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CLASES

de
GRAMÁTICA
Cátedra “B”

Dra. MABEL GIAMMATTEO


CLASE Nº 9

GUÍA IV. LA ORACIÓN:


ASPECTOS SEMÁNTICOS Y ESTRUCTURALES
La oración. Capas: léxica, flexiva e informativa. Núcleos léxicos y núcleos
funcionales. Sintagma de flexión y de complementante.
Estructura eventiva. Clases eventivas de predicados: estados, actividades,
procesosy logros. Criteriosde reconocimiento. Incidencia sintáctica.
Estructura argumental. Proyección sintáctica del léxico. Predicados y argumentos.
Papelestemáticos. y funciones sintácticas.
Estructura sintáctica. Complementos y adjuntos. Funciones básicas: objeto directo
(OD); objeto indirecto (OI); complemento régimen (CR), complemento agente
(CA), circunstancial, predicativo.
Esquemas oracionales. Transitivos: de transitividad directa, ditransitivo y de
transitividad indirecta. Intransitivos: inergativo e inacusativo. Atributivos:
copulativos, pseudocopulativos, con predicación secundaria. Intransitivizadores:
reflexivo, medio-pasivo, pasivo. Impersonales: sujeto desinencial vs. sujeto
expletivo; esquemasinagentivo, genérico, reflejo.
El núcleo flexión. Verbo principal y verbo auxiliar. Formas verbales perifrásticas.
Valores semánticos y distribución oracional de las perífrasis verbales. Formas
verbalesno finitas. Distinción entre verbosde control y de ascenso. Causativos.

LA ORACIÓN: ARQUITECTURA GLOBAL


La clase pasada comenzamos a introducirnos en Sintaxis y también a ocuparnos de su
unidad máxima: la oración. Según reconocimos, la oración es una unidad de predicación
formada por dos constituyentes ¿Cuáles son?
Estudiante1: Sujeto y predicado.
Estudiante2: Un sintagma verbal (SV) y un sintagma nominal (SN).
Profesora: Bien. Uniendo un sintagma nominal y un sintagma verbal que
concuerdan en número y persona tengo una oración, como por ejemplo:
1. Juan escribió un libro.
Ahora bien, según dijimos también, la oración se forma en torno a una palabra
esencial, que es el verbo. En (1) encontramos que escribir exige dos argumentos ‘alguien
que escribe’ y ‘algo que fue escrito’, un Agente y un Tema en términos de papeles
temáticos. El verbo típico pide dos argumentos. Escribir es un ejemplo, otro podría ser
leer: ‘alguien’ lee ‘algo’. Pero hay verbos que sólo piden un argumento: saltar, por
ejemplo, no exige un objeto, sólo exige que ‘alguien salte’: un agente. ¿Y qué pasa con un
verbo como llover? No pide nada, es un verbo cerovalente (de valencia cero, según una
terminología tomada de la Química, que da cuenta valencia o la combinatoria de los
elementos), impersonal de tipo meteorológico, no pide argumentos. Esto es lo que
llamamos estructura temática de los verbos, o estructura argumental. Con dar, ¿qué pasa?
‘Alguien’ da ‘algo’ a ‘alguien más’, a otro. Hay tres argumentos: agente, tema y meta.
Ahora, para establecer la grilla temática de los verbos, en la que figura cuántos y
cuáles son los argumentos de un verbo, hay que establecer la estructura argumental, la cual
depende de su significado. Los argumentos serían los requisitos semánticos del verbo. Esta
estructura argumental del verbo configura un primer nivel dentro de la oración, conocido
como capa léxica. Es el nivel formado por el verbo y toda su estructura de argumentos. El
verbo y todos sus argumentos conforma un primer nivel estructural dentro de la oración: es
la capa más interna a partir de la cual la oración comienza a formarse y se la llama capa
léxica o capa del sintagma verbal.
Ahora bien, ¿cómo pasamos de la estructura argumental, que es de naturaleza
semántica porque tiene que ver con el significado del verbo, a la estructura oracional, que
es de naturaleza sintáctica? Para que los argumentos del verbo comiencen a funcionar en la
oración es necesario que “se vuelvan visibles” para la sintaxis, para lo cual tienen que tener
una marca de su función sintáctica, qué ¿cuál será? Sí, claro, el caso. La marca de caso – en
sentido abstracto, en una lengua como el español que no tiene caso morfológico– debe ser
asignada. El asignador de caso al objeto directo es el verbo. El verbo asigna al objeto, que
es su complemento, papel temático y caso acusativo. El objeto directo es su complemento,
es decir que completa o complementa la significación del verbo. Si Uds. recuerdan hay algo
que vieron en morfología y que demuestra este vínculo tan estrecho entre el verbo y el
objeto directo. En español hay un tipo de compuestos muy productivo, de tipo verbo +
nombre, como sacacorchos. abrelatas, sacapuntas, tirabombas, matamoscas. En este
esquema el nombre que se acopla con el verbo es generalmente el objeto directo, ya que
esta vinculación tan estrecha entre el verbo y su complemento permite incluso que ambos
integren una palabra compuesta –cosa que no sucede entre el verbo y el sujeto-. Asimismo,
el verbo también forma con el objeto diversas locuciones: hacer la cama (engañar), dar fe
(atestiguar), echar raíces (radicarse), etc.
En cuanto al otro argumento del verbo, el sujeto, recibe papel temático
composicionalmente del verbo y de su complemento. Esto lo podemos ver a partir de un
ejemplo como el siguiente,
2. [-Ben Juan] perdió la billetera y todos sus documentos.
[ Exp Juan] perdió el juicio para hacer algo así (= enloqueció)
[Pac Juan] perdió la vida en el accidente (=murió)
En los tres casos de (2) el verbo es el mismo –perder- pero el papel temático del
sujeto es diferente: beneficiario negativo con perder la billetera, pero como perder el juicio
equivale a ‘enloquecer’, que es un verbo psicológico, ahí el sujeto es un experimentante, y
en perdió la vida, que interpretamos como ‘morir’, el sujeto es paciente. O sea que el papel
temático del sujeto se lo asignan en conjunto el verbo y su objeto directo, que son los que
predican de él.
Entonces, es el verbo junto con el objeto directo (y a todo el sintagma verbal) el que
selecciona al sujeto. No es el verbo solo el que selecciona el sujeto. Ahora bien, el sujeto
también pertenece a esa capa interna que es la capa léxica, ya que, como argumento del
verbo que es, se origina también ahí. Pero el verbo, que puede marcar con caso acusativo a
su complemento objeto directo, ya no tiene posibilidad de asignar otro caso. Entonces,
¿cómo hace el sujeto para recibir caso nominativo? Para recibir caso, el sujeto,
originariamente interno a la capa léxica, sale del sintagma verbal, se mueve al especificador
de la flexión, y allí recibe caso nominativo de la flexión, tal como se muestra en la
Diapositiva 1. Por lo tanto, se convierte en un argumento externo al SV, que ocupa un lugar
prominente en la oración, la posición inicial, y que además de recibir caso de la flexión,
concuerda con el verbo en número y persona, cosa que no sucede, al menos en español, con
el objeto.
Diapositiva 1

Este desplazamiento del sujeto al especificador de la flexión, que además de


concordancia marca tiempo, genera la oración propiamente dicha, lo cual constituye un
segundo nivel o capa, que se conoce técnicamente como capa nuclear (porque allí está la
flexión que es el núcleo de la oración) o capa flexiva.

Capas oracionales

Diapositiva 2
La clase anterior habíamos planteado la existencia de una asimetría básica en la
oración entre el SN sujeto que, en lenguas pro-drop como el español, puede omitirse y el
SV que siempre tiene que estar presente para que haya predicación. Ahora estamos
enfrentándonos a una segunda asimetría: entre los dos argumentos del verbo: el objeto
directo, que por permanecer dentro del SV se conoce como argumento interno, y el sujeto,
que sale del SV para recibir caso nominativo de la flexión, por lo que recibe la
denominación de argumento externo. La Diapositiva 3 explicita las principales diferencias
entre argumento interno y argumento externo

Se genera internamente al SV, Perm anece en el SV y


pero después se desplaza al recibe caso acusativo del
Esp. de la F para recibir caso V Argumento interno
nominativo Argumento
externo Recibe papel del V
Recibe papel del V y su 1. Juan perdió [Tema su
COD: billetera]
1. [ - BEN Juan] perdió su billetera.
2. [ EXP Juan] perdió el juicio. Form a locuciones – tener
(= enloqueció) fe, hacer una cama,
3. [ PAC Juan] perdió la vida escupir el asado - y
murió). compuestos –sacacorchos,
4. No integra ni locuciones ni cortaúñas, vendehum o-
compuestos con el V. con el V.

Diapositiva 3

Según hemos visto, algunos verbos toman un segundo complemento, el OI, por
ejemplo. ¿Qué pasa con la asignación de caso aquí? Veamos un ejemplo:
3. Los motochorros le robaron la cartera a la víctima
¿Cuál es el OI en (3)?
Estudiante: A la víctima
Profesora: ¿Y como se construye? Es decir, ¿cómo está articulado este sintagma?
Estudiante: Con una preposición delante.
Profesora: Efectivamente, la preposición también asigna caso. Se trata del caso
oblicuo, prepositivo o terminal. Si Uds. recuerdan, cuando vimos clases de palabras dijimos
que, en la clasificación de la gramática generativa, la preposición y el verbo comparten el
rasgo –N (menos nominalidad o no-nominalidad), lo cual nos indica que comparten alguna
característica que no tienen ni los sustantivos ni los adjetivos, que son +N (más
nominalidad): tanto la preposición como el verbo rigen caso y se lo asignan al SN que los
sigue y funciona como su complemento. En síntesis, tenemos tres asignadores de caso:
 El Verbo asigna caso acusativo a su COD
 La Flexión asigna caso nominativo al Sujeto de la Oración
 La preposición asigna caso oblicuo a su complemento
Ahora podemos retomar lo que veníamos planteando respecto de la estructura de la
oración, lo que podríamos llamar la arquitectura global de su configuración. La oración se
construye de derecha a izquierda, o bien de adentro hacia afuera. Lo más interno es la capa
léxica, que contiene al verbo con sus argumentos. Este es el primer nivel o capa estructural
de la oración.

Capa léxica
La capa léxica o del SV, es la más interna.
En ella, se relaciona el verbo con sus argumentos y
modificadores y la predicación se despliega como
un evento:

[SV Venir temprano [SN Juan.]]


[SV Comer galletitas [SN los chicos.]]

Diapositiva 4

Luego, cuando la oración se temporaliza, tendremos una capa superpuesta a la


anterior, que es la capa flexiva, en la que el evento se temporaliza y vincula, a través de la
concordancia, con el sujeto.
Capa flexiva
La
flexiva
capa
,e
oración
la
que
queda
evento
el
]emisión:
Juan
[O
Stemprano.]]
vino
Los
F
galletitas.]]
comieron
SV
Nn
F[ segunda
la
[ chicos]
expresa
que
localizado
o de
mediante
capa
tiempo
respecto
esla
y concordancia
flexión
delverbal
momento de la
Diapositiva 5

Este nivel de la flexión también se conoce como la “capa nuclear” porque allí se
constituye la oración como tal.
Pero ¿qué sucede si tenemos algo como (4)?
4. Dice que Juan viene temprano
Ustedes ya saben que Juan viene temprano es una oración. Pero allí tengo una
oración dentro de otra, que es el esquema recursivo típico que caracteriza a la
subordinación. Tenemos una oración matriz o principal con una subordinada dentro.
5. [OMATRIZ Dice [OSUB que Juan viene temprano]]
Pero estas estructuras no se vinculan directamente: no es gramatical decir *Dice
Juan viene temprano (salvo en estilo directo: Dice: Juan viene temprano), sino que el
vínculo se establece a través de una conjunción subordinante: un que, que es una de las
palabras funcionales de la lengua. Ese elemento subordinante se llama “complementante”.
Así como el determinante funciona como un especificador, las conjunciones subordinantes
funcionan como complementante o elemento de enlace entre oración subordinada y
principal. Es un elemento funcional porque no tiene un significado específico sino que se
define o caracteriza por su función, que es marcar la inclusión de una estructura
subordinada en otra principal.
Ahora bien, si el verbo de la principal en vez de dice fuera preguntó, ¿cómo sería la
combinación entre ambas estructuras?
Estudiante: Pregunta si Juan viene temprano
Profesora: Perfecto. El significado interrogativo del verbo cambia el
complementante: en vez de que, uso si, otra conjunción subordinante. Cuando tengo un
verbo de decir el complementante es que, pero si el verbo es de preguntar, el
complementante es si. ¿Y de qué depende esto? ¿Qué diferencia a una pregunta de una
aseveración?
Estudiante: El modo.
Profesora: Bien. El hecho de que las oraciones se puedan clasificar según la actitud
del hablante, es decir, si algo es presentado como real, o como dudoso, o posible, etcétera.,
incide en la elección del complementante, que ¿adónde se coloca?. En el comienzo de la
oración – me refiero, por supuesto a la subordinada´-. Y si quiero manifestar una duda, qué
puedo decir?
Estudiante: Quizás venga.
Profesora: Y otra vez ese elemento modal, ese adverbio de duda, aparece al
principio de la oración. Lo que estoy presentando es una tercera capa o nivel oracional, la
llamada capa complementarizadora, porque contiene al complementante. Esta capa también
es llamada capa informativa. Esta segunda denominación tiene que ver con que en esta
posición, conocida como la “rama izquierda” o la periferia de la oración, se incluyen las
expresiones que tienen que ver con la actitud del hablante. Todos los elementos de la
oración que hacen referencia al enunciador o al destinatario se colocan en este lugar que se
conoce como la rama izquierda de la oración

Capa informativa
Dice [SC que [SF/O Juan [SV viene temprano.]
Dijo [SC que [SF/O Juan [SV venía temprano].
Preguntó [SC si [SF/O Juan [SV venía temprano]

[SC Seguramente, [SF/O Juan [SV vino temprano.]]]


[SC Comp Difícilmente, [SF/O Juan [SV venga temprano.]]]
[SC Francamente, [SF/O [SV ¿llegó temprano Juan?]]]

Diapositiva 6

Así, como vemos en la parte de abajo de la Diapositiva 6, la rama izquierda puede


albergar una serie de adverbios que tienen que ver con la modalidad de la oración. Algunos
de estos adverbios, los que están más cerca de la certeza, se construyen con indicativo,
como seguramente; en cambio, los que expresan menor grado de seguridad, van con
subjuntivo, como difícilmente. Otros, como quizás, permiten que el hablante use uno u otro
modo: Quizás viene/venga, según esté más o menos cerca de la certeza. Estos adverbios
pueden transformar la modalidad de la oración, así Viene es afirmativa, pero Posiblemente
viene, pasa a ser dubitativa.
En el último ejemplo de la Diapositiva 6 tenemos un adverbio de los denominados
de habla –francamente-. Estos adverbios “de habla” conectan lo que se dice en la oración
con el hablante o con el oyente, y son más externos aún que los de modalidad. Entonces
todos estos valores que tienen que ver con el hablante y con el oyente son los que aparecen
en esta capa informativa. Este sintagma complementante es el que vamos a desarrollar más
adelante, en las últimas clases. Y el tema de los adverbios también lo vamos a retomar en la
clase de la modalidad. Este tercer nivel la oración se vincula con la perspectiva del hablante
y del oyente, por eso también corresponden a este nivel los vocativos o los conectores que
van a enlazar una oración con la anterior en el texto.
6. Juan, vení para acá.
Pero años después descubriría que lo habían engañado.
Claro que todos estos elementos no siempre aparecen en posición inicial. Así
podemos decir:
7. a. Posiblemente viene más tarde.
b. Viene, posiblemente, más tarde.
c. Viene más tarde, posiblemente.
En casos como los de (7b) y (7c), se considera que estos elementos están
desplazados de su posición canónica, que es la inicial, lo cual se reconoce porque, aunque
se incluyen en la oración, lo hacen con una unidad melódica diferenciada, lo que se indica
en la escritura por las comas en que van encerrados estos elementos.
En síntesis, en la capa informativa, complementarizadora, periférica o extranuclear,
como se la puede denominar, aparecen todos estos elementos que expresan la fuerza
ilocutiva del enunciado.

Diapositiva 7
Por último, vamos a señalar que a esta posición se desplazan los elementos que
queremos destacar, es decir, que constituyen el foco de la oración:
8. ¿QUÉ comiste hoy?  Hoy comí fideos
EN EL ESCRITORIO dejé los papeles
El foco de la oración tiene que ver con lo que destacamos y resaltamos con la
entonación (por eso convencionalmente el foco se transcribe con mayúscula). El foco puede
tener, por ejemplo, valor contrastivo; así cuando digo EN EL ESCRITORIO dejé los
papeles, estoy señalando que no los dejé en otro lugar posible, sino ahí. Para resaltar un
elemento subimos la voz y lo ponemos al principio de la oración, para que el oyente le
preste mayor atención. Otro elemento que colocamos al principio es el tópico, que
representa aquello de lo que estamos hablando. Si digo Vi a Juan en el bar puedo
convertirlo en un tópico y decir: A Juan lo vi en el bar. Aquí el elemento topicalizado es a
Juan, que reproduzco en la oración mediante lo. A veces se usan construcciones específicas
para marcar el tópico, como cuando digo Hablando de/respecto de/en cuanto a Juan, hoy
lo vi en el bar.
Es necesario aclarar que aunque no haya ningún elemento modal, topicalizado,
focalizado, vocativo, conectivo, es decir, aunque no haya ningún elemento que explicite el
nivel del complementante, este siempre está, diríamos que por defecto. Así en una oración
como Tengo hambre, por defecto la modalidad de esa oración es aseverativa.
Este enfoque de la oración como “una cebolla”, es decir, en capas que se construyen
desde adentro hacia afuera, o de derecha a izquierda, se suele llamar “enfoque
cartográfico”. Plantea que la oración parte del nivel léxico, relativo a la estructura
conformada por el verbo y sus modificadores; se conforma como tal en el nivel flexivo
central, en que el evento se temporaliza respecto de la situación comunicativa; y
finalmente, incorpora los valores comunicativos relativos al hablante, al oyente y la fuerza
ilocutiva con que se expresa el contenido proposicional de la oración.
Diapositiva 8

EL VERBO Y LA ESTRUCTURA ORACIONAL

Planteada ya esta arquitectura global, a la que iremos remitiendo a medida que vayamos
desarrollando los distintos temas de sintaxis, vamos ahora a centrarnos en el verbo como el
gran organizador de la estructura oracional. En relación con el verbo hay que atender a tres
aspectos interrelacionados, que dan origen a tres estructuras vinculadas entre sí:
l. el tipo de evento o situación al que el verbo se refiere y que genera la estructura
eventiva de la oración
2. la semántica del verbo que exige determinados argumentos que cumplen
diferentes papeles temáticos, lo cual origina la estructura argumental
3. el funcionamiento oracional de los argumentos, lo que constituye el enlace entre
la semántica y la sintaxis y da origen a la estructura sintáctica.
La Oración/El Verbo

Estr.Eventiva(EE) Estr.Argument(EA) Estr. Sintáct(ES)

Tipo de evento Papeles Funciones sintácticas


Estado Agente Sujeto
Acción Tema OD
Proceso Experimentante OI
etc. etc. etc.

Diapositiva 9

Estructura eventiva (EE)

La estructura eventiva se vincula con el aspecto de situación, es decir, con el tipo de evento
que describe el verbo, muchas veces en combinación con sus modificadores. Clases atrás,
cuando vimos categorías morfológicas, habíamos definido al aspecto como el clasificador
del evento, ya que da cuenta del evento en sí mismo, es decir, de cómo ocurre, transcurre,
se repite, cuánto se extiende, etc. De estas cuestiones se ocupa el aspecto, lo que se conoce
como “el desarrollo interno del evento”. Además, en relación con la categoría de aspecto
habíamos distinguido entre:
SU BCL ASES DE ASPECTO

el aspecto l éxi co o ti po de si tuaci ón, da cuent a de l a


const i t uci ón t empor al i nt er na del event o en sí.

el aspecto de punto de vi sta o aspecto gr amati cal ,


i ndi ca el enfoque con que el habl ant e l o pr esent a.

M i ent r as el pr i mer o vi ene dado por l a cl ase semánt i co-


aspect ual del ver bo, l a cual puede ser modi fi cada por
sus di st i nt os ar gument os y modi fi cador es; el segundo,
en cambi o, se da por medi os mor fol ógi cos y si nt áct i cos
(t i empos ver bal es y per ífr asi s)

Diapositiva 10
Como se ve en la Diapositiva 10, el aspecto que aquí nos interesa es el de situación,
que está dado por la clase semántica del verbo, que es lo que ahora vamos a ver ahora, que
tiene incidencia en la combinatoria con distintos argumentos y modificadores. En relación
con estas cuestiones, ya Aristóteles había planteado una diferencia entre verbos que
señalan eventos cuyo desarrollo se dirige hacia un límite interno o telos, según la
denominación en griego, de ahí que sean llamados eventos télicos, y los que no suponen un
límite y se consideran atélicos. Los eventos télicos, una vez alcanzado su fin, no pueden
continuar, así comer una manzana, por ejemplo: una vez comida ya no se puede seguir con
la acción, en cambio correr, no supone límite, es atélico. Así, uno puede correr como
Forest Gump, sin límite. El gran acotador del verbo, por lo general, es el objeto: en Juan
escribe una novela, el evento de escribir está acotado por la novela, lo que no sucede
cuando decimos Juan escribe, sin término, que se entiende como una actividad habitual.
En el siglo pasado hubo varias propuestas para clasificar a los verbos desde el punto
de vista aspectual, de las cuales la más difundida, adoptada y también reformulada, fue la
del filósofo Vendler, que distinguió entre:

- Estados: María tiene hambre; Luis es alto.


- Actividades: Ana juega a las cartas; Corren alrededor de la plaza.
- Realizaciones: Ana cruzó la calle; Comió un pedazo de torta.
- Logros: La bomba explotó; Encontró lo que buscaba.

La clasificación anterior descansa en una serie de oposiciones basadas en rasgos


aspectuales. Los estados se diferencian de los otros tres grupos, que reciben la
denominación común de eventos, por su carácter estático y sin cambios [-din]. Los eventos,
en cambio, son situaciones dinámicas [+din], cuyo desarrollo puede implicar fases. Dentro
de los eventos, las actividades se distinguen de las realizaciones [+tel] y los logros [+tel]
porque, al igual que los estados, su culminación no implica un fin o telos interno [-tel]. Se
dice que las actividades no necesitan llegar a su culminación para haber tenido lugar o
haberse realizado, ya que “se cumplen en cada una de sus partes” (García Fernández 2000:
62). Así, si Ana juega a las cartas y deja de hacerlo, puede decirse que ha jugado a las
cartas, en cambio, si cruza la calle y es interrumpida, no puede afirmarse que “cruzó la
calle”. Esta distinción es en cierto modo paralela a la que vimos entre sustantivos contables
e incontables: los incontables, como las actividades, pueden segmentarse sin dejar de ser lo
que son, así si dividimos la arena en varias partes, lo que seguimos teniendo es arena, en
cambio, si segmento una silla, no tengo sillas más pequeñas sino una silla rota, en partes,
claro. En ambos casos, en los nombres contables e incontables, y los eventos, actividades y
realizaciones, lo que afecta a la distinción es la categoría de cantidad o cuantificación. Las
realizaciones y los sustantivos contables son contables y segmentables: leer una/dos/ tres
novelas; una/dos/tres sillas; en cambio las actividades y los sustantivos incontables no son
cuantificables de forma definida: *una/dos/tres arenas. Por último, el rasgo que distingue
realizaciones y logros, es que las primeras, como los estados y las actividades, tienen una
cierta duración [+dur], mientras que los logros, que son de cumplimiento instantáneo,
tienen una duración prácticamente despreciable [-dur].
Si t uaci ones

Est ados [-di n-fases] Event os [+di n]

Act i vi dades [-T] Event os t él i cos [T]

Real i zaci ones [+dur ] L ogr os [-dur ]

Diapositiva 11

El aspecto léxico es un clasificador de los eventos o situaciones. Las situaciones


pueden ser estados no dinámicos, que no necesitan un agente que introduzca un cambio.
Los estados generalmente duran. No puedo decir Juan es alto hasta las 5, ya que los
estados no implican cambios. Dentro de los eventos dinámicos, en los que sí hay cambios,
tenemos las actividades, que no están acotadas por un término. Los eventos télicos, comer
una manzana, pintar un cuadro, tienen un fin en sí mismos. Dentro de estos eventos se
encuentran las realizaciones, que tienen duración, y los logros, cuya duración es mínima.
Vale preguntamos ahora si estas distinciones, que provienen de la filosofía, también
son relevantes para la gramática. Veamos algunos ejemplos:

Diapositiva 12
En (1) no puedo decir *Gerardo caminó en una hora”, ya que caminar es una
actividad que dura, pero no tiene término, salvo que esté acotada como en (2), donde hay
un modificador – hasta la plaza- que delimita el evento. En (3) el verbo no está limitado
porque carne tiene un sentido de clase, genérico, en cambio, en (4), el OD delimita al
verbo. Por eso en (5) puede aparecer el se denominado aspectual, que no podríamos incluir
en (4): *Juan se come mucha carne. Si el evento no está delimitado no se puede usar el se
aspectual. En (6) hay una actividad no delimitada, en (7) hay un modificador de duración y
en (8) está el evento acotado por el OD, por lo que se convierte en una realización que
acepta un modificador de período como en dos horas. Según vemos entonces, que el evento
esté acotado tiene incidencia para la gramática. Las actividades, que no tienen término, por
lo general se combinan con modificadores de duración. En cambio, los eventos delimitados,
o sea las realizaciones, se combinan con modificadores que marcan un período de tiempo.

Diapositiva 13

Veamos los ejemplos de la Diapositiva 13, el primero no es posible porque un


estado se plantea como algo permanente, por lo tanto no admite un modificador de
duración. ¿Qué diferencia hay entre (2) y (3): el primero es un estado permanente, de los
que se conocen con la denominación de “estados de nivel individual” (individual level) y el
segundo, también es un estado, pero transitorio o de estadio (stage level). En (4), dado que
el verbo es de logro y no tiene duración, no es posible usar un modificador con durante, en
cambio sí puede combinarse con uno de tipo puntual, como en (6). Entonces, estas clases
eventivas de verbo, que Rodríguez Ramalle (2005: 198) explica como “los tipos de verbos
que existen en función del tipo de acción que denotan”, tienen incidencia en la sintaxis.
Estamos viendo muy básicamente la diferencia entre actividades no delimitadas
–pintar, comer, escribir- y realizaciones -pintar un retrato, comer un bife, escribir un
artículo-. Comer mucha carne tiene un OD no delimitado por lo que el verbo sigue siendo
una actividad, en cambio comer un bife o comer una manzana son realizaciones, por eso
puedo usar el se aspectual (esto lo vamos a retomar cuando veamos construcciones
reflexivas). Lo mismo pasa con pintar: pintar desde joven o pintar toda la tarde, que no
tienen delimitación, son actividades, pero pintó mi retrato acepta un modificador que acote
el período, por lo que es una realización.

Estructura argumental (EA)

Según hemos visto, la estructura eventiva tiene que ver con el tipo de suceso que refiere el
verbo. Y, según el tipo de verbo de que se trate, esperaremos una determinada cantidad y
tipo de papeles temáticos. Por ejemplo, los estados nunca tienen agente, porque
permanecen sin cambio y no necesitan un agente que los produzca.
Como todo depende del verbo, para ver la estructura argumental partiremos de él:

El Verbo

Es el elemento alrededor del cual se


centra la predicación, de este modo,
el suceso se presenta como una
puesta en escena que implica
necesariamente determinados
actores o participantes,
manifestados por los argumentos.

Diapositiva 14
Entonces, según el tipo de verbo que sea, va a desarrollar una estructura argumental
determinada que se manifiesta por su combinación con distintos papeles temáticos. Esto
corresponde al nivel semántico de la oración, que a su vez, según veremos, se correlaciona
en la sintaxis con las distintas funciones que cumplen los argumentos del verbo. Los
papeles temáticos van a tener que enlazarse con funciones sintácticas. El agente, por
ejemplo, se suele enlazar con el sujeto, pero si la oración es pasiva, se enlazará con el
complemento agente. Los enlaces no son absolutos sino que habrá que verlos dependiendo
de la oración, y sobre todo, de la semántica del verbo.
En este enfoque que estamos desarrollando, se entiende que el suceso presentado en
la oración se representa como una puesta en escena que implica actores o participantes
principales, que corresponden a los complementos, y circunstantes, que son los que agregan
información de trasfondo, referida a las circunstancias que lo acompañan.
Según plantea Demonte (2002: 123), “la EA de un predicado especifica los
argumentos de ese predicado y establece las “posiciones sintácticas” (externas, internas y
oblicuas) en las que se sitúan (las “funciones gramaticales” que desempeñan, si se prefiere).
Entonces, dado un verbo se necesita saber cuántos argumentos requiere y las funciones
sintácticas que deben desempeñar, ya que toda predicación plantea una serie de argumentos
y la forma en que se vinculan con la sintaxis.
En relación a esto, Di Tullio dice:

Diapositiva 15

En Pedro es alto, el argumento X –Pedro- posee la propiedad Y –ser alto-. En


cambio, en una oración transitiva, como Pedro compró el regalo reconocemos dos
argumentos, ‘el que compra’ y ‘lo comprado’. En función de lo que vamos viendo, las
preguntas que tendríamos que hacernos son las que figuran en la Diapositiva 16:
Diapositiva 16

Para responder ir respondiendo las preguntas anteriores, podemos partir de


considerar lo que plantean Hale y Kayser

La EA
Los verbos de una lengua natural,
generalmente la más rica categoría al
respecto, son extremadamente
limitados en la variedad y complejidad
de las estructuras argumentales que
despliegan, y estas se conforman a una
tipología altamente restricta. Pocos
verbos tienen más de tres
argumentos… Hale y Kayser (1998)
(Trad. nuestra)

Diapositiva 17
Lo normal es que encontremos estructuras donde el verbo puede ir solo, o con uno,
con dos o, como máximo, tres argumentos. Esto constituye un planteo sumamente
regularizador para las posibilidades de la sintaxis. No tenemos infinitos argumentos, como
máximo podemos encontrar tres o bien, algunos autores reconocen hasta cuatro, en verbos
como vender: ‘alguien’ (agente) vende ‘algo’ (tema) ‘a alguien’ (meta) ‘por una cantidad
de dinero’, o bien verbos que indican trayecto como: ir ‘alguien’ (agente) de un lugar
(fuente) ‘a otro’ (meta) ‘por una determinada vía o ruta’ (trayecto).
En relación con las exigencias argumentales de los verbos, se plantean los
siguientes tipos:

La EA
Cero-ádicos o Avalentes
Continúa lloviendo (en Misiones).

Monádicos o Monovalentes
[La presidenta] llegó (ayer).

Diádicos o Bivalentes
[El juez] reveló [entretelones del juicio].

Triádicos o Trivalentes
[El fiscal] entregó [sus informes] [a la justicia].

Tetravalentes
[Los dueños] vendieron [la propiedad] [a unos
extranjeros] [por varios millones de pesos].

Diapositiva 18

Los verbos cero-ádicos o avalentes son del tipo de los impersonales meteorológicos,
que no tienen argumentos, pero pueden tener modificadores circunstanciales. No tienen
sujeto y se los conoce como tercio-personales porque flexionan en tercera persona que,
como ya vimos es la no-persona en tanto no es ni hablante ni oyente. Luego están los
monádicos o monovalentes, que son los que tienen un solo argumento, que, por lo general
cumple la función de sujeto. No tienen objeto. Los transitivos o diádicos seleccionan dos
argumentos: uno que cumple la función de sujeto y el otro, la de objeto; aunque puede
haber otras posibilidades, que ya iremos viendo cuando avancemos con sintaxis. No
estamos hablando de papeles temáticos sino de argumentos. En tercer lugar, tenemos los
verbos ditransitivos, que seleccionan tres argumentos que típicamente cumplen,
respectivamente las funciones de sujeto, objeto directo y objeto indirecto. Por último,
algunos autores, como Bosque y Gutiérrez Rexach, por ejemplo, reconocen verbos
tetravalentes, con cuatro argumentos exigidos por la semántica del verbo.
La clasificación anterior nos muestra que existen diferentes clases de verbos, según
la cantidad de argumentos que exigen. Ahora bien, como sabemos, los argumentos cumplen
determinados papeles temáticos.

Los papeles temáticos


“Así como sintácticamente el verbo selecciona a sus
complementos, en el nivel semántico elige las
funciones argumentalesasociadas con su significado
[….]
La estructura argumental del verbo es el conjunto de
argumentos que selecciona, los cuales representan
los distintos participantes que intervienen en el
desarrollo del evento.”
(Giammatteo y Albano: 2006)

“[…]el papel temático es una unidad semántica que


indica cuál es la participación del argumento en el
estado de cosas descrito por el predicado”
(Di Tullio 2005: 103).

Diapositiva 19

Si bien no hay un acuerdo generalizado acerca de cuántos y cuáles son los papeles
temáticos, algunos de los más aceptados son los que se muestran en la Diapositiva 20

Papeles temáticos
Agente: el que voluntariamente causa y realiza una acción, como Pedro en Pedro
levantó la mano. El agente es típicamente ‘animado’. Cuando el causante de la acción
no tiene el rasgo ‘animado’ se identifica como Causa o Fuerza, como el viento en El
viento abrió la ventana; o como Instrumento - el medio u objeto empleado para
realizar la acción -, como la cuchara en Pedro revolvió el guiso con la cuchara.
Tema: el objeto efectuado, afectado o trasladado o cuya existencia o posición se
predica, como la pelota en Pedro pateó la pelota. Cuando es ‘animado’ suele
denominarse Paciente, como Juan en Pedro saludó a Juan.
Experimentante: el que experimenta un estado psicológico o cognitivo determinado,
como Pedro en Pedro teme a las arañas.
Beneficiario: el que recibe beneficio o daño – Maleficiario - de un suceso, como Pedro
en Pedro perdió la billetera.
Locativo: el que designa una ubicación en relación con el evento, como la mesa en
Pedro puso el libro sobre la mesa.
Fuente (u Origen): entidad o lugar a partir del cual se origina la actividad, como mi
abuela en Recibí un regalo de mi abuela o La avenida Rivadavia comienza en (a partir
de) el río.
Meta: la entidad o lugar hacia el que se dirige la actividad, como Juan en Entregaron
el certificado a Juan o el lago en El parque se extiende hasta el lago.
Diapositiva 18

En Di Tullio se dice que el papel temático es una unidad semántica. El papel


temático y la estructura argumental tienen que ver con el aspecto semántico, en cambio las
funciones sintácticas tienen que ver con la estructura sintáctica de la oración, que todavía
no estamos viendo. La lista de papeles temáticos que muestra la Diapositiva 18 está tomada
del libro ¿Cómo se clasifican las palabras? (Giammatteo y Albano 2006).
Ahora vamos a ir ejemplificando los distintos papeles temáticos en sus versiones
más típicas. Por ejemplo, si decimos:
9. En su discurso el rector felicitó a los egresados,
¿qué argumentos podemos reconocer dentro de la estructura argumental del verbo?
Estudiante: Que ‘alguien’ felicitó ‘a otros’.
Profesora: Bien, es decir que tenemos dos argumentos del verbo: el rector, que
funciona como el sujeto y a los egresados que funciona como el complemento objeto
directo. Esas son las funciones sintácticas, ¿cuáles son los papeles temáticos que les
corresponden a estos
argumentos? El rector, que realiza la acción de “felicitar a los egresados”, es el agente. ¿Y
a los egresados qué papel les corresponde?
Estudiante: ¿Beneficiarios? ¿Pacientes?
Profesora: Los consideramos pacientes porque reciben una felicitación. Uno no se
beneficia de una felicitación, uno la recibe pasivamente. Es decir, el papel temático
beneficiario tiene que depender de un verbo que, claramente, indique un beneficio para el
sujeto. Una felicitación es algo que uno recibe, no es algo que implique, necesariamente, un
beneficio. Veamos ahora otro caso:
10. Una filmación muestra los detalles del choque.
Estudiante: Los detalles es el complemento.
Profesora: ¿Los detalles solo?
Estudiante: No, los detalles del choque.
Profesora: Claro, todo eso va junto, es un único constituyente. Entonces, los
detalles del choque es, sintácticamente, el objeto directo del verbo, pero en este caso no
decimos que se trata de un paciente, porque no se trata de una entidad animada. En este
caso usamos la denominación de tema. ‘Tema/paciente’ la barra significa que no se trata de
dos papeles temáticos diferentes, sino del mismo, pero usamos una u otra denominación
según se trate de una entidad animada – paciente – o no animada – tema- El tema o paciente
se considera tema al papel temático más neutro. Puede ser lo afectado por el evento en un
caso como El chico rompió el vaso, donde es claro que el vaso, después de esa rotura,
queda roto, ha sido afectado por ese evento. Ese es el tema, lo que está afectado por el
evento. Ahora bien, además de ser ‘lo afectado por el evento’, el tema puede surgir a partir
del evento, en estos casos se trata de un tema efectuado. Por ejemplo en El carpintero
construyó la silla, en este caso la silla es el resultado del evento, no preexistía. En general,
esto tiene que ver con que el verbo y el objeto directo tienen una vinculación íntima, a
punto tal que a veces el objeto surge solo como resultado de la acción del verbo, como
cuando decimos: Leonardo pintó la Gioconda, la Gioconda no preexistía, es el resultado
del evento. Entonces, el tema es el objeto efectuado (como la silla o la Gioconda), afectado
(como el vaso que queda roto), trasladado (como la silla en El profesor movió la silla) o
incluso, simplemente involucrado en el evento (como el cuadro en El turista contempló el
cuadro). Si el tema es animado, preferimos la denominación de paciente. Entonces, tema y
paciente son un mismo papel temático y la diferencia de denominación tiene que ver con el
hecho de que el involucrado sea animado o inanimado.
Sigamos con los ejemplos. ¿Qué papeles temáticos encontramos en (11)?
11. El leñador derribó los árboles
El leñador es el agente. Recuerden que el agente lo tenemos que vincular con un
verbo de acción y para descubrirlo podemos hacer una parafrasear con hacer: “lo que hizo
el leñador fue derribar el árbol”. Ahora, ¿qué sucede si tengo La sudestada derribó los
árboles, y los árboles ya no caen por el hacha del leñador sino por la fuerza de la
sudestada?, ¿cuál es la diferencia? Desde el punto de vista sintáctico, los dos SSNN – el
leñador y la sudestada- pueden funcionar como sujeto. Pero desde el punto de vista
semántico, ¿cuál es la diferencia entre el leñador y la sudestada?
Estudiante: Uno tiene intención y el otro no.
Profesora: Claro, en el caso del sujeto animado yo puedo poner, además de la
paráfrasis con hacer, formas adverbiales como deliberadamente, volitivamente, a
propósito, que son todas marcas de agentividad. Ahora bien, con la sudestada sería ridículo
si le agregara a propósito o deliberadamente. En estos casos, entonces, hablamos del papel
temático fuerza o causante. Así como tenemos una variación entre tema y paciente, vamos a
tener la causa, que es el papel que corresponde típicamente a los verbos de acción, y cuando
es animado puede ser un agente, pero también puede ser simplemente un causante.
También podemos hacer la misma distinción entre El chico rompió el vaso y El viento
rompió el vidrio.
Estudiante: ¿Y si dijera El sonido de la voz de la cantante de ópera rompió el
vidrio?
Profesora: También tendría un causante porque el sonido es una fenómeno natural,
no intencional. Esto tiene que ver con las alternancias, que son las distintas maneras de
expresar un evento, según lo que queremos poner de relieve. Yo puedo decir El sonido de
la voz de la cantante rompió el vaso, poniendo de relieve el sonido, o decir directamente La
cantante rompió el vaso. Pero también podría decir La cantante rompió el vidrio con su voz
y si lo pienso así, con su voz puede ser pensado como un instrumento. Y ese instrumento
también puede aparecer directamente como sujeto, porque puedo decir La voz de la
cantante rompió el vidrio. Estas alternancias, que tienen que ver con posibilidades
expresivas, referidas a qué pongo en un lugar o en otro, cómo armo la estructura oracional,
tiene que ver con un fenómeno que se denomina diátesis. Recuerdan que habíamos
mencionado este fenómeno cuando hablamos de las categorías morfológicas y lo pusimos
en relaciones con la diferencia de voz: la activa y la pasiva son contrastes de diátesis. Es
decir, la diátesis tiene que ver con cómo organizamos la estructura oracional, sobre todo,
con cuál de los argumentos enlazamos con el sujeto. En el caso de la voz activa, enlazamos
normalmente el agente: El profesor corrigió los parciales. Pero en la pasiva el enlace es
inverso: Los parciales fueron corregidos por el profesor, y allí lo que enlazo con el sujeto
es el tema. Entonces, la posición de sujeto es una posición sumamente prominente o
destacada dentro de la oración y, como hablante, está dentro de mis posibilidades
expresivas destacar uno u otro elemento poniéndolo en esa posición o bien removerlo de
esa posición, desplazarlo, como cuando muevo el agente a complemento agente al final
precedido por la preposición por. Incluso puedo llegar a eliminarlo: Los parciales fueron
corregidos, y deliberadamente puedo omitir el agente, o bien porque no es conocido o
porque no interesa. Incluso hay una construcción pasiva, la llamada pasiva con se, que
veremos un poco más adelante, que entre otras diferencias con la pasiva perifrástica, se
distingue porque no permite incluir el agente:
12. El fiscal realizó una exhaustiva investigación
Una exhaustiva investigación fue realizada por el fiscal.
Se realizó una exhaustiva investigación (*por el fiscal)
Retomemos entonces lo que estábamos viendo del papel temático de agente, que
aparece con los verbos de acción, representa al que realiza esa acción y tiene que ser
‘animado’ y ‘humano’ y actuar voluntaria y deliberadamente, según lo que ya hemos dicho.
Cuando es ‘animado’ se considera agente, pero si se trata de una fuerza natural como en La
inundación destruyó las casas, recibe la denominación de causante. Ambos, agente y
causante son variantes de un solo papel temático, la Causa. Pero también tenemos una
tercera posibilidad. ¿Qué pasa cuando decimos algo como (13)
13. La llave abrió la puerta.
En este caso, la llave, que es el instrumento con el que alguien (un agente que no se
menciona en la oración) abre la puerta. Lo que sucede en (13) es que el instrumento se
coloca en la posición de sujeto, como sabemos, la más prominente de la oración. Por tanto,
en algunos casos el instrumento también puede ser promovido a la función de sujeto.
Recuerdo que cuando, en 2008 creo, fue el conflicto del gobierno con el campo, uno de los
titulares de un diario decía: Tractores cortaron la ruta. En realidad, tractores no era otra
cosa que el instrumento con el que los ruralistas cortaban la ruta. El titular tenía mucha
fuerza colocando ese instrumento, simbólico de la actividad agropecuaria, en la posición
inicial de sujeto. Entonces, en lugar de poner Los ruralistas cortaron la ruta con tractores,
esa construcción, ese titular, eliminaba al sujeto, eliminaba el agente. Como ven, entonces,
la lengua nos ofrece ciertas maneras de poner en primer plano distintos elementos y
también, como en las construcciones pasivas o impersonales, de ocultarlos o no mostrarlos
intencionalmente. Generalmente, esto tiene que ver con los diferentes propósitos
comunicativos del hablante.
Entonces, lo visto hasta aquí en relación con los papeles temáticos, son dos: un
primer papel temático que es el tema o paciente; y un segundo papel, la causa, que puede
realizarse como agente, como causante o como instrumento.
Desde el punto de vista sintáctico, el agente se suele vincular con el sujeto. Es decir,
si hay un agente en la oración la función sintáctica con la que se vincule es la de sujeto. El
agente solamente no aparece como sujeto en único caso: en la voz pasiva, donde aparece
como complemento agente precedido por la preposición por y, además, el verbo tiene que
estar en una forma especial: la perífrasis pasiva que se forma con el verbo ser y un
participio que concuerda con el sujeto.
Estudiante: El complemento agente, en la voz pasiva, ¿no sería un adjunto?
Profesora: En realidad, el agente es totalmente omisible en la pasiva. Pero recibe la
denominación de ‘complemento agente’. Y si bien es un elemento absolutamente omisible,
se lo denomina complemento porque representa un papel temático fundamental, el de
agente que, aunque se lo oculte, siempre está implícito, es un complemento del verbo. Si yo
digo El libro fue leído, de ninguna manera puedo pensar que no hay alguien que esté
leyendo, ese verbo implica un agente. De ahí que por esa vinculación con el agente, que
siempre tiene un status argumental, se lo considera complemento.
Estudiante: ¿Y si yo digo El patio estaba todo llovido? No hay agente…
Profesora: Primero, ahí no tengo voz pasiva, tengo estar. Segundo, los verbos
meteorológicos son los verbos más puramente impersonales que tenemos, no suponen un
agente. Y tampoco lo podemos poner en pasiva, entonces claramente no hay agente. Solo
hay un tema: el patio, en la función de sujeto.
Estudiante: Cuando decís ‘implícito’, ¿es implícito por contexto o por la
estructura?
Profesora: Sí, en realidad puede ser implícito porque ya está en la estructura
argumental del verbo. Decíamos que un verbo como dar supone alguien que da, a
diferencia de un verbo como llover que no supone un agente. Entonces, un caso típico de
omisión del agente es el sujeto tácito, pero eso no quiere decir que no esté supuesto. Los
adjuntos son siempre omisibles, mientras que los complementos son siempre requeridos por
la semántica, por el significado. Pero a veces pueden no aparecer sintácticamente, como el
caso del sujeto tácito, pero siempre están sobreentendidos, implícitos. Es decir, si yo digo
Juan pinta, entendemos que pinta algo del universo de las cosas pintables, se sobreentiende.
Sigamos. Consideremos ahora una oración como (14)
14. El profesor entregó el informe al director
Profesora: ¿Qué nuevo papel temático aparece en (14). Tenemos un agente –el
profesor-, un tema –el informe- y ¿qué será al director?. Se trata de un papel temático al
que, generalmente, se lo vincula con la función sintáctica de objeto indirecto. Si tomamos
un verbo como entregar podemos decir que tenemos un agente, un tema y una meta. El
agente se enlazará con el sujeto, el tema con el objeto directo y la meta con el objeto
indirecto. Pero la meta también puede ser un lugar, es decir, la meta puede ser animada,
pero también puede ser un lugar. A ver si se les ocurre un ejemplo…
Estudiante: Llevó a los niños al zoológico.
Profesora: Sí, porque Llevó a los niños no tendría sentido completo. Entonces, hay
alguien que lleva, que queda tácito, y a los niños, que es el paciente enlazado con el objeto
directo. Al zoológico representaría una meta, pero en este caso no es una meta vinculada
con el objeto indirecto, sino una meta de tipo locativo.
Estudiante: ¿Pasaría lo mismo con El profesor puso el informe sobre la mesa?
Profesora: Ahí, sobre la mesa no es una meta porque representa un lugar estático,
no direccional como la meta. Se trata de un locativo. Veamos: Puso el informe en/sobre la
mesa, otra vez tenemos el agente tácito, el informe como tema y en/sobre la mesa no tiene
un valor direccional. La meta siempre tiene un valor direccional, puede ser parafraseada por
hasta. En el ejemplo que me diste no tenemos una meta, sino un locativo, ‘un lugar en’. Lo
que en latín se llama un ‘ubi’. En cambio, si yo dijera El profesor entregó el informe al
director en la secretaría, allí simplemente tengo un elemento omisible que es un adjunto
circunstancial de lugar. Los adjuntos, como Uds. ya saben, los puedo duplicar: El profesor
entregó el informe al director en la secretaría a las 8 con mucha amabilidad. Todos esos
adjuntos son adicionables, pero también omisibles porque no representan elementos
específicamente requeridos por la semántica del verbo. En un verbo como llevar, se supone
que ‘alguien’ lleva ‘algo’ a ‘algún lugar’, o sea que supone un agente, un tema y una meta.
En cambio, poner supone agente, tema y un lugar en, un locativo.
A nuestra lista de casos: tema y causante, vamos a agregar ahora meta y locativo.
Y si tenemos una meta, también vamos a tener la función direccional opuesta que
es la fuente. Por ejemplo en (15) Hasta el restaurante ¿qué será?
15. El pasaje se extiende desde la zapatería hasta el restaurante.
Estudiante: Es la meta.
Profesora: Muy bien. ¿Y desde la zapatería?
Estudiante: El origen.
Profesora: Bien, será la fuente u origen. Ahora, ¿por qué son argumentos del
verbo?
Estudiante: Porque una extensión requiere un origen y una meta.
Profesora: Claro, porque *El pasaje se extiende quedaría sin completar, la
semántica de este verbo exige un origen y una meta.
Vamos ahora a incorporar otro papel temático. Veamos (16)
16. Juan recuperó sus documentos,
El evento de ‘recuperar los documentos’ benefició a Juan. Por lo tanto, en este caso
podemos decir que este sujeto no es un agente ‘que hace’, sino un beneficiario. Y sus
documentos será el tema. Y si en vez de recuperarlos, Juan los hubiera perdido, sería un
beneficiario negativo.
Estudiante: ¿Qué diferencia hay entre beneficiario y experimentante?
Profesora: El experimentante aún no lo hemos introducido, veremos que es bien
diferente. Al beneficiario lo vamos a definir como el que recibe pérdida o beneficio en
función del evento.
Estudiante: Una pregunta, en Juan perdió sus documentos, aunque no lo haya
hecho adrede, ¿no es el agente?
Profesora: No, el agente sólo es deliberado y volitivo, tiene que ser adrede.
Recuerden que para reconocer al agente de un verbo de acción se puede hacer la paráfrasis
con hacer y también se pueden agregar a la estructura adverbios como deliberadamente,
adrede, voluntariamente, etc. El agente es humano y además es deliberado, voluntario.
Habíamos definido al agente como el sujeto de los verbos de acción. Pero si en vez de un
verbo de acción, tenemos un verbo de emoción, –lo que se suele llamar en la literatura un
verbo psicológico o un verbo de proceso mental– como alegrarse, entristecerse,
enfurecerse, volverse loco, no vamos a tener un agente, sino que el sujeto será un
experimentante.
17. Mis amigos se alegraron/se entristecieron/se enfurecieron/se apenaron con
la noticia
¿Qué es con la noticia en (17)?
Estudiante: Es un instrumento.
Profesora: Más bien podríamos decir que es una causa. Lo mismo pasa cuando
digo Juan se asusta con las arañas. A esa causa la puedo dar vuelta y transformarla en
el sujeto de la oración. Entonces, el experimentante es el sujeto de estos verbos
psicológicos o de proceso mental, y también de los verbos de conocimiento. Vamos a
cotejar estas dos oraciones:
18. a. Los chicos aprenden inglés
b. Los chicos saben inglés
En (1a), ¿qué paráfrasis puedo hacer? Lo que hacen los chicos es aprender inglés. Y
allí los chicos es el agente. Pero sonaría raro que yo dijera #Los chicos saben inglés
deliberadamente. Entonces, saber es un verbo de conocimiento y ahí tenemos un
experimentante. Verbos como entender, comprender, saber, requieren un experimentante.
Estudiante: Siempre referido a lo animado.
Profesora: Exactamente, muy bien. Como el agente y el beneficiario.
No hay un acuerdo absoluto entre los lingüistas como para poder confeccionar una lista
exhaustiva de papeles temáticos. Si bien hay casos típicos, hay cuestiones más opinables o
que pueden ser vistas desde más de una perspectiva. A ustedes les va a pasar que les surjan
algunas dudas a la hora de clasificar algún constituyente. Pero, en líneas generales, estos
que hemos presentado son bastante canónicos y bastante aceptados. Por eso no vamos a
introducir más papeles. Vamos a, en función de esto, ver cómo pueden ser las estructuras
posibles de los distintos tipos de verbo.
Estudiante: Sigo sin entender la diferencia entre beneficiario y experimentante.
Profesora: El experimentante es el sujeto de procesos psicológicos, es alguien que
experimenta un proceso psicológico que puede ser agradable o desagradable, pero que es
una experiencia. En cambio, el beneficiario es alguien que gana o pierde en un evento. Pero
no tiene que ver con la naturaleza mental porque, por ejemplo, perder la billetera, ganar la
lotería, recuperar los documentos, son acciones. En cambio, alegrarse, entristecerse,
apenarse, son procesos de orden mental, psicológicos.

Estructura sintáctica
Si bien hemos adelantado bastante respecto de algunas funciones sintácticas que cumplen
los papeles temáticos, ahora vamos a especificar más las vinculaciones entre una y otra
estructura.
Tenemos la estructura argumental, por un lado, que aporta los participantes en el
evento que presenta la oración y, por otro lado, tiene un reflejo sintáctico que varía en cada
oración. No hay una correspondencia uno a uno entre argumentos y funciones sintáctica. Se
tiene que ver de acuerdo al tipo de verbo.

Alternancias
1.[El profesor] explicó [el problema]. Ag, T
2.[El problema] fue explicado [por el profesor]. T, Ag

3.[Yo] temo [a las arañas]. Exp, C


4.Me asustan las arañas. C, Exp

[Los agricultores] cortaron la ruta con tractores. Ag, T, I


5.

6. [Tractores] cortaron la ruta. I, T *(Ag)

Diapositiva 19
Si prestamos atención a los ejemplos de la Diapositiva 19, vemos que en (1) tengo
dos argumentos: un agente y un tema, que se corresponden, respectivamente, con las
funciones de sujeto y objeto. Siempre que hay un agente funciona como sujeto, excepto en
la pasiva, así en (2) el orden está invertido. La estructura pasiva permite que el sujeto se
omita y que el tema se promueva a la función de sujeto. En (3) hay también dos
argumentos, pero como el verbo no es de ‘acción’, sino de ‘proceso mental’, lo que
tenemos es un experimentante, enlazado con el sujeto, y una causa, enlazada con el objeto.
En (4) el cambio de lexema conlleva un cambio en el enlace entre papeles temáticos y
funciones sintácticas. Dado que asustarse es también de ‘proceso mental’, el
experimentante aparece en la función de objeto y la causa actúa como sujeto. En (5)
tenemos agente, tema e instrumento, y en (6) el agente aparece entre paréntesis porque está
implícito y lo promovido a la función de sujeto es el instrumento. Por lo tanto, no hay una
vinculación constante entre papeles temáticos y funciones sintácticas, sino que puede variar
en relación a la semántica del verbo o bien a lo que el hablante quiera presentar como más
relevante. Un aspecto interesante de este enfoque léxico-sintáctico con el que estamos
trabajando, que establece vínculos entre la semántica y la sintaxis, es que permite ver la
oración como una puesta en escena –recuerden que cuando presentamos las categorías
hablábamos de “la escena oracional”- en la que se describe un evento en el que intervienen
distintos participantes. Pero, para usar una metáfora cinematográfica: Quién monta esta
escena? Sin duda es el hablante que elige una perspectiva determinada que le permite
focalizar, destacar uno u otro de esos participantes: es lo que hacemos en la oposición entre
voz activa, que focaliza al agente, y voz pasiva, que pone en primer plano al tema/paciente
Y también es lo que muestra la oposición entre (5) que focaliza al agente y (6) que pone de
relieve al instrumento, como forma de destacar el sentido del conflicto. El ejemplo de (6)
está tomado de un titular de diario de la época del conflicto entre el gobierno y los
productores agropecuarios, por eso, decir que los tractores cortaron la ruta, resultaba más
efectivo, periodística y socialmente, que mencionar a los agricultores o ruralistas.
Para empezar a desarrollar lo que corresponde a la estructura sintáctica, tenemos
que recordar una distinción fundamental, que ya habíamos visto, respecto de los dos tipos
de modificadores del verbo.
Estructura sintáctica
Los modificadores del V constituyen dos grupos:

Complementos, que son seleccionados o exigidos


por el verbo y desempeñan un papel en la
estructura temática o argumental.

Adjuntos, que son más externos o “periféricos” y


no son nunca obligatorios, por lo que pueden
agregarse o quitarse libremente.

Diapositiva 20

En la oración, los argumentos se desempeñan como complementos, mientras que los


modificadores opcionales son adjuntos. Las diapositivas siguientes sintetizan la diferencia
entre complementos y adjuntos:

COMPLEMENTOS ADJUNTOS
Representan a los Señalan las
participantes del evento circunstancias
manifestados por los acompañantes del
argumentos del V. evento (T, L, M, I, Cant,
Comp, Caus, F, etc.).
Sirven para clasificar al No inciden en la
V (intrans.,trans, ditrans, clasificación verbal.
etc.). Pueden añadirse
libremente a cualquier
clase de V.
Cuando no se manifiestan
en la sintaxis, se Son omisibles.
consideran implícitos.

Diapositiva 20
Los complementos representan a los participantes del evento, dependen del tipo de
verbo que haya en cada oración y los adjuntos son los circunstanciales. Los complementos
son importantes porque sirven para clasificar al verbo: así, por ejemplo, los verbos sin COD
son intransitivos, los que tienen un COD son transitivos, mientras que los que tienen dos
complementos son ditransitivos. Además, cuando no se manifiestan en la sintaxis pueden
quedar implícitos, cuyo caso más típico es el del sujeto, pero en ciertos casos puede
omitirse también el objeto.

COMPLEMENTOS ADJUNTOS
Su omisibilidad puede dar
origen a cambio de
significado.
Juan bebe un refresco.
Juan bebe.
No pueden agregarse a Pueden agregarse
verbos que no los selección libremente.
*Juan bebe agua a su Juan bebe agua de un
hermana vaso en la cocina de su
*Juan murió un perro casa todas las mañanas.

Diapositiva 21

Por otra parte, la omisibilidad de los complementos puede dar lugar a cambios de
significado, como en Juan bebe (es bebedor, consume alcohol) frente a Juan bebe agua.
Sabemos también que los complementos no pueden añadirse a verbos que no los
seleccionan.
COMPLEMENTOS ADJUNTOS
Los complementos tienen No guardan un orden
posiciones canónicas: canónico y su posición es
el COD después del V relativamente más libre
El COI después del COD Mis amigos vienen a cenar
Entregaron [premios] [a los a las ocho a casa.
ganadores del concurso].
Mis amigos vienen a cenar
La alteración del orden a casa a las ocho.
canónico conforma un orden
marcado o ‘menos natural’.
Entregaron [a los ganadores del
concurso] [premios].

Diapositiva 22

Los complementos, además, tienen posiciones canónicas y la alteración de ese orden


constituye lo que llamamos un “orden marcado”, más enfático, que generalmente implica
que le doy mayor importancia a alguno de los componentes de la oración. En cambio, los
adjuntos tienen un orden más libre, no tienen posiciones canónicas.
Recordemos también, cuáles son los complementos del verbo:

Complementos del V
COD: Compró pan.
COI: Le regaló un libro a su amigo.
Crég: Depende de su padre, confía en su madre.
CC: Se porta bien/ *Se porta.
Puso el libro en el estante/ *Puso el libro.
Cag. Las ruinas fueron descubiertas por un aventurero .

Omisibilidad del C: Con algunos verbos, cuando tiene


sentido general o puede deducirse del contexto, es
omisible –Ya comimos (algo comestible). Juan pinta.

Diapositiva 24

En el primer ejemplo de la Diapositiva 24 tenemos un verbo con su objeto directo.


En el segundo ejemplo, el verbo exige también un objeto indirecto, el cual aparece
duplicado por el pronombre le, lo que es sumamente frecuente en español. No se trata de
dos objetos indirectos diferentes, sino del mismo duplicado por el pronombre. El tercer
ejemplo incluye dos casos de complemento régimen, que aparecen completando el
significado del verbo, igual que el objeto directo, pero siempre precedidos de una
preposición de esas a las que en la clasificación de las preposiciones las llamábamos
“semiplenas” porque no tienen un significado específico, pero están exigidas por el verbo.
Preposiciones como de, con, a, en, pueden ser plenas o semiplenas, según los casos.
Comparen los siguientes ejemplos con los de la Diapositiva:

19. a. La casa de Juan es muy amplia


b. Vive en Lanús

En (19 a) de tiene un claro valor posesivo y en (19b) en tiene significado locativo,


son preposiciones plenas, en cambio en los ejemplos de la Diapositiva 24 –depender de,
confiar en- las preposiciones están exigidas por el verbo: son semiplenas. Recuerden que
estas preposiciones están desemantizadas, pero igual asignan caso (oblicuo, terminal o
prepositivo) al SN que las acompaña.
Ahora bien, siguiendo con los ejemplos de la Diapositiva 24, algunos verbos
también exigen un complemento circunstancial. Los circunstanciales, que en la mayoría de
los casos son adjuntos, en algunos casos son complementos, que aparecen porque son
exigidos por la semántica del verbo. Por ejemplo, portarse o tratar requieren un
complemento circunstancial de modo que complete su significado. Lo mismo pasa con los
verbos de colocación, como poner, que es un verbo trivalente o de tres argumentos: exige
un agente, un tema y un locativo, que en este caso es obligatorio, porque Puso el libro sería
muy vago, a menos que se pueda deducir del contexto el lugar donde puso el libro. El
último complemento que se ejemplifica en la diapositiva es el agente, que aparece solo en
la voz pasiva pero es perfectamente omisible, lo que hace que se haya discutido mucho
acerca de si debe o no considerarse un complemento, aunque se lo considere así por su
vinculación profunda con el verbo. La omisibilidad del complemento está expresada en la
parte de abajo de la diapositiva e implica que, aunque por la semántica del verbo un papel
sea requerido, a veces puede quedar implícito, puede no expresarse. Pasa normalmente con
el sujeto, pero puede pasar con el objeto o con otro complemento.
Ahora bien, desde el punto de vista estructural, ¿qué sucede en la oración cuando el
verbo recibe más de un complemento? Los esquemas de la Diapositiva 25 cotejan la
estructura de un verbo bivalente, con solo OD, y de otro trivalente, que incluye OD y OI.

Diapositiva 25

Si observan en la Diapositiva 25 el esquema de la derecha, en el nivel prima se


vinculan el verbo con su complemento objeto directo –entregó un informe -y luego tenemos
la flexión, hacia la que se moverá el verbo para cotejar sus rasgos de tiempo y
concordancia. Por último, en el especificador de la flexión tenemos el sujeto, que se ha
desplazado hasta allí desde el interior del SV, su posición original en la que recibe papel
temático del verbo. Y ¿para qué se desplazaba el sujeto al especificador de la flexión?
Estudiante: ¿Para recibir caso, era?
Profesora: Tal cual. El sujeto recibe caso nominativo de la flexión. Dijimos que el
sujeto se mueve, porque el verbo le asigna el papel temático correspondiente, pero para que
pueda funcionar oracionalmente debe estar dotado de caso, que indica su función sintáctica.
Como el verbo ya ha asignado caso acusativo al objeto directo, el sujeto se desplaza al
especificador de la flexión para recibir caso nominativo, que es el que le corresponde por su
función.
Y ¿qué vemos en el diagrama de la izquierda de la diapositiva? Cuando en la
oración también tenemos un objeto indirecto, el punto de partida es el mismo: en el nivel
prima se vinculan el verbo y el complemento directo, pero este nivel se vuelve recursivo
para aceptar otro complemento: el objeto indirecto, que es más externo que el directo. El OI
siempre se construye con la preposición a que es la que marca con caso oblicuo al COI.
Los dos diagramas de la Diapositiva 26 muestran las diferencias entre el
circunstancial que es complemento del verbo y el que es un adjunto. En el primer caso, que
es lo que se muestra en el diagrama de la izquierda, el esquema coincide con el que vimos
en la Diapositiva 25 anterior para el COI. Es decir que la estructura de un verbo trivalente
es siempre la misma, ya sea el tercer argumento un OI o un circunstacial. Pero la estructura
difiera de la que se muestra en el diagrama de la derecha, en que el circunstancial es
externo, más periférico, un adjunto.

Diapositiva 26

Por último, recordemos que el complemento objeto directo es siempre un sintagma


nominal, aunque esté encabezado por a, en los casos en que se refiere a una entidad
animada y definida. Esta preposición se considera una marca de función, una preposición
desemantizada y con valor gramatical o funcional. El OI, en cambio, va siempre precedido
por a, que no es marca de función, sino una preposición plena, no omisible que asigna caso
oblicuo al OI. Los circunstanciales, por su parte, son sintagmas adverbiales o
preposicionales, e incluso pueden ser sustantivos con valor temporal.
COMPLEMENTOS ADJUNTOS
Los circunstanciales son
El COD es siempre un SN, Sadv’s o SSPP. Solo
aún cuando vaya algunos nombres
encabezado por a para temporales, también
personas. pueden ser
A se considera marca de circunstanciales:
función Preposición Llegó ayer/ de noche/ el
vacía. lunes.

Diapositiva 27

Para ir redondeando estos temas, repasemos las pruebas de reconocimiento de los


complementos, que nos van a servir para ordenar lo que ya sabemos.

Pruebas de reconocimiento de los


complementos
Pronominalización
El COD es sustituible por el pro variable objetivo:
lo/ la/ los/ las.
El COI es sustituible por el pro variable objetivo: le/ les.
El PSO de los verbos copulativos ser, estar y parecer es
sustituible por el pro invariable predicativo lo.
Sustitución
El V + sus complementos es sustituible por hacerlo
Juan entregó el informe al director a la mañana y yo lo hice
a la tarde.

Diapositiva 28

Reconocemos a los complementos porque son pronominalizables. El objeto directo


y el predicativo subjetivo obligatorio de los verbos copulativos son sustituibles por lo,
aunque el del objeto directo es variable (20 a) y el del predicativo subjetivo es invariable
(20b). Además el objeto indirecto es sustituible por el pronombre le (20c).

20. a.¿Comíste ya las galletitas? Sí, las comí. Y ¿los caramelos? También los comí.
b. María es muy alta. Sí, lo es. Y su hermano también es alto. Sí, él también lo es.
c. Entregaste el paquete al dueño? Sí esta mañana le entregué el paquete/se lo
entregué.
Tenemos además la prueba de la sustitución en la que el verbo y los complementos
son reemplazables por hacerlo, mientras que los adjuntos no entran en la sustitución.
21. Juan entregó el informe al director a la mañana y yo lo hice a la tarde.

Y por último tenemos la pasivización en la que sabemos que el objeto directo se


transforma en sujeto en la voz pasiva.

22. El equipo de buzos encontró restos de la embarcación bajo el mar.


Restos de la embarcación fueron encontrados bajo el mar (por el equipo de buzos)
Se encontraron restos de la embarcación bajo el mar *(por el equipo de buzos).

En la pasiva el verbo es sustituido por una frase verbal formada por el auxiliar ser +
participio del verbo principal, que es un participio concordado. A diferencia del de los
tiempos compuestos que es invariable, el de la pasiva concuerda con el sujeto en número y
género. La perífrasis es un tipo de forma verbal compuesta en la que la información del
verbo se distribuye entre los dos componentes, el participio manifiesta el significado pero
todos los rasgos gramaticales aparecen en el auxiliar. En el caso de la perífrasis de pasiva
aparece un participio, pero puede haber otra forma verbal no finita en otras perífrasis.
Además de la pasiva perifrástica, con ser+ participio, en español tenemos otra
forma pasiva en la que el sujeto es el objeto de la activa, pero el sujeto de la activa
desaparece. Entonces tenemos dos formas de pasiva, la pasiva con participio que puede
incorporar el agente, y la pasiva con se, que veremos con algo más de detalle al ver las
construcciones pronominales, que no puede incorporar al sujeto que desaparece.
Los ejemplos de (23) muestran la transformación de activa (23 a) a pasiva (23b): el
sujeto se transforma en complemento agente, el verbo se transforma en una perífrasis que
concuerda con el nuevo sujeto, que es el objeto directo de la activa, pero el objeto indirecto
no sufre cambios en la pasiva en español. En cambio, (24) nos muestra que el inglés tiene
dos posibilidades para la pasiva: una en la que se mueve el OD y otra en la que lo
pasivizado es el OI,
23. a. María le obsequió un libro a Pedro
b. Un libro le fue obsequiado a Pedro por María
24. a. Mary gives a book to Peter
b. A book was given to Mary by Peter
c. Mary was given a book by Peter

Pruebas de reconocimiento de los


complementos
Conmutación
El OD puede anteponerse:
a) acompañado de acento enfático (Focalización)

CAFÉcompré esta mañana.


a) reduplicado por el clítico

Al café ya me lo tomé (Tematización)

Diapositiva 29

Si continuamos con las pruebas de reconocimiento veremos que además de la


pronominalización (para el OD, OI y PS), la sustitución con hacerlo y la pasivización,
también tenemos la conmutación, en la que vemos cómo podemos anteponer el objeto
directo, para resaltarlo, incluso con una pronunciación más destacada. Decimos que eso
tiene un valor contrastivo, como en Café compré esta mañana (y no azúcar). Además la
conmutación puede reforzarse con una reduplicación por un clítico, que lo tematiza – Al
café ya lo tomé-.
CLASE Nº 10

ESQUEMAS ORACIONALES

Llamamos esquemas oracionales a ciertas configuraciones estructurales que típicamente se


dan en la conformación oracional de las lenguas. Para el español distinguimos entre
esquemas predicativos – transitivos, ditransitivos e intransitivos-; atributivos – copulativos
y de predicación secundaria -; reflexivos – propiamente dichos o reflejos y cuasirreflejos –;
e impersonales.

ESQUEMAS PREDICATIVOS
En principio vamos a comenzar por el esquema por antonomasia, el transitivo, que puede
ser de transitividad directa, indirecta o doble, y luego veremos los dos tipos de esquemas
intransitivos: inergativos e inacusativos.

Esquemas oracionales
Directo
Transitivo Indirecto o de Régimen preposicional
Doble o Ditransitivo

Inergativo
Intransitivo
Inacusativo

Diapositiva 1

ESQUEMAS TRANSITIVOS

El esquema transitivo típicamente opone los dos argumentos esenciales del verbo: el que
expresa la máxima actividad, el agente, y el que manifiesta el valor opuesto, el de no
dinamismo o pasividad: el tema/paciente. Sin embargo, como sabernos, este esquema típico
se da con los verbos de acción, con otros tipos de verbos encontramos otros papeles de
temáticos realizando el mismo esquema transitivo.
De transitividad directa

Esquema Transitivo

1. [El juez] castigó [a los delincuentes.] Ag, P

2. [Los pobladores] temen [a las tormentas.] Exp, C

3. [La presidenta] recorrió [el área afectada.] Ag, L

4. [Mi amiga] tiene [un perro.] B, T

5. Corrió [una carrera/ una maratón.] (Ag), T

6. [Manuel] pesa [100 kilos.] P, M

Diapositiva 2

En la Diapositiva 2, en (1) tenemos un ejemplo canónico con un verbo de acción, en


que el sujeto manifiesta al agente que castiga y el objeto, al paciente que padece el castigo.
Otras oraciones transitivas, sin embargo, muestran otras posibilidades respecto del mismo
esquema biactancial o con dos argumentos. O sea que, además del esquema transitivo
prototípico en el que un agente actúa sobre un tema/paciente, se reconocen oraciones
transitivas con otros argumentos involucrados. En el ejemplo (2) de la Diapositiva, dado
que el verbo no es de acción, sino que pertenece al grupo de los que hemos denominado de
proceso mental o psicológico, no tendremos agente, sino experimentante, y dado que no
hay agente que actúe tampoco hay un tema, sino una causa que provoca la experiencia.
Resulta interesante considerar que puedo dar vuelta esta oración, ya que la causa, que es
objeto en (1a) puede ser promovida a sujeto, como se muestra en (1b), en la que debo
cambiar el verbo por otro como asustar que permita presentar el enfoque inverso:
1. a. Los pobladores temen a las tormentas
b. Las tormentas asustan (=hacer temer, producen temor) a los pobladores.
En estas dos oraciones -(1a) y (1b)- los papeles temáticos son los mismos – los
papeles temáticos son lo constante, lo que siempre se mantiene-, lo que cambia es el enlace
con la sintaxis. De modo semejante a lo que sucede entre una oración activa y su
correspondiente pasiva, como se muestra en el ejemplo (2) de abajo:
2. a. El juez castigó a los delincuentes
b. Los delincuentes fueron castigados por el juez
Entre (2a) y (2b) los papeles temáticos se mantienen: el juez es siempre agente y los
delincuentes, siempre tienen el papel temático de paciente, pero las funciones sintácticas se
invierten: en (2a), el juez es sujeto y los delincuentes objeto directo, en cambio en (2b), el
juez es complemento agente y los delincuentes sujeto, ‘paciente’ como dirían las gramáticas
tradicionales.
¿Qué tenemos en la siguiente oración de la Diapositiva: La presidenta recorrió el
área afectada? La presidenta es el agente, con función sujeto de un verbo de ‘acción’ como
recorrer (= lo que hizo la presidenta fue recorrer el área afectada) y el área afectada, que
funciona como OD, desde el punto de vista temático, por la semántica del verbo, que
además de ‘acción’, implica ‘movimiento’ se puede pensar como un locativo.
En el caso (4) de la Diapositiva, tener no es verbo de acción, sino que se refiere a un
‘estado’, de los que dijimos que, como no implican cambio, no necesitan un agente que lo
produzca. El sujeto en (4) no puede ser un agente, pero ‘el que tiene’, ‘el poseedor’ de algo-
Mi amiga- es un beneficiario y lo poseído -un perro- es, en este caso, un tema.
En el caso (5) de la Diapositiva, Corrió una carrera, de nuevo tengo un verbo de
‘acción’. Lo particular aquí es que normalmente correr se piensa como intransitivo -Juan
corre- o sea que el verbo exige solo un agente que realice la acción. Sin embargo, en (5)
correr acepta un objeto que se llama cognado (viene del latín, en que la palabra cognatus
significaba “parientes”, lo cual en español se redujo y pasó a referirse a un solo pariente: el
cuñado). El objeto cognado es un objeto semánticamente “emparentado” con el verbo,
despliega algo que ya está en el significado del verbo. Es un objeto desplegado de la misma
idea del verbo, como cuando decimos Vivió una vida placentera o Murió la muerte del
justo. Si no agregamos un modificador –placentera, del justo– el objeto se torna
redundante, innecesario, porque repite la idea que ya está en el verbo.
En el ejemplo (6) de la Diapositiva, tenemos el caso más atípico, el más alejado de la
idea básica de la transitividad como ‘acción de un agente sobre un tema/paciente’. Podemos
comparar, al respecto el ejemplo de abajo (3a) donde pesar se comporta como un verbo
transitivo típico que escoge un agente – el empleado – y un tema – las cajas - y (3b) donde
pesar es un ‘verbo de medida’.
3. a. El empleado pesa las cajas.
b. Manuel pesa 100 kilos.
En (3b) la transitividad aparece “diluida” y pesar funciona como en un verbo de
‘estado’ en el que el sujeto es un paciente y el objeto representa un papel temático especial:
“medida”, que tiene valor cuantificacional. Lo mismo sucede con otros verbos de medida
como durar, medir, valer, etc. Todos tienen un tema en la función sujeto, ya que son verbos
de estado y no exigen agente, y el papel temático que le corresponde al objeto es el de
medida.
En todos estos casos de transitividad, que hemos caracterizado como menos
prototípicos, el complemento siempre acepta el reemplazo por lo y se considera
sintácticamente un OD: Mi amiga lo tiene (al perro) / los pesa (a los cien kilos). Su
particularidad semántica se manifiesta en que no son pasivizables: *Un perro es tenido por
mi amiga/ *Cien kilos son pesados por Manuel.
Según hemos visto, dentro de lo que sintácticamente se consideran casos de
transitividad, en que tenemos un verbo con un sujeto y un objeto directo, desde el punto de
vista semántico, ambas funciones pueden ser llenadas por distintos papeles temáticos.
Dentro de estos casos, el esquema más prototípico o canónico es el representado por los
verbos de ‘acción’ en los que un agente actúa sobre un tema/paciente. Los otros casos
representan sintácticamente el esquema transitivo –con sujeto y objeto–, pero
semánticamente ponen en juego otras relaciones temáticas.

De transitividad indirecta
Pasemos ahora a lo que en el cuadro de la Diapositiva 1, de presentación de los esquemas
oracionales, identificamos como un segundo tipo de esquema transitivo. Se trata de aquellas
construcciones en que el complemento del verbo no se une a este en conexión directa como
el OD, que solo lleva a como marca de función cuando se trata de un objeto animado y
específico. Ahora vamos a ver lo que denominamos transitividad indirecta, con los
ejemplos que aparecen en la Diapositiva 3.
Diapositiva 3

Así como vimos que algunos verbos se combinan directamente con su COD – leer un
libro, comer una torta, escribir un mail – otros se vinculan con su complemento no
directamente, sino a través de una preposición, de modo indirecto. En estos casos la
preposición aparece más gramaticalizada, porque los verbos no pueden tomar directamente
el complemento si no es por medio de esta preposición que se conoce como semiplena,
exigida por el verbo. Podemos comparar los primeros dos ejemplos de la Diapositiva 3: en
Vuelve de Madrid, la preposición tiene valor de origen, es una preposición plena, que puede
reemplazarse por desde, en cambio en Carece de dinero, la preposición aparece por una
exigencia del verbo con el que forma “una unidad cohesionada semánticamente”, como
plantean Hernanz y Brucart (1987: 263). No solo de, puede aparecer en estas
construcciones, sino que, como muestran los ejemplos de la Diapositiva 3, también pueden
emplearse otras como con, a, en. Recuerden que aunque estas preposiciones están más
gramaticalizadas, igual forman SSPP y asignan caso oblicuo, terminal o prepositivo al SN
que las acompaña.
Algunos verbos admiten ambas posibilidades de transitividad, directa e indirecta,
como Pienso la solución y Pienso en la solución o en Dudo que venga y Dudo de que
venga. Lo que no es posible, aunque muchas gramáticas y manuales lo acepten, es que un
verbo lleve un OD y simultáneamente un régimen. Esto lo hemos planteado en un trabajo
que tienen Uds. en la bibliografía, que hicimos con la Prof. Albano y el Prof. Trombetta.
Las gramáticas dan casos como los de (4) abajo
a. Han acusado al vigilante del asesinato
b. Lo obligaron a confesar
c. Convirtieron al príncipe en sapo
Sin embargo, lo que tenemos en (4a), además del OD –al vigilante- no es un
régimen, sino un circunstancial de causa –del asesinato (= por el asesinato)-; en (4b)
tenemos OD –lo- y circunstancial de fin –a confesar (= para que confesara)-; y en (4c), un
OD – al príncipe- y un predicativo –en sapo-. En este último ejemplo, si bien aún no hemos
visto la función sintáctica de predicativo, en este caso se trataría de un predicativo objetivo,
y se puede anticipar que se trata de un predicativo porque si ponemos el objeto directo en
plural, el predicativo debe manifestar concordancia: Convirtieron a los príncipes en sapos.
En síntesis, y dado que este es un curso introductorio no vamos a extendernos en estas
cuestiones, lo que plantemos es que el OD y el complemento régimen no pueden coexistir
oracionalmente porque se trata de formas alternantes que eligen los verbos para expresar la
transitividad y combinarse con sus complementos. Por otra parte, en todos los ejemplos
estudiados, la imposibilidad de coexistencia que planteamos se basaría en el denominado
“criterio temático”, reconocido en la literatura: dado que el objeto manifiesta al tema, el
régimen no tendría ningún papel temático que recibir. Por lo tanto, consideramos que en
estos casos se trata de verbos triádicos con COD y circunstanciales. Agreguemos un último
punto que muestra también las coincidencias entre el OD y el régimen. Cuando vimos el
OD planteamos que es exigido por el verbo pero que algunos permiten su omisión en la
sintaxis. Esto también sucede con el régimen: en algunos casos, es omisible – El ministro
renunció (a su cargo) -, pero otros verbos no lo permiten – *El libro consta (de diez
capítulos)-. Entonces, hay ciertas coincidencias que nos hacen pensar en las vinculaciones
entre los verbos que toman directamente a su complemento y los que lo hacen a través de
una preposición, más allá de la forma, con o sin preposición, en que lo hacen. Hay,
entonces, además muchas equivalencias entre régimen y objeto directo, que no son
adjuntos sino complementos.
De transitividad doble o ditransitividad
Ahora vamos a pasar a la transitividad doble o ditransitividad, con los ejemplos de la
Diapositiva 4:

Esquema de transitividad doble o


ditransitivo
Con COD y COI
1. [La gendarmería] entregó [alimentos] [a los socorristas] para
los pobladores].
Ag, T, M
2. [El capitán] informó [el problema] [a la tripulación].
Ag, T, M
3. [El gerente] ordenó [a su secretario] [un informe.]
Ag, M, T
4. Le compramos [flores] [al florista] para mamá.
(Ag), T, F
5. Le vendieron [un auto] [a mi papá] para mamá.
(Ag), T, M .

Diapositiva 4

El primer ejemplo de la Diapositiva 4 muestra el esquema ditransitivo canónico, en


el que tenemos un sujeto agente, un objeto directo tema y un objeto indirecto que representa
a la meta o término de la ‘acción’ expresada por el verbo. Los esquemas ditransitivos
siempre se dan con verbos que piden tres argumentos, incluido el sujeto: agente, tema y
meta. A veces puede incluirse un Beneficiario, pero no es un argumento del verbo, no es
exigido por éste, sino un adjunto, encabezado por para, sintácticamente es un circunstancial
de fin, como para los pobladores en (1). El OI solo va encabezado por a, no por para
Dentro de los verbos que exigen tres argumentos se encuentran los de ‘transferencia’,
ejemplificados en (2), que suponen un agente que transfiere algo, que es un tema, a alguien,
que es la meta. Un tipo particular de verbos de transferencia, son los de ‘comunicación’,
que refieren a la transferencia de algo inmaterial: información. Otro grupo de verbos que
exige tres argumentos son los de ‘orden o pedido’: ‘alguien pide/exige/ordena algo a
alguien’. En los verbos como comprar, ejemplificado en (4), en vez de meta, el argumento
que aparece es la fuente, que remite al “origen” del evento, que es otro de los papeles
temáticos típicos del objeto indirecto.
También vamos a considerar dentro del esquema ditransitivo los casos de verbos
que además de objeto directo exigen un complemento circunstancial. Los primeros
ejemplos de la Diapositiva 5 muestran una cierta alternancia posible, con ciertos verbos,
entre el OI y el circunstancial de lugar: así podemos decir Colocaron etiquetas a las
mercaderías o en las mercaderías o Puso azúcar al café o en el café. Lo que tienen en
común ambos casos, es que el verbo exige tres argumentos: ya sea agente, tema y meta o
bien agente, tema y locativo.

Diapositiva 5
Los ejemplos que tenemos en la Diapositiva 5 se dan con verbos que expresan
‘colocación’ e implican ‘poner/colocar/meter/etc. algo en algún lugar. Son verbos que
siguen el esquema ditransitivo y exigen además de objeto directo, un complemento
circunstancial. Los papeles involucrados son agente, tema y locativo. Los incluimos en el
esquema ditransitivo porque el verbo exige tres argumentos. Lo que estamos viendo es que
vamos a considerar como esquema ditransitivo tanto al formado por OD y OI como al de
OD y CCirc. En ambos casos, la exigencia argumental está relacionada íntimamente con la
semántica del verbo que, como Uds. ya habrán advertido, es determinante en la
conformación de los esquemas oracionales y los papeles temáticos que los completan.
Esquemas transitivos con OI no argumental
Por último, vamos a señalar que algunos verbos transitivos, que no exigen un COI, es decir
que no son trivalentes, pueden, sin embargo aceptar un OI, que se considera, entonces, no
argumental y representa, según los casos, un beneficiario o un poseedor, no exigido por el
verbo, como se muestra en la Diapositiva 6
Diapositiva 6

En el caso del denominado dativo benefactivo, el verbo solo exige dos argumentos
el agente y el tema: La abuela tejió un pulóver. El beneficiario, que funciona como OI, no
es exigido por el verbo de modo que no se considera argumental. La preposición de este OI
puede ser reemplazada por para, que no permite la duplicación con le: *La abuela le tejió
un pulóver para su nieto.
El caso del dativo posesivo es similar al anterior. El verbo transitivo solo exige dos
argumentos: agente y tema: El ladrón arrebató la cartera. Esta construcción admite la
incorporación del poseedor del tema, que siempre se refiere a algún objeto de su esfera
personal, como por ejemplo las partes del cuerpo, consideradas pertenencias inalienables a
la persona. Otro ejemplo posible sería:
4. El dentista le sacó la muela a mi hermanito.
En este caso la preposición a puede ser reemplazada por de, con valor pleno de
posesión. Al igual que para en el caso anterior, de tampoco permite la duplicación con le:
*El dentista le sacó la muela de mi hermanito. Otra posibilidad de reemplazo de este dativo
es por un determinante posesivo: El dentista le sacó su muela, donde el objeto directo y el
indirecto se funden en un solo SN de núcleo y especificador posesivo – su muela-.
5. El dentista le sacó su muela
Y por último, tenemos un tercer caso de OI no argumental: el conocido como
“dativo ético”. No solo no es argumental sino que se trata de un elemento expletivo,
innecesario, que solo muestra el interés del hablante en la realización del evento
mencionado en la oración. Un ejemplo muy utilizado en la ejemplificación es Este chico no
me come. Otro caso semejante sería si yo mostrara mi interés en que estudien este tema y
les dijera: Me estudian esto para la próxima clase. Se trata de un uso muy coloquial,
restringido fundamentalmente a la lengua oral. Generalmente este dativo de interés aparece
en primera persona porque implica el interés del hablante en que se realice esa acción.
Tiene un valor pragmático en el sentido de que introduce al hablante dentro del texto y
marca su interés en el evento.

ESQUEMAS INTRANSITIVOS
A partir de los estudios realizados dentro de la gramática generativa, la tradicional clase de
los verbos intransitivos, aquellos que solo requieren un argumento (no dos como los
transitivos que venimos viendo o tres, como los ditransitivos), ha sido dividida en dos
subgrupos teniendo en cuenta el papel temático del único argumento exigido por estos
verbos.
Esquemas intransitivos
Inergativo
1. [Juan] trabaja (en una carpintería). Ag
2. [El chico] sonrió tímidamente. Ag
Inacusativo
3. [El chico] crece. (Cf. Los chicos crecen.) P
4. Se murió [el gato]. (Se murieron los gatos.) T
5. Falta [agua]. T
6. Surgieron [problemas]. T

Diapositiva 7
En clases anteriores hablábamos de los verbos monovalentes, que eran los que no
pedían objeto directo en su estructura, esto quiere decir que llevan un solo argumento. El
papel temático de este argumento es el que permite distinguir entre verbos inergativos y
verbos inacusativos. En los inergativos, el sujeto tiene el papel temático de agente. Son
verbos de ‘acción’ como trabajar, correr o llorar, de lo que me doy cuenta porque, como
ya sabemos, permiten una paráfrasis con hacer. En cambio, en los verbos inacusativos, el
argumento exigido cumple el papel de sujeto paciente o tema, dependiendo de si es
animado o no. Estos verbos no expresan acción, sino más bien procesos, como crecer,
florecer o morir, o bien existencia o aparición, como surgir, aparecer o existir. En el caso
de los inacusativos, el sujeto tiende a retener la posición posverbal propia del objeto
directo, junto con su papel temático típico de tema, por lo que representan más el contenido
semántico de un objeto que de un sujeto. La denominación de “inacusativos” proviene de
que estos verbos no pueden marcar al objeto con el caso que corresponde, o sea el
acusativo, por lo que estos objetos, al no poder recibir caso del verbo, se ven obligados a
desplazarse al especificador de la flexión para recibir un caso que les permita funcionar
dentro de la oración. Entran en la relación de concordancia con la flexión, por lo que
reciben caso nominativo y aparecen en la oración como sujetos. La Diapositiva 9 muestra
el diagrama correspondiente al movimiento que se produce:
Diapositiva 8

En el diagrama de la Diapositiva 8 vemos que, dado que el verbo no le puede


ofrecer caso acusativo a su objeto, el sintagma que debería funcionar como objeto directo
no puede recibir el caso correspondiente, y se mueve al lugar del sujeto y recibe allí caso
nominativo. No obstante, si bien no en todos los casos, algunos de estos verbos admiten la
el esquema transitivo´, en el que se añade una causa, que funciona como sujeto. Así La
leche hierve expresa un proceso que le sucede a la leche, pero puedo agregar una causa
externa que promueva ese proceso, como cuando digo: María hierve la leche, que podría
parafrasearse como ‘María hace que la leche hierva’. María aquí no es un agente, como en
María patea la pelota que refiere a una acción realizada por María como agente. En María
hierve la leche, María es una causa externa que promueve el proceso de hervir que le
ocurre a la leche. Comparen los dos ejemplos de (7), ¿qué muestran?
6. a. Los precios aumentan
b. Los comerciantes aumentan los precios.
En (7a) el aumento de los precios se presenta como un proceso y no se indica la
causa, en (7b), aparece una causa –los comerciantes- que provoca el aumento. Como ya
hemos dicho, la oración despliega un evento y los papeles temáticos ofrecen al hablante
distintas perspectivas para presentarlo. Así el hablante puede destacar a un participante
promoviéndolo a una posición prominente como la de sujeto, o desplazarlo a otra más
periférica, o incluso “hacerlo desaparecer” no incluyéndolo en la oración. Recuerden, por
ejemplo, aunque todavía no lo hemos visto, que frente a la pasiva perifrástica que desplaza
al agente a una posición más periférica –La noticia fue transmitida a la redacción por un
corresponsal en el exterior- , la pasiva con se directamente lo omite – La noticia se
transmitió a la redacción-.
Existen varios tests que permiten el reconocimiento de los verbos inacusativos: en
lenguas como el italiano o el francés, donde primero se identificaron estos verbos, se
construyen en tiempos compuestos no con el auxiliar equivalente a haber en español, como
el resto de los verbos, sino con el que corresponde a ser. Así, por ejemplo, en francés, para
los verbos transitivos e inergativos se usa el auxiliar avoir (que resulta equivalente a haber
en la formación de los tiempos compuestos) y para los inacusativos se usa el auxiliar être
(equivalente a ser). En español antiguo también se hacía esta diferencia, que luego se
perdió y queda, por ejemplo en construcciones como “Soy nacido (por he nacido) en el
interior”.
7. a. Il a écrit. (verbo transitivo)
b. Il est arrivé (verbo inacusativo).
Otro diagnóstico aplicable al español es la construcción de participio absoluto, en la
que pueden participar los inacusativos (obviamente con grados de aceptabilidad, según los
casos), en la que no interviene el sujeto como con los transitivos, sino el objeto-tema:
8. a. Entregados los alimentos, los gendarmes se retiraron.
b.*Sonreído del Potro, la competencia terminó.
c. Interrumpidas las comunicaciones, la situación de los evacuados se complicó.
La construcción de participio absoluto no se da con verbos intransitivos porque
requiere del objeto del verbo para construirse, tal como se muestra en (8 a), sin embargo,
muchos verbos inacusativos pueden formar esta construcción con su sujeto. No se puede
formar con los intransitivos inergativos, que no tienen objeto y se denominan “intransitivos
puros” (8b), pero sí con los inacusativos, ya que aunque formalmente no tienen objeto, su
sujeto semántica o conceptualmente constituye el objeto del verbo, solo que, como vimos,
este objeto no puede aparecer como tal porque el verbo es inacusativo.
Por otra parte, la diferencia también puede correlacionarse con un aspecto de la
formación de palabras: los verbos agentivos, transitivos o no, pueden formar derivados en
–dor: nadador, caminador, entregador, hacedor; pero no así los inacusativos: *llegador,
*moridor, *caedor, *volvedor, etc. que, preferentemente seleccionan el otro sufijo con
valor ‘activo’ del español: la forma –nte, que tiende a unirse (aunque no en forma
exclusiva, piénsese en formas como cantante o creyente) a predicaciones de tipo cursivo y
designa individuos según la actividad que están realizando o el rol que están desempeñando
en una circunstancia dada (Laca 1993): entrante, creciente, floreciente, saliente etc.

Esquemas ergativos bivalentes


Además de los esquemas transitivos e intransitivos, algunos verbos admiten plantean un
esquema bivalente, que no incluye al OD, sino al OI, que al ser requerido por estos verbos
es argumental. Por lo general, para que haya un OI esperamos que también haya uno
directo, sin embargo, también tenemos los casos que muestra la Diapositiva 9, en que hay
OI, pero no directo.

Otros esquemas con COI argumental


[Me] agradan [las magnolias]. Exp, T

[Le] duele terriblemente [la cabeza]. Exp, T

[A María] le preocupan [sus hijos]. Exp, P

[Te] conviene [ese ofrecimiento]. Ben, T

[A Juan] le falta [una figurita] para completar el


álbum. -Ben, T

Diapositiva 9
Los primeros tres ejemplos de la Diapositiva 6 incluyen verbos que pertenecen a la
clase de los que expresan ‘procesos mentales’, para los que ya sabemos que vamos a tener
involucrado el papel temático de experimentante. Algunos de estos verbos como temer
responden al esquema transitivo que ya hemos visto, con el experimentante como sujeto y
la causa como objeto.
9. Los chicos temen a los monstruos
Los verbos psicológicos que aparecen en la Diapositiva 9, responden a otro
esquema: el experimentante funciona como OI y el tema o paciente es sujeto, ya que es el
SN que concuerda con el verbo en número y persona. Debido a esta última característica,
algunos autores interpretan los verbos psicológicos del tipo de gustar, encantar, fascinar o
molestar como inacusativos, con los que comparten el hecho de tener un sujeto tema. Pero
los inacusativos son verbos monovalentes, de un solo argumento, y los psicológicos de este
tipo, además del tema requieren un segundo argumento con el papel temático de
experimentante.
10. a. Le gusta el rock.
b. A Juan le gusta el rock.
c. El rock le gusta a Juan.
Además, estos verbos presentan otra de las características de los inacusativos: por lo
general, aunque el tema adopta las propiedades configuracionales, casuales y de
concordancia del sujeto, no adopta su posición inicial. En estos casos, la construcción con
el experimentante en posición inicial (10a y b) se considera la “más natural” o no marcada,
mientras que la inversa se considera más enfática (10c). Desde el punto de vista semántico,
estas estructuras pueden considerarse particulares, en tanto el sintagma que funciona como
sujeto es, por lo general ‘–animado’ y, si es ‘animado’, no se considera ‘activo’, por lo que
resulta menos prominente cognitivamente que el experimentante, que funciona como OI y
es siempre ‘animado’. Como ya habíamos comentado, esta particularidad de estas
construcciones lleva a que con frecuencia, los estudiantes tiendan a señalar al
experimentante como sujeto, aunque no es el SN que concuerda con el verbo y, además,
claramente no está en nominativo, ya que o bien va precedido por a, que es la preposición
que encabeza al OI o bien, si es un pronombre se coloca en dativo. Así, es un error típico
en la escuela identificar a Juan con el sujeto y el rock con el objeto, en una oración como
(10b). Lo que sucede en estos casos es que las propiedades típicas del sujeto están
distribuidas. Según ya hemos dicho: el sujeto es un conglomerado de propiedades
(categoriales, posicionales, casuales, de concordancia, semánticas, configuracionales). En
estas oraciones el tema es el sintagma nominal que manifiesta la propiedad de
concordancia, por lo que se lo considera el sujeto sintáctico de la oración, mientras que, por
lo general, el experimentante retiene la propiedad posicional típica del sujeto, que es la
inicial. Estas estructuras que acabo de presentar se conocen como estructuras ergativas. En
este caso, se define la construcción ergativa diciendo que el SN ‘animado’ “controla” la
situación desde el punto de vista semántico, pero no es el SN alrededor del cual se organiza
sintácticamente la oración. Es decir, acá el elemento que controla la estructura sintáctica es
el SN ‘–animado’ que funciona como sujeto, pero es más preponderante el SN ‘animado’,
que está representado en esta estructura por el papel temático de experimentante. Esto es lo
que algunas gramáticas tradicionales, como la de Gili y Gaya (1955), denominaban “sujeto
psicológico”. Es lo que funciona como relevante desde el punto de vista semántico, pero no
es el constituyente alrededor del cual se estructura la oración.
En los últimos dos ejemplos de la Diapositiva 9 también encontramos
construcciones en las que el verbo lleva un sujeto tema pospuesto: Conviene ese
ofrecimiento, Falta una figurita. Se trata de estructuras de tipo impersonal que incorporan
un OI que manifiesta a un beneficiario, positivo o negativo, según los casos, que funciona
sintácticamente como objeto indirecto argumental. Esta estructura argumental bivalente que
adoptan les otorga un cierto grado de “personalización”.

ESQUEMAS ATRIBUTIVOS Y DE PREDICACIÓN SECUNDARIA

La característica común de los cuatro tipos de estructuras que vamos a ver es que todas
exigen un predicativo. Se diferencian en que en algunos casos, en las atributivas, el
predicativo, que se refiere al sujeto, es obligatorio (predicativo subjetivo obligatorio) y
constituye, junto con el verbo que aporta las categorías morfológicas, el centro de la
predicación, mientras que en los demás casos, el predicativo forma una predicación
secundaria, que puede estar referida al sujeto en forma no obligatoria (predicativo subjetivo
no obligatorio) o al objeto. En relación con el objeto, vamos a distinguir aquellos casos en
que la predicación secundaria es opcional (predicativo objetivo no obligatorio), de aquellos
en que el verbo la exige para tomar una particular acepción de su significado (predicativo
objetivo obligatorio).
Oraciones atributivas con verbos copulativos y pseudocopulativos (Predicativo
subjetivo obligatorio)

Las oraciones que hemos visto hasta ahora son del tipo predicativo, en las que el centro de
la predicación es el verbo, que se considera un verbo pleno o de contenido. Vamos a
introducir ahora otro tipo de oraciones, que son las atributivas.

Oraciones atributivas
Mientras que en las O predicativas (de predicado verbal) la
predicación semántica y la temporalización se manifiestan en el
verbo, existe otro tipo de oraciones, las atributivas, en las que
ambos aspectos se disocian:
1.Dos estadounidenses, Betzig y Moerner, y el científico alemán
Stefan Hell son los ganadores del Nobel de Química.
2. La inseguridad está en aumento.

3.El aspecto semántico de la predicación se manifiesta en el


elemento nominal y la temporalización es manifestada por un
verbo de escaso o nulo contenido semántico: el verbo cópula.

Diapositiva 10
Veamos ahora dos ejemplos de oraciones atributivas:
11. Las calles son angostas.
El puente quedó destruido.
¿Qué particularidad tenemos en estas oraciones frente a las que hemos estado
viendo hasta ahora? ¿Qué clase de verbos tenemos en ellas? En (11a) tenemos un verbo
copulativo y en (11b) uno pseudocopulativo, es decir, que se comporta de manera bastante
similar a la de los copulativos (por ahora no vamos a entrar en las diferencias que
especificaremos un poco más adelante). En estas oraciones de ninguna manera podríamos
decir *Las calles son o *El puente quedó. Faltaría algo para completarlas. En estas
oraciones el verbo es fundamentalmente el soporte de las categorías morfológicas y el
centro de la predicación es el atributo que lo acompaña. Por eso llamamos a estas oraciones
atributivas. Cuando el atributo es un adjetivo concuerda con el sujeto en género y número,
pero además, tiene que haber compatibilidad semántica entre ese adjetivo y el núcleo del
sujeto: es el conjunto formado por el verbo y el predicativo el que selecciona al sujeto. No
podemos decir, por ejemplo, Las calles son frígidas, porque este adjetivo que significa ‘que
padece de deseo sexual’ se aplica a seres humanos. Tiene que haber compatibilidad
semántica entre el atributo y el núcleo del sujeto.
Estos verbos copulativos o pseudocopulativos ¿cómo funcionan en la oración?
Sirven básicamente como soporte de la flexión y tienen escaso significado. Obviamente no
todos los verbos son iguales, sino que hay grados. El más desemantizado de todos, el que
menos significado aporta es ser. Ser funciona como un mero soporte de las categorías
morfológicas de tiempo, aspecto, modo, número, persona, todas esas categorías flexionales
que ya estudiamos. Muchas lenguas, por ejemplo el latín clásico o el ruso actual, cuando se
trata del verbo ser en presente de indicativo directamente lo omiten. Eso se puede hacer
porque en realidad a nivel de significado es muy poco lo que ese verbo aporta, básicamente
un valor aspectual que lo diferencia de la otra cópula, estar. Es la diferencia que advertimos
entre ser enfermo y estar enfermo. Ser y estar se diferencian aspectualmente: el primero
forma predicaciones de estado permanentes (individual level)- ser alto/ inteligente/ de ojos
claros – o clasificatorios – ser médico -; el segundo se usa para predicados de estado
transitorios denominados de estadio (stage level)- estar triste/ en bancarrota/ muerto
(resultado de un cambio). Algunos adjetivos van solo con ser, otros solo con estar y
algunos con ambos: ser/estar triste; ser/ estar iluminado, etc.
Los verbos propiamente copulativos son sólo tres: ser, estar y parecer. Estos verbos
se distinguen porque con ellos y sólo con ellos, el predicativo –porque el atributo es lo que
sintácticamente llamamos un predicativo- puede ser reemplazado por el pronombre lo
invariable. No confundan este lo, repito “invariable”, con el lo que reemplaza al objeto
directo, que es variable en género y número. Presenta las formas lo/la/los/las. Vamos a
poner ejemplos:
12. -Juan lee un libro. - Sí, lo lee
-Juan lee una revista. -Sí la lee
-Juan lee libros y diarios. -Sí, los lee
En todos los casos de (12) tenemos un verbo transitivo con un objeto directo. Este
objeto directo lo podemos reemplazar por el pronombre correspondiente según el género y
número del objeto. Es decir que este pronombre que reemplaza al objeto directo es variable.
Ahora, fíjense lo que pasa con el predicativo:
13. A.- Pedro es alto. –Sí, lo es
b.- Juana es alta. –Sí, lo es
c.-Juana y Pedro son altos. –Sí, lo son
Tanto la primera como la segunda oración de (13) podemos pronominalizarla como
lo es, pero no existe una variante femenina de este pronombre para (13b): *Juana la es,
sino que también decimos Juana lo es. Lo mismo en Los chicos están enloquecidos, que se
puede pronominalizar Los chicos lo están, o en María parece simpática, que
pronominaliza: María lo parece.
Entonces, los verbos copulativos son aquellos en los que el predicativo puede ser
reemplazado por un lo invariable, que no hay que confundir con el del objeto directo, que
es variable. Los demás verbos que también tienen un predicativo obligatorio pero que no
puede ser reemplazado por lo se llaman pseudocopulativos. Allí entrarían verbos como
resultar, quedar, semejar, volverse (se volvió loco), ponerse, seguir, continuar, volverse,
permanecer, hacerse, caer (me cae simpático),andar, etc., siempre que vayan seguidos de
un predicativo. Salvo esa diferencia de poder o no ser reemplazado el predicativo por un
pronombre, por lo demás funcionan de manera bastante similar.
Estudiante: ¿Qué papel temático tiene el predicativo?
Profesora: No, el predicativo no tiene papel temático porque no es un modificador
ni algún tipo de complemento. El predicativo es el verdadero soporte de la predicación, por
eso la cópula se puede omitir. Y por eso es obligatorio. Estos que estamos viendo son
predicativos subjetivos porque se refieren al núcleo del sujeto y son obligatorios porque, si
no se manifiestan, la oración queda sin sentido o cambia de sentido. Además, como vimos
antes, exigen compatibilidad semántica con el sujeto.
¿Qué clase de palabras pueden funcionar como predicativos subjetivos obligatorios?
En vez de un adjetivo, el predicativo puede ser un
SP, , un sustantivo, algún adverbio
1. El mercado quedó sin liquidez. (= insolvente)
2. Barak Obama es el presidente de EEUU.
3. Las cosas están así/ estupendamente.
4. Pedro es juez → O atributiva clasificatoria ¿Qué
es Pedro?
5. Pedro es el juez → O atributiva identificativa o
ecuacional (ecuativa) ¿Quién es Pedro?.

Diapositiva 11
En las últimas dos oraciones de la Diapositiva 11 se presenta una diferencia entre
dos tipos de oraciones atributivas: las clasificatorias y las identificativas. En las oraciones
atributivas identificativas (14b) ambos SSNN – sujeto y predicativo- son intercambiables,
dado que ambos son definidos, lo que no sucede en las clasificatorias (14b), en las que el
cambio de posición del atributo solo es posible si se interpretan como enfáticas o marcadas.
14. a.*Juez es Pedro/ JUEZ es Pedro
b. El juez es Pedro/ Pedro es el juez
En el ejemplo (4) de la Diapositiva 11, Pedro es definido porque es un nombre
propio y juez también porque va con determinante. En las identificativas, la cópula,
además de manifestar las categorías morfológicas, establece la relación de identidad. Dado
que sujeto y predicativo son intercambiables, para determinar el sujeto es necesario tener en
cuenta: la posición inicial, la categoría del sintagma, la concordancia, el mayor grado de
especificidad.
Ahora bien, en realidad aún no hemos visto qué sucede a nivel sintáctico con estas
estructuras. Si partimos de una oración como Juan es simpático, en realidad la verdadera
predicación se establece entre Juan y simpático. Entonces, vamos a tener que la relación de
predicación se entabla entre el sintagma nominal y el sintagma adjetivo. No sé si recuerdan,
probablemente no, que en las primeras clases yo mencioné para una de las dos
interpretaciones posibles de Nuestros abuelos cuidados, que si considerábamos allí una
predicación: Nuestros abuelos, cuidados, se consideraba una cláusula reducida (CR), es
decir de una predicación sin verbo. Esto es lo que se muestra en el diagrama de abajo: del
SN Juan predicamos la propiedad o característica que manifiesta el SA simpático.

Esta estructura es lo que se conoce como cláusula reducida (CR). Es como una
oración reducida en la que no tengo el verbo, al que necesito fundamentalmente para
manifestar las categorías propias de la flexión. Entonces, a esta predicación sin verbo le
tengo que agregar uno para completar la estructura oracional. Ahora, como ese verbo que
agrego no tiene un sujeto propio, el que se desplaza al especificador de la flexión, que es el
lugar del sujeto, es el sujeto del sintagma adjetivo de la cláusula reducida. De este modo
formamos finalmente Juan es simpático. El verbo es algo que incorporo sólo para
temporalizar la oración.

Esquema atributivo

Diapositiva 12
Vamos ahora a sintetizar las principales características del esquema atributivo que
estamos viendo. La primera característica es la concordancia, que se manifiesta solo cuando
el elemento predicativo es un adjetivo de dos terminaciones o está en plural.

15. Los manifestantes están enfadados.


Mi maestro/a es muy inteligente.
El plan es/ resulta un fracaso.
Mi prima es un encanto/ un ser humano maravilloso.
Ellos dos son una maravilla.
La segunda característica es la posibilidad de omitir la cópula, sobre todo en
contextos neutros, es decir cuando el tiempo y el modo no son marcados, por lo general el
presente de indicativo, aunque también tenemos casos como (16c), donde se podría pensar
que lo que hay que reponer es una forma de subjuntivo (sean)
16. a.Los manifestantes, enfadados con el gobierno.
b.Un encanto, tu amigo!
c. Bienvenidos, todos
La tercera característica es que el verdadero soporte de la predicación es el adjetivo,
que selecciona al sujeto, de modo semejante a como el verbo selecciona tanto al sujeto
como a sus complementos. Como muestran los ejemplos de (17) se requiere compatibilidad
semántica entre el predicativo y el sujeto.
17. Juan/ el gato/ *la piedra/ *la computadora come galletitas/ sándwiches/*piedras/
*un teléfono.
Juan/ mi perro/ *la piedra/ *el mouse está triste.
La nieve/ la manteca/*la mesa se derritió.
La manteca/ la crema/la profesora se puso rancia.
La cuarta característica es la posibilidad de pronominalización, que significa que el
predicativo es conmutable por un pronombre lo invariable. Pero, recordemos, esto solo es
aceptable con verbos copulativos, no con los pseudocopulativos.
18. a-El Nobel es un premio muy importante.- Sí claro, lo es.
b.Tu idea resultó buena. *Sí, claro, la resultó.
Como quinta característica señalamos que la función del verbo copulativo o
pseudocopulativo es manifestar las categorías morfológicas de tiempo, aspecto, modo,
número y persona.

Oraciones con predicación secundaria


Predicación secundaria no obligatoria referida al sujeto (predicativo subjetivo no
obligatorio)
Además del atributo predicativo como hemos visto en los ejemplos anteriores, también
podemos tener oraciones como Juan llegó cansado o El niño duerme tranquilo. En estos
casos, ¿qué sucede con el verbo? Vemos que no es copulativo. De hecho, la oración podría
funcionar sin el predicativo: son oraciones perfectamente bien formadas tanto Juan llegó
como El niño duerme. Los adjetivos que aparecen en el predicado son también
predicativos, pero no obligatorios. Cumplen con la propiedad de concordar con el sujeto y
de ser compatibles semánticamente con él. A diferencia de lo que veíamos con los verbos
copulativos, en estos casos el predicativo subjetivo no es obligatorio, porque es un
constituyente que agregamos y que no es necesario. En estos casos se habla de predicación
secundaria, porque es como si uniera dos predicaciones simultáneas en una sola y dijera
Juan llegó y (cuando llegó) estaba cansado o El niño duerme y (mientras duerme) está
tranquilo. Entonces, es como si tuviéramos dos predicaciones: una es la dada por el verbo,
la otra es la que agrega ese predicativo, que no es obligatorio. Vamos a ver cómo es el
esquema arbóreo en este caso.
Diapositiva 13

El verbo llegar, a diferencia de lo que pasaba con ser, predica algo sobre Juan. A
esa predicación primaria o básica, le agregamos una segunda predicación, que es otra vez
una cláusula reducida, donde la segunda predicación es cansado. ¿De quién se predica ese
cansado? De Juan. Por eso aparece pro en el lugar del sujeto de la CR, que remite a Juan,
pero que está elidido en la segunda predicación. En el diagrama se muestra que pro está
coindizad con Juan (pro1 = Juan1) es decir, los dos llevan el mismo subíndice (la i que
aparece detrás). ¿Qué estoy queriendo decir en esta oración? Que ‘Juan llegó’ y que ‘estaba
cansado’. Uno esas dos predicaciones y obtengo Juan llegó cansado.
Entonces, este es el segundo tipo de predicativos, el predicativo subjetivo no
obligatorio. En el esquema del predicativo subjetivo no obligatorio, el verbo sí es el
verdadero soporte de la predicación, no es una mera cópula. El adjetivo es omisible,
concuerda con el sujeto, con el que además tiene que tener nuevamente compatibilidad
semántica. Además, este predicativo no obligatorio no es pronominalizable por lo.
Estudiante: ¿No sería un caso de elipsis del verbo copulativo?
Profesora: No se considera que sea un caso de elipsis, ya que si repusiera ser la
oración estaría mal formada: *Juan llegó es/está cansado. En la elipsis, el verbo siempre se
puede reponer. Recuerden casos que vimos anteriormente:
19. Terrible, el accidente.  Terrible fue el accidente.
Juan salió ayer y Pedro, hoy  Juan salió ayer y Pedro salió hoy.

La Diapositiva 14 sintetiza lo que vimos del predicativo subjetivo no obligatorio

Esquema de predicación secundaria no


obligatoria referida al sujeto
(predicativo subjetivo no obligatorio)
1) El verbo es el soporte de la predicación y el adjetivo
predicativo es omisible.
2) El adjetivo concuerda con sujeto (si tiene dos terminaciones o
está en plural). Tiene compatibilidad semántica con el sujeto
3) No es pronominalizable o conmutable por lo
4) Hay dos predicaciones:
1. Juan llegó cansado/ deprimido/ desalentado.
Juan llegó y (al llegar) estaba cansado.
1. El niño duerme tranquilo/ inquieto.
El niño duerme y (mientras duerme) está tranquilo.

Diapositiva 14

Predicación secundaria no obligatoria referida al objeto (predicativo objetivo no


obligatorio)
La predicación secundaria no solo puede referirse al sujeto, sino que también puede afectar
al complemento del verbo, es decir al objeto directo. El tercer esquema que vamos a ver es
el de oraciones como María compró la fruta barata. Esta oración es ambigua. ¿Qué dos
interpretaciones podemos hacer?
Estudiante: Que había fruta cara y eligió la barata o que la compró barata a la fruta,
cualquiera que fuese.
Profesora: Sí. En la primera interpretación, que opone fruta barata a fruta cara
(Compró la fruta barata, no la cara), barata sería parte del objeto directo y entraría en la
pronominalización correspondiente con la: María la compró (a la fruta barata). Pero, qué
sucede en la segunda interpretación: barata ya no sería parte de objeto directo, lo que se ve
en el hecho de que queda afuera la pronominalización: María la compró barata (a la fruta).
En este caso, reconocemos nuevamente una predicación secundaria, pero referida al objeto
del verbo, lo que se puede manifestar, como en este caso, por la concordancia: La compró
barata (a la fruta) pero Lo compró barato (al libro). Otro ejemplo sería Encontré triste a
mi amigo, donde al pronominalizar al objeto obtendría: Lo encontré triste. Reemplazo por
lo a mi amigo, pero el adjetivo queda afuera. Estas predicaciones secundarias ya no se
refieren al sujeto, sino al objeto directo. Es decir que lo que acá tenemos son predicativos
objetivos no obligatorios. Es un caso similar a lo que veíamos con el predicativo subjetivo
no obligatorio. Aquí también reunimos dos predicaciones simultáneas: María compró fruta
y la fruta estaba barata; o bien Encontré a mi amigo y Mi amigo estaba triste. El esquema
que vamos a tener es que muestra la Diapositiva 15:

Diapositiva 15

Lo que aparece en el diagrama arbóreo es que a la predicación María compró la


fruta le agrego una segunda predicación que está manifestada por una cláusula reducida, sin
verbo, y en la que el sujeto no aparece, no se repite, pero ¿cuál es? El sujeto de la cláusula
reducida, como muestra la coindización en el diagrama, es el COD –la fruta-, que es a lo
que se refiere la predicación secundaria: lo que decimos es que La fruta (que compró
María) estaba barata. En la cláusula reducida el sujeto no se repite, por eso ponemos un
pro coindizado con la fruta.
En estos casos de predicación secundaria, tanto objetiva como subjetiva, el verbo es
un verbo pleno, no es un verbo copulativo o pseudocopulativo. El soporte de la predicación
es el verbo y el predicativo es omisible.
La Diapositiva 16 sintetiza las características del predicativo objetivo no
obligatorio:

Esquema de predicación secundaria no


obligatoria referida al objeto
(predicativo objetivo no obligatorio)
1) El verbo es el soporte de la predicación y el adjetivo
predicativo es omisible.
2) El adjetivo concuerda con el objeto (si tiene dos
terminaciones o está en plural). Tiene compatibilidad
semántica con el sujeto.
3) No es pronominalizable por lo invariable.
4) Puede ser otra clase de palabra: SP u O no
flexionada.
5) Puede cambiar de posición.
6) Está fuera de la pronominalización del OD.
7) En la pasiva se convierte en predicativo
subjetivo.

Diapositiva 16
Las características que agrega la Diapositiva 16 a las que ya vimos son 4), 5) y 7).
Veamoslas en detalle. En 4) se dice que en el caso del predicativo objetivo no obligatorio,
además de un adjetivo, también podemos tener algún complemento preposicional. Por
ejemplo Come la manzana sin pelar o Come la manzana con cáscara; sin pelar o con
cáscara no son circunstanciales, no son formas de comer (se come bien, mal, apurado,
lentamente, etc.) sino predicaciones referidas a la manzana que alguien come. Eso equivale
a si dijéramos “Come la manzana” y “La manzana es A”, donde A sería un adjetivo
equivalente a ‘con cáscara’ o ‘sin pelar’ (del mismo modo que “deshojado” equivale a ‘sin
hojas’). Como no tenemos tal adjetivo, utilizamos esta estructura con predicativo.
La característica 5) dice que el predicativo puede estar en otra posición. Por ejemplo
podemos decir: Muy barata compró la fruta o Sin pelar se comió la manzana o bien
Compró muy barata la fruta y Se comió sin pelar la manzana.
En cuanto a la característica 7), el pasaje a voz pasiva, tenemos que considerar que,
dado que el objeto directo se convierte en sujeto en la pasiva, su predicativo, es decir, el
predicativo objetivo se convertirá en predicativo subjetivo: La fruta fue comprada barata
por María.

Predicación secundaria obligatoria referida al objeto (predicativo objetivo


obligatorio)
Mientras en las oraciones que acabamos de ver, con predicación secundaria ya sea
referida al sujeto como al objeto, el predicativo no es obligatorio y por lo tanto puede
suprimirse, ciertos verbos, en función de manifestar una acepción específico de su
significado, seleccionan una cláusula reducida, que tiene como sujeto al objeto directo y
como predicado al predicativo objetivo. Así, por ejemplo, decir La nueva estudiante tiene
ojos parece, en cierto sentido una oración “extraña”, pero si el objeto del verbo recibe un
predicativo, la oración se vuelve más aceptable: La nueva estudiante tiene ojos verdes. En
esta oración lo que entendemos es que ‘La nueva estudiante tiene ojos que son verdes’, o
sea que tenemos dos predicaciones vinculadas: decimos de la nueva estudiante que tiene
ojos y, de los ojos de la nueva estudiante, que son verdes. De modo semejante es diferente
el sentido de creer en: Creí todo lo que dijo (= creí eso) que en Lo creía en Miami (=
suponía que él estaba en Miami). Según vemos, entonces, se trata de verbos que no solo
exigen un COD, sino que este objeto a su vez debe recibir un predicativo que conforma con
él una predicación secundaria, que permite al verbo adoptar la acepción que manifiesta en
la oración.
Esta estructura la adoptan determinadas clases de verbos, que pueden ser:
 de entendimiento: considerar, creer, imaginar, juzgar, suponer.
20. Te creía más inteligente. (Cf. te creía)
Lo suponíamos en París.
 de percepción sensible o intelectual: ver, oir, notar, descubrir, encontrar.
21. Lo vi/encontré muy preocupado/llorando/sin ilusiones (=desilusionado).
designativos: nombrar, elegir, designar, llamar, denominar
22. Nombraron camarista a un abogado muy joven.
Lo eligieron delegado estudiantil.
La llaman “el perro” .
 volitivos: querer
23. Lo quiero más cerca/ No lo quiero de enemigo.
tener con COD inalienable
24. Tiene el pelo teñido/ alisado/ desmechado/ un ojo en compota/ la nariz
lastimada.
hacer con OD y predicativo objetivo (25a) o hacer con Crégimen y predicativo (25b)
25. a. Lo hicieron presidente/ feliz.
b. Haga de esta ciudad un paraíso. (CReg + Pred. Obj)
(Cf. Convierta (a) esta ciudad en un paraíso. (COD + Pred. Obj))
¿Cómo representamos estas estructuras? Veamos el diagrama arbóreo
correspondiente a El director consideró la propuesta atractiva, que difiere de El director
consideró la propuesta (= ‘la tuvo en cuenta’).

Diapositiva 17

La predicación secundaria se puede aplicar solo al Sujeto, al OD o al CRég, pero no


a otros complementos.
1. *Le entregué la ropa a Lucía enojada.
*Dejé el libro en la biblioteca abierta.
CLASE Nº 11

ESQUEMAS REFLEJOS Y CUASIRREFLEJOS


Oraciones reflexivas y recíprocas
Vamos a partir, como hacemos siempre, de lo que hemos ido viendo, para incorporar los
nuevos conceptos. Los ejemplos de la Diapositiva 1 retoman esa relación básica en la
estructura del verbo, que es la de la estructura transitiva. Podemos ver que las dos oraciones
que figuran en la diapositiva son transitivas. En ambas tenemos sujeto, verbo, objeto directo
y un adjunto. En cuanto al sujeto y al objeto, se trata claramente de dos entidades bien
diferenciadas, lo cual constituye la base de la transitividad canónica: un sujeto que “actúa”
(física o verbalmente) sobre un objeto que puede ser efectuado, afectado, trasladado o solo
involucrado en el evento.

LA TRANSITIVIDAD
[SF/O [SN/S La Presidenta] F [SV/P criticó [SN/COD a
los fondos buitre] [SP/ACL en un acto en
cadena nacional.]]

[SF/O [SN/S Los quemacoches] F [SV/P incendiaron


[SN/COD quince vehículos] [SP/ACL en 2012]]

Diapositiva 1

Pasemos ahora a otros casos, que presenta la Diapositiva 2, en los que la posición de
objeto está llenada por un pronombre:
CONSTRUCCIONES REFLEXIVAS
1. [SF/O [SN/S El médico] F [SV/P [V’ [SN/COD me]
examinó] [SADV/ACM cuidadosamente.]]]
2. [SF/O [SN/S El médico F [SV/PRED [ V’ [SN/COD
lo] examinó ][SADV/ACM cuidadosamente.]]]
3. [SF/O [SN/S La paciente F [SV/P [V’ [SN/COI se]
examinó] [SADV/ACM cuidadosamente.]]]
4. [SF/O [SN/S La paciente F [SV/P [V’ [SN/COI se]
examinó [SN/COD las mamas] ] [SADV/ACM
cuidadosamente.]]]
5. La paciente se examinó a sí misma las mamas
cuidadosamente.

Diapositiva 2

En los primeros dos casos de la Diapositiva 2 tenemos nuevamente ejemplos de


transitividad canónica, porque sujeto y objeto son dos entidades diferenciadas. En (1),
además, sujeto y objeto corresponden a distintas personas gramaticales: el sujeto es 3ra
persona y el objeto, 1ra. En (2), en cambio, la persona gramatical del sujeto y del objeto
coinciden, ambos son 3ra persona; sin embargo, al usar la forma lo sabemos que se trata de
referentes (entidades en el mundo exterior o extralingüístico) distintos, si bien ambos son
de 3ra persona. Pero en (3), el panorama cambia: sujeto y objeto no solo coinciden en la
persona gramatical, sino que corresponden al mismo referente. Y ¿cómo lo sabemos? Por el
uso de la forma reflexiva se que marca la correferencia o referencia conjunta entre sujeto y
objeto. Cuando la entidad a la que remite el objeto es la misma del sujeto, hablamos de
reflexividad. En (4), se agrega un OI, que tampoco remite a algo o alguien diferente, sino
que es una parte del mismo sujeto, lo que consideramos una posesión inalienable, en este
caso, las mamas de la paciente. Por último, en (5) la reflexividad se refuerza por el empleo
de la forma a sí misma.
En clases anteriores vimos como dos esquemas posibles, pero diferentes en español,
y también en muchas otras lenguas: el transitivo con OD y el intransitivo, que no tiene
objeto. Ahora estamos considerando casos, en cierto sentido, intermedios o transicionales.
¿Por qué? Porque aunque la forma transitiva se mantiene en la oración, en la conformación
estructural de estas oraciones, aunque tienen un sujeto y un OD, sin embargo, ambos
–sujeto y objeto- no remiten a entidades del mundo diferentes: el sujeto interviene en un
evento que revierte sobre sí mismo (no sobre un objeto externo a él). Es decir que lo que no
tengo aquí es el caso típico de transitividad en el que se ponían en juego dos entidades del
mundo diferentes: Juan (entidad 1) patea la pelota (entidad 2). Cuando la oración es
reflexiva podemos agregar la expresión a sí mismo, que refuerza el sentido de que el evento
manifestado por el verbo no cae sobre otros sino sobre el mismo sujeto. La reflexividad,
podemos decir, es aquel evento en el que la transitividad recae sobre el mismo sujeto.
Comparen las diferencias entre ambas estructuras, que se ilustran en la Diapositiva 3

Diapositiva 31

En ambas oraciones de la diapositiva, el sujeto tácito, representado por un pro, es un


agente, que en el dibujo de la izquierda mira a un objeto diferente de él, en cambio, en el
dibujo de la derecha, que ejemplifica un caso de reflexividad, remite a sí mismo: no
tenemos dos entidades diferentes, sino una sola que aplica la acción del verbo sobre sí
misma: se mira en el espejo. Asimismo, como se muestra en el dibujo de la derecha de la
Diapositiva 4, podemos agregar un OI, que también remite al sujeto.

1Los dibujos han sido realizados por Fernando Carranza, becario doctoral del equipo de investigación de la
cátedra.
Diapositiva 4

En las construcciones reflexivas el pronombre funciona como objeto directo o


indirecto, según los casos. Si tenemos ya un objeto directo, como la cara en Me miro la
cara en el espejo, el pronombre reflexivo es OI, en cambio, si no hay otro objeto directo,
como en Me miro en el espejo, el reflexivo es OD.
Además de las reflexivas que estamos viendo, tenemos otras construcciones reflejas,
que son solo de plural: las recíprocas, que se ejemplifican en la Diapositiva 5

Diapositiva 5

En estas oraciones también el evento “transita” de un sujeto a un objeto que remite


al mismo referente, pero se trata de una acción cruzada: así, en El doctor y la paciente se
despidieron, entendemos que ‘el doctor despidió a la paciente y que la paciente, a su vez,
despidió al doctor’. Pero ambos eventos se manifiestan simultáneamente con un sujeto y un
objeto plural idéntico. Estas oraciones pueden admitir un circunstancial del tipo uno al otro,
mutuamente, que explicitan la naturaleza recíproca del evento. En el ejemplo que ilustra la
Diapositiva 6, la oración de la derecha tiene un objeto directo –la mano– que remite a un
objeto inalienable de ambos sujetos, en consecuencia, el pronombre reflexivo funciona
como OI.

Diapositiva 6

El requerimiento típico para estas oraciones es que el sujeto sea plural porque el
evento siempre se realiza entre dos o más. En la Diapositiva 7 podemos ver las ilustraciones
correspondientes a una oración reflexiva: María se quiere (a sí misma) y a una recíproca:
María y su novio se quieren (mutuamente, uno al otro).

Diapositiva 7

Dentro de las reflexivas encontramos distintos subtipos, que se ejemplifican en la


Diapositiva 8.
SUBCLASES DE REFLEXIVAS

1. [Ag María] se pintó las uñas (a sí misma).


2. [Exp María] se conoce muy bien (a sí
misma).
3. [Pac María] se lastimó.
4. [Pac María] se lastimó la mano
(accidentalmente).
5. [Inic María] se cortó el pelo en Giordano.
María se hizo cortar el pelo en Giordano.
María hizo que Giordano le cortara el pelo

Diapositiva 8

En (1) tengo un caso típico de reflexiva con sujeto agente, objeto tema y se como
objeto indirecto. En (2) el sujeto es experimentante porque tengo un verbo de
conocimiento. Si se fijan en (3) puedo tener dos interpretaciones: que María se lastimó de
manera deliberada o accidental. En este último caso, el sujeto es alguien a quien el evento
de lastimarse le sucede, no se trata de una acción deliberada, por lo que el sujeto será, en
este caso, un paciente. El pronombre se puede ser objeto directo, como en (3), o indirecto si
agregamos un objeto directo, como la mano en (4). En (5), aún si no hubiera un locativo
específico como en Giordano, por lo general entendemos que la acción del verbo es algo
que el sujeto ‘hizo hacer’. Normalmente en estas oraciones que se denominan factitivas,
entendemos que el sujeto no es el verdadero agente, sino que es un simple iniciador o
causante, que es el papel temático que le corresponde, es decir, que es el que promueve que
otro haga algo. En estas oraciones el agente puede no aparecer o puede hacerlo como un
simple adjunto. El pronombre se en (5) es objeto indirecto porque el directo es el pelo.

La Diapositiva 9 presenta un cuadro que sintetiza lo que hemos visto hasta ahora:
Construcciones pronominales
reflejas

Diapositiva 9

En el cuadro vemos los distintos tipos de construcciones pronominales reflejas, es


decir, aquellas en que el verbo involucra un pronombre correferente con el sujeto, como
lavarse en Me lavo la cara. Dentro de las pronominales reflejas distinguimos entre las
reflejas, que son de singular y plural y admiten el refuerzo a sí mismo, y las recíprocas, que
son solo de plural y admiten los refuerzos mutuamente, unos a otros. En ambos tipos el
pronombre reflexivo cumple función sintáctica y puede ser OD u OI, según los casos.
Además, habíamos visto tres tipos de reflexivas, las puras: María se pintó las uñas o
Se conoce muy bien, que son las que tienen sujeto agente o experimentante. Pero también
tenemos las de accidente, con sujeto paciente, como Se lastimó y las de sujeto iniciador,
que no es un verdadero agente, sino un causante del evento, que se llaman factititvas, del
tipo de Se hizo una casa o Se cortó el pelo en Giordano. Aquí lo que queremos decir es que
‘María se hizo cortar el pelo en Giordano’. Hacer+ infinitivo forma una construcción
causativa, en la que hay un iniciador que causa que otro agente realice una acción para él.
Oraciones cuasirreflejas

Para comenzar a ver las oraciones cuasirreflejas vamos a partir de una cita tomada de la
gramática de Bello:

Diapositiva 10

Las construcciones pronominales que hemos visto hasta ahora son las reflejas, en
las que el pronombre es siempre objeto del verbo, ya sea directo o indirecto, es decir que
cumple una función sintáctica en la oración. En cuanto a las cuasirreflejas, como dice
Bello, son como “una sombra” de las otras, es decir, se parecen a ellas, pero tienen
diferencias muy importantes. Bello incluye algunos ejemplos en los que dice que parece
que el sujeto obra por sí mismo produciendo algo en sí, como cuando decimos: Las olas se
embravecieron. Pero no todas son de este tipo, sino que hay, como veremos, varios casos.
Aclaremos también que cuando Bello se refiere a acción y pasión habla en sentido
gramatical y quiere decir que el sujeto a la vez actúa y recibe la acción. Lo que esta cita nos
ofrece es un punto de partida para considerar construcciones que materialmente son
parecidas a las que venimos viendo como reflejas, pero que tienen importantes diferencias
con ellas. Porque en realidad no es que revierten la acción haciendo que esta recaiga sobre
el mismo sujeto, en las cuasirreflejas esto no sucede, no admiten los refuerzos a sí mismo,
ni mutuamente.
Una gran diferencia entre las reflejas y las cuasirreflejas es que en estas últimas el
pronombre no tiene ninguna función, no es ni objeto directo ni indirecto. Es una marca de
función, como si fuera la a del OD, es una simple marca que no tiene función sintáctica en
la oración.
La Diapositiva 11 presenta un cuadro general de estas construcciones cuasirreflejas
en relación con las cuales, nuestro planteo en la cátedra es que los distintos tipos se
vinculan, según los casos, con alguna de las tres estructuras que configuran la oración: la
estructura sintáctica, la estructura argumental y la estructura eventiva.

CONSTRUCCIONES CUASIRREFLEJAS
Alternantes (Antipasivas)
de ES Inherentes

Medias
Medio-pasivas
Cambio de EA Pasivas
Impersonales

Se Delimitador
de EE Se Intensificador

Diapositiva 11

Las construcciones cuasirreflejas son sumamente complejas porque hay distintos


subtipos y es bastante difícil clasificarlas siguiendo algún criterio que las abarque a todas.
En líneas generales, se trata de construcciones que producen algún ‘cambio’ en la oración.
¿Pero cambio en cuanto a qué? En relación con las tres estructuras que figuran en la
Diapositiva 11: la estructura sintáctica, la estructura argumental y la estructura eventiva.
Un primer grupo, que produce cambio en la estructura sintáctica, incluye a las
construcciones alternantes, que varían entre la construcción con y sin se (olvidar y
olvidarse de) y a las denominadas de se inherente o propio del verbo (jactarse, quejarse).
Dentro de las que producen cambio en la estructura argumental se encuentran las
construcciones medias (El vidrio se rompió), las medio-pasivas (Estas camisan se planchan
fácilmente), las pasivas (Se descubrió una cura para el HIV) y las impersonales (De eso no
se habla). Por último, las que producen cambio en la estructura eventiva, que son las que se
conocen en la literatura como de “se aspectual” y que DiTullio llama de “se estilístico”, son
las de “se delimitador” (recuerden que el aspecto se basa en presentar la acción como
limitada o en desarrollo, lo que tiene que ver con estos valores) (Se fumó tres cigarrillos) y
de “se intensificador” (Se bailó todo). Pero vamos a ver ahora cada uno de estos tipos con
más detalle.

Cuasirreflejas de cambio de ES (estructura sintáctica)

Empecemos por las cuasirreflejas que producen cambio de estructura sintáctica, donde
encontramos, según dijimos: las que alternan la construcción del complemento del verbo y
aquellas en las que se se considera parte del verbo.

Diapositiva 12

La noción de cambio de estructura sintáctica es relativamente sencilla: lo que


cambia es el tipo de transitividad. Recuerden que vimos dos tipos de transitividad: la
directa con verbo transitivo y OD, y la indirecta, que aparece cuando el verbo tiene un
complemento de régimen: en vez de tomar su complemento directamente, lo toma mediante
una preposición, por ejemplo en Juan insiste en su propuesta.
Si digo, como en el ejemplo de la Diapositiva 12: Olvidé las llaves, el objeto directo
no lo encabeza ninguna preposición; en cambio en Me olvidé de las llaves, el complemento
no se vincula directamente con el verbo, sino a través de una preposición: es lo que
llamamos transitividad de régimen. Lo que hace este primer grupo de cuasirreflejas es
cambiar de tipo de transitividad al verbo.
Recuerden que también hay verbos que no son reflejos que también alternan entre la
posibilidad de tener transitividad directa o indirecta: pensar y pensar en; responder y
responder a, etc. En el caso de los alternantes que estamos viendo, las dos variantes son la
pronominal, que pide régimen, y otra que acepta la construcción con OD. Entonces, cuando
el verbo cambia a la forma pronominal cambia de régimen y aparece el complemento con
un régimen de transitividad indirecta. Lo mismo pasa con el otro ejemplo de la Diapositiva:
lamentar, que alterna con lamentarse de. Pero ni en olvidarse ni en lamentarse se produce
cambio de significado respecto de la forma no pronominal del verbo; en cambio en otros
casos la alternancia produce también cambio de significado; por ejemplo, acordar, ¿es lo
mismo que acordarse de? En este caso la forma pronominal, que va con régimen, implica
un cambio de significado porque acordar es “ponerse de acuerdo” y acordarse de es
“recordar”. Esto también sucede con Se parece a su hermano frente a Parecer una buena
persona. Son semejantes, pero no tienen el mismo significado. Una cosa es parecer, con el
significado de “semejar” y otra parecerse a, que significa “ser parecido”. Entonces cuando
algunos verbos pasan a la forma pronominal, eso implica que al objeto directo ya no lo
toman de manera directa sino mediante preposición, con un régimen. Y a veces el cambio
puede mantener el mismo significado, pero a veces el significado puede cambiar. ¿Se ve
esta diferencia? Lo que sucede es que a veces las diferencias son muy sutiles e incluso
difíciles de precisar: entre olvidar y olvidarse de no hay cambio de significado, parecer y
parecerse no significan lo mismo, pero están próximos; en cambio acordar y acordarse de
difieren bastante. ¿Qué pasa si comparamos María despidió a su novio y María se despidió
de su novio? En la primera entendemos que ‘se va el novio’ y en la segunda ‘la que se va es
María, o cualquiera de los dos’. Fíjense que las diferencias están muy próximas, por lo que
se trata de diferencias que a veces son muy sutiles
Con respecto a las que llamamos construcciones “de se inherente”, se trata de un
cambio diacrónico. ¿Qué quiero decir con esto? Que obedece a la historia de la lengua. Los
verbos de este grupo en un momento aceptaban la doble posibilidad de construcción –con
OD y con régimen-, es decir que eran alternantes, como los que acabamos de ver, pero hoy
en día ya no lo son. Hoy en día hay algunos verbos en los que se es lo que se llama una
“marca léxica”, es decir, es parte de la palabra. Cuando decimos Se queja de todo, el verbo
es quejarse, pero no existe el verbo *quejar. Ahí no hay dos posibilidades, solo existe la
forma pronominal. En muchos de los verbos de este grupo pasa lo mismo, no existen las
formas no pronominales, han dejado de ser alternantes. Solo existe quejarse, jactarse,
atreverse y se considera que se es parte del verbo, por eso decimos que este se es inherente.
En síntesis, en este primer grupo de construcciones cuasirreflejas tenemos que
algunos verbos alternan entre la construcción con objeto directo y complemento régimen, y
que la alternancia puede tener o no cambio de significado, así como también que algunos
han perdido la forma simple y solo queda la pronominal. Este entonces es el primer grupo,
verbos que marcan un cambio en la estructura sintáctica.

Cuasirreflejas de cambio de EE (estructura argumental)


En cuanto a las cuasirreflejas que producen cambio en la estructura argumental, primero
voy a presentar las variantes que muestra la Diapositiva 13 y luego veremos cada una en
detalle. Las cuasirreflejas de cambio de estructura argumental comprenden cuatro subtipos
de construcciones: medias, medio-pasivas, pasivas e impersonales.

Diapositiva 13
Dentro de este grupo de cuasirreflejas, lo que vamos a ver son cambios que
involucran los papeles temáticos. Todas estas construcciones llevan más a fondo la
intransitivización del verbo. Son todos recursos que la lengua nos ofrece para promocionar
en algunos casos el objeto directo y desplazar al sujeto. Comencemos por las
construcciones medias. En los ejemplos de la Diapositiva 13 vemos la posibilidad de
diferentes lecturas. Supongamos que tenemos una oración como: Se miraron al espejo,
¿qué interpretaciones puedo hacer?
Estudiante: Una recíproca: que ‘se miraron mutuamente’, o una refleja, que ‘cada
uno se miró a sí mismo por separado’.
Profesora: Muy bien. Entonces piensen también en eso, que una misma
construcción, según el contexto, puede a tener una u otra interpretación. Veamos las de la
Diapositiva 13. En La puerta se abrió una de las posibilidades de interpretación es ‘la
puerta se abrió sola’. Es decir, las oraciones medias nos ofrecen esa posibilidad, lo que se
llama una lectura de proceso, es decir, lo que se pone en primer plano es el evento y no hay
un agente que lo realice. ¿Qué papel temático tiene la puerta?
Estudiante: Es un tema.
Profesora: Bien. En estas construcciones lo que se hace es promocionar, es decir,
poner en el lugar más prominente de la oración, al objeto. Entonces frente a La profesora
abrió la puerta, que es una oración transitiva con agente y tema, aquí sacamos al agente y
ponemos en su lugar al tema, lo promovemos. Entonces puede promocionarse el tema, el
paciente o el experimentante, y se borra el agente: La puerta se abrió sola o Me levanto en
comparación a Levanto la silla que es una estructura transitiva típica. Me levanto indica que
‘yo me levanto por mí mismo’. Recuerden que al pronombre no le corresponde ningún
papel temático, porque es una mera marca de función.
En el segundo grupo, las medio-pasivas son un tipo de estructura que también
promueve el tema o paciente como sujeto. Y también se invisibiliza al agente, pero la
diferencia con las anteriores es que se trata siempre de un agente indeterminado, lo cual se
traduce en una lectura genérica. Aquí tenemos que prestar atención al tiempo. Estas
oraciones, para que las interpretemos con valor genérico de medio-pasivas, deben de tener
algún inductor que nos lleve a interpretarlas de esa manera. Es como cuando decimos que
Las novelas de tal autor se leen fácilmente, es decir, no es que lo hace alguien en particular
porque pueda tener determinada habilidad, sino que el valor genérico indica que cualquiera
puede hacerlo de esa determinada manera. Las características de estas oraciones se basan en
que se dan en presente o imperfecto y, además, suele aparecer un adverbio o construcción
adverbial que favorece la interpretación genérica.
En cuanto a las pasivas, que se conocen como “pasivas con se”, recordemos que en
español no tenemos, como tenía el latín, una voz pasiva morfológica para los tiempos
simples. Y con eso me refiero a que se manifestaba dentro de la estructura de la palabra. Es
decir, amo en latín es equivalente al presente “amo” del español, pero amor es “soy
amado”. En español no tenemos esta pasiva sino que la formamos con ser más participio,
que es la que se conoce como pasiva perifrástica. Y también tenemos esta otra
construcción, la pasiva con se, que también promueve el tema o paciente a la posición de
sujeto borrando el agente y produce lo que llamamos, siguiendo a Moreno Cabrera, una
lectura de afectación, en el sentido de que el objeto, el participante afectado en el evento,
pasa a ser más prominente. En Se presentó un informe sobreentendemos que hay alguien
que presentó ese informe, sin embargo, ese alguien no se puede incluir en la oración. La
pasiva con se tiene la particularidad de que no permite manifestar al agente. Comparemos:
Yo abro la puerta (activa) con La puerta es abierta por la profesora (pasiva perifrástica
con agente) y Se abrió la puerta (*por la profesora) (pasiva con se sin manifestación del
agente). Esta pasiva tiene una restricción y es que se da siempre en tercera persona, singular
o plural. ¿Dónde aparece el sujeto de la pasiva con se?
Estudiante: Pospuesto.
Profesor: Bien. Por lo general se pospone, como vimos con que sucede con los
sujetos de los verbos inacusativos, que también son tema. En ninguno de los dos casos son
agentes, sino que ambos representan, desde el punto de vista semántico, un objeto.
Estudiante: ¿Y la interpretación sería de afectación?
Profesor: Exactamente. Ese es el término que utiliza Moreno Cabrera porque el
afectado, que es el objeto, es lo que se pone en primer plano. Es un sujeto tema.
Y, por último, hay una pasiva en la que hay un agente indeterminado que se borra
pero en la que no se promueve como sujeto al objeto. El sujeto se elimina de la oración y
por eso son construcciones impersonales. No son impersonales en el sentido de Llueve, que
no involucra a ningún agente. En la pasiva impersonal, hay alguien que hace lo que se
expresa en la oración, pero no está mencionado ni promovido a la función de sujeto. La
oración no tiene un sujeto gramatical, no hay un sintagma nominal que concuerde con el
verbo. La lectura resultante es genérica o existencial, es decir, se trata de que el evento
involucra a “todo X/ nadie” (lectura genérica) o a “alguien” indeterminado (lectura
existencial). Estas oraciones se dan solo en tercera persona del singular, a diferencia de las
pasivas que admiten singular y plural.
Ya vimos las diferencias generales de los cuatro tipos de cuasirreflejas que
producen cambio en la estructura argumental, ahora vamos a ver cada uno de ellos más
pormenorizadamente. Empecemos por las construcciones medias, que son construcciones
que dan cuenta de un cambio que puede ser de estado físico, de estado mental o de
movimiento.

Diapositiva 14
Veamos primero las construcciones que involucran un cambio de estado físico. Se
trata de verbos que tienen dos posibilidades de construcción: así podemos decir Yo abro la
puerta o La puerta se abrió, es decir que las puedo construir de forma activa con un agente
o de forma media, omitiendo al agente. Lo que hace la construcción media es intransitivizar
el verbo promoviendo el objeto a la función de sujeto y sacando o demoviendo el sujeto.
Vean los ejemplos de la Diapositiva 14, donde la interpretación media no incluye un sujeto
que interviene en la realización del evento, que se presenta como un proceso que se realiza
por sí mismo: La puerta se abrió (sola o por sí misma). El último ejemplo de la
Diapositiva 14 muestra que, aunque gramaticalmente es posible decir: Yo quemé el asado,
por lo general, en este tipo de construcciones se evita mencionar un agente responsable, y
en cambio, se suele presentarlo como afectado por el evento: Se me quemó el asado. Tiene
que ver con la construcción o representación del evento que hace el hablante en la oración.
Así podemos comparar (1 a) y (1b) y ver que es distinta la representación del evento de
‘quemar Juan el asado’, que se presenta en cada una - (1a) y en (1b) –, lo que lleva a
distintas continuaciones en cada caso.
1. a. Juan quemó el asado. ¡Es un inútil!
b. Juan se distrajo y se le quemó el asado. ¡Pobre!
En oraciones como las anteriores, entonces, cuando se incluye a la persona
involucrada, podemos hacerlo presentándolo como responsable, con una construcción
agentiva, como la de (1a), o como damnificado, con una construcción media (1b).
Las cuasirreflejas del segundo grupo son parecidas a las anteriores, pero en vez de
referirse a un cambio físico se refieren a un cambio de tipo mental o psicológico.

CUASIRREFLEJAS DE CAMBIO
DE ESTRUCTURA ARGUMENTAL

2. Cambio de estado psicológico


(Intransitivización con promoción del OD a
Sujeto)
El payaso divierte a los chicos Los chicos
se divierten (con el payaso).
La noticia entristeció a María María se
entristeció (con/ por la noticia.)

Diapositiva 15
Se trata de estructuras transitivas que con el cambio a construcción cuasirrefleja
quedan intransitivizadas. Van siempre con verbos de tipo psicológico. En la construcción
media el objeto se promueve a sujeto y el agente puede aparecer como un complemento de
causa: Los chicos se divierten a causa de / con el payaso.
El último grupo de construcciones medias son las que se dan con verbos que indican
cambio de posición.
Cuasirreflejas de cambio de estructura argumental
3. Cambio de posición (Verbos de movimiento)

a) Construcción agentiva con Agente = Pac


Yo levanto la silla (objeto externo)
Yo levanto la mano/ Subo la pierna (objeto inalienable)
Yo me levanto de la silla.(agente = paciente)
Los chicos acercaron la silla a la mesa.
Los chicos se acercaron a la mesa.

b) Construcción no agentiva movimiento no causado


Los cazadores alejaron al lobo.
El lobo se alejó.
La tormenta se aproxima.

Diapositiva 16
Los verbos de ‘movimiento’ pueden formar construcciones transitivas en las que
‘alguien mueve algo’, que puede ser un objeto externo- Esteban mueve la mesa- o bien un
objeto inalienable -Esteban mueva la mano-. Algunos de estos verbos permiten una
construcción cuasirrefleja agentiva en la que el que mueve (agente) y lo movido (paciente)
coinciden: Esteban1 se1 mueve. La otra construcción posible es la no agentiva, en la que el
movimiento se presenta como no originado por ninguna causa externa: El lobo se alejó/ La
tormenta se aproxima.
Entonces tenemos tres tipos de construcciones medias, las de cambio de estado físico,
las de cambio de estado mental y las de movimiento. Vamos a ver ahora las medio-pasivas,
que se dan generalmente en presente y con una forma adverbial de valor genérico.

CONSTRUCCIONES MEDIO-PASIVAS

Solo en 3ra pers. singular y plural, presente o


imperfecto, con un adverbio o construcción
equivalente Con interpretación genérica.
Esta camisa se plancha fácilmente.

Este problema se resuelve rápidamente.

La nueva vacuna se tolera sin problemas.

Diapositiva 17
Si bien estas oraciones no tienen agente, si preguntáramos quién puede hacer lo que
expresa la oración, la respuesta sería “cualquiera”, dado que se trata de construcciones que
tienen un valor genérico. Estas oraciones se dan en tercera persona singular y plural, en
presente o en imperfecto con valor general y siempre con un adverbio o construcción
equivalente que refuerza la interpretación genérica. Estas construcciones están entre las
medias y las pasivas, y su particularidad es ese valor genérico que manifiestan. Pero para
que esto suceda deben aparecer los llamados “inductores de genericidad”, como son en este
caso el tiempo presente o imperfecto y la presencia de la construcción adverbial con valor
generalizador.
Pasemos a la pasiva con se. Se trata de una construcción cuasirrefleja que se da solo
en tercera persona, ya sea singular o plural. El evento tiene sujeto, pero ese sujeto se borra
en la oración. Respecto de una oración activa, puedo tener una pasiva perifrástica, formada
con ser + participio, concordado con el sujeto paciente, en la que puedo agregar el agente, o
bien puedo tener una pasiva con se, que no tolera la presencia del agente.

CUASIRREFLEJA PASIVA CON SE

Solo en 3ra persona singular y plural. Tiene sujeto


El investigador descubrió una nueva fórmula (VA)
Una nueva fórmula fue descubierta por el
investigador (Pasiva perifrástica)
[Una nueva fórmula] se descubrió (*por el
investigador) (Pasiva con se)/ Se descubrió [una
nueva fórmula]
Se descubrieron [nuevas drogas para los
medicamentos.]

Diapositiva 18
Además, hay una tendencia a que en estas oraciones aparezca el sujeto en segunda
posición, como en las oraciones inacusativas. Pero aparecen en singular y en plural, no hay
restricciones al respecto. El sujeto, generalmente se pospone. Para distinguir la pasiva de la
impersonal con se, una diferencia importante es que la pasiva tiene sujeto y se construye en
singular y en plural, mientras que la impersonal, no.
Diapositiva 19

El primer ejemplo de la Diapositiva 19 es ambiguo; tengo dos posibilidades de


interpretación: la recíproca – ‘Se admiran mutuamente’- o la pasiva –‘Son admirados’. Por
lo tanto, para evitar esa ambigüedad, cuando el objeto de la activa que tiene que ser
promovido a sujeto de la pasiva es ‘animado’, la lengua prefiere otra construcción
cuasirrefleja, que es impersonal, porque el verbo no concuerda con ningún sujeto y va solo
en singular. El objeto va precedido de la marca de función a que impide su interpretación
como sujeto. Estas construcciones quedan limitadas a la tercera persona singular. Entonces
estas son oraciones impersonales porque no admiten la concordancia con ningún sujeto.
Eso no quiere decir que sean impersonales del mismo tipo que Llueve, donde no hay nadie
que llueva. En las impersonales con se hay alguien que realiza el evento, alguien que
admira, en el ejemplo de la diapositiva de arriba, pero ese sujeto no se manifiesta, queda
indeterminado.
Estudiante: ¿Tienen sujeto pro?
Profesor: En estos casos se trata de un pro arbitrario. Es decir, que remite a alguien,
pero no específico. La gramática generativa propone para estos casos un pro arbitrario, que
no remite a alguien en particular sino a cualquiera. Desde el punto de vista notacional, se
indica con un subíndice proarb.
Diapositiva 20

Lo que muestra la Diapositiva 20 es que las cuasirreflejas impersonales se pueden


construir tanto con verbos transitivos como con los intransitivos. Cuando aparecen con un
verbo transitivo se marca el objeto con la preposición a para no confundirlo con un sujeto,
porque es animado. El objeto directo se puede omitir, como en los ejemplos de (b) de la
Diapositiva – Aquí no se fuma-. A diferencia de la pasiva, que requiere siempre un verbo
transitivo, la impersonal también se puede dar con verbos intransitivos inergativos – Se
habla demasiado - e incluso con los copulativos – Se está tranquilo acá-.

Construcciones cuasirreflejas de cambio de estructura eventiva


El último grupo que vamos a ver son las cuasirreflejas de cambio de estructura eventiva, las
que se llaman también construcciones de se aspectual. Estas construcciones tienen que ver
con la distinción entre eventos delimitados y no delimitados. Aquí vamos a tener dos
subgrupos: las de se delimitador y las de se intensificador. Vamos a empezar por la de se
delimitador.
CUASIRREFLEJAS DE CAMBIO DE EE (CAMBIO DE
ESTRUCTURA EVENTIVA O CAMBIO ASPECTUAL)
I. Se Delimitador
a) Con verbos intransitivos inergativos
Durmió toda la tarde (aspecto imperfectivo)
Se durmió en un instante (aspecto perfectivo inceptivo)
b) Con verbos intransitivos inacusativos
Voy a la escuela (v. de actividad; no delimitado).
*(Me) voy de aquí (v. delimitado)
Cayó el telón (= valor conclusivo). Se cayó el telón
(accidental). Cf. La lluvia cae. *La lluvia se cae.
Murió/ Se murió el/mi gato. *Me murió el gato.
Se (me) murió el gato.
Alternancia: dormir/dormirse; ir/ irse; caer/ caerse; morir/
morirse; salir/ salirse; venir/ venirse.

Diapositiva 21
Vamos a encontrar aquí diferencias sutiles. El se delimitador se puede emplear con
tanto con verbos intransitivos, inergativos e inacusativos, como también con los transitivos.
En relación con los inergativos puede explicar diferencias como las que se reconocen entre
dormir y dormirse. Dormir es imperfectivo, en cambio dormirse marca el momento inicial
del evento, por lo que ambos tienen una diferencia aspectual. Este es un caso bastante claro,
los otros ejemplos manifiestan diferencias más sutiles. Los ejemplos b) de la Diapositiva 21
muestran casos de se delimitador con verbos inacusativos. Se trata de alternancias que a
veces son intercambiables: Juan murió/ se murió ayer, pero en otros casos no se pueden
usar indistintamente. Por ejemplo irse tiene lo que se llama “presuposición de origen”,
porque el verbo aparece delimitado respecto del punto de inicio o arranque, por eso no
puedo decir: Voy de aquí, necesitamos una forma pronominal –Me voy de aquí- que
delimite al verbo en cuanto al origen del movimiento. Algo similar es lo que sucede con
caer y caerse, porque con el segundo verbo también tenemos presuposición de origen, por
eso no podemos decir: La lluvia se cae, que no admitiría una pregunta como ¿De dónde se
cae? Ahora ¿qué diferencia hay entre Cayó el telón y Se cayó el telón?
Estudiante: Cambia el significado.
Profesor: Bien, en el primero tenemos un valor conclusivo, del que se desprende
“la función ha terminado”, pero en el segundo tenemos un valor accidental: ‘que se cayó sin
intención’, se agrega el valor de lo inesperado. En cuanto a las diferencias entre los dos
casos de morir, solo la versión pronominal permite incorporar el pronombre no obligatorio
que representa al afectado –Se me murió el gato/ *Me murió el gato-. Entonces vemos que
hay sutiles variaciones en el significado y a veces se marca el valor de accidente, origen o
inicio, valores todos que denominamos aspectuales, por eso lo llamamos se delimitador, por
la capacidad de acotar el evento. Además de con verbos intransitivos, también lo podemos
usar con verbos transitivos:

CUASIRREFLEJAS DE CAMBIO DE EE (CAMBIO DE


ESTRUCTURA EVENTIVA O CAMBIO ASPECTUAL)

c) Con verbos transitivos


Alberto (*se) fuma mucho (imperfectivo no
delimitado).
Alberto fuma tres cigarrillos por día (valor habitual)
Alberto fumó tres cigarrillos (perfectivo, delimitado)
Alberto (*se) fuma/ (*se) fumó cigarrillos
Alberto se fumó tres/varios cigarrillos.
(*Se) comió pizza/ Se comió tres porciones de pizza.

Diapositiva 22
Los ejemplos de la Diapositiva 22 muestran que cuando tenemos un evento no
delimitado no podemos agregar se – *Alberto se fuma cigarrillos- Ahora bien, con valores
perfectivos y delimitados sí puedo incorporar se –Alberto se fumó tres/varios cigarrillos-.
Es decir que solo cuando el verbo está delimitado por el objeto puede agregarse se, que
tiene valor delimitador, lo cual se relaciona con el aspecto, esa categoría que presenta el
evento como en desarrollo o en forma global.
Por último vamos a presentar el se intensificador, que es un valor aspectual derivado
o vinculado con el anterior. Este se aparece tanto con verbos transitivos como intransitivos.
Di Tullio dice que es típico del Río de la Plata.
CUASIRREFLEJAS DE CAMBIO DE EE (CAMBIO DE
ESTRUCTURA EVENTIVA O CAMBIO ASPECTUAL)

Se Intensificador
Con verbos transitivos e intransitivos
Alberto se fuma todo/ cualquier cosa
Se fumó hasta el cenicero. (*Se fumó)
Se tomó hasta el agua de los floreros.
Se bailó/se cantó todo. (*Se bailó)
Se caminó todo/un montón de/como cincuenta
cuadras para conseguir una oferta.

Diapositiva 23
En el primer ejemplo de la Diapositiva 23 no necesito que el verbo esté delimitado,
porque el valor es intensificador. Entonces Di Tullio dice que en estos casos necesito algún
otro elemento que marque un límite bien amplio. Para esta autora, se forma con el elemento
intensificador una construcción discontinua. Es decir que no puedo usar se solo para
generar ese valor de intensificación, sino que requiere de otro elemento junto con el cual
manifiesta que el evento se realizó hasta el máximo posible.

ESQUEMAS IMPERSONALES
Hasta ahora hemos visto un solo esquema impersonal: el cuasirreflejo. Ahora vamos a
ampliar con otro tipo de construcciones impersonales.
Por definición, ¿qué será una construcción impersonal? Lo que estas oraciones no
tienen es sujeto. Ahora bien, antes de introducirnos en los tipos de esquemas o estructuras
impersonales, vamos a retomar lo que hemos visto del sujeto unas clases atrás, porque es
necesario añadir algunas cuestiones relacionadas con sus posibilidades de omisión, lo cual
nos va a servir para diferenciar estos casos de los de verdadera impersonalidad.

Sujetos tácitos y sujetos nulos. Verbos de control y de ascenso


Cuando caracterizamos el sujeto dijimos que, con respecto al verbo, el sujeto representa un
argumento que denominamos externo, por oposición al argumento interno, que es el COD.
Pero también dijimos que el sujeto se origina dentro del sintagma verbal, en donde recibe
su papel temático. Recuerden el esquema arbóreo correspondiente:

Dentro de la estructura sintagmática, el verbo se une primero a su complemento (el


objeto directo) con el que forma el nivel prima (V’); luego, en el nivel superior del
sintagma verbal (SV o V’’), núcleo y complemento se unen al especificador. En ese
especificador, o sea dentro del sintagma verbal, se genera el sujeto. En esta posición de
especificador del verbo es en donde el sujeto se origina. ¿Y por qué se genera ahí el sujeto?
¿Qué es lo que recibe el sujeto del verbo ahí? En esa cercanía con el verbo, el sujeto recibe
papel temático. El verbo y su argumento interno –el objeto- le otorgan papel temático al
sujeto. El sujeto siempre recibe un papel temático, pero no siempre es el mismo. El más
típico es el de agente, si el verbo es de acción. Pero también puede ser experimentante,
puede ser paciente o tema (por ejemplo, con los verbos inacusativos), puede ser
beneficiario, puede ser causa, fuerza, instrumento. Es decir, puede recibir distintos papeles
temáticos, dependiendo del tipo de verbo.
Según el diagrama de arriba, entonces, el sujeto está en el especificador del
sintagma verbal y recibe papel temático del verbo, pero hay algo que no recibe del verbo y
es lo que hace que el sujeto tenga que moverse a un nivel superior: el sintagma de flexión.
Se trata del caso. Cada asignador de caso puede otorgar un solo caso, por tanto el verbo
sólo puede asignar un caso, que es el acusativo, y se lo asigna al OD. Entonces el sujeto
tiene que moverse, tiene que subir a la flexión para recibir caso.
Desde el punto de vista casual, vimos que al sujeto le corresponde el caso
nominativo. Cuando lo reemplazamos por un pronombre, la forma que le corresponde es la
de nominativo: yo y no me o mí; tú/vos y no te, ti, etc. Al sujeto le corresponde caso
nominativo, que se lo asigna la flexión. El sujeto recibe papel temático del verbo, pero
recibe caso de la flexión. Por lo tanto, se dice que el sujeto se genera también como un
argumento interno dentro del sintagma verbal y luego se mueve a la flexión para recibir
caso (que el verbo no le puede asignar). Éste es el “movimiento” del sujeto hacia la flexión.
Y así llegamos al sintagma de flexión, que es equivalente a oración: ahí, en el especificador
de la flexión se aloja el sujeto para recibir caso, tal como muestra el diagrama de abajo.

Observen que también hay otro movimiento: el del verbo a la flexión para chequear
sus rasgos de Tiempo y Concordancia. ¿Por qué repetimos esto que ya habíamos visto
clases atrás? Hasta ahora nosotros hemos hablado de la flexión como una categoría
funcional que en español se aloja en el verbo, en la desinencia verbal. Pero la flexión
–como no se nos escapó cuando estudiamos morfología– contiene dos conjuntos de rasgos
distintos. Pensemos en un ejemplo como cantábamos, donde –ba- transmite los rasgos de
tiempo, modo y aspecto, y –mos, los de persona y número, es decir lo que se conoce como
concordancia. En realidad, la flexión se escinde en dos categorías, que están formadas por
estos dos conjuntos de rasgos o estos dos núcleos funcionales: uno corresponde a tiempo y
otro, superior, es el de concordancia. Estos rasgos de concordancia permiten reponer al
sujeto cuando no se expresa en la oración y queda tácito, algo no problemático en una
lengua como el español.
Frente a esto que acabo de retomar, que es lo ya visto con respecto al sujeto y su
relación con la flexión, ahora vamos a ver qué sucede cuando no hay flexión en la oración
porque el verbo es una forma no finita. Veamos los ejemplos de (2):
2. a. Juan cantaba en el coro del colegio
b. Juan quiso cantar en el coro del colegio.
c. Le pidieron a Juan cantar en el coro del colegio.
En (2a) cantaba es una forma finita que concuerda con su sujeto léxico Juan que,
como sabemos, recibe papel temático del verbo y caso de la flexión. Además, en una lengua
pro-drop, como el español, la flexión verbal permite omitir el sujeto y recuperarlo a partir
de la desinencia incluida en el verbo. Pero ¿qué sucede en (2b)? Juan concuerda con el
verbo quiso y es, por tanto, su sujeto, pero ¿tiene sujeto el infinitivo cantar? Evidentemente
no es una acción impersonal: debe haber alguien que la realice, en este caso Juan. Juan es
tanto ‘el que quiere’ como ‘el que va a cantar’, pero no aparece repetido en la oración.
Tenemos una forma conjugada quiso y una forma no finita, no conjugada cantar, que no
tiene tiempo, no está temporalizada (aunque sí está aspectualizada, tiene un valor aspectual
que, según dijimos, es neutro, a diferencia del participio, que señala ‘completamiento del
evento’ y del gerundio, que tiene valor ‘durativo’). Al no estar temporalizadas, estas formas
no finitas no pueden llevar sujeto expreso. Sin embargo, nosotros sabemos, como hablantes
nativos, que ‘el que va a cantar’ en (2b) es Juan. Hay un sujeto para ese infinitivo, sólo que
no puede aparecer en la oración. Se trata de un sujeto que recibe papel temático de agente
del verbo cantar, pero que lo que no puede recibir es caso, ya que no hay flexión y, por
consiguiente, tampoco puede aparecer en la oración. Solo puedo reponerlo por énfasis:
Juan quiso cantar él mismo en el coro. Este sujeto enfático aparece siempre pospuesto (lo
que evidencia que no se ha desplazado a la flexión) y su presencia en la oración está
legitimada por la modalidad, alojada en el SComp (sintagma complementante), que
veremos un poco más adelante.
Ahora bien, ¿cómo sabemos que Juan es el sujeto de cantar? El sujeto del infinitivo
es correferencial con algún constituyente oracional. En (3) es correferencial con el sujeto de
la oración:
3. Juani quiso [PROi cantar en el coro del colegio].
PRO (con mayúscula) indica el sujeto del infinitivo. El sujeto de la acción de cantar
está coindizado con Juan, ya que ambos tienen el mismo referente, lo que podemos marcar
colocando el mismo subíndice, como en (3).
En este caso del sujeto del infinitivo no hablamos de sujeto tácito, porque el sujeto
PRO del infinitivo es un sujeto que no solo no está presente, sino que no se puede reponer:
*Juan quiso él cantar en el coro del colegio. El sujeto del infinitivo es un sujeto nulo. Es
distinto del pro (con minúscula), que es el típico sujeto tácito o elidido, pero que siempre
podemos explicitar.
4. [pro Viene a las nueve] → Él/ ella viene a las nueve.
¿Qué pasa en (2c): Le pidieron a Juan cantar en el coro? Equivale a ‘Le pidieron a
Juan que cante (él) en el coro’. El que canta también es Juan, pero acá el sujeto de cantar
no coincide con el sujeto de la oración. Porque pidieron remite a una tercera persona plural
y el sujeto del infinitivo es Juan ¿Y a Juan, qué función sintáctica tiene? Es objeto
indirecto (COI). Entonces, el sujeto del infinitivo acá coincide con otro constituyente
oracional: el COI.
5. Le pidieron a Juani [ PROi cantar en el coro]
Estudiante: La oración (5) podría tener otra interpretación, ¿no? Equivalente a ‘Le
pidieron a Juan cantar ellos en el coro’.
Profesora: Sí, es cierto, se podría interpretar como que son otros los que quieren
cantar, los mismos que le hacen el pedido a Juan (que podría ser el director o el que reparte
las funciones en el coro). En esa interpretación se trataría de un caso de control de sujeto y
el esquema de índices sería el mismo que en (4): PRO tendría la misma referencia que el
sujeto tácito ellos.
En estos casos en que el sujeto del infinitivo es correferencial con otro constituyente
oracional los verbos de los que dependen se denominan “verbos de control” y pueden ser de
control de sujeto, como en (3), o de control de objeto, como en (5). Estos verbos
seleccionan un argumento externo y como complemento, una oración de verbo finito, cuyo
sujeto es correferencial con algún constituyente de la oración principal. La explicación que
se suele dar es que las oraciones con infinitivo no tienen, por lo general, sujeto, aunque el
sujeto puede aparecer por razones de énfasis. Ese sujeto del infinitivo, que es nulo, lo
recuperamos a partir de algún otro constituyente de la oración, que puede ser el sujeto de la
oración principal (4) o puede ser un objeto (5). Lo que quería mostrar con (5) es que PRO
no siempre tiene que ser correferencial con el sujeto, puede serlo también con el objeto.
En cuanto al sujeto de la oración matriz, es seleccionado por el verbo de control,
como lo muestran los siguientes ejemplos.
6. a.[Juan pretende [que [pro le paguen]
b.*[La lluvia pretende [que [pro le paguen]
La agramaticalidad de (6b) se deriva de que pretender es un verbo de ‘voluntad’ que
exige un sujeto con el rasgo ‘humano’.
Son también verbos de control de sujeto: querer, pretender, desear, necesitar,
preferir, procurar, intentar, decidir, fingir, merecer, esperar. En cambio, son verbos de
control de objeto: ordenar, mandar, prohibir, recomendar, aconsejar, pedir, obligar,
convencer, persuadir.
Ahora bien, también tenemos otras combinaciones entre un verbo finito y uno no
finito, en que, a diferencia de lo que sucede con los verbos de control, el sujeto no es
seleccionado por el verbo de la oración principal. Veamos un ejemplo:
7. a. Parece que cae nieve/*caer nieve/llover.
b. La nieve parece caer.
8. a. Parece que Juan dice siempre la verdad./*Juan decir siempre la verdad.
b. Juan parece decir siempre la verdad.
En estos casos, el verbo principal selecciona solo una oración como complemento,
pero no selecciona un argumento externo. El complemento es siempre una subordinada que
puede ser una oración flexionada –que cae nieve – o una de infinitivo – caer nieve-.
Cuando el complemento es una oración no flexionada, el sujeto del infinitivo se mueve a la
posición vacía de sujeto del verbo principal, es entonces, un sujeto derivado, como se
muestra en (7b). Estos verbos se llaman “verbos de ascenso” y, como posiblemente Uds. ya
hayan imaginado, la razón del ascenso del sujeto es que el infinitivo, al no tener flexión, no
puede asignarle el caso nominativo que el sujeto requiere para funcionar en la oración. Por
eso en (7 a), el infinitivo con sujeto –caer nieve – no es posible, pero es aceptable Parece
llover, con un verbo impersonal que no tiene argumento externo.
Dentro de esta clase de verbos de ascenso se ubican también resultar y algunos
auxiliares –que veremos al estudiar las perífrasis verbales- comenzar, terminar, seguir,
volver, soler, y poder y deber con valor epistémico. Sin embargo, estos verbos no pueden ir
seguidos de una oración flexionada:
9. María sigue pintando la puerta/*que pinta la puerta.
La lluvia sigue cayendo/ *que cae.

Oraciones impersonales
Vimos oraciones con sujeto tácito, en las que el sujeto se omite pero puede siempre
reponerse, y oraciones con sujeto nulo, en el caso del infinitivo controlado, por ejemplo, en
que el sujeto no puede explicitarse pero se recupera a partir de otro constituyente oracional.
Pero también ya hemos mencionado casos como el de los verbos meteorológicos (10 a) o
los de ascenso (10b), que acabamos de ver, en los que el sujeto es inexistente. Con los
verbos de ascenso, vimos que cuando el complemento contiene una oración no flexionada
adoptan un sujeto derivado que, en realidad, es el sujeto del infinitivo, pero que debe
ascender a la oración matriz para recibir caso de la flexión del verbo principal.
10. a. Llueve.
b. Parece que Juan sale temprano hoy ~ Juan parece salir temprano hoy .
¿Qué tienen de particular? En estos casos no se considera que existan sujetos
pronominales, y por lo tanto no vamos a reconocer la existencia de sujetos tácitos o nulos.
Es decir, la situación es distinta a la de los ejemplos con los sujetos tácitos o nulos. En
Reconoció el error yo no menciono al sujeto, pero sé que hay alguien que está haciendo la
acción indicada por ese verbo y aunque no puedo incluirlo en la oración, también hay sujeto
para el infinitivo en María desea viajar [ella] a la India. En cambio, en una oración
impersonal esto no ocurre.
Según decíamos, hay verbos típicamente impersonales, como llover y otros verbos
meteorológicos, que solo se dan en tercera persona singular. En Llueve copiosamente no
puedo decir que allí haya un sujeto elidido, porque es un tipo de verbo que no supone
ningún sujeto, ya que a ese sujeto no podríamos asignarle papel temático alguno. Hasta
podría considerar que en Llueve hay un pro que es una tercera persona, pero no podría tener
ni un agente, ni un experimentante, etc. Esto me indica que, como no puedo asignar papel
temático, no estoy ante un sujeto tácito.
Y, como el español es una lengua pro-drop, puedo decir directamente Llueve. En
otras lenguas lo que aparece con los verbos meteorológicos, a diferencia del español, es un
sujeto de tipo pleonástico o expletivo. Cuando digo It rains o Il pleut, aún con estos verbos
meteorológicos, por razones estructurales, estas lenguas exigen un sujeto para esa posición
-en realidad es un pronombre vacío de significado, sin ningún papel temático, que es lo que
se conoce como un expletivo-. En cambio, el italiano es como el español, pro-drop, y puedo
decir perfectamente Piove.
El español general no tolera una forma pronominal con esos verbos como llover,
excepto en algunas variantes, como el español de Santo Domingo que están perdiendo en la
pronunciación las desinencias verbales y entonces dicen Ello hay maíz o Ello es fácil
llegar, o sea que por la misma razón por la que un inglés pone un it, reponen un sujeto para
una oración impersonal. Lo que ocurre acá es un fenómeno de pérdida de desinencias que
permitan recuperar el sujeto combinado con la influencia del inglés como lengua de
prestigio.
También algunos verbos, que por lo general admiten la construcción personal: El
pescado huela muy mal, Tres monedas bastan para pagar ese servicio, pueden usarse en
construcción impersonal, sin sujeto. En estas construcciones impersonales, suele aparecer
un elemento locativo – Aquí huele muy mal -, temporal – Hoy hace 20 años que murió
papá-, o dativo – Me basta con tu palabra-, que hace las veces de tópico a partir del cual se
organiza la predicación.
Ahora vamos a introducirnos en lo que se denominan sujetos arbitrarios. Son los
casos, no de sujeto nulo, sino de sujetos que presentan lo que se conoce como una lectura
no referencial. En la lengua, la referencia es la relación entre los elementos lingüísticos y la
realidad. Por ejemplo, si digo Él trabaja, eso tiene una lectura referencial: hay un X en la
realidad -ya sea él, Pedro, Juan, el Sr. Rodríguez o cualquier otro- que trabaja. Por
“referencial” entendemos que, en el mundo exterior, ese elemento de la lengua remite a
algo o a alguien concreto. En cambio, en el caso de los sujetos arbitrarios, no vamos a
identificar un referente. Los sujetos arbitrarios, por lo general, no se realizan fonéticamente
-y por eso se parecen a los nulos- y se asocian a categorías vacías.
Dentro de los sujetos arbitrarios, van a entrar los siguientes casos, algunos de los
cuales ya vimos y otros que vamos a introducir ahora:
 Infinitivo no controlado
 Cuasirreflejas impersonales con se
 Oraciones con verbo en segunda persona singular
 Oraciones con verbo en tercera plural.
 Impersonales de uno.
Tomemos un ejemplo para comparar con los infinitivos de verbos de control que ya
hemos visto, donde teníamos un sujeto PRO
11. a. Juan quiso cantar en el coro.
b. Conviene no fumar en lugares cerrados.
En (11a) hay un sujeto para cantar, ese sujeto es Juan y, por lo tanto, esa oración es
referencial en ese sentido. En cambio, en (11b) no tengo un sujeto referencial. Podríamos
parafrasear la oración como ‘Conviene que nadie fume en lugares cerrados’. Tiene lo que
llamamos una lectura genérica.
Sintácticamente, la oración (11a) tiene un sujeto: no fumar en lugares cerrados.
Podemos parafrasear: Conviene esto. Y fíjense la concordancia: Convienen estas cosas.
Ahora, esa construcción que es el sujeto de la oración principal, no fumar en lugares
cerrados, es una oración subordinada de verbo en infinitivo. ¿Y cuál es el sujeto de esta
oración subordinada? No tiene un referente como teníamos en (11 a) –Juan-. Además, en
este caso, a diferencia de lo que sucedía con el infinitivo en (11a), no lo podemos coindizar
con ningún elemento de la oración. En estos casos hablamos de PROarb (PRO arbitrario), el
cual ya vimos cuando estudiamos dentro de las construcciones cuasirreflejas, la impersonal:
12. Conviene [PROarb no fumar en lugares cerrados].
PROarb tiene valor generalizador y no lo coindizamos con ningún otro elemento de
la oración.
Ahora veamos otro caso de sujeto arbitrario, con una impersonal con se:
13. Aquí se come bien.
Este se también tiene un valor indefinido, como si dijéramos cualquiera o todo el
que venga aquí come bien. Le damos también una lectura genérica.
En la estructura cuasirrefleja impersonal con se pueden aparecer distintos tipos de
verbos. Pueden ser impersonales los verbos transitivos. Nosotros ya vimos un ejemplo en la
oración Se admira a varios escritores de la nueva generación. Otros ejemplos posibles
serían:
14. a. Se condecoró al héroe.
b. Aquí se trabaja mucho.
c. Se envejece más después de los cuarenta.
d. Se está bien aquí.
En (14a) se trata de una estructura transitiva intransitivizada mediante la
impersonalización, en la que el COD aparece precedido por la marca de función a para que
no se confunda con un sujeto. Recordemos que dijimos que esto sucede cuando el OD es
‘animado’. También podríamos tener un verbo inergativo, como en (14b), un inacusativo,
como en (14c), e incluso uno copulativo, como en (14d).
Según vemos, entonces, hay distintos tipos de verbos que pueden aparecer en
construcciones cuasirreflejas impersonales y la marca de la impersonalidad en estas
oraciones es el se: un clítico que carece de género, de número y de caso; sólo marca
persona. En estos casos nunca podríamos reponer un sujeto léxico, no podríamos decir *Él
se trabaja mucho o *Juan se vive bien aquí. El sujeto léxico es incompatible con el se
impersonal, estas construcciones están inhabilitadas para incorporar un sujeto léxico –y en
algunos casos si lo incorporamos cambia totalmente la estructura. Por ejemplo si digo Aquí
Juan se vacuna puede tener interpretación reflexiva – ‘Juan se vacuna a sí mismo’ – o más
probablemente, factitiva – Aquí Juan se hace vacunar/hace que lo vacunen -.
A su vez, a pesar de ser la marca de impersonalidad de este tipo de oraciones, se no
puede ocupar la posición de sujeto. No podríamos tener *Se siempre llega tarde” o *Se no
puede dormir aquí”. Es decir: se no puede funcionar como sujeto.
Entonces, en Aquí se vacuna, tenemos –decíamos- un sujeto arbitrario, un PROarb.
Por lo general, en estos usos genéricos tenemos ciertas marcas que nos ayudan a hacer esa
interpretación generalizadora, como los tiempos verbales. Lo común es que estas
construcciones aparezcan en presente o en pretérito imperfecto: Aquí se vacunaba hasta
hace unos años, pero ya no, que le dan ese valor general, y no en un pretérito perfecto
como vacunó que, por su valor perfectivo, singulariza el evento. A veces también puede
haber un operador genérico que se puede lexicalizar en un adverbio:
15. Normalmente/ generalmente/ habitualmente se comienza a envejecer después
de los cuarenta.
A todos estos adverbios se los considera inductores de genericidad; es decir, hacen
que la oración se interprete con valor generalizador.
En (16) tenemos otro caso de impersonalidad, pero con el verbo conjugado en
segunda persona:
16. Si comés poco, vivís mejor.
Acá no es que le estamos hablando a una segunda persona concreta, sino que es un
vos con el valor de ‘cualquiera’. Es una segunda persona de interpretación genérica
también. A esta estructura con sujeto arbitrario en segunda persona también podríamos
añadirle alguno de los adverbios inductores de genericidad:
17. Generalmente, si comés pocos vivís mejor.
También tenemos casos típicos de impersonalidad con verbo en tercera persona
plural usado en sentido no referencial:
18. a. Llaman por teléfono.
b. Preguntan por vos.
Muchas veces decimos oraciones como (18a), aunque sabemos que es imposible
que la referencia sea plural, porque no suele haber dos personas que te están llamando a la
vez, siempre es una. Por eso, justamente, ese plural marca un valor indefinido. En realidad,
si lo precisamos mejor, no es que este caso de tercera plural no sea referencial (porque acá
sí hay alguien concreto que está llamando), sino que esa referencia no está particularizada;
tiene un valor indefinido y, en ese sentido, ni siquiera tiene el valor de plural. A pesar del
plural, puede haber una sola persona en esa referencia: Te buscan o Ya traen la comida;
pueden ser varias personas, pero también una sola. Este es un plural de uso cotidiano, que
tiene valor de indefinición.
Ahora, en este último caso, la tercera persona plural, no hablamos de una lectura
genérica sino de una lectura existencial. Los casos de lectura genérica son aquellos en los
que podríamos reponer un todos o, si tiene valor negativo, como en Conviene no fumar…,
un nadie. En cambio, en el caso de la tercera persona plural - Llaman por teléfono-, ahí
reconocemos lo que se denomina lectura existencial. Esta interpretación inespecífica se
refiere a alguien con valor indefinido, por lo que la lectura sigue siendo no referencial. Una
lectura genérica tiene el valor generalizador de todos/nadie; en la lectura existencial, en
cambio, no pensamos que es todos sino más bien alguien, aunque indefinido.
También importa resaltar que, si bien a estas oraciones como Llaman por teléfono,
Preguntan por vos, Dicen en el diario que hoy va a llover o Cuentan que se va del cargo
les damos generalmente un valor impersonal, esto va a depender del contexto; porque es
diferente la interpretación cuando estas oraciones aparecen en un contexto donde ya se
explicitó un sujeto referencial antes. Supongamos que se está hablando de unos policías y
luego se dice Preguntan por vos. En este caso ya no estamos ante la misma interpretación.
Pero para esto, como les digo, hará falta un contexto que le de valor referencial a lo que de
otro modo consideramos un sujeto arbitrario.
Por último, un típico ejemplo del uso impersonal de uno, tomado de nuestra canción
ciudadana:
19. Uno busca lleno de esperanzas.
En cuanto a la impersonalización con uno, tiene variación de género, podría ser una
en Si una no se defiende, nadie te viene a defender; pero no varía en número. Puede admitir
el refuerzo uno mismo y se considera que tiene lectura arbitraria de tipo genérico.
Todas estas construcciones que acabamos de ver son distintas posibilidades de
impersonalización. La impersonalización es un mecanismo formal –quiere decir
estructural– del que dispone la gramática para anular la función sintáctica de sujeto.
Anularla en la oración no quiere decir que no exista alguien que podría llenarla. Por
ejemplo cuando decimos
20. Aquí se vacuna.
El caso de (20) es una oración con valor existencial: aquí hay alguien (indefinido,
no importa tanto quién) que vacuna, que se encarga de vacunar. Es similar a Aquí se habla
inglés/ portugués, que es un cartel que se suele poner en ciertos negocios de las zonas
donde hay turistas. En estos casos, el agente no está manifestado, pero sí está presupuesto,
porque, evidentemente, debe haber alguien que realiza esa acción de vacunar o de hablar
otra lengua; además, por las exigencias del verbo, quien sea ese agente tiene que ser
‘humano’. Sin embargo, si bien la necesidad del agente está, no hay alguien definido, no
hay una referencia específica. Lo que interpretamos es que hay alguien vacunando. No es,
entonces, que no haya alguien que realice la acción –piensen la diferencia con Llueve–.
Simplemente se trata de un mecanismo -un artilugio gramatical podríamos decir- para no
manifestar el sujeto. ¿Por qué? Porque no importa, no resulta relevante particularizar quién
es el que vacuna. Ahí también tenemos, entonces, una interpretación existencial.
CLASE Nº 12 (Primera parte)

PERÍFRASIS VERBALES
En la clase de hoy vamos a introducirnos en el tema de las perífrasis verbales.
Al tratar las construcciones cuasirreflejas pasivas ya mencionamos, por
comparación, el caso de la pasiva perifrástica, que se forma con el verbo ser + participio,
como en fue leído. Pero no es esta la única perífrasis verbal de nuestra lengua; hay muchas
otras. ¿Qué les parece a ustedes que es una perífrasis verbal?
Estudiante: Dos verbos que valen por uno solo.
Profesora: Está muy bien. Dos verbos que refieren un único evento. Pero ¿por qué
es posible esto? Recordemos que los verbos en general tienen una doble función. Por un
lado, son palabras léxicas, con un significado: la idea de correr, estudiar, saltar, etc. Esa
carga léxica la transmite una parte del verbo: la raíz. Y, por otro lado, los verbos tienen la
desinencia, que agrega las categorías de tiempo, persona, número, aspecto, modo. Algunas
de estas categorías, como el tiempo o el modo, no son categorías propias del verbo sino que
afectan a toda la oración, y el verbo simplemente las aloja en su desinencia. Persona y
número, ya sabemos, son categorías de concordancia con el sujeto. Ahora bien: puede darse
el caso de que esa doble función aparezca disociada. Cuando hay dos formas verbales, una
de ellas manifiesta el significado léxico del evento y la otra transmite los valores de modo,
tiempo, aspecto, etc.
Veamos algunos ejemplos de perífrasis verbales:
1. a.El problema fue resuelto por el secretario.
b.La resolución ha salido esta mañana.
c.Los chicos empezaron a correr.

¿Por qué decimos que hay perífrasis allí? En los tres casos hay dos formas verbales
para referir un único evento –resolver (1 a), salir (1b), correr (1c)- y la primera, el auxiliar,
es la que manifiesta las categorías morfológicas de tiempo, modo, aspecto y la
concordancia, y la segunda es la forma verbal que carga el significado léxico central y
selecciona los argumentos. Pero el auxiliar, además de trasmitir las categorías
morfológicas, agrega ciertos valores semánticos también. Esos valores pueden ser:
aspectuales, modales o temporales.
Entonces, la perífrasis es una estructura formada por dos partes: un auxiliar (en
forma finita, es decir conjugada) y un verbo principal (que aparece en una forma no finita,
no conjugada, ya sea en infinitivo, en participio o en gerundio). Veamos la definición de
perífrasis que proporciona Gómez Torrego (1999):
Una perífrasis verbal es la unión de dos o más verbos que constituyen un solo núcleo
del predicado. El primer verbo, llamado ‘auxiliar’, comporta las informaciones
morfológicas de número y persona, y se conjuga en todas (o en parte de) las formas y
tiempos de la conjugación. El segundo verbo, llamado ‘auxiliado’ o ‘principal’, debe
aparecer en infinitivo, gerundio o participio, es decir, es una forma no personal. Según
se trate de una u otra forma, hablamos de perífrasis de infinitivo, de gerundio o de
participio.
Lo importante es que, cuando decimos algo como Los chicos empezaron a correr, no
tengo dos eventos: tengo uno solo que, en este caso, está marcando el inicio. A veces, entre
las dos formas verbales que integran la perífrasis puede haber otro elemento. Por ejemplo,
la preposición a: empezaron a correr. Ahí la preposición está vacía de significado, es parte
de la perífrasis. También puede aparecer la preposición de: dejaron de correr. O puede
aparecer que: tengo que ir (que es una perífrasis con valor modal de obligación). No hay
que confundir este que con otro que vamos a ver más adelante y que es el introductor de
una subordinada. Este que es parte de la perífrasis.
Estudiante: ¿Se marca todo junto como núcleo del predicado?
Profesora: Exactamente. Se marca toda la perífrasis junta. ¿Qué perífrasis
reconocemos en (2)?
2. Los diputados están saliendo del salón y están entrando a otra reunión.
Estudiante: Hay dos.
Profesora: Muy bien.
En están saliendo del salón, decimos salir de y es claro que el que selecciona ese
complemento preposicional es el verbo auxiliado salir. Lo mismo pasa con entrar en
entrando a. El auxiliar, entonces, no tiene nada que ver con esa selección. Además,
saliendo y entrando seleccionan también un sujeto ‘animado’. No podríamos haber dicho
*Las tizas están saliendo del salón y están entrando a otra reunión. Queda claro, entonces,
que al auxiliar le corresponde manifestar las categorías morfológicas y al verbo principal le
corresponde manifestar el contenido semántico de la predicación y seleccionar los
complementos.
Decimos que una perífrasis verbal es la unión de dos o más verbos que constituyen
un solo núcleo. Ahora bien, también tenemos que recordar que no todo encuentro entre una
forma conjugada y una forma no finita constituye una perífrasis. Ya hemos visto, por
ejemplo, los casos de infinitivos concordados – Pedro necesita saber (él mismo) la verdad
- y el del infinitivo no concordado – Es necesario averiguar la verdad (Que alguien
averigüe…). Veamos ahora algunos otros ejemplos, pero con gerundio:
3. a. El chico va cantando por el camino.
b. El chico va aprendiendo inglés.
Parecería que se trata de estructuras paralelas, sin embargo, la interpretación difiere
en uno y otro caso. En (3b) se dice que ‘el chico aprende inglés paulatinamente, de modo
gradual’. Hay un solo evento allí: aprender. Es un evento que se realiza en forma
progresiva. Ahí tengo legítimamente una perífrasis. En cambio, en (3 a), el verbo va tiene
carga semántica, tiene el sentido locativo de la acción de ir y ambas acciones se pueden
separar. Puedo decir: El chico va por el camino y canta. Por el contrario, no puedo decir
*El chico va y aprende inglés, porque el significado cambiaría. Esta es una prueba que
podemos hacer para reconocer una perífrasis: la conmutación o cambio estructural. Cuando
puedo cambiar la estructura por otra y mantengo el significado, no hay perífrasis. Cuando
tengo una perífrasis, por lo general, no puedo desarmar la estructura.
Ahora veamos qué sucede en estos ejemplos:
4. Vino a contar la verdad.
En (4 a) hay dos eventos. Puedo parafrasearla como ‘Alguien vino y contó la
verdad’. Admite cambio estructural: no es perífrasis. ¿De qué otro modo podríamos
reemplazar, en la primera oración, el sintagma a contar? Podríamos decir Vino para contar
la verdad o sea que ahí tendríamos un circunstancial de fin. Cambio la estructura y veo que
son dos acciones distintas.
Ahora comparemos estos dos casos:
5. a. Volvió a leer el libro.
b. Volvió a leer las letras del cartel que no había llegado a identificar.
En (5 a) tengo una perífrasis de las que llamamos de reiteración, donde volver no
tiene un valor semántico de desplazamiento, sino que es un auxiliar. La segunda es
claramente una oración con dos eventos: alguien volvió sobre sus pasos y leyó/ volvió para
leer lo que estaba escrito en un cartel. Entonces, en el segundo ejemplo no tenemos
perífrasis.
Muchos de los verbos que intervienen en las perífrasis son verbos que
habitualmente tienen la carga semántica de desplazamiento pero que, al ingresar a la
perífrasis, quedan desemantizados, se vacían de parte de su significado y funcionan como
un auxiliar.
El verbo principal de una perífrasis es siempre una forma no finita, con pleno
carácter verbal y, por lo general, lo que encontramos es que las perífrasis se clasifican a
partir del tipo de forma no finita que interviene –así también las clasifica Gómez Torrego,
que es un gramático español que ha estudiado mucho este tema. En consecuencia, se habla
de perífrasis:
 de infinitivo,
 de gerundio,
 de participio.
Y también hay que decir que las perífrasis –siguiendo los planteos de mi tocaya
Mabel Rosetti (quien junto a Ana María Barrenechea, la primera titular de esta cátedra, fue
discípula de Amado Alonso, y ambas impulsaron por todo el país la lingüística
estructural)– admiten dos pruebas para su reconocimiento: la conmutación léxica y la
conmutación estructural. Estas pruebas las incluyó Rosetti en un artículo clásico en el que
defendió la existencia en español de una perífrasis verbal de voz pasiva, algo que era
resistido por muchos gramáticos, que solo aceptaban la pasiva morfológica, como en latín.
Este término “conmutación” es también un clásico dentro del estructuralismo.
Significa cambiar un elemento por otro dentro del sistema y comprobar si produce o no
cambio de significado. La conmutación es una prueba que se puede aplicar en los distintos
niveles de la lengua, y es lo que vimos en fonética cuando contrastamos, por ejemplo, /’bar/
y /’par/ para concluir que /b/ y /p/ son dos fonemas diferentes porque al conmutar uno por
otro cambia el significado. Y Rosetti aplica esta misma prueba a las perífrasis –con lo que
también se ve la coherencia teórica del modelo estructuralista -.
El planteo de Rosetti pasaba, entonces, por ver si las estructuras admitían estas
conmutaciones: léxica –de una palabra por otra- y estructural – de una estructura por otra-,
según vamos ahora a ejemplificar. En una perífrasis como empezó a decir la verdad, puedo
cambiar un elemento por otro y decir empezó a explicar/a comentar/etc. Es decir, en las
perífrasis puedo aplicar la conmutación léxica. Pero no puedo aplicar la conmutación
estructural. Es lo que estábamos viendo antes: cuando puedo cambiar la estructura es
cuando no estoy ante una perífrasis. En Vino a contar la verdad, dijimos que no es una
perífrasis porque puedo cambiar la estructura y decir Vino para contar/ Vino y contó la
verdad. Entonces, lo que planteaba Rosetti es que las perífrasis admiten conmutación léxica
pero no estructural. Luego vamos a ver otro tipo de estructuras que no admiten ni
conmutación ni léxica ni estructural.
Comparen ahora estas dos oraciones:
6. a. Debo arreglar mi jardín.
b. Pensé arreglar mi jardín.
¿Cuál de las dos es perífrasis?
Estudiante: La primera.
Profesora: Claro. Yo no puedo decir *Debo y arreglo ni *Debo que arreglo ni
puedo hacer ningún otro cambio estructural. En cambio, en la segunda sí puedo decir, por
ejemplo, Pensé que arreglaría o Pensé en el arreglo: puedo cambiar la estructura. En una
oración como Me ordenó venir también puedo aplicar conmutación estructural y decir Me
ordenó que viniera o Me ordenó esto. No es, por lo tanto, una perífrasis.
Hay algunos casos más fronterizos, un poco más complejos…
Estudiante: Nunca faltan.
Profesora: Y… son la sal de la vida. Un caso de estos más complejos sería con el
verbo querer: Yo quiero salir temprano. Ante esa oración puedo hacer la prueba de
reemplazo por otra estructura recurriendo a la subordinada con que: *Yo quiero que yo
salga temprano. Pero, el resultado no es gramatical. Sin embargo, allí el problema es la
confluencia de persona gramatical: como hay coincidencia de sujeto entre querer y salir
solo puedo usar el infinitivo. Entonces, a primera vista podríamos pensar que este sintagma
no acepta el cambio estructural –por lo que tenderíamos a creer que es una perífrasis–, pero
sí lo acepta, sólo que no en estos casos en que hay coincidencia de persona. Distinto es si
dijéramos Yo quiero que él salga…: ahí, tratándose de dos personas gramaticales distintas
para cada verbo, queda claro que son dos eventos distintos. Entonces, las construcciones del
tipo querer/ desear + infinitivo no son perífrasis. Al menos no cumplen con todas las
pruebas. Estos ejemplos nos han servido para comprobar que no toda estructura de verbo
finito + verbo no finito es una perífrasis.
Ahora comparemos estos dos casos.
7. a. Se asustó y echó a correr precipitadamente.
b. Se asustó y lo echó a perder todo.
En estas oraciones tenemos dos construcciones con más de un verbo: echó a correr
y echó a perder. En la primera puedo aplicar conmutación léxica, si bien con ciertas
limitaciones, por el significado de ‘acción repentina’ que tiene echar -echó a llorar / a reir/
*estudiar- pero no conmutación estructural, por lo tanto allí tengo una perífrasis. Ahora,
cuando digo echó a perder, ¿puedo hacer conmutación léxica?
Estudiante: No.
Profesora: ¿Por qué no puedo hacerla?
Alumna: Porque es una frase hecha.
Profesora: Es una locución.
Tomemos otras locuciones: hacer hincapié, dar fe, tomar el pelo, hacer una cama.
Son formas fijas. En el caso de echar a correr, es una locución que combina dos formas
verbales, no un verbo y un sustantivo, como en los ejemplos anteriores. Y en estas
locuciones, que son las que más puedo confundir con una perífrasis porque tenemos dos
formas verbales, el significado no es composicional, no es la suma de las partes. En cambio
las verdaderas perífrasis admiten conmutación léxica porque el significado deriva de la
suma de los dos componentes: es lo que llamamos un significado composicional, como en
empezar a correr. Los distintos componentes de la locución forman un solo significado, no
es que van sumando significados. Por eso también es que a una locución yo puedo
reemplazarla por una sola palabra: en lugar de dar fe, por ejemplo, puedo decir atestiguar -
El escribano dio fe del acto electoral-. Puedo hacer ese reemplazo, pero no puedo hacer la
conmutación léxica tal como vimos con las perífrasis: no puede decir, en lugar de dar fe,
dar esperanza o algo así. Lo mismo con hacer hincapié: puedo reemplazar por resaltar o
enfatizar, pero no puedo hacer la conmutación léxica en sentido estricto, parte por parte.
Entonces, las locuciones no admiten ni conmutación léxica ni conmutación
estructural. Son formas fosilizadas cuyo significado es no composicional. El significado del
ejemplo que dimos para echar a perder es estropear.
Y las locuciones pueden estar formadas por un verbo conjugado + una forma no
finita, como en este caso de echar a perder, pero pueden estar formadas por un verbo +
otras clases de palabras: tomar el pelo, tener en vilo, dejar sin aliento, etc.
Veamos la definición de Gómez Torrego:
Las locuciones se caracterizan por ser un conjunto de palabras [pueden ser más de
dos] de las que al menos una es un verbo. El resto de las palabras está tan
estrechamente unido al verbo que sintácticamente no es segmentable, de modo que el
núcleo verbal del predicado correspondiente es todo el conjunto. Además, la locución
verbal aporta un significado nuevo que en ningún caso es la suma del significado del
verbo y del significado de lo añadido, ni tampoco es frecuente que se mantenga el
significado que cualquiera de los componentes presenta normalmente fuera de la
locución.
Esto último significa que fe, por ejemplo, no conserva en la locución dar fe su sentido
tradicional, de tipo religioso, sino que se ha fusionado con otra forma verbal, en este caso,
para dar un único significado, que es equivalente a “atestiguar”.
Resumiendo, en las perífrasis siempre hay dos formas verbales, un auxiliar y un
verbo principal. En la locución mínimamente hay un verbo y puede haber otro, pero esto
último no es necesario, puede haber otra clase de palabras.
Las perífrasis se segmentan en auxiliar y verbo principal o auxiliado; en cambio, la
locución se considera unitariamente, no se segmenta. Ambos tipos de construcciones son en
su totalidad un núcleo verbal. En la locución tenemos, desde el punto de vista semántico, un
nuevo significado que no deriva de los constituyentes. En las perífrasis, el significado del
auxiliado es modificado por el valor que aporta el auxiliar: en echó a correr, se presenta la
acción de correr en su inicio, que además es intempestivo. Por último, en las locuciones, el
verbo es el que selecciona los complementos. Si yo digo dar fe, el verbo dar selecciona, por
ejemplo, que el sujeto sea ‘animado’ (el escribano, pero no la pared). En las perífrasis, el
verbo principal o auxiliado es el que selecciona los complementos (como en el ejemplo han
salido de…).
Ahora vamos a concentrarnos en los valores semánticos de las perífrasis, puesto que
las distintas perífrasis tienen un valor semántico, añaden un significado que, si estuviera el
verbo solo, sin auxiliar, no tendrían. Siguiendo la perspectiva tradicional que, como
dijimos, clasifica a las perífrasis según la forma no finita del auxiliado, veamos entonces
qué significan las perífrasis de infinitivo, las de participio y las de gerundio. Vamos a
empezar por las de participio. Perífrasis de participio hay sólo dos, o por lo menos dos
reconocidas por todos los autores, que son:
* las que usamos para formar todos los tiempos compuestos,
* la que usamos para formar la voz pasiva.
La primera se forma con haber + participio; la segunda con ser + participio.
¿Qué diferencia hay entre esas dos perífrasis? Hay una diferencia importante en el
participio entre una y otra. ¿Cuál es? Veámoslo con ejemplos:
8. García Márquez ha escrito el libro.
El libro fue escrito por García Márquez.
En esos ejemplos aparecen los dos usos de la perífrasis de participio. Ahora bien,
¿qué pasa si, en vez de el libro, dijera la carta o la novela? Ahí tendríamos que decir:
9. García Márquez ha escrito la carta.
La carta fue escrita por García Márquez.
Y ahora, ¿qué pasa si, en vez de el libro, dijera las novelas?
10. García Márquez ha escrito las novelas.
Las novelas fueron escritas por García Márquez.
Entonces, ¿qué notamos ahí? ¿Qué diferencia existe entre las dos distintas
construcciones de verbo y participio?
Estudiante: Que en la voz pasiva el participio manifiesta género y número.
Profesora: Claro. El participio en la voz pasiva concuerda en género y número con
el sujeto. Por eso decimos que en la voz pasiva estamos ante un participio concordado. En
cambio, en el participio de los tiempos compuestos no ocurre así, y uno puede decir, por
ejemplo, Borges y Bioy Casares han escrito ese libro. Al de los tiempos compuestos lo
reconocemos como participio invariable.
La voz pasiva ya hemos dicho qué valor semántico tiene: manifiesta voz, hay un
cambio estructural en la oración que permite poner como sujeto al tema y demover al sujeto
a la función de complemento, generalmente ubicándolo al final de la oración y también
incluso omitiéndolo. Con respecto a los tiempos compuestos, ¿qué valor semántico
manifiesta la perífrasis? Se trata de un valor que llamaríamos témporo-aspectual
Consideren este ejemplo:
11. Cuando yo llegué, Juan ya se había retirado.
Desde el punto de vista temporal, ambos sintagmas verbales están en pasado. Todo
lo que ocurre ahí es pasado. Pero si yo digo Cuando yo llegué, Juan se retiró, ahí las
formas verbales están marcando simultaneidad de las acciones. Cuando digo, en cambio,
Cuando yo llegué, Juan ya se había retirado estoy marcando que ‘el retiro de Juan fue
anterior a mi llegada’. Los tiempos compuestos marcan anterioridad con respecto a otro
tiempo, según vimos cuando estudiamos el tiempo como categoría morfológica. Por otra
parte, los tiempos compuestos también marcan aspecto: siempre tienen valor perfecto, por
eso se los llama “tiempos perfectos”. ¿Qué significa perfectum en latín? Significa
“acabado”. Y ése es el valor aspectual que tienen los tiempos compuestos: el valor de
acción concluida o acabada.
La perífrasis pasiva y la de los tiempos compuestos son, decíamos, las únicas dos
perífrasis de participio. Las perífrasis de infinitivo son varias y pueden manifestar distintos
valores semánticos: aspectuales, temporales, modales. Por un lado, tenemos las aspectuales,
donde encontramos:
* las llamadas incoativas (que marcan el inicio de la acción): empezar a/ comenzar a/ echar
a/ romper a/ ponerse a + infinitivo
¿Por qué decimos que son aspectuales? Porque manifiestan una fase del desarrollo
del evento: en este caso, el inicio. También puedo focalizar el otro extremo, el término de
una acción. En este caso, entonces, y siempre dentro de las perífrasis de infinitivo que
llamamos aspectuales, encontramos
* las terminativas: terminar de/ acabar de/ concluir de/ dejar de + infinitivo.
Y también tenemos, dentro del valor aspectual,
* las reiterativas: volver a + infinitivo.
Los valores aspectuales tienen que ver, como también ya habíamos señalado cuando
consideramos el aspecto como categoría lingüística, con dos grandes cuestiones: cómo se
desarrolla el evento, es decir, cómo se va desenvolviendo, cómo ocurre y transcurre, como
habíamos señalado cuando vimos esta categoría, por un lado y, por el otro, también
considera el valor cuantificacional del evento: si es único o si es repetido, si se incrementa
y progresa.
También tenemos en infinitivo la perífrasis con valor temporal: ir a + infinitivo, que
es una forma perifrástica para manifestar tiempo futuro. Inicialmente, esta perífrasis tenía
un valor de futuro inminente, cercano, pero hoy en la lengua oral ha reemplazado al futuro
imperfecto. Ya no decimos Terminaré mi clase a las siete, sino Voy a terminar… El futuro
simple ha relegado su uso más que nada a valores de tipo modal. Después, cuando veamos
modalidad, vamos a ampliar estas nociones y vamos a ver que tiempo y modo son dos
categorías verbales que están muy vinculadas y siempre se aproximan y combinan.
Siguiendo con las perífrasis de infinitivo, tenemos también las de valor modal. Son
de dos tipos y son muy frecuentes:
 Unas son las denominadas deónticas, que indican obligación: deber + infinitivo, o
la forma tener que + infinitivo, y también hay una forma impersonal: haber que +
infinitivo. Las tres son perífrasis con valor modal de obligación, como en Debemos
limpiar el cuarto / Tenemos que limpiar el cuarto / Hay que limpiar el cuarto.
También es deóntica poder + infinitivo, en la que poder tiene sentido de capacidad:
Puede cargar veinte kilos o permiso: Puede llevarse ese paquete.
 Las otras son las denominadas epistémicas, que indican posibilidad o hipótesis y se
construyen con poder y deber + infinitivo: Puede llover esta tarde (Es posible…) o
Debe de ser el novio porque vino a buscarla (Conjeturo que es…)
En cuanto a las perífrasis de gerundio, recordemos que el gerundio como forma
verbal siempre tiene valor aspectual de desarrollo. Así como veíamos que el participio tiene
valor de acción terminada, el gerundio siempre tiene valor de acción en desarrollo. Se
utiliza en dos perífrasis:
 la durativa o progresiva: estar + gerundio, como en Ayer estaba lloviendo
torrencialmente / Están votando los estudiantes.
 la continuativa: seguir / continuar + gerundio, como en Seguirán votando toda la
semana.
Como ven, lo que se expresa con gerundio tiene el valor o bien de acción que dura o
bien que continúa.
Ahora voy pasar a un estudio que hicimos con otra de las profesoras de la cátedra, la
Prof. Marcovecchio, que tiene que ver con la relación que se establece cuando combinamos
varias perífrasis y el orden en que ocurren dentro de la estructura oracional. Pero
empecemos por lo más sencillo, qué significa que podemos tener agrupaciones de
perífrasis, es decir combinaciones de más de una perífrasis. Por ejemplo en (12 a) se
combinan dos perífrasis: la de obligación con deber + infinitivo y la pasiva; en (12b)
combinamos la perífrasis de obligación con la de reiteración; y en (12c) combinamos tres
perífrasis: pasiva, aspectual de inicio (incoativa) y modal epistémica.
12. a. La verdad debe ser declarada.
b. El acusado debe volver a declarar.
c. Pudo empezar a ser reconocido.
Podemos combinar más de dos perífrasis en una misma oración y todo ese conjunto
va a formar un único núcleo verbal en la oración, como se muestra en (13):
13. a. El imputado puede tener que ir a vivir en prisión
b. El caso debe de haber podido ser estudiado por el especialista.
En (13a), el único evento que se muestra es el de vivir en prisión, pero a ese evento
lo estoy presentando como una posible (poder + infinitivo) obligación (tener que +
infinitivo) en el futuro (ir + infinitivo). Por lo tanto, todo eso es un único núcleo verbal. Y
lo mismo sucede en (13b), donde tenemos una perífrasis modal de posibilidad con deber de
+ infinitivo, una de tiempo compuesto con haber + infinitivo, la deóntica con valor de
capacidad con poder + infinitivo y, por último, la pasiva.
Ahora bien, estas combinaciones de perífrasis, ¿cómo se dan dentro de la oración?
En principio, no toda combinación es posible. Por ejemplo Hengeveld (2004) contrasta un
ejemplo gramatical (14 a) con otros que no lo son (14b-e):
14. a. El árbol debe de empezar a haber crecido.
b.*El árbol ha debido de empezar a crecer.
c.*El árbol ha empezado a deber de crecer.
d.*El árbol empieza a deber de crecer.
e.*El árbol empieza a haber debido de crecer.”
Según parece, entonces, las perífrasis no se combinan azarosamente –ya a esta
altura del curso estamos acostumbrados a que en la lengua las cosas no se organizan
azarosamente, sino que responden a requisitos estructurales impuestos por la gramática-.
Nuestro planteo al respecto es que, cuando se combinan las perífrasis, el orden en que lo
hacen deriva de la jerarquía universal de categorías morfológicas que asumen autores
como Foley and Van Valin (1984), Bybee (1985), Hengeveld (1989, 2004), entre otros.
Justamente, cuando vimos morfología, ya señalamos que los morfemas que transmiten las
categorías no se dan en cualquier orden: los significados que afectan más directamente a la
raíz, son los más próximos a ella, y los que inciden más en la sintaxis, resultan más
periféricos; así, por ejemplo, en el verbo los morfemas de tiempo, modo y aspecto son mas
internos que los de concordancia, que sirven para vincular al verbo con el sujeto.
Otro autor que ha trabajado en el planteo de una jerarquía universal, pero dentro de
la gramática generativa, es Cinque (1997), quien parte de la evidencia empírica que le
proporciona el orden en que aparecen distintos sufijos no terminales, sufijos flexionales
terminales, auxiliares, partículas y combinaciones de dichos elementos en diferentes
lenguas de familias no relacionadas genéticamente, con lo cual la base empírica de su
propuesta es muy amplia. Cinque conecta sus planteos a la postura generalmente asumida
en la corriente generativa – y adoptada también en nuestro curso - de que la oración está
articulada en tres capas o dominios principales:
[SComp [ SF [ SV ]]].
Según hemos estado viendo, la organización oracional parte del sintagma verbal,
donde está el verbo y todos sus modificadores –capa léxica-, y luego la oración se
temporaliza mediante la flexión que pone en relación sus dos constituyentes mayores: el SN
sujeto y el SV predicado –capa flexiva- y finalmente, tenemos un último nivel en que el
contenido informativo o proposicional de la oración se vincula con la actitud comunicativa
del hablante, lo cual nos permite conectar la oración con el nivel discursivo –capa
informativa-.
Cinque, si bien parte de la información morfológica y también de partículas y otros
exponentes, tiene por objetivo considerar el ordenamiento de los adverbios como núcleos
funcionales, es decir, núcleos que manifiestan determinados significados vinculados con
las categorías y subcategorías tradicionalmente consideradas verbales. Si bien todavía no lo
hemos tratado particularmente, ya hemos visto que no todos los adverbios funcionan de la
misma manera. Los más conocidos, los más habituales para nosotros, son los llamados
adverbios circunstanciales, e incluyo acá no sólo adverbios sino también expresiones de
valor adverbial, como por ejemplo todos los días, que equivale a diariamente:
15. Juan va todos los días a la escuela en moto con su novia.
Estos adverbios o expresiones adverbiales funcionan oracionalmente como
adjuntos, se los puede sacar, se pueden agregar otros, y no tienen un orden entre sí. Pero
son los más internos en tanto afectan como circunstanciales al evento manifestado por el
verbo en el sintagma verbal.
Pero además de los circunstanciales, que son modificadores internos del SV no
ordenados entre sí, Cinque reconoce adverbios más externos al SV, a los que denomina
“adverbios propios” y a los que divide, según el lugar que ocupan en la oración, en dos
grupos ordenados entre sí:
- Adverbios superiores, más externos, con valores enunciativos (relacionados con el
hablante y el oyente) (16a) y modales (16b). Estos adverbios son los más externos o
periféricos y tienen un orden fijo de colocación sintagmática entre sí:
16. a. Francamente, Juan no va a aceptar la oferta.
b. Posiblemente vaya a la universidad.
- Adverbios inferiores, que siguen a los anteriores y manifiestan valores aspectuales
–habituales, terminativos, progresivos, continuativos, etc.- o temporales -
anterioridad, prospectividad, etc.
17. Habitualmente/generalmente nos vemos los sábados
De nuevo/otra vez falló el interruptor.
La jerarquía universal de núcleos funcionales, que indica el orden respectivo entre
adverbios “superiores” e “inferiores”, presentada finalmente por el autor es la que se
muestra (solo a título ilustrativo) en la Diapositiva 1. La línea divide los dos grupos de
adverbios propios: superiores e inferiores.
Jerarquía universal de núcleos funcionales (Cinque 1997)

[francamente Modo Acto de Habla [afortunadamente Modo Evaluativ. [según Mod


Eviden.

[probablemente Mod Epistémica [una vez T (Pasado) [luego T (Futuro)


[quizás Modo Iirreal [necesariamente Mod Necesidad [posiblemente Mod Posibilidad

[voluntariamente Mod Vol. [inevitablemente Mod Obl [inteligentemente Mod Hab/ Per

[usualmente Asp Habitual [de nuevo Asp Repet (I) [a menudo Asp Frecuent (I)

[rápidamente Asp Celer. (I) [ya T (Ant ) [ya no Asp Term. [todavía Asp Cont.

[siempre Asp Perfecto (?) [(ingl.) just Asp Retrospect. [pronto Asp Proximativo

[brevemente Asp Durat [característicamente (?) Asp Genérico/ Progresivo

[casi Asp Prospect [completamente Asp Sg. Complet (I) [(ital.)tutto Asp Pl Compl

[bien Voz [rápido/temprano Asp Celer. (I) [completamente AspSg Compl. (II)
[de nuevo Asp Repet(II) [a menudo Asp Frecuentat(II)...

Diapositiva 1
Vista a grandes rasgos, la jerarquía muestra que los valores más internos (de abajo
hacia arriba) son los aspectuales, luego tenemos los temporales y, por último, los modales,
que son los más externos en la estructura oracional.
Ahora bien, ¿cuál es la vinculación de esta jerarquía con el ordenamiento de las
perífrasis? En primer lugar, las combinaciones de perífrasis no son azarosas sino que existe
una tendencia hacia un orden determinado. En segundo lugar, el orden puede considerarse
un indicio del ámbito de dominio de cada perífrasis, en relación con las capas estructurales
que hemos estudiado: algunas son más internas dentro de la oración y otras más periféricas.
Por último, esta distribución de las diferentes clases de perífrasis guarda correspondencias
con el comportamiento de adverbios o construcciones equivalentes que manifiestan valores
modales, temporales y aspectuales semejantes a los que expresan algunos auxiliares de
perífrasis. Así, los ejemplos de (b) pueden aceptarse como paráfrasis de los de (a) en los
casos de (18-20):
18. a. El especialista debe de haber podido ir estudiando el caso.
b.Seguramente, el especialista ha/ habrá podido estudiar paulatinamente el asunto.
19. a. Pueden haber sido aprobadas las leyes.
b. Posiblemente, han / hayan sido aprobadas las leyes.
20. a. En esta oficina, suelen empezar a trabajar a esta hora.
b. Frecuentemente trabajan desde/ a partir de esta hora.
Según muestran los ejemplos, es posible plantear un cierto paralelismo entre
adverbios y perífrasis verbales como recursos destinados a expresar contenidos referidos a
la modalidad, la temporalidad y la aspectualidad. Por tanto, cuando se agrupan las
perífrasis, al igual que los adverbios, respetan un orden que responde a la jerarquía
universal. De acuerdo con estos planteos, las pruebas que aplicamos nos mostraron que la
perífrasis más interna es la que afecta más directamente al verbo, o sea la de voz pasiva,
que puede cambiar el orden de los dos argumentos fundamentales: sujeto y objeto. Veamos
un ejemplo:
21. El joven escritor empezó a ser reconocido por todos los de su generación.
(Activa: Todos los de su generación empezaron a reconocer al joven escritor)
En (21) tenemos dos perífrasis: la incoativa y la pasiva, y la pasiva es la que más
interna. También puedo decir:
22. Puede estar empezando a ser perseguido por sus ideas
En (22) tenemos cuatro perífrasis – epistémica, progresiva, incoativa y pasiva- y
otra vez, la más interna es la pasiva.
En (22) vemos que luego de la pasiva aparecen las aspectuales y esto se
correlaciona con que el aspecto es la más interna de las categorías verbales, ya que incide
en su delimitación y tiene que ver con el tipo de evento de que se trata. En relación con el
orden, las perífrasis aspectuales forman dos grupos. Las más internas, que siguen a la
pasiva, son las aspectuales que podemos denominar ‘de fase’. Son las que tienen que ver
con las fases del evento: inicial, terminal y de continuidad. Es lo que vimos en el ejemplo
(21), en el que la perífrasis incoativa precede a la de voz pasiva.
El segundo grupo de perífrasis aspectuales, que sigue a las anteriores, son las
relacionadas no con las fases, sino con la cuantificación del evento. Recordemos que el
aspecto se vincula tanto con el desarrollo del evento como con su reiteración. En este
segundo grupo de perífrasis aspectuales encontramos a las reiterativas (volver + infinitivo)
y a las progresivas (estar + gerundio). Las progresivas tienen que ver con la cuantificación
porque cuando una acción progresa lo que hace es incrementar su desarrollo. El aumento
puede ser por simple reiteración o puede ser un aumento en cuanto a su intensidad: está
aprendiendo significa, en este sentido, que cada vez aprende más. El orden entre estos tres
grupos es el que se ejemplificó en (22): la perífrasis progresiva con estar + gerundio sigue a
la incoativa con empezar + infinitivo y la pasiva es, como ya hemos visto, siempre la más
interna.
Las perífrasis que se conocen como deónticas o de modalidad radical son las que
aparecen en cuarto lugar. Se construyen con deber + infinitivo con valor de ‘obligación’ o
‘necesidad’ y con poder + infinitivo con valor de ‘capacidad’ o ‘permiso’ para hacer algo.
Si bien son modales, a diferencia de poder y deber con valor epistémico -que aún no hemos
visto, pero que vamos a introducir enseguida-, que son más externos y están más
desemantizados, poder y deber deónticos, según plantea Ramalle, son verbos que exigen
un sujeto agentivo que pueda realizar la acción:
23. Puede levantar esa caja  Tiene la capacidad o la fuerza para hacerlo
Debe pagar sus deudas  Tiene la obligación, está obligado a …
En cambio, poder y deber epistémicos pueden combinarse con verbos impersonales:
24. Puede llover esta tarde  Es posible que llueva, pero no *‘Tiene la
capacidad de llover)
Debe llover pronto porque el cielo está todo encapotado  Conjeturo que…
Debe de convenir esa inversión porque todos se mostraron muy interesados.
Estas perífrasis anteceden a las de los tres grupos anteriores y son previas no sólo
respecto de la pasiva, como vemos en las oraciones de (25a), sino también, por ejemplo,
respecto de los dos grupos de aspectuales (25b) y (25c):
25. a. Sus deudas pueden ser pagadas fácilmente.
b. El tema debe volver a ser estudiado.
c. Empezó a poder ser reconocido.
Precediendo a las de modalidad deóntica, que acabamos de ver, y a todas las demás
que ya hemos visto, se encuentran las que expresan valores temporales, tanto las que
manifiestan los tiempos compuestos, con haber + participio, como la de futuro que se
construye con ir a + infinitivo.
26. Había empezado a ser perseguido.
Ha podido empezar a ser reconocido.
Iba a volver a ser perseguido por sus ideas.
Las más externas y que preceden a todas las anteriores son las perífrasis llamadas “de
modalidad epistémica”, cuyo valor modal es de posibilidad o hipótesis, como en:
27. a. Pueden haber estado preparando una invasión.
b. Pueden haber podido estar preparando una invasión.
En síntesis, el orden propuesto para las perífrasis es el siguiente:
[EPISTÉMICA [TÉMP-ASPECTUAL [DEÓNTICA [ASPECTUAL II (CUANT.) [ASPECTUAL I (DE FASE) [PASIVA] ] ] ] ] ]

No obstante, como el mismo Cinque sugiere respecto de los núcleos funcionales


que albergan a los adverbios, la ubicación de las perífrasis también permite ciertos
desplazamientos, según muestra el siguiente ejemplo tomado de un texto real, en el que, en
aparente contradicción con el orden planteado, una perífrasis aspectual de inicio precede a
otra progresiva:
28. El video del discurso empezó a volver a pasar al revés y a toda velocidad
como una grotesca comedia hiperrealista. …. (Arias, Cascabel, cap. 2).
¿Cómo explicamos esta alteración? Hay que tener en cuenta nuevamente los
dominios o ámbitos de la estructura oracional. Los cuatro primeros grupos de perífrasis –
pasiva, aspectuales de fase, aspectuales cuantificacionales y modales deónticas- afectan de
un modo u otro al evento y se encuentran dentro del SV. Este dominio compartido permite
algunos desplazamientos, como el que observamos en (28). Sin embargo, ninguna de ellas
puede avanzar en su aplicación más allá del dominio interno del SV. Entonces, en el
dominio más interno, correspondiente al SV, se ubican la perífrasis de voz pasiva y las
equivalentes a los adverbios inferiores de Cinque, que manifiestan valores aspectuales
referidos a las fases y a la cuantificación del evento, así como también las de modalidad
agentiva o deóntica. El siguiente dominio, correspondiente a la capa flexional, como es
predecible, aloja a las perífrasis temporo-aspectuales. Por último, la capa más elevada, que
contiene a los adverbios superiores, es la de la modalidad epistémica, donde se asientan los
elementos que conectan el contenido proposicional con la fuerza ilocutiva del hablante.
En esta perspectiva, resulta interesante el comportamiento de los dos tipos de
perífrasis modales, ambas con poder y deber, pero situadas a ambos lados del SF: las
deónticas y las epistémicas. Las primeras están por debajo del SF, por tanto también de los
tiempos compuestos y de la negación, ya que el sintagma polaridad (SPol), en el que está
ubicado el adverbio de negación en español, se encuentra en posición preverbal, entre el
SComp y el SF. Así, las interpretaciones de (26 a) y (26b) derivan de que en la primera, la
negación precede a la perífrasis, que solo puede tener lectura deóntica, en cambio, la
segunda, en que la perífrasis antecede a la negación, tiene lectura epistémica.
29. a. No pudo decir la verdad Interpretación deóntica: No le salieron las

palabras, fue incapaz de decir la verdad.

b. Pudo no decir/ no haber dicho la verdad. Interpretación epistémica:

Probablemente mintió, es posible que no dijera / haya dicho la verdad.


En síntesis, el paralelismo trazado con los adverbios nos ha llevado a identificar
las correspondencias entre el alcance oracional de las distintas perífrasis y las capas
estructurales de la oración, lo cual permite explicar el ordenamiento que las combinaciones
de perífrasis presentan en la oración.

Bibliografía obligatoria

DI TULLIO, A. (2005) Manual de Gramática del español. Buenos Aires: La Isla de la Luna. Cap.7.
Funciones sintácticas en el sintagma verbal. Cap. 13: Perífrasis verbales y oraciones no flexionadas
GIAMMATTEO M. Y H. ALBANO (2009) ¿Cómo se clasifican las palabras?, Buenos Aires: Editorial
Littera. Cap. 3.§1. El verbo §1.1.3. Caracterización semántica; §1.1.4. Subclases sintáctico-semánticas.
-----,----- y A. TROMBETTA (2012) “El problema de la transitividad: alternancia entre
objeto directo y complemento preposicional”. En Actas del V Congreso Internacional
“Transformaciones culturales. Debates de la teoría, la crítica y la lingüística en el Bicentenario,
Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (en prensa).
----- y MARCOVECCHIO A. (2010) “Las perífrasis verbales del español en un enfoque léxico-sintáctico”.
En Luján M. y M. Groppi (eds.), Cuadernos de la ALFAL, Nueva serie, vol. 1, pp. 217-235. URL:
http://www.linguisticalfal.org/cuadernos.html
MORIMOTO, Y. (1998) “El aspecto léxico: delimitación”. Cap. 2: Clasificación aspectual de los predicados
verbales.
RODRÍGUEZ RAMALLE, T. M. (2005) Manual de sintaxis del español, Madrid, Editorial Castalia. Cap. 1:
§1.1.4.2. El sintagma de complementante.; cap. III. El sintagma verbal: § 3.1 Los argumentos verbales y
sus papeles temáticos; § 3.3. Las clases eventivas de predicados verbales. §3.5. Funciones sintácticas
básicas dentro del SV; cap. IV: §4.5. El sujeto y la flexión.
TROMBETTA, A., H. ALBANO Y M. GIAMMATTEO (2008) “Predicaciones secundarias con estructuras
regidas”. En Actas del III Congreso Internacional “Transformaciones culturales. Debates de la teoría, la
crítica y la lingüística, Departamento de Letras, FFyL, UBA , CD-rom.
Bibliografía complementaria

FERNÁNDEZ LAGUNILLA, M. y A. ANULA REBOLLO (1995) Sintaxis y Cognición. Madrid, Síntesis.


Parte I. El conocimiento sintáctico y la teoría de principios y parámetros. Cap. 3: El léxico.Parte II.
Sintaxis del español. Cap. 7: §7.5. El sintagma pronominal, cap. 8: La oración simple. § 8.6. Funciones
sintácticas.
HERNANZ, M Y J. BRUCART (1987) La sintaxis I, Barcelona: Crítica. Cap. 6: El sintagma verbal.
KATAMBA, F. (1993). Morphology, London, Mc. Millan Press. Part. III. Morphology and its relation to the
lexicon and syntax. Cap. 11. Morphological mapping of grammatical functions
MORENO CABRERA, J. C. (1991) Curso universitario de lingüística general. Tomo I: Teoría de la
gramática y sintaxis general.. Cap. XX: Relaciones sintácticas: Sujeto, predicado, nominatividad,
ergatividad, actividad. §1-§6; cap. XXI: Transitividad y objeto directo e indirecto. Causatividad., XXII:
Intransitividad: incorporación, reflexividad, pasividad, antipasividad, impersonalidad e inacusatividad;
XXIII: Diátesis y voz §1 -§5.

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