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Dolo: (1º hipótesis de imputabilidad)

Art. 44 CC, dispone que el dolo “es la intención positiva de inferir


injuria (daño) a la persona o propiedad de otro”.
Cabe distinguir en esta parte que el dolo, en la sistemática del estudio
del derecho civil, basado en la legislación positiva, se estudia desde una triple
perspectiva: como elemento del delito civil (que es lo que nos ocupará en el
estudio de la responsabilidad extracontractual); como vicio del
consentimiento (que se estudia en el acto jurídico); y, como causa del no
cumplimiento exacto y oportuno en las obligaciones (que es lo que
estudiaremos en ésta parte).
En la última situación descrita, el dolo consiste en la intención positiva
entonces del deudor de perjudicar al acreedor, demorando el cumplimiento
de la obligación o no cumpliendo ésta en todo o parte; y produce el efecto de
agravar la responsabilidad del deudor. Esto se traduce de acuerdo al art.
1558 inc. 1º CC en que: “si no se puede imputar dolo al deudor, sólo es
responsable de los perjuicios que se previeron o pudieron preverse al tiempo
del contrato; pero si hay dolo, es responsable de todos los perjuicios que
fueron una consecuencia inmediata o directa de no haberse cumplido la
obligación o de haberse demorado su cumplimiento”. (perjuicios directos
previstos e imprevistos)

En cuanto a la prueba del dolo, en los vicios del consentimiento el art.


1459 CC dispone que éste no se presume, salvo excepciones legales, pero
ninguna norma similar existe respecto del dolo como causa del
incumplimiento contractual, pero no hay razón diferente para concluir una
solución distinta si se aplica un criterio de normalidad, en donde lo anormal
es lo que deberá probarse, o sea el dolo, ya que lo usual será el cumplimento
leal de las partes. Por tanto tocará a quien lo invoque, la prueba del dolo.
(Casos en que el dolo se presume art 1301 CC, 968 Nº 5 CC, 280 CPC)

En cuanto a los efectos del dolo: Esto se refiere a los perjuicios de que
responde el deudor cuando le es imputable dolo y perjuicios de los que
responde cuando sólo le es imputable culpa.
Ya se dijo que el dolo en esta parte agrava la responsabilidad del
deudor.
Si no lo hay, sólo responde de los perjuicios previstos o que pudieron
preverse al tiempo del contrato.
Si hay dolo, responde de todos los perjuicios inmediatos o directos de
no haberse cumplido la obligación o de haberse demorado su cumplimiento.
La jurisprudencia ha señalado que los perjuicios que se previeron o
pudieron preverse son los que derivan necesariamente de la obligación
misma y que tienen relación íntima con ella.

Renuncia del dolo: El dolo no puede renunciarse ni condonarse


(perdonarse) anticipadamente (art. 1465), de otro modo sería aceptar la
celebración de actos ilícitos. Cuestión distinta es la renuncia una vez
cometido, pudiendo el acreedor renunciar expresamente al derecho de
alegarlo.
Si por ejemplo un mandante aprueba sin mas la cuenta del mandatario
que en el desempeño de su cargo ha cometido dolo, no se entiende éste
condonado, sino cuando el acreedor liberara expresamente al deudor
(mandatario) de la responsabilidad por los actos dolosos cometidos. Se
requiere una manifestación expresa del acreedor, con conocimiento de los
actos dolosos de que se trate, sólo así se exime de responsabilidad al deudor
por el dolo que ha generado.

Posibilidad de modificar el efecto del dolo: Si bien no puede


condonase el dolo futuro, sí se permite que las partes en forma anticipada
modifiquen sus efectos en caso de producirse, ampliando o restringiendo las
estipulaciones de los contratantes podrán modificar éstas reglas la
indemnización de los perjuicios. Así el artículo 1558 inc. final CC dispone que
“Las estipulaciones de los contratantes podrán modificar estas reglas”. Es
decir, los contratantes podrían pactar que en caso de haber dolo, el deudor
responderá sólo de los perjuicios previstos y no de los imprevistos, o, incluso
más, al estipular que incluso pueda responder de los indirectos.
(Nota: Los perjuicios pueden ser directos o indirectos y los primeros a
su vez, previstos o imprevistos)

Culpa: (2º hipótesis de imputabilidad)

Concepto: Es la falta de diligencia, cuidado o prudencia que conforme a


la ley debe emplearse en el hacer o no hacer.
Se la entiende también como la falta de diligencia o cuidado que los
hombres prudentes emplean ordinariamente en sus actos y negocios
propios.
Un hecho u omisión se dice culposo cuando de verifica a causa de
negligencia, imprudencia, descuido o impericia, o bien por inobservancia de
leyes, reglamentos, u otras normas de carácter jurídico, pero siempre sin la
intencionalidad propia del dolo.
Si bien el concepto de culpa es uno sólo, de acuerdo a las
circunstancias en que tenga lugar, permitirá distinguir entre culpa contractual
si incide en el cumplimiento de las obligaciones; o culpa extracontractual, si
incide en un hecho cualquiera y en ausencia de un vínculo jurídico previo,
suponiendo sólo existente el deber general de no dañar a otro. Una y otra se
rigen por normas distintas.
Hay culpa contractual, cuando el deudor por negligencia no cumple
íntegramente una obligación preexistente o la cumple en forma tardía. Si de
lo anterior se sigue daño al acreedor, el deudor incurre en responsabilidad y
está obligado a indemnizar.

Graduación de la culpa; culpa in concreto, culpa in abstracto:


El grado de negligencia en que incurra el deudor se puede medir en
concreto o en abstracto.
Se habla de culpa in concreto, cuando ella se mide tomando como base
la diligencia que general o normalmente el propio deudor pone en la
administración de sus negocios si en el cumplimiento de sus obligaciones
comete una negligencia o descuido en que no habría incurrido en dicha
administración, se le considera culpable. Aquí se compara la diligencia
guardada en la administración de sus asuntos o negocios y la empleada en el
cumplimiento de sus obligaciones. También se considera culpa in concreto,
aquella en que no recurre a comparación alguna y que el juez establece o no,
tomando en cuenta la diligencia o negligencia que el deudor ha puesto en el
cumplimiento de la obligación de que particularmente se trata.
Se habla de culpa in abstracto, la que se mide tomando como base la
diligencia que generalmente despliega un hombre normal en la
administración de sus asuntos, hombre normal que se conoce o se encarna
en el “buen padre de familia”. Aquí si el deudor en el cumplimiento de sus
obligaciones comete una negligencia que no habría cometido ese “hombre
abstracto”, el buen padre de familia, incurre en culpa.

Graduación de la culpa en el Código Civil: De acuerdo al artículo 44 CC,


se distingue entre:
1.- Culpa grave, negligencia grave, culpa lata: Es la que consiste en no
manejar los negocios ajenos con aquel cuidado que aún las personas
negligentes y de poca prudencia suelen emplear en sus negocios propios. En
materia civil equivale al dolo.
2.- Culpa leve, descuido leve, descuido ligero: Es la falta de aquella
diligencia o cuidado que los hombres emplean ordinariamente en sus
negocios propios. El que debe administrar un negocios como un buen padre
de familia es responsable de ésta especie de culpa.
3.- Culpa o descuido levísimo: Es la falta de aquella esmerada diligencia
que un hombre juicioso emplea en la administración de sus negocios
importantes.

Menor o mayor responsabilidad del deudor según el grado de la culpa:


La culpa grave o lata, es la que exige al deudor el mínimo de cuidado o
atención, por lo que entendiendo que ante un incumplimiento, la desidia ha
sido tan grande, en materia civil se le hace asimilable al dolo, pues mira al
deudor animado de la intención de dañar.
En la culpa leve, nuestro código el modelo de persona que emplea el
cuidado ordinario o mediano en sus negocios, es el buen padre de familia.
Quien comete un descuido o negligencia que no cometería este buen padre
de familia, incurre en esta clase de culpa, que por lo demás es la que más
corrientemente se incurre.
La culpa levísima es la que, para no incurrir en ella, obliga a desplegar
el máximo de cuidado, como lo es la “esmerada diligencia que un hombre
juicioso emplea en la administración de sus negocios importantes”.

Importancia de la clasificación y culpa de que se responde en las


diversas clases de contratos:
La importancia de la clasificación consiste en determinar con ella el
diferente grado de culpa de que responde el deudor en las diversas clases de
contrato, atendiendo a la desigual utilidad que éstos reportan a las partes, tal
cual lo dispone el art. 1547 CC.
El artículo precitado en su inciso primero, señala que “El deudor no es
responsable sino de la culpa lata en los contratos que por su naturaleza sólo
son útiles al acreedor; es responsable de la leve en los contratos que se hacen
para beneficio recíproco de las partes, y de la levísima, en los contratos en
que el deudor es el único que reporta beneficio”.
Ejemplo del primero: Contrato de depósito, que es un contrato a título
gratuito en que una de las partes entrega a la otra una cosa corporal y
mueble para que la guarde y la restituya en especie a voluntad del
depositante. Este contrato sólo beneficia al acreedor y es una carga para el
depositario quien no cobra remuneración alguna por éste depósito.
Responderá entonces sólo de la culpa grave aunque las partes pueden pactar
responsabilidad por otra clase de culpa.
Ejemplo del segundo: Contrato de arrendamiento. Este contrato
bilateral, reporta beneficio a ambas partes, para una es el precio del
arrendamiento y parta la otra el goce de la cosa.
Ejemplo del tercero: Contrato de comodato o préstamo de uso. Este es
aquel en que una de las partes entrega a la otra gratuitamente una especie,
mueble o raíz, para que haga uso de ella, y con cargo de restituir la misma
especie después de terminado el uso. Aquí el comodatario es obligado a
emplear el mayor cuidado en la conservación de la cosa.

Apareciendo que lo anterior es la regla general, ello debe entenderse


en el silencio de las partes o inexistencia de alguna norma legal que
establezca expresamente otro régimen de responsabilidad, por lo que se
permite a las partes alterar lo anterior, pactando grados distintos de
responsabilidad por culpa recordando que la única limitación es la liberación
o eximición de la culpa grave que la ley la asimila al dolo, el cual nor cierto no
se puede condonar en forma anticipada como ya se dijo; así como también la
ley en casos excepcionales puede alterar la regla descrita. En este último caso
se cita el ejemplo del “depósito necesario”, el cual se da cuando la persona
del depositario no depende de la libre voluntad del depositante como en el
caso de incendio, ruina, saqueo u otra calamidad. Como el depósito sólo
beneficia al depositante y el depositario o deudor sólo responderá de la culpa
grave, como se trata de circunstancias excepcionales y especiales, la ley
extendió la responsabilidad de éste último a la leve.

Prueba de la culpa:
La culpa contractual se presume. Esto fluye claramente de dos
disposiciones.
La primera: “La prueba de la diligencia o cuidado incumbe al que ha
debido emplearlo; la prueba del caso fortuito, al que lo alega” (art 1547 inc.
3º CC)
La segunda: “Siempre que la cosa perece en poder del deudor, se
presume que ha sido por hecho o por culpa suya” (art. 1671 CC)
En consecuencia, presumiéndose culpable el incumplimiento del
deudor, es a éste a quien corresponde liberarse de responsabilidad probando
que ha empleado o desplegado la debida diligencia o cuidado y que el
incumplimiento o retardo se ha debido a un caso fortuito o fuerza mayor,
cuya prueba también pesará sobre el deudor.
Al acreedor entonces no le toca probar la culpa, sólo le basta con
acreditar la existencia de la obligación y el incumplimiento.
Puede suceder en todo caso que el deudor alegue estar liberado de
cumplir su obligación en razón de haberse extinguido ésta por culpa del
acreedor y en éste caso, es a éste deudor a quien le cabe probar la culpa del
acreedor, lo que por cierto constituye una excepción a lo que acabamos de
analizar y que encuentra aplicación en el contrato de mandato. Si el
mandante (acreedor) alega el incumplimiento del mandatario, pero a su vez
el mandatario alega que su mandante no le ha cumplido por ejemplo en el
pago de la remuneración estipulada o usual, éste acreedor se transforma a su
vez en deudor de su mandatario y no puede dispensarse el mandante
alegando que el mandatario no ha cumplido el encargo, salvo que le pruebe
culpa.

Efectos de la culpa; perjuicios de que responde el deudor al cual ella le


es imputable.
Aquí cobra aplicación lo ya señalado y dispuesto en el inciso 1º del
art´iiculo1558 CC. La primera parte dispone que “Si no se puede imputar dolo
al deudor ...", es decir, en los casos de culpa, el deudor sólo es responsable
de los perjuicios previstos o que pudieron preverse al tiempo del contrato, o
sea de los perjuicios previstos en la clasificación antes referida.

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