el
recinto.
SOLEDAD
Marica. ¿Pa dónde fuiste?
Suena un maraqueo de madera.
GISEL
Fui a buscar una vaina.

SOLEDAD
¿Qué? ¿Porno?
Entra Gisel al PLANO con una tablero de ajedrez en los
brazos. Soledad a la izquierda, siempre.

GISEL
No vale. Tú si eres sádica...
SOLEDAD GISEL
¿Qué vaina es esa? Fui a buscar esto.

SOLEDAD
Ajá. ¿Y pa eso me trajiste pa este
fin de mundo?
Gisel mira recriminante a Soledad.

GISEL SOLEDAD
¿Tú no me dijste ayer que No cerraste la puerta.
querías aprender a jugar
ajedrez?

GISEL
(voltea rápido)
Coño. Agarra aquí.

(CONTINÚA)
CONTINÚA: 2.

Gisel le da el tablero a Soledad. Ella lo sostiene sonriente


mientras Gisel va a cerrar la puerta, dejándola entre
abierta.

GISEL
(mientras va y viene)
Coño. Tú me dijiste anoche que el
otro día te habías encontrado con
el carajito este... no me acuerdo
cómo...
SOLEDAD
Ricardo.
GISEL
¿Ricardo? ¿Y no era Fermín?
Soledad suelta una risotada, al punto de casi dejar caer el
tablero de ajedrez. Gisel se lo quita.
GISEL
¡Cuidao, mamagüeba!
SOLEDAD
Gafa. Qué Fermín. En el instituto
no había nadie con ese nombre.

GISEL
¿Qué sabes tú?
SOLEDAD
Ajá. Yo te dije lo que te dije,
pero no era como pa que me trajeras
pa este hueco. Por un momento hasta
pensé que me querías cogé.
GISEL
(impositiva)
Siéntate.
SOLEDAD
Tá bien.
Ambas se sientan y cruzan las piernas.

GISEL
Te traje para acá porque este
tablero de ajedrez era de mi
abuelo, y mi mamá se pone burda e
ladilla cuando uno lo agarra.
Entonces aquí te puedo enseñar más
o menos cómo es la vaina, pa que
cuando te encuentres con Richard no
quedes como una bruta.

(CONTINÚA)
CONTINÚA: 3.

SOLEDAD
Ok. Pero, te aclaro que, en primer
lugar, el nombre del güebón ese es
Ricardo, no "Richard"; en segundo
lugar, no es que me GUSTE ASÍ,
BURDA como para ponerme en este
polvero a aprender a jugar esa
mierda; y tercero: bruta tus
nalgas.
GISEL
Yo creo que si hubiera traido la
laptop con unas porno estarías más
abierta...
SOLEDAD GISEL
Abiertísima. Que no te ...y con una actitud menos
quede duda. repelente.

Rién mientras Gisel abre el tablero y va acomodando las


piezas.

SOLEDAD
Coño.
GISEL
¿Qué?

SOLEDAD
Que por lo menos este se ve que es
un bicho pro, y no las vainas esas
que traen las piezas en una bolsita
y con el tablero de cartulina.
GISEL
Nop. Según mi mamá, vale una
platica. Pero yo no creo.

En la pequeña pausa, Soledad mira a su alrededor, mueve las


manos, se sacude las rodillas, hace sonidos resoplando la
boca, le acomoda el pelo a Gisel, mientras esta se encuentra
absorta acomodando las piezas en el tablero.
GISEL
Básicamente en el ajedrez hay dos
bandos: las blancas y las negras.
SOLEDAD
Yo soy las blancas.

(CONTINÚA)
CONTINÚA: 4.

GISEL
Ya-va.
Soledad hace un puchero.

GISEL
Sin embargo, esa sería la única
diferencia entre ambas (Soledad
hace el intento de hablar). No me
vayas a salir con una vaina racista
porque te cacheteo.

Soledad cruza los brazos y pega su barbilla del pecho.


GISEL
Ajá, carajita. Párame bola. El
color es la única diferencia entre
los dos bandos, porque, tanto las
piezas, como los movimientos de las
mismas, son exactamente iguales
para todas. Entonces vamos primero
con los más sencillos: los peones.

Soledad chasquea sus dedos con emoción en la cara de Gisel.


SOLEDAD
¡Los peones son los pendejos!
Gisel la mira con seriedad, pero no puede evitar reirse al
final.
GISEL
(riendo)
Chacha pajúa. Si. (Risueña) Son los
pendejos, los bolsas, los obreros,
amas de casa, los que trabajan 12 o
14 horas pa que no les paguen un
coño, mientras los que están atrás,
sobre todo el Rey (muestra la pieza
de las blancas), y la Reina
(muestra la pieza de las negras) se
dan la gran vida. Sobre todo la
Reina.
SOLEDAD
Machista.

GISEL
¡Guat!
SOLEDAD
Que dijiste que el Rey y la Reina
son los que se dan la mejor vida a
(MÁS)
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 5.

SOLEDAD (continúa)
costa de los otros, pero
enfatizaste el que la Reina es la
que goza más.

GISEL
Verga. Qué ladilla eres.
SOLEDAD
¡Carajo! Tú si puedes hacer un
comentario machista y yo no puedo
ser racista...
GISEL SOLEDAD
¡Seguimos! Qué bolas tienes tú.

GISEL
Seguimos. (Chasquea) De todas
maneras...
SOLEDAD
Si, mi amor.
GISEL
Tú afirmación está fuera de
contexto porque hablo de la
gozadera de la Reina, en los
términos de la riqueza de
movimientos que tiene en el juego,
por encima de las otras piezas,
incluyendo el Rey, que...
Fuera del depósito empiezan a oirse voces. Las dos muchachas
voltean al mismo tiempo hacia la derecha, en dirección a lo
que escuchan. Son dos voces: la de una MUJER y un HOMBRE.

HOMBRE
...debe ser que venirte pa‘cá te
sirvió, coño e tu madre.
MUJER SOLEDAD
Matías... ¿Matías? ¿Ese no es tú
papá?

GISEL MUJER
Shhh... ...tranquilo, por favor.

HOMBRE
¡Un coño e madre! ¡Puta de mierda!

(CONTINÚA)
CONTINÚA: 6.

MUJER
Ya habíamos hablado todo lo que
teníamos que hablar...
HOMBRE
¿Qué fue lo que hablamos? Piazo e
puta.

Se escucha el golpe seco de un cuerpo cayendo al piso. Las


muchachas se alarman. Soledad se tapa la boca. Gisel se
levanta y mira hacia los lados. Detrás de ella observa una
caja lo suficientemente grande como para tapar a Soledad.

HOMBRE
¡Maldita coño e madre!
Soledad se estremece ante otro golpe seco. Se escucha a la
mujer quejarse.

SOLEDAD
¿Y ustedes no lo habían denunciado?
Gisel levanta la caja.
GISEL
Ven. Métete aquí y por nada del
mundo, sea lo que sea, NO HAGAS
RUIDO. Él no sabe que tú estás
aquí.
SOLEDAD
Marisca, ajá. ¿Y tú qué vas a
hacer?
GISEL
Coño, Sole. Por favor. Métete
debajo de la caja y pégate de la
pared.
MUJER
Ya Martin, por favor...

HOMBRE SOLEDAD
¿Dónde estará la putica e Marica. No salgas, por
mierda de la hija tuya? favor.

Gisel toma a Soledad por los hombros y la mueve hacia la


pared.

GISEL
¡Métete en la caja, y quédate
tranquila que a mi no me va a hacer
nada!

(CONTINÚA)
CONTINÚA: 7.

SOLEDAD
Chama. Por favor, no me dejes sola.
GISEL HOMBRE
(alterada) ¡Gisel! ¡Plastica e mierda!
¡Métete en la verga esa, y
no salgas! ¡Coño!

Soledad solloza y se sienta mientras Gisel la cubre con la


caja. Gisel sale del depósito dejando la puerta
entreabierta.

GISEL
¡Pero bueno, animal! ¿Qué coño te
pasa?
HOMBRE
¿Cómo que qué coño me pasa?

Gisel grita (el hombre la toma del pelo).


HOMBRE
(apretando los dientes)
¿Cómo que qué coño me pasa, falta e
respeto? ¿O usté no sabe que tiene
que hablarme con respeto?
Soledad solloza y se estremece. Se escucha un golpe, y otro,
y otro (el hombre golpea a Gisel en el estómago, ella cae al
piso, y allí le da una patada en el costado).
MUJER
¡Déjala!
HOMBRE SOLEDAD
Tranquila que tú también Ay, dios mío. Padre
vas a llevá por puta, perra nuestro, que estás en el
maldita. cielo...

HOMBRE SOLEDAD
Yo, que les di toa verga. Santificado sea... ¡ay!
Desde sacarte del barrio e ¿Qué era lo que venía?
mierda ese, ¿ah?

Un golpe. La mujer se reciente.

GISEL
(con poco aliento)
¡Deja a mi mamá!

(CONTINÚA)
CONTINÚA: 8.

Gisel vuelve a gritar (El hombre toma a su hija por el


pelo).
MUJER
(llorando)
Déjala, Matías, por favor. Coño...
Gisel grita.
MUJER
...ya habíamos hablado.

HOMBRE
¡Aquí el único que habla soy yo,
par de coños e madre! ¡Putas,
putas, putas! ¡Malditas! (se le
quiebra la voz y empieza a llorar)

SOLEDAD
Verga, pana. Estábamos tan bien.
Qué cagada, dios mío, por favor,
que no pase nada...

MUJER
¡No, Matías! Por favor...
Se escucha un disparo. Soledad ahoga un grito desesperado.
GISEL
¡MAMÁ!
(Gisel se safa del hombre, corre a revisar a su mamá).
GISEL
(llorando alterada)
¡Eres una mierd...
Se escucha otro disparo. Soledad vuelve a ahogar un grito.
La caja se estremece. Hay una pausa. Soledad solloza
refrenándose. Su respiración se altera.

HOMBRE
¿Ven lo que pasa cuando no se
respeta a los hombres? ¡¿Ah?!
(llora). Como si uno no tuviera
sentimientos en la verga esta.
Vienen y lo mandan a uno a comer
¡MIERDA! sin derecho. Eso no es
justicia nunca. (Calmándose) Y
venir a poner a mi propia hija en
contra mía. Con razón mi papá me
decía que...(pausa) No se puede
confiar en las mujeres. Nacen como
(MÁS)
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 9.

HOMBRE (continúa)
endemoniadas. ¿VEN LO QUE ME
HICIERON HACER? ¿VEN?
Una pausa momentanea. Se escuchan los ruidos del hombre
arrastrando un cuerpo. El sonido es cada vez más cercano al
depósito. Soledad trata de calmar su respiración, pero su
corazón se acelera a medida que se acerca el hombre con el
primer cuerpo al depósito. La caja se mueve un poco antes de
abrirse la puerta. FUERA DE FOCO, el hombre deja caer las
piernas de la mujer.

HOMBRE
Verga.
El hombre respira, sale, y deja la puerta abierta, la cual
no se mantiene cerrada, sino que, lentamente, va cerrándose.
Soledad va, poco a poco, levantando la caja para ver qué
está sucediendo. La luz se va cerrando sobre ella, mientras
el sonido del otro cuerpo arrastrado se hace cada vez más
cercano. Después de ver el cadáver de la mujer, Soledad deja
caer la caja justo en el momento en que la puerta se abre,
entrando el hombre con el cuerpo de Gisel, dejando caer las
piernas frente al plano, FUERA DE FOCO.
HOMBRE
(resopla)
Carajita, carajita...

El corazón de Soledad late más fuerte. Sus sollozos más


refrenados. Entonces se empieza a escuchar el quejido de la
mujer. El hombre se sorprende.
HOMBRE
Coño e la madre.
El hombre empieza a revolver el depósito. De repente
recuerda la pistola. Apunta al cuerpo de la mujer que se
retuerce lentamente del dolor. Le tiembla un poco el pulso.
Duda y se reciente.

HOMBRE
Ya va.
Va hacia un rincón del depósito. Vuelve con un bidón. Dejar
caer el líquido sobre sus víctimas.
HOMBRE
Ni una bala vales, coño e tu madre.
Ni una bala.

Al vaciar el contenido del bidón, la mujer tose. El hombre


revisa sus bolsillos.

(CONTINÚA)
CONTINÚA: 10.

HOMBRE
Verga. El yesquero lo dejé en el
carro. Mardita sea la mierda...
Sale del depósito, dejando la puerta abierta. Soledad
levanta la caja y se asoma. Se escucha la apertura de la
puerta de un vehículo. La puerta del depósito se va cerrándo
sola lentamente.
SOLEDAD
(llorando)
Verga, chama. ¿Y ahora cómo me
salgo de aquí?
Se escucha el cerrar de la puerta del carro.
SOLEDAD
Dios mío. Mamá. ¿Cómo salgo de
aquí?
Soledad se estremece y vuelve a bajar la caja. El hombre
abre totalmente la puerta del depósito. Se escucha como
manipula un papel con el fin de hacer una pequeña antorcha,
usar el yesquero, y prender la llama. Le da al yesquero,
una, dos, tres veces, hasta encenderlo. Hace una pausa
esperando que el trozo de papel encienda lo mejor posible.
El papel encendido está EN FOCO.

HOMBRE
¿El fuego purifica, no es que
dicen?
El hombre lanza el papel encendido.

CORTE A NEGRO
Se escucha la particular explosión de los gases de la
gasolina expandiéndose, y a Soledad, aún, reprimiendo sus
gritos.

EN TEXTO comentarios y estadísticas sobre casos de violencia


hacia la mujer en Venezuela y la importancia de la denuncia
oportuna.
CRÉDITOS

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