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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio de Poder Popular para Educación


U.E.P. “Francisco Tamayo”
Santa Teresa del Tuy
Edo. Miranda
Área: Biología

Honestidad, generosidad, respeto así mismo y a los demás, importancia de la


responsabilidad, elementos de una comunicación efectiva.

Profesor: David Zambrano


Integrante: Edgardo Rodríguez
5to “U”
Los valores identificados como aquellos que dan fundamento a la apreciación positiva de
una persona, son en primer lugar la responsabilidad, seguida de la honestidad y el respeto.

La honestidad es el valor que nos permite vivir en la verdad, es un valor humano, una
actitud que siembra confianza en uno mismo y en aquellos que están en contacto con la
persona honesta. Hace que la persona actúe siempre con base en la verdad y en la auténtica
justicia, dando a cada quien lo que le corresponde, incluida ella misma. Es una condición
fundamental para las relaciones humanas, para la amistad y la auténtica vida comunitaria.
La honestidad respeta la vida, se caracteriza por la confianza, la sinceridad y la apertura, y
expresa la disposición de vivir a la luz de la verdad.

La honestidad es un valor de gran relevancia para alcanzar el verdadero sentido de la vida


humana, porque con ella inspiramos y ganamos la confianza de los demás.

La generosidad es una virtud muy importante que con frecuencia, se asocia únicamente con
el plano económico como si solo fuese posible ser generoso dando dinero a otra persona, un
error muy propio de una sociedad materialista y consumista. Ella no sólo se refiere al plano
material sino también, al emocional. Es decir, una persona puede ser generosa en cariño, en
paciencia, en sonrisas y en palabras bonitas. Pero además, una persona también puede ser
generosa en tiempo al estar disponible para los demás. Muestra el modo ser amable y
cercano en el trato de una persona que no sólo piensa en sí misma sino que también, se
interesa por el bienestar del otro.

Las personas generosas tienen una buena autoestima, son conscientes de que ellas son
importantes pero también saben que los demás, lo son. Son personas agradecidas que
quieren corresponder al cariño de los demás con iniciativas positivas y muestras de cariño.
Las personas generosas tienen suerte en la vida porque ellas mismas siembran su propia
suerte gracias a su actitud abierta y desinteresada.

La famosa regla de oro que dice: “no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a
ti”. Es la más perfecta forma de respeto, de un respeto que nace de la compasión.
Compasión significa ponerse en la piel del otro y “sentir” lo que siente. La regla de oro se
puede llevar un paso más adelante, haciendo al otro lo que deseamos que nos hagan.
Entonces estamos hablamos de afecto y de amor. El respeto al otro es aplicar la regla de oro
y la compasión. El que respeta no abusa ni saca ventajas del prójimo ni de sus debilidades
ni de sus fortalezas. El que respeta incluye al otro, le ofrece un espacio, lo oye y lo evalúa,
sin premura ni prejuicios. El que respeta utiliza la razón y la persuasión cuando existen
diferencias, no se vale del enojo ni de la amenaza, no se vale de la coerción ni de la
imposición.

Apliquemos estos conceptos al respeto por nosotros mismos. Ya que, la comunicación es la


esencia de la actividad organizativa y es imprescindible para su buen funcionamiento. Una
buena comunicación mejora la competitividad de la organización, su adaptación a los
cambios del entorno, facilita el logro de los objetivos y metas establecidas, satisface las
propias necesidades y la de los participantes, coordina y controla las actividades y fomenta
una buena motivación, compromiso, responsabilidad, implicación y participación de sus
integrantes y un buen clima integrador de trabajo.

Una buena comunicación es aquella en la que se practica la escucha activa, es asertiva y


proactiva. No hay que olvidar que lo más importante en un proceso de comunicación no es
lo que se quiere decir, sino lo que la otra persona entiende.

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