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Tema 1

En Espíritu y en verdad
“Pero se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado— cuando los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que lo adoren de esa
manera. Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y
en verdad.” Juan 4:23 NTV

Introducción

Al calor del mediodía una mujer solitaria llegaba al pozo de Jacob en Samaria, para llenar
su cántaro de agua. Nunca se imaginó que aquél día tendría una cita con la eternidad,
nunca pensó que a esa hora tan inusual, se encontraría con un visitante, aún mas inusual e
inesperado. En la agenda de Dios estaba preparado aquél encuentro, que marcó para
siempre la vida de aquella mujer, dejando para toda la humanidad una lección
incomparable del amor y el propósito de Dios hacia nosotros.

A la luz de un diálogo aparentemente espontáneo, Jesús hizo esta poderosa declaración


que leemos en Juan 4:23. Aquella mujer de Samaria, quien había sido formada por
preceptos religiosos populares y aceptables dentro de su contexto, no podía comprender
entonces los alcances tan profundos y eternos que transmitían aquellas palabras. Ella
insistía en repetir lo que había aprendido, trataba de ser sincera, aunque todo lo que sabía
de religión, jamás le había funcionado en su condición de vida.

Los preceptos y tradiciones religiosas sin vida, suelen ser aceptados por muchos, a pesar
de no dar resultados para la mayoría de las personas. La mujer samaritana estuvo
convencida que su cultura y su religión eran correctos, aunque vivía bajo la condena de la
culpa, el vacío y la soledad. Los preceptos religiosos sembrados en ella, seguían ahí para
cegarla y condenarla, antes que para darle vida y esperanza para su vida diaria.

1. Una necesidad expuesta (Lectura bíblica: Juan 4:1-26)

“Jesús contestó: —Si tan solo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás
hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva.” Juan 4:10 NTV

Una mujer de Samaria está sola en el pozo de Jacob, en una hora en la cual no había mas
personas. Por algunas razones ella eligió ese momento tan poco común para llevar agua a
su casa. “La hora sexta del día” era cerca del mediodía. Quizás lo menos que deseaba en
su vida era la compañía de personas que le hicieran sentir señalada, culpable y rechazada.

▪ Todos tenemos una historia personal, un trasfondo que nos ha marcado y


experiencias que han dejado huella en nuestro corazón.
▪ Aquella extraña cita fue trazada en la agenda divina. Las costumbres culturales
y religiosas hacían imposible que un maestro judío y una mujer de Samaria
pudieran estar a solas en aquél lugar. Pero ese encuentro tenía un propósito
eterno, que aquella mujer en su triste condición jamás imaginó.

▪ Jesús no solo busca nuestros dones y talentos, a El le interesa tocar nuestras


heridas, nuestras marcas y traumas personales. Jesús no es utilitarista como
solemos ser nosotros, El mira nuestra verdadera condición y se interesa con
genuino amor, se acerca a nosotros a pesar de todos los conceptos humanos
que dictan lo contrario.

▪ Jesús está interesado en trastocar nuestro ser interior, tan profundo como
nosotros lo permitamos, porque es ahí donde reside la mayor necesidad que
debe ser atendida.

16 “Pido en oración que, de sus gloriosos e inagotables recursos, los fortalezca con poder
en el ser interior por medio de su Espíritu. 17 Entonces Cristo habitará en el corazón de
ustedes a medida que confíen en él. Echarán raíces profundas en el amor de Dios, y ellas
los mantendrán fuertes.” Efesios 3:16,17 NTV

▪ El quiere darnos su “agua viva” que satisface y calma nuestra necesidad, y para
ello debe tratar con todos nuestros esquemas de pensamiento, nuestras
heridas y temores, nuestras predisposiciones mentales y emocionales, y todo
aquello que nos impide “…echar raíces profundas en el amor de Dios, para
mantenernos fuertes…”

▪ La mujer samaritana, pese a toda su necesidad y condición personal, trató de


“protegerse” con los preceptos religiosos que había aprendido por tradición.
Sin embargo, evadiendo toda aquella discusión superficial, Jesús fue directo a
su corazón. Antes que discutir con ella los asuntos doctrinales o dogmas
teológicos, aborda con prontitud la verdadera necesidad de aquella mujer.

2. En Espíritu y en verdad

“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en
espíritu y en verdad…” Juan 4:23a RV60

“Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en
verdad.” Juan 4:24 NTV

▪ Aquella mujer tenía “su propia verdad”, pero no era la verdad de Dios. Cada
uno de nosotros abraza “verdades” o argumentos en nuestro corazón, los
cuales a veces terminan siendo prisiones que nos atrapan o vendas que nos
impiden ver la verdad de Dios.
▪ Necesitamos experimentar la verdad de su Palabra. Necesitamos dejar entrar
su verdad a nuestro corazón y permitir que esta renueve nuestra mente.

“Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz;
pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. Asegúrate de que la luz que crees
tener no sea oscuridad.” Lucas 11:34,35 NVI

▪ Nuestros esquemas mentales deben ser expuestos constantemente a la luz


de la Palabra de Dios, para que ésta nos renueve y nos transforme.

“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su


mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.”
Romanos 12:2 NVI

▪ Sin embargo, necesitamos también la obra del Espíritu. La Palabra y el Espíritu


trabajan juntos para formar en nosotros la vida que agrada a Dios. Los
verdaderos adoradores son aquellos que buscan la verdad de su Palabra y el
poder de su Espíritu, que da vida.

4 Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; 5 no que seamos competentes
por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra
competencia proviene de Dios, 6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un
nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.
2 Corintios 3:4-6 RV60

3. La verdad de la Palabra y la vida (poder) del Espíritu Santo.

4 “Estamos seguros de todo esto debido a la gran confianza que tenemos en Dios por
medio de Cristo. 5 No es que pensemos que estamos capacitados para hacer algo por
nuestra propia cuenta. Nuestra aptitud proviene de Dios. 6 Él nos capacitó para que
seamos ministros de su nuevo pacto. Este no es un pacto de leyes escritas, sino del Espíritu.
El antiguo pacto escrito termina en muerte; pero, de acuerdo con el nuevo pacto, el
Espíritu da vida.” 2 Corintios 3:4-6 NTV

▪ Quizás tu has tratado de caminar solo en la “verdad” de la Palabra, pero sin la


vida del Espíritu. Algunos hemos sido como la Iglesia de Efeso, a quien el Señor
les dice:

2 “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los
malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado
mentirosos; 3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor
de mi nombre, y no has desmayado. 4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer
amor. 5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras;
pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres
arrepentido.” Apocalipsis 2:2-5

▪ La Iglesia de Efeso fue elogiada por su diligente sentido de responsabilidad,


ellos eran muy celosos de la sana doctrina, además de ser trabajadores y
perseverantes. ¿Qué más se puede pedir de una iglesia o un creyente? El lema
de Efeso era “la sana doctrina”, estaban muy confiados en su estatus doctrinal
y su arduo trabajo.

▪ La iglesia de Efeso estaba muy “activa” en la obra del Señor, pero se habían
olvidado del Señor de la obra. Ellos dejaron la gracia, descuidaron la comunión
con el Espíritu Santo y se apartaron de su intimidad, para involucrarse en un
activismo asfixiante, agotador y sin fruto.

▪ Aunque fueron elogiados por su esfuerzo y celo doctrinal, Cristo Jesús les llama
y les urge al arrepentimiento. Nosotros igualmente, debemos humillarnos ante
el Señor, reconociendo que, a veces las responsabilidades, las actividades y las
tradiciones de la iglesia, nos han apartado de Él mismo.

▪ Necesitamos escudriñar nuestro corazón, debemos permitir que el Espíritu


Santo ilumine nuestro entendimiento y nos permita ver con claridad, bajo
cuales motivaciones estamos caminando en nuestra vida cristiana.

“Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos.


24 Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno.” Salmos 139:23-24 NVI

▪ Nuestra fe se fortalece y da fruto permanente cuando echamos mano de estos


dos instrumentos sobrenaturales: El Espíritu y la Verdad de Dios.

▪ Necesitamos con urgencia los dos “motores” que impulsan a la iglesia, los dos
recursos poderosos que Jesús nos dejó para hacer discípulos y establecer su
reino aquí en la tierra: La verdad de la Palabra y el poder del Espíritu Santo.

- La verdad de su Palabra nos hace libres, y el poder del Espíritu nos


transforma.

- La verdad de su Palabra nos ilumina, y el poder del Espíritu nos vivifica.

- La verdad de su Palabra nos protege, y el poder del Espíritu nos impulsa.

- La verdad de su Palabra nos guía, y el poder de su Espíritu nos fortalece.

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