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I.- INTRODUCCION
El control es un elemento esencial en una organización social y política, como es
una Nación republicana y democrática, ya que permite verificar y corregir el diseño
institucional que la soberanía popular ha prescrito, a través de la Constitución
Política y las leyes; y en cuanto a la Administración, permite el aseguramiento del
cumplimiento por la autoridad pública, del ejercicio de sus potestades con resguardo
de las garantías constitucionales. Así, el Principio de Juridicidad y la estricta
sujeción de las autoridades públicas a la ley para ejercer potestades públicas, previa
investidura regular, y en el marco de las competencias asignadas expresamente por
ella, con sujeción al Derecho (art. 6° y 7° C.P.), sería una mera prescripción si no
existieren modalidades de control jurídico. De este modo, el Control como sistema
de verificación y corrección de la legalidad, está directamente vinculado al concepto
de Estado de Derecho, y ciertamente se relaciona asimismo, con la democracia
como forma política de gobierno nacional. De este modo, el control requiere de la
independencia necesaria, que le otorga el modelo democrático, que se traduce en
una serie de garantías de independencia, objetividad y respeto para la realización
de esta labor. La arbitrariedad de un gobierno totalitario o de facto, avasallaría con
las normas y principios que regulan la existencia de una Nación. El control es así,
un mecanismo de contención para la extralimitación en el uso de los poderes
públicos, que se constituye así en un amparo para los administrados. El control, en
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No obstante, los Ministros de Estado no podrán ser citados más de tres veces a una
misma comisión investigadora, sin previo acuerdo de la mayoría absoluta de sus
miembros.
parte de la Administración del Estado a través de los que estas directrices y planes
se llevan a cabo; por ello tampoco es procedente que la fiscalización se restringa
solo a los actos de aquellas autoridades acusables constitucionalmente.
Entendemos, por tanto, que el Gobierno, en un sentido orgánico, no se reduce solo
al Presidente de la República y sus colaboradores más cercanos, Ministros de
Estado, Intendentes y Gobernadores; el problema resulta ser determinar qué
órganos y autoridades quedan fuera de él. Debe excluirse, en primer lugar, al Poder
Judicial y al Congreso Nacional al ser ello un corolario forzoso del principio de
separación de poderes. Por lo anterior, los órganos que conforman el Gobierno
también si bien incorpora dentro del concepto Gobierno a las empresas del Estado,
como a aquellas en las cuales este tiene participación mayoritaria, y las FF.AA.,
pero se excluyen a los Gobiernos Regionales y a las Municipalidades. (En 2001
hubo moción de censura sobre el Intendente de Valparaíso, y los Gobernadores de
Quillota y Casablanca, la que no prosperó, estimándose que los votos de censura
debían limitarse solo a los Ministros de Estado, como lo exigía el régimen
parlamentario).
Cabe señalar que la Carta Fundamental en el art. 52 N° 1 no habla de
Administración, como lo hace en el art. 38, sino que de Gobierno. Resulta, por tanto,
necesario realizar exclusiones de entidades que, formando parte de la
Administración del Estado, debe excluirse del concepto orgánico de Gobierno, al no
hallarse sujetas directa o indirectamente a las directrices de las altas autoridades
del país. Los organismos constitucionalmente autónomos también deben excluirse
al ser la propia Constitución la que les otorga autonomía, esto es, la posibilidad de
regular independientemente aspectos normativos, institucionales y organizatorios,
con independencia de si goza o no de personalidad jurídica. El poder central no
podrá ejercer respecto de ellos ni siquiera una supervigilancia por parte del
Presidente de la República, mas no del Legislador , pues estos aspectos están
dados por la propia Constitución, la cual se presenta como limite al ejercicio del
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desarrollo normativo que puede ejercer este. Con todo, los órganos
constitucionalmente autónomos estarán relacionados con el poder central por medio
de una relación de coordinación, “para garantizar la unidad de acción, así como la
eficiencia y la eficacia en la gestión”. Dado lo anterior, se vuelve impracticable la
obligación de respuesta a través del Ministro de Estado que corresponda, tal como
señala el art. 52 N°1, letra a, inciso 1 de la Carta Fundamental, ya que las eventuales
respuestas que se entreguen ante los acuerdos de la Cámara de Diputados
deberían ser entregadas, no por los Ministros, sino que por representantes de dicho
órgano al no estar este, como ya dijimos, ni siquiera en una relación de
supervigilancia respecto del Presidente de la República. Por lo dicho si bien forman
parte de la Administración del Estado, quedan excluidos del concepto Gobierno al
no estar sujetos a las directrices, directas o indirectas del Presidente de la
República, cabeza de este. Son excluidos, de este modo, el Consejo Nacional de
Televisión (art. 19 N° 12, inciso 6 de la Constitución), la Contraloría General de la
República (art. 98 de la Constitución), el Banco Central (art. 108 de la Constitución),
las Municipalidades (art. 118, inciso 4 de la Constitución).
La situación de los organismos con autonomía legal es distinta. Dicha autonomía
proviene solo de la ley, pudiendo ella establecer que dichos organismos quedarán
bajo la supervigilancia directa del Presidente de la República, o de éste a través de
un Ministerio (Las Superintendencias por ejemplo, de Electricidad y Combustibles,
De Salud, De Educación, De Medio Ambiente); es decir, la ley puede crear
organismos que queden sujetos a una relación de supervigilancia con el Presidente
de la República, directa o indirectamente. Sería correcto por ende afirmar los actos
de los organismos con autonomía legal que no queden, directamente o por medio
de un Ministerio, bajo la supervigilancia del Presidente de la República, no pueden
ser fiscalizados. Refuerza la idea anterior el art. 52 N° 1, letra a, inciso 1 de la Carta
Fundamental, en orden a que la respuesta a los acuerdos u observaciones debe
realizarse bajo el Ministro de Estado que corresponda. Además, al tener autonomía
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adecuadas para subsanar los vacíos que detecte. El Contralor General establecerá
las normas que regularán la forma, el plazo y las modalidades de las auditorías que
le corresponda efectuar al organismo fiscalizador. Sin perjuicio de las atribuciones
de la Contraloría General, los servicios públicos sujetos a su fiscalización podrán
contratar auditorías de sus estados financieros a empresas particulares externas.
Limitaciones al control de legalidad y auditorias de la CGR: La Contraloría
General, con motivo del control de legalidad o de las auditorías, no podrá
evaluar los aspectos de mérito o de conveniencia de las decisiones políticas
o administrativas. (art. 21-B Ley Orgánica CGR)
La rendición y examen de cuentas:
Rendición de cuentas: acto mediante el cual una persona somete al juicio de otra
la manera como ha administrado los recursos que se le han confiado, para cuyo
efecto debe proporcionar las razones o explicaciones que procedan, con los
documentos de respaldo pertinentes
Examen de cuentas: Estudio y reconocimiento que, conforme a pautas y
finalidades contempladas en la Ley, hace la Contraloría General de las cuentas que
previamente le han sido presentadas.
Consecuencias del Examen de Cuentas > RESULTADOS DEL EXAMEN DE
CUENTAS
> No se formulan observaciones > Finiquito
> Observaciones a la cuenta
> Formulación de Reparo – Juicio de Cuentas
b) Calificar y aprobar las cauciones que deben rendir los funcionarios obligados a ello
y mantener el registro de fianzas (mientras no se dicte el reglamento respectivo por
parte del P. de la República).
c) Llevar el Registro de las Declaraciones de Intereses y su custodia.
d) Recopilar y editar las leyes, reglamentos y decretos de interés general y
permanente.
e) Confeccionar y editar el Boletín de Jurisprudencia Administrativa y mantener
sistemas de información y orientación sobre la jurisprudencia existente y la
legislación dictada.
f) Además, le corresponde investigar toda denuncia o reclamo por actos contrarios al
ordenamiento jurídico, ya sea funcionario o persona interesada, sin que este
mecanismo obedezca a un procedimiento especial, 9 ya que la CGR debe motivarse
por su función esencial de resguardo del Principio de Legalidad en la Administración
del Estado.