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voluntad política de procurarse la permanencia en el poder más allá de las elecciones

del 2011, en materia económica y de Finanzas Públicas actúa como si esos momentos
debieran ser enfrentados por otro responsable.
De resultas de lo expresado vemos que el problema de la organización
sustentable de un Sistema de Seguridad Social constituye un desafío de alta dificultad.
El problema de Finanzas Públicas que importa el abordaje de transferencias
permanentes a mediano y largo plazo reclama un análisis enjundioso lamentablemente
ausente en nuestra historia económica. A pesar de las lecciones que las
improvisaciones del pasado nos han legado, se insiste en reeditar errores que
esperamos puedan corregirse para evitar nuevas frustraciones.

(*) Una versión abreviada de esta nota fue publicada en el Semanario de Economía,
Gobierno y Sociedad nº 379 del diario El Puntal de Río Cuarto domingo 12 de
septiembre de 2010-09-20

BIBLIOGRAFIA CITADA

James Stelle “ Envejecimiento sin crisis”. Revista Finanzas y Desarrollo 2do. trimestre
1995.
Fundación de Investigaciones Económicas latinoamericanas. El Gasto Público en
la Argentina. Buenos Aires, 1983.
Viglione Abel. “Hacia un nuevo régimen previsional”. Semanario Economía Gobierno
y Sociedad. El Puntal. Río Cuarto. 9 de noviembre de 2008. y “Otra irreponsabilidad
fiscal”. Semanario Economía Gobierno y Sociedad. El puntal . Río Cuarto, 13 de julio
de 2010.
anotaba erogaciones próximas al 80 % de los ingresos Cabe anotar que hasta aquí no
se preveía ahorro voluntario ni tampoco presuponía una palpable acción redistributiva.
Sin embargo el acogimiento a moratorias y el relajamiento ocasional de condiciones
para acceder a los beneficios propuso una virtual contemplación de esos extremos.
En la segunda mitad de los 60´s con la sanción de las leyes 18037 y 18038
se organizaron 2 grandes Cajas de Jubilación (las de Comercio e Industria y la de
Trabajadores Autónomos). Para la operación se fusionaron diversas cajas pequeñas y
grandes cuya característica común era la inviabilidad operativa. A esta altura de los
acontecimientos el financiamiento del sistema de reparto mediante impuestos sobre
los salarios devenía insuficiente y el deterioro de los haberes se agudizó con el
proceso de alta inflación desatado a principios de los 70´s. La incorporación de
recursos impositivos adicionales, precoparticipando los mismos, posibilitaron la
reducción temporaria de algunos aportes sobre la nómina. La variante surgió tanto
como consecuencia de las deficiencias financieras explicadas como por las
necesidades de competitividad en los intentos de apertura económica de fines de los
70´s y principios de los 80´s. Imprudentemente durante estos años hubo un record de
otorgamiento de beneficios (FIEL 1983).
En la segunda mitad de los 80´s el incumplimiento a la movilidad de
haberes y las sentencias desfavorables en última instancia obligaron la sanción del
decreto 2196/86 durante la presidencia de Alfonsín. Los graves desequilibrios
macroeconómicos de fines de los 80 y la reorganización económica consecuente de
principios de los 90 indujo la creación del nuevo Sistema Integrado de Jubilaciones y
Pensiones mixto instituido por ley 24.241. Este ordenamiento estimulaba la instalación
de un modelo de organización de la previsión social compatible con la economía de
mercado en construcción. Se habilitó un segmento privado que procuraba dotar a la
misma de un flujo de ahorros que sostuviese el proceso inversor. Los elevados costos
de la transición se financiaron con reducción de los ingresos provinciales mediante
nuevas precoparticipaciones y un fuerte endeudamiento público que concurrió a
crecientes presiones sobre el programa monetario de convertibilidad. El sistema de 3
pilares con un segmento de ahorro voluntario y fondos de pensión principalmente
administrados por entidades privadas se hizo palpable en esos años. La
administración privada de los fondos de pensión probó ser eficaz al reducir
sensiblemente el impacto del default al que fue sometida la cartera por la crisis de la
deuda pública de principios de este siglo. En el debe del SIJP debe anotarse la
creciente reducción de la cobertura que arrojó una reducción de 14 puntos
porcentuales para las personas de más de 65 años entre el lanzamiento de la reforma
provisional y el año 2005 (bajó del 74 a casi el 60 %).
Ante la baja cobertura el gobierno de Kirchner impulsó la aprobación de
la ley 24.476 de moratoria provisional que incorporó alrededor de 1.400.000 nuevos
pasivos al sistema. El régimen de regularización fue muy generoso sin distingos de
situación social y tornándolo casi universal. En el año 2007 el sistema fue reformulado
mediante ley 26.222 que habilitó mas expeditamente la opcion por el sistema de
reparto. La evaluación de los cotizantes fue de mantenerse mayoritariamente en el
sistema de capitalización lo que defraudó las expectativas del gobierno por lo que
llegada una instancia crítica para las finanzas públicas3 a fines del año 2008 el
gobierno decide convertir el sistema que había casi convalidado un año antes y
unificarlo en un sistema de reparto. Desde ese momento el ANSES, con transitorio
superávit, se ha transformado en un actor principal del financiamiento a la Tesorería
con la que se halla fuertemente expuesto y a plazos crecientemente extensos. Me
eximo de mayores comentarios y me remito a los precisos conceptos emitidos en esta
misma columna por el economista Abel Viglione.4 Si bien el gobierno muestra una

3
Juzgada desde la perspectiva del riesgo país por la deuda soberana que ascendió espectacularmente en la
primavera de ese año.
4
Véanse las notas firmadas por el experto en los números del 9/11/2008 y 11/07/2010.
PASADO PRESENTE Y FUTURO DEL SISTEMA PREVISIONAL ARGENTINO (*)

Por EDMUNDO VIRGOLINI


Profesor Titular de Finanzas Públicas
Facultad de Ciencias Económicas y Estadística – UNR.

Hace poco más de 15 años el Banco Mundial daba a conocer su informe


“Envejecimiento sin crisis”1, el mismo informaba el rápido proceso de envejecimiento
de la población mundial y el indefectible ascenso de la población anciana para los
países en desarrollo hacia el primer cuarto de la presente centuria. La proporción de
población anciana sobre población total se supone casi duplicada para la antedata. El
informe advierte que este cambio demográfico sin embargo no estaría siendo
acompañado por sistemas de apoyo financiero que sustenten transferencias por
pensiones suficientemente extendidas como para cubrir las crecientes necesidades de
solidaridad social. Este crecimiento deviene del desgaste en los sistemas tradicionales
contenedores de la ancianidad han sido fuertemente alterados por las presiones
derivadas de la urbanización, la industrialización y la movilidad laboral. Ahora, los
sistemas de seguridad económica en la vejez influyen no solo en el bienestar de la
población a la cual va dirigida sino también en la productividad y la consecuente
magnitud del producto. La maximización del primer impacto y la minimización del costo
correlativo expresado en el segundo constituirían las máximas a observar en la
construcción de cualquier sistema de pensiones. El estudio referido concluyó que
ambos objetivos podrían alcanzarse si los gobiernos usaran instrumentos o “pilares”
múltiples para cumplir las tres metas de los programas de seguridad económica en la
vejez: redistribución ahorro y seguro.
Acorde con estas consideraciones la participación del Estado en la Seguridad
Social (sistemas jubilatorios, de retiros o de pensiones) se sostienen en tres pilares
que difieren en su población objetivo, en el sistema de incentivos y en su
obligatoriedad. Tenemos así un primer pilar redistributivo cuyo principal objetivo es
asistir a la población anciana que no tiene cobertura alguna de seguridad social. Este
primer eslabón estaría financiado principalmente por recursos impositivos. Un segundo
pilar tiene como objetivo obligar a los trabajadores activos a realizar un ahorro para
cubrir sus gastos de consumo en la vida pasiva. Aquí el Estado fundado en la
existencia de asimetrías de información y los consecuentes procesos de selección
adversa y moral hazard actuaría como previsor de los eventos futuros de los agentes
económicos2 . Finalmente el tercer pilar intenta promover el ahorro voluntario de las
personas de manera de utilizar dicho ahorro en su vida pasiva.
En la República Argentina el Sistema de Seguridad Social adquiere una
extensión similar al de los países europeos después de la Segunda Guerra Mundial.
La legislación fue organizando un sistema de capitalización colectiva (ahorro
obligatorio) mediante la instrumentación de recursos parafiscales (impuestos sobre la
nómina) de naturaleza jurídica supuestamente intangible y cuyo fondo de pensión era
administrado por las denominadas Cajas de Jubilación, entidades autárquicas con
supuesta independencia del gobierno. Estas entidades jalonaron la etapa de mayor
sostenibilidad del sistema previsional donde la relación entre aportantes y beneficiarios
orillaba el 5 a 1. Sin embargo los fondos de pensión acumulados concentraban sus
inversiones en títulos públicos al extremo de que hacia fines de la década del 50 casí
el 65 por ciento de la deuda pública había sido suscripta por estas entidades.. La
totalidad de las suscripciones carecía de instrumentos protectores de la inflación y el
fondo de pensión de estas cajas sobrevino licuado por la alta tasa de crecimiento de
los precios experimentada en esos años. Paralelamente el fluir de fondos del sistema

1
Véase un resumen del mismo en James (1995).
2
Existe un argumento adicional cual es el de satisfacer la necesidad de mantener un consumo estable a lo
largo de toda la vida del individuo basada en la hipótesis del ciclo vital de Modigliani-Ando.
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y ESTADÍSTICA

CARRERA DE CONTADOR PUBLICO

ASIGNATURA : “FINANZAS PUBLICAS”

1ER CUATRIMESTRE 2010

PROF: CPN y LIC. EN ECONOMIA EDMUNDO VIRGOLINI

TITULO DE LA PUBLICACION: PASADO PRESENTE Y FUTURO DEL


REGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO

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