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Cimientos firmes

¿Que fundamentos tiene tu vida?

“¿Por qué me llaman ustedes "Señor, Señor", y no hacen lo que les digo? Voy a decirles a
quién se parece todo el que viene a mí, y oye mis palabras y las pone en práctica: Se parece
a un hombre que, al construir una casa, cavó bien hondo y puso el cimiento sobre la roca.
De manera que cuando vino una inundación, el torrente azotó aquella casa, pero no pudo
ni siquiera hacerla tambalear porque estaba bien construida.” Lucas 6:46-48 NVI

Introducción

Nuestra vida es como una casa en construcción. Toda edificación debe iniciar poniendo los
cimientos, para que la casa permanezca a pesar del tiempo y las adversidades. Asi como
un edificio necesita un fundamento seguro para mantenerse firme, nuestra vida, nuestra
fe y nuestro hogar necesitarán los cimientos que nos sostendrán por muchos años.

Hoy en día es común que muchos creyentes no estén concientes de la importancia de los
cimientos. Ya sea por nuestra formación familia, por la cultura predominante o por la
ceguera espiritual, muchos de nosotros no hemos trabajado conciente y diligentemente
en cimientos fuertes para nuestra vida espiritual.

Ya sea que estemos concientes o no, siempre estamos edificando o construyendo, aunque
no nos demos cuenta de lo que sucede en realidad. La vida misma se trata de construir,
pero no todos nos preparamos para colocar los cimientos apropiados. Algunos creyentes
se encuentran cansados, confundidos y desalentados al no ver los resultados que desean
en su vida o familia. La vida cristiana para muchos no ha representado un verdadero
cambio en su condición y no logran ver la causa de su situación.

Te animamos a abrir tu mente y tu corazón a la Palabra de Dios. Permite al Espíritu Santo


que te muestre la verdad que te ayudará a ver con claridad la importancia de poner
cimientos firmes en tu fe cristiana, los fundamentos que necesitas para tomar un nuevo
impulso y fortalecer tu vida personal y familiar.

La importancia de los cimientos

47 “Les mostraré cómo es cuando una persona viene a mí, escucha mi enseñanza y
después la sigue. 48 Es como una persona que, para construir una casa, cava hondo y echa
los cimientos sobre roca sólida. Cuando suben las aguas de la inundación y golpean contra
esa casa, esta queda intacta porque está bien construida. 49 Pero el que oye y no obedece
es como una persona que construye una casa sin cimientos. Cuando las aguas de la
inundación azoten esa casa, se derrumbará en un montón de escombros.” Lucas 6:46-48
NTV
▪ Siempre estamos edificando o construyendo, pero no siempre estamos
conscientes de ello. La vida misma se trata de construir, pero no todos nos
preparamos para colocar los cimientos.

▪ En la vida necesitamos poner cimientos para construir, “… al construir una


casa, cavó bien hondo y puso el cimiento sobre la roca.” Todas las áreas de
nuestra vida se sustentan sobre principios espirituales, el matrimonio y la
familia, mas que ninguna otra cosa, requiere cimientos fuertes.

▪ Las tormentas ponen en evidencia la clase de cimientos en los que hemos


edificado. “…y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella
casa…” 48b

▪ El problema no es la tormenta, el problema en si mismo no son las crisis, el


problema es la falta de cimientos. El problema es la ausencia de principios
bíblicos operando en nuestra vida personal, familiar y pública.

▪ Hay algo que es seguro: La crisis siempre aparecerá, las tormentas vendrán.

“Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa…”
Mateo 7:25a

▪ La diferencia está en los cimientos. ¿Sobre “qué” o sobre “quién” está fundada
tu vida, tu identidad, tu matrimonio y tu familia?

“… y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.” Mateo 7:25b

▪ ¿Está tu vida y tu valor propio fundado sobre “La Roca”?, ¿Es Jesús el cimiento
de tu identidad, de tu matrimonio y de tu familia?

▪ Si Jesús no es el fundamento de tu vida y el centro mismo de tu familia, tu


hogar no tendrá un cimiento fuerte. Las tormentas vendrán y será imposible
mantener la casa firme ante los embates de los conflictos y el egoísmo de
nuestro corazón.

Cuatro cimientos imprescindibles para tu vida espiritual

1. El cimiento de la fe

5 “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus
fuerzas. 6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; 7 y las
repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al
acostarte, y cuando te levantes.” Deuteronomio 6:5-7
▪ Lo primero que necesitas para un cimiento fuerte es una fe pura y viva. La fe
que Dios espera de nosotros es una fe sencilla, pero que nace del corazón. “Y
amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus
fuerzas.

▪ La fe que necesitas para edificar tu vida y tu hogar, es una fe que primero debe
ser abrazada y cultivada en lo profundo de tu corazón. “Y estas palabras que yo
te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos…”

▪ La fe que necesitas para ser exitoso (a) y bendecido (a), es la fe que pone a
Jesucristo como el Señor absoluto de tu vida y el centro mismo de tu familia.

4 “Cristo es la piedra viva, rechazada por los seres humanos pero escogida y preciosa ante
Dios. Al acercarse a él, 5 también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está
edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo. 6 Así dice la Escritura:
«Miren que pongo en Sión una piedra principal escogida y preciosa, y el que confíe en ella
no será jamás defraudado.» 1 Pedro 2:4-6 NVI

▪ La fe es el “eje” mismo de tu vida, no puedes poner tu confianza en cualquier


persona o en cualquier cosa, tu absoluta confianza y total compromiso debe
ser puesto en Jesús.

▪ En Él tu estarás edificando sobre el único cimiento que puede asegurarte paz,


seguridad y crecimiento para tu matrimonio y familia. Cristo es la “piedra
escogida y preciosa” sobre la cual podemos construir un matrimonio y una
familia que sea fructífera.

2. El cimiento de la esperanza

“Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y no sólo en esto,
sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce
perseverancia.” Romanos 5:3 NVI

▪ Las tormentas y dificultades que enfrentamos en nuestra vida, nos ponen


bajo la presión necesaria para que nuestro carácter sea forjado. Cada
adversidad viene aparejada con la incomodidad y el sufrimiento que
producen esas indeseables crisis de la vida.

▪ Muchas de nuestras dificultades tienen que ver con expectativas rotas.


Alguien nos desilusionó o está haciendo algo muy distinto a lo que
esperamos que haga. Una mala o equivocada actitud de alguien nos causa
dolor o descontento.
▪ Debemos siempre tener presente que esas pruebas pueden ayudarnos a
dar fruto de perseverancia, paciencia y resistencia, si cuidamos que nuestro
corazón esté confiado en Dios, antes que en las personas.

▪ El dolor y las pruebas no son algo que Dios nos envía deliberadamente. El
no se alegra con nuestro sufrimiento, es un Padre compasivo y amoroso
que se duele de nuestra necesidad. Sin embargo, la adversidad es un
“recurso” que Dios usa para moldear nuestro corazón, nos da la
oportunidad de forjar carácter y crecer espiritualmente.

▪ Si nuestros ojos están puestos en las debilidades o errores de los demás,


será muy difícil que Dios pueda enseñarnos su propósito en medio de la
adversidad.

3. El cimiento del amor

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se


envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor.” 1
Corintios 13:4,5

▪ El amor que debemos poner como cimiento en toda nuestra vida es el perfecto
amor de Dios. El amor humano puede ser genuino, muy lindo, cálido y afectivo,
pero siempre será imperfecto y limitado.

▪ Nuestro amor humano es capaz de hacer muchas cosas buenas, pero es egoísta
en su naturaleza. Sin darnos cuenta de ello, el amor humano nos ciega y puede
convertirse en un sentimiento manipulador que busca satisfacerse a sí mismo
primero, antes que a otras personas.

“Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro


corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.” Romanos 5:5

▪ Mientras la fuente de amor sea abastecida por el Espíritu de Dios, esta


esperanza no defrauda a nadie, no avergüenza, no confunde, no desanima y
no deshonra.

▪ Existe una razón por la cual esta esperanza no se agota: ha sido construida en
el amor de Dios derramado en nuestros corazones. Si el amor humano se
desvanece y se desgasta, existe otro mejor recurso de cual podemos
abastecernos.

▪ Solo el amor perfecto de Dios derramado en nuestro corazón será un cimiento


duradero sobre el cual podremos edificar una vida fructifero y un hogar fuerte.
1. El cimiento de la obediencia

14 Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.
15 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; 16 porque yo
te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus
mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová
tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Deuteronomio
30:14-16

“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante
la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu
descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él
es vida para ti, y prolongación de tus días…” Deuteronomio 30:19,20

▪ Esta es una advertencia muy poderosa, Dios dice: “¡Escoge la vida, para que
vivas tú y tu descendencia …!”

▪ Desde el punto de vista del cielo, obedecer a Dios y vivir conforme a sus
propósitos, significa escoger la vida o la bendición. Por la parte contraria,
desobedecer significa dar la espalda a Dios y abrir la puerta a la maldición y
devastación, lo cual Dios nunca quiere que esto nos suceda.

▪ La palabra hebrea “berakah”, la cual se tradujo como “bendición” significa:


Prosperidad, habilidad otorgada para prosperar. Por el contrario, el término
“qelalah” lo cual es “maldición”, denota: Denigración, envilecimiento y
devastación.

▪ La bendición o prosperidad en la vida es el fruto de la obediencia y la


consecuencia de ajustarnos a los principios de Dios. La maldición es la
consecuencia inevitable de darle la espalda a Dios y no ajustarse a su Palabra.

▪ El plan de Dios es bendecirnos y habilitarnos para prosperar en todas las


esferas de la vida, pero esto no será posible sin la obediencia a su Palabra.

▪ Las bendiciones de Dios en nuestro hogar, son consecuencia de la obedecer y


honrar su palabra. Coloca este cimiento en tu matrimonio y familia y tus hijos
serán prosperados después de ti. Recuerda:

- No se trata de hacer lo que te gusta, se trata de hacer lo correcto


- No se trata de llegar a donde quieres, se trata de tomar el camino correcto.
- No se trata de sobresalir, se trata de permanecer.

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