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Unidades Léxicas y Selectivas PDF
Unidades Léxicas y Selectivas PDF
La notación (1) representa la situación que aparece en (2), en donde “matar” se encuentra en
la intersección de proceso y acción.
Tomado de: Chafe, W. (1976). Significado y estructura de la lengua. Barcelona, Planeta.
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1. 2.
VERBO
VERBO
Proceso
Acción Proceso Acción
Matar
Matar
Una manera más precisa de representar esta situación en gráficas de estructura semántica
sería la que aparece en (3), en donde se explica que acción no está incluida en proceso como
(1) señala, sino que proceso y acción se cortan mutuamente con “matar” incluida en la
intersección. Resulta, sin embargo, que para nuestras discusiones y manipulaciones de las
estructuras semánticas bastará con que sepamos, por ejemplo, que “matar” es proceso y
acción.
3. VERBO
Proceso-Acción
Matar
Sería conveniente tener un término especial para la unidad léxica que se da en el verbo. Yo
la llamaré raíz verbal. Así, las unidades como “matar” y “reír” se llamarán raíces verbales.
Hay, naturalmente, raíces nominales también: las unidades léxicas que se encuentran en los
nombres. Pero antes de considerar la introducción de raíces nominales en la estructura
semántica, debemos prestar alguna atención a las unidades selectivas que encontramos en
un nombre, como tuvimos que considerar las unidades selectivas de un verbo (estado,
proceso, etc.) antes de que pudiéramos hablar de las raíces verbales. Consideremos como
ejemplos iniciales los nombres: madera, cuerda, plato, elefante, Miguel, hombres, Enriqueta y
tigre.
Nombre contable. Una dicotomía que es tan importante en un nombre como la distinción
estado y no-estado en un verbo es la distinción entre un nombre contable y un nombre que no
lo es (normalmente llamado nombre masa). Un nombre puede especificarse como algo que
tiene un significado que implica una clase de individuos diferentes, como es el caso de todos
los nombres de la lista de arriba a excepción de madera, cuyo significado implica una masa
indiferenciada. Como el nombre implica, sólo los nombres contables pueden ser contados. Así,
podemos decir tres platos, etc., pero no tres maderas. Hay un sentido, sin duda, en el cual lo
último es muy posible (cuando significa tres clases de madera), pero lo que se cuenta son las
“clases” y no la “madera”. También es verdad que algunos nombres contables no pueden
contarse, como es el caso de “Miguel” y “Enriqueta” de la lista de arriba. Tales nombres se
especifican de una manera adicional que explica este hecho. (Es posible decir, desde luego,
tres Migueles, con el sentido de tres personas llamadas Miguel, pero tales sintagmas tienen
una clase especial de estructura semántica. Antes de formular una regla que diga que un
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nombre puede ser especificado optativamente como contable, examinemos otro modo en que
puede especificarse un nombre.
Potente. Es claro que sólo se eligen ciertos nombres para funcionar como agentes de los
verbos de acción. Así, mientras es posible decir que Miguel, Enriqueta, los hombres, el tigre o
el elefante hicieron algo, no es posible lo mismo con cuerda o el plato, (dejando al margen
sucesos fantásticos tales como el del plato escapándose con la cuchara). El que un nombre
pueda funcionar como agente depende de su especificación semántica, como algo que tiene
el poder de hacer algo, algo que tiene fuerza propia, que es automotivado. En gran medida,
como los ejemplos dados hasta ahora señalan, este concepto de automotivación coincide con
el concepto de animación; esto es, son seres animados en su mayoría los que se conciben
con fuerza motivadora interna propia. Parece que hay algunos nombres, sin embargo, que no
son animados, pero que pueden funcionar como agentes.
Aquí, el calor, el viento y el barco tienen fuerza propia que les permite ejecutar ciertas acciones.
Con estas observaciones como base, yo indicaré que un nombre pude especificarse
optativamente como potente, queriendo decir que tiene o se concibe que tiene poder interno.
Podemos formular ahora una regla que combina la introducción de potente con la de contable:
NOMBRE............... Contable
Potente
Esta regla dice que un nombre puede especificarse optativamente como contable y/o potente.
Así pues, tenemos cuatro posibilidades, que podemos representar como:
Estas y otras observaciones señalan la utilidad de formular una hipótesis de que un nombre
especificado como potente se especifique, además y optativamente, como animado. Como
suele suceder, esta especificación parece ser posible sólo cuando el nombre es también un
nombre contable. Es en la intersección de potente con contable, en otras palabras, en donde
animado puede ocurrir:
NOMBRE............... Contable
Potente................Animado
Un nombre que ha sido especificado como animado puede o no especificarse, asimismo, como
humano. El concepto humano casi siempre hace relación a los seres humanos en oposición
a otras criaturas animadas.
Es interesante el que una raíz nominal no humana intrínsecamente (como elefante, por
ejemplo) pueda ser personificada de tal modo que se la conciba como si tuviera ciertos
atributos humanos.
Volveremos a esta posibilidad después. Por el momento es sencillo formular que un nombre
animado puede ser humano optativamente:
Único. Observemos, finalmente, que Miguel y Enriqueta difieren de los otros nombres de los
ejemplos dados anteriormente en que estos implican sólo un único individuo, una clase de un
solo miembro. Por este motivo, aunque son nombres contables no están sujetos a cómputo,
ya que el cómputo depende de la existencia de más de un individuo en la clase. Hay que saber
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que mientras que hay muchos individuos llamados Miguel, cada uno de estos individuos es un
concepto distinto. Todos estos conceptos no tienen nada significativo que los agrupe excepto
el hecho de que todos están simbolizados por Miguel. Los “nombres propios” proporcionan
ejemplos de homonimia a gran escala. Cuando yo me refiero a una unidad semántica Miguel,
me estoy refiriendo a un concepto particular que recibe esa simbolización, no a la clase
arbitraria semánticamente y carente de interés de todos estos conceptos. Digamos, pues, que
un nombre puede especificarse además como único:
NOMBRE................Humano..................Único
Esta regla no permite nombres únicos inanimados como San Francisco. Una formulación más
adecuada debería permitir obviamente que los nombres contables fueran únicos, si son o
humanos o inanimados. Pero tomándolo como se ha formulado arriba, podemos decir que la
lista de especificaciones nominales dadas al final se señala en:
NOMBRE NOMBRE
Contable Contable
Potente Potente
Animado Animado
Humano Humano
Único Femenino
Único
Las unidades selectivas redundantes se pueden omitir. Así, por ejemplo, ambos femenino y
único, implican la presencia simultánea de humano y animado, potente y contable. La clase de
estructura total a que se ha llegado puede representarse de la manera que aparece en (5),
pero en esta obra se seguirá el modo de enumeración más simple, señalado en (6).
5 NOMBRE
Contable Potente
Animado
Humano
Femenino Único
Enriqueta
6. NOMBRE
Contable
Potente
Animado
Humano
Femenino
Único
Enriqueta
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Así llegamos a configuraciones del tipo señalado en (7), más detalladas pero aún especificadas
incompletamente. Esta estructura yace bajo la oración “La explosión despertó a Miguel”. Hasta
este momento la discusión ha implicado que la generación de una estructura semántica
procede de la siguiente manera: Al principio se asignan al verbo unidades selectivas como
proceso y acción. Una vez asignadas, estas unidades determinan el resto de la estructura de
dos maneras: En primer lugar, limitan la elección de unidades léxicas para el verbo, como por
ejemplo “despertar” para la oración analizada pero no “muerte”. En segundo lugar determinan
el número y la relación de los nombres acompañantes, así que como proceso requiere la
compañía de un nombre paciente y como acción la de un agente. En otras palabras, las
unidades selectivas del verbo determinan no sólo el número y la relación de los nombres
acompañantes, sino también, hasta cierto punto, las unidades relativas de estos nombres. Que
el verbo tenga tal influencia quiere decir que el verbo, mediante sus unidades selectivas, limita
a la larga no sólo la selección de su propia raíz verbal, sino también la selección de las raíces
de los nombres que lo acompañan.
En (7), por ejemplo, el nombre agente está obligado por el verbo a ser potente, aunque la
elección de humano o no humano es optativa; además, el nombre paciente está obligado a ser
animado, aunque la elección de humano o no humano y de único o no único sean libres de
nuevo.